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Glosario de conceptos psicoanalíticos para la lectura del texto: El Malestar en la

cultura, Sigmund Freud (1929/1930)


Elaborado por: Lic. Alicia Bonelli

1) Principios del suceder psíquico:

Freud considera que el aparato psíquico se apoya sobre un sustrato biológico que
es el sistema neurobiológico. El aparato psíquico es concebido como un aparato
de descarga. En el interior del aparato hay energía psíquica (libido) El aumento de
energía en el aparato produce displacer, por lo que esta energía suele ser
descargada por el aparato psíquico.

Este aparato está regido por cinco principios:


 Principio de inercia: la descarga a nivel neuronal es absoluta. La cantidad
de energía que recibe la neurona sensitiva se descarga en forma total por
su extremo motor
 Principio de constancia: la energía del aparato psíquico tiene a
mantenerse en un nivel lo más bajo posible o al menos constante, esto
significa que la descarga siempre es relativa, no es absoluta, siempre
queda un remanente que reclama al aparato psíquico nuevamente un
esfuerzo
 Principio de placer-displacer: el aparato psíquico tiende por un lado a
evitar el displacer y por otro a buscar el placer
 Principio de realidad: la búsqueda de la satisfacción se efectuar a través
de rodeos, ya que tiene que tener en cuenta la realidad exterior
 Principio de compulsión a la repetición: el aparato psíquico tiende a
repetir situaciones vividas independientemente del resultado placentero o
displacentero de esta repetición. Esta repetición se debe a que toda pulsión
es repetitiva, es decir quiere volver a un estado anterior caracterizado por la
ausencia de tensión, de quietud.

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Este principio se relaciona con la regla de la vida anímica que enuncia que
“lo anímico primitivo es imperecedero en sentido pleno”, esto significa que
en el ámbito de la vida anímica lo primitivo se conserva junto con lo
evolucionado que ha nacido de él por transformación. Nada de lo que se
formó una vez puede ser sepultado, todo se conserva de algún modo, por lo
que puede ser traído a la luz por regresión (involución) y por el principio de
compulsión a la repetición.
Por ejemplo: el sentimiento oceánico (ser uno con el todo) es el sentimiento
originario de ser uno con el todo de las etapas primitivas del yo donde el yo
no se diferenciaba del mundo exterior. Este sentimiento de copertenencia
con el todo se ha conservado y coexiste con el sentimiento de un yo
separado del mundo exterior.

2) Pulsión:

Freud considera la esencia del hombre son las mociones pulsionales. La


existencia de pulsiones es una característica común a todos los seres
humanos.
Freud define a la pulsión (trieb) como un concepto límite entre lo psíquico y lo
somático. Es el representante psíquico de un impulso endosomático constante.
Esto significa que la pulsión tiene su origen en un proceso somático que es
percibido como tensión. El psiquismo experimenta esta tensión como displacer,
por lo que exige al mismo un esfuerzo de trabajo. Este trabajo consiste en la
realización de una acción por parte del individuo que lo lleve a la resolución de
la tensión.
La característica esencial de la pulsión es el empuje, es decir, aquello que
empujará al individuo a relacionarse con el objeto.
El concepto de pulsión está ligado a la repetición, ya que la pulsión tenderá a
volver a un estado anterior al de la tensión de necesidad, siendo éste el fin
último de la satisfacción ya que, en el plano de la pulsión, siempre la
satisfacción es relativa y nunca absoluta.

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La pulsión tiene cuatro componentes:
 Fuente: lugar donde se origina la tensión (siempre se origina en el
cuerpo)
 Objeto: es el medio a través de lo cual se logra la satisfacción pulsional
(nunca es absoluta)
 Meta: la meta de toda pulsión es la satisfacción la que tendrá lugar en el
lugar donde se ha originado la tensión (fuente)
 Empuje: es lo que liga a la fuente con el objeto, es la exigencia de
trabajo que el proceso somático impone al psiquismo.

La idea de Freud es que siempre, en toda moción pulsional hay un dualismo


energético y también un dualismo pulsional.
En 1905 En “Tres ensayos de teoría sexual” Freud postula la existencia de dos
pulsiones:
1. pulsiones de autoconservación o pulsiones del yo
2. pulsiones sexuales o de objeto

Las pulsiones de autoconservación son aquellas que se hallan ligadas a las


grandes necesidades vitales (hambre y sed). La energía de estas pulsiones es el
interés y el egoísmo.
En las pulsiones de autoconservación la fuente será un órgano de la periferia
interior del cuerpo (mucosa del estómago o de la garganta), el objeto es necesario
(para el hambre, la comida)
Las pulsiones de autoconservación por su perentoriedad obligan al niño a
vincularse si o si con el objeto y es de este modo como se va introduciendo el
principio de realidad, que tendrá en cuenta la necesidad de descarga del yo y las
posibilidades reales de su satisfacción.
Las pulsiones de autoconservación están reguladas por el principio de constancia,
cuya tendencia es mantener el nivel de energía (tensión pulsional) lo más bajo
posible. Siempre va a quedar un remante que reiniciará el proceso pulsional.

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Por estar reguladas por el principio de constancia a nivel de las pulsiones de
autoconservación todo aumento de tensión produce displacer, mientras que la
descarga, placer.
Las pulsiones sexuales surgen de la satisfacción de las pulsiones de
autoconservación. Una vez satisfecha la necesidad vital (hambre o sed) en el bebé
se observa el chupeteo (en el vacío). Esta conducta revela una ganancia de placer
más allá de la satisfacción de la necesidad vital.
La energía de las pulsiones sexuales es la libido.
En las pulsiones sexuales la fuente será un órgano de la periferia exterior del
cuerpo (boca, ano, órganos sexuales), también llamado zona erógena.
Se denomina zona erógena a aquella parte del cuerpo que es capaz de
proporcionar placer.
Las pulsiones sexuales están apoyadas o apuntaladas sobre las pulsiones de
autoconservación, esto significa que además de la función sexual, las zonas
erógenas tienen otra función ligada a la autoconservación. Por ejemplo, función
alimenticia para la boca, excretora para el ano.
En un primer momento, las pulsiones sexuales tenderán al autoerotismo, es decir,
que el niño resolverá en su propio cuerpo y por sí mismo la tensión,
posteriormente el objeto será un objeto exterior. Se trata de un objeto contingente.
Las pulsiones sexuales se rigen por el principio de placer-displacer, esto significa
que el aumento de tensión, dentro de ciertos límites, resulta placentero, mientras
que una descarga brusca provoca displacer.

En 1914 en “Introducción al narcisismo” Freud introduce el concepto de


narcisismo, entendiendo por éste: investidura libidinal del yo. En el narcisismo la
libido toma por objeto al yo. Por lo que en este texto Freud postula un yo investido
con libido (energía de las pulsiones sexuales hasta este momento)
A partir de esta formulación Freud va a considerar que ambas pulsiones tanto las
pulsiones de autoconservación como las pulsiones tiene a la libido como su
energía. Por lo que deja de considerarlas con dos tipos distintos de energía como
lo había hecho anteriormente.

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Distingue dos tipos de libido:
 libido narcisista: investidura libidinal del yo
 libido objetal: investidura libidinal de los objetos
Entonces, la idea de la autoconservación como pulsión empieza a subordinarse
ahora al concepto de narcisismo y esto significa que la autoconservación va a
depender de los suministros narcisistas que el otro significativo proporcione al
niño.
Al comienzo de la vida psíquica el yo está investido de libido y poco a poco
comienza a investir libidinalmente a los objetos.
El yo envía investiduras libidinales a los objetos y luego las retrae hacia él. Las
investiduras de objeto no suprimen a las investiduras del yo, sino que están en
permanente movimiento. Por esta razón Freud habla de mociones (movimiento)
pulsionales.

En 1920 en “Más allá del principio del placer”, Freud postula una nueva
dualidad pulsional.
1. pulsión de vida (Eros)
2. pulsión de muerte (Tánatos)

Las pulsiones de autoconservación (ahora subordinadas al concepto de


narcisismo) y las pulsiones sexuales, ambas con la libido como energía, van a
conformar la pulsión de vida (Eros).
Las pulsiones agresivas serán el subrogado de la pulsión de muerte (Tánatos)
La pulsión de vida impulsa a la nueva formación, al progreso, liga y busca la
complejidad. Tiende a conservar la sustancia viva y a condensarla en unidades
cada vez más amplias.
La pulsión de muerte fuerza a la repetición, busca reconstruir un estado anterior.
Buscan la repetición de un satisfactorio suceso primario (satisfacción total) y
aquello que lo animado abandonó para evolucionar, un punto de partida. Tiende a
disolver las unidades y a retornarlas al estado primitivo inorgánico, por el principio
de compulsión a la repetición y por el carácter conservador de la vida pulsional.

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En este sentido, Freud enuncia que “la meta de toda vida es la muerte”, es decir
buscar lo inanimado que abandonó alguna vez
La pulsión de vida actúa junto con la pulsión de muerte, se hallan enlazadas,
amalgamadas. Esto se observa en la ambivalencia en el amor objetal (amor/odio)
Ambas se entremezclan, pero pueden independizarse una de otra.
Cuando Eros se separa de Tánatos, pierde fuerza, en el sentido que ya no puede
neutralizar a Tánatos. Ya que de otra manera Tánatos se encuentra subordinada
a Eros. Es el residuo o remanente oculto tras Eros.
Por ejemplo, en el sadismo, la pulsión agresiva (subrogado de Tánatos) se halla
subordinada a la pulsión sexual (Eros)
Freud plantea que Eros trabaja de manera “ruidosa” o “llamativa”, mientras que
Tánatos es lo hace de manera “silenciosa”. Esto se explica diciendo que las
pulsiones de vida son las que con mayor intensidad registra nuestra percepción
interna, dado que aparecen como perturbadoras y traen incesantes tensiones cuya
descarga es sentida como placer, mientras que la pulsión de muerte efectúa
silenciosamente su labor.
Es decir, que en cada exteriorización pulsional participa Eros, pero no todo en ella
es Eros, también está Tánatos.
En el “Malestar en la cultura” Freud plantea que la inclinación agresiva es una
disposición pulsional autónoma, originaria del ser humano y a su vez el obstáculo
más poderoso de la cultura.
La cultura es un proceso al servicio de Eros, el que apunta a reunir a los individuos
en unidades cada vez más amplias (familia, etnia, pueblos, naciones, humanidad)
Los individuos se ligan libidinosamente entre sí por Eros. A este programa de la
cultura se opone Tánatos, que lleva a la hostilidad de unos contra otros. Entonces
el desarrollo cultural se realiza en esta lucha entre Eros y Tánatos, entendida
como “lucha por la vida”

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3) Reforma pulsional:

Para poder habitar la cultura el hombre debe realizar una renuncia a sus intereses
egoístas y crueles para dar paso a los intereses sociales. Esto significa que debe
producirse un pasaje del egoísmo al altruismo. Se entiende por afán egoísta a la
búsqueda de la satisfacción pulsional de las pulsiones sexuales y agresivas,
mientras que, por afán altruista a la subordinación de interés personal al interés
por la comunidad, por reunirse con los otros y amarlos.
Hay dos factores que llevan a esta renuncia narcisista, por un lado, un factor
interno que significa la renuncia a la satisfacción pulsional a cambio de recibir el
amor del otro, se renuncia al interés egoísta para no dejar de ser amado. En
definitiva, se abandona la inclinación a buscar la satisfacción pulsional por un
beneficio también narcisista de seguir siendo amado, por otro lado, el segundo
factor se refiere a la compulsión ejercida por la educación y por el medio en
sentido amplio.
Ambas aspiraciones la egoísta y la altruista luchan entre sí.
Es decir, el hombre es atravesado por el narcisismo y también por la restricción de
éste. Su inserción en la cultura implicará renuncias narcisistas que van a ser la
fuente de su sufrimiento e infelicidad.
En el “Malestar en la cultura”, Freud afirma que una de las fuentes del sufrimiento
es la presencia de los otros, en la medida que esta presencia pone límites a las
ansias de satisfacción absoluta del yo. Freud dice que el ser humano va a trocar
una parte de felicidad (derivada de la satisfacción pulsional) por una parte de
seguridad (amor y aceptación de los otros como consecuencia de las renuncias
pulsionales)
Las pulsiones originarias (pulsiones sexuales y agresivas) serán expuestas a
distintas transformaciones a lo largo de la vida, dichas transformaciones apuntarán
al “ennoblecimiento” de la vida pulsional. Es decir, el pasaje del egoísmo al
altruismo.
Los mecanismos psíquicos que se ponen en marcha para que dichas
transformaciones sean posibles protegerán al yo de la exigencia de satisfacción

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por parte de la vida pulsional y también de las demandas del mundo externo que
reclama al hombre la limitación de su narcisismo.
Freud denomina a esas transformaciones, “destinos de la pulsión”, los que tendrán
lugar en el curso del desarrollo y de la vida.
Algunos de estos posibles destinos que Freud propone son:
 inhibición de la meta de la pulsión: las pulsiones sexuales de meta
directa se transforman en pulsiones de meta inhibida, es decir en lazos
tiernos, sentimientos positivos de cariño, sentimientos de amistad, de
fraternidad. Estos sentimientos ligan a los miembros de la comunidad
generando fuertes identificaciones entre ellos. A través de este mecanismo,
se resigna el propósito de la satisfacción, pero se alcanza cierta protección
contra el sufrimiento porque la insatisfacción de las pulsiones de meta
inhibida no implica un sufrimiento tan intenso como el que proviene de la
insatisfacción de las pulsiones de meta directa
 desplazamiento libidinal (sublimación): el objetivo de este proceso es
trasladar las metas pulsionales hacia otro fin, ya no sexual, sino “más noble,
más elevado”, pero de menor intensidad en la satisfacción que las
pulsiones de meta directa. Se trata de las actividades psíquicas superiores
(arte, ciencia, especulación filosófica, trabajo, etc.)
La sublimación constituye un elemento cultural sobresaliente ya dichas
actividades tienen un papel decisivo en las formaciones culturales.
 orientación hacia la propia persona: las pulsiones agresivas son dirigidas
hacia la propia persona, sin producirse un cambio de fin, ya que la
búsqueda de la satisfacción sexual sigue siendo la meta. Por ejemplo: el
masoquismo. Las pulsiones agresivas quedan orientadas hacia el yo y
subordinadas a Eros.
 transformación en lo contrario: se produce una inversión del contenido
de la pulsión, el odio se transforma en amor. Este mecanismo da origen a lo
que Freud llama “formación reactiva”. En la formación reactiva el individuo
desarrolla una actitud exagerada que se opone a una pulsión reprimida, por
ejemplo, muestra una compasión exagerada, la que se encuentra en

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oposición a los deseos hostiles y crueles que se encuentra reprimidos. Eso
mecanismo es favorecido por la cualidad de las pulsiones de están
conformadas por dos componentes (amor y odio) Freud plantea que el
precepto ideal de “amar al prójimo como a ti mismo” es una formación
reactiva
 represión: es la operación a través de la cual el yo rechaza de la
conciencia (o mantiene en el inconciente) representaciones (pensamientos,
imágenes, recuerdos) ligados a una pulsión (sexual o agresiva)
La satisfacción de la pulsión reprimida podría llevarse a cabo, pero resulta
inconciliable con otras exigencias (del superyo o de la realidad). Queda así
en evidencia el conflicto entre aquello que produce placer por un lado y
displacer por otro. La represión se pondrá en marcha cuando la producción
de displacer sea mayor que el placer derivado de la satisfacción pulsional.

4) La metapsicología freudiana:
Freud elabora a lo largo de su obra dos modelos teóricos acerca del
funcionamiento psíquico: la primera y segunda tópicas
La primera teoría del psiquismo (primera tópica) describe tres planos
(inconsciente, preconsciente, consciente) constituidos por energía psíquica que
circula dinámicamente.
Hacia 1923, Freud establece el segundo modelo teórico acerca del funcionamiento
psíquico. Se trata de la segunda tópica, llamada teoría estructural, donde por
primera vez habla de tres instancias: el ello, el yo y el superyó
Este modelo no invalida al anterior, sino que lo complementa. ya que el ello, el yo
y el superyó funcionarán, según cada caso, de acuerdo con loa principios el
inconciente, preconciente y/o conciente.
Primera tópica:
 Sistema inconsciente: está constituido por aquellos contenidos psíquicos
a los que les ha sido negado el acceso al sistema preconsciente –
consciente, es decir lo reprimido. Lo reprimido está constituido
fundamentalmente por los deseos infantiles y por las fantasías originarias

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filogenéticamente heredadas (escena primaria, escena de seducción,
escena de castración)
Los contenidos inconscientes reprimidos buscan acceder al sistema
preconciente-conciente, pero sólo lo hacen de manera disfrazada, por
efecto de la barrera de la censura que impide que aparezcan tal cual son
Los contenidos del inconciente están regidos por el proceso primario cuyas
leyes son: desplazamiento, condensación, ausencia de cronología,
ausencia de negación, sustitución de la realidad exterior por la realidad
psíquica1
La característica fundamental del proceso primario es que la energía fluye
libremente, es decir, va pasando de una representación a otra sin trabas
 Sistema preconsciente-consciente:
Los procesos preconscientes son no conscientes, en la medida en que no
aparecen en el aquí y ahora del acontecer consciente. La modalidad de
funcionamiento del sistema preconsciente es el proceso secundario y con
un tipo de energía que se denomina energía ligada, es decir una energía
más controlada y puede aplazarse o postergarse su descarga a través de
un rodeo que permita establecer las situaciones más apropiadas en que
esa energía pueda satisfacerse.
La barrera que separa al preconsciente del consciente se denomina
supresión, esa barrera no tiene el efecto deformador que tiene la censura.
El sistema percepción consciencia está situado en la periferia del aparato
psíquico y es el encargado de decepcionar los datos provenientes del
mundo exterior (estímulos externos) y también del mundo interior
(pulsiones). Su acontecer es fundamentalmente actual. En ese sentido, se

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Desplazamiento: es el pasaje o transferencia de investidura psíquica de mayor o menor intensidad, de una
representación a otra.
Condensación: es una representación que contiene en sí misma varias representaciones
Ausencia de cronología: para el inconciente no hay orden sucesivo, se trata de un constante presente
Ausencia de negación: en el inconciente los término contrarios pueden coexistir
Sustitución de la realidad exterior por la realidad psíquica: no hay distinción entre lo subjetivo y lo
objetivo

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opone a los sistemas preconsciente e inconsciente que son sistemas e
huellas mnémicas.
Segunda tópica:
 El Ello: es el polo pulsional de la personalidad y la más arcaica de las tres
instancias del aparato psíquico.
Es la sede de las pulsiones.
Es inconsciente, está regido por el proceso primario, reclama la satisfacción
inmediata y se rige por el principio de placer-displacer

 El Yo: el yo es una instancia intermedia, ya que está al servicio del ello,


superyó y realidad, e intermediadota ya que a través de el se tramitan las
pulsiones teniendo en cuenta los mandatos del superyó y los obstáculos de
la realidad.
Al comienzo de la vida no hay exactamente un yo. Hay indiferenciación yo
(sujeto)- no yo (objeto). Esta unidad yo/ no-yo 2 comienza a diferenciarse a
lo largo del primer año de vida y continua hacia el segundo año con la
aparición del lenguaje
El yo se irá diferenciando a través de distintos momentos que conforman el
proceso de desarrollo del yo
1. yo de realidad inicial: en esta etapa surge la primera diferenciación
entre el adentro conformado por una serie de estímulos constantes
de los cuales no se puede huir (hambre, sed) y el afuera,
conformado por aquellos estímulos de los cuales podrá sustraerse
mediante una acción muscular (frente a la luz, cierra los ojos)
El afuera es el objeto, el cual resulta indiferente en la medida que
puede huir de estos estímulos.
El adentro es el yo, en la medida en que puede satisfacer sus
pulsiones es sentido como fuente absoluta de placer
2. yo de placer purificado: el yo incorpora como propio todo aquello
que lo resulta placentero y expulsa de sí todo lo que provoca displacer

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Esta indiferenciación también puede llamarse ello-yo indiferenciado o puro ello

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El objeto pasa a ser lo ajeno y odiado, mientras que el yo es lo
placentero, lo amado.
En estos dos momentos, yo de realidad inicial y yo de placer
purificado, el yo está investido de libido y el objeto es sólo una
prolongación narcisista del yo.
Progresivamente se va produciendo una restricción del narcisismo,
debido a que el bebé va aprendiendo progresivamente que él no
posee todo lo bueno, que hay cosas buenas que están afuera de él y
que debe aprender a procurárselas, así como debe aprender a
reconocer el objeto tal cual es.
2. yo de realidad definitivo: en este momento el yo es capaz de
discriminar el mundo interno del externo. el yo de placer purificado
cede su lugar al yo de realidad definitivo debido a que su
funcionamiento, exclusivamente al servicio del placer está
condenado al fracaso en lo que respecta a las pulsiones de
autoconservación, ya que la resolución alucinatoria (evocar la huella
anémica de la primera experiencia de satisfacción) de la tensión de
necesidad lo único que logra es un aumento de excitación en el
aparato psíquico. Todo esto conduce a una búsqueda más realista
del objeto para alcanzar la satisfacción anhelada. El principio de
realidad proporciona los datos que le permitan al yo vincularse con el
mundo exterior

 Las funciones inconscientes del yo son los mecanismos defensivos, que


actúan contra los deseos provenientes del ello
 Las funciones conscientes del yo son: la percepción, memoria,
pensamiento y dominio motor

 El Superyó: el superyó surge como heredero del Complejo de Edipo y


como resultado de la restricción de los impulsos libidinales y hostiles
ligados a las figuras parentales

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La restricción del narcisismo se produce por el beneficio narcisista de seguir
siendo amado y de esta manera protegerse de los peligros que implica
perder el amor de los padres.
Este proceso de renuncia a la satisfacción pulsional trae como
consecuencia la instauración de una neoformación psíquica en el interior
del yo: el superyó
Freud dice que el superyó es en su origen externo y tiene que ver con los
valores transmitidos al niño por sus padres durante el proceso de
socialización. Todas estas voces que aprueban o desaprueban, que
normalizan y transmiten ideales van a ser introyectadas, incorporadas al
interior del yo.
El superyó es, entonces, la instancia normativa de la personalidad. Es la
que indica al yo lo que está bien y lo que está mal. , lo que va a estar en
relación con los valores trasmitidos por las figuras parentales y que son
reproducción del cuerpo normativo y valorativo del discurso cultural.
El superyó posee tres funciones:
1. Conciencia moral
2. Ideal del Yo
3. Autoobservación

1) Conciencia Moral: contiene todas las prescripciones e interdicciones


transmitidas por los agentes socializadores. La conciencia moral enjuicia las
acciones y propósitos del yo, es decir ejerce una actividad censora 3.
En el “Malestar en la cultura” Freud afirma que la tensión entre el superyó
(conciencia moral) que se ha vuelto severo y el yo que se somete al superyó se
aprecia como conciencia de culpa. La conciencia de culpa es angustia social,
angustia frente a la posibilidad de perder el amor por haber hecho algo “malo”. Lo
malo es aquello por lo cual uno es amenazado con la pérdida de amor y es preciso
evitarlo por la angustia frente a esa pérdida.
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En “El malestar en la cultura” no se hace una marcada diferencia entre la conciencia moral y la
autoobservación, por lo que serán consideradas estas funciones de manera conjunta al desarrollar el concepto
de conciencia moral. La función de autoobservación aparece en otras obras como la instancia evaluadora de
los alejamientos del yo con respecto a la conciencia moral y con respecto al ideal del yo.

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Si se pierde el amor del otro, se queda desprotegido frente a toda clase de
peligros y frente al propio superyó que muestra su superioridad castigando.
La angustia frente al superyó, no sólo lleva a la renuncia pulsional sino que
además esfuerza al castigo4 , ya que no se puede ocultar ante el superyó la
persistencia de los deseos prohibidos.
Con respecto al origen de la severidad del superyó, Freud plantea que la renuncia
de lo pulsional (erótico y agresivo) que está en juego durante el complejo de
Edipo, supone una desexualización del componente erótico de la pulsión, que no
va a tener más la fuerza que tenía para neutralizar al componente tanático
(destructivo) que estaba aliado con él.
Freud dice, entonces que como consecuencia de la restricción pulsional los
componentes tanáticos independizados de Eros vuelven al yo y pasan a formar
parte del núcleo del superyó.
El superyó ejercerá con respecto al yo, la misma agresividad que el yo hubiese
deseado ejercer con respecto al objeto.
Entonces, la severidad del superyó tiene dos orígenes, por un lado lo pulsional
resignado y vuelto al yo y por otro lado las influencias medioambientales.
Freud, sostiene, sin embargo, que es más decisivo lo pulsional y que la severidad
del superyó no reflejaría tanto la severidad de la educación recibida, sino la
sustitución de las tendencias agresivas del yo con respecto al objeto, ahora
internalizadas e invertidas.

2) Ideal del yo: contiene todos los ideales de perfección trasmitidos por el
discurso cultural. Es un “querer alcanzar del yo. La tensión entre el yo y el ideal del
yo hará surgir sentimientos de inferioridad.

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necesidad de castigo: exteriorización pulsional del yo que ha devenido masoquista bajo el influjo
del superyo sádico

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