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INTRODUCCIÓN
Con todo, los objetivos generales que nos proponemos en este curso los
exponemos a continuación:
Pero, ¿cuál es el motivo para negociar? ¿Qué es lo que motiva a los seres
humanos a hacerlo? La respuesta no es muy complicada: a los seres humanos nos
motiva dar satisfacción a nuestras necesidades, sean del tipo que sean.
Sueldos/salarios
Necesidades fisiológicas Recursos para el trabajo
Métodos de trabajo
Antigüedad en el puesto
Necesidades de seguridad
Condiciones laborales seguras
Participación
Autoridad
Necesidades de estima Reconocimiento
Recompensas
Toda negociación es un medio -nunca un fin- por el cual las partes tratan de
acercarse lo más posible al objetivo deseado, usando las estrategias y tácticas más
adecuadas a tal fin. Una negociación constituye una alternativa al enfrentamiento o a
la imposición para la resolución de conflictos a través del diálogo y la búsqueda de
soluciones aceptables para los negociadores.
Negociar supone estar dispuesto a ceder muchas veces, ya que es algo más
que intentar convencer al otro de lo que queremos nosotros y tampoco se trata de
manipular o engañar para conseguirlo. Por el contrario, las negociaciones permiten
que ambas partes puedan conseguir lo que desean, maximizar sus beneficios y
mantener buenas relaciones futuras.
UNIDAD 2: ELEMENTOS DE UNA NEGOCIACIÓN
Gran parte de las relaciones entre empresas supone tener que realizar
negociaciones. Las personas implicadas necesitan saber que existen determinadas
estrategias y conocimientos para que estas relaciones sean positivas y efectivas: la
planificación y la preparación de la negociación, la habilidad para pensar rápida y
claramente en situaciones de presión, la facilidad para expresarnos correctamente, la
capacidad de saber escuchar activamente, la capacidad de juicio, la inteligencia,
honestidad y habilidad para persuadir a otros, la paciencia ante negociadores y
situaciones difíciles, etc.
¾ El poder: se traduce en nuestra capacidad para influir sobre la conducta del otro
en nuestro beneficio. Éste es un elemento decisivo a la hora de plantear cualquier
negociación, ya que si carecemos de él, la negociación puede resultar inútil. Es
necesario que sepamos exactamente cuáles son los elementos con los que
podemos negociar, es decir, sobre qué aspectos tenemos poder y, en función de
esto, cómo podemos influir en la otra parte, sabiendo también dónde reside su
poder sobre nosotros. En este sentido, nos ayudará conocer los diferentes tipos de
poder que pueden intervenir en el proceso de la negociación:
¾ Los objetivos: tenemos que definir lo que pretendemos lograr con la negociación.
Los objetivos deben ser:
Demanda 15
8 Oferta
Es muy importante conocer bien cada uno de estos elementos, ya que de ello
va a depender, en gran medida, el éxito de la negociación. Un elemento
frecuentemente olvidado, especialmente por negociadores novatos, pero que los más
experimentados suelen utilizar como táctica de presión, es el tiempo. Esto significa
que es conveniente que estemos preparados ante la posibilidad de enfrentarnos a
negociaciones largas y pesadas en las que el cansancio puede afectarnos
negativamente. Asimismo, si no disponemos de tiempo suficiente para desarrollar
correctamente una negociación, es mejor aplazarla para otro momento, ya que la
premura es una mala aliada para conseguir acuerdos satisfactorios. Por el contrario,
sin límite de tiempo, podremos negociar más tranquilos y pensar mejor la estrategia
que emplearemos.
UNIDAD 3: TIPOS DE NEGOCIACIÓN
¾ En las negociaciones duras se usan estrategias coercitivas que hacen que las
partes tomen posiciones extremas; esto puede dar lugar a un agotamiento por
parte de los negociadores. Además, los conflictos que se suelen derivar de este
tipo de interacciones, generalmente, desembocan en el estancamiento de las
mismas.
Bajo este enfoque, las relaciones tienden a ser conflictivas y el resultado termina
alejándose del objetivo inicial de integrar los intereses de las partes involucradas.
+
NEGOCIACIÓN NEGOCIACIÓN
ACOMODATIVA COLABORATIVA
R Perder/Ganar Ganar/Ganar
Sumisión Asertividad
E
L
A
C NEGOCIACIÓN NEGOCIACIÓN
EVITATIVA COMPETITIVA
I Perder/Perder Ganar/Perder
Evitación Agresividad
Ó
N
- +
R E S U L T A D O S
Las negociaciones económicas suelen ser competitivas, pero hay que ser cautos,
ya que no siempre se debe sacrificar la relación, sobre todo, en circunstancias en
las que es probable que tengamos que negociar con la misma empresa en el
futuro.
Enfrentarse con este tipo de negociador requiere ser preciso y tener muy bien
preparados nuestros argumentos. En caso de querer desconcertarlo lo mejor es
saltar de un tema a otro sin concretar nada.
3. COMPETIDOR: suele ser una persona agresiva y arrogante que en todo momento
trata de demostrar lo inteligente y fuerte que es. No cede nunca si los demás no
ceden antes, se aferra a sus posiciones haciendo que los demás negociadores se
sientan incómodos y está dispuesto a correr riesgos para lograr acuerdos e,
incluso, presionar hasta el límite.
Su estrategia se basa en la intimidación, a veces, el acoso, para conseguir lo que
quiere. Es exigente con las concesiones de la otra parte, pero inflexible con las
suyas, si es que las hace.
Ante este estilo de negociador es mejor actuar demostrando interés por sus puntos
de vista y valorando abiertamente sus ideas, pero manteniéndonos firmes con las
nuestras. Lo que no debemos hacer es ceder ante sus amenazas y hay que
dejárselo claro de una manera firme y respetuosa. Si persiste en su actitud, quizás
sea el momento de abandonar la negociación haciéndole saber el motivo.
Si, por el contrario, lo que pretendemos es molestarlo, lo mejor que podemos hacer
es no escucharlo ni tomar en consideración sus ideas.
Con este negociador hay que ser cautos y no ceder ante sus trampas, ya que
tratará de obtener ventajas por todos los medios y satisfacer su necesidad de
reconocimiento y poder. Por eso, lo mejor es no precipitarse a la hora de tomar
decisiones y si es necesario, aplazar el acuerdo para una reunión posterior. Esta
actitud manipuladora suele ir asociada a los negociadores competitivos.
Independientemente del estilo que adopte cada uno, todo buen negociador
debe reunir una serie de características que le ayudarán en el proceso aumentando
notablemente las posibilidades de cerrar acuerdos satisfactorios:
¾ Sociable: tiene facilidad para entablar relaciones personales, así como habilidades
sociales suficientes para romper el hielo y conseguir crear una atmósfera de
confianza. Tiene una conversación interesante, animada, variada y oportuna.
¾ Firme: tiene las ideas muy claras, sabe lo que busca y hasta dónde puede realizar
concesiones. El buen negociador es suave en las formas, pero firme en sus ideas,
aunque sin llegar a ser inflexible; esto implica tener las ideas muy claras y el coraje
de luchar por ellas.
¾ Resolutivo: busca resultados a corto plazo, aunque sin precipitarse. Sabe cuáles
son sus objetivos y se dirige hacia ellos superando los obstáculos que se le
presentan en el camino. No desiste sin haber luchado por conseguir su meta.
¾ Acepta el riesgo: sabe tomar decisiones valorando el riesgo que conllevan, pero
sin ser imprudente. Sabe diferenciar las decisiones que necesitan más tiempo y, si
es necesario, consulta con sus superiores.
Existen seis pasos importantes que hay que acometer en toda negociación, con
el fin de asegurar el éxito de la misma:
EL PROCESO
En esta fase es crucial tener claros nuestros objetivos y definirlos con precisión, así
como preparar las estrategias en base a la información recabada con anterioridad.
Al igual que en cualquier otra relación social, una negociación será más efectiva
cuanto más se conozcan las partes que intervienen en ella, por lo que será muy útil
conocer a cada una de las personas, cuáles son las cosas importantes para ellas y
su experiencia en el tema de la negociación. Esto requiere, por nuestra parte, una
gran capacidad para observar y escuchar, no sólo en esta fase de contacto, sino a
lo largo de todo el proceso.
En esta fase hay que escuchar más que hablar y observar, especialmente, el
comportamiento no verbal de la otra parte, lo que nos permitirá obtener información
acerca de ella si no la tenemos o completar los datos que ya poseemos.
Las emociones también requieren una especial atención, ya que es en esta fase
donde se hacen más explícitas; hay que saber controlarlas, evitar las amenazas,
no responder a ellas, ni continuar la negociación si se está produciendo un
conflicto. En este caso, lo mejor es analizar la causa del problema que impide el
avance del proceso, qué es los que nos incomoda y tratar de resolverlo. Si esto no
es posible y se llega a un estancamiento que pueda perjudicar el acuerdo, será
mejor interrumpir la reunión y aplazarla para otro momento más adecuado para
todos.
En este punto suelen aparecer también las objeciones, las cuales debemos saber
identificar claramente para poder solucionarlas. Esto requiere una gran capacidad
creativa por nuestra parte para aportar nuevas vías de acuerdo que sean
aceptables para ambas partes.
Mas adelante volveremos sobre este punto para tratar las estrategias para otorgar
correctamente las concesiones y para tratar las objeciones.
Durante la fase de acuerdo se establecen los criterios con los que se va a evaluar
el cumplimiento de los pactos adoptados y se finaliza con un resumen de todos los
acuerdos o conformidades alcanzados, todo lo cuál reflejaremos en un documento.
La negociación debe acabar de una forma natural y no sólo cuando una de las
partes ha conseguido lo que pretendía; como ya hemos apuntado, una negociación
no trata de ganadores y perdedores.
La estrategia marca la línea general de actuación, mientras que las tácticas son
las acciones en las que se concreta dicha estrategia. Las tácticas definen las acciones
particulares que cada negociador realiza como parte de su estrategia.
Intereses
Objeciones
Preparación Tretas
personal
NEGOCIACIÓN
PERSONAS
ESTRATEGIA
¾ Definir nuestros puntos fuertes y débiles con respecto a los de la otra parte,
pero siempre desde el punto de vista realista y sin menospreciar a los demás.
¾ Elaborar un dossier con nuestra propuesta con el fin de causar una buena
impresión y en la que destaque la preparación y la seguridad de un trabajo bien
hecho.
La siguiente tabla constituye una guía que nos puede ayudar a preparar mejor
cualquier negociación:
1. MIS OBJETIVOS
5. MI MARGEN DE MANIOBRA
Existen muchas técnicas que nos pueden ayudar a desarrollar nuestra creatividad,
pero aquí trataremos sólo dos de las más utilizadas:
El brainstorming consiste en realizar una lista con todas las ideas que surjan de
un grupo de personas para seleccionar finalmente las mejores. Los requisitos
para que esta técnica funcione son:
Sin embargo, esta técnica no está indicada para todas las ocasiones y hay dos
casos concretos en los que no es recomendable utilizarla:
¾ Cuando un problema admite una única solución: hay situaciones en las que
otras repuestas son más eficaces, como cuando la solución es tan objetiva
y concreta que pasa simplemente por consultar con un experto en la
materia o examinar la información adecuada.
¾ Relajación: esta técnica nos permite distender todos los músculos del cuerpo y
lograr una conexión con nuestra mente. Una vez alcanzada la relajación,
podemos pensar en la negociación y eliminar los miedos, aceptándolos primero
y cambiándolos por sensaciones positivas después.
¾ Visualización: se trata de enfocar la situación de negociación de un modo
positivo, imaginando todos los componentes posibles: el espacio físico, las
personas que participarán, sentir la sensación de dominio, etc. En definitiva, se
trata de que recreemos la situación como si realmente la estuviésemos
viviendo.
Se puede empezar a practicar esta técnica con objetos cercanos con el fin de
desarrollar nuestra percepción a través de los cinco sentidos, como, por
ejemplo, un caramelo de menta:
PERSONAS
TÉCNICAS
• ARGUMENTACIÓN
• NEGOCIACIÓN DE INTERES
• PREGUNTAS
• TRETAS
1. ARGUMENTACIÓN: un argumento es un dato objetivo sobre el asunto a negociar,
que puede ser un producto o un servicio, y se realiza en tres fases:
Sea cual sea el argumento que empleemos su éxito dependerá en gran medida
del grado en que se ajuste a las necesidades y motivaciones de la otra parte. Por
ello es importante que seamos capaces de detectar cuáles son sus intereses.
Por lo general, ningún negociador quiere ser el primero en exponer sus intereses;
sin embargo, es necesario que éstos se conozcan por ambas partes con el fin de
generar soluciones creativas y satisfactorias para los dos. Negociar por intereses
es ir más allá de lo aparente para llegar a lo verdaderamente importante, puesto
que los intereses reflejan nuestras verdaderas necesidades. Por el contrario, las
posiciones limitan las posibilidades de soluciones creativas si nos basamos
exclusivamente en ellas. Por ello, lo que se debe hacer es aproximar intereses y no
posiciones.
Vamos a empezar por establecer las diferencias entre una negociación basada en
las posiciones y una negociación basada en los intereses:
• La clave del resultado está en presentar • La clave está en trabajar en las áreas
las mejores alternativas. El negociador en que los intereses son compatibles e
que las posea, tiene más posibilidades integrarlos. Requiere mucha flexibilidad
de presionar a la otra parte. y creatividad.
d. Evaluación de las opciones: una vez hayamos elegido las opciones que
consideremos más adecuadas, es preciso que nos preguntemos si realmente
esas alternativas satisfacen los intereses de ambas partes, si disponemos de
los recursos necesarios para materializarlas y si esas opciones pueden
aplicarse a otras situaciones.
- Asumir que las negativas y los bloqueos forman parte del proceso.
- Comprobar que se han tratado todos los asuntos previstos en la primera
fase y que no hemos perdido de vista el objetivo de la negociación.
- Asegurarnos de que las decisiones adoptadas están consensuadas.
- Cerciorarnos de que todos han comprendido perfectamente las
disposiciones tomadas, para lo cual es necesario repetir cada uno de los
puntos acordados. Ahora es el momento de preguntar y aclarar lo que no
ha sido entendido.
Para terminar, vamos a ilustrar esta técnica con un ejemplo: las partes que
negocian son el jefe de departamento de informática y el jefe de administración de
una empresa cualquiera. Este último necesita una mejora en el programa de
contabilidad y se lo solicita a un técnico especializado del departamento de
informática, con el que ya ha trabajado en otras ocasiones con resultados muy
satisfactorios. Sin embargo, esta persona acaba de ser ascendida y la empresa no
le permite realizar un trabajo que no se corresponde con su nuevo cargo.
Entonces, el jefe de informática propone otra persona para que haga el trabajo;
alguien que lleva poco tiempo en la empresa y no tiene tanta experiencia. El jefe
financiero insiste en que quiere que sea el técnico de siempre quien lleve a cabo el
trabajo. De entrada están claras las posiciones de los dos, pero ¿qué hay
realmente detrás de ellas? ¿Cuáles pueden ser los intereses verdaderos y las
necesidades de cada uno?
3. PREGUNTAS: también son una constante en toda negociación y si relacionamos
esta técnica con la anterior, podemos comprobar que el arte de preguntar permite
distanciarse de las posiciones iniciales y entrar en una dinámica de diálogo. Las
respuestas a unas preguntas bien formuladas pueden darnos información valiosa
acerca de nuestro interlocutor, nos permitirán conocer sus intereses y, en
definitiva, ir más allá de los que podemos apreciar a simple vista.
Este tipo de preguntas pueden resultar molestas, por lo que hay que ser
cuidadosos. Sobre todo, debemos evitarlas si detectamos que están implicados
en el asunto aspectos emocionales.
¾ Las preguntas alternativas exigen una elección, aunque con ellas evitamos
que la otra parte aporte otro tipo de soluciones que pueden ser igualmente
beneficiosas para la negociación: “¿prefiere esta opción o aquella?”
Las respuestas a estas preguntas aportan información acerca del asunto, pero
no sobre el estado emocional y los verdaderos intereses de la otra parte.
Dado que estas preguntas se centran más en el aspecto emocional del proceso
de negociación, no contribuyen a la comprobación de hechos e informaciones
relativas al asunto de la negociación.
Para formular las preguntas de cierre, los puntos de la negociación tienen que
estar suficientemente claros o, de lo contrario, podrían producirse malos
entendidos que dificultarían el acuerdo final.
Debemos emplear los distintos tipos de preguntas en función del desarrollo del
proceso. Es esencial desplegar toda nuestra capacidad creativa y de flexibilidad en
esta técnica, combinando los tipos de preguntas que más se adapten a cada
momento de la negociación. En general, todas las preguntas han de estar bien
formuladas y es necesario incitar al otro a contestarlas.
OPORTUNIDAD
posibilidad de acuerdo
necesidad de reafirmar su decisión
OBJECIÓN necesidad de aclaraciones
significa interés del otro
es una barrera inicial
Es importante averiguar qué es lo que hay detrás de cada objeción para poder
enfrentarnos a ella de una manera efectiva. Para que nos resulte más fácil afrontar
las objeciones es preciso tener en cuenta algunas consideraciones:
Así pues, es necesario averiguar qué es lo que motiva las objeciones, qué es lo
que hay detrás de ellas, cuál es la importancia de cada una y comprender que, sea
cual sea la objeción, es real para quien la plantea. Esto implica que tenemos que
aceptarlas poniéndonos en el lugar de la otra persona, lo que a su vez nos
facilitará encontrar los argumentos apropiados que las rebatan. Para el tratamiento
de las objeciones se requiere, ante todo, un buen entrenamiento en escucha activa
y tener en cuenta los siguientes pasos:
¾ Ayudar a definir las necesidades del otro, dándole libertad para que exprese
lo que desea.
¾ Utilizar la técnica del silencio una vez que la otra parte ha planteado su
objeción. Las pausas y los silencios bien utilizados, muchas veces, ayudan a
que la otra parte encuentre la respuesta por sí solo. Sin embargo, tenemos que
ser muy cautos al utilizar este recurso para no crear una situación incómoda
para ambos.
Las objeciones más comunes que se presentan en las negociaciones son las que
se refieren al precio de un producto o servicio, a la calidad, a las necesidades, al
tiempo, al control de la decisión y a la información que controla la otra parte.
Vamos a ver algunas de las técnicas que se pueden utilizar en cada caso:
a. Objeción al precio
- Preguntarle por qué cree que es caro y aclararle que el precio no es una
cuestión de opinión, sino que refleja calidad. No se pueden comparar
precios, sino productos o servicios, por lo que es necesario que estemos
informados de los precios y las características de lo que ofrece la
competencia.
b. Objeción a la calidad
- Averiguar por qué el otro cree que no podemos satisfacer sus necesidades
a través de nuestra propuesta.
- Evitar comparar sus necesidades con las de otras personas con las que
hemos negociado anteriormente. Debemos confirmarle que sus
necesidades son específicas y únicas y que, por tanto, requieren soluciones
concretas y adaptadas a ellas.
d. Objeción al tiempo
f. Objeción a la información
- Estar pendientes del otro durante la reunión y una vez finalizada. Es mejor
adelantarnos en lugar de esperar a que sea él quien se ponga en contacto
con nosotros para pedirnos esa información.
Vamos a resumir, a modo de recordatorio, algunas señales que nos pueden ayudar a
detectar la veracidad de las objeciones:
CÓMO SABER SI UNA OBJECIÓN ES REAL
Por último, hay otra cuestión que debemos evitar al tratar objeciones y es presionar
a la otra parte para que tome una decisión. Podemos tratar de persuadirlo e
intentar convencerlo de una manera sutil y sin engaños, pero nunca decirle lo que
debe pensar o hacer.
Una treta es un mecanismo que indica que la otra parte no está de acuerdo con el
proceso de la negociación, aunque la forma de expresarlo no sea la más
adecuada. Por tanto, debemos estar preparados para enfrentarnos
adecuadamente a este tipo de situaciones, lo cuál nos resultará más fácil si
tenemos en cuenta algunas consideraciones:
Esperar al último
MAPAN momento Adulación
Intransigencia Autoridad
Tretas psicológicas limitada
Evasivas
Negociador bueno/
Chantaje emocional
negociador malo
Este método suele dar buenos resultados para ambas partes, siempre que se
terminen abordando las cuestiones difíciles y, en definitiva, todos los puntos de
la negociación propuestos inicialmente.
¿Cómo reaccionar ante ella?
b. El silencio: hay ocasiones en las que no decir nada, cuando la otra parte
espera que se hable, puede ser muy útil. Muchas personas se sienten tan
incómodas frente al silencio, que para evitarlo se ponen a hablar. En estas
situaciones es posible que den más información de la que tenían prevista e,
incluso, hagan concesiones que no contemplaban en su plan de negociación.
Hay varias maneras de actuar frente a esta treta: una es responder también
con silencio, rompiendo así el del otro. La otra consiste en preguntarle directa y
amablemente por qué no dice nada o preguntarle si ya ha terminado su
argumentación
d. Las propuestas infladas: constituyen una treta muy utilizada entre los
negociadores y consiste en proponer condiciones “infladas”, con el fin de
obtener una contraoferta aceptable o conseguir una ventaja durante el proceso.
Es una táctica arriesgada porque puede provocar que la otra parte se ponga a
la defensiva e incluso evite la negociación.
Lo primero que hay que hacer es comprobar que realmente el otro está
utilizando la táctica de dilatar la negociación con esas sutilezas. Una vez
comprobado, podemos empezar a actuar de la misma manera, aunque
corremos el peligro de alentarlo a seguir con su técnica. Para que eso no
ocurra, es conveniente hacerle ver que nos hemos dado cuenta de su juego y
que no estamos dispuestos a entrar en él. Lo más conveniente es coger las
riendas de la negociación “obligándolo” a centrarse primero en las cuestiones
principales y dejando los detalles para más adelante. También podemos
aplazar la negociación hasta que estemos seguros de que va a centrarse en los
puntos esenciales de la misma.
Hay que estar atentos con esta táctica, sobre todo, si la otra parte tiene libertad
para abandonar la negociación. Además, es una técnica tan conocida que muy
pocos negociadores, medianamente preparados, se dejan engañar.
Puede ser muy útil hacer explícito que nos hemos dado cuenta de la treta e
invitarlos a que abandonen “la representación del bueno y el malo”.
Es necesario que la otra parte crea que realmente no estamos autorizados para
tomar una decisión, aunque corremos el riesgo de que insista en negociar con
quien tenga el poder de decidir.
¿Cómo reaccionar ante ella?
i. Otras alternativas: se trata de utilizar otras opciones además de las que nos
presenta la otra parte como medidas de presión para conseguir un mejor
acuerdo. Nos referimos a la utilización del MAPAN o “Mejor Alternativa Posible
al Acuerdo a Negociar”.
Debemos examinar detalladamente los supuestos sobre los que se basa una
propuesta intransigente, ya que si podemos rebatirlos, es posible que al otro no
le quede más remedio que modificar algunos de los puntos propuestos.
Tenemos que contar con la posibilidad de una relación a largo plazo con el otro
negociador, ya que si cedemos ante este tipo de presión la primera vez, lo más
probable es que siente precedente y se repita en futuras negociaciones.
Es fundamental saber cuáles son los intereses y objetivos de la otra parte, así
como calcular correctamente el tiempo y establecer un plan de trabajo que sea
aceptado por la otra parte.
Tendremos que planificar la negociación con fechas para las reuniones y los
aspectos que se van a tratar en ellas, asegurándonos un margen de tiempo
adecuado para los posibles detalles que vayan surgiendo a lo largo del
proceso.
Generalmente, las tretas hasta aquí mencionadas suelen dar resultados con
negociadores poco preparados, sin formación ni experiencia. Esto no significa que
no haya que tenerlas en cuenta, pero desde luego lo más importante para no caer
en estos juegos es preparar minuciosamente la negociación, tener muy claros los
objetivos, reunir la mayor información posible y planificar seriamente la estrategia a
utilizar.
Cualquiera que sea la treta utilizada por la otra parte, hay una serie de
consideraciones que es conveniente tener en cuenta para defendernos y que
suelen ser muy útiles. Evidentemente, hay que evaluar cada situación y elegir la
medida más adecuada a cada una:
CÓMO ENFRENTARNOS A LAS TRETAS
Cuando comienza una negociación, lo normal es que exista una gran distancia
entre cada una de las partes y esto es lo que justifica la búsqueda de un acuerdo
satisfactorio para ambos negociadores, lo cuál exige que tanto uno como otro tengan
que realizar concesiones.
Lo primero que hay que tener claro es hasta dónde podemos ceder y cuál es el
límite que no queremos sobrepasar. Así, nuestra postura inicial debe permitirnos
establecer el margen de maniobra suficiente para que el acuerdo no nos resulte
negativo cuando tengamos que realizar alguna concesión. Sin embargo, esta posición
de partida debe ser lógica y realista o correremos el riesgo de perder credibilidad ante
la otra parte.
¾ Argumentar las concesiones, así como el coste o esfuerzo que supone hacerlas.
¾ Cuanto más tarde realicemos las concesiones, más las valorará la otra parte.
¾ Hay que tener en cuenta que no todo el mundo tiene las mismas necesidades, por
lo que hay que adecuar cada concesión a las motivaciones e intereses de la otra
parte. Es decir, tenemos que ofrecerle algo que verdaderamente le resulte útil y
necesario.
¾ Cuando se realiza una concesión, hay que esperar obtener una contrapartida. Si
la otra parte no responde con otra concesión no seguiremos planteándolas.
• Podemos cambiar las condiciones del acuerdo o compromiso sin que nos
afecte negativamente. Por ejemplo, podemos añadir una ventaja
adicional, ampliar un plazo, etc.
La solución no pasa por entrar en una guerra abierta con la otra parte, ni
tampoco es necesario abandonar, pero llegar a un acuerdo o un compromiso rápido
para evitar este tipo de situaciones tampoco es una solución satisfactoria. Una manera
correcta de responder a los negociadores agresivos es siendo tajante y concluyente
aunque de una forma pacífica y asertiva. Consiste en esquivar el ataque sin perder
terreno. No hay que cerrar nunca una puerta, sino abrir constantemente otras nuevas y
tratar de llevarlo hacia un camino en el que ambos puedan colaborar para encontrar
soluciones creativas que previamente no se les hubieran ocurrido a ninguno de los
dos.
Por otra parte, la escucha activa nos permite observar el lenguaje no verbal de
nuestro interlocutor que, sin duda, nos ofrecerá todo un repertorio de señales que
nos ampliará la información que tenemos sobre él. De hecho, muchos gestos,
miradas, etc., pueden ayudarnos a averiguar si lo que se esconde detrás de esa
agresividad es una cierta dosis de inseguridad o el deseo de sentirse el centro de
atención.
3. Dejar las cuestiones más difíciles para el final, sobre todo, si son muchas. Por
tanto, es conveniente empezar por las más fáciles. Actuando de esta manera nos
motivaremos más porque resolver las cuestiones relativamente fáciles da fuerza y,
al mismo tiempo, nuestro interlocutor se puede ir dando cuenta de lo valioso que
resulta examinar otras alternativas. Además, al discutir estas primeras cuestiones
se pueden descubrir nuevas variables o alternativas, lo cual será muy útil cuando
estemos en el punto álgido de la negociación.
El uso de cualquiera de estos recursos es arriesgado, por lo que hay que recurrir a
ellos sólo cuando la negociación está en peligro de deteriorarse seriamente.
¾ Refutar todos sus argumentos contradiciéndolo cada vez que expone una idea o
solución, lo que sin duda provocará más discusiones, además de acrecentar su
actitud cargada de agresividad e ira. Debemos actuar con cautela e intentar no
llevarle la contraria aunque estemos convencidos de que está equivocado, al
menos, hasta que la negociación vaya avanzando y hayamos logrado una relación
adecuada.
ERRORES EN LA NEGOCIACIÓN
Entre los errores más frecuentes y que más influyen a la hora de hacer fracasar
una negociación, nos encontramos con los siguientes:
¾ Objetivos mal definidos o mal planteados: cuando los objetivos no están claros,
corremos el riesgo de facilitar el logro de los objetivos de la otra parte.
¾ Efectuar concesiones sin obtener algo a cambio: con esta forma de actuar le
estamos dando a la otra parte plena libertad para conseguir lo que quiere.
¾ Perder la calma: toda negociación origina tensión, pero hay que intentar mantener
el equilibrio personal y tener cuidado de no perder los papeles en ningún momento.
¾ No ceder nunca en nuestras posiciones: lo que no podemos pretender es lograr
el cien por cien de los planteamientos iniciales, ya que esto es contrario a la
negociación.
¾ Creer que todo ha concluido una vez firmado el acuerdo: tenemos que
controlar los resultados, valorar la negociación una vez ha finalizado y realizar un
seguimiento de los acuerdos adoptados.
BLOQUEOS EN LA NEGOCIACIÓN
1. Detener la negociación para tener una reunión informal con la otra parte. Un buen
momento puede ser, por ejemplo, durante el almuerzo o en un ambiente más
relajado fuera del lugar de encuentro.
Desde luego, los bloqueos son más fáciles de vencer si hay un ambiente de
colaboración, cordialidad y confianza entre las partes. Es importante tratar de superar
estas situaciones y no desmoronarnos ante la primera dificultad, para lo cual es
importante que conozcamos cuáles son los factores que pueden determinar el éxito
de una negociación, a pesar de dichos bloqueos y errores.
FACTORES DEL ÉXITO DE LAS NEGOCIACIONES
• Asertividad para saber decir “no” cuando sea necesario sin generar tensión ni
ofender al otro.
• Paciencia para adaptarnos al ritmo de la otra parte y evitar que adopte una
actitud defensiva. También es necesaria la paciencia ante las objeciones y los
bloqueos, ya que a veces es necesario saber esperar y dejar que las cosas
maduren.