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Por qué
abolir las corporaciones
https://www.sinpermiso.info/textos/criminologia-del-saqueo-por-que-abolir-las-corporaciones
Daniel Jiménez Franco
22/05/2016
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La misma ansia de expolio que agotó la tierra arrancó también las raíces a la fuerza viva de la nación
En el Reino de España...
A finales de s.XX, entre las grandes fortunas españolas hay muchas con más de
medio siglo de edad, construidas y consolidadas durante el franquismo o mucho
antes, cuyo peso económico-político aumenta con el desmantelamiento industrial y
agrario que exige la adhesión de España a la UE. Mientras otras áreas pierden
competitividad, sectores como el inmobiliario o el financiero ganan peso. Las élites
directivas crecen en España tanto o más que en el resto de Europa durante estas
tres décadas. La apertura de la economía española al exterior impulsa el
desarrollo de dichas élites, al tiempo que un número incontable de antiguos cargos
públicos explota su capital relacional en asesorías empresariales, consejos de
administración o tareas de lobby hacia y desde las administraciones. Las puertas
giratorias rebosan “emprendedores público-privados”[3].
En 2007, el 0.035% de la población (presente en 33 empresas) controla “las
organizaciones esenciales de la economía y una capitalización de 789.759
millones de euros, equivalente al 80.55% del PIB y cerca de un tercio del capital
productivo español” (Santos Castroviejo 2008, 4)[4]. En 2008, iniciada la depresión
global, se constata que la “transición” apenas había tocado el poder de las viejas
oligarquías. El enorme gasto público en obras e infraestructuras, unido al boom
inmobiliario y la corrupción, favorece su encumbramiento en los puestos de mando
del “mercado libre”. Trece de los veinte españoles con mayor patrimonio en 2006
habían amasado buena parte de sus fortunas en la construcción y promoción
inmobiliaria. Los 50 personajes más ricos de la Bolsa española concentran un
patrimonio de 95.000 millones de euros, el 10% del PIB. Los paquetes
accionariales de las veinte mayores fortunas que cotizan en bolsa triplican su
riqueza en cuatro años – de 16.628 millones en 2003 a 54.000 millones en 2007. A
la vez, sus patrimonios personales quedan confundidos en una maraña de
fundaciones, cuentas en paraísos fiscales, propiedades inmobiliarias bajo
testaferros, compañías patrimoniales, family offices y SICAVs (Rodríguez Díaz
2003, 3-26 – cfr. Cárdenas et al. 2002).
En el Estado español, el crash del año 2008 ha sumido a la sociedad en una crisis
permanente dando la bienvenida a la miseria – como diría el grafiti. Eso nos obliga
a preguntarnos muchas cosas, pero también a hacer memoria del saqueo en
reconocimiento de quienes luchan y resisten contra los efectos más perniciosos de
esa crisis: las hipotecas y sus desahucios (Bernat 2015, Forero 2014), las
acciones preferentes, la deuda pública y la reforma del famoso artículo 135 de la
CE son formas de acumulación por desposesión financiera que se suman a la
entrada de capital privado en los hospitales públicos, el copago sanitario, la
exclusión sanitaria de las personas migrantes, las contrarreformas laborales y
educativas, el encarecimiento de la formación universitaria hasta límites
inasumibles y así, sucesivamente, hasta una auténtica reconfiguración de la mano
izquierda del estado. Pero hay más: el latrocinio continuado de las compañías
eléctricas, la corrupción como forma normal de gestión gubernativa y un largo
etcétera.
En 2011, según la CNMV, “la alta dirección y los consejos de las empresas del
Ibex-35 (unas 540 personas) reciben 625 millones en salarios, lo mismo que
40.000 trabajadores con salario medio” [Zabala 2011, 23]. En 2015, los miembros
de los consejos de administración de las siete principales entidades financieras
(Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia, Sabadell, Popular y Bankinter) se
repartieron 71,9 millones, cifra que supone un incremento del 16,6% con respecto
a los 61,7 millones del ejercicio anterior.[10]
La posición crítica a la que nos invitan Steve Tombs y David Whyte implica
permanecer alerta ante esas medidas de presunto control de la acción corporativa,
pues en la práctica pueden imponer reformas que aseguran su permanencia
sistémica. Por otra parte, en un giro propio de la legislación penal a la sureña y
como respuesta a la movilización popular contra las medidas “anticrisis” en el
Estado español, la nueva legislación sobre la responsabilidad penal de las
personas jurídicas impuesta por la reforma de 2015 puede utilizarse para
responsabilizar a organizaciones de la sociedad civil, colectivos y sindicatos por
los “actos delictivos” de sus miembros – como, por ejemplo, los daños
ocasionados en una manifestación o concentración.
La lucha sigue
La historia de la teoría económica es “la historia de sus propios esfuerzos para ser
aceptada en la sensibilidad general, incluida la de quienes están lejos de
beneficiarse por sus aventuras” (ibíd., 1). El pensamiento económico se encarga
de persuadir a las víctimas para que acepten como mejor (o única) alternativa
posible esa realidad impuesta por un sistema que se alimenta de la producción
sistemática de daños – la ideología economista lo llama “externalidades”.
Disolviendo la condición criminal (delictiva o no) que constituye ese ciclo perverso,
cada escándalo de corrupción se presenta al público como síntoma de un
problema “moral” e individual, por extendida que se demuestre cada práctica y por
numerosos que sean los casos mercantilizados por los medios de comunicación.
La reducción de un fenómeno estructural a una mera sucesión de “problemas”
particulares e independientes es condición necesaria para construir una población-
audiencia pacíficamente despolitizada. Aunque hablar de “corrupción” en un
régimen de acumulación criminógeno y criminal sería un pleonasmo, sigue siendo
necesario denunciar una realidad casi siempre ignorada: primero, que la práctica
totalidad de los casos de delincuencia estatal-corporativa que martillean nuestro
día a día son protagonizados por uno o más corruptores que habitan el gobierno
desde la economía; segundo, que no se trata de “un problema”, como una suerte
de anomalía que corroe un cuerpo sano, sino de la forma de funcionar de toda una
estructura de poder y, con ella, de una determinada forma de gobernar. El
verbo gobernar se conjuga desde las estructuras del crimen corporativo
(los mercados y sus élites transnacionales y/o locales) y toma tierra en esa red de
chiringuitos institucionales a la que seguimos llamando “gobierno” en las esferas
central, autonómica o local de la administración. Para mantener al populacho en
unos niveles adecuados de anestesia social general, se predica la
“responsabilidad social” y se promete “transparencia” – los dos
nuevos abracadabras de la imbecilización política.
Este libro es, pues, una herramienta criminológica y un arma política. Así lo
concibieron sus autores y en el mismo sentido hemos asumido la grata tarea de
traducirlo desde el Sur y para el Sur. Su traducción se incluye en una línea de
comunicación y trabajo entre esas criminologías del Norte y el Sur, un compromiso
que busca seguir reforzándose en este libro y en proyectos futuros.[11]
Una parte del trabajo está hecha. Aquí tenemos el análisis, los argumentos
empíricos y teóricos, la coherente contundencia de quien quiere participar de ese
trabajo colectivo que busca comprender para transformar. De ahí nuestro
agradecimiento a los maestros y compañeros Steve y Dave.
Referencias
Baars, G. (2016). ‘It’s not me, it’s the corporation’: the value of corporate
accountability in the global political economy, London Review of International
Law 0(0), 28.02.16. http://lril.oxfordjournals.org/
Coleman, R., Sim, J., Tombs, S. & Whyte, D. eds. (2009). State, Power, Crime,
London: Sage.
Kramer, R.C. (1992). “The Space Shuttle Challenger Explosion: A Case Study of
State-Corporate Crime”, Schlegel and Weisburd, White-Collar Crime
Reconsidered, Boston: Northeastern University Press, pp.214-43.
Kramer, R.C. et al. (2002). “The Origins and Development of the Concept and
Theory of State-Corporate Crime”, Crime and Delinquency 48.
Maple, J. & Mitchell, C. (1999). The Crime Fighter: How You Can Make Your
Community Crime-Free, Nueva York: Broadway Books.
Michalowski, R.J. & Kramer, R.C. (1990). “Toward an integrated theory of state-
corporate crime”, paper presentado en el congreso de la American Society of
Criminology, Baltimore.
Tombs, S. (2012). “State Corporate Symbiosis and the Production of Crime and
Harm”, State Crime 1(2), pp.170-95.
[6] http://www.crisis09.es/PDF/propuesta-reactivacion-laboral.pdf
[11] Vid. P. Hillyard & S. Tombs (2013), OSPDH (2013, 2014) – en esa línea se
forma el grupo de trabajo Fear and Looting in the Periphery. Approaching global
crime and harm in (and from) the south(s), en el marco del European Group for the
Study of Deviance and Social Control [44th Annual Conference: Economic Crisis
and Crime: From Global North to Global South – Universidade do Minho, Braga,
09.2016].