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TESIS
PARA OPTAR EL GRADO DE
DOCTOR EN DERECHO Y CIENCIAS
POLÍTICAS
TRUJILLO-PERÚ
2016
i
ii
DEDICATORIA
DEDICATORIA.......................................................................................................iii
ÍNDICE........................................................................................................................ iv
RESUMEN................................................................................................................ viii
ABSTRACT.............................................................................................................x
I. INTRODUCCIÓN....................................................................................................1
1. REALIDAD OBSERVABLE.....................................................................................1
2. ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN..........................................11
3. JUSTIFICACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN............................................26
4.1. VARIABLES................................................................................................. 27
5. MARCO TEÓRICO................................................................................................28
1.2. Concepto........................................................................................................ 28
2.1. Concepto........................................................................................................ 33
2.2. Antecedentes.................................................................................................. 33
2.4. Características................................................................................................ 35
3.1. Definición..................................................................................................... 43
* Sistema presidencial..................................................................................... 44
* Sistema parlamentario.................................................................................. 45
4.1. Definición..................................................................................................... 47
6. HIPOTESIS DE TRABAJO....................................................................................56
7. OBJETIVOS..........................................................................................................56
1. MATERIAL........................................................................................................... 57
2. MÉTODOS............................................................................................................ 57
3. TÉCNICAS............................................................................................................ 58
4. DISEÑO DE INVESTIGACIÓN.............................................................................58
III. RESULTADOS.....................................................................................................59
NEOCONSTITUCIONAL EN EL PERÚ..................................................................59
XX Y XXI................................................................................................................... 64
NEOCONSTITUCIONALISMO...............................................................................84
V. CONCLUSIONES.............................................................................................98
VI. RECOMENDACIONES...................................................................................99
VI. BIBLIOGRAFÍA..............................................................................................100
ANEXOS
RESUMEN
ix
ABSTRACT
1. REALIDAD OBSERVABLE
Hablar sobre los emergentes tribunales constitucionales y su jurisdicción en
el escenario jurídico actual, implica a partir de tres aproximaciones
distintas: una vía histórica, una vía teórica y una vía pragmática.
VÍA HISTÓRICA, los tribunales constitucionales cumplen la función
contralora de la legislación infraconstitucional, ya que el control
constitucional es anterior a ellos. Entonces, corresponde el primer hito
histórico en el ejercicio del control constitucional de la legislación.
El Tribunal Supremo de los EE.UU. que en 1803 dentro del caso Marbury
vs. Madison (1803) decidió inaplicar la Ley de Organización Judicial de
1789, específicamente aquellas disposiciones que le otorgaban
competencia para conocer como tribunal de primera instancia los writs of
mandamus, por contravenir las disposiciones constitucionales que
configuraban como un tribunal de alzada o de segunda instancia para
dichos casos1. Luego viene el Tribunal Constitucional de Checoslovaquia
de 1919 y el Tribunal Constitucional de Austria de 1920, seguido del
Tribunal de Garantías Constitucionales español de 1931. Sin embargo, hay
que destacar las diferencias entre los tribunales europeos y su par
norteamericano.
De esta manera, una sentencia capital para fortalecer el poder federal fue
la sentencia McCulloch vs Maryland (1819), donde se estableció la doctrina
de los poderes implícitos en manos del gobierno federal, fortaleciendo de
esta manera sus poderes frente a los Estados.
El texto completo de la sentencia Marbury vs. Madison en español puede verse en:
<http://federacionuniversitaria30.blogspot.com/search/label/MADBURY%20v.%20MADISON>, consultado el
12 de enero del 2011. Una excelente y clara descripción del escenario sociopolítico en el que se inserta el
Marbury vs. Madison, los hechos del caso y la decisión puede verse en: CAIRO ROLDÁN, Omar. Justicia
constitucional y proceso de amparo. Palestra Editores, Lima, 2004, pp. 123-133. También VALDEZ,
Clemente. “Marbury vs Madison un ensayo sobre el origen del poder de los jueces en los Estados Unidos”.
En: Revista Iberoamericana de Derecho Procesal Constitucional, Nº 4, julio-diciembre, 2005, pp. 313-345; y
CARBONELL, Miguel. “Marbury versus Madison: en los orígenes de la supremacía constitucional y el
control de constitucionalidad”, texto disponible en: <http://blog.pucp.edu.pe/media/2841/20110803- MIguel
%20Carbonell%20-IIDPC%20-%205-.pdf>, consultado el 13 de febrero del 2011.
1
Puede afirmarse que el Tribunal Supremo tiene una actitud conservadora
en cuanto a la protección de derechos que en el caso Dred Scott vs
Sandford (1857), pudo haber decretado la inconstitucionalidad de la
esclavitud, tutelando claramente el derecho a la libertad, prefirió tutelar el
derecho a la propiedad de los esclavistas propietarios de las plantaciones
en el sur del país2.
Esta actitud judicial fue ligeramente modificada luego de la guerra de
secesión, mediante el caso Plessy vs Ferguson (1896), estableciendo la
doctrina “separate but equal” (separados pero iguales), según la cual
negros y blancos podrían gozar de los mismos servicios (públicos y
privados) y tratamientos pero separados (siendo notorio los mayores
niveles de calidad de los servicios y tratamientos dispensados a los
blancos).
Esta actitud conservadora se mantuvo en el siglo XX en plena crisis
económica de 1929, cuando a raíz de la misma el gobierno federal de
Roosevelt empezó a dictar una serie de leyes que marcaban el inicio del
estado de bienestar y la regulación del mercado por parte del Estado.
La Corte se opuso a dichas reformas económicas y empezó a declarar
inconstitucionales diversas leyes, en pro de la defensa de la libertad
contractual y el derecho de propiedad. Pero, ante la amenaza de
implementar reformas en la estructura y composición de la Corte,
orientadas fundamentalmente a incrementar el número de sus miembros, la
Corte dio un giro en su doctrina jurisprudencial apoyando las reformas
económicas implementadas desde el gobierno federal.
La asunción a la presidencia de Earl Warren (1953-1969) la Corte dio un
giro progresista en su jurisprudencia, mostrando una honda preocupación
en la defensa de los derechos civiles, de esta época proviene la sentencia
Brown Vs Board of Education (1954) que pone fin a la segregación racial
en las escuelas públicas y acaba con la doctrina separados pero iguales,
2
Al respecto puede verse CARBONELL, Miguel. “La peor sentencia: a 150 años de Dred Scott
versus Sanford”, documento disponible en:
<http://foros.uexternado.edu.co/ecoinstitucional/index.php/derest/article/viewFile/708/670>. Consultado el
14 de febrero del 2012.
sentada en Plessy vs. Ferguson; se abre el camino de la integración racial
y el movimiento por los derechos civiles.
Desde esa época el Supremo americano ha ido dando pasos hacia
adelante, reconociendo por ejemplo los derechos procesales de los
acusados en Miranda vs. Arizona de 1966 o el derecho constitucional al
aborto en el caso Roe vs. Wade de 1973.
Los tribunales constitucionales europeos surgieron como mecanismo
institucional de solución de controversias competenciales entre los
gobiernos centrales y los estados o gobiernos de alcance regional, y al
menos durante la primera mitad del siglo XX no tuvieron un rol destacado
en la defensa de derechos, ya que esa no era su función, sino la de
proteger el sistema de competencias asignadas por las normas
fundamentales de los estados europeos. Fue luego de la segunda guerra
mundial que empiezan a tener un papel destacado, particular mención
merece el Tribunal Constitucional Federal Alemán encargado de tutelar la
Ley Fundamental de Bonn de 1949, que en la sentencia del caso Lüth
estableció que la Constitución contiene un orden objetivo de valores,
siendo según algún autor el punto de partida oficial del
Neoconstitucionalismo3.
VÍA TEÓRICAS, en torno a los tribunales constitucionales tienen su punto
de partida, en el autor de la teoría pura del derecho: Hans Kelsen, cuando
en 1928, en el marco del Congreso Internacional de Profesores de Derecho
Público (Paris), presento su ensayo intitulado “La garantía jurisdiccional de
la Constitución. (La justicia constitucional)” 4. En este escrito fundacional
Kelsen concibe a los tribunales constitucionales como los guardianes de la
regularidad del ordenamiento jurídico estructurado jerárquicamente, cuyo
sistema de fuentes se haya contenido en la Constitución.
3
CRUZ, Luis M. “La constitución como orden de valores. Reflexiones en torno al
neoconstitucionalismo”, en: Díkaion, Vol., 23, Nº 18, diciembre, 2009, pp. 17 y ss.
<http://redalyc.uaemex.mx/pdf/720/72012329002.pdf>, consulta del 11 de enero del 2012.
4
KELSEN, Hans. La garantía jurisdiccional de la Constitución. (La justicia Constitucional).
Traducción de Rolando Tamayo y Salmorán, UNAM, México, 2001.
Para Kelsen la Constitución es la norma fundamental del ordenamiento
estatal, él la entiende más como una norma que disciplina la organización
del Estado, así como la producción del derecho sistémico normativo, antes
que una norma de contenido sustantivo (derechos), en sus palabras: “(…)
la noción de Constitución ha conservado un núcleo permanente: la idea de
un principio supremo que determina por entero el orden estatal y la esencia
de la comunidad constituida por ese orden (…) la Constitución es siempre
el fundamento del Estado, la base del orden jurídico que se pretende
conocer (…) la Constitución constituye un principio donde se expresa
jurídicamente el equilibrio de las fuerzas políticas en un momento
determinado, es la norma que regula la elaboración de las leyes, de las
normas generales en ejecución de las cuales se ejerce la actividad de los
órganos estatales; tribunales y autoridades administrativas (…) en suma, el
asiento fundamental del orden estatal”5.
VÍA PRAGMÁTICA, puede sostenerse que la presencia institucional de un
Tribunal Constitucional que cuenta con la potestad de control constitucional
no garantiza per se la eficacia de una Constitución 6, es decir la
conformidad entre lo declarado en el papel constitucional y los hechos que
pretende regular.
Es necesario un contexto social y político favorable a la protección de
ciertos valores y principios últimos que no necesariamente se encuentran
reflejados en un texto legal o constitucional escrito (aunque lo más
adecuado, hasta el momento, han demostrado ser las declaraciones
escritas de derechos, cuyo antecedente más remoto es la Carta Magna de
1215, y el primer instrumento moderno es sin lugar a dudas la Declaración
de Derechos y Deberes del Hombre y del Ciudadano en plena revolución
francesa) y que dicha conciencia entienda que antes que a los actores
políticos corresponde que la protección de dichos derechos o valores esté
encomendada a los jueces, en especial los constitucionales, a quienes
5
KELSEN, Hans. “La garantía jurisdiccional de la Constitución. La justicia constitucional”. En: Ius et
Veritas, año V, Nº 9, 1994, p. 21.
6
Esta observación nos lleva a otras dos muy ligadas, pues mientras
que el primer constitucionalismo encomendaba a la legislación
(mediante la ley) la protección de los derechos, ahora el nuevo
constitucionalismo entrega dicha función a la jurisdicción (en especial
a la jurisdicción constitucional), pues se han venido implementando
mecanismos jurisdiccionales (procesos judiciales como el hábeas
corpus o el amparo) cuya finalidad no es otra sino la tutela de los
derechos de la persona frente a las amenazas o lesiones del poder
público y del ejercicio de la autonomía privada.
2. ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN
7
KELSEN, Hans, Teoría pura del derecho, traducción de segunda edición alemana de Roberto J.
Vernengo. UNAM, México, 1979 y KELSEN, Hans, ¿Qué es la teoría pura del derecho?, quinta edición,
Fontamara, México, 1997.
gradación kelseniana (como una ley o un reglamento) sean dejadas de
lado por la jurisprudencia (sentencias).
Por otro parte, también se sostiene que la ciencia jurídica hoy en día no
puede ser moralmente neutral, sino que debe tomar partido y defender
un determinado grupo de valores superiores (como la dignidad
humana). Estas posiciones son las que sostienen autores como
Gustavo Zagrebelsky, Carlos Nino, Robert Alexy, Ronald Dworkin,
entre otros.
B. EL MODELO POSITIVISTA DE HERBERT L. A. HART
8
Citamos la traducción castellana de Genaro R. Carrió: HART, HLA. El concepto de derecho. Abeledo-
Perrot, Buenos Aires, 1998.
9
DWORKIN, Ronald. Los derechos en serio. Traducción de Martha Guastavino. Ariel, Madrid, 1984, p. 44.
10 HART, Herbert L.A. “El nuevo desafío al positivismo jurídico”, en: Sistema, Nº 36, pp. 3-18, citamos la
versión disponible en: <http://jmcharles.blogia.com/2011/030201-el-nuevo-desafio-del-positivismo-
juridico.-herbert-l.a.-hart.php>. Consultada el 11 de enero del 2012.
11 Ibídem.
De esta manera es posible identificar al derecho como un hecho
social mediante la determinación del cumplimiento de una serie de
requisitos de tipo formal previstos en la llamada “regla de
reconocimiento”.
12
Ídem.
c) como una determinada ideología de la justicia (el llamado
“positivismo ideológico”)13.
El positivismo como aproximación al estudio del derecho es una actitud
que debe tener el académico a efectos de poder distinguir
adecuadamente cual es el verdadero sentido de su trabajo: describir el
derecho tal cual es, no valorarlo, ni negativa ni positivamente, es decir
que debe asumir un punto de vista externo a la práctica jurídica que
observa14: “(…) el jurista deberá estudiar dichos datos de la misma
manera en la que el científico estudia la realidad natural, o sea,
absteniéndose de formular juicios de valor” 15.Esta es la postura que
asumen autores como Kelsen y Hart efectos de construir sus
particulares visiones del derecho positivo.
Por su parte, el positivismo teórico postula una serie de tesis que
permitían durante el siglo XIX y principios del XX una cabal descripción
del derecho es decir una “(…) concepción particular del derecho que
vincula el fenómeno jurídico a la formación de un poder soberano
capaz de ejercitar la coacción: el Estado” 16, es decir dio origen a la
concepción estatal del derecho, según el cual todo el derecho válido
proviene del Estado, a la cual se vinculan los siguientes postulados: a)
la teoría de la coactividad, según la cual el derecho es un sistema de
normas que se aplican por la fuerza o un conjunto de normas cuyo
contenido es la reglamentación del uso de la fuerza en un determinado
grupo social; b) la teoría imperativa, según la cual la norma es un
mandato (ya que o son impuestas mediante o reglamentan el uso de la
fuerza); c) tesis de la supremacía de la ley como fuente de derecho; d)
tesis de la plenitud (sin lagunas o vacíos) y coherencia (sin
contradicciones) del ordenamiento jurídico, ya que se asume que la
legislación, que sintetiza o personifica a todo el ordenamiento jurídico,
13
BOBBIO, Norberto, “Positivismo jurídico”, en: BOBBIO, Norberto, El problema del positivismo jurídico,
Fontamara, México, 1991, pp. 41-72 (este texto fue originalmente publicado en 1965).
14
El punto de vista interno, que se opone al externo, es la propia de un participante dentro de la práctica
jurídica, sería la que tienen el abogado litigante, el funcionario o servidor público, en definitiva el juez.
15
BOBBIO, Norberto, Op Cit, pp. 41-43.
16
Ídem p. 49.
es obra de un legislador racional; y e) como método de trabajo la tesis
de que el juez y el jurista aplicaban esencialmente la lógica (tesis de la
subsunción) en tanto que la ciencia jurídica se consideraba como
hermenéutica (exégesis francesa) o dogmática (pandectística
alemana)17.
Finalmente, apreciamos que el positivismo ideológico estipula una
determinada teoría de la justicia, según la cual el derecho positivo por
el mero hecho de ser positivo (puesto, existente) es justo, y por dicha
condición se puede establecer el deber moral de obediencia al derecho
positivo. Es decir que el conjunto de reglas legales impuestas
coactivamente por el Estado por el mero hecho de existir deben ser
obedecidas porque es moralmente obligatorio.
Con estas distinciones Bobbio pretendía que no se otorgue la etiqueta
positivista sin ningún tipo de rigor científico, pues demostró que no hay
un único positivismo jurídico, sino muchos, algunos de los cuáles, a la
fecha en que publicó su estudio, ya habían sido superados (en
particular los positivismos teórico e ideológico).
D. LAS CRÍTICAS DE DWORKIN AL MODELO DE REGLAS DE HART
Ronald Dworkin, sucesor de Hart en la cátedra de Jurisprudence en
Oxford, cuestionó las tesis hartianas aduciendo que las mismas no
eran idóneas para dar debida cuenta de la práctica jurídica actual, al
menos de aquella desarrollada en el ámbito anglosajón.
Fueron objeto de su crítica las tres tesis propuestas por Hart. Para
dichos efectos Dworkin arguyó que la tesis de las fuentes sociales se
limita a señalar que el derecho es un entramado de reglas (claras u
oscuras) que son aplicadas todo o nada por los tribunales, sin embargo
,sostuvo que el derecho no sólo está compuesto de reglas, sino
también de otro tipo especial de normas que no adoptan la forma de las
reglas: los principios, distinguiendo dentro de ellos entre principios en
sentido estricto y policy (políticas públicas). Sostuvo que, para efectos
de la aplicación del derecho a los casos concretos, donde las reglas
17
Ídem pp. 50 y 51.
sólo pueden ser aplicadas si son válidas, siendo que la validez viene
determinada por el cumplimiento de requisitos formales previstos en la
regla de reconocimiento (competencia y procedimiento), los principios
no se aplican en función de la validez, sino en función a su peso o
importancia en el caso concreto, por lo que en cada caso debería
ponderarse su aplicación.
Entonces, sostuvo que la tesis de las fuentes sociales, que reduce el
derecho a un mero hecho social compuesto por reglas es falsa, pues
los principios no pueden identificarse en función a su origen o pedigrí,
ya que éstos no se establecen mediante un pacto o acuerdo, sino que
están presentes en la sociedad ya sea por historia o tradición pero cuya
fuente y contenido es eminentemente moral, lo que a su vez niega la
tesis de la separación entre derecho y moral, pues para dar debida
cuenta del derecho positivo (de la práctica jurisprudencial del common
law) no puede mantenerse un punto de vista moralmente neutral, sino
que se debe adoptar un punto de vista moral o político sobre los
diferentes casos que resuelven los tribunales (perspectiva interna),
quienes al resolver en base a principios, que deben justificarse
mediante argumentos morales, no tienen discrecionalidad, es decir no
crean derecho, sino que aplican principios jurídicos que tienen
contenido moral pero que están y forman parte del derecho y de la
sociedad, lo que lleva a negar la tesis de la discrecionalidad judicial del
modelo positivista de Hart, pues en defecto de regla aplicable al caso,
el juez deberá aplicar principios preexistentes y no crear derecho nuevo
o ad hoc.
Ahora bien, esta capacidad judicial lleva a que, mediante la
construcción de la mejor teoría aplicable al caso, manipulando las
reglas y principios aplicables, el juez esté en capacidad de brindar la
única respuesta correcta para el caso. Precisamente esta tesis de la
única respuesta correcta niega la tesis de la discrecionalidad judicial,
pues donde existe discrecionalidad no puede haber una sola respuesta
para el caso, sino una multiplicidad de ellas, en función de las
particulares creencias de cada juez o de cada persona que mire el
caso.
Para ilustrar su tesis Dworkin cita el, ahora conocidísimo caso, Riggs
vs. Palmer resuelto por las cortes de Nueva York a finales del siglo
XIX18.
Los hechos del caso son más o menos los siguientes: el Sr. Francis
Palmer instituye en su testamento como heredero a su nieto Elmer
Palmer, posteriormente Francis Palmer contrae nuevas nupcias, dando
inicio a los trámites para modificar su testamento. Era evidente que
Elmer iba a ser desheredado o por lo menos su herencia se vería
seriamente disminuida.
Ante dicho escenario Elmer asesinó a su abuelo envenenándolo, quien
no pudo culminar los trámites de modificación de su testamento, siendo
por tanto válido de acuerdo a las leyes de Nueva York. Luego de
haberse establecido la responsabilidad penal de Elmer Palmer en el
asesinato de su abuelo, éste solicitó a la Corte que le hiciera entrega
de la herencia en virtud a lo establecido en el testamento.
En 1889 la Corte de Apelaciones del Estado de Nueva York en decisión
dividida por mayoría niega la petición de entrega de la herencia
formulada por Elmer Palmer. El voto minoritario que se pronunciaba
reconociendo el derecho de Elmer a recibir la herencia, pues el
testamento era válido según las leyes de Nueva York, sostuvo que
siendo válido dicho testamento éste debía surtir sus efectos y por tanto
entregarse al peticionante la herencia dejada en su favor. En cambio, el
voto mayoritario que decidió el caso se pronunció en el sentido de
negar la herencia a Elmer Palmer argumentando, a partir de algunos
casos anteriores parecidos, que era un principio del common law que
nadie puede obtener ventaja de su iniquidad, en el voto puede leerse:
“A nadie se le debe permitir beneficiarse de su propio fraude o tomar
ventaja de su propio error, fundar cualquier demanda sobre su propia
18
Una excelente traducción del caso, a cargo de Roberto Marino Jiménez Cano, Jorge Luis Fabra Zamora
y Carolina Esther Guzmán Buelvas, puede encontrarse en la Revista Telemática de Filosofía del Derecho,
Nº 11, 2007/2008, pp. 363-374.
iniquidad o adquirir propiedad sobre la base de su propio crimen. Estas
máximas son dictadas por el orden público, tienen su fundamento en el
derecho universal administrado en todas las naciones civilizadas y en
ningún lugar pueden ser sustituidas por las leyes” 19.
El caso del nieto asesino ilustra a la perfección que además de reglas
legales los jueces aplican principios para resolver casos, éstos
subyacen en el sistema jurídico en forma de máximas y cuyo
contenido, al no formar parte de las reglas formales o provenientes de
las fuentes formales (leyes y reglamentos), tienen un origen y un
contenido eminentemente moral, como el caso lo demuestra.
E. DE LA CENTRALIDAD DE LA LEY A LA CENTRALIDAD DE LA
CONSTITUCIÓN
Dejando momentáneamente a un lado las aproximaciones teóricas,
conviene abordar los principales cambios en el plano institucional que
desencadenaron lo que hoy se denomina Neoconstitucionalismo: la
supremacía constitucional y su garantía jurisdiccional mediante cortes o
tribunales ad hoc. En esta parte abordaremos el primer punto, el
segundo se realizará en el epígrafe siguiente.
Como se recordará cuando Norberto Bobbio caracterizó al positivismo
jurídico lo dividió en tres sectores o grupos de positivismo:
metodológico, teórico e ideológico. Para los fines de este acápite
retomaremos brevemente el positivismo teórico.
Según el positivismo teórico institucionalmente la única fuente de
producción de derecho válido dentro de la sociedad era el Estado,
quien había reemplazado al monarca soberano, y su principal producto
normativo era sin lugar a dudas la ley, que representaba a la voluntad
general, en la medida que era adoptada por un cuerpo de
representantes elegidos por el pueblo (detentador del poder originario)
mediante el sufragio universal (cuerpo electoral).
19
Ibídem, p. 367.
De esta manera la ley del parlamento gozaba de amplia legitimidad
democrática, en la medida que contaba con el consentimiento de los
representantes del pueblo.
Esta centralidad legislativa como fuente de derecho se vio encumbrada
a partir de la codificación del derecho civil consuetudinario y disperso
de la época feudal, iniciada en 1804 con el Código Civil francés o Code
Napoleón, seguido del BGB alemán aprobado en 1896 y vigente desde
1900. De esta manera, en los códigos civiles se señalaba, sin ningún
temor o duda, que la primera fuente de derecho era la ley (así lo hace
todavía por ejemplo el Código Civil español e indirectamente nuestro
Código Civil de 1984 al ocuparse en su título preliminar de establecer
reglas para la aplicación de la ley en el tiempo y al señalar que sólo en
defecto de ley los jueces podrán aplicar los principios generales y el
derecho consuetudinario).
Sin embargo, la centralidad de la ley dentro del contexto positivista, el
cuál postulaba la validez y obligatoriedad del derecho per se sin ningún
tipo evaluación de su contenido moral, ofreció la mejor justificación
para la promulgación de leyes “injustas” como aquellas expedidas
durante los regímenes totalitarios (nazismo, fascismo) que asolaron
Europa continental luego de la primera guerra mundial (1914-1919) y
que por ejemplo expropiaban a los judíos sus bienes y demás
propiedades, que propiciaron la aglutinación de éstos en los famosos
guetos (siendo el más famoso el de Varsovia) o que dieron cobertura
legal a la política de exterminio judío en los campos de concentración
(el holocausto), aunque no debe olvidarse que no sólo los judíos
sufrieron exterminio, sino también gitanos, kosacos y otras etnias
sufrieron los horrores de la guerra.
Precisamente, la segunda gran guerra (1939-1945) y sus horrores de
muerte, odio racial y destrucción concientizaron a todas las naciones
que directa o indirectamente estaban involucradas en la misma, para
preservar unos bienes valiosos para toda la humanidad: la vida, la
igualdad racial, la integridad de la población, en fin su propia dignidad,
con un resurgimiento de cierto iusnaturalismo que postula la
prevalencia en todo tiempo y espacio de ciertos bienes y valores.
Por lo tanto, se asumió que dichos bienes o valores debían ponerse a
buen recaudo y no ser parte de la negociación política democrática,
deberían ser algo así como un “coto vedado” inexpugnable para la
deliberación política partidaria que se presenta en los parlamentos.
Ahora bien, se asumió que dichos bienes y valores deberían estar en
un documento escrito, no sometido a la deliberación política ordinaria,
sino estar en manos del poder político extraordinario. De esa manera
se idearon nuevas constituciones que pusieron a buen recaudo esos
bienes valiosos: como la Constitución italiana de 1947 o la Ley
Fundamental de Bonn de 194920.
Sin embargo, el cambio más trascendental que se suscitó no fue a nivel
textual, es decir de documentos escritos con amplios catálogos de
derechos, sino en el contexto socio-político-cultural, pues bien podría
decirse que constituciones hubo siempre (la alemana de 1919 o la
española de 1931 o las latinoamericanas del siglo XIX son buenos
ejemplos) al igual que catálogos de derechos (la francesa de1879 es el
paradigma indiscutible).
El cambio más trascendental fue el abandono de la concepción política
de la Constitución y su reemplazo a favor de una concepción jurídico-
normativa, según la cual la Constitución es una norma jurídica y como
tal vinculante para el poder. De esta manera se dio un tránsito del
Estado legal de derecho hacia el Estado constitucional 21, de la
limitación vía el principio de legalidad y la separación de poderes, hacia
el principio de constitucionalidad y la garantía jurisdiccional de la
Constitución, cerrando el candado institucional mediante la
incorporación de mecanismos agravados de reforma constitucional, la
20
POZZOLO, Susanna. “Notas al margen para una historia del neoconstitucionalismo”, en: POZZOLO,
Susanna (editora). Neoconstitucionalismo, Derecho y derechos. Palestra Editores, Lima, 2011, p. 19.
21
ZAGREBELSKY, Gustavo. El derecho dúctil. Ley, justicia, derechos. Trotta, Madrid, 1995, capítulo II.
llamada rigidez constitucional22, de esta manera la fungibilidad
constitucional está fuera del alcance de la política ordinaria.
Nuestro Tribunal Constitucional, en un conocida sentencia, lo expresa
con estas palabras: “El tránsito del Estado Legal de Derecho al Estado
Constitucional de Derecho supuso, entre otras cosas, abandonar la
tesis según la cual la Constitución no era más que una mera norma
política, esto es, una norma carente de contenido jurídico vinculante y
compuesta únicamente por una serie de disposiciones orientadoras de
la labor de los poderes públicos, para consolidar la doctrina conforme a
la cual la Constitución es también una Norma Jurídica, es decir, una
norma con contenido dispositivo capaz de vincular a todo poder
(público o privado) y a la sociedad en su conjunto. Es decir, significó
superar la concepción de una pretendida soberanía parlamentaria, que
consideraba a la ley como la máxima norma jurídica del ordenamiento,
para dar paso -de la mano del principio político de soberanía popular-
al principio jurídico de supremacía constitucional, conforme al cual, una
vez expresada la voluntad del Poder Constituyente con la creación de
la Constitución del Estado, en el orden formal y sustantivo presidido por
ella no existen soberanos, poderes absolutos o autarquías. Todo poder
devino entonces en un poder constituido por la Constitución y, por
consiguiente, limitado e informado, siempre y en todos los casos, por
su contenido jurídico-normativo”23.
De esta manera hoy en día se puede afirmar, con total seguridad, que
hemos pasado de la centralidad de la ley a la centralidad de la
Constitución, que de esta manera se convierte en la fuente por
excelencia del derecho positivo del Estado constitucional.
22
Sobre la rigidez constitucional puede verse: FERRERES COMELLA, Víctor “Una defensa de la rigidez
constitucional”. En: Doxa: Cuadernos de filosofía del derecho, Nº 23, 2000, pp. 29-47. Documento
disponible en formato pdf en:
<http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12383873132368273109213/Doxa23_02.pdf>, consulta
realizada el 14 de febrero del 2012.
23
Sentencia recaída en el EXP 5854-2005-PA, fundamento jurídico 3, caso Andrés Lizana Puelles contra el
JNE, sobre el control judicial de las resoluciones del Jurado Nacional de Elecciones.
La centralidad constitucional, debido a su fuerza normativa, ha
producido una serie de cambios en el orden institucional dentro de los
ordenamientos jurídicos24.
Así pues el protagonismo del Parlamento como creador de derecho ha
sido reemplazado por la jurisdicción constitucional, que mediante su
función contralora crea normas adscritas de derecho constitucional vía
la interpretación de las normas ambiguas, vagas e indeterminadas de
los textos constitucionales. Así por ejemplo tenemos que en el caso
seguido por Magaly Medina (EXP 6712-2005-PHC) el Tribunal
Constitucional creó una norma adscrita según la cual un(a) periodista
no puede difundir (propalar) imágenes de una persona teniendo o
manteniendo relaciones íntimas (de tipo sexual) con otra(s) mediante
los medios de comunicación social, en tanto y en cuanto esta acción
lesiona abiertamente el derecho a la intimidad del afectado(a). Esta
norma que prohíbe una determinada conducta por afectar el derecho a
la intimidad es una norma adscrita al derecho a la información
reconocido como tal en el inciso 4 del artículo 2º de la Constitución
Política de 1993.
Se ha revalorizado el papel de los jueces (no sólo constitucionales)
como garantes de los derechos fundamentales 25. Por un lado se
entiende que los crímenes contra los derechos humanos no pueden
quedar impunes, pero no corresponde aplicar sanciones políticas, sino
sanciones jurídicas, a efectos de que pueda utilizarse el medio pacífico
de solución de controversias por excelencia: el proceso judicial, en
24
Al respecto puede verse: CASTILLO CORDOVA, Luis. “El carácter normativo fundamental de la
Constitución peruana”, documento disponible
<http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/dconstla/cont/20062/pr/pr12.pdf>, consultado el 12 en: de
octubre del 2015
25
Al respecto el Tribunal Constitucional en la sentencia del EXP Nº 0206-2005-PA, fundamento jurídico 5,
caso César Antonio Baylón Flores contra EMAPA HUACHO SA, tiene dicho que: “(…) en la jurisdicción
constitucional comparada es pacífico asumir que el primer nivel de protección de los derechos
fundamentales le corresponde a los jueces del Poder Judicial a través de los procesos judiciales ordinarios.
Conforme al artículo 138.º de la Constitución, los jueces administran justicia con arreglo a la Constitución y
las leyes, puesto que ellos también garantizan una adecuada protección de los derechos y libertades
reconocidos por la Constitución. Sostener lo contrario significaría firmar que solo el amparo es el único
medio para salvaguardar los derechos constitucionales, a pesar de que a través de otros procesos
judiciales también es posible obtener el mismo resultado. De igual modo, debe tenerse presente que todos
los jueces se encuentran vinculados por la Constitución y los tratados internacionales de derechos
humanos; más aún, la Constitución los habilita a efectuar el control difuso conforme a su artículo 138º”.
especial el proceso penal, ejemplo paradigmático de dicha tendencia
son los juicios de Núremberg y actualmente la Corte Penal
Internacional.
El debate político y social está impregnado del discurso de los
derechos humanos, cuya realización efectiva es, al fin y al cabo, la
razón de ser de toda organización humana. Así pues se abandona la
concepción de los derechos como derechos públicos subjetivos
oponibles sólo al Estado, y como fuente de deberes negativos o
abstención (no lesión), por una concepción integral fundado en su
fuerza vinculante e irradiadora no sólo sobre el poder público, sino
también en el seno de las relaciones privadas 26 y fuente de deberes
positivos o actuación a cargo de los poderes públicos (primordialmente)
y también de determinados actores privados que, mediante
autorización o concesión pública, prestan servicios públicos esenciales
(servicios de agua potable, suministro de energía eléctrica, tendido de
redes telefónicas, servicios de salud, entre otros).
Pues bien, estos cambios originados por la centralidad del principio de
constitucionalidad, en detrimento del principio de legalidad 27, serían
superfluos si es que no existieran mecanismos institucionales para
reafirmar su vigencia y eficacia cuando se vean cuestionados. De esta
manera, se ha puesto en manos de los jueces, en especial los
constitucionales, la protección y salvaguarda de los contenidos
constitucionales en especial de sus catálogos de derechos.
26
Mendoza Escalante, Mijail. “La eficacia de los derechos fundamentales en las relaciones entre
particulares”, documento disponible en:
<http://www.consultoriaconstitucional.com/articulospdf/iii/efectos.horizontales.der.fund.pdf>, consultado el
13 de octubre del 2015, MENDOZA ESCALANTE, Mijail. “Los efectos horizontales de los derechos
fundamentales en el ordenamiento constitucional peruano”, documento disponible en:
<http://alojamientos.us.es/cidc/Ponencias/fundamentales/MijailMendoza.pdf>, consultado el 13 de enero del
2012, y LANDA ARROYO, César. “La fuerza normativa constitucional de los derechos fundamentales”, en:
BAZÁN, Víctor y Claudio NASH (editores). Justicia constitucional y derechos fundamentales. Fuerza
normativa de la Constitución. Centro de Derechos Humanos de la Universidad de Chile - Konrad Adenauer
Stiftung, 2011, pp. 17-42, documento disponible en:
<http://www.cdh.uchile.cl/libros/Justicia_Constitucional.pdf>, consultado el 13 de febrero del 2012.
27
Si bien el principio de legalidad ha dejado de ser el centro del universo jurídico, no es menos cierto que
sigue teniendo un importante papel como garantía frente a la actuación estatal (sino pensemos en los
terrenos del derecho penal y procesal penal), aunque hoy la constitucionalidad ha reducido mucho su
importancia y ámbitos de actuación.
Se asiste a un resurgimiento de la figura del juez quien tiene el poder-
deber de actuar como último garante de la constitucionalidad frente a la
arbitrariedad del poder público y del poder privado.
Ahora corresponde abordar el cambio institucional más importante
operado en las democracias europeas de posguerra y en las frágiles
democracias latinoamericanas: establecimiento de los tribunales
constitucionales en el contexto del Estado constitucional de derecho; lo
que ha supuesto un gran reto a las tesis positivistas, en la medida que
se sostiene que éstas no están en capacidad de poder dar cuenta
debida de sus prácticas jurisprudenciales, en la medida que los
tribunales constitucionales operan con valores, bienes y principios que
exceden los marcos del lenguaje ordinario utilizado en los documentos
jurídicos positivizados.
3. JUSTIFICACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN
La presente investigación, busca a partir de una doctrina que actualmente
se contrapone al positivismo jurídico, es decir el neoconstitucionalismo, dar
cuenta del concepto de derecho tal y como en la actualidad se entiende.
Según se ha visto el Perú se adscribe a aquellos países que ya cuentan
con un Estado constitucional, es decir con un Estado en cuyo sistema
jurídico la Constitución y los derechos constitucionales son derechos
efectivamente aplicados, sobretodo por la existencia del sistema de control
constitucional, mediante los procesos o garantías constitucionales, tales
como el amparo, el hábeas corpus, el cumplimiento, el hábeas data, la
acción de inconstitucionalidad, el conflicto de competencias y la acción
popular
4.1. VARIABLES
Variable 1: Bases epistémicas de la justicia.
Variable 2: Sistema jurídico peruano
A) Antecedentes
Fue en esta etapa cuando quedaron establecidas las bases fundamentales
del estado constitucional. Durante ella surgieron las primeras grandes
constituciones escritas, que paulatinamente fueron generando un proceso
de imitación en muchos países del mundo. La ubicamos en la segunda
mitad del siglo XVIII. Los dos acontecimientos más importantes que
originaron esta relevante consecuencia política fueron la Revolución
Norteamericana y la Revolución Francesa, manifestando ante la historia el
criterio de que el pueblo debía darse una constitución, y que esta debía
28
QUISBERT, E. (2010). "¿Que es el Constitucionalismo Liberal?",
http://jorgemachicado.blogspot.com/2010/05/coli.html Consulta: 24 Octubre de 2015
tener la categoría de ley suprema, escrita, codificada y sistemática. Esta
concepción política se asentaba sobre tres nociones básicas: a) la
superioridad de la ley sobre la costumbre, b) la renovación del contrato
social, en virtud de la constitución, c) la idea de que las constituciones
escritas eran un medio excepcional la educación política para hacer
conocer a los ciudadanos sus derechos y sus deberes.
29
Verdugo, M. Los Principios del Constitucionalismo Clásico en los ordenamientos fundamentales de Chile.
Recuperado de www.revistaderechopublico.uchile.cl/index.php/RDPU/article/.../36987
30
La difusión que las doctrinas contractualistas habían alcanzado entre los miembros de la ilustración
criolla, puede inferirse de la simple lectura de textos como el Catecismo Político Cristiano y de los escritos
de Camilo Henríquez de la Aurora de chile.
D) Estructuras socio-económicas
a. En lo social. El contrato de trabajo es un contrato privado en base a la
autonomía de la voluntad31. El obrero puede vender en el precio que
mejor le parezca su fuerza de trabajo. El Estado no puede establecer un
salario mínimo.
31 Autonomía de la voluntad. Potestad que tienen los individuos para regular sus derechos y obligaciones
mediante el ejercicio de su libre albedrío, representada en convenciones o contratos que los obliguen como
la ley misma y siempre que lo pactando no sea contrario a la ley, a la moral, al orden público o a las buenas
costumbres. Libre albedrío. Poder o capacidad del individuo para elegir una línea de acción o tomar una
decisión sin estar sujeto a limitaciones impuestas por causas antecedentes, por la necesidad, o por la
predeterminación divina.
CAPÍTULO II
CONSTITUCIONALISMO SOCIAL
2.1. Concepto32
Pero sin abolir los derechos individuales de los cuales siguen gozando
de la protección del Estado, pero subordinados al bien común.
2.2. Antecedentes
33 Economía Plural. Interacción por parte del Estado en toda la cadena productiva de los sectores
estratégicos y la administración e industrialización de los recursos naturales pero respetando la iniciativa
empresarial privada y la seguridad jurídica para una justa redistribución de la riqueza y de los excedentes
(CPE, 311, 313)
El Estado social se ocupa de proteger a los individuos ante las
consecuencias sociales del desempleo y de la incapacidad laboral, la
jubilación y la enfermedad, todo ello en la medida en que lo posible y
oportuno. Pero no solo emanan obligaciones del Estado frente a los
individuos, sino también del individuo con el Estado. El Estado social
supone para él, obligaciones como las de ayuda y protección social, y
para el individuo, el comportamiento social y el pago de las cuotas
sociales para la Seguridad Social34.
2.4. Características
La educación laica.
El dominio originario del Estado sobre las tierras,
Protección de los derechos de los trabaja-dores.
Derecho a la asociación sindical y,
34 Seguridad Social. Programas públicos diseñados para proporcionar ingresos y servicios a particulares
en supuestos de jubilación, enfermedad, incapacidad, muerte o des-empleo. Estos programas, que
engloban temas como la salud pública, el subsidio de desempleo, los planes públicos de pensiones o
jubilaciones, la ayuda por hijos y otras medidas, han ido surgiendo en muchos países, tanto industrializados
como en vías de desarrollo, desde finales del siglo XIX para asegurar unos niveles mínimos de dignidad de
vida para todos los ciudadanos e intentar corregir los desequilibrios de riqueza y oportunidades. Su
financiación procede por regla general del erario público y su costo se ha convertido poco a poco en una
preocupación cada vez mayor para los países desarrollados, que destinan a este fin más del 25% de su
producto interior bruto (PIB). Muchos países que se encuentran en el subdesarrollo no pue-den hacer frente
al gasto que representan estos programas, o bien temen el efecto que las pesadas cargas fiscales
impondrían sobre el crecimiento económico
Derecho a la huelga.
2.5.2. Constitución alemana de Weimar
ESTONIA (1920), que dispone que la vida económica debe respetar los
fundamentos de justicia.
36
Chávez, M. (2010). Alerta Informativa. Constitucionalismo Social en el Ordenamiento Jurídico Peruano.
Suplemento Jurídica del Diario El Peruano N° 306, pág. 2.
sociales acentuó el intervencionismo económico del Estado,
estableció el reconocimiento del contrato colectivo del trabajo, la
participación del Estado en las utilidades mineras y de los
trabajadores en las ganancias donde sirven, el derecho del gobierno
de nacionalizar los transportes, la protección especial que se
acuerda al matrimonio, a la familia, a la maternidad, a la defensa de
la infancia y sus derechos a la vida en el hogar, a la educación, a la
orientación vocacional y a la más amplia asistencia.
Independizando los derechos de las garantías nacionales y sociales,
donde figuraba en la Constitución de 1920, la de 1933 dedicó todo
un título, hasta el artículo 13, a la Educación Pública. El Estado se
reservaba la dirección técnica de la educación, reconocía la
enseñanza obligatoria primaria gratuita, fijaba la distribución de los
centros escolares, el reconocimiento del magisterio como carrera
pública, entre otros.
c) La Constitución de 1979
Es la que sistematiza y da mayores elementos normativos para
proteger y defender los derechos sociales. La Constitución de 1979
es el resultado de una visión y concretización de Estado de
Bienestar y del reconocimiento de los derechos sociales como
derechos inherentes a la persona humana. Con la Constitución de
1979 el Perú se abre paso propiamente dicho al constitucionalismo
social y al reconocimiento constitucional del Estado Social de
Derecho.
La Constitución de 1979 esquematiza de mejor manera la ubicación
de los derechos sociales y reconoce a nivel constitucional los
mecanismos para su tutela, que son los que conocemos actualmente
como procesos constitucionales, reconocidos en la Constitución
como Garantías Constitucionales. Así, los derechos sociales van a
merecer un capítulo entero para su reconocimiento. De tal manera,
en el capítulo II se reconoce el derecho de la familia; en el capítulo III
el derecho a la seguridad social, salud y bienestar; capítulo IV a la
educación, la ciencia y la cultura; y el capítulo V del trabajo.
d) Constitución de 1993
Finalmente, esta Carta repite en su mayoría los derechos sociales
reconocidos en la Constitución de 1979, pero con la única diferencia
que los enmarca dentro de una economía de mercado, fruto de la
implantación del sistema neoliberal.
En efecto, así, en este periodo se hace más evidente los problemas
de la eficacia jurídica de los derechos sociales, en razón de
supeditarlos exclusivamente al factor económico (condicionamiento
económico), de ser considerados como derechos de configuración
legal, programáticos, progresivos, medios en favor de la libertad, de
tutela jurisdiccional indirecta, etc.; de encuadrar al Estado dentro de
un Estado liberal ajeno a la sociedad y a su regulación y considerar
al ciudadano como un consumidor, en desmedro de su condición de
ser social y político.
CAPÍTULO III
CONSTITUCIONALISMO DEMOCRÁTICO
3.1. Definición
El Constitucionalismo democrático se define como un sistema político con
división de poderes, garantías individuales y órganos de gobierno de
representación popular37.
El Constitucionalismo democrático o Democracia Constitucional es una
corriente que responde a un conjunto de ideales sobre la vida social que se
quieren realizar para lograr una convivencia civilizada, respetuosa de la
dignidad humana y que reconoce en los individuos que componen el
pueblo, el fin último de la acción social. Por otra parte, el pueblo es
considerado fuente de toda autoridad.
Pero además de ideología el Constitucionalismo Democrático resulta
inseparable de una disciplina jurídica sólida que recoja experiencias, las
analice y resuelva los problemas que encaran la teoría y la práctica
constitucionales para hacer efectivos los mencionados principios
ideológicos, Por esta razón, es una técnica jurídica, es una forma de
resolver problemas concretos en la vida práctica del Derecho
Constitucional, en beneficio de la vida democrática.
Para que haya democracia, es imprescindible que la Constitución Política
resuelva acertadamente tres aspectos básicos para la vida del Estado; la
división del poder, la participación del pueblo en ese poder y un régimen de
libertades.
37
(2001). Sistema Políticos y Electorales Contemporáneos: Perú. 2ª edición. México. ISBN: 968-7750-96-0
3.3. Poderes fundamentales
El constitucionalismo ha definido tres poderes fundamentales para el
funcionamiento de un Estado democrático 38: el Poder Legislativo, cuya
función básica es emitir leyes, el Poder Ejecutivo que participa en la
aprobación de las leyes y cuya función básica es ejecutar, poner en
práctica esas leyes y el Poder Judicial que juzga, resuelve los conflictos
que surgen con la violación de las leyes o simplemente de su aplicación.
Sistema presidencial:
- El presidente es, jefe de Estado y jefe de gobierno (es el caso de
Estados Unidos).
- La elección del presidente es directa o semidirecta
38
Pacheco, F. (1981). Educación Civica Costarricense. EUNED. ISBN 9789977641133. Recuperado de
https://books.google.com.pe/books?id=5IpokWpsSUkC&dq=Principios+del+Constitucionalismo+democrátic
o&hl=es&source=gbs_navlinks_s
39
Estado de Derecho. Recuperado de http://www.mercaba.org/FICHAS/Capel/estado_de_derecho_01.htm
- El Jefe de gobierno y su gabinete no son designados o removidos
por el órganos parlamentario sino por el propio presidente
- Los poderes Ejecutivo y Legislativo están claramente separados
Sistema parlamentario:
- El jefe de Estado y jefe de gobierno son personas distintas (en las
monarquías parlamentarias, como Gran Bretaña, el rey es el jefe
de Estado)
- Los miembros del Parlamento son electos por el voto popular
- El jefe de gobierno y el gabinete son designados pueden ser
removidos por el Parlamento
- Los poderes Ejecutivo y Legislativo no están separados; por el
contrario, se comparten.
En los dos sistemas hay un proceso de elección popular para la integración
de los poderes públicos. Dicha elección se realiza y se convierte en
representación política mediante un sistema electora; cabe recordar, en
este punto, que la noción de sistema electoral, en sentido estricto, se
refiere a los principios y a los métodos utilizados para convertir los votos en
escaños, es decir, para traducir la voluntad ciudadana en representación
política. Existen dos grandes sistemas electorales, el de mayoría y el
proporcional; cada uno de ellos con diversas modalidades y fórmulas de
asignación de escaños, así como un sistema mixto que combina los
principios de ambos.
40
Mejía, J. (1996). La tensión entre Constitucionalismo y Democracia.
El tipo de gobierno dependerá de dónde se deposite el poder de legislar.
“Así pues, dado que la forma de gobierno depende de donde se sitúe el
poder supremo, que no es otro que el legislativo, y dado que es imposible
[…] que nadie dicte leyes, excepto el poder supremo, por todo ello, según
sea donde esté situado el poder de hacer las leyes, así será la forma de la
república” (Locke: 1991, 132).
Para Locke, el pacto social es un acuerdo suscrito entre sí por las personas
como individuos. El pacto social crea la comunidad y ella es el origen de
todo. Su voluntad es siempre legal, ella es el único origen de la ley. Aquí
está en germen la tesis de la soberanía del pueblo de Rousseau. “El pueblo
es el único que puede decidir cuál sea la forma de la república, y eso lo
hace al constituir el legislativo y nombrar a las personas que lo habrán de
detentar” (Locke: 1991, 141). El pacto social crea el pueblo como unidad
política. El pueblo no existe antes del pacto social. Mediante el pacto social
todos los individuos acuerdan unirse en una sola sociedad que será
gobernada por un régimen político. De este modo, la mayoría del gobierno,
que se expresa en el legislativo, ostenta el poder de crear todas las leyes
positivas, con excepción de la ley fundamental que le ha instituido. Esta ley
fundamental la tiene el pueblo como poder constituyente, es la
Constitución.
CAPÍTULO IV
EL ESTADO CONSTITUCIONAL
4.1. Definición
Es el Estado que reúne los requisitos de legalidad, exigidos por la doctrina
liberal. Esta idea surge en el siglo XVIII en Europa, contrapuesta a los
Estados arbitrarios carente de mediación legal que impida los excesos de
los gobernantes. Esta idea plasmada en los textos de J. J. Rousseau, se
convirtió posteriormente en una de las principales banderas políticas de los
movimientos revolucionarios y liberales que recorrieron el mundo.
Para Kart Loewenstein: “El Estado constitucional se basa en el principio
de la distribución del poder. La distribución del poder existe cuando varios
e independientes detentadores del poder u organismos estatales participan
en la formación de la voluntad estatal. Las funciones que les han sido
asignadas están sometidas a un respectivo control a través de otros
detentores del poder político está necesariamente controlado”.41
En este sentido, un estado constitucional es un estado moderno el cual
cuenta y tiene una constitución en la cual existe el poder ejecutivo el
legislativo y el poder judicial, separando facultades jurisdicciones y
competencias para tener equilibrio dentro del marco de la legalidad.
Se observa claramente que el estado constitucional de derecho asienta su
paradigma en la subordinación de la legalidad a Constituciones rígidas con
un rango jerárquico superior a las leyes como normas de reconocimiento
de su validez. Esto significa que:
a. la validez de las normas no depende exclusivamente de la forma de
producción sino además de la compatibilidad de sus contenidos con los
principios constitucionales;
b. la ciencia jurídica propone una visión crítica en relación con su propio
objeto y propone la eliminación o corrección de las lagunas y antinomias
41
Loewenstein, K. (1976) Teoría de la Constitución, 2ª ed., Ariel, Barcelona, p. 50.
que surgen de la violación de las prohibiciones y obligaciones de
contenido establecidas por la Constitución;
c. La actividad jurisdiccional se fortalece en la medida que debe aplicar las
normas, y siempre que éstas sean formal y sustancialmente compatibles
con la Ley Fundamental;
d. se configura un límite y un complemento para la democracia. Un límite,
porque los derechos incorporados a la constitución implican
prohibiciones y obligaciones impuestas a los poderes y a las mayorías,
que de no mediar dicha interdicción, alcanzarían el grado de absolutos.
Un complemento, porque estas prohibiciones y obligaciones se
configuran como garantías de los derechos de todos frente a los abusos
de tales poderes, que podrían de otro modo fagocitar el propio sistema
democrático.
De ello se deduce que, si en el modelo de estado legislativo de derecho 42,
el poder emanado de la ley era soberano por cuanto representaba la
voluntad general, en el Estado constitucional de derecho queda sometido a
la constitución y la decisión democrática que, por principio, es aquélla
adoptada conforme a un conjunto de reglas y no sólo a la acordada
mayoritariamente43.
Por último, cabe destacar que en el Estado constitucional, los derechos
fundamentales no son exclusivamente disposiciones jurídicas producto de
la actividad política voluntarista y deliberativa sino que, desde su
fundamentación interna, introducen en el sistema una sólida carga
axiológica que pretende irradiarla en todo el ordenamiento jurídico.44
42
Zagrebelsky, G. (1999). El derecho dúctil, Trotta, España p. 24.
Prieto, L. (2003). Justicia Constitucional y derechos fundamentales, Trotta, España, p. 65/92.
43
Ferrajoli, L. (2001) Los Fundamentos De Los Derechos Fundamentales, Trotta, España, p. 65
44
Serrano, J. (1999) Validez y vigencia, Trotta, España p. 56.
45
Gutiérrez, E. (2009) Todo Derecho-Despacho jurídico. Recuperado de: http://todo-
derecho.blogspot.pe/2009/07/los-elementos-que-caracterizan-el.html
b) Supremacía o superioridad jerárquica en el sistema de fuentes de la
constitución.
c) Eficacia o aplicación directa de la constitución como verdadera norma
suprema.
d) Garantía judicial, competencia que corresponde a los jueces ordinarios
para que resuelvan los litigios.
e) Presencia de un denso contenido normativo, que tiene como
destinatarios a los ciudadanos en sus relaciones con el poder.
f) La rigidez constitucional, se supone que el constitucionalismo resulta
tanto más fuerte cuanto más cuesta la alteración del texto de la
constitución.
2) Ya, hacia los años treinta del siglo pasado, Benjamin Constant postuló
la necesidad de un cuarto poder políticamente neutral que tuviera la
misión de mantener el equilibrio entre los tres poderes restantes y
neutralizar las perturbaciones que pudieran producirse entre ellos, así
como las posibles desviaciones constitucionales. A reserva de las
matizaciones debidas al siglo y medio transcurrido desde Constant a
nuestro tiempo, cabe afirmar que este cuarto poder que Constant
investía en el monarca y que actuaba más bien con recursos políticos,
es ahora investido funcionalmente en una jurisdicción constitucional y,
orgánicamente, en los Tribunales constitucionales que actuando con
métodos jurídicos, tienen a su cargo mantener el debido nivel de
constitucionalidad y resolver los conflictos entre los poderes
constitucionales del Estado.
Todos estos actos son sucesivos grados de creación del Derecho cuyo
carácter jurídico deriva de la Constitución y cuya validez depende de su
adecuación a ella. Consideradas las cosas desde la perspectiva de la
historia de las ideas, nos encontramos con una resonancia del principio
escolástico de la unidad del orden expresado en la famosa fórmula ad
unum derivatur et ad unum reducitur, es decir, en nuestro caso, todo deriva
de la Constitución y todo ha de legitimarse por su concordancia directa o
indirecta con la Constitución.
7. OBJETIVOS
1. MATERIAL
1.1. Población universal.- Está conformada por todas las sentencias
constitucionales emitidas por el Tribunal Constitucional y por el Poder
Judicial, recaídas en procesos de inconstitucionalidad.
1.2. Población muestral.- Está conformado por 20 sentencias
constitucionales emitidas por el Tribunal Constitucional.
1.3. Unidad muestral.- Está constituida por 5 sentencias emitidas por el
Tribunal Constitucional recaídas en procesos de amparo, habeas corpus
sobre declaratoria de inaplicabilidad de una norma, establecidos en
forma no aleatoria.
2. MÉTODOS
En la presente investigación hemos utilizado los siguientes métodos:
2.1. Método Universal
2.1.1. Método Científico.- Se empleó este método por ser el
procedimiento que se aplica al ciclo de la investigación en el marco de
cada problema de conocimiento de Derecho empezando de la realidad
(hecho, suceso o fenómeno) y la Legislación Peruana.
2.2. Métodos Generales
2.2.1. Método Inductivo-Deductivo. Para logar el análisis partiendo de
casos concretos hacia la generalidad de la problemática del
material de estudio.
2.2.2. Método Comparativo. Que nos ha permitido el estudio analítico
y comparativo de las diversas interpretaciones de las leyes sobre
todo los que conciernen a procesos de amparo, habeas corpus
sobre declaratoria de inaplicabilidad de una norma.
2.3. Métodos Especiales
2.3.1. Método Hermenéutico Jurídico. Que nos ha permitido la
interpretación tanto de las leyes como de la normatividad nacional y de
las diversas tendencias y criterios que se han producido.
3. TÉCNICAS
3.1. Técnicas documentales.-
Recopilación documental.- Mediante esta técnica se recolectó
información de la doctrina de autores nacionales y extranjeros, leyes y
jurisprudencia del derecho nacional y comparado analizando diversas
sentencias del TC sobre el tema del amparo contra normas legales.
Fichaje.- Para registrar información bibliográfica de libros, ensayos y
artículos publicados en diversas monografías y revistas
especializadas. Entre ellas tenemos las siguientes fichas:
Nemotécnicas
De Resumen
De comentario
Análisis de contenido.- Para el estudio de la doctrina referida al
neoconstitucionalismo
4. DISEÑO DE INVESTIGACIÓN
Por la naturaleza de la investigación el diseño es de una sola casilla:
M O
Dónde:
M = Objeto de estudio
O = Resultados
III. RESULTADOS
RESULTADO Nº 1
DIMENSIONES DOCTRINARIAS DE LA JUSTICIA NEOCONSTITUCIONAL EN
EL PERÚ
SUMILL
A
CONTROVERSIA Y DECISIÓN NEOCONSTITUCIONAL
EXPEDIENTE
Exp. 895-2001-AA Declara infundada la citada excepción y FUNDADA la acción
Recurso de amparo; ordena a la demandada no incluir al recurrente
extraordinario en las jornadas laborales de los días sábados y permitirle
interpuesto por don tomar todas las medidas razonables que la ley autorice para
Lucio Valentín compensar dichas inasistencias, de forma tal que no se vea
Rosado Adanaque afectada la productividad laboral del recurrente
contra la sentencia de
la Primera Sala Civil
de la Corte Superior
de Justicia de
Lambayeque,
que declaró
improcedente la
acción de amparo de
autos.
Exp. 4622-2009-AA Declarar INFUNDADA la excepción de incompetencia.
Recurso de Declarar FUNDADA la demanda en el extremo que solicita
agravio su reincorporación; y por lo tanto, ordenar que la Universidad
constitucional Los Ángeles de Chimbote reponga a don Gaspar Emilio
interpuesto por Reyes Bejarano en su mismo puesto de trabajo o en otro de
don Gaspar igual o similar nivel; con el abono de los costos del proceso.
Declarar IMPROCEDENTE la reclamación del pago de las
Emilio
remuneraciones dejadas de percibir
Reyes
Bejarano contra la
resolución expedida
por
la Segunda Sala Civil
de
la Corte Superior de
Justicia del Santa que
declaró la nulidad a la
demanda de amparo
contra la Universidad
Los Ángeles de
Chimbote
Exp. 4749-2009-AA Declarar FUNDADA la demanda al haberse acreditado
Recurso de agravio la vulneración de los derechos a la pensión y al debido
constitucional proceso del accionante; en consecuencia, NULA la
interpueto por Jacinto
Resolución 30850-2007-ONP/DC/DL 19990.
Villacorta Guevara
Ordenar a la ONP restituya la pensión de invalidez, en
contra Resolución el caso concreto, que la prestación previsional que el
expedida por la actor continúa percibiendo de modo provisional
Tercera Sala Civil de derivada de una medida cautelar, en atención a la
la Corte Superior de Resolución 19820- 2008-ONP/DPR.SC/DL 1990 del 21
Justicia de La Libertad de julio de 2008, se convierta en una de carácter
que
definitivo.
la
demanda de
habeas
corpus
Exp. 0054-2004-AI Declarar FUNDADA la demanda de
Demanda inconstitucionalidad de autos, en consecuencia,
de inconstitucionales las Ordenanzas N.ºs 018-2004-CM-M
inconstitucionalidad
y 040-2004-CM-MPH-
interpuesta por
M, expedidas por la Municipalidad Provincial de
don
Huarochirí, publicadas en el 15 de agosto y 24 de
Óscar Luis
noviembre de 2004, respectivamente.
Castañeda Lossio,
alcalde de la
Disponer que doña Rosa Vásquez Cuadrado, Alcadesa
CAUTE
LA
Acción de Amparo
Acción de Inconstitucionalidad
Acción de Hábeas Corpus
Acción Popular
Acción de Hábeas Data
Acción de Cumplimiento
RESULTADO Nº 4
BASES EPISTÉMICAS DEL NEOCONSTITUCIONALISMO
vinculación
IV. DISCUSIÓN DE RESULTADOS
En otro caso, don Emilio Reyes Bejarano fue despedido por su empleador, quien
argumentó que había incurrido en una falta grave flagrante que hacía
insostenible la continuidad del vínculo laboral, sin embargo la justicia
46
Sentencia del EXP 895-2001-AA. Declara infundada la citada excepción y FUNDADA la acción de
amparo; ordena a la demandada no incluir al recurrente en las jornadas laborales de los días sábados y
permitirle tomar todas las medidas razonables que la ley autorice para compensar dichas inasistencias, de
forma tal que no se vea afectada la productividad laboral del recurrente
constitucional ordenó su reposición al considerar que la flagrancia de la falta no
estaba acredita y que por lo tanto no se había seguido el procedimiento de
despido de manera correcta, habiéndosele negado la posibilidad de ofrecer sus
descargos, es decir de ejercer su derecho de defensa, tal como quedó señalado
en el Exp. 4622-200947.
Citando otro caso, un enfermo de VIH/SIDA gozaba de un pensión de invalidez,
sin embargo luego de unas irregulares comprobaciones médicas se concluye
que adolece de incapacidad parcial del orden del 27%, por lo que no está
incapacitado para poder ejercer algún trabajo, esto a pesar de tener más de 70
años de edad. Planteado su caso ante la justicia constitucional, el Tribunal
Constitucional decide restituir el derecho a la pensión del afectado y su
incorporación al programa de atención de pacientes con VIH/SIDA, el Tribunal
sustenta el fallo en que el paciente además sufría diabetes melitus tipo III, la
avanzada edad del paciente, y al hecho de que las comprobaciones médicas no
habían sido adecuadamente realizadas48.
Ordenar a la ONP que restituya la pensión de invalidez, lo cual importa, en el
caso concreto, que la prestación previsional que el actor continúa percibiendo de
modo provisional derivada de una medida cautelar, en atención a la Resolución
19820-2008-ONP/DPR.SC/DL 19990, del 21 de julio de 2008, se convierta en
una de carácter definitivo.
55
PRIETO, Luis. “El constitucionalismo de los derechos”. En: Revista Española de Derecho Constitucional,
Año 24, Nº 71, mayo-agosto, 2004, pp. 47 y ss.
56
Ibídem, p. 50.
57
Ídem, p. 51.
58
Ídem, p. 57. Incluso nuestro Tribunal Constitucional ha hecho eco de esta última doctrina cuando afirma
que: “(…) no cabe invocar la existencia de campos de invulnerabilidad absoluta al control constitucional, so
pretexto de que la Constitución confiere una suerte de protección especial a determinadas resoluciones
emitidas por parte de determinados organismos electorales”, en el fundamento jurídico 4 de la sentencia del
EXP 2366-2003-AA, donde se cuestionaba una resolución del Jurado Nacional de Elecciones, cuyas
resoluciones a tenor de lo dispuesto en el artículo 142º y 181º de la Constitución son irrevisables en sede
judicial.
momento fueron de tipo político: división de poderes en América, cuerpo
representativo (parlamento) en Europa59.
Sólo Estados Unidos supuso la presencia además de una constitución
normativa, vinculante, pero circunscrita a la validación de los actos públicos, o
ejercidos en claro respeto de los poderes asignados en el texto constitucional,
más no en razón de un contenido pretendidamente material. Al respecto son
ilustrativas las palabras de Alexander Hamilton (uno de los padres fundadores
de la nación americana) cuando en el Federalista 60 diría: “No hay proposición
que se apoye en principios más claros que la que afirma que todo acto de una
autoridad delegada, contrario a los términos del mandato con arreglo al cual se
ejerce, es nulo. Por lo tanto, ningún acto legislativo contrario a la Constitución
puede ser válido”61.
En cambio en Europa el centro del poder político se concentró en el Parlamento
que no tenía ningún tipo de límite para legislar, salvo el cumplimiento de las
formalidades de procedimiento establecidos en las mismas leyes, habiendo
incluso llegado a extremos inaceptables como negar la condición de seres
humanos a una determinada raza (como los judíos durante la segunda guerra
mundial).
Sin embargo, a partir de la década de 1950, en ambos lados del Atlántico se
adoptaron constituciones con amplios contenidos materiales (catálogos de
derechos) que unidos a su garantía jurisdiccional dieron origen a este
constitucionalismo de los derechos que impone límites materiales a la actuación
del poder público, el que debe respetar los contenidos constitucionales, bajo la
permanente amenaza de ser declarados nulos o inválidos a través de los
mecanismos jurisdiccionales instaurados para tal fin.
59
DIPPEL, Horst, “Constitucionalismo moderno. Introducción a una historia que necesita ser escrita”, en:
Historia Constitucional (revista electrónica), Nº 6, pp. 181-199, disponible en:
<http://hc.rediris.es/06/articulos/pdf/08.pdf>, consulta del 30 de octubre del 2015.
60
Los Federalist’s Papers fueron un conjunto de escritos políticos publicados en sucesivas entregas en
Nueva York, en un diario conocido de la época, mediante el cual Alexander Hamilton, James Madison y
John Jay, firmes defensores de la creación de un estado federal y de la Constitución que daría surgimiento
a los Estados Unidos, bajo el seudónimo de Publius abogaban por la aprobación de la Constitución
americana destacando sus bondades.
61
HAMILTON, Alexander; MADISON, James y John JAY. El Federalista. traducción y prólogo de Gustavo
R. Velazco, segunda edición, Fondo de Cultura Económica, México, 2001, p. 332 (la primera edición de
este texto data de 1780). No olvidemos que la declaración de derechos (Bill of Rights) fue incorporada
después de la aprobación de la Constitución mediante una serie de enmiendas.
71
Este fenómeno ha dado lugar a lo se ha denominado la “constitucionalización de
los ordenamientos jurídicos”, en la medida que la influencia de los derechos
excede los ámbitos del derecho público, llegando a impregnar todo tipo de
relaciones jurídicas, como nos los muestran los casos reseñados en las primeras
líneas de este acápite.
DISCUSIÓN DEL RESULTADO Nº 2
62
PRIETO, L. (2003) Justicia constitucional y Derechos fundamentales, Trotta, Madrid, p. 114.
63
EXP. N.º 3510–2003–AA/TC, de 13 de abril de 2005, f. j. 2.a.
64
EXP. N.º 0410–2002–AA/TC, de 15 de octubre de 2002, f. j. 6.
65
POZZOLO, Susanna, “Neoconstitucionalismo y especificidad de la interpretación constitucional”, en:
Doxa: Cuadernos de Filosofía del Derecho, Nº 21, Vol. II, Alicante, 1998, p. 339 - 353, documento
disponible en:
Más allá del éxito de la etiqueta 66 conviene tener presente el postulado de
Pozzolo, para quien la práctica jurídica actual determina el surgimiento de un
nuevo modelo teórico que estaría en mejor posición que el positivismo jurídico
para brindar una adecuada descripción de la práctica jurídica de hoy, en especial
aquella radicada o generada a partir de la intensa labor jurisdiccional de los
tribunales constitucionales, tanto los de la órbita europea continental (Alemania,
Italia, España, Portugal, etc.) como del ámbito latinoamericano (Colombia,
Bolivia, Ecuador, Perú, etc.).
El modelo identificado por Pozzolo se ha generado a partir de los aportes de
autores tan diversos y de ámbitos culturales tan diferentes, como Ronald
Dworkin (EE.UU.), Robert Alexy (Alemania), Carlos S. Nino (Arentina), Gustavo
Zagrebelsky (Italia), Luis Prieto (España), que difícilmente alguno de ellos podría
autodenominarse neoconstitucionalista67.
En este sentido, según lo referido por Pozzolo y Paolo Commanduci, este
neoconstitucionalismo ideológico se caracteriza por adoptar un modelo
axiológico de constitución; es decir, por asumir que la constitución no se
restringe solamente a imponer cotas o límites a los poderes, sino que además
los adscribe a la garantía y eficacia de los derechos fundamentales, más aún, no
se restringe a hacer valer su supremacía y su integridad, sino a que
<http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/23582844322570740087891/cuaderno21/volII/DOXA21
V o.II_25.pdf>, consulta del 15 de octubre del 2015
66
Éxito que es resaltado por COMANDUCCI, Paolo, “Constitucionalización y neoconstitucionalismo”, en
COMANDUCCI, Paolo et. al. Positivismo jurídico y neoconstitucionalismo. Madrid, Fundación Coloquio
Jurídico Europeo, pp. 87, nota al pie 2.
67
POZZOLO, Susanna, “Neoconstitucionalismo y especificidad de la interpretación constitucional”, en:
Doxa: Cuadernos de Filosofía del Derecho, Nº 21, Vol. II, Alicante, 1998, p. 339, disponible en:
<http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/23582844322570740087891/cuaderno21/volII/DOXA21
V o.II_25.pdf>, consulta del 15 de julio del 2011.
Llamará la atención que en dicha lista no se incluya a un autor tan influyente y conocido como Luigi Ferrajoli
y su teoría del garantismo. La razón de su no inclusión radica en que si bien tanto neoconstitucionalismo y
garantismo tienen algunos puntos de contacto (como la defensa de los derechos fundamentales) sus
propuestas teóricas parten de presupuestos y recorren caminos distintos.
En dicho sentido, mientras el garantismo fundamenta los derechos fundamentales en su reconocimiento
positivo, el neoconstitucionalismo postula una fundamentación más moral, y por otro lado el garantismo, al
menos el ferrajoliano, sería compatible con el positivismo jurídico, lo que no sucedería con el
neoconstitucionalismo. Cfr. RENTERÍA DÍAZ, Adrián, “El garantismo en los tiempos del
neoconstitucionalismo”, Papeles de Teoría y Filosofía del Derecho, Nº 10, Instituto de Derechos Humanos
Bartolomé de las Casas de la Universidad Carlos III, Madrid, 2010, texto disponible en: <http://e-
archivo.uc3m.es/bitstream/10016/9828/1/garantismo_ tiempos_neoconstitucionalismo.pdf>, consulta del 04
de julio del 2011 y SALAZAR UGARTE, Pedro, “El garantismo y el neoconstitucionalismo frente a frente”,
ensayo presentado a la Mesa N° 13: “Nuevas tendencias del derecho constitucional en América Latina”, en
el marco del VII Congreso Mundial de la Asociación Internacional de Derecho Constitucional:
“Constituciones y principios”, México, 2010, documento disponible en:
<http://www.juridicas.unam.mx/wccl/ponencias/13/239.pdf>, consulta del 05 de junio del 2011.
materialmente se haga realidad y, por tanto, la labor del intérprete constitucional
se debe dar en esa bidirección68.
Ante la situación planteada, este modelo que se presentan como una nueva
forma de interpretación y de aplicación del derecho, trayendo una nueva
comprensión del derecho, calzada en la Constitución tiene las siguientes
características69:
a) Superación del Legalismo. La norma jurídica no se confunde con el texto de la
ley, al contrario de lo que se propugnaba en la Escuela de la Exegesis, en que el
derecho se apoyaba solamente en la disposición legal, dependiendo apenas del
auxilio de un proceso puramente lógico, recurriendo de la interpretación de la
subsunción como medio para la obtención de la conclusión silogística.
Ocupando las constituciones modernas el lugar de los Códigos, acabando por
superar la identificación plena del derecho como la ley (legalismo), fruto de la
concepción liberal del derecho. No prevaleciendo el principio de la supremacía
de la ley, no siendo vista más la ley como producto perfecto y acabado,
sometiéndose a la Constitución y debiendo ser conformada por los principios
constitucionales de justicia y por los derechos fundamentales.
b) Constitución, normatividad, valores y sistema jurídico ideal. Las Constituciones
actuales no apenas constituyen límites para el legislador, que también contienen
un programa positivo de valores que deben ser por ellos concretizados. Siendo
los principios reconocidos como pilares axiológicos del sistema jurídico y,
consecuentemente, poseen fuerza normativa inmediata. No ejercen apenas la
función secundaria de ocuparse de las lagunas en la ley. Constituyen fuentes
primarias del derecho, subyacentes a las reglas, expresándose jurídicamente los
valores y los fines de una sociedad. Concibiéndose a la Constitución no como un
conjunto cerrado y estático de normas jurídicas, pero como un proceso público
abierto y evolutivo. El neoconstitucionalismo reclama una nueva teoría de la
norma, que posibilite la conjugación de reglas y de principios, bien como una
nueva teoría de la interpretación jurídica que no sea ni puramente mecanicista
ni, tampoco, absolutamente discrecionaria, en que los riesgos que comportan la
68
VILAJOSANA, J. (1998). Doxa 2 I-II. Revit Virtual de la Universidad de Cervantes.
69
GARCÍA, M. (1989). Estado legal y Estado Constitucional de Derecho. El Tribunal Constitucional.
España, ILANUD, año 9-10, Nos. 23-24, p. 8.
exegesis de la Constitución sean soportados por un esquema plausible de
argumentación jurídica. Tal apertura del sistema constitucional, provocada por
los valores y principios jurídicos, exige un nuevo raciocinio jurídico, de mayor
justificación, no siendo suficiente argumentar con la autoridad del órgano que
emana la regla ni con la observancia formal del procedimiento legal, siendo
imprescindible examinar y valorar los contenidos sustanciales que soportan las
normas jurídicas
c) Diferencia entre reglas y principios. Las reglas no se agotan en sí mismas, no
teniendo ninguna fuerza constitutiva fuera de lo que ellas mismas significan.
Esto es, proporcional al criterio de las acciones, diciendo como se debe o no se
debe hacer, pudiendo ser aplicadas, solamente dentro de situaciones concretas.
A diferencia de los principios que no poseen soporte fáctico, las reglas tienen
apenas un significado operativo frente a determinado caso concreto, vale decir,
no pueden ser concebidos en abstracto y su alcance solamente puede ser
entendido en razón de los casos concretos. Por eso poseen una autónoma
razón frente a la realidad, que los coloca delante de los principios, adquiriendo
calidades jurídicas propias. Diversamente de las reglas, cuya aplicación
condiciona el encuadramiento del caso concreto al soporte fáctico normativo en
ellas previsto. Los principios son mandamientos (o comandos) de optimización.
Jamás pueden ser realizados completamente y además, pueden ser
concretizados de modos diferentes, dependiendo de las diferentes acciones
concretas que sean adoptadas. En otras palabras los principios son constituidos
por un conjunto abierto de conductas, teniendo un componente representacional
altamente complejo. No preveen directamente la conducta a ser seguida,
establecimiento apenas fines normativos relevantes. Contiene comandos de
prima face, porque a la esfera de aplicabilidad de los principios es relativamente
indeterminada. Un derecho, jurídica y estructuralmente, considerado prima facie
no puede ser considerado como definitivo, puesto que su contenido solamente
se revelará después de la ponderación o el balanciamiento, exigidos por la
protección de otros bienes con el coincidentes, momento en que, por las
circunstancias concretas se atribuyen los pesos a cada uno de los derechos
contrapuestos.
d) Apartamiento de silogismo judicial. El problema de la justificación de las
decisiones judiciales no se resume en la aplicación lógica de las normas
abstractamente formuladas, la lógica deductiva solamente ofrece criterios de
corrección formales, no preocupándose por el contenido de las normas jurídicas
y el resultado de su aplicación social. Del punto de vista exclusivamente lógico,
partiéndose de las premisas falsas y posiblemente llegando a los argumentos
correctos. Las cuestiones materiales no son satisfechas por el silogismo jurídico,
porque el lenguaje del derecho es impreciso, pudiendo haber conflictos entre las
normas, en el caso en que la norma a ser aplicada no sea válida por contravenir
la Constitución o aún no existir ninguna norma susceptible de aplicación en el
caso concreto. Por ello, no puede reducirse una sentencia a un mero silogismo
jurídico, al no ser un producto mecánico resultante de actos previos puramente
lógicos.
e) La importancia de los precedentes jurisprudenciales. El precedente adquiere un
mayor valor con el paso del tiempo, con el crecimiento de varios casos juzgados
sobre el mismo tema, lo que se traduce en la formación de la jurisprudencia
consolidada. Sucesivas decisiones, en el mismo sentido, fortalecen la
jurisprudencia tornando el mismo en sistemas jurídicos que no atribuyen eficacia
vinculativa a los precedentes jurisprudenciales, fuente del derecho capaz de
influir en el juzgamiento de futuros casos análogos. Siendo que la interpretación
viva de la Constitución exige la mantención de la permanente tensión entre la
búsqueda de la seguridad jurídica que requiere la observancia de los
precedentes por los jueces y la realización de la justicia material del caso
concreto, que exige la capacidad de los jueces de actualizar las normas a las
situaciones nuevas, tarea que es asumida en nuestro país por parte del Tribunal
Constitucional identificada con el activismo de la Corte norteamericana.
DISCUSIÓN DEL RESULTADO Nº 3
LOS SISTEMAS JURÍDICOS PERUANOS DE LOS SIGLOS XX Y XXI
70
Constitución, artículo 44.- Son deberes primordiales del Estado: (…) garantizar la plena vigencia de los
derechos humanos.
71
Casos: de la llamada “Ley Wolfeson” que equiparaba el arresto domiciliario con la detención judicial
preventiva (sentencia del EXP Nº 019-2005-PI), el control constitucional de las resoluciones del Jurado
Nacional de Elecciones (sentencia del EXP Nº 007-2007-PI), hoja de coca (sentencias de los EXP Nº 0020
y 0021 (acumulados)-2005-PI y EXP Nº 006-2008-PI), barrera electoral (sentencia del EXP Nº 0030-2005-
PI), legislación antiterrorista (sentencias de los EXP Nº 010-2002-AI y EXP Nº 0003-2005-PI), Justicia
Militar (sentencias de los EXP Nº 004-2006-PI, EXP Nº 006-2006-PI, 0012-2006-PI y EXP Nº 0005-2007-
PI), reforma constitucional (sentencia del EXP Nº 014-2002-AI), demanda de inconstitucionalidad contra la
Constitución de 1993 (sentencia del EXP Nº 0014-2003-AI), inmunidad parlamentaria (sentencia del EXP Nº
0026-2006-PI), etc.
ligada a la Constitución, según lo demuestra la abundante jurisprudencia
constitucional emitida tanto por el Poder Judicial (PJ) como por el Tribunal
Constitucional (TC).
72
Casos: SOAT (sentencias de los EXP Nº 0010-2003-AI y EXP Nº 001-2005-PI), arbitrios municipales
(sentencias de los EXP Nº 0041-2004-AI y EXP Nº 0053-2004-AI), regalías mineras (sentencia del EXP Nº
0048-2004-AI), impuesto a los espectáculos públicos no deportivos (sentencia del EXP Nº 0042-2004-AI),
deuda agraria (sentencia del EXP Nº 009-2004-AI), reforma del régimen de pensiones del D. Ley N° 20530
(sentencia del EXP Nº 0050-2004-AI y otros acumulados), contratos-ley con Telefónica del Perú (sentencia
del EXP Nº 0005-2003-AI), homologación de los sueldos de los profesores universitarios con los
magistrados del Poder Judicial (sentencia del EXP Nº 016-2005-PI), entre otros.
73
Casos: régimen laboral agrario (sentencia del EXP Nº 0027-2006-PI), ley marco del empleo público
(sentencia del EXP Nº 008-2005-PI), ordenanza municipal que restringe el horario de apertura nocturna de
los establecimientos comerciales de la zona denominada Calle de las Pizzas (sentencia del EXP Nº 007-
2006-PI), derecho de reunión (EXP Nº 4677-2004-AA), sobre el derecho a la pensión (sentencia del EXP Nº
1417-2005-PA), sobre criterios de procedencia del amparo en materia laboral (sentencia del EXP Nº 0206-
2005-PA), sobre criterios de procedencia del proceso de cumplimiento (sentencia del EXP Nº 0168-2005-
PC), entre muchos otros.
74
Como se sabe el TC se instaló formalmente en 1996, pero al año siguiente, a raíz de la polémica
sentencia sobre la Ley de Interpretación Auténtica, Ley Nº 26657 promulgada y publicada el 26 de agosto
de 1996 (que permitía una tercera postulación de Fujimori), tres de los siete magistrados del Tribunal
Constitucional (Manuel Aguirre Roca, Delia Revoredo y Guillermo Rey Terry) fueron destituidos
arbitrariamente por el Congreso de la República (el 25 de mayo de 1997), manejado por la mayoría
parlamentaria perteneciente al fujimorismo. Dichos magistrados acudieron luego ante la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, en donde obtuvieron fallos favorables que ordenaban su reposición,
fallo que finalmente fue acatado mediante la Resolución Legislativa del Congreso Transitorio Nº 007-2000-
CR.
75
Como es fácil de imaginar este desarrollo no es privativo del Perú, en donde la justicia constitucional ha
llegado tardíamente (con la Constitución de 1979), sino que abarca también a otros ordenamientos jurídicos
como Alemania, España, Italia en Europa, Brasil, Chile, Ecuador, Colombia y Bolivia en nuestro continente,
y desde luego EEUU (en donde su Corte Suprema Federal en los hechos actúa como un Tribunal
Constitucional desde 1803, con el famoso Marbury vs Madison (Cfr. SCHWARTZ, Bernard. Los diez
constitucionalización del entero ordenamiento jurídico, proceso que en
palabras del profesor italiano Riccardo Guastini se caracteriza porque el
discurso político, económico, jurídico y social ha sido impregnado por la
Constitución.
En el país, para comprobar lo sostenido por Guastini, basta con revisar los
diarios de mayor circulación nacional así como la prensa radial y televisiva,
para darnos cuenta que contamos con una Constitución invasiva de la vida
pública y privada.
mejores jueces de la historia norteamericana. Civitas, Madrid, 1980, pp. 21-29; también del mismo autor, de
manera ampliada: Algunos artífices del derecho norteamericano. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1989, pp.
49-76).
76
En una perspectiva similar Gloria Patricia Lopera Meza, profesora de la Universidad EAFIT de Colombia,
postula que el proceso de constitucionalización de los ordenamientos jurídicos requiere de los siguientes
elementos: a) fuerza normativa de la Constitución, b) rigidez constitucional, c) control de constitucionalidad,
d) rematerialización de la constitución, e) principialización del ordenamiento jurídico, y f) judicialización de la
actividad jurídica; en: LOPERA MEZA, Gloria Patricia. La aplicación del derecho en los sistemas jurídicos
constitucionalizados. Universidad EAFIT, Medellín, 2004, pp. 33-64, texto disponible en:
<http://bdigital.eafit.edu.co/Journal/HRU100/Cuaderno16.pdf>, consultado el 12 de enero del 2011.
77
GUASTINI, Riccardo. “La constitucionalización del ordenamiento jurídico. El caso italiano”. En GUASTINI,
Riccardo. Estudios de teoría constitucional. Fontamara – Instituto de Investigaciones Jurídicas de la
Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2001, pp. 153-183. También puede verse BARROSO,
Luís Roberto. El neoconstitucionalismo y la constitucionalización del derecho. El triunfo tardío del derecho
constitucional en Brasil. Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, México, 2008, pp. 18-66.
Del mismo modo, el texto constitucional cuenta con una fuerza jurídica
vinculante para el Estado y los particulares, siendo las normas que reconocen
derechos fundamentales derecho directamente aplicable, lo que determina
que no exista ámbito de la actividad pública y privada que no pueda ser objeto
de un control jurisdiccional por parte de los jueces constitucionales del PJ y
del TC.
78
El llamado amparo contra leyes regulado en el artículo 3° del CPConst.
provenientes del poder público); en tanto que también puede ser objeto de
cuestionamiento constitucional un despido arbitrario por ser incausado o la
expulsión o disminución de los derechos de un asociado por parte de la
asociación, sin respetar el debido proceso 80 (actos provenientes de los
particulares)81.
Por su parte, en los procesos constitucionales que tienen por objeto la tutela
de la supremacía constitucional, se controla la legitimidad constitucional de
los actos normativos del Estado, como pueden ser las leyes y las normas con
rango y fuerza de ley: decretos legislativos, decretos de urgencia, decretos
ley, leyes de reforma constitucional, tratados internacionales, ordenanzas
regionales y municipales, en tanto éstas contravengan la Constitución, por la
forma o por el fondo.
79
Lo que en doctrina se conoce como el amparo contra resoluciones judiciales y que tiene regulación en el
artículo 4° del CPConst., inclusive cabe el cuestionamiento de la actuación de los jueces constitucionales
mediante el llamado amparo contra amparo.
80
Sentencia del EXP Nº 02049-2007-PA, caso Guillermo Gonzáles Neumann contra la Asociación
Civil “Lima Golf Club”, en el presente caso el TC falló a favor del demandante, quien obtuvo que se ordene
a la asociación que permita el ingreso de sus hijas como invitadas.
81
Sobre la vinculación del derecho privado a la Constitución y en especial a los derechos fundamentales
puede verse: STARCK, Christian. “Derechos fundamentales y derecho privado”. Revista Española de
Derecho Constitucional, año 22, número 66, septiembre – diciembre del 2002, pp. 65-89; MENDOZA
ESCALANTE, Mijail. “La eficacia de los derechos fundamentales en las relaciones entre particulares”.
Pensamiento Constitucional, año XI, número 11, 2005, pp. 219-271; y, DE VEGA, Pedro. “La eficacia frente
a particulares de los derechos fundamentales (la problemática de la Drittwirkung der Grundrechte)”.
Pensamiento Constitucional, año IX, número 9, 2003, pp. 25-43.
82
Las sentencias constitucionales emitidas por el PJ y por el TC (algunas de ellas) se publican en la
separata “Procesos Constitucionales” (antes denominada “Garantías Constitucionales”) del Diario Oficial El
Peruano. Además, todas las sentencias y resoluciones del TC se publican en su página web:
<www.tc.gob.pe>.
DISCUSIÓN DEL RESULTADO Nº 4
BASES EPISTÉMICAS DEL NEOCONSTITUCIONALISMO
83
POZZOLO, Susanna. Op..Cit. Además POZZOLO, Susanna. Neoconstitucionalismo y positivismo
jurídico. Palestra Editores, Lima, 2011, pp. 26 y ss. (publicado originalmente en italiano en el 2001).
84
Cfr. COMANDUCCI, Paolo, “Modelos e interpretación de la Constitución”, en: COMADUCCI, Paolo,
Democracia, derechos e interpretación jurídica. Ensayos de teoría analítica del derecho, Ara, Lima, 2010,
pp. 157-192.
A pesar de esta formulación inicial, corresponde ver otras aproximaciones al
neoconsitucionalismo realizados por diferentes profesores del ámbito europeo
y latinoamericano.
En dicho sentido vemos que para Albert Calsamiglia (España) el
neoconstitucionalismo (al que denomina postpositivismo) desencadena dos
cosas: la indeterminación del derecho y su conexión necesaria con la moral,
que ponen en cuestión la tesis de las fuentes sociales del derecho y su
separación conceptual con la moral, propias del positivismo metodológico 85.
Según la tesis de las fuentes sociales: el derecho puede ser determinado
como un hecho social, puesto que para identificarlo sólo hay que saber cuál
es la autoridad competente para crearlo (el legislador o el juez) y determinar si
éste ha seguido los procedimientos preestablecidos (procedimiento legislativo
o el proceso judicial), en dicha medida el derecho es un objeto determinable,
en el cual los casos hallarían una solución preestablecida (en la ley o los
precedentes), sin embargo ante la presencia de casos que no tienen una
solución predeterminada, que se consideran excepcionales, el llamado a
resolverlo [el juez] debe aplicar su discrecionalidad 86, pero dentro del ámbito
de la textura abierta del lenguaje del derecho. Esta forma de proceder
aseguraba en todo momento que el derecho se encuentre vinculado al
derecho positivo, y por tanto, aseguraba su independencia de la moral. En
cambio el neoconstitucionalismo pone el acento en los casos difíciles, que en
los actuales Estados constitucionales no son excepción, sino la regla.
Entonces, para solucionar dichos casos ya no se puede ver al pasado: el
derecho positivo previamente establecido (ley y precedentes), sino que hay
que ver hacia el futuro, el neoconstitucionalismo no se ocupa de los
problemas ya resueltos sino de los que aún no se resuelven, se cambia el
escenario de la seguridad por el de la indeterminación, pues no se puede
establecer con exactitud cuál será la solución que regirá el caso.
85
Cfr. CALSAMIGLIA, Albert, “Postpositivismo”, en: Doxa: Cuadernos de Filosofía del Derecho, Nº 21, Vol.
1, Alicante, 1998, pp. 209-220.
86
Una defensa de la tesis de la discrecionalidad judicial frente al neoconstitucionalismo en GARCÍA
AMADO, Juan Antonio, “¿Existe discrecionalidad en la decisión judicial?”, en: ISEGORÍA, N° 35, julio-
diciembre, 2006, pp. 151-172, texto disponible en:
<http://isegoria.revistas.csic.es/index.php/isegoria/article/view/34/34>, consultado el 10 de julio del 2011.
88
La indeterminación se presenta porque el modelo del derecho positivo es
insuficiente para resolver los llamados casos difíciles, en la medida que éstos
giran fundamentalmente en torno a derechos de contenido moral que están
positivados en las constituciones, y por tanto las soluciones a los mismos
muchas veces no siempre se encuentran en las reglas legales ni en los
precedentes previamente establecidos, sino que requieren además el empleo
de técnicas argumentativas más complejas, pero lo importante es que estos
derechos morales, acogidos como principios constitucionales, suponen la
conexión necesaria entre derecho y moral, y a su vez importa la superación
del paradigma positivista de la separación.
Según Josep Aguiló,87 el neoconstitucionalismo representa un cambio de
paradigma: estamos en tránsito de la “legalidad” a la “constitucionalidad”, del
“Estado de derecho” al “Estado constitucional”, caracterizado por pasar de: a)
un modelo puro de reglas a un modelo de reglas y principios; b) un modelo de
relaciones lógicas entre normas a un modelo de relaciones lógicas más
relaciones de justificación de las decisiones jurídicas en base a esas normas;
c) un modelo de correlatividad entre derechos y deberes a un modelo de
prioridad justificativa de derechos; d) de un modelo de subsunción (para
aplicar reglas) a un modelo de subsunción y ponderación (para aplicar
principios); e) de un modelo que distingue entre “creación” y “aplicación” de
normas a un modelo discursivo de continuidad práctica entre ambas
operaciones; f) de un modelo donde solo se enjuiciaba la validez formal de las
normas a un modelo donde además se enjuicia su validez material; g) un
modelo que distinguía entre “casos regulados/casos no regulados” hacia un
modelo de “casos fáciles/casos difíciles”; h) un modelo que distingue entre el
lenguaje “del” derecho positivo y el lenguaje “sobre” el derecho positivo
(perspectiva del observador) hacia un lenguaje reconstructivo del derecho
(perspectiva del participante); i) de un modelo que distingue entre estática y
dinámica jurídica hacia un modelo que ve al derecho como una práctica social
compleja donde las razones justificativas juegan un papel central; y j) un
modelo donde enseñar derecho es transmitir normas hacia un modelo donde
87
AGUILÓ, Josep, Óp. cit., pp. 669-675.
89
enseñar ciertas habilidades que permitan afrontar el cambiante escenario
normativo y obtener un razonamiento orientado a la resolución de problemas
prácticos.
Por su parte Paolo Comaducci88 (Italia), siguiendo la clasificación bobbiana
sobre el positivismo jurídico, distingue entre neoconstitucionalismo: a) teórico,
b) ideológico y c) metodológico. Como teoría, el neoconstitucionalismo
describe el derecho positivo de nuestros días: los “(…) logros de la
constitucionalización (…) las transformaciones sufridas por el objeto de
investigación [el derecho positivo] hacen que ésta [la teoría positivista] no
refleje más la situación real de los sistemas jurídicos contemporáneos” 89.
Como ya vimos la teoría estatalista (propia del positivismo teórico), con la ley
como actor principal ha sido superada, pues hoy éste tiene una presencia
secundaria, y la primera actriz es la Constitución.
Por otro lado, la ideología neoconstitucionalista no sólo describe sino que
valora positivamente los logros de la constitucionalización, poniendo énfasis
en el ideal político de garantizar los derechos (en detrimento de la limitación
del poder), y no sólo garantizarlos frente al poder ya que no ve a éste como
una amenaza, sino como aliado necesario para concretizar y hacer efectivos
en la práctica tales derechos, resaltando la importancia de los mecanismos
previstos para su tutela. Dado que estos derechos tienen un contenido moral,
sostendrían que existe la obligación moral de obedecer la Constitución y
también la ley conforme a ella.
Mientras que el neoconstitucionalismo metodológico, si bien mantiene la tesis
de las fuentes sociales (es innegable que el derecho positivo es una práctica
social, ya sea que esté contenido en normas o precedentes), en
contraposición a su par positivista deja de lado la tesis de la separación y
sostiene la tesis de la conexión conceptual necesaria entre derecho y moral,
pues sostiene que los derechos contenidos en la Constitución son un puente
entre derecho y moral; ejemplo claro de esta posición serían las posturas de
88
COMADUCCI, Paolo, “Constitucionalización y neoconstitucionalismo”, en: COMADUCCI, Paolo;
ÁNGELES AHUMADA, María y Daniel GONZÁLEZ LAGIER, Positivismo Jurídico y neoconstitucionalismo,
Fundación Coloquio Jurídico Europeo, Madrid, 2009, pp. 90-99.
89
COMANDUCCI, Paolo, “Formas de (Neo)constitucionalismo: un análisis metateórico”, Óp. cit., p. 97.
Dworkin, Nino y desde luego Robert Alexy, quien abiertamente defiende la
tesis de la conexión mediante la llamada “pretensión de corrección” 90.
En lo que al contexto europeo se refiere Manuel Atienza y Juan Ruiz Manero,
profesores de filosofía del derecho de la Universidad de Alicante (España),
han abogado por el abandono de las tesis positivistas 91 sosteniendo que el
paradigma neoconstitucionalista debe verse como el final, y no la
continuación, del positivismo jurídico, ya que el derecho no puede enfocarse
ya sólo como sistema de normas compuesto de reglas y principios, sino como
una práctica social: “(…) el derecho puede (ha de) verse como una práctica
social compleja consistente en decidir casos, en justificar esas decisiones, en
producir normas, etc. (…) una actividad en la que se participa y que el jurista
teórico ha de contribuir a desarrollar”92.
Trasladándonos al ámbito latinoamericano, observamos que para el profesor
Carlos Bernal Pulido, de la Universidad Externado de Colombia, el
neoconstitucionalismo como teoría jurídica defendería tres tesis, o al menos
las que acepta: a) los derechos fundamentales de la Constitución son
principios, b) que se aplican judicialmente, y ello, c) mediante la
ponderación93, siendo estas tesis no sólo descriptivas de las prácticas
jurídicas (el derecho como es) sino también normativas (el derecho como
debe ser)94.
Finalmente, Miguel Carbonell, profesor de derecho constitucional de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), sostiene que el
neoconstitucionalismo supone la conjunción de tres elementos: a)
constituciones rematerializadas, b) prácticas jurisprudenciales (en especial la
90
Cfr. ALEXY, Robert, La institucionalización de la justicia, segunda edición, Comares, Granada, 2010.
91
ATIENZA RODRÍGUEZ, Manuel y Juan RUIZ MANERO. “Dejemos atrás el positivismo jurídico”. En:
ATIENZA RODRÍGUEZ, Manuel y Juan RUIZ MANERO. Para una teoría postpositivista del derecho.
Palestra Editores, Lima, 2010, pp. 151-152.
92
Ibídem, p. 152.
93
BERNAL PULIDO, Carlos. El neoconstitucionalismo a debate. Universidad Externado de Colombia,
Bogotá, 2006, pp. 29-30.
94
Idem.
desarrollada por los tribunales constitucionales) y c) desarrollos teóricos que
permiten explicar y justificar dichas prácticas95.
En cuanto al primer elemento resalta que a diferencia de las constituciones
propias del siglo XIX y anteriores a la segunda guerra mundial las
constituciones no tenían amplios catálogos de derechos, como hoy sí exhiben
la mayoría de las constituciones. Estas constituciones rematerializadas
conllevan a que los tribunales, que institucionalmente tienen a su cargo
aplicarlas como instancia última dentro de los ordenamientos jurídicos
contemporáneos, empleen herramientas interpretativas diferentes a la
subsunción, en la medida que muchas cláusulas constitucionales incorporan
conceptos con un alto contenido moral (piénsese en los conceptos de
dignidad humana, justicia, solidaridad, integridad moral, entre otros), lo que
determina el surgimiento de novedosos planteamientos teóricos, como los de
Alexy, para explicar y justificar la práctica judicial del Estado constitucional.
Todas estas posturas teóricas tienen como trasfondo la tesis de que la
Constitución es una verdadera norma jurídica y por ende vinculante, teniendo
especial relevancia su contenido dogmático: los derechos fundamentales, que
representarían una suerte de moral crítica positivada, y que requiere al
momento de ser aplicada en un caso concreto, no sólo justificación jurídica
sino también justificación moral, lo que llevaría a sostener que el
Neoconstitucionalismo, en el plano teórico-filosófico, alienta la tesis de la
conexión conceptual necesaria entre derecho y moral 96 y en el plano
institucional encomienda a los jueces la última palabra para decir el derecho 97.
95
CARBONELL, Miguel, “El neoconstitucionalismo: significado y niveles de análisis”, en: CARBONELL,
Miguel y Leonardo GARCÍA JARAMILLO (editores), El canon neoconstitucional, Universidad Externado de
Colombia, Bogotá, 2010, pp. 161-165.
96
Cfr. MARCIANI BURGOS, Betzabé. “Neoconstitucionalismo y moralización del derecho”. En: Jurídica.
Suplemento de análisis legal, del 29 de noviembre del 2011, Nº 383, Lima, p. 2.
97
Cfr. GRANDEZ CASTRO, Pedro. “Neoconstitucionalismo o el triunfo de la ‘lógica Hamilton’”. En: Jurídica.
Suplemento de análisis legal, del 29 de noviembre del 2011, Nº 383, Lima, p.3
4. Críticas al Neoconstitucionalismo.
En este acápite corresponde presentar las críticas al modelo
neoconstitucionalista. La crítica articulada -como se verá- en el fondo implica
la negación de la tesis de la conexión necesaria entre derecho y moral, como
tesis plausible que permita dar debida cuenta del derecho positivo de los
Estados constitucionales.
4.1 Críticas de Paolo Comanducci
Comanducci ha sostenido sus críticas en dos frentes: a) la pretensión de
concebir a la ciencia jurídica como prescriptiva o normativa 98, y b) los
problemas aparejados presentes en la interpretación constitucional al
aceptar la tesis de la conexión entre derecho y moral genera inseguridad
e incertidumbre pues no se puede determinar con objetividad cuál sería
la moral aplicable en los casos concretos99.
En cuanto a la primera objeción debemos precisar que Comanducci
señala a Ferrajoli, quien sostiene la tesis de la normatividad de la ciencia
jurídica, como un autor neoconstitucionalista, sin embargo ya hemos
señalado que esto no es así (Cfr. Nota al pie 32).
Sin embargo, conviene señalar que Comanducci sostiene tal postura
pues concibe a la ciencia jurídica (dogmática o teórica) como una ciencia
eminentemente descriptiva, y que por lo tanto adopta un punto de vista
externo o neutral en relación a las prácticas jurídicas que describe.
Empero, hoy en día no puede sostenerse un punto de vista externo,
pues el alto contenido moral de los textos constitucionales, lleva a que
los juristas teóricos no sólo observen y describan, sino que también se
involucren y formen parte de la práctica discursiva que el derecho
significa, es decir se aboga porque se asuma un punto de vista interno.
En cuanto a la otra crítica de Comanducci, que va directamente contra la
principal tesis del Neoconstitucionalismo, debe señalarse que si bien no
es posible establecer objetiva e imparcialmente qué es lo moralmente
correcto en cada caso, pues no puede sostenerse que exista una única
98
COMANDUCCI, Paolo. “Formas de (Neo)constitucionalismo: un análisis metateórico”, Óp. cit.
99
COMADUCCI, Paolo. “Constitucionalización y neoconstitucionalismo”, Óp Cit.
respuesta correcta, debe tenerse presente que opera no como un
absoluto sino como un ideal regulativo 100, ya que es objetivamente
imposible obtener un consenso unánime sobre las cuestiones que
dividen a las personas, más aún, si éstas tienen un alto contenido moral,
político, filosófico y hasta religioso (por ejemplo: matrimonio entre
personas del mismo sexo, el aborto, la legalización de las drogas,
subsidios por desempleo, más presencia del Estado en la economía,
etc.).
Por lo que si aceptamos la tesis de la conexión como presupuesto y la
idea de que lo moralmente correcto no puede ser considerado como un
absoluto, sino como una aproximación lo más plausible posible a ella, el
Neoconstitucionalismo mantendría su idoneidad como teoría del
derecho. De alguna manera Alexy con la tesis de la “pretensión de
corrección” y Nino con la “democracia deliberativa” proponen esta tesis.
Así pues uno y otro autor proponen seguir una teoría procedimental de la
argumentación, tanto en el razonamiento judicial como en la deliberación
democrática, mediante el cual se alcance el mayor grado posible de
racionalidad discursiva, siendo por tanto que lo moralmente correcto en
cada caso, no vendrá determinada por el contenido sino por el respeto a
las reglas del discurso, lo que convierte al discurso jurídico en parte del
discurso moral.
100
Tempranamente Alexy sostuvo esta idea: ALEXY, Robert, “Derechos, razonamiento jurídico y discurso
racional”, en: ISONOMÍA: Revista de Filosofía y Teoría del Derecho, Nº 1, México, 1994, p. 49, y Dworkin la
ha reconocido recientemente en: DWORKIN Ronald. La justicia con toga. Marcial Pons, Madrid, 2008.
101
POZZOLO, Susanna, “El neoconstitucionalismo y la especifidad de la interpretación constitucional”. Op
Cit, pp. 349-353.
gobierno de los jueces, en la medida que es a ellos a quienes se les
encomienda la aplicación de la Constitución y de los límites que le
impone al legislador, por otro lado, a pesar de propugnar la defensa de
los derechos frente al legislador, al considerar que los derechos tienen
un contenido moral, dicha postura debilita su propia fortaleza jurídica, al
quedar sometida su interpretación y aplicación a la particular visión
moral del juez intérprete.
Como puede verse en estas críticas, nuevamente se cuestiona la tesis
de la conexión entre derecho y moral, a la que cabe replicar lo que se
dijo en torno a las tesis de Comanducci.
102
HART H.L.A. Pos scriptum al Concepto de derecho. Editado por Penélope Bulloch y Josep Raz,
traducción de Rolando Tamayo UNAM, 2001. La versión original apareció en la segunda edición de “The
concept of law” en 1994.
tipo moral, lo que le lleva a sostener un positivismo soft o suave, en
contraposición a un positivismo hard o duro que no acepta ningún de vínculo
entre derecho y moral.
A partir de este debate se originaron dos vertientes dentro del positivismo: el
positivismo excluyente que mantendría la tesis de la separación y el
positivismo incluyente, que se apartaría de la tesis original y adoptaría una
tesis de la conexión contingente103.
El punto de análisis entre las tesis positivistas y el Neoconstitucionalismo,
sería con el positivismo incluyente, en la medida que ambas opciones
teóricas sostienen la tesis de la conexión entre derecho moral.
No obstante, creemos que la tesis del positivismo incluyente aunque se
reclama positivista no puede considerarse tal, ya que postular la tesis de la
conexión aunque sea contingente la aparta del positivismo metodológico,
según el cual para describir adecuadamente el derecho tal cual es se debe
tener un punto de vista externo, que distinga entre el derecho que es y el
derecho que debe ser. Pero aunque no sea ciento por ciento positivista,
tampoco puede reclamarse neoconstitucionalista, pues su enfoque sólo
acepta una conexión contingente, que hoy puede ser y mañana no
necesariamente, en cambio las tesis neoconstitucionalistas aceptan una
conexión necesaria entre el derecho y la moral (y también la política).
Entonces, el Neoconstitucionalismo se yergue como una teoría opuesta a la
positivista, ya que sus postulados teóricos están mejor pertrechados que el
positivismo, para dar cuenta del derecho positivo de nuestros días
caracterizado por un gradual proceso de constitucionalización de los
ordenamientos jurídicos, alentado por el constitucionalismo de los derechos.
103
Al respecto pueden verse lo estudios contenidos en Etcheverry, juan B. y Pedro SERNA (editores). El
caballo de Troya del positivismo jurídico. Estudios críticos sobre el Inclusive Legal Positivism, Comares,
Granada, 2010; SEOANE, José Antonio y Pedro RIVAS. El último eslabón del positivismo jurídico. Dos
estudios sobre Jopseph Raz. Comares. Granada, 2005.
contemporáneos, caracterizados por tener constituciones rígidas con un alto
contenido moral y que además cuentan con la garantía jurisdiccional ejercida
por los tribunales constitucionales o cortes supremas que materialmente
hagan sus veces, tiene como trasfondo filosófico la tesis de la conexión
conceptual necesaria entre derecho y moral, lo que determina que en el
plano teórico conceptual se postule como elementos del modelo
neoconstitucional: la concepción de los derechos como principios, aplicables
jurisdiccionalmente a través de la ponderación, con la consecuente limitación
de las competencias legislativas, que ya no tendría sólo límites formales de
competencia y procedimiento, sino también límites materiales sobre el
contenido de las leyes.
Este modelo exige la adopción de una teoría procedimental de la
argumentación jurídica, que garantice, no la racionalidad totalmente objetiva,
pero sí al menos la más aproximada posible, materializada en la justificación
de las decisiones judiciales de los tribunales o cortes constitucionales.
V. CONCLUSIONES
neoconstitucionalismo.
VI. BIBLIOGRAFÍA
Bibliografía Virtual: