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1. La madre vaca
los estilos de vida, estoy seguro de que alguien dirá: «¿Pero, qué opina de todas esas
agricultor harapiento que se muere de hambre junto a una gran vaca gorda transmite
alusiones eruditas y populares, confirma nuestra convicción más profunda sobre cómo
la gente con mentalidad oriental inescrutable debe actuar. Es alentador saber -algo
así como «siempre habrá una Inglaterra»- que en la India los valores espirituales son
más apreciados que la vida misma. Y al mismo tiempo nos produce tristeza. ¿Cómo
podemos esperar comprender alguna vez a gente tan diferente de nosotros mismos? La
idea de que pudiera haber una explicación práctica del amor hindú a las vacas resulta
más desconcertante para los occidentales que para los propios hindúes. La vaca sagrada
-¿de qué otra manera puedo expresarlo?- es una de nuestras vacas sagradas favoritas.
Los hindúes veneran a las vacas porque son el símbolo de todo lo que está vivo. Al
igual que María es para los cristianos la madre de Dios, la vaca es para los hindúes
la madre de la vida. Así, no hay mayor sacrilegio para un hindú que matar una vaca.
[…]
Nadie puede negar que el amor a las vacas moviliza a la gente para oponerse al
los tabúes que prohíben sacrificar y comer la carne de vaca tengan necesariamente
sacrifica o vende sus animales viejos o decrépitos, podría ganarse unas rupias de más
benéficas. Un principio establecido del análisis ecológico afirma que las comunidades
de organismos no se adaptan a condiciones ordinarias sino extremas. La situación
escaseces periódicas.
El tabú que prohíbe sacrificar y comer carne de vaca puede ser un producto de la
están muy tentados a matar o vender su ganado vacuno. Los que sucumben a esta
puesto que cuando vengan las lluvias no podrán arar sus campos. Incluso voy a ser
más categórico: el sacrificio masivo del ganado vacuno bajo la presión del hambre
constituye una amenaza mucho mayor al bienestar colectivo que cualquier posible
tiempos normales. Parece probable que el sentido de sacrilegio indecible que comporta
sus símbolos y doctrinas sagrados protege al agricultor contra cálculos que sólo son
«racionales» a corto plazo. A los expertos occidentales les parece que «el agricultor
indio prefiere morirse de hambre antes que comerse su vaca». A esta misma clase de
expertos les gusta hablar de la «mentalidad oriental inescrutable» y piensan que las
comer su vaca antes que morir, pero que moriría de hambre si lo hace. (Harris, 1980,
pp.15-25)
el Cosmos es una creación divina: salido de las manos de Dios, el Mundo queda
divina. Los dioses han ido más allá: han manifestado las diferentes modalidades de lo
descubre los múltiples modos de lo sagrado y, por consiguiente, del Ser. Ante todo,
el Mundo existe, está ahí, tiene una estructura: no es un Caos, sino un Cosmos;
por tanto, se impone como una creación, como una obra de los dioses. Esta obra
como madre y nodriza universal. Los ritmos cósmicos ponen de manifiesto el orden,
organismo real, vivo y sagrado: descubre a la vez las modalidades del Ser y de la
del hombre religioso; más exactamente, cómo la sacralidad se revela a través de las
propias estructuras del Mundo. No hay que olvidar que, para el hombre religioso, lo
siempre algo que la trasciende. Como hemos dicho ya, si se venera a una piedra sagrada
modo de ser de la piedra es la que revela su verdadera esencia. Así no puede hablarse