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Cristianismo:
Protestantes y católicos son reprimidos a fin de frenar la «infiltración extranjera»
En medio de las crecientes tensiones con democracias occidentales, el régimen de China incita el
sentimiento nacionalista entre los residentes y reprime a las religiones por considerarlas «agentes
extranjeros».
En la propaganda del Partido Comunista Chino (PCCh), el protestantismo y el catolicismo han sido
catalogados como herramientas utilizadas por los «imperialistas para invadir China». En medio de la
guerra comercial con Estados Unidos, las protestas a favor de la democracia en Hong Kong y el
brote de coronavirus, los portavoces del Gobierno continuaron despertando sentimientos
nacionalistas entre la población, con la intención de aumentar el odio hacia las democracias
occidentales. Las autoridades también emitieron nuevas directrices para reprimir la «infiltración
religiosa extranjera», dirigidas específicamente a los lugares de culto afiliados a Estados Unidos.
Titulado “Cristianos y musulmanes: Juntos para proteger los lugares de culto”, el mensaje está
firmado por el Prefecto, Cardenal Miguel Ángel Ayuso el pasado 17 de abril, aunque se difundió este
viernes 1 de mayo.
El Cardenal Ayuso señala que “en el contexto de los recientes ataques contra iglesias, mezquitas y
sinagogas, perpetrados por personas malvadas que parecen percibir los lugares de culto como el
objetivo preferido de su ciega e insensata violencia, es digno de subrayar lo afirmado en el
Documento sobre la ‘Fraternidad Humana para la paz mundial y la convivencia común’ firmado por el
Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar el 4 de febrero de 2019 en Abu Dhabi”.
El Documento decía que “la protección de los lugares de culto (templos, iglesias y mezquitas) es un
deber garantizado por las religiones, por los valores humanos, por las leyes y por las convenciones
internacionales”.
“Todo intento de atacar los lugares de culto o de amenazarlos mediante atentados, explosiones o
demoliciones”, continúa el Documento, “es una desviación de las enseñanzas de las religiones,
además de una clara violación del derecho internacional”.