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El documento describe cómo la dictadura militar en Argentina entre 1976-1983 usó el sistema educativo para imponer orden y disciplina social. La educación fue utilizada para transmitir valores autoritarios y excluir contenidos y docentes que no apoyaran ideológicamente al régimen. Se implementaron estrategias como vaciar los contenidos curriculares de significado social y promover una socialización individualista y meritocrática falsa. El objetivo político de la educación durante la dictadura fue establecer orden a través de la disciplina más que fomentar el aprendizaje.
El documento describe cómo la dictadura militar en Argentina entre 1976-1983 usó el sistema educativo para imponer orden y disciplina social. La educación fue utilizada para transmitir valores autoritarios y excluir contenidos y docentes que no apoyaran ideológicamente al régimen. Se implementaron estrategias como vaciar los contenidos curriculares de significado social y promover una socialización individualista y meritocrática falsa. El objetivo político de la educación durante la dictadura fue establecer orden a través de la disciplina más que fomentar el aprendizaje.
El documento describe cómo la dictadura militar en Argentina entre 1976-1983 usó el sistema educativo para imponer orden y disciplina social. La educación fue utilizada para transmitir valores autoritarios y excluir contenidos y docentes que no apoyaran ideológicamente al régimen. Se implementaron estrategias como vaciar los contenidos curriculares de significado social y promover una socialización individualista y meritocrática falsa. El objetivo político de la educación durante la dictadura fue establecer orden a través de la disciplina más que fomentar el aprendizaje.
“Estado, sociedad y educación en la Argentina de fin de siglo:
Proceso y desafíos”.
Educar para el Orden.
Tras la muerte del presidente Juan Domingo Perón la sociedad argentina entra en un clima de caos y violencia generalizada, decidiéndose emitir cambios en la política educativa; asume un nuevo ministro de educación que buscará, usando a la escuela como mecanismo, restablecer el orden. Sin embargo otro sector de la sociedad toma el caos y lo utiliza como argumento para nuevamente irrumpir el orden constitucional y adentrarse en el poder mediante el golpe de estado. Las dictaduras anteriores entraban al poder con el fin de “generar las condiciones para recuperar la institucionalidad democrática”, haciéndose con el poder durante un tiempo relativamente corto. En el caso del “Proceso de Reorganización Nacional”, con fecha en el 24 de marzo de 1976, este mismo objetivo es mencionado, sin embargo en su proclama avisan que tenían “objetivos pero no plazos” para realizar las transformaciones necesarias. De esta forma el golpe de estado se establecerá como gobierno por ocho años. Entre los objetivos que se buscaron fue: Establecimiento del orden y la seguridad, modernización del país mediantes la reforma del Estado y la vigencia del mercado como mecanismo regulador, el saneamiento moral mediante la lucha contra la corrupción y la especulación, y la reforma del sistema educativo en dirección de transmitir normas y valores que garantizaran la vigencia del modelo autoritario. La educación jugó un rol necesario para el gobierno dictatorial, aportando a garantizar el orden social necesario para poder realizar las transformaciones planteadas. Una vez asumido el nuevo ministro de educación fue explícito con este objetivo: “Tendrá primaria inmediata en la acción del gobierno de la educación, la restauración del orden en todas las instituciones escolares. La libertad que proclamamos como forma y estilo de vida, tiene un precio previo, necesario o inexcusable: el de la disciplina”. La función política en la escuela estuvo planteado en torno al mecanismo que Foucault definió como “Modalidad disciplinaria”: mediante coerción ininterrumpida, constante, que permanece más sobre los procesos de la actividad más que sobre los resultados; Es decir implica control sobre los cuerpos para buscar sujetos dóciles y obedientes. Se buscaba disciplinar el proceso de aprendizaje dentro del aula, aplicándose sobre dos órdenes: Instrumental: expresándose en la forma del curriculum y de transmisión pedagógica. Se llevaron a cabo estrategias centradas en: la exclusión de los docentes y contenidos curriculares que no brindaban garantía ideológica, el vaciamiento de los contenidos socialmente significativos y de los modos procesuales de construcción del conocimiento imprescindibles para una participación social plena y la distribución, a través del curriculum oculto, de pautas de socialización individualistas y falsamente meritocráticas. Expresivo: en la transmisión de valores, las formas de disciplinas que se definen en el cotidiano escolar. En función de este orden se desarrollaron las siguientes políticas: la clausura de los mecanismos de participación social en la orientación y conducción del sistema de enseñanza, el disciplinamiento autoritario de todos los agentes comprometidos en la actividad educativa y la transferencia de la lógica burocrática al ámbito escolar. Así, estas estrategias establecidas desde ambos órdenes, permitieron la aplicación de formas que implicaban la socialización de manera autoritaria, jerarquizada y discriminatoria. De esta manera, el rol político de la educación estuvo centrado en la concepción del orden y la disciplina, siendo estas funciones más importantes que el proceso de enseñanza – aprendizaje. Se llevó a cabo un pasaje de las escuelas primarias a las jurisdicciones desde un aspecto economicista y supuestamente desde una eficiencia administrativa. El porcentaje de gastos del gobierno nacional y de los gobiernos provinciales destinados a la educación disminuyó, deteriorándose así también la calidad de la educación. La participación y mejora pedagógica nunca fueron tenidas en cuenta. En 1978, esto fue dejado en claro desde la Subsecretaria de Educación: “Los maestros y profesores no intervendrán en la formulación de objetivos, caracterizaciones y nómina de contenidos. Es necesario aceptar de una vez por todas que la función docente consiste en educar y que su titular no debe ser sustraído de esta labor con intervenciones que finalmente carecen de mayor efecto…” Los objetivos que se planteó la junta militar en proclama no dieron, en su mayoría, resultados. Los cambios a nivel estructural del Estado fueron escasos. Sin embargo dejaron consigo: Restricción de los recursos destinados a las políticas sociales. Corrupción y especulación financiera tanto en el ámbito público como privado. Una herencia de endeudamiento externo e interno, crisis fiscal y proceso inflacionario, que debió de enfrentar el gobierno democrático que asumió en 1983. Cuestionamiento a la capacidad del Estado para gestionar eficientemente las empresas estatales, debido a la ineficiencia, la baja calidad, la burocratización y el encarecimiento de los servicios públicos, lograda por la junta militar. Ruptura del tradicional equilibrio social y político que históricamente existiera en Argentina. La concentración del poder económico en pocos sujetos, la disminución del peso cuantitativo y cualitativo de los sectores obreros y la crisis en la que se encontraron los grupos medios, fueron realidades que incidieron en el desarrollo de los conflictos económico-políticos a partir del retorno de la democracia.