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Explica
Allendy (2012) afirma: “La evasión tributaria es toda acción que violando las
leyes
tributarias, produce la eliminación o disminución de la carga tributaria”. Por su
parte, Camargo (2005) infiere: “La evasión tributaria o fiscal es la disminución
de un monto de tributo producido dentro de un país por parte de quienes
estando obligados a abonarlo no lo hacen; en cambio, sí obtienen beneficios
mediante comportamientos fraudulentos”. Además, tomando como referencia a
penalistas, estos aducen que la doctrina señala la intencionalidad o fraude, por
ende, este acto ilícito se considera un delito en forma de defraudación
tributaria. También debo recalcar que la evasión tributaria puede asumir un
carácter encubierto o derivado de una conducta consciente y deliberada, puede
darse el caso de evasión en forma abierta como los vendedores ambulantes, y
que se deriva de un acto inconsciente (error o falta).
Causas: Según, Guarneros (2010) explica textualmente que “la principal causa
de la evasión fiscal es la falta de cultura tributaria por parte de los empresarios,
en su mayoría informales, debido a que no tienen noción de la importancia de
contribuir al gasto público mediante el correcto pago de sus impuestos”.
Además, pienso que la presión tributaria de la SUNAT es una causa
fundamental ya que se encuentra centrada en fiscalizar a los contribuyentes ya
inscritos, por lo que estos se sienten hostigados debido al incremento en la
periodicidad de operativos realizados, en claro abuso de facultad discrecional
que poseen, en lugar de idear medidas para lograr que aumente la base de
contribuyentes. Otros factores que contribuyen a la evasión de impuestos es la
falta de conciencia tributaria, la compleja estructura del sistema tributario, el
bajo riesgo de ser detectado, la falta de transparencia en el sistema tributario,
el desconocimiento de las normas tributarias, la desconfianza sobre el acierto
con que el estado administra los recursos, la inestabilidad tributaria originada
por la modificación constante de las normas. Entre otros.
Consecuencias: Según, INEI (2019) “la informalidad en el Perú para fines del
2019 ascendía a 72% y solo el 28% se encontraban en el sector formal”, este
porcentaje de informales no declaran el producto de sus actividades y, por lo
tanto, evaden impuestos. Esto ocasiona menores ingresos fiscales, limitando el
cumplimiento de las funciones del Estado por los insuficientes recursos que
dispone, ya que según datos de INEI el 78% de los tributos recaudados
financian nuestro presupuesto. Otra consecuencia de la evasión tributaria es
que atenta directamente contra las finanzas públicas ya que no ingresa la suma
que debía haber entrado o se extrae de esta un beneficio indebido, el cual
configura el daño inmediato, directo y cuantificable. También, la evasión
tributaria trae como consecuencia la falta de recursos para garantizar los
derechos sociales y económicos de los ciudadanos y dificultades para
ofrecerles servicios públicos asistenciales y económicos de calidad. Y
finalmente, se genera déficit fiscal, lo que origina que para cubrirlo se creen
nuevos tributos, aumenten las tasas o se obtengan créditos externos y esto
repercute en la desconfianza de parte de los inversionistas, fuga de capitales y
disminución de la inversión privada.