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Filmus, Daniel.

“Estado, sociedad y educación en la Argentina de fin de siglo:


Proceso y desafíos”.

Educar para el Orden.


Tras la muerte del presidente Juan Domingo Perón la sociedad argentina entra en un clima de
caos y violencia generalizada, decidiéndose emitir cambios en la política educativa; asume un
nuevo ministro de educación que buscará, usando a la escuela como mecanismo, restablecer el
orden. Sin embargo otro sector de la sociedad toma el caos y lo utiliza como argumento para
nuevamente irrumpir el orden constitucional y adentrarse en el poder mediante el golpe de
estado.
Las dictaduras anteriores entraban al poder con el fin de “generar las condiciones para recuperar
la institucionalidad democrática”, haciéndose con el poder durante un tiempo relativamente
corto. En el caso del “Proceso de Reorganización Nacional”, con fecha en el 24 de marzo de 1976,
este mismo objetivo es mencionado, sin embargo en su proclama avisan que tenían “objetivos
pero no plazos” para realizar las transformaciones necesarias. De esta forma el golpe de estado se
establecerá como gobierno por ocho años.
Entre los objetivos que se buscaron fue: Establecimiento del orden y la seguridad, modernización
del país mediantes la reforma del Estado y la vigencia del mercado como mecanismo regulador, el
saneamiento moral mediante la lucha contra la corrupción y la especulación, y la reforma del
sistema educativo en dirección de transmitir normas y valores que garantizaran la vigencia del
modelo autoritario.
La educación jugó un rol necesario para el gobierno dictatorial, aportando a garantizar el orden
social necesario para poder realizar las transformaciones planteadas. Una vez asumido el nuevo
ministro de educación fue explícito con este objetivo: “Tendrá primaria inmediata en la acción del
gobierno de la educación, la restauración del orden en todas las instituciones escolares. La libertad
que proclamamos como forma y estilo de vida, tiene un precio previo, necesario o inexcusable: el
de la disciplina”.
La función política en la escuela estuvo planteado en torno al mecanismo que Foucault definió
como “Modalidad disciplinaria”: mediante coerción ininterrumpida, constante, que permanece
más sobre los procesos de la actividad más que sobre los resultados; Es decir implica control sobre
los cuerpos para buscar sujetos dóciles y obedientes.
Se buscaba disciplinar el proceso de aprendizaje dentro del aula, aplicándose sobre dos órdenes:
 Instrumental: expresándose en la forma del curriculum y de transmisión pedagógica. Se
llevaron a cabo estrategias centradas en: la exclusión de los docentes y contenidos
curriculares que no brindaban garantía ideológica, el vaciamiento de los contenidos
socialmente significativos y de los modos procesuales de construcción del conocimiento
imprescindibles para una participación social plena y la distribución, a través del
curriculum oculto, de pautas de socialización individualistas y falsamente meritocráticas.
 Expresivo: en la transmisión de valores, las formas de disciplinas que se definen en el
cotidiano escolar. En función de este orden se desarrollaron las siguientes políticas: la
clausura de los mecanismos de participación social en la orientación y conducción del
sistema de enseñanza, el disciplinamiento autoritario de todos los agentes comprometidos
en la actividad educativa y la transferencia de la lógica burocrática al ámbito escolar.
Así, estas estrategias establecidas desde ambos órdenes, permitieron la aplicación de formas que
implicaban la socialización de manera autoritaria, jerarquizada y discriminatoria. De esta manera,
el rol político de la educación estuvo centrado en la concepción del orden y la disciplina, siendo
estas funciones más importantes que el proceso de enseñanza – aprendizaje.
Se llevó a cabo un pasaje de las escuelas primarias a las jurisdicciones desde un aspecto
economicista y supuestamente desde una eficiencia administrativa. El porcentaje de gastos del
gobierno nacional y de los gobiernos provinciales destinados a la educación disminuyó,
deteriorándose así también la calidad de la educación. La participación y mejora pedagógica nunca
fueron tenidas en cuenta. En 1978, esto fue dejado en claro desde la Subsecretaria de Educación:
“Los maestros y profesores no intervendrán en la formulación de objetivos, caracterizaciones y
nómina de contenidos. Es necesario aceptar de una vez por todas que la función docente consiste
en educar y que su titular no debe ser sustraído de esta labor con intervenciones que finalmente
carecen de mayor efecto…”
Los objetivos que se planteó la junta militar en proclama no dieron, en su mayoría, resultados.
Los cambios a nivel estructural del Estado fueron escasos. Sin embargo dejaron consigo:
 Restricción de los recursos destinados a las políticas sociales.
 Corrupción y especulación financiera tanto en el ámbito público como privado.
 Una herencia de endeudamiento externo e interno, crisis fiscal y proceso inflacionario,
que debió de enfrentar el gobierno democrático que asumió en 1983.
 Cuestionamiento a la capacidad del Estado para gestionar eficientemente las empresas
estatales, debido a la ineficiencia, la baja calidad, la burocratización y el encarecimiento de
los servicios públicos, lograda por la junta militar.
 Ruptura del tradicional equilibrio social y político que históricamente existiera en
Argentina. La concentración del poder económico en pocos sujetos, la disminución del
peso cuantitativo y cualitativo de los sectores obreros y la crisis en la que se encontraron
los grupos medios, fueron realidades que incidieron en el desarrollo de los conflictos
económico-políticos a partir del retorno de la democracia.

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