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Pensando la Transición Constitucional

Programa

Participación ciudadana y Justicia Pluricultural


Depósito legal
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Primera edición,
La Paz, Bolivia,
septiembre de 2009
1000 ejemplares

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SIRCA Impresiones

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de sus autores
y no representa el
punto de vista oficial
de Compañeros
de las Américas
PLURALISMO JURÍDICO
YDIÁLOGO INTERCULTURAL

2009
Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

Ín d ice

Prólogo
Jénnifer M. Guachalla Escóbar 11

Los caminos de la descolonización por América Latina:


Jurisdicción indígena originaria campesina
y el igualitarismo plurinacional comunitario
Idón Moisés Chivi Vargas 19

Introducción 21
1. La jurisdicción ordinaria o los problemas de cambiar los
letreros de las puertas, sin ver el hecho colonial 25
1.1. América Latina 25
1.2. Bolivia 30
1.3. Elementos para una reinterpretación política
de la reforma judicial en Bolivia 32
1.4. La justicia boliviana:
•5•
herencia colonial y procesos contemporáneos 33
1.5. Bolivia: De las “reformas” a las políticas judiciales
descolonizadoras 36
1.6. Reforma judicial y pluralismo raquítico por América Latina 37
1.7. Estado plurinacional y jurisdicción indígena:
pluralidad y pluralismo 38
2. La jurisdicción “indígena originaria campesina”:
las ventajas de mirar la realidad y… no morir en el intento 41
2.1. Jurisdicción indígena (I): Una mirada al horizonte colonial 41
2.1.1. Quipus legislativos 41
2.2. Juan de Betanzos (1551) acciones prohibidas por el Inca quien: 44
2.3. Pedro Cieza de León (1553) acciones prohibidas 45
2.4. Fernando Santillán (1563) procedimientos de averiguación: 46
2.5 Cronista anónimo (1593) acciones prohibidas
y procedimientos de averiguación 46
2.6 Relación Anónima (ordenanzas) 49
2.7. Recopilación de las Leyes de Indias
o el pluralismo jurídico colonial 52
2.8. ¿Yel siglo XIX? 55
Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

3. Jurisdicción indígena (III): el largo siglo XX 57


3.1. “Justicia comunitaria”: vida, pasión y muerte de un concepto 61
4. Jurisdicción indígena originaria campesina.
Bases de su construcción conceptual 65
4.1 Del constitucionalismo como máscara del colonialismo,
a la descolonización constitucional 65
4.2 Igualitarismo jurisdiccional en Bolivia:
pluralidad y pluralismo en clave constitucional 69
5. Jurisdicción indígena originaria campesina:
bases para una Ley de Deslinde Jurisdiccional 71
5.1. El Bloque de Constitucionalidad
y la jurisdicción indígena originaria campesina 71
6. Bases para la Ley de Deslinde Jurisdiccional 77
6.1. El anteproyecto 81
Conclusiones 89

La articulación de dos sistemas jurídicos:


propuesta para una ley de deslinde jurisdiccional
Ramiro Molina Rivero 91
•6•

1. Introducción 93
2. Espacios y territorios: una disyuntiva conceptual 95
2.1. La perspectiva política de la territorialidad 95
2.2. La perspectiva antropológica de territorialidad 98
2.3. La territorialidad del Estado-nación moderno 100
2.4. Noción de territorio en la propuesta indígena boliviana 101
3. Jurisdicción jurídica indígena 103
4. Criterios y pautas de coordinación y cooperación 107
4.1. Definición de competencias 107
4.2. Auxilio judicial 108
4.3. Respecto a la paridad de funciones de actos jurídicos 109
4.4. Niveles de cooperación y coordinación 110
4.5. Garantías de los derechos fundamentales 112
Bibliografía 115
Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

Pluralismo Jurídico en Bolivia


Contenidos Básicos de la Ley de Deslinde Jurisdiccional
Carlos Alarcón Mondonio 117

1. Introducción – Resumen del documento 119


2. Jurisdicciones reconocidas en la Constitución 122
3. Función judicial única 125
4. Pluralismo jurídico 127
5. Presupuestos para el deslinde 129
5.1 Identificación de las jurisdicciones indígena
originario campesinas existentes 129
5.2 Identificación de la investidura de las autoridades
naturales existentes 130
6. Criterios para el deslinde 133
7. Organización de la jurisdicción indígena originario campesina 137
8. Relaciones entre los subsistemas jurídicos 139
9. Conclusiones 141

Hacia una ley de deslinde jurisdiccional


•7•
Desafíos y propuestas
Martha Rojas 143

Primera Parte
Desafíos del Sistema de Justicia Plural 145
1. Antecedentes 147
2. Marco teórico 151
3. La Constitución vigente y los desafíos 155
Segunda Parte
Criterios para la elaboración de una propuesta normativa 161
1. Delimitación de ámbitos de competencia 163
2. Principios en los que debe sustentarse el relacionamiento
de las diferentes jurisdicciones 173
3. Normas que permitan remitir el conocimiento
de los hechos ante la jurisdicción competente 177
4. Normas que establezcan los mecanismos de apoyo
de los órganos competentes
del Estado a la jurisdicción indígena originaria campesina 179
Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

5. Mecanismos para el control del respeto a derechos


y garantías fundamentales en la jurisdicción indígena
originaria campesina, y para la protección de los derechos colectivos 181

La jurisdicción indígena originaria campesina


en la Nueva Constitución Política del Estado
Álvaro Infante 183

Introducción 185
1. Marco teórico conceptual 188
2. Planteamiento de problemas 193
3. Análisis y desarrollo de los problemas planteados 195
3.1. Problema planteado Nº 1 195
3.2. Problema planteado Nº 2 199
3.3. Problema planteado Nº 3 199
3.4. Problema planteado Nº 4 200
3.5. Problema planteado Nº 5 201
4. Planteamiento de redacción de artículos sobre los temas analizados 203
5. Conclusiones 207
•8•
6. Recomendaciones 209
Bibliografía 211

La coordinación y cooperación entre la justicia indígena originaria


campesina y las otras jurisdicciones en Bolivia.
Un análisis desde el pluralismo jurídico y la interculturalidad
Miguel Ángel Aragón Burgos 213

Introducción 215
1. Pluralismo jurídico e interculturalidad jurídica 217
2. Lo pluri multi en pueblos de tierras bajas,
estado de la investigación sobre justicia indígena 221
3. La Jurisdicción Indígena Originaria Campesina (JIOC)
en el nuevo texto constitucional 227
4. Coordinación y cooperación entre la JIOC y las otras jurisdicciones 231
4.1. Aspectos clave a considerar en la Ley de Deslinde
entre la JIOC y las otras jurisdicciones 233
4.1.1. Aspecto clave: deslinde de competencias
y conflictos de competencia 233
Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

4.1.2. Aspecto clave: la descriminalización de la JIOC 239


4.1.3. Aspecto clave: Respeto para los actos jurídicos
de la JIOC 242
4.1.4. Aspecto clave: respeto para las decisiones de la JIOC 243
4.1.5. Aspecto clave: remisión de casos o situaciones 244
4.1.6. Aspecto clave: fortalecimiento de las autoridades de
la JIOC y pautas de relación con autoridades estatales 246
4.1.7. Aspecto clave: formas de cooperación operativa
y apoyo entre jurisdicciones 248
4.1.8. Aspecto clave: procedimientos y criterios
para resolver denuncias por presuntas violaciones
de derechos humanos por la JIOC 251
4.1.9. Aspecto clave: adecuación de las leyes 254
5. Conclusiones 255
6. Recomendaciones 257
Bibliografía 259

•9•
Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

• 10 •
PRÓLOGO

Jénnifer M. Guachalla Escóbar1

1 Licenciada en Derecho, especialista en Ciencia Política, Derecho Constitucional y Derechos


Humanos (Universidad Complutense de Madrid). Docente universitaria en materia constitucional
y penal. Ha publicado artículos sobre acceso a la justicia, reformas judiciales y sistema jurídico
indígena. Coordinadora del Programa de Pueblos Indígenas Originarios y Comunidades
Campesinas de la Defensoría del Pueblo (jguachalla26@gmail.com).
Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

omo conse cue ncia de un largo proce so de incide ncia y lucha de los
pueblos indígenas ante la comunidad internacional y el propio Estado
boliviano para el reconocimiento e incorporación de sus derechos en
e l catálogo de de re chos humanos, e s que ahora contamos con dos
instrume ntos inte rnacionale s -e l Conve nio 169 de la OIT y la De claración de
Nacione s Unidas sobre los De re chos de los Pue blos Indíge nas- que re conoce n
los derechos de los pueblos indígenas y una Constitución que recoge el contenido
de dichos instrumentos. En ese contexto, la nueva Constitución Política del Estado
reconoce el derecho de los pueblos indígenas a administrar sus propios sistemas
jurídicos, en el marco de su derecho a la libre determinación y autonomía.

La Constitución se ñala tambié n la ne ce sidad de formular una Ley de de sarrollo


constitucional sobre el tema, denominada Ley de Deslinde Jurisdiccional, con el
fin de de finir te mas como la jurisdicción y compe te ncia de l siste ma jurídico
indíge na y los me canismos de coordinación y coope ración e ntre e l siste ma
indígena y el ordinario.

Sin e mbargo, a pe sar de l re conocimie nto constitucional de l siste ma jurídico


indíge na que de riva de l re conocimie nto inte rnacional de los de re chos de los
• 13 •
pue blos indíge nas, la compre nsión de l te ma –principalme nte de l ciudadano
boliviano urbano- continúa siendo deficiente y confusa; y las relaciones entre el
sistema jurídico indígena y la justicia ordinaria, distan mucho de ser armónicas.

Es por eso que el valor de la presente publicación radica en el hecho de que las
distintas opinione s y propue stas e xpre sadas e n su inte rior por Martha Rojas,
Ramiro Molina, Idón Chivi, Migue l Aragón, Alvaro Infante y Carlos Alarcon,
contribuirán a me jorar la información que e l ciudadano tie ne sobre e l siste ma
jurídico indígena, y a introducir elementos de análisis en el proceso de formulación
y consulta de la mencionada Ley.

En e se conte xto, e l conte nido de e sta compilación se pue de clasificar de la


siguiente manera: i) información de contexto sobre el sistema jurídico indígena,
ii) análisis, come ntarios y propue stas sobre los te mas ce ntrale s de la le y de
deslinde jurisdiccional, es decir jurisdicción y competencia (material, personal y
territorial) del sistema jurídico indígena, relaciones entre las jurisdicciones indígena
y ordinaria, y control constitucional, y iii) come ntarios y propue stas sobre otros
temas relativos a la Ley de Deslinde.

Jénnifer M. Guachalla Escóbar


Prologo

i) Respecto a la información de contexto sobre el sistema jurídico indígena


conte nida e n la pre se nte publicación, cabe de stacar e l análisis incluido
por Chivi, sobre los últimos cuare nta años de Re formas Judiciale s e n
América Latina, en el marco de las cuales se constitucionalizan los derechos
de los pueblos indígenas –incluyendo el derecho a administrar su propio
sistema juridico- y el análisis histórico sobre la jurisdicción indígena en la
Colonia y la República; el de Rojas, sobre conceptos tales como monismo
jurídico, pluralismo jurídico, sistema jurídico, interculturalidad; y finalmente,
el de Aragón sobre la evolución de los conceptos de multiculturalismo e
interculturalidad y las tareas que nos plantea el pluralismo jurídico en un
contexto de interculturalidad jurídica, además de la descripción y recuento
de las investigaciones realizadas sobre los sistemas jurídicos de pueblos
indígenas en tierras bajas.

ii) Respecto a los temas centrales de la Ley de Deslinde Jurisdiccional, Ramiro


Molina nos propone el análisis del concepto de jurisdicción indígena sobre
la base de otros conceptos tales como los de borde, frontera, territorio y
territorialidad. Sin embargo, Molina advierte sobre la necesidad de que la
Ley de Deslinde defina claramente los parámetros adecuados para identificar
• 14 •
lo que de nominamos “jurisdiccione s indíge nas”; porque de lo contrario
la propuesta de ley podría caer en varios errores, tales como: generalizar
o confundir he chos e mpíricos que no corre sponde n a la misma unidad
social o simplemente -quedándose en lo declarativo- referirse a los niveles
de la comunidad mínima, sin considerar niveles mayores de tratamiento
de la justicia, se gún los dife re nte s parámetros organizativos je rárquicos.
Para Alarcón, e ste te ma tambié n te ndría re pe rcusión sobre e l Control
Constitucional que debe recaer sobre la jurisdicción indígena. Por su parte,
Chivi se ñala la importancia de vincular e ste te ma con e l principio de
igualdad e ntre jurisdicción indíge na y ordinaria; y la autoadscripción
identitaria.

El segundo de los temas centrales de la Ley de Deslinde Jurisdiccional -la


competencia del sistema jurídico indígena- es el más desarrollado por los
distintos autores que forman parte de la presente compilación, y en el que
más matice s tie ne la propue sta, sin e mbargo, todos coincide n e n la
importancia de su definición por parte de la Ley de Deslinde Jurisdiccional.

Jénnifer M. Guachalla Escóbar


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

El te ma de la compete ncia pe rsonal se plante a e n torno a la siguie nte


pre gunta: ¿La jurisdicción indíge na tie ne compete ncia para juzgar a no
indígenas? La pregunta es respondida negativamente por Alarcón, bajo el
argumento de que la Constitución ya define el tema en el contenido del
artículo 191.II de la Constitución. Sin embargo, el resto de los autores no
cre e n que e l te ma e sté ce rrado, por lo que plante an distintas formas de
interpretación constitucional y/o diversas circunstancias en las cuales podría
considerarse el juzgamiento de no indígenas por parte de la jurisdicción
indígena. En ese sentido, Rojas señala antecedentes en la jurisprudencia
del Tribunal Constitucional que apoyan dichos argumentos.

La discusión sobre la competencia material se plantea sobre la base de la


pre gunta: ¿Existe n he chos a mate rias e n los que la jurisdicción indíge na
originaria campe sina no pue da asumir compete ncia ple na? La te nde ncia
mayoritaria de los autore s que compone n la pre se nte compilación, e s la
de re conoce r la compe te ncia mate rial amplia e irre stricta de l siste ma
jurídico indígena, con los siguientes argumentos: a) ni la Declaración de
Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas ni el Convenio
169 de la OIT limitan la competencia material de la jurisdicción indígena,
• 15 •
b) la re stricción de la compete ncia mate rial de la jurisdicción indíge na
vulneraría los derechos a la libre determinación y autonomía de los pueblos
indíge nas, re conocidos por la De claración de Nacione s Unidas sobre los
Derechos de los Pueblos Indígenas, el Convenio 169 de la OIT y la propia
Constitución. Sin embargo, se reconoce la facultad de los pueblos indígenas
de inhibirse voluntariame nte de l conocimie nto de los conflictos que
conside re n fue ra de “su de re cho y/ o jurisdicción”. Al re spe cto, Alarcón
opina que debe excluirse de la competencia del sistema jurídico indígena,
los conflictos re lativos a las mate rias constitucional, agraria y me dio
ambie nte , ade más de conflictos vinculados a valore s e se nciale s que
caracte rizan a la socie dad y que garantizan su coe xiste ncia, cohe sión y
estabilidad, tales como la vida, los intereses del Estado (materia penal), la
patria potestad (materia familiar), la herencia “legítima” (materia civil), etc.

Sobre e l te ma de la compete ncia te rritorial, Infante plante a re sponde r a


la siguiente pregunta: ¿Cómo se determina la jurisdicción territorial de la
jurisdicción indígena originaria campesina?, al respecto tanto Alarcón como
Infante relacionan la respuesta con el establecimiento de las “autonomías
indíge nas”, sin e mbargo, tanto Rojas como Infante aclaran que e n tanto

Jénnifer M. Guachalla Escóbar


Prologo

no se formalicen las autonomías indígenas, la jurisdicción indígena originaria


campesina se ejerce en los territorios indígenas y tierras comunales donde
los pueblos indígenas habitan y ejercen control territorial.

Re spe cto al te rce r te ma ce ntral de la Le y de De slinde Jurisdiccional -las


relaciones entre la jurisdicción indígena y la jurisdicción ordinaria- Molina
e Infante propone n algunos me canismos jurídicos para me jorarlas, tale s
como el auxilio judicial, declinatoria de competencia, remisión y recuperación.
Aragón propone: a) prohibir cualquier forma de persecución o estigmatización
de autoridades indígenas que administran justicia y establecer sanciones
a los infractore s, y b) e l re speto a actos jurídicos propios de los pue blos
indíge nas tale s como unione s conyugale s, nacimie ntos, de funcione s,
nombre s, filiación, formas de contratos, transmisión, transfe re ncia de
propiedad, etc.

Con relación al tema de derechos fundamentales y el control constitucional


Aragón señala como principios del control constitucional, “la interpretación
inte rcultural de los de re chos humanos” y “la autonomía de los pue blos
indigenas”. Por su parte Molina y Chivi señalan la importancia del Tribunal
• 16 • Constitucional e n e l control de la violación de de re chos fundame ntale s.
Sin e mbargo, Rojas advie rte que e l Tribunal Constitucional Plurinacional
sólo conocerá las acciones de control constitucional a la jurisdicción indígena
en revisión, por lo que propone crear tribunales de garantías compuestos
exclusivamente por autoridades indígenas o que todos los tribunales locales
de garantías estén conformados de forma plurinacional, para el conocimiento
de acciones relativas al control constitucional de la jurisdicción indígena.

iii) Finalmente, los autores de los artículos contenidos en la presente publicación,


proponen algunos otros temas de discusión -que si bien no son centrales
en el tratamiento de la Ley de Deslinde Jurisdiccional- su desarrollo normativo
podría contribuir al mejoramiento del reconocimiento del sistema jurídico
indígena y/ o de la relación de éste con el sistema jurídico ordinario. Estos
te mas son: a) de re cho indíge na o facultad le gislativa de los pue blos
indíge nas, b) conflictos de compete ncia con la justicia ordinaria y e ntre
pueblos indígenas, c) fortalecimiento de la jurisdicción indígena, d) principios
e n los que de be suste ntarse la re lación e ntre jurisdicción indíge na y
ordinaria (tale s como pluralismo jurídico, inte rculturalidad, igualdad, pro
autonomia, non bis in idem).

Jénnifer M. Guachalla Escóbar


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

Por otra parte, tanto Rojas como Infante sugieren revisar las condiciones
en las que se juzgan a miembros de pueblos indígenas en la jurisdicción
ordinaria, y proponen la incorporación –dentro de la Ley de Deslinde- de
mecanismos jurídicos (atenuantes o causas de exención de responsabilidad
penal, criterios de oportunidad reglada, causas de justificación, etc.) que
pe rmitan a los mie mbros de pue blos indíge nas contar con un “de bido
proceso”.

• 17 •

Jénnifer M. Guachalla Escóbar


Prologo

• 18 •

Jénnifer M. Guachalla Escóbar


Los caminos de la descolonización
por América Latina: Jurisdicción
indígena originaria campesina
y el igualitarismo plurinacional
comunitario

Idón Moisé s Chivi Vargas


Son comunidades, pueblos y naciones indígenas los que
te nie ndo una continuidad histórica con las socie dade s
anteriores a la invasión y precoloniales que se desarrollaron
en sus territorios se consideran distintos de otros sectores
de las sociedades que ahora prevalecen en esos territorios
o e n parte de e llos. Constituye n ahora se ctore s no
dominantes de la sociedad y tienen la determinación de
preservar, desarrollar y transmitir a futuras generaciones
sus territorios ancestrales y su identidad étnica como base
de su e xiste ncia continuada como pue blo, de acue rdo
con sus propios patrone s culturale s, sus institucione s
sociales y sus sistemas legales.

Subcomisión de Pre ve nción de Discriminacione s y


Protección a las Minorías de las Naciones Unidas, Estudio
del Problema de la Discriminación contra las Poblaciones
Indígenas, Doc. ONU E/ CN.4/ Sub.2/ / 1986/ 7/ Add.4, párr.
379 [1986].
Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

Introducción

Sin duda, la amnesia del derecho moderno estriba en un olvido histórico, en el


olvido de su orige n. Y e s que e l Estado y e l de re cho “mode rnos” le de be n su
existencia a un acto colonial y terriblemente dramático: el genocidio de las Indias
ayer.

El genocidio primero, el del colonialismo español encuentra su envase normativo


en una pieza de arqueología jurídica: la recopilación de las leyes de Indias.

El ge nocidio se gundo: e l libe ral vino ya con e nvase de de re chos, vino e n


constitución y, códigos y… se quedó.

Las e structuras e statale s y los sabe re s jurídicos conte mporáne os le de be n al


genocidio primero su existencia. Este detalle es algo que se olvida olímpicamente,
desde las construcciones normativas actuales, desde la enseñanza universitaria
y la investigación académica.
• 21 •
La globalización de l de re cho no sólo lo e vade inte ncionalme nte , sino que lo
encubre. Por lo que dice, por lo que calla, por lo que anuncia y por lo que ignora.

Evadie ndo e ignorando e l ge nocidio prime ro, la globalización de l de re cho ha


tratado de poner frenos a los procesos emancipatorios que hoy se abren por toda
América Latina.

Estos procesos igualitarios son tales, por su sentido común y no por otra cosa, y
la justicia, particularme nte la nue stra —la de los prime ros habitante s de e stas
tie rras—, e s hoy e l lugar donde la historia re publicana de sarrolla su re de nción,
su renovación y desarrollo igualitario en el marco de los derechos humanos, de
todos los humanos, humanas, indígenas y no indígenas.

Somos e ntonce s, y nue stra jurisdicción indíge na lo e s, la mue stra de que más
allá de la compatibilización de “justicias”, e s posible de sarrollar coe xiste ncias
jurisdiccionales en beneficio de la paz social y la construcción de solidaridades
individuales y colectivas, entre diversos y diferentes. Estos procesos igualitarios,
son un tiempo intenso de preguntas fuertes y respuestas muchas veces raquíticas.

Idón Moisé s Chivi Vargas


Los caminos de la descolonización por América Latina

Hasta e l pre se nte , los e studios jurídicos re fe ridos a los sabe re s normativos
indígenas y los procedimientos no oficiales para su aplicación, han dado como
re sultado ajuste s institucionale s de orde n “parale lo” e ntre Estado y pue blos
indíge nas que lue go han sido constitucionalizados e n gran parte de Amé rica
Latina. Constitucionalizados y dejados en el olvido.

A pesar de ello, el panorama es preocupante cuando se entra a revisar la producción


constitucional relativa a pueblos indígenas y administración de justicia. Es en este
campo de lucha donde e l vacío e n e l conocimie nto e s notoriame nte se nsible ,
preocupante y de denuncia.

Por su lado, las organizacione s indíge nas de l Contine nte y e l mundo, de spué s
de un cuarto de siglo e n pe re grinaje logran —e n se ptie mbre de l 2007— la
Proclamación de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas convertida
en el primer instrumento internacional de derechos humanos cuyas disposiciones
son vinculante s y de obligatorio cumplimie nto para los Estados, tal como lo
dispone su artículo 42.

La citada De claración e stable ce —ade más—e n su artículo quinto: “Los pue blos
• 22 • indígenas tienen derecho a conservar y reforzar sus propias instituciones políticas,
JURÍDICAS, económicas, sociales y culturales, manteniendo a la vez su derecho
a participar ple name nte si lo de se an, e n la vida política, e conómica, social y
cultural de los Estados”.

Por tanto, la declaración tiene como eje central el Derecho a la Cultura Propia en
condiciones de igualdad que el Derecho Estatal. Este dato no debe comprenderse
como parale lismo jurídico sino como “pacto de coe xiste ncia radicalme nte
democrática entre saberes y prácticas institucionales propias y válidas para cada
ámbito de vida”.

Este aspe cto e scasame nte pe rcibido constituye e l ce ntro de gravitación para
re solve r e quívocos pe rmane nte s, de e nfre ntamie ntos pocas ve ce s fructífe ros
entre juristas y cultores de otras ciencias sociales; de enfrentamientos conceptuales
entre líderes indígenas, decisores políticos y la comunidad académica.

No mirar este hecho ha generado un problema mucho más grande aún: por un
lado, los teóricos de las ciencias sociales no han enfrentado adecuadamente el
funcionamiento real de las diferencias y lugares comunes entre culturas jurídicas
y el cómo de su normativización en un mismo Estado. Mientras que, por su lado,

Idón Moisé s Chivi Vargas


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

los juristas no logran construir un horizonte te órico que ayude a conciliar las
diferencias y los lugares comunes en conflicto.

A no dudarlo, en Bolivia se vive un tiempo político emancipatorio y complementario,


e mancipatorio de l tute laje doctrinal anglo-e uro-cé ntrico, e mancipatorio por e l
de safío de cre ar de re cho de sde la re alidad y no al re vé s, comple me ntario por
compre nde r que los sabe re s aje nos tie ne n sus propios ámbitos de valide z que
también son nuestros.

Lo sabemos: la ley por sí sola no cambia la realidad, pero es una poderosa ayuda
para su transformación en beneficio de la dignidad humana.

El pre se nte docume nto e stá dirigido a le ctore s que transitan e n los pasillos de
las cortes, de abogados que ocupan un lugar en un campo de lucha, donde decir
la ve rdad de l de re cho e s cue stión de vida o mue rte , de libe rtad o prisión. Un
campo de lucha donde el lenguaje de los indígenas puede ser bienvenido, pero
no por e llo ace ptado sin pagar sus costos; e l pluralismo no pue de se r tal si no
va acompañado de la pluralidad. También está dirigido a las autoridades indígena
originaria campesinas, que en el tiempo presente, no sólo pueden recuperar el
pasado, sino construir nue vas formas de e je rcicio jurisdiccional, de fe ndie ndo • 23 •
sustancialmente la dignidad humana, tenemos la autoridad histórica de nuestro
lado.

Por ello este documento inicia su giro, mostrando un estado de situación de la


ju sticia o rdin aria, tal co m o la ve m o s de sde la le n te de sco lo n izado ra,
sorprendiéndonos con el presente institucional. Seguimos el documento con una
le ctura histórica para de spe jar fantasmas e n e l camino, los lugare s de de re cho
indíge na e n su de bate . Finalizamos con e l bloque constitucional de e je rcicio
jurisdiccional indígena originario campesino, las bases constitucionales para su
re alización. Claro e stá que e l docume nto no cie rra e l de bate , sino que e s sólo
parte de uno mayor: de sarrollo constitucional de sde e l Estado plurinacional
comunitario.

Idón Moisé s Chivi Vargas


Los caminos de la descolonización por América Latina

• 24 •

Idón Moisé s Chivi Vargas


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

1. La jurisdicción ordinaria o los proble mas


de cam biar lo s le tre ro s de las pu e rtas,
sin ve r e l he cho colonial…

1.1. Amé rica Latina

Cuarenta años de reforma judicial en América Latina ponen en evidencia el gran


problema de nuestros sistemas judiciales: su pesada herencia colonial1.

Una he re ncia, que no de be se r e nte ndida ni confundida con la re producción


simple de mecanismos coloniales, sean éstos institucionales y organizacionales,
que para e l caso da lo mismo, sino más bie n como dispositivos e xce sivame nte
co mple jo s y que e ncubre n la co lo nialidad e n e nvase s atractivo s co mo
mode rnización, te cnología y globalización, ade más de un largo e tcé te ra, de
argumentos que hoy por hoy han entrado en desuso, tanto en el lenguaje político
como en el técnico de las “reformas” judiciales.
• 25 •
Sin duda, los estudios sobre reforma judicial en nuestros países son escasos. A
ello se une un marcado acento descriptivo y apego a las líneas institucionales de

1 Para un panorama amplio sobre Colonialidad, saberes jurídicos y sistemas de justicia véase:
Rodríguez Veltzé (2009), Binder (2007); VJDH -República de Bolivia (2006); Chivi (2006);
Rodríguez (2005); Orellana (2004), Estella Nagle (2003). Para el caso específico de colonialismo
y constitucionalismo véase de Bartolomé Clavero (1995; 2003; 2006; 2007). En general sobre
Colonialidad del Saber y construcciones políticas: La colonialidad del saber: eurocentrismo y
ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas. De Edgardo Lander (Comp.) Bs. As.: CLACSO,
2000. Para una comprensión política de colonialidad y plurinacionalismo puede verse de Jorge
Enrique Gonzalez (ed.) su Nación y Nacionalismo en América Latina. Bogotá: Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales, 2007, y muy especialmente el capítulo de Fernando
Vizcaino “Estado Multinacional y Globalización”. págs. 29-64. Asímismo, puede consultarse de
y su Derecho Constitucional para la Sociedad Multicultural. Madrid: Trotta, 2007, en este libro
se evidencia las limitaciones del derecho constitucional anclado en el liberalismo, sea cual
fuere su versión (clásico, de bienestar o neoliberal), de ahí se pasa revista a las experiencias
más recientes de constitucionalismo en países diversos y pluriculturales.

Idón Moisé s Chivi Vargas


Los caminos de la descolonización por América Latina

las agencias financieras que apoyan estos estudios 2. En general, se nos plantea
que

La re forma judicial se pe rcibe de sde hace mucho tie mpo como una condición
pre via para la consolidación de la de mocracia y de l de sarrollo suste ntable e n
Latinoamérica. La mayor parte de los países de la región inició la última década
de l siglo XX con institucione s judiciale s dé bile s, ine ficie nte s y políticame nte
vulnerables. Pocos fueron capaces de lograr un equilibrio adecuado con el Poder
Ejecutivo, garantizar el respeto pleno de los derechos humanos y civiles básicos,
promover un entorno conducente al desarrollo económico, especialmente para
la inversión nacional e internacional, y proporcionar a sus ciudadanos los elementos
esenciales de la seguridad. Contaban con códigos penales anticuados, tribunales
con estructuras organizativas y presupuestarias insuficientes, jueces y funcionarios
judiciale s y policiale s mal re mune rados e inade cuadame nte capacitados,
procedimientos jurisdiccionales que demostraban niveles mínimos de transparencia
y condiciones penitenciarias generalmente deplorables.

Muchos países de la región reconocieron estos problemas. Con el estímulo y el


respaldo de la comunidad internacional, iniciaron programas y proyectos para la
renovación integral de sus sistemas e instituciones judiciales. Estas iniciativas han
• 26 •

2. Trabajos pioneros en este sentido ya los encontramos desde inicios de los noventa, puede
verse por ejemplo: Justicia y Desarrollo en América Latina y el Caribe. Seminario patrocinado
por el Banco Interamericano del Desarrollo. San José de Costa Rica, 1993, Washington D.C.,
o también: La justicia más allá de nuestras fronteras experiencias de reformas útiles para
América Latina y el Caribe. Christina Biebesheimer / Carlos Cordovez (edit.), Washington
D.C.: Banco Interamericano de Desarrollo, 1999; Hammergren, Linn: Quince años de reforma
judicial en América Latina: dónde estamos y por qué no hemos progresado más. 2000; Carrillo
Flores; Los retos de la Reforma de la Justicia en América Latina. 2000; y Felipe Saéz, La
naturaleza de las reformas judiciales en América Latina 2000. En: Reforma Judicial en América
Latina: Una tarea inconclusa. Disponible en . Este sitio es de la Organización de Estados
Americanos. Para una posición neoinstitucionalista puede verse de Linn Hammergren ¿Hemos
llegado?: El desarrollo de estrategias empíricas para la reforma judicial. Revista del CLAD:
Reforma y Democracia. No. 23. (Jun. 2002). Caracas, Venezuela. Para una visión sobre la
independencia judicial y la incidencia de la cooperación internacional en ella, véase de
Margaret Popkin. Iniciativas para mejorar la Independencia Judicial en América Latina: una
perspectiva comparativa. En: Pautas para la promoción de independencia judicial e imparcialidad
(marzo 2002). Washington D.C. USAID- Due Process of Law Foundation DPLF)/Fundación
para el Debido Proceso Legal. 2002. Disponible en . Para una perspectiva de la reforma
judicial desde la sociedad civil y la incidencia en ella véase de AA. VV; Sociedad Civil y
Reforma Judicial en América Latina, Massachussets Due Process of Law Foundation
(DPLF)/Fundación para el Debido Proceso Legal, National Center for State Courts (NCSC)/Centro
Nacional para Tribunales Estatales, octubre 2005. Disponible en . Finalmente un trabajo
realmente enriquecedor de este panorama general: Justicia un vínculo pendiente entre Estado,
Ciudadanía y Desarrollo. Carlos Cordovez (Editor), Washington D.C.: Banco Interamericano
de Desarrollo-INECIP, 2007.

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Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

sido de muy dive rsa índole , y van de sde re formas constitucionale s, cambios
estructurales en la administración de justicia, la sanción de nuevos códigos civiles
y pe nale s hasta e sque mas me nos ambiciosos que tie ne n por objeto e fe ctuar
mejoras técnicas a los sistemas existentes.

El proce so de re forma de los últimos 40 años atrave só dive rsas etapas, ye ndo
desde los ajustes de tipo mecanicista de los años sesenta dirigidos a mejorar el
suministro de servicios judiciales hasta los enfoques sistemáticos que se aplicaron
en décadas subsiguientes.

La última ola de reformas, que resultó ser también la más concentrada, comenzó
a mediados de la década de los noventa, poco después de la consolidación de
los sistemas democráticos formales en el hemisferio occidental. Diversas agencias
de cooperación aportaron cerca de mil millones de dólares en concepto de ayuda
financiera para las iniciativas de reforma del sistema de administración de justicia.
Las me ncionadas contribucione s se aplicaron a proye ctos de largo plazo con
té rminos de e je cución de al me nos die z años, por lo que muchos de e llos
continúan desarrollándose 3.

• 27 •

3. Cfr. Peter De Shazo y Juan Enrique Vargas; Reforma Judicial en América Latina: Resultados.
Santiago de Chile-Washington D.C.: CSIS Americas Program y Centro de Estudios Judiciales
de las Américas, 2006, pág. 3. Para una visión comparativa de la reforma judicial en la región
véase también: Reporte sobre el Estado de las Reformas Judiciales en las Américas 2002-
2003; 2004-2005 y 2005-2006. En: Revistas Sistemas Judiciales. Santiago de Chile: CEJAS-
INECIP; asimismo véase: En busca de una Justicia Distinta. Luis Pasará (Comp.). México
D.F.: UNAM, 2004, aquí escriben: Mauricio Duce (Chile); Hector Fix Fierro (México); Linn
Hammergrem (Perú); María Teresa Zadeck (Brasil); Rogelio Pérez Perdomo (Venezuela);
Alfredo Fuentes Fernández (Colombia); Álvaro Fernandino (Acceso a la Justicia) Margaret
Popkin (Independencia Judicial); Juan Enrique Vargas Viancos (Eficiencia Judicial); Roberto
Mac Lean (Visión de Conjunto); de Germán Burgos: Reforma Judicial en América Latina:
Tiempo de balances. El mencionado autor señala con certeza que: “Las reformas judiciales
iniciadas masivamente en América Latina, están costando mucho a nuestras poblaciones,
por lo demás cada vez más empobrecidas, de forma tal que los asuntos de la administración
de justicia son temas tan importantes que no pueden dejarse en manos sólo de los jueces,
abogados, o como empieza a ser dominante, de la banca multilateral”. Disponible
en:http://www.ilsa.org.co/IMG/html/bb.html. . Así también de Schavarstein, Leonardo: Repensar
la reforma judicial en América Latina. Foro Nacional “Estrategias para el mejoramiento de
la administración de justicia de Honduras”. Noviembre 1994. para un modelo de reforma
judicial por parte del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo [PNUD] véase: Manual
de políticas públicas para el acceso a la justicia América Latina y el Caribe. Bs. As. INECIP,
Ediciones del Instituto, 2005.

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Los caminos de la descolonización por América Latina

Una ve rtie nte , me nos de scriptiva, más re fle xiva con los re sultados, me nos
complacie nte con los datos e stadísticos y que pone e n cue stionamie nto los
intereses políticos de quienes propugnan la reforma judicial (el cómo lo hacen
y para qué lo hacen), ha sido poco fructífera en estas tierras, a pesar de contar
con los adalides de la Reforma Procesal Penal y Judicial en América Latina 4 entre
sus mie mbros. En e sta líne a de pe nsamie nto, las te sis pre se ntadas por Cé sar
Rodríguez —para el caso colombiano—son ilustrativas además de útiles para una
perspectiva regional. Él señala que:

(…) los proyectos contemporáneos de reforma judicial en (…) Latinoamérica


hacen parte de una ‘segunda generación’ de programas de transformación
de las instituciones legales, que tiene una afinidad directa (aunque también
dife re ncias importante s) e n re lación con una prime ra ge ne ración de
programas de de re cho y de sarrollo (law and deve lopme nt), que tuvo su
auge hace cuatro décadas.

En segundo lugar, se muestran las tensiones internas de los programas de reforma


judicial y de fortalecimiento del Estado de derecho. Se sostiene que ellas revelan,
a su vez, las tensiones existentes dentro del ideal liberal del Estado de derecho,
• 28 • e ntre la prote cción igualitaria de las garantías de mocráticas, por un lado, y la
prote cción de la propie dad privada y la libe rtad de me rcado, por e l otro.

En te rce r lugar, al hace r un balance de los programas de re forma judicial e n la


práctica, se comprueba que éstos han tendido a privilegiar la cara del Estado de
derecho que promueve el mercado —por ejemplo, a través del relieve puesto en
la reforma a la justicia civil y penal para aumentar la seguridad de los contratos
y reforzar el orden público—, antes que los componentes del Estado de derecho
que buscan garantizar el acceso igualitario a la justicia y la sujeción de todos los
ciudadanos y gobernantes a la ley5.

4 Cf. De Alberto Binder; De las Repúblicas Aéreas al Estado de Derecho. Bs. As. Ad Hoc. 2003;
Justicia ¿Poder Judicial?: necesidades y alternativas de cambio. En: Cuadernos de Reflexión
Nº 1. Vicepresidencia de la República de Bolivia, 2007; Luís Pasará; Reformas del sistema
de justicia en América Latina: Cuenta y Balance. (mimeo) 2004.
5. Vid. César A. Rodríguez Garavito; Globalización, reforma judicial y Estado de derecho en
Colombia y América Latina: el regreso de los programas de derecho y desarrollo.
Disponible en: http://www.djs.org.co/pdf/libros/cr_reformaJudicial.pdf.

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Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

De e stos dos posicionamie ntos, se pue de e stable ce r que la re forma judicial se


encuentra en arenas movedizas, entre las urgencias del mercado y las urgencias
de los mayoritarios. Al medio se encuentra —como siempre—la realidad maquillada,
la verdad silenciada y el elogio ritual de los procedimientos.

Sin embargo, y a pesar de los autores de uno y otro lado, es posible señalar que,
ambas perspectivas tienen una agenda común de los problemas que hacen a la
administración de justicia en la región y que se sintetizan en:

- Independencia judicial,
- Acceso universal igualitario,
- Reclutamiento y promoción en base a los méritos,
- Organización y gestión administrativa del despacho,
- Asignación de recursos y autarquía presupuestaria,
- Introducción de mecanismos alternativos de resolución de conflictos, e
- Implementación del pluralismo jurídico para minorías culturales6.

Estas siete líne as de trabajo han marcado —y dirige n aún— las age ndas de la
reforma judicial en América Latina.
• 29 •
Como podrá notarse, el tema de la colonialidad (los saberes jurídicos y judiciales,
sus prácticas institucionales y sociales) están lejos de considerarse como parte de
los grandes problemas que tienen nuestros sistemas de justicia, y que de modo
reciente Binder, Zaffaroni, Rodríguez Veltzé y otros están comenzando a ver como
uno de los lugares conflictivos clave, en asumirlos como el núcleo mismo de la
problemática judicial7.

Ye llo no e s para e xtrañarse , sino más bie n para constatar que un dé ficit e n los
estudios referidos a la reforma judicial consiste en agarrar el objeto de investigación
y los sujetos interactuantes al margen del hecho colonial.

6 Cf. En busca de una Justicia Distinta. Luís Pasará (Comp.). México D.F.: UNAM, 2004.
7 Alberto Binder señala al respecto que: “(…) si vemos los 200 años de historia independiente
que hemos tenido, ninguno de los países nos hemos podido sacar de encima el modelo
colonial, inquisitorial de la administración de justicia (…) me parece que esta época es una
enorme oportunidad para que pongamos en cuestión ese modelo y lo echemos debajo de
una vez por todas…” En: Cuadernos de Reflexión Nro. 1, Poder Judicial ¿Justicia?: Necesidades
y alternativas de cambio. Vicepresidencia de la República, 2007, pág. 7.

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Los caminos de la descolonización por América Latina

1.2. Bolivia

Sin duda, el caso boliviano es un paradigma del olvido cuando de estudios sobre
la reforma judicial se trata.

En efecto, existe escasa información disponible sobre el estado de situación del


siste ma de justicia e n Bolivia e n e l proce so previo de la re forma constitucional
de 19948, menos aún de los logros, avances y perspectivas en más de diez años
de reforma judicial luego de la modificación constitucional de 1994-959.

Uno de los prime ros informe s de l cual se tie ne noticia e s e l e ncargado a la


abogada costarricense Sonia Navarro y publicado por el Ilanud 10. Otro posterior
fue e laborado por la coope ración e spañola a principios de l 2000, de nominado
Proyecto de Reforma Judicial en Bolivia 11. El mismo año un reporte sumamente
importante fue elaborado por Eduardo Rodríguez Veltzé 12. Ya al filo del 2003 se
tie ne un bre ve re porte de Julio Cé sar Torrico que no pasa de tre s páginas 13.

• 30 • 8 Cf. Estudio sectorial sobre el Poder Judicial en Bolivia. informe presentado a la Corte Suprema
de Justicia. La Paz, Bolivia, 7 de diciembre. San José de Costa Rica: ILANUD. 1988; Así
también: Estudio del funcionamiento del sistema penal en Bolivia. La Paz, Bolivia. ILANUD,
1992.
9 Esta reforma constitucional, establece pautas al diseño institucional del sistema de justicia
en Bolivia, el Tribunal Constitucional, el Consejo de la Judicatura y el Tribunal Agrario Nacional
son el resultado de este proceso que modifica sustancialmente un orden de atribuciones,
mas no así una cultura jurídica interna. La reforma procesal penal de la segunda mitad de
los noventa y su consolidación en el primer año del siglo XXI, si bien ha tratado de romper
el monopolio del modelo inquisitorial por la oralidad, ha visto caer sus propias promesas en
un mar de desaciertos procesales atribuibles a maniobras propias de abogados o en su caso
a decisiones vinculantes del Tribunal Constitucional.
10 Navarro Solano, Sonia. Lineamientos de la modernización administrativa del poder judicial:
Caso Bolivia. Proyecto de Reformas Judiciales. Escuela Judicial de Costa Rica, ILANUD.
Sucre, Bolivia. s/f.
11 Disponible en: http://www.maec.es/NR/rdonlyres/D2523016-F539-4D6C-BF37-
4F6E0ED07AB8/0/12EvaProyecto deReformaJudicialenBolivia.pdf
12 Informe sobre Independencia Judicial en Bolivia.
Disp. en: http://www.dplf.org/jit/span/la_jit01/la_jit01_bo.htm. Agosto 2000.
13 La cita arriba mencionada es todo el reporte, sin duda que no representa en mucho los
problemas, avances y perspectivas hasta ese momento. Disponible en:
http://www.cejamericas.org/sistemas-judiciales/dossier.php?revista=5&idioma=espanol&secc=
107&TemaNiv2=107.
Revista Sistema Judiciales. Nº. 5 Septiembre del 2003, Santiago de Chile.

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El 2003, Daniel Mogrovejo y Ritcher, nos muestran un panorama más amplio sobre
el sistema de justicia y el Consejo de la Judicatura 14.

Se cue nta tambié n con e studios sobre la re forma proce sal pe nal que ilustran
parcialmente el avance general de la reforma en la justicia penal, habida cuenta
además que es precisamente en la zona penal donde la relación Estado y ciudadano
se tensiona de tal manera que se convierte en un termómetro de la democracia 15.

Para compre nde r e l fracaso de la Re forma Proce sal Pe nal y, con e llo, e l fracaso
de la Reforma Judicial en Bolivia, conviene ver el documento de Iván Lima, quien
acertadamente señala que una de las razones para este hecho ha sido precisamente
la falta de coordinación e ntre las age ncias de coope ración mayorme nte
involucradas16.

El de bate constituye nte puso e n e l tapete de discusión e l siste ma de justicia;


Leticia Lorenzo 17, por el otro, y Carlos Alarcón 18 muestran perspectivas atrayentes
aunque contrapuestas entre sí.

En el trayecto del debate, los órganos jurisdiccionales, disciplinarios, de jurisdicción


constitucional, agraria y los de apoyo, cada uno por su lado preparó propuestas • 31 •
para la Asamblea Constituyente. En orden de aparición se puede citar los siguientes:

14 Vid. “Informe sobre el Consejo de la Judicatura en Bolivia” (págs. 111=158). En: Consejos
de la Magistratura: Los consejos de la magistratura de Argentina, Bolivia, El Salvador,
Paraguay y Perú. Bs. As. Revista Pena y Estado, Revista latinoamericana de política criminal.
15 Cfr. de Elizabeth Morató: La Reforma Procesal Penal: Un proceso, varias visiones. Compañeros
de las Américas, Abril 2004, La Paz.
16 Cfr. Las reformas a la administración de justicia en Honduras y Bolivia: Razones que han
obstaculizado su éxito y cómo enfrentarlas. Washington D.C. Due Process Of Law, 2008.
Pág. 104.
17 Cf. Refundar Bolivia: Refundar la Justicia. En: Reflexiones para el debate constituyente. La
Paz: Vicepresidencia de la República, 2007.
18 Cf. La justicia constitucional en Bolivia. En: Análisis y Opinión. La Paz, 2007.

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Cuadro N° 1

Proponente a la Asamblea Constituyente Fe cha


Ministerio Público Agosto 2006
Tribunal Constitucional Septiembre 2006
Tribunal Agrario Nacional Septiembre 2006
Consejo de la Judicatura Septiembre 2006
Poder Judicial en la Nueva Constitución Octubre 2006
Fuente: Elaboración propia, 2009.

En ple no de bate constituye nte , tambié n e l Pode r Eje cutivo pre se ntó dos
docume ntos: e l prime ro de l Vice ministe rio de Justicia y De re chos Humanos19 y
e l se gundo compilado por e l Vice ministe rio de Coordinación Gube rname ntal.
Ambos fueron presentados ante la Asamblea Constituyente en su comisión judicial.

El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo —regional Bolivia, ha publicado


un e xte nso informe re lativo al proce so constituye nte , donde se e ncue ntran
elementos de análisis acerca de la justicia, los jueces y el crimen, que muestran
• 32 • un panorama de scriptivo de la opinión ciudadana y e l siste ma de justicia.
Obviamente, los resultados muestran un panorama crítico sobre el Poder Judicial
en Bolivia, a la vez que una opinión pública favorable para la jurisdicción indígena 20.

1.3. Ele me ntos para una re inte rpre tación política de la re forma judicial
e n Bolivia

Desde el momento mismo de iniciada la vida republicana, el sistema de justicia


nació atrapado en las costumbres coloniales, tal como lo atestigua el Decreto de
15 de diciembre de 1825 en el que se disponía la “Creación de una Corte Superior
de Justicia en La Paz con las mismas atribuciones que las antiguas audiencias”.
Por sí ello fuera poco, el Decreto de 21 de diciembre del mismo año establece:
“Que se observe en La República la Ley de 9 de octubre de 1812 y demás decretos
de las cortes españolas sobre la administración de justicia”.

19 Cfr. Viceministerio de Justicia y Derechos Humanos; Revolución Judicial para Vivir Bien.
Mimeo, agosto 2006, de la misma Cartera los folletos; Nacionalizar la Justicia Descolonizando
el Derecho. Nros. 1 y 2; diciembre 2006 y enero 2007 respectivamente.
20 Cf. El Estado de la opinión: Los bolivianos, la Constitución y la Constituyente. La Paz: PNUD,
2007. Págs. 93-103.

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El proce so codificador hasta su consolidación con los Códigos Santa Cruz e n la


primera mitad del siglo XIX, es la constatación más palpable de lo mencionado 21.

Este momento constitutivo del Poder Judicial evidencia tres hechos:

• La continuidad colonial e n e l nive l institucional (De cre to de


15/ XII/ 1825).

• La adopción acrítica de un modelo normativo extraño a la realidad


boliviana, como e s e l mode lo e spañol (De creto de 21/ XII/ 1825).

• El de sconocimie nto olímpico de las formas indíge nas e n la


resolución de conflictos.

La fuerza del positivismo a fines del siglo XIX, muestra con elocuencia e xtrema
la de pe nde ncia jurídica de las é lite s; la Conve nción Nacional de 1899 y e l
posicionamie nto público de los juristas de l siglo se ñalado e vide ncian con
abundancia la visión racial y cultural sobre cómo debe tratarse jurídica y judicialmente
• 33 •
a los pueblos indígenas, a los pobres del campo y de la ciudad.

La prime ra mitad de l siglo XX se prodigó e n comisione s codificadoras, e n


anteproyectos de códigos que, por lo general, respondían a un derecho extraño
y lejano de nuestra realidad. Paradójicamente, por ese mismo tiempo, tuvo que
ser un pensador español quien volcó su mirada a los pueblos indígenas: Manuel
López Rey y Arrojo, en 194222, quien no solo hizo estudios sobre las posibilidades
del tratamiento penal sino que además incursionó en los ámbitos de la sucesión
y su tratamiento en el anteproyecto oficial del Código Civil.

1.4. La justicia boliviana: he re ncia colonial y proce sos conte mporáne os.

¿Cuáles son los problemas que hacen a la administración de justicia en Bolivia?

21 Para un panorama más amplio sobre el siglo XIX puede verse de Renato CRESPO: Apuntes
para una historia del derecho en la época republicana. En: Revista Jurídica. UMSS,
Cochabamba, Año II, Nros. 87-90, diciembre de 1959
22 Manuel, López Rey; Proyecto oficial de Código Penal. Comisión Codificadora Nacional, La
Paz, 1946.

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Los caminos de la descolonización por América Latina

Esta pregunta ha merecido diversas respuestas en diferentes momentos y desde


mome ntos políticos particulare s. Aquí se mue stra una visión que pre te nde
establecer una síntesis de la crisis estructural en la administración de justicia, su
síntesis de matriz colonial y existencia contemporánea.

Pe rsiste ncia colonial e n e l Pode r Judicial

En la conformación 1. Corte Suprema


monoé tnica de l 2. Tribunal Constitucional
Pode r Judicial 3. Consejo de la Judicatura
4. Tribunal Agrario
5. Cortes de Distrito
6. Juzgados de Instancia

En e l siste ma de 1. Co n e vid e n cia su ficie n te d e cu o te o


se le cción, promoción, “partidario” de los cargos je rárquicos e n
evaluación y disciplina to d a s s u s in s t a n cia s d e d e cis ió n
judicial jurisdiccional que afecta la independencia
judicial.
2. Control de promoción suje ta a re de s
• 34 •
sociale s, pare ntale s y de compadrazgos.
3. Evaluación dé bil y casi ine xiste nte o que
funciona sólo e n casos de de nuncia de
parte.
4. Disciplina judicial de bilitada y suje ta a
m e ca n ism o s m e n o s ju d icia le s e n su
investigación, procesamiento y sanción.

En la e structura 1. Evide nte dise ño de parce las políticas.


orgánica y funcional 2. Bajos nive le s de coordinación e ntre los
órganos que componen el Poder Judicial.
3. Bajos niveles de coordinación entre el Poder
Judicial y los órganos estatales de apoyo a
la función jurisdiccional.
4. Re la cio n e s d e a u to n o m ía a lta m e n te
profundizadas e ntre distritos judiciale s y
e n su re lación con la Corte Supre ma de
Justicia.

Idón Moisé s Chivi Vargas


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

En e l dise ño 1. Normativa y sistemática más compleja de


normativo y lo necesario.
prácticas 2. Dispe rsión normativa y fragme ntación
institucionale s reglamentaria.
3. Lenta en su movimiento procesal y menos
transparente en sus acciones.
4. Evide nte ine ficacia instrume ntal de sus
se nte ncias por la falta de consiste ncia
doctrinal y legal de su base argumentativa.

En e l dise ño 1. De sig u a l d istrib u ció n d e ju e ce s p o r


organizacional jurisdicción territorial urbana y rural.
2. De sigual distribución por mate rias e n los
distritos judiciales.
3. De ficie n te o rg a n iza ció n in te rn a d e l
despacho.
4. Con e vide nte s grados de suje ción no
de se ada de los funcionarios de apoyo
jurisdiccional y administrativo en relación • 35 •
a sus estructuras jerárquicas.
5. Con un siste ma de se le cción, formación y
capacitación judicial reproductor de habitus
sociales perversos.

En las prácticas 1. Exce sivame nte prope nso a la corrupción


pe rve rsas mimetizada de “impulso procesal” en varios
fragmentos de poder (secretarios, auxiliares,
oficiales de diligencias, supernumerarios,
amanuenses) que da lugar a una dramática
falta de acceso a la justicia.
2. Costos e xce sivos e irracionale s de los
valore s, tasas y arance le s judiciale s, así
como las del Ministerio Público y la Policía.
3. Fa lt a d e u n ifo rm iz a c ió n d e lo s
procedimientos entre un distrito judicial y
otro, particularmente en la interpretación
de las sentencias del Tribunal Constitucional.

Idón Moisé s Chivi Vargas


Los caminos de la descolonización por América Latina

1.5. Bolivia: De las “re formas” a las políticas judiciale s de scolonizadoras

El paso de reformas judiciales a políticas judiciales23 significa en realidad el paso


de mode los de me joras administrativas y proce sale s, re dise ños de l de spacho,
informatización de la información judicial —e l sorte o de e xpe die nte s y e l
se guimie nto de l juicio y los re sultados jurisprude nciale s, etcé te ra—a mode los
de gestión del/ os conflicto/ s acorde/ s con las urgencias de la realidad, políticas
judiciale s que ve n y van más allá de la me ra conve rsión cosmé tica de la
institucionalidad judicial24.

Pensar la justicia desde la descolonización significa un replanteamiento crítico


a la ge opolítica de l conocimie nto jurídico 25, sus e nte ndimie ntos sociale s y sus
prácticas institucionales26.

Las políticas judiciales son procesos de programación constitucional de un sistema


de justicia, que abordan directamente los problemas de independencia judicial,
acceso a la justicia, de pluralismo y pluralidad jurídica.

Las políticas judiciales tal como se las entiende desde la crítica a la colonialidad,
• 36 • son un paso adelante a las reformas judiciales porque parten de un cuestionamiento
profundo a la manipulación manique a de las mismas, porque parte n de la
constatación de que e s urge nte un ré gime n de ve rdad ade cuado a la re alidad
de donde emerge 27. Yuna parte de la realidad y la verdad somos nosotros los
descendientes de los primeros habitantes de estas tierras.

23 Binder 2006, 2007


24 Para un debate sobre este punto cf. Lo trabajado en sistemas judiciales desde la sociología
organizacional y los neoinstitucionalistas en América Latina.
25 En definitiva, estos vienen a ser los propósitos prácticos de los planteamientos teóricos
desarrollados desde el primer capítulo del trabajo.
26 Todo lo mencionado implica la búsqueda por resolver una vieja tensión entre el modelo
monárquico –vertical y rehén de la designación partidaria - y la decisión democrática y popular
–elección y concreción de mayorías y minorías-, esto último implica un desafío sustancial
de tres datos políticos de mayor envergadura: Estado de Derecho (imperio de la ley),
Democracia (la legitimidad del voto) y la República (separación de poderes).
27 Foucault señala al respecto: Cada sociedad tiene su régimen de verdad, su política general
de la verdad, es decir, los tipos de discursos que acoge y hace funcionar como verdaderos
o falsos, el modo como se sancionan unos y otros, las técnicas y procedimientos que están
valorizados para la obtención de la verdad, el estatuto de quienes están a cargo de decir lo
que funciona como verdadero. Cf. Un dialogo sobre el Poder. Madrid Alianza. Pág. 143.

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Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

1.6. Re forma judicial y pluralismo raquítico por Amé rica Latina.

En e l conte xto constitucional, un brevísimo re corrido nos mue stra e l siguie nte
panorama normativo re gional: Panamá (1971), Nicaragua (1986), Brasil (1988),
Colombia (1991), El Salvador (1992), Guate mala (1992), Mé xico (1992, 2001),
Paraguay (1992), Pe rú (1993), Arge ntina (1994), Bolivia (1994) y Ecuador (1994,
1998), Venezuela (1999) y nuevamente Bolivia (2004) con el reconocimiento de
“sujeto electoral” a los pueblos indígenas28.

. Algunas de estas constituciones (Bolivia, Colombia, Ecuador, Guatemala, México,


Nicaragua, Panamá, Paraguay, Pe rú y Ve ne zue la) han re conocido, e n mayor o
menor medida, las costumbres jurídicas o “derecho consuetudinario” indígena,
estableciendo normas para su consideración por el derecho estatal y/ o para su
desarrollo a través de sistemas de jurisdicción indígena, mas no para que la misma
justicia formal se impre gne de las e xpe rie ncias indíge nas e n su administración
de justicia interna.

Una e xce le nte sínte sis crítica de los retos y de safíos que e l constitucionalismo
latinoamericano tiene con los pueblos indígenas y su administración de justicia • 37 •
nos la ofre ce e l profe sor Bartolomé Clave ro quie n se ñala que asistimos al
de spre stigio de las políticas indige nistas de los Estados e n mate ria de
constitucionalización de los derechos indígenas, a una especie de retirada táctica
pe ro no así a una salida e straté gica pluralista, inte rcultural y plurinacional. Por
e llo, “e l indige nismo de Estado se halla profundame nte de spre stigiado. De ahí
proce de [...] e l viraje constitucional [...] al que se asiste durante e stos últimos
años”29. Ese viraje se ha dado e n los casos de Ecuador y Bolivia y que hoy se
encuentran en sus constituciones respectivamente aprobadas.

28 Hecho, que a decir del Prof. Bartolomé Clavero, es UN derecho partido en DOS Cfr. Retablo
Constitucional de Derecho Indígena: Ecuador, Venezuela, Bolivia, México, 2006 (documento
al que se puede acceder en la siguiente dirección: http://alojamientos.us.es/derecho/clavero/retablo.pdf
29 Cfr. Geografía Jurídica de América Latina: Derecho Indígena entre Constituciones no Indígenas.
Se lo puede encontrar en la siguiente dirección: http://alojamientos.us.es/derecho/clavero/retablo.pdf

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Los caminos de la descolonización por América Latina

1.7. Estado plurinacional y jurisdicción indíge na: pluralidad y pluralismo

Las Asambleas Constituyentes en Bolivia y Ecuador son, con mucho, el ejemplo


de que e s posible construir de re chos ale jados de las sacrosantas fórmulas
principistas de naturale za kantiana, para aproximarnos a las e xige ncias de la
re alidad, particularme nte a la re alidad de pue blos indíge nas, como se ñala
Bartolomé Clavero:

[…] tengamos presente que el derecho internacional de derechos indígenas


es parte integrante del derecho internacional de derechos humanos, una
parte necesaria porque, con las fuertes secuelas del colonialismo, el racismo
y el supremacismo, la humanidad indígena viene sufriendo discriminación
y hasta e xclusión e n e l be ne ficio de los de re chos. Por e sto se ha he cho
ne ce saria la De claración de Nacione s Unidas sobre los De re chos de los
Pueblos Indígenas, una declaración que, si les distingue, es para cancelar
su discriminación.

Ecuador y Bolivia son los primeros Estados en responder constitucionalmente


a la Declaración Sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Haciéndolo
• 38 • a su letra y a su espíritu, establecen un sistema ya dispuesto a reconocer
y capaz de garantizar los derechos humanos y las libertades fundamentales
en un pie efectivo de igualdad 30.

La jurisdicción indíge na originaria campe sina, tal como se dispone e l blindaje


constitucional de la Constitución boliviana, se asie nta e n las políticas de
descolonización, asumiendo mandato político del artículo noveno de la misma
Constitución.

Esta misma jurisdicción e stá e n pie de igualdad con la jurisdicción ordinaria,


ciertamente es algo que merece la atención de académicos, hacedores de leyes
y diseñadores de políticas públicas. Es la concreción de la pluralidad y el pluralismo
como estrategia de pensamiento y materialización legal.

30 Cfr. Bartolomé Clavero: Ecuador y Bolivia: Nuevas constituciones y Derecho Internacional


de Derechos Indígenas. Miembro del Foro Permanente de Naciones Unidas para las
Cuestiones Indígenas. Disponible en: www.clavero@us.es abril 2009.

Idón Moisé s Chivi Vargas


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Pluralidad, porque es el saber propio de los “indígenas originarios campesinos”,


saber que proviene de matrices coloniales, de saberes anteriores a la conquista,
de orde ne s e n e l conocimie nto que privile gia lo cole ctivo y e sto mismo e s e l
origen de la individualidad.

Pluralismo, porque e s e l sabe r de los no indíge nas, pe ro que ve n y sie nte n la


diversidad, la e xuberancia de las diferencias culturales, y la convierten en parte
de sus reflexiones científicas, y políticas publicas, o desarrollo legal. Es un saber
que, pensado desde el igualitarismo, es generoso en sus proposiciones generales,
aunque -en ocasiones- equívoco en sus aplicaciones particulares.

• 39 •

Idón Moisé s Chivi Vargas


Los caminos de la descolonización por América Latina

• 40 •

Idón Moisé s Chivi Vargas


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

2. La jurisdicción "indíge na originaria campe sina"31:


las ve ntajas de mirar la re alidad y… no morir e n
e l inte nto

Mirar la re alidad e quivale aquí, a constitucionalizar la re alidad. Es cue stión de


método, o más bien en defensa del método, tal como lo plantearía René Zavaleta,
e n ocasión de pre se ntar las hipóte sis de su trabajo ya conocido, Lo Nacional
Popular en Bolivia. Efectivamente, si algo se hizo en el primer tramo del proceso
constituyente boliviano, es partir de la realidad, sintiendo sus urgencias, haciendo
de e sas urge ncias los me nsaje s de transformación programática por vía
constitucional.

2.1. Jurisdicción indíge na (I): Una mirada al horizonte colonial

Un dé ficit e n los e studios sobre la justicia indíge na ha sido pre cisame nte la
revisión del horizonte colonial, vale decir, del momento de hibridación entre un
modelo de justicia precolonial [el ejercido durante el Tawantinsuyu] y la imposición • 41 •
del modelo español. Este proceso dio como resultado la Recopilación de las Leyes
de Indias.

¿Cómo hicieron los españoles de la invasión temprana para contar con información
sobre lo prohibido, su sanción y los mecanismos de averiguación con que contaban
los indígenas?

31 Para evitar discusiones bizantinas, sobre este chorizo de denominación, como lo sugiere
Xavier Albó, y parar en seco tal afirmación sin sentido, el autor se remite a un estudio realizado
por las Naciones Unidas donde se contiene la siguiente definición: “Son comunidades, pueblos
y naciones indígenas los que, teniendo una continuidad histórica con las sociedades anteriores
a la invasión y precoloniales que se desarrollaron en sus territorios. Se consideran distintos
de otros sectores de las sociedades que ahora prevalecen en esos territorios o en parte de
ellos. Constituyen ahora sectores no dominantes de la sociedad y tienen la determinación
de preservar, desarrollar y transmitir a futuras generaciones sus territorios ancestrales y su
identidad étnica como base de su existencia continuada como pueblo, de acuerdo con sus
propios patrones culturales, sus instituciones sociales y sus sistemas legales”. (Subcomisión
de Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías de las Naciones Unidas,
Estudio del Problema de la Discriminación contra las Poblaciones Indígenas, Doc. ONU
E/CN.4/Sub.2//1986/7/Add.4, párr. 379 [1986]) citado por James Anaya en su: Los pueblos
indígenas en el derecho internacional. Madrid: Trotta, 2005, pág. 24

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Tal pregunta sólo puede responderse de una manera: a través de las informaciones
de los cronistas e spañole s y no e spañole s. Los cronistas e ran una e spe cie de
historiadores que acompañaban a los conquistadores y detallaban día a día los
hechos de la conquista. A su vez, registraban todo lo que concernía a los intereses
de la Corona. Muchos de estos cronistas dejaron un legado importante sobre las
formas de vida cotidiana de los colonizados, sobre la historia de sus élites y sobre
las formas de su justicia.

2.1.1. Quipus le gislativos.

Sin duda, las fue nte s de los cronistas fue ron la é lite ilustrada de l Impe rio Inca,
conocidos como quipucamayoc, quie ne s a travé s de la le ctura de los quipus
die ron a conoce r a los “cronistas” las modalidade s de la justicia de l inca. Los
quipus no sólo eran un mecanismo de control numérico, sino también la forma
mediante la cual la nemotecnia se expresaba en toda su nitidez y fuerza.

Dejemos que sean los mismos cronistas quienes nos indiquen las funciones de
los quipus:

• 42 • La e xiste ncia de quipus le gale s vie ne de tre s fue nte s de la é poca: Polo de
Ondegardo, el Padre José de Acosta, y el mismo Pedro Cieza de León.

Polo de Ondegardo:

En aquella ciudad —dice refiriéndose al Cuzco—se hallaron muchos oficiales


antiguos de l Inga así de re ligión como de l gobie rno y otra cosa que no
pudie ra cre e r sino la vie ra, que por hilos y nudos se hallan figuradas las
le ye s y e statutos, así de lo uno como de lo otro y las suce sione s de los
reyes y tiempo que gobernaron y hallose que todo lo que esto tenía a su
cargo no fue poco y aún tuve alguna claridad de los e statutos que e n
tiempo de cada uno se había puesto (Porras, 1963: 121-122).

Idón Moisé s Chivi Vargas


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Padre José de Acosta

…son quipus unos me moriale s o re gistros he chos de ramale s e n que


diversos ñudos o diversos colores significan diversas cosas. Es increíble lo
que en este modo alcanzaron porque cuando los libros pueden decir, de
historia, le ye s, y ce re monias y cuantas de ne gocio todo e so suple n los
quipus tan admiran... porque para dive rsos gé ne ros, como la gue rra de
gobie rno de tributo, de ce re monia, de tie rras había dive rsos quipus y
ramales; y en cada manejo de estos tantos ñudos, nudicos e hilillos atados
unos colorados, otros verdes, otros azules, otros blancos y finalmente tantas
dife re ncias que así como nosotros de ve inticuatro letras guiándolas de
diferentes maneras, sacamos tanta infinidad de vocablos, así estos de sus
ñudos y colore s sacaban innume rable s significacione s de cosas (Porras,
1963: 123).

Pedro Cieza de León:

…los orejones antiguamente, se mandava por todos los pueblos y provincias


de reyno de perú que los señores principales y sus delegados supiesen
cada año todos los hombre s y muje re s que avian nacido... mandaba • 43 •
ase ntar e n los quipos por la cue nta de sus nudos... y e n e sto avia gran
verdad y sertidumbre sin en nada aver fraude y engaño. Yentendido esto
sabía el señor y los gobernadores los indios que destos eran proves y las
mujeres que eran viudas y otras muchas cosas.

Como se habrá notado, pue de de ducirse que e xistía una e spe cie de quipus
legislativos, donde se registraban las leyes que tenían en el Tawantinsuyo. Fue a
partir de este registro detallado y sólo conocido por los quipucamayocs, que los
cronistas pudieron acceder a un conocimiento que luego fue parte de las idolatrías
exterminadas en el tiempo del genocidio primero.

Entonces cronistas y quipucamayocs, constituyen el soporte por el cual se puede


acceder a una idea más completa de la justicia de ayer que todavía se puede ver
hoy, no en su integridad sino en su versión más contemporánea, más propia de
los tiempos que corren. Se propone revisar por los retazos escritos que dejaron
los cronistas y re corde mos los informe s etnográficos conte mporáne os. Hay que
re cordar, a su ve z, que e stas pie zas arque ológicas de jadas por los cronistas
constituyen, en sí, la Justicia del Inca.

Idón Moisé s Chivi Vargas


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2.2. Juan de Be tanzos (1551) accione s prohibidas por e l Inca quie n:

Orde nó y mandó que si alguno fue se tomado hurtado e n tie rras do al maíz
e stuvie se ve rde o se co que e l tal fue se de snudo e n cue ros ansi hombre como
muje r la cual ropa llevase e l que ansi le tomase hurtando mandando que cada
uno tuviese sus guardas en las tierras.

Ordenó y mandó que si alguno hurtase a otro cualquier cosa que fuese poca que
mucha cantidad que e l tal ladrón fue se grave me nte atorme ntado y a su due ño
de la tal cosa hurtada le fue se vue lta la tal cosa con e l doble y si no tuvie se e l
ladrón con que lo pagar ni tuviese por ello que fuese dado el tal ladrón al señor
cuya la cosa era por perpetuo servidor suyo y no por esclavo porque entre ellos
no se usaba te ne r e sclavos con que tratase n y contratase n si no se rvidore s
perpetuos ellos y los descendientes destos tales lo eran de los hijos de los tales
señores a los cuales les mandó y averiguándose ser mentira que no le hubiese
hurtado que por la tal mácula que le hubie se pue sto hacié ndole ladrón no lo
siendo que el tal que ansi le hubiere informado al sin culpa diese dos tanto que
la cosa que la pedía que la había hurtado valiese y que si no tuviese otro tanto
que le pagar el infamador al infamado que el tal infamado entrase en la casa del
• 44 • infamador y lo tomase todo lo que se hallare públicamente y que allí le hiciese
desdecir delante de todos de lo que ansi le había levantado y que le hiciese allí
delante de todos un sacrificio con lo cual fuese restituido en su honra.

Orde nó e mandó que si alguno le vantase a otro te stimonio y que por e l tal
testimonio viniese infamia al que ansi era levantado que probándose ser mentira
este tal testimonio que al que tal testimonio levantase muriese por ello.

Ordenó e mandó que quien dijese mentira al Ingá en cualquier cosa que con él
hablase o nueva que le trujese que muriese por eso.

Ordenó y mandó que la mujer que se hallase que hubiese sido adúltera casada
o mamacoma como se le probase muriese apedreada de todos fuera de la ciudad
e n cie rto sitio que para e llo se ñaló que e ra e n la junta de los dos arroyos que
van por la ciudad del Cuzco y como no se le probase que el que tal testimonio
levantase muriese por ello en el mismo lugar e de la tal muerte que la tal había
de morir.

Idón Moisé s Chivi Vargas


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2.3. Pe dro Cie za de Le ón (1553) accione s prohibidas

Como la cibdad del Cuzco era lo más prencipal de todo el Perú y en ella residían
lo más del tiempo los reyes, tenían en la misma cibdad muchos de los prencipales
de l pue blo, que e ran e ntre todos los más avisados y e nte ndidos, para sus
conse je ros; porque todos afirman que ante s que ynte ntase n cosa ninguna de
ynportancia, lo comunicavan con e stos tale s, alle gando su pare ce r a los más
botos; y para la gobernación de la cibdad y que los caminos estuviesen seguros
y por ninguna parte se hizie se n ningunos e ynsultos ni latrocinios, de los más
reposados déstos nonbravan para que sienpre anduviesen castigando a los que
fuesen malos y para esto andavan sienpre mucho por todas partes. De tal manera
entendían los Yngas en prove[e]r justicia que ninguno osava hazer desaguisado
ni hurto. Esto se entiende quanto a lo tocante a los que andavan hechos ladrones
o forcavan mugeres o conjuravan contra los reyes, porque en lo demás, muchas
provincias ovo que tuvieron sus guerras unos con otros y del todo no pudieron
los Yngas apartallos dellas.

En el río que corre junto al Cuzco se hazía la justicia de los que allí se prendían
o de otra parte trayan presos, adonde les cortavan las cabecas y les davan muertes
de otras maneras, como a ellos le agradava. Los motines y conjuraciones castigavan • 45 •
mucho y más que todo los que eran traydores y tenidos ya por tales, los hijos de
mugeres de los quales eran aviltados y tenidos por afrentados entre los mismos.

En cosas naturales alcancaron mucho estos yndios, así en el movimiento del sol
como en el de la luna; y algunos yndios dezían que avía cuatro cielos grandes y
todos afirman que l acie nto y silla de l gran Dios Hace dor de l mundo e s e n los
cielos. Preguntándoles yo muchas vezes si alcancan quel mundo se a de acabar,
se reye n y sobre e sto sabe n poco: y si algo sabe n, e s lo que Dios pe rmite que l
De monio le s diga. A todo e l mundo llaman “Pacha” conocie ndo la bue lta que l
sol haze y las crecientes y las menguantes de la luna. Contaron el año por ello,
al cual llaman “guata” y los hazen de doze lunas, teniendo su quenta en ello. Y
usaron de unas torre zillas pe que ñas, que oy día e stán muchas por los collados
del Cuzco algo ahuzadas para por la sonbra que sol hazía en ellas entender en
las sementeras en lo que ellos más sobre esto entienden. Yestos Yngas miravan
mucho en el cielo y en las señales dél, lo qual tanbién pendía de ser ellos todos
tan grandes agoreros. Quando las estrellas corren, grande es la grita que hazen
y el mormullo que unos con otros tienen.

Idón Moisé s Chivi Vargas


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2.4. Fe rnando Santillán (1563) proce dimie ntos de ave riguación:

Para ave riguar cualquie r de bate ó de lito que se imponía á alguna e ra, pone rle
en presencia del juez á él y á todos los que podian ser testigos, en aquella causa,
y allí le conve ncían sin que pudie se ne garlo, ó pare scia su inoce ncia, y si e l tal
indio e ra mal inclinado y de mal vivir dabanle torme nto; y si confe saba, e ra
castigado, y si no, e n cometie ndo otro de lito, que daba conve ncido e n todos y
e ra se nte nciado á mue rte , sie ndo e n casos grave s, ó hurto, ó fue rza; y una de
las principales causas porque los indios alababan la gobernación del inga, y áun
los españoles que algo alcanzan della, es porque todas las cosas susodichas se
determinaban sin hacerle costas (Santillán, 1979: 30).

2.5 Cronista anónimo (1593) accione s prohibidas


y proce dimie ntos de ave riguación

La manera de confesarse era junto á un rio, y el confesor cogia con la mano un


gran manejo de heno ó esparto y lo tenia en la mano derecha, y en la izquierda
una piedra pequeña dura atada a un cordel ó encajada en el hueco hechizo de
algun palo manual, y se ntado, llamaba al pe nite nte , e l cual ve nia te mblando y
• 46 • se postraba ante é l de pe chos, y e l confe sor le mandab le vantarse y se ntarse ;
e xhortábalo a que dijese verdad y no escondiese nada, porque él como adivino
ya sabia poco mas o me nos lo que podia habe r he cho. Con e sto no osaba e l
penitente esconder cosa. La confesión habia de ser auricular secreta, y el ichuri
o confe sor guardaba e l se creto natural grande me nte , por que si se le probase
que habia descubierto pecados que alguno que hubiese sido su penitente y los
habia oido e n confe sión, moria por e llo sin re me dio (Anónimo, 1979: 165-166).

Inte nción de hace r algun motín, ó mostrar algún de se o de pe car con alguna
virgen ó casada ó mujer comun... ó alguna dama de la reina... ñusta... tambien
de claraban los de se os é inte ncione s de hurtar. Yasi, lo que dice n algunos que
no de claraban los pe cados inte riore s. Acabado de de cir e l pe nite nte , si via e l
confe sor que habia de scubie rto todo su pe cho no curaba de sacarle más sino
que le exortaba á la enmienda ala adoración de sus dioses, y a la obediencia del
gran Vilahoma ó del inga... pobre ó rico, una misma penitencia le daba conforme
á los pecados que habia oido... (Anónimo, 1979; 167).

Idón Moisé s Chivi Vargas


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[Ordenanzas]

Que e n e l come r se an mode rados y te mplados, y mucho más e n e l be be r, y si


alguno se embriagase de manera que pierda el juicio, que sea por la primera vez
conforme al juez pareciere, y por la segunda, desterrados, y por la tercera, privados
de sus oficios, si son magistrados, y e chados a las minas. Esta le y se guardó á
los principios con rigor... despues se relajó la ejecucion los ministros de justicia
e ran los prime ros que más be bian, no habia castigo; porque los amautas, e ran
como le trados y sabios de llos, inte rpre taban las le ye s... e ntre ce nca, que e s
encalabriarse y calentarse, y hatun machay, que es embriagarse hasta perder el
juicio...

Todo género de homicidio que se hiciese fuera de guerra, sea punido y castigado
con pena de muerte natural, en esta forma: quien mata a su padre ó madre, que
mue ra y se a he cho cuartos; lo mismo si matare á sus abue los ó hijos; quie n
mataré algun niño ó niña, muera despeñado ó apedreado... quien á otro particular
del pueblo, que muera ahorcado.

Quien mata á algun ministro del rey, conociendo que era tal, ó á algun ministro
de los dioses; ó á alguna virgen aclla, que muera arrastrado o asaeteado. Quien • 47 •
matase á su muje r por odio, sin culpa de lla, ó sin sabe r que te nia culpa de
adulte rio, que mue ra ahorcado y he cho cuartos; lo mismo la muje r si matare á
su marido.

Quie n matare á su muje r hallándola e n adulte rio, que se a de ste rrado por un
cierto tiempo. Lo mismo si matare al adúltero con quien adulteró su mujer, pero
que el tiempo del destierro o pase de un año.

“Quie n fue re causa de que alguna muje r pre ñada de tre s me se s para arriba,
muera o malpara, dándole hierbas ó golpes, ó de cualquier manera, que muera
ahorcado ó apedreado.”

Quien matare al rey ó reina ó príncipe heredero, muera arrastrado ó asaeteado


y se a he cho cuartos, su casa de rrumbada y he cha muladar; sus hijos se an
perpetuamente bajos, de vil condición y (n)o puedan tener cargo ninguno honroso
en el pueblo ni en la guerra, y todo esto hasta la cuarta generación. Ylo mismo
los traidore s;... se arre pintie se n y pidie re n pe rdon y se me tie se n de bajo de l
estandarte del inga, vuelva en su gracia real y no parezca nada de los dicho.

Idón Moisé s Chivi Vargas


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El adúlte ro y la adúlte ra se an castigados con pe na de mue rte ; y e l marido, si


hallare á su mujer en tal delito, denuncie luego, para que se le cumpla de justa
venganza; lo mismo la mujer... denuncie dellos, para que mueran.

Quien forzare doncella y la deshonrare, que muera apedreado. Ysi ella quisiera
casarse (sic) con él, que nomuera, sino que se case luego. Quien forzare casada,
que muera ahorcado. Quien cometiere estupro con alguna doncella consintiendo
ella, que sean azotadoa y trasquilados y puestos á la vergüenza, y el sea desterrado
y conducido á las minas, y e lla á guardar algun te mplo; y si quisie re n casarse ,
sean solamente azotados y se casen luego; más si el casado y tiene hijo y mujer
sirvan á la comunidad y ella á algun templo ó á las acllas.

Quien tuviere cuenta con su propia hija, que mueran entre ambos despeñados...
pero si fue forzada y violada, que muera el padre, y ella sea puesta para que sirva
siempre á las acllas; y si alguno la pidiese por mujer, que se case...

Los incestos con los tios y sobrinos, ó con primos y primas en segundo grado, ó
afines en primer grado sean ambos castigados con pena de muerte de horca ó
apedreados...
• 48 •
Quie n cometie re e l pe cado de sodomía, que mue ra arrastrado y ahorcado, y
luego sea quemado con todos sus vestidos, y los mismo si se juntare con alguna
bestia.

Si los grandes señores cometieren algunos destos delictos, por donde merecieren
morir, que los gobernadores y consejos hagan la veriguación y información, y la
sentencia quédese para el rey, y cuando los tales murieren por su delicto, sean
de gollados e n la plaza o donde e l re y pare cie re ; y si fue se n se ñoras ilustre s ó
sus hijas, merecieren morir, sean degolladas dentro la cárcel.

Quie n fue se alcahuete para que se cometan e stupros ó ince stos... que mue ra
por ellos ahorcado. Ylo mismo la hechiceria que diere hierbas para que se amen
y se junten. Quien fuere alcahuete de adulterios que esté en la cárcel perpétua,
ó sea condenado á minas ó á las tierras o partes de la comunidad.

Quien hurtare cosa de comer ó de vestir, ó plata ó oro, sea e xaminado si hurto
forzado de la ne ce sidad y pobre za y si se hallare que si, no se a e l tal ladrón
castigado sino que tiene el cargo de proveedor, con privación de oficio porque
no tuvo cuidado... y désele al tal ladrón lo que hubiere menester de ropa y comida

Idón Moisé s Chivi Vargas


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y tierras y casa que si dende adelante hurtare, que hade morir. Si se averiguase
que hurtó de vicio ó por se r haragan y ocioso, que mue ra ahorcado, y si fue se
hijo de señor, muera degollado en la cárcel.

2.6 Re lación Anónima (orde nanzas)

lro: “Que todos los subiectos al imperio de los ingas hablen una misma lengua
general, y esta sea la quichua del Cuzco, y la depriendan por lo menos,....
los que han de gobernar ó administrar justicia”.

2do: “Que en todos los pueblos haya de todo a oficios y oficiales y maestros...,
aquí tejedores de lana, ahí de algodón, acullá plateros... canteros...”.

3ro: “Que para e l tie mpo de barbe char, se mbrar, se gar.... re gar las tie rras, así
comune s como de particulare s, nadie se e xcuse , sino que salga con su
arado, y que de sde e l re y hasta e l más bajo ciudadano se ocupe de la
labranza... a sus tiempos...”.

4to: “Que se miren las tierras para qué planta ó semilla tienen más virtud, y no
se siembre allí más de aquella semilla ó planta... desta manera en todo lo
• 49 •
demás”.

5to: “Que se conozcan las inclinacione s y habilidade s de los mochachos, y


conforme a ella (sic) sea empleados, cuando llegasen á edad madura... á
la guerra y mostraren valor, se hagan soldados... aunque lo más común y
ordinario sea que cada uno siga el oficio de su padre”.

6to: “Que en todas las provincias haya uno o más depósitos y alhóndigas, donde
se guarde todo e l bastime nto ne ce sario... para tie mpo de hambre , de
esterilidad, de guerras, para dar a cojos, ciegos, tullidos, ciudad y huérfanos,
y que de esto no pueda aprovecharse el rey ni los señores”.

7mo: “Que hubie se de pósito de ganado de la tie rra, que sirvie se , lo prime ro,
para los sacrificios; lo se gundo, para las ne ce sidade s de la re pública, lo
te rce ro, para socorre r á los pobre s, lisiados y viudas y hué rfanos”.

8vo: “Que e n cada pue blo se dividan las tie rras, a cada ve cino cie rta me dida,
y a los propios y comunidades tanta, y que estas comunidades no se pueda
meter el rey ni los eñores y si se metiere el rey por alguna causa justa, sea

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para bie n de tal provincia, acabada la ne ce sidad vue lva la comunidad á


sus juros proprios”.

9no: “Que cada uno se vista y adorne conforme a la cualidad que tiene, el plebeyo
como plebeyo y el noble como noble, y que ninguno se vista del género
de ropa y tarje y labor que se viste n los re ye s, sino fue se hijo ó hija ó
pariente del rey, ó... particular privilegio para ello”.

10mo: “Que en el comer sean moderados y templados, y mucho más en el beber,


y si alguno se embriagase de manera que pierda el juicio, que sea por la
prime ra ve z conforme al jue z pare cie re , y por la se gunda de ste rrados, y
por la tercera, privadas de sus oficios, si son magistrados, y echados a las
minas. Esta ley se guardo a los principios con rigor... después se relajó la
ejecución... los ministros de la justicia eran los primeros que más bebían...
no había castigo; porque los amautas, eran como letrados, y sabios dellos,
interpretaban las leyes...entre cenca, que es encalabriarse y calentarse, y
hatun machay, que es embriagarse hasta perder el juicio...”.

11ro: “Todo género de homicidio que se hiciere fuera de guerra, sea punido y
• 50 • castigado con pe na de mue rte natural, e n e sta forma: quie n mata a su
padre ó a su madre, que muera y sea hecho cuartos, lo mismo si matare
á sus abuelos ó hijos, quien mataré algún niño ó niña, muera despeñado
ó apedreado... quien á otro particular del pueblo, que muera ahorcado”.

12ro: “Quie n mata á algún ministro de l re y, conocie ndo que e ra tal, ó algún
ministro de los diose s: ó á alguna virge n aclla que mue ra arrastrado y
asaeteado. Quien matase a su mujer por odio, sin culpa della, ó sin saber
que te nía culpa de adulte rio, que mue ra ahorcado y he cho cuartos, lo
mismo la mujer si mataré a su marido”.

13ro: “Quien mataré a su mujer hallándola en adulterio, que sea desterrado por
cierto tiempo, lo mismo si matare al adúltero con quien adulteró su mujer,
pero que el tiempo del destierro no pase un año”.

14to: “Quien fuere causa de que alguna mujer preñada de tres meses para arriba,
muera ó malpara, dándole hierbas ó golpes, ó de cualquier manera. que
muera ahorcado ó apedreado”.

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15to: “Quie n mataré al re y ó re inas ó príncipe he re de ro, mue ra arrastrado a


asaeteado y sea hecho cuartos, su casa derrumbada y hecha muladar, sus
hijos sean perpetuamente bajos, de vil condición y (n)o puedan tener cargo
ninguno honroso en el pueblo ni en la guerra, y todo esto hasta la cuarta
generación. Ylo mismo los traidores;... se arrepintiesen y pidieren perdón
y se metie se n de bajo de l e standarte de l inga, vue lva e n su gracia re al y
no padezca nada de lo dicho”.

16to: “El adúltero y la adúltera sean castigados con pena de muerte; y el marido
si hallare a su mujer en tal delito, denuncie luego, para que se le cumpla
la justa venganza; lo mismo la mujer denuncie dellos, para que mueran”.

17mo:“Quie n forzare donce lla y la de shonrare , que mue ra ape dre ado. y si e lla
quisiera casarse (sic) con él, que no muera si no que se case luego. Quien
forzare casada, que muera ahorcado. Quien cometiere estupro con alguna
doncella consintiendo ella, que sean azotados y trasquilados y puestos a
la vergüenza y él sea desterrado y conducido á las minas, y ella á guardar
algún templo; y si quisieron casarse, sean solamente azotados y se casen
lue go, más si e l casado y tie ne hijo y muje r sirvan a la comunidad y e lla
á algún templo ó a las minas”. • 51 •

18vo: “Quie n tuvie se cue nta con su propia hija, que mue ran e ntrambos
despeñados... pero si fue forzada y violada, que muera el padre, y ella sea
puesta para que sirva... siempre a las acllas y si alguno le pidiere por mujer,
que se case”.

19no: “Los ince stos con los tíos y sobrinos, ó con primos y primas e n se gundo
grado, ó afine s e n prime r grado, se an ambos castigados con pe na de
muerte de horco ó apedreados...”.

20mo: “Quien cometiere el pecado de sodomía, que muera arrastrado y ahorcado


y lue go se a que mado con todos sus ve stidos, y lo mismo si juntare con
alguna bestia”,

21ro: “Si los grande s se ñore s come tie re n algunos de stos de litos, por donde
merecieren morir, que los gobernadores y consejos hagan la averiguación
y información, y la se nte ncia qué de se para e l re y, y cuando los tale s
murie re n por su de licto, se an de gollados e n las plazas ó donde e l re y
pareciere, y si fuesen señoras ilustres ó sus hijas, y merecieren morir, sean
degollados dentro la cárcel”.

Idón Moisé s Chivi Vargas


Los caminos de la descolonización por América Latina

22do: “Quien fuese alcahuete para que cometan estupros ó incestos... que muera
por ellos ahorcado. Ylo mismo la hechicera que diere hierbas para que e
amen y se junten. Quien fuere alcahuete de adulterios que éste en la cárcel
perpetua, ó sea condenado á minas ó a las tierras ó partes de la comunidad”.

23ro: “Quie n hurtare cosa de come r ó de ve stir. ó plata ó oro, se a e xaminado


si hurtó forzado de la ne ce sidad y pobre za, y si hallare que si, no se a e l
tal ladrón castigado, sino que el tiene el cargo de proveedor, con privación
de oficio porque no tuvo cuidado... y dé se le al tal ladrón lo que hubie re
menester de ropa y comida y tierras y casa... que si dende adelante hurtare,
que ha de morir. Si se ave riguase que hurtó por vicio ó por haragán y
ocioso, muera ahorcado, y si fuese hijo de señor, muera degollado en la
cárcel”.

24to: “Haya e n cada pue blo un jue z contra los ociosos y haragane s, que los
castigue y haga trabajar” (Anónimo: 1879, 198-205).

2.7. Re copilación de las Le ye s de Indias o e l pluralismo jurídico colonial

• 52 • Como se puede advertir, el proceso de hibridación de la Ley del Inca con la Ley
de la Corona, es un proceso que duró, al menos un siglo.

Convie ne destacar que después de un largo forcejeo entre los intelectuales de


la Corona, hubo fue rte te nsión, pue s la dispe rsión de orde nanzas favore cía al
incumplimiento de las mismas, eso que hoy se llama fetichismo normativo ya se
lo tenía en el siglo XVI. Por ello es que la Corona ordena elaborar una recopilación
de las leyes de los Reinos de las Indias. Este proceso culminó en 1680. En lo que
respecta a esta indagación, baste con ver las siguientes disposiciones:

La ley IV-T. I-L. II: “Ordenamos y Mandamos que las leyes y buenas costumbres
que antiguamente tenían los indios para su buen gobierno y policía y sus
usos y costumbres observados y guardados después que son cristianos y
que no se e ncue ntre n con nue stra sagrada re ligión, ni con las le ye s de
este libro y las que han hecho y ordenado se guarden y ejecuten”.

Ley V: “Deseando la conservación y acrecentamiento de nuestra Indias y


conversión de los naturales de ellas a nuestra Fe Católica y para su buen
tratamiento hemos mandado juntar en esta recopilación todo lo que esta
orde nado y dispue sto e n favor de los Indios y añadir todo lo que ha

Idón Moisé s Chivi Vargas


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

pare cido ne ce sario y conve nie nte . Y porque nue stra voluntad e s que se
guarde y particularme nte las le ye s que fue ran e n favor de los indios.
inviolablemente...” manda ejecutar dichas leyes aun en el caso de apelación
de las mismas”.

Le y XXII-T. I.L.V: “Los gobe rnadore s y justicias re conozcan con particular


atención la orden y la forma de vivir de los indios, policía y disposición de
los mante nimie ntos y avise n a los virre ye s y audie ncias y guarde n sus
bue nos usos y costumbre s e n lo que no fue ran contra nue stra sagrada
religión, como está ordenado por la Ley IV-T. I-l.II.

Como puede advertirse, ya tempranamente, el proceso de conquista construye


un unive rso normativo ade cuado a los inte re se s coloniale s, pe ro tambié n un
ejemplo extraordinario de pluralismo jurídico en el siglo XVI.

El inve stigador pe ruano Atilio Sivirichi añade que e l de re cho indíge na pudo
subsistir gracias a:

1º La famosa carta de Isabe l la Católica al gobe rnador de La Española,


declarando a los indios “Vasallos libres de la Corona de Castilla”. • 53 •

2º La cláusula del testamento de la misma soberana en que declara que no


se consie nte ni se de lugar a que : “los indios y moradore s de las dichas
islas y tie rra firme ganadas y por ganar re ciban agravio alguno e n sus
pe rsonas y bie ne s de bie ndo se r justame nte tratados y los agravios
remediados los agravios recibidos. (...) mandamos a los virreyes, presidentes,
audiencias, gobernadores y justicias reales y encargamos a los obispos y
pre lados e cle siásticos que te ngan e sta cláusula muy pre se nte y guarde n
lo dispuesto por las leyes que en orden a la conversión de los naturales y
a su cristiana y católica doctrina enseñanza y buen tratamiento estén dadas.

3º La Bula “Veritas Ipsa” expedida por el Pontífice Paulo III (1537), que declaró
a los indios seres racionales en los términos siguientes: “Algunos ministros
deseosos de satisfacer codicias y deseos afirman continuamente que los
indios de las parte s occide ntale s y los de l me diodía, y las de más ge nte s
que en nuestros tiempos han llegado a nuestra noticia, han de ser tratados
y reducidos a nuestro servicio como animales brutos, a título de que son
inhábiles para la fe católica (...) Queriendo proveer en estas cosas remedio

Idón Moisé s Chivi Vargas


Los caminos de la descolonización por América Latina

conveniente (...) determinamos y declaramos que los dichos indios y todas


las de más ge nte s que de aquí e n ade lante a noticia de los cristianos,
aunque estén fuera de la Fe de Cristo, no están privados, ni deben serlo,
de su libertad, ni del dominio de sus bienes y que no deben ser reducidos
a servidumbre.

4º Las Leyes de Indias que se dictaron, reconociendo la capacidad jurídica de


los indios y otorgándoles la libertad como Vasallos de la Corona de España 32.

Por su parte, otro investigador peruano, Jorge Basadre, señala que las costumbres
indígenas permanecieron bajo el dominio colonial en tres formas:

- La influencia en la mita y el tributo.

- La facultad real de la validez de la costumbre indígena en todo lo que no


fuera contra la religión o la ley.

- La valide z de l de re cho “indio” aun contra la le gislación colonial pe ro no


e n contra de la re ligión e n institucione s tale s como la propie dad o e l
de re cho de suce sione s e n mate ria de familia, propie dad sobre la tie rra,
• 54 •
o propiedad individual, etcétera 33.

Tal e stado de situación e s lo que hoy se conoce como tre gua pactada o pacto
de reciprocidad. La vigencia de las Repúblicas de Indios y Repúblicas de Españoles
establecía una situación de empate gubernativo, donde las autoridades indígenas
tenían derechos si no iguales, similares en jerarquía a los de la autoridad colonial,
y en el caso de ejercicio judicial éste se expresaba en la primacía de la autoridad
indígena por sobre la colonial.

Las Re formas Borbónicas (1765) son —con mucho— causa fundame ntal de la
quiebra colonial y la reanimación de los derechos políticos indígenas expresados
e n los le vantamie ntos de 1780-81 e n e l Bajo y Alto Pe rú, pe ro su de rrota lle ga
como llega la victoria de los colonizadores: con toda su violencia fáctica y simbólica.

32 Cfr. Derecho Indígena Peruano de Sivirichi, Atilio, Kuntur, Lima, 1946, Pág. 79.
33 Cfr. Jorge Basadre, Historia del derecho peruano. Citado por Atilio Sivirichi. Op. Cit. Pág. 94.

Idón Moisé s Chivi Vargas


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

Las reformas borbónicas negaban a las élites indígenas su carácter de gobierno


territorial y expresión política de representación ante la Corona, desconocían los
datos básicos que suponía la e structura de pue blos de indios y pue blos de
españoles, y que en el fondo quebraban duramente un esquema de administración
colonial —sino equilibrada—, por lo menos con mecanismos de reconocimiento
a la te rritorialidad y formas gube rnativas indíge nas 34 a e llo se une la pre sión
tributaria que hizo estallar la insurrección general de 1780-1781.

El cerco a La Paz liderado por Túpac Katari35, la toma militar de Oruro por Jacinto
Rodrígue z y los indíge nas de Paria y Carangas 36, la crisis de l gobie rno colonial
en Potosí generada por los hermanos Tomás y Dámaso Katari37 son la expresión
movilizada de una sociedad fracturada en sus cimientos.

Entre 1781 y 1820, la crisis del gobierno colonial se profundiza llegando a extremos
insostenibles38, los procesos independentistas se dan cada vez con más fuerza
y los ejércitos de San Martín y Simón Bolívar concentran —en la primera década
del siglo XIX—la fuerza necesaria para consolidar la independencia de las colonias39.
Pero un dato que por lo general pasa desapercibido es que la propia España se
encontraba en una crisis galopante que le impedía ver las dimensiones políticas
de lo que ocurría en sus “colonias”. • 55 •

2.8. ¿Y e l siglo XIX?

La situación colonial, cuya he re ncia que dará marcada a sangre y fue go e n e l


ejercicio jurisdiccional de los pueblos indígenas y en el diseño liberal y republicano
iniciado con las guerras de la Independencia por toda América Latina, perdurará

34 Carlos Mamani Condori, comunicación personal


35 Cfr. Choque, Roberto; Los caciques frente a la rebelión de Tupac Katari en La Paz. En:
Historia y Cultura Nº 19, 1991, Sociedad Boliviana de Historia, La Paz. Así también vease
de Mª Eugenia del Valle de Siles su Historia de la Rebelión Indígena de Tupac Katari 1781-
1782. Don Bosco, 1990, La Paz.
36 Cfr. Cajias, Fernando; así también el magnífico trabajo de Marcos Beltran A., Capítulos de
la Historia Colonial de Oruro. La República, La Paz, 1925.
37 Cfr. Platt, Tristán; Estado Tributario y Ayllu Andino. IEP, Lima, 1982.
38 Cfr. Arnade, Charles; La dramática insurgencia de Bolivia. Juventud, La Paz, 1964.
39 Cfr. Arze, René; La participación popular en la guerra de la independencia de Bolivia. Quipus,
La Paz, 1987.

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Los caminos de la descolonización por América Latina

a lo largo del siglo XIX. Vivirán así extrañados entre sí, unos con visos de adaptación,
los otros con visos duros de adopción, nacerán las justicias en período republicano.

No por resistencia obstinada de las autoridades indígenas y el mundo circundante,


sino por obra y gracia de unas élites que miraron lo indio, como lo inferior y se
desentendieron de ser nación, para quedar sólo como Estado, un Estado precario
y sumamente dependiente.

¿Qué pape l jugaron las autoridade s indíge nas e n la construcción de un orde n


jurídico que , conte mporáne o con e l libe ralismo de sdibujado y una re pública
señorial altamente patrimonialista, se erigió en la forma principal de resolución
de conflictos y construcción de paz social?, es la pregunta que seguramente se
te ndrá que re sponde r con urge ncia para contar con una base histórica sólida y
no que darse e n la etnografía y e l de bate normativo, que por otra parte ya han
sufrido un desgaste profundo, a lo largo de los últimos años.

El siglo XIX —por lo mencionado—, constituye un escenario propicio para indagar


en la inexistencia estatal, persistencia de la autoridad indígena y la consolidación
de un orden jurídico igualitario indígena recompuesto y paralelo al orden jurídico
• 56 • e statal, orde n jurídico que hoy ha pue sto e n cue stionamie nto la uninación
monocultural y su sistema jurídico fallido, precario a las urgencias de la realidad,
pero eso es ya parte de otra investigación.

Idón Moisé s Chivi Vargas


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

3. Jurisdicción indíge na (III): e l largo Siglo XX.

En el siglo XX, la cuestión indígena adquiere notoriedad en el mundo.

La pre se ntación de l Proye cto de Le y de Cre ación de l Patronato Nacional de


Indígenas por el Honorable A. Saavedra a fines de los años veinte en Bolivia, el
envío del Jefe Deskaheh de la Nación Cayuga en 1923 a la Liga de las Naciones
“para que informara sobre las infracciones perpetradas por el Gobierno canadiense
de los tratados que había suscrito con los Cayuga. En 1925 los Maori de Aotearoa
(Nueva Zelanda) enviaron a W.T. para que denunciara el incumplimiento por parte
de l gobie rno de Nue va Ze landa de l tratado de Waitangi”40. Y, a finale s de los
cuarenta, la presentación por un representante de Bolivia ante la ONU sobre la
problemática de la cuestión indígena, habiendo recibido por ello sendas reprimendas
de parte de los delegados de Perú y México 41 son hitos que no se pueden perder
de vista.

La Revolución del 52 inició un proceso de campesinización forzada (sindicalización


• 57 •
emenerrista) a la vez que la desaparición paulatina de las autoridades originarias,
porque éstas constituían una rémora en su proyecto de mestizaje cultural, propio
de los plane s inte gracionistas iniciados ya e n los ve inte por varios paíse s de la
región 42. Frente a ello, las autoridades originarias en un acto de respuesta política
mimetizan su le gitimidad detrás de un orde n re pre se ntativo ace ptado por los
mestizos.

40 Vid. “El reto de ejecutar la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos
Indígenas” de Victoria Tauli – Corpuz. En: La Declaración de los Derechos de los Pueblos
Indígenas. Barcelona: Punto y Seguido. alterNativa Intercambio con Pueblos Indígenas.
2008, pág. 9.
41 Cf. Clavero, Bartolomé; Derecho Indígena y Cultura Constitucional en América. México. Siglo
XXI. 1994
42 Instituto Indigenista Interamericano que tendrá a su cargo una acción académica que permitirá
“ver”: primero las falencias del sistema de justicia formal en relación a los indígenas tratados
por ella, y segundo conformar cuerpos legales que tomen el tratamiento jurídico especial
para los indígenas considerados en situación de inferioridad social y minoridad psicológica.
Un segundo momento se inicia cuando el Instituto Interamericano Indigenista rompe su
esquema lineal de desarrollo y se prodiga en pensar la realidad indígena como un lugar
donde son los mismos indígenas quienes deciden el sistema de justicia del cual son
depositarios.

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Los caminos de la descolonización por América Latina

En la dé cada de los se se nta, los indíge nas se e ncontraban suficie nte me nte
organizados y enviaron más delegaciones a la ONU, hasta que en 1972 la ONU
de signó a Martíne z Cobo para e laborar un informe sobre la situación de los
pue blos indíge nas, informe que e ntre gó a principios de los oche nta. Es e sta
dé cada que los ve re apare ce r con toda su fue rza re ivindicativa, retomando e l
camino iniciado al momento mismo de la conquista: la restitución de los derechos
conculcados.

Esa misma década es una época especialmente particular porque la globalización


de la economía recibe como contrapartida la globalización del derecho y es en
este preciso lugar donde “acceso a la justicia” y “pluralismo jurídico” adquieren
una fuerza política reivindicativa que no puede dejarse de lado en el análisis, se
inicia en efecto: “[...] el surgimiento de una coalición transformativa, transnacional,
compuesta por ONGs indígenas y no indígenas, que llamaban la atención de la
opinión pública mundial hacia las violacione s de los de re chos históricos de los
indígenas”43.

Este hecho —sin embargo—es parte complementaria de un debate igualmente


complejo en el derecho estatal donde el acceso a la justicia se convierte en un
• 58 • poderoso instrumento de las mayorías para cuestionar los efectos del modelo al
mismo tie mpo que la justicia indíge na cue stiona e n los cimie ntos la e xiste ncia
misma del sistema formal de justicia y su núcleo ideológico liberal, dejando así
al Pode r Judicial y su siste ma de justicia de snudo ante dos ve rtie nte s de
cuestionamiento, una enorme población que reclama acceso a la justicia —como
promesa incumplida del liberalismo—y otra igualmente enorme población que
hace prevalecer su propia justicia, como forma de desplazamiento político de un
sistema de justicia extraño al cuerpo social indígena.

Un re sultado práctico de e stos de bate s lo e ncontramos e n e l “Ante proye cto de


Le y Agraria Fundame ntal” pre parado por la Confe de ración Sindical Única de
Trabajadore s Campe sinos de Bolivia (CSUTCB) e l año 1984, donde se e stable ce
que:

Artículo 17. Las controversias de naturaleza civil, agraria, como las faltas y
delitos originados entre miembros de las comunidades serán resueltas o

43 Cf. De Souza Santos, Boaventura, La globalización del derecho: los nuevos caminos de la
regulación y la emancipación. ILSA, Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales,
Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 1999. pág. 152.

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Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

sancionadas en forma definitiva por los órganos internos de gobierno de


la comunidad según sus costumbres, creencias y valores socioculturales.
La forma de e je rcicio de e stas atribucione s se rá re gulada a travé s de la
correspondiente reglamentación. Estas costumbres y tradiciones deberán
también ser tomadas en cuenta por los tribunales de justicia ordinarios y
e spe ciale s cuando se juzgue n casos e n los que e sté n involucrados
comunarios.

Este artículo precisaba la jurisdicción “extensiva” y “definitiva” de las resoluciones


tomadas por las autoridades indígenas, campesinas y originarias, adelantándose
media década a las disposiciones del convenio 169 de la OIT.

En 1985 se realiza un evento en la ciudad de La Paz, auspiciado por la Comisión


Andina de Juristas donde se sugie re como te mas de análisis la tie rra/ te rritorio,
usos y costumbres y especial referencia a cuestiones penales y Estado plurinacional.
En efecto:

Sugie re n que como posible s te mas a se r abordados con [...] e nfoque


interdisciplinario:
• 59 •
Los De re chos Consuetudinarios, Usos y Costumbre s e n grupos andinos,
amazónicos y de los llanos, é nfasis e n los de re chos re fe ridos a la tie rra/
territorio y a cuestiones penales. Descripción y visión prospectiva en torno
a la conveniencia / inconveniencia de su codificación, registro, etc.

- Normas sustantivas y procesales del derecho consuetudinario que


vienen siendo utilizados por algunos de los aparatos formales del
Estado.

- Relación cosmovisiones/derecho: Límites en la aceptación de escalas


de valores diferenciadas en torno al proyecto de un Estado Nacional
multiétnico y pluralista.

- La administración de Justicia en el mundo andino y amazónico. Se


busca analizar y formular propue stas tanto e n lo que re spe cta al
funcionamie nto re al de instancias que pe rte ne ce n al aparato de l
Estado te nie ndo funcione s jurisdiccionale s (Juzgados de Paz, por

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Los caminos de la descolonización por América Latina

ejemplo) como en lo que se refiere a mecanismos en la propia base


(justicia comunal, por ejemplo).

- Percepción campesina sobre la legalidad 44.

Por la misma época, hace su aparición el boletín indianista Chitakolla donde se


expresan las primeras voces indígenas en la discusión de la formación discursiva
del derecho en países coloniales y a su vez la difusión del avance de los Derechos
de los Pueblos Indígenas en el seno de las Naciones Unidas 45. El Convenio 169
adquie re re sonancia ya de sde inicios de los nove nta, pe ro e n e spe cial de sde
199246.

En los nove nta, e l mundo e nte ro e ntra a un nue vo te rre no fascinante de los
planteamientos indígenas y con ello a la peligrosidad política de sus propuestas47.

En Bolivia, los noventa se inauguran con la Marcha por el Territorio y la Dignidad


(1991), el debate sobre los quinientos años de descubrimiento/ conquista/ saqueo
o invasión (dependiendo del gusto) del Abya Yala (lengua kuna que describe al
continente futuro). La misma década ve al katarismo en el poder con Víctor Hugo
• 60 • Cárde nas de Vice pre side nte . Ve tambié n la cúspide de l mode lo ne olibe ral, su
dominio total y con ello el inicio de su debacle que tiene un punto político preciso:
la Reforma Constitucional de 1994 y 1995 y la pluriculturalidad constitucional en
clave de reconocimiento de la justicia indígena aunque en un lenguaje lleno de
ambigüedades.

44. Cfr. Por el Imperio del Derecho. Boletín de la Comisión Andina de Juristas, Nº 8, Agosto de
1985, Seminario “Derecho: Mundo Andino y Amazonía” La Paz Bolivia págs. 16-19.
45 Chitakolla. Boletín, Nº 46, Junio de 1990, La Paz. Tema del mes: Derechos Indios, Derechos
Humanos. Págs. 4-18.
46 En diversos países se realizan publicaciones comentando el citado Convenio, dando pautas
de su aplicación o realizando procesos de sensibilización para su ratificación en sus respectivos
países, pero también son las mismas organizaciones indígenas quienes exigen a sus
profesionales a conocer y explicar este Convenio y llevarlo a las comunidades, en el caso
del autor, fue precisamente en ese momento donde ingresa a la discusión indígena y su
vivencia practica, así como sus construcciones políticas.
47 Esto —sin lugar a dudas— ha repercutido en el ámbito constitucional latinoamericano, varios
países tienen textos constitucionales cuyos diseños responden -en realidad- al grado de
presión política y capacidad de negociación de los propios movimientos indígenas (Colombia,
Perú, Ecuador y Venezuela son casos representativos e ilustrativos porque sus reformas
fueron parte de Asambleas Constituyentes). Para mayor profundidad conviene revisar los
trabajos de Raquel Irigoyen, Bartolomé Clavero, Silvina Ramírez en: www.alertanet.org.

Idón Moisé s Chivi Vargas


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

La región no se salva: en 1994, los zapatistas entran en escena y abren un nuevo


horizonte: el de las autonomías indígenas en los municipios rebeldes y que hasta
hoy tienen el control de la justicia indígena, sedimentando mucho más el debate
sobre autonomías jurisdiccionales obtenidas por los pueblos indígenas de la Costa
Atlántica, allá por la Nicaragua de la Revolución Sandinista y la Constitución Política
de 1985.

En el plano local, un tratamiento particular merece el Taller de Historia Oral Andina


donde se iniciará un proceso de reflexión multidisciplinaria sobre la pertinencia,
resistencia histórica y persistencia de lucha anticolonial en el seno de las autoridades
originarias y su se ntido te rritorial que son e l ayllu y la marka, iniciando así e l
proceso de reconstitución de ayllus y que hoy se conoce como Conamaq proceso
además que ha llegado a un punto culminante con la reconstitución de ayllus en
países como Perú o Ecuador, Argentina y Chile. Es el logro principal de un proceso
iniciado hace dos décadas en el altiplano de Bolivia. Los resultados contemporáneos
nos hacen ver que éste es el período de quiebre en un eje discursivo, en prácticas
sociales y dominios de saber que hoy adquieren resonancia en diversos ámbitos
académicos así como de debate político 48.

• 61 •
3.1. “Justicia comunitaria”: vida, pasión y mue rte de un conce pto.

Poco se ha e scrito sobre e l conce pto “justicia comunitaria”. Vale la pe na —por


e llo—aclarar que e ste conce pto e s e l re sultado final de un proye cto e ncarado
por el Ministerio de Justicia a inicios del 95 bajo el rótulo de “Proyecto de Reforma
Judicial” conve nio de cré dito 2705-BO de l 21 de abril de 1995, de l gobie rno de
Bolivia y la Asociación Internacional de Fomento donde se encararon estudios y
propue stas de institucionalización de la justicia tradicional o Comunitaria 49.

48 La relación de intelectuales aymaras que inician este proceso de desplazamiento práctico y


teórico se puede personificar en Carlos Mamani Condori, Maria Eugenia Choque, Ramón
Conde, Juan Félix Arias, Silvia Rivera, sin duda una experiencia de lejos inédita tanto porque
rompe el modelo de “investigador - objeto de investigación”, tanto porque en su producción
teórica apela al “colonialismo” como categoría central en el análisis de los “campos de saber”
y su conversión en campos de lucha.
49 Vid. Justicia Comunitaria: Derecho Consuetudinario. (Vol. 9) Ramiro Molina Rivero, La Paz:
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Banco Mundial, 1999 pág. 6.

Idón Moisé s Chivi Vargas


Los caminos de la descolonización por América Latina

El autor del concepto fue el conocido intelectual Ramiro Molina quien señalaba:

El gobierno boliviano, a través del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos,


lle vó a cabo e ntre 1996 y 1998 e l Proye cto Justicia Comunitaria con e l
objetivo de e laborar un Ante proye cto de Le y para e l re conocimie nto de l
Derecho Consuetudinario vigente en los pueblos indígenas y las comunidades
campe sinas de l país [...] El Proye cto Justicia Comunitaria tuvo dos fase s:
En la primera fase, el Proyecto se abocó a realizar cuatro estudios de caso
basados e n trabajos de campo e n distintas re gione s de l país, buscando
obtener con ellos ilustrar y comprender las prácticas de justicia comunitaria
en diferentes contextos socio culturales50.

El concepto acuñado pretendía contener elementos que atrapen a la realidad y


la describan. Por ello el citado autor nos dice de modo explícito:

[…] e n nue stros té rminos “justicia comunitaria” […] tie ne la ve ntaja de


remitir no sólo a las instituciones y prácticas de resolución de conflictos
sino también a los conte xtos socioculturales que los definen, haciendo
re fe re ncia fundame ntalme nte a la e spe cificidad de la organización
• 62 • sociopolítica comunitaria...51.

Sin embargo, este concepto no es definitivo, sino que puede ser tomado como
punto de partida en la comprensión de la justicia indígena o de sistemas interlegales.
En efecto Ramiro Molina lo dice con toda claridad: “La justicia comunitaria es un
campo de acción específica que deberá ser inicialmente definida, aunque solamente
sea como referencia conceptual”52.

Sin duda, la mayor concentración del debate estuvo signada por las definiciones
que el Ministerio de Justicia y el Comité Nacional de Implementación del Nuevo
Código Procesal tuvieron en sus manos; la vacatio legis declarada para el Código
Proce sal Pe nal (NCPP) tuvo como fin e stable ce r un proce so de difusión y
consolidación de la NCPP y con e llo la difusión de la justicia comunitaria como
concepto homogeneizante 53.

50 Íd. p. 11.
51 Ibidem p. 36.
52 Ibidem p. 40.
53 Asumiendo -como se dijo arriba- la versión comunitarista neoliberal.

Idón Moisés Chivi Vargas


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

Las investigaciones de la década de los noventa (CEJIS, CASDEL, PROADE) como


parte de consultorías elaboradas por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos,
las investigaciones publicadas por el mismo Ministerio y posteriormente publicadas
en diez volúmenes (1998), la investigación realizada por Marcelo Fernández en
1998 y publicada el 2000, los proyectos desarrollados en el contexto de la Red de
Participación y Justicia se se paran parcialme nte o se adhie re n a la de finición
dominante de justicia comunitaria —que dando como detalle obvio— que gran
parte de las inve stigacione s cae n e n la de scripción etnográfica, olvidando que
las etnografías sin profundidad histórica y apreciación política del presente son
sólo eso: etnografías y no materiales para el diseño de políticas publicas viables.

El Programa Ciudadanos Trabajando por la Justicia de Compañeros de las Américas


y la Re d de Participación y Justicia tuvie ron que de sarrolar -e n gran parte - todo
el proceso de capacitación e implementación 54. En el camino se percataron que
la justicia comunitaria encuentra su contrapunto más alto con los sucesos de Ayo
Ayo donde esta figura antes benévola y benigna de la justicia en pueblos indígenas
adquiere nuevas connotaciones perversas e ilegales que aún hoy perduran, siendo
lo de Sica Sica un contrapunto de masiado alto, dato que sin e mbargo ya fue
anunciado en un estudio coordinado por Elizabeth Morató 55.
• 63 •
El Informe de De sarrollo Humano 2004 de l PNUD pone e spe cial é nfasis e n la
libertad cultural56, donde el acceso a la justicia plural, justicia indígena y derecho
consuetudinario son componentes esenciales en la construcción de democracias
multiculturales, dándose por sentado que la aceptación de tradiciones y costumbres
no e s ne ce sariame nte la pe rmisibilidad para dar continuidad a sancione s o
costumbre s violatorias de los de re chos humanos, la ace ptación o adopción de
una memoria histórica, lengua o identidad indígena no es necesariamente una
cuestión de culto político para retornar a la tradición.

54 Vid. Conociendo el Nuevo Código de Procedimiento Penal. Red Participación y Justicia, Mayo
2004, (2ª edición) especialmente las págs. 83-91, La Paz.
55 Para la citada autora: “Los llamados pactos de silencio vinculan a autores con no autores de
hechos extremos reñidos con los mandatos de la Constitución Política del Estado, en una
complicidad de encubrimiento que también atenta contra toda forma de administración
imparcial de justicia”. Esta apreciación se adelanta en mucho a lo que ocurrió en Ayo Ayo
junio 2003. Cfr. La Reforma Procesal Penal: Un proceso, varias visiones. Compañeros de
las Américas, Abril 2004, La Paz, Pág. 36.
56 Cfr. Informe sobre Desarrollo Humano 2004. PNUD, Mundi Prensa, Madrid, 2004, especialmente
páginas 57-59.

Idón Moisés Chivi Vargas


Los caminos de la descolonización por América Latina

Como se dice arriba, en todo este proceso poco esfuerzo se hace para cuestionar
los soportes epistemológicos del concepto “justicia comunitaria”, menos aún de
sus soportes materiales, las mismas instituciones encargadas de su proceso de
difusión no propone n cue stionamie ntos al conce pto, hasta que e l conce pto se
cae. Lo de Ayo Ayo el 2004 y Sica Sica el 2008, ponen en evidencia un malentendido
de dimensiones que nos recuerdan al colonialismo más radical sólo comparable
a lo dicho y e stable cido por los pe nalistas de la prime ra mitad de l siglo XX57.

Una excepción es la investigación realizada por René Orellana (2005) que, desde
la sociología y la antropología de l De re cho, inicia un abordaje que ayuda —e n
mucho— a la clarificación de conce ptos e stable cie ndo campos normativos y
campos judiciales como escenarios complementarios y de interlegalidad con la
n o rm a tivida d e sta ta l, y qu e bie n pu e de n se rvir pa ra ir co n stru ye n do
conce ptualme nte aque llo que ocurre mate rialme nte : los pue nte s e ntre justicia
indígena y justicia estatal.

Dicho de otro modo, e xiste n prácticas jurídicas y judiciale s indíge nas que se
cone ctan dire ctame nte con la normatividad y judicialidad e statal; pe ro é stas
dependen del grado de autonomía que las comunidades deciden tener con los
• 64 • órganos representativos del Estado, la conceptualización de “campos”, pone en
evidencia que los estudios realizados hasta ahora pierden de vista las nociones
de orde n y disciplinamie nto que se practican e n las comunidade s indíge nas y
que , si se analizan con ate nción los datos etnográficos, mue stran una e norme
e xpe rie ncia histórica así como la capacidad de inve ntar de re cho, y con e llo de
hacer jurisprudencia. Así lo testimonia, al menos, la Nueva Constitución Política
del Estado.

57 En radio Panamericana, las declaraciones de ciudadanos de a pie, llegaban a extremos de


señalar a los indígenas de salvajes, primitivos, alcohólicos, inadaptados, incapaces y etc.
que conviene recordar para establecer las bases del planteamiento que nos proponemos
adelante.

Idón Moisés Chivi Vargas


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

4. Jurisdicción indígena originaria campesina.


Bases de su construcción conceptual

4.1 Del constitucionalismo como máscara del colonialismo


a la descolonización constitucional.

Si se piensa que la Constitución es sólo esa vieja y conocida definición universitaria,


no se había avanzado e n e l propósito de inaugurar una nueva e piste me de lo
que e s e l De re cho Constitucional y por supue sto e l constitucionalismo y su
desarrollo normativo.

Aun si se optara por la de finición Lasalle ana: La Constitución e s la suma de los


factore s de pode r (Fe rdinand Lasalle , 1860), no se haría más que e sclavizarse
ante un constitucionalismo en desprestigio, en crisis epistemológica.

Ni los soporte s libe rale s clásicos, ni e l constitucionalismo ke yne siano o e l


neoliberalismo en su versión transnacionalizada de la constitución para la Unión • 65 •
Europe a pudie ron dar re spue sta a e ste agotamie nto discursivo y político. Sin
duda, es un nuevo tiempo.

A estas alturas -pasada la Asamblea Constituyente-, se tiene certeza de que bajo


el manto del constitucionalismo contemporáneo se ha escondido legalmente la
re producción de l capital y de l capitalismo 58, de la colonialidad e n todas sus
formas59, la consolidación del patriarcalismo 60, una tecnología de subjetivación

58 Cfr. Althusser, Louis; Para leer el Capital. México: Siglo XXI, 1986.
59 Cfr. Clavero, Bartolomé; El Orden de los Poderes: Historias Constituyentes de la Trinidad
Constitucional. Madrid: Trotta, 2006. El mismo autor haciendo referencia al constitucionalismo
indigenista dice lo siguiente: “Por América Latina existe ya una larga historia de políticas
indigenistas que han resultado tan fallidas desde el punto de vista de los Estados como
contraproducentes e incluso lesivas para los indígenas […]” Cfr. Geografía Jurídica de América
Latina: Derecho Indígena en Constituciones no Indígenas”. Pág. 261. Así también de Anne
Sophie Berche, Alejandra María García y Alejandro Mantilla: Los Derechos en Nuestra Propia
Voz Pueblos Indígenas y DESC: Una lectura intercultural. Bogotá: Textos de Aquí y Ahora.
2006. para una caracterización del colonialismo interno y su funcionamiento jurídico puede
verse de González Casanova, Pablo; Sociología de la Explotación. México: Siglo XXI. 1969.

Idón Moisés Chivi Vargas


Los caminos de la descolonización por América Latina

del/ a ciudadano/ a 61, y la sociedad disciplinaria en escala planetaria 62, tomando


e n cue nta —ade más—, su e norme pode r sobre los imaginarios cole ctivos
conte mporáne os 63 y por sí fue ra poco, vive y se de sarrolla e ntrampado e n una
“miseria formalista” perniciosa a la creatividad política en nuestras tierras64.

Es en este contexto donde conviene detenerse para explicar la Nueva Constitución


Política de Bolivia. Para comenzar por el principio...

Artículo 1. Nueva Constitución Política de Bolivia

Bolivia se constituye en un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional


Comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural,
de sce ntralizado y con autonomías. Bolivia se funda e n la pluralidad y
el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico, dentro
del proceso integrador del país.

• 66 •
60 Cfr. Brown, Wendi & Patricia Williams; La Critica de los Derechos. Bogotá: Universidad de
los Andes-Instituto Pensar-Siglo del Hombre. 2003. Para una reflexión sobre el lenguaje
masculinizado del Derecho véase: Módulo Instruccional de Género. Sucre-La Paz: Ministerio
de Desarrollo Sostenible-Viceministerio de la Mujer-Instituto de la Judicatura, 2004. Para una
visión del feminismo radical véase de Paredes, Julieta; Asamblea Feminista. s/n/t, abril 2005.
61 Beatriz González Stephan, “Economías fundacionales. Diseño del cuerpo ciudadano”, en:
B. González Stephan (comp.), Cultura y Tercer Mundo. Nuevas identidades y ciudadanías.
Editorial Nueva Sociedad, Caracas, 1996. Desde una crítica a la colonialidad. Santiago
Castro-Gómez señala que “La función jurídico-política de las constituciones es, precisamente,
inventar la ciudadanía, es decir, crear un campo de identidades homogéneas que hicieran
viable el proyecto moderno de la gubernamentabilidad. Cf. Ciencias sociales, violencia
epistémica y el problema de la “invención del otro”. En La colonialidad del saber: eurocentrismo
y ciencias sociales Perspectivas latinoamericanas. Edgardo Lander (Compilador). CLACSO,
2000, pág. 149.
62 Cfr. de Foucault, Michel; Vigilar y Castigar. México, Siglo XXI, 1986 (19ª edición). Así también
del mismo autor: La Verdad y las Formas Jurídicas. Barcelona: GEDISA, 2005. (10ª reimpresión),
o su Defender la Sociedad. México: Fondo de Cultura Económica, 2003.
63 Cfr. Nino, Santiago nos señala casi ingenuamente “[…] el constitucionalismo en su sentido
mas pleno es un fruto exótico que florece solo en escasos lugares y en condiciones
verdaderamente excepcionales.”.Véase: Fundamentos de Derecho Constitucional. Buenos
Aires: Astrea, 1993, pág. 1. Véase también de Habermas, Jürgen: Facticidad y Validez.
Madrid: Trotta, 1998.
64 Esta frase la recogemos de Colomer Viadel, Antonio; Introducción al Constitucionalismo
Contemporáneo. Madrid: Ediciones de Cultura Hispánica. 1990, pág. 76.

Idón Moisés Chivi Vargas


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

El artículo prime ro de la Nue va Constitución Política de l Estado sinte tiza e l


programa de Estado e n e ste siglo XXI, comprime e l nue vo mapa institucional,
define la nueva organización territorial, estructura las formas de economía que
gozan de protección estatal y —principalmente—, define un sistema de estabilidad
política que privilegia al ser humano —en su dimensión individual y colectiva; de
gé ne ro y ge ne racional; cultural y política. Por e llo, e s sumame nte importante
de sglosar e ste artículo para te ne r claridad e n la carta de nave gación que nos
dejaron quienes hicieron carne y responsabilidad del mandato popular.

¿Qué e s un Estado plurinacional comunitario? Es la pre gunta que no se de be


hace r al come nzar a le e r la Nue va Constitución Política de l Estado y uno se
tropieza con el artículo 1º. Sin duda, responder a esta pregunta parece una tarea
demasiado compleja. Pero no es así.

¿Quié n pue de ne gar que Bolivia e stá conformada por 36 nacione s indíge nas
catalogadas como tales en los registros oficiales y particulares de ONGs y agencias
de cooperación internacional.

¿Quién puede negar que, debido a la inexistencia del Estado en las áreas rurales, • 67 •
sus habitante s (indíge nas, originarios o campe sinos) tuvie ron que dotarse de
mecanismos institucionales propios y efectivos. Tuvieron que mantener mecanismos
que vinie ndo de l pe ríodo pre colonial se me zclaron con prácticas coloniale s de
los españoles y aún hoy persisten, aunque reconceptualizadas por la propia visión
de los pueblos indígenas o que fueron reconceptualizadas desde una apreciación
por la vida e n común, e n cole ctivo, porque sólo así e ra posible sobrevivir a un
Estado hostil?

¿Alguien conoce que los indígenas, originarios y campesinos estén planteando


conformar 36 “mini Estaditos”? Nadie.

De qué se trata:

La constitucionalización de la re alidad, se da e n cuatro e sce narios políticos:

a) Lo plurinacional, como la constitucionalización de las formas gubernativas


propias de los pueblos indígena originario campesinos, constitucionalización

Idón Moisés Chivi Vargas


Los caminos de la descolonización por América Latina

de sus economías, sistemas jurídicos, medicina, educación y reproducción


cultural.

b) Lo comunitario, como la constitucionalización de la re distribución de la


riqueza social producida en el país, redistribución que tiene como misión
construir una sociedad igualitaria y con justicia social: Vivir bien 65.

c) La descolonización, como fin esencial del Estado en economía, política y


sociedad.

d) La de mocracia igualitaria, vista como un paso cualitativame nte supe rior


de la democracia participativa, encuentra en la Nueva Constitución Política
su correlato legal de primer orden.

Así, constitucionalización de la realidad, redistribución de la riqueza social entre


los comune s, la de scolonización de l Estado y la socie dad; y principalme nte la
construcción de una democracia igualitaria son los ejes de referencia de la Nueva
Constitución Política.
• 68 •
La descolonización no es la receta de un intelectual brillante, sino la síntesis de
la re siste ncia política de los pue blos indíge nas, conve rtida e n e strate gia de
movilización, cue stionamie nto al conocimie nto dominante con sus prácticas
sociales y estatales.

La descolonización es también una forma táctica en la producción de conocimiento


propio, una forma táctica en la forma de pensar y sentir, de hacer gestión pública
e n lo e statal de sde la e xpe rie ncia organizativa de los movimie ntos sociale s y
gobiernos indígenas.

El constitucionalismo, máscara de l colonialismo, fue subve rtido y fue e n la


constituyencia indígena, nacional y popular, como lugar material, donde sucedió

65 La tesis principal de lo “comunitario” podría sintetizarse como: “aquel conjunto de valores,


criterios y normas de gestión pública que Sociedad y Gobierno movilizan, institucionalizan y
adoptan para crear riqueza y asegurar empleo productivo a toda la fuerza de trabajo disponible
generando ingresos de vida digna para eliminar, por este camino, manifestaciones de exclusión,
pobreza e indigencia”. Cfr. Manuel Figueroa: La tesis de las tres economías. Sucre: mimeógrafo.

Idón Moisés Chivi Vargas


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

lo re alme nte importante , lo re alme nte ve rdade ro, aque llo que no pue de se r
ignorado.

4.2 Igualitarismo jurisdiccional en Bolivia:


pluralidad y pluralismo en clave constitucional

Estos proce sos de coope ración y coordinación re quie re n de una gran dosis de
voluntad de mocrática e ntre la autoridad jurisdiccional ordinaria y la autoridad
indígena; de mecanismos de apoyo en la solución de conflictividad compleja y
altame nte se nsible ; de me canismos de coope ración e n la inve stigación de la
ve rdad histórica; de la posibilidad de que la prue ba pue da se r valorada de sde
pe rspe ctivas múltiple s y no unidime nsionale s; de que la re solución e n ambos
me canismos se a una re solución e fe ctiva, no sólo para las parte s sino para la
comunidad en su conjunto, en apego estricto a los derechos humanos individuales
y colectivos.

La de mocracia igualitaria, vista como un paso cualitativame nte supe rior de la


democracia participativa, encuentra en la Nueva Constitución Política su correlato
legal de primer orden.

Pe ro e sta de mocracia igualitaria sólo e s posible me diante me canismos de • 69 •


de scolonización institucionale s de sde ade ntro de l mismo Estado: de scolonizar
el Estado desde el Estado.

El nuevo Derecho que programa la Constitución Política encuentra sus raíces en


la resistencia indígena y esa resistencia no se ha hecho con ayuda del conocimiento
jurídico tradicional; al contrario, e l nue vo de re cho e me rge de sde ve rtie nte s
clandestinas pero fuertemente reales.

El nuevo Derecho, aquel que se sostiene en lo “plurinacional comunitario” es el


punto de ruptura con la re gulación, dome sticamie nto y disciplinamie nto social
y e l punto de partida de la e mancipación y la acción re be lde de individuos y
colectividades.

La igualdad jurisdiccional entre unos y otros constituye el punto de partida de la


descolonización en la justicia “oficial”, es su lugar de redención con las aspiraciones
de paz social... y de relación respetuosa con la madre naturaleza.

Yes un punto de partida, donde la autonomía jurisdiccional indígena -como eje


previo-, está preñada de cooperaciones y coordinaciones que vienen de mandato
constituyente y constitucional.

Idón Moisés Chivi Vargas


Los caminos de la descolonización por América Latina

• 70 •

Idón Moisés Chivi Vargas


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

5. Jurisdicción indígena originaria campesina:


bases para una Ley de Deslinde Jurisdiccional

A e stas alturas ya se conoce que un principio de re se rva le gal ace ptado e n la


Nueva Constitución Política es el aplicado al ejercicio de la jurisdicción indígena
originaria campesina.

¿Cuáles son los soportes que desde la academia debemos tomar en cuenta para
la construcción política de esta Ley de Deslinde Jurisdiccional? Ésta es la pregunta
de la cual parte el presente apartado del documento.

Yla pregunta puede responderse esencialmente por el componente normativo


que da pie a condicione s de igualdad jurisdiccional. Dicho de otro modo:
estableciendo un bloque de constitucionalidad que viabilice sin discriminación
de ninguna naturaleza: a) El Derecho al Derecho y la Justicia propias, y, b) Límites
de de re chos humanos al e je rcicio de l De re cho al De re cho y la Justicia propias.
• 71 •
5.1. El bloque de constitucionalidad y la jurisdicción indígena originaria
campesina
“El bloque de Constitucionalidad e stá inte grado por los Tratados y Conve nios
inte rnacionale s e n mate ria de De re chos Humanos y las normas de De re cho
Comunitario, ratificados por el país”, señala parte del parágrafo II del artículo 410
en la Constitución Política del Estado.

No es suficiente establecer un núcleo concentrado sobre la jurisdicción indígena


originaria campesina, sino de comprender el bloque constitucional del cual está
compue sta, los principios que viabilizan e l e je rcicio de l de re cho humano para
pueblos e individuos indígenas y los límites al ejercicio del mismo.

La ide a ce ntral e n e l de bate político sobre la jurisdicción indíge na originaria


campesina, días previos a la concertación congresal (21 de octubre del 2008) para
viabilizar el Referéndum Dirimitorio y Aprobatorio (fijado para el 25 de enero del
2009), fue, sin duda alguna, la cuestión de los límites de juzgar que debería tener
una autoridad indígena originaria campesina.

Idón Moisés Chivi Vargas


Los caminos de la descolonización por América Latina

Dicho de otra forma: ¿Qué pueden juzgar los indios?, es la pregunta fundamental
que se para las aguas e n de re chas e izquie rdas, e n indios y no indios. Para los
primeros, la respuesta es rápida, se puede juzgar todo (de hecho así se redactó
la Nue va Constitución aprobada e n Oruro e n novie mbre de l 2009), para los
segundos, la figura varía, pues ellos consideran que las autoridades no pueden
juzgar todos los casos, sino sólo una de te rminada cantidad de he chos. No
me ncionan —por supue sto—qué e s lo que no pue de juzgarse , o qué casos no
pueden ser de conocimiento de la autoridad indígena.

El Bloque de Constitucionalidad da cuenta de que la jurisdicción indígena originaria


campe sina e stá rode ada por todas las garantías constitucionale s que tie ne un
justiciable en relación a otro, y cuando se dice todas las garantías se hace referencia
tanto a las materiales, como a las formales.

Dicho de otro modo: los instrume ntos inte rnacionale s de de re chos humanos
tienen una batería de disposiciones que ordenan los aspectos materiales (derecho
sustantivo) y los aspectos formales de un justiciable (derecho adjetivo). En materia
de jurisdicción indígena originaria campesina se tiene la misma cualidad política,
las autoridade s ya se an indíge nas, originarias o campe sinas tie ne n mandato
• 72 • constitucional asumido de sde las organizacione s, para de sarrollar y aplicar
e strictame nte los principios y garantías e se nciale s de un “juicio” e n un Estado
de Derecho, de Derecho Plurinacional Comunitario para el caso boliviano. Estos
principios son regla constitucional vinculante a la jurisdicción indígena originaria
campe sina. No hay dónde pe rde rse , pe ro hay que ve r cuále s son las garantías
de un enjuiciado en la mencionada jurisdicción:

Idón Moisés Chivi Vargas


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

Jurisdicción indígena originaria campesina


Principios rectores emergentes del Bloque de Constitucionalidad

Principios materiales Principios formales

De legalidad Debido proceso


De irretroactividad • De re ch o a se r ju zg a d o p o r
De mínima intervención t r ib u n a le s c o m p e t e n t e s ,
De protección de bienes jurídicos independientes e imparciales.
De racionalidad de las penas • Presunción de inocencia.
De culpabilidad • De re ch o a la d e fe n sa y la
De p ro p o rcio n a lid a d d e la p e n a asistencia letrada.
De primacía de los derechos humanos, • Derecho a ser informado (motivo
del Derecho Internacional Humanitario de la detención).
y los principios constitucionales. • Derecho al Hábeas Corpus.
De protección a la víctima
De respuesta razonable y en base a la Garantía jurisdiccional, principio de
dignidad humana. ju ic io le g a l o p rin c ip io d e
• 73 •
De inte rculturalidad como condición ju risdiccio n a lida d (la a u to rida d
de iguales. indíge na originaria campe sina).

Garantía de ejecución o principio de


ejecución legal de la pena.

Ga ra n t ía d e c o o p e ra c ió n y
coordinación jurisdiccional.

Como se pue de adve rtir, e l proce dimie nto jurisdiccional indíge na originario
campesino, está sujeto al cumplimiento de estos principios, pues constituyen el
Bloque de Constitucionalidad. Como señala Susana Albanese en relación al debido
proceso legal, “para que exista debido proceso legal es preciso que un justiciable
pueda hacer valer sus derechos y defender sus intereses en forma efectiva y en

Idón Moisés Chivi Vargas


Los caminos de la descolonización por América Latina

condiciones de igualdad procesal con otros justiciables… El proceso es un medio


para asegurar… la solución justa de una controversia”66.

Se plante a una pre gunta se ncilla: ¿pue de una autoridad indíge na sonar con
chicotazos a un miembro que ha cometido una acción prohibida por la comunidad?

No, ya que: “Existe un régimen jurídico internacional de prohibición absoluta de


todas las formas de tortura, tanto física como psicológica, régimen que pertenece
hoy día al dominio del ius cogens. La prohibición absoluta de la tortura es completa
e inderogable aun en las circunstancias más difíciles tales como la guerra, amenaza
de guerra, lucha contra el terrorismo y cualesquiera otros delitos, estado de sitio
o de e me rge ncia, conmoción o conflicto e xte rior, suspe nsión de garantías
constitucionales, inestabilidad política interna u otras emergencias o calamidades
públicas”67.

Otro caso: ¿la jurisdicción indígena puede violentar los principios materiales de
legalidad y de irretroactividad? No, ni siquiera con una interpretación intercultural
de la jurisdiccionalidad pue de n viole ntarse e stos dos principios re ctore s de l
e je rcicio jurisdiccional, ade más: “En un Estado de de re cho los principios de
• 74 • legalidad e irretroactividad presiden la actuación de todos los órganos del Estado,
en sus respectivas competencias, particularmente cuando viene al caso el ejercicio
del poder punitivo en el que se manifiesta, con máxima fuerza, una de las más
graves e intensas funciones del Estado frente a los seres humanos: la represión”68.

66. Corte Interamericana de Derechos Humanos. Opinión Consultiva OC-16/99. 1 de octubre de


1999. El derecho a la información sobre la asistencia consular en el marco de las garantías
del debido proceso legal. Párr. 117. Citado en: La internacionalización del derecho constitucional
y la constitucionalización del derecho internacional. En: El control de Convencionalidad.
AA.VV. (Susana Albanese, Coord.), Buenos Aires: EDIAR, 2008, pág. 19.
67 Corte IDH. Caso Tibi c. Ecuador. 7 de septiembre de 2004. párr. 143; caso de los Hermanos
Gómez Paquiyauri. párr. 112; caso Maritza Urrutia, párr. 92. Citado en: La internacionalización
del derecho constitucional y la constitucionalización del derecho internacional. En: El control
de Convencionalidad. AA.VV. (Susana Albanese, Coord.), Buenos Aires: EDIAR, 2008, pág.
20.
68 Corte IDH. Caso Baena Ricardo y otros. 2 de febrero de 2001, párr. 107. Asimismo. Corte
EDH. Caso S.W. y C.R. c. Reino Unido 22 de noviembre de 1995; Caso Kokkinakis c. Grecia,
25 de mayo de 1993; Caso Ecer y Zeyrec c. Turquia, 27 de febrero de 2001, en este último
se recuerda que el artículo 7 de la Convención (principio de legalidad e irretroactividad)
“…consagra de manera general el principio de legalidad de los delitos y de las penas y
prohibe, en particular, la aplicación irretroactiva del derecho penal cuando opere en detrimento
del acusado” párr. 30. Citado en: La internacionalización del derecho constitucional y la
constitucionalización del derecho internacional. En: El control de Convencionalidad. AA.VV.
(Susana Albanese, Coord.), Buenos Aires: EDIAR, 2008, pág. 22.

Idón Moisés Chivi Vargas


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

Las voce s agore ras y detractoras de e sta jurisdicción han sido voce s de idiotas
con un micrófono al frente.

De este modo, se llega a una primera aproximación.

Si asumimos taxativame nte los principios mate riale s y formale s de un proce so


judicial, sea cual fuere éste, indígena o no indígena, sustentados en instrumentos
internacionales de derechos humanos, ¿puede la autoridad indígena violentarla
arguyendo derechos indígenas?, no, simple y llanamente no.

Si e s parte de un pacto social que ha pue sto la jurisdiccionalidad indíge na e n


comple me ntarie dad con los principios unive rsale s que re gulan e l e je rcicio
jurisdiccional. Esta complementariedad constitucional, no es vista por los expertos
en cuestiones judiciales, así ciegos ante la misma Constitución. No hay peor ciego
que aquel que no quiere leer.

• 75 •

Idón Moisés Chivi Vargas


Los caminos de la descolonización por América Latina

• 76 •

Idón Moisés Chivi Vargas


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

6. Bases para la Ley de Deslinde Jurisdiccional

Dice la Constitución:

Las nacione s y pue blos indíge na originario campe sinos e je rce rán sus
funcione s jurisdiccionales y de competencia a través de sus autoridades,
y aplicarán sus principios, valore s culturale s, normas y proce dimie ntos
propios. Esta jurisdicción conoce los asuntos indígena originario campesinos
de conformidad a lo establecido en una Ley de Deslinde Jurisdiccional. La
Ley de Deslinde Jurisdiccional determinará los mecanismos de coordinación
y coope ración e ntre la jurisdicción indíge na originaria campe sina con la
jurisdicción ordinaria y la jurisdicción agroambiental y todas las jurisdicciones
constitucionalmente reconocidas.

Se tiene entonces que la Ley de Deslinde tiene programado establecer:

a) Límite s e n la compete ncia mate rial de la jurisdicción indíge na originaria


campesina. • 77 •

b) Mecanismos de cooperación y coordinación entre las jurisdicciones indígenas


originarias campe sinas y la jurisdicción ordinaria, agroambie ntal y todas
las jurisdicciones constitucionalmente reconocidas.

Hasta dónde pue de n juzgar los indíge nas, o qué casos pue de n conoce r las
autoridades indígenas originarias campesinas, ha sido la pregunta que ha merecido
tres tipos de respuesta:

- Conocer y resolver todos los casos por fuera de la legislación penal.

- Conoce r y re solve r todos los casos, incluidos los que se e ncue ntran
regulados penalmente.

- Conoce r y re solve r todos los casos, incluidos los que se e ncue ntran
regulados penalmente, pero en cooperación decisional con juez ordinario.

Estas tre s te nde ncias, marcan e l de bate actual. ¿Cuál e s la que los indíge nas
vemos como propio de un Estado plurinacional comunitario?

Idón Moisés Chivi Vargas


Los caminos de la descolonización por América Latina

Ninguna. En realidad, lo que interesa es afirmar que: a) Una vez que se ha asumido
el Bloque de Constitucionalidad con todas sus consecuencias en lo material y lo
formal, no se re quie re e stable ce r límite s a la compe te ncia mate rial de las
autoridade s indíge nas originarias campe sinas. De he cho, todas las re glas de
derechos humanos referentes a pueblos indígenas en materia de competencias
no cierran el paso, sino que abren el mismo (Cfr. Convenio 169 y Declaración de
Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU).

Por lo tanto, intentar recortar la capacidad de la autoridad indígena es negar la


jurisdiccionalidad indígena originaria campesina.

Raquel Irigoyen dice al respecto:

Si bien el nuevo texto ha introducido párrafos que no estaban en la versión


original y que aparentemente buscarían reducir el alcance de su competencia
personal y territorial, y dejar a una ley de deslinde la competencia material
(te xto abajo), sin e mbargo, por la misma forma impre cisa que han sido
re dactados, y de bié ndose le e r la Constitución conjuntame nte con la
Declaración y el Convenio 169 de la OIT, cabría interpretar:
• 78 •
a) Que si bie n e l proye cto e xplicita que la jurisdicción indíge na "se
fundame nta e n un vínculo particular de las pe rsonas que son
mie mbros de la re spe ctiva nación o pue blo" y dispone que : "tale s
mie mbros e sté n suje tos a dicha jurisdicción" (e l Conve nio 169
también dice que se debe respetar los métodos de control de delitos
que los pueblos aplican a sus miembros), ello no necesariamente
prohíbe a la jurisdicción indígena a intervenir respecto de personas
no indígenas que afecten bienes jurídicos indígenas (en particular
de ntro de sus te rritorios), pue s tale s pue blos, ade más de usar la
jurisdicción indíge na para re producir sus patrone s culturale s con
sus miembros, tienen el derecho de usar la misma para proteger su
inte gridad fre nte a posible s agre sione s de te rce ros a sus bie ne s
jurídicos (personas, territorios, etc.) de acuerdo a su propio derecho
consue tudinario, como lo vie ne n aplicando y como lo pue dan
desarrollar.

b) Al de cir que “la jurisdicción indíge na se aplica de ntro de su


jurisdicción”, podría interpretarse que es de perogrullo. La jurisdicción

Idón Moisés Chivi Vargas


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

indíge na, que e s un conce pto abstracto, pue de abarcar tanto e l


te rritorio de las comunidade s y pue blos indíge nas, como otros
espacios territoriales que se consideren “su jurisdicción”, por ejemplo,
por se r las tie rras que ocupan o utilizan de alguna mane ra, como
ha he cho la jurisprude ncia colombiana re spe cto de te rritorios
compartidos con no indígenas incluso, o, como plantea la LOPCI de
Ve ne zue la, que la jurisdicción indíge na se aplica incluso fue ra de
su te rritorio comunal cuando se trata de he chos e ntre indíge nas,
no es dentro de su territorio, pero sí es su jurisdicción.

Dado que la Constitución no re duce la compete ncia te rritorial al


territorio de una comunidad o pueblo, sino a “su jurisdicción” ésta
podría interpretarse de modo amplio.

c) En cuanto a la mate ria, al indicarse que de be rá darse una Le y de


De slinde Jurisdiccional, cabe anotar que é sta sólo pue de darse
mediando participación y consulta a los pueblos indígenas, lo cual
re duce e l posible impacto ne gativo que podría pre te nde r una
reducción de competencia material.

Si bien el proyecto introduce la obligación de la jurisdicción indígena • 79 •


de “respeta[r] el derecho a la vida, el derecho a la defensa y demás
de re chos y garantías e stable cidos e n la pre se nte Constitución”.

Cabe inte rpre tar dichos de re chos y garantías bajo e l principio


constitucional de l pluralismo cultural y jurídico, e sto e s, bajo la
conceptualización y contextualización cultural que los pueblos tienen
de dichos de re chos, por lo que no ne ce sariame nte e llo significa
que e l de re cho de de fe nsa significa abogado y que las garantías
son las que corre sponde n a un siste ma de justicia formal.

Con e stas notas se podría e laborar una inte rpretación progre siva
para neutralizar posibles interpretaciones restrictivas y afirmar siempre
e l de re cho de los pue blos a participar y se r consultados re spe cto
de cualquie r norma de de sarrollo constitucional que le s vaya a
afe ctar. Ello incluye por supue sto no sólo la Ley de De slinde , sino
el Código Penal y otras normas afines...69.

69 Comunicación personal de Raquel Irigoyen con el autor del presente documento vía correo
electrónico.

Idón Moisés Chivi Vargas


Los caminos de la descolonización por América Latina

Sin duda, el aporte de Raquel Irigoyen es valioso para comprender de una buena
vez por todas, que cualquier medida administrativa o legislativa que afecte a los
pueblos indígenas tiene que ser consultada previamente a los mismos; así está
e n e l Conve nio 169 y de l mismo modo e n la De claración de De re chos de los
Pueblos Indígenas.

La competencia material de las autoridades indígenas originarias campesinas no


puede sufrir restricciones de ninguna naturaleza, ya que afectaría directamente
al principio de libre determinación y autogobierno del cual son titulares.

Siguiendo con la reflexión, toca ahora marcar las líneas prácticas para establecer
los mecanismos de cooperación y coordinación entre jurisdicciones, que partiendo
de la humanidad indígena originaria campesina se conecta con otras jurisdicciones.

Hay que remitirse al Vocabulario Jurídico para tener claridad con lo que viene por
delante:

a) Cooperación: “Acción conjunta y coordinada de dos o más Estados (o de


Estados y personas privadas) en un determinado ámbito […] con el propósito
• 80 • de obte ne r re sultados comune s e n uno o varios se ctore s de la vida
inte rnacional. Dicha coope ración pue de lle varse a cabo, bie n se a e n
contexto del cumplimiento de un tratado o de una organización internacional,
o bien por fuera de todo marco contractual o institucional”70.

b) Coordinación: “Acción de coordinar o el resultado de esa acción. Se refiere


tanto al orde namie nto (pre vio) de stinado a re lacionar y orde nar los
e le me ntos que son comple me ntarios, como e l e nsayo y e sfue rzo por
armonizar aquellos elementos que son designados”.

Si se ve n los conte nidos de las palabras coope ración y coordinación, se lle ga a


la conclusión de que la Ley de Deslinde Jurisdiccional debería tratar la cooperación
como me canismo de apoyo e ntre la jurisdicción indíge na y no indíge na, y
coordinación como los pasos previos de esa cooperación. Dicho de otra forma,
la cooperación es la acción conjunta, y la coordinación las formas de esa acción
conjunta.

70 Cfr. Vocabulario Jurídico. (Bajo la dirección de Gérard Cornu) Bogotá: Temis, 1995, pág. 228.

Idón Moisés Chivi Vargas


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

6.1. El anteproyecto

Para una me jor compre nsión de lo dicho, se analizará ahora una ide a de
anteproyecto de Ley de Deslinde Jurisdiccional.

Anteproyecto de Ley de Deslinde Jurisdiccional

Artículo 1 (Jurisdicción indígena originaria campesina)

I. La jurisdicción indígena originaria campesina integra el órgano judicial


y se regula por su igualdad jerárquica con las jurisdicciones: ordinaria
y agroambiental.

II. Su e structura funcional se rige por las formas inte rnas de e je rcicio
gubernativo tradicionales y aquellas desarrolladas por las organizaciones
indígenas existentes en el país.

Este artículo hace referencia a la realidad organizacional que actualmente existe


• 81 •
en Bolivia, el criterio base que se tiene es el de autoadscripción identitaria. De
e ste modo, se pue de ve r con absoluta claridad que indíge nas, originarios y
campe sinos son formas ide ntitarias que tie ne n una me moria política, visión
programática y propuesta de país diversa.

Se desecha la idea de una sola justicia y se asigna la diversidad de jurisdicciones


adoptadas vía Asamble a Constituye nte como e je de re fe re ncia; su igualdad
jerárquica sólo lo es en referencia a las jurisdicciones ordinaria y agroambiental;
el control de garantías se ejerce mediante el Tribunal Constitucional Plurinacional.

Artículo 2 (Sustento histórico y normativo)

Se sustenta en la libredeterminación y autogobierno de los pueblos que se


encuentra en diversos instrumentos de Derecho Internacional Público relativos
a los derechos humanos y los derechos de los pueblos indígenas y la Nueva
Constitución Política del Estado.

Idón Moisés Chivi Vargas


Los caminos de la descolonización por América Latina

La libredeterminación y el autogobierno constituyen el sustento fundamental de


los de re chos indíge nas, así como e n ge ne ral de los de re chos humanos (Gross
Spiell 1989). Tanto el Convenio 169 de la OIT, como la Declaración de Derechos
de los Pue blos Indíge nas por parte de la ONU constituye n e l Bloque de
Constitucionalidad de los derechos humanos a los cuales se remite el artículo en
cuestión.

Artículo 3 (Principios rectores)


Son principios re ctore s de la jurisdicción indíge na originaria campe sina:
I. La de scolonización, coe xiste ncia, comple me ntarie dad y e quidad e n
su pe rsiste ncia histórica, construcción y de sarrollo al inte rior de las
organizaciones indígenas.
II. Ejercicio jurisdiccional de mujeres y hombres en iguales condiciones
y validez de sus resoluciones.
III. Igualdad en la acción de la justicia comunitaria para el tratamiento de
hombres y mujeres sujetos a su jurisdicción.

• 82 •
Los principios rectores constituyen el asentamiento epistemológico, un orden de
saberes que orientan el espíritu de la ley; en el caso presente, se trata de asentar
la descolonización como horizonte normativo, la complementariedad como táctica
de construcción y la e quidad como proce so social programático. Todo e sto se
sostie ne e n e l artículo nove no de la Nue va Constitución Política de l Estado.

La igualdad, tanto para e je rce r jurisdicción como para se r sujeto de la misma,


e stá ya consolidada con e l principio de igualdad ante la le y; pe ro se trata de
desarrollar normativamente el principio en la acción de la jurisdicción indígena
originaria campesina.

La igualdad je rárquica constituye e l e je donde e l “acce so a la justicia” como


derecho humano y las atribuciones jurisdiccionales como medios para lograr paz
social se interrelacionan y confluyen de modo paradigmático.

Idón Moisés Chivi Vargas


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

Artículo 4 (Autoridad indígena originaria campesina)


I. La autoridad indígena es la que ejerce mandato y gobierno propio en
los territorios del Oriente y Chaco del territorio boliviano.
II. La autoridad originaria e s aque lla que e je rce mandato y gobie rno
propio en los territorios de ayllus y en aquéllos donde el proceso de
reconstitución está en marcha.
III. El dirige nte sindical e s aque l que habié ndose e mancipado de la
hacie nda tie ne su propia organización suste ntada e n e l sindicato
campesino cuya representatividad es acción social delegada.

En e ste artículo, se e spe cifica la naturale za de las autoridade s que e je rce n


jurisdicción e n un se ntido más de scriptivo, tal y como suce de actualme nte .
Como se se ñala líne as arriba, indíge na, originario y campe sino son cate gorías
sociales que identifican la memoria política de cada una de ellas.

Artículo 5 (Sujetos sometidos a esta jurisdicción) • 83 •

Son sujetos de la jurisdicción indíge na los mie mbros, hombre s y muje re s,


de los pueblos indígenas, originarios y comunidades campesinas sin excepción
alguna.

En realidad, ya las normas de origen colonial establecían la posibilidad de juicio


a te rce ros e n los pue blos de indios aunque e sto no pare ce ve rosímil e n su
aplicación, constituye un antecedente válido en su normativización.

De acuerdo con varios intelectuales, los sujetos de la jurisdicción indígena pueden


ser todos aquellos que al momento de la acción se encuentran en la jurisdicción
de la autoridad indíge na; ya lue go las mismas autoridade s ve rán si se re mite a
la jurisdicción ordinaria o asumen el caso.

Idón Moisés Chivi Vargas


Los caminos de la descolonización por América Latina

Artículo 6 (Derecho aplicable)

Las autoridade s de los pue blos indíge nas, originarios y comunidade s


ca m pe sin a s a plica rá n su de re ch o in te rn o tra dicio n a l, re stitu ido o
jurisprudenciado.

Hace referencia al derecho que se usa, que puede usarse o que puede crearse
en las lógicas territoriales de referencia.

En gran parte de la zona de ayllus (La Paz, Potosí, Oruro, Cochabamba, Sucre y
parte de Tarija) la jurisprudencia oral es dominante; pero a su vez el proceso de
reconstitución de ayllus en la zona cercana al lago Titicaca, y los valles altos de
Cochabamba está emergiendo un modelo de prácticas jurídicas y judiciales que
se expresan como procesos en marcha, como algo que está siendo creado.

Artículo 7 (Competencias)
• 84 •
Compete ncia mate rial: La jurisdicción indíge na tie ne compete ncia sobre
todas las materias o el mandato que representaren.

¿Cuáles son las materias de su atención? Todas las materias, sin discriminación.

Artículo 8 (Límites en su aplicación)

La justicia de los pueblos indígenas, originarios y comunidades campesinas


tiene como límite de aplicación el bloque de constitucionalidad de derechos
humanos de acue rdo al artículo 410 de la Nueva Constitución Política de l
Estado.

En e l orde n normativo, los límite s se constituye n por e l bloque de


constitucionalidad entre la Nueva Constitución Política del Estado, la Declaración
de Derechos de los Pueblos Indígenas y el Convenio 169 de la OIT.

Idón Moisés Chivi Vargas


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

Los límites en la aplicación de la justicia comunitaria se rigen por la dignidad


de los seres humanos, su integridad física y esencialmente la protección de la
vida como bien fundamental de las personas.

Este artículo pretende constituirse en la prenda de garantía social y política para


evitar la manipulación grosera que se hace del linchamiento y la tortura, que se
mimetiza tras el concepto justicia comunitaria.

Artículo 9 (Control de garantías)

El control de garantías de las de cisione s que e mane n de la jurisdicción


indíge na, así como los conflictos de compete ncia e stán sujetos al Tribunal
Constitucional Plurinacional.

El artículo asume e n todos sus e xtre mos la dire ctriz de la Nue va Constitución
Política de l Estado; así, e l órgano de cie rre de l control constitucional tie ne una
nueva atribución.
• 85 •

Artículo 10 (Control de convencionalidad)

El control de conve ncionalidad se e ncue ntra e n manos de l Tribunal


Constitucional Plurinacional, como órgano de cie rre e n e l control de l
cumplimiento del Convenio 169 de la OIT.

Esta nueva figura pretende mecanismos de control y seguimiento al cumplimiento


del Convenio 169 de la OIT, que en Bolivia es ley de la República y junto a velar
por el cumplimiento de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas,
que como lo señala Bartolomé Clavero, es el primer instrumento de su especie
que especifica su vinculatoriedad en el desarrollo de los Estados-Nación.

Idón Moisés Chivi Vargas


Los caminos de la descolonización por América Latina

Artículo 11 (Coordinación y cooperación)

Los nive le s de coordinación y coope ración e ntre la justicia indíge na y la


ordinaria se sustentan en la construcción de paz social, siendo esto último
la base del igualitarismo jurisdiccional.

a) Mecanismos de coordinación que se sustentan en el pleno respeto


de los derechos humanos y los derechos fundamentales, establecidos
en los instrumentos internacionales de derechos humanos.

b) Me canismos de coope ración que se e stable ce n a partir de la


inte rculturalidad y e l diálogo de sabe re s de las jurisdiccione s.

Artículo 12. Fortalecimiento de la jurisdicción indígena originaria campesina

I. El Estado deberá establecer políticas públicas para el fortalecimiento


de la jurisdición indígena, originaria y de comunidades campesinas,
entre las que se deberá contemplar la reforma de las mallas curriculares
en primaria, secundaria, educación superior y la formación de jueces.
• 86 •
Estas políticas de be n dise ñarse con participación de los pue blos
indígenas, originarios y comunidades campesinas en el marco de un
diálogo intercultural amplio.

II. En el marco del fortalecimiento de la jurisdicción indígena, se debe


promover el ejercicio gubernativo de la mujer indígena en todas sus
dimensiones y expresiones organizativas.

El anteproyecto visibiliza el horizonte de políticas públicas en educación secundaria


y universitaria, tema que también se descuida en otros anteproyectos.

Es importante incidir en la formación educativa, pues de esta manera se consolida


un modelo de pluralidad jurídica de base social, tal como lo plantea Boaventura
de Soussa Santos.

Se hace hincapié e n e l e je rcicio gube rnativo de la autoridad muje r indíge na,


como ejercicio programático de construcción de una sociedad de iguales.

La ley no transforma el mundo, pero ayuda a hacerlo.

Idón Moisés Chivi Vargas


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

Artículo 13 (Disposiciones finales)

Primera.- Mientras se actualicen los sistemas normativos estatales al nuevo


marco descolonizador señalado en el artículo 9 inciso I de la Nueva Constitución
Política de l Estado, e l Ministe rio de Justicia a travé s de los vice ministe rios
correspondientes tendrá a su cargo la elaboración de políticas públicas sobre
sabe re s jurídicos indíge nas y su tratamie nto curricular e n e l siste ma de
e ducación supe rior, formación de jue ce s, fiscale s y de fe nsa pública.

Segunda.- El Poder Ejecutivo en estrecha colaboración con las organizaciones


indígenas, originarias campesinas, serán los responsables de sistematizar la
tradición jurídica, sus desarrollos contemporáneos y sus proposiciones futuras.
Para e llo, podrán solicitar la coope ración de l siste ma unive rsitario público,
organizaciones no gubernamentales de carácter académico e instituciones
financieras, en el marco de la descolonización y la solidaridad internacional.

• 87 •

Idón Moisés Chivi Vargas


Los caminos de la descolonización por América Latina

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Idón Moisés Chivi Vargas


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

Conclusiones

El nuevo derecho que programa la Constitución Política encuentra sus raíces en


la resistencia indígena y esa resistencia no se ha hecho con ayuda del conocimiento
jurídico tradicional, al contrario, e l nue vo de re cho e me rge de sde ve rtie nte s
clandestinas pero fuertemente reales. El nuevo derecho, aquel que se sostiene
e n lo plurinacional comunitario e s e l punto de ruptura con la re gulación social
y el punto de partida de la emancipación social.

Es posible señalar con toda certeza que el desarrollo normativo programado en


la Constitución parte de una lucha frontal contra la colonialidad de l pode r y e l
sabe r, contra e l capitalismo organizado de sde e l ce ntro e n detrime nto de las
pe rife rias, contra las re lacione s sociale s típicame nte coloniale s e n nue stras
sociedades.

Lo emancipatorio del desarrollo normativo debe entenderse, entonces, como un


“proce so e n marcha”, no hay re cetas ni libros se ñe ros, no se tie ne molde s ni
escaparates que oferten los resultados.
• 89 •
Por tendencias de la historia, en materia de desarrollo normativo, se tiene entre
manos un gran de safío: se r cre ativos ante las urge ncias de la dignidad de l se r
humano y las exigencias de sociedades donde los excluidos son siempre los que
menos derechos gozan y son indígenas.

La Ley de Deslinde Jurisdiccional en escena…

El principio de re se rva le gal e n mate ria de jurisdicción indíge na originaria


campesina, utilizado en los acuerdos congresales de octubre de 2008 y con ello
viabilizar e l Re fe ré ndum Dirimitorio y Aprobatorio para e ne ro de l 2009 e s una
de las evidencias de la colonialidad del pensamiento en las élites políticas.

Esta pieza constitucional pasará a la historia como un ejemplo a no seguir.

Sin duda, se puede decir mucho más, pero lo más importante está en sintetizar
que:

Idón Moisés Chivi Vargas


Los caminos de la descolonización por América Latina

a) Hay suficie nte s evide ncias históricas para compre nde r los horizonte s de
la colonialidad en el sistema judicial y su insuficiencia para tratar asuntos
de indígenas y sus propios asuntos.

b) Existe suficie nte e vide ncia histórica para se ñalar que e l pluralismo y la
pluralidad no son temas nuevos, vienen ya desde el momento mismo de
iniciada la conquista.

c) Hoy, y se lo afirma e nfáticame nte , la jurisdicción indíge na originaria


campe sina no e s una forma alte rnativa de re solución de conflictos, sino
parte componente del órgano judicial, con todo lo que ello implica en el
re spe to de los principios mate riale s y formale s e n e l e je rcicio de la
ju risd icció n , p rin cip io s q u e a d e m á s so n p a rte d e l b lo q u e d e
constitucionalidad y del cual la jurisdicción indígena originaria campesina
no puede rehuir.

d) Lo que no se pue de admitir e s que los le gisladore s le quie ran colocar


chalecos de fuerza a la jurisdicción, y aquí hablamos no sólo de la indígena
originaria campesina, sino de todas las jurisdicciones habidas y por haber.
• 90 • No se pue de “me dir” la jurisdicción indíge na originaria campe sina, sin
temer que ocurra lo mismo en las otras jurisdicciones.

e) Entonce s, coope ración y coordinación son me canismos para afianzar la


paz social, y ello sólo es posible desde la interculturalidad y el diálogo de
saberes.

Dixit et salvavi animan meam

Idón Moisés Chivi Vargas


La articulación de dos sistemas
jurídicos: propuesta para una
Ley de Deslinde Jurisdiccional

Ramiro Molina Rive ro


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

1. Introducción

El presente documento analiza la elaboración de una propuesta dirigida a la Ley


de Deslinde Jurisdiccional definiendo como concepto la articulación de los sistemas
jurídicos e n uno solo, tal como lo e stable ce la Nue va Constitución Política de l
Estado, en la medida en que partimos de una lógica jurídica nacional que integra
varias racionalidades, por lo menos, dos sistemas jurídicos indígenas.

Ahora bien, la articulación de los dos sistemas jurídicos se efectiviza a través de


la aplicación de las garantías de los de re chos humanos e n todo e l te rritorio
boliviano. Esta nueva disposición constitucional establece un ordenamiento jurídico
que se basa e n e l re conocimie nto de una pluralidad jurídica e n las base s, pe ro
integrada en uno solo a nivel jerárquico, asegurando el cumplimiento del mandato
constitucional de los derechos fundamentales, sin excepción.

• 93 •

Ramiro Molina Rive ro


La articulación de dos sistemas jurídicos

• 94 •

Ramiro Molina Rive ro


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

2. Espacios y te rritorios: una disyuntiva conce ptual

Ante s de tratar e l te ma ce ntral de jurisdiccione s indíge nas, e s pre ciso abordar


el tema territorial ya que de su análisis se desprende una serie de aspectos que
tie ne n que ve r con la configuración de l e spacio, ya se a é sta de sde la ge stión
societal o estatal.

Para ello sólo abordaremos algunos aspectos del debate que sobresalen desde
dos grandes tendencias de pensamiento que tratan el concepto de territorialidad
de mane ra distinta. Estas dos mane ras provie ne n e n grande s líne as de dos
dife re nte s disciplinas: de las cie ncias políticas y jurídicas, por un lado, y de la
antropología, por otro.

2.1. La pe rspe ctiva política de la te rritorialidad

La prime ra te nde ncia fue re cie nte me nte e xpue sta por Franz Barrios e n su obra
titulada “Hacia un Pacto Te rritorial e n Bolivia: conflictos, conce ptos, conse nsos
• 95 •
e n torno a autonomías” (2009). El autor parte de la ide a que para e nte nde r e l
concepto de territorio se deberá primero entender el concepto de espacio. Barrios
(2009) explica como “la noción de espacio precedió a la de tiempo en la evolución
humana”. Analógicamente, se puede decir también que antes del Estado está el
espacio. “Este (espacio) no necesita del Estado para existir” expresa el autor. Se
pue de asumir que Barrios sostie ne que e l e spacio ante ce de la e xiste ncia de l
Estado, por lo tanto, corre sponde a las socie dade s me nos de sarrolladas
(políticame nte ) e n tanto no alcanzaron nive le s evolutivos supe riore s, tal como
e stable ce n las conocidas e tapas e volutivas de scritas por los e volucionistas
unilineales del siglo XIX, denominando como “primitivas” a aquellas sociedades
sin Estado. Barrios continúa en esta lógica al describir que el espacio no es otra
cosa que el resultado de simples relaciones básicas: “El espacio consiste en redes
de relaciones entre cosas, aunque también es posible que contenga elementos
aislados que no respondan a una determinada cohesión en torno a algo ni a la
homogeneidad”.

A este tipo de relaciones, que se puede deducir son de tipo “primaria”, es decir,
e spacios funcionale s y homogé ne os, se gún Barrios, que las de nomina “nodos
espaciales”. En vez de tener fronteras tienen “bordes”, afirma el autor, que define

Ramiro Molina Rive ro


La articulación de dos sistemas jurídicos

de mane ra impre cisa las parte s e xtre mas de l e spacio de dichas inte rre lacione s
funcionale s. Pe ro, ade más, e stos borde s no son e strictame nte de finitorios de l
espacio ya que para su reproducción necesitan ir más allá de sus bordes al mundo
externo: “Está demás decir que tener bordes tampoco implica la posesión de un
caparazón he rmé tico, pue s los nodos e spaciale s, para su propia re producción,
necesitan intercambiar información con sus entornos”.

Por otra parte y al contrario de los “nodos espaciales”, los espacios denominados
“territorios” tienen fronteras muy bien definidas, conocidas también como límites
político-administrativos: “Resulta que los nodos espaciales tienen bordes que nos
son fronteras o límites político-administrativos”, dice el autor.

Ahora bien, se trata de dos tipos de espacios que pueden o no coincidir con la
realidad. Uno proviene de su condición de no-estado, es decir, societal o funcional
homogéneo; y el otro se define por la propia existencia estatal, por lo tanto, es
heterogéneo.

Finalmente, en el tratamiento sobre la distinción entre espacio y territorio, podemos


resaltar el hecho de que entre ambos espacios se desarrollan relaciones, es decir,
• 96 • entre territorios y nodos espaciales, mediados sin embargo por el propio Estado.
Esto, por supue sto se da e n e l marco de l re conocimie nto de nodos e spaciale s
que subsisten dentro las estructuras estatales. Podríamos imaginarnos en estas
circunstancias la re lación e ntre la justicia indíge na y e l Estado, te ma que
precisamente que se aborda en este texto pero no desde la perspectiva subalterna
o secundaria a las estructuras estatales.

Ahora bien, al autor argumenta que en realidad la relación entre estos dos tipos
de e spacios se origina e n un proce so e volutivo que da lugar pre cisame nte al
surgimiento de lo político y del Estado, en el momento en que un espacio nodal
se sobre pone a otros a travé s de la rutinización e n lo administrativo y, por lo
tanto, de la acumulación del poder. Así el poder se expresa en el dominio sobre
otros. El autor asocia en esta lógica la existencia de lo político con el surgimiento
del Estado, siguiendo las líneas planteadas por Weber (1980), quien propuso que
las relaciones de dominio se llaman “políticas” cuando integran las variables de
coerción, espacio y administración. Tema debatible y controversial particularmente
planteado desde la antropología.

Algún momento uno de estos nodos se rutiniza en lo administrativo y se impone


en lo coercitivo, desplazando a los demás. Sólo uno de ellos vence hasta alzarse

Ramiro Molina Rive ro


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

con e l monopolio de la coe rción le gítima y pode mos afirmar e ntonce s,


figurativame nte , que e l Estado ha nacido como una particular forma de
e spe cialización de las re lacione s políticas de dominación, que por lo de más
implican siempre un efecto espacial.

El territorio es pues la forma de manifestación del espacio cuando surge lo político,


y se te cnifica y ge ne raliza sin pre ce de nte s a travé s de una de las modalidade s
de lo político, que e s e l Estado propiame nte dicho, cuyo nacimie nto -como se
acaba de sostener con Weber- se basa en el monopolio de la violencia legitima.

Cuando hablamos del espacio como “territorio” debemos aceptar que lo que eran
“borde s” de un e spacio funcional/ homogé ne o se han vue lto “fronte ras”. Pe ro
sucede algo aún más decisivo: El nodo político-administrativo que, como apropiación
espacial concreta y activa del Estado no es otra cosa que la territorialidad misma,
acaba de sviándose de su orige n y se convie rte e n una conce pción unive rsal,
multipropósito, y por definición, heterogénea.

Ahora bien, es importante anotar las definiciones formales de ambos conceptos


de acuerdo a diccionarios especializados, borde y frontera, para entender mejor
su utilización en los nodos espaciales y territorio.
• 97 •

La de finición de borde alude a inte rface s e ntre e le me ntos de l paisaje de y


dive rsas. Los borde s de l paisaje pue de n actuar como límite s e ntre patche s
(manchas) diferenciados o como hábitats en sí mismos. Un borde puede funcionar
como barre ra para re sistir invasore s químicos o biológicos. Líne a que limita la
parte exterior o más alejada del centro de una cosa: no te acerques al borde del
precipicio, te puedes caer; se dio un golpe con el borde de la mesa; el jarrón está
roto por el borde.

Por otra parte , la de finición de fronte ra de acue rdo al diccionario de la le ngua


española dice como sigue:

(i) Línea divisoria entre dos Estados.


(ii) Limite que separa dos cosas o que marca una extensión.

El orige n de l vocablo fronte ra vie ne de fre nte , un té rmino militar, que de signa
la zona de contacto con una armada e ne miga. Esta líne a sinuosa y fluctuante
evoluciona en función de las relaciones de fuerzas presentes. A partir del siglo
XVII, la fronte ra se vue lve progre sivame nte e n una líne a de finida, límite e ntre
Estados.

Ramiro Molina Rive ro


La articulación de dos sistemas jurídicos

La frontera política consiste por consiguiente en una separación entre dos territorios
(dos sobe ranías e n ple no e je rcicio), que se mate rializa e n la e xiste ncia de una
frecuentemente representada por una línea. Se enfrentan dos sistemas políticos,
se tratan de igual a igual, pero sus funcionamientos, sus modos de organización,
sus sistemas jurídicos difieren de un Estado.

La frontera es una franja del territorio situada entorno a los límites internacionales.
El término frontera se refiere a una región o faja, mientras que el término está
ligado a una concepción imaginaria.

Los Estados tienen una característica esencial: la soberanía, esto es, la facultad
de implantar y ejercer su autoridad de la manera en la que lo crean conveniente.
Para que e l e je rcicio de la sobe ranía por parte de los Estados no pe rjudique a
otras naciones, se crean límites definidos en porciones de tierra, agua y aire. En
el punto preciso y exacto en que estos límites llegan a su fin es cuando se habla
de fronteras.

Las fronteras, en contradicción con lo que muchas veces se cree, no se demarcan


únicame nte cuando hay tie rra de por me dio, pue s e xiste n dife re nte s tipos de
• 98 • fronteras: aéreas, territoriales, fluviales, marítimas y lacustres.

2.2. La pe rspe ctiva antropológica de te rritorialidad

La definición antropológica del concepto territorio se distancia de la ya expuesta,


pue sto que e l é nfasis provie ne no tanto de su re lación con e l Estado sino más
bien con la sociedad.

El conce pto de te rritorialidad apare ce e n e l vé rtice de conjunción de múltiple s


disciplinas de las Cie ncias Sociale s e , incluso, de las Naturale s. Se ha indagado
en las raíces de la territorialidad desde la Geografía, la Biología, la Psicología, la
Antropología, la Ciencia Política, la Sociología, la Historia, etc. Pero, a la postre,
de sde la pe rspe ctiva de la re lación e ntre te rritorialidad y e spe cie humana se
podría clasificar prácticame nte todos los e studios re alizados e n dos grande s
cate gorías: los que conside ran que la te rritorialidad humana e s distinta de la
territorialidad animal y los que consideran que son fundamentalmente el mismo
fenómeno.

En e ste se ntido, la te rritorialidad humana e s, para algunos, una compulsión


instintiva que el hombre como todo ser animado posee para defender el territorio

Ramiro Molina Rive ro


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

que habita (Ardre y, 1966; Malmbe rg, 1980), y, para otros, se trata más bie n de
una caracte rística cultural e spe cial de los se re s humanos, que se acre cie nta e n
las socie dade s más comple jas —e spe cialme nte las dotadas de Estado— (Soja,
1971; Alland, 1972; Sack, 1986).

Lo s auto re s que co n side ran que la te rrito rialidad human a e s un rasgo


fundame ntalme nte cultural de las socie dade s humanas, e spe cifican su se ntido
simbólico dentro de la cultura:

Sólo cuando la sociedad humana comenzó significativamente a incrementar


su e scala y comple jidad la te rritorialidad se re afirmó como un pode roso
fenómeno de organización y conducta. Pero se trata de una territorialidad
simbólica y cultural, no de la primitiva territorialidad de los primates y otros
animales (Soja, 1971, p. 30).

De hecho, para algunos (Alland, 1972), la territorialidad no es más que un producto


cultural de las sociedades humanas y no existiría nada parecido a un “imperativo”
territorial universal en nuestra especie.

Según Soja (1971), la territorialidad específicamente humana tiene tres elementos: • 99 •


e l se n tido de la ide n tidad e spacial, e l se n tido de la e xclu sividad y la
compartimentación de la interacción humana en el espacio. Proporciona, entonces,
no sólo un se ntimie nto de pe rte ne ncia a una porción particular de tie rra sobre
el que se tienen derechos exclusivos, sino que implica un modo de comportamiento
en el interior de esa entidad.

La territorialidad, tal y como la define Sack (1986, p. 19), es una conducta humana
que intenta influir, afectar o controlar acciones mediante el establecimiento de
un control sobre un área geográfica específica: el territorio. Para él, la territorialidad
humana cumple cuatro funcione s básicas: fortale ce r e l control sobre e l acce so
al te rritorio, ratificar e l pode r a travé s de su vinculación dire cta al te rritorio,
desplazar la atención de la relación social de dominación y actuar como contenedor
espacial de hechos y actitudes. Estaría entonces en el vértice de un gran número
de accione s humanas; de he cho, para Sack (1986) sólo e xistiría otra forma tan
im p o rta n te d e re la ció n g e o g rá fica q u e e s la a cció n p o r co n ta cto .

Pe ro la te rritorialidad humana no ha sido idé ntica e n e l transcurso de l tie mpo;


se gún Sack (1986, p. 50) se han producido dos transicione s principale s: de la

Ramiro Molina Rive ro


La articulación de dos sistemas jurídicos

te rritorialidad de las socie dade s primitivas “sin clase s” a la de las civilizacione s


premodernas, y de la territorialidad de éstas a la del capitalismo moderno.

Esta variabilidad se relaciona, evidentemente, con el hecho de que la territorialidad


e s construida socialme nte . Es un compone nte ne ce sario de toda re lación de
pode r, que e n de finitiva, participa e n la cre ación y mante nimie nto de l orde n
social, así como e n la producción de l conte xto e spacial a travé s de l que
experimentamos el mundo, legal y simbólicamente.

2.3. La te rritorialidad de l Estado-nación mode rno

La territorialidad se puede analizar a diversas escalas, que comprendan sólo una


casa, pasando por una ciudad o un Estado, hasta llegar a todo el planeta o incluso
al unive rso -al me nos, las zonas más inme diatas a la Tie rra, que son acce sible s
al se r humano y sus arte factos-; pe ro e n la actualidad hay una e scala donde la
territorialidad opera de una forma privilegiada: la del Estado-nación.

En primer lugar, hay que distinguir en relación con el Estado-nación dos usos de
la palabra territorialidad: en cuanto realidad de derecho, se refiere a la vinculación
• 100 • jurídica e ntre de te rminado te rritorio y las pe rsonas que se e ncue ntran e n e l
mismo; en tanto percepción del self, alude a un territorio que es considerado por
un grupo de personas como el marco normal y exclusivo de sus actividades.

En el Estado-nación, que evidentemente es la forma de organización política que


se ha ge ne ralizado e n la e conomía-mundo capitalista, e l uso nove doso de la
te rritorialidad se ha concretado e spe cialme nte e n tre s aspe ctos: la cre ación de
un conce pto de “e spacio vaciable ” -e s de cir, un e spacio físico se parado
conce ptualme nte de los constructos sociale s o e conómicos o de las cosas-, la
creación de las burocracias modernas -cuyas actividades tienen límites explícitamente
territoriales- y el oscurecimiento de las fuentes del poder social.

La última función es la más peligrosa, ya que al oscurecer el carácter de clase del


Estado, la territorialidad moderna logra que todos los habitantes de un territorio
se conviertan en “nacionales” de un Estado-nación y se identifiquen con él. De
este modo, se produce una fuerte legitimación de las guerras, que se convierten
en “guerras populares” so pretexto de defensa del territorio nacional.

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2.4. Noción de te rritorio e n la propue sta indíge na boliviana

Según Roberto Balda, la definición o noción de territorio que ofrece la Propuesta


de Ley Indígena (V Congreso de CIDOB, 1986) es la siguiente:

…para su me jor compre sión, propongo dividirla e n dos compone nte s. El


prime ro se re fie re al e spacio ge ográfico que de be ría compre nde r un
territorio indígena; el segundo especifica las cualidades que este espacio
tiene y que definen su relación con el Estado y particulares.

La propia Ley define territorio indígena de la siguiente manera:

Se entiende por tierras ocupadas, poseídas por los pueblos indígenas, las
que constituyen su hábitat, su espacio socioeconómico, las utilizadas para
actividades de producción, caza, pesca y recolección incluyendo aquellas
ne ce sarias para la pre se rvación de los e cosiste mas y re cursos naturale s;
áreas imprescindibles para la generación, sustentación y sostenimiento de
una capacidad de población humana que garantice su cre cimie nto y
desarrollo.
• 101 •
Balda continúa con la caracterización de territorio, “pero además de contemplar
el derecho propietario territorial para los pueblos indígenas, el artículo 20 incluye
el derecho a la propiedad de tierras para las comunidades indígenas”.

La propuesta guaraní a la Ley define dos tipos de territorios indígenas:

(i) Territorio histórico (TH): Es la circunscripción geográfica territorial que estos


pueblos hubieran ocupado dentro del territorio boliviano a través de toda
su historia, inde pe ndie nte me nte de que al pre se nte e n e stos te rritorios
existan poblaciones urbanas y/o asentamientos rurales que no pertenecen
al pueblo originario. El territorio histórico es el espacio geográfico dentro
de l cual e l Pue blo Originario habita, re spetando sus usos, costumbre s,
historia y tradiciones, concertando intereses de todos quienes lo habitan.

(ii) Te rritorio comunal o inte rcomunal (TC): Se e ntie nde como e l e spacio
ge ográfico- de ntro de l te rritorio histórico -e n e l cual una comunidad o
comunidades originarias, reasentadas o reconstituidas de haciendas o no,
y otras habitan y de sarrollan su e stilo de vida, producie ndo y trabajando
sus recursos naturales.

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La articulación de dos sistemas jurídicos

Estas dos categorías de territorio tienen cualidades diferentes. En el TH se admite


la presencia de terceros, en cambio en el TC no se admite la presencia de terceros
y se tiene derechos propietarios.

• 102 •

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3. Jurisdicción jurídica indíge na

De acuerdo a ciertas referencias especializadas, el concepto de jurisdicción tiene


varias ace pcione s se gún las te nde ncias y fue nte s jurídicas. Por e je mplo, de
acuerdo a la lengua española oficial, una jurisdicción tiene los siguientes sentidos:

1. Pode r o autoridad para gobe rnar y pone r e n e je cución las le ye s o para


aplicarlas en juicio: por ejemplo: “será juzgado por la jurisdicción ordinaria”,
“El tribunal tiene una amplia jurisdicción”.

2. Te rritorio sobre e l que se e je rce e ste pode r: por e je mplo: “jurisdicción


nacional, regional; provincial o municipal. El juez ha recorrido su jurisdicción”.

Té rmino de un lugar: por e je mplo: “la le y se aplicará únicame nte a la


jurisdicción provincial”.

La etimología del término proviene de dos palabras del latín antiguo que define:
jus = derecho y dicere = declarar, Declarar el derecho; o Iurisdictio = administrar • 103 •
e l de re cho, no e stable ce rlo. Por lo tanto, e s función e spe cífica de jue ce s u
operadores de la justicia.

Entonce s, la jurisdicción, de acue rdo a la doctrina de l de re cho positivo, e s la


facultad de aplicar la ley y en particular “la jurisdicción es el deber que tiene el
pode r judicial para aplicar la ley, administrar justicia, de re chos y obligacione s”.
Pero la realidad nos revela que no sólo es el Poder Judicial el encargado de aplicar
la le y sino que tambié n lo hace n los pode re s Eje cutivo y Le gislativo. En otras
palabras, e s e l propio Estado e l que asume la jurisdicción a travé s de sus
instituciones especializadas, con el fin de aplicar la ley.

El jurista Giuseppe Chiovenda sostiene que la jurisdicción es “la función del Estado
que tie ne por fin la actuación de la voluntad concre ta de la le y me diante la
sustitución de la actividad individual por la de los órganos públicos, se a para
afirmar la e xiste ncia de una actividad le gal, se a para e je cutarla ulte riorme nte ”
(CABANELLAS, Guille rmo, Diccionario Enciclopé dico De De re cho Usual, Bue nos
Aires, Argentina: Heliasta, 1996, 24ª , tomo V, página 48.). Ésta es una definición
eminentemente estatista, descartando a cualquier otro sujeto de la facultad de
administrar justicia.

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La articulación de dos sistemas jurídicos

Ahora bie n, cuando hablamos de “jurisdicción indíge na” nos re fe rimos a la


pote stad de los pue blos indíge nas de re currir a sus autoridade s e instancias
propias para dar solución a las controve rsias que se ge ne re n de ntro de sus
“territorios”, así como a la facultad de tomar decisiones, juzgar y ejecutar hechos
de acuerdo con sus normas jurídicas (siempre que los derechos inherentes a todo
ser humano estén garantizados de acuerdo a la Nueva Constitución Política del
Estado). En este sentido, no se trata de competencias del Estado, sino de la propia
socie dad organizada que e je rce dichas funcione s re conocidas de facto o por
determinación legal (Molina Rivero y Arteaga Böhrt, 2009).

Por territorio, nos remitimos a la definición que establece el Convenio 169 de la


OIT (arts. 13-15) que re conoce a los pue blos indíge nas e l de re cho a tie rras y
territorio como un espacio de gestión colectiva. Se trata del lugar que ocupan o
utilizan de algún modo para realizar actividades que les permitan su reproducción
mate rial y cultural. Por tanto, te ne r compete ncia sobre los he chos que ocurre n
de ntro de dicho te rritorio e s parte de la de finición propia de los de re chos
territoriales.

La compe te ncia sobre e l te rritorio, sin e mbargo, e s un máximo e n la Nue va


• 104 • Constitución Política del Estado, ya que establece dicho límite como alcance de
la jurisdicción indígena en concordancia con la competencia personal y material.
Por consecuencia, la jurisdicción indígena no permite la ampliación de competencia
personal ni material a nivel extraterritorial.

En la jurisprude ncia comparada, e n Colombia y Pe rú, e l crite rio fundante de la


jurisdicción indíge na e s tambié n la compe te ncia te rritorial. Esto e s, que la
jurisdicción indíge na y e l siste ma jurídico indíge na coincide n e n e l e spacio
territorial del pueblo o la comunidad indígena. En el caso de Ecuador, no hay una
me nción e spe cífica a la compete ncia te rritorial. Sin e mbargo, cabe inte rpretar,
en concordancia con los derechos territoriales reconocidos por el Convenio 169
de la OIT, que , e n tanto se otorgan funcione s de justicia o de administración y
aplicación de normas propias a las autoridade s de pue blos y comunidade s
indíge nas, la compe te ncia de las mismas se da por lo me nos de ntro de los
territorios que dichos pueblos o comunidades ocupan o utilizan de alguna manera.
La Constitución de Ve ne zue la, por otra parte , se ñala de modo e xpre so que las
autoridades indígenas tienen competencia para aplicar “sus instancias de justicia”
dentro de su hábitat, entendiendo éste como su territorio.

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Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

El punto de partida de competencia territorial responde a la necesidad de establecer


con claridad e l ámbito e n e l que se da la jurisdicción indíge na, de finida como
la unidad espacial sociocultural y jurídica donde se establecen las competencias
de las autoridade s tradicionale s o sindicale s indíge nas campe sinas originarias.
Es de cir, las jurisdiccione s indíge nas son aque llas jurisdiccione s políticas que
combinan cie rtos e le me ntos organizativos importante s que hace n a la unidad
tanto socioe conómica como sociocultural. Por lo ge ne ral, e stas unidade s
jurisdiccionales recaen en las denominadas markas, centrales agrarias o capitanías,
que coincide n muchas ve ce s con e l nive l cantonal de la e structura e statal. Sin
e mbargo, con e l re conocimie nto de los municipios rurale s, que corre sponde a
la sección como parte de la estructura estatal, el municipio ha coincidido también
en muchos casos con las markas, subcentrales o capitanías. Las markas, a su vez,
son las unidades políticas que sobrevivieron desde los tiempos prehispánicos de
manera fragmentada, y hoy están conformadas generalmente por dos parcialidades
(de arriba y abajo), y é stas, por un núme ro dete rminado de ayllus. Los ayllus a
su ve z e stán conformados por comunidade s me nore s o e stancias que son las
unidades mínimas residenciales patrilocales.

Estas unidades son clave en la propuesta constitucional, por el simple hecho de


que si no se establecen claramente los parámetros adecuados para identificar lo • 105 •
que denominamos “jurisdicciones indígenas”, la propuesta de ley podría caer en
varios e rrore s: ge ne ralizar o confundir he chos e mpíricos que no corre sponde n
a la misma unidad social o simplemente quedándose en lo declarativo refiriéndose
a los niveles de la comunidad mínima sin considerar niveles mayores de tratamiento
de la justicia según los diferentes parámetros organizativos jerárquicos.

La jurisdicción indígena nos permite mirar de una manera correcta a las unidades
jurisdiccionales vigentes respecto a los ámbitos de competencias, tanto territoriales
como de mate ria y pe rsonal, por parte de las autoridade s corre spondie nte s e n
el campo de la administración jurídica. Hoy en el capítulo cuarto del Título III del
Órgano Judicial, e n e l artículo 190 de la Constitución Política de l Estado se
re conoce n a las unidade s jurisdiccionale s como jurisdiccione s indíge nas como
parte de la nueva estructura del poder judicial nacional.

Si bie n, e n virtud de la dive rsidad de siste mas de de re cho indíge na e xiste nte s,
las funciones y atribuciones de las jurisdicciones indígenas existentes varían de
conformidad con las prácticas jurídicas de cada pueblo. Es decir, las jurisdicciones
indíge nas son tan variadas como lo son las propias prácticas jurídicas que
caracterizan cada una de ellas.

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La articulación de dos sistemas jurídicos

• 106 •

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Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

4. Crite rios y pautas de coordinación y coope ración

Para llevar ade lante me didas que pe rmitan una ade cuada articulación e ntre la
justicia indígena originaria campesina y la justicia ordinaria, se deberán considerar
ciertos criterios y pautas que sean consideradas en la Ley de Deslinde, de acuerdo
a lo establecido en la Constitución Política del Estado.

4.1. De finición de compe te ncias

Las jurisdiccione s se e stable ce n a travé s de las dife re nte s compe te ncias de l


sistema jurídico: (i) materia, (ii) personal, (iii) temporal, y (iv) territorial.

(i) La Constitución Política de l Estado no limita e l conocimie nto de alguna


materia al derecho. Jurídicamente puede regular y conocer toda materia,
sin límite alguno de cuantía o grave dad. Esto quie re de cir que las
jurisdicciones indígenas podrán juzgar todo tipo de casos, incluyendo los
que corresponden al área penal en la jurisdicción ordinaria. No olvidemos,
• 107 •
sin e mbargo, que las jurisdiccione s indíge nas que tradicionalme nte han
remitido los casos llamados de cuantía o gravedad a la jurisdicción ordinaria,
pueden continuar haciéndolo o juzgarlos en sus propios foros comunitarios.
Finalmente, el propio Convenio 169, que ha sido firmado por el gobierno
boliviano, e spe cifica que se re spetarán los mé todos de control pe nal de
los pueblos indígenas, por lo cual inclusive es claro que la materia penal
es de conocimiento de las jurisdicciones indígenas.

(ii) En lo que respecta a la competencia personal, la Constitución Política del


Estado define claramente esta competencia a todos los miembros de las
comunidade s, pue blos y nacione s indíge nas. De e sta mane ra, las
competencias de la jurisdicción indígena están destinadas a regular la vida
social interna de los pueblos indígenas y no así la de los no indígenas que
se encuentran, ya sea de paso o residiendo temporalmente al interior de
dichas territorialidades.

No obstante, si algún miembro no indígena que reside en la comunidad


interviene en un acto con comunarios de dicha comunidad (transferencia
de re cursos, uso de bosque s, aguas, etcé te ra) se rá lógico y racional que

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La articulación de dos sistemas jurídicos

se aplique n las re glas de la comunidad para re gular e se he cho jurídico


para evitar conflictos y desórdenes en la vida diaria comunitaria.

El Conve nio 169 de la OIT se re fie re e n varios artículos a e ste te ma e n


particular. Pero no de manera directa, haciendo entender sin embargo que
efectivamente el derecho consuetudinario se aplica a los miembros de las
comunidades respectivas.

(iii) Una ve z que la jurisdicción indíge na re gule , conozca o re sue lva un caso
de su competencia, éste no puede ser sometido a la jurisdicción ordinaria
e n n in gú n mo me n to de l pro ce so , pu e s de jaría sin co n te n ido e l
reconocimiento de la jurisdicción indígena.

(iv) Finalmente, está la competencia territorial, que en el fondo define en gran


parte el sentido esencial de jurisdicción, como se analizó anteriormente.
La competencia territorial es entonces la base fundamental de la jurisdicción
indígena en la medida en que define los poderes judiciales referidos a la
cobe rtura e spacial de las autoridade s le gítimame nte re conocidas por la
comunidad.
• 108 •
Propuesta de redacción del artículo sobre competencias:

Las autoridade s de las jurisdiccione s indíge nas conoce rán y re solve rán
asuntos e n e l te rritorio de la comunidad y/ o pue blo indíge na originaria
campesina donde se haya producido el hecho y donde intervienen miembros
de dichas unidade s jurisdiccionale s de acue rdo a sus propias normas,
procedimientos reconocidos por el conjunto de grupo.

4.2. Auxilio judicial

Dado que uno de los servicios básicos que brinda el Estado a sus ciudadanos es
el de la administración de justicia, el hecho de que las comunidades indígenas
resuelvan sus conflictos de acuerdo a sus propias pautas no exime al Estado de
facilitarles toda la ayuda disponible para que dicho conflicto pueda ser efectivamente
resuelto.

Por otra parte , e l auxilio judicial cobra e spe cial importancia cuando se trata de
articular dos sistemas jurídicos desiguales en la medida que se requiere de mayor
información para tomar cie rtas dete rminacione s que vayan a e sclare ce r cie rtos
he chos e n algunos casos difícile s de abordar sólo de sde la pe rspe ctiva local.

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Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

La cooperación mutua por la vía del auxilio judicial permite en primer lugar una
articulación más fluida, permite desarrollar niveles de confianza entre las autoridades
de ambos sistemas y finalmente evita generar conflictos innecesarios debido a
la falta de información y contacto judicial.

El segundo argumento sobre la necesidad de poner en marcha el auxilio judicial


tiene que ver con el hecho de que la Constitución Política del Estado define un
solo poder judicial con dos sistemas: el de la justicia ordinaria y el de la comunitaria.
Por lo tanto, e l Estado de be rá te ne r e l mandato de ase gurar e l ade cuado
funcionamiento del sistema por la vía del auxilio y la cooperación mutua.

Propuesta de redacción del artículo auxilio judicial:

Cuando las autoridades de las jurisdicciones indígenas en el ejercicio de


sus funcione s jurisdiccionale s así lo re quie ran, podrán solicitar e l auxilio
de las autoridades jurisdiccionales ordinarias, policiales y administrativas.
Las autoridades de las jurisdicciones indígenas podrán conocer conflictos
de los que tome conocimie nto la jurisdicción ordinaria, me diante la
declinatoria de competencia de ésta.
• 109 •
4.3. Re spe cto a la paridad de funcione s de actos jurídicos

La Nueva Constitución Política de l Estado re conoce la jurisdicción indíge na e n


condición de paridad con la jurisdicción ordinaria. Dicha condición de igualdad
ubica a las autoridades indígenas al mismo nivel que los jueces de la jurisdicción
ordinaria, re conocie ndo las dife re ncias jurisdiccionale s. En las disposicione s
generales del Órgano Judicial, se establece en el artículo 179 que “la jurisdicción
ordinaria y la jurisdicción indígena originaria campesina gozarán de igual jerarquía”.
Es decir, que los fallos de las autoridades indígenas no pueden ser ni cuestionados
ni supe ditados a la jurisdicción ordinaria, gozando igualdad de pode re s. Sin
e mbargo, e l nive l de paridad se da donde funciona la jurisdicción indíge na, e s
decir, a nivel local. Los niveles jerárquicos, por otra parte, si bien estarán conformados
por jueces y magistrados que representen la diversidad plurinacional, éstos tienen
competencias de constitucionalidad de garantías de los derechos fundamentales
basándose más bie n e n la articulación jurídica y no así e n la se paración de los
mismos.

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La articulación de dos sistemas jurídicos

4.4. Nive le s de coope ración y coordinación

Los distintos niveles de coordinación que puedan considerarse y que no deben


ser entendidos como exhaustivos son:

(i) Recuperación:

Cuando, por defecto, un caso es cooptado por la jurisdicción ordinaria, es


posible pensar que las autoridades de las jurisdicciones indígenas recuperen
el caso para ser resuelto según su sistema jurídico vigente.

Se puede pensar en los siguientes casos ilustrativos:

- Cuando un caso es conocido por la jurisdicción ordinaria y también


tie ne compete ncia la jurisdicción indíge na, se dará prioridad a la
jurisdicción indígena.

- Cuando haya pre ve nido la autoridad de la justicia ordinaria y la


comunidad pida e nte nde r de l caso y e sté n dados los supue stos
para que e lla proce da, aque lla de be rá de clinar la compete ncia a
• 110 •
favor de ésta.

- Cuando ya se cue nte con de cisión firme e manada por la justicia


ordinaria no podrá darse posibilidad de revisión por la comunitaria,
a no ser que se pueda probar que no se concedió a la comunidad
la posibilidad de e je rce r su facultad de optar por tomar e l caso.

Propuesta de redacción sobre declinatoria:

Las autoridades de las jurisdicciones indígenas podrán conocer conflictos


e n los que tome conocimie nto la jurisdicción ordinaria, me diante la
declinatoria de competencia de ésta.

(ii) Delegación y remisión:

Las autoridades de las jurisdiccionales indígenas podrán conocer conflictos


que les corresponde de los que tome conocimiento la justicia ordinaria,
mediante la declinatoria de competencia de ésta y viceversa.

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Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

Para establecer mecanismos de coordinación y cooperación, es necesario


que se e stable zca e n prime ra instancia un re conocimie nto ple no de las
compe te ncias asignadas por la Constitución Política de l Estado a las
jurisdicciones indígenas. Para el fortalecimiento del sistema en segunda
instancia es necesario establecer claramente mecanismos de remisión de
casos, una ve z que e l ope rador judicial se informe de las circunstancias
que le da la Ley como competencias concretas. Esto se realizará mediante
comunicación dire cta e ntre autoridade s de la justicia ordinaria y la
comunitaria.

La re misión de casos judiciale s e n cualquie r etapa de l proce so (policial, fiscal,


judicial) puede hacerse de modo inmediato por el mero reconocimiento de las
compete ncias corre spondie nte s a una de las jurisdiccione s e stable cidas e n la
Constitución Política del Estado.

Por otra parte, algunas autoridades comunales prefieren que ciertos hechos con
caracte rísticas grave s se an asumidos por la justicia ordinaria. En e stos casos, y
dado e l conse ntimie nto de la autoridad comunitaria, dete rminados conflictos
podrán se r de rivados a la justicia ordinaria. Es posible pe nsar e n más de una
posibilidad en donde se presente la delegación como forma de articulación entre • 111 •
la justicia indígena originaria campesina y la ordinaria:

- Cu an do la co mu n idad co n side ra qu e e l caso pu e da se r re su e lto


satisfactoriame nte por la justicia ordinaria. De e se modo “de le ga” a las
autoridades de la justicia ordinaria la resolución del conflicto que se produjo
en el seno de la comunidad.

- Cuando la comunidad carece del poder fáctico necesario para la resolución


del conflicto. En estas circunstancias y más allá de que exista una justicia
indígena originaria campesina, la comunidad puede derivar la resolución
del conflicto a la justicia ordinaria, al considerar que es la más idónea para
arribar a una solución satisfactoria.

Propuesta de redacción sobre remisión:

Las autoridades de las jurisdicciones indígenas se inhibirán del conocimiento


de aquellos casos que consideren conveniente y los remitirán a la jurisdicción
ordinaria, e n forma ve rbal o e scrita, sin ne ce sidad de cumplir con las
formalidades previstas para estos casos.

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La articulación de dos sistemas jurídicos

(iii) Control de Garantías de Derechos Fundamentales:

Lo e je rce e l Tribunal Constitucional. El límite de la jurisdicción indíge na


está dado por el respeto a los Derechos Fundamentales. Puede pensarse
que es más conveniente que el control jurisdiccional lo ejerza una instancia
máxima como es el Tribunal Constitucional.

Propuesta de redacción sobre garantías y derechos fundamentales:

El Tribunal Constitucional a travé s de la autoridad je rárquica más ce rcana


a la comunidad re cibirá la de manda y transmitirá e l caso de violación de
los de re chos fundame ntale s a la instancia supe rior. Ente nde mos que la
definición de Derechos Fundamentales se encuentra claramente delimitada
en la propia Constitución Política del Estado, en el Título II, Capítulos primero
y segundo.

Por otra parte , e n caso de de nuncia de violación de los de re chos


fundame ntale s por parte de uno de los afe ctados por un fallo e n la
jurisdicción indíge na, e n principio de be rá se r la propia comunidad que
• 112 • entienda de este nuevo conflicto, por cuanto el mismo se enmarca dentro
de los re quisitos re spe cto a las compete ncias de te rritorio y pe rsona. La
comunidad podrá reve rtir e l fallo o continuar con la ape lación de caso a
instancias superiores.

4.5. Garantías de los de re chos fundame ntale s

Si se re toma uno de los postulados más importante s que contie ne la Nue va


Constitución Política del Estado, en la que se declara el respeto y garantía de los
de re chos fundame ntale s conte nido e n e l capítulo se gundo de l título II sobre
Derechos Fundamentales y Garantías, se hace imperativo el definir los mecanismos
por los cuale s se garantizan dichos de re chos. En la propia Constitución Política
del Estado, se establece que es el Tribunal Constitucional es el llamado a garantizar
la constitucionalidad de cualquie r fallo o caso que haya sido de bidame nte
cue stionado o ape lado por algún imputado. En cuanto al control para que los
límite s e xpre sados no se an violados y dado que no e s posible pe nsar que la
propia comunidad se autocontrole , sumado al he cho de que los comunarios
indígenas son ciudadanos bolivianos en un Estado Plurinacional, es imprescindible
diseñar el control de constitucionalidad.

Ramiro Molina Rive ro


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

En e ste se ntido, e s e l Tribunal Constitucional e l que de be ría inte rve nir cuando
se produzcan violaciones a los derechos humanos. Sin embargo, el procedimiento
a se guirse hasta alcanzar la máxima instancia de be se r dise ñado de modo tal
que se permita que el control sea sencillo y eficaz.

Entre los aspectos más importantes que derivan de los mecanismos de cooperación
y coordinación se encuentra la articulación entre la justicia indígena originaria
campesina y la ordinaria, a través de un sistema de apelaciones que permita la
garantía de los derechos humanos fundamentales.

El Tribunal Constitucional, a través de la autoridad judicial más próxima y jerárquica


a la comunidad, realizará el control de las violaciones de derechos fundamentales
y las garantías individuale s e n la aplicación de de re cho indíge na originario
campesino.

• 113 •

Ramiro Molina Rive ro


La articulación de dos sistemas jurídicos

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Ramiro Molina Rive ro


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

Bibliografía

ARDREY, Robert
1966 The Te rritorial Impe rative : A Pe rsonal Inquiry into the Animal Origins of
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1980 Human Territoriality, La Haya, Mouton Editores.

MOLINA RIVERO, Ramiro y ARTEAGA BOHRT , Ana Cecilia


2009 Una lógica y dos racionalidade s jurídicas. Compañe ros de las Amé ricas.
La Paz

Ramiro Molina Rive ro


La articulación de dos sistemas jurídicos

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Ramiro Molina Rive ro


Pluralismo jurídico en Bolivia
Contenidos básicos de la Ley
de Deslinde Jurisdiccional

Carlos Alarcón Mondonio


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

1. Introducción

El pluralismo jurídico en la nueva Constitución Política del Estado se e xpresa en


un Sistema Jurídico Constitucional (SJC) que está integrado por dos subsistemas:
i) e l Subsiste ma Jurídico Re publicano (SJR) y e l Subsiste ma Jurídico Indíge na
Originario Campesino (SJIOC).

El pluralismo jurídico no sólo se manifiesta a través de una diversidad de jurisdicciones


sino también de derechos aplicables; es decir que dentro de la unidad jurídica de
la Constitución e xiste n dive rsas fue nte s de producción normativa y dife re nte s
jurisdicciones encargadas de la aplicación de estas normas.

El Subsiste ma Jurídico Re publicano (SJR) tie ne un fundame nto unive rsal porque
se aplica a todos los habitantes del Estado por la única razón de encontrarse en
su te rritorio, sin distincione s de ninguna naturale za; e n cambio, e l Subsiste ma
Jurídico Indígena Originario Campesino (SJIOC) tiene fundamento particular porque
únicame nte se aplica e n los te rritorios y a los mie mbros de aque llas nacione s y
• 119 •
pueblos en cuyas comunidades se forma y produce este derecho consuetudinario
y cuyas autoridades naturales están encargadas de su aplicación.

El e le me nto de te rminante de la se paración e ntre los dos subsiste mas e s e l


jurisdiccional, según el principio del “jus fori”, cada juez dentro del ámbito de su
jurisdicción y competencia aplica su propio derecho; por lo tanto, la jurisdicción
y competencia determina el derecho aplicable y no a la inversa.

Conforman el Subsistema Jurídico Republicano (SJR) las jurisdicciones Constitucional,


Agroambiental, Ordinaria y Especiales. Conforman el Subsistema Jurídico Indígena
Originario Campesino (SJOC) las jurisdicciones de las naciones y pueblos indígena
originario campesinos.

Al ser parte los dos subsistemas de un mismo sistema constitucional necesariamente


tienen que existir principios comunes a ambos que permitan identificarlos como
parte s inte grante s de un conjunto mayor. Entre e stos principios de stacan e l de
independencia, imparcialidad, seguridad jurídica y respeto a los derechos.

Carlos Alarcón Mondonio


Contenidos Básicos de la Ley de Deslinde Jurisdiccional

Entre los pre supue stos para e l de slinde jurisdiccional e s ne ce sario pre cisar la
cantidad de jurisdiccione s indíge na originario e xiste nte s y a qué nacione s o
pueblos corresponden y, una vez concretados estos datos, cuáles son los criterios
de investidura oficial de las autoridades naturales de cada una de estas jurisdicciones
y la forma de acreditarlas de manera fehaciente.

La exclusión y concurrencia constituyen criterios básicos para el deslinde de estas


jurisdicciones. Por exclusión las Jurisdicciones Indígenas Originario Campesinas
no tie ne n atribución para conoce r ni de cidir las causas de las Jurisdiccione s
Constitucional, Agroambie ntal y Espe ciale s. Por concurre ncia la Jurisdicción
Ordinaria (JO) se se para de las Jurisdiccione s Indíge nas Originario Campe sinas
(JIOCs) sobre la base de sus re spe ctivos ámbitos de compe te ncia te rritorial,
personal y material, dentro del cauce brindado por las autonomías.

Para el deslinde por concurrencia de la Jurisdicción Ordinaria (JO) y las Jurisdicciones


Indíge nas Originario Campe sinas (JIOCs), un e le me nto clave e s la autonomía
indíge na que pe rmite una mayor pre cisión e n cuanto al ámbito de vige ncia
territorial, personal y material de estas jurisdicciones con fundamento particular.

• 120 • Dentro de las materias de conocimiento compartido entre la Jurisdicción Ordinaria


(JO) y las Jurisdicciones Indígenas Originario Campesinas (JIOCs), como son las
relativas al derecho civil, penal, comercial, laboral y familiar, existen dos criterios
complementarios para el deslinde: i) el negativo con relación a aquellos casos,
causas o litigios que re quie re n una de finición uniforme e n todo e l te rritorio
nacional por estar comprometidos valores básicos de orden público (Ej: castigo
de l de lito de ase sinato y homicidio), y cuyo conocimie nto corre sponde a la
jurisdicción con fundame nto ge ne ral; y ii) e l positivo con re lación a aque llos
casos, causas o litigios que de acuerdo a los usos y costumbres de la respectiva
comunidad indíge na pue de n se r conside rados tradicionalme nte como asuntos
indígena originario campesinos, y cuyo conocimiento corresponde a la jurisdicción
con fundamento particular.

Otra de las ve ntajas de la vinculación de la autonomía con la jurisdiccione s


indíge nas originario campe sinas e s la utilización de los Estatutos de Gobie rno
para concretar el diseño detallado de la configuración de estas jurisdicciones en
todas sus formas, grados e instancias, de conformidad a la Constitución, a la Ley
de Deslinde Jurisdiccional y a la Ley Marco de Autonomías y Descentralización.

Carlos Alarcón Mondonio


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

Bajo el principio de igualdad constitucional existen diferentes tipos de relaciones


entre los dos subsistemas jurídicos que pueden ser clasificadas como relaciones
de se paración y e xclusividad; concurre ncia y e spe cialidad; coordinación y
cooperación; y conflicto e interferencia.

• 121 •

Carlos Alarcón Mondonio


Contenidos Básicos de la Ley de Deslinde Jurisdiccional

2. Jurisdiccione s re conocidas e n la Constitución

El prime r te ma que re quie re claridad y pre cisión de conce ptos para formular
adecuadamente una Ley de Deslinde Jurisdiccional es el relativo a la cantidad y
tipo de jurisdicciones que están reconocidas en la nueva Constitución.

De ntro de la cate goría de función judicial única (art. 179 I CPE) la Constitución
reconoce las siguientes jurisdicciones:

1. Ordinaria.
2. Agroambiental.
3. Indígena Originario Campesina.
4. Especiales.
5. Constitucional, denominada como “Justicia Constitucional”.

En este contexto la Constitución establece que la jurisdicción indígena originario


campesina conoce los asuntos de esta naturaleza de conformidad a lo establecido
• 122 • e n una Le y de De slinde Jurisdiccional (art. 191 II 2 CPE); por lo tanto e s e sta
jurisdicción la que de be se r de slindada, se parada, de limitada, acotada e n su
relación con las demás jurisdicciones. Para ello tenemos que encontrar criterios
orientadores que proporcionen una base segura para el deslinde jurisdiccional.

Existe n dos crite rios orie ntadore s para e l de slinde de la jurisdicción indíge na
originario campesina con el resto de las jurisdicciones: i) deslinde jurisdiccional
por exclusión; y ii) deslinde jurisdiccional por concurrencia.

El deslinde jurisdiccional por “e xclusión” se aplica en todos aquellos casos que


son de conocimiento privativo de otras jurisdicciones y con relación a los cuales
la jurisdicción indígena originario campesina no tiene ni debe tener un conocimiento
concurrente. Nos referimos a las jurisdicciones Agroambiental, Especiales (todas
las que re sulte n constituidas de e sta mane ra) y Constitucional. En e sto ya se
pe rcibe una importante re lación de e sta ley con la que rige al Órgano Judicial,
que se encargará de establecer y precisar cuáles son las jurisdicciones especiales
y para qué materias se las constituye.

El deslinde jurisdiccional por “concurrencia” se aplica a la separación y delimitación


de la jurisdicción indígena originaria campesina y la ordinaria, tomando en cuenta

Carlos Alarcón Mondonio


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

que ambas concurren en el conocimiento de cierto tipo de casos en los ámbitos


del derecho civil, penal, familiar y comercial. Este escenario de concurrencia está
re conocido e n la Constitución cuando hace re fe re ncia al he cho de que la
jurisdicción indígena originario campesina y la ordinaria gozan de igual jerarquía
(art. 179 II CPE). En e l de slinde por concurre ncia, a dife re ncia de l de slinde por
e xclusión que es más radical y categórico, es necesario precisar los respectivos
ámbitos de vigencia de las dos jurisdicciones en los planos personal, material y
territorial, como un elemento central de esta actividad diferenciadora.

Si se toma en cuenta que las jurisdicciones Ordinaria, Agroambiental, Especiales


y Constitucional, e n su de sarrollo y funcionamie nto son e xpre sione s dire ctas y
formale s de l Estado, rasgo común compartido por e llas; y, e n contraste , la
jurisdicción indígena originario campesina es una expresión directa y espontánea
de l re spe ctivo grupo o comunidad, se pue de agrupar a las prime ras e n una
categoría bajo el nombre de “Justicia o Jurisdicción Republicana” y a la segunda
en otra categoría denominada “Justicia o Jurisdicción Indígena”.

Asumie ndo la re ducción de e sta dive rsidad de jurisdiccione s a dos té rminos


comparativos, la jurisdicción republicana y la indígena, se simplifica el análisis y
destaca el elemento central de la diferenciación entre ambas, que es el fundamento • 123 •
universal de la republicana y el particular de la indígena. La Justicia Republicana
tiene fundamento universal porque todos los habitantes del territorio del Estado
por el sólo hecho de encontrarse dentro de su jurisdicción quedan sometidos a
este tipo de justicia; en cambio, la Justicia Indígena tiene fundamento particular
porque únicamente los sujetos que pertenecen a la respectiva nación o pueblo
indígena quedan sometidos a esta clase de justicia.

La Constitución, de mane ra e xpre sa, formula e sta dife re ncia cuando e stable ce
que la jurisdicción indígena originaria campesina se fundamenta en un vínculo
particular de las pe rsonas que son mie mbros de la re spe ctiva nación o pue blo
indíge na originario campe sino (art. 191 I CPE). Es de cir que indíge nas y no
indíge nas e stán sometidos a la Justicia Re publicana y sólo los indíge nas de la
específica nación o determinado pueblo están sometidos a la respectiva Justicia
Indígena.

Esto último demuestra la necesidad e importancia del deslinde jurisdiccional no


sólo entre la Justicia Republicana y la Justicia Indígena, sino también, dentro de
esta última categoría, de la separación y delimitación de todas las jurisdicciones

Carlos Alarcón Mondonio


Contenidos Básicos de la Ley de Deslinde Jurisdiccional

indíge nas que la conforman, a travé s de la ade cuada ide ntificación y pre cisión
de sus re spe ctivos ámbitos pe rsonale s, mate riale s y te rritoriale s de vige ncia.

Con relación a este punto, un elemento central de definición será el de establecer


si cada una de las 36 nacione s y pue blos indíge na originario campe sinos
me ncionados e n la Constitución (artículo 5 I CPE) tie ne n su propia jurisdicción
y, en caso de respuesta negativa, cuáles de estas naciones o pueblos la tienen.

• 124 •

Carlos Alarcón Mondonio


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

3. Función judicial única

Si las jurisdiccione s me ncionadas forman parte de una función judicial única


tie ne n que compartir algunos e le me ntos comune s que pe rmitan ide ntificarlas
como e xpre sione s de l mismo siste ma al que pe rte ne ce n. ¿Que e s lo que hace
que todas re spondan al conce pto de función judicial única? La re spue sta la
e ncontramos e n los principios que suste ntan la pote stad de impartir justicia y
que están reconocidos en la Constitución (art. 178 I CPE).

Todas las jurisdicciones mencionadas, por ser parte de la función judicial única
y e xpresión de la potestad de impartir justicia que emana del pueblo boliviano,
tienen que respetar y cumplir los siguientes principios:

1. Independencia.
2. Imparcialidad.
3. Seguridad jurídica.
4. Publicidad.
• 125 •
5. Probidad.
6. Celeridad.
7. Gratuidad.
8. Pluralismo jurídico.
9. Interculturalidad.
10. Equidad.
11. Servicio a la sociedad.
12. Participación ciudadana.
13. Armonía social.
14. Respeto a los derechos.

Identificados los principios que condicionan el ejercicio de la Justicia Republicana


y de la Indíge na, y que cohe sionan e inte gran a todas las jurisdiccione s de ntro
del concepto de función judicial única, resta por definir qué casos de violación
a algunos de estos principios tienen la entidad suficiente como para negar a los
actos que consuman la naturaleza de verdaderos actos de justicia y, por la misma
razón, su pertenencia al sistema de justicia. No es correcto afirmar la naturaleza
de acto judicial a un acto que no ha emanado de una autoridad independiente

Carlos Alarcón Mondonio


Contenidos Básicos de la Ley de Deslinde Jurisdiccional

e imparcial, o e n su formación no ha re spe tado e l de bido proce so, o e n su


contenido ha conculcado derechos fundamentales de las personas.

En consecuencia, los principios de independencia, imparcialidad, seguridad jurídica


y respeto a los derechos constituyen la clave para identificar verdaderos y auténticos
actos de justicia por oposición a actos de venganza, políticos o de otra naturaleza
no judicial. Un acto de la Justicia Republicana o de la Indígena que no reúna estas
condicione s mínimas no de be ría se r conside rado como un acto de justicia, ni
expresión de la función judicial única, ni manifestación de la potestad de impartir
justicia a nombre del pueblo boliviano.

Coincide con e ste análisis la Constitución e n la parte que e stable ce que la


jurisdicción indígena originaria campesina respeta el derecho a la vida, el derecho
a la defensa y demás derechos y garantías establecidos en la presente Constitución
(art. 190 II CPE).

• 126 •

Carlos Alarcón Mondonio


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4. Pluralismo jurídico

El pluralismo jurídico establecido en la Constitución (arts. 1, 30 II - 14, 178 I CPE)


no implica la e xiste ncia de dos o más orde namie ntos jurídicos dife re nciados y
se parados, e n cuyo caso, siguie ndo las e nse ñanzas de Hans Ke lse n, e xiste la
pre se ncia de dos o más Estados distintos. Bolivia e s un Estado que tie ne un
orde namie nto jurídico basado e n la Constitución vige nte a partir de l año 2009,
como norma fundame ntal de la cual de riva toda la e structura y funcionamieto
del Estado y sus instituciones.

El orde namie nto jurídico boliviano re conoce distintas fue nte s de producción
normativa (pluralidad de subsiste mas normativos de ntro de l siste ma de la
Constitución) y de aplicación de las normas a los casos concretos para la resolución
de controversias entre partes (pluralidad de jurisdicciones). Tomando en cuenta,
como se señaló en el numeral precedente, el origen predominantemente estatal
o comunitario de e stas e xpre sione s de de re cho y jurisdicción y e l fundame nto
universal o particular de las mismas, entonces se puede identificar dos subsistemas • 127 •
jurídicos (o compone nte s) que conforman e inte gran e l orde namie nto jurídico
boliviano cuya base o raíz es la Constitución del año 2009: i) El Subsistema Jurídico
Re p u b lica n o (SJR) q u e se a p lica a to d o s lo s h a b ita n te s d e l Es ta d o
inde pe ndie nte me nte de su pe rte ne ncia é tnica o cultural y de cualquie r otro
accide nte que los dife re ncie ; y ii) El Subsiste ma Jurídico Indíge na (SJI) que
únicamente se aplica a los miembros de las naciones o pueblos indígena originarios
campesinos.

De ntro de l Siste ma Constitucional de l Estado (SCE), e l Subsiste ma Jurídico


Re publicano (SJR) y e l Subsiste ma Jurídico Indíge na (SJI) con pluralidad de
jurisdicciones que forman parte de cada uno de ellos (Jurisdicción Constitucional,
Jurisdicción Ordinaria, Jurisdicción Agroambie ntal, Jurisdiccione s Espe ciale s /
Jurisdicciones de las naciones o pueblos indígena originario campesinos x, y, z)
y pluralidad de fue nte s de producción normativa (Nive l nacional o ce ntral de
gobierno y niveles subnacionales de gobierno / usos y costumbres de las naciones
o pueblos indígenas originario campesinos x, y, z).

Con el objeto de encontrar pautas de certidumbre y simplificar la regulación de


e sta mate ria tan comple ja se pue de acoge r e l principio “ius fori” (de re cho de l

Carlos Alarcón Mondonio


Contenidos Básicos de la Ley de Deslinde Jurisdiccional

foro) del derecho internacional privado, según el cual cada juez aplica su propio
de re cho; e s de cir, que e l pluralismo jurisdiccional dete rmina y condiciona al
pluralismo normativo y no a la inve rsa. El jue z re publicano aplica de re cho
republicano y el juez indígena aplica derecho indígena.

Siguie ndo los crite rios de de slinde jurisdiccional e xplicados e n e l nume ral
precedente, habría que establecer que las naciones y pueblos indígena originario
campe sinos únicame nte ge ne ran o tie ne n su propio de re cho (normas y
procedimientos propios / usos y costumbres) en el ámbito de su jurisdicción; lo
propio con e l conjunto de ciudadanas y ciudadanos bolivianos (sin accide nte s
que los diferencian) que únicamente generan o tienen su propio derecho a través
de las instituciones formales del Estado en el ámbito de la jurisdicción republicana.

Por lo tanto e l de re cho re publicano, e n todas sus e xpre sione s y varie dade s,
regularía todas las materias reservadas a las Jurisdicciones Constitucional, Ordinaria,
Agrario Ambiental y Especiales y, el derecho indígena, en todas sus expresiones
y varie dade s se gún la e spe cífica nación o pue blo al que se aplique , re gularía
todas las materias reservadas a las Jurisdicciones Indígena Originario Campesinas.
En e ste e sque ma e l de slinde jurisdiccional e s de te rminante para e l de slinde
• 128 • normativo.

Si bie n la de nominación de “Le y de De slinde Jurisdiccional” utilizada por la


Constitución (art. 190 II – 2 CPE) no expresa en la literalidad de sus términos todos
los contenidos y alcances que deberían incluirse en esta ley, pone de manifiesto
la prioridad de la jurisdicción como e le me nto orde nador y de finidor de los
subsistemas jurídicos republicano e indígena. La jurisdicción determina el derecho
o norma aplicable y no a la inversa.

Por lógica y cohe re ncia de conce ptos, no se trata únicame nte de una cue stión
de de slinde jurisdiccional sino tambié n de de slinde normativo de e stos dos
subsistemas jurídicos que componen e integran el orden jurídico boliviano. Por
lo tanto, cuando la Constitución e stable ce que la jurisdicción indíge na conoce
los asuntos indígena originario campesinos de conformidad a lo establecido en
una Ley de Deslinde Jurisdiccional, hay que interpretar este mandato constitucional
en sentido amplio referido a la demarcación, separación o deslinde no sólo de
la jurisdicción sino también del derecho aplicable.

Carlos Alarcón Mondonio


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5. Pre supue stos para e l de slinde

5.1 Ide ntificación de las jurisdiccione s indíge na


originario campe sinas e xiste nte s

Asumiendo a la jurisdicción como el elemento central y definidor del pluralismo


jurídico e s ne ce sario te ne r ce rte za y pre cisión sobre cuále s y cuántas son las
jurisdiccione s que se re conoce n de ntro de l Siste ma Constitucional de l Estado
(SCE). En e l Subsiste ma Jurídico Re publicano (SJR) e ste dato e stá de finido con
precisión en el texto constitucional; en este ámbito se cuenta con la Jurisdicción
Constitucional (JC), Jurisdicción Ordinaria (JO), Jurisdicción Agroambiental (JA) y
Jurisdiccione s Espe ciale s (JEs). Con re lación a e stas últimas e stá pe ndie nte su
e spe cífica configuración e n la Le y Orgánica Judicial. En e l Subsiste ma Jurídico
Indígena (SJI) este dato no está señalado en el te xto constitucional y, por tanto,
tendrá que ser definido en la Ley de Deslinde Jurisdiccional, a cuyo efecto habrá
que dete rminar si cada una de las 36 nacione s y pue blos indíge na originario
campe sinos me ncionados e n e l artículo 5 I de la Constitución tie ne n su propia • 129 •
jurisdicción o, si no es así, cuántas la tienen y cuántas jurisdicciones independientes
realmente existen.

Esta pre cisión no sólo e s impre scindible para una ade cuada ide ntificación y
delimitación de los dos subsistemas jurídicos que requieren ser deslindados sino
también a efectos del control constitucional que recaerá sobre las jurisdicciones
de los dos subsistemas y de separación de las jurisdicciones indígena originario
campesinas que conforman el Subsistema Jurídico Indígena (SJI). En este último
punto nótese que los conflictos entre jurisdicciones no sólo se podrán presentar
en un ámbito de interferencias entre los dos subsistemas jurídicos sino también
dentro de cada uno de ellos por interferencia de una jurisdicción específica con
relación a otra (Ej: Constitucional con Ordinaria / jurisdicción de la nación “x” con
la de la nación “y”).

El artículo 202 numeral 11 de la Constitución, al establecer como atribución del


Tribunal Constitucional conocer y resolver los conflictos de competencia entre la
jurisdicción indígena originaria campesina y la jurisdicción ordinaria y agroambiental
limita la intervención de este órgano de control constitucional a las interferencias
entre los dos subsistemas. La Constitución no regula de manera expresa la forma

Carlos Alarcón Mondonio


Contenidos Básicos de la Ley de Deslinde Jurisdiccional

de re solve r las inte rfe re ncias jurisdiccionale s que se pre se nte n de ntro de cada
uno de e llos. En e ste caso, e s ne ce sario re fle xionar sobre la conve nie ncia de
establecer órganos específicos dentro de cada uno de los subsistemas jurídicos
que se e ncargue n de re solve r las controve rsias suscitadas como conse cue ncia
de un conflicto inte rjurisdiccional que no trascie nda los límite s de l re spe ctivo
subsiste ma o, de lo contrario, dete rminar con pre cisión e n la Le y de De slinde
Jurisdiccional a cuál de los órganos constitucionalmente existentes le corresponderá
asumir e sta atribución sobre la base de un fundame nto razonable para e llo.

5.2 Ide ntificación de la inve stidura de las autoridade s naturale s e xiste nte s

A los efectos de un ejercicio constitucional y enmarcado en el Estado de Derecho


de las jurisdiccione s indíge na originario campe sinas que re sulte n re conocidas
como e fe ctivame nte e xiste nte s, e l próximo paso consiste e n la ide ntificación,
de ntro de cada una de e llas, de los aspe ctos ce ntrale s que otorgan inve stidura
a sus autoridades naturales y, como consecuencia de ello, las habilitan para un
e je rcicio le gal y le gítimo de funcione s jurisdiccionale s. Adicionalme nte a e sto,
cuál es la forma o cuáles son los instrumentos o mecanismos que permitan una
acreditación fehaciente de esta condición ante autoridades del Subsistema Jurídico
• 130 • Republicano (SJR), como es el caso del Tribunal Constitucional Plurinacional, que
e s e l órgano e ncargado de pre se rvar los de re chos y garantías constitucionale s
frente a toda expresión de jurisdicción y de resolver los conflictos interjurisdiccionales
que se presenten entre jurisdicciones de distintos subsistemas.

En palabras más se ncillas, con re lación al suje to de l cual e mana e l acto, e s


ne ce sario te ne r ce rte za si e stamos e n pre se ncia de un acto auté ntica y
ve rdade rame nte judicial o, por e l contrario, ante un de lito come tido por un
particular que al marge n de l de re cho y e n contrave nción con e l mismo se
autoatribuye la condición de juez indígena.

Este proble ma e s de fácil solución e n e l Subsiste ma Jurídico Re publicano (SJR)


porque la inve stidura de le gislador, jue z y administrador, de pe nde de un título
oficial expedido por el Estado, con todos los requisitos y condiciones de autenticidad
que lo acompañan. Basta mostrar el título para acreditar el ejercicio legal de las
funciones. Además de ello, como la investidura de estas autoridades se expresa
en actos solemnes y públicos, oficialmente llevados a cabo, con amplia publicidad
y difusión, queda claro para el conjunto de la sociedad cuáles son las autoridades
legalmente investidas del ejercicio de la función. Esto no ocurre con las autoridades

Carlos Alarcón Mondonio


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

naturales con relación a las cuales no e xiste un nombramiento oficial e xpedido


por el Estado y los actos sobre los cuáles se basa su investidura tienen un ámbito
de publicidad y difusión restringido a pequeños grupos de población.

Estos problemas de identificación no sólo son relevantes a efectos del ejercicio


le ga l de fu n cio n e s, de slin de ju risdiccio n a l y re so lu ció n de co n flicto s
interjurisdiccionales, sino también a efectos de relaciones de complementación,
coordinación y colaboración entre distintas jurisdicciones de un mismo subsistema
o de subsistemas diferentes.

• 131 •

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Contenidos Básicos de la Ley de Deslinde Jurisdiccional

• 132 •

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6. Crite rios para e l de slinde

Los criterios básicos para el deslinde jurisdiccional están referidos a los ámbitos
de vigencia territorial, personal y material de los subsistemas jurídicos republicano
y, de ntro de e llos, de sus re spe ctivas jurisdiccione s. La clave para simplificar la
aplicación de estos criterios es el régimen de las autonomías indígena originario
campesinas que permite fijar con mayor precisión los ámbitos de vigencia territorial,
personal y material de las jurisdicciones indígena originario campesinas.

Ide ntificadas las jurisdiccione s indíge na originario campe sinas e xiste nte s su
ámbito de aplicación de be ría e star dire ctame nte vinculado y circunscrito a una
entidad autónoma de gobierno, en aplicación de la competencia exclusiva relativa
al ejercicio de la jurisdicción indígena originario campesina para la aplicación de
justicia y re solución de conflictos a travé s de normas y proce dimie ntos propios
de acuerdo a la Constitución y la ley (art. 304 I – 8 – CPE).

Pre cisada la vinculación e ntre jurisdicción y autonomía indíge na originaria


• 133 •
campe sina, se de duce n las conse cue ncias e n los tre s ámbitos se ñalados:

1. En el ámbito territorial, la jurisdicción indígena de la nación o pueblo “X”


se e je rce y aplica de ntro de la circunscripción te rritorial sobre la cual se
asienta la autonomía de esta nación o pueblo, sin que para ello importe
la modalidad concreta asumida para su configuración: i) Territorio Indígena
Originario Campe sino; ii) Re gión Indíge na Originaria Campe sina; y iii)
Municipio Indígena Originario Campesino.

Este crite rio te rritorial tie ne su ne ce sario comple me nto e n un aspe cto
funcional como es el lugar de realización de la relación o hecho jurídico
o de producción de sus re sultados o e fe ctos (art. 191 II – 3 – CPE). En
consecuencia, para que se aplique esta jurisdicción, la acción o el resultado
tie ne n que producirse de ntro de l te rritorio de la re spe ctiva autonomía
indíge na originario campe sina, y sie mpre que , ade más, se cumplan los
otros crite rios que habilitan e sta jurisdicción: i) pe rsonal y ii) mate rial.

2. En el ámbito personal, al tratarse como lo establece la Constitución de una


jurisdicción que se fundame nta e n un vínculo particular de las pe rsonas

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que son mie mbros de la re spe ctiva nación o pue blo indíge na originario
campesino (art. 191 I CPE), únicamente debería aplicarse esta jurisdicción
a sus miembros, sin que para ello importe la calidad con la cual intervengan
en el proceso, como actores o demandados, denunciantes o querellantes,
denunciados o imputados, recurrentes o recurridos (art. 191 II – 1 – CPE),
y siempre que, además, se cumplan los otros criterios que habilitan esta
jurisdicción: i) territorial y ii) material.

Para simplificar y facilitar la concreción de este criterio sería conveniente


e stable ce r una pre sunción “juris tantum” e n e l se ntido de que todas las
personas que residen dentro del ámbito territorial de la respectiva autonomía
indíge na originario campe sina e stán sometidas a e sta jurisdicción, salvo
prueba en contrario que demuestre su no pertenencia étnica o cultural a
la nación o pueblo indígena cuya jurisdicción pretende aplicarse.

Como e n e ste caso e stá e n jue go no sólo un e ve ntual conflicto de


jurisdicciones sino también la violación de un derecho y garantía fundamental
como es el relativo al del “Juez Natural” debería establecerse un mecanismo
oportuno, e xpe dito y e ficaz de control constitucional que pe rmita evitar
• 134 • e sta violación o re stable ce r de la mane ra más rápida posible e l de re cho
vulne rado y de todo otro de re cho y garantía constitucional que e sté e n
riesgo de violación o haya sido conculcado como consecuencia del ejercicio
de esta jurisdicción.

Para e llo habría que analizar la viabilidad constitucional de conformar


tribunales o juzgados especializados en derechos y garantías constitucionales
en los ámbitos territoriales de las autonomías indígenas para que en una
primera instancia conozcan y decidan acciones de habeas corpus y amparo
y otras accione s constitucionale s sumarísimas con poste rior control o
re visión ante e l Tribunal Constitucional Plurinacional. De más e stá de cir
que e ste control constitucional no e staría re se rvado para e l e je rcicio de
las jurisdicciones del Subsistema Jurídico Indígena (SJI) sino que abarcaría
también al ejercicio de las jurisdicciones del Subsistema Jurídico Republicano
(SJR) a través de los mismos tribunales o juzgados o de otros ubicados en
dife re nte s zonas de l país. De e sta mane ra se cumple e l mandato
constitucional que establece que la jurisdicción indígena originaria campesina
respeta el derecho a la vida, el derecho a la defensa y demás derechos y
garantías establecidos en la presente Constitución (art. 190 II CPE).

Carlos Alarcón Mondonio


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3. En el ámbito material, es necesario precisar cuáles son los asuntos indígena


originario campe sinos que habilitan e l e je rcicio de e sta jurisdicción (art.
191 II – 2 – CPE). Existen dos parámetros para definir esta categoría: i) el
ne gativo e n aque llas mate rias de orde n público, básico o e se ncial que
únicamente admiten, con carácter uniforme para todo el territorio nacional,
un de re cho y una jurisdicción, con la finalidad de pre se rvar valore s
fundamentales que garantizan la e xistencia, cohesión y estabilidad de la
sociedad boliviana y un trato igualitario para todas las personas con relación
a aque llos bie ne s e inte re se s de los cuale s de pe nde su dignidad y e l
desarrollo de su personalidad; y ii) el positivo en aquellas materias específicas
que han sido objeto de una práctica re gular y constante e n las nacione s
o pueblos indígenas que han mantenido una tradición comprobada en el
ejercicio de sus propias instituciones de justicia.

Los parámetros negativos y positivos de delimitación jurisdiccional cobran


vige ncia e n e l de slinde jurisdiccional por concurre ncia de la Jurisdicción
Ordinaria y la Indígena Originaria Campesina. En el deslinde jurisdiccional
por exclusión, la situación de separación es más clara y categórica: todos
los casos de las Jurisdicciones Constitucional, Agroambiental y Especiales
• 135 •
que dan fue ra de l ámbito de conocimie nto y de cisión de la Jurisdicción
Indígena Originaria Campesina.

En e l de slinde jurisdiccional por concurre ncia, e l parámetro ne gativo de


delimitación requiere la definición sobre cuál de las dos jurisdicciones será
la encargada de conocer y decidir las materias de orden público que sólo
admiten la vigencia y aplicación de un sólo derecho y un sólo juez. Por el
fundame nto unive rsal de la jurisdicción ordinaria e s e sta jurisdicción la
que debería estar encargada del conocimiento y decisión de estos asuntos
que requieren una regulación y aplicación uniforme en todo el país.

En consecuencia, de todas las materias del derecho que son típicas de la


jurisdicción ordinaria se tienen que seleccionar las causas, casos, asuntos
o litigios que comprometen principios de orden público y por esta razón
quedan excluidos del conocimiento y decisión de la jurisdicción indígena
originaria campe sina. En mate ria pe nal, civil, come rcial, laboral, familiar
y otras de la jurisdicción ordinaria e xiste n institucione s dire ctame nte
vinculadas a valore s e se nciale s que caracte rizan a la socie dad boliviana
en su conjunto y garantizan su existencia, cohesión y estabilidad. En materia

Carlos Alarcón Mondonio


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penal, por ejemplo, los tipos penales que protegen el bien jurídico de la
vida o los intereses del Estado y de la sociedad cuando estos son afectados
de manera directa por el delito; en materia familiar, por ejemplo, la patria
potestad que genera la obligación de obediencia de los hijos con relación
a sus padres o tutores; en materia civil, por ejemplo, la calidad de herederos
forzosos de los hijos de l difunto con de re cho a una porción le gítima de
la herencia; en materia laboral, por ejemplo, los derechos irrenunciables
del trabajador, etc.

Una ve z concretado e l parámetro ne gativo de de limitación, se aplica e l


parámetro positivo identificando aquellas causas, casos, asuntos o litigios
que de ntro de las mate rias pe nal, civil, come rcial, laboral, familiar, etc,
salvo que alguna de éstas como la laboral se la configure como jurisdicción
e spe cial, han sido tradicionalme nte conside radas como obje to de la
jurisdicción de una dete rminada nación o pue blo indíge na. Para e sto, la
identificación y sistematización de los usos y costumbres vigentes en las
respectivas comunidades indígenas se convierte en un elemento central
y definitorio para la adecuada delimitación.

• 136 • A este grupo de asuntos habría que añadir al conocimiento y decisión de


esta jurisdicción todos aquellos que se susciten entre dos o más particulares
o e ntre particulare s y autoridade s naturale s de la re spe ctiva comunidad
con motivo de la aplicación de l de re cho e manado de l e je rcicio de
compe te ncias e xclusivas, compartidas y concurre nte s otorgadas a la
autonomía indíge na a la que corre sponde e l e je rcicio de la jurisdicción.
Este es un dato adicional que confirma la utilidad de encauzar y desarrollar
la jurisdicción indígena originaria campesina a través del pertinente régimen
autonómico establecido en la Constitución (art. 304 CPE).

Carlos Alarcón Mondonio


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

7. Organización de la jurisdicción indíge na


originario campe sina

Una ve ntaja adicional de vincular la jurisdicción indíge na con la autonomía


indígena consiste en que el Estatuto de gobierno de la respectiva entidad indígena
es una norma básicamente orgánica y funcional, razón por la cual podría regular
todos aque llos aspe ctos conve nie nte s para la me jor imple me ntación de la
jurisdicción indíge na, de ntro de l marco e stable cido por la Le y de De slinde
Jurisdiccional.

De esta manera, con relación a la organización de la jurisdicción indígena originaria


campe sina te ndríamos la siguie nte pirámide jurídica: i) Constitución; ii) Le y de
De slinde Jurisdiccional; y iii) Estatuto de Gobie rno de la re spe ctiva autonomía
indígena.

El Estatuto de Gobierno de la respectiva autonomía indígena podría regular cuál


es la forma concreta de configuración de la jurisdicción, cuáles son los criterios • 137 •
y proce dimie ntos para inve stir y de signar a las autoridade s naturale s de la
comunidad que e je rce rán la jurisdicción; cuántas instancias, re cursos y
procedimientos de revisión existirán y para qué tipo de causas o asuntos; cuáles
serán las autoridades naturales encargadas de prestar apoyo a las jurisdiccionales
para el cumplimiento y ejecución de sus decisiones. En caso de que sean diferentes,
cuále s se rán los me canismos y proce dimie ntos para solicitar e l apoyo de las
autoridades judiciales y administrativas del Subsistema Jurídico Republicano (SJR),
cuále s se rán los proce dimie ntos e instancias que garantizarán la aplicación
independiente e imparcial de la justicia y el respeto de los derechos y garantías
constitucionales en el ámbito interno de la jurisdicción indígena, y otros contenidos
de similar naturaleza.

Carlos Alarcón Mondonio


Contenidos Básicos de la Ley de Deslinde Jurisdiccional

• 138 •

Carlos Alarcón Mondonio


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

8. Re lacione s e ntre los subsiste mas jurídicos

Las re lacione s e ntre e l Subsiste ma Jurídico Re publicano (SJR) y e l Subsiste ma


Jurídico Indíge na (SJI) se basan e n e l principio de igualdad, e xpre same nte
re conocido e n la Constitución cuando hace re fe re ncia al he cho de que la
jurisdicción ordinaria y la jurisdicción indígena originaria campesina gozarán de
igual jerarquía (art. 179 II CPE). Entre estos subsistemas no existe una relación de
subordinación o dependencia.

Bajo esta premisa de la igualdad se identifican los siguientes tipos de relaciones


entre los dos subsistemas jurídicos:

1. Re lacione s de se paración y e xclusividad: porque e xiste n dete rminadas


mate rias que son de l e xclusivo conocimie nto y de cisión de algunas
jurisdicciones que pertenecen al Subsistema Republicano de Justicia (SRJ),
como e s e l caso de la Constitucional, Agrario Ambie ntal y Espe ciale s;
prioridad que le corre sponde a e stas jurisdiccione s por e l fundame nto • 139 •
universal del subsistema al que pertenecen y el tratamiento especial que
les otorga la Constitución (art. 179 I CPE).

2. Relaciones de concurrencia y especialidad: porque existen determinadas


materias que son de conocimiento y decisión concurrente de la Jurisdicción
Ordinaria (JO) y la Indígena Originaria Campesina (JIOC), como es el caso
de la Civil, Penal, Comercial, Familiar y Laboral; concurrencia complementada
por la especialidad según la cual determinados tópicos o componentes de
estas materias (los que comprometen o involucran cuestiones básicas de
orde n público) se re se rvan al conocimie nto y de cisión de la jurisdicción
ordinaria e n virtud al fundame nto unive rsal que la caracte riza y otros se
distribuyen entre las dos para que cada jurisdicción aplique, con relación
a una misma materia, su propio derecho en la resolución de estas causas,
asuntos o litigios. Como regla derecho escrito en la Jurisdicción Ordinaria
(JO) y de re cho consue tudinario e n la Jurisdicción Indíge na Originaria
Campesina (JIOC) (art. 179 II CPE).

Carlos Alarcón Mondonio


Contenidos Básicos de la Ley de Deslinde Jurisdiccional

3. Re lacione s de coordinación y coope ración para e l auxilio judicial y


administrativo, realización de diligencias procesales en otra jurisdicción y
ejecución de resoluciones y sentencias. La Constitución establece que la
Ley de Deslinde Jurisdiccional determinará los mecanismos de coordinación
y cooperación entre todas las jurisdicciones constitucionalmente reconocidas
y que para e l cumplimie nto de las de cisione s de la jurisdicción indíge na
originario campe sina sus autoridade s podrán solicitar e l apoyo de los
órganos competentes del Estado (art. 192 II y III CPE).

4. Relaciones de conflicto e interferencia cuando una específica Jurisdicción


Indíge na Originaria Campe sina (JIOC) asume e l conocimie nto y de cisión
de un caso re clamado como propio por otra jurisdicción indíge na o por
una jurisdicción del Subsistema Jurídico Republicano (SJR). La Constitución
e stable ce como compete ncia de l Tribunal Constitucional Plurinacional la
de re solve r los conflictos de compete ncias e ntre la jurisdicción indíge na
originario campe sina y la jurisdicción ordinaria y agroambie ntal (art. 202
– 11 – CPE).

La Ley de Deslinde Jurisdiccional tiene que desarrollar y precisar estas diferentes


• 140 • clases, formas o tipos de relaciones interjurisdiccionales con las consecuencias
jurídicas que mejor correspondan a cada una de ellas.

Carlos Alarcón Mondonio


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

9. Conclusione s

1. A los e fe ctos de un ade cuado de slinde jurisdiccional e s conve nie nte


simplificar la hete rogé ne a cantidad de jurisdiccione s re conocidas e n la
Constitución e n dos cate gorías básicas que pe rmitan configurar dos
subsiste mas jurídicos que coe xiste n de ntro un siste ma jurídico supre mo
o mayor. Sistema Jurídico Constitucional (SJC) que está integrado por dos
subsistemas: Subsistema Jurídico Republicano (SJR) y Subsistema Jurídico
Indígena Originario campesino (SJIOC).

2. Cada subsistema tiene sus propias fuentes de producción normativa y sus


propios órganos de aplicación del derecho.

3. Conforman e l Subsiste ma Jurídico Re publicano (SJR) la Jurisdicción


Constitucional (JC), Jurisdicción Agroambiental (JA), Jurisdicción Ordinaria
(JO) y las Jurisdicciones Especiales (JEs) que se configuren.

4. Conforman el Subsistema Jurídico Indígena Originario Campesino (SJIOC) • 141 •

las jurisdicciones de las naciones y pueblos indígena originario campesinos


que se identifiquen como efectivamente vigentes.

5. El de slinde tie ne dos planos o dime nsione s: e l de slinde normativo y e l


de slinde jurisdiccional; por tanto la Le y de De slinde Jurisdiccional no se
circunscribe al de slinde de jurisdiccione s sino que abarca tambié n e l
deslinde de derechos aplicables.

6. Se re comie nda como principio ce ntral para e l de slinde e l de l “jus fori”,


según el cual cada juez aplica su propio derecho. En este caso el deslinde
jurisdiccional resulta determinante para el deslinde normativo.

7. Se re comie ndan como crite rios re levante s para e l de slinde jurisdiccional


los de exclusión y concurrencia de jurisdicciones.

8. Para el deslinde entre la Jurisdicción Ordinaria (JO) y la Jurisdicción Indígena


Originaria Campe sina (JIOC) los crite rios re lativos a los ámbitos de
compete ncia te rritorial, pe rsonal y mate rial de be rían e nmarcarse e n e l

Carlos Alarcón Mondonio


Contenidos Básicos de la Ley de Deslinde Jurisdiccional

plano de las autonomías indígenas originario campesinas como un elemento


clave que permite una mayor precisión para el deslinde.

9. Constituye n pre supue stos para e l de slinde la ide ntificación de las


jurisdicciones indígenas originario campesinas efectivamente vigentes y
la dete rminación de los parámetros de re conocimie nto e inve stidura de
sus autoridade s naturale s, conjuntame nte con los me canismos para su
acreditación.

10. Se recomienda que la organización específica y detallada de las jurisdicciones


indígenas originario campesinas sea materia de los respectivos Estatutos
de Gobie rno, de ntro de l marco de la Constitución y la Le y de De slinde
Jurisdiccional.

11. La Le y de De slinde Jurisdiccional de be de sarrollar y pre cisar los tipos,


formas o clases de relaciones interjurisdiccionales entre las jurisdicciones
de los dos subsistemas y entre las jurisdicciones de las distintas naciones
y pueblos indígena originario campesinos sobre la base del principio de
igualdad constitucional. A este efecto se recomienda los siguientes tipos
• 142 • de relaciones: i) separación y exclusividad; ii) concurrencia y especialidad;
iii) coordinación y cooperación; y iv) conflicto e interferencia.

Para concluir, este ensayo pretende convertirse en un sencillo aporte al enfoque


jurídico para la redacción de la Ley de Deslinde Jurisdiccional, tomando en cuenta
que los trabajos similare s que e xiste n e n la actualidad e n e l país pre se ntan un
mayor é nfasis e n los aspe ctos antropológicos y sociológicos de e sta mate ria,
de scuidando e n algún grado o me dida la inge nie ría jurídica que como pista
forzosa de ate rrizaje re quie re una le y de e sta naturale za, con todas sus
complejidades y variables.

Carlos Alarcón Mondonio


Hacia una Ley de Deslinde
Jurisdiccional
Desafíos YPropuestas

Martha Rojas
Desafíos del Sistema
de Justicia Plural

Prime ra Parte
Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

1. Ante ce de nte s

Para la ge stión de la dive rsidad cultural, los Estados han utilizado dife re nte s
enfoques. Así el asimilacionismo, sustentado en discursos racistas de inferioridad
biológica, primero, y luego inferioridad cultural, permitió la dominación política
y cultural de los pue blos indíge nas, me diante la imposición de una re ligión (la
católica), una identidad, un idioma (el castellano o español), y un derecho.

Como anota Raque l Irigoye n 1, hasta ante s de las re formas constitucionale s


propiciadas a partir del Convenio 169 de la OIT, la teoría dominante del Derecho
en Latinoamérica se fundaba en la teoría kelseniana sobre el monismo jurídico,
es decir, que a un Estado le corresponde un sólo sistema jurídico o derecho; toda
otra norma que no proviniera del Estado era considerada como costumbre y, en
tal sentido, sólo fuente supletoria del derecho. El Estado tenía el monopolio de
la violencia legítima y la potestad de regular la vida social y perseguir y reprimir
los hechos delictivos.
• 147 •
De acuerdo a la misma autora, a la teoría del monismo jurídico se une la concepción
del Estado-nación, que dio fundamento y supuesta legitimidad política a la identidad
Estado-De re cho: “La e xiste ncia de un solo siste ma normativo de ntro un Estado,
se legitimaba en la idea de que el Estado representaba a un pueblo culturalmente
homogéneo”2.

En ese contexto, el derecho se fundamentó en dos ideas: una, que a un pueblo


supuestamente homogéneo le corresponde un único sistema normativo, y otra,
que al Estado le corresponde el monopolio de la violencia legítima.

Sin embargo, esta situación fue modificada con el Convenio 169 de la OIT sobre
Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, que reconoció los derechos
colectivos de los pueblos indígenas, en el entendido de que éstos son indispensables

1 IRIGOYEN FAJARDO, Raquel Z, Reconocimiento constitucional del derecho indígena y la


jurisdicción especial en los países andinos (Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador), 2000. Internet:
http://www.unifr.ch/derechopenal/articulos/pdf/Irigoyen1.pdf.
2 Ibid.

Martha Rojas
Hacia una Ley de Deslinde Jurisdiccional

para e l ple no de sarrollo moral, mate rial y e spiritual3 de los individuos, quie ne s
sólo podrán se r prote gidos ple name nte si e stán pre viame nte garantizados los
de re chos cole ctivos 4. La ace ptación de l re conocimie nto de e stos de re chos no
supone una negación de los derechos individuales insertos en las declaraciones
internacionales sobre derechos humanos y en la Constitución Política del Estado,
sino más bien su enriquecimiento a través de un diálogo intercultural.

En ese ámbito, el Convenio reconoce la obligación del Estado de considerar las


costumbre s o de re cho consuetudinario de los pue blos indíge nas al aplicar la
le gislación nacional (art. 8.1), y e l de re cho de e sos pue blos a conse rvar sus
costumbres e instituciones propias, siempre que no sean incompatibles con los
de re chos fundame ntale s de finidos por e l siste ma jurídico nacional ni con los
de re chos humanos inte rnacionalme nte re conocidos (art. 8.2). Las normas
contenidas en ambos incisos, implican el reconocimiento, por parte de los Estados
firmante s, de un pluralismo jurídico inte rno, bajo un te cho constitucional e
internacional, de respeto a los derechos humanos o fundamentales.

Se hace re fe re ncia al pluralismo jurídico, porque e n e l Conve nio no sólo se


re spetan las formas de producción jurídica e mitidas por los pue blos indíge nas,
distintas a las institucione s e statale s 5, sino que se le s re conoce e l de re cho a
• 148 •
conse rvar y aplicar sus costumbre s a travé s de sus autoridade s naturale s.

A partir de l aludido Conve nio 169, e l re conocimie nto de l pluralismo jurídico,


implica 6:

- Vigencia de las normas de los pueblos indígenas (normatividad), que se


basan e n los valore s propios de su comunidad, e n su cosmovisión y e n
la forma de re gular su vida social. Es un re conocimie nto a las normas
existentes y a la potestad normativa que tienen para regular sus relaciones
sociales, en base a sus principios, sus necesidades y sus valores.

- El re conocimie nto de las autoridade s indíge nas (institucionalidad) y sus


métodos de elección o designación.

3 Julio César Trujillo, “La regulación de los derechos de los pueblos indígenas en América
Latina: El caso del Ecuador y su nueva Constitución”, en Justicia Comunitaria: Retos al
futuro, La Paz, USAID, Compañeros de las Américas, Red participación y justicia, Universidad
Andina Simón Bolívar, 2005, p. 27.
4 Elva Terceros, El Sistema Jurídico Indígena, Santa Cruz, Centro de estudios Jurídicos e
investigación social, El País, 2003, pág. 19.
5 IRIGOYEN, Raquel, op. cit.
6 Ibid.

Martha Rojas
Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

- El re conocimie nto de las funcione s jurisdiccionale s de e sas autoridade s


para la aplicación de sus propias normas (jurisdicción).

- La limitación e n la aplicación de l de re cho indíge na e stá dado por los


derechos fundamentales, establecidos en la legislación interna, así como
en los Pactos internacionales sobre derechos humanos.

En el marco del Convenio 169 de la OIT, que fue ratificado por Bolivia mediante
Le y 1257 de 11 de junio de 1991, se introdujo e n la re forma constitucional de
1994, el reconocimiento del carácter multiétnico y pluricultural de Bolivia (art. 1.I),
y e n e l art. 171 de la Constitución, ade más de de clarar los de re chos sociale s,
económicos y culturales de las comunidades indígenas y campesinas, en especial
los relativos a sus tierras comunitarias de origen, su identidad, valores, lengua,
costumbre s e institucione s; se re conoció a las autoridade s naturale s de las
comunidade s indíge nas y campe sinas la facultad de “e je rce r funcione s de
administración y aplicación de normas propias como solución alte rnativa de
conflictos, en conformidad a sus costumbres y procedimientos […]”.

Conforme a lo anotado, la Constitución boliviana abrogada re alizó un


re conocimie nto de la vige ncia de las normas de las comunidade s indíge nas y • 149 •
campesinas7, basados en los valores propios de la comunidad y la forma de regular

7 El Convenio 169 hace referencia a los pueblos indígenas, que de acuerdo al art. 1 son aquellos
que descienden de poblaciones que habitaban en el país o región geográfica a la que
pertenece el país, en la época de la conquista o la colonización o el establecimiento de las
actuales fronteras estatales y que, cualquiera que sea su condición jurídica, conservan todas
sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas;
añadiendo que la conciencia de su identidad indígena o tribal deberá considerarse un criterio
fundamental para determinar los grupos a los que se aplican las disposiciones del presente
Convenio. La Constitución boliviana abrogada, apartándose de la denominación de pueblos
indígenas, hizo referencia a las comunidades indígenas y campesinas, esto debido a que,
a partir de 1953, se pretendió eliminar la terminología étnica y cambiarla por el término
campesino, lo que determinó que muchas comunidades indígenas se autodenominaran
campesinas. Por ese motivo, en la realidad boliviana no es fácil hacer una distinción entre
las comunidades indígenas y campesinas. La propuesta de las organizaciones sociales, en
el proceso constituyente, fue la de incorporar en la Constitución a los siguientes sujetos de
la justicia comunitaria: Pueblos indígenas, originarios y comunidades campesinas. Javier
Albó y Franz Barrios, op. cit. p. 47 y ss., y Red Participación y Justicia. Sistema de Justicia
de los pueblos indígenas y originarios. Asamblea Constituyente, 2006., p. 12; sujetos que
actualmente están reconocidos en la actual CPE pero como una unidad. Efectivamente, de
acuerdo al art. 30 de la CPE, Nación y pueblo indígena originario campesino es: “(…) Toda
la colectividad humana que comparta identidad cultural, idioma, tradición histórica, instituciones,
territorialidad y cosmovisión, cuya existencia es anterior a la invasión colonial española”.

Martha Rojas
Hacia una Ley de Deslinde Jurisdiccional

la vida social, de sus autoridades naturales, tanto en sus métodos de selección


como e n e l e je rcicio de funcione s jurisdiccionale s para la aplicación de e sas
normas; además, se reconocieron los procedimientos utilizados para la solución
de los conflictos suscitados de ntro de las comunidade s. En e se e nte ndido, las
“autoridade s naturale s” (autoridade s de los pue blos indíge nas) podían aplicar
sus propias normas, siempre que las mismas no fueran contrarias a la Constitución
y las le ye s. Al pre ve r e sta limitación, la Constitución se ale jó un tanto de los
lineamientos generales establecidos por el Convenio 169, en el que se estableció
como único límite de la aplicación del derecho indígena, los derechos humanos
establecidos en los pactos internacionales así como los derechos fundamentales
reconocidos en las Constituciones de cada país.

Sin duda alguna, e l límite impue sto por la me ncionada Constitución e n e l art.
171, sobre la compatibilidad de la aplicación del derecho indígena con las leyes
e s lo que le re stó e fe ctividad y fue rza, e n la me dida e n que e l orde namie nto
jurídico nacional no tomó en cuenta la existencia de ese derecho indígena y, por
tanto, la aplicación de sus normas sie mpre e ncontraba una barre ra y un límite
en las leyes.

• 150 • Por otra parte es preciso señalar que si bien se reconocieron los derechos de los
pue blos indíge nas y la jurisdicción indíge na, e l marco de l re conocimie nto fue
limitado, porque más allá del art. 1, referido al carácter multiétnico y pluricultural
de Bolivia y de l art. 171 citado, e l te ma indíge na e ra aje no a la configuración
institucional de l Estado boliviano y e staba incluido como un Ré gime n Espe cial
(Título Te rce ro, Ré gime n Agrario y Campe sino, de la Parte Te rce ra, Re gíme ne s
Especiales).

Además, pese a que el art. 171 de la CPE establecía que una ley debía compatibilizar
las función jurisdiccional indígena de “las autoridades naturales” con las atribuciones
de los poderes del Estado y a la existencia de proyectos de Ley, éstos no fueron
aprobados por el Parlamento.

Ello determinó que los temas relativos, por ejemplo, a la competencia territorial,
material y personal de la jurisdicción no estuvieran precisados, porque no existía
una norma expresa que estableciera el órgano destinado al control de la jurisdicción
indígena y que, en los hechos, la jurisdicción ordinaria terminaba por controlar
las decisiones de la indígena.

Martha Rojas
Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

2. Marco te órico

El reconocimiento del pluralismo jurídico, plasmado en el Convenio 169, ha dado


lugar a que e l de nominado de re cho consuetudinario de los pue blos indíge nas
sea considerado como un verdadero sistema jurídico 8, ya que contiene sus propias
normas, sus autoridades encargadas de administrar justicia y los procedimientos
para la re solución de conflictos de ntro de la comunidad. En e se se ntido, la
Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas,
en el art. 34, utiliza la denominación de sistemas jurídicos, conforme al siguiente
texto: “Los pueblos indígenas tienen derecho a promover, desarrollar y mantener
sus estructuras institucionales y sus propias costumbres, espiritualidad, tradiciones,
procedimientos, prácticas y, cuando existan, costumbres o sistemas jurídicos, de
conformidad con las normas internacionales de derechos humanos”.

De acuerdo a lo anotado, las normas indígenas deben ser entendidas como un


siste ma jurídico, ya se a porque se constituye n e n un “siste ma de normas,
institucione s, autoridade s y proce dimie ntos que pe rmite n re gular la vida social • 151 •
y resolver conflictos...”9 (Irigoyen) o porque existe un reconocimiento, por parte
de los pueblos indígenas, de sus propias normas, la posibilidad del cambio de
dichas normas por el transcurso del tiempo, e instituciones propias establecidas
para su aplicación 10 (Vicente Cabedo).

Consiguientemente, el Pluralismo jurídico debe ser entendido como la “coexistencia


de varios sistemas jurídicos dentro de un mismo espacio geopolítico”11; definición
que , de acue rdo a la dife re nciación propue sta por Sartori, e stá más próxima al
multiculturalismo, definido como la política que promueve las diferencias étnicas
y culturales.

8 Así lo señala Álvaro Infante De la Torre, “Código de Procedimiento Penal y Anteproyecto de


Justicia Comunitaria”, Artículo Primero (Santa Cruz), 7 (mayo- diciembre, 1999): 6; en el
mismo sentido, Elva Terceros, op. cit. p. 17 y ss, y Carlos Romero, “La justicia comunitaria
en Oriente: presentación de algunas conclusiones de los estudios de casos”, en Justicia
Comunitaria: Retos al futuro, op. cit., p. 32.
9 IRIGOYEN FAJARDO, Raquel, Pautas de Coordinación entre el Derecho indígena y el derecho
estatal, Fundación Myrna Mack, 1999, disponible en http://alertanet.org/antrop-ryf-dc.htm.
10 Cit por CABEDO, MALLOL, Vicente, De la intolerancia al reconocimiento del derecho indígena,
en Política y Cultura, primavera 2004, núm. 21, pp. 73-93
11 IRIGOYEN FAJARDO, Raquel, op. cit.

Martha Rojas
Hacia una Ley de Deslinde Jurisdiccional

Sin e mbargo, e l pluralismo jurídico no pue de se r e nte ndido como la me ra


coexistencia de sistemas jurídicos, sin ningún tipo de relacionamiento entre ellos;
un razonamie nto contrario, lo único que lograría e s ace ntuar y profundizar las
dife re ncias, sin lle gar a conse nsos mínimos. Es ne ce sario dinamizar dicha
de finición a partir de la promoción de la inte rculturalidad, de finida como “(…)
una forma de entender la gestión de la diferencia que busca conducir las relaciones
entre estos grupos hacia la convivencia armoniosa”12.

La inte rculturalidad propicia, como anota Rodrigo Alsina, “dos te nde ncias
contradictorias y comple me ntarias: por un lado, la promoción de la dive rsidad
cultural y, por otro, la busca (sic) de re fe re nte s comune s que trascie ndan las
dife re ncias. Esto nos podría lle var a plante arnos la posibilidad de una é tica
intercultural y replantearnos los universales culturales desde la interculturalidad
13”

En similar sentido León Olivé, desde su propuesta pluralismo multicultural, señala


que de be n buscarse “inte raccione s pacíficas y coope racione s fructífe ras e ntre
culturas diferentes”, añadiendo que “los principios conforme a los cuales se daría
la convive ncia, así como e l conte nido de los conce ptos fundame ntale s de be n
• 152 • ponerse sobre la mesa de discusión entre los miembros de las diferentes culturas14”,
con la finalidad de lle gar a acue rdos “para una inte racción transcultural”15.

Para ese cometido, el Estado debe permitir la integración y participación de las


diversas comunidades y pueblos indígenas en la vida pública y la política nacional:
“El e stado de be se r una e ntidad constituida a partir de l pacto de las dive rsas
culturas…”16.

Conforme a lo anotado, una posición de sde la pe rspe ctiva inte rcultural o de l


pluralismo multicultural (Olivé), implica un permanente diálogo de culturas, para
la construcción de una “ética intercultural”, de “un umbral mínimo de convivencia
con el otro (…)”17.

12 PNUD, Informe de desarrollo humano en Guatemala 2005, PNUD, Guatemala, 2005, pág.
22.
13 ALSINA, Miguel Rodrigo, La interculturalidad en la modernidad actual, CIDOB, Encuentro
internacional sobre interculturalidad, 2001, Barcelona, España, pág. 219.
14 OLIVÉ, León, Multiculturalismo y Pluralismo, PADIÓS, UNAM, 1999, pág. 219.
15 Ibid.
16 Ibid., pág. 228.
17 CABRERO, Ferrán, Diversidad, pluralismo e interculturalidad, Escuela Virtual PNUD, 2008,
pág.12.

Martha Rojas
Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

Ahora bien, este mismo diálogo debe estar presente cuando se habla de pluralismo
jurídico, en procura de buscar la interacción entre los diferentes sistemas jurídicos,
con la finalidad de lograr una convivencia armoniosa, respetuosa de ciertos pactos
asumidos entre los diferentes grupos culturales.

Bajo ese criterio, el diálogo intercultural tendrá como efecto la fijación de principios
que de be n se r re spetados por todos los grupos culturale s; principios que , a la
ve z, alime ntarán tanto e l de re cho indíge na como e l de re cho occide ntal, que
pueden estar plasmados en la Constitución Política del Estado, y que, por tanto,
tendrán como consecuencia una base común que impregnará las normas tanto
de los pueblos indígenas como de quienes no lo son y que, a la vez, servirá de
límite para ambos; con mayor razon si se tiene en cuenta que estamos ante un
sistema jurídico plural.

• 153 •

Martha Rojas
Hacia una Ley de Deslinde Jurisdiccional

• 154 •

Martha Rojas
Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

3. La Constitución vige nte y los de safíos

La Constitución Política de Bolivia promulgada el 7 de febrero de 2009 tiene un


enfoque pluralista e intercultural para la gestión de la diversidad. En ese sentido,
no sólo se declaran los derechos de los pueblos indígenas (art. 30), sino que la
propia Constitución y las instituciones que se crean están empapadas de pluralismo
y, en virtud a ello, las naciones y pueblos indígena originario campesinos estarán
representados tanto en el Órgano Legislativo Plurinacional como en el Tribunal
Constitucional Plurinacional, e l Órgano Ele ctoral Plurinacional y e l Tribunal
Agroambiental, entre otros, haciendo efectivo el derecho previsto en el art. 30-
18 de la CPE: “A la participación en los órganos e instituciones del Estado”.

Por otra parte, en virtud al derecho de los pueblos indígenas, “a que sus instituciones
sean parte de la estructura general del Estado”, Bolivia se constituye en un “Estado
Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario y con autonomías”, fundándose
en la pluralidad y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico,
“dentro del proceso integrador del país” (art. 1). Es así, que además de establecer
el carácter plurinacional del Estado, expresamente se señala que es comunitario, • 155 •
en base a la forma de organización comunitaria de los pueblos indígenas.

En ese mismo ámbito, no sólo se asumen los principios y valores propios de los
pue blos indíge nas como principios y valore s de l Estado (art. 8), sino que se
re conoce que la de mocracia pue de se r e je rcida de mane ra comunitaria por la
elección, designación o nominación de autoridades y representantes por normas
y procedimientos propios de las naciones y pueblos indígena originario campesinos,
y, entre otros aspectos, se reconoce a las autoridades indígena originaria campesinas
e ncargadas de administrar justicia como parte de l órgano judicial, al soste ne r
que la jurisdicción indíge na originaria campe sina e s una forma de e je rcicio de
la función judicial.

La jurisdicción es entendida como la facultad de administrar justicia, que constituye


un poder que pertenece al Estado y que no se puede delegar18. Hasta antes de
la Constitución vige nte , e l Pode r Judicial e staba compue sto por e l Tribunal

18 LLASAG FERNÁNDEZ, Raúl, “Jurisdicción y competencia en el derecho indígena o


consuetudinario”, en Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano, Anuario 2006, 12°
año, Tomo II, Fundación Konrad Adenauer, Uruguay, 2006, p. 753.

Martha Rojas
Hacia una Ley de Deslinde Jurisdiccional

Constitucional, la Corte Suprema de Justicia, Cortes Superiores y otros tribunales


o jue ce s (jurisdicción ordinaria). Ahora, e l órgano judicial e stá compue sto,
además, por la jurisdicción indígena originaria campesina, de lo que se concluye
que la función estatal de administrar justicia también corresponde a las autoridades
indígena originaria campesinas y, por tanto, no es posible, en Bolivia, hacer una
distinción e ntre “justicia e statal” y “no e statal”; tanto las autoridade s de la
jurisdicción ordinaria, agroambie ntal, de las jurisdiccione s e spe ciale s como de
la jurisdicción indígena originaria campesina son autoridades estatales.

Ahora bie n, la pote stad de impartir justicia, e n las dife re nte s jurisdiccione s, se
suste nta e n los principios de inde pe nde ncia, imparcialidad, se guridad jurídica,
publicidad, probidad, celeridad, gratuidad, pluralismo jurídico, interculturalidad,
equidad, servicio a la sociedad, participación ciudadana, armonía social y respeto
a los derechos (art. 178.I CPE).

De acuerdo al texto constitucional (art. 179), la jurisdicción ordinaria y la jurisdicción


indígena originario campesina gozan de igual jerarquía y, en ese sentido, no se
pre vé ningún me dio de re visión, por parte de la jurisdicción ordinaria, de las
re solucione s pronunciadas por la jurisdicción indíge na originara campe sina; e s
• 156 • más, toda autoridad pública o persona debe acatar las decisiones de la jurisdicción
indígena originaria campesina, pudiendo las autoridades solicitar el apoyo de los
órganos competentes del Estado (art. 192).

Dada la existencia de las dos jurisdicciones anotadas, inicialmente se tendría que


concluir que ve rdade rame nte e xiste n siste mas jurídicos parale los: e l indíge na,
basado en sus propias normas y procedimientos, con instituciones y autoridades
no e statale s e ncargadas de administrar justicia; y e l ordinario, con normas de
raigambre occidental, con instituciones y autoridades estatales.

En e se e nte ndido, surge n las siguie nte s inte rrogante s: ¿Existe algún punto de
unión en la diversidad de sistemas jurídicos?, ¿En qué medida la facultad normativa
de los pueblos indígenas sería independiente de esos principios comunes?, ¿Es
posible afirmar que e l siste ma ordinario sólo e stá constituido por normas de
raigambre occidental?

Para intentar responder a las preguntas formuladas es necesario considerar que


la Constitución boliviana, en base al principio de interculturalidad y los principios,
valore s pre vistos e n la CPE (que tambié n e stán conce bidos de sde un e nfoque

Martha Rojas
Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

inte rcultural), ha dise ñado al Tribunal Constitucional Plurinacional, como a un


órgano encargado de ejercer el control sobre la jurisdicción ordinaria y la indígena
originaria campe sina, que de be rá e stable ce r las base s mínimas que suste nte n
una convivencia armónica entre las diferentes culturas.

En consecuencia, será esa base principista, desde una interpretación de la misma


Constitución, de los derechos colectivos e individuales, la que protegerá las normas
indíge nas y no indíge nas, las que ne ce sariame nte de be rán ade cuarse (ambas)
a esa base común y, por lo mismo, ambas normas estarán recíprocamente influidas
y enriquecidas por el diálogo intercultural.

Como conclusión, se pue de afirmar que e n e l caso boliviano no e xiste n dos


siste mas jurídicos parale los incone xos, sin ningún e le me nto unificador. Al
contrario, a partir del diálogo entre ambas visiones, desde el plano de la igualdad,
se fijarán los principios que suste ntarán la convive ncia con e l otro y se rvirán de
base para la construcción de un sólo sistema jurídico plural.

En este contexto, consideramos que la estructura del órgano judicial y su relación


con la justicia constitucional, puede ser graficada de la siguiente manera:
• 157 •

Martha Rojas
Hacia una Ley de Deslinde Jurisdiccional

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL

Función de control del respeto a las normas constitucionales, a los derechos


fundamentales y garantías constitucionales, a las competencias previstas
en la Constitución y, fundamentalmente, tiene el rol de establecer principios,
valores, derechos y garantías comunes, reconociendo el pluralismo jurídico
y logrando un verdadero diálogo intercultural.

ÓRGANO JUDICIAL

Jurisdicción
Jurisdicción Jurisdicción Jurisdicciones
indígena originaria
ordinaria Agroambiental especializadas
campesina

• 158 • Autoridades
Tribunal Supremo Tribunal
indígena originaria J. Militar (art. 180)
de Justicia Agroambiental
campesinas

Tribunales Jueces
departamentales agroambientales La función
disciplinaria y
administrativa en base
a sus propias normas
Tribunales e instituciones
y jueces (Autonomía)

Función
Consejo de la
disciplinaria y
Magistratura
administrativa

Martha Rojas
Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

De acuerdo al gráfico, la justicia constitucional, ejerce control sobre los siguientes


ámbitos:

a) Control de l re speto a las normas constitucionale s: A travé s de l control


pre vio obligatorio de los e statutos autonómicos, e ntre los cuale s se
e ncue ntra e l indíge na, y la consulta sobre la constitucionalidad de las
normas indígenas aplicables a un caso concreto.

b) Control del respeto a los derechos (individuales y colectivos) y garantías


fundamentales, a través de las acciones tutelares como: acción de libertad,
de amparo constitucional, popular y de cumplimiento.

c) Control de compete ncias a travé s de l conocimie nto de los conflictos de


compe te ncias e ntre órganos de l pode r público, e ntre e l gobie rno
plurinacional, las entidades territoriales autónomas y descentralizadas, y
e ntre é stas, y e ntre la jurisdicción indíge na originaria campe sina y la
jurisdicción ordinaria y agroambiental.

Conforme a lo anotado, la jurisdicción indígena originaria campesina está limitada,


no sólo por los derechos y garantías fundamentales, sino también por las normas • 159 •
constitucionales, básicamente por los principios, valores y las competencias que
deberán ser establecidas por la Ley de Deslinde Jurisdiccional.

En ese ámbito, uno de los desafíos para la coordinación y relacionamiento entre


la jurisdicción indíge na originaria campe sina y la jurisdicción ordinaria y las
de más jurisdiccione s previstas e n la Constitución e s la promulgación de la Ley
del Deslinde jurisdiccional, en la que se deben plasmar los siguientes aspectos:
1. Delimitación de las competencias o ámbitos de vigencia: personal, territorial
y mate rial; 2. Principios e n los que de be suste ntarse e l re lacionamie nto de las
diferentes jurisdicciones; 3. Normas que permitan remitir el conocimiento de los
hechos ante la jurisdicción competente; 4. Normas que establezcan los mecanismos
de apoyo de los órganos compe te nte s de l Estado a la jurisdicción indíge na
originaria campe sina; 5. Me canismos para e l control de l re speto a de re chos y
garantías fundamentales en la jurisdicción indígena originaria campesina, y para
la protección de los derechos colectivos.

Martha Rojas
Hacia una Ley de Deslinde Jurisdiccional

• 160 •

Martha Rojas
Criterios para la elaboración
de una propuesta normativa

SEGUNDA PARTE

De limitados los de safíos que de be n se r afrontados por la Le y de De slinde


Jurisdiccional, a continuación se realiza el análisis y las propuestas para su inclusión
normativa, conforme a los puntos señalados en la primera parte.
Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

1. De limitación de ámbitos de compe te ncia

La competencia ha sido entendida como la “capacidad que el Estado concede al


órgano jurisdiccional para que , a su nombre , e je rza la función de administrar
justicia”19. Si el órgano jurisdiccional está compuesto también por la jurisdicción
indígena originaria campesina, se debe entender que la facultad de administrar
justicia ha sido reconocida a las autoridades indígenas, quienes son designadas
de manera autónoma, por los mismos pueblos indígena originario campesinos,
en ejercicio del derecho a sus sistemas jurídicos, previsto en el art. 30 de la CPE.

De acuerdo a las reglas del derecho procesal, la competencia puede ser personal,
mate rial y te rritorial, re glas que tambié n han sido previstas para la jurisdicción
indígena originaria campesina en el art. 191 de la CPE, bajo la denominación de
“ámbitos de vigencia”, que puede ser:

a) Pe rsonal

• 163 •
La Ley fundame ntal e stable ce , e n e l se gundo parágrafo de l art. 191 que “e stán
sujetos a esta jurisdicción los miembros de la nación o pueblo indígena originario
campe sino, se a que actúe n como actore s o de mandados, de nunciante s o
querellantes, denunciados o imputados, recurrentes o recurridos”.

De la re dacción de e sta norma se e stable ce que e stán sujetos a la jurisdicción


indíge na originaria campe sina los mie mbros de una nación o pue blo indíge na
originario campesino, pero ¿cuáles son los criterios para determinar quién debe
ser considerado miembro, para en virtud a ello ser juzgado por esa jurisdicción?

Para responder esta interrogante, primero debemos entender que el derecho “al
ejercicio de sus sistemas políticos, jurídicos y económicos acorde a su cosmovisión”,
previsto en el art. 30 de la CPE, es un derecho de carácter colectivo, es decir, que
la titularidad del derecho no recae en una persona individual sino en un grupo
de personas plenamente identificado. En este caso, la nación y pueblo indígena
originario campesino; consecuentemente, ese derecho sólo puede ser ejercido

19 ZAVALA BAQUERIZO, Jorge, El proceso penal, tomo I, Bogotá, 1989, p. 122, cit por LLASAG
FERNÁNDEZ, Raúl, op. cit. p. 754.

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Hacia una Ley de Deslinde Jurisdiccional

por e sa cole ctividad, que ha sido de finida por la propia Constitución e n e l art.
30, que se ñala: “Es nación y pue blo indíge na originario campe sino toda la
colectividad humana que comparta identidad cultural, idioma, tradición histórica,
instituciones, territorialidad y cosmovisión, cuya existencia es anterior a la invasión
colonial española”.

Conse cue nte me nte , se aplica e l de re cho indíge na a los mie mbros de e sa
colectividad, es decir, a quienes compartan identidad cultural, idioma, tradición
histórica, institucione s, te rritorialidad y cosmovisión. De e sta afirmación podría
e stable ce rse una prime ra conclusión: que e l de re cho indíge na sólo se aplica a
los mie mbros de l pue blo indíge na que compartan dichas caracte rísticas y, por
ende, vivan en un determinado territorio.

Sin e mbargo, e sto no e s tan simple como pare ce , porque pue de n pre se ntarse
diversos problemas a la hora de aplicar el derecho indígena, si se toma en cuenta
que uno de los crite rios para dete rminar la pe rte ne ncia de una pe rsona a un
pue blo indíge na e s la auto ide ntificación como mie mbro de e sa cole ctividad,
prevista en el art. 1-2 del Convenio 169 de la OIT 20 ¿Qué pasa entonces con las
personas que no compartiendo todas las características descritas en el art. 30 de
• 164 • la CPE se autodefinen como miembros de la nación y pueblo indígena originario
campesino?

La re spue sta a e sa inte rrogante e stá e n e l art. 191-1 de la CPE que se ñala que
la jurisdicción indíge na originaria campe sina se fundame nta e n un vínculo
particular de las pe rsonas que son mie mbros de la re spe ctiva nación o pue blo
indígena originario campesino. En ese entendido, no sólo basta la autodefinición,
sino que la persona debe mantener un vínculo no sólo en cuanto a la identidad
cultural, idioma, tradición histórica, instituciones, cosmovisión, sino también con
la te rritorialidad; consiguie nte me nte , e s la cole ctividad la que , e n virtud a e se
vínculo, debe aceptar a la persona como miembro de la colectividad.

Adicionalmente al tema que se ha abordado, existen otros problemas vinculados


también a la competencia material:

20 El art. 1-2 del Convenio 169 de la OIT establece: “La conciencia de su identidad indígena o
tribal deberá considerarse un criterio fundamental para determinar los grupos a los que se
aplican las disposiciones del presente Convenio”

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Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

- Le sión de bie ne s jurídicos de la nación y pue blo indíge na originario


campe sino por te rce ras pe rsonas.

Al parecer, en este punto la Constitución es clara al sostener que sólo están


sujetos a la jurisdicción indígena originaria campesina los miembros de la
nación o pueblo indígena originario campesino (art. 191-II-1); sin embargo,
surgen dificultades de interpretación al analizar dicha norma con la prevista
e n e l art. 179-II de la CPE que dete rmina que “La jurisdicción ordinaria y
la jurisdicción indígena originaria campesina gozarán de igual jerarquía”.

Efectivamente, la última norma citada se constituye en un principio rector


de la función judicial y, en ese ámbito, debe regir la interpretación, no sólo
de las normas legales, sino también de las propias normas constitucionales,
ade más de se r la base para la actividad le gislativa que de sarrollará la
Asamblea Legislativa Plurinacional.

En e se ámbito, ¿Es cohe re nte con e l principio de igualdad de je rarquías


proclamado e n e l art. 179-II que e l mie mbro de una nación y pue blo
indíge na originario campe sino que comete he chos fue ra de su te rritorio
sea juzgado por las autoridades ordinarias, y que una persona no indígena • 165 •

que comete hechos en territorio indígena, afectando bienes jurídicos de


la nación y pue blo indíge na originario campe sino, se a juzgado por la
jurisdicción ordinaria? Evide nte me nte no; pue s, e n e ste caso, se e staría
priorizando la jurisdicción ordinaria.

Conse cue nte me nte , de sde una inte rpretación de la propia Constitución,
en base a los principios contenidos en ella, y retomando la posición inicial
del Proyecto de Constitución aprobado en Oruro, la futura Ley del Deslinde
Jurisdiccional te ndría que re ivindicar la compe te ncia de la jurisdicción
indígena originaria campesina para juzgar aquellos hechos que, cometidos
en su territorio por no indígenas, lesionen los bienes jurídicos de la nación
o pueblo indígena originario campesino21. Sin embargo, en estos supuestos,
se deben considerar las especificidades culturales y, por lo mismo, al igual

21 El Tribunal en la SC 0295/2003-R, ha reconocido la competencia de la jurisdicción indígena


sobre los “no indígenas” que residen en la comunidad, quienes deben cumplir con los las
obligaciones de la comunidad.

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Hacia una Ley de Deslinde Jurisdiccional

que en los supuestos en que los indígenas sean sometidos a la jurisdicción


ordinaria, se tendrían que tomar en cuenta atenuantes de responsabilidad,
como e l e rror de prohibición culturalme nte dife re nciado que , inclusive ,
puede excluir la responsabilidad.

- Mie m bro s de la n a ció n y pu e blo in díge n a o rigin a ria ca m pe sin a ,


parcialme nte vinculados a su comunidad.

Este es un tema que debe ser abordado por la Ley de Deslinde Jurisdiccional
porque e stá pre se nte e n la e xpe rie ncia diaria: indíge nas que tie ne n su
residencia temporal fuera de la comunidad, por las actividades diarias que
realizan en las ciudades.

Conside rando lo se ñalado e n párrafos pre ce de nte s re spe cto al e spe cial
vínculo que debe existir entre los miembros de la nación o pueblo indígena
originario campesino, en el supuesto que se analiza, estaría presente tal
vínculo, debido a que sólo temporalmente está alejado de la comunidad;
si esto es así, la persona tendría que ser sometida a la jurisdicción indígena
originaria campesina, en caso de que se suscite un conflicto en el territorio
• 166 • indígena, afectando bienes jurídicos de la comunidad.

b) Te rritorial:

De acuerdo al art.191-II-3, la jurisdicción indígena originaria campesina “se aplica


a las relaciones y hechos jurídicos que se realizan o cuyos efectos se producen
de ntro de la jurisdicción de un pue blo indíge na originario campe sino”.

Conforme a la norma anotada, los hechos deben producirse dentro del territorio
en el cual ejercen jurisdicción las autoridades indígena originaria campesinas, o
cuando los efectos se producen en el mismo. Es preciso aclarar, que la jurisdicción
indíge na originaria campe sina no pre supone la autonomía indíge na originaria
campesina prevista en la Constitución; por cuanto ésta se basa “en los territorios
ancestrales, actualmente habitados por esos pueblos y naciones, y en la voluntad
de su población, e xpre sada e n consulta” (art. 290-I CPE); por consiguie nte , e l
he cho de que una nación y pue blo indíge na originario campe sino no quie ra
conformar una entidad territorial autónoma, no le quita la posibilidad de seguir
aplicando sus normas, que e s un de re cho que lo tie ne n no como e ntidade s
te rritoriale s autónomas, sino como pue blos indíge nas originario campe sinos.

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Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

Ahora bien, en los supuestos en que las naciones y pueblos indígenas no hubieran
acce dido a las autonomías indíge na originario campe sinas o, finalme nte , no
quie ran hace rlo, la jurisdicción indíge na originaria campe sina se e je rce e n e l
te rritorio indíge na originario campe sino que ocupan, ya se a que pose an título
sobre e llas, se e ncue ntre n e n proce so de titulación, o la ocupe n de acue rdo a
las normas de la comunidad re spe cto a los límite s de sus tie rras y/ o te rritorio.

Hecha esa aclaración, el ámbito de vigencia territorial de la jurisdicción indígena


originaria campesina, al igual que la competencia personal, presenta las siguientes
variante s que de be n se r conte mpladas e n la Le y de De slinde jurisdiccional:

- He chos come tidos e ntre mie mbros de la nación y pue blo indíge na
originario campe sino fue ra de l te rritorio indíge na.

En este supuesto surgen dos alternativas: 1. Al haberse suscitado los hechos


fuera del territorio indígena, deben ser de conocimiento de la jurisdicción
ordinaria, y 2. Los hechos deben ser conocidos por la jurisdicción indígena
originaria campesina. Ésta sería la solución más respetuosa de la pertenencia
étnica de ambas partes en conflicto, considerando que el mismo se suscitó
sólo entre los miembros de la misma nación y pueblo indígena originario • 167 •
campesino y que no involucra a terceras personas. Esta posición ha sido
asumida, por e je mplo, e n e l art. 133 de la Le y Orgánica de los pue blos
Indígenas de 8 de diciembre de 2005 de Venezuela 22.

22 El art. 133 de la Ley dispone: “La competencia de la jurisdicción especial indígena estará
determinada por los siguientes criterios:
1. Competencia Territorial: Las autoridades legítimas tendrán competencia para conocer de
cualquier incidencia o conflicto surgido dentro del hábitat y tierras de los pueblos y
comunidades indígenas respectivos.
2. Competencia Extraterritorial: Las autoridades legítimas tendrán competencia extraterritorial
respecto de controversias sometidas a su conocimiento, surgidas fuera del hábitat y tierras
indígenas, cuando las mismas sean entre integrantes de pueblos y comunidades indígenas,
no revistan carácter penal y no afecten derechos de terceros no indígenas. En este caso,
la autoridad legítima decidirá según las normas, usos y costumbres del pueblo o comunidad
indígena y lo dispuesto en el presente artículo, si conoce o no de la controversia y, en
caso negativo, informará a los solicitantes y remitirá el caso a la jurisdicción ordinaria
cuando corresponda”.

Martha Rojas
Hacia una Ley de Deslinde Jurisdiccional

- He chos come tidos e ntre mie mbros de la nación y pue blo indíge na
originario campe sino e n e l te rritorio de otro pue blo indíge na o he chos
come tidos e ntre mie mbros de dife re nte s nacione s y pue blos indíge na
o rig in a rio ca m p e sin o s e n u n d e te rm in a d o te rrito rio in d íg e n a .

Siguiendo la lógica anterior, el primer supuesto tendría que ser conocido


por la jurisdicción de la nación o pueblo indígena al que pertenecen ambos
involucrados; sin e mbargo, conside rando que los he chos se produje ron
en el territorio de otro pueblo indígena, las autoridades de ambos pueblos
pueden definir el conflicto, ya sea decidiendo por juzgar ambos el hecho
o por definir la competencia a favor de uno de ellos. Similar criterio tendría
que adoptarse para e l se gundo caso, e s de cir, tratándose de he chos
cometidos e ntre mie mbros de dife re nte s nacione s o pue blos indíge na
originario campe sinos, e n un de te rminado te rritorio indíge na: son las
autoridade s de los pue blos involucrados los que de be rán de finir la
competencia, considerando sus normas propias.

- He ch o s co m e tido s po r m ie m bro s in díge n as co n tra n o in díge n as.

• 168 • En e stos casos, por re speto al principio de pluralismo, e s la jurisdicción


ordinaria la que tiene que conocer los hechos, debido a que el conflicto
interviene una tercera persona no indígena, que no comparte los patrones
culturale s ni normas de quie n causó e l conflicto; sin e mbargo, e n e stos
casos se de be te ne r e n cue nta lo previsto e n e l art. 8 de l Conve nio 169
que de te rmina que los tribunale s y autoridade s al pronunciarse sobre
cuestiones penales deben tener en cuenta las costumbres de los pueblos
indígenas23, para ello, en la Ley de Deslinde Jurisdiccional se debe contemplar
la presencia, en los procesos ordinarios, de peritos especializados en temas
indígenas, con la finalidad de atenuar o, en su caso, excluir la responsabilidad
penal por error de prohibición culturalmente diferenciado, según lo establece
el art. 391 del Código de procedimiento penal y de manera genérica el art.
16 del Código Penal, normas que también tendrían que ser previstas, como
se tiene señalado, para los supuestos en que no indígenas sean juzgados
por las autoridades indígena originaria campesinas.

23 El art. 8.1 del Convenio 169 establece: “1 .Al aplicar la legislación nacional a los pueblos
interesados deberán tomarse debidamente en consideración sus costumbres o su derecho
consuetudinario”.

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Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

a) Mate rial

El art. 191-II-2 de la CPE dete rmina que la jurisdicción indíge na originaria


campe sina “conoce los asuntos indíge na originario campe sinos de
conformidad a lo e stable cido e n una Le y de De slinde Jurisdiccional”.

Sobre este tema, corresponde señalar que ni el Convenio 169 de la OIT ni


la De claración de las Nacione s Unidas sobre los de re chos de los pue blos
indíge nas e stable ce n límite s e n cuanto a las mate rias que pue de n se r
conocidas por la jurisdicción indígena; es más, el Convenio 169 de la OIT
e xpre same nte conte mpla la posibilidad de que las autoridade s indíge nas
puedan conocer delitos.

En e ste conte xto, e s posible concluir que todas las mate rias pue de n se r
conocidas por la jurisdicción indíge na originaria campe sina, sie mpre y
cuando, claro está, se cumplan con los requisitos de los ámbitos de vigencia
pe rsonal, te rritorial y, ade más, que e l conflicto suscitado se e ncue ntre
regulado por su Derecho 24.

De ahí emerge la regla de que los Pueblos Indígenas conozcan, en principio,


todas las materias, dejando la posibilidad, empero, que los aspectos que
• 169 •
no se encuentren regulados por sus normas sean remitidos a la jurisdicción
ordinaria. En ese sentido, son los propios pueblos indígenas los que deben
de finir si e sa conducta se rá re mitida a la jurisdicción indíge na, y no
imponerles límites en la propia Ley de Deslinde Jurisdiccional; ello debido
a que el reconocimiento a la potestad normativa de los pueblos indígenas,
no sólo es a sus normas preexistentes, sino también a la capacidad creadora
de derecho, lo que significa que, en el futuro, pueden establecer normas
para solucionar los conflictos que se les presenten 25 .

24 En el mismo sentido, GUACHALLA ESCÓBAR, Jennifer, Sistema jurídico de los pueblos


indígenas originarios y comunidades campesinas en Bolivia, en Derechos Humanos y Acción
defensorial, Revista especializada de Derechos Humanos, Año 1, N° 3, 2008, p. 131.
25 En Venezuela el tema de la competencia material ha sido solucionado de diferente manera.
En el art. 13-3 de la Ley Orgánica de los pueblos Indígenas de 8 de diciembre de 2005, se
establece: “Las autoridades legítimas tendrán competencia para conocer y decidir sobre
cualquier conflicto o solicitud, independientemente de la materia de que se trate. Se exceptúan
de esta competencia material, los delitos contra la seguridad e integridad de la Nación, delitos
de corrupción o contra el patrimonio público, ilícitos aduaneros, tráfico ilícito de sustancias
psicotrópicas y estupefacientes y tráfico ilícito de armas de fuego, delitos cometidos con el
concierto o concurrencia de manera organizada de varias personas y los crímenes
internacionales: el genocidio, lesa humanidad, crímenes de guerra y crímenes de agresión”
(artículo 133-3).

Martha Rojas
Hacia una Ley de Deslinde Jurisdiccional

Al afirmar que la jurisdicción indígena originaria campesina tiene competencia


respecto a todas las materias, también se incluye a las vinculadas al manejo
de los recursos naturales renovables, áreas forestales, aguas, biodiversidad,
etc. Esta conclusión se desprende de las siguientes normas constitucionales:

El art. 30-II-17 que determina que las naciones y pueblos indígena originario
campesinos tienen derecho “a la gestión territorial indígena autónoma, y
al uso y aprovechamiento e xclusivo de los recursos naturales renovables
e xiste nte s e n su te rritorio sin pe rjuicio de los de re chos le gítimame nte
adquiridos por terceros”.

l art. 374-II que establece: “El estado reconocerá, respetará y protegerá los
usos y costumbre s de las comunidade s, de sus autoridade s locale s y de
las organizacione s indíge na originaria campe sinas sobre e l de re cho, e l
manejo y la gestión sustentable del agua”.

El art. 388 se ñala que las comunidade s indíge na originario campe sinas
situadas de ntro de áre as fore stale s se rán titulare s de l de re cho e xclusivo
• 170 • de su aprovechamiento o gestión.

El art. 403 que determina: “Se reconoce la integralidad del territorio indígena
originario campe sino, que incluye e l de re cho a la tie rra, al uso y
aprove chamie nto e xclusivo de los re cursos naturale s re novable s e n las
condiciones determinadas por la ley; a la consulta previa e informada y a
la participación en los beneficios por la explotación de los recursos naturales
no renovables que se encuentran en sus territorios; la facultad de aplicar
sus normas propias, administrados por sus estructuras de representación
y la de finición de su de sarrollo de acue rdo a sus crite rios culturale s y
principios de convive ncia armónica con la naturale za. Los te rritorios
indígena originario campesinos podrán estar compuestos por comunidades”.

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Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

Que da claro que la jurisdicción indíge na originaria campe sina tie ne


competencia para conocer materias agroambientales, siempre y cuando,
se reitera, se cumpla con los requisitos de vigencia material y territorial26.

• 171 •

26 Ese fue el sentido, por otra parte, de la Ley 1715 de 18 de octubre de 1996, que en el art.
3, referida a garantías constitucionales determina en el tercer párrafo que “Se garantizan los
derechos de los pueblos y comunidades indígenas y originarias sobre sus tierras comunitarias
de origen, tomando en cuenta sus implicaciones económicas, sociales y culturales, y el uso
y aprovechamiento sostenible de los recursos naturales renovables, de conformidad con lo
previsto en el artículo 171º de la Constitución Política del Estado (…)Los títulos de tierras
comunitarias de origen otorgan en favor de los pueblos y comunidades indígenas y originarias
la propiedad colectiva sobre sus tierras, reconociéndoles el derecho a participar del uso y
aprovechamiento sostenible de los recursos naturales renovables existentes en ellas (…) la
distribución y redistribución para el uso y aprovechamiento individual y familiar al interior de
las tierras comunitarias de origen y comunales tituladas colectivamente se regirá por las
reglas de la comunidad, de acuerdo a sus normas y costumbres.
En la aplicación de las leyes agrarias y sus reglamentos, en relación a los pueblos indígenas
y originarios, deberá considerarse sus costumbres o derecho consuetudinario, siempre que
no sean incompatibles con el sistema jurídico nacional”.

Martha Rojas
Hacia una Ley de Deslinde Jurisdiccional

• 172 •

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Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

2. Principios e n los que de be suste ntarse


e l re lacionamie nto de las dife re nte s jurisdiccione s

Una vez delimitados en la Ley de Deslinde Jurisdiccional, los diferentes ámbitos


de vigencia personal, material y territorial, la Ley debe establecer los principios
re ctore s que de be n guiar la actuación de los jue ce s e n la coordinación y
re lacionamie nto e ntre las dife re nte s jurisdiccione s, como los siguie nte s:

a) Principio de pluralismo jurídico

El principio, previsto en los arts. 1 y 178 de la CPE, implica el reconocimiento de


la dive rsidad e xiste nte e n cuanto a las normas, proce dimie ntos e institucione s
de las naciones y pueblos indígena originario campesinos. Este principio, bajo
la denominación de principio de diversidad étnica y cultural, ha sido desarrollado
en la jurisprudencia colombiana, y contemplado en el art. 344 del Código Orgánico
de la Función Judicial del Ecuador.

• 173 •
b) El principio de inte rculturalidad

Este principio fue re conocido tambié n e n los arts. 1 y 178 de la actual CPE e
implica el diálogo entre diferentes culturas en un plano de igualdad, para articular
la dive rsidad y buscar la convive ncia, la armonía, los valore s compartidos, una
base principista común. Al respecto, Marco Mendoza sostiene que “a pesar de
su distinto orige n y de las dife re nte s lógicas jurídicas que las suste ntan, la
jurisdicción ordinaria y la jurisdicción indígena originaria campesina ya no tienen
la posibilidad de seguir rutas diferentes, caminos independientes si quieren lograr
el objetivo común de alcanzar la justicia, restituir la paz social y lograr la convivencia
pacífica de los bolivianos y bolivianas”27.

El principio está vinculado a la interpretación de los derechos fundamentales y,


en general, a la aplicación de las normas ordinarias a los miembros de las naciones

27 MENDOZA, Marco, “Estado del relacionamiento en Bolivia”, en Estado de la relación entre


justicia indígena y justicia estatal en los Países Andinos”, Estudio de casos en Colombia,
Perú, Ecuador y Bolivia, mayo de 2009. Disponible
en:http://www.cajpe.org.pe/sistemasjuridicos/images/m_images/sj/pdfs/El_estado_de_la_re
lacion.pdf

Martha Rojas
Hacia una Ley de Deslinde Jurisdiccional

y pue blos indíge na originario campe sinos, de ahí que te nga una doble
manifestación: 1. La interpretación intercultural de los derechos para determinar
si ha e xistido le sión a los mismos e n la jurisdicción indíge na al mome nto de
aplicar sus propias normas28; 2. La interpretación intercultural de los hechos para
determinar si la justicia ordinaria atenúa o excluye la responsabilidad cuando va
a aplicar las normas ordinarias a un miembro de una nación o pueblo indígena
originario campesino, en cumplimiento del art. 8 del Convenio 169 de la OIT, o
viceversa.

c) El principio de igualdad:

Previsto en el art. 179-II de la CPE, por el cual la jurisdicción ordinaria tiene igual
je rarquía que la jurisdicción indíge na originaria campe sina. Nóte se que la
Constitución solamente hace referencia a la igualdad entre esas dos jurisdicciones.
En ese ámbito, ¿la igualdad también alcanza a las demás jurisdicciones como a
la agroambiental y a las especializadas?

Desde una interpretación de los principios constitucionales, los derechos de los


pueblos indígenas –pluralismo, derecho a la libre determinación-, y la particular
• 174 • relación que tienen con su territorio, se puede concluir que la igualdad también
es predicable entre la jurisdicción indígena originara campesina y la jurisdicción
agroambie ntal, e n la me dida e n que é sta se a aplicada de conformidad a los
criterios de vigencia personal y territorial.

Se debe aclarar que si bien la jurisdicción agroambiental conoce demandas, entre


otras, sobre actos que atentan contra la fauna, la flora, el agua, el medio ambiente,
y prácticas que pone n e n pe ligro e l siste ma e cológico y la conse rvación de
especies o animales, esas demandas serán conocidas respetando los criterios de
vige ncia pe rsonal y te rritorial; e n conse cue ncia, cuando las de mandas se an
presentadas entre miembros de naciones y pueblos indígena originario campesinos
y no indíge nas y por conflictos que se suscite n fue ra de l te rritorio indíge na.

28 El principio de interpretación intercultural está previsto, con ese nombre, en el art. 344 del
Código Orgánico de la función judicial del Ecuador, con el siguiente texto: “Interpretación
intercultural.- En el caso de la comparecencia de personas o colectividades indígenas, al
momento de su actuación y decisión judiciales, interpretarán interculturalmente los derechos
controvertidos en el litigio. En consecuencia, se procurará tomar elementos culturales
relacionados con las costumbres, prácticas ancestrales, normas, procedimientos del derecho
propio de los pueblos, nacionalidades, comunas y comunidades indígenas, con el fin de
aplicar los derechos establecidos en la Constitución y los instrumentos internacionales.”

Martha Rojas
Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

Ahora bien, considerando que el medio ambiente es un derecho cuya titularidad


re cae e n todas las pe rsonas, al se r un de re cho difuso, se ría posible impugnar
alguna de te rminación pronunciada por las autoridade s indíge na originaria
campe sinas por conside rarlas le sivas al me dio ambie nte ; sin e mbargo, e sa
impugnación no puede ser realizada ante la jurisdicción agroambiental, sino ante
la jurisdicción constitucional, a través de la acción de defensa específica prevista
para ello, cual es la acción popular (art. 135 de la CPE).

d) El principio pro autonomía:

Este principio, de mayor grado de autonomía jurisdiccional indíge na ha sido


desarrollado por la Corte Constitucional de Colombia, por ejemplo en la SU 510/98.
Tambié n ha sido re conocido e n e l Código Orgánico de la Función Judicial de l
Ecuador, en el inc. d) del art. 344, con el siguiente texto: “En caso de duda entre
la jurisdicción ordinaria y la jurisdicción indígena, se preferirá esta última, de tal
mane ra que se ase gure su mayor autonomía y la me nor inte rve nción posible ”.
El fundamento de dicho principio se sustenta en dar efectividad y protección al
derecho de los pueblos indígenas, contenido tanto en el Convenio 169, como en
la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los Pueblos Indígenas,
y en el art. 30-14 de la CPE, de aplicar sus propios sistemas jurídicos. • 175 •

e ) El principio de l non bis in ide m:

Por e ste principio, que re sulta se r una manife stación de l principio de igualdad
de jurisdiccione s, no se pue de aplicar dos sancione s por un mismo he cho. En
este contexto, debe entenderse que las resoluciones de la jurisdicción indígena
no pueden ser revisadas por la jurisdicción ordinaria ni por ninguna otra autoridad,
salvo la justicia constitucional. Este principio e stá conte nido e n e l art. 28 de l
Código de procedimiento penal; sin embargo, no existe un adecuado tratamiento
del tema, porque la jurisdicción indígena originaria campesina se subordina a la
ordinaria, en la medida en que los jueces penales ordinarios (el Juez de Sentencia),
de be n dete rminar si e xistió le sión o no a de re chos fundame ntale s y garantías
constitucionales, para declarar la extinción de la acción penal.

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Hacia una Ley de Deslinde Jurisdiccional

• 176 •

Martha Rojas
Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

3. Normas que pe rmitan re mitir e l conocimie nto


de los he chos ante la jurisdicción compe te nte

Los principios anotados deben regir las relaciones entre las diferentes jurisdicciones
y por lo mismo, deben ser considerados en el momento de asumir determinaciones
re spe cto a los conflictos re lativos a la de clinatoria de compe te ncia. En e se
entendido, cuando un hecho de competencia de la jurisdicción indígena originaria
campesina es conocido por la jurisdicción ordinaria, ésta tiene la obligación, en
virtud del principio de pluralismo, de declinar el caso, de oficio o a petición de
parte, ante la jurisdicción indígena originaria campesina. Por otra parte, cuando
exista duda sobre la jurisdicción aplicable, siempre se deberá preferir la jurisdicción
indígena originaria campesina, en virtud al principio pro autonomía, aún en los
supuestos en que la jurisdicción ordinaria hubiere prevenido en el conocimiento
del caso, siempre y cuando, claro está, e xista solicitud de la autoridad indígena
originaria campesina.

A la inve rsa, cuando la jurisdicción indíge na conozca he chos que de be n se r • 177 •


sometidos ante la jurisdicción ordinaria, deberá, de oficio o a solicitud de parte,
declinar el conocimiento del hecho ante dicha jurisdicción, salvo que exista duda
sobre la jurisdicción aplicable, en cuyo supuesto, deberá asumir el conocimiento
del caso.

Es importante dejar abierta la posibilidad de que las autoridades indígena originaria


campesinas deleguen voluntariamente los casos a conocimiento de la jurisdicción
indígena, incluso en el supuesto de que sean competentes, cuando consideren
que e l he cho pue de se r re sue lto satisfactoriame nte por la justicia ordinaria.

Martha Rojas
Hacia una Ley de Deslinde Jurisdiccional

• 178 •

Martha Rojas
Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

4. Normas que e stable zcan los me canismos


de apoyo de los órganos compe te nte s
de l Estado a la jurisdicción
indíge na originaria campe sina

Una te rce ra forma de coordinación e ntre la jurisdicción indíge na originaria


campesina y las demás jurisdicciones es la prevista en el art. 192-II de la CPE, que
dete rmina: “Para e l cumplimie nto de las de cisione s de la jurisdicción indíge na
originaria campe sina, sus autoridade s podrán solicitar e l apoyo de los órganos
competentes del Estado”.

Nótese que el apoyo debe ser solicitado por las autoridades indígena originaria
campe sinas, por tanto, no podrá se r impue sto por los dife re nte s órganos de l
Estado. Esta posibilidad de apoyo ya e stá conte nida e n la Le y Orgánica de l
Ministe rio Público, que e n e l art. 17 dete rmina: “En e l marco de l art. 171 de la
CPE, el Ministerio Público deberá prestar la colaboración necesaria a las autoridades • 179 •
naturale s de las comunidade s originarias, indíge nas y campe sinas, que así lo
requieran, a fin de llevar a cabo las diligencias solicitadas”.

Sin embargo, esta colaboración no sólo debe involucrar al Ministerio Público, sino
también a otras instituciones y órganos, como el judicial, con la finalidad que el
conflicto que está en conocimiento de la autoridad indígena originaria campesina
se a re sue lto, más aún si se conside ra que la jurisdicción indíge na originaria
campesina forma parte del Órgano Judicial, en cuyo mérito, se debe prestar la
colaboración necesaria a fin de que se cumpla una de las funciones esenciales
del Estado, que es la de administrar justicia. Los niveles de cooperación deben
abarcar tanto a la investigación del hecho como al juzgamiento y la ejecución de
sus decisiones.

Martha Rojas
Hacia una Ley de Deslinde Jurisdiccional

• 180 •

Martha Rojas
Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

5. Me canismos para e l control de l re spe to


a de re chos y garantías fundame ntale s
e n la jurisdicción indíge na originaria campe sina,
y para la prote cción de los de re chos cole ctivos.

Otro te ma que de be se r de finido e n la Ley de De slinde Jurisdiccional e s e l de l


control de de re chos y garantías fundame ntale s, e n razón de que si bie n la
Constitución Política del Estado contempla la existencia de un órgano plurinacional
(Tribunal Constitucional Plurinacional), como máximo órgano de l control de l
respeto de derechos y garantías fundamentales, lo cierto es que ese órgano sólo
conoce las resoluciones en revisión. En ese entendido, el primer control sobre
de re chos, e s re alizado por los jue ce s ordinarios que e je rce n la jurisdicción
constitucional, sin que se garantice, de esa manera, una interpretación intercultural
del derecho ni de los hechos.

Consiguie nte me nte , e n virtud al principio de igualdad de je rarquías e ntre


• 181 •
jurisdicciones, lo recomendable sería que existan tribunales de garantías compuestos
e xclusivame nte por autoridade s indíge nas, y que sólo a nive l de l Tribunal
Constitucional se instaure el diálogo intercultural o, caso contrario, que todos los
tribunales para el conocimiento de las acciones de defensa estén conformados
de forma plurinacional, de tal suerte que el diálogo intercultural se inicie ya en
ese nivel.

Esta necesidad es más evidente en la acción popular, donde se discuten derechos


e inte re se s cole ctivos y difusos, sie ndo uno de los titulare s, pre cisame nte , las
naciones y pueblos indígena originario campesinos, los que pueden acudir a esa
vía para que se le s re stituya e l de re cho que fue ame nazado o violado. En e se
ámbito, ne ce sariame nte te ndría que conformarse un Tribunal con crite rios de
plurinacionalidad para garantizar la inte rpre tación inte rcultural de l De re cho.

Martha Rojas
Hacia una Ley de Deslinde Jurisdiccional

• 182 •

Martha Rojas
La coordinación y cooperación entre
la justicia indígena originaria
campesina y las otras jurisdicciones
en Bolivia. Un análisis desde el
pluralismo jurídico y la interculturalidad

Migue l Ánge l Aragón Burgos


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

Introducción

Desde 1991, con la Ley 1257, ratificatoria del Convenio 169 de la OIT, y luego con
la Constitución Política de l Estado (CPE) de 1994, la re alidad jurídica boliviana
admite la existencia de más de una jurisdicción. Se rompe así el monopolio estatal
en la administración de la justicia que hasta ese momento era fruto del monismo
jurídico. El Conve nio 169 de la OIT de sde e l pluralismo jurídico, pre scribe una
jurisdicción indígena autónoma. La Constitución Política del Estado de 1994, desde
una visión del multiculturalismo, la restringe a un carácter alternativo.

La ley debía establecer reglas y mecanismos de coordinación entre jurisdicciones.


El Estado, evitando una “le y marco”, optó por ir “ce die ndo” de a poco, le y por
ley y así se tiene, contradictoriamente, situaciones en las cuales los fallos de la
jurisdicción indíge na son de finitivos, como e n mate ria agraria; pe ro tambié n
tenemos situaciones en materia penal, donde, si bien la autoridad indígena puede
conocer todos los “delitos”, subordina sus decisiones a la jurisdicción ordinaria,
aparte del control de la jurisdicción constitucional. Mas, en general, hay demasiados
ámbitos e n los cuale s no se dictaron re glas, de jándose e l asunto al arbitrio de • 215 •
los operadores de justicia estatal quienes actuaron permanentemente con visiones
monistas.

En enero de 2009, la Nueva Constitución Política del Estado se aprueba mediante


referéndum y es puesta en vigencia a partir de febrero. Entonces las reglas han
cambiado, la pluralidad y e l pluralismo son ide as ce ntrale s e n e l nuevo dise ño
estatal. La administración de justicia es única y debe basarse, entre otros principios,
en el pluralismo jurídico y la interculturalidad. El constituyente sugirió y el ciudadano
e n re fe ré ndum aprobó una jurisdicción autónoma a las nacione s y pue blos
indígenas, originarios y campesinos (NPIOC).

Si bie n e n la Nue va Constitución Política de l Estado se e stable ce n aspe ctos


sustanciales de la jurisdicción de las NPIOC, se deja al legislador la tarea de hacer
los deslindes necesarios respecto a la coordinación y cooperación entre la Justicia
Indígena Originaria Campesina (JIOC) y las otras jurisdicciones, labor que se hará
en conformidad a los principios del pluralismo jurídico y la interculturalidad.

Las propue stas y re fle xione s sobre e sta te mática aún e stán impre gnadas de l
anterior marco constitucional y apenas empieza un nuevo debate nacional sobre

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La coordinación y cooperación entre la justicia indígena originaria campesina
y las otras jurisdicciones en Bolivia

la base de las nuevas reglas constitucionales. Por ello, se hace necesario aportar
desde el pluralismo jurídico y la interculturalidad en el esclarecimiento de cuáles
deberían ser estos mecanismos de coordinación y cooperación.

A lo largo del presente documento, se desarrolla un análisis considerando como


eje la siguiente problemática:

De sde e l pluralismo jurídico y la inte rculturalidad, ¿cuále s de be n se r las


pautas/ criterios/ principios, las normas, y los mecanismos de coordinación
y cooperación entre la JIOC y las otras jurisdicciones?

Desde una lectura del pluralismo jurídico y la interculturalidad, se pretende analizar


los aspectos clave que deben considerarse al momento de realizar el deslinde.
Para ello, en un primer momento, se realizan algunas consideraciones necesarias,
re lativas al multiculturalismo la inte rculturalidad y su re lación con e l pluralismo
jurídico, de cara al de safío de construir una inte rculturalidad jurídica. En un
segundo momento, se describe la situación de los pueblos indígenas de las tierras
bajas de Bolivia y las inve stigacione s re alizadas sobre sus justicias. Finalme nte ,
se abo rdan lo s aspe cto s clave s de l de slin de partie n do de l Blo qu e de
• 216 • Constitucionalidad boliviano y los avance s sobre la te mática e n los pue blos
indígenas de tierras bajas en nuestro país y en países hermanos.

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Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

1. Pluralismo jurídico e inte rculturalidad jurídica

Necesariamente, antes de referirnos a la interculturalidad, tenemos que referirnos


al multiculturalismo, que, inmerso en la corriente liberal, nace como una alternativa
de manejo de la diferencia, como una urgencia para abordar las necesidades y
aspiraciones de las minorías étnicas y nacionales. Esta política de las diferencias
se inspira e n e l ide al ilustrado de la tole rancia como principio de convive ncia
razonable basada en el respeto a la autonomía de los individuos y los pueblos,
bajo el reconocimiento de los derechos culturales o poliétnicos, de autogobierno,
de representación y los especiales lingüísticos.

Bolivia ha e stado inme rsa e stos últimos años e n un conte xto multicultural que
se e xpre sa a travé s de sus avance s e n le gislación y de políticas públicas. La
aplicación de estos derechos, de estas leyes basadas en la discriminación positiva
fue ron pasos ne ce sarios que e l movimie nto indíge na tuvo que dar para buscar
transformacione s e structurale s e n e l ámbito público. Entonce s, e stos de re chos
especiales de las ciudadanías diferenciadas son necesarios, pero no son suficientes.
• 217 •
Son necesarios porque legalizan el acceso de los excluidos a la esfera pública y
al e je rcicio de la ciudadanía, pe ro no son suficie nte s porque no basta e l
reconocimiento jurídico de los derechos para que puedan ser ejercidos. Le otorgan
legalidad a la lucha por los derechos, pero no generan ciudadanía (Tubino, SA).

Autores como Leno de Espinoza señalan que el multiculturalismo es la convivencia


e n un e spacio social de pe rsonas ide ntificadas con culturas variadas bajo e l
principio de respeto a las identidades culturales (Alvarado, 2002: 34). Por su parte
Vadillo (2007) analiza que el multiculturalismo, más que abordar la convivencia
entre las culturas, se limita a la coexistencia, y puede ser fácilmente manipulado
ide ológica y políticame nte por las é lite s de las culturas dominante s y de las
culturas dominadas.

De las limitacione s de l multiculturalismo e me rge otra corrie nte más de


Latinoamérica: la interculturalidad. El nuevo marco constitucional boliviano plantea
el desafío de la interculturalidad. Ésta es una propuesta más nuestra, que toma
en cuenta las diferencias entre personas y grupos culturalmente diferentes, pero
tambié n conside ra las conve rge ncias que e xiste n e ntre e llos y los vínculos que
los une n; por lo tanto, se de splaza e n e l ámbito de las re lacione s humanas e n

Migue l Ánge l Aragón Burgos


La coordinación y cooperación entre la justicia indígena originaria campesina
y las otras jurisdicciones en Bolivia

conte xtos pluralistas. Pe ro la inte rculturalidad no solame nte se de splaza e n e l


ámbito cultural, sino también en el ámbito político. Autoras como Paz consideran
que la inte rculturalidad e s un campo de batalla, un e spacio se mántico que
evide ncia luchas simbólicas e ntre se ctore s, disputando te mas de de re chos, de
diferencia de identificación cultural, un espacio donde se ha politizado la diferencia
y se busca un acce so a la igualdad ratificando e sa dife re ncia (e n Lazos, 2007).

La historia del colonialismo de los pueblos de América Latina es necesariamente


un punto de partida al hablar de inte rculturalidad. Por e sto, las propue stas de
análisis ponen de relieve la diferencia no solamente cultural sino también colonial.

Jean Paul Feldis propone un concepto compartido por el autor de este documento:

La inte rculturalidad se re fie re a la inte racción simé trica (cultural, socio-


política, lingüística, epistemo- lógica, ideológica) entre personas o grupos
(clases sociales y fracciones de clases, grupos locales, [urbanos, suburbanos,
rurales] géneros, grupos de edad, etnias, regiones) con culturas diversas,
orie ntada hacia la inte gración y convive ncia pacífica, gracias al re speto
• 218 • (mimeo, 2008).

Este conce pto ide ntifica dos e le me ntos clave s para hablar de inte rculturalidad:
e l re spe to y la sime tría e n las re lacione s e ntre culturas, individuos, siste mas
jurídicos, etcétera. Son aspectos esenciales al momento de construir una propuesta
é tico política que se traduzca e n la transformación de re lacione s, e structuras e
institucione s; para la socie dad e n su conjunto, e s un de safío. Difícilme nte se
puede hacer interculturalidad cuando existen relaciones desiguales, asimétricas;
difícilmente se produce un diálogo intercultural si no se respeta al otro.

En e l ámbito jurídico, de igual mane ra, e l pluralismo jurídico, e nte ndido como
la coe xiste ncia de dive rsos órde ne s normativos e s una re alidad que se ha
desarrollado bajo el enfoque multiculturalista. Como menciona Catherine Walsh
(2002), el mero hecho de que exista más que un sistema no asegura que siempre
existiría la justicia adecuada y apropiada. No asegura que la supuesta superioridad
de l de re cho positivo y e statal no se re giría sobre e l otro, que los de re chos
individuale s y los de re chos cole ctivos no e ntrarían e n contradicción o que e l
problema de las relaciones de poder y de los conflictos interculturales desaparecería.

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Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

El pluralismo jurídico es una realidad en Estados plurinacionales como el boliviano,


que puede desarrollarse en marcos multiculturales, donde las diferentes justicias
conviven sin tejer relaciones mutuas, o pueden desarrollarse desde un enfoque
de la interculturalidad, es decir, donde los diferentes sistemas jurídicos se unifiquen,
pero no se uniformen. Los cambios desde una perspectiva de la interculturalidad
de be n darse , de acue rdo a Souza (2007) “e n las e structuras, por e je mplo, un
nuevo Tribunal Constitucional Idóne o. (…) Las dife re ncias e xige n institucione s
adecuadas, las semejanzas e xigen instituciones compartidas, por eso el Estado
de be ría te ne r institucione s compartidas y apropiadas a la ide ntidad cultural de
las plurinaciones dentro del Estado”.

Para García Hie rro, la inte rculturalidad jurídica plante a e l de safío de re alizar un
trabajo siste mático y de largo plazo, e ncaminado a transformar los conflictos
entre los diferentes sistemas normativos. Por ello, se dbe considerar:

- Cuando se aplique n las le ye s nacionale s a las pe rsonas y los pue blos


indígenas se debe tener en cuenta las características de su propio Derecho.

- Los pueblos indígenas deben mantener el derecho a conservar sus propias


normas en cada uno de los aspectos de su vida social (matrimonio, familia, • 219 •
transmisión de bie ne s, come rcio, etcé te ra). El único límite e s que e stas
normas indíge nas no choque n con los de re chos fundame ntale s de la
pe rsona. Espe cialme nte , se de be re sguardar su de re cho a mante ne r sus
propias institucione s, no sólo normativas, sino de aplicación de justicia.

- De be buscarse solución a los conflictos e ntre los dife re nte s siste mas
jurídicos -los siste mas indíge nas y e l nacional- que , e n ocasione s, son
diferentes y hasta contrapuestos.

Por lo tanto, e sta inte rculturalidad jurídica de be traducirse e n un diálogo e ntre


jurisdiccione s con e l fin de te nde r pue nte s; e s ne ce sario construir e spacios a
partir de las conve rge ncias. Indudable me nte e l de slinde de be ría conte mplar la
construcción de e structuras comune s y dife re nciadas para ambas justicias,
diferenciando el nivel nacional, el regional y el local.

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La coordinación y cooperación entre la justicia indígena originaria campesina
y las otras jurisdicciones en Bolivia

• 220 •

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Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

2. Lo pluri multi e n pue blos de tie rras bajas,


e stado de la inve stigación sobre justicia indíge na

En e l Orie nte , Chaco y Amazonía de Bolivia e xiste n 34 pue blos indíge nas, con
33 idiomas, con alta dive rsidad y he te roge ne idad de ide ntidade s, culturas y
siste mas jurídicos. Unos, con te rritorios consolidados; otros, con te rritorios e n
franco deterioro. Unos, con vitalidad lingüística; otros, castellanizados. Hay pueblos
como los guaraníes, chiquitanos y mojeños con alta densidad poblacional y con
una identidad étnica fortalecida, pero también contamos con pueblos altamente
vulnerables.

De spué s de la conquista, e n la historia de e stos pue blos se ide ntifican tre s


mome ntos: la Colonia, pe ríodo de dominación cultural e xplícita; la Re pública,
donde eran vistos como salvajes; y la época actual, donde los indígenas deciden
visibilizarse.

Durante la Colonia, el discurso de la dominación y sometimiento de estos pueblos


• 221 •
se construyó a partir de las dife re ncias raciale s y culturale s e ntre colonizados y
colonizadores, bajo un supuesto de superioridad por parte de los españoles, que
convirtió en indios o bárbaros a los diversos pueblos que habitaban lo que ahora
es el Oriente, el Chaco y la Amazonía.

Durante la República, el proyecto de las élites dominantes fue construir una Bolivia
homogénea culturalmente con una sólida y única identidad. Como consecuencia,
los pueblos del oriente han sido víctimas de una política de etnocidio por parte
de l Estado, e s de cir, de una de cisión concie nte de e liminarlos físicame nte por
se r ide ntificados como no blancos, “no civilizados”. Por e je mplo, la codicia de
la e xplotación de la goma produjo el e xterminio de los aborígenes del lugar, la
población chiquitana fue utilizada e n los e nganche s. Los indíge nas de l orie nte
eran vistos entonces como salvajes, bárbaros, incivilizados.

Con e l fracaso de la Re volución Nacional, las últimas dé cadas de l siglo XX se


caracterizaron por el resurgimiento de las identidades étnicas. Muchos académicos
han denominado a este fenómeno como “la visibilidad de los pueblos indígenas
de tie rras bajas ante e l Estado y la socie dad”. Tantos siglos de olvido, de
discriminación, de dominación cultural de un Estado que quiso desplegar estrategias

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La coordinación y cooperación entre la justicia indígena originaria campesina
y las otras jurisdicciones en Bolivia

de dominación orie ntadas a unificar, homoge ne izar y ne gar la dive rsidad bajo
el discurso de una sola lengua, un solo Estado, una sola nación, una sola cultura
y una sola justicia. Mue stra e n la actualidad la e me rge ncia de un movimie nto
indígena, constituido como sujeto político que lucha por alcanzar sus derechos.

Si bien a nivel político, el movimiento indígena de tierras bajas ha tenido varios


logros, como e l re conocimie nto de sus te rritorios, la inclusión e n la actual
Constitución de las autonomías indígenas, la jurisdicción indígena, entre otros,
los distintos pueblos que conforman la Confederación de Pueblos Indígenas de
Bolivia (CIDOB) se han integrado a la sociedad nacional de forma desigual y, por
lo tanto, presentan diferentes niveles de vulnerabilidad 1.

Pue blos como los guaraní, los chiquitanos, los moje ños, los guarayos —si bie n
constituyen minorías indígenas con relación a los pueblos quechua o aymara—
no son conside rados vulne rable s. El Vice ministe rio de Tie rras (2008) conside ra
vulne rable s a los we e nhaye k, ayore o, cavine ño y moseté n; y como altame nte
vulne rable s a los cayubaba, chácobo, baure , e sse e jja, canichana, sirionó,
yaminawa, machine ri, yuki (mbya), moré o ite ne z, araona, tapiete , pacahuara,
guarasug` we . La población de e stos pue blos no supe ra las die z mil pe rsonas.
• 222 • Aparte de esto, existen grupos toromona, araona, esse ejja, yuki, ayoreo, pacahuara
y yuracaré en aislamiento voluntario.

De sde un crite rio cuantitativo, se pue de habalar de minorías de bido a su baja


población, pero cualitativamente importantes en cuanto cultura, lenguas identidades
y sistemas jurídicos. Estos datos constituyen una radiografía de la situación actual
de los pueblos de tierras bajas. Sin duda, realidad es bastante compleja.

En e ste conte xto, y volvie ndo al te ma de análisis, ¿cuánto se ha avanzado e


investigado en tierras bajas sobre la justicia de estos pueblos? Dada la complejidad
y dive rsidad é tnica, muy poco. Se cue ntan con inve stigacione s de carácte r
descriptivo que estudian los sistemas jurídicos del pueblo guaraní isoseño, guaraní
ava, moje ño, chiquitano, tacana y chimán, de sde dife re nte s e nfoque s y con
distintos hallazgos y resultados.

1 Se definen como pueblos en condición de vulnerabilidad aquellos en riesgo de etnocidio y


desaparición física como resultado de sus relaciones asimétricas con las sociedades y culturas
dominantes y la agresión que sufren contra su organización social, su economía, su cosmovisión,
sus recursos naturales y su territorio (Viceministerio de Tierras, 2008).

Migue l Ánge l Aragón Burgos


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

Antes de conocer algunas características de estas investigaciones, es importante


recordar que el tema de justicia indígena ha sido trabajado en Bolivia con especial
dedicación a partir de 1996, aunque existen ciertamente estudios anteriores. En
ese año, el Ministerio de Justicia, en el marco de un programa de financiamiento
del Banco Mundial, organiza y promueve la realización de varias investigaciones
sobre lo que se de nominó e ntonce s “administración comunitaria de justicia” o
simplemente justicia comunitaria. Se realizaron varios estudios de caso (en tierras
altas y bajas) con e l fin de contribuir al de bate y la e laboración de una le y de
coordinación e ntre la justicia comunitaria y la e statal, y sobre las re formas de l
Código de Procedimiento Penal.

Justamente, como resultado de este proceso, el CEJIS (1997) realiza con su equipo
de investigadores un trabajo bastante sistemático sobre los guaraníes, los isoseños,
que de scribe los valore s y normas, ade más de las formas de re solución de
conflictos de este pueblo, en el marco de una posible ley de coordinación; también
busca ilustrar y comprender las prácticas de justicia.

Poste riorme nte , e s e l mismo CEJIS e l que , e n e l 2003, me diante un e quipo de


inve stigadoras, re aliza un diagnóstico sobre las caracte rísticas de los siste mas
jurídicos de los pueblos: tacana, chiquitano y mojeño. El análisis e interpretación • 223 •
de estos sistemas jurídicos se realiza desde un enfoque de resolución de conflictos,
a partir del análisis y tipologías de los conflictos. Esta investigación tiene también
como finalidad dotar de insumos a las organizacione s para de finir accione s de
gestión territorial.

Estas investigaciones aportan insumos para posteriores análisis y debates sobre


justicia comunitaria o de los pue blos indíge nas. Ore llana (2004), e n su libro
“interlegalidad y campos jurídicos”, a partir de los estudios anteriormente citados,
afirma que e xiste n comple jos órde ne s institucionale s y normativos de carácte r
sincré tico e n las comunidade s. Si nos re mitimos a las de nominacione s de las
autoridades que ejercen justicia en las comunidades de los diferentes pueblos,
pode mos ve r de nominacione s como: corre gidor o comisario, cacique , jue ce s
comisarios, capitanes, alcaldes, etcétera. Podemos identificar una convivencia de
diferentes momentos históricos, coloniales o de la misma República, provenientes
de fuentes estatales que son parte de las instituciones de antigua data indígena.
Estos casos nos muestran las movedizas tramas jurídicas y políticas que tejen las
comunidades configurando órdenes legales.

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La coordinación y cooperación entre la justicia indígena originaria campesina
y las otras jurisdicciones en Bolivia

Las investigaciones más recientes fueron impulsadas por la Red de Participación


y Justicia, 2007. Estos e studios tambié n re curre n como e strate gia metodológica
a los estudios de caso.

DEJUSOL (2007), mediante su equipo de investigadores, analiza los casos shimane


y mojeño, identificando la ausencia del Estado o debilidad del mismo, para ejercer
justicia e n e stas re gione s. Tambié n re aliza una de scripción de los de litos y
mecanismos de resolución de los conflictos.

Inturias y Aragón (2007), por encargo de CIDOB y la Red de Participación y Justicia,


re alizan una de scripción antropológica jurídica de la justicia de l Kaipe pe ndi
Karovaicho —pueblo guaraní ava—. Constatan que, si bien existe una interlegalidad
entre justicias, los niveles de coordinación son bastante débiles; en los hechos,
existe una justicia comunitaria vital, pero considerada subsidiaria para los operadores
de justicia estatal, hay una desigualdad de poderes. La justicia de las comunidades
es considerada todavía una hija menor de la justicia estatal. También identifican
elementos importantes que hacen que los sistemas jurídicos sean fuertes o menos
fue rte s, como e s e l caso de la continuidad te rritorial que de sarrolla e n los
comunarios una conciencia colectiva de sus territorios y, por lo tanto, un sistema
• 224 • de autoridades que responden a esa unidad territorial, la fortaleza organizativa
articulada a la vitalidad lingüística. Por otro lado, el proceso histórico que ha vivido
la comunidad es también importante o influye en la conformación de un sistema
indígena sólido o débil.

El e studio de caso tambié n reve la que e l siste ma jurídico e statal basado e n e l


monismo cultural aplica criterios hegemónicos y establece una sola norma penal
para todos, en la cual se tipifican las conductas consideradas delitos, obstaculizando
una visión inte rcultural. El e studio tambié n re comie nda futuras líne as de
investigación donde se estudie la justicia indígena desde un enfoque de género.

Existen recientes investigaciones de Ossio (2008), realizadas en la zona guaraní


del Itikaguasu. Ese trabajo pone énfasis en la situación de la mujer a nivel de la
organización política, pero no entra en el detalle de la justicia indígena como tal
y las re lacione s de pode r que e xiste n e n las comunidade s, ni e n la de scripción
etnográfica sobre el sistema político organizativo de las comunidades.

Las investigaciones hasta ahora realizadas coinciden que si bien el colonialismo


jurídico sigue más vivo que nunca, la justicia indígena goza de gran vitalidad. Es

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todavía necesario en tierras bajas realizar estudios de caso de aquellos sistemas


jurídicos de pueblos amazónicos como los yaminahua, machineri, araona, etcétera,
considerados vulnerables o con alto grado de vulnerabilidad.

• 225 •

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y las otras jurisdicciones en Bolivia

• 226 •

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3. La Jurisdicción Indíge na Originaria


Campe sina (JIOC) e n e l nue vo te xto constitucional

A continuación, a partir de e ste marco te órico re fe re ncial y la le ctura y análisis


de la Nueva Constitución Política de l Estado, se ide ntifican algunos e le me ntos
que describen la Jurisdicción Indígena Originaria Campesina (JIOC):

Cuadro N° 2
Ele me ntos de la JIOC e n la Nue va Constitución Política de l Estado

- Es parte del órgano judicial del Estado.

- Al igual que en las otras jurisdicciones, la potestad de impartir justicia


de la JIOC emana del pueblo boliviano.

- La JIOC existe en virtud del ejercicio del derecho a la libre determinación


• 227 •
de las naciones y pueblos indígenas originarios campesinos.

- Se fundame nta e n un vínculo particular de las pe rsonas que son


mie mbros de la re spe ctiva nación o pue blo indíge na originario
campesino.

- Las naciones y pueblos indígenas originarios y campesinos ejercerán


sus funcione s jurisdiccionale s y de compe te ncia a travé s de sus
autoridade s, y aplicarán sus principios, valore s culturale s, normas y
procedimientos propios.

- La JIOC respeta el derecho a la vida, el derecho a la defensa y demás


derechos y garantías establecidos en la Constitución Política del Estado.

- Junto a las otras jurisdicciones, goza de igual jerarquía y ejercen una


función judicial única.

- Es inde pe ndie nte de las otras jurisdiccione s y de l Conse jo de la


Magistratura.

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y las otras jurisdicciones en Bolivia

- Es independiente de los órganos Legislativo y Ejecutivo.

- Todas las autoridades (judiciales y no judiciales) o personas particulares


acatarán sus decisiones.

- Las autoridades no judiciales no podrán conocer asuntos de la JIOC.

- Las otras jurisdicciones y las autoridades no judiciales están obligadas


a cooperar y coordinar con la JIOC.

- Para e l cumplimie nto de las de cisione s de la JIOC, sus autoridade s


podrán solicitar e l apoyo de los órganos compete nte s de l Estado.

- En casos e n los que haya disputa de compete ncias e ntre JIOC y las
otras jurisdicciones, el conflicto será resuelto en única instancia por
el Tribunal Constitucional Plurinacional mediante decisión definitiva.

- El Estado promoverá y fortalecerá la JIOC.

• 228 • - Ante denuncias sobre la supuesta violación de los derechos y garantías


constitucionales, el Tribunal Constitucional Plurinacional hará el control
de constitucionalidad sobre las normas jurídicas propias aplicadas al
caso concreto.

- Las autoridades de la JIOC podrán consultar al Tribunal Constitucional


Plurinacional sobre la constitucionalidad de las normas jurídicas
propias aplicadas a un caso concreto.

- En ambos casos, la decisión del Tribunal Constitucional Plurinacional


es obligatoria.

- En la le y de de slinde , e l le gislador dete rminará los me canismos de


coordinación y cooperación entre la JIOC con todas las jurisdicciones
constitucionalmente reconocidas.

- Las competencias de la JIOC no están explícitamente delimitadas, por


lo que la re dacción de é stas e n la Constitución Política de l Estado
ge ne ra muchas inte rpretacione s sobre las pe rsonas y asuntos que

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están sometidos a la JIOC, haciéndose necesario completar, a partir


de lo implícito, e l de slinde de compete ncias e n la Le y de De slinde
Jurisdiccional.

Fuente: Elaboración propia a partir de la Nueva Constitución Política del Estado, 2009.

De todas estas características, se puede resumir que la JIOC contiene los elementos
esenciales que toda función jurisdiccional debe tener y que se e xpresan en las
siguientes potestades y aptitudes de sus autoridades:

- Potestad de aplicar sus normas jurídicas al caso concreto.


- Aptitud de conoce r asuntos de las pe rsonas sometidas a su jurisdicción.
- Pote stad de pre caute lar los inte re se s sometidos a la de cisión que tie ne .
Ejemplo: arraigo, anotaciones preventivas, etcétera.
- Potestad de dictar una “sentencia”, es decir, tomar una decisión en un caso
concreto. Es el elemento fundamental de la jurisdicción.
- Potestad que tienen para ejecutar lo juzgado.
• 229 •

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y las otras jurisdicciones en Bolivia

• 230 •

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4. Coordinación y coope ración e ntre la JIOC


y las otras jurisdiccione s

Desde que fuera ratificado el Convenio 169 de la OIT2, e incorporada la jurisdicción


indíge na e n las constitucione s de varios paíse s latinoame ricanos 3, se vie ne
trabajando en los aspectos que permitan la coordinación simétrica de la jurisdicción
indígena con las autoridades judiciales y no judiciales del Estado.

En e sa búsque da, Raque l Irigoye n (1999), de sde e l pluralismo jurídico y la


interculturalidad, sugiere los siguientes ejes para establecer pautas de coordinación
entre el derecho indígena y el derecho estatal:

Cuadro N° 3
Aspe ctos clave s para la coordinación y coope ración

• Estable cimie nto de crite rios y re glas para de finir y re solve r los
conflictos de competencia: material, territorial, personal, y temporal • 231 •
entre ambos sistemas.
• Descriminalización del derecho y la justicia indígenas.
• Mecanismos para el respeto de actos jurídicos del derecho indígena.
• Me canismos para e l re speto de de cisione s jurisdiccionale s de la
justicia indígena.
• Remisión de casos o situaciones al derecho indígena.
• Fortalecimiento de autoridades indígenas y pautas de relación con
autoridades estatales.
• Mecanismos de colaboración y apoyo entre sistemas.
• Procedimientos para resolver denuncias por presunta violación de
derechos humanos por parte del derecho indígena.
• Adecuación legal.

Fuente: Irigoyen, 1999.

2 México 1990, Bolivia 1991, Colombia 1991, Costa Rica 1993, Paraguay 1993, Perú 1994,
Honduras 1995, Guatemala 1996, Ecuador 1998, Argentina 2000, Brasil 2002, Venezuela
2002.
3 Colombia 1991, Perú 1993, Bolivia 1994, Ecuador 1999, México 2001.

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y las otras jurisdicciones en Bolivia

A partir de e stos e je s conside rados aspe ctos clave s para e l análisis, y tomando
e n cue nta los avance s de otros paíse s he rmanos, se analizará e l Bloque de
Constitucionalidad boliviano —integrado no sólo por la Constitución Política del
Estado, sino tambié n por los tratados y los conve nios inte rnacionale s sobre
derechos humanos ratificados por el Estado boliviano (artículo 410-II)—desde la
re alidad jurídica y de sde e l trabajo con pue blos indíge nas de las tie rras bajas.

Por otra parte, el Deslinde Jurisdiccional deberá basarse por mandato constitucional4.
en los valores en que se sustenta el Estado (artículo 8); en los principios en que
se sustenta la potestad de impartir justicia (artículo 178); y en los valores y principios
de cada una de las naciones y pueblos indígenas originarios y campesinos (artículo
190-I). De e sta mane ra, se contribuirá a hace r re alidad los fine s e se nciale s de l
Estado (artículo 9).

De todos estos valores y principios, para hacer el deslinde, sin olvidar los otros,
se debe dar relevancia a los siguientes: reciprocidad, interculturalidad, pluralismo
jurídico, re speto a los de re chos, comple me ntarie dad y unidad. En e sta ardua
tare a, no se de be olvidar que e l de slinde de be pe rmitir fome ntar e l diálogo
intracultural e intercultural.
• 232 •
Aunque los pueblos indígenas comparten grandes ejes culturales, la diferencia
está presente en cada uno, para lo cual se requiere de un enfoque que permita
abordar la unidad nacional, no sólo como la hegemonía de una clase, región o
cultura sobre las demás, sino como la unidad de la diversidad geográfica y humana
que caracteriza al país.

Tampoco se de be olvidar que las leye s han incorporado muchas conquistas de


los pue blos indíge nas durante los últimos 20 años, tale s de re chos, al no se r
contrarios a lo previsto en el bloque de constitucionalidad, son plenamente válidos
(artículo 13-II). Entonces, no se trata de “borrón y cuenta nueva”, sino de lograr
la conexión entre todas ellas.

4 Constitución Política del Estado boliviana, 2009

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4.1. Aspe ctos clave a conside rar e n la Le y de De slinde e ntre la JIOC y las
otras jurisdiccione s

4.1.1. Aspe cto clave : de slinde de compe te ncias y conflictos de compe te ncia

a) De slinde de compe te ncias

Uno de los aspectos clave para la coordinación se refiere al deslinde de competencias


de la JIOC, que aún no e stán totalme nte de limitadas e n la Constitución Política
del Estado boliviana, lo cual obligará al legislador a aclarar en la Ley de Deslinde
Jurisdiccional, si:

• ¿Están sometidos a e sta jurisdicción sólo los mie mbros de las NPIOC o
tambié n quie ne s no se an mie mbros, pe ro que de mande n o se an
demandados por miembros de las NPIOC?

• ¿Conoce todos los asuntos o hay asuntos que no puede conocer?

• ¿Existe la extraterritorialidad de la JIOC?

Abordemos entonces la tarea de aclarar lo que e xplícita e implícitamente prevé • 233 •


al respecto nuestra Constitución Política del Estado.

Compe te ncia mate rial

Ni e l Conve nio 169 de la OIT, ni la De claración de la ONU sobre los de re chos


Humanos de los Pue blos Indíge nas limitan e l conocimie nto de alguna mate ria
a la JIOC. Es más, el Convenio 169 de la OIT (artículo 9,1) especifica:

En la medida en que ello sea compatible con el sistema jurídico nacional


y con los de re chos humanos inte rnacionalme nte re conocidos, de be rán
re spe tarse los mé todos a los que los pue blos inte re sados re curre n
tradicionalmente para la represión de los delitos cometidos por sus miembros.

Por e llo, inclusive e s claro que la mate ria pe nal e s de conocimie nto de la JIOC.
La Constitución Política del Estado boliviana indica al respecto en el artículo 191-
II, párrafo tercero:

Esta jurisdicción conoce los asuntos indíge na originario campe sinos de


conformidad a lo establecido en una Ley de Deslinde Jurisdiccional.

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y las otras jurisdicciones en Bolivia

Cuando se indica “conoce los asuntos”, quiere decir que las jurisdicciones indígenas
están facultadas para conocer y resolver sobre todas las materias, sin límite alguno
de cuantía o gravedad.

La realidad de otros países nos muestra que la reticencia de las otras jurisdicciones
a cumplir este mandato constitucional será fuerte. Lucía Arbeláez de Tobón (2004:
23), Pre side nta de l Conse jo Supe rior de la Judicatura de Colombia, mue stra la
magnitud de este conflicto de interlegalidad en asuntos penales cuando indica
que “un tema complicado ha sido el juzgamiento de situaciones calificadas como
terrorismo o narcotráfico por parte de autoridades no indígenas, y lo que es más,
los proce sos de e xtradición de indíge nas acusados de actividade s re lacionadas
con el narcotráfico. En estos casos, los pueblos indígenas han perdido su autonomía
para el juzgamiento”.

Esto se explica en Colombia por lo indicado en la Sentencia T-496 de septiembre


26 de 1996 de la Corte Constitucional, que indica “…sólo e n la me dida e n que
e l de lito no de sborda la órbita cultural indíge na, podrá se r asumido por la
jurisdicción especial. Es decir, existen hechos delictivos que no guardan relación
alguna con la cultura aborigen, y cuya lesividad y trascendencia tornan imperativo
• 234 • que la competencia se asigne a los jueces ordinarios”.

En Bolivia, las comunidades de las tierras bajas no tienen normas propias sobre
algunas relaciones y hechos jurídicos regulados por las normas nacionales porque
aún no se presentaron tales situaciones o porque habiéndose presentado hasta
ahora, el Estado tomó conocimiento de las mismas. Ahora, el texto constitucional
deja fuera de cualquier duda si deben, si les compete, conocer todos los asuntos
dentro de su territorio.

Aquí surge un debate necesario dado el estado de alta vulnerabilidad de muchos


de los pueblos indígenas de las tierras bajas: ¿en estos pueblos y comunidades
e xiste capacidad re al para juzgar los actos contra las pe rsonas o la naturale za,
que sean realizados dentro de su jurisdicción y que no sólo les afectaría a ellos,
como el genocidio, el etnocidio, el narcotráfico, el terrorismo, la contaminación
de aguas, los desmontes ilegales y otros similares?

Resaltemos una parte de esta previsión del texto constituyente:

Esta jurisdicción conoce los asuntos indíge na originario campe sino de


conformidad a lo establecido en una Ley de Deslinde Jurisdiccional.

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Entonce s, e l le gislador e n e l de slinde no de be e stable ce r qué asuntos, sino e l


cómo, la forma en que los indígenas deben conocer los asuntos.

Está claro que en general la forma de conocer sus asuntos está bien desarrollada
por los indíge nas. En lo que aún no han de sarrollado sus propias e xpe rie ncias,
irán innovando cre ativame nte y para e llo, si así lo de cide n, podrán re que rir la
colaboración y e l auxilio de las otras jurisdiccione s e n la pe rse cución, e n la
investigación, en el procesamiento, como en el cumplimiento de la resolución.

Los casos que tambié n se an de alto inte ré s de la socie dad nacional y que los
indígenas no quieran conocer y resolver por cualquier motivo podrán remitirlos
a las otras jurisdicciones, sin que ello implique denegación de justicia.

Compe te ncia pe rsonal

El artículo 191-II, párrafo segundo de la Constitución Política del Estado boliviana,


indica:

Están suje tos a e sta jurisdicción los mie mbros de la nación o pue blo
indígena originario campesino, sea que actúen como actores o demandados,
• 235 •
de nunciante s o que re llante s, de nunciados o imputados, re curre nte s o
recurridos.

Luego de una primera lectura, podría pensarse que este artículo de la Constitución
Política de l Estado indica que sólo los “mie mbros” e stán sujetos a la JIOC, pe ro
no es así. ¿Qué lleva a pensar esto? Haciendo una revisión cuidadosa de la norma,
se nota que, por un lado, no se indica que única y exclusivamente están sujetos
a la JIOC los “miembros”, y, por otro, al usar la conjunción disyuntiva “o” se abre
la posibilidad de que los “no mie mbros” actúe n como parte contraria y se an
actore s “o” de mandados, de nunciante s “o” que re llante s, de nunciados “o”
imputados, recurrentes “o” recurridos.

Esto quie re de cir que habié ndose re alizado de ntro de l te rritorio indíge na la
relación o hecho jurídico o producido sus efectos dentro del territorio (competencia
te rritorial), tambié n la pe rsona no mie mbro de be rá some te rse al de re cho y
jurisdicción indígena (competencia personal). En todos los casos, los no miembros
podrán hace r vale r sus de re chos y las garantías pre vistos e n e l Bloque de

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y las otras jurisdicciones en Bolivia

Constitucionalidad5, y tanto las conductas como el derecho deberán ser interpretados


interculturalmente.

Debemos hacer una acotación especial sobre las personas de otro PIOC o personas
no indígenas que han sido aceptadas como miembros de la comunidad. Se trata
de los “indíge nas por adopción” (Se nado Colombia, 2003), por lo cual tale s
personas también están en el ámbito de competencia personal de la jurisdicción
indígena.

Algo sobre lo que se guarda silencio es sobre desde y hasta qué edad la persona
e s sujeto de la compete ncia de la JIOC, se e ntie nde que e sto se de ja para que
tal situación se determine por cada nación y pueblo indígena originario campesino
de acue rdo a sus normas jurídicas propias, sie mpre y cuando tale s normas no
e sté n e n colisión con los de re chos humanos y la garantías constitucionale s.

Compe te ncia te rritorial

En e l Conve nio 169 de la OIT, no se e spe cifica sobre la compete ncia te rritorial.
La Constitución Política del Estado boliviana indica al respecto 6:
• 236 •
Esta jurisdicción se aplica a las relaciones y hechos jurídicos que se realizan
o cuyos efectos se producen dentro de la jurisdicción de un pueblo indígena
originario campesino.

En este párrafo, debe entenderse la frase “… dentro de la jurisdicción…”, como


“dentro del territorio” de un pueblo indígena originario campesino.

No habría dudas de que el constituyente se refiere sólo a los hechos y relaciones


jurídicas ocurridos dentro del territorio indígena originario campesino, si es que
no se dije ra e n la re dacción “…o cuyos e fe ctos se produce n de ntro de …”, e sto
es, que cuando el hecho o la relación jurídica se iniciaron fuera y sus efectos se
producen dentro del territorio, también se habla de casos de competencia de la
JIOC e n razón de l te rritorio. Aquí se tie ne una situación e n la cual se pre se nta
la extraterritorialidad de la JIOC.

5 artículo 190-II, CPE boliviana.


6 artículo 191-II, párrafo cuarto.

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b) Conflictos de compe te ncia

La redacción que existe en la Constitución Política del Estado boliviana sobre las
compe te ncias de la JIOC y lo que que de re dactado e n la Le y de De slinde
Jurisdiccional sobre e ste te ma, pue de dar lugar a dive rsas inte rpretacione s de
parte de las partes en litigio y de las autoridades judiciales. Esto traerá conflictos
acerca de cuál autoridad jurisdiccional es competente para conocer un asunto en
razón al territorio, las personas o la materia.

De ahí que se hace necesario establecer cuál es el órgano y cuáles son las reglas
para dete rminar la compete ncia, las re glas para solucionar e stos conflictos y e l
procedimiento que será aplicado.

Órgano

En Bolivia, e l Tribunal Constitucional Plurinacional e s e l órgano e ncargado de


conoce r y re solve r los conflictos de compete ncia e ntre la jurisdicción indíge na
originaria campesina y las otras jurisdicciones (artículo 202-11, Constitución Política
de l Estado). No pre vé ninguna instancia u órgano cuando e l conflicto de
compe te ncia se a e ntre dos o más nacione s y pue blos indíge nas originarios • 237 •
campesinos.

Re glas

Un conflicto de competencia se presenta cuando una autoridad judicial (dentro


de una JIOC o entre ésta y las otras jurisdicciones) conoce un asunto que por la
Le y no le compete , o porque la Le y le da la opción para que cualquie ra de las
autoridades en conflicto pueda conocer el asunto. Veamos entonces cómo actuar
en estos casos7:

Conflictos de compe te ncia intraculturale s:

a. Cuando e l conflicto de compe te ncia se pre se nta e ntre autoridade s de


dife re nte s comunidade s de un PIOC, é stos se rán re sue ltos de acue rdo a
normas propias por la autoridad inmediatamente superior en grado de la

7 Propuesta nuestra sobre la base de los anteproyectos de leyes de coordinación de Ecuador,


Bolivia y Colombia

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organización a la que pertenezcan las colectividades partes del conflicto.


Por decisión interna, podrán someter el conflicto a la autoridad más cercana
de la jurisdicción ordinaria.

Conflictos de compe te ncia inte rculturale s:

a. Cuando e l conflicto se pre se nte e ntre autoridade s de comunidade s de


diferentes PIOC, éstos serán resueltos acudiendo a las normas e instancias
cre adas por acue rdo de parte s, salvo que e xpre same nte dichos PIOC
decidan someterlo a una tercera autoridad perteneciente a otro PIOC o a
la justicia ordinaria, en cuyo caso la autoridad de la jurisdicción ordinaria
más próxima estará obligada a resolver el conflicto.

b. Cuando el conflicto de competencia se presente entre una JIOC y las otras


jurisdicciones establecidas constitucionalmente, y ambas son competentes,
aquella tiene preferencia sobre ésta para conocer el asunto. Las autoridades
de la JIOC, de acuerdo a sus normas jurídicas propias, podrán renunciar a
dicha preferencia sin que ello implique denegación de justicia.

• 238 • No consideramos que se deban establecer “reglas para determinar la competencia”,


similares a las que, por ejemplo, están en el artículo 498 del Código de Procedimiento
Penal y en el artículo 10 del Código de Procedimiento Civil boliviano 9. Planteamos
la “preferencia” porque de lo contrario estaríamos perforando la viabilidad de la
JIOC, que se vería sometida a permanentes procesos de conflictos de competencia
desde las otras jurisdicciones a petición de personas que desde dentro o fuera
de l te rritorio indíge na hace n grave s daños a los bie ne s jurídicos individuale s y
cole ctivos de los indíge nas. De no e xistir e sta “pre fe re ncia” no te ndría se ntido
la prote cción constitucional de las normas e institucione s jurídicas propias de
todas las culturas de l Estado Plurinacional, y la simetría se ría aún inalcanzable .

8 Reglas de competencia territorial”. Una regla ahí establecida indica que será competente el
Juez de la residencia del imputado o del lugar en que éste sea habido.
9 Reglas de competencia”. Una regla indica: en las demandas por acciones personales, será
competente el juez del domicilio del demandado, el del lugar donde debe cumplirse la
obligación, o de donde fue suscrito el contrato, a elección del demandante.

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Proce dimie nto

En los conflictos intraculturales, los procedimientos serán los que estén previstos
e n las normas jurídicas propias de las NPIOC re spe ctivas. En los conflictos
interculturales entre diferentes NPIOC, el procedimiento será el acordado entre
éstas.

En los conflictos interculturales entre una JIOC y las otras jurisdicciones, como ya
se indicó más arriba, compete al Tribunal Constitucional Plurinacional conocer y
resolver este tipo de conflicto de competencia. Dado que la Constitución no prevé
un proce dimie nto e spe cífico, y de le ga al le gislador que me diante Le y de be
establecer el procedimiento respectivo, se sugiere que tal procedimiento sea el
previsto para el Amparo Constitucional (Constitución Política del Estado, artículo
129) en lo que corresponda.

De volución de casos y asuntos de autoridade s no judiciale s

Cuando una autoridad no judicial toma conocimiento y resuelve un caso o asunto


de competencia de la JIOC, no se presenta un conflicto de competencia, sino una
usurpación de funciones jurisdiccionales. La autoridad no judicial de oficio, enviará • 239 •
las actuaciones a la autoridad indígena competente. Ante el incumplimiento de
esta norma, corresponde a la autoridad de la JIOC, de oficio o a petición de parte,
interponer la Acción de Cumplimiento prevista en el artículo 134 de la Constitución
Política del Estado. La Defensoría del Pueblo podrá también interponer este recurso
constitucional a petición de la parte interesada.

4.1.2. Aspe cto clave : la de scriminalización de la JIOC

Antes de que en los años noventa el Estado boliviano admita la existencia de la


jurisdicción de los pue blos indíge nas y comunidade s campe sinas, y tambié n
de spué s de e llo 10, una de las de mandas más importante s y urge nte s para la
coordinación entre sistemas era y es que el sistema de justicia estatal descriminalice

10 Ley 1257 de 1991 ratificatoria del Convenio 169 de la OIT; art. 171, CPE de 1994, Ley 1715
de Reforma Agraria de 1996, Ley de Participación Popular, Nuevo Código de Procedimiento
Penal de 1999, Ley del Medio Ambiente, Ley Forestal, Ley de Hidrocarburos, entre otras
leyes, y finalmente la Ley 3760 de noviembre de 2007 que eleva a rango de Ley la Declaración
de la ONU sobre los derechos humanos de los pueblos indígenas.

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o despenalice las prácticas culturales y jurídicas indígenas que considera hechos


punibles o delitos, y el ejercicio de la justicia indígena en sí misma.

Esta “criminalización”11 se hizo oficialmente por el Estado con una visión monista
mediante la ley (formal o material) y mediante los fallos judiciales. También hubo
otras que se movie ron al marge n de la ley y de l órgano judicial, que re alizaron
autoridade s administrativas que de svalorizaron tanto la cultura como la justicia
indíge na y la de los me dios de comunicación que te rgive rsan la re alidad de la
justicia indígena.

La de scriminalización de l e je rcicio de la justicia

Sobre la criminalización del ejercicio de la justicia indígena, se dio a partir de que


los ope radore s de la justicia e statal, ante s de los nove nta, conside raban que
tenían “exclusividad de la función jurisdiccional”, y a partir de los noventa porque,
aceptando la e xistencia de la “otra” jurisdicción, la consideraban subordinada y
para delitos de menor gravedad.

En este contexto, las autoridades indígenas (como el corregidor, el capitán grande,


• 240 • e l alcalde , los conse jos de ancianos o las asamble as comunale s) que tomaban
decisiones, aún en un marco legal constitucional favorable, terminaban “usurpando”
la función jurisdiccional en algunas materias judiciales que para los operadores
judiciales estatales sólo eran de competencia del Organismo Judicial. La ausencia
de leyes de desarrollo sobre el artículo 171 de la Constitución Política del Estado
de 1994 que hagan concordancia con la Ley 1257, generaron un supuesto “vacío”
legal, que fue aprovechado por los operadores de justicia estatal para criminalizar,
pe nalizar, e stigmatizar, pe rse guir judicialme nte a las autoridade s indíge nas.

Un gran avance del reconocimiento de la JIOC en la actual Constitución Política


del Estado es que la administración de justicia por sus propias autoridades, al ser
le gal, ya no configura usurpación de autoridad, ni ninguna forma de lictiva.

Por lo indicado líne as arriba, cuando se haga e l de slinde de jurisdiccione s, se


debe prohibir cualquier forma de persecución o estigmatización de autoridades
indíge nas que administran justicia de acue rdo a sus normas y proce dimie ntos,
y se deben establecer sanciones a los infractores.

11 Entendemos por tal tanto la tipificación como delito como la desvalorización de las prácticas
culturales y jurídicas de los pueblos indígenas.

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La de scriminalización de las prácticas culturale s y jurídicas

Del mismo modo, también eran punibles los procedimientos, los mecanismos y
las medidas de resolución de conflictos, así como los mecanismos coercitivos y
sanciones que se daban en el marco de la justicia indígena.

La prote cción a las prácticas culturale s y jurídicas e n Bolivia ahora tie ne rango
constitucional. Esto de be tambié n e xplicitarse e n normas de de sarrollo
constitucional, e n una le y e spe cífica de coordinación y/ o e n los re spe ctivos
códigos penal y procesal penal.

La actual Constitución Política del Estado indica que el control de constitucionalidad


y de le galidad de la JIOC se e je rce únicame nte por e l Tribunal Constitucional
Plurinacional. Por tanto, se cie rra con candado la etapa e n la que cualquie r ley
de desarrollo constitucional o cualquier autoridad judicial que no sea la jurisdicción
constitucional, “criminalice ” los valore s, principios, normas, proce dimie ntos y
sanciones de los pueblos indígenas originarios campesinos. Empieza una nueva
e tapa e n la cual se de ja abie rta la posibilidad de que la “criminalización” o
“descriminalización” oficial se realice únicamente por una reforma a la Constitución
Política del Estado o por los fallos del Tribunal Constitucional Plurinacional. • 241 •

Irigoye n (1999) propone que “si hay una de nuncia por pre sunta violación de
derechos humanos ésta debe investigarse y resolverse según un procedimiento
e spe cífico que garantice la inte rculturalidad, para e vitar que por la vía de la
denuncia se neutralice o criminalice la justicia indígena”.

En la búsqueda de esta “descriminalización” por parte de la justicia constitucional,


de be mos tomar e n cue nta e sfue rzos como los de Colombia, donde la Corte
Constitucional, como control de constitucionalidad y legalidad de la jurisdicción
especial indígena, mediante la jurisprudencia de más de diez años, ha diseñado
crite rios para abordar la inte rpretación de las normas y la ponde ración de los
valore s y principios e n jue go, y lle gó a e stable ce r principios y re glas que
explicaremos más adelante.

Entonces, se concluye que la Constitución Política del Estado y al normar que las
autoridade s de los PIOC e je rce n jurisdicción y compete ncia aplicando normas
propias nacidas a partir de sus principios y valores, teniendo como límite el respeto
d e lo s d e re ch o s y ga ra n tía s fu n d a m e n ta le s qu e d e b e n in te rp re ta rse
inte rculturalme nte por e l control de constitucionalidad, cie rra las pue rtas a la

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y las otras jurisdicciones en Bolivia

criminalización legal y judicial de sus prácticas culturales y jurídicas como también


de su justicia propia.

4.1.3. Aspe cto clave : Re spe to para los actos jurídicos de la JIOC

Nos referimos aquí, en general, a los actos jurídicos realizados a partir de normas
jurídicas propias que e xiste n e n cada nación y pue blo indíge na originario
campesino, y que en algún momento tendrán relevancia en la JIOC o en las otras
jurisdicciones, tales como uniones conyugales, nacimientos, defunciones, nombres,
filiación, formas de contratos, transmisión y transferencia de propiedad, etcétera.

Por ejemplo, un acto importante es la certificación de pertenencia de un individuo


o comunidad a una nación o pueblo indígena originario campesino. Esto es vital
porque a partir de ello se determinará la competencia personal en el primer caso,
y la facultad jurisdiccional, e n e l se gundo. Tambié n, cuando se ce rtifique la
pertenencia individual, se obliga a las autoridades de las otras jurisdicciones que
procesan a un indígena originario campesino, que analice y decida el caso desde
el pluralismo jurídico y la interculturalidad jurídica.

• 242 • Al re spe cto, y e n virtud de l de re cho a la autoide ntificación que se prevé e n la


Constitución Política de l Estado y e n e l Conve nio 169 de la OIT, corre sponde a
las autoridade s de las nacione s y pue blos indíge nas originarios campe sinos la
facultad autónoma, previa reunión de la asamblea general (o como se la denomine)
de cada pueblo indígena, de permitir el autoreconocimiento de las comunidades
indíge nas. Por e llo, son los únicos autorizados para e xpe dir la ce rtificación de
pertenencia de una comunidad o individuo a un pueblo indígena 12.

La Constitución Política del Estado de Bolivia, en el artículo 30-II, numeral 3, indica


que e sta ide ntidad se podrá re gistrar, si así lo de se a e l inte re sado, junto a la
ciudadanía boliviana en su cédula de identidad, pasaporte u otros documentos
de identificación con validez legal.

Todos los actos jurídicos propios tienen plena validez de forma y contenido para
los mie mbros de una NPIOC; sin e mbargo, para te ne r valide z e n las otras

12 Sobre la base de Senado de Colombia, 2003.

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jurisdicciones y las autoridades no judiciales e xternas a una NPIOC, se requiere


e stable ce r e n e l de slinde me canismos de re spe to a dichos actos jurídicos.

Irigoyen (1999) sugiere que deben establecerse mecanismos de registro para la


inscripción de e stos actos jurídicos re alizados de ntro de l de re cho indíge na,
registros que no establezcan nuevos requisitos que en la práctica signifiquen el
de sconocimie nto de lo actuado e n los pue blos indíge nas. De e sta mane ra, los
actos jurídicos re alizados e n los pue blos indíge nas con sus proce dimie ntos y
de ntro de su cultura e idioma te ndrán valide z cuando inte ractúe n fue ra de sus
comunidades.

4.1.4. Aspe cto clave : re spe to para las de cisione s de la JIOC

Las de cisione s de la JIOC te ndrán e fe ctos de cosa juzgada. Por e llo, e l artículo
192 de la Constitución Política del Estado boliviana establece que: “Toda autoridad
pública o persona acatará las decisiones de la JIOC”.

Para tal efecto, las autoridades indígenas, a petición de las partes, de las autoridades
de las otras jurisdiccione s o de l Ministe rio Público, e xpe dirán la re spe ctiva
ce rtificación o las copias de la de cisión o “se nte ncia” al inte re sado para evitar, • 243 •
por ejemplo, la violación del principio penal non bis ídem 13. Las formalidades de
las actuacione s de las autoridade s indíge nas se de te rminarán por los usos,
costumbres, normas y procedimientos de cada pueblo indígena.

Este mandato constitucional es consecuencia de la total legalidad de las autoridades


e instancias correspondientes de la JIOC, lo cual implica que las autoridades de
las otras jurisdiccione s y las autoridade s no judiciale s (e xce pto e l Tribunal
Constitucional Plurinacional, según el caso):

- no pueden cuestionar ni revisar las decisiones de la JIOC;

- no pue de n pe dir re quisitos para condicionar la valide z, ace ptación y


vigencia de las decisiones que emanen de la JIOC;

- deben suspender dentro de los territorios indígenas originarios y campesinos


todos los actos por los cuales otorgaban derechos u obligaciones de modo
distinto a las decisiones indígenas; y

13 No se juzga dos veces por el mismo delito.

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y las otras jurisdicciones en Bolivia

- de be n simple me nte re gistrar tale s de cisione s de la JIOC para que las


mismas sean ejecutadas como corresponda de modo que sean oponibles
incluso ante te rce ros de fue ra de la comunidad o pue blo indíge na.

De lo ante rior, e me rge la tare a de dise ñar los me canismos ne ce sarios para e l
respeto de las decisiones de la JIOC:

- e stable ce r los datos mínimos que de be n conte ne r las de cisione s de la


JIOC, con los formatos que cada PIOC de cida, para se r inscritos e n los
registros públicos fuera del territorio de la JIOC;

- procedimientos ágiles y sencillos para el registro de las decisiones de la


JIOC. Cuando no e xista constancia e scrita de las de cisione s por las
características del PIOC, los funcionarios registradores deberán escribir lo
que verbalmente indique la autoridad indígena que requiere el registro y
de ser necesario aceptar la firma a ruego en personas que no sepan firmar;
y

- las autoridades registrales deben adecuar los registros o generar registros


• 244 • específicos donde consten las decisiones de la JIOC relacionadas, según
la nomenclatura de las otras jurisdicciones, a asuntos civiles, comerciales,
familiares, penales, etcétera.

4.1.5. Aspe cto clave : re misión de casos o situacione s

Aquí se habla de situaciones en las cuales tanto la JIOC como las otras jurisdicciones
tienen plena competencia de conocer un determinado caso, pero por mandato
de la Ley de Deslinde Jurisdiccional, podrán renunciar a su jurisdicción y remitir
el caso o situación a la otra jurisdicción que originalmente no es competente, no
implicando ello denegación de justicia.

Re misón de sde la JIOC

La e xiste ncia de la JIOC por sí misma no garantiza la e xiste ncia de una justicia
plena, nada impedirá que en las comunidades se caiga en impunidad en algún
caso.

A partir del derecho a su libre determinación (artículo 2 de la Constitución Política


de l Estado) y a fin de evitar la impunidad y garantizar la gobe rnabilidad de los

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territorios indígenas, la JIOC podrá remitir casos por razones de grave alteración
del orden público o social, grave conflicto de intereses o fuerza mayor, para que
la jurisdicción no indígena a la que le corresponda procese al infractor, sin que
ello signifique denegación de justicia. Esta remisión podrá ser de oficio o a pedido
de la autoridad de la otra jurisdicción.

La remisión será decidida de acuerdo a las normas jurídicas propias de la nación


y pueblo indígena originario campesino.

Esto es importante en los pueblos indígenas de las tierras bajas del país, puesto
que existen miembros que acaparan para ellos el uso y aprovechamiento de los
bienes colectivos y, por el poder que detentan sobre sus autoridades y los otros
comunarios, e stán acostumbrados a la impunidad, lo cual ate nta contra la
gobernabilidad del territorio indígena. También tenemos los casos de personas
que ate ntan contra los bie ne s jurídicos individuale s y que “no tie ne n arre glo”,
por lo que la comunidad prefiere expulsarlos, pero una vez fuera siguen con sus
“maldades” contra su comunidad de origen por estar impunes.

Re misión hacia la JIOC


• 245 •
Las jurisdiccione s no indíge nas, cuando se an compete nte s sobre ple itos e ntre
miembros de un mismo PIOC, podrán remitir casos de menor gravedad en materia
penal, de oficio o a petición de parte interesada, sea en la etapa de investigación,
del juicio o de la ejecución de sentencia. En otras materias judiciales, se remitirán
casos pre via solicitud de parte inte re sada. El objetivo de e stas re nuncias a la
jurisdicción e s garantizar e l de re cho a la propia vida cultural de las pe rsonas
indígenas comprometidas en este tipo de situaciones.

Las autoridades de la JIOC aceptarán o rechazarán la remisión previo cumplimiento


de las normas jurídicas propias.

La re misión de casos e ntre dife re nte s nacione s y pue blos indíge nas originarios
campe sinos

Entre autoridades de diferentes naciones y pueblos indígenas originarios campesinos


podrán acordar, según normas jurídicas propias, la remisión por renuncia de casos
donde sus miembros estén en conflicto, o la constitución de instancias paritarias
para resolver casos cuando existan conflictos entre sus miembros.

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y las otras jurisdicciones en Bolivia

4.1.6. Aspe cto clave : fortale cimie nto de las autoridade s de la JIOC
y pautas de re lación con autoridade s e statale s

a) Promoción y fortale cimie nto de la JIOC14

Al respecto, el artículo 192-III de la Constitución Política del Estado boliviana indica


que : “El Estado promove rá y fortale ce rá la Jurisdicción Indíge na Originaria y
Campesina”. Debe considerarse que los sistemas jurídicos indígenas han sufrido
un proce so de de bilitamie nto por su de sconocimie nto le gal así como por la
inte rve nción de l de re cho e statal de ntro de las comunidade s, por lo cual se
requiere un proceso de fortalecimiento. (Irigoyen, 1999).

En e se camino, durante la pre paración y adopción de l Pre supue sto Ge ne ral de


la Nación, en consulta con los interesados, deberá ser incluido un porcentaje de
re cursos para la JIOC como parte de l Órgano Judicial. Estos re cursos se rán
administrados por las autoridade s de la JIOC y cubrirán los programas, plane s,
proye ctos y accione s de finidos por las autoridade s de las nacione s y pue blos
indígenas originarios campesinos, para el pleno desarrollo y funcionamiento de
la JIOC. Con e stos re cursos se de be rá, e ntre otros, de sarrollar proce sos de :
• 246 •
- capacitación de las autoridades de la JIOC sobre los derechos y obligaciones
de las naciones y pueblos indígenas originarios campesinos y las limitaciones
de la JIOC previstos en el Bloque de Constitucionalidad.

- inve stigación sobre e l siste ma judicial que pose e cada nación y pue blo
indíge na originario campe sino de conformidad con sus normas y
procedimientos.

Sin pe rjuicio de los siste mas de control propios de cada pue blo indíge na
corresponde a la Contraloría General de la República ejercer el control fiscal de
la ejecución de los recursos a los que se hacen referencia en el párrafo anterior.

El Consejo de la Magistratura y el Ministerio de Justicia, en coordinación con las


autoridades de la JIOC representadas por sus autoridades nacionales, con recursos
de las dos instituciones estatales desarrollarán programas de:

14 Se tomaron en cuenta los anteproyectos de ley de desarrollo constitucional sobre coordinación


y cooperación entre la jurisdicción indígena y la estatal de Colombia, Bolivia y Ecuador.

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Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

- Capacitación intercultural a las autoridades de las jurisdicciones no indígenas


sobre los valore s, principios y normas jurídicas de la JIOC, que incluya
formadores indígenas y no indígenas.

- Diálogo intercultural con mesas de diálogo y otros instrumentos similares


para desarrollar e implementar mecanismos de coordinación y colaboración
entre jurisdicciones.

- Intercambio de experiencias de administración de justicia entre autoridades


de las jurisdicciones indígenas y no indígenas.

- Publicidad, información y registro de las decisiones de la JIOC respetando


los de re chos de autor de cada pue blo y su de cisión autónoma de dar a
conocerlos.

- Publicidad sobre las resoluciones del Tribunal Constitucional Plurinacional


sobre conflictos de competencia y control de constitucionalidad de la JIOC.

Todo e l siste ma e ducativo incluirá conte nidos acadé micos que promue van e l
diálogo inte rcultural, e l de re cho propio de las nacione s y pue blos indíge nas
• 247 •
originarios y campesinos y en especial la JIOC. Las universidades incluirán en sus
planes de estudio contenidos de formación profesional sobre el derecho propio
y función judicial indígena originaria campesina.

Los medios de comunicación social deberán contribuir con la promoción de los


valore s y principios, normas y proce dimie ntos de la JIOC con la producción y
difusión de programas educativos al respecto.

La De fe nsoría de l Pue blo imple me ntará, con participación de los inte re sados,
programas de difusión y promoción de los valores, principios y normas jurídicas
propias de las naciones y pueblos indígenas originarios y campesinos, en especial
de la JIOC.

b) Pautas de re lación con autoridade s e statale s

El re speto y e l fortale cimie nto de las autoridade s e institucione s indíge nas se


de rivan de l re conocimie nto de l de re cho indíge na. Ello incluye e l re spe to y
reconocimiento de sus propios procedimientos para la constitución y designación
de las mismas. Por ende, las normas de coordinación no pueden incluir mecanismos

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y las otras jurisdicciones en Bolivia

de inscripción, acreditación o registro que condicionen la designación, legitimidad


o vigencia de las instituciones o autoridades indígenas (Irigoyen, 1999).

Las personalidades jurídicas de las comunidades indígenas, originarias y campesinas


re gistradas e n institucione s de l Estado (municipio, subpre fe ctura, pre fe ctura o
Gobie rno Nacional) prue ba su calidad de nación y pue blo indíge na originario
campesino.

En su relación con autoridades estatales, cuando sea necesario probar su personería


jurídica, las autoridades de la JIOC deberán presentar sus documentos de identidad
personal y copia del acta de posesión otorgada por la instancia u órgano competente
de la nación y pue blo indíge na originario campe sino, con las formalidade s
establecidas en sus normas jurídicas.

Cuando una pe rsona natural re quie ra acre ditar su calidad de mie mbro de una
nación y pueblo indígena originario campesino, presentará el certificado otorgado
por su nación o pue blo indíge na originario campe sino, con las formalidade s
e stable cidas e n sus normas jurídicas. Esto no se rá ne ce sario e n caso de que e l
documento de identidad otorgado por el Estado incluya su calidad de miembro
• 248 • de una nación o pue blo indíge na originario campe sino, como se e stable ce e n
el artículo 30 de la Constitución Política del Estado.

En todos los casos, las relaciones entre las autoridades de la JIOC y las autoridades
judiciale s y no judiciale s e statale s de be rán e nmarcarse e n e l re speto mutuo, la
interculturalidad y la reciprocidad.

4.1.7. Aspe cto clave : formas de coope ración ope rativa y apoyo e ntre
jurisdiccione s

La cooperación implica la colaboración, la coordinación, la ayuda mutua, el trabajo


en equipo, el compartir. La ayuda mutua suele significar el intercambio recíproco
y voluntario de re cursos, habilidade s y se rvicios por un be ne ficio mutuo e ntre
ambas partes.

De be e stable ce rse me canismos y formas de coordinación, coope ración,


colaboración entre autoridades indígenas y estatales, bajo los criterios de mutuo
respeto, diálogo y sin buscar subordinar a las autoridades indígenas como meros
auxiliares de la justicia estatal (Irigoyen, 1999). Aquí se citan algunos ejemplos:

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a) Solicitud de coope ración

Entre las autoridades de la JIOC y las otras jurisdicciones, cuando sea necesario,
podrán recurrir de manera directa por apoyo mutuo mediante exhorto suplicatorio,
para solicitar la ejecución de un acto o diligencia dentro de procesos judiciales,
o solicitar información cuando ésta se vincule con un proceso específico. Cuando
la solicitud sea dirigida a una autoridad no judicial, se la realizará mediante oficio.

La asistencia será negada cuando la solicitud vulnere los derechos humanos y las
garantías constitucionales.

Los e xhortos y los oficios indicarán el pedido concreto, el proceso en el que se


formula la solicitud, la identificación del solicitante y el plazo fijado de respuesta,
los cuale s podrán tramitarse por cualquie r me dio le galme nte e stable cido. Las
autoridades requeridas tramitarán sin demora las diligencias legalmente transmitidas.

Los costos de e sta coope ración por parte de la JIOC se rán cubie rtos por e l
pre supue sto para e l fortale cimie nto de la JIOC conte mplado e n e l Pre supue sto
Ge ne ral de la Nación. Cuando no se an suficie nte s, los costos se rán cubie rtos
previamente a la ejecución de la cooperación por las otras jurisdicciones.
• 249 •

Igualme nte podrán solicitar e n mate ria pe nal que la Fiscalía ade lante la parte
investigativa del proceso y, posteriormente, rinda un informe del caso encargado
a la respectiva comunidad sobre el caso encargado (Senado de Colombia, 2003).

b) Eje cución de “se nte ncia” o de cisión

Las autoridade s de la JIOC podrán suscribir conve nios con las autoridade s
competentes del Sistema Nacional Penitenciario, con el objeto de la prestación
del servicio de reclusión en las penitenciarias administradas por esta institución
y para el caso de la entrega en custodia de los miembros de pueblos indígenas
(Senado de Colombia, 2003).

c) Práctica e inte rcambio de prue bas

Las autoridades de la JIOC y las autoridades de las otras jurisdicciones que cumplan
funciones de policía judicial, en aplicación del principio de reciprocidad, podrán
solicitar la práctica y el intercambio de pruebas, previa solicitud escrita, con el fin
de lle var a bue n té rmino las inve stigacione s judiciale s (Se nado de Colombia,
2003).

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d) Solicitud a laboratorios té cnicos

Las autoridades de la JIOC podrán oficiar a los laboratorios especializados de la


administración de justicia de las otras jurisdicciones para que realicen las pruebas
técnicas requeridas en ejercicio de una investigación jurisdiccional.

e ) Equipos conjuntos de inve stigación

Cuando se a ne ce sario, la JIOC y las autoridade s de l Ministe rio Público podrán


conformar e quipos conjuntos de inve stigación como parte de la ayuda mutua.
Los costos de la participación de las autoridade s indíge nas se rán cubie rtos por
el presupuesto para el fortalecimiento de la JIOC contemplado en el Presupuesto
General de la Nación, o en su caso, por la jurisdicción no indígena.

f) Pe ritos

La JIOC podrá solicitar el dictamen de peritos de las otras jurisdicciones. Los costos
se rán cubie rtos por e l pre supue sto asignado para e l fortale cimie nto de la JIOC
conte mplado e n e l Pre supue sto Ge ne ral de la Nación, o e n su caso por la
jurisdicción no indígena.
• 250 •

g) Diálogo inte rcultural

La Ley de Deslinde Jurisdiccional deberá establecer que por lo menos una vez al
año debe haber espacios de diálogo a nivel regional, departamental y nacional
e ntre las autoridade s de la JIOC y las autoridade s judiciale s y no judiciale s no
indígenas. En estos espacios de diálogo, se podrán acordar mecanismos específicos
de coope ración e ntre jurisdiccione s. Lo re alizado e n e l marco de l Programa
Construir, donde se hicieron mesas de diálogo regional, departamental y nacional
muestra un camino digno a seguir y replicar.

Otros mecanismos de diálogo intercultural podrán ser acordados por voluntad de


parte s, de sde e l nive l local hasta e l nacional. Me ncionamos como posible s los
conversatorios, los seminarios, los intercambios de experiencia, etcétera, muchos
de ellos ya trabajados también por el Programa Construir, entre otros.

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4.1.8. Aspe cto clave : proce dimie ntos y crite rios para re solve r de nuncias
por pre suntas violacione s de de re chos humanos por la JIOC

a) Proce dimie ntos

En la Parte III de l Conve nio 169 de la OIT, se indica que de be rán e stable ce rse
procedimientos para solucionar los conflictos que puedan surgir entre los sistemas
indíge nas y e l nacional. Al re spe cto, Pe dro García Hie rro 15 aclara que e sas
solucione s siste máticas no son otra cosa que la inte rculturalidad jurídica que
funciona de forma pare cida al conce pto de inte rculturalidad que se usa e n la
moderna educación indígena.

Ni e l Conve nio ni la De claración e spe cifican qué tipo de proce dimie nto de be
seguirse. ¿Se debe crear un órgano específico para ello o dotarse de tal función
a órganos existentes? En Bolivia, el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) es
el órgano que ejerce el control de la constitucionalidad, y precautela el respeto
y la vige ncia de los de re chos y las garantías constitucionale s (artículo 196-I,
Constitución Política del Estado).

Respecto de los procedimientos, la Carta Magna boliviana prevé que las acciones • 251 •
de de fe nsa le gal de los de re chos humanos (Accione s de De fe nsa, artículo 125
y siguientes) serán conocidas y resueltas por el TCP, enunciando los procedimientos
de algunos y de le gando al le gislador que e n leye s de de sarrollo constitucional
se establezcan los procedimientos de los otros.

Además del derecho a las acciones de defensa que tienen las partes, las autoridades
de las naciones y pueblos indígenas originarios campesinos podrán consultar al
TCP sobre la aplicación de sus normas jurídicas aplicadas a un caso concreto. La
decisión del TCP es obligatoria (artículo 200, 8).

Raque l Irigoye n (1999) re comie nda que “e l proce dimie nto que fue se , de be
garantizar la comprensión intercultural de los hechos e interpretación intercultural
de las normas aplicable s, a fin de e vitar una inte rpre tación e tnóce ntrica y
monocultural de los mismos. (…. ) El respeto de la diversidad cultural supone que
no pue de se r una sola orie ntación cultural la que de fina cuándo se produce o
no una vulne ración de de re chos humanos y qué solución darle . Si no se tie ne

15 García Hierro, Pedro. Sa. El Convenio 169 de la OIT. Vigilancia y Exigibilidad. Lima: CEDAL.

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e n cue nta la dive rsidad cultural podrían darse casos absurdos que e n ve z de
proteger a las personas las pudiesen victimizar más”.

b) Crite rios

Del análisis del contenido de la Constitución Política del Estado boliviana se puede
deducir que para garantizar que el Tribunal Constitucional Plurinacional haga una
interpretación intercultural de los hechos y el derecho denunciados como presunta
violación de los derechos humanos:

- Debe basarse en los principios de pluralismo jurídico y la interculturalidad


(artículo 178-I), garantizando e l de re cho a la libre dete rminación de las
nacione s y pue blos indíge nas originarios campe sinos e n e l marco de la
unidad de l Estado, que consiste e n su de re cho a la autonomía, al
autogobie rno, a su cultura, al re conocimie nto de sus institucione s y a la
consolidación de sus entidades territoriales (artículo 2).

- Para mayor garantía de una interpretación intercultural de los hechos y el


de re cho, los mie mbros de l Tribunal Constitucional Plurinacional se rán
• 252 • e le gidos me diante sufragio unive rsal con crite rios de plurinacionalidad,
con representación del sistema ordinario y del sistema indígena originario
campesino (artículo 197-I).

Hasta aquí se pue de de cir que la Constitución Política de l Estado prevé que e s
e l Tribunal Constitucional Plurinacional e l que , basándose e n los principios, los
de re chos humanos y las garantías constitucionale s, hará una inte rpre tación
inte rcultural de los he chos y e l de re cho. Sin e mbargo, e stas ge ne ralidade s no
son suficientes, es preciso aplicar criterios caso por caso y eso está por venir, es
parte del futuro.

A manera de resaltar el rol fundamental sobre esta temática que tiene la jurisdicción
constitucional, detalle mos, a partir de l análisis de Je sae l Antonio Giraldo (2007:
9), e l principio “pro autonomía” que e s usado por la Corte Constitucional de
Colombia como criterio básico central para resolver casos en los cuales se vean
e nfre ntados los de re chos de los pue blos indíge nas con cualquie r otro valor o
principio constitucional:

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- Antes de definir los criterios para abordar la interpretación de las normas


y la ponderación de los principios y valores en juego, la Corte Constitucional
indica que se re quie re de la e xiste ncia de dos pre supue stos básicos 16:

• El conocimiento cultural del concepto en discusión.

• El diálogo intercultural para plantear el asunto desde una perspectiva


de las concepciones culturales en juego.

- Una vez identificados los presupuestos, la Corte ha fijado el principio “pro


autonomía”, como crite rio básico ce ntral cuando se ve n e nfre ntados los
de re chos de los pue blos indíge nas con cualquie r otro valor o principio
constitucional. Esta solución e xige de sarrollar un mé todo que pe rmita
determinar cuáles son esos valores, principios o derechos de mayor peso
al derecho colectivo a la singularidad.

La Corte no ha fijado una lista ce rrada, optando por re currir a la aplicación, e n


cada caso, de l principio de proporcionalidad a travé s de un te st que consta de
tres fases:
• 253 •
- En la primera se mira cuál es el objetivo buscado por la medida restrictiva,
ya que sólo será legítima la medida si persigue la realización de un bien
que posea un valor constitucional superior al que se pretende limitar. La
determinación de tal legitimidad se realiza por medio de la ponderación
de principios y valores, que debe efectuarse mediante la premisa de que
la re stricción de la autonomía indíge na afe cta ne gativame nte a varios
principios constitucionale s tale s como e l pluralismo, e l re spe to y
reconocimiento de la diversidad cultural, la especial protección constitucional
a las comunidades indígenas y los derechos fundamentales de la existencia
e igualdad de las minorías nacionales.

- En la segunda fase se exige la comprobación de que la limitación que se


pre te nde impone r e s absolutame nte útil y ne ce saria para lograr e l fin
buscado por la medida restrictiva.

16 Jesael Antonio Giraldo indica que la existencia de estos dos presupuestos “halla su dificultad
en el desconocimiento de los jueces de las formas de pensamiento indígena, para lo cual
muchas veces la Corte ha tenido que acudir a la prueba pericial, de antropólogos, etnolingüistas
y sociólogos, que doten de conocimientos básicos al juez que le permitan analizar los
problemas con un pie en cada cultura”.

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La coordinación y cooperación entre la justicia indígena originaria campesina
y las otras jurisdicciones en Bolivia

- Por último, debe buscarse que el límite que se pretende imponer no afecta
e l núcle o e se ncial de los de re chos e n jue go, ni vacía de conte nido la
cláusula autonómica.

La severidad con la que se aplica este instrumento se encuentra determinada por


una re gla de gradualidad, de acue rdo con la cual e l nive l de prote cción a la
autonomía debe ser proporcional al grado de los usos y costumbres tradicionales
del grupo indígena. Esto significa que los pueblos poseedores de un mayor acervo
de tradiciones y prácticas auténticas gozan de una mayor autonomía, y viceversa,
lo que lleva a la aplicación de un test de proporcionalidad estricto para determinar
la restricción de cualquier test de proporcionalidad que les afecte (Giraldo, 2007:
10).

Finalmente, la Corte Constitucional colombiana en la sentencia T-349 de 1996 ha


e stable cido que los inte re se s de mayor je rarquía, o lo que e s lo mismo: la
posibilidad de re stricción de la autonomía é tnica, se pre se nta cuando re sulta
ne ce sario prote ge r e l de re cho a la vida, impe dir la tortura o la e sclavitud y
salvaguardar la legalidad de los procedimientos, los delitos y las penas.

• 254 • 4.1.9. Aspe cto clave : ade cuación de las le ye s

No es suficiente una “ley marco” sobre el deslinde de jurisdicciones. A partir de


esta ley, o sin ella, deben reformarse varios cuerpos legales (código penal, procesal
pe nal, civil, municipal, le ye s re gistrale s, de familia, laborale s, e tcé te ra) para
orde nar la introducción de normas que e xplicite n conte nidos como los arriba
me ncionados. Las re formas no sólo de be n se r concordante s con la actual
Constitución Política del Estado, sino también con lo previsto en el Convenio 169
de la OIT, la Declaración de la ONU sobre los Derechos de lo Pueblos Indígenas,
y otros instrume ntos inte rnacionale s, que por mandato de la carta magna son
parte del Bloque de Constitucionalidad.

Como manda la Constitución Política del Estado boliviana (artículo 30-II, num. 15)
todas estas reformas deberán contar con la participación plena de las naciones
y pueblos indígenas originarios campesinos.

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Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

5. Conclusiones

1. La interculturalidad jurídica en el contexto de un Estado plurinacional implica


que:

· Las autoridade s judiciale s no indíge nas, al aplicar la le gislación


nacional a los indígenas, deben tener en cuenta las características
de su propio Derecho.

· El Estado re sguarda e l de re cho de los indíge nas a mante ne r sus


propias instituciones normativas y de aplicación de justicia, con el
único límite del respeto de los derechos humanos.

· Cuando los siste mas jurídicos indíge nas y e l nacional e ntran e n


conflicto, la Ley debe prever formas de solucionarlos.

2. Los pueblos indígenas de las tierras bajas de Bolivia, si bien son minoritarios
• 255 •
e n re lación a los aymaras y que chuas, son cualitativame nte importante s
en cuanto a cultura, lenguas, identidades y sistemas jurídicos.

3. De los 34 pueblos indígenas de las tierras bajas de Bolivia, cuatro se hallan


en situación de vulnerabilidad y 14 en situación de alta vulnerabilidad. Aún
e xiste n pe que ños grupos de indíge nas e n situación de “aislamie nto
voluntario”.

4. Las inve stigacione s sobre la justicia indíge na hasta ahora re alizadas e n


tierras bajas se hicieron en pueblos con numerosa población y coinciden
que si bien el colonialismo jurídico sigue más vivo que nunca, la justicia
indígena goza de gran vitalidad.

5. La jurisdicción indíge na originaria campe sina contie ne los e le me ntos


fundamentales de toda jurisdicción:

a. Potestad de aplicar sus normas jurídicas al caso concreto.

b. Aptitud de conocer asuntos de las personas sometidas a su jurisdicción.

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y las otras jurisdicciones en Bolivia

c. Pote stad de pre caute lar los inte re se s sometidos a la de cisión que
tiene. Por ejemplo: arraigo, anotaciones preventivas, etcétera.

d. Potestad de dictar una “sentencia”, es decir, tomar una decisión en


un caso concreto. Es e l e le me nto fundame ntal de la jurisdicción.

e. Potestad que tienen para ejecutar lo juzgado.

6. Entran en el ámbito de competencia de la JIOC las personas miembros o


no miembros de una nación y pueblo indígena originario campesino que
re alice n he chos o re lacione s jurídicas de ntro de los te rritorios indíge nas
o realizados fuera del mismo, pero que sus efectos se produzcan dentro,
no existiendo límite en la gravedad o cuantía de materias.

7. La inte rpretación de l alcance de las compete ncias de la JIOC propue stas


en el presente documento son fundamentales para la gobernabilidad de
los te rritorios indíge nas de las tie rras bajas que , al mome nto, se hallan
de sprote gidas de los “te rce ros o no mie mbros” que actúan contra los
bie ne s jurídicos individuale s y cole ctivos, de sde de ntro o fue ra de sus
• 256 • territorios.

8. El de slinde de jurisdiccione s de be hace rse sobre la base de principios,


normas y proce dimie ntos que e vite n la criminalización de las normas
jurídicas y la jurisdicción de las naciones y pueblos indígenas originarios
campesinos.

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Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

6. Recomendaciones

1. La tarea legislativa del Deslinde Jurisdiccional debe contar con la participación


informada, oportuna y efectiva de las autoridades de las naciones y pueblos
indígenas originarios y campesinos.

2. La Le y de De slinde Jurisdiccional de be comple me ntar los ámbitos de


compete ncia de la JIOC de finidos e n la Nue va Constitución Política de l
Estado a partir de la cone xitud de las normas jurídicas que inte gran e l
Bloque de Constitucionalidad boliviano.

3. El Consejo de la Magistratura y el Ministerio de Justicia, en coordinación


con las autoridades de la JIOC representadas por sus autoridades nacionales,
con recursos de las dos instituciones estatales, deberán desarrollar programas
de:

a. Capacitación intercultural a las autoridades de las jurisdicciones no


• 257 •
indígenas sobre los valores, principios y normas jurídicas de la JIOC,
que incluya formadores indígenas y no indígenas.

b. Diálogo Inte rcultural con me sas de diálogo y otros instrume ntos


similares para desarrollar e implementar mecanismos de coordinación
y colaboración entre jurisdicciones.

c. Inte rcambio de e xpe rie ncias de administración de justicia e ntre


autoridades de las jurisdicciones indígenas y no indígenas.

d. Publicidad, información y re gistro de las de cisione s de la JIOC


re spetando los de re chos de autor de cada pue blo y su de cisión
autónoma en dar a conocerlos.

e. Publicidad sobre las re solucione s de l Tribunal Constitucional


Plurinacional sobre conflictos de compe te ncia y control de
constitucionalidad de la JIOC.

4. Es ne ce sario e n tie rras bajas apoyar a los pue blos indíge nas para que
realicen, a partir de su propia cultura, estudios de caso de aquellos sistemas

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jurídicos de pueblos amazónicos como los yaminahua, machineri, araona,


e tcé te ra conside rados vulne rable s o con alto grado de vulne rabilidad.

5. Cuando se haga el deslinde de jurisdicciones se debe prohibir cualquier


forma de pe rse cución o e stigmatización de autoridade s indíge nas que
administran justicia de acuerdo a sus normas y procedimientos, y se deben
establecer sanciones a los infractores.

6. Debe continuarse con la construcción de espacios de diálogo intercultural


como e l inte rcambio de e xpe rie ncias, los conve rsatorios y las me sas de
diálogo a nivel local, regional y nacional entre los operadores de justicia
de la JIOC y las otras jurisdicciones.

• 258 •

Miguel Ángel Aragón Burgos


Pluralismo jurídico y diálogo intercultural

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