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del yo
La biología empieza a elucidar
de qué modo engendra el cerebro
el constante sentimiento de nuestra propia identidad
Carl Zimmer
totalmente normales; sin embargo, otras personas. Se ha descubierto que los cerebros de voluntarios que es-
dicen: “No he sido yo. La máquina las llamadas “neuronas especulares” taban viendo una serie de adjetivos.
que está allí me ha controlado y me remedan las experiencias de otros. Los investigadores, en algunos casos,
ha obligado a hacerlo”. Cuando vemos, por ejemplo, que otro le preguntaban a los sujetos si una
“MIKE OR ME? SELF-RECOGNITION IN A SPLIT-BRAIN PATIENT”, DE DAVID J. TURK ET AL. EN NATURE NEUROSCIENCE, VOL. 5, N. o 9; SEPTIEMBRE DE 2002
hemisferios cerebrales, justo detrás muy alejadas. de dos grupos de voluntarios: futbo-
de los ojos. Esa misma región había Pudiera ser que la región pre- listas y actores. Los investigadores
ya merecido la atención de estudios frontal media estuviera hilvanando escribieron seguidamente dos listas
sobre el yo realizados por otros labo- continuamente un sentimiento de de palabras, cada una de las cua-
Rostros
Como señala Carl Zimmer en el artículo, los Michael Gazzaniga, famoso investigador del
investigadores discrepan acerca de si el cere- cerebro que había pasado mucho tiempo con
bro trata al yo como un ente especial, es de- J. W. Prepararon seguidamente una serie de
cir, si procesa la información concerniente al imágenes en las que la cara de J. W. iba con-
yo de distinta forma que procesa lo referente virtiéndose en la de Gazzaniga (abajo), y se
a otros aspectos de la vida. Hay quienes adu- las mostraron a aquél en orden aleatorio. El
cen que, si bien algunas partes del cerebro sujeto, al serle presentada una imagen, tenía
cambian su actividad cuando pensamos en J. W. Gazzaniga que responder a la pregunta: “¿Soy yo?”. Se
nosotros mismos, lo hacen así sencillamente repitió el proceso haciendo que respondiera a
por nuestra familiaridad con nosotros mismos, no porque al “¿es Mike?”. El experimento se repitió también con los rostros
tratarse de nuestro yo se le otorgue un tratamiento específi- de otras personas a quienes J. W. conocía bien.
co: cualquier cosa que nos fuera muy conocida suscitaría la Se observó que el hemisferio derecho de J. W. se activaba
misma reacción. más cuando reconocía a personas que le eran familiares;
Para investigar esta cuestión, se fotografió a un hombre, en cambio, el hemisferio izquierdo exhibía máxima actividad
al que se conoce por J. W., cuyos hemisferios derecho e iz- cuando J. W. se veía en las fotografías. Estos hallazgos
quierdo actuaban con plena independencia tras una operación parecen respaldar la conjetura de que “el yo es especial.”
quirúrgica que había seccionado las conexiones interhemis- Pero la cuestión dista de estar resuelta, pues ambas posturas
féricas (debida una epilepsia intratable por otros medios). cuentan con indicios en su favor.
Fotografiaron también a alguien a quien J. W. conocía bien: —Ricki Rusting
PRECUNEO
Participa en la recuperación de
recuerdos sobre la propia vida
VISTA FRONTAL
CORTEZA PREFRONTAL
MEDIAL
Es posible que conjugue
percepciones y recuerdos
del yo, y los combine en
una sensación permanente
de ser uno mismo
INSULA ANTERIOR
Se torna especialmente
activa cuando observamos
fotografías de nuestro rostro
les valía mejor para uno de los dos na a dichas redes el sistema reflectivo de sí mismo, pues hacen falta mu-
grupos (atlético, recio, rápido, para (o sistema C) y el sistema reflexivo (o chas experiencias para formar esas
los jugadores; intérprete, dramático y sistema X). asociaciones. Pero en cuanto toma
otras por el estilo, para los actores.) El sistema C se conecta con el forma, se vuelve muy poderoso. Los
Compusieron también una tercera lis- hipocampo y con otras regiones futbolistas saben si son atléticos,
ta de palabras que no se aplicaban del cerebro de las que ya se sabe fuertes o veloces sin tener que con-
específicamente a ninguno de los que recuperan recuerdos. También sultar sus recuerdos: tales cualidades
dos grupos (desordenado y fiable, incluye regiones capaces de alojar, están visceralmente imbricadas en
por ejemplo). Después presentaron de forma consciente, datos e infor- quiénes son. En cambio, no tienen
las palabras a sus sujetos y les pi- maciones. Cuando nos encontramos ese mismo instinto por lo que se
dieron que decidieran, una a una, si en circunstancias nuevas, nuestro refiere a sus cualidades dramáticas,
les eran aplicables o no. sentimiento del yo se funda en pen- y ante las palabras correspondientes
Se observaron diferencias en los ce- samientos explícitos sobre nuestras habían de pensar explícitamente en
rebros de los voluntarios al responder experiencias. sus experiencias. Los resultados de
a las distintas palabras. Las asociadas Pero Lieberman sostiene que, con Lieberman pueden resolver el miste-
al fútbol tendieron a aumentar la ac- el tiempo, el sistema X toma las rio del paradójico conocimiento de
tividad de una determinada red de los riendas. El sistema X, en lugar de sí mismo que tiene D.B., pues resul-
cerebros de los futbolistas, la misma recuerdos, codifica intuiciones; co- ta concebible que su lesión cerebral
que se activó en los actores con las necta con regiones que generan rápi- eliminase su sistema reflectivo, pero
palabras de su profesión. Cuando les das respuestas emotivas basadas, no no su sistema reflexivo.
fueron presentadas palabras corres- en razonamientos explícitos, sino en La neurociencia del yo tiene en la
3FX, INC.
pondientes al otro grupo, se activó asociaciones estadísticas. El sistema actualidad un verdadero auge, pero
una red distinta. Lieberman denomi- X tarda en formar su conocimiento no carece de críticos. Según Martha
El yo evolutivo
Mejor conocida, esa red ayudaría a
comprender la evolución del senti-
miento de nuestra propia identidad.
Es probable que los primates an-
tepasados de los humanos tuvieran
una conciencia corporal básica de
sí mismos como la que está inves-
tigando Blakemore con su equipo.
(Estudios realizados en monos in-
dican que predicen sus actos.) Pero
los seres humanos han desarrollado
evolutivamente un sentimiento de su
propio yo sin par por su complejidad.
La corteza prefrontal media es una de
las regiones más característicamen-
te humanas del cerebro. Lieberman Que el yo humano en su plenitud gos saben desde hace mucho que
considera que algo especial debe de fuese un producto de la sociedad ho- los niños tardan bastante en adquirir
hacer. No sólo es más grande en los mínida explicaría por qué existe tanta un sentimiento estable de quiénes
humanos que en los primates no hu- concordancia entre cómo pensamos son. Chocan sus conceptos de sí
manos, sino que cuenta también con sobre nosotros mismos y cómo lo ha- mismos, pero no les crea el menor
mayor concentración de unas neuro- cemos sobre otros, y que no se limita problema, observa Lieberman. Los
nas que presentan una forma ahusada a la empatía física que Blakemore niños pequeños no intentan decirse
muy singular. No se sabe todavía cuál estudia. Los humanos tenemos asimis- a sí mismos que siguen siendo la
es la función de estas neuronas, pero mo una destreza única para inferir las misma persona. “Da la impresión
se sospecha que desempeñan un pa- intenciones y pensamientos de otros de que no integran en uno los frag-
pel importante en el procesamiento miembros de nuestra especie. Se han mentos que componen el concepto
de la información. escaneado los cerebros de algunas de sí mismo.”
Heatherton opina que la red del yo personas mientras se valían de esa Lieberman y sus colaboradores
humana pudo haber evolucionado en “teoría de la mente”: algunas de las se preguntaron si no sería posible
respuesta a la compleja vida social regiones del cerebro que se activan rastrear el mudable concepto de su
de nuestros ancestros. Los homínidos entonces forman parte de la red uti- yo que tienen los niños mediante
vivieron durante millones de años en lizada al pensar en uno mismo (entre técnicas de toma de imágenes del
pequeñas hordas, cooperando para ellas, la corteza prefrontal media). cerebro. Han comenzado a estudiar
buscar alimento y compartir lo que Ambas capacidades, la de entender a un grupo de niños; proyectan rea-
hallasen. Según Heatherton, esa for- otros y la de entendernos a nosotros lizarles escáneres cada 18 meses,
ma de vida requiere de autocontrol. mismos, son imprescindibles paran desde los nueve hasta los 15 años
AARON GOODMAN
Ha de haber cooperación y ha de que un ser humano funcione como de edad. Les piden que piensen en
haber confianza, conductas, sostiene, tal, piensa Heatherton. sí mismos y en Harry Potter. Han
que exigen una fina conciencia de El yo, para desarrollarse por com- comparado la actividad cerebral en
uno mismo. pleto, necesita tiempo. Los psicólo- cada tarea y comparado a su vez los