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Rosa María Torres

Itinerarios por la
educación
latinoamericana
Cuaderno de viajes
El molde de la reforma educativa

El ministro de Educación de este pequeño país caribeño se acerca a su escritorio y, con gran satisfacción, me alcanza tres vo-
lúmenes, Diagnóstico, Recomendaciones y Plan, respectivamente, para la educación de su país en los próximos cinco años. Primeros
ejemplares. Acaban de ser concluidos por un equipo de expertos, cuyos nombres e instituciones constan en la tapa de los informes:
dos instituciones internacionales y una nacional.
Con sólo hojear el primer volumen, confirmo lo que me temía: se trata del diagnóstico estándar en torno a la educación y sus pro-
blemas, el que se repite con asombrosa uniformidad, a lo sumo con las inevitables diferencias de cifras y siglas domésticas, en los
países del llamado Tercer Mundo y en los de América Latina y el Caribe, en particular. No es necesario siquiera ver los tomos 2 y 3 -
las recomendaciones, la propuesta, la estrategia, el plan- porque no es difícil anticipar su contenido: diagnósticos estándares en torno a
los problemas suelen traer aparejadas recomendaciones estándares en torno a las soluciones. Al leer los tres volúmenes, ese mismo
día, en el hotel, la sospecha queda confirmada: se trata del molde para la reforma educativa que ha venido instalándose en toda
América Latina en los últimos años y a la que este pequeño país, además, ingresa tarde, sin siquiera beneficiarse de las lecciones ya
aprendidas por los demás.
El volumen 1, El Diagnóstico, identifica y detalla el listado conocido de "problemas de la educación" -inequidad, repetición, deser-
ción, ineficiencia interna y externa, maja calidad, bajos rendimientos escolares, falta de materiales educativos, deficiente capacitación
docente, falta de responsabilidad por los resultados, centralismo en la gestión, etc.- con ayuda de cuadros y gráficos esmerados, de
una exuberancia estadística y una precisión cuantitativa que podría hacer suponer que en estos números, en estas cantidades y
porcentajes, está la clave del problema y de la solución. Bien sabemos/no obstante, que las estadísticas son sumamente endebles en el
campo de la educación y que, a menudo, terminan siendo irrelevantes, incluso inútiles, para orientar la acción superadora.
Los problemas de la educación más que la educación como problema. Los problemas del sistema escolar más que los problemas de
la educación. Los problemas del aparato escolar más que los de los alumnos, las familias, las comunidades, los ciudadanos, el país.
Diagnóstico (y, por tanto, soluciones) eminentemente sectoriales. Más aún: intraescolares. Problemas organizados en los rubros
clásicos de administración, financiamiento, curriculum, gestión, supervisión, evaluación, capacitación, materiales, etc. Análisis por
niveles del sistema -preescolar, primaria, media, técnica, profesional- mezclados, como es lo usual, con esos otros ámbitos -
educación no formal, educación de adultos- que nunca se sabe dónde ubicar. La educación superior ausente, desmembrada del
sistema escolar, como si no fuera educación, anunciada como objeto específico de informes por venir.
El volumen 2, Las Recomendaciones, también está lleno de familiaridades: descentralizar y fomentar la autonomía de las institu-
ciones escolares; estimular la participación y los recursos privados; mejorar y controlar la calidad; fortalecer la capacidad institu-
cional para el análisis de políticas y la planificación estratégica; diversificar los mecanismos y fuentes de financiamiento de la edu-
cación; reforzar la comunicación y la concertación; articular los distintos niveles de enseñanza; revisar los contenidos curriculares
para adecuarlos a las condiciones del medio y al mercado laboral; fortalecer y racionalizar la capacitación de los agentes educativos a
todos los niveles; revalorizar , proveer capacitación en servicio, etc. En estos o en términos parecidos, éste es el listado de
recomendaciones que viene haciéndose tanto a los países grandes como a los pequeños, los con índice de Desarrollo Humano alto,
mediano y bajo, los con regímenes dictatoriales y los más democráticos, los con población indígena mayoritaria y minoritaria, los con
fuerte y débil tradición educativa, los con hiperministerios y los que nunca llegaron siquiera a tener una burocracia estable, los que
exportan y los que importan intelectuales y profesionales: todos.
El volumen 3, El Plan, es como si lo hubieran plagiado: reforma administrativa del Ministerio de Educación, descentralización,
concertación y consensos nacionales, focalización en la pobreza, prioridad sobre la educación básica, programas compensatorios,
incremento del tiempo de instrucción, mejoramiento de la calidad, provisión de textos y manuales escolares, ajustes al currícu-lo,
reciclaje y perfeccionamiento docente, nuevo estatuto docente (ni una palabra sobre los salarios docentes), capacitación de directores
y evaluación de desempeño, incentivos, rendición de cuentas, educación a distancia, dobles turnos, gastos compartidos con la familia,
mejoramiento de la eficacia externa del sistema, autonomía escolar, articulación del preescolar y la escuela, educación inclusiva,
consejos de participación y gestión escolar, énfasis sobre el aprendizaje, proyectos educativos institucionales, pruebas estandarizadas,
puesta en marcha de un sistema nacional de evaluación y difusión de resultados.
No es Chile ni México ni Argentina ni Brasil ni Costa Rica ni Uruguay ni Colombia. Estamos en un país especial, indescifrable
para el visitante externo e incluso para los estudiosos locales, que desafía continuamente a sociólogos y politólogos, que destaca por
su índice de Desarrollo Humano ubicado entre los más bajos del mundo, con una enorme complejidad lingüística, una identidad
cultural muy fuerte y creencias religiosas muy arraigadas, en el que florecen el arte, la artesanía y la poesía, donde la luz eléctrica
prácticamente no se conoce en las zonas rurales, donde cerca de la mitad de los niños continúan quedando al margen de la escuela y
en el que predomina la educación privada, tanto a nivel primario como secundario.
El propio trayecto al Ministerio me ha mostrado un pedazo importante, fascinante, de esta sociedad: una hora para recorrer una
distancia relativamente corta, dentro de la ciudad; el vehículo abriéndose paso, a pura bocina, entre ríos de gente que caminan en
plena calle; autos en ambos sentidos, esquivándose unos a otros, con la bocina apretada a fondo para informar y hacerse sentir, con
total prescindencia de semáforos o policías que ordenen el tráfico; gente a borbotones, por todos lados, en atuendos y colores vistosos,
comprando y vendiendo, meneándose al son de alguna música callejera, o bien sentada afuera, frente a sus casas, en hamacas o en
pequeños bancos, hamacándose, aliviándose del calor, durmiendo la siesta, jugando a las cartas, o simplemente especiando el
movimiento y el barullo de los demás.
El ministro de este pequeño país caribeño me pide opinión y yo, con toda franqueza, se la doy Por más que he hurgado, tratando de
leer entre líneas y entre cuadros, no he encontrado a su país en estos informes. Es decir, de no ser por los índices particularmente
pronunciados de analfabetismo adulto y falta de acceso a la escuela, que delatan a este país como uno de los más pobres y atrasados
de la región, el Diagnóstico, las Recomendaciones y el Plan podrían referirse a prácticamente cualquier país del planeta. Detrás del
frío lenguaje tecnocrático y la impersonalidad de las cifras no hay historia, no se percibe una pizca de cultura, algo que permita
entender qué clase de país es éste, por qué y cómo llegó a dónde está, cómo es su gente, su juventud, sus maestros, cómo son por
dentro sus instituciones, qué ha sido y es capaz de hacer como país, qué piensa la gente sobre la educación que tiene, qué clase de
educación querría tener. Siendo la educación un campo particularmente sensible a la cultura y a la especificidad de cada contexto, su
omisión no es asunto menor: las mismas cifras, en contextos, condiciones y momentos diferentes, significan y dan para hacer cosas
muy distintas.
No, no creo que en estos tres volúmenes estén las claves de lo que sucede y de lo que hay que hacer con la educación de este país
en los próximos cinco años. No, no es de esperar que la reforma consista ahora simplemente en trasvasar dicha información a quienes
deben aplicarla, a través de eso que suele llamarse "capacitación docente", en traducir las recomendaciones en decretos y en
programas, en tratar, en fin, de que la realidad se ajuste a los documentos. Es de esperar, más bien, que la gente de carne y hueso
rebote todo esto, no por ignorancia, incapacidad o mala fe sino sencillamente porque la distancia entre estos dos mundos es, de
partida, infranqueable.

¿Mejorar la educación para aliviar la pobreza o aliviar la pobreza para mejorar la educación?
La estrategia del Banco Mundial para reducir la La focalizarían en la pobreza cruza hoy al conjunto de las políticas sociales. En el
pobreza se centra en promover el uso productivo
terreno educativo, esto se expresa en lo que algunos denominan el nuevo concepto de
del trabajo -el bien más importante que tienen los
equidad: equidad como oferta de oportunidades educativas (equidad sustituye á lo que
pobres- y proveer servicios sociales a los pobres.
La inversión en educación contribuye a la
antes era igualdad y oportunidades a lo que antes eran derechos) para todos; una oferta
acumulación de capital humano, esencial para diferenciada -en tanto los puntos de partida de los diversos sectores y grupos son
incrementar el ingreso y lograr un crecimiento desiguales- precisamente para lograr resultados homogéneos; y, en vinculación con esto,
económico sustentable. La educación -
la oferta de políticas y programas compensatorios, de discriminación positiva, focaliza-
especialmente la educación básica (primaria y
dos en los más pobres.
primer ciclo de la secundaria)- ayuda a reducir la
pobreza al incrementar la productividad de los La consigna de la educación (básica) como motor para aliviar la pobreza y como
pobres, reduciendo la fertilidad y mejorando la herramienta fundamental para lograr la equidad ha sido impulsada en los últimos años
salud, y equipando a las personas con las desde los centros internacionales y adoptada de manera generalizada en los países de
habilidades necesarias para participar plenamente
menor desarrollo. Todos parecen empujar el carro de la educación, por lo general desde
en la economía y la sociedad. De modo general, la
el volante del sistema escolar, convencidos de su potencial efecto desparramador sobre
educación ayuda a a fortalecer las instituciones
civiles, a construir capacidades nacionales y un
los más pobres. No obstante, el contexto y el momento mundial son de creciente pobreza
buen gobierno, todos ellos elementos críticos en la y exclusión económica, social, cultural y política para grandes masas de la población, lo
implementación de políticas económicas y sociales que no sólo arroja dudas acerca de la eficacia de la educación en el logro de semejante
adecuadas (Banco Mundial, 1996:1-2).
empresa sino que obliga a invertir la pregunta: ¿educar para aliviar la pobreza o aliviar
la pobreza para poder educar?
La política educacional es imprescindible pero La pobreza viene creciendo incontrolable (se estima hoy que un tercio de la población
insuficiente por sí sola para superar la falta de
mundial está viviendo en pobreza absoluta), a niveles y con velocidades muy superiores
equidad característica del desarrollo
a los del carro de la educación y la reforma educativa, limitando las posibilidades e
latinoamericano (CEPAL, 1997).
incluso poniendo en jaque la propia viabilidad e impacto de dichas reformas en términos
La alta concentración de la distribución del ingreso
de calidad y equidad para los pobres. La «pobreza ha pasado a ser, en sí misma, el muro
se ha mantenido en la región.
contra el cual se estrellan las intenciones de aliviarla desde las aulas, incluso para los
Ésta no sólo muestra resistencia al mejoramiento
sino que, en algunos casos, retrocesos (CEPAL,
indicadores clásicos del sistema escolar (matrícula, retención, aprobación, rendimiento,
1997). etc.) y para las medidas identificadas como importantes por las reformas escolares (la
extensión de la jornada escolar, por ejemplo, tropieza con el trabajo infantil; el
incremento de las tareas en casa con la falta de condiciones y apoyos familiares para
hacerlas en el hogar; la creación de espacios colegiados y colectivos para el trabajo
docente en la institución esco lar con el multiempleo docente dados los bajos salarios,
etc.). Es evidente, entonces, que no basta con la focalización en la pobreza de las
políticas sociales, con los programas compensatorios y de discriminación positiva, con la
reforma educativa sectorial e intraescolar. Es evidente, también que el problema no se
resuelve con más recursos para las políticas compensatorias sino con intervenciones
directas sobre las condiciones estructurales que generan y reproducen la pobreza.

La educación anda mal en todo el mundo, pero -tanto en los países ricos como en los
pobres- anda peor entre los pobres. No es coincidencia que el analfabetismo, las bajas
tasas de matrícula y las altas tasas de deserción y repetición se ensañen sobre todo con
los pobres. Hay pues algo común al hambre, la desnutrición, el hacinamiento, la falta de
acceso a los servicios públicos, el cansancio, el desempleo, la desesperanza, que no se
lleva bien con la educación y con los aprendizajes escolares.
El acceso a la educación empeora o, por lo menos, ya no mejora en el mundo, a menos
que mejore la situación socioeconómica de las familias. Como lo revelan numerosos
estudios, la razón más común para no enviar al hijo o hija a la escuela (o para optar entre
hijo e hija, por lo general renunciando a la educación de la segunda), es la pobreza, más
que el analfabetismo, la ignorancia o la falta de aprecio por la educación, que suelen
atribuirse a rasgos de la cultura de los pobres. Y al revés: la liberación de costos
directos-e indirectos de la educación -uniformes, libros y útiles escolares, transporte,
cuotas de diverso tipo, etc.- ha mostrado ser, en varios países, disparador de la matrícula
escolar.

Persiste una alta concentración del capital


educacional y del patrimonio físico y financiero La repetición está asociada de muchos modos con la pobreza. El pobre falta, el que
(CEPAL, 1997). falta se atrasa, y al que se atrasa el sistema escolar no le espera y le pone, expedito,
orejas de burro. Repite el alumno que no rinde en la escuela en los términos y ritmos
definidos por ésta, una escuela discriminatoria, rígida e implacable que no está pensada
para el que se enferma, para el que debe ausentarse temporalmente, para el que trabaja,
para el que cuida a sus hermanos menores, no tiene apoyo en casa con las tareas
escolares, y a veces ni siquiera una familia o un hogar. Repite el que le cuesta prestar
atención en clase pues tiene el estómago vacío, llega cansado después de una larga
caminata o tiene, en fin, demasiado temprano en la vida las preocupaciones que deberían
llegar en la edad adulta. Y hasta repite el que es pobre, simplemente por ser pobre, por
los prejuicios sociales y escolares en contra de los pobres: el profesor "sabe" quiénes van
a aprobar y quiénes van a repetir el año con sólo pasar lista el primer día de clases. El
apellido, la apariencia física del alumno y el grado de escolaridad de los padres son
indicadores que inciden de modo significativo en las expectativas de los profesores
respecto del comportamiento escolar de sus alumnos.

La expansión de la educación en un contexto de La pobreza, junto con la repetición, es la principal predictora de la deserción escolar.
desigualdad social no siempre se traduce en
Abandona la escuela el allano que debe trabajar, para ayudar al sustento de su familia y
igualdad de oportunidades (CEPAL, 1997).
al suyo propio, para compensar al padre que quedó desempleado y no encuentra trabajo
o cubrir a la madre que sale a vender todo el día, la escuela sigue sin asumir la
problemática del trabajo infantil, sigue sin entender que éste no es la excepción sino la
regla. Retiran al hijo o hija de la escuela por padres que se atienen a diagnóstico y las
señales que les da reiteradamente la propia escuela: "No es bueno para el estudio", "No
aparece rápido", "Tiene la cabeza dura". ¿Quién puede querer insistir en una empresa
que demanda tanto sacrificio personal y familiar, y que, a cambio, rinde maltrato,
frustración, baja autoestima, repetición, y un dudoso provecho a futuro?

Los aprendizajes escolares, según van afinando sucesivas evaluaciones y estudios,


están determinados por una multiplicidad de factores, tanto internos como externos a la
escuela. La pobreza, donde se instala, no respeta límites, haciendo de hecho irrelevante
la distinción afuera/ adentro de la escuela y afectando por igual a todos: alumnos, padres
y profesores. De este modo, se cierra redondo el círculo vicioso: el alumno pobre tiene
una familia pobre que acepta una educación pobre en una escuela pobre servida por
docentes mal pagados y que logra (previsiblemente) resultados escolares pobres que son
atribuidos a la pobreza de los pobres... "Mejorar la calidad de la educación", dentro de
este esquema, quiere decir, a lo sumo, lograr que los resultados sean un poco menos
pobres.
La tarea de superar los problemas de equidad Todo esto se sabe, no sólo a través de información anecdótica, sino porque existe ya
requerirá acciones en muchos frentes: educativo,
bastante evidencia y literatura acumulada al respecto en esta región y en todo el mundo.
ocupacional, patrimonial, demográfico (CEPAL,
Es fácil, entonces, concluir que la matrícula escolar no aumenta con medidas coercitivas
1997).
o con reiterar la obligatoriedad de la escolaridad; que para reducir la repetición hace falta
mucho más que buena disposición docente; que la deserción no se detiene con campañas
y mensajes concientizadores a padres y jóvenes en torno a las bondades de la educación;
que el rendimiento escolar no necesariamente mejora con más tiempo de instrucción,
más textos escolares o más cursos de capacitación, si todo lo demás permanece igual;
que la revalorización y la profesionalización docentes no son posibles sin modificar
sustantivamente los salarios y condiciones laborales de los educadores; que la educación
no puede avanzar si, en lugar de retroceder, no avanzan también sus presupuestos; que la
educación que los pobres necesitan para romper con el círculo vicioso de la pobreza no
es apenas una educación mejorada a partir de su punto de partida sino la mejor
educación; que la democratización efectiva de los aprendizajes, más allá del mero
acceso a la educación, implica correcciones mayores no sólo puertas adentro de la
escuela sino en la sociedad
Referencias B a n c o M u n d i a l ( 1 9 9 6 ) : Prioridades y estrategias para la educación, E s t u d i o s e c t o r i a l d e l B a n c o M u n d i a l ,
Washington.
C E P A L ( 1 9 9 7 ) : Panorama social de América Latina 1997, S a n t i a g o

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