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Secretos de belleza en la antigua Roma

Vanidad - Guillaume Seignac

El uso de cosméticos en la antigua Roma no era exclusivamente femenino. También los hombres
recurrían a ellos para mejorar su aspecto, si bien la sociedad más conservadora solo consideraba
aceptable el empleo de perfumes y la depilación. Un esfuerzo excesivo por mejorar el aspecto,
habría provocado que un hombre cayera en el ridículo durante la época de la República. No
obstante, eran muchos los que se maquillaban, se peinaban y cuidaban su cuerpo con baños y
masajes, preocupados por la estética casi hasta la obsesión. 

Quitarse demasiado vello se consideraba afeminado, pero lucirlo en todo su esplendor


resultaba demasiado rústico para el gusto romano. Había que encontrar, pues, un término
medio. Para la depilación se utilizaba pasta de resina o piedra pómez. Las ancianas, por cierto,
no se depilaban: esto se hubiera considerado ridículo, puesto que se veía fundamentalmente
como una preparación con connotaciones sexuales. 

En el siglo III a. C. algunos romanos comenzaron a afeitarse la barba, aunque la práctica no se


generalizó hasta que Escipión el Africano lo puso de moda a comienzos del siglo II a. C. Las
clases más humildes no siempre seguían la moda. Esto era lógico teniendo en cuenta que un
romano consideraba muy difícil afeitarse por sí mismo, y lo normal era acudir a las barberías que
podían encontrarse por toda la ciudad. En el Imperio Romano, los servicios de peluquería corrían
a cargo del tonsor, entre cuyos cometidos figuraba el corte del pelo, la barba y el afeitado.
Latonstrina, es decir la habitación del barbero, era un auténtico centro de cotilleo. 
El Frigidarium -Alma Tadema

Había multitud de demandas judiciales contra los barberos a causa de accidentes causados en el
ejercicio de su profesión. Marcial recuerda a los transeúntes el peligro que un tensor puede
entrañar: 

“Aquel que aún no quiera descender al mundo de los muertos, que evite al barbero Antíoco…
estas cicatrices en mi barbilla, si podéis contarlas, pueden parecer las de la cara de un
boxeador, pero no se produjeron así, ni tampoco por las garras de una esposa enfurecida,
sino por la maldita navaja y la mano de Antíoco. La cabra es el único animal sensato: al
conservar su barba, consigue vivir escapando a Antíoco”. 

Para el afeitado se empleaban jabones rudimentarios o de aceite, pero al acabar el trabajo solo
se aplicaba agua, servida en aguamaniles de plata. El propio Marcial menciona también a una
mujer que ejercía el oficio de barbero, aunque no tenía buena reputación. 

Llevar pantalones, por supuesto, era una vergüenza, algo propio de los bárbaros. En el año 397
el emperador Honorio decretó penas muy severas para los hombres que osaran aparecen en
pantalones en la “venerable ciudad” de Roma. 
Las termas de Caracalla - Alma Tadema

Las termas romanas eran baños públicos con estancias dedicadas a actividades gimnásticas y de


tipo lúdico, por lo que se consideraban al mismo tiempo centros de reunión para la gente que no
podía permitirse tener baño en casa. Eran tan populares que en Roma se edificaron los de
Caracalla, con capacidad para 1.600 personas, y los baños termales de Diocleciano, que podían
albergar a 3.000. En el siglo IV había 900 en la ciudad. 

Cuando Julio César regresó de sus campañas y trajo consigo unos esclavos que causaron sensación
en Roma debido al color de su piel y sus cabellos, entre las romanas se puso de moda ser rubia.
Pronto comenzaron a circular toda clase de fórmulas y ungüentos para aclarar la piel y teñir el
cabello, algo que anteriormente solo hacían las prostitutas. Las romanas más acaudaladas
rociaban sus cabellos con oro en polvo, o se teñían con un cosmético que importaban de la Galia,
mientras que las clases más humildes tenían que conformarse con agua de potasio, flores
amarillas y otros mejunjes bastante abrasivos. Una solución era el empleo de pelucas elaboradas
a base del cabello que se les cortaba a los esclavos galos. 

Los hombres llevaban el cabello corto y solían sujetarlo con una cinta. Las mujeres elegían
entre una amplia variedad de peinados: podían dejar caer su cabello rizado, en forma de
tirabuzón o ligeramente ondulado, o bien recogerlo en moños sobre la nuca, envueltos con
redecillas y cintas. 
Tocador de una matrona romana - Juan Giménez Martín

Para las romanas era muy importante tener la piel blanca y suave, aunque con las mejillas un
poco sonrosadas. A tal efecto usaban extractos de limón, rosa y jazmín, y para las arruga, cera
de abejas, aceite de oliva y agua de rosas, o bien grasa de cisne o goma arábiga. Para el colorete
empleaban diversas sustancias, sin importarles el peligro que entrañaba que algunas de ellas
fueran venenosas. La más cara y apreciada era un ocre rojo importado de Bélgica.
Ademásblanqueaban sus dientes con piedra pómez en polvo, y los había postizos, hechos de
hueso, pasta y marfil. 

Frecuentemente se aplicaban mascarillas de belleza antes del maquillaje. Los baños en leche de


burra eran un tratamiento muy caro que funcionaba como exfoliante y fueron utilizados
porCleopatra y Popea Sabina. Después del baño se aplicaban un blanqueador facial, como por
ejemplo polvo de tiza, estiércol de cocodrilo o albayalde. También era popular la cera de abeja,
el aceite de oliva, agua de rosas o azafrán. No les gustaban las pecas, que trataban con ceniza de
caracol, y detestaban cualquier clase de marca en la piel. 

Ya se conocía la cirugía estética. Intentaban minimizar y ocultar las cicatrices con parches de


alumbre, pero contaban con un método quirúrgico para eliminarlas. Para un hombre eran
especialmente vergonzosas las de la espalda, por sugerir que había dado la espalda en batalla o
que había recibido azotes como esclavo. En el siglo I se operaba la nariz, ojos, labios y
dentadura. La operación de nariz era demandada por mujeres adúlteras y ladrones que habían
sufrido como castigo la amputación del apéndice nasal. 
La toilette de una dama romana - Simeon Solomon

Las mujeres se aplicaban los cosméticos en privado, normalmente en una


pequeña habitacióncuya entrada estaba vedada a los hombres. Había esclavos cuyo cometido
era ocuparse de las cuestiones de tocador. Eran los llamados cosmetriae, mientras que
las ornatrices eran esclavas y libertas que ejercían como camareras o doncellas especializadas
en el peinado y aderezo personal. La formación de los cosmetraiae corría a cargo de maestros
cualificados. 

Los cosméticos, o más propiamente el uso excesivo de los mismos, se consideraba inmoral y


estaba especialmente asociado a las prostitutas. Según Juvenal, “una mujer compra perfumes
y lociones con el adulterio en mente”. Lo correcto era utilizar poco maquillaje, justo lo
necesario para realzar la belleza natural, pues el uso de cosméticos se veía como una maniobra
para engañar y manipular a los hombres. Las vestales, por supuesto, no debían utilizar
maquillaje, puesto que tenían que parecer siempre castas. 

Cuando las romanas salían, debían llevar la cabeza cubierta. Hay una historia sobre un romano
excesivamente conservador en tiempos de la República que se divorció de su esposa porque había
sido vista en público con la cabeza descubierta. Alegó que su belleza era para contemplarla él, y
no todo el mundo. 

Las mujeres utilizaban abundantes cantidades de perfume, puesto que se creía que oler bien era
señal de buena salud, protegiendo contra la fiebre y la indigestión. En los hombres se consideraba
impropio, aunque algunos también se perfumaban. Contaban incluso
con desodorantes elaborados a base de alumbre, lirios y pétalos de rosa. 
El collar de flores - François Edouard Zier

Los espejos en la Antigua Roma eran sobre todo de mano y de metal pulido, aunque también los
había más grandes para colocar en la pared. Pero pasar demasiado tiempo delante del
espejodenotaba debilidad de carácter. 

Los ojos considerados hermosos tenían que ser grandes y bordeados de largas pestañas. Plinio el


Viejo escribió que las pestañas se caían con el abuso del sexo, de modo que era importante
para una mujer mantenerlas largas para demostrar su castidad. Se aplicaban kohl con un
palillo redondo de marfil, hueso o madera. Este palillo se mojaba en aceite o en agua antes de
utilizarlo para aplicarse el kohl, que venía en tubos con compartimentos para almacenar varios
colores. También podían sombrear los párpados con la venenosa malaquita para obtener el color
verde o la azurita para el azul. 

Las cejas más apreciadas eran oscuras y muy juntas, casi unidas. Las maquillaban para conseguir
ese efecto, pero en el siglo I a. C. comenzaron a depilarlas. No hay pruebas de que
demuestren el uso del la pintura labial, pero sí de un tinte rojo para las uñas. 
La vendedora de flores - John William Godward

El maquillaje solía venir en tabletas y se vendía en los mercados. Existían también tiendas


especializadas en la venta de cosméticos que recibían el nombre del vendedor. Una de las más
populares era la del pigmentarius, pero también estaba el ungüentarius y el farmacopola. 

Las romanas más acaudaladas compraban unos cosméticos muy caros que venían en recipientes
de oro, madera, cristal o hueso. De hecho, algunos productos tenían precios tan prohibitivos
que la Lex Oppia intentó limitar su uso en el 189 a. C. El tocador de una mujer elegante estaba
lleno de hileras de pequeños frascos contenedores de toda clase de remedios de belleza que  a
veces no resistían el calor o la lluvia. Encontramos al respecto estas poco galantes palabras
deMarcial: “el colorete de Sabella teme al sol”. 

Algunas señoras se cargaban de una enorme cantidad de joyas, fuera apropiado o no a la ocasión.
Se apreciaban especialmente las perlas y las esmeraldas, pero no los diamantes, puesto que aún
no se había descubierto el modo de tallarlos y pulirlos. 

Como curiosidad, el sudor de los gladiadores se consideraba un poderoso afrodisíaco además


de un tratamiento de belleza para mejorar la piel, y se vendía como souvenir en puestos
situados en el exterior del circo. ¡Era carísimo! 

Fuentes:
El trabajo en la Hispania romana - Juan Francisco Rodríguez Neila 
alasparavivir.com.ar/notas/bellezanatural012.php
Life in ancient Rome - Frank Richard Cowell 
en.wikipedia.org/wiki/Cosmetics_in_Ancient_Rome
ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1289586/pdf/jrsocmed00212-0059.pdf
refineriadecaballeros.wordpress.com/2008/10/20/imperio-romano-la-barberia-i-2/
refineriadecaballeros.wordpress.com/2008/10/21/imperio-romano-la-barberia-iv/ 
/lasmilrespuestas.blogspot.com/2009/11/curiosidades-sobre-la-cirugia-plastica.html
fr.wikipedia.org/wiki/Histoire_de_la_chirurgie 
legionxxiv.org/gladiatorarena/
telva.com/2008/04/23/estarguapaespeciales/1208942444.html

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