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DEFENSA DEL SECTOR CULTURAL

Algo más que la cuota de pantalla


http://eltiempo.terra.com.co/hist_imp/HISTORICO_IMPRESO/OPINION_HISTO
RICO/2005-11-03/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_HIST-2593677.html
POR BERNARDO JARAMILLO H.*

Negociamos con la primera industria cultural del mundo.

La cuota de pantalla de "la cuota de pantalla" ha sido alta en estos días.


Columnistas independientes y editorialistas han dado sus opiniones sobre el
tema. Todas plenas de argumentos, todas con una mirada parcial al problema.

La defensa del sector cultural que hemos emprendido desde el sector privado
está vinculada a garantizar que Colombia mantenga su capacidad regulatoria
en el sector, dada su importancia estratégica para el desarrollo del país, para la
identidad nacional, la cohesión social y el acceso a la diversidad cultural. No se
trata, como muchos piensan, de una nueva cruzada antiimperialista. Tenemos
que abrir la puerta a todas las culturas del mundo: a todas.

La negociación en curso es con la primera industria cultural del mundo, la


estadounidense: altamente concentrada en todos los segmentos del
"entretenimiento" y que controla no solo la creación y producción de
contenidos, sino también la infraestructura por la que estos transitan.

"Las industrias del copyright son la joya de la corona del comercio de Estados
Unidos", decía Jack Valenti, de The Motion Pictures Association of America. No
es necesario ni tomarse el trabajo de medir las asimetrías.

¿Cuál ha sido la respuesta del mundo a estas imperfecciones del mercado


cultural? Preservar el espacio para sus políticas; exigir cuotas de contenido
doméstico; establecer incentivos; fortalecer la creación y la producción
independientes; promover el intercambio con otras culturas.

El tema es tan sensible para el mundo que, en el seno de la OMC, son muy
pocos los países que se han comprometido a hacer concesiones en el campo
de los servicios audiovisuales.

El enfoque multilateral gana cada vez más espacio con la adopción de la


Convención de la Unesco para la Protección de la Diversidad de las
Expresiones Culturales. Ciento cuarenta y ocho países (sólo Estados Unidos e
Israel votaron en contra) le dijeron sí a su adopción. Los países del mundo
entienden que en este espacio no pueden ceder frente a las pretensiones del
libre comercio.

No se puede reducir el asunto a la defensa de los intereses de unos grupos


económicos; ni a la protección del trabajo de unos miles de colombianos. La
cosa tiene que ver con el desarrollo cultural del país, de la puesta en práctica
de principios constitucionales que garantizan el acceso a la diversidad y a la
promoción de la identidad.
Pero hay otra arista de la que poco se ha hablado. Los bienes y servicios
culturales están cada vez más en el dominio de las tecnologías digitales.

Ese será el espacio predominante para la producción, distribución y consumo


de los mismos en el futuro. Y es el que con más fuerza reclama Estados
Unidos. Producir contenidos culturales para un ambiente global y distribuirlos
por el entramado de cables y satélites es un negocio bastante atractivo.

¿Diversidad cultural? La Red se las da, dicen las multinacionales


estadounidenses. "Ya que las redes digitales han solucionado los viejos
problemas de escasez y han llevado a estimular nuevas oportunidades para los
creadores en todo el mundo... las cuotas de contenido local y otras formas de
medidas proteccionistas son completamente inapropiadas en el mundo del
comercio electrónico", así planteaba la MPAA, ante el Congreso de Estados
Unidos, su solicitud para frenar las barreras en este campo.

Queremos darles el trato nacional a las culturas de otros países. Queremos


coproducir. Queremos cuotas de contenido doméstico para la cultura nacional.
Queremos reservar un espacio para la incertidumbre tecnológica. Queremos
seguir contando "nuestras" historias a los colombianos y al mundo.

* Coalición Colombiana para la Diversidad Cultural

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