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II

SEGUNDA ACEPCIÓN DEL PRINCIPIO DE POLARIDAD

Todo es doble; todo tiene polos; todo tiene su par de opuestos.


El Kybalión

Dícese del sistema de justicia que el estándar de


evidencia requerido para validar la culpabilidad del
acusado debe encontrarse más allá de la duda razonable,
o más simple, que la duda le favorece, en cambio, para
la ciencia es sabido que la duda y la contraposición de
argumentos favorece al conocimiento.
Dicho esto, y para apoyar el contenido de las líneas
precedentes, sospechemos del fragmento del enunciado
acerca de la polaridad, que «Todo es doble; todo tiene polos;
todo tiene su par de opuestos […]», planteándonos las
contraposiciones siguientes:

1. Que todo tiene su opuesto, y


2. Que todo no tiene su opuesto, sino que todo contiene
un par de opuestos.

Iniciemos nuestro análisis para dilucidar cuál de


estas afirmaciones es la correcta valiéndonos, entre otros,

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del impacto del capítulo precedente en relación con los
sabores, como el salado.
Luego de degustar un plato de comida podremos
afirmar que se encuentra salado, a punto o desabrido. Si
lo encontramos salado es porque contiene demasiada sal,
a punto, porque contiene la cantidad apropiada para
nuestro paladar, y desabrido, cuando le falta sal.
Observemos que lo único que diferencia a estos tres
niveles expuestos es la cantidad de ese ingrediente.
Según la cantidad que usemos del salero, podremos
diferenciar al par de opuestos que contiene el sabor que
aludimos: salado y desabrido. Si a la comida la
encontramos desabrida, rociamos algo de sal para dejarla
a punto, pero si está salada, no podremos hacer nada
porque en este mundo no encontramos a un opuesto de
la sal para restarle ese sabor salado.
Lo cierto es que identificamos al concepto de
desabrido cuando percibimos insuficiente o ausencia de
sal, y salado cuando percibimos demasiada sal. Para
nuestro ejemplo, como habremos apreciado, el grado a
que hace referencia El Kybalión, de acuerdo al capítulo
precedente, es la sal, motivo por el cual a ese sabor se le
conoce por salado, y no por desabrido, porque
sencillamente, como ya se ha dicho, no existe en la
naturaleza otro ingrediente que convierta a un plato
salado en desabrido. El desabrido, como cosa material,
entonces no existe. Usamos esa palabra para identificar a
un plato con insuficiente sal. Por esa razón, cuando el
caldo se encuentra subido de sal nos parecería absurdo
escuchar: «Echémosle un poco de desabrido para que
quede a punto».
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Del mismo modo suele ocurrir con los otros
condimentos que dan sabor a la comida, que en general
podemos llamar fuerte al plato con demasiado
condimento, sabroso cuando se encuentra a punto o con
el condimento suficiente, e insípido cuando la
identificamos con insuficiente condimento. Cuando al
estofado lo percibimos fuerte, por el exceso de
condimento, también nos parecerá ridículo escuchar: «La
comida necesita un poco de insípido para que quede
sabroso», porque el insípido, como cosa material, no
existe. Identificamos a la acepción de insípido cuando la
comida contiene insuficiente condimento.
La misma situación la apreciamos con el sonido, por
dar otro ejemplo. Podemos escuchar una melodía en
volumen alto o bajo (opuestos), es decir, idénticos en
naturaleza (frecuencia y forma de onda), pero diferentes
en grado (intensidad). En este caso, a la ausencia de
sonido la llamamos silencio, aunque también sería
incorrecto afirmar que el silencio es el opuesto del
sonido, porque el sonido tampoco tiene un opuesto sino
que contiene a dos opuestos, volumen alto y volumen
bajo
Para resumir, ciertos elementos tangibles como la
sal, el azúcar, y otros saborizantes, e incluso el sonido,
actúan o representan a la naturaleza que alude El Kybalión
en el enunciado acerca del principio de polaridad, y que
su uso excesivo o escaso, que no es otra cosa que el grado
que los diferencia, muestra a los opuestos, o de otro
modo, que esos elementos no tienen un opuesto sino que
de acuerdo a la cantidad, o grado, de su uso, a través de
un regulador de grado, como el salero o el regulador de
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volumen, se puede explicar los opuestos que generan o
que son poseedores.

Para reforzar la afirmación del párrafo precedente,


podríamos hablar acerca del principio de la electricidad.
Este tipo de energía sigue ciertas leyes comprobables por
fórmulas físico-matemáticas, siendo la principal y la más
sencilla la ley de Ohm que dice que en todo circuito
eléctrico la intensidad de corriente eléctrica (I medido en
Amperios) es igual a la relación de la diferencia de
potencial (E medido en Voltios) entre la resistencia (R
medido en Ohmios): I=E/R.
Ahora bien, si dispusiéramos de un circuito
eléctrico sencillo para alimentar a una lámpara
incandescente controlado por un interruptor y un
regulador de voltaje (o de diferencia de potencial), que
serviría para regular la intensidad de iluminación de la
lámpara, observaremos que en tanto el interruptor se
encuentre en la posición de apagado, la lámpara se
mantendrá también apagada a pesar de todo intento de
manipulación del regulador. En cambio, si permutamos
la posición del interruptor a la de encendido, veremos
que al manipular el regulador de voltaje manipularemos
también la intensidad de la iluminación de la lámpara.
De este experimento podremos deducir que la
«cantidad de luz» que irradie la lámpara dependerá del
valor de la intensidad de la corriente eléctrica (I) que
dependerá a su vez del valor de la diferencia de

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potencial (E) al que se ha llegado después de manipular
el regulador de voltaje conectado entre los dos bornes
extremos o polos, de modo que si este valor fuera menor,
menor será la corriente eléctrica y por lo tanto menor
también la “cantidad de luz” que irradie la lámpara, y
viceversa. Mayor luz o menor luz en correspondencia
con mayor corriente o menor corriente eléctrica en
correspondencia a su vez con mayor o menor diferencia
de potencial, de modo que el grado a que hace alusión el
principio de polaridad, para este experimento, vendría a
ser el valor de la diferencia de potencial entre los dos
bornes extremos o polos del circuito (enchufe) a los que
se encuentra conectada la lámpara.
Pensemos en otro experimento. Después de
mantener la lámpara encendida, manipulemos el
regulador de voltaje hacia valores decrecientes en un
proceso de unos segundos hasta observar que la
diferencia de potencial entre los dos polos registre el
valor de cero. La corriente eléctrica disminuirá poco a
poco durante ese evento hasta registrar también el
mismo valor de cero, y por tanto la lámpara, después de
ir disminuyendo su intensidad luminosa a la par con la
intensidad de corriente y la diferencia de potencial,
llegará a la condición de apagada. Por más que
agucemos nuestros ojos ahí no podremos observar
ningún vestigio de luz. Mal haríamos en afirmar, porque
no observamos ningún destello en la lámpara, que justo
en ese instante nos encontramos con el opuesto de la
electricidad. Lo que en realidad ha ocurrido es que la
electricidad ha dejado de manifestarse, porque el valor

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de la diferencia de potencial entre los dos polos, como se
dijo, ha registrado cero.
Al evento que llamamos «apagado» se refiere en
realidad a aquel en el que no se observa ninguna
diferencia de potencial (no coexisten los dos polos
opuestos, o uno de ellos o ambos se han anulado), a
aquel en que no circula corriente eléctrica, y por tanto se
refiere a aquel en el que no hay ni se percibe
manifestación eléctrica en ningún dispositivo. Es ésta la
razón por la que se puede afirmar que el «apagado»,
como cosa energética, no existe. Existe el evento pero no
el principio porque, como ya se dijo, en este instante, en
el del apagado, la electricidad no se manifiesta, y como
no se manifesta mal haríamos en afirmar que justo en ese
instante ocurre el opuesto de la electricidad. Afirmación
por demás absurda.
Como podemos apreciar, la electricidad, entonces,
es un tipo de energía que no tiene su opuesto sino que se
manifiesta por la intensidad de la corriente eléctrica a
través de la luz (lámpara) y otras formas a través de dos
opuestos, dos polos, que los contiene y sin los cuales la
electricidad no podría manifestarse. Decimos que hay
más electricidad cuando la diferencia de potencial entre
los dos polos es mayor, y, menos electricidad, cuando
ese valor es menor. No describimos a este segundo caso
como el opuesto de la electricidad, porque como
acabamos de manifestar, ese opuesto no existe, y como
no existe no podremos hacer un estudio acerca del
apagado porque solo se puede hacer un estudio, análisis
y pruebas acerca de lo existente.

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De forma similar podemos hablar acerca del
principio de la luz.

Figura 2.1 Puerta semiabierta como regulador de luz

Si en un ambiente cerrado no entrara nada de luz,


diríamos que ahí se observa oscuridad completa, por la
ausencia total de luz, pero si practicáramos un orificio de
tamaño variable mediante un regulador de abertura, o
mejor si dispusiéramos de una puerta por donde
pudieran ingresar los rayos del sol, afirmaríamos que
ese ambiente se encontraría más o menos oscuro
dependiendo de la regulación de la abertura o del ángulo
de la puerta semiabierta (figura 2.1), o mejor dicho,
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dependiendo de la cantidad de luz que entraría a ese
ambiente. Desde ese juicio elemental estaremos
aceptando que para lograr un análisis acerca del grado
de oscuridad deberemos estudiar la cantidad de luz
presente, porque, como ya se dijo, solo lo que existe es
materia de estudio.
No podríamos realizar el estudio sobre la base de la
cantidad de oscuridad existente ni podríamos afirmar
que ese ambiente se encuentra más o menos oscuro por
la cantidad de oscuridad presente o por la cantidad de
oscuridad que haya entrado. Suena absurdo porque en
realidad la oscuridad no existe, y más bien llamamos
oscuridad a la ausencia de luz. La luz, como podemos
deducir, no tiene un opuesto, como tampoco lo tiene el
imán, o el sonido, o la electricidad, e incluso la sal. Más
bien la luz se manifiesta, como ya se ha dicho, a través de
los colores. En cambio sí nos atrevemos a afirmar que la
luz contiene a un par de opuestos, a lo Claro y a lo
Oscuro, que los une el Contraste, es decir, que así como el
salero, o la diferencia de potencial, o el regulador de
volumen, o el crecimiento, el contraste define la mayor o
menor cantidad de luz.
De modo que el color es la manifestación de la luz,
así como la luz de una lámpara eléctrica es de la
electricidad . Sin la luz no habría forma de ver los colores
y todo se percibiría negro, por la inexistencia de la luz,
tal como se vio en el capítulo anterior.
Insistimos que al hablar del principio de la luz
suponemos que su opuesto es la oscuridad, y eso, como
símil de la electricidad, nos parece incorrecto. Cada idea,
principio o tipo de energía, para poder manifestarse,
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como se ha expuesto líneas arriba con algunos
principios, debe contener dos opuestos, y los opuestos
que contiene este principio son, a nuestro juicio, la
claridad y la oscuridad. Si en un ambiente observamos
mayor claridad es porque hay más luz, y si hay menor
claridad o cierta oscuridad es porque hay menos luz, y
en consecuencia, si hay oscuridad absoluta es porque
hay ausencia de luz y esa apreciación no debería
confundirnos con que en ese estado se encuentra el
extremo opuesto de la luz. nos parece similar al caso en
que el interruptor de nuestro circuito eléctrico se
encontrara en la posición de apagado.
De modo que en el principio de la electricidad y de
la luz podemos afirmar, en relación con las preguntas
contrarias enunciadas en las primeras líneas de este
capítulo, que estos principios no tienen un opuesto sino
que contienen un par de opuestos. No se ha observado
nada en la naturaleza que se encuentre en el otro
extremo y que se diferencie en grados de la electricidad o
de la luz.
En forma similar podríamos hablar del Amor y la
Verdad, entre otros principios.

Hablemos del Amor, por ejemplo. Creemos que el


opuesto del Amor no es el odio, como solemos afirmar,
sino que en el Amor subsisten los dos opuestos: atracción
y rechazo (un símil del Amor podría ser el imán).
Creemos que sería un error afirmar que cuando existe
más atracción es porque existe menos odio. También nos
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parece absurdo. Creemos que como una extensión de la
luz y la electricidad, el odio, como opuesto del amor, no
existe. Lo que existe es que la cantidad de amor define la
atracción o el rechazo.
Comentemos acerca del principio de la vida. Se dice
que el opuesto de la vida es la muerte, afirmación que
también nos parece falsa, porque en realidad la vida, de
una persona por ejemplo, empieza con el nacimiento y
termina con la muerte. El nacimiento y la muerte son
entonces los opuestos de la vida. Consideramos que este
principio como tal, la vida, no tiene un opuesto, como no
los tiene ningún principio. Afirmar que la muerte es el
opuesto de la vida es como afirmar que un polo de un
enchufe es el opuesto de la electricidad, o que la
oscuridad es el opuesto de la luz, o que el polo norte de
un imán es el opuesto de ese mismo imán.
Por otro lado, se dice que el opuesto de la verdad es
la mentira y la falsedad, como si entre esos extremos se
encontraran grados de algo más o menos de verdad y de
mentira. Seguimos sosteniendo que la verdad, como
principio, es única, y que no hay verdades relativas. La
mentira y la falsedad no pueden extinguir a la Verdad.
Por más que se digan mentiras o se desvirtúen las cosas,
la Verdad seguirá majestuosa esperando ser develada.
Lo que sucede es que muchas de las cosas no son
conocidas en su totalidad, y esa condición limitante nos
induce al error de afirmar la existencia de verdades
relativas.
Veamos por ejemplo el caso del estudio de una
moneda. Algunos conocerán la moneda a través de un
lado de ella, y otros a través del otro; los primeros dirán
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que la moneda está compuesta por una cara, y esa será
su “verdad’, y los otros afirmarán que la moneda está
compuesta solo por el lado del sello, y esa será su
“verdad”. Verdades restringidas. La Verdad es que la
moneda está compuesta por los dos lados, por la cara y
por el sello, pero para algunos esa verdad es parcial, tal
como para los otros, y por eso le llaman verdad relativa.
Desde nuestro punto de vista, y nos parece coherente
con lo que se ha expuesto hasta ahora, es que el opuesto
de la Verdad no es la mentira ni la falsedad (porque no
lo tiene) sino que este principio está formado por dos
opuestos que son lo conocido y lo desconocido, lo real y
lo misterioso, y esa Verdad se manifiesta a través de la
existencia de las cosas, de los seres, de los objetos y de
los hechos.
Para finalizar esta parte, hablemos algo acerca de
ciertos objetos y cosas materiales. Tomemos una mesa,
un libro y una montaña. ¿Tienen ellos un opuesto?, ¿o
contienen a un par de opuestos con las características
que describe El Kybalión? Nos parece que la segunda
pregunta es la correcta, que contienen un par de
opuestos, como son los lados extremos de la mesa, las
paginas primera y última del libro y la base y la cima de
la montaña respectivamente. Pero el caso de un río es
más explícito. Podríamos afirmar que el río no tiene un
opuesto sino que contiene a dos, al nacimiento y a la
desembocadura, aguas arriba y aguas abajo, curso
superior y curso inferior, y lo que los diferencia
podríamos decir que es la altura o la presión de agua (el
grado a que hace referencia El Kybalion).

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En resumen, no creemos que todo tenga su opuesto,
sino que los fenómenos de la naturaleza, los principios y
los diferentes tipos de energía y las cosas tangibles
contienen a un par de opuestos.

Para mejor comprensión, podemos mostrar un


modelo acerca del principio de polaridad incluyendo a
las dos acepciones de acuerdo a como lo define El
Kybalion, a través de la figura 2.2., y sobre esa base
podemos esquematizar algunas cosas y temas que hemos
tratado, como el de la solución salina (figura 2.3), el de
un rio (figura 2.4), el de la electricidad (figura 2.5), el de
la luz (figura 2.6) y el de la vida (figura 2.7), y que no
requieren mayor explicación.

Opuesto 2
Mayor grado

Idea,
principio Regulador de
o cosa grado

Opuesto 1
Menor grado

Figura 2.2 Modelo del principio de polaridad

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Salado

Solución Salero
salina

Desabrido

Figura 2.3 Esquema de la solución salina

Aguas
arriba

Presión
Rio
o altura

Aguas
abajo

Figura 2.4 Esquema de un rio

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Polo
positivo

Diferencia de
Electricidad potencial

Polo
negativo

Figura 2.5 Esquema del principio de la electricidad

Claro

Luz Contraste

Oscuro

Figura 2.6 Esquema del principio de la luz

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Muerte

Vida Crecimiento
o tiempo

Nacimiento

Figura 2.7 Esquema del principio de la vida

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