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Resumen del artículo: Peralta, V. (1996).

Elecciones, constitucionalismo y
revolución en el Cusco, 1809-1815. Revista de Indias, 56 (206), 99-131.

En el presente trabajo, el historiador peruano Víctor Peralta Ruiz aborda un tema


que es común en su producción bibliográfica, siendo este la cuestión de los
acontecimientos políticos dados en el Perú entre fines de la Colonia e inicios de la
República. Pues bien el hecho en concreto que se analiza aquí viene a ser el proceso
electoral desarrollo en la ciudad del Cusco entre los años de 1812 y 1815, como
consecuencia de los decretos dados en España por aquellas instituciones que asumieron
la dirección del país tras la invasión napoleónica.

El autor señala que a raíz de la invasión francesa se formaron en España una


serie de instituciones con el fin de ejercer aquellas funciones que no podía desempeñar
el rey cautivo. Tales organismos fueron la Junta Central, el Consejo de Regencia y las
Cortes, las mismas que existieron hasta el momento en que fue liberado el monarca. La
Junta Central resultó ser la primera institución en surgir y estuvo integrada por
diputados pertenecientes a los distintos territorios españoles, tanto de Europa como
América. Con el fin de determinar los representantes americanos, la Junta ordenó que se
llevaran a cabo elecciones. El virreinato del Perú no fue la excepción y sus diversas
provincias fueron escenario de un proceso electoral. En el caso del partido del Cusco, la
ciudad del mismo nombre vino a ser la sede de aquellas elecciones. Al término del
proceso resultó ganador un vecino de Lima, sin embargo no pudo representar al Perú
allá en la península pues la Junta Central fue abolida y en su lugar se creó un Consejo de
Regencia.

El Consejo de Regencia asumió la dirección de España y poco después inició la


conformación de las Cortes de Cádiz. Los miembros de esta última se encargaron de
elaborar una constitución cuyos principios regirían en todos los dominios hispánicos. Al
llegar al Perú, las diversas ciudades fueron jurando una tras otras su adhesión al
documento. La ciudad del Cusco hizo el respectivo juramento en diciembre de 1812. De
esta manera, los cusqueños quedaron sujetados a los procesos electorales que ordenaba
realizar dicha constitución. Los comicios que debían hacerse estaban orientados a la
elección de los integrantes de las Cortes, las diputaciones provinciales y los
ayuntamientos. De todas las elecciones que se dieron por tales motivos la que más
atención recibió de parte de los cusqueños fue la relativa al ayuntamiento ya que esta
institución se ocupaba de los asuntos de la ciudad a diferencia de las otras. Ahora bien,
mientras estuvo vigente la Constitución de Cádiz la elección de los integrantes del
ayuntamiento del Cusco llegó a darse hasta en tres oportunidades, en 1813, 1814 y
1815.

Peralta nos dice que en el contexto electoral anteriormente descrito, el


ayuntamiento buscó recuperar el poder que tuvo a comienzos de la Colonia pero que
había ido perdiendo ante el fortalecimiento de los corregidores primero y la creación de
la Intendencia y la Real Audiencia después. Conviene señalar también que el
ayuntamiento constituía uno de los pocos espacios de representación para los criollos en
vista de que las otras dos instituciones mencionadas se hallaban en manos de los
peninsulares. El autor afirma que los criollos reunidos en torno al cabildo o
ayuntamiento del Cusco eran “constitucionalistas” puesto que defendían la carta magna
dada por las Cortes de Cádiz. Uno de estos partidarios fue Rafael Ramírez de Arellano,
quien llegó a criticar la postura absolutista de los oidores y el intendente.

Pese a que el ayuntamiento mantenía una relación muy tensa con los integrantes
de la Real Audiencia y la Intendencia, su oposición no pasaba de las palabras. Por eso
cuando se dio la rebelión de 1814 la cual recurrió al uso de la violencia para lograr sus
objetivos, los miembros del ayuntamiento rechazaron la invitación que les hizo José
Angulo de unirse a la insurgencia que aquel lideraba. De esta manera, los rebeldes
buscaron otros aliados, encontrándolos en la Diputación Provincial y el Cabildo
Eclesiástico. Por otro lado, mientras duró la insurrección, el ayuntamiento trató de
mantenerse neutral y no quiso prestar apoyo a los insurgentes ni a la Junta que estos
formaron pata gobernar la ciudad a pesar de que tenía con ellos algunos enemigos en
común. Sin embargo, tras la derrota del movimiento en marzo de 1815, las fuerzas
realistas retomaron el control del Cusco y procedieron a juzgar por igual tanto a los
rebeldes como a los constitucionalistas del ayuntamiento, sin importar la postura que
tuvieron realmente.

En suma, podemos señalar que a raíz de la promulgación de la Constitución de


Cádiz surgió en el Cusco un grupo de personas que creyeron en sus principios y se
mostraron a favor del orden que dicho documento establecía. Estos individuos
estuvieron relacionados con el ayuntamiento o cabildo y también tenían como objetivo
hacer que tal institución recuperar el poder perdido ante la preponderancia de otros
organismos. La actitud de estos “constitucionalistas” fue de oposición de los
“absolutistas”, pero haciendo una crítica solo en el plano de las palabras, sin llegar al
enfrentamiento armado. Esa postura la mantuvieron siempre y no la cambiaron ni
cuando estalló la rebelión de 1814.

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