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ASIGNATURA: EFIP 1 – TRABAJO PRÁCTICO 1

CARRERA: ABOGACÍA

NOMBRE DEL ALUMNO: ______________________

NOMBRE DEL TUTOR VIRTUAL: MIGUEL TRIBUZZIO


SENTENCIA DEFINITIVA NÚMERO: TREINTA Y CINCO

En la ciudad de Río Cuarto, a los veinticinco días del mes de Abril

de dos mil trece, se reunieron en acuerdo público los señores vocales de la

Excma. Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial, Familia y Contencioso

Administrativo de Segunda Nominación, de la Segunda Circunscripción Judicial,

por ante mí, Secretaria autorizante, a efectos de dictar sentencia en los autos

caratulados: “TASSO, ELIDA MARÍA C/ BOUDOUX, MARÍA LAURA Y OTRO –

DESALOJO” (Expte. Nº 533279), elevados en apelación del Juzgado de Primera

Instancia y Tercera Nominación en lo Civil y Comercial de esta ciudad, a cargo

del Dr. Rolando O. Guadagna, quien mediante Sentencia número Ciento setenta

y siete (fs. 66/70), dictada con fecha veintinueve de septiembre de dos mil once,

resolvió: “1°) Rechazar las defensas interpuestas por los señores María Laura

Boudoux y Luciano Alvarado y, en consecuencia, hacer lugar a la demanda de

desalojo por tenencia precaria, instaurada en su contra por los actores,

condenando a los primeros a desocupar el inmueble ubicado en calle Ituzaingó

102 de esta ciudad y descripto en la demanda (fs. 17/18) y a entregárselo a la

parte actora dentro del plazo de diez (10) días, libre de ocupantes y de cosas

puestos por él, bajo apercibimiento de lanzamiento; 2°) Imponer las costas a los

demandados vencidos y diferir las regulaciones de honorarios para cuando

exista base económica al efecto. Protocolícese…”.


El Tribunal fijó las siguientes cuestiones a resolver:

1era.) ¿Resulta procedente el recurso de apelación deducido por el

codemandado Luciano Alvarado?

2da.) ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar? 

De conformidad con el resultado del Acuerdo, se estableció que el orden para la

emisión de los votos sería el siguiente: señores Vocales José María Ordoñez,

Horacio Taddei y Daniel Gaspar Mola.

A LA PRIMERA CUESTIÓN el señor Vocal José María Ordoñez dijo:

I) Breve relación de lo actuado.

El fallo venido en apelación contiene una relación de la causa que

satisface los recaudos exigidos por nuestra ley ritual (art. 329 CPCC), por lo que

en este punto me remito a él en honor a la brevedad. Resta por decir, para

completar la misma y en lo que aquí atañe, que a fs. 72 el codemandado Luciano

Alvarado interpuso contra aquél el recurso de apelación que nos convoca, el cual

fue concedido a fs. 73. Elevados los autos, y corrido el traslado al apelante para

expresar agravios, lo evacua mediante la presentación que luce a fs. 80/83,

solicitando a su través la revocación de la sentencia, con costas, los cuales fueron

refutados por la actora a fs. 85/vta., peticionando el rechazo del recurso, con

costas. Dictado el decreto de autos a estudio (fs. 86), firme y consentido el

mismo, quedó de tal forma la causa en condiciones de resolver.


II) Agravios.

Que en apretada síntesis, concreta su primer agravio el codemandado

sosteniendo que el a quo no ha valorado la prueba documental aportada por su

parte, el contrato de comodato de fs. 28, afirmando que los contratos que adjuntó

no son idóneos para probar el derecho al uso y goce del inmueble, lo cual carece

de fundamentación.

Transcribe citas de jurisprudencia relacionadas con los instrumentos

privados, fecha cierta, certificación notarial, efectos y autenticidad del

documento, a lo que cabe remitir.

Aduce, asimismo, que existe carencia de fundamentación lógica y

legal, violando el art. 326, CPCC y 155 de la Constitución provincial, ya que no

se funda en la ley vigente ni constituye el resultado de un proceso analítico de las

premisas sentadas por las partes, que deben estar respaldadas por la prueba o por

indicios que lleven convicción al juzgador como consecuencia de la sana crítica

racional. Dice que el a quo no valoró la prueba ofrecida por su parte y exige

requisitos que la ley no pide, destacando que de manera arbitraria llega a la

conclusión de que no se puede considerar que las firmas de los contratantes sean

auténticas. Tal afirmación constituye un absurdo ya que las firmas fueron

certificadas por una actuaria y no existe prueba alguna que acredite que no son

auténticas.
Denuncia también violación al principio de bilateralidad, por valorar

exclusivamente los dichos de los demandantes, valorando parcial y erróneamente

la prueba, violando aquél principio al dictar un fallo arbitrario, sin sustento y con

violación a las garantías del debido proceso y defensa en juicio de raigambre

constitucional.

Añade que se viola el principio de congruencia, al no tener en cuenta

el decisorio la plataforma fáctica planteada por las partes y la prueba, porque el

tribunal debe fallar “secundum allegata et probata”. Si bien puede omitir

determinada prueba, no lo es cuando la misma es dirimente para la resolución del

pleito como el contrato de comodato certificado por escribana pública. A lo que

se suma que detentaba la tenencia del inmueble conforme las constancias de

autos. Insiste con la postura, denunciando igualmente violación al principio de no

contradicción.

En carácter de segundo agravio, levanta queja porque el a quo afirma

que los demandados no han demostrado su derecho a permanecer en el inmueble

ni a ejercer el derecho de retención, considerando que sí lo ha demostrado con el

contrato antes aludido.

Pide por todo ello la revocación de la resolución atacada, con costas.

III) Contestación.
En su responde, el apoderado de la parte actora solicita, por las

razones que allí esgrime y a las cuales cabe remitir, el rechazo del recurso, con

costas.

IV) La solución.

Solo con un criterio de flexibilidad amplio es posible abordar el

análisis del escrito por el que se funda la apelación de que se trata. No podemos

dejar de destacar en este aspecto, que la Cámara debe realizar oficiosamente -aún

sin petición de parte- el examen de admisibilidad del escrito impugnativo para

determinar si el mismo constituye una auténtica expresión de agravios (conf.

“Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Córdoba”, Director

FERRER MARTINEZ, Advocatus, sobre el tema: FONTAINE, T. I., pág. 709).

No obstante ello, y sin perjuicio de señalar que a mi juicio, y en

estricto rigor, las quejas levantadas no se muestran del todo idóneas para

cuestionar la resolución apelada, pues debe tenerse en claro lo que es materia de

la apelación, efectuando una crítica fundada y precisa, atacando punto por punto

y concretando los agravios con argumentación lógica y suficiente, como

corresponde a un escrito de ese tenor (véase: VENICA, “Código Procesal Civil y

Comercial de la Provincia de Córdoba…”, pág. 457/460, y sus citas, entre

otros), cabe en este caso realizar un esfuerzo en pos de habilitarlo desde lo

formal, pues conforme ha sido costumbre inveterada de este Tribunal, en

salvaguarda del derecho de defensa, es menester que la instancia revisora quede

expedita, debiendo dejarse para casos extremos, es decir para cuando no queden
dudas que el embate no reúne los requisitos indispensables que debe contener una

expresión de agravios, aquella posibilidad de declarar la deserción del recurso (en

igual sentido: VENICA, ob. y pág. citadas). Lo dicho, claro está, sin perjuicio del

análisis de aquellos aspectos que conforman la apelación, según lo que más abajo

se dirá con relación a los mismos. Y sin que ello obste, además, a poner de

resalto que en materia recursiva, el tribunal de alzada se encuentra compelido a

expedirse únicamente -en virtud de la competencia funcional asignada por la ley-

por aquellos puntos que la parte apelante expone en su escrito de expresión de

agravios (arg. art. 356, primera parte, CPCC), de modo tal que cualquier

consideración y conclusión del pronunciamiento que no haya sido

adecuadamente rebatida, queda inexorablemente consentida y fuera de la órbita

de conocimiento de la Cámara, incluso aunque aquellas no se compartan, so pena

de incurrir en incongruencia (cfme. VENICA, ob. cit. T. III, p. 403 y sus citas).

Ello habilita a que, eventualmente, pueda llegar a declararse la deserción parcial

del recurso.

Sentado lo que antecede, e ingresando directamente en lo que el

apelante ha propuesto, estoy en decir que -distintamente a lo sostenido por el

quejoso- el Juez a quo no ha incurrido en los vicios de falta de fundamentación

lógica y legal, sea por violación a dicho principio como a los de bilateralidad, de

congruencia y de no contradicción que se achacan a la resolución estigmatizada,

según se sostiene en la impugnación levantada.    


En efecto, a mi modo de ver el asunto, puedo apreciar que el primer

juzgador no se ha desentendido ni de las posturas de las partes, ni de la prueba

ofrecida por los demandados, sino que a analizado aquellas a la luz de los

elementos de juicio, valorando éstos de manera opuesta o diversa a lo que

propuso la accionada, dando las razones o motivos que justificaban en el caso a

tomar por cierta o más verosímil la versión brindada por la actora.

Así, en ese rumbo, puede observarse que luego de desestimar la

excepción de defecto legal y de tener por acreditada la legitimación activa (ver

Considerandos, punto II y primera parte del III), lo cual no fue objeto de

cuestionamiento alguno en esta alzada a través de la impugnación, sostuvo que

los instrumentos aportados por los demandados para enervar la acción (cuyas

características también se encargó de señalar), consistente en los contratos de

comodato celebrados entre el Sr. Gallardo y la Sra. Salazar primero, y el de ésta

con los demandados después, no eran idóneos para probar el derecho de aquellos

al uso y goce del inmueble cuyo desalojo se pretendía, por dos razones: por

carecer de fecha cierta y porque no podía considerarse que las firmas fueran

auténticas.

Esa conclusión no es arbitraria como postula el codemandado

apelante, ni viola ningún principio como los que sindica el mismo en la expresión

de agravios, sino que tiene su razón de ser en la posición que el Juez a quo ha

tenido respecto de las formalidades que debe reunir la certificación notarial de los

contratos acompañados en autos, cuales exigen al notario una serie de


condiciones para que la certificación pueda tener los efectos del art. 979 inc. 2°

del Cód. Civil, de conformidad con lo dispuesto en la Ley 4183 y su

reglamentación.

A ello añadió las circunstancias sospechosas en que fueron firmados

los comodatos que destacó la parte actora (se está refiriendo el a quo

seguramente, a las puntualizadas al responder las excepciones deducidas), esto es

que el comodato a favor de la Sra. Salazar (otorgado por el Sr. Gallardo),

aparecía como firmado el día 18 de marzo de 2008, apenas a horas de que se

produjera el deceso del comodante -el día 19 de ese mismo mes y año-, por un

plazo que excedía ampliamente el máximo de cualquier locación (arg. art. 1505,

CC), nada menos que 15 años, y no obstante dicho plazo estipulado se fijaba

como fecha de vencimiento el 18 de marzo de 2013 en el mismo contrato.

Finalmente, y siempre según lo alegado en aquel responde por la actora del que

el primer juzgador echó mano en la sentencia, se aludió a lo dispuesto en la

cláusula tercera que sólo permitía exclusivamente el destino de vivienda de la

comodataria y un hijo de dos años con la prohibición de ingreso o pernoctación

de otras personas.     

Indudablemente que no era necesario transcribir todo lo que se acaba

de resumir en el fallo mismo por cuanto, diversamente a lo postulado por el

quejoso, el Juez a quo ya había dirimido la suerte del pleito con el argumento

previamente señalado, es decir la insuficiencia probatoria respecto de los

comodatos en orden a la fecha cierta y autenticidad de firmas. Simplemente me


tomo el trabajo de analizar la resolución -y reseñar aquellos elementos que el

sentenciador tuvo en cuenta- para descalificar el embate que se formula contra

ella, porque se han dado fundamentos varios que no han sido rebatidos como

corresponde a un escrito del tenor de una auténtica expresión de agravios (conf.

VENICA, ob. y p. cits.).

Pero además, destacó también el a quo, los espacios en blanco en la

fecha de los contratos, y las contradicciones en que incurrieran los demandados,

pues en oportunidad de las constataciones realizadas en el juicio sucesorio

manifestaron ser meros cuidadores sin contrato alguno, y en este proceso al

contestar la demanda acompañan comodatos, todo lo cual constituyen

presunciones graves y precisas que llevan a concluir en la falta de derecho al uso

del inmueble.

En este último aspecto, la actitud asumida se muestra incoherente e

implica una suerte de “venire contra factum proprio non valet”, la cual supone

que nadie puede ponerse en contradicción con sus propios actos, ejerciendo una

conducta incompatible con una anterior conducta deliberada, jurídicamente

relevante y plenamente eficaz (conf. CSJN, 11/3/1976, ED 67-335; LL 1976-C-

435; CNCiv., sala A, 17/06/1980; ídem, sala C, 19/10/1978, ED 81-611 y LL

1979-B-28; entre muchos otros; véase además: “Doctrina sobre los Propios

Actos”, en “Manuales de Jurisprudencia LA LEY”, que trata específicamente

conductas desplegadas en el proceso -nros. 128 y 141- a más de toda la doctrina

desarrollada sobre el punto y que ratifica la necesidad de coherencia en la


conducta de las partes en el proceso, entre ellos: BORDA: “La Teoría de los

Actos Propios”, Abeledo-Perrot, 2da. Edic., aspecto que, además, se ha

interpretado como receptado por el art. 316, segundo párrafo, CPCC, en cuanto al

valor convictivo que se le asigna a la conducta de las partes -conf. MOLINA

SANDOVAL: “La teoría de los actos propios en el nuevo Código Procesal Civil

y Comercial de Córdoba”, Foro de Córdoba, Advocatus, Nro. 43, págs. 41 y

sig.).

Como se advierte, el Juez a quo ha dado un cúmulo de razones que

fundamentan con amplitud la convicción acerca de la conclusión a la que arriba,

y tal como lo señalara al comienzo, el apelante no se hace cargo de formular

contra el fallo una crítica concreta, clara, razonada y precisa, atacando punto por

punto la resolución. Por tanto, resultan aplicables al caso los conceptos

elaborados por autorizada doctrina y jurisprudencia que enseñan que cuando la

resolución se encuentra afirmada en varios fundamentos, cada uno de ellos

susceptible de sustentarla independientemente de los otros, el embate, para tener

éxito, debe dirigirse contra todos, pues aún siendo valedero el recurso parcial, el

decisorio continuaría con suficiente motivación (conf. VENICA, ob. cit., T. III,

p. 403 y sus citas).

De todas maneras, y volviendo sobre lo que el apelante considera

como elemento de prueba dirimente no valorado por el a quo (el contrato de

comodato de fs. 28), he de señalar que no basta para otorgar fecha cierta al

instrumento la sola certificación efectuada por el notario, sin que esa


circunstancia sea consignada en el “Libro Registro de Intervenciones” cuando se

trate de actos no protocolares o que no lleven la forma de escritura pública, tal

como lo dispone claramente la reglamentación pertinente de la Ley Orgánica

Notarial N° 4183 y que en copia luce a fs. 34/40, a la cual me remito.

En tal sentido, desde antaño se ha sostenido que la certificación

notarial sin que se haga constar la presencia de dos testigos, que también firmen,

no satisface los extremos legales para dar fecha cierta frente a terceros, máxime

cuando no se ha levantado el acta pertinente en el protocolo; se puede dispensar

la escritura pública o la presencia y firma de los testigos, pero no las dos cosas

(conf. CCC Rosario, Sala I, 31/3/86, Juris 79-215, citado en SALAS-TRIGO

REPRESAS, “Código Civil Anotado”, Actualización por TRIGO REPRESAS-

LOPEZ MESA, T. IV-A), pues es aquella específica y reglamentada

circunstancia la que le acuerda fecha cierta (conf. CNCom., Sala D, 23/09/2009,

“Banco Patagonia c. Natura Ecology S.R.L.”, DJ 25/03/2010, p. 752, cita

Online: AR/JUR/45036/2009).

Dicho de otro modo: faltando el requisito de asentar en el Registro de

Intervenciones del escribano que otorgó el acto, tal como le es exigible según la

Ley Orgánica notarial 4183 y el Reglamento del Libro Registro de

Intervenciones, establecido por la ley para la validez de los actos

extraprotocolares otorgados por notarios, no puede asumirse como fecha cierta

oponible a terceros la que resulta de la certificación de la firma; “…la

Reglamentación impone al notario el deber no sólo de asentar el acta en el libro,


sino también el de transcribir las constancias respectivas en el propio

documento intervenido. La prueba, en una palabra, debe resultar del mismo

documento…” (conf. CCC 3ª. Cba., 14/06/2007, in re: “Romera Pardo, Carlos c.

Ferrero, Osvaldo R.”, publicado en La Ley Online, cita: AR/JUR/3878/2007).

Todo ello se compadece con lo que ya había sostenido oportunamente

este tribunal, con otra integración, en donde, frente al cuestionamiento de la

documental existente se dijo que no mostraba “vicios formales que lo invaliden y

que, por el contrario, presenta una certificación de firmas realizada por

escribana de registro en su libro de intervenciones, con lo que encontramos un

“instrumento público” que goza de la presunción de autenticidad (conf.

Llambías, Jorge Joaquín, colab. Patricio Raffo Benegas: CODIGO CIVIL

ANOTADO Doctrina-Jurisprudencia, Tomo II-B, Ed. Abeledo Perrot, pág. 155 y

jurisp. pág. 157; Orelle, José María en: CODIGO CIVIL Y LEYES

COMPLEMENTARIAS Comentado, Anotado y Concordado, Director Augusto

Belluscio, Coordinador Eduardo Zannoni, Ed. Astrea, Tomo IV-1982, pág. 482 y

en el ámbito específico de la Provincia de Córdoba, la Ley Orgánica Notarial N°

4183, TO Dec. 2252/75, art. 12 y art. 19 del Decreto Reglamentario 2259/75) y

que, como tal, debe ser cuestionado por la vía idónea para hacer caer esta

presunción...” (conf. Sent. del 14/08/2001, in re: “Melano c/ Molinerio,

Boccolini  de Molinerio y otros - Acción Simulación”, el destacado me

pertenece).
En virtud de todo ello, que sirve de fundamento jurídico idóneo

para brindar respuesta integral a los planteos del apelante, y sobre la base de la

doctrina por la cual los jueces no están obligados a seguir y ponderar uno por uno

y exhaustivamente todos los argumentos propuestos por las partes, o expresar en

la sentencia la valoración de todas las pruebas producidas, bastando para la

validez de su pronunciamiento que lo sea y se detenga sobre aquellas cuestiones

que sean conducentes, decisivas y gravitantes para fallar la contienda (arg. art.

327 -2do. párrafo- del CPCC; CSJN, Fallos 294:427, 297:140, 308:950, entre

otros; TSJ Cba. 6.03.96, BJC III-158, y A.I. nro. 100 del 5.9.98, sala C.A.

“Ojeda de Scarpacci c/ Caja de Jubilac., Pensiones y Retiros de Cba. – CA”;

AZPELICUETA–TESSONE, “La Alzada. Poderes y deberes”, Ed. Platense, Bs.

As., p. 202/203; VÉNICA, Oscar Hugo, “Código procesal Civil y Comercial de

la Provincia de Córdoba…”, T. III, p. 201; FASSI-YAÑEZ, “Código Procesal

Civil y Comercial de la Nación…”, t.1, pág. 825; FENOCHIETTO-ARAZI,

“Código Procesal Civil y Comercial de la Nación…”, T. 1, p. 620, entre otros),

según lo ha expuesto esta Cámara en reiterados pronunciamientos, es que me

pronuncio por la negativa a esta cuestión y así lo dejo expresamente votado.

A LA PRIMERA CUESTION los señores Vocales Horacio Taddei

y Daniel Gaspar Mola dijeron:

Que compartiendo los fundamentos y conclusión a los que arribara

el señor Vocal preopinante, votaban en el mismo sentido.


A LA SEGUNDA CUESTIÓN el señor Vocal José María Ordoñez

dijo:

I) Que de conformidad con el resultado obtenido de la votación a la

anterior cuestión, corresponde que se sentencie esta causa rechazándose el

recurso de apelación deducido por el codemandado, y que se confirme la

resolución recurrida en todo lo que fue materia de agravio.

II) Que las costas se impongan al apelante que resulta vencido (art.

130, CPCC), difiriendo la regulación de honorarios del letrado de la parte actora,

Dr. Enrique Francisco Magoia, para cuando exista base económica para su

determinación. 

Así voto.

A LA SEGUNDA CUESTION los señores Vocales Horacio Taddei

y Daniel Gaspar Mola dijeron:

Que haciendo suya la propuesta de resolución brindada por el señor

Vocal de primer voto, adherían a la misma.

Por el resultado del Acuerdo que antecede, y por unanimidad del

tribunal;

SE RESUELVE:
I) Rechazar el recurso de apelación deducido por el codemandado

Luciano Alvarado, confirmando la sentencia recurrida en todo lo que fue materia

de agravio.

II) Costas al apelante, difiriéndose la regulación de honorarios para

cuando exista base económica.

PROTOCOLICESE Y BAJEN.

NOTA AL FALLO:

AUTOS: TASSO, ELIDA MARÍA C/ BOUDOUX, MARÍA LAURA Y OTRO-


DESALOJO.-

SENTENCIA: Nº 35

TRIBUNAL EMISOR: Excma. Cámara de Apelaciones en lo civil, comercial, familia y


contencioso Administrativo de segunda Nominación de Rio Cuarto.-

FECHA DEL FALLO: 25/04/2013

FIRMANTES: VOCALES: ORDOÑEZ JOSÉ MARÍA

TADDEI HORACIO

MOLA DANIEL GASPAR

PARTES LITIGANTES:

ACTORA: TASSO, ELIDA MARÍA.-

DEMANDADOS: BOUDOUX, MARÍA LAURA Y ALVARADO LUCIANO.-

OBJETO:

El codemandado, Sr. Alvarado Luciano interpone recurso de apelación contra


sentencia Nº 177 con fecha 29/09/2011, dictada por el tribunal a quo solicitando la
revocación de dicha sentencia con costas; la parte actora refuta peticionando el rechazo
de dicho recurso con costas.-
El codemandado en sus agravios aduce que el tribunal de primera instancia no valoró las
pruebas documentales aportadas por su parte en cuanto a los contratos, nombra
jurisprudencia relacionada con instrumentos privados, sostiene que existe carencia de
fundamentación lógica y legal violando el art.326 del código procesal civil y comercial
de Córdoba y el art. 155 de la Constitución Provincial. No constituyendo el resultado de
un proceso analítico de premisas sentadas por las partes, respaldadas por las pruebas o
por indicios que lleven al juzgador a la convicción de la sana crítica racional.-

Que el tribunal a quo exige requisitos que la ley no pide, que de manera arbitraria llega
a la conclusión al no considerar que las firmas son auténticas, cuando dichas firmas
fueron certificadas por una actuaria y no existe prueba que acredite lo contrario.-

Denuncia la violación del principio de bilateralidad, por valorar los dichos de la


demandante y solo en forma parcial y errónea la prueba de los demandados.-

Que existieron violaciones en el debido proceso y defensa en juicio de raigambre


constitucional.-

Que se ha violado el principio de congruencia, si bien el tribunal puede omitir pruebas


determinadas, pero no cuando es dirimente para la resolución del caso planteado.-

En su segundo agravio plantea queja porque el a quo afirma que los demandados no han
demostrado su derecho a permanecer en el inmueble, ni a ejercer el derecho de
retención, considerando que si se ha demostrado a través del contrato de comodato
aportado como prueba.-

La cámara al analizar el escrito impugnativo y determinar si constituye una auténtica


expresión de agravios, en base al código procesal civil y comercial de Córdoba
considera: El Sr. Vocal José María Ordoñez a su juicio que las quejas levantadas no son
idóneas para cuestionar la resolución apelada, ya que no ha fundado una crítica precisa,
no ha atacado punto por punto concretando los agravios con argumentación suficiente,
razonable y lógico como corresponde en un escrito de este tenor.-

Por más que el tribunal intentó habilitarlo desde lo formal no fue viable porque en
materia recursiva el tribunal de alzada se encuentra compelido a expedir únicamente
(por competencia funcional asignada por la ley) por los puntos que el apelante expone
en sus escritos de expresión de agravios art. 356 del CPCC.

El tribunal de alzada resalta que el tribunal a quo ha analizado las pruebas a la luz de los
elementos de juicio por los instrumentos aportados por los demandados que no eran
idóneos para probar el uso y goce del inmueble ya que esos contratos carecen de las
formalidades que la ley exige, ley 4183 y para tener los efectos del art. 979 inc. 2 del
C. C

Aduce este tribunal que los contratos fueron firmados en forma sospechosa en los que
intervienen terceras personas, firmando uno de ellos horas antes de su fallecimiento por
un plazo irrazonable de 15 años que confusamente debía vencer 5 años más tarde.-
Otro punto importante fueron las contradicciones de los demandados ( conductas de las
partes en el proceso art. 316 CPCC segunda parte) quienes en el juicio manifestaron ser
cuidadores de la propiedad sin contrato, pero en este proceso presentaron contratos
mencionados Ut supra y que no es posible probar su fecha cierta y la autenticidad de
firmas.-

CONCLUSIÓN:

Con respecto a la primera cuestión: ( si resulta procedente el recurso de


apelación deducido por el codemandado) El Sr. Vocal José María Ordoñez se pronuncia
por la negativa al recurso de apelación presentado y así lo deja expresamente votado.
Los Sres. Vocales Horacio Taddei y Daniel Gaspar Mola adhieren sus votos en el
mismo sentido.-

Con respecto a la segunda cuestión: (que pronunciamiento corresponde


dictar) El Sr. Vocal José María Ordoñez dijo que de conformidad al resultado obtenido
de la votación de la primera cuestión, corresponde que se sentencie esta causa
RECHAZANDOSE el RECURSO DE APELACIÓN interpuesto por el codemandado
y confirmando la resolución recurrida en materia de agravios.- Que las costas se
impongan al apelante quién fue vencido, según art. 130 CPCC, que los honorarios del
Dr. Enrique Francisco Magoi defensor de la actora, y que serán obtenidos de la base
económica del inmueble, corran a cargo del codemandado vencido. Los Sres. Vocales
Horacio Taddei y Daniel Gaspar Mola también se adhieren con sus votos.-

OPINIÓN PERSONAL SOBRE LA CÁMARA:

Considero que lo resuelto por la


Cámara es adecuado, conforme a derecho, basado en Art. Códigos, leyes mencionadas y
casos análogos nombrados. Que la parte demandada no tiene elementos convincentes,
que sus argumentos son insostenibles para cuestionar la resolución impugnada, los
contratos no presentan las formalidades de la ley en cuanto a que existen dos razones:
carecen de fecha cierta y porque no podían considerarse que las firmas fueron
auténticas. En la confección de dichos contratos presentan contradicciones importantes
de plazos, existieron espacios en blanco que se prestan a dudas.- La parte demandada
pretendió probar lo improbable.-

Me parece que la Cámara fue justa en rechazar el recurso de apelación dando por
terminado el conflicto. Que la demandante recupere su inmueble para tener
disponibilidad de el ya que estaba afectado su derecho real.-

METODOLOGÍA EMPLEADA:

Lectura minuciosa y detallada el caso asignado

Consulta en artículos y leyes nombrados en el fallo

En Códigos y en la Web.-
BIBLIOGRAFÍA:

Código Procesal Civil y Comercial de Córdoba

Código Civil

Constitución Provincial

Ley 4183

Jurisprudencia.-

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