Sie sind auf Seite 1von 5

Instituto de Formación Docente

Sociología de la Educación

Trabajo Final Integrador

Alumnas:Hermes Camila

Martinez Claudia

Curso:3°B

Ciclo lectivo: 2020

1
La pandemia global generada por el Covid-19 y las medidas de confinamiento obligatorio de
la población que de ella se derivan suponen retos sin precedentes para los sistemas educativos a
nivel global. El cierre generalizado de todos los centros educativos a nivel presencial pone de
relieve una pregunta clave: ¿Para qué sirve la escuela? Se argumenta que la función principal de
la escuela como institución especializada debe ser la transmisión y adquisición de conocimientos
profundos, relevantes y con sentido para todos y todas las estudiantes. Asimismo, se establecen
dos requisititos para garantizar el ejercicio de este rol: la presencia física como base para poder
desarrollar una interacción plena; y el rol de los y las docentes como acompañantes.os impactos
de la situación actual sobre las funciones de la escuela.
Los comportamientos sociales e individuales fueron modificándose, en muy poco tiempo, por
las cuarentenas y el aislamiento social en diferentes países. Vemos azorados conductas egoístas e
individualistas producto del miedo o de la indolencia. Ejemplos sobran: abastecerse de alimentos
de manera exagerada; incumplir las normas; viajar a otros lugares a pesar de estar en cuarentena;
seguir organizando reuniones sin pensar en las consecuencias.
A pesar de todo, todavía nos encontramos con ciudadanos solidarios. Algunos arman redes y
cadenas de WhatsApp con mensajes positivos para personas infectadas, mostrando compasión y
sensibilidad. También otros que viralizan mensajes de amigos y familiares, que se encuentran en
el exterior y que no pueden volver a su país natal.
Estas personas solidarias, que son muy diversas, se han dado cuenta que su tiempo “tiene más
sentido” cuando pueden ayudar a un otro, dándole una palabra de aliento; uniéndose a grupos
como los que confeccionan barbijos para hospitales; o llamando a un medio de comunicación,
para que repatríen a un “conocido” de otro “conocido”.
No solo hay noticias del número de infectados o muertes entonces, sino también mensajes de
esperanza y de querer acompañar al otro, para darle una visión más trascendente de la vida. Lo
que vivimos hoy como humanidad tiene un sentido, que nos fortalecerá en valores como la
solidaridad.
En las obras clásicas del sociólogo Émile Durkheim (1858-1917) se introdujeron los términos
‘solidaridad mecánica’ y ‘solidaridad orgánica’. La primera era propia de sociedades más
primitivas-familiares, donde lo que movía era el sentimiento de unión por la misma comunidad
de creencias y de sentimientos. Mientras que la orgánica era más propia de las sociedades

2
modernas capitalistas, el sistema de relaciones se producía por los vínculos de cooperación entre
individuos, según sus conocimientos y la división del trabajo.
Estos conceptos los vemos plasmados en la actualidad, donde la solidaridad se produce a todo
nivel. Por un lado, los profesionales de la salud que aportan sus conocimientos desde su
solidaridad orgánica. Por el otro, los ciudadanos comunes que con sus gestos y sus creencias
ayudan al otro desde la solidaridad mecánica.
Este “gran cambio” se está viendo ahora mismo por el Covid- 19 en varios países.
Vivenciamos la necesidad del otro; el compartir, generar conversaciones auténticas y profundas.
Pasamos del activismo a ser más pacientes y tolerantes, a ver cómo administrar nuestro tiempo
en “casa” y detenernos a mirar al que está a nuestro lado (un vecino, un compañero de trabajo, un
amigo, o un conocido) para ver cómo poder ayudarlo.
Lo importante es que todas estas acciones no sean pasajeras ni sólo a consecuencia de la
pandemia. Que no se desvanezcan cuando todo pase, y que vaya más allá. Que sean las actitudes
y los valores duraderos los que nos demuestren que las sociedades solidarias permiten
transcender del individualismo y terminen construyendo puentes que nos unan a pesar de
nuestras diferencias y, en definitiva, nos ayuden a vivir mejor.
Philippe Meirieu es un investigador y escritor francés, especialista en pedagogía, que ha sido
maestro y profesor en diferentes niveles del sistema francés así como de distintas universidades y
es un referente mundial en temas educativos.
En este artículo Phiplippe Meirieu se refiere a que en estos momentos críticos, de
confinamiento, es central preservar el espacio simbólico de la clase porque sigue siendo el
encuadre fundacional en el que el trabajo colectivo recobra su sentido. Tal como lo expresa:
“[…] el acto pedagógico no es una simple yuxtaposición de intervenciones individuales, por muy
afinadas que sean, sino una construcción, tanto
material como simbólica, de la escuela en su principio mismo: aprender juntos gracias a la figura
tutelar del profesor que, al mismo tiempo, crea algo común y acompaña a cada uno en su
singularidad. Esta dialéctica entre el colectivo y el individuo, el descubrimiento de lo que une a
los alumnos y lo que especifica a cada uno de ellos, es, de hecho, lo que ‘hace una escuela’”.
Lejos de un escepticismo ciego pero también de una esperanza sostenida en el mero
voluntarismo, nos alerta respecto de que en estos tiempos “[…] no solo hay que ´dar más a los
que tienen menos´, sino ´dar mejor´”.

3
Philippe Meirieu, que analiza los efectos de la pandemia en el espacio escolar. Señala que
cuando el estudiante no está presente (físicamente) puede verse qué serio es transformar nuestros
“objetivos” en “prerrequisitos”.Cuantas veces nos hemos visto a nosotros mismos “suponiendo”
sobre nuestros estudiantes: que saben usar un email, que saben más que nosotros sobre la
tecnología, que ya saben todo sobre los métodos anticonceptivos, que saben armar una red
conceptual… “¿Cómo? ¿Ese no era un tema del año pasado?” “¿Acaso no le enseñaron eso en la
primaria?”… Más íntimo aún, no sólo suponemos sobre los contenidos y habilidades que ya
debería manejar el estudiante, sino que también suponemos que están motivados y son
autónomos para realizar ciertas actividades. Meirieu denuncia que “Hay demasiada tendencia en
nuestras instituciones a olvidar que la motivación, el sentido del esfuerzo, la autonomía y la
autosuficiencia no pueden ser requisitos previos para entrar en una actividad docente, sino que
son los objetivos mismos de esa actividad, inseparablemente ligados a la adquisición de
conocimientos.
Hacerlos requisitos previos significa reservar la actividad pedagógica a los que ya están
«educados», y preferiblemente «bien educados»”. En este sentido, el autor nos habla y nos
interpela en relación a las desigualdades. Una problemática que ya estaba en la agenda de la
educación, pero que en esta educación a distancia y virtual se hace más notoria. Las condiciones
materiales, sociales, culturales y psicológicas de las familias son desiguales. Los deseos,
intereses, motivaciones, conocimientos previos, saberes, trayectorias de nuestros estudiantes son
de lo más diversos. Negar esto, en este contexto al menos, es imposible.
Pensar la discusión de la desigualdad en clave marxista implica establecer la relación entre las
condiciones de producción y las condiciones de distribución de los medios de consumo. Mientras
el pensamiento burgués y el reformismo en sus múltiples variantes intenta pensar la distribución
como un aspecto desligado de la cuestión de la propiedad de los medios de producción
-precisamente por la naturalización ideológica del carácter privado de esa propiedad que la
burguesía impone-, el marxismo revolucionario vincula ambas dimensiones. En el fondo, el
capitalismo, basado en la propiedad privada de una clase social es inherentemente desigual. La
igualdad ante la ley, en las circunstancias del capitalismo, siempre implica desigualdad ante la
vida.
La escuela no ha podido borrar las desigualdades ,entre los alumnos, pero esto se debe a las
políticas capitalistas que siempre benefician a un sector excluyendo al otro.La educación a

4
distancia fue una salida de emergencia, un llamado desesperado para seguir, para que no se
pierda nada o casi nada, para que los niños y las niñas no se atrasen con los contenidos
propuestos para cada grado escolar. Pero si hay algo que nos está sacudiendo a todas y todos es
el descubrimiento de que va a resultar imposible que evitemos perder algo en el camino y que la
brecha de la desigualdad se extienda.

Das könnte Ihnen auch gefallen