Del respeto a las oportunidades

En estos días logos más coloridos que de costumbre, slogans y testimonios inspiradores
hablando de la diversidad me entusiasman pero me hacen pensar cuan abiertos estamos
realmente a abrazarla y a desatar su máximo potencial en nuestras organizaciones.

Desplegar todas las capacidades y motivaciones de las personas para alcanzar cualquier desafío
requiere ciertas condiciones. Desde la tolerancia básica a la valoración de las diferencias, de
acuerdo al estadio en donde estemos parados, serán los resultados que podamos esperar.

El fervor de estos días por la tolerancia y el respeto por la vida afectiva y orientación sexual del
otro, me deja con la sensación de lo políticamente correcto pero me hace dudar del convencimiento
profundo de muchas de esas afirmaciones.

Está claro que hacer bullying y menospreciar la actuación profesional de alguien por su género y
preferencias sexuales “atrasa,” aunque continúe sucediendo, muchas veces veladamente. Aún queda
mucho por madurar en este sentido y es loable reforzar el concepto de respeto, pero no nos
quedamos cortos?

Garantizar la integridad física a quien es diferente, es lo que corresponde. Tolerarlo, está muy bien.
Hasta respetar su forma de vivir, genial… Ahora, ¿vamos a buscar esa diversidad? ¿Cuán
permeables somos a lo qué nos puede aportar? ¿Estamos dispuestos a escuchar e integrar esa otra
mirada del mundo para ser mejores como organización, como comunidad, como sociedad?

Las organizaciones viven un momento único, sea por convencimiento o por necesidad, hoy la
exigencia de estar abiertos a escuchar es una clave fundamental para su subsistencia. Escuchar para
llegar mejor a los clientes, llegar antes y exactamente con lo que esperan.

No me refiero simplemente a oír, leer las redes sociales, sino a entender, interpretar mejor las
inquietudes, las condiciones en las que vive ese otro con quien quiero relacionarme. Eso vale para
todas las partes interesadas que hacen a un negocio sustentable.

Muchas organizaciones están a la vanguardia en este sentido y estoy convencido de que esta
permeabilidad es una tendencia irreversible, en la medida en que queda de lado el “como las cosas
son y cómo deberían ser” para dar lugar a miradas alternativas, osadas, desafiantes que nos abran a
horizontes desconocidos. Miradas que vienen de lo diverso y no me refiero sólo a lo LGTB+.

¿Cuánto más innovadoras y empáticas podrían ser nuestras organizaciones si diéramos una
oportunidad a lo que “no encaja,” “no se adapta a la cultura” ó “suena ridículo?” Ejercitar esta
apertura y fomentarla generará ambientes de trabajo emocionalmente más seguros, en donde las
personas puedan desplegar su potencial, con todas sus diferencias, sin miedos.