NADA TEMO, PORQUE EL SEÑOR ESTA CONMIGO –
DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO: 21, JUNIO DEL 2020
REFLEXIÓN DEL DÍA
El miedo es una enfermedad que
se propaga y habita en todo lugar
y rincón en que vive el ser
humano; es inevitable para las
personas no sentir miedo, sin
embargo, es opcional quedar
paralizado ante el mismo o
reaccionar ante tal situación. Es
necesario dar un salta hacia
adelante ante “la parálisis” que
produce en nosotros cualquier
experiencia de miedo y temor.
Y a propósito de esta condición,
de no tener miedo, Jesús en la
lectura del evangelio de hoy (Mt.
10, 26-33) vemos que anima a
sus discípulos a no dejarse
dominar por este sentimiento del
miedo. Los discípulos cada vez
viven y sienten esta experiencia,
pero Jesús con su cercanía les
trasmite confianza y valor para
vencer el miedo ante las
persecuciones que puedan vivir
por causa del mensaje del
Evangelio.
Jesús es consciente que la
presencia del Reino de Dios en
confrontación con el “antirieno”
suscita experiencias de conflicto
y tensión. Por eso, Él les advierte
a sus discípulos que en verdad
van a sentir miedo, pero les
exhorta a que no se dejen vencer
por el temor que puedan sentir en
su vida.
Ante el miedo, hay dos formas
de cómo podríamos reaccionar,
son: quedar paralizado o saltar
y avanzar hacia la meta que
como creyentes nos hemos
propuesto.
En relación con lo primero,
quedar paralizado ante el miedo
puede ser producto de “haber
adormitado al Espíritu en
nosotros”; es decir, haber dejado
morir esa fuerza vital que nos
animaba a vivir nuestra fe y
nuestra vida con entusiasmo y
alegría. Por eso sirve plantearme
esta pregunta, ¿qué cosas han ido
apagando mi ilusión por la vida?
Por el contrario, saltar del miedo
implica “activar nuestras
defensas espirituales” de la fe,
renovarnos al estilo de nuestra
primera ilusión de que vale la
pena vivir o vale la pena ser
creyente cristiano católico; no se
debe apagar en nosotros esta
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energía vital, siempre debemos
reactivarla. No será fácil
desarrollar de nuevo esta
capacidad en nosotros, pero
Jesucristo siempre está ahí en
distintos momentos de nuestra
vida para animar y renovar
nuestra vida.
En el trasfondo de este texto
también se puede desarrollar la
idea de que debemos ser
hombres o mujeres de palabra y
de obra, diciendo y haciendo.
Digo esto porque muchos de
nuestros miedos pueden ser a
que ya no confiamos en las
demás personas; el otro me da
inseguridad, es inestable y por
eso tengo miedo a que mi
confianza dada sea fracasada.
Por el evangelista nos dice y
anima que, aunque las palabras
de los humanos pueden fallar, el
compromiso de Dios por su
pueblo y por cada uno de
nosotros permanece fiel y sí
cumple.
La fe en Dios nos ayuda a no
perder el sentido y las ganas
querer seguir viviendo, no
obstante, con dificultades que
podemos vivir cada día. Por el
contrario, una vida sin fe ante la
más mínima dificultad “se hecha
en el suelo a llorar” y se siente
destruido, sin alma para caminar
hacia la meta: hacia una vida
plena en Dios y en una
convivencia armónica con el
prójimo.
Chno. Roberto Mejía A. C.P
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Jeremías
20, 10-13
Dijo Jeremías: “Yo oía la
murmuración de la gente: “Hay
terror por todas partes;
denunciemos a Jeremías”. Hasta
mis amigos esperan que yo dé un
paso en falso: “A ver si se deja
engañar, y entonces lo
venceremos, nos vengaremos de
él”. Pero el Señor está conmigo,
como un guerrero poderoso; mis
enemigos caerán y no podrán
conmigo. Se avergonzarán de su
fracaso sufrirán una humillación
eterna que no se olvidará. Señor
de los ejércitos, que examinas al
justo y sondeas lo íntimo del
corazón, hazme ver cómo
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castigas a esa gente, porque a ti
he confiado mi causa. Canten al
Señor, alaben al Señor, que libró
la vida del pobre de manos de los
malvados”. Palabra de Dios. R.
Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo 68
R. Que me escuche tu gran
bondad, Señor.
Por ti he aguantado afrentas, la
vergüenza cubrió mi rostro. Soy
un extraño para mis hermanos,
un extranjero para los hijos de mi
madre; porque me devora el celo
de tu templo, y las afrentas con
que te afrentan caen sobre mí. R.
Pero mi oración se dirige a ti,
Dios mío, el día de tu favor; que
me escuche tu gran bondad, que
tu fidelidad me ayude.
Respóndeme, Señor, con la
bondad de tu gracia; por tu gran
compasión, vuélvete hacia mí.
R.
Mírenlo, los humildes, y
alégrense, busquen al Señor, y
revivirá su corazón. Que el
Señor escucha a sus pobres, no
desprecia a sus cautivos.
Alábenlo el cielo y la tierra, las
aguas y cuanto bulle en ellas. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los Romanos 5, 12-
15
Hermanos: Por un solo hombre
entró el pecado en el mundo, y
por el pecado entró la muerte, y
así la muerte pasó a todos los
hombres, porque todos pecaron.
Porque, antes que hubiera la ley
había pecado en el mundo, pero
el pecado no se tenía en cuenta
porque no había ley. A pesar de
eso, la muerte reinó desde Adán
hasta Moisés, incluso sobre los
que no habían pecado con una
desobediencia como la de Adán,
que no era figura del que había
de venir. Sin embargo, el don no
es como el delito: si por el delito
de uno murieron todos, mucho
más, la gracia otorgada por
Dios, el don de la gracia que
correspondía a un solo hombre,
Jesucristo, se ha desbordado
sobre todos. Palabra de Dios. R.
Te alabamos, Señor.
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EVANGELIO ustedes hasta los cabellos de la
cabeza él los tiene contados. Por
Aclamación antes del
eso, no tengan miedo; no hay
Evangelio Jn 15, 26b.27a
comparación entre ustedes y los
Aleluya, aleluya. El Espíritu de gorriones. Si uno se pone de mi
la verdad dará testimonio de mí parte ante los hombres, yo
–dice el Señor –; y también también me pondré de su parte
ustedes darán testimonio. R. delante de mi Padre que está en
Aleluya. el cielo. Y si uno me niega ante
los hombres, yo también lo
Lectura del Santo evangelio negaré delante de mi Padre que
según san Mateo 10, 26-33 está en el cielo”. Palabra del
R. Gloria a ti, Señor. Señor. R. Gloria a ti, Señor
Jesús.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
apóstoles: “No tengan miedo a
los hombres, porque no hay nada
secreto que no llegue a No tengan miedo a la
descubrirse; nada hay escondido
que no llegue a saberse. Lo que enfermedad que pueda
les digo de noche díganlo matar o destruir solo el
ustedes en pleno día, y lo que
escuchen al oído pregónenlo cuerpo, sí hay que
desde la azotea. No tengan tener miedo a “la
miedo a los que matan el cuerpo,
pero no pueden matar el alma. enfermedad” que
No, teman más bien al que puede destruye el cuerpo y el
destruir con el fuego alma y
cuerpo. ¿No se venden un par de Espíritu. R. M
gorriones por unas moneditas?
Y, sin embargo, ni uno de ellos
cae al suelo sin que el Padre de
ustedes lo disponga. En cuanto a