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I. INTRODUCCIÓN
La importancia de este axioma viene determinada por el hecho de que hasta un 10% de lesiones
medulares ocurren cuando el paciente con una fractura inestable de columna es movilizado.
Las causas más frecuentes de lesión raquimedular son: los accidentes de motor (48%), las caídas
accidentales (21%), las agresiones (15%) y los accidentes resultantes de la práctica deportiva
(14%). De estos últimos, la zambullida en el agua es la práctica que más frecuentemente origina
trauma medular.
La evaluación primaria debe de seguir la secuencia básica ABC. El paciente debe ser evaluado
en posición neutral sin flexionar, extender o rotar el cuello y el tronco.
El objetivo es asegurar una vía aérea permeable. Cuando se precise intubación endotraqueal, se
procederá a un rigurosa inmovilización de la columna cervical con la colaboración de un
segundo asistente. La estimulación de la orofaringe (aspiración vigorosa, colocación de cánula
de Guedel, intubación, etc.) puede provocar una bradicardia extrema que se puede prevenir
mediante la administración previa de atropina 1 mg IV. Introducir técnicas de aspiración para
minimizar el reflejo vagal. La columna cervical será siempre alineada y se mantendrá
inmovilizada hasta que se descarte lesión cervical.
B. RESPIRACIÓN
C. CIRCULACIÓN
D. EVALUACIÓN NEUROLÓGICA
Se realizará siempre el mini examen neurológico para detectar indicios de aumento de presión
intracraneal, determinando el nivel de conciencia y el tamaño de las pupilas.
E. EXPOSICIÓN
V. EVALUACIÓN SECUNDARIA
A. HISTORIA CLÍNICA
B. EXPLORACIÓN FÍSICA
Para permitir la exploración de la espalda el paciente debe rotarse en bloque. Esta maniobra
precisa la colaboración y coordinación de al menos 5 personas: uno mantiene la inmovilización
de cabeza y cuello y dirige la maniobra; otros dos el tronco (hombros y pelvis); un cuarto las
piernas y el quinto quita los medios de inmovilización y explora al paciente.
La exploración de la columna cervical exige la retirada transitoria de collarín cervical. Esta
maniobra debe hacerse siempre con sujeción del bloque cabeza-cuello por un segundo
manipulador, manteniendo en todo momento la alineación del cuello con el tronco, sin permitir
movimientos de la columna cervical ni de la columna dorso-lumbar , mientras se realiza la
exploración. Una vez completada ésta volveremos a colocar el collarín cervical y el
inmovilizador tetracameral.
a. Función motora
Descripción
0 No hay contracción muscular (parálisis total)
1
Incapaz de mover un miembro por la articulación, pero existen
indicios de contracción muscular (palpable o visible)
El hallazgo de un déficit motor o sensitivo por debajo del cuello debe plantearnos la posibilidad
de lesión medular.
La existencia de alteraciones sensitivas o motoras parciales o localizadas en alguna zona indica
lesión medular incompleta o de
nervios periféricos.
La conservación de sensibilidad en el área escrotal, perianal y anal puede ser el único signo de
lesión medular incompleta. Por tanto, debe ser explorada antes de emitir el diagnóstico de lesión
medular completa.
Si no hay percepción sensitiva o fuerza muscular distal al nivel de la lesión, se trata de una
lesión medular completa.
Para establecer el nivel funcional clínico y anatómico de una lesión medular cervical completa
debe localizarse la raíz nerviosa más baja que proporcione una función sensitiva y motora
normal (grado 3 o mayor).
1. COLUMNA ANTERIOR: integrada por los 2/3 anteriores del cuerpo vertebral, el
ligamento longitudinal anterior y el disco.
2. COLUMNA MEDIA: constituida por el 1/3 posterior del cuerpo vertebral, el disco y el
ligamento longitudinal posterior.
3. COLUMNA POSTERIOR: apófisis espinosas, láminas, pedículos, masas laterales,
carillas y cápsulas articulares, ligamentos amarillos, interespinosos y transverso (une masas
laterales del atlas).
C. SHOCK MEDULAR
Es el cuadro clínico que aparece inmediatamente tras producirse una lesión medular a la altura
de D6 o por encima, si bien no es de obligada presentación. Se caracteriza por:
1. Tetraplejía flácida y arreflexia
2. Pérdida de sensibilidad por debajo del nivel lesional.
La duración del shock medular es variable, desde horas a semanas, aunque en general suele
desaparecer en las primeras 24-48 horas. La reaparición del reflejo bulbocavernoso el signo
indicativo de la recuperación de esta fase de shock medular. Una vez superado éste es el
momento de valorar con precisión la extensión del daño medular, pues los déficit que existan a
partir de este momento serán difícilmente recuperables.
Hay que tener en cuenta que el TG que presenta una lesión raquimedular puede no estar en
condiciones de referir sintomatología alguna (inconsciencia, intoxicación, etc.) o de estar
consciente puede que las lesiones a otros niveles sean más dolorosas y no preste atención
inicialmente a zonas dolorosas a nivel del raquis. Además, la parálisis y la pérdida de
sensibilidad pueden enmascarar el diagnóstico de lesiones intraabdominales y de extremidades.
VIII. TRATAMIENTO
A. PRIORIDADES
B. MEDIDAS GENERALES
1. Siempre que sea necesario movilizar al paciente se hará en bloque con un mínimo de 4
personas, de las que una se encargará exclusivamente de cabeza-cuello. Durante la evaluación
del TG con sospecha de lesión raquimedular éste debe permanecer en decúbito supino, sin
provocar movimientos de la columna vertebral (no flexionar, extender o rotar el cuello ni el
tronco) hasta que se descarte su existencia. La inmovilización cervical se realizará inicialmente
de forma manual manteniendo el cuello alineado con el tronco, sin realizar tracción, y
posteriormente se complementará con collarín cervical semirrígido más otros medios de
inmovilización cervical (Inmovilizador tetracameral) ya que hay que tener siempre presente que
la colocación del collarín por sí sola no inmoviliza completamente la columna (no inmoviliza
adecuadamente el occipucio, C1 y C2) y permite movimientos de rotación. lateralidad y flexión.
Además, se utilizará la tabla espinal larga o el colchón de vacío que dejará inmovilizados los
segmentos dorsal y lumbar. La inmovilización se mantendrá hasta tener seguridad plena de que
el paciente no tiene una lesión de columna y/o medula espinal.
2. Explorar fuerza motora y sensibilidad de cabeza a pies.
1. Traumatismos abiertos
Producidos en su mayoría por arma blanca o armas de fuego. Un proyectil que penetre al canal
medular generalmente origina lesión medular completa. Buscar siempre salidas de LCR. Suelen
asociarse a otras lesiones (abdomen agudo, laceración de grandes vasos, neumotórax a tensión,
etc.) que tienen prioridad en su manejo.
El tratamiento consiste en antibioterapia, profilaxis antitetánica, metilprednisolona y cirugía
para desbridar los tejidos desvitalizados, reparar las cubiertas meníngeas y extraer cuerpos
extraños que compriman la médula.
El tratamiento con corticoides a altas dosis sigue siendo controvertido. Muchos autores abogan
por su empleo al haberse demostrado una mayor recuperación de la función neurológica cuando
se administran dentro de las primeras 8 horas del traumatismo. Se utiliza metilprednisolona a
dosis de 30 mg/Kg en bolo i.v. en 15 min, seguido de perfusión i.v. a los 45 min a razón de 5.4
mg/Kg/hora durante 23 horas. Debe iniciarse tan precozmente como sea
posible tras la lesión medular.
El traslado debe ser realizado bajo la supervisión directa de un facultativo, idealmente en una
ambulancia medicalizada dotada de material de R.C.P. y medios de inmovilización
raquimedular. Recordar que las lesiones medulares cervicales altas pueden ocasionar parada
respiratoria.
Debe ser realizado una vez estabilizada la situación hemodinámica del paciente y descartada
que ésta se debe a un shock hipovolémico.
El paciente debe mantenerse inmovilizado durante el transporte así como durante su estancia en
el Servicio de urgencias hospitalario hasta que no se descarte completamente la existencia de
lesión de columna y/o médula. Ante la existencia de una lesión inestable de columna y/o de
lesión medular el centro de referencia debe ser informado previamente del inminente traslado
del paciente.