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ASESINATO POR ALEVOSÍA REQUIERE QUE EL AGENTE ACTÚE SIN RIESGO PROPIO

R.N. Nº 4035-2009-MADRE DE DIOS

SALA PENAL TRANSITORIA


PROCESADO Roberto Ramos Fernández
AGRAVIADO Jhon Elvis Quispe Mamani
DELITO Homicidio calificado - asesinato
FECHA 27 de abril de 2010
El procesado, aprovechando que su conviviente aún se encontraba dormida, se dirigió
donde se ubicaba el menor agraviado (hijo de su conviviente) y lo llevó con engaños al río,
lo sumergió dentro de este, cogiéndolo de la nuca donde lo intentó ahogar, dejándolo
inconsciente para luego arrojarlo a las aguas para que la corriente se lo llevara. Respecto al
delito de “alevosía” que se le incrimina al recurrente, dicho término requiere que la conducta
se desarrolle en forma insidiosa, es decir, que la agresión ha de hacerse de manera tal que
elimine las posibilidades de defensa del agraviado, lo que lleva como consecuencia
inseparable la inexistencia de riesgo para el atacante que pudiera proceder del
comportamiento defensivo de la víctima.

BASE LEGAL:

Código Penal: arts. VIII y IX del T.P., 108 inc. 3.

Ley Nº 28122: art. 5.

R.N. Nº 4035-2009-MADRE DE DIOS

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

SALA PENAL TRANSITORIA

Lima, veintisiete de abril de dos mil diez.

VISTOS; el recurso de nulidad interpuesto por el procesado Roberto Ramos Fernández, contra la sentencia
de fecha veinte de agosto de dos mil nueve, que obra a fojas ciento trece; interviniendo como ponente el señor
Juez Supremo Biaggi Gómez; con lo expuesto por el señor Fiscal Supremo en lo Penal; y CONSIDERANDO:
Primero: Que, el procesado fundamenta su recurso de nulidad a fojas ciento veintiuno, alegando que la Sala
Penal Superior le ha impuesto una pena muy elevada, sin tomar en cuenta que se encuentra arrepentido de los
hechos materia del proceso y que por ello se sometió a la conclusión anticipada del proceso, conforme obra a
fojas ciento nueve, considerando que esta circunstancia no ha sido valorada adecuadamente al momento de
expedir la sentencia condenatoria. Segundo: Que, fluye de la acusación fiscal obrante a fojas noventa y cuatro,
que el día dos de agosto de dos mil ocho, en horas de la madrugada el procesado Roberto Ramos Fernández,
aprovechando que su conviviente Clara Mamani Flores aún se encontraba dormida, se dirigió donde se ubicaba el
menor agravado Jhon Elvis Quispe Mamani (hijo de su conviviente) y llevándolo con engaños al río Madre de Dios,
lo sumergió dentro de este, cogiéndolo de la nuca donde lo intentó ahogar, dejándolo inconciente para luego
tirarlo al río para que la corriente se lo llevara, negándose de estos hechos inicialmente, para luego confesar ser
autor del crimen que se le imputa. Tercero: Que, respecto al delito que se le incrimina al recurrente, es uno de
“gran crueldad” o “alevosía” [1], que respecto al primero, nos remitimos a una particular forma de realización
típica, cuyo desvalor del injusto radica en el padecimiento y dolores inhumanos que el autor provoca en la víctima,
que en el marco de la ejecución típica constitutiva del homicidio agravado, se expresa en la siguiente frase “ita
feri ut se mori sentiat”, que quiere decir “mata de tal manera que sienta morir”; la víctima, entonces, es sometida
a un trato cruel, lo que repercute en el juicio de la imputación individual, generando una respuesta punitiva más
drástica; es por ello que, también el término inhumano hace referencia a la especial perversidad del sujeto; y el
segundo término “alevosía” requiere que la conducta se desarrolle en forma indiciosa, es decir, que la agresión ha
de hacerse de manera tal que elimine las posibilidades de defensa del agraviado, lo que lleva como consecuencia
inseparable la inexistencia de riesgo para el atacante que pudiera proceder del comportamiento defensivo de la
víctima. Cuarto: Que, no está en discusión la responsabilidad penal del procesado por el delito que se le imputa
en agravio de Jhon Elvis Quispe Mamani, ya que este a folios ciento nueve se ha acogido a la conclusión
anticipada del proceso, conforme a la Ley número veintiocho mil ciento veintidós, que señala “(…) la que
incorporó la institución de la conformidad, en merito a que el acusado acepta lo cargos que se le imputan, es
decir se produce su confesión y la conformidad de su abogado, renunciando a las actuaciones de prueba”, esto
en concordancia con el Acuerdo Plenario cinco - dos mil ocho/CJ, que señala “(...) que en el caso que el acusado
se acoja a la confesión sincera, en la sentencia no cabe precisar prueba alguna, por cuanto la aceptación del
acusado no autoriza valorar los actos de investigación y demás realizadas en la etapa de instrucción”; asimismo,
es de señalarse, que la sentencia anticipada debe de contener la conformidad del acusado, la misma que está
vinculada a la imputación de los cargos que este aceptó. Quinto: Que, respecto al quantum de la pena de veinte
años de pena privativa de la libertad impuesta al procesado, debe tenerse presente, conforme a los principios
recogidos en el Título Preliminar de la Ley Penal respecto a la proporcionalidad de la pena y fines de la misma,
su determinación judicial, como proceso complejo realizado por el Juez busca fijar la pena concreta, valorando no
solamente las circunstancias para establecer el grado del injusto, sino que, además, debe ponderar los fines
preventivos; por tal razón, en el presente caso, estimamos que la pena impuesta, responde al grado del injusto y
su reproche penal, como también a sus fines preventivos; por tales consideraciones la sentencia recurrida se
encuentra arreglada a ley. Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de fecha
veinte de agosto de dos mil nueve, que obra a fojas ciento trece que condenó a Roberto Ramos Fernández por el
delito contra la Vida, el Cuerpo y la Salud - homicidio calificado a veinte años de pena privativa de libertad en
agravio de Jhon Elvis Quispe Mamani; y fijó en cinco mil nuevos soles por concepto de reparación civil que deberá
pagar a favor de los herederos legales del occiso; con lo demás que contiene y es materia del recurso, y los
devolvieron.

S.S. RODRÍGUEZ TINEO; BIAGGI GÓMEZ; BARRIOS ALVARADO; BARANDIARÁN DEMPWOLF; NEYRA
FLORES

ANOTACIONES

[1] Código Penal

Artículo 108.- “Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de quince años el que mate a otro
concurriendo cualquiera de las circunstancias siguientes:

(...)

3. Con gran crueldad o alevosía”.

NUESTRA OPINIÓN

En la presente sentencia, el Tribunal Supremo señala que el llevar a un menor por medio de engaños hasta
un río, para sumergirlo en él, dejarlo inconsciente y luego arrojarlo a la corriente para que esta se lo lleve,
configura la agravante de alevosía (homicidio calificado o asesinato).

El artículo 108 del Código Penal, tipifica el denominado homicidio calificado o asesinato, reseñando una serie
de circunstancias especiales que aumentan la reprochabilidad penal del acto de causar la muerte a otro,
justificando así la mayor pena con la que es sancionada esta figura, en comparación con el tipo simple del
artículo 106 de la misma norma sustantiva. Entre las circunstancias mencionadas, encontramos la alevosía
(inciso 3 del aludido artículo 108 C.P.), cuya conceptualización, características y desvalor asignado,
habitualmente gira en torno a la existencia de uno de los siguientes elementos: a) el ocultamiento del sujeto
activo o de la agresión misma (por ejemplo en el acecho o emboscada), b) la falta de riesgo del sujeto activo al
momento de ejecutar su acción homicida (el sujeto activo provoca una situación que le permite actuar “sobre
seguro”), y c) el estado de indefensión de la víctima (el sujeto activo actúa aprovechando un estado determinado
de la víctima que no le permite defenderse, como por ejemplo la inconsciencia). Cabe resaltar que, en un
determinado caso, podría verificarse la concurrencia de más de uno de estos elementos, lo que en buena cuenta
permitirá reforzar la hipótesis de la parte acusadora sobre la configuración de la alevosía. También conviene
mencionar, que la verificación de la efectiva presencia de uno (o más) de los elementos descritos, deberá
desprenderse del análisis en contexto del acto ilícito (tomándose en cuenta todos los elementos que lo describan
y se relacionen con este, tales como tiempo, lugar, actitud del agente y de la víctima, etc.).

En el caso que suscitó la presente ejecutoria suprema, se imputó a un sujeto la comisión del delito de
homicidio calificado por alevosía, al haber conducido con engaños a un menor hasta el río, donde lo sumergió
intentando ahogarlo, dejándolo inconsciente y tirándolo a la corriente para que se lo llevara. Analizando lo
descrito, la Sala Suprema consideró que el imputado actuó con alevosía. Consideramos correcto el anotado
criterio asumido, al haberse realizado un análisis contextualizado del acto ilícito, y verificar adecuadamente la
concurrencia de la alevosía (resaltando los elementos que confluyen en el caso específico: eliminación de las
posibilidades de defensa del agraviado e inexistencia de riesgo para el agente).

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

• SALINAS SICCHA, Ramiro. “El asesinato en la doctrina y jurisprudencia nacionales”. En: Actualidad
Jurídica. N° 132. Gaceta Jurídica, Lima, noviembre de 2004, pp. 63-83.

• REVILLA LLAZA, Percy Enrique. “Los elementos típicos del delito de asesinato con gran crueldad”. En:
Gaceta Penal y Procesal Penal. N° 1. Gaceta Jurídica, Lima, julio de 2009, pp. 128-132.

FALLO ANTERIOR

“La alevosía es una circunstancia de naturaleza mixta en la que concurren tanto elementos objetivos,
manifestados en este caso en el obrar sin riesgo y en el estado de indefensión de la víctima, y en la voluntad y
conciencia de aprovechar las situaciones objetivas; la alevosía no puede ser vista solo con una circunstancia
objetiva o como una agravante subjetiva, dado que ningún criterio aislado logra explicar satisfactoriamente su
esencia, por lo que se debe hacer una consideración integral del hecho” (R.N. N° 999-2004-Tacna).

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