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INTENCIÓN COMUNICATIVA Y FUNCIONES DEL LENGUAJE.

La intención comunicativa en el proceso de comunicación radica en el objetivo que


tiene el emisor al transmitir su mensaje, este puede  informar, solicitar, pedir,
ordenar, suplicar, etc.
Para identificar la intención se requiere conocer las FUNCIONES DEL LENGUAJE
que son las siguientes:

REFERENCIAL: La función referencial, también es conocida como función


representativa, función informativa, función denotativa o función cognoscitiva. Por
su parte, Karl Bühler la clasificó como función simbólica.

Esta función se basa en el uso del lenguaje para referirse a todos los factores
externos y propios del proceso comunicativo, los cuales permiten verificar la
objetividad y veracidad del mensaje y su relación con el referente y el contexto.

La casa es de color verde


En la oración el referente es LA CASA, y la función se manifiesta en el qué se dice
del referente: ES DE COLOR VERDE.

FÁTICA: La función fática o función relacional es aquella que se centra en el canal


de comunicación que utilizan el emisor y el receptor, con el objeto de verificar su
funcionamiento e iniciar, prolongar o interrumpir la comunicación.

La información compartida está compuesta por mensajes carentes de contenido,


pero que procuran asegurar el buen funcionamiento del canal de comunicación.

¿Me escuchas?
En la sentencia se trata de comprobar el canal, cuestionando si se escucha.

EMOTIVA: La función emotiva, también denominada como función expresiva o


sintomática es aquella que está centrada en los estados de ánimo, sentimientos y
del “yo” del emisor. En este sentido, el emisor es el elemento de la comunicación
que sobresale ante el resto y que se vale de los significados previamente
conocidos, como el afectivo.

Se caracteriza por hacer uso de las formas verbales en primera persona, de


verbos en modo subjuntivo, de oraciones exclamativas e interjecciones para
expresar un sentimiento, emoción, deseo, prejuicio, opinión o preferencias del
emisor, por tanto el mensaje está cargado de subjetividad.

¡Te quiero mucho!


El emisor expresa sus sentimientos.

POÉTICA: La función poética o estética del lenguaje se basa en la forma del


mensaje, en los recursos literarios y en los estilismos empleados para hacer
mayor énfasis en la información que se transmite, se acostumbra a emplear en las
obras literarias. La función poética del lenguaje se encarga de embellecer y de
hacer más lúdico la forma en que se transmite un mensaje para que su impacto
sea mayor.

El principal incentivo del lingüista Roman Jackobson para estudiar y determinar las
funciones del lenguaje fue justamente la función poética y la estética que envuelve
el mensaje, lo que le da una forma menos convencional y tradicional, pero más
estilística y rica en cuanto a la sensibilidad e imágenes que se desean transmitir.

Sus ojos eran un par de luceros,


que iluminaban mi camino.
La belleza del mensaje es más atractiva para el receptor.

METALINGÜÍSTICA: La función metalingüística se preocupa por el código del


lenguaje. En este caso, tanto el emisor como el receptor reflexionan y analizan
sobre el propio lenguaje en el que se comunican, generalmente, con el fin de
aclarar alguna duda, hacer una sugerencia o corrección, incluso, ofrecer una
definición.

Por tanto se hace un amplio uso de las comillas, por ejemplo, ‘“Él” es un
pronombre y “el” es un artículo”, ‘Abuela, ¿qué significa “incrédulo”?, ‘No entiendo
de están hablando, ¿qué es la “numerología”?’, entre otros.
En el ejemplo se aclara una duda sobre el significado de un concepto.

APELATIVA: La función apelativa o conativa es aquella en la que el emisor


espera generar una reacción en el receptor e influir en su conducta. Por ejemplo,
cuando el emisor realiza una pregunta espera que el receptor le dé una respuesta.
Por tanto, esta función se centra en el receptor.

La función apelativa se caracteriza por ser imperativa, hacer uso de oraciones


interrogativas y exhortativas, es decir, que indiquen una orden, una amenaza, un
pedido o favor, entre otros. Asimismo, se emplea la segunda persona gramatical,
el uso del vocativo y del modo verbal imperativo.

¡Juan ve por las tortillas!


En la sentencia se pide y ordena que haga algo para el emisor.

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