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Algo similar ocurre con los terremotos: al romperse la roca se generan ondas que
se propagan a través de la Tierra, tanto en su interior como por su superficie.
Básicamente hay tres tipos de ondas. El primero de ellos, llamado ondas P,
consiste en la transmisión de compresiones y rarefacciones de la roca, de forma
similar a la propagación del sonido (figura A). El segundo tipo, u ondas S, consiste
en la propagación de ondas de cizalla, donde las partículas se mueven en
dirección perpendicular a la dirección de propagación de la perturbación (figura B).
Estos dos tipos de ondas se pueden propagar por el interior de la Tierra.
ONDAS DE VOLUMEN
ONDA P (figura A)
ONDA S (figura B)
ONDAS DE SUPERFICIE
Ondas de Rayleigh
Cuando un sólido posee una superficie libre, como la superficie de
la tierra, pueden generarse ondas que viajan a lo largo de la superficie.
Estas ondas tienen su máxima amplitud en la superficie libre, la cual
decrece exponencialmente con la profundidad, y son conocidas como
ondas de Rayleigh en honor al científico que predijo su existencia. La
trayectoria que describen las partículas del medio al propagarse la
onda es elíptica retrógrada y ocurre en el plano de propagación de la
onda. Una analogía de estas ondas lo constituyen las ondas que se
producen en la superficie del agua.
Ondas de Love
Otro tipo de ondas superficiales son ondas de Love llamadas así en honor del
científico que las estudió. Estas se generan sólo cuando un medio elástico se
encuentra estratificado, situación que se cumple en nuestro planeta pues se
encuentra formado por capas de diferentes características físicas y químicas.
Las ondas de Love se propagan con un movimiento de las partículas,
perpendicular a la dirección de propagación, como las ondas S, sólo que
polarizadas en el plano de la superficie de la Tierra, es decir sólo poseen la
componente horizontal a superficie. Las ondas de Love pueden considerarse
como ondas S "atrapadas" en la superficie. Como para las ondas de Rayleigh, la
amplitud de las mismas decrece rápidamente con la profundidad. En general su
existencia se puede explicar por la presencia del vacío o un medio de menor
rigidez, tiende a compensar la energía generando este tipo especial de
vibraciones.
A modo de ejemplo podemos decir entonces que la luz del sol tarda
aproximadamente 8 minutos y 19 segundos en llegar a la tierra. Se considera que
la velocidad de la luz es una constante universal, invariable en el tiempo y espacio
físico. Recorre 299.792.458 metros por segundo y 1080 millones de kilómetros por
hora. Se relaciona con otra medida estipulada que es el “año luz”, este se refiere a
la distancia recorrida por la luz en el tiempo que dura un año.
Ahora bien, la rapidez se transmite por otros medios que no son el “vacío”, su
transmisión depende de su permisividad eléctrica, de su permeabilidad magnética,
y otras características electromagnéticas. Existen entonces ámbitos físicos que
facilitan electromagnéticamente su transmisibilidad y otros que la obstaculizan. El
entendimiento sobre el comportamiento de la luz no es menor, no solo por sus
estudios astronómicos, sino también para comprender lo concerniente a cómo se
dan las comunicaciones en la Tierra principalmente con los satélites.
A partir del siglo XVII, con científicos de edad antigua, no se consideraba que la
luz viajara, para ellos era una cuestión instantánea. Este entendimiento se dio a
partir de la observación de los eclipses. Fue recién Galileo Galilei quien mediante
la realización de experimentos cuestionó este principio de “instantaneidad” de la
distancia que recorre la luz.
Varios experimentos fueron llevados a cabo por distintos científicos, algunos con
suerte y otros no, sin embargo todos estos estudios físicos en esta época científica
incipiente perseguían el objetivo de medir la velocidad de la luz aun con las
complicaciones de que sus instrumentos y métodos eran inexactos y primarios.
Galileo Galilei fue el primero en realizar un experimento de medición de este
fenómeno, sin embargo no obtuvo resultados que ayudan a calcular el tiempo de
transmisión de la luz.
Ole Roemer fue el primero en intentar medir la velocidad de la luz en el año 1676
con un éxito pertinente. Él detectó mediante el estudio de los planetas, de la
sombra terrestre reflejada sobre el cuerpo de Júpiter, que el tiempo entre los
eclipses era menor cuando la distancia a la Tierra decrecía, y viceversa. Del cual
obtuvo un valor de 214.000 kilómetros por segundos, un número aceptable dado el
nivel de precisión con el cual se podía medir en aquella época la distancia de los
planetas.
Luego en el año 1728 James Bradley también estudió la velocidad de la luz pero
observando las trasformación de las estrellas, detectando cual era el
desplazamiento que se daba en relación al movimiento de la Tierra alrededor del
Sol, de ello obtuvo un valor de 301.000 Kilómetros por segundo.
Casi todo el mundo sabe que ningún cuerpo puede alcanzar la velocidad de la luz.
Esto es difícil de explicar con las leyes de la física clásica ya que comunicando la
energía adecuada a un cuerpo podemos hacer que aumente su velocidad y no
parece haber ninguna razón que nos impida acercarnos a la velocidad de la luz o
incluso superarla.
En el siguiente cuadro puedes ver algunos de los resultados obtenidos para la velocidad
de la luz.
Polarización Electromagnética
Es evidente que el tiempo requerido para que la onda avance entre dos frentes de
onda es el mismo cualquiera que sea el rayo según el cual se mida. Por tanto, las
distancias entre puntos correspondientes deben depender de la velocidad del
movimiento ondulatorio en cada punto, y en un medio homogéneo e isótropo,
donde la velocidad es la misma en todo los puntos y en todas las direcciones, la
separación entre dos superficies de onda debe ser la misma en todos los puntos
correspondientes.
Refracción
La refracción se produce cuando una onda llega a una superficie que separa dos
medios de propagación distintos. Una determinada cantidad de energía se
transfiere al mismo medio, pero otra parte se propaga en el otro medio, se dice
que la onda se refracta.
Si las dimensiones del obstáculo o de la ranura son mucho más grandes que la
longitud de onda no se observará la difracción, por lo cual los bordes de un objeto
forman sombras bien definidas. En cambio si la longitud de onda es grande
comparada con las del obstáculo, el efecto de la difracción es muy notable. En
estos casos la sombra del objeto resulta difusa ya que las ondas llegan a todos
lados.
Interferencia
Puede ocurrir que existan varias fuentes emisoras en un mismo lugar, por
lo cual se produce una superposición de ondas. Si por ejemplo,
consideramos dos ondas que avanzan por una soga en sentidos
opuestos puede ocurrir que:
Las dos ondas llegan a un mismo punto pero la máxima amplitud de una onda
hacia arriba coincide con la otra amplitud, pero hacia abajo. En este caso sus
efectos se restan y no se produce oscilación en ese punto en el caso que ambas
ondas tengan la misma amplitud.
Si las ondas llegan a un mismo punto pero no están en concordancia de fase ni
en contrafase, sus efectos también se suman.
Si las ondas llegan al mismo punto manteniendo igual diferencia de fase,
siempre en concordancia o en contratase, independientemente del tiempo, se dice
que son ondas coherentes.