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Aun • Nº 3

Prim;;ivera 2012
{/cj{) (1) l:::{'c.ifj /,
El príncipio soberano revisa-
do aquí trasunta un deseo freu-
Notas 11 ooo )

diano, a partir de la propues- 1. Freud, S. (1917) "Nuevos cami- ,61)lL.(o<:;,


ta de la "actividad del analista", nos de la teíapia analítica". En
que orienta la cura en función Obras cornpletas, Aff1orrortu,
Vol. XVII, Buenos Aires, 1992, p.
DE LO DE UN ANALISTA
de operar sobre el nudo libidi-
nal que está en el corazón de la
158.
2. !bid' p. 160.
ALD ANALISTA
neurosis. Y toda transmisión de 3. !bid. p. 158.
la clíníca de Freud en cuanto a la 4. !bid
posición del analista· es incom- 5. /bid. pp. 158· 159. ' a Farías
pleta y parcial si sólo tiene como 6. Soler, C. (2001) "Clínica de la
eje la referencia a "la regla fun· destitución subjetiva". En ¿Qué
damental freudiana". A ella se le se espera del psicoaná!isis y del
agrega este principio que pro- psicoanaíista? Buenos 1-'.\ires: Le- El deseo del analisla nos re~ Ahora bien ¿Qué puede llevar
pongo rebautizar como "el prin- tra Viva, 2007, p. 71. a un suíeto a consagrarse a un
mite, en forrna directa, a la ética
7. Freud, S. (1917) "Nuevos carni-
cipio soberano freudiano". de! pstcoanálisis y la íesponsa-- papel cuyo término de destitu-
nas de la_ teíapia anal"1t1ca". op.
cit, p. 159. biiidad del psicoanalista. En "La ción está fijado de antemano, a
8. /bid., pp. 159· 160. di1,ección de !a cura y los querer "ser un santo" como La·
9. Laca11, J. (1955) "Variantes de la pios de su poder" 1 (1958), La- can dice irónicamente. lPor qué
cura tipo". En Escritos 1, Siglo can plantea !o siguiente: "Esta iría uno a evocar para otro algo
XXI, Buenos Aires, 2008, p. 318· por forn1ularse una ética que in- de lo cual acaba de ser libera-
319. tegre las conquistas freudianas do? Ocupar ese lugar, destituir-
1O. Cf. Lacan, J. (1957) El seminario sobre el deseo: para poner en se, para instituirse allí. Para algu-
5: Las fornHJ.cíones del incons~ su cúspide la cuestión del deseo nos el lugar del analista puede
ciente, Paidós, Buenos Aires, llegar a convertirse en un pade-
del anal¡sta."
2005, p. 438. cimiento, para otros en un sínto·
l ·1. Lacan, J. {1958) "La dirección
¿por qué poner en la cúsp\.,
de de estas cuestiones ai de- rna y en otros será el deseo del
dG !a cura y los principios de su
poder". En Escritos 2, Siglo XX!, seo de! analista? Picfiso que en analista el que permitirá ejercer
Buenos Aires, 2008, p, 609. esta afirrr1ación está in1pltcado el dicha función.
~
í 2. Lacan, J. (1964) Eí serninarío te111a de !a autorización de¡ ana'"
11: Los cuatro conceptos funda- lista y de las garantias, por eso
rnentales del psicoanálisis, Bue- una preocupación de Lacan, en El deseo del analista en Frel,ld
nos 1'\ires: Paidós, 2007, p. 281. la experiencia del pase, era po-
.i!l
~ der constatar cón10 surgía de! • Si bien el deseo del analista
~ deseo neurótico el deseo del no ha sido un tema desarrollado
t1l por Freud, se puede considerar
psicoanalista.
~ Recorderrtos que una tesis como equivalentes de esta teo-
fuerte de Lacan es que el deseo ría muchos de los problemas
"'e:
.2"' del analista es el que en último evocados por él: la sugestión,
.!,! ténnino opera en el psicoanáli- la educación, el negarse a ha-
cer del paciente un patrimonio
~"'
sis. En e! sernfnaíio 12 sostiene
que "se -!e confía al psicoanalis- personal, a plasmar su destino,
•o ta una conversión ética radica!" 2
la que es definida cornp !a intro-
a imponerle nuestros ideales;
en definitiva, la ética de Freud,
o ducc¡ón del sujeto en el deseo. su máxima en varios textos, es
.t
~ 60
Aun M Aun 1 61
' r101ei1c1a r-anas [
Aun • N" 3 De 1os dc:>seos de un analista a! deseo del analista
1 Primavera 2012

!isla ha do sor cap22 de a!can- mite hacer el muerto a ese pe·


preservar la autonomía del SU· responde desde la abstinencia, zar par·a poder ocupar su lugar: querio otro que es el yo del ana·
jeto. regla que tiene enorrnes con- vacant12 e! lugar del propio lista.
Freud asevera enfáticarnen secuencias clínicas y étícas. !-1a~ deseo, tiene que vuciar el lugar
te que cada analista llega has· ciéndose instrurnento en la cura, de su prop1o cleseo co1T10 sujeto
ta donde se lo permiten sus pro· el analista es ei rr1edio, como ob-- del inconsciente. Debo ofrece1·- Diferentes deseos
pios complejos y resistencias, y jeto a, para poder aicanzar algún se vacante a fin de que el deseo
por eso acude al ariálisis didácti· reul. del paciente, eí deseo corno ob- En el Discurso a la EFP6 que
co y a la supervisión, para supe· Cornprobarnos que en Lacan jeto, se realice en tanto que de- Jacques Lacan dio dos meses
rar el escollo de los puntos cie· una preocupación constan- seo del Otro. después de haber lanzado la
gas del analista. te por la incidencia del analista La irnporlancia de esle vacío "Proposición del 9 de octubre de
En los escritos técnicos Freud en les análisis, esto se observa hace surgir e! objeto a, enton- 1967" ,7 podemos extraer una di·
plantea la comunicación "de in· ya en !os cornentarios que hace ces, el arnor de transferenc¡a es ferenciación de deseos. Remar·
consciente a inconsciente" entre sobre !os tlistoriales de Freud; se sólo una vía que pern1ite delin1i- ca que el deseo del analista no
analista y analizante, concepto re~Jistra esa rnira puesta en las tar el can1po donde ap2rece e! tiene nada que ver con el deseo
que trajo consecuencias ¿Qué vicisftudes deseantes de! ope- objeto a. de ser analista y da una hermosa
nos quiso transmitir? rador y sus efectos en la cura. lOué necesita el analis- definición del deseo del analista:
;-\sf afirrna que en la contribución ta para ocupar ese lugar desde "se trata de un lugar, del cual es·
que cada uno aporta al resorte una perspectiva lógica? Ha de tamos fuera sin pensar en ello",
El deseo del analista en Lacan de la transferencia, es periecta- situarse en térrninos de nescien- o sea el lugar del deseo del ana·
rT1ente legible su deseo corno cia, en otras palabras, en "docta lista que está fuera de la cade·
Lacan seríala que hay una larnbién ias contribuciones a la ignorancia", de una falta de c¡en- na de pensamiento, de la cade·
transmisión problemática en el teoría. Dice que en la historia cia, de una ausencia de saber. na significante, está del lado del
planteo de la comunicación de del análisis es posible registrar En "Variantes de la cura tipo"" no pienso, fuera del inconscien·
inconsciente a inconsciente, so· la presencia del deseo de cada Lacan subraya que un análi- te; podemos agregar "más cer·
bre todo por como fue utilizada uno de los analistas. sis no es la t1-&nsn1!sión de sa- ca de lo real". No obstante "al
por los posfreudianos y agrega Es notable que en la rnayoría ber, so trata de! sabor que ei pa- encontrarlo ahí ya se salió de el".
que el analista puede utilizar su de sus sen1inarios uncontrer11os ciente rnisn10 lransn1ite sobre su Quiere decir que al intentar arti·
propio inconsciente como instru · referencias a! deseo de! analis- pi-opio irlccnsclcnte a través de cular el deseo del analista en la
mento, en tanto se trate dice- ta. El más conocido es el desa· sus asociaciones. El analista ha cadena significante"'/ª no esta·
de un inconsciente "flexibiliza· rro11o que realiza en el se1ninario de rechaza¡· e! suber, existe una mas en el deseo del analista es·
do", lo que es definido como un 11'.J en el que pregunta: ¿qué or· relación nluy directa ent1-e la po- tamos en el deseo inconsciente.
inconsciente rnás la experien· clen de verdad engendra nuestra sición de! ana!ista y la posición Por lo tanto encontramos otra
cia del mismo, produciéndose praxis? Y, ¿cómo saber que no
~
socrática en lo tocante a la afir- importante diferenciación entre
esa experiencia por el rodeo del esta111os en !a irnpostu1-a? rnación de no-saber. ~I deseo inconsciente y el de·
"'e: Otro. Lacan se topa con el concep· Lacan ·advierto que ···e! reco- seo del analista. La salida por el
"'
~
Lacan avanza sobre la idea
de Freud: el analista ha de pagar
to del deseo del analista en re-
lación a la figura de Sócrates,
noci;T\iento del ir-1consciente "no sentido no es una salida para el
pone al analista a salvo de lé1s deseo del analista el que se en·
~ con su persona, en la rnedida en que reaparece cada vez que alu· pasiones" tiene que ocu· cuentra en ruptura con relación
e: que es desposeído de ella por la de al deseo del analista. Sobre
.Q rrir pa:-a que e! analislet puecir.:-1 a la cadena significante. Des·
.\¿ transferencia. Así es que, en "La todo el Sócrates de El banque· realizar en sí lu apatía que se ie cifrando el inconsciente no se
"'
o
a.
dirección de la cura y los princi·
pios de su poder" (1958), sos·
te, que a1ilcu!a el deseo del ana-
lísta con el arnor de transferen-
exige? Aquí lr1lroduce _el deseo desemboca necesariamente en

•o tiene que el analista paga con


su persona, con sus n1áscaras,
cia. Es en el serninario 8"'" donde
da !as coordenadas que el ana-
del analista corno un deseo que
prevaleciendo sobre otros, per-
el acto analítico. Podemos decir
que el deseo del inconsciente se

o 1
Aun 1 62
Aun 1 63
~
1
\
M.U!)"l\!0
Prirnavera 2012
' Florencia Fafías
De :os deseos de un analista al deseo de! analista
¡
articula a la ley, está articulado a ne que ver con los propios idea· que esa operación de un lugar bria analista que abra la puerta,
la significación fálica y a la rnetá· les del sujeto y quizás no des·· vacío no exc!uye la incidencia ra- constituyéndose de ese modo la
tora paterna, mientras que el de· aparece por con1pleto al final. dical de la pa11icufnridad del de- contratransferencia --del mismo
seo del analista no está articula· E! deseo de ser analista con- seo de qu!en opera esa x dándo~ modo que la transferencia.. en
do a la ley, no está constituido funde el deseo del analista y pue· le cuerpo y soporte pulsional a! soporte fundamental del análi·
edípicamente, se sitúa más allá de irrurno'ir en la comunidad, ya deseo del anafista. Este aspecto sis, pero también en el lugar por
del Edipo, más allá de la ley. El demanda de recono- tiene que ver con la presencia y donde se puede jugar la resis-
deseo del analista no es articula· cirniento de dicho "ser analista"; con el sopor,te E~n Jo real dPI ana- tencia del analista.
ble a la demanda del neurótico, trabaja más por su propio reco- lisla que se constituye en su acto. El deseo del analista va en
es inédito. nocirniento, u otra posibilidad es Cuando ei ana1ista hace s_em- contra de la transferencia, pero
El deseo inconsciente es sos· caer en el narclsisn10 de la so!e- blante de a y por su boca habla al mismo tiempo la sostiene.
tenido por el fantasma que cons· dad, analistas que se aíslan y re- el Otro, decirl:os que ha podido Para Lacan la transferencia es
tituye la principal respuesta del chazan su con1prorniso de lazo reintegrar su deseo en a, y que un fenómeno que incluye juntos
sujeto a la cuestión del deseo. social con sus colegas. !a subietividc:id dcseante curn- al sujeto y al analista y dividirlos
Mientras el deseo inconscien- Lacan seríala el deseo del p1e una función ele OtJjetatJil:!Jad en transferencia y contratransfe-
te es una pregunta, el deseo del analista corno operador lógico· ¿Qué pasa con aque!la subjeti- rencia es eludir la cuestión.
analista es una respuesta, una en la dirección de un nn8J1sis. vidad düseanto no ir1teqrada en La transferencia es, pues, el
a? ¿Es aque!io
respuesta a la ausencia de res- En e! serninario ·11 sostiene que resultado de un encuentro del
puesta del Otro, es un deseo si la transferencia es lo que de a lo que se !!2n1a contratransfe- deseo del paciente con el de-
más allá del fantasma. El deseo la pulsión desvía la demanda, el rencia? ¿Lo que n1uestra al seo del analista, deseo definido
del analista no es el deseo del deseo del analista es lo que la to deseante ana!istc:., lo rnucstra corno una x que funciona para la
Otro, es correlativo a la ausencia trae de vuelta. Es decir, el deseo con10 sujeto barrido? transferencia con10 un enigma.
del otro, es un deseo sin otro, del analista ren1ite ia den1anda Este. ureocunRción nnr ío que Lo que interesa es que el deseo
que no se sostiene en el fan- del sujeto a su verliente pulsio· analis- del analista conserve su función
tasma: es un lugar vacío que el pues la transferencia con10 pen!lite o díil- de [nterpretacl_ón.
analista ofrece al analizante, es a:11or escan1otea la realidad in1!cnto de la regla
un lugar vacante en el que pue- sexual del inconsciente al incor·· de atención flotante y la absti-
de instalarse el deseo del anali· porar el ob1eto a, el lcleal del yo, nencia lo lleva a Lacan consi- La contratransferencia
zante como deseo del Otro. El donde sitúa al analista como el derar re:teradan1ente !a noción
deseo inconsciente es metoní- Otro del amor El deseo del ana- de contratransferencia. Por eso Freud menciona pocas 'lleces
mico, es metonimia de la falta en lista va contra el engaño de !a me parece lrnportante repen- la contratransferencia y la plan-
ser, se articula con la demanda, transferencia, es el deseo de ob· sar el concepto de contratrans- tea más como un obstáculo, la
terencia, lo que perrr.ile pensar
con los significantes de la de- tener \a diferencia absoluta que deíine como la respuesta emo- .s
~ manda. interviene cuando e! sujeto, con- que algo dice, aunque lo _diga
mal. Algo nombra aunque esté
cional del analista a los estímu- ~
"e: Entonces, diferenciamos el frontado con el significante los quJ provienen de los pacien- ~
mal insl1·urnentada, y no por eso
"'
~
deseo del analista que está mas
allá de la demanda del deseo de
mordía!, logra que su deseo no
siga estando sujeto al mandato deja de existir.
tes, agrega que ningún analista
va más allá de lo que sus pro-
"'
~
Si la transrer·encia es adjudi-
"'"'e: ser analista que es una deman- del Otro, deseo que sólo puede
carle al sujeto saber, pode111os
pios complejos y resistencias in·
ternas se lo pennlten.
"'<::"'
da de ser, de ser nombrado por surgir si ese desasujetamiento le
.Q decir que !a contratransferen- .Q
.!,! un significante del Olro, que se advino al propio sujeto, desper- Los analistas kleinianos to- .!,!
cia le abre !a put;rta< Lacan dice:
R."' "'
articula con el deseo inconscien- tándole el deseo de conducir a rnaron este concepto y lo usaron
te vinculado a los ideales del su- otro a dicho punto. "El analista es aquel que con su como instrumento en la cura, al &
•o jeto. El deseo de ser analista se
interpreta, se analiza porque tie-
Sin en1bargo, un punto en el
cual rne interesa detenen111:: es
oferta crea dernunda". Sin esa
subjetivldad deseanle no ha-
entender la contrastransferencia
como una respuesta del analis-

o
o o
~"
Aun 1 64 Aun ~ 65
"
) Florencia Farías j.
\ P~~~av~~a ~012 De !es deseos de un analista al deseo del analista

la a la transferencia del pacien- seo. Queda ciaro en !2 frase que


Pode1T1os abarcar dentro de iisis corno significante el ana!ls-
te, motivada sólo por el paciente la contratransferencia a todo lo Lo.can el sernínario ta reprime.
sin ningún compromiso perso- que e! analista pone en juego en es lo que
de la pu!sión 12 dernanda,
nal de la historia del analista, o la cura en tanto sujeto haciendo
sea como una reacción de estí- el deseo de! ar1a!ista es lo que Ja El deseo del analista es un
obstáculo al deseo del analista.
mulo o espejo. reestabtece y por esa via aísla e! deseo impuro·
Nos ren1ite al narcisisrno de
En la época en que el análi- cada analista. ya sea a sus afec-
a y lo nc:ioca a la rnayor
sis de las resistencias se vuel- tos, cariríosos y hostiles o a sus de! objeto !deai Hay una tendencia a conver-
que él, ei analista se ve a
ve el modelo de la técnica ana deseos de curar, de teorizar, de lir la posición de analista en un
encarnar,' 9
lítica vernos que Lacan produce investigar. Es interesante en re- lugar ideal, ideal de un analis-
Lacan t1abia, por un !ado, de' ta "sano", cualquier sentimien-
una inversión en la conceptuali- lación a este punto !a respues-
fos Ch?SGOS :Je; !CJS é~t1úiistas y a
zación instrumental de la contra ta de Freud, que con su increíble to que perturba esta supues-
eilo va a enfrentar !a función de- ta salud que se levantaba como
transferencia: si ésta, para estos t1onestidad, ante la pregunta de
seo dei a1-1alist2. Saberr1os que modelo a resolver era pensa-
autores, podría orientar al analis- un paciente sobre qué pensaba
entre una fur1cién y e! ejercicio do corno algo que había queda-
ta respecto de !as rnanifestacio-- de él rnísino cor·no analista, res~
de ésta por un sujclo clividido do sin resolver en el análisis del
nes del ana!izante, en el planteo lo siguiente:
de Lacan, por el contrario, es su
hay una y sn esa hictn- analista. Corno si el análisis hu-
cia que se advienen los biese blanqueado todo vestigio
propia resistencia la que el ana- "Me da gusto que rne lo pre-
deseos de ese u 1 analista·) su
lista tiene que descubrir en el gunte, porque tranca1nente no ele formación d¡¡I inconsciente
propio fantasn1a. del candidato.
análisis de aquél. tengo gran interés en proble-
Entonces otra
Encontramos en Lacan di- rnas terapéuticos. En !a actuali- Sin embargo, es Lacan el
va que nos acerca al
ferentes versiones de la contra- dad soy niuy irnpacienie. Tengo que se encarga de remarcar
analista es
transferencia. En 1951 Lacan !a rnucilas cosas que me descaliíi- que el deseo del analista no es
define corno la suma de los pre- can corno gran ana!ista. Una de un deseo puro. Lo impuro del
juicios, de las pasiones, de las eilas es que soy mucho el "pa- cleseo del analista consiste en
perplejidades, incluso de insufi- dre". Segundo, estoy muy ocu- que ningún sujeto puecle "ocu-
ciente formación del analista. Es pado todo e tiempo con pro- par ei lugar de deseante puro y
este acercamiento e! rnás cono- bierT1as teóricos, de n1odo que abstraerse, escamotearse a sí
e1 :tre la dei ana- mismo en la relación al otro, ele
cido por los lacanianos. Sin em- cuando tengo la opo1iunidad lista corno "sernblante de a" y
bargo, en 1953 rescata que a traba¡o en elios, en lugar de po- cualquier suposición"ile ser de-
los deseos c!ei tJr1alist2 corno su- seable ... "
través de ella se indica al ser del ner atención a !os problen1as te-
jeto del inconsciente es la con-
analista corno elemento no des- rapéuticos, ·reícero, no tengo la También podemos pensar el
1c:fc:i,-c:,,-",'''~ siendo una de
.s preciable en los efectos del aná- paciencia para trabajar con la deseo puro en su relación con la
.!!¡ lisis, aunque posterionnente se gente por !ar~:.¡o tien1po. Me can- de muerte, corno triunfo de la muer-
(ij arcanzar e! pleno r.;jercicio de la te" corno aparece en Antígona,
<:: refiere a su impropiedad con- so de e!!os y quiero extender 111i
función deseo del analista.
"' ceptual y a su falsa consistencia lnt\uencla." 8
Deseo pa1·Ucu!ar de detern1i-
que lleva hasta el límite la reali-
{¡ y a que el analista escapa gra- nado
zación de lo que se puede llamar
el "deseo puro", el puro y simple
"'"'<::
cias a ella de considerar la ac- De esta manera quedarían
ción que le corresponde en la ac1scriptos a la cont1·atransferen- cleseo de muerte en cuanto tal,
.!2 ella encarna ese deseo. Al con-
.\! producción de la verdad . cia los deseos (con minúscula)

o.."'
o Señala, por un lado, su ver- particulares de cada analista, trario, el análisis, al recorrer en
tiente de obstáculo y sin embar- sus anhelos, sus dernandas y la sentido inverso el trayecto trági-
•o go no deja de rescatar un núcleo
valioso en lo que rnuestra.
función deseo del analista es la
que separa la den1anda del de-
es todo aquello
que de Je quo recibe en ei aná-
co, permite desarmar la progre"
srón mortífera. En análisis se tra-
~
C
o (

J\un 1rr 66 Aun 1 67 ;f


, Florencia Farías 1
l ¡ ,11;1a.V<:;ld .::'.V¡¿ DG los deseos de un analista al deseo de! analista

ta, a diferencia de la tragedia, de can uno de los puntos de ama- de experiencia o rnayor habili- un goce en el lugar que ocupa?
no desear lo imposible, de qui- rre de esta cuestión. dad clin!ca. ¿puede esto aíectar Quizás se trata de tomar parte en
tarle la perspectiva de juicio final Lacan se refiere al "ideal es- la rnarcha de un análisis? la demanda de goce muda que
a la realización del deseo. Es la toico" que nos hacemos del El cuerpo dei analista puede se juega en la relación transfe-
castración Ja que lirnita e! deseo, análisis. La apatía estoica de- sufrir una verclaclera desorgani- rencia!. Si el analista se abstiene
lo des-purifica. manda que el sujeto se manten- zación narcisista. La rriagnítud de responder habiéndola acE;p·
Masotta sostenía que "la irna.. ga insensible ante cualquier se- de estos efectos se n:inoriza lla- tado, genera consecuencias en
gen de la abstinencia, regla fun- ducción o pedido que provenga n1úndo\os "cac':sancio''. Cansan- lo real del goce. Es decir, trata-
damental que pesa sobre el ana- del pequeño otro. Lacan es cate· cio es fa resultante de resisten- mos el goce del fantasma con
lista no significa no desear" y górico y dice: "Lo único que les cias del ana.Vista y parece exigir nuestra posición misma.
también que "el deseo del ana- pido es que no estén demasia- una obra de recuperación. Lo Así como existe un goce de la
lista es la relación paradó¡ica en- dos satisfechos". Sabernos que que perrnanece después de una contratransferencia hay un goce
tre su propia posición y el deseo como el analista no puede ser sesión, lo que prosigue dando de la práctica, de la función, y la
del Otro''. un santo y rnantenerse ascético, vue!tas ya finalizado el día, tes- diferencia es que toma al análisis
La pregunta sería, entonces, corre siempre algún pelígro. se- tirYiot1,ia de que aigo no ha rnar- mismo como su objeto, mientras
¿1a función deseo del analista es ñalaclo por la angustia. chado. La resistenc\a del analista la contratransferencia toma al
una función a alcanzar? ¿Es un Pero en la rneciida en que es no puede ser cc:hada a la basura, analizante como objeto. iLo ad-
imposible? un deseante, cuyo objeto es el no a! n1enos si;, hétCet- un traba- vierta o no el analista!
Lacan dice en el seminario deseo del Otro, surge el deseo jo con ella. Esto ocurre permanentemen-
11, que no basta con que el ana- corno rerT1edio contra la ar,gus- te y algo que pone límite a ese
lista mantenga la función de Ti- tia. De fas ca.ptaci goce de la contratranslerencia
resias, es preciso también que En el seminario de la angus- de la es el deseo de analista y es el
tenga tetas "quiero decir que tia.,. vuelve a hablar de contra- acto analítico el que pone cor-
la operación y maniobra de la transferencia, y en la prirnera te a esa operación. El acto ana-
transferencia, hay que regular- clase ubica con10 buen indicio de !a in1nnsihi de lítico transforma goce en deseo,
las de un modo que mantenga la presencia de angustia en el ubicarnos ccrr10 a, no sólo no tanto para el analizante como
la distancia, entre el punto don- analista novicio, ya que a partir estarnos exentos s1no que ha·· para el analista. Doble aparición,
de el sujeto se ve amable, y ese de ahí ve corno posible encon- cen a !as \/!clsítudes ele! trabajo entonces, del deseo del analista:
otro punto donde el sujeto se ve trar la respuesta que es el deseo analitico y eso es /2 contcatrans~ como causa y como consecuen-
causado como carencia por a, del analista. ferencia. cia del acto analíticó'. Es decir, el
y donde a viene a tapar Ja hian- De hecho hay algo que po- ,l\cirT1itír eslo 1·1acer un acto analítico opera un relanza-
cia que constituye la división in- dernos registrar en nuestra ex- duefo por el analista idealizado, miento al deseo del analista, es
'3 augural del sujeto". Tener tetas, periencia cotidiana: el analista sien1pre rnuerlo, siernpre analis- el que marca el viraje del deseo
.!!? metáfora de la sexualidad del se angustia, se fastidia o se fas·· ta. f'~os rnuestra e! borde, el pun- inconsciente al deseo del analis-
"¡;¡ cina en deterrninados discursos to de deuda con respecto a la
analista, de su inconsciente ta, viraje de la causa de deseo a
fü Lacan asegura que no es del paciente, o con detern1inado función, y es ah! donde quizás 1a causa analítica.
~ analista quien nunca haya expe- paciente se conduele, se erot!- podernos hacer a!ao nuevo. El deseo del analista, enton-
"' rimentado el deseo de abrazar a za, se enoja, se duern1e, corne- ces, no es un deseo puro, está
~~.!,! un paciente o tirarlo por !a venta-
na, pero es analista si prirna un
te actos fallidos, El mayor r·iesgo
se resun1e en Ja identificación Conclusión
articulado a la causa, al obje-
to causa de deseo que se hizo
~
"' deseo más fuerte: el deseo del del analista con algún rasgo de causa analítica para el analizan-
analista. Se produce en el ana- su analizado corno !ascinación, Fietornernos ia te que de esto hizo acto. Sin em-

o
lista una mutación en la econo-
mía de goce y ésta es para La-
y esto no se salva por su perte-
nencia a ta! escuela, sus años
1 función del analista es un
s!b!e? ¿Podernos decir que hay
bargo, debemos remarcar que
al final de los análisis no está la
o 1

l
e
Aun § 68 Aun 1 69
• Gabrief Lombardi
l f!•l!!clVl:::fdL'.UI¿ El juicio íntimo de! analista

causa analítica como un destino Notas 8000


obligado, puede elegirse o no ...
Es al final que adviene ese 1. Lacan, J. {1958) "La dirección
deseo, pero podemos afirmar de la cura y !os principios de su /

que en una cura hay varios pa- poder''. En Escritos 2, S'1glo XXI,
Buenos Aires, 2002, p. t)95.
EL J 1 1 EL ANALISTA
ses, el pase es un lugar que se
2. Lacar\ J. (1964-65) "El se1nin2rio
atraviesa varias veces en !a cura. Prob\en12s crucis.\es para el
Un pase se produce en cada psicoanálisis". Inédito.
acto analítico hasta esa vuelta ii- 3. Lacan J. (1964) El serninario 11 ·
nal que constituye el pase pro- Los cuatro conceptos funda.n1on-
' Gabriel LO!T'l
piamente dicho. En cada uno se taíes c!ef psicoanálisis, Paidós,
esos pases se produce una pér- Buenos Aires, í 991. p. 271.
dida de goce que da lugar al ad- 4. Lacan, J. (! 960·61) El sorninario
venimiento del deseo. La cas- 8: Le transferencia, Paidós, Bue- En su texto "La di:,ección de n1!entras que se ha dicho muy
nos /.\ires, 2003.
tración es la diferencia absoluta la cura y los principios cie Su po~ poco sobre el "pagar con su jui-
5. Lacar\ J. ('i 956) "Variantes Je la
que opera en análisis, pero que cura tipo". En Escritos 1, Siglo der" (1958} Jacques La.can dis- cio íntimo" del analista, que La-
sólo posibilitará una detern1ina~ X:Xl, Buenos fa,1res, 2002. cierne tres nivoios en la acción can introduce en ese texto bajo
clón, un lírnite, en el fina!, cuan- 6. Lc:1cél!'1, J_ (1967) "Discurso en de! analista: su táctica de ta in- el subtítulo: "Comment agir avec
do el sujeto se confronte con \a Escuela Freudiana de París". terp1-etación, su enel son étre". Se plantean para mí
ese significante irreductible, a- Er1 Otros escritos, Buenos Aires, manejo de i2 y su dos preguntas, que pueden de-
semántico al qué está sujeto. En Paidós, 2012. política del ser en u11a acción sarrollarse como dos líneas de
ese momento la castración per- 7. Lacan, J. (1967) '·Proposición sostenida en el dosec. f\'1e pa.:-e· investigación.
mite la negativización del goce del 9 de Octubre dG 1967 sobre ce oportuno \/Oiv2r sobre ese cii- La primera es qué quiere decir
el psicoana!ista de la Escuela)'. vaje a la ho1-a de considorar las
fantasmático, sacrificiaf, que re- "pagar con su ¡uicio íntimo", qué
En Ornícar?, No. 1, Petrel, ívla-
cibiría ese slgnfflcante CO!T10 diferG:---:tes aristas de \a acepciones adrnlte esa expre-
driU, í 973.
pura marca. 8. :<:cifd\ner-, A (1979) !v1i an~lfisis
ta del analista s. su que encontramos un par de
Por medio de esa diferencia con Freud, Ec.iituciales CuacJer- veces mi la obra de Lacan, cómo
absoluta que interviene en el fi- nos de iVlortiz, fviéxico, va del anallzante.; se entiende ese pago en las ex-
nal del análisis, el síntoma mis p. 70-71. E! análisis de Lacan se apoya perienciasconcretas del análisis.
mo se vuelve diferencia abso- 9. La.can J. ('l 964) Ei seinínurio 11: en !a diferencia ele lo que paga La segunda es de que mo-
luta, que opera desligada del Los cuatro concep1os fundurnen · el analista en cada une de esos dos incide en el proceso analí-
sentido fantasmático. tales del psicoanálisis, Paidós, niveles. Paga ccn en la tico la dificultad del analista para
Entonces, cada analista ope- Buenos Aires, 1991, p. 281. interpretación,
.¡;¡ efectuar ese pago. ¿Es obstácu- ~
i,O.Lacan J. (1963) El sernúnuio 10:
~ ra con su propia marca de goce sana en la transferc~ncia. y 1Tic\s lo?, ¿es motor de la cura?, y lde ·!2
La anoustia, Paidós, Buenos Ai-
qué r~odo incide esa dificultad
(¡;
"'
e: vaciada, su diferencia absoluta, res, 2007.
radica!rT1ente a;:in, paga larnbién
~
"' la impureza de su deseo come en el plano del ser. dic8, en el frn de la cura, acaso como ·
~ síntoma. "paga con su juicio fntirno'" En desencadenante de su termina- ~
"''" oersonal entre co- ción? ~
legas y bibliograffa de influencia e:
.2.Q !acanland, he constatado que .e
,!¿
"' muchos trabajos se han pr(~sen­ Qué quiere decir pagar con su
& tado sobre el "pagar con juicio íntimo &

o
bras" en la
Cuando leí esa expresión de

o
o Lacan, pagar con su juicio ínti- o
....
Aun 1 70 ,l'\un ! 71

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