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Ser mujer, de raza indígena, pobre, quechua hablante, y vivir en zona rural
configura una mayor discriminación. Vivimos en una sociedad machista, racista,
clasista, centralista; esto excluye y limita el ejercicio pleno de sus derechos a
ciertas personas y grupos, donde unos se encuentran en una situación de
mayor vulnerabilidad que otros; por tanto, necesitan ser atendidos con mayor
urgencia por el Estado.
El caso del racismo hacia las mujeres indígenas es particularmente urgente
atender en nuestro país porque los estereotipos racistas en los medios de
Ser mujer de raza comunicación hacia ellas son muy fuertes y persistentes. ‘La Paisana Jacinta’ es
indijena pobre el caso más emblemático, pero también han existido otras como la Pánfila o la
,quechua hablante Chola Eduviges. Un estudio de Luis Alarcón de 2015 encuentra que estos
y vivir en zona personajes muestran un bajo nivel de instrucción, de conocimientos y de
rural configura una entendimiento. El estudio cualitativo se complementó con una encuesta a
mayor personas andinas de la sierra de La Libertad; donde más del 40% indicaron que
discriminación , el aspecto moral y físico de las mujeres andinas era mal reflejado en los
der 40% indicaron programas de humor de la televisión.
que el aspecto Desde el año 2014 el Ministerio de Cultura se viene pronunciando en contra del
moral y físico de personaje de ‘La Paisana Jacinta’. El año pasado a solicitud de la 45° Fiscalía
las mujeres
Provincial Penal de Lima, emitimos una opinión técnica sobre los efectos
perjudiciales que tiene la representación de este personaje, así como la
andinas era mal
afectación al derecho a la igualdad y no discriminación y el principio de
reflejado
dignidad de las mujeres de origen andino. Ello en el marco de un proceso penal
seguido por el delito de discriminación.
Un ejemplo de la grave situación de vulnerabilidad que viven las mujeres de
nuestro país, y, sobre todo, las mujeres indígenas quechua hablantes de zonas
rurales pobres fue el conflicto armado interno (1980-2000). Ellas fueron
víctimas de violaciones sexuales, torturas para obtener información sobre sus
familiares, reclutadas forzosamente, unidas forzosamente, y tuvieron que
desplazarse haciéndose cargo de familias desmembradas. Como bien lo ha
señalado la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR), es necesario
entender estos acontecimientos desde el racismo y el machismo prevalente en
nuestro país. Como mencionan en su informe, lo que les ocurría a estas
mujeres no era parte de la preocupación nacional.
Las mujeres sufren una Las mujeres afrodescendientes sufren una discriminación particular. Como lo
discriminación particular ha encontrado Rocío Muñoz, existen estereotipos muy marcados hacia ellas,
caracterizado por el alimentados por la situación de sometimiento que sufrieron durante el periodo
trabajo forsado esclavista, caracterizado por el trabajo forzado, la violencia y el abuso sexual.
De acuerdo al estudio (2010), a las mujeres afroperuanas, se les estereotipa
La violencia y el avuso con relación al trabajo doméstico identificándolas como lavanderas, cocineras o
sexual empleadas. Así mismo, se da un sobredimensionamiento de su sexualidad,
vinculándolas a la “fogosidad” y “disponibilidad sexual”. Todo ello afecta su
auto concepto y su relación con el propio cuerpo, que termina siendo de
rechazo, en muchos casos. Así mismo, afecta la interacción social que viven las
mujeres afrodescendientes con el resto de la población.
Estos estereotipos afectan el desarrollo de las mujeres afrodescendientes en
todos los ámbitos de la vida social. En nuestro ‘Diagnostico Situacional de
Discriminación Étnico-Racial en el ámbito laboral’ se encontró que las mujeres
afrodescendientes sufren muchas situaciones de hostigamiento y acoso sexual
en sus centros de trabajo, por ejemplo.
Resumen:
Por supuesto, en muchos casos las mujeres son discriminadas de manera simultánea
por ser mujeres y por su identidad étnico-cultural. Esto ocurre porque la discriminación
–como la violencia- se caracteriza por ser múltiple o Inter seccional. Si bien nosotros
hacemos el ejercicio de separar estas categorías; en la realidad operan de manera
simultánea muchas veces.
Ser mujer, de raza indígena, pobre, quechua hablante, y vivir en zona rural configura
una mayor discriminación. Vivimos en una sociedad machista, racista, clasista,
centralista; esto excluye y limita el ejercicio pleno de sus derechos a ciertas personas y
grupos. El estudio cualitativo se complementó con una encuesta a personas andinas de
la sierra de La Libertad; donde más del 40% indicaron que el aspecto moral y físico de
las mujeres andinas era mal reflejado en los programas de humor de la televisión las
mujeres indígenas quechua hablantes de zonas rurales pobres fue el conflicto armado
interno (1980-2000). Ellas fueron víctimas de violaciones sexuales, torturas, etc.
Organizador gráfico:
Esto ocurre
El 31% de
mayormente en
peruanos
hospitales,
experimentó la
comisarías y
discriminación
municipios.