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TRAUMATISMO RAQUIMEDULAR

I. INTRODUCCIÓN

El traumatismo raquimedular acontece aproximadamente en el 5% de pacientes traumatizados


grave (TG). Su importancia radica en el hecho de que puede originar discapacidad psicofísica
invalidante y que afecta mayoritariamente a pacientes jóvenes, con una larga expectativa de
vida. La asistencia a un paciente víctima de un accidente, que presenta como consecuencia de
éste una tetra o paraplejía, es una dramática situación que alguna vez tiene que ser afrontada por
el personal sanitario encargado de la atención inicial a pacientes traumatizados, atendiendo
desde el primer momento tanto a sus problemas y necesidades físicas como a las psicológicas.
El personal sanitario que atiende a pacientes TG debe asumir el axioma de que todo
traumatizado grave tiene una lesión raquimedular mientras no se demuestre lo contrario,
fundamentalmente si el paciente:
– Está inconsciente por TCE ó bajo el efecto de tóxicos.
– Ha sufrido un traumatismo por encima de las clavículas.
– Ha estado implicado en un accidente de vehículos a altas
velocidades, soportando aceleraciones o desaceleraciones bruscas.
– El paciente se queja de dolor en columna vertebral.
– Presencia de paralisis, parestesias y alteraciones de la sensibilidad.
– Se encuentra en situación de shock.

La importancia de este axioma viene determinada por el hecho de que hasta un 10% de lesiones
medulares ocurren cuando el paciente con una fractura inestable de columna es movilizado.
Las causas más frecuentes de lesión raquimedular son: los accidentes de motor (48%), las caídas
accidentales (21%), las agresiones (15%) y los accidentes resultantes de la práctica deportiva
(14%). De estos últimos, la zambullida en el agua es la práctica que más frecuentemente origina
trauma medular.

II. MECANISMO LESIONAL

Más del 50% de los traumatismos raquimedulares afectan a la columna cervical,


fundamentalmente a la porción media, originando tetraplejía en el 30-45% de casos. Hasta el
54% de pacientes con lesiones por debajo de la médula cervical conducen a paraplejía. Hasta el
25% de TG que mueren inmediatamente tras el impacto han presentado una lesión medular
cervical alta (por encima de C4), siendo la apnea el mecanismo de muerte más frecuente en este
tipo de lesiones.
La columna dorsal es particularmente vulnerable en los accidentes de motocicleta. Además,
debido a que el impacto necesario para dañar la columna dorsal debe ser mayor que a nivel
cervical, es más probable que sean completas lo que acontece en el 60-80% de casos.
En la región dorsolumbar y lumbar inciden el 20-30% del total de fracturas de columna.
Según la forma de incidir las fuerzas sobre la columna o el cráneo se producirán lesiones
diferentes, pero es importante que tengamos en cuenta dos tipos de lesiones a las que podemos
conducir al paciente por una inadecuada técnica de inmovilización/movilización:
- La hiperflexión puede dar lugar a fractura de la base de la apófisis odontoides (Tipo II).
Si se asocia flexión y compresión el resultado puede ser fractura del cuerpo de la odontoides
(Tipo III). Las fracturas de columna cervical inferior (C3-C7) por flexión suelen producir
subluxación que puede estar asociada o no con fracturas de las facetas.
- Si el mecanismo es por hiperextensión intensa y se asocia con tracción ocasiona
fractura bilateral de los elementos posteriores de C2 a través de los pedículos (Fractura de
Hangman o del ahorcado). Aunque los mecanismos de tracción puros son raros, producen
fracturas a nivel de la articulación occipito-atlantoidea a menudo fatales, estas lesiones se
aprecian mejor en las radiografías laterales de cráneo. Finalmente, las lesiones por extensión
suelen cursar con fracturas de las laminas o las facetas, siendo frecuentemente estables.
Las lesiones por compresión producen un verdadero estallido del cuerpo vertebral con
subluxación de los elementos anteriores o posteriores.
En la columna dorsal, las fracturas son consecuencia de golpes directos o por fuerzas que
ocasionan hiperextensión extrema. Cuando interviene un mecanismo de rotación frecuentemente
se producen fracturas costales. Las caídas de los motoristas hacia adelante con el tórax
hiperflexionado dan lugar a fracturas por compresión o por estallido.
Las fracturas de los segmentos toracolumbar y lumbar son provocadas por hiperflexión.
En general las lesiones por tracción o flexión con rotura de los ligamentos suelen ser inestables,
mientras que las lesiones por compresión suelen ser estables.
La lesión medular se produce generalmente por mecanismo de hiperflexión y compresión,
siendo menos frecuente por hiperextensión. Ocurre en el 2-3% de los casos, asentando con mas
frecuencia en la región cervical y en la unión toraco-lumbar. Aunque la columna torácica está
protegida por las costillas y el esternón, el canal medular en esta zona es mas estrecho en
relación a la médula, por lo que traumatismos menos severos que provoquen desplazamiento
vertebral pueden ocasionar lesiones medulares.

IV. EVALUACIÓN PRIMARIA

La evaluación primaria debe de seguir la secuencia básica ABC. El paciente debe ser evaluado
en posición neutral sin flexionar, extender o rotar el cuello y el tronco.

A. VÍA AÉREA Y CONTROL DE LA COLUMNA CERVICAL

El objetivo es asegurar una vía aérea permeable. Cuando se precise intubación endotraqueal, se
procederá a un rigurosa inmovilización de la columna cervical con la colaboración de un
segundo asistente. La estimulación de la orofaringe (aspiración vigorosa, colocación de cánula
de Guedel, intubación, etc.) puede provocar una bradicardia extrema que se puede prevenir
mediante la administración previa de atropina 1 mg IV. Introducir técnicas de aspiración para
minimizar el reflejo vagal. La columna cervical será siempre alineada y se mantendrá
inmovilizada hasta que se descarte lesión cervical.

B. RESPIRACIÓN

Es prioritario garantizar un adecuado intercambio gaseoso. La primera sospecha de lesión


medular aparecerá en la valoración del tipo de patrón respiratorio, al identificar una respiración
abdominal con utilización de la musculatoria accesoria provocada por una parálisis
diafragmática. Este problema requiere de apoyo ventilatorio inmediato para lo cuál
extremaremos, a partir de este momento, las medidas de inmovilización de la columna cervical.

C. CIRCULACIÓN

En este paso es primordial el control de la hemorragia externa y la perfusión intravenosa de


líquidos. La presencia de shock con bradicardia, no acompañado de palidez y frialdad cutánea,
ni de sudoración profusa nos hace sospechar la presencia de shock neurogénico.

D. EVALUACIÓN NEUROLÓGICA

Se realizará siempre el mini examen neurológico para detectar indicios de aumento de presión
intracraneal, determinando el nivel de conciencia y el tamaño de las pupilas.

E. EXPOSICIÓN

En la exposición de este tipo de enfermos procuraremos siempre mantener alineada e inmóvil


La columna cervical, para lo cuál cortaremos sus ropas y procuraremos que el enfermo se
encuentre siempre sobre una superficie estable, dura y perfectamente asegurado a ella, anulando
así cualquier posibilidad de movimiento involuntario o accidental que pueda agravar su lesión.
La presencia de priapismo, objetivable al desnudar al paciente, puede indicar lesión medular.

V. EVALUACIÓN SECUNDARIA

En esta fase de la atención al paciente traumatizado grave, el traumatismo raquimedular será


valorado recogiendo en la historia de enfermería determinados datos sobre las circunstancias del
accidente y personales del paciente, y valorando durante la exploración física sistemática de
cabeza a pies la existencia de lesión ósea y/o medular mediante el examen del cuello y resto de
columna, una completa exploración neurológica sin olvidar el tacto rectal, procediendo entonces
a la inmovilización del cuello con collarín cervical e inmovilizador tetracameral y del resto de la
columna mediante tabla larga o colchón de vacío. A continuación se prestará especial atención
a:

A. HISTORIA CLÍNICA

Se prestará especial atención a:


1. Antecedentes traumáticos de interés. Existencia de fracturas antiguas.
2. Mecanismo lesional: importante ya que su descripción por parte del paciente o
testigos puede orientarnos hacia el tipo de lesión más probable.
3. Coexistencia de traumatismo cráneoencefálico. Si lo hubo y se acompañó de
pérdida de conciencia puede haber lesión cervical asociada (7-15% de casos).
4. Interrogar sobre la presencia de dolor en columna o radicular, pérdida de fuerza o
de sensibilidad en alguna zona, así como de parestesias.

B. EXPLORACIÓN FÍSICA

Debe ir orientada a la búsqueda de lesión ósea de la columna vertebral y de lesión medular.

1. Inspección y palpación de la columna vertebral

1. Inspección de la posición de la cabeza.


2. Se debe palpar en sentido cráneo-caudal toda la columna, desde la región occiptial hasta
el sacro, recorriéndola a lo largo con nuestros dedos, buscando hematomas, deformidades,
escalones, espasmos musculares o zonas dolorosas.

Para permitir la exploración de la espalda el paciente debe rotarse en bloque. Esta maniobra
precisa la colaboración y coordinación de al menos 5 personas: uno mantiene la inmovilización
de cabeza y cuello y dirige la maniobra; otros dos el tronco (hombros y pelvis); un cuarto las
piernas y el quinto quita los medios de inmovilización y explora al paciente.
La exploración de la columna cervical exige la retirada transitoria de collarín cervical. Esta
maniobra debe hacerse siempre con sujeción del bloque cabeza-cuello por un segundo
manipulador, manteniendo en todo momento la alineación del cuello con el tronco, sin permitir
movimientos de la columna cervical ni de la columna dorso-lumbar , mientras se realiza la
exploración. Una vez completada ésta volveremos a colocar el collarín cervical y el
inmovilizador tetracameral.

Sospechar lesión cervical si:


- Referencia de dolor en cuello, región occipital o en hombro
- Tortícolis
- Referencia por el paciente de limitación de movimientos de cuello
- El paciente se sostiene la cabeza con las manos
- Paciente inconsciente.
- Lesiones por encima de las clavículas
2. Exploración neurológica (de la médula espinal)

La evaluación neurológica inicial es esencial para establecer la mejoría o el deterioro


neurológico posterior y para determinar el nivel topográfico de lesión que nos orienta los
estudios por imagen a realizar. Se debe valorar cada miembro individualmente siendo habitual
iniciar la exploración por los miembros inferiores.

a. Función motora

Se valora mediante la escala de gradación de fuerza muscular de Medical Research Council

Descripción
0 No hay contracción muscular (parálisis total)
1
Incapaz de mover un miembro por la articulación, pero existen
indicios de contracción muscular (palpable o visible)

2 Capaz de mover una extremidad si se elimina la gravedad

3 Capaz de mover un miembro contra la gravedad, pero sin resistencia

4 Movimiento contra una ligera resistencia aplicada por el examinador


5 Fuerza normal (movimiento contra resistencia intensa)
Se considera normal un valor igual o mayor de 3

Según la afectación diafragmática, se puede sospechar a que nivel se encuentra la lesión


cervical, de tal manera que las lesiones por debajo de la raíz C5 no afectan la función del
diafragma; las lesiones entre C3 y C5 provocan una afectación diafragmática inmediatamente
tras el traumatismo desarrollando un fallo respiratorio; las lesiones completas por encima de C3
producen apnea y muerte a menos que se establezca ventilación mecánica en pocos minutos.
.
b. Sensibilidad

Tipos de sensibilidad, exploración y vehiculización en médula espinal.


Tipo de sensibilidad Sensibilidad Exploración Vehiculización en médula espi-
nal
Táctil torunda de algodón cordones laterales y posteriores

Superficial Dolorosa aguja cordones laterales


Térmica tubos agua cordones laterales
caliente/fría
Vibratoria (parestesia) Diapasón cordones posteriores
(prominencias óseas)
Sentido del movimiento mover dedos arriba cordones posteriores
Profunda (quinestesia) y de la posición articular y abajo
(estatanestesia)
Dolor profundo Compresión tendón de cordones posteriores
Aquiles, músculos de pantorrilla.
Hiperflexión de dedos
c. Reflejos

La arreflexia, dependiendo de su distribución, indica lesión radicular o medular.

d. Otros signos de disfunción neuro-muscular


• Ausencia de sensibilidad perianal.
• Falta de tono del esfínter rectal (tacto rectal).
• Reflejo bulbocavernoso: cuando está presente, el músculo cavernoso y el esfínter anal
se contraen cuando el glande es apretado o el dorso del pene palmeado. Otro reflejo es el
cutáneo-anal (al rozar la piel perianal se contrae el esfinter). La alteración de estos reflejos son
muy útiles para determinar la presencia de alguna función distal a la lesión, lo que indica que la
lesión neurológica es incompleta y por tanto de mejor pronóstico.
• La presencia de disfunción intestinal (íleo paralítico) y la ausencia de control de los
esfínteres anal y ureteral debe hacernos sospechar
• lesión del cono medular o de la cola de caballo.
• Priapismo
• Hipotensión arterial sin taquicardia (bradicardia relativa)

El hallazgo de un déficit motor o sensitivo por debajo del cuello debe plantearnos la posibilidad
de lesión medular.
La existencia de alteraciones sensitivas o motoras parciales o localizadas en alguna zona indica
lesión medular incompleta o de

nervios periféricos.
La conservación de sensibilidad en el área escrotal, perianal y anal puede ser el único signo de
lesión medular incompleta. Por tanto, debe ser explorada antes de emitir el diagnóstico de lesión
medular completa.
Si no hay percepción sensitiva o fuerza muscular distal al nivel de la lesión, se trata de una
lesión medular completa.

Para establecer el nivel funcional clínico y anatómico de una lesión medular cervical completa
debe localizarse la raíz nerviosa más baja que proporcione una función sensitiva y motora
normal (grado 3 o mayor).

Determinación del nivel lesional en columna lumbar y sacra.


Nivel lesional Función motora Reflejos Sensibilidad
L1 Flexión de cadera Cremastérico ! pubis y abdomen inferior (pliegue inguinal)
L2 Flexión de la cadera Cremastérico ! cara anterior del muslo
L3 Extensión de la rodilla Rotuliano ! rodilla
L4 Extensión de la rodilla Rotuliano ! cara interna e inferior de la pierna
Dorsiflexión del tobillo
L5 Dorsiflexión de los dedos - ! cara externa inferior de la pierna y
el dedo gordo
S1 Flexión de rodilla Aquíleo ! 5º dedo y talón
Flexión plantar y dedos
S2 Contracción esfinter anal ! cara posterior de muslo
S3 Contracción esfinter anal - ! nalgas
S4 Contracción esfinter anal ! periné
S5 - ! región perianal
VI. EXPLORACIONES COMPLEMENTARIAS

Su objetivo es ayudar al diagnóstico de la existencia o no de lesión de columna vertebral, saber


si la lesión vertebral es estable o inestable y confirmar la sospecha de lesión medular.
En la valoración de lesión de columna es fundamental establecer la existencia de estabilidad o
inestabilidad raquimedular. La estabilidad de columna es la capacidad de la columna para
mantener las relaciones de las vértebras cuando se le aplica una carga de manera que no hay
daño o irritación de la médula espinal o de los nervios raquídeos, ni deformidades ni dolor. Por
el contrario, una columna inestable permite el movimiento anormal de un segmento vertebral
sobre otro y comprometer la función neurológica.

La estabilidad espinal se valora radiológicamente mediante la "teoría de las 3 columnas" de


DENIS (Figura 7):

1. COLUMNA ANTERIOR: integrada por los 2/3 anteriores del cuerpo vertebral, el
ligamento longitudinal anterior y el disco.
2. COLUMNA MEDIA: constituida por el 1/3 posterior del cuerpo vertebral, el disco y el
ligamento longitudinal posterior.
3. COLUMNA POSTERIOR: apófisis espinosas, láminas, pedículos, masas laterales,
carillas y cápsulas articulares, ligamentos amarillos, interespinosos y transverso (une masas
laterales del atlas).

Cuando 2 de las tres columnas están dañadas, se habla de COLUMNA INESTABLE.

A. RADIOLOGÍA SIMPLE DE COLUMNA CERVICAL

Es la exploración más simple. Su objetivo es determinar la existencia de lesión ósea de la


columna cervical.
En primer lugar la proyección indispensable es la proyección lateral. Esta se solicitará, junto con
la A-P de tórax y de pelvis durante la evaluación secundaria.
Aunque existe evidencia de que en pacientes con TCE y trauma cervical que estén alerta,
asintomáticos respecto a la región cervical (con palpación cervical normal), sin lesiones
distrayentes a otros niveles y sin signos de intoxicación aguda la Rx cervical no aporta nada,
estas exigencias raramente se cumplen en el paciente TG por lo que debe realizarse siempre.
La interpretación de la radiografía simple de columna cervical se trata en el Módulo Práctico
correspondiente. Recordar que deben visualizarse la base del cráneo, las 7 vértebras cervicales y
la porción superior de D1. Se prestará especial atención a:
1. Forma y contorno de los cuerpos vertebrales
2. Alineación de cuerpos vertebrales
3. Simetría de pedículos
4. Altura del espacio intervertebral
5. Alineación central de las apófisis espinosas.

Si es imposible visualizar bien C7-D1 en la Rx lateral cervical se recurre a la posición del


nadador o se tracciona de los brazos del paciente hacia abajo. Si no se consigue se recurrirá al
TAC de columna.
Las restantes proyecciones, laterales y oblícuas, se realizarán una vez finalizado el
reconocimiento secundario.

VII. CUADROS CLÍNICOS DE PRESENTACIÓN


La importancia de las diferentes formas clínicas es valorar la presencia de déficit neurológico
más que su diagnóstico preciso, dado que frecuentemente los síndromes parciales se
superponen.

Signos de alarma de lesión medular cervical


1. Arreflexia flácida
2. Atonía de esfinter rectal
3. Respiración toracoabdominal
5. Priapismo
6. Insensibilidad a estímulos dolorosos por encima, pero no por debajo, de la lesión.

A. LESIÓN NEUROLÓGICA COMPLETA

Se caracteriza por la presencia de:


1. Parálisis flácida, ausencia de sensibilidad y reflejos osteotendinosos (ROT) por debajo
del nivel de la lesión.
2. Vejiga neurógena.
3. Pérdida del tono del esfínter anal.
4. Si la lesión es a nivel de T6 o por encima aparece bradicardia e hipotensión.
5. No es previsible la recuperación.
B. LESIÓN NEUROLÓGICA INCOMPLETA

Se caracteriza por la presencia de:


1. Zonas sensitivas o motoras conservadas por debajo del nivel de la lesión.
2. No afectación de los segmentos sacros:
A. Flexión del primer dedo del pie.
B. Conservación de la sensibilidad perianal.
C. Reflejo del esfínter anal y bulbocavernoso.
D. Es previsible la recuperación, sobre todo en lesiones por debajo de L1-L2.

C. SHOCK MEDULAR

Es el cuadro clínico que aparece inmediatamente tras producirse una lesión medular a la altura
de D6 o por encima, si bien no es de obligada presentación. Se caracteriza por:
1. Tetraplejía flácida y arreflexia
2. Pérdida de sensibilidad por debajo del nivel lesional.

3. Hipotensión arterial (80-100 mmHg) no acompañada de


taquicardia. A diferencia de otros tipos de shock, el shock medular no se acompaña de palidez y
frialdad cutánea, ni de sudoración profusa.
4. Bradicardia relativa en relación a las cifras tensionales.
5. Disfunción del sistema nervioso vegetativo: íleo paralítico, dilatación gástrica aguda,
retención urinaria aguda, incontinencia de esfínter rectal, priapismo. Además existe situación de
poiquilotermia (grandes variaciones de temperatura).

La duración del shock medular es variable, desde horas a semanas, aunque en general suele
desaparecer en las primeras 24-48 horas. La reaparición del reflejo bulbocavernoso el signo
indicativo de la recuperación de esta fase de shock medular. Una vez superado éste es el
momento de valorar con precisión la extensión del daño medular, pues los déficit que existan a
partir de este momento serán difícilmente recuperables.

Hay que tener en cuenta que el TG que presenta una lesión raquimedular puede no estar en
condiciones de referir sintomatología alguna (inconsciencia, intoxicación, etc.) o de estar
consciente puede que las lesiones a otros niveles sean más dolorosas y no preste atención
inicialmente a zonas dolorosas a nivel del raquis. Además, la parálisis y la pérdida de
sensibilidad pueden enmascarar el diagnóstico de lesiones intraabdominales y de extremidades.

VIII. TRATAMIENTO

A. PRIORIDADES

Existen 4 prioridades en la atención al paciente TG con traumatismo raquimedular:

a. La reanimación del paciente, con la aplicación de los pasos A, B, y C de la evaluación inicial


del TG, es prioritaria.
b. Preservar la función medular que aun esté conservada, estabilizando la columna y evitando
una lesión secundaria de la médula espinal por maniobras inadecuadas, por shock, hipoxemia y
otros factores que favorecen el daño medular.
c. Iniciar precozmente el tratamiento encaminado a recuperar el máximo grado posible de
función medular.
d. Estabilizar la columna vertebral.

B. MEDIDAS GENERALES

a. Valoración y actuación correctora de Vía aérea, Ventilación y Circulación.

b. Tratamiento médico y cuidados enfermeros


Las medidas iniciales estarán encaminadas al mantenimiento de las funciones vitales, por tanto,
pasaremos a aplicar el tratemiento y los cuidados de las posibles lesiones medulares una vez
resueltos y estabilizados los pasos previos de la Evaluación primaria.
El manejo inicial de las posibles lesiones medulares tendrá como objetivos:
1. Mantener alineada la columna vertebral.
2. Mantener inmovilizada la columna vertebral.
3. Conocer que nivel de afectación de sensibilidad y movilidad tiene el paciente.
4. Identificar signos y síntomas de shock neurogénico por posible lesión medular.
5. Evitar lesiones secundarias debidas a la falta de sensibilidad y movilidad derivadas de la
lesión medular.
6. Conseguir que el estado emocional del enfermo le permita estar tranquilo, sentirse
seguro y colaborar con nosotros.

De forma general, el tratamiento y cuidados a aplicar en los casos de sospecha de lesiones


medulares serán los siguiente:

1. Siempre que sea necesario movilizar al paciente se hará en bloque con un mínimo de 4
personas, de las que una se encargará exclusivamente de cabeza-cuello. Durante la evaluación
del TG con sospecha de lesión raquimedular éste debe permanecer en decúbito supino, sin
provocar movimientos de la columna vertebral (no flexionar, extender o rotar el cuello ni el
tronco) hasta que se descarte su existencia. La inmovilización cervical se realizará inicialmente
de forma manual manteniendo el cuello alineado con el tronco, sin realizar tracción, y
posteriormente se complementará con collarín cervical semirrígido más otros medios de
inmovilización cervical (Inmovilizador tetracameral) ya que hay que tener siempre presente que
la colocación del collarín por sí sola no inmoviliza completamente la columna (no inmoviliza
adecuadamente el occipucio, C1 y C2) y permite movimientos de rotación. lateralidad y flexión.
Además, se utilizará la tabla espinal larga o el colchón de vacío que dejará inmovilizados los
segmentos dorsal y lumbar. La inmovilización se mantendrá hasta tener seguridad plena de que
el paciente no tiene una lesión de columna y/o medula espinal.
2. Explorar fuerza motora y sensibilidad de cabeza a pies.

3. Vigilar cualquier cambio en el patrón respiratorio (utilización de musculatura abdominal


accesoria) que pudiera poner de manifiesto una parálisis diafragmática.
4. Si se evidencia dificultad para deglutir debido a una posible lesión medular alta, realizar
aspiración de secreciones periódicamente.
5. Vigilar las constantes vitales contínuamente para identificar tempranamente cualquier
signo de instauración de un Shock neurogénico (hipotensión sin taquicardia, ligera bradicardia).
6. Colocación de sondaje uretral por posible retención urinaria debida a una denervación
vesical.
7. Mantener al paciente bien asegurado a la cama o camilla, sobre todo durante los
traslados para evitar que por falta de movilidad y fuerza el paciente pueda caer y aumentar la
lesión o aparecer nuevas lesiones.
8. Cuidar que ningún borde, cuerpo extraño, arrugas en la ropa (propia o de cama) o correa
demasiado apretada pueda provocar lesiones debido al deterioro de la piel o a un compromiso
circulatorio por falta de sensibilidad.
Informar al paciente, dentro de lo posible, cuál es su situación y sus posibilidades de
recuperación. Qué técnicas y cuidados vamos a aplicarle. Que su colaboración es fundamental.
Intentar distraer su atención de las circunstancias que más lo pueden desestabilizar
psicológicamente.

El tratamiento farmacológico de elección en los casos de lesión medular será:

1. Traumatismos abiertos

Producidos en su mayoría por arma blanca o armas de fuego. Un proyectil que penetre al canal
medular generalmente origina lesión medular completa. Buscar siempre salidas de LCR. Suelen
asociarse a otras lesiones (abdomen agudo, laceración de grandes vasos, neumotórax a tensión,
etc.) que tienen prioridad en su manejo.
El tratamiento consiste en antibioterapia, profilaxis antitetánica, metilprednisolona y cirugía
para desbridar los tejidos desvitalizados, reparar las cubiertas meníngeas y extraer cuerpos
extraños que compriman la médula.

2. Tratamiento del shock medular

Consiste en la perfusión de líquidos tal y como se ha referido en el capítulo... y, si no hay


respuesta a la reposición de volumen, se utilizarán fármacos inótropos (Dopamina a dosis de 2-
15 µg/Kg/min). Si existe bradicardia extrema se administrará atropina.

El tratamiento con corticoides a altas dosis sigue siendo controvertido. Muchos autores abogan
por su empleo al haberse demostrado una mayor recuperación de la función neurológica cuando
se administran dentro de las primeras 8 horas del traumatismo. Se utiliza metilprednisolona a
dosis de 30 mg/Kg en bolo i.v. en 15 min, seguido de perfusión i.v. a los 45 min a razón de 5.4
mg/Kg/hora durante 23 horas. Debe iniciarse tan precozmente como sea
posible tras la lesión medular.

E. TRASLADO A CENTRO DE REFERENCIA

El traslado debe ser realizado bajo la supervisión directa de un facultativo, idealmente en una
ambulancia medicalizada dotada de material de R.C.P. y medios de inmovilización
raquimedular. Recordar que las lesiones medulares cervicales altas pueden ocasionar parada
respiratoria.
Debe ser realizado una vez estabilizada la situación hemodinámica del paciente y descartada
que ésta se debe a un shock hipovolémico.
El paciente debe mantenerse inmovilizado durante el transporte así como durante su estancia en
el Servicio de urgencias hospitalario hasta que no se descarte completamente la existencia de
lesión de columna y/o médula. Ante la existencia de una lesión inestable de columna y/o de
lesión medular el centro de referencia debe ser informado previamente del inminente traslado
del paciente.

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