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Imperialismo (s.

XIX- XX)

El imperialismo es un período de competencia, dominación y conquista de territorios,


realizados por las naciones industrializadas de fines del siglo XIX. Tome en cuenta que a partir
de aquí el mundo se dividió entre vencedores y vencidos, colonizadores y colonizados.

El imperialismo se separa en tres momentos. El primero está caracterizado por el


desplazamiento de los antiguos imperios coloniales (España y Portugal) por las naciones que
potenciaron sus industrias, es decir, naciones como Inglaterra y Francia. En el segundo
momento se suman países como Alemania, Bélgica, Italia. Y un tercer momento se desarrollan
naciones como Estados Unidos y Japón.

Antecedentes:

En el ámbito económico, la Revolución industrial generó un importante desarrollo económico


de las naciones industrializadas pertenecientes al norte de Europa (Inglaterra, Francia, por
ejemplo). En este contexto, la gran potencia era Gran Bretaña quien no solo consiguió un
poderío económico, sino también -gracias al avance técnico- militar. La importancia de la
industria militar será vital para los años venideros en las relaciones europeas, pues si los países
desean resultar vencedores en el campo de batalla deben adecuarse a ella. A este proceso
algunos autores lo denominan “revolución del poder de fuego”.

Esta Revolución no sólo benefició a Gran Bretaña, sino también a Francia, a Alemania, en
menor medida Italia y, con posterioridad, a Estados Unidos y Japón. Sin embargo, para
entender esta situación se deben considerar las relaciones muchas veces conflictivas de los
países europeos, quienes en su afán de competencia lideraron por mucho tiempo la situación
mundial. 1815, año de la derrota de Napoleón en Waterloo, no solo significó la supremacía
total de Gran Bretaña sobre el resto de las naciones, también significó nuevas preocupaciones
de los Estados por el (re)establecimiento de un orden interno, dado el miedo de las
autoridades que generó la Revolución Francesa y las guerras iniciadas por Napoleón
Bonaparte. A esto se sumaban las oleada de revueltas (en la década de 1820 en España,
Nápoles y Grecia; las que comenzaron en 1829 al oeste de Rusia, Bélgica, Polonia, partes de
Alemania e Italia, Suecia e incluso Irlanda subvertida contra la poderosa Gran Bretaña; y las de
1848 denominada la primavera de los pueblos) que fueron cruentamente sofocadas, y
permitieron a la burguesía poseer el título de “clases dirigentes” que anteriormente se
encontraba en manos de la aristocracia. Entre 1815 y 1870 los “principales” países fueron:
Gran Bretaña, Francia, Rusia, Prusia y Austria. En adelantos industriales, Gran Bretaña y Francia
eran superiores a las tres últimas, pero a partir de la mitad del siglo XIX, Prusia sería la gran
sorpresa luego de sus grandes avances económicos y militares. A finales de 1860 y principios
de 1870, tras sus sucesivas victorias sobre la debilitada Austria y el ineficaz ejército francés,
Alemania consiguió unificarse bajo el mando de Otto Von Bismarck formando el Segundo Reich
o segundo imperio Alemán. Esta era la situación política previa al imperialismo.

Entre 1875 y 1914, la economía de los diversos países arriba mencionados iniciaron la
búsqueda de nuevos mercados. Los adelantos tecnológicos permitieron la exploración de
zonas antes desconocidas y la explotación de recursos naturales necesarios para la industria
europea. Sin duda la más valorada de estas materias primas era el petróleo, que se encontraba
en Estados Unidos, en partes de Europa (como Rumania), en ciertos sectores de Rusia, pero
sobre todo en el Medio Oriente. El caucho también era de interés europeo y estadounidense
para la fabricación de neumáticos y otros productos. Este recurso surge de un árbol llamado
Hevea muy abundante en Brasil. Además otros recursos como el estaño (en Bolivia), el cobre
(Chile, Perú, Zaire) y el oro (Sudáfrica), fueron valiosos para las potencias europeas.

Por otro lado, el crecimiento de las ciudades (metrópolis) europeas y de su población, necesitó
de las importaciones de alimentos traídos desde diversas partes del globo terráqueo (por
ejemplo Argentina con sus carnes, Colombia con el Café, Venezuela con cacao).

Todos estos esfuerzos fueron acompañados de la acción política del Estado que convirtieron su
posesión de colonias en un símbolo de status. Un momento fundamental para la repartición de
colonias en África fue la conferencia de Berlín en 1885. Además, entre los Estados existía un
afán competitivo que dio inicio a la llamada Paz Armada, donde distintos países establecieron
alianzas militares en caso de un posible gran enfrentamiento.

Dato aparte: Sin embargo, se debe tener en cuenta que el


imperialismo colonial se efectuó en África y el Pacífico
En el mapa de África, como se (la Polinesia y Oceanía, por ejemplo). Esto no fue igual
puede ver acá, hay muchas en América. Como se sabe para ese entonces gran parte
líneas rectas. Esto fue la de los países del continente americano tenían gobiernos
consecuencia de la repartición independientes pero eran dependientes
de África en la época del económicamente de los imperios (por ejemplo, a través
Imperialismo. de los préstamos y deudas o de la presencia de
compañías que explotaban materias primas). La
situación particular de América era la de servir de
complemento a las economías desarrolladas de Europa.

Por último cabe destacar, que no fue solo Europa la que


colonizó nuevas tierra, sino también Estados Unidos y
Japón, ambas potencias que crecieron hacia finales del
siglo XIX. En todo caso su conquista fue más bien
limitada. Japón colonizó territorios a expensas de China,
Korea y Rusia. Estados Unidos anexó a sus territorios
Puerto Rico y ejerció importantes influencias en la zona
del Caribe.

En el ámbito ideológico, el historiador inglés Eric Hobsbawm señala que: “el imperialismo
estimuló a las masas (…) a identificarse con el estado y la nación imperial”. Ese sentimiento de
superioridad sobre gentes de piel oscura que habitaban en otras partes del mundo favoreció la
política imperialista. La civilización europea y burguesa había creado la idea de que sus valores
y progresos estaban por encima de las naciones bárbaras, atrasadas y rudimentarias, a las
cuales había que civilizar. Por todo eso, la gente europea creía que el centro del mundo era
Europa misma. A esto se le denomina Eurocentrismo.

Breve Cronología

1815-1870: nuevo orden político en Europa. Gran Bretaña como


potencia económica, Francia secundándole y Alemania aparece a
mediados del siglo XIX.

1875-1914: colonización y repartición del mundo por parte de las


naciones desarrolladas/ Paz armada (alianzas militares).

1885: Conferencia de Berlín.


Concepto importantes: Imperialismo, colonialismo, dependencia económica, Paz armada,
eurocentrismo.

Existen dos visiones sobre el imperialismo:

Izquierda:

El principal pensador de izquierda sobre el imperialismo fue Lenin.


Según él, el imperialismo era un fase superior del capitalismo, es decir,
una fase en que el capitalismo se ha desarrollado en su máximo grado.
Esta “fase” ha sido producto de la competencia por la conquista
monopólica de nuevos mercados, lo que ha conducido a la repartición
de territorios en todo el mundo. Esta competencia desembocaría en
una lucha aún más tensa: la primera guerra mundial.

Derecha: Por el lado de la derecha se encuentra Ratzel, quien


justificaba a toda costa la expansión de los europeos. Ratzel creía que
las naciones más evolucionadas y más fuertes (refiriéndose a Europa)
debían imponerse sobre el resto de naciones débiles. De este modo,
los Estados europeos contarían con un espacio suficiente para cubrir
las necesidades de su población. A este espacio se lo denomina
“espacio vital”. Hitler también ocuparía este concepto.

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