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EL BALADRO DEL SABIO 11BLIN

PRIMERA PARTE
D I LA

DEMANDA DEL SANCTO QRIAL

A Q U Í COMIENZA E L PRIMERO L I B R O DE LA nos podría tomar los otros que biuos son, si
DEMANDA DEL SANCTO GKIAL; E fuesse sesudo. Pero, ¿como pudo auer lo que
PRIMERAMENTE SE DIRÁ DEL NASCIMIENTO nunca supimos?» «E como! dixo otro, ¿no
DE M E R L I N ( ' ) . sabes tu que les faze lauar en vna agua, e
por su nonbre e por aquella agua se lauan
En esta presente historia se cuenta como de todos los pecados, en el nonbre del padre
los diablos fueron muy sañudos quando nues- y del fijo y del spiritu santo, y del pecado
tro señor Jesu Christo fue a los infiernos e de Adán y de Eua por que nos los deuiamos
saco dende a Adán e a Eua, y de los otros auer? e agora los perderemos por esto, e no
quantos le plugo; e tuuieronlo por gran maL auremos ningún poder sobre ellos; e si ellos
rauilla. Ca dixeron: «¿Que hombre podia ser no quisiesen, que no se saluen por sus obras
este que assi nos forco? que nuestras forta- y se nos metan en poder; assi nos ha que-
lezas no valen ninguna cosa contra el; ni brantado e abaxado nuestro poder; e mas
cosa que en guarda tengamos no se le puede fizo: dexo en la tierra a sus seruidores que
defender, ni esconder, que no faga de todo los saluaran; ya tantas no faran de las nues-
su plazer, e demás que no pensamos que tras obras, si se confessasen, e se quisiesen
honbre que de muger naciesse que no fuesse ende quitar, e fiziesen lo que sus maestros
nuestro; y este nos destruyo assi como nas- mandaren, que todos no los ayamos perdido.
cio, que no vimos en el mengua de hombre Ca todos serán saluos por esta manera».
terrenal, assi como vemos e sabemos de los
otros honbres»; y estonce respondió vno de- CAP. II.—De como dixeron del nascimiento
Uos, y dixo: «Yna cosa nos mato: que pen- de Jesu Christo.
samos nos que ualiessen mas los profetas que
ante dezian que el hijo de Dios vernia en Después dixo vno: «Muy especial cosa fue
tierra para saluar los pecadores, aquellos que por saluar el honbre vino en tierra e
que saluarse quisiessen; e quando algunos quiso nascer de muger e sufrir cuyta; e vino
de los que teníamos en nuestro poder lo sin nuestro ser, e sin saber de honbre ni de
dezian, atormentauamoslos mas que a los muger, a sofrir trabajos; e vimoslo e proua-
otros; y ellos nos dezian que dauan poco por moslo en todas las cosas que podimos; y pues
nuestros tormentos, e confortauan a los otros lo ouimos prouado, e vimos que no fallamos
pecadores, e dezianles que aquel nasceria e en el cosa de nuestras obras, quiso morir por
los vernia a librar». saluar los pecadores. Mucho amo el honbre
quando tan gran cosa quiso fazer por el en
CAPÍTULO I.—De como foblaron los diab7os nos lo tirar, e nos mucho deuiamos trabajar
entre si. . como pudiessemos auer lo que nos tiro. Y el
no nos tiro cosa como desque el nuestro dere-
«Tanto lo dixeron assi, tasta que vino a cho sea; y por esto nos deuiamos trabajar
que nos tomo lo que teníamos aqui; e assi como pudiessemos hauerlo y tornaren los
otros a nuestras obras, en tal guisa que no se
{*) El texto empieza: La demanda del sanóte Grial, pudiessen ende confessar, porque no ayan
con los mwraiiÁllüzos feshos de Langarote y de Oalaz perdón a su muerte». Estonces dixeron todos
su Mjo, pero este rótulo corresponde más biea al libro
segando. d.e consuno: «Nos lo hauemos todo perdido,
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pues que el puede perdonar a la muerte si guardauan vinieronselo a dezir. Y quando el
falla al honbre sin nuestras obras». lo oyó, fue muy sañudo, y preguntóles como
murieron; y ellos dixeron que no sabían; e
CAP. TU. —De como trabaron los diablos quando el diablo vio que se ensañara por tan
honbre que razonasse su engaño. poco bien, vio que si mas le tirasse, que mas
lo ensañaría, e mas lo auia a su voluntad, e
Estonces hablaron todos en vno, e dixeron: torno a diez cauallos muy fermosos e máte-
«Lo que peor nos hizo, porque los mas fabla- selos todos. E quando el vio que todo lo suyo
uan de su venida, y estos atormentamos mas: iua assi a mal, dixo vna loca palabra que le
y por esso se aquexaron mucho mas por nos fizo dezir la gran saña, que daua a todos los
los venir a tirar de nuestro poder; mas, diablos quanto en el mundo le quedaua. E
¿como podíamos nos auer honbre que habla- quando el diablo esto oyó, fue muy alegre,e
sse por nos, y que mostrasse nuestro saber guisóse de fazer muy mayor daño; e hizo
e nuestra predicación e nuestra hazíenda, que todos sus honbres lo dexassen; e fizólo
como es grande el nuestro poder, e como apartar de las gentes; y estonces vio que
sabemos todas las cosas que fueron e son, e podría fazer del su talante, e fuele a matar
las fechas, e las dichas? e si nos ouiessemos vn fijo que tenia muy hermoso. Y quando lo
vn tal honbre que desto ouiesse poder, y que fallaron muerto, fue el padre tan espantado
fuesse con los otros honbres en tierra, assi e tan desesperado, que perdió mucho de su
nos podia mucho ayudar y engañarlos; assi creencia. E quando el diablo vio que per-
como los profetas engañaron a nos, que de- diera su creencia, fue muy alegre, e torno a
zian tales cosas que nunca nos podríamos la muger, e fizóla subir en vn arca en vn
pensar que pudiesse ser, assi diria este; las lugar alto, y echo vna cuerda a su garganta,
cosas que fuessen fechas y dichas lexos, de e echóse del arca y enforcose. E quando el
cerca serán por este cuydadas». qAy, que rico honbre supo que su muger y su fijo per-
bien sera, dixeron todos, que de tal manera diera, cayo en el vna tan gran desespera-
pudiessemos auer honbre!» Y estonces dixo ción, donde murió. E assi faze el diablo a los
vno dellos: «Yo no he poder de hazer hijo, que el puede engañar. Y después que esto
ni de dormir con muger; ca si yo ouiesse el vuo fecho, pensó como engañaría las tres fijas
poder, yo la auria muy guisado; ca yo he vna de aquel rico honbre; y el diablo auia vn su
muger que haze e dize lo que yo quiero»; e amigo grande e fermoso, que obraua mucho a
los otros dixeron: «Tal ay entre nosotros, su voluntad; aquel hizo yr a las donzellas, e
que pueda fazer honbre e dormir con muger; tanto anduuo tras la vna, que la venció; y el
mas conuiene que lo faga lo mas encubierta- diablo, que no ha cura que los sus fechos sean
mente que pudiere». E ássi fablaron de encubiertos, ante los descubre por fazer ma-
hazer honbre que engañasse a los otros. yor escarnio de los que lo fazen, e fizo en
guisa que este fecho salió a placa. Y en
aquel tienpo era costumbre que si muger
CAP. IV.—De como engaño el diablo a su fuesse fallada en adulterio, si no se diesse
abuela de Merlin. por puta conocida, que hiziessen della justi-
Mucho eran locos quando pensauan que cia; y el diablo, porque ha sabor de hazer
nuestro señor no sabia su fecho; e assi se contino escarnio, fizo que fuesse sabido.
guiso el diablo de fazer honbre que ouiesse
su saber y su engaño para engañar a Jesu CAP. Y. — De como fue presa, esta muger.
Christo; e assi se partieron con tal consejo.
E aquel que dixo que podría dormir con mu- Pressa fue assi aquella muger e leuada
ger, no tardo mas, y fuesse a vna su amiga ante los juezes, que se marauillauan mucho
que fallo mucho a su voluntad, que le diera de tal descuenta que viniera a su padre e a su
el cuerpo y auer, e assi el marido; y aquella madre, e a su hermano, y [a] ella, que poco
su amiga era mujer de vn rico honbre; y auia que era pedida de los mejores honbres
aquel rico honbre tenia muchas bestias e de la tierra; e por amor de su linaje fizieron
muchas riquezas, e auia un fijo e tres fijas; della justicia de noche. E assi faze el diablo
e vn dia dixo el diablo a aquella su vassalla a aquellos que hazen su voluntad; y en aque-
como podría engañar a su marido, y ella le lla tierra auia vn hombre bueno é de sancta
dixo^ «Si lo ensañardes; y podredeslo bien vida que oyó fablar desde fecho, e fue a
ensañar, ca el es de mal talante, y tiralde lo fablar con las otras dos hermanas, con la
que a y arderá bino con saña»; y estonce mayor y con la menor, y preguntóles como
fue el diablo a las bestias del rico honbre, e aquella mala ventura les viniera assi; y ellas
matóle dellas vna gran pieca; e los que las dixeron: «Señor, no sabemos sino que pen-
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sainos que Dios nos desama e nos faze esta sernos sino vna limosna de pan, mas vicio-
cuyta auer», y el honbre bueno dixo: «No sas seriamos que vos con quanto vicio podria-
digades esso; ea no desama Dios a ninguno; des auer sin esto, ca no ha otro plazer sino
ante le pesa quando el pecador del se aluen- de honbre. T esto digo por vos, que vuestra
ga; y sabed por verdad que esto no es sino hermana es mayor que vos, e querriase gui-
por el diablo, que vos lo haze dezir y pensar; sar lo mejor que pudiere para guarecer bien,
y sabedes que vuestra hermana assi fizo, y dará poco por vos»; y ella le respondió:
porque la justiciaron»: e ellas dixeron que «¿Como lo pudiera yo fazer, ca mi hermana
no sabian ende negar cosa; y el honbre bueno fue muerta por tal partido?» Y el alcahueta
les dixo: «Guardadvos de mal obrar, ca la le dixo: «Yuestra hermana lo fizo locamente,
mala obra trae al pecador a mala fin; y el e no la supo consejar el que la consejo; mas
que no se sufre de mal fecho, a mala fin si vos me ereeys, vos no seredes presa, ni
puede venir». justiciada». «Yo no se, dixo la donzella,
como pueda esto ser, ni yo osare agora con
CAP. YI.—Como castigaua el honbre bueno vos hablar, mas venid después e fablare con
a su madre de Merlin. vos.»
Mucho las castigo el honbre bueno, mas la
mayor plugo mucho de lo que el honbre CAP. IX.—Como la tia de Merlin creyó los
bueno les dixera, y el les enseño bien su malos consejos del diablo.
creencia y las virtudes de Jesuchristo a creer Cuando el diablo lo oyó, fue muy alegre,
y amar, e dixoles: «Si vos flzierdes lo que yo ca bien pensó que ya vernia a su voluntad;
vos enseñare, gran bien ende vos ver na, e e después que el alcahueta della se partió,
nunca aureys ende cuyta que yo no vos pensó la donzella mucho en lo que la dixera;
ayude y que yo no vos conseje con ayuda de y después que vino la noche, miro su her-
Dios; y no vos desconforteys, ca nuestro se- moso cuerpo e dixo: «Yerdad me dixo aquella
ñor vos confortara si a el vos encomendardes, buena muger, que me dixo que yo era fer-
y venir comigo a hablar a menudo, ca cer- mosa». E después a vna pieca torno la alca-,
ca moro de aqui». hueta a ella, y la donzella le dixo: «Cierto
vos me dixistes verdad, ca bien me parece
CAP. YII.— Como la alcahueta aconsejaua a que mi ermana no da por mi cosa». «ííó vos
su madre e a su tia de Merlin. lo dezia yo? dixo ella; y aun mas poco por
Assi aconsejaua el honbre bueno las dos vos fara adelante. Fermosa amiga, no somos
donzellas: mas la mayor lo creyó y lo amo fechas saluo para auer plazer»; e la donzella
por ende. E quando el diablo lo supo, pesóle dixo: «Yo lo faria muy de grado si no ouies-
mucho, e vuo pauor cíe las perder, y pensó se pauor de muerte». E dixo el alcahueta:
como las podria engañar o por honbre o por «Yos enseñare como lo fareys quo no toma
muger; dixo que mas ayna las engañarla por reys peligro de muerte». La doncella le dixo:
muger, y el auia vna muger que muchas «Dezimelo e yo lo fare»; e la muger le dixo:
vezes auia fecho su voluntad, e aquella embio «Yos daredes a quantos quisiere, e direys que
el diablo a la menor, e sacóla a vna parte y no podéis biuir con vuestra hermana, porque
preguntóle de su fazienda, si la amaua su vos fiere e vos dixo mal. E assi fareys plazer
hermana, o si le plazia con ella; y ella dixo: de vuestro hermoso cuerpo y seredes fuera de
«Mi hermana esta triste desta mala ventura justicia, e aun podredes después bien casar
que nos vino, que no ha plazer de mi, ni de por vuestra riqueza». «¡Ay que bien dezis!,
otre»; y la muger le dixo: «En mal dia fue dixo la donzella, y bendita seades vos que
nascido vuestro hermoso cuerpo; que jamas tan bien me consejades!» Y estonces se fue
no aureys plazer con las otras mugeres en de casa de su hermana, e fuesse para quan-
quanto con ella biuieres; mas si, amiga fer- tos la quissieron.
mosa, supiessedes qual fauor y qual plazer
han las otras mugeres con los lumbres, vos CAP . X . — Como la tia de Merlin dio su
no dariades nada por quanto bien nunca cuerpo a los garcones e los lleuo a casa de
ouistes». su hermana.
CAP. YIH.—De las razones quel alcahueta El diablo fue mucho alegre quando aquella
deeia a su tia de Merlin. donzella vio vencida, e quando la hermana
vio que assi la dexara e fuyera, fue al hon-
«Auemos nos tan gran plazer quando bre bueno muy triste e faziendo gran duelo.
somos con nuestros amigos, que si no ouies- ' E cuando el honbre bueno la vio tal duelo
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fazer, ouo muy gran pesar, e dixo: «Sinate della. E quando la donzella vio que no que-
y encomiéndate a Dios»: y ella dixo: «¡Ay ría salir, tomóla de las espaldas e quísola
señor! yo fago gran derecho de me quexar, echar fuera, e la otra dixo a los garcones
ca perdi mi hermana»; y contole estonces que la tomassen e la flriessen, e la donzella
como fuera; e quando el honbre bueno lo fuyo a vna cámara, e cerro la puerta empos
oyó. pesóle mucho, e dixo: «Avn el diablo de si y echóse a su lecho e comenco de llo-
anda en derredor de vos, e nunca folgara rar. E quando el diablo la vio sola y sañuda,
fasta que todos vos confunda, si Dios no vos fue muy alegre, e por le fazer mayor pesar
guarda»; y ella le pregunto: «Señor, ¿como auer, menbrole la muerte del padre y de la
me podria yo guardar? Ca no hay cosa en el madre y de los hermanos, y de lo que, le
mundo a que aya tan gran pauor como que dixera su hermana. Y' en aquel pesar es-
me engañe»; y el honbre bueno le dixo: tando, adormeciosse. Y quando el diablo vio
«Si tu me creyeres, no te engañara»; y ella que dormía y que se le olvido todo lo que el
le dixo: «Yo vos creeré quanto dixeredes»; honbre bueno le enseñara, fue muy alegre,
y el le dixo: «¿Crees tu en el padre, y en el y que estonce era de toda guarda fuera de
fijo, y en el spiritu santo, e que estas tres Dios, y estonce pensó como en ella podria
personas es vna cosa en Dios y en trinidad; auer su fijo, e dorado con ella estando ella
y que vino nuestro señor en tierra por sal- dormiendo, y ella despertó e dixo: «Sancta
uar los pecadores que quieren ser christia- Maria, e que es esto que agora assi me
nos?» «Assi lo creo», dixo ella. «Agora te catiuo, ca no soy agora tal com® quando
ruego, dixo el hombre bueno, que te guardes aqui me acosté?» Y estonce leuantose, e
de caer en yerro; e cada que te viniere busco aquel que con ella dormiera, e no
alguna cuyta, ven a mi, e si flzieres algún fallo nada, e fue a la puerta e hallóla ce-
pecado, dimelo, e otórgate por culpada a rrada. Y estonces entendió que fuera el dia-
Dios e a mi en la hora del; e cada que te blo aquel que con ella dormiera, e vuo gran
acostares, sinate e faz cruz sobre ti; e allí pesar, y encomendóse a Dios.
do durmieres, ten siempre lumbre, que el
diablo quiere mal la lumbre e todas las cosas CAP. XII.—De como la madre de Merlin se
claras»; e assi enseño el honbre bueno a la
donzella como fiziesse; y ella se torno a su sintió corrupta, e fue tomar consejo con el
casa muy deuota e amiga de Dios; e sus honbre bueno.
vezinos la apremiauan que se casasse y que La hermana e los garcones, quando se
auria gran riqueza, y ella dezia: «Dios me fueron, salió ella de la cámara, dixo a vn su
mantenga en tal guisa como viere que me siruiente que la seruia que le fuesse por dos
sera menester». Assi estuuo bien dos años, mugeres, y el traxoselas; y ella fuesse con
que nunca el diablo la pudo engañar; e ellas para el hombre bueno; y el, quando la
pesóle ende mucho, y pensó como le podria vio dixo: «Tu as cuyta, ca mucho te veo
fazer oluidar lo que el honbre bueno le triste»; y ;ella dixo: «A mi auino lo que
dixera; y estonces tomo a su hermana, y nunca auino a muger, e por ende vengo a
leuola vn sábado a ella porque la enseñasse, vos que me aconsejeys, ca, señor, yo peque
y estuuo alia en su casa vna gran pieca de mucho, y sabed que yo soy engañada por el
la noche con gran conpaña de garcones que diablo»; y contóle estonce como le auiniera,
lleuaua consigo. E quando la hermana la que no le negó ninguna cosa, y dixo: «Señor,
vio assi, fue muy sañuda, e dixole: «En si el cuerpo fuera perdido, pidoos por mer-
quanto vos tal vida quisierdes fazer, no ced que no se pierda el anima». E quando
deuriades entrar aqui, que me fazedes pe- . el honbre bueno lo oyó, marauillose, y no
sar»; y quando la otra lo oyó, respondió la quiso creer de cosa que le dixesse, e dixo
como quien anda con diablos, e dixole que assi: «Tu eres llena de honbre y el diablo
peor fazia ella, que dormía con el honbre es en ti. ¿Como te daré penitencia, ca se
bueno hermitaño, e que si las gentes lo verdaderamente que mientes? Ca nunca mu-
supiessen, que la matarían por ello.... ger fue corrupta que no supiesse de quien,
y tu quieresme fazer creer tal marauilla
qual nunca fue»; y ella respondió: «¡Ay
CAP. XI.—De como el diablo quiso engañar a señor! assi Dios me perdone y me guarde
la madre de Merlin porque la vio sañuda. de mala cuyta, que os digo verdad»; y el
Ella, quando vio que su hermana tan dixo: «Si verdad es, ayna lo sabremos: y tu
mala cosa-le ponia assi, dixole que se fuesse feziste gran pecado e quanto passaste la
de su casa; y la otra dixole que no faria, ca obediencia, e tu ayunaras por ello todos los
tanbien fuera de su padre como del suyo viernes mientra biuieres, por la luxuria; y
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aun te daré penitencia si la quieres tener»; [ juezes lo supieron, mandáronla prender; y
y ella dixo: «¿Tan graue cosa me manda- ella, quando fue presa, embio por el honbre
rey s fazer que no la faga?» «¿Prometes- bueno, y el fue alia lo mas ayna que pudo,
nielo?» dixo el. «Si», dixo ella; «mas ¿que e fallóla delante dellos; y ellos lo llamaron,
fare de aquel que a mi vino en durmiendo, e le dixeron: «¿Pensados vos que esto joueda
de que no puedo guardarme?» Y el dixo: ser, que muger ouiesse fijo sin honbre?» Y
«Jesu Ohristo te guardara», y estonces le el honbre bueno les dixo: «No vos diré que
dio su penitencia y metióla en guarda de fue; mas tomad mi consejo y no la justicieys
Dios, e tomo del agua bendita y echosela preñada, ca la criatura no merece muerte ni
encima, e diole della a beuer, e dixole: culpa en el pecado de su madre»; e los juezes
«Guárdate no se te olvide lo que te mande, dixeron: «Nos faremos quanto quisierdes»;
e quando ouieres cuyta, sinate y enco- y el dixo: «Yo quiero que la metades en vna
miéndate a Dios». torre, y que metades con ella dos mugeres
que ]a ayuden al tienpo de su parto, e, quan-
CAP. XIII.—Como la madre de Merlin se do el niño naciere, Dios nos fara entender
sintió preñada, y de, lo que le dezian los por alguna manera si es assi como ella dize,
que con ella fablauan. o si es mentira; y entonces faredes della
todo vuestro plazer». Y ellos dixeron que
Tornóse a su casa la buena dueña, e hizo dezia muy bien.
muy buena vida; e assi biuio fasta que la Assi el honbre bueno lo deuiso, e assi lo
criatura que traya no se le pudo encobrir; y fizieron ellos: y metiéronla en vna torre, y
ella engrosaua mucho, assi que las otras cerraron la puerta, que no les dexaron sino
dueñas lo entendieron, e dixeronle que mu- vna finiestra por do les diessen de comer.
cho engrosaua, y ella respondió: «Assi lo E assi quedo aquella dueña vn tienpo en
hago»; y ellas dixeron: «¡Ay Dios! ¿de que la torre, y ella vuo su fijo como plugo a
estays assi hinchada?» T ella dixo: «Preñada Dios nuestro señor.
sin falta; asi me de Dios buen acabamiento,
que no se de quien». «¿Ycomo? dixeron ellas,
dormistes con tantos que no sabeys de quien CAP. XY. — Como la madre de Merlin estimo
soys preñada?» y ella dixo: «Nunca Dios me encerrada en la torre ocho meses.
libre de mal si nunca honbre vuo comigo tal
fazienda que yo sepa por que esto me auinies- poderQuando el niño llego a tiempo que vuo el
se»; y ellas, cuanto esto oyeron, sinaronse de era suy hijo,
el seso del diablo, como aquel que
risa, e dixeron: «Nunca tal auino a muger, aquello que Dios mas el lo hizo locamente en
nuestro saluador conprara
mas vos amades tanto aquel que esto os fizo, por su muerte e passion;
que no lo quereys descubrir, y quereys antes Dios que perdiesse el niño e por ende no quiso
cosa de quanto
vuestro daño que no el suyo. Sabed que tanto auia de auer de parte de su padre;
que los juezes lo supieren, que luego ende blo lo fiziera por saber todas las cosas ca el dia-
morireys». Y entonces se partieron della eran hechas e dichas. E assi quiso nuestro que
y fueronse riendo, e dixeron: «Mal para las Señor que todo lo supiesse. E por la santidad
vuestras riquezas y para vuestro cuerpo, ca de su madre diole Dios tal gracia que supies-
todo lo aureys perdido». Y ella fuesse para se las cosas que auian de venir; e assi el
el honbre bueno e contole todo lo que le niño nascio. Y quando las mugeres lo vieron,
auiniera con las mugeres, y el le pregunto no vuo ay ninguna que no ouiesse muy gran
si le auiniera después que le auino la otra miedo, ca lo vieron mas belloso e de mayor
vez; j ella dixo que no. Quando el honbre
bueno esto oyó, marauillose, y escriuio la cabello que otro ninguno que viessen ni oyes-
noche en que le acaesciera, e dixo: «Sabed quando ello loe vio,
sen fablar, mostráronlo a su madre. E
bien que quando esta criatura naciesse, veré tóme deste niño»; signóse, e dixo: «Espan-
e dixeron las mugeres:
si es assi»; e dixole: «Sabed que luego que «Tan grande es, que apenas lo podemos
los juezes lo supieren, vos prenderán; y lue- en las manos». Estonce mando la madretener
go que fuerdes presa, embiadpor mi, y con- lo baxassen abaxo e fiziessen baptizar; y ellas que
fortarvos he a buen fin». le dixeron: «¿Como le pondremos nombre?»
Y ella dixo: «Merlin, como a mi abuelo».
CAP. XIY. — Gomo los juezes mandaron Y ellas fueron a la finiestra, y metiéronlo en
prender a su madre de Merlin, y ella embio vna cesta, y descendiéronlo ayuso por vna
por el honbre bueno. cuerda, e mandaron que lo baptizassen y
Y estonces se torno para su casa, y estuuo que le pusiessen nombre Merlin. E assi fue
vna gran pieca en paz; mas después que los baptizado e. llamado Merlin, e dieronlo, a
LÍBEOS DE CABALLERÍAS
criar a su madre fasta que el niño llego a es diablo de todo en todo, que assi sabe lo que
diez meses; e las mugeres se marauillauan nos diximos»; e ellas le preguntaron después
assi mucho de como era tan belloso, y de de muchas guisas, y el no les quiso respon-
como, seyendo de diez meses, parescia que der a cosa que le dixessen, sino que les dixo:
auia diez años e mas; y después que llego a «Dexadme estar, que soys sandias: a buena
deziocho meses, dixeron las mugeres a la fe, mas pecadoras sois vos que mi madre».
madre: «Tiempo es que nos vamos nosotras Quando ellas esto oyeron, marauillaronse
a nuestras casas». «Por Dios, señoras, dixo mucho e dixeron: «Esta marauilla no puede
ella, luego que vos fuerdes faran de mi jus- ser encubierta; ca nos lo diremos a todo el
ticia» . «Por Dios, dixeron ellas, no podemos mundo». E fueron luego a las finiestras, e
estar aquí tanto tienpo encerradas»; e la ma- llamaron a las gentes e dixeron las maraui-
dre del moco comenco de llorar, e a pedirles Uas que veyan del niño; e los que lo oyeron
por merced que por Dios que estuuiessen vn fueron ende marauillados, e fueronlo a dezir
poco. Y estonce se fueron las mugeres a a los jueces; y ellos, quando lo oyeron, tuuie-
parar a la finiestra de la torre, e la madre ronlo por gran marauilla, e dixeron que ya
tenia al fijo en los bracos, e assentose e lloro tiempo era que flziessen justicia de su madre,
mucho, e dixo: «Fijo, por vos rescebire yo e dieron plazo que la justiciassen a quarenta
muerte; e por buena fe no merezco porque dias, y ella que lo supo, enbio por el honbre
muera». bueno.

CAP. XYI.—De como Merlin, seyendo bien CAP. XYIII.—Como Merlin dixo a su madre
niño, fablo con su madre y ella fue muy que mientra el biuiesse no seria honbre que
espantada; y se le cayo el niño de los la osassc matar.
bracos.
Assi estando fasta que llego el tienpo en
Diziendo ella esto, miróla el niño e co- que auia de ser quemada, el niño andana
m e n ^ de reyr, e dixole: «No ayades miedo, por la torre, e vio a la madre llorar, y el se
ca no moriredes por cosa que ende auenga». comenco a reyr, e las mugeres le dixeron:
E quando la madre esto oyó, enñaqueeiosele «Poco te pesa agora de la cuyta de tu madre,
el coracon e fallescieronle los bracos; y el que sera quemada esta semana, e maldita
niño cayo en tierra e comenco de llorar, e sea la hora en que naciste»; y el dixo a su
las otras mugeres, quando lo oyeron, fueron madre: «Sabed que no sera honbre, mientra
corriendo a ella e dixeron: «¿Como dexastes yo biuiere, que vos ose matara. E quando su
el niño assi caer? y ¿quesisteslo matar?» Y madre e las mugeres esto oyeron, marauilla-
ella respondió, como toda espantada: «Por ronse e dixeron: «Este niño sera ayna muy
buena fe no lo pense hazer ni quisiera, mas sesudo; e pues que el agora sabe tanto dezir»;
fallescieronme los bracos de vna gran ma- e assi quedo la dueña hasta el dia que fue
rauilla, que me dixo mi fijo que no moriría puesto. Estonce fueron sacadas de la torre; e
por el»; e las mugeres lo tomaron y leuan- la dueña Ueuo ¡a su fijo en los bracos, e las
taronlo, e dixeron-. «Ayna nos dirá mas»; justicias fablaron con ellas e dixeron si era
e comentáronlo de falagar, mirauan mucho verdad que el niño fablaua; y ellas dixeron
en ello si fablaria alguna cosa: mas el no les que si verdaderamente; y ellos dixeron:
dixo nada fasta que la madre dixo a las mu- «Mucho sabrá si a su madre librase de
geres: «Amenazadme e dezidme que seré yo muerte». Y el honbre bueno hermitaño fue
quemada por mi fijo, e yo,lo terne en mis luego ay.
bracos».
CAP. XIX.—De como los jueces juzgaron
CAP. XYIÍ.—De como Merlin fablo delante que fuesse hecha justicia de la madre de
las mugeres que estañan con su madre. Merlin.
Estonce lo tomo la madre, que de grado Estonces vino vno de los jueces, e dixole:
queria que fablasse ante las mugeres; y ellas «Dueña, aparejadvos de tomar martirio»; y
comentaron a dezir: «Mucho sera gran daño ella dixo: «Yo fablaria de buen grado con
de vuestro cuerpo tan fermoso ser quemado este honbre bueno en poridad»; e los juezes
por tal criatura, e mas valiera que no na- otorgaronselo; y ella se fue con el en vna
ciera»; y el niño respondió e dixo: «Yos cámara, y el niño quedo de fuera; e muchos
menticles, ca esto vos faze dezir mi madre». le preguntauan de muchas cosas; mas el no
E quando ellas esto oyeron, fueron muy respondía nada; y el honbre bueno pregunto
espantadas, e dixeron: «Este no es niño, mas a su madre si era verdad que fablaua el niño;
BALADRO DEL SABIO MERLIN 9
y ella dixo que si. T después que ouieron soys tan sesudo como pensays, mas tomad a
fablado saliéronse de la cámara, e la dueña vuestra madre e a vn amigo de quien fiedes,
yua cubierta con vn manto, y en camisa: y entrad en vna casa apartadamente, e yo
tomo a su hijo entre los bracos y fuesse ante tomare mi madre e mi maestro y entraremos
los juezes, y ellos le preguntaron: «Dueña, con vos», y el juez lo otorgo.
¿quien es padre deste niño? Tío lo neguedes». -
«Señores, dixo ella, yo bien veo mi muerte; CAP. XXII.—De como Merlin dixo al alcal-
mas nunca me aga Dios merced al anima si de quien era su padre y de como el era hijo
nunca padre le vi ni conoci, ni si nunca me del diablo.
llegue a honbr.e en tal guisa», y ellos dixe-
ron que nunca tal oyeron dezir; ni que no Después entraron todos en vna cámara
podría ser verdad, y que por tanto era mu- assi ..como. Merlin lo dixo; y el juez dixo:
cha razón que fiziessen della justicia. «Agora di sobre mi madre lo que quisieres,
por que la tuya deuiera ser quita»; y el niño
CAP. XX.—De como Merlin dixo a los jue- respondió: «Yo no diré cosa porque mi madre
zes que su madre no mereseia muerte, y de sea quita si es la voluntad de Dios que
otras palabras que dixo por que la escuso muera; mas, si me creyerdes, quitaredes a
della. mi madre y dexareys de preguntar de la
vuestra». El juez dixo: «No escapareys assi
Salió estonces Merlin de entre los bracos con vuestra palabra hermosa, a dezir vos
de la madre, e dixole: «Madre, no ayades conuiene»; y el niño dixo: «¿Yos me segura-
pauorj ca no merecistes porque ayays de re- des que si yoi defendiese a mi madre, que
cebir muerte»; e dixo a los juezes: «Esto seriamos quitos?» «Yerdad es, dixo el juez, e
no puede ser que vos la quemeys, ca no fizo nos somos aqui ayuntados por oyr lo que
porque; ca si fiziessen justicia de todos aque- dirás»; y el niño dixo: «Yos quereys quemar
llos que con otras duermen sino con sus mu- a mi madre porque ella no sabe dezir quien
geres, y las que duermen con otros sino con es mi padre: mas yo diria mejor quien fue
sus maridos, las dos partes de quantos aqui mi padre que no vos el vuestro, e vuestra
están serian justiciados; ca yo se tan bien madre podria dezir cuyo hijo vos soys, mejor
sus. vidas como ellos mesmos: e las 'otras que no la mia cuyo hijo so yo»; y entonce
mugeres han culpa de lo que fazen, e mi dixo el juez a su madre: «¿Como, madre, yo
madre no». «E no tiene eso pro, dixo vno de no soy hijo de vuestro marido?» E su madre
los juezes, ca conuiene que nos diga quien le dixo: «Fijo, ¿pues cuyo hijo vos soys sino
fue tu padre, o si no sera quemada.» Merlin de mi señor que buen parayso aya?»; y el
dixo: «Cierto ella no sabe quien es mi padre, niño respondió estonce, e dixo: «Dueña, con-
mas yo se mucho mejor quien es mi padre, uienevos a dezir la verdad, si vuestro hijo
que no vos quien es el vuestro; y vuestra ante no da por quita a mi madre». «No vos
madre sabe mejor quien es vuestro padre vale nada», dixo el juez; e Merlin respondió
que no mi madre el mió»; e quando el juez muy sañudo, e dixo: «¡Ay juez! algo gana-
oyó esto, comencose a ensañar, e dixo: «Si riacles vos agora que fallariades biuo a vues-
tu sabes que mi madre tal cosa fizo, prueua- tro padre por testimonio de vuestra madre»;
melo,, e yo la justiciare». Y Merlin dixo: e quando los que alli estauan esto oyeron,
«Yo haré tanto, si a tu madre justiciar marauillaronse mucho, ca ya tiempo auia
quisieres, que todos verán que meresce que el marido de aquella, dueña era ya
muerte». muerto; e Merlin dixo: «Dueña, ¿por que tar-
dades? conuienevos que digades a vuestro
hijo quien fue su padre»; e la dueña dixo:
CAP. XXI.—Como Merlin entro en vna cá- «Ye, diablo Satanás, ¿no te lo dixe ya?» E el
mara con el alcalde y le dixo nueuas de su niño dixo: «Yos sabedes bien por verdad que
padre. es hijo de vn clérigo de missa, e agora vos
E quando el juez esto oyó, fue muy sañudo, diré las señales: vos sabedes bien que la
e dixo: «O.torgotelo, mas si lo no prouares, primera vez que vos con el dormistes, que
quemare a ti e a tu madre». «Esto no puede auiades gran pauor de vos empreñar, y el
ser, dixo Merlin, que quemes a ella ni a mi vos dixo luego que de tal manera era el,
mientra yo biuiere.» Y estonces embio el que nunca muger del empreñaría. Y el
juez por su madre, e sacaron al niño e a escriuio quantas vezes estuuo con vos; e
su madre de la prisión; y el juez dixo: «Cata aquella sazón era vuestro marido doliente.
aqui a mi madre, e agora nos di lo que nos Y desque esto fue, no duro mucho que vos
prometistes a dezir»; y el niño le dixo: «No sentistes preñada, e dixisteslo al clérigo.
10 LÍBEOS DE CABALLEKIAS
Dueña, ¿es verdad esto que yo digo? E si lo CAP. XXIV, - Como Merlin hablaua eon
no quisierdes eonoscer, yo TOS diré al por- Blaysen de su maestro.
que lo eonosceredes. ¿Verdad es que quando
vos sentistes preñada, que lo dixistes al clé- Asi mata el diablo a los que sus obras
rigo, y el clérigo dixo en. confision a vuestro hazen; e quando los hombres del juez esto
marido que yoguiese con vos? Y el hombre vieron, tornaron a el e dixeronle todo assi.
bueno estuuo con vos, e assi le fezistes en- É quando el juez esto oyó, fue marauillado,
tender que el hijo era suyo; desde entonces e fuelo a dezir a Merlin; e quando Merlin lo
acá biuiades con el encubiertamente, e avn oyó, dixo riendo: «Agora puedes ya creer(')
esta noche estuuo con vos». E quando la que te dixe verdad, e ruegote que assi como
madre del juez esto oyó, fue muy cuytada, te lo dixe, que lo digas a Blaysen», E aquel
ca bien vio que le conuenia a dezir la ver- Blaysen era el honbre bueno hermitaño a
dad; e dixo el juez: «¡Madre, dezidme si es quien su madre se manifestaua; y el ju z se
assü Ca yo vuestro fijo so, como fijo os fare». lo contó todo, E Merlin e su madre e Blay-
Y ella dixo: «Ay fijo, por Dios merced, yo sen se fueron para do quisieron. E Blaysen,
no te ló puedo encobrir, mas todo es assi quando vido que el Niño no auia mas de
como el dixo». E quando el juez esto oyó, diez y nueue meses e tres semanas, mar ani-
dixo: «Verdad nos dezia este niño, que mejor * llóse onde tan gran seso le venia. E Blaysen
conosoia a su padre que yo al mió, e no es comeneo a prouar de muchas guisas. E Mer-
de derecho que yo de su madre faga justicia lin le dixo: «Quanto me mas prouares, tanto
pues la no fiziera de la mia; mas por Dios e te mas marauillas; mas haze e cree lo que te
por saluar tu madre, dime ante el pueblo si diré, ca yo te enseñare auer el amor de Dios
te plaze dezir quien fue tu padre». Y el niño y el alegría perdurable». E Blaysen le res-
dixo: «Yo te lo diré, e mas por tu amor que pondió, e dixo: «Yo te lo oy dezir. Y creo
por tu miedo; e jo quiero que tu creas e que eres hijo del diablo, y he pauor que me
sepas que yo so hijo del diablo que enga- engañes»; e Merlin le dixo: «Costumbre es
ño a mi madre, e a nombre Enquibedos, y de todos los malos coracones, que antes me-
es de vna compañía que anda en el ayre, ten mientes en el mal que en el bien; e assi
e Dios quiso que yo vuíesse seso e memoria como tu oyste dezir que era fijo del diablo,
e de las cosas hechas, e de las dichas, e de assi oyste dezir que Dios me diera poder de
las por uenir». saber, las cosas que auian de venir. E por
esto deuieras tu entender, si fuesses sesudo,
a qual me yo ende atener deuia, a lo que es
CAP. XXJII.—De coóno Merlin dixo al juez mi pro, o a lo que es mi daño. Ca los dia-
que su padre- se yria ahogar en vn rio. blos cuydaron de hazer su pro por mi, y
Quando esto vuo dicho el niño al juez, esto no puede ser, ca no fueron sesudos.
sacólo a parte e dixole en puridad: «Tu ma- Porque merescieron en vaso, que no deuia
dre yrse ha agora de aqui; e quando el clé- ser suyo, mas si !
ellos fueran sesudos, fizie-
rigo supiere que lo tu sabes, fuyra con ranme en my abuela, e assi no pudiera
miedo de ti, y el diablo, cuyas obras el siem- conocer a Dios, ca ella era muy mala e
pre hizo, lleuarlo [ha] a vna agua, e matarse renegada; mas cree que te dixere de la fe e
ha; y por esto puedes prouar si se las cosas la creencia, e yo te diré tal cosa, que tu
que han de venir». Entonce salieron de la cá- cuydaras que ninguno no te lo podia ende
mara antel puebla, y el juez dixo: «Agora dezir, e faz ende vn libro, e quantos lo oye-
vos digo que su madre deste moco agora es ren loarte han e guardarse han de pecar».
quita por razón; e yo nunca vi honbre tan E Blaysen respondió: «El libro fare yo,
sesudo como es este niño»; e todos dixeron: mas yo te conjuro de parte de Dios, que tu
«Derecho es que sea salua»; assi fue la ma- no me puedes engañar ni hazer cosa que a
dre del juez en culpa y la de Merlin salua; pesar de Dios sea».
e Merlin quedo con el juez. El juez enbio
su madre e ciertos hombres con ella por CAP. XXV.—De como Merlin contó a Blaysen
saber si era uerdad lo que el niño dixefa; del sancto Orial.
e la madre del juez tanto que llego a casa,
y hablo con el clérigo e contole quanto le Respondió entonce Merlin, e dixo: «Dios
auiniera; y el clérigo vuo atan gran mie- me pueda empecer e nocer si yo te fiziere
do del juez, que fuyo de la villa e allego cosa que a plazer de Dios no sea»; e Blay-
a un rio, y dixo que mejor era de se matar sen respondió: «Pues agora, di lo que yo faga,
y que no que lo matasse el juez de mala
muerte. (*) El texto querer.
BALADRO DEL SABIO MERLIN 11
e fazello he». E Merlin dixo: «Agora busca dragon, y el otro Vter; e auia vn vassallo
pergamino y tinta, e yo te diré cosa que no Veringuer, e era cauallero bueno e sesudo y
cuydarias que hombre te lo podiese dezir, e engenioso, e aquel rey Constantenes murió,
contarte he la muerte de Jesuchristo e la fa- e fizieron rey a Maynes, que era hijo mayor,
zienda de Joseph, todo assi como les auino, y el rey vuo gran guerra con gentes de San-
e todo el fecho de Elni y de Perron. E como soña que eran paganos, e Veringuer era su
Joseph entrego a Clayn el sancto Grial, e mayordomo, e cogió assi quanto auer pudo,
como fino; e como el sancto Grial finco y el auia gran poderio en el reyno, e vio
en el castillo de Corberic en casa del rey que el rey era pequeño e que las gentes
Pescador, y como los diablos tomaron con- eran maltrechas con la guerra, e dixo que
sejo, e se acordaron que fiziessen hombre, no queria ayudar al rey ni se entreme-
e tu sabes bien por mi madre el trabajo tiera en su tierra, e hizose afuera; e quan-
que ay metieron». do los sansones lo supieron, asonaron gran
hueste e vinieron sobre los christianos; y
CAP. XXVI.— Gomo Merlin dixo a Blaysm el rey vino a Veringuer, e dixole: «Ami-
que lo venían a buscar de contra Oriente. go, ayudadme a defender la tierra, ca nos
e todos los otros faremos lo que vos qui-
Esta obra asi deuiso Merlin, e fizóla co- sierdes»; e Veringuer respondió, e dixole:
nocer a Blaysen, y el se marauillo de las «Señor, ayudenvos los otros, ca muchos ay
marauillas que dezia, e parescieronle buenos en vuestra tierra que me quieren mal por-
e hermosos. Y Merlin le dixo: «Conuernate que tanto vos serui».
a hazer libro, e a sofrir afán e lazeria, e jo
mayor»; e dixo Merlin a Blaysen: «Por mi CAP. XXVIII.— Gomo Veringuer dixo pues,
embiaran de contra Oriente; e aquellos que mientra que fuesse biuo Constantenes, que
me vinieren a buscar, juraron a su señor de el no podría ser rey.
leuar la mi sangre y que me mataran, e
quando ellos me viesen e oyesen, no aueran Y quando el rey e los otros oyeron que
talante de me matar, e quando yo me fuere mas del no podrian auer, fueron a lidiar con
con ellos, tu te yras para aquellos que tie- los sansones; e los sansones vencieron, e res-
nen el sancto Grial y escriuiras en este libro cibieron gran perdida; e Maynes dixo que
quanto me auino e auiniere de aquí adelan- no rescibiera atan gran perdida si fuera con
te; e otrosi todos los fechos de los grandes ellos Veringuer: assi quedo el rey, que era
hombres desta tierra, y este libro por siem- niño, e no sabia auer las gentes también
pre sera traydo; e óyrlo han de grado en mu- como le era menester, e desamauanlo las
chos lugares, e tu leuar as este libro quando gentes; e vinieron a Veringuer e dixeronle;
yo me fuere con aquellos que me fueren a «Nos somos sin rey, ca este no vale nada, e,
buscar, e ponerlo has con el libro de Joseph; señor, sed vos rey e mantenedvos; ca no ha
e quando los libros ambos fueren juntados, hombre en esta tierra que tan gran derecho
aura entonce vn hermoso libro muy sabroso ya aya»; y el dixo: «Yo no lo puedo ser
de oyr, las ciertas palabras que Jesuchristo mientra que mi señor fuere biuo»; y ellos
dixo a Joseph Abarimatia»; e sabe por respondieron: «Mas valdria que fuesse muer-
verdad que la sancta historia del sancto to»; y Veringuer respondió, e dixo: «Si el
Grial es llamada assi por tal nombre, por- fuesse muerto, e vosotros quisierdes, yo se-
que fue de la su preciosa sangre quando ria rey. Mas en quanto el fuere biuo, no lo
la cogió Joseph en el vaso, y esto lo metió puedo yo ser». E quando ellos oyeron lo
en su monimento que el tenia para si en que Veringuer dezia, pensaron en ello e
su huerto, en que nunca otro hombre es- despidiéronse del.
tuuiera, e que esta historia que Blaysen
hizo comencola, assi como vos yo digo, a
quinientos e quarenta años después de la CAP. XXLX.— De como fue muerto el rey
passion de Jesuchristo. Maynes e fuyeron los que lo mataron.
Entonces se tornaron, e hablaron muchos
CAP. XXVII.—De como Veringuer fallescio de [los] ricos hombres en poridad de lo quel
a su señor el rey Constantenes. les dezia Veringuer, e acordáronse que lo
mejor que era que matassen a Maynes y que
E agora dize el cuento, que en esa sazón farian rey a Veringuer; «e pues el supiere
auia en la gran Bretaña vn rey que auia que por nosotros es rey, siempre fara lo que
nombre Constantenes, e auia tres hijos, e el nosotros quissieremos»; e guisáronse doze
vno dellos auia nombre Maines, e el otro Pa- dellos para que matassen al rey. E los otros
12 LIBROS DE CABALLERÍAS
quedaron en la villa por que les ayudassen haremos seruioio de buen coracon». E quan-
si les alguno quisiesse fazer algún mal; y do Yeringuer vio que lo amenazauan, dixo:
los doze fueron do estaua el rey, e matáron- «Si mas ay háblades, assi haré a vos». Y ellos
lo, y esto fue ayna hecho, ca era niño. E le respondieron muy sañudamente, como
después tornáronse a Yeringuer, e dixeron- hombres que lo temian poco: «Yeringuer, tu
le*. «Agora seredes rey, ca nos matamos a nos amenazaras quanto quisieres, mas tantos
Maynes». T quando Yeringuer lo oyó, hizo amigos auemos nos, que te no falíescera gue-
infinta que le pesaua de coracon, e dixo en rra; de aquí adelante te desafiamos, ca no eres
semblante de sañudo: «Mal feziste que nues- nuestro señor natural; ni tu no has la tierra
tro señor matastes, e eonsejovos que fuya- lealmente; ante la tienes contra Dios e contra
des; ea los hombres buenos de la tierra vos derecho; e aun tu morirás de la muerte, tal
mataran por tan mal fecho, y pésame mucho qual murieron nuestros parientes».
porque venistes acá».
CAP. XXXII. — Como Veringuer embio por
CAP. XXX. — Como fuyeron Padragon e los sansones, e caso con la hija de Anguis.
Vter su hermano por miedo de Veringuer.
Desque Yeringuer lo oyó dezir, fue muy
Asi fuyeron los traydores que mataron su sañudo, pero no quiso boluer pelea. Y ellos
señor. E las gentes de la tierra se acordaron fueronse, e comenyaron a guerrear e eon-
e ouieron su consejo, e flzieron a Yeringuer fonder la tierra, e al90se gran pieya della. E
rey, que auia los mas de los eoracones de los quando Yeringuer lo oyó, vuo grande pauor
hombres, cómo vos ya dixe; e quando este que lo echassen de la tierra. Y embio por los
consejo fue y, estauan ay dos rico-honbres, sansones que le ayudassen, y ellos fueron ende
que eran de los otros dos niños, de Padragon muy alegres. E auia ay vno que auia nombre
y de Yter. Y ellos bien entendieron que esta Anguis, e aquel simio luengamente a Yerin-
muerte fuera por Yeringuer, e dixeron: «Pues guer, y era muy buen cauallero. E tanto lo
el fizo matar nuestro señor, no puede al ser simio, fasta que Yeringuer tomo su hija por
sino que nos haga matar estos dos que nos muger. E los sansones fueron por ello muy
quedan». Y entonce se acordaron que fuessen sañudos; ca dixeron que falsara su creencia,
con ellos contra do viuieron sus abuelos, y ca esta su muger no creya en la ley de Jé-
lleuaronlos a una cibdad que ha nombre Bur- suchristo. E Yeringuer bien supo que lo no
gos, mas agora no dize dellos mas. amaua su gente, elos hijos de Constantenes
que eran y dos a tierra estraña, y que torna-
rían lo mas ayna que pudiessen.
CAP. XXXI. —Como el rey Veringuer hizo
matar a los que mataron al rey Maines.
CAP. XXXIII. —Como cayo tres vezes la
Echo rey Yeringuer assi como os dixe, torre que ha%ia Veringuer.
pues fue rey sagrado, aquellos que mataron
al rey Maines vinieron a el. E quando Ye- Después que Yeringuer en tal guisa en-
ringuer los vido, fizo enfinta como si nunca tendió toda su hazienda, pensó que haria
supiera quien eran. Y ellos, en que vieron vna torre que no temiesse a hombre del
que los rescibiera mal, pesáronle, porque el mundo. Y entonces embio por los mejores
era rey; ca ellos mataron al rey Maines. E maestros que le supieron de aquella arte; e
quando Veringuer lo oyó, mandólos pren- hizo hazer su torre qual el la deuiso. E
der, e dixoles: «Yos dixistes que mataredes quando fue tan alta como tres bracas o qua-
a vuestro señor, otro tal hariades a mi si tro, cayo en tierra; e assi cayo tres vezes.
pudiesedes; mas yo vos guardare dello». E E quando Yeringuer vio que no se podia edi-
quando ellos esto oyeron, fueron muy espan- ficar, vuo gran pesar, e dixo que. jamas no
tados, y dixeron: «Señor, cuydamos que lo auria plazer si no sopiesse por que la torre
faziamos por vuestro pro, y que nos amaria- caya. Y entonces embio por todos los sabios
des por ende». Yeringuer les dixo: «Yo vos de su tierra, é contoles la marauilla de la
mostrare como hombre deue amar tales lum- torre; y ellos espantados le dixeron: «Esto
bres». Y estonce les fizo arrastrar a doze . no se puede ver sino por astrologia». Y pre-
cauallos, en guisa que poco quedo dellos; e gunto: «¿Quales son los que los saben? Esto
pues esto fue hecho, vinieron sus parientes a no se yo—dixo el rey, mas 1 JS que lo conos-
Yeringuer, e dixeronle: «Yos nos fezistes cedes, dezidme quales son; e si me dixessen
gran desonrra, que nos matastes a nuestros esto, yo los haria ricos». Y entonces salieron
parientes de tal vil muerte; e jamas no vos los clérigos a vna parte, y preguntaron si
BALADRO DEL SABIO MERLIN 13
auia ay quien sabia astrología: assi que ha- CAP. XXXVI.—De como los sabios dixeron
llaron ende siete; y ellos fueronse al rey, al rey que la torre se temia con la sangre
e dixeronselo; y el rey les pregunto si sa- del niño que nascio sin padre.
bian dezirle por que la torre cay a, y ellos
le respondieron que si, si por hombre al- Hizieron infinta que el vno no sabia del
guno puede ser sabido. seso del otro, e assi lo contó cada uno por si
al rey e a los cinco hombres suyos, Quando
CAP. XXXIV. — Como los .sabios pidieron el rey oyó lo que dixeron, marauillose mu-
plaxo a Veringuer para le responder sobre cho/e dixo que bien podria ser verdad que
la torre que caya. hombre naciesse sin padre. E tuuo los cléri-
gos por muy sabios, e llamólos todos en vno,
Entonces embio el rey a todos los clérigos, e dixoles: «Vosotros me dexistes vna cosa
sino los siete que quedaron con el, e traba- cada vno por si»; y ellos dixeron: «Señor,
jóse mucho por que la torre caya e como si no fuese verdad, hazed de nosotros lo que
podria estar. E aquellos siete eran muy sa- quisierdes». Y el rey dixo: «¿Puede ser ver-
bios de aquella arte, e mucho se trauajauan dad que hombre naciesse sin padre terrenal?»
desto, mas no hallaron saluo vna cosa. E Y ellos dixeron: «Si, señor; y este es ya de
aquella, como les parescia, no hazia su pro a ocho años, e avn queremos que nos hagays
la torre, y fueron ende muy espantados. Y guardar hasta que vos traygan la sangre del,
el rey les pregunto, y ellos dixeron que era é hagaysla meter en el cimiento, e assi es-
gran cosa lo que demandaua y que les diesse tara la torre firme». Y el rey les hizo meter
plazo para auer su consejo sobre ello; y el en vna torre, y embio doze mandaderos por
rey dixo que le plazia, e dioles plazo de todas las tierras, que anduuiessen de dos en
tres dias. dos; e hizoles jurar que no se tornassen hasta
que lo hallassen, e que tanto que lo hallassen,
que lo matassen, e que le leuassen de la
CAP. XXXY.—Del consejo que los sabios sangre.
dieron al rey sobre la torre.
Desque ouieron pensado, dixoles el maes- CAP. XXXVII.— Gomo los mensajeros del
tro mayor: «¿Quereys que os diga lo que rey Veringuer hallaron a Merlin.
hallo?» «Si», dixeron ellos. «Vos. todos me
desistes vna cosa, e otra me encobristes; e Assi embio el rey buscar el niño por mu-
dixistes que veyades vn niño que era nasci- chas tierras, e auino assi que dos mandade-
do sin padre y que era de siete años; e no ros se hallaron con otros d.os, e anduuieron
desistes mas; e yo vos diré cosa de que me en vno todos quatro; e assi auino que passa-
creerades; ca no hay tal de vos que no viesse uan por vn campo, e andaua ay Merlin y
mas; ca vistes que por amor de aquel niño otros mocos con el jugando. Y el bien sabia
auiades a morir, e yo mesmo lo vi, e otrosi que lo andauan buscando, e hirió adredo a
de mi assi ciertamente. E assi me eonosee- vn mogo de aquellos, y el otro dixole que
des vna cosa y encubriadesme otra, ca me nasciera sin padre, e ellos fueron alia e pre-
encubriades vuestra muerte; e a esto aya- guntaron qual era, y el dixo: «Yo soy aquel
mos consejo; pues ya nuestras muertes sa- niño que vos buscays, y el por que vos juras-
bemos, seremos todos de vn acuerdo, e dire- tes que me matariades, e auedes a Henar mi
mos que la torre no estara si no ouiere de sangre al rey Veringuer». E quando ellos
aquel niño que nascio sin padre; e si pudiere esto oyeron, fueron muy espantados, e dixe-
de aquella sangre auer, que se meta en la ronle: «¿Quien te lo dixo?» Y el les dixo:
mezcla del cimiento y que sera la torre «Yo lo se bien desque vos lo jurastes»; y
fuerte, e durara para siempre. E assi diga ellos dixeron: «Cuytas [yr] con nos?» Y el
cada vno por si, porque el rey no entienda dixo: «He miedo que me matareys». Y el
que nos fallamos en vno; e assi nos podre^ dezialo por los prouar, que bien sabia que
mos guardar de aquel niño por quien tanto ellos no auian tal poder; y el les dixo: «Yo
mal nos ha de venir; e porque sabemos vos diré por que la torre cayo». E quando
ciertamente que por el todos auemos de mo- ellos esto oyeron, marauillaronse e dixeron:
rir. E hagamos quel rey no lo vea ni lo oya, «Este nos dize marauillas, mas mucho nos
mas los que fuesen, porque el que lo maten las dirá mayores si no lo matamos». E cada
assi como lo fallaren». E a esto se acordaron, vno dellos dixo que antes quería ser perjuro
e vinieron ante el rey, e dixeron que no lo que lo matar. Y estonce les dixo Merlin: «Vos
querían dezir sino cada vno por si y que el possaredes con mi madre., ca yo no me po-
escogiesse lo mejor. dría yr con vos sin despedirme della», y
14 LÍBEOS DE CABALLERÍAS
ellos se lo otorgaron. Y Merlin lleuo consigo yr aquella tierra donde ellos me vienen a
a loa mandaderos a vna casa do ella se man- buscar, por muy grandes hechos que ay
tenía; e desque descabalgaron, el leñólos a auernan; e yo fare tanto, que sea el mas
Blaysen, e. dixo: «Maestro, uedes aqui los creydo honbre que nunca fue ni ha de ser,
que yo vos dezia que me venían a buscar sino Dios, e vos yreys ay por eonplir esta
para me matar, e desque vos no me queria- obra que comenzastes, mas no yredes con-
des creer»; y el dixo a los mandaderos: «Yo migo; mas vos preguntaredes por vna tierra
vos ruego que conozcades la verdad de lo que que ha nombre Uberlanda, e ay moraredes,
yo os diré». Y ellos dixeron que si conoce- e yo iré a vos, e daros he todas las cosas que
rían verdaderamente, e Merlin dixo a Blay- ouierdes menester para vuestra obra hazer;
sen: «Agora parad mientes a lo que dire- e vos deueys ende trabajar, ca buen gualar-
mos» . Y el comenco a contar entonces como don auredes, e vuestra vida complido plazer,
cayo la torre tres vezes, e como los clérigos y en la cima alegría perdurable; e vuestra
hallaron sus muertes por el; e como se hizie- obra sea retrayda por sienpre mientra el
ran de consejo que dixessen que por su san- mundo fuere, e oyda de grado; y esta gracia
gre se ania de tener la torre; e como el rey os verna de la tierra que Dios dio a Joseph,
embiaua doze mandaderos que lo buscassen, aquel quien Dios fue dado en la Cruz; e vos
e como fallaran aquellos quatro, e como pas- sereys tal, que deueys ser con ellos, e yo os
sauan por el campo por donde el jugaua con enseñare do son; e vereys la muy hermosa
los mogos, e como el hiriera el mogo por tal gloria que vuo Joseph del cuerpo de Jesu
que lo descubriesse, ca el bien sabia que lo Christo que le fue dada; e yo quiero que
andauan a buscar aquellos quatro compañe- vos lo sepays por os fazer mas cierto; ca en
ros. E después que el se lo vuo contado punto aquella tierra do yo yre, haré trabajar a
por punto, dixo: «E agora les preguntad si muchos hombres buenos, e a muchas buenas
esto es verdad o no»; e respondieron ellos: gentes, por vno que sera de aquel linaje que
«Assi Dios nos lleue a nuestras tierras sanos Dios amara. Y sabed que este trabajo sera
y en paz, como todo es assi como el dize». Y quando ay fuere el quarto Rey, y aquel
el maestro se signo, e dixo: «Ayna sera muy haura nonbre Artur; e vos yr vos hedes
sesudo si biuiere, e seria gran daño si lo para do yo os digo, e yo yre a vos a menudo
matassedes». Y ellos dixeron que antes se- e leuaros he quanto vuierdes menester para
rian perjuros para toda su vida, «y el, que vuestro libro. E sabed que aquel vuestro
sabe bien todas las cosas, sabrá bien si lo libro sera muy presto amado de muchas
hauemos a voluntad», e Blaysen dixo: «Si gentes. Y pues que lo ouierdes fecho, lleuallo
dezis verdad, yo se lo preguntare ante vos»; heys a la compaña de los muchos altos hon-
y estonce lo llamaron, ca el se fue por que bres; ca no haura honbre bueno ni buena
Blaysen hiziesse la pregunta; e Blaysen se lo dueña que no faga meter su "vida escrita; e
pregunto, e Merlin se rio, e dixo: «Yo se sabed que nunca vida sera oyda tan de
bien, merced a Dios, que no han talante de grado como sera la de aquel que aura nom-
me matar»; y ellos dixeron: «Buen niño, bre Artur e de aquellos que en su corte
pues que verdad diximos, yr vos has con nos». auenian. E quando vuestro libro fuere hecho,
«Si, dixo Merlin, sin falta si me prometeys e vos e todos los otros de vuestra cela fuer-
que me porneys ante el rey»; y el maestro des muertos a plazer de Jesu Christo, aura
dixo: «Agora veo que me quereys dexar, el vuestro libro el nonbre del Sa?¡,cto Grial,
mas dezidme: ¿que quereys que haga desta e sera de grado oydo. Y poco aura ay fecho
obra que me fezistes eomencar?» E Merlin ni dicho, que bueno no sea». Assi dixo Merlin
dixo: «A esto que vos me demandays, yo a su maestro, e mostróle lo que auia de
vos daré razón». hazer; y Merlin lo llamaua maestro porque
fue maestro de su madre; e quando el hom-
bre bueno lo oyó, fue muy alegre.
CAP. XXXVIII. — Gomo Merlin consejaua a
Blaysen que se fuesse con el a la Gran
Bretaña. CAP. XXXIX.— Como Merlm se despidió de
su maestro.
«Tos vedes que nuestro señor me dio tanto
de ser, que aquel que me .cuydo auer hecho Asi guisa Merlin su fazienda; e dixo a
a su pro, que me perdió; e Dios me dio poder los mandaderos: «Quiero que me veays como
por que yo pudiesse hazer mala fin, que me despediré de mi madre»; e lleuolos do su
ninguno no lo podría hazer sino yo, ca nin- madre era, e dixo: «Madre, estos me vinie-
guno no sabe hazer ni conoscer las cosas que ron a buscar, e yo quiero yr con ellos con
están por. venir, e por esto me conuiene de vuestro mandado, ca me conuiene rendir a
BALADRO DEL SABIO MERLIN 15
Jesu Christo el seruicío onde me dio el hombres e mugeres; e yuan cantando cléri-
poder. I yo no se lo puedo rendir si en gos; e Merlin comenco a reyr, y ellos le pre-
aquella tierra no fuera do ellos me quieren guntaron por que reya, y el dixo: «De vna
leuar; e vuestro maestro sera ay comigo». marauilla que veo», y ellos le rogaron que
E la madre le dixo: «Hijo, a Dios seays vos dixesse que era; y el dixo: «¿Yedes aquel
encomendado. Mas, si vos pluguiere, yo que- hombre que faze. atan, gran duelo?» «Si».
rría que quedasse Blaysen». E Merlin dixo: dixeron ellos. «¿Y vedes aquel clérigo que
«Esto no puede ser». canta ante aquellos otros? El deuia fazer
aquel duelo que aquel hombre bueno haze,
CAP. XL.—Como Merlin se fue con los men- ca aquel niño es su hijo, e aquel que no ha
sajeros de Veringuer, e lo que le aeaescio con el nada, llora»; e los mandaderos le
con el. preguntaron: «Esto, ¿como lo podríamos nos
saber?» Y Merlin dixo: «Yo vos lo diré; yd
E assi se despidió Merlin de su madre, e a la' muger, y preguntalde por que haze su
Blaysen se fue a Uberlanda do Merlin lo marido tan gran duelo, y ella os dirá: por
enbiaua; y el fuesse con los mandaderos, e su hijo; e vos dezid: tan bien sabemos como
tanto anduuieron, que passaron vn dia por vos que no es su hijo, antes es de aquel clé-
vna villa do hazian mercado: e quando fue- rigo, y el nos dixo el tienpo en que lo fizo
ron fuera de la villa, hallaron vn villano con vos».
que conpraua vnos capatos e lleuaua vn
pedaeo de cuero para adoballos, ca queria yr CAP. XLIL—Como los mensajeros del rey le
a Roma. E quando Merlin vio al villano fueron a dezir como hallaron a Merlin.
cerca de si, comencose a reyr, e quando los
mandaderos lo vieron reyr, preguntáronle Preguntáronle los mandaderos a la muger,
de que rey a, y el les dixo: «Rióme deste e dixeronle assi como Merlin les mandara,
villano, ca vosotros le preguntays que quiere e quando la muger los oyó, fue mucho es-
hazer de aquel cuero, y el dize que lo quiere pantada, e dixo: «Señores, por Dios, mer-
para adobar sus capatos, e yd empos del, ca ced, e no vos lo encobrire, ca me parecedes
yo os digo que antes que llegue a su casa hombres buenos; mas por Dios no lo digades
sera muerto»; y ellos dixeron que lo proua- a mí marido, que me matara»; y entonces
rian, e fueron al villano e dixeronle que se lo descubrió todo; e quando ellos oyeron
queria hazer del cuero que lleuaua; e el esta marauilla, dixeron que no auia tan buen
dixo que queria adobar sus capatos quando niño en el mundo, y entonces caualgaron
fuessen rotos, que queria yr a Roma. Y ellos vna jornada donde era Yerenguer, e dixeron
dixeron entre si: «Este honbre nos pesara a Merlin: «Agora ha menester que ayamos
que esta sano e alegre; e agora vamos los consejo como digamos a nuestro señor, ca
dos empos del; e los dos queden»; e assi lo dos de nos queremos yr por le dezir lo que
flzieron. Y ante que anduuíessen vna legua, fallamos, e agora nos enseña que quieres que
cayo el villano muerto en tierra con sus digamos de ti; ca hauemos miedo que nos
capatos en sus manos; e quando ellos esto culpe por que te no matamos»; y Merlin en-
vieron, atendieron a los otros, e dixeron: tendió que querían su pro, dixoles: «Sabed
«Sandios eran los clérigos que tan sesudo como yo dixere e no seredes culpados; yd a
niño mandauan matar»; e los otros dixeron Yeringuer, y dezilde que • me fallastes, e
que ante perderían gran perdida en los aue- contalde quanto oystes que os yo conté; e yo
res y en los cuerpos, que el prendiesse le mostrare por que la torre no puede estar,
muerte; e esto fablaron ellos en su poridad y que haga de aquellos maestros lo que ellos
porque Merlin no lo oyesse, e quando vinie- querían que hiziessen de mi, e yo le diré
ron ante el gradescioles mucho lo que dixe- por que me mandauan matar, y esto vos
ran, y ellos se marauillaron, e dixeron: mando: que hagades de mi seguramente lo
«Nos no podemos ninguna cosa hazer que que vos el mandare».
este niño luego no lo sabe».
CAP. XLIU.—Como los mandaderos se fue-
CAP. XLI.—Gomo Merlin dixo que el clérigo ron a Veringuer y le asseguraron de Merlin.
era padre del niño que lleuaua a soterrar.
Los mandaderos se fueron a Yeringuer, e
Fasta tanto andouieron, que llegaron a quando el rey los vio, fue muy alegre, y pre-
vna tierra de Yeringuer; e vn dia vino que guntóles que auian hecho de su hazienda;
passauan por vna villa, e vieron lleuar vn y ellos dixeron: «Señor, lo mejor que podi-
niño a soterrar, e yuan en pos del muchos mos», y entonces lo sacaron a poridad e con-
16 LIBROS DE CABALLERÍAS
taronle quanto les auiniera, y que no halla- vayamos, e haz, venir los clérigos, e yo les
ran a Merlin si el quisiera, y que venia a el preguntare por que cae la torre, e tu veras
muy de grado, y él rey íes dixo: «Y ¿que entonces que no sabrán negar cosa ni que
me dezides agora de aquel Merlin que habla- responder».
uades? ¿No vos embie yo a buscar el niño
sin padre, y que me traxesedes la sangre
del?» «Señor, dixeron ellos, este es aquel CAP. XLV. — De como Merlin dixo al rey
Merlin que nos vos deziamos; bien sabed que que los s%ts sabios lo querían Jca&er matar
es el mejor adeuino que nunca fue sino Dios; por eseusar su muerte.
y, señor, todo assi como nos fezistes jurar e
nos mandastes, todo nos lo el contó; e dixo Mando el rey lleuar a Merlin a la corte
que vuestros clérigos que no sabian por que suya, y embio por los sabios, e, quando vinie-
la vuestra torre caya, mas que vos lo dirá e ron, hizo dezir a Merlin e al que fue por ellos
mostrara a vuestros ojos por que no esta, e que les dixesse: «Señores clérigos ¿por que
otras grandes marauillas nos dixo muchas; dezides vosotros que esta torre caya?» Y ellos
y embianos a ver si queriades estar con el, respondieron: «Nos no sabemos negar cosa
e si esto quisiercles fazer, si no, yrlo hemos del caer, mas diremos al rey como estaría».
a matar, ca nuestros compañeros quedaron Y el Rey dixo: «Vos me dexistes maraui-
con el que lo guardan». E quando el rey llas, que me mandastes buscar hombre que
esto oyó, dixo: «Si me vos osardes sobre naeiesse sin padre, e yo no se como puede
vuestras vidas prometer que el me mostrara ser hallado». Y Merlin dixo a los clérigos:
por que la torre cae, yo no quiero que mue- «Señores, vos tenedes al rey por nescio, ca
ra» . «Nos vos lo otorgamos», dixeron. ellos; si vos tal hombre fezistes buscar, no lo fezis-
y el rey dixo: «Pues ydpor el, ca mucho he tes buscar por su hazienda, mas por la vues-
gran sabor de con el hablar». tra, ca vos hallastes por vuestras suertes
que auiades a morir por aquel que nascio
sin padre, e porque ouistes miedo de muerte,
CAP. XLIY.—De como Merlin llego al rey hezistes al rey creer que, si lo matassón y
Veringuer, e de lo que le dixo. metiessen su sangre del en el cimiento de la
torre, que se ternia, e assi pensastes. que
[ Entonces se tornaron los mensajeros, y el auiades de fazer matar aquel por que auia-
rey fue a recetor a Merlin. Tanto ouo gran des de morir»; e quando ellos oyeron lo que
sabor de lo ver por las grandes marauillas el niño dezia marauillaronse, ca no cuyda-
que del le dixeran. E quando Merlin vio los uan que ningún hombre supiesse ninguna
mensajeros, comencose a reyr, é dixo: «Vos cosa de aquello saluo ellos; e fueron mucho
me segurastes e ñastes a vuestro señor so- espantados, ca bien supieron que a morir les
bre vuestras vidas»; y ellos dixeron: «Ante, conuenia; y Merlin dixo al rey: «Señor,
quisimos entrar en auentura que matarvos», agora podeys bien saber que los clérigos no
e Merlin dixo: «To vos haré bien ende es- me querian hazer matar por vuestra pro,
capar» ; e assi anduuieron contra el rey has- mas porque lo fallauan en las suertes que
ta que lo fallaron; y Merlin le hablo, e auian de morir por mi; preguñtaldes ende,
dixo Veringuer: «Habla comigo en pori- e tan osados no serán que vos osen mentir
dad»; e sacólo a parte a el e aquellos que lo ante mi»; y el Rey les pregunto: «¿Dize ver-
truxeron, e dixo: «Señor, tu me feziste bus- dad?» Y ellos respondieron: «Señor, assi nos
car para tu torre que no se puede tener, e aya Dios merced a las animas como el dize
mandaste me matar por consejo de tus clé- verdad; mas mucho nos marauillamos por
rigos, que dezian que se no podria tener su quien supo todas estas cosas; e rogamosvos,
torre sino por mi sangre; mas no supieron como a señor, que nos dexedes tanto biuir
que dixeron en que se deuia tenes por mi hasta que veamos que dirá de la torre, e si
sangre, mas fueron engañados, ca deuieran se terna por el»; y Merlin dixo: «No ayades
entender por su sangre, e assi no erraran en ningún miedo de muerte, hasta que veades
la estremonia; verdad le dixo, mas no lo en- por que la torre caya»; y ellos se lo agrade-
tendieron ellos bien; mas si tu me prometie- cieron mucho.
res que harás dellos lo que ellos dezian que
hiziesses de mi, yo te mostrare por que tu
torre cae, y te enseñare, si lo quisieres ha- CAP. XLVL— Gomo Merlin dixo al Rey por
zer, por que se terna»; y Veringuer dixo: que caya su torre.
«Si tu esto fazes, yo fare dellos quanto tu
quisieres», y Merlin dixo: «Si te en alguna Pues entonces dixo Merlin a Veringuer;
cosa mintiere, faz de mi tu plazer: agora «¿Quieres tu saber por que tu obra cae? Sabe
BALADRO DEL SABIO MERLIN 17
que so esta tierra ay vna grande agua, e combatirán, tanto que el vno dellos morirá»;
so aquella agua están dos dragones que no e Yeringuer dixo a Merlin: «¿Sabedes qual
veen nada; y el vno es bermejo, y el otro es dellos sera muerto o vencido?» E Merlin
blanco; e yazen so sendas piedras grandes dixo: «En su batalla ha gran significación,
el vno del otro; e son muy fuertes, e quando e yo vos lo diré de grado emporidad ante
sienten el agua pesada que se apesga sobre dos otros de vuestros priuados».
ellos, rebueluense, y el agua' represa, e
quando se suelta lleua gran fuerca, e assi lo
que es sobre el agua.fecho cae todo, e assi CAP. XLYIIL— De como mando llamar el
cae tu torre por estos dos dragones, y hazlo Rey a sus priuados.
catar, e si lo assi fallares, serán mis fiadores'
quitos, e los clérigos serán culpados que de Entonces llamo Yeringuer quatro de sus
todo estos no sabian nada»; y el Rey dixo: priuados, e dixoles lo que Merlin les dezia,
«Si esto es uerdad que tu dizes, tu eres el y ellos le dixeron que le preguntassen antes
mas sesudo hombre del mundo». que lo viessen qual dellos venceria, e que le
rogasse que le enseñasse como la batalla
pudiesse ser fuera en el campo; entonces
CAP. XLYII.—Como Merlin dixo de los dra- rogo el rey a Merlin que le dixessé qual
gones al Bey, e por que caya la torre. venceria, e que la batalla fuesse fuera, e
Merlin dixo: «¿Estos quatro son bien tus
Entonces fizo el rey meter obreros que priuados?» E Yeringuer dixo: «Si, mas que
cauassen, e dioles quanto menester auian, otro que yo aya»; e Merlin dixo: «Sabe que
e las gentes de la tierra lo touieron a gran el blanco vencerá al bermejo, e sabe que aura
marauilla e por locura, e Merlin mando e ante muy gran trabajo, e sera aquella
guardar los clérigos, e los hombres tanto muerte muy gran significanca, mas yo no
cañaron, que hallaron el agua e la descu- te diré mas ante de la batalla».
brieron, e ñzieronlo saber al rey; y el rey
fue alia muy alegre, e lleuo consigo a Mer-
lin, e quando vio el agua llamo dos de sus CAP. XLIX.—De la batalla de los dragones,
priuados, e dixoles: «Mucho es este niño e de la muerte del bermejo dragón.
sesudo, que sabia que tan grande agua corria
so tierra, e demás dixo que yazian so ella Después que el agua fue libre, ayuntá-
dos dragones, mas no me costara tanto que ronse las gentes, e tomaron muchas cuerdas
yo no faga lo que el dixera, fasta que los e cadenas, e sacaron al dragón bermejo assi
saque»; e llamo a Merlin e üixole: «Yerdad como Merlin les enseño, ca de otra manera
desistes del agtia, mas de los dragones no se nunca podieran sacar dende los dragones; e
si es verdad»; e Merlin dixo: «No lo podre- quando lo vieron tan espantoso e tan grande,
des creer fasta que lo veays»; y el Rey hizieronse afuera, e desi fueron al otro, e
dixo: «¿Como podriamos esta agua.tirar?» sacáronlo, e quando vieron fuera, fueron
E Merlin dixo a Yeringuer: «Ños, la fare- muy espantados, que ante era muy mayor e
mos correr de aqui lueñe por caños por mas espantoso que el otro, e bien parescio a
aquellos llanos». Y estonce hizo liazer cauas Yeringuer que este deuia uencer al otro.
por donde corriesse el agua, e Merlin dixo E Merlin dixo al rey: «Agora son mis fiado-
a Yeringuer: «Sabe por cierto que los dra- res' quitos», y el rey dixo: «Yerdad es», y
gones, tanto que se sintieren allegado el estonces mando Merlin juntar los dragones;
vno al otro, ruego se combatirán, muy bra- assi que se sintieron, e tornaron el vno con-
uamente, assi que para siempre sera sonada tra el otro, e tomáronse a dientes e a vñas,
esta marauilla; y embia por tus ricos hom- e nunca oystes hablar de dos animalias que
bres de la tierra que vengan a uer la batalla, tan crudamente se combatiessen, e assi pe-
ca esto sera gran significanca»; y el Rey learon aquel dia. e toda la noche, e otro dia
embio por ellos, e contoles quanto Merlin le hasta hora de medio dia, que todas las gen-
dixera, y ellos le dixeron que les plazia tes que lo veyan cuydaron bien que el ber-
mucho de hazer aquella batalla, e pregun- mejo venceria, e do se combatían en tal ma-
tóle si le dixera qual dellos venceria, y el nera, salió al blanco fuego e llama por la
Rey dixo que aun no; por quanto el agua boca e por las narizes e ardió al bermejo, e
yua assi saliendo, vieron dos piedras en el quando fue muerto, fizóse el blanco presa, e
. fondo, e Merlin dixo al Rey: «So estas pie- acostosse, e no biuio mas de tres dias; e los
dras yazen los dos dragones, e tanto que se que esta marauilla vieron, dixeron que nunca
sintieren sin agua e se allegaren, luego se tal viera hombre, e Merlin dixo a Yerin-
LÍBEOS DE OABALLEEIAS.—2
18 LIBROS DE CABALLERÍAS
guer: «Agora puedes hazer tu torre quando CAP. LI.—De como el rey pregunto a Merlin
quisieres, ca de oy mas no caerá, pues que de la signifieanpa de los dragones.
los dragones son fuera».
Pves assi se libro Merlin de los clérigos que
CAP. L.—De como el rey Vcringuer mando lo flzieron yr a buscar para lo matar; e to-
fazer su torre. dos vieron quan bien se prouo todo esto, e tan
mesurado fuera contra ellos; gradescieron-
Estonce mando Yeringuer hazer su torre selo mucho; y estando assi, seyendo Yerin-
grande, e tan fuerte que no pudo mas, e pre- guer señor de los bretones, pregunto Yerin J
gunto muchas vezes a Merlin que signiflca- guer a Merlin, e dixo que dixesse la signi-
uan los dragones, e por que el blanco venció ficanca de muchas cosas de los dragones, y
al bermejo, pero el bermejo era mejor ante; Merlin dixo: «Esto es significanca de mu-
e Merlin dixo: «Esto es significanca de mu- chas cosas que han de ser en esta tierra, assi
chas cosas que fueron e han de ser en esta como ya os dixe; e avn cosas vos dixe que
tierra, e si tu quisieres que te diga la ver- han de ser de aqui lueñe, e han de ser tan
dad, tu me seguraras ante los mas priuados escondidas, que pocos lo entenderán hasta
que ouieres, que mal no rescibiere por ti ni que fuere passado; e agora escuchad e diré».
por otro»; e Yeringuer dixo que lo assegu-
raua como el quisiesse. «Agora faz llamar a CAP. LLT.—De como Merlin dixo al rey Ve-
tus priuados e los clérigos que me quisieron ringuer lo que significauan los dragones.
hazer matar»; y el Rey lo fizo assi, e Merlin
dixo a los clérigos: «Mucho soys sandios «El, ca, dixo, huyra el dragón bermejo, ca
quando cuydastes obrar por arte que no sa- su desterramiento se allega, y de las sus co-
biades, e, porque soys malos e ciegos, no sas se entregara el blanco dragón; ca este
ouistes cosa de lo que demandauades por el dragón blanco signiñcan los sansones que
arte de los elementos, mas vistes que yo era vos metistes en la tierra; y el dragón ber-
nascido, por lo qual vos vistes que era mala mejo significa los bretones, que son mal tre-
señal, e fuestes muy cuytados, ca vistes chos del blanco; o puede parescer a ti e a
vuestras muertes; e aquel que me vos amos- los hijos de Constantenes, como después te lo
tro, me hizo semblante que deuiades a mo- diré; e otrosi, sabe que los montes se ygua-
rir por mi, no lo hizo sino por pesar e por laran con los valles, e los rios de los valles
duelo que ouo porque me perdió, ca nunca correrán sangre, e las ordenes serán des-
perderá la manzilla, por quanto yo no digo truydas, e a la cima podra mas el apremiado,
ni predico las sus obras, e si quisierdes, me y el puerco montes de Cornualla darle ha
fizierdes matar, mas yo he tal fuzia én mi ayuda; e por esto yran los brauos e bastos
señor Jesu Christo, que me hizo e me ha de franceses a entrar en la casa dé Roma ante
fazer, e tomo muerte e passion en la sancta la cruzada del, e su fin sera dultosa.; mas
vera cruz por me saluar, que el me guardara después del verna el bermejo alemán, y el
bien de su engaño, y el me fara mentiroso, predicador enmudecerá, porque el niño que
ca fare que vos no murrades por mi, assi crece en el vientre; y entonce la mala an-
como el fizo entendiente a vos, si me prome- danca del blanco se allegara, e las villas de
tierdes lo que vos yo diré». É quando ellos las sus huestes serán destruydas, e los vien-
oyeron que no morirán, dixeron que: «No tres de las madres serán vendidos, e sus ni-
auia cosa que nos mandedes que nos no ha- ños saliran sin nascer y serán gran tor-
gamos por escapar de muerte, ca bien vos menta de hombres; y quien estas cosas fara,
dezimos uerdad que vos soys el mas sesudo vestirá vn hombre de cobre, e por muchos
sabio que en el mundo aya»; e Merlin dixo: ' tienpos guardara- las puertas de Londres
«Si vos me jurades sobre vuestras almas que sobre cauallo de cobre; y después tornarse
jamas no vos entremeteredes en esta arte, e ha el bermejo dragón en sus propias costum-
por tanto como e hezistes, vos mando que bres, e trabajarse ha de hazer cruezas en si
vos manifestedes bien, e sabed que ninguno mesmo, e sobreuerna venganca de Dios de
no es manifestado si ante el pecado no dexa, mortandad del pueblo; e los que quedaren,
e meted vuestros cuerpos so tal poder que desenpararan su natural tierra; y el Rey
las almas no sean perdidas, sino que las bendito guisara Nauto y sera contado en la
aya aquel bendicto señor padre celestial que corte entre los benditos, e leuantarse ha de
las compro por el su precioso cuerpo, e si me cabo el dragón blanco, e mudara las motas
esto prometierdes, no seredes perdidos»; y peleando; y henchirse han de cabo nuestros
ellos se lo gradecieron, e prometieron que huertos de la leal simiente; y en eabo del
assi lo harían. peligro enfermara; y después sera coronado
B A L A D R O D E L SABIO M E R L I N 19
el bermejo de Alemana, y el principe de mia, e llamara sus atenedores, e atenderá a es-
cobre sera humilde, ca termino le es puesto perar sangre: freno le sera dado a sus quexa-
que no pueda bolar; allende ciento e cin- das, que hecho sera en tierra de Bretaña, y el
cuenta años verna en el poder de vn león alegría de la que criara el tercero niño.
trezientos e holgara. El estonces se leuan-
tara contra el alguyon, e tirarian las flores PROFECÍA
que lo abrigo e crio. T los tiempos serán du-
dosos, e agudeca de las espadas no quedara; Serán los llorosos regidores y desearan los
alueñe llegara sus cueuas; y el dragón de matos, e auran dentro en los muros de la cibda-
Alemana, ca la venganca de su traycion so- des muerte rara e no pequeña de los que contra
breuerna, a la sima enforearse han poco a ellos fueron, e tajaran las lenguas de los otros
poco; mas la decima de norte nunca le en- e cargaran de candelas los pescueqos de regido-
pescera; ca el pueblo verna en madera y en res, y serán renouados los tiempos dellos, e
camisas de ñerro que tomaran venganca de purgaran en el azeyte; el sexto destruyra los
su maldad, e cobraran a los antiguos labra- muros de Bernia, e tornar los bosques, este llano
dores en sus casas, y la destruyeion de los desudara de las razones, tornara en vna y de
aleuosos parescera, y el glomo del blanco cabeca de león sera tornado; su comiendo sera
dragón sera roydo de vuestras arcas, e, lo que baxo, mas su fin bolara a los de sus sanos, ca
quedare de su generación, desnudados jubro renouara las benditas sellas; por la tierra alon-
traerá perdurable seruidunbre. T con aca- garan los pastores en lugares que les conuerna,
das llegaran su mandar, y vernan en pos e dos cibdades cobrira de dos mantos; e donas
del dos dragones, el vno dellos sera afogado de ver se dará a virgines; y merescera por ende
de embidia, y el otro se tornara so sonbra de el otorgamiento de Dios, y sera abogado entre
su nonbre». los benditos.
PROFECÍA
PROFECÍA (*)
El lobo serual saldrá, que passara todas las
Después de estos verna el león de la justicia, cosas, que parescera destruymiento de su gente,
de cuyo ruydo las torres francesas e los drago- ca por el se perderán ambas las insolas y sera
nes de las insolas tremerán; en aquel dia sera de antigua diuinidad; desi tornarse
scripto. El otro del libro e de la sortija de pla- han los cibdadanos a la isola y descordanqa
ta mala para los labradores; e los afectados de años nascera, y el blanco viejo en
vestirán lanas; y el postrimero habito aseñorea- blanco tomara el rio de Perenes, con
ran sus entrañas, e los pies de los labradores verga blanca medirá sobre el niño.
serán tajados, e paz auran por pocas humilda-
des; de los tormentos se dolerán; afirmado pre-
cio sera vendido, e la rneytad sera redonda, e la PROFECÍA
rebata despreziaran los dientes de los Llamo Cananura tomo Albania en compañía;
lobos; embotarse han los cachorros del león e estonce su muerte de los estraños, y estonce co-
se han en peces mayores, e su águi- rrerán los rios sangre; estonces saldrán los
la nido sobre el monte Puneo, y montones armonitos, y serán coronados de coro-
por la sangre de la madre e a casa de nas de bruas, Cabria sera llena de alegría, e
matara seys hermanos; e la Ínsula sera mojada los robles de Gornualla reuerdeceran; por nom-
con lagrimas lloradas de noche, onde todos se- bres de Bretas sera la insola llamada, y el
rán llamados a todas las cosas; y esforzarse nombre que los estraños pusieren desparara.
han los postrimeros a bolar allende de las altas
cosas, mas el otorgamiento de las altas nueuas
sera loado, y quebrantaran la. piedad de los PROFECÍAS DE MERLIN
quales, aposearan fasta que venga su padre. Descanaum saldrá el puerco montes tallador
que dentro en las bozes francesas vsara la agu-
PROFECÍA deza de sus dientes, ca tajaran todos los mejo-
res robres, e guardaran los menores, y tremerán
El puerco montes de los cinco dientes passa- ante el león de Arabia, e los de África, ca la
ra las altezas de los montes, e la sombra del reziedumbre de su edad yra a tener la postri-
que tiene el yermo posara, y ensañarse ha vo- mera España.
t.1) Esta, como las demás profecías de Merlía (y en PROFECÍA
general el texto del Baladro), se halía redactada en
entilo y lenguaje indescifrables. Por añadidura, el
ejemplar de la Bibl. Nac. que nos drye de original Verna después desto el cabrón de Castro lu-
está ilegible en muchas partes. jurioso que aura los cuernos de oro e la barua
20 LIBROS D E CABALLERÍAS
de plata, que toda la faz de la insola assom- amarilla e áspera; queriéndose guardar de tanta
brava; passeara en su tiempo, e por abunda- mala ventura, esforzarse ha a escondella po^
miento de tierra aerescentara las miesses, las desuariades coberturas, y qui quier que sobre si
muyeres en su andar serpientes e todo su andar eche,.tornarse ha en piedras, e las piedras en
sera lleno de soberuia. Y renouarse han las agua, e la leña en ceniza, e las cosas en agua
fazes de Venus; no quedaran las hazes de lle- si las echase sobre otras; a esto de la cibdad de
gar a la fuente por agua, e tornarse, kan sangre, Camitin y del bosco, saldrá vna niña que jun-
e dos reyes por la leona de Vano se combatirán; tara guarda a la mentía, que, después que en-
toda la tierra tornara en luxuria, e hombres e trase en todas las artes, por su soplo solo saca-
mugeres no quedaran de fornicar. ra todas las fuercas nozidores; después que se
ahondare de agua sana, traerá en la su mano
PROFECÍA diestra el nombre de Calidon, y en la siniestra
los muros de Londres, e por do quier que ande
Estos tres siglos verán todas las cosas, pues hará baho de suffre, que hará humo por dobla-
serán soterrados en la cibdad de Londres se da llama; aquel humo nascido los regalara e
mostrara; e tornarse ha en cabo hanbre e mor- gastara el manjar se es marinos, y essa niña
tandad; e dolerse han las cibdades del destruy- llorara lagrimas de duelo, e cunplira la Ínsula
miento de las cibdades; e sobreuerna el puerco del baladro espantoso; y matara el cierno de
montes de cerca, e tornara las greyes desparzi- diez ramos, e los quatro de los ramos traerán
das a los perdidos paceres; su pecho sera man- coronas de oro, e los seys tornarse han en cuer-
jar a los hambrientos, la su lengua sera beuer nos de búfanos, que por su maldad fumo solo
a los sedientes., y de su boca saldrán rios que mouera a las tres insolas de Bretaña; leuan-
regaran las quixadas secas de los hombres; e tarse han de daño, e fablando en boz de honbre
sobre la torre de Londres cinara vn árbol en llamara: aleñante Cabrían, e junta a Cornua-
que sera ahondado de tres ramos solos, e sobra- lla a tu lado, e di a Vicomiam; seruara la tie-
ra la faz de toda la insola por muchedumbre de rra, mudara la silla del pastor do las naos
sus fojas; a esta venta aduersario agudo, e por aportaran; e los otros «niembros vagan en pos
su mal soplo tirara el tercero ramo, e los dos de la cabeca, que se llega el dia que los cibda-
que quedaran como acachados, hasta que el vno danos por el pecado el pregonero despecera; la
terna al otro por muchedumbre de sus hojas, y blanatria de la vara les enpeqo; y el desurla-
desi aquel terna el lugar de las dos, e gouer- miento de la cintura dellos, ca huyo a la perju-
nara a las aues de las otras tierras, y sera nu- rada gente, ca la noble cibdad sera destruyda,
cidor para los vencidos del padre, ca por mie- e por tanto gran las ñaues y de dos harán vna;
do de su sombra perderá su libre ver; y después el erizo cargara de mancanas, e fara andar las
desto vema el asno de maldad kazedor de oro ñaues de iodos los arboles, e bolueran en vno, e
mas peligroso en la ribera de los lobos; aquella añadirá gran cerco de seys cuentas corrientes a
sazón ordenaran las canallas por los boscos; y la insola, Y en cada vna sera puesto vn señor
en los ramos de las telias nasceran landres. de diez mili caualleros, que dará las leyes a
los que son en su poder; Londres lo mejor: acre-
PROFECÍA centarse ka en tres muros, fjornualla ha de
cada parte el rio de Materanisa, e las nueuas de
Y el mar soberano después desto correrá por la obra passaran los Alpes y az dentro en ella;
siete partes, y el rio de Docafire era siete meses; y el erizo con sus manganas fara camino por
los sus peces moraran con calentura, e hazerse su tierra; y en su tienpo hablaran las tierras y
han dellos serpientes, y refrescaran los baños el mar, porque van a Francia; en poco tiempo
de Badon, e las sus aguas sarros refrescaran, se llegara de vna ribera a otra, se oyran los
engendraran muerte; Londres llorara muerte honbres, e la tierra de la insola se leñara, e
de veynte mil é Camilla mudarse ha en sangre; mostrarse, han las cosas escondidas que son so
los de las coyundas serán llamados a las bodas, el mar, e Francia con miedo temblara.
e los baladro» dellos serán oydos en los montes
de los Alpes.
PROFECÍA
PROFECÍA
Saldrá después desto el hosco de Cálete rio;
Nasceran tres fuentes en la cibdad de Ven- la Águila que bolara por rededor de la insola,
conia, e los sus ríos fenderan la insola en tres dos años va ladrando de noche, llamara a las
partes; quien beuiere del vno biue luengamente, vezes, e todo el linage de las aues juntaran assi
e si ouiere enfermedad no lo cuy tara mucho; y a las lauores de los honbres; irán e gostaran
quien beuiere del otro, desesperara por han- yemas de todas naturas, e seguirse ha ende
bre, que le nunca fallescera, e su cara sera hambre a pueblo, e con hambre mortandad, e
BALADRO D E L SABIO MERLIÍT 21
después de tanta cuyta, yrse ha aquella aue PROFECÍA
•mala por el valle de Galar, e leuantara el va-
lle en alto, y en toda el alteza del monte plan- Sobre los muros de Groqes nido tema Curma,
tara vn caruallo, e dentro en sits ramos hará e su seno sera criado; el asno criarlo ha la ser-
nido, e tres humos poma en su nido, de que sa- piente; de mal verna; y metello ha en muchos
liran raposo, e lobo, e osso; e comerá la raposa engaños, presa la su corona, passara las altas
a su madre, e aura la cabeqa de asno, e pues cosas; en sus dias abaxaran los montes de com-
tan desemejada fuere, espantara a sus herma- paña, e las prouincias serán abaxadas de sus
nos e hazerlos ha fuyr a Normandia; y ellos matos. Ca sobreuerna el bermejo que auta el so-
leuantaran el puerco montes de grandes dientes plo de fuego que soplara, y quemara los arbo-
contra ella, e tornarse han al nido, e lidiaran les, e saldrán del siete leones que auran cabe-
con la raposa, y en la batalla estando, harase cas de cabrones desemejadas, que por hedor de
ella que es muerta, e mudara la crueza del sus narizes corronperan las mugeres, e no sabrá
puerco, y estando sobre ella, reboluella ha con el padre quien es sufijo, ca arguilleceran como
la boca en el siniestro pie, assi que le affincara bestias que sean de muchas mañas, y puesto y
toda la carne, e desi hará su salto, e del salto, el vino enbeudarse han los honbres, y dexaran
leñarle a la oreja diestra, y el rabo; e yrse ha de catar al cielo, e cataran a la tierra; destos
a esconder en las cuguas de los montes; y el tornaran estrellas los rostros, e confonderan
puerco escarnido, yra buscar el lobo y el osso, los lugares por do se an enmendar, y este se
quel combra en sus miembros que el perdió. E asañara, e arderá las mieses; el amor del cielo
pues ellos oyeron la razón, prometerle han dos sera denegado, e las rayzes e los ramos mudar-
pies e orejas e rabo,e que de si meemos le cumpli- se an a las vezes, e las estrañezas de las cosas
rán miembros de puerco, y el holgara, y entende- nueuas serán milagro; y el resplandor del sol
rá que le cumplan su promesa, y entanimientra enfermara por el deleyte del martirio, y sera
decendera la raposa de los montes, e mudarse espantoso a los que lo touieren ojo, e mudarse
ha en lobo. E como auiendo habla con el ca- ha en escudo de Archadia y el yelmo de Mares,
brón, llegarse ha arteramente e comerlo ha todo, e gastara la sombra a la saña de Meratrio, e
o desi tornarse ha al puerco montes sin mien- passara los limites; y el rio que es duro como
bros, e atenderá las animalias; y en tanto que fierro, mudara la espada rebes; cuytaran las
ellos allegaren, matarlos ha tosté con su diente; nueuas, e salira Júpiter por sus derechas ca-
e sera coronado de cabera de león; en sus dias rreras: y Venus lo dexara por do solía correr-,
nascera la sierpe que matara los hombres, epor y el estrella de Saturno caerá, e matara los
su fanbre cercara a Londres, e comerá quantos mortales con su corona; y el cuento de las doze
por ay passaren. Y el Bey Motes tomara cabe- cosas y de las estrellas lloraran sus huespedes,
qa de lobo, y emblanquecerá sus dientes en la que assi verán yr que perderá por gemido los
fragua de Sauina, e acompañara consigo las abracares que solían, e llamaran los cantores e
grees del albrauan, e cambera, que veniendo se- las fuentes; e los pastos de la Libra perderán
caran a Canisa, e llamarlo ha asno de barua si esto, fasta que el carnero lo sacuda de sus
luenga; e mudara su forma, y enseñarse ha el cuernos. Y el rabo del scorpion criara relanpa-
puercomontes, ellamara el lobo,ehazerse ha toro gos, y el cancrejo barara con el sol: virgen so-
cornudo entre ellos, e pues que soltare su crue- bira en el espinaco del sanctitan dio, e hará
za, comerles ha las carnes e los huessos; en el cuerdas e flores de virgines y el curso de la luna
alteza de Vriaña sera quemada; las siniestras tornara en díaco, e a los priuados comentara a
de kuego mudarse han en sienes que nadaran en llorar, y el oficio de junio no tornara ninguno,
seco, assi como corrió; los peces comerán a los mas la puerta cerrara; esconderse ha en las
peces, e los hombres comerán los hombres. E quebraduras de Diana en la ferida del rayo,
quando vinieren a la vegez, harán sus luzios leuantarse han los mares, y el pueblo de las
marineros, e harán sendas del mar, cargaran veeras renouarse an, e conbatirse an los vientos
.las ñaues, ayuntaran mucha plata; leuantarse por brauo soplo, y serán de so vno las estrellas.
han dentro las andas, y pues llamaran los re-
yes, passaran las medidas de sus venidas, a las
cibdades vazias encenderán, y derribaran los PROFECÍA
montes de contra si; ayuntaran a si la fuente,
Después desto, verna el puerco montes, e por-
e cunpliran agallas de engaño y de maldad;
na el pueblo con mal señorío, Claudio cercara
nasceran del dragones que ha*n venir los de'Ve-
y erguirá el león que por muchas batallas can-
nedicia a batallar a los robledos, en vno reman,
sara el puerco montes, e a la cima barajara el
y de los montes, e comentarse han con los Xer-
león con el reyno, e passara por somo las cues-
xes de los trenuysianos; y el coreo y el miato
tas de los altos hombres. E sobreuerna el toro
serán llamados y cometerán los cuerpos.
a la batalla, y sera el león en el diestro pie,
22 LIBROS DE CABALLERÍAS
mas quebrantara sus cuernos en los muros de PROFECÍA
Veina; la raposa deuengara el león, pues que Después deste, vema vna cola duffe, e con
comella ha toda con sus dientes a la culebra de cuchillo, e traerá la crueza del león, auran paz
lindo colín; e mostrarse ha a muchos dragones, e las generaciones del reyno, y después fuere aho-
por espantoso poderío despedazarse han vno a gado en su silla, fiaran las esposas, mas tende-
otro. Y el que ouiere boz, traerá mal al otro sin rán las palpas. En Albauan entristecerán las
alas; e fincarle ha en la frente las uñas enpon- prouincias de Aguyon, e abrirán las puertas, de
coñadas, e la venganca auran los otros, e ma- los templos; y el alférez lobo guiara las conpa-
taran vno a oh o. Y después vema el quinto ñas, e abruma a Comualla con su rabo; e con-
muerto, y quebrantaran lo que fizieren; por en- trastalla ha el cauallero en carro, que muda su
gaño de muchas guisas salira en el espinado de pueblo en puerco montes; y el puerco gastara las
vno con espada, e partirle ha la cabeqa del prouincias; y en fondo de la Saburna esconde-
cuerpo desnudo; salira por el huerto y echara rá la cabeqa, e atracara el hombre al león en
lueñe el rabo diestro. Y el siniestro traerá mal, el rayo e claridad de otro; cegaran los ojos de
ca vestido no aprouechara cosa; e otros ator- los que lo cataren, y enflaquecerá la plata en
mentaran por espadas, y echarlos ha al derre- derredor; e cuytaran los lugares, e sobreuema
dor del reyno. E sobreuema el león rugiente, el gigante de maldad; e por agudeza de sus ojos
dubdado por gran crueza, e tornara quinze ra- espantara a todos, y leuantarse ha contra el
zones en vno que su pasto yra al bueno; res- drago de Bregoña, y esforzarse ha por echallo;
plandecerá el gigante, con blanca color fara y pues se juntare, sera vencido el drago, y sera
fruto antel blanco pueblo, las riquezas defray- premido de vencedor de maldad; ca subirá so-
garan los príncipes, e los de su poder tornarse bre el orgullo al drago alto; e leuantara el rabo,
han en bestias brauas. e fierira a su nido; y el gigante tomara de cabo
fiuerca, e quebrantara las quixadas con el espa-
PROFECÍA da, e a la cama emburujarlo ha el drago so su
rabo, e morirá enponconado.
E nascera entre ellos león finchado con san-
gre de honbres, y meterle han en la miesse se- PROFECÍA
gador, que en quanto se trabajase de coraqon Pues Merlin profetizo este e otras cosas
sera apremiado, y pues echare el señor, sobira muchas, fue Veringuer marauillado e quan-
en el carro en que vino,etirara la espada, e ame- tos ay estauan; e dixole la significanca de
nácara a Oriente, y henchirá de sangre los ros- los dragones, que era saber: «Ca ya de mu-
tros de sus ruedas, Y después sera hecho pozo chas cosas me dixistes verdad, e yo vos ten-
en el mar que por si vino; y de serpiente salira, go por el mas sesudo hombre que nunca vi,
e yra con su madre; y sera ende tres toros que e por ende te ruego que me digas lo que te
después que gastaren los paceres, tomarse han demando.» E Merlin dixo: «El dragón ber-
en arboles, e traerán el primero azotes de ser- mejo, signifiqa a ti, y el blanco a los hijos
piente, e tornara las espaldas al honbre; y el de Costantenes»; e quando Veringuer esto
se esjorcara por tomarle el aqote, mas sera cas- oyó, ouo muy gran pesar; Merlin lo enten-
tigado del primero muchas vezes, hasta qué dió, e dixo Yeringuer: «Quantos ay están
echen el vaso enponconado. Y después desto son de my consejo, e yo quiero que me digas
vema el labrador de Albana, a cuyo espinazo la significanca, e ningún pauor no ayas de
vema la serpiente, y el echara a labrar las tie- mi ni de otro». E Merlin dixo: «Yo te diré
rras, e la tierra emblanquecerá con miesses, e que el bermejo significo a ti, e dezirte he
trabarse han de echar poncoña que las vñas no por que».
llegan a las mieses; y desfallecerá el pueblo
por mortal pestilencia; e los muros de las cib-
dades serán destruydos; e la cibdad de Claudis CAP. Lili—Cotno Merlin dixo al rey que,
escapara, y en poca sazón sera renouada la los hijos de Costantenes lo. quemarían.
ysla, e desidos vema aqui, e uira el drago cor- «Tu sabes muy bien que los fijos de Cos-
nudo; y vema vno en fierro, e caualgara en la tantenes quedaron pequeños después de la
serpiente bolador; e assentarse desnudo en el muerte de su padre; e si tu fueras tal qual
espinazo, y echara la mano diestra en el rabo, deuieras, tu los guardaras e los defendieras
e por la boz del, motarse han los mares, e fia- contra todos; e tu bien sabes que de su auer
ran miedo al segundo. Y el segundo aconpa- tomaste atan gran tesoro, por que ganaste
ñarse ha con el lobo; mas en su juntamiento el amor de las gentes del reyno. E quando
pelearan por entre canbiadas pestilencias, e tu viste que te amauan, feziste afuera de su
traerse han mal canbiadamente, e braueza de fazienda; porque viste que no te podría es-
la bestia podra mas. cusar; e quando las gentes del reyno vieron
B A L A D R O DEL SABIO MERLIN 23
a ti, e te dixeron que el rey Main es no era tonces hizo Yeringuer asonar toda su gente
para rey, ca no auia en el buen seso ni j u s -
lo mas presto que pudo, por y r contra ellos
ticia, e que tu fuesses rey, e tu respondiste al puerto de Vsestre do auian de aportar, e
sabiamente, e dexiste que tu no podrias ser quando sus gentes llegaron, no sabia ninguno
rey mientras Maynes fuesse biuo, e no dexis- a que venian, sino los priuados; e Merlin no
te mas, ca aquellos a quien t u lo dixiste en-fue ay, ca tan presto que dixo su fazienda a
tendieron que tu querías su muerte, e por Yeringuer, luego se despidió del, que bien
ende lo mataron, e pues lo ouieron muerto, lo auia acabado lo que por el embiara; e
flzieronte rey, e dos hijos que el auia huye- Merlin se fue entonce para Biuerlanda, onde
ron con pauor de ti; agora tienes tu su here- Blaysen era, e contole todas estas nueuas,
dad; e quando aquellos que mataron al rey e que las metiesse en su libro. Por su libro
Maynes vinieron ante t i , fezisteslos matar las sabemos nos; e ally estuuo muy gran
por hazer semblante que te pesaua; e avn tiempo, fasta que los fijos de Gostantenes lo
agora tienes la tierra, e feziste tu torre paraembiaron a buscar.
te guardar de tus enemigos, mas la torre no E desque Yeringuer llego a Ysestre, vie-
te puede guardar ni tu otrosi». B Yeringuer ron por la mar las velas de las naos que los
entendió bien lo que Merlín dezia, e supo hijos de Costantenes trayan, e mando a sus
que le dezia verdad, e dixo: «Yo veo bien, e gentes armar e defender el puerto; e los
se que eres el mas sesudo honbre del mundo, fijos de Costantenes vinieron por aportar.
e ruegote que me des consejo, e que me E quando todos los de la tierra vieron seña-
digas si te pluguiere de qual muerte he de les del r e y , marauillaronse mucho; e la
morir». B Merlin dixo: «Si yo no te dixesse ñaue en que los hijos de Costantenes ve
tu muerte, no te diria la significación de nian, aporto al puerto primero; e los de
entrambos los dragones». Y el rey le rogo fuera preguntaron que cuyas eran aque-
que no lo encubriese y que se lo agradecería llas ñaues que allí aportaron; e los de las
mucho, e Merlin dixo: «Sabed que el gran ñaues dixeron que eran de Padragon y de
dragón vermejo en aquello que es bermejo Yter su hermano, fijos de Costantenes, que
significa tu mal pesar, y en aquello que es se tornauan a su tierra, y que Yeringuer
grande significa tu poder; y el otro que es como falso y desleal se la poseya luengo
grande significa la heredad, que es de los tiempo; y que les fiziera matar su hermano;
niños que fuyeron con pauor que los matas- y que venian de hazer justicia; e quando
ses; e desque se con batieron tan luengamen- aquellos que estauan en el puerto vieron que
te, significa tu rey no que touiste tan luen- aquel era su señor Padragon e su hermano
gamente; e desque el blanco quemo al ber- Yter, y que trayan tan gran gente, y que
mejo de su fuego, significa que los niños te vieron que la fuerca era suya, dixeron a
quemaran con fuego, e no cuy des que fuego Yeringuer que en ninguna causa se comba-
ni fortaleza te ha de guarecer que no mueras tirían con su señor. E quando Yeringuer vio
a sus manos». E quando Yeringuer esto oyó, que las gentes le fallescian y se tornauan a
fue muy espantado e dixo: «¿Do son los ni- Padragon, mando aquellos que entendió que
ños?» Dixo Merlin: «Son en el mar, con no le podrían fallescer, que basteciesse del
gran gente que ganaron, e vienense para su castillo, y ellos se lo bastecieron, y las naxies
tierra por fazer justicia de ti, e dize por aportaron, e los caualleros salieron armados;
verdad que t u feziste matar a su hermano; e e las gentes de la tierra* que vieron sus se-
sabe que de oy en tres meses llegaran al ñores, fueronse para ellos e obedeciéronlos;
puerto de Ysestre». j
y rescibieronlos muy bien como a señores; e
los de parte de Yeringuer entraron con el en
el castillo por se defender, e los de fuera los
CAP. LIY. — Gomo Merlin se despidió de Ve- ¡ combatieron tanto, que Padragon fizo poner
ringuer y se fue para Biuerlanda, e vinie- fuego al castillo, y el fuego se encendió e
ron los hijos de Gostantenes e mataron a ardió el castillo, y Yeringuer e muchos de
Veringuer. los suyos fueron assi quemados todos sin
Grande fue el pesar que Yeringuer ouo ningún remedio.
destas nueuas, e pregunto a Merlin: «¿Puede
ser de otra guisa?» E Merlin dixo: «No puede CAP. LY. — Como el rey Padragon fue ele-
ser que no mueras de fuego de los hijos de gido por rey e señor; y como céreo a An-
Costantenes, assi como tu viste que el blanco guis en vn castillo.
dragón quemo al bermejo»; e assi dixo Mer-
lin la significanca de los dragones a Yerin- Tomaron los niños assi tierra, e fizieronlo
guer, e que los niños venian sobre el. En- saber por todo el reyno; y el pueblo, en que
2i LIBROS DE CABALLERÍAS
lo supo, ouo gran plazer; e fueron para ellos, adeuino era en esta tierra, que le dixeron
e las gentes fiziéron a Padragon rey, porque verdad, e dezid al rey que no tomara el cas-.
era mayor; que los sansones que Yeringuér tillo fasta que Anguis muera; e sabed que
metió en la tierra tuuieron sus castillos que de los cinco, que no fallaredes mas de tres;
tenían muy fuertes, onde guerreauan muy que si buscassen a Merlin por estas monta-
fuertemente; e muchas vezes ay perdieron ñas, que lo fallaran, mas si el rey ay no
los christianos e ganaran; e tanto duro la viene, no lo fallara hombre que ay venga»;
guerra, que Padragon cerco a Anguis en vn e los mensajeros, quando esto oyeron, tor-
castillo, e duro la guerra mas de vn año. náronse; e al tornar perdiéronlo de vista; e
E Padragon se consejo con los suyos como quando no lo vieron, signáronse de todo:
podría aquel castillo tomar, y en aquel con- «Fallamos con el adeuino, ¿que haremos
sejo ouo cinco de.aquellos que eran con Ye- ahora de lo que nos dixo?» Entonces ouieron
ringuér quando Merlin dixo la significanoa en consejó que se tornassen, e dirían a su
de los dragones y de los niños; e después señor aquella marauilla, e sabrían de los dos
apartaron a Padragon e a Yter a vna parte, si eran muertos.
e dixeron las marauillas que vieran de Mer-
lin, y que no auia mayor adeuino en el CAP. LYII.—Gomo el rey Padragon fue a
mundo, «e, si quisiesse, el vos dirá sí toma- buscar á Merlin por las montañas.
redes el castillo o no». E quando Padragon
esto oyó, dixo: «¿Adonde podría yo fallar Luego se tornaron los mensajeros a la
este adeuino?»; y ellos dixeron: «No sabemos, hueste, y el rey les pregunto si fallaron
mas tanto sabemos que el sabe quanto del alguna cosa. «Señor, dixeron ellos, nos vi-
dize; e, si quisiere, el verna, e sabemos que mos vna marauilla que vos diremos; y em-
es en esta tierra». «¿Pues fallarlo han?» biad por vuestros ricos honbres e por aque-
dixo el rey. «Si señor», dixeron ellos. T llos que vos lo mandaron buscar»; y el rey
entonces mando a todos sus hombres que lo lo fizo assi, e sacólos a vna parte; y ellos le
buscassen por toda su tierra y se lo tru- contaron quanto les auiniera con el ouejero;
xessen. e de los dos fallarían muertos; e pregunta-
ron si eran muertos, e dixoles que si; e a
CAP. LYI. — De como el rey Padragon los que Merlin fiziéron buscar, marauilla-
embio a buscar a Merlin. ronse de que lo oyeron assi contar, ca no
cuydauan que otra forma pudiere tomar si-
Quando supo Merlin que el rey lo man- no la suya; pero bien les parecía que nin-
daua buscar, dixolo a Blaysen, e partióse guno ño podría dezir aquellas palabras si el
del; e fuesse a vna villa adonde los mensa- no; e dixeron al rey: «Nos bien a ti damos
jeros eran, y el llego ay assi como hombre por aquellas palabras que aquel es Merlin,
que venia de monte, con su cuerda de lana cano podía adeuinar ninguno la muerte de
al cuello, e sus capatos calcados, e vna saya aquellos sino el»; y estonce les preguntaron
pequeña toda despedazada, e los cabellos do lo fallaran, y ellos dixeron que: «En Bi-
rebueltos e la barua grande, assi que bien uerlanda vino a nuestra posada», y entonces
páresela vna cosa estraña, e assi entro a se otorgaron los tres que aquel era Merlin
donde los mensajeros comían. E quando lo por que dixeran quel rey lo fuesse a buscar;
vieron, miráronlo, e marauillaronse por el; ' dixo el rey que dexaria a su hermano Yter
y Merlin dixo: «¿No faredes ya bien el en la cerca, e que yria a Yerlanda; e assi lo
mando de vuestro señor, que vos mando fizo, e lleuo consigo aquellos tres que cuydo
buscar al adeuino que ha nombre Merlin?» que conocerían a Merlin; e quando llego a
E quando ellos esto oyeron, dixeron: «¿Qual Yerlanda, preguntaron por nueuas del e no
diablo dixo esto a este ouejero?» Y el dixo: fallo ende quien nueuas supiesse dezir; e
«Si yo lo buscasse como vos, mas ayna lo dixo que lo yria a buscar por los montes.
fallaría que no vos»; y ellos se leuantaron
de la mesa, e fueron a el, y preguntáronle
si lo conoscia o si lo viera nunca. Dixo el: CAP. LYDZI.—Como el rey Padragon Ivxllo
«Si, yo lo vi, y se bien quien es, e do el a Merlin e fablo con el.
esta; sabed bien que vos lo buscades, mas Estonces caualgo el rey por las montañas
no lo fallaredes si el no quisiere, mas tanto buscando a Merlin, e auino assi que fallo
vos embia el a dezir por mi, que vosotros vna muy gran cauaña de ganados; e vn
no trabajedes de lo buscar, que avnque lo hombre muy raydo e muy desnudo que
halledes, que no se yra con vos; e dezid a guardaua los ganados, y preguntáronle onde
los cinco que dixeron al rey que el buen era, y el les dixo que era seruiente de vn
BALADRO DEL
SABIO MERLIN 25
hombre de Yiuerlanda, y el le dixo: «¿Viste
bres de Huter que trayan nueuas al rey de
por aqui a Merlin?» Y el les respondió e
la muerte de Anguisys; en este comedio
dixo: «Yi vn honbre anoche que dixo quefuesse el hombre bueno que traya el manda-
el rey lo venia aqui a buscar»; y el rey le
do de Merlin; e los.mensajeros tornáronse
dixo: «Yo lo demando saber, ¿me lo as tu
todos al rey, e los que venían sacaron al rey
mostrar?» y el dixo: «Yo diria al Rey tal
aparte e dixeronle en que manera matara
cosa que no diria a ti»; e vno de sus caua-
Huter a Anguys, e quando el rey lo oyó,
Ueros dixo: «Anda eomigo e mostrarte he al
defendióles assi como amauan los cuerpos
rey»; y el dixo: «Por Dios mal guardarla a
que no lo dixessén a ninguno. E assi quedo
fe mis ganados, ni yo no he de andar con el
el pleyto; y el rey se marauíllo como Merlin
rey, mas sy el quisiere venir a mi, yo le
supo la muerte de Anguys, e atendiólo en
diré como fallara aquel que anda buscando»;
la villa por ver si vernia, que le preguntasse
y el cauallero le dixo: «Yo te lo mostrare»;
como muriera Anguys, que avn pocos hom-
y entonce se lo enseño, e dixole: «Este es el
bres lo sabian; e vino assi que el rey salien-
rey, agora le di lo que díxiste que no dirias
do de la yglesia, vino vn hombre bueno ante
a otro.» Y el dixo: «Yo se bien qiie buscas
el muy guarnido, e saluolo, e dixole: «Se-
a Merlin, mas no lo puedes hallar hasta que
ñor, ¿que atiendes en esta villa?» Y el dixo:
el quisiere, mas vete para vna de tus villas
«Atiendo a Merlin»; y el hombre bueno le
buenas cerca de aqui, y el sera ay quando
dixo: «Señor, avnque lo veades, no lo cono-
tu fueres»; y el rey dixo: «¿Como sabré que
ceredes, mas fazed llamar a estos que lo co-
me dizes verdad?»; y el honbre bueno le dixo:
noscén.» Y el rey llamo aquellos que lo vie-
«Si lo tu no crees, que no lo hagas, ca follia
ran e que lo deuian bien conoseer; y ellos
es de hombre creer mal consejo». Y el rey
dixeron que, si lo viessen, que lo conoscerian;
dixo: «¿Pues como dizes tu que el consejo que
y el hombre bueno que viniera antel, dixo:
es, malo?» «No, dixo el, mas tu lo dizes, e
«¿Como puede aquel conoseer a otro que a si
sabe que yo te consejo mejor que tu te po-
mesmo no conoce?» Y ellos dixeron; «Nos lo
dras consejar»; y él rey dixo: «Yo te creeré».
dezimos porque conocemos bien su fazienda,
mas porque lo conoscemos por.cara» ; y el
hombre bueno respondió: «No ha honbre en
CAP. LIX.— Como Merlin dixo al rey la el mundo que lo pueda bien conoseer» .
muerte de Anguis.
Euesse el rey a vna de sus villas que fallo CAP. LXI. —De eomo Merlin descubrió al
mas cerca de la montaña, y el estando ay, rey que quería ser su amigo.
auino vn dia que vn hombre bueno vino a
su casa bien vestido e bien calcado, e dixo: Llamo entonces al rey a poridad a vna
«Leuadme ante el rey», y leuaronlo antel, cámara, e dixole: «Señor, yo.quiero ser
e dixole: «Señor, Merlin me embia a ti, y vuestro amigo y de Yter; e sabed que yo soy
embiate a dezir quel fue aqjiel que fallaste aquel Merlin que vos venistes buscar, mas
guardando los ganados; date por señal que tales ay que no me conocen y cuydan conos-
el te dixo que el vernia a ti quando el qui- cerme, e no saben nada de mi fazienda; e
siese, e dixote verdad, mas no lo as agora mostrarvoslo he; llamad aquellos que dizen
menester; e quando lo ouieres menester, el que me conoscen, e tanto que me vieron co-
verna a ti de grado» ; y el rey le dixo: noscerme han, pero que me agora ante no
«Siempre a tal hombre auria yo menester, e conoscieron»; y el rey salió fuera e llamólos;
nunca vue coracon tan grande en amar a y entretanto mudo Merlin su forma, e tomo
hombre ni de conoseer como a el»; y el hom- la forma en que ellos le vieron en casa de
bre bueno dixo: «Pues tu esto dizes, el te Yeringuer, é tanto que ellos lo vieron, dixe-
embia dezir por mi buenas nueuas, que An- ron: «Señor, nos vos dezimos verdaderamen-
guis es muerto, e matólo Yter tu hermano»; te que este es Merlin»; y el rey se sónrrio,
e quando el rey esto oyó, fue muy maraui- e dixo: «Catad si lo conoscedes bien»; y ellos
llado, e clixo: «¿Es verdad?» Y el dixo: «Em- dixeron: «Verdaderamente sabemos que este
biadlo a preguntar, e saberlo heys». es Merlin»; y el dixo: «Señor, verdad dizen,
mas agora me dezid lo que quisieredes». Y
el rey dixo: «Yo querría ser muy vuestro
CAP. LX.—De como Merlin fablo con el rey allegado si vos pluguere, ca a muchos oyó
en vna de sus villas. dezir que soys muy sesudo e de buen conse-
Mando entonces el rey subir dos hombres jo» ; e Merlin dixo: «Ya no me demandaredes
en dos cauallos, y embiolos a la hueste; y consejo ni al, que no vos diga silo supiere» .
ellos, yéndose alia, falláronse con dos hon- «Agora vos ruego, dixo el rey, que me diga-
26 LÍBEOS DE CABALLERÍAS
des si fable con vos después que fuy en esta vos dixe, e si vos lo supiere dezir, no me
villa»; y el dixo: «Señor, yo soy aquel que creades desto ni de al, e sabed que yo fablare
vos dixo de la muerte de Anguys». con vuestro hermano en aquella forma que
con el fable, mas guardadvos questo no
digades assi como amades a mi a ninguno;
CAP. LXII.—Gomo Merlin dixo al rey la
ca si os yo fallasse en esta mentira, nunca os
manera de la muerte de Anguys.
creeria en esto ni en al»; y el rey lo otorgo,
E quando el rey e los que con el estauan e dixo que lo queria prouar: y Merlin dixo:
esto oyeron, marauillaronse, y el reí dixo a «Yo quiero que me prouecies en todas las
los otros: «Mal conoscedes vos a Merlin»; y maneras que pudierdes, e yo hablare con
ellos dixeron: «Nunca tal cosa lo vimos fazer, vuestro hermano, del dia que vos con el
mas bien sabemos que lo fara si quisiere»; fablardes a onze dias».
y estonce pregunto el rey a Merlin como
fuera la muerte de Anguys, y el dixo: «Yo CAP. L5TV.—De como Merlin se despidió
lo supe quando venistes acá que Anguys del señor rey Padragon, y de Yter su her-
quiso matar a vuestro hermano, e fuy yo a mano ; y se fue a Blaysen.
el, y el creyóme ende, e guardóse, ca yo le
dixe el consejo y el ardimiento de Anguys, Assi se conoscio Merlin con Padragon, y
que tomo para venir de noche a matallo a su despidióse del, e tornóse a su maestro Blaysen
tienda solo por medio de la hueste, e creyó- e dixole todas estas cosas, y el púsolas en
me ende Uter, e velo toda la noche solo, scripto, e por el lo sabemos nos agora; e tor-
que no lo dixo a ninguno, e armóse muy nóse Padragon a su hermano, e quando llego,
bien e atendiólo». sacólo a parte, e contole la muerte de An-
guys como se lo contara Merlin, y pregun-
tóle si era verdad, e Vter dixo que si; «mas
CAP. LXIII.—Gomo Merlin dixo al rey que
assi me ayude Dios, vos me dexistes cosa
Vter su hermano no sabia quien le auia que yo no pensaua y que otro lo sabia, sino
dado el consejo. Dios e vn honbre bueno viejo que me lo dixo
en poridad. Señor, decidme ¿quien vos lo
«Assi guardo vuestro hermano la noche su dixo? ca mucho me marauülo como lo podis-
tienda, e Anguys vino, e dexolo entrar, e tes saber.» E Padragon le dixo: «Bien lo
fue al lecho; e quando no lo fallo, pesóle; e podedes saber, mas tanto me dezid, ¿quien
Vter, que estaua a la puerta, conbatiose con fue aquel honbre viejo que os saluo de muer-
el, e matólo, ca Yter 'era armado e Anguys te? Ca me paresce que Anguys os matara si
desarmado»; e quando el rey esto oyó, mara- no fuera por el»; e Vter respondió: «Señor,
uillose, e dixo a Merlin: «¿Quel forma fablas- por la fe que yo deuo a Dios e a vos, que
tes con mi hermano, ca me marauülo como soys mi hermano e mi señor, que no se quien
vos creo?». «Señor, dixo el, yo tome forma de fue, mas mucho me paresce honbre bueno y
honbre bueno sesudo e viejo, e fable con el sesudo, e assi le crey cosa que no le deuiera
en poridad, e dixele que si aquella noche no creer».
se guardase, que no auia al sino muertes»;
y el rey le pregunto: «¿Dexisteles quien era-
des?»; y Merlin dixo: «Aun el no sabe quien CAP. LXY. — Gomo Padragon fablaua con
se lo dixo, fasta que vos se lo digades; y por su hermano Vter.
esto os embie a dezir con vuestros honbres
que no auriades el castillo fasta que Anguys «Hizo muy grande ardimento el que eñ
fuesse muerto». «¡Amigo, dixo el rey, vos medio de la nuestra hueste en mi tienda me
yredes comigo, ca mucho me es menester queria matar»; e Padragon dixo: «¿Conos-
vuestra ayuda». Merlin dixo: «No es hora, ceriades aquel hombre bueno viejo, si lo vi es-
que aun quanto mas ayna me fuesse con vos, sedes?» E Vter dixo que si muy bien. «Yo.
tanto mas ayna se quexarian vuestras gen- vos fago flanea, dixo Padragon, que de oy a
tes quando viese que me creyerdes; mas si onze dias fable con vos, mas todo aquel dia
vierdes vuestra pro, no me dexedes ende de no vos pártiredes de mi»; y Merlin, que todo
creer, ca yo vos tirare todo vuestro pensar»; esto sabia, dixo a Blaysen quanto los herma-
y el rey dixo: «Vos me dexistes e fezistes nos fablaron, e como lo queria prouar el rey;
que si es verdad de mi hermano que le sal- e Blaysen le pregunto: «¿Que queredes
uastes de muerte, ca nunca vos dudasse». hazer?» Y Merlin le dixo: «Ellos son man-
«Señor, dixo Merlin, ydvos y preguntad a cebos, e yo quiero les y r a dezir vna pieca
vuestro hermano quien le dixó lo que yo a de su voluntad».
BALADRO DEL SABIO MERLIN 27
CAP. JjKYÍ.— Oomo Merlin vino a fablar CAP. LXVIL— Como Merlin en su derecha
con Vter m figura de '¡ñopo. forma se hizo conoscer al rey e a su her-
mano .
«Yo se, dixo Merlin, vna dueña que Vter
amaua, y lleuarle vnas letras que me crea Tornóse entonces el rey a Vter, e dixo:
de su parte; e yo se todas sus poridades, e «Señor, no se que puede ser esto». Y pre-
quando se las dixere, marauillarse ha mucho, gunto al moco: «Tu, ¿quando veniste?»
e assi pasearan los onze dias que me verán e «Por buena fe, aqui era yo quando vos fa-
no me conocerán; e otro dia de mañana mos- blastes con el honbre bueno»; e Vter se san-
trarme a anbos de so vno, e agradecérmelo tiguo, y dixo: «Por buena fe, nunca a hon-
han»; mas assi como lo dixo, assi lo hizo; e bre vino lo que a mi». Y el rey ouo muy
vino al onzeno dia, e tomo forma de vn sir- gran plazer, ca bien supo en su coracon que
uiente de su amiga de Vter, e fuesse a el, e aquel era Merlin, e dixo: «Hermano, no
dixole: «Señor, mi señora vos embia a salu- pensaua yo que me mintiessedes»; y el dixo:
dar, e vos enbia estas letras»; e Vter las «Señor, yo so tan espantado, que no se que
tomo, e ouo ende gran plazer. ca bien cuydo os diga»; y el rey le pregunto: «¿Quien es
que assi era, e fizólas leer, e fallaron en ellas aquel moco?» «Señor, dixo, el que anoche
que dezia que creyessen el mandadero, e Mer- me dio las letras ante vos»; y el Rey dixo:
lin le dixo lo que entendió en que mayor sa- «¿Conoceyslo bien?» «Si señor, dixo el, muy
bor auria, e assi estuuo Merlin todo aquel día bien»; y el Rey dixo: «Este me paresce el •
con el rey, e quando vino contra la noche, hombre bueno por que aqui me fizistes venir»;
marauillose el rey e de Merlin que no vinie- e Vter dixo: «Señor, esto no puede ser»; y
ra alli como pussiera con el; e todo aquel dia el Hey dixo: «Salgamosnos fuera, e si el
lo atendió fasta la noche, e toda la noche; e quisiere, bien lo hallaremos»; estonces sa-
otro dia de mañana, tomo Merlin aquella lieron, e a cabo de una pieca dixo el rey a vn
forma con que hablara con Vter, e quando le cauallero: «Yd a ver quien esta alia dentro»,
vio Vter, plugole mucho con el, e fue a dezir y el cauallero entro, e hallo vn honbre bueno
al rey que el hombre bueno viniera que le en vn lecho posado, e'torno al rey, e dixo-
guardase de muerte, e al rey plugole mucho selo. Quando Vter lo oyó, fue muy espan-
con el, mas estaua en vn gran pleyto, y tado, e fueron alia, e dixo el rey: «Vedes aqui
pesóle porque ende tan tarde se partía, y sin falta el hombre bueno que os guarescio
entre tanto fablo Vter con el honbre bueno, de muerte»; e quando el lo oyó, ouo gran
e dixole: «Señor, vos me saluastes de muerte, plazer, y pregunto: «¿E quereys que diga
mas marauillome como me contó mi herma- vuestro nombre a mi hermano?» Y el hom-
no lo que me vos dexistes e lo que yo hize, bre bueno dixo: «Quiero»; y el rey, que
e dixo que auiades de venir a noche a mi, e bien conocía a Merlin, dixo: «Hermano, ¿do
rogóme que si hablassedes comigo, que se lo es el moco que os truxo las letras?» E Vter
fiziesse saber, e yo le dixe que ya venistes, dixo: «Agora estaua aqui; ¿que lo quereys?»
e marauillose porque tardauades tanto, e yo Y el rey y Merlin comentaron a reyr; y Mer-
mucho me marauillo quien le dixo lo que me lin dixo al rey en porídad lo que dixera a
dexistes»; y el honbre bueno dixo: «No lo Vter ele su a'miga; y el rey dixo a Vter:
supiera yo ai alguno no me lo dixesse»; e «Hermano, perdistes el moco que os traxo
Vter fue por el rey, mando a los porteros las letras»; e Vter se marauillo, e dixo:
que no dexassen entrar a ninguno en aquella «¿Por que lo dezis?» Y el dixo: «Por las bue-
casa donde salian; e como Vter fue fuera, nas nueuas que os traxo de vuestra amiga e
Merlin tomo forma del siruiente que las no le distes recaudo»; e Vter dixo: «¿E vos
letras truxera; e quando ellos tornaron e que sabeys?» Y el rey dixo: «Yo os diré
fallaron al siruiente, fue Vter espantado, e quanto ende se ante este honbre bueno»; e
dixo al rey: «Marauillas veo, ca dexe agora Vter dixo: «Mucho me plaze» (ca el bien
aqui al honbre bueno que os dixe, e agora pensaua que ninguno lo sabia sino aquel que
no hallo sino este honbre bueno moco; aten- se lo dixo); y el rey se lo contó todo, assi
ded vos aqui, e yre a preguntar a los porte- como el niño se lo dixo.
ros si vieron alguno de aqui salir, o entrar
este moco acá». E Vter salió fuera, y el rey
quedo, e comenco a reyr fieramente; e Vter CAP. LXVIII.—Gomo el Rey dixo a su her-
pregunto a los porteros si vieron alguno salir mano que Merlin se podía mudar en otra
o entrar; e dixeron ellos: «Señor, no a otro forma.
sino al rey e a vos» . Vter, quando lo oyó, marauillose mucho, e
dixo: «Por Dios, hermano, dezidme si os
¡>3 LÍBEOS DE C ABALLEÍilAS
plaze ¿como sabedes estas marauillas que me
dezis?» Y el rey dixo: «Dezirvoslo he si cuydauades que ninguno no sabia». E Yter
quisiere este hombre bueno», e Yter dixo: dixo: «Yos me dixístes de toda verdad, por
«Y ¿que ha el honbre bueno que ver?» Y el ende querría qxi© biuiessedes con mi her-
rey dixo: «Yo no vos puedo cosa dezir sí el mano»; y Merlin dixo: «Yo quedare con
no me lo mandara», y estonces cato Yter al el de grado, mas quiero que sepays mi ha-
hombre bueno, e dixole: «Señor, yo os ruego zienda en poridad; sabed que a mi conuiene
que digades a mi hermano, si vos pluguiere, a las vezes por fuerca de natura andar en el
que me diga lo que le pregunto»; y el hon- ayre por cima de las gentes; mas en todos
bre bueno le dixo: «Mucho me plaze que vos los lugares que yo fuera, me nenbrare de
lo diga», y estonces dixo el rey: «Hermano vuestra fazienda mas que de hazienda de
¿no sabeys quien este hombre bueno? sabed otro. E quando yo supiere que mi consejo os
que este es el honbre mas sesudo y mas sa- es menester, veniros he a consejar, e tanto
bido que yo se ni a^a en el mundo, e que os ruego que si me quisierdes auer, que no
mas menester auemos; y sabed que ha tal os pese quando me fuere; e quando viniere,
poder como yo vos diré, ca ningún viejo ni recebirme bien ante vuestras gentes, e los
moco vino a vos sino el, y este es el que vos buenos amarme han por ende; e los malos
dixo vuestras póridades e de vuestra amiga». que a vos desamaren, desamaran a mi; e si
E quando Yter lo oyó, fue ende marauillado, vos buen recebimiento me mostrardes, no lo
e dixo: «Señor, ¿como yo podria esto creer? osaran prouar, e sabed que no mudare mi
ca esta es la mayor marauilla del mundo.» forma de gran tienpo, sino a vos en poridad;
Y el rey dixo: «Assi lo creed como a la cosa yo me yre agora en esta forma en que estoy,
del mundo que mas verdad sea»; y eldixo: y después fare parecer que me torno en la
«Esto no podría yo creer sí no lo supiesse de forma en que las gentes me conoscen; e
otra guisa», Entonces rogo el rey a Merlin quando yo viniere a vuestra casa, y me co-
que le fiziesse alguna demostranoa, si le plu- nocieren, yrvos han a dezir: he aqui el
guiesse, porque lo creyesse; y el onbre bueno buen adeuino. E vos fazed semblante que
les dixo que saliessen fuera, e tanto que soys alegre por ello. E quando ellos os di-
salieron fue el empos dellos en forma de xeren algo, preguntadme osadamente, e yo
niño, e llamo a Yter, e dixole que se quería vos daré recaudo a todo».
yr, e que le dixesse que diria a su señora;
y el rey llamo a su hermano, e dixole en
secreto: «Hermano,, ¿que vos paresce deste CAP. LXX.— Gomo el rey resoibio a Merlin
niño? agora podreys creer que es este el que y le hizo mucha honrra.
con vos fablo». E Yter dixo: «Señor, yo soy
tan spantado, que no se que os diga». «Her- Asi quedo Merlin aquella noche con Pa-
mano, dixo el rey, sabed que este es el que dragon e con Yter; assi se conoscio con ellos;
os dixo que Anguys os quería matar, y el e la mañana despidióse dellos por infinta de
que vos traxo las letras, y el que hablo con se yr para su posada, e salióse en semejanca
vos en casa, y el que yo fuy a buscar a del moco que traxera las letras; e tanto que
Yberlanda; e a tal poder, que sabe todas las fue fuera de la villa, mudóse en aquella
cosas hechas e dichas, e gran pieca de las forma que lo conoscian las gentes, e tornóse
que han de ser; e por esto querriale rogar a casa del rey, e quando aquellos que solían
que biuiesse con nos e flziessenios por su ser priuados de Yeringuer lo vieron, e que
consejo toda nuestra fazienda». Y Yter res- bien lo conoscian, fueron ende bien alegres,
pondió: «Si a el pluguiesse, gran bien seria, e fueron al rey y dixeron: «He aqui a Mer-
ca mucho nos cumpliera tal honbre como lin» . Y el rey fizo semblante que le plazia
vos dezides». mucho, e fue contra el, e los que yuan con
Merlin dixeronle: «Catad aqui el rey que os
viene a recebir»; e grande fue el plazer que
CAP. LXIX. — Gomo. Merlin quedo con el rey Merlin ouo con el rey, y el rey con el, e
e con su hermano, e fue su priuado.. leuolo a su posada, e los que lo conocían,
dezian al rey: «Yedes, señor, aqui el mejor
Entonces rogaron ambos los hermanos a talde adeuino que en el mundo ay, mas pregun-
Merlin que quedasse con ellos; e fizieronle diga que como tomaremos el castillo, e que os
arma puede auer vuestra guerra e
pleyto quel creyese de quanto el les dixesse, de los sansones,
e Merlin dixo a Vter: «Agora podedes saber y el rey dixo que ca el vos dirá si quisiere»;
que yo se todas las cosas, que vos dixe de dexolo por le fazer honra se lo preguntaría, mas
vuestra muerte e de vuestros amores lo que bimiento. en razón del rece-
B A L A D R O D E L SABIO M É B L I N 29
CAP. LXXI.—Como Merlin aconsejo al rey consejasse, dexaron el castillo al rey; y el
que auria el castillo. los hizo guiar al puerto, e dioles ñaues en
que se fuessen; e assi supo Merlin la fazien-
Cuando fue hora de tercia, fizo el rey lla- da de los sansones, e assi fizo Padragon lo
mar sus priuados, e pregunto a Merlin de lo que le el mando, e assi fueron echados los
que le consejaron que le preguntasse. «Ami- sansones de la tierra por consejo de Merlin,
go, dixo el rey. yo oy dezir que soys muy sino aquellos que quisieron quedar por eati-
sesudo e muy buen adeuino; ruegoos que, si uos del rey¿ para le dar rentas; e assi quedo
vos quereys que yo haga siempre lo que vos Merlin señor de los consejos e de las porida-
quisierdes, que me dígays como podria tomar des del rey, e assi biuio con el gran tienpo
el castillo de los sansones que son en esta fasta que fablo con el rey vn gran hecho, e
tierra, si los podre ende sacar» . E dixo Mer- peso a vno de sus ricos hombres, e tanto, que
lin: «Si yo sesudo so, agora lo podedes ver vn diavino aquel rico honbre al rey, e dixo-
e prouar; sabed que después que perdieron le: «Señor, marauillome de que creeys a este
a Anguis, que nunca ouíeron sabor sino de honbre que no ha seso sino por el diablo, e
dexar la tierra, y enbiad con ellos fablar y quanto vos dize, por el diablo vos lo dize; e
enbiarvos han dezir que os darán por parias yo vos lo fare ver si quisierdes», y el rey
cada año diez caualleros armados, e diez dixo: «Quiero, mas de guisa que [no] lo asa-
donzellas, e cient faleones e galgos, e cient ñades», y el dixo: «No lo asañare ni le diré
cauallos, e cient palafrenes»; y el rey enbio pesar»; y el rey lo otorgo así. T el rico hon-
saber por su priuado e por otros dos caualle- bre fue alegre, e aquel rico honbre a seme-
ros; y Merlin le dixo que pidiessen tregua janza del mundo era honbre bueno e sesudo,
de parte del rey, e los caualleros fueron e sobejamente rico, e muy vicioso e pode-
luego al castillo, e pidieron tregua por dos roso, e bien emparentado.
meses, e los del castillo dixeron que se con-
sejarían; y estonces se tiraron a vna parte e
dixeron: «Nos recebimos gran perdida en la CAP. LXXIII. — Como -vn rico onbre que
muerte de Anguis, y demás no auemos que quería mal a Merlin lo andaua, prouomdo.
comer, demos la tregua al rey y enbiemosle Assi acaescio que aquel rico honbre vino
dezir que se vaya, e nos tememos el castillo a Merlin como alegre, e pidióle consejo ante
e darle hemos en renta diez caualleros ar- el rey apartadamente, assi que no fueron en
mados, e diez donzellas, e cien falcones, e la poridad mas de cinco hombres, e dixo al
cient galgos, e cient cauallos, e cient pala- rey: «Señor, vedes aqui a Merlin, que es vno
frenes»; e a esto se acordaron, e dixeron a de los mas sesudos honbres del mundo e de
los mensajeros, y ellos se tornaron e dixeron- buen consejo; e oy dezir que dixera que
lo al rey, e a Merlin, e a los ricos honbres; Yeringuer muriera a vuestro ruego, e assi
e todos fueron ende marauillados por el gran fue, e por esto vos ruego, señor, que a quan-
saber de Merlin; e quando el rey lo oyó, tos aqui soys que le roguedes por mi que so
pregunto a Merlin que faria, y Merlin dixo: doliente, que me diga de qual muerte mo-
«No faredes al por mi consejo, ca mucho mal riré; ca si me lo quiere dezir, bien lo sabe»;
verna ende después a la tierra; mas agora y todos le rogaron a Merlin, e Merlin dixo
les embiad a dezir que sin mas tardar que que bien entenclia lo que le dezia, e como lo
se salgan del castillo, ca vos biensabeys que dezia, e su embidia, y el mal coracon que
no han cosa de comer, e que los fareys mo- le auia, e dixo: «Yos me rogastes que dixesse
rir mala muerte; e si se quisiere salir, que vuestra muerte; yo os digo que quando ouier-
los dexareys yr a saluo y les direys en que des a morir, que caeredes de vn cauallo e
vayan»; e quando ellos esto oyeron, nunca quebrarvos hedes el pescueco, e assi mori-
tan gran plazer ouieron, ni otra tregua de- reys aquel dia». E quando el rico honbre
mandaron; e a'ssi como Merlin lo dixo, asssí esto oyó, dixo: «Dios me ende guarde». Es-
lo fizo el rey. tonce tiro el rey aparte, e dixo: «Señor,
agora vos miembre desto que el dixo, e yo
yrme he, e después tornalle he a prouar en
GAP. LXXIL — De como los del castillo fizie- otra guisa»; e assi se fue para su tierra,
•ron pleytesia con el rey; y se fueron y de- metióse en otras vestiduras e tornóse do era
xar on el castillo. el rey e hizose enfermo, y embio por el rey
Otro dia de mañana, enbio el rey sus en gran poridad que leuase consigo a Mer-
mandaderos con esta enbaxada al castillo; e lin, en guisa que no supiesse el que era; y
quando ellos esto oyeron que se podryan yr el rey dixo que yria, e de grado, e que Mer-
en saluo, y que se vian sin señor que los lin no sabría por el cosa de su fazienda; e
30 LÍBEOS DE CABALLERÍAS
dixo a Merlin: «Yayamos yo e vos a ver vn mal, porque miente y me anda prouando,
enfermo»; e Merlin dixo: «No vre si no ca en aquellas dos guisas le conuerna morir
fuere con vos e veynte honbres buenos», e •que le yo dixe; e aun ayua le diré la ter-
tomaron los que el quiso, e fueron a ver el cera, mas auisa que aquel dia quel muriere,
enfermo, e tanto que ay llegaron, echóse su quebrársele el pescueco, e colgarse ha, e
rnuger por su consejo a los pies del rey, e morirá en agua, e quien viere su muerte,
dixo: «Señor, fazed aduzir a vuestro ade- todas estas cosas vera que le auernan; y
uino, e que diga si mi señor si guarirá deste seguramente me puede prouar, ca yo verdad
mal»; y el rey dixo a Merlin: «¿Podes saber le diré, y no traseche jamas, ca yo bien se
alguna cosa desto que dize esta muger?» E todo su coracon»; y el rico honbre leuantose,
Merlin dixo: «No morirá deste mal ni en e dixo al rey: «Señor, agora podeys bien
este lecho»; y el dixo: «¿Pues de qual muerte conoscer su locura e no sabe que se dize, e
moriré?»; e Merlin dixo; «Aquel dia que mo- ¿como podra ser verdad de mi, ni de otro
rieres, fallarte han colgado»; e pues que esto cosa tan desaguisada? e agora catad como
dixo, salióse Merlin como sañudo, e dexo al soys sesudo que tal honbre creerles»; y el
rey en casa, y esto fizo porque el rico lionbre rey dixo: «Yo no creeré fasta que vuestra
fablase con el; e quando Merlin salió, dixo muerte vea». Estonce fue el rico honbre
el rico honbre al Bey: «Señor, ¿veys como muy sañudo quando vio que Merlin no se
miente? que me vio dos muertes que una no partia de la priuanca y del Rey; e assi
paresce a otra, e aun lo quiero prouar la quedo el pleyto; y estonces metió cada vno
tercera ante vos, e yo yrme he para vna mientes si podria ser verdad lo que Merlin
abadia, e fazerme enfermo, y embiarvos he dixera.
rogar con el abad, que os dirá que vays a
ver vn monje enfermo, e vos yd alia, y lle-
uad con vos a Merlin», y el rey dixo que CAP. LXXY. —De la muerte del rico honbre
lo faria. en la manera que dixo Merlin,

Yn dia después dende a gran tienpo que


CAP. LXXIY.—Como Merlin dixo al honbre esto fue, caualgaua aquel rico honbre con
bueno su muerte en ciertas maneras. pocos honbres por sobre vna puente ,de ma-
dera, y el cauallo en que yua, finco los yno-
Assi se partió el rey del, e fuesse el rico jos, y el rico honbre cayo ante el,' e dio de
honbre a la abadia, y enbio el abad al rey, la cabeca en guisa que se quebró el pes-
y el rey fue alia con Merlin, y después que cueco, e al erguir del cauallo cayo en tal
oyó missa, fue el abad con el e XXYI mon- guisa que lo trauo vn palo en los paños,
jes, e rogóle que fuesse a ver vn fray le que assi que las piernas fueron suso y quedo
yazia enfermo, y el rey dixo a Merlin si colgado, e la cabeca y las espaldas fueron
yria alia; e Merlin dixo: «Si, de grado, mas so el agua, e assi murió el rico honbre, e
antes quiero con vos hablar, e con Yter dos honbres buenos que yuan con el> quando
vuestro hermano»; y estonce los saco a vna lo vieron assi caer, dieron bozes, e la gente
parte ante el altar e dixo: «Aun vosotros, de la villa recudieron vnos por la puente e
mientra con vos mas fablo. tanto vos fallo otros por barcos, e quando lo sacaron dixe-
mas sandios, e ¿cuydades vos que no se yo ron los honbres: «Catad si ha el pescueco
de qual muerte ha de morir aquel sandio quebrado»; e los que lo cataron dixeron que
qué me prueua? si se, se bien, e yo lo diré si, e los honbres bxienos fueron marauilla-
ayna onde os marauillareys, mas que de lo dos, e dixeron: «Yerdad dixo Merlin, que
que le dixe las otras dos vezes»; y el Rey dixo que este honbre que se le quebraría el
dixo: «¿Puede ser que muera assi?, ca des- pescueco, e seria colgado, e morirá afogado,
aguisado paresce»; y Merlin dixo: «Si assi e bien seria sandio quien no creyesse a Mer-
no fuere verdad, no me oreades de cosa que lin de lo que dixesse, que quanto dize todo
os diga, ca yo se bien su muerte e la vues- es verdad»; y ellos fizieron estonce al cuerpo
tra; e sabed que yo veré a vuestro hermano lo que deuian, e quando Merlin esto supo,
Yter rey ante que del parta». Y estonce se dixo a Yter que amaua la muerte del rico
fueron assi fablando fasta do estaua el en- honbre assi como fuera, e dixole que lo
fermo; y el abad dixo al rey: «Señor, por dixese al rey; y el rey, quando esto oyó,
Dios, fazed dezir a vuestro adeuíno si este marauillose, e dixo a Yter: «¿Dixovos esto
enfermo puede guarescer»; y Merlin fizo Merlin?» e Yter dixo que si, y el rey le dixo:
semblante de sañudo e dixo: «Bien se puede «Preguntad quando fue»; e Yter se lo pre-
leuantar quando quisiere, que no ha ningún gunto, e Merlin dixo: «Esta noche, e de oy
B A L A D B O D E L SABIO M E R L I N ' 31
en seys dias serán aqui los que traen el CAP. LXXYII.—De como Merlin dixo al
mandado; e yo me quiero yr, ca no quiero rey e a su hermano como venían los san-
aqui estar quando ellos vinieren, ca me sones.
preguntarían los honbres por esto de mu-
chas cosas en que yo no queria responder, e Quanclo ellos esto oyeron, marauillaronse
digovos que de aqui adelante no diré ante mucho, e dixeron: «¿Donde podran ellos auer
el pueblo cosa sino tan oscuramente, que no tan gran gente que podiessen sofrir la nues-
sepan los honbres lo que digo sino quanclo tra?» Y el dixo: «No es assi, vn honbre bueno
lo vieren». Assi dixo Merlin, e Vter lo contó que vos auedes en armas han ellos dos; e si
todo al rey, y el rey cuydo que se le ensa- lo no flzierdes sesudamente, destruyros han
ñarla, e pesóle mucho, e preguntóle por do la tierra»; y ellos dixeron: «Nos no farernos
se fuera: «Señor, dixo Vter, yo no se mas»; cosa sin vuestro consejo»; y preguntaron
assi quedo el pleyto, e Merlin se fue a Vber- quando vernian, y el dixo: «Quinze dias an-
landa a "Braysen, por le contar todas estas clados de junio; e ninguno no lo sabrá sino
cosas, e por le dar materia para su libro, e vos en vuestro reyno, e yo os defiendo que lo
assi estouo alli fasta los seys dias que los no digades a ningún honbre, mas fazed lo
mandaderos vinieron, que contaron al rey que vos yo dixere: embiad por todos los ricos
la marauilla de como el cauallero muriera, honbres, e por todos los honbres buenos, e
e quantos lo oyeron, dixeron que no auia en fazeldes mucho de algo e mucha honrra, e
el mundo tan sesudo honbre como Merlin, gran amor lo mas que pudierdes, y ellos
ca nunca le oyeron dezir de las cosas que serán con vos la postrimera semana de junio
eran por venir, que no las viessen e las en el campo de Salabres, e ayuntad todo
fiziesse el escreuir; e assi dixeron todos, e vuestro poder»; y el rey dixo: «¿Como assi
por ende fue eomencado el cuento de las los dexaremos aportar?» Y Merlin dixo: «Si
profecías de Merlin de lo que dixo de los me creyerdes, alongadvos bien lueñe de la
reyes de Inglaterra e de todas las otras ribera de la mar, assi que ellos no sepan que
cosas onde fablo después; mas en este libro vos lo sabeys ni que vuestras gentes que son
no dize sino lo que dixo claramente, sino vn ayuntadas, e pues fueren alongados, enbia-
poco que dixo a Yter. reys vuestras gentes contra las naos, y faran
semblante que quieren defender el puerto
que no aporten, e quando ellos esto vieren,
CAP. LXXYI.— Gomo Merlin vino a la corte espantarse han mucho, e vno de vos yra con
e le contaron la muerte del rico onbre. ellos, y el otro quedara, e parar vos hedes
En aquel tienpo era Merlin muy priuado tan cerca dellos, que los faredes posar en el
de Padragon e de Vter, e quando dixeron llano sobre la ribera de la mar, y pues que
que metia en escrito lo que dixesse, dixolo a posaren, auran mengua de agua, assi que los
Braysen, e Braysen dixo: «¿Faran ellos tal mas ardidos auran gran cuyta, e dos dias los
libro como yo?» «No, dixo Merlin, ca ellos terneys assi; e al tercero dia os conbatiredes
no meterán en escrito en esa lo que no en- con ellos, e si lo flzierdes assi, yo os digo
tendieron fasta que auenga»; y estonce se verdaderamente que vuestra gente vencerá»;
torno Merlin a- la corte, e quando el vino, y ellos dixeron: «Por la fe que tu deues a
contáronle todas las nueuas assi como si el Dios, Merlin, dinos si moriremos en esta
no supiesse cosa, y estonce comenco a dezir batalla».
Merlin las escuras palabras onde se contiene
en su libro grande e sus profecias, que hon-
CAP. LXXYIII. — Gomo Merlin háblaua con
bre no puede saber hasta que las vea, e des- >
el rey e con su hermano.
pues dixo Merlin a Padragon e a Vter mu-
cho homildosamente que los amaua mucho, e E dixo Merlin: «No ha cosa que aya co-
que queria toda su pro e tocia su honra, e mience que no aya fin, ni honbre se deue
quanclo ellos vieron assi homillar, marauilla- espantar de muerte si la reciue como deue;
ronse mucho, e dixeron que dixesse lo que ca todo hombre deue saber que ha de morir,
quisiesse, e Merlin dixo: «Yo no vos quiero e que ninguna riqueza no te puede guardar»;
encobrir cosa que vos deua dezir; miembrese- e Padragon dixo: «Tu me dexiste vna vez
vos quando echastes los sansones de la tierra, que sabias mi muerte, e la de aquel que te
e tanto que alia llegaron, contaron la muerte prouaua; por ende te ruego que me digas mi
de Anguys a su linage, e Anguys era empa- muerte»; e Merlin dixo: «Yo quiero que
rentado de grandes honbres, e suénase por fagays traer las mejores reliquias que teneys,
venir vengar su muerte e por conquerir esta y que jureys ambos que fareys de los cuer-
tierra». pos y de los aueres lo que yo os dixere que
32 ' LIBROS DE CABALLERÍAS
vuestra pro sea; estonces os diré lo que viere dados muy grandes aueres, y ellos alli te-
que sera vuestra pro y que os es menester»; niendo su corte, llegaron las nueuas de las
e assi como Merlin lo cliso, assi lo fizieron ñaues que eran en el puerto. E quandó el
ellos, y preguntáronle por que los hlziera rei lo supo que vinieron en los onze dias de
jurar. junio, entendió que dezia verdad Merlin, y
estonce mando a los perlados de la yglesia
CAP. LXXIX.—De como Merlin departió al que recibiesen los manifestados, e tomassen
rey & a su hermano que vno de ellos auia la confession. E los de las ñaues descendie-
de .morir. ron, e tomaron tierra, e holgaron sobre la
ribera de la mar ocho dias, e al noueno dia
Merlin respondió al rey: «Tu me pregun- arrancaron.
taste de tu muerte, e que seria desta batalla;
yo te diré ende tanto, que mas no me deues CAP. LXXX. — De como supo el rey que
preguntar; vos ambos me jurastes que hariar vemian los sansones sobre el.
d.es mi mandado a vuestra pro, e yo vos
mando que seades en esta batalla buenos e El rey Padragan, quando supo las nueuas
leales a Dios e a vos mismos, e yo vos ense- por las esculcas que con ellos trayan que
ñare como seays leales e buenos: primera- mouian ya, dixólo el rey a Merlin, y el le
mente manifestadvos bien, ca lo deuedes dixo qué era verdad; y el rey le pregunto
fazer agora mas que en otro tienpo, ca vos como haria; «Vos faredes o embiaredes ay de
aueys a conbatir con vuestros enemigos, e si mañana a Yter vuestro hermano, con muy
lo assi flzierdes, como vos yo digo, sabed que gran gente, e quando viere que son bien
los venceredes, ea ellos no creen en la Trini- alongados de la mar en medio de vos e de
dad, e vos creédesla, y demás es sobre lo ellos, llegúese a ellos, tanto que los haga
vuestro, e tomados aquellos que assi mueren passar por fuerca; e de mañana, quando
con Jesu Christo; e yo quiero que sepaysque quisiere mouer, vaya a ellos, e no aura e tal
desde que la Trinidad fue comencada en esta que ose caualgar ni mouer; e assi lo faga
tierra, que nunca fue tal batalla; e vos me dos dias; y el tercero dia, desque el dia fue-
jurastes que fiziessedes vuestra pro e honrra; se claro, que vos vieredes vn drago bermejo
e sabed que vno de vos conuiene que muera correr por ayre entre la tierra y el cielo que
ay, y el que quedare de la batalla mandóle en señal de vuestro nombre, entoce vos po-
que faga vn cementerio el mas fermoso que dedes combatir seguramente, e sabed que
pudiere, e yo ayudare; e tanto quanto la los vuestros vencerán el campo».
Trinidad durare? parescera lo que yo fare; e
agora pensad de ser buenos y de fazer bien
con los cuerpos e con los coracones assi como CAP. LXXXI. — Como Merlin se partió del
os yo mande; y que podays yr ante nuestro rey e de Vter su hermano.
señor honrradámente; e sabed que vno de A esta habla, no fueron sino Padragon e
vos morirá, e mas no os quiero dezir qual, Vtér, que fueron ende muy alegres, e Mer-
porque seays ambos buenos, ca mucho vos lin les dixo: «Yo me yre, e sed seguros de
es menester; e agora pensad de hazer ale- lo que vos dixe, mas pensad de ser buenos
gres coracones y buenos, y de fazer bien su por vuestras manos»; e assi se partieron to-
hazienda vno contra otro, e assi auréys el dos tres; e Yter guiso sus gentes para se yr
amor de Jesu Christo»; e assi enseño Mer- meter entre mar e la hueste, e Mórlin le dixo
lin a los hermanos, y ellos conoscieron que en poridad: «Sed mucho ardid, ca tu no ayas
les aconsejaua bien, e fizieron quanto les el miedo de morir en esta batalla»; e quando
mando, y entonces embiaron por sus ricos Vter lo oyó, alegrosele el coracon; e Merlin
hombres, y recibiéronlos muy bien, e dieron- se fue a Yberlanda a Blaysen, por fazer es-
Íes de sus aueres, e rogáronles que se apa- creuir todo este fecho; e los dos hermanos
rejassen de cauallos e armas; e ñzieronlo fizieron todo como les Merlin mando.
saber por toda la tierra, que la postrera se-
mana de junio fuessen todos a la entrada de
los llanos de Salabres, de contra la ribera de CAP. L X X X Ü . — C o m o fueron desvaratados
Tamisa; y ellos dixeron que lo farian dé los sansones de Padragon e de Vter su
buen grado, e assi passo el termino, e vino el hermano.
dia que fue puesto, e los hermanos hizieron
quanto Merlin les mando, e fueron tener su Metióse Yter entre las hueste e las naos,
corte por Pentecoste sobre la ribera de aquel ca los hallo y- a lueñe de la ribera en vn llano
rio; e alli se ayunto el pueblo, e alli fueron sin agua, e acuytolos, de guisa que los fizo
posar; e assi los tuuo Yter apartados dos
BALADRO DEL SABIO MERLIN 33
días, e al tercer día vino el rey Padragon, e poridad, pero bien viera el dragón correr por
YÍO los de la hueste que hizieron ya sus hazes el ayre; e pues Yter todo esto contó, dixo
por conbatír con. Vter, e quando esto vio, Merlin que el dragón viniera a buscar la
fizo fazer sus hazes; y esto fue fecho ayna, muerte del rey «e la tu ventura, e sabed que
ca bien sabia cada uno con quien auia de Padragon ouiera nonbre de baptismo Prede-
tener; estonce se fueron llegando vnos con- rilicos (ambrosia), masías gentes de tierra de
tra otros; e quando los sansones vieron las Londres le pusieron nombre Padragon, por-
dos huestes, e vieron que sin lid no se po- que traya en su seña vn dragón, e por ende
dían tornar a sus ñaues, fueles muy mal; y le pusieron este nombre, que nunca lo des-
estonce pareció el dragón bermejo por el pués perdió, e yo quiero que ayas aquel
ayre, e corría por el, y echaua huego e llama nombre por batalla que venciste; e por el
por la boca © por las narizes; y quando los dragón que se te demostró e por amor de tu.
sansones lo vieron, ouieron muy gran pauor; hermano; e desde oy mas, sera tu nombre
e Padragon e Yter dixeron a sus gentes: Yter Padragon; e manda hazer dos dragones
«Agora los vayamos a ferir, ca vencidos son, de oro, y el vno dellos faras poner en la
que todas las señales vemos que Merlin yglesia de Cardoyl y el otro faras lleuar en
dixo»; y el rey e los suyos se dexaron yr a batalla campal quando fueres».
ellos quanto los cauallos los pudieron lleuar;
e quando Yter vio que el rey yua a ferir, el
fue a ferir de su parte también, o mejor; e CAP. LXXXIV.—De como Merlin e/mhio a
assi se comeneo la batalla de Salabres, e yo Irlanda por las piedras para fazer las se-
no vos quiero dezir quien lo ñzo mejor ni pulturas.
peor; mas después que la batalla fue comen- E fizóse llamar el rey Yter Padragon por
cada, sabed que Padragon fue muerto, e consejo de Merlin, e assi señoreo los ricos
otros muchos honbres buenos con el; y el li- hombres, e la lealtad de Merlin y el buen
bro cuenta que Vter venció la batalla, y que consejo que dio a los hermanos, e assi fue
murieron muchos de los suyos, e mas de los Merlin prouado por Yter Padragon; y el rey
sansones no quedo ninguno que todos no Padragon estuuo en su reyno, e touolo en
muriessen en la batalla y en la mar; e assi paz; estonce le dixo Merlin: «¡Como! ¿Xo
se acabo la lid del canpo de Salabres, e Yterfaras tu mas a tu hermano que yaze muerto
quedo en el canpo, e fue señor del reyno; e en Salabres?» E Padragon dixo: «Amigo,
alli hizo todos los cuerpos de los christianos
¿que quieres que faga? ca luego sera hecho si
ajuntar en vn lugar, e cada vno truxo a su es cosa que pueda ser fecho por honbre»; e
amigo, e Yter hizo a y traer a su hermano, Merlin dixo: «Conuiene que tu quieres tu
e fizo ay traer monumentos para todos, e juramento, e yo mi palabra, ca yo te dixe
hizo escreuir sobre cada vno su nonbre; e que faria tal cosa por que siempre duraría»,
hizo hazer el monumento de su hermano e Yter Padragon dixo: «Yo esto presto para
mas alto que los otros, e dixo que no escre- hazer lo que tu quisieres»; y Merlin dixo:
ueria ende su nombre, ca mucho seria loco «Embia por vnas piedras grandes que ay en
el que lo viesse, que no supiesse que era el Irlanda, e yo las mostrare [a] aquellos que por
señor de aquellos que ay estaua; y estonce ellas fueran»; estonces aparejo el rey ñaues
quedo Yter por señor de la tierra, e fuesse y gentes muchas, y enbio alia; y Merlin fue
a Londres con todos los perlados de la sanctacon ellos,- e mostróles vnas piedras luengas
yglesia; e hizose coronar e sagrar; e fue reye gruessas; e quando las ellos vieron, to-
después de la muerte de su hermano. Y de uieronlo por gran marauilla, e dixeron que
aquel dia en quinze dias vino Merlin a la cor-
todos los del mundo no podrían vna boluer,
te de Cardoyl. «ni tales piedras, dixeron ellos, no meteremos
en ñaues sobre mar»; y Merlin dixo: «Si vos
estas no podedes lleuar, en vano venistes
C.u\ LXXXIII. — Como Vier fue llamado acá, ca no lleuaredes ende otras». Estonces
Vter Padragon por consejo de Merlin. se tornaron al rey, e dixeronle la gran ma-
En gran manera fue alegre el rey Yter rauilla que les mandara hazer, ca les man-
con Merlin, y Merlin dixo: «Yo quiero que dara traer tales piedras, que cada vna sera
tu digas todas las cosas e todas las señales tamaña como vna peña; e llamauan aquel
a tu pueblo que te yo ante dixe que te lugar do las piedras estauan: la corona de los
auerna en esta batalla, e como hize jurar a jayanes, e por verdad los jayanes las echaron
ti e a tu hermano»; e como lo Yter conoscio en otro tienpo ende por cobrir los cuerpos
todo, fuera el Dragón, de que no supo cosa, de los reyes que en la tierra ouiesse, e no
ca lo no dixera Merlin sino a Padragon en podría ninguno dentro echar si no mouiessen
LIBROS DE CABALLERÍAS.—-3
84 LIBROS DE CABALLERÍAS
vna piedra ele aquellas, que eran atan altas ca yo quiero que la pro y el grado de nuestro
e tan pesadas, que ninguno no las podía señor sera todo vuestro»; y el rey lo otorgo
mouer por fuerca de gente, si por arte no; y que nunca lo dirá; y estonce dixo Merlin al
el rey dixo a Merlin lo que su gente dezia, rey: «Señor, vos sabedes bien que yo se todas
e Merlin dixo: «Pues que todos me fallescie- las cosas hechas e dichas y pensadas, e quiero
ron, yo cumpliré lo que prometi». que sepades que esto se yo por natura del
diablo; e nuestro señor Dios me dio seso y
CAP. LXXXY. — Como fueron puestas las entendimiento que snpiesse todas las cosas
piedras en el cementerio de Salobres.. que auia de venir, e por esto que vos en tal
guisa mostré, me pidieron los diablos, e
Estonce hizo Merlin traer las piedras de agora podredes saber donde he el poder de
Irlanda por arte, aquellas que llamauan la las cosas que hago e digo; e agora te quiero
corona de los jayanes, que agora son en el dezir lo que sé».
cementerio de Salabres; y el rey las fue ver,
y lleuo consigo gran gente que viessenlas CAP. LXXXVIL—Como Merlin ordeno que
marauillas de las piedras; e quando las vie- se fixiesse la Tabla Redonda.
ron, dixeron que todo el mundo no podría
mouer vna piedra, y de mas metellas en «Señor, vos deuedes bien saber que nues-
ñaues; mucho se marauillaron como Merlin tro señor vino en tierra por saluar el pueblo,
las podría hazer venir; ninguno no lo viera y que en dia de la cena comió con sus discí-
. ni lo supiera. Y Merlin dixó que mejor pare- pulos; e ácáescio que nuestro Señor tomo
cían erguidas que no tendidas, e dixo: «Agora muerte por nos, e vn cauallero le pidió; e
vos tirad afuera, que yo las erguiré»;. y el fueló dado el su cuerpo en gualardon de su
rey dixo: «Esto no podría ninguno hazer. soldada; e nuestro señor llamo mucho, que
según es mi pensamiento, sino Dios»; e Mer- quiso que le fuessedado; y el cauallero sufrió
lin. dixo: «Verlo hedes, e assi me quitare de después grandes trabajos, y después, a luen-
lo que prometi a vuestro hermano». Y estonce gos tienpos que nuestro señor fue resuseitado,
cargó Merlin las piedras, que son agora en el auino que aquel cauallero fue en vna tierra
cementerio de Salabres, e serán en quanto el yerma con gran pieca de su linage, e vn gran
mundo durare; e assi quedo aquella obra pueblo con el; e fue assi que les virio vna
acabada por el seso e por la sabiduría de gran hambre, y el rogo a nuestro señor que
Merlin, y el quedo con el rey, é seruiolo le mostrasse que por que quería que sufriesse
mucho tiempo-, e amoló mucho, tanto que atan gran lazeria; e Jiuestro señor mandóle
bien supo Merlin que auia su.amor derecha- que fiziesse vna mesa en nonbre de aquella
mente e que le creya de quanto le dezia. en que el estuuiera a su cena con sus apos-
tóles, e mandóle que pusiesse en ella vaso
que el traya, y que lo cubriesse de paños
CAP. LXXXYI.— Como Merlin fablo con el blancos de xamete; e aquel era el sancto
rey Vler sobre fazer la Tabla Redonda. Cirial, y el que aquella mesa pusiesse, essa
Agora dize el cuento que vn día auino que hora auerian cumplimiento en su coracon de
Merlin saco aparte a Yter Padragon, e di- todas las cosas; y en aquella mesa auia siem-
xole: «Rey, a mi conuiene que vos descubra pre vn lugar vazio, que signiñeaua el lugar
la mayor poridad y el mejor consejo que yo de Judas, el que comiera a la mesa con núes-'
en el mundo se, e yo veo que esta tierra es tro señor quando le dixo nuestro señor: co-
vuestra, e que ningún honbre no puede ser ntigo come e b&ue el que me traerá^ e aquel
mas señor de su rey no que vos; e por esto fue partido de la compaña de Jesu Christo,
os quiero dezir vna cosa y que no seades e su lugar quedo vazio fasta que nuestro
malo de temer»; e dixo el rey: «Toda cosa señor assento otro honbre que auia nombre
que me digades,-yo la creeré e fare todo mi Matia, por cunplir el cuento de los doze
poder»; y Merlin dixo: «Señor, si vos qui- apostóles, que assi son dos mesas fechas a
sierdes fazer lo que vos yo mostrare, el prez plazer de Dios; e'si me quisierdes creer, vos
e la honrra sera vuestra; que yo os quiero haredes la mesa tercera en nonbre de la
enseñar tal cosa a fazer, que poco vos costara; santa Trinidad, e yo vos prometo que, si lo
e por que mas auredes el amor de Dios si la hízierdes, que gran pro vos ende verna, e
fazeys». «Agora, dixo Yter Padragon, dezid, honrra al alma e al cuerpo; e tales cosas
ca ya cosa tan estraña no direys que por ende vernan, de que vos marauillaredes mu-
honbre pueda ser hecha, que la yo no faga»; cho, e sera vna de las cosas del mundo onde
y estonces dixo Merlin: «Yo no vos diré cosa los buenos mas hablaran, ca mucho aura
estraña, mas ruegovos que tengays poridad, Dios dado gran gracia aquellos que ay fue-
B A L A D R O D E L SABIO M E R L I N 35
ren; y esta mesa aura nonbre tabla redon- quiero que los honbres, quando vieren las
da; e digovos que las gentes que aquel vaso cosas que han de venir, que no digan que
guardaron, fueron por voluntad de Dios con- las yo hize».
tra occidente, e, si me quisierdes creer, ha-
redes lo que vos digo e ayna auredes plazer.» CAP. XO.— Como los camilleros dixeron al
rey que prouasse la silla peligrosa.
CAP. LXXXYIIL—Gomo Merlin ordeno en Assi se partió Merlin de Yter Padragon,
que lugar se firáesse, la tabla redonda. e fuesse a Yiuerlanda a Blaysen, e dixole
todas estas cosas e lo que pasara de lo de la
Merlin fablo assi con el rey, e al rey plugo
mesa, e otras muchas cosas que veredes en
mucho dello, e dixo: «Yo no quiero que nues-
su libro; e assi estuuo mas de dos años que
tro señor pierda cosa que sea a su voluntad,
no vino a la corte, e aquellos que no amanan
e quiero que sepa que yo me meto en tu
a el ni al rey, que bien lo mostrauan cada
poder, e que me no mandeshazer cosa que yo
que podían, vinieron a Cardoil al vej a vna
no haga, si es cosa que pueda»; e assi eciio
corte que hizo en dia de nauidad, e dixeron:
el rey el pleyto sobre Merlin, e fue ende
«¿Que es esto, o por que no esta algún honbre
muy alegre, e Merlin le dixo: «Si vos plaze
bueno en aquel lugar, e assi sera la mesa
questo sea hecho ¿do quereys que sea hecho?»
conplida?» Y el rey respondió e dixo: «Mer-
y el rey dixo: «Do tu quisieres, e do entendie-
lin me dixo de aquel lugar vna gran mara-
res que sera mas a plazer de Jesu Ohristo».
uilla; que ningún hombre no podria ser en
Merlin dixo: «Nos lo haremos en Cardain o
mi tiempo, e que aun no era nacido el que
en Graiaz; e alli hazed ayuntar a vuestro pue-
auia de ser»; y ellos le fablaron falsamente,
blo en dia de Pontéeoste, y vengan caualle-
ca eran falsos: «E ¿como señor creeys vos
ros y dueñas, e vos guisaredes como los reci-
esta marauilla, e cuydades vos que mejores
bades bien, y como seades muy alegre, e
honbres verhan después de vos que nos
como dedes grandes dones; e yo yre ante que
agora somos en vuestra tierra?» Y el revdixo:
vos, e haré la mesa, e vos me daredes gente
«No se y mas, sino Merlin que me dixo esto
que hagan lo que yo mandare. E quando vos
que os digo», y ellos dixeron: «Agora no
y el pueblo fuerdes ayuntados, yo escogeré
ualeys nada si no lo prouades»; y el rey dixo:
los que ay auian de ser».
«JSTO lo prouare agora, ca mas paresce que
me seria mal, y que Merlin se enojaría por
CAP. LXXXIX.—De como fue fecha epuesta ello»; y ellos dixeron: «ríos no dezimos que
la tabla redonda. lo proueys agora, mas deais que Merlin sabe
quanto los honbres fazen e dizen, y imites sabe
Fue fecha la tabla redonda en el tienpo de lo que agora nos del dezimos y de su obra,
Yter Padragon, y el rey dixo a Merlin, des- verna si es biuo, y entonces prouaremos
pués que sus gentes fueron llegadas: «Yos aquel lugar por la gran mentira que el dixo,
deziades verdad, e agora se -bien que nues- e si no viniese de aquí a Pentecostés, teño
tro señor quiere que esta tabla sea fecha, por bien que nos la prouaremos muy de gra-
mas yo me marauillo del lugar vazio, e que- do, ca muchos honbres buenos ay en vuestro
ría vos rogar que me dixessedes de quien auia reyno, de vuestro linage, que la prouaran
de conplir aquel lugar»; e Merlin dixo: «Tan- de grado, y vereys como se podra alguno sa-
to vos puedo yo dezir, que no sera conplido car»; y el rey dixo: «Si no pensasse que
en nuestro tienpo, ende aquel que ha de ser pesaría a Merlin, no ha cosa en el mundo
paare de aquel que el lugar ha de cunplir; que mas ele grado fiziesse»; y ellos dixeron:
e aun no ha yazido con muger, e conuerna «Esperad a Merlin, e, si no viniere, certarlo
que aquel que este lugar ha de cunplir. que hemos nos», y el rey lo otorgo, y estonce
cunpla después el lugar de la mesa do es el fueron ellos muy alegres, e cuydaron que
sancto Grial, ca los que lo guardan nunca lo pusieran muy bien.
vieron cunplido, ni esto no sera conplido en
vuestro tienpo, mas en el tienpo del rey que
CAP. X C I . — Cómo fue prouada la silla
verna después de vos, y ruegovos que en
milagrosa por vn ecvuaüero, e murió.
esta villa hagades vuestra corte tres vezes
en el año»; e dixo que lo faria muy de grado. Quedo este pleyto assi fasta el dia ele Ven-
E Merlin dixo: «Yo me yre, e no me vérs- téeoste, y el Rey fizo saber por toda la tie-
eles deste gran tienpo»; y el rey dixo a Mer- rra que viniessen a su corte, y Merlin, que
lin: «¡Como! ¿no seredes vos ay cada que yo todas las cosas sabia, dixo a Blaysen que no
hiziere mi corte?»; e dixo el: «No, que yo yria ay, porque aulan a probar el lugar, e
36 LIBROS DE C
que mas queda que lo prquassen por su mal dixeran. E Merlin dixo: «Agora sed bien
seso e por lionbre malo, que por el suyo e castigado, que no prouedes este lugar, ca yo
de honbre bueno, ca si el fuesse, e dirán, lue- os digo que os puede venir ende mal; ca el
go que no fuera sino por los destoruar, e por lugar e la mesa es gran significanca e muy
esto no quiso alia yr, e atendió fasta quinze alta, e ay verna della mucho bien a este
dias después de Pentecoste. Y el rey, e gran reyno»; e después preguntóle Vter Padragon
gente con el, vinieron a Cardoyl. B aquellos que le dixesse, si le plazia dezir, que fuera
que auian de prouar el lugar, hizieron nue- de aquel que estuuiera en el lugar, ca mucho
uas de suyo que Merlin era muerto, e que lo tenia por gran marauilla, e Merlin dixo:
lo mataran villanos en vn monte, e tanto hi- «No vos tiene pro de preguntar, ni va cosa
zieron dezir e dixeron, que el rey mestno lo que lo sepades, e mas pensad de aquello que
cuydo, e lo mas porque el daua tanto, que comencastes e de lo mantener lo mas honra-
no cuydaua que süfriessen que aquel lugar damente que podierdes, e hazed algo en esta
fuesse prouado; y el rey fue en Cardoyl en villa por amor de la tabla redonda, ca bien
bispera de Pentecoste. y pregunto aquellos sabedes, por la prueua que vistes, que ha
que querian prouar el lugar que el queria ser; menester que la honredes; e yo yrme he, e
e vno que era mas priuado del rey, que co- vos fazed lo que os digo»; y el rey dixo que
mentara este plej^to, dixo: «Señor, no quiero todo lo faria assi. E assi se partió Merlin del
que otro sea sino yo»; y el era de gran lina- rey e se fue; y el rey mando fazer en la villa
ge, e rico hombre, e poderoso en la tierra; y cosas grandes y fermosas en que tuuiessen
el rey fiziera ay venir caualleros, e clérigos, siempre su corte, y fizo saber por toda su
e honbres buenos e villanos; tanbien cuida- tierra que estas tres fiestas tenia siempre
ua que Merlin viniesse; después vieron que su Cardoyl: por la nauidad, y el dia de
no venia Merlin, dixo aquel cauallero que Pentecoste, y el dia de todos sanctos. E assi
el queria ay ser, y estonce fue a la mesa do fue vn gran tiempo que üiuo alli su corte,
los caualleros estauan, e dixoles: «Yo vengo como en costunbre auia.
con vos ser por vos hazer conpañia»; y ellos
no fablaron cosa, ante esttiuieron muy calla-
dos e muy humildes; miraron que queria CAP. XCIIL—Como el rey Vter se enamoro
fazer; y el rey e muchas gentes estauan alli de Iguerna.
llamadas; e aquel dia passo por los caualle- E assi auino que el rey Vter Padragon
ros, e fuesse a sentar en el lugar vazio. E enbio por sus ricos honbres, y embioles a
tanto que se assento en la silla, hundióse dezir que, por su amor e honrra, que tra-
como si sumiera en agua, que ninguno de xessen ay consigo a sus mugeres; e assi
quantos ay estauan no supieron que fuera como el rey lo mando, assi lo fizieron ellos;
del; e quando sus parientes vieron que assi e sabed que ouo ay gran conpañia de caua-
se ediera, quisieron ay assentar por se per- lleros e de dueñas e donzellas, mas no
der con el por el duelo que del auian; y el deue lumbre contar, ni puede, todos los que
rey mando a los honbres buenos que se le- ay fueron, mas contarvos e de aquellos
\iantassen de la mesa, e assi no sabrian qual donde mi cuenta fabla. E por ende quiero
era el lugar; y ellos leuantaronse ende lue- que sepays que el honrado duque de Tintu-
go, y el duelo fue muy grande en la corte; guel fue ay, e lleuo su muger Iguerna, e
y el rey se tuuo joor engañado, e dixo que tanto quanto que Yter Padragon la vio,
ante lo dixera e que no le quisieron ende amóla mucho, pero no le mostró ende cosa,
creer. sino que la miraua muy de grado, tanto que
ella lo entendió, e se auino al pleyto; e en
aquellos dias vino antel lo menos que pudo,
CAP. XCII. — Como Merlin vino a fablar con ca era muy buena dueña y amiga de su ma-
el rey e le consejo que fixiesse. rido; y el rey, por su amor, embio donas a
E assi se escuso el rey, e a los onze dias todas las dueñas; y embio a Iguerna aquellas
de Pentecoste vino Merlin, e el rey fue ende que vio de que mas se pagaria, y ella supo
muy alegre y salió contra el, y tanto que que enbiaria donas a todas; e por esto no
Merlin vio al rey, dixo: «Mal fezistes deste recelo de tomallas, e tanbien entendió que
lugar que dexastes prouar aquel cauallero»; el no enuiara a las otras sino porque las
y el rey dixo: «El nos pensó engañar, y el tomasse ella las suyas. E assi tuuo Vter Pa-
engaño fue sobre el». Merlin dixo: «Assi dragon aquella corte tan cuytado de amor,
auieñe a muchos, que piensan engañar a que no supo qué hiziesse, e rogo a todos los
otre y engañan a si, y dezian que villanos caualleros que fuessen con el por Pentecoste
me mataran»; y el rey dixo que assi lo y traxessen sus mugeres; assi lo otorgaron.
BALADKO DEL SABIO MEPvLIN 37
CAP. XCIV.— Be como el rey Vter Padragon lleros, y a sus dueñas e donzellas, e a todos
dio donas a todas las dueñas por amor de aquellos que entendió que seria bien em-
Iguerna, pleado, e fue alegre el rey aquella fiesta, e
hablo con vn escudero suyo en que se fiaua
E assi se fueron, e quando se ouieron ele mucho mas que en los otros e auia nonbre
yr, el rey fue con el duque de Tintuguel Ylser, e dixole el grande amor que auia de
tina gran pieoa, e honrrolo mucho, e al par- Iguerna, que pensaua morir si no ouiesse
tir cliso a Iguerna: «Señora, tanto quiero algún consejo. E Ylser dixo: «Señor, mal
que sepades que leuays el mi coraeon»; ella seso es que cuydades por vna muger morir,
hizo semblante que no lo quéria entender, y ca yo oy dezir que toda muger, si es deman-
el rey despidióse, y el duque se fue con su dada e seguida, a que honbre pueda fazer
muger. y el rey quedo en Cardoil y conforto su voluntad, como dar donas e honrrar aque-
los hombres buenos que a la mesa estauan; llos e aquellas que con ella vienen, e a los
mas como quier que al entendiesse, todo su que ella ama, e de fazer e dezir toda su
caracon era en Iguerna, y assi se sufrió toda voluntad a cada vno lo mas que pudiere,
su cuyta fasta Pentecoste; e a este día los nunca oy fablar a muger que contra esto se
ricos honbres e las dxieñas auian de venir a pudiesse defender, si honbre pudiesse con
la corte, mas mucho fue alegre el rey quando ella hablar cada vez que quisiesse. E vos,
vido a Iguerna, e dio gracias a Dios, e dio que soys rey, os desconfortays». Y estonces
muchas donas a dueñas e donzellas e a caua- dixo el rey a Ylser: «Bien dizes, e sabes
lleros. E quando quiso comer, fizo sentar bien lo que conuiene a tal cosa, e ruegote
ante si al duque, e fizo tanto, por sus pre- que me ayudes en todas guisas que pudie-
sentes y por su catar, que ella entendió que res, e toma de my auer lo que quisieres,
la queria mucho, e pesóle mucho dello, mas e dalo assi como dizes, e cunple a cada vno
conuinole sufrillo; e assi supo Iguerna que su plazer, e fabla con Iguerna como vieres
la amaua el rey. T el rey fizo en aquella que mas muestre»; e Ylser dixo: «Agora
fiesta mucha honrra a los ricos honbres y a dexad, que yo haré ay todo mi poder».
Iguerna; e quando la fiesta passo, despidié-
ronse, y el rey les rogo que viniessen a su
corte assi como era puesto, y ellos lo otorga- CAP. XCYI. — Como Vlser hablo con Iguerna
ron que assi lo farian; e assi se partió la por mandado del rey,
corte; y el rey sufrió cuyta fasta que lo dixo Ylser dixo al rey, a Uter: «ISTo guarda
a dos sus priuados, y ellos dixeron: «¿Que derecho ni razón de mesura, e pues assi es,
queredes vos que fagamos en esso, que cosa aued grande amor con el duque, e fazelde
no pediredes que nos ay no fagamos?» Y el conpaña, e honrraldo en guisa que ayades
rey dixo: «¿Gomo la podria yo hauer? mas si su amor lo mas que.pudierdes. E yo pensare
fueredes do ella es, entendérnoslo han las de fablar con Iguerna»; y el rey dixo que
gentes, e seremos ende profanados»; y el esto bien sabia el fazer; y assi lo fablaron.
rey les pregunto que consejo le dauan; y Y el rey fizo gran fiesta, y el duque siempre
ellos le dixeron: «El mejor consejo que nos fue en su conpañia, e fizo e dixo quanto el
sabemos es este: que embiedes dezir a vues- quiso, e dio muchas donas, y el e su com-
tros ricos onbres e eaualleros que queredes paña; e Ylser fablo con Iguerna, e dixole
hazer muy gran corte, y que vengan guisa- aquello que el entendió que mas le plazeria;
dos de estar ay quinze dias, y que traygan e traxole por muchas vezes ricas donas, y
a sus mugeres. Y assi podeys ver a Iguerna ella se defendió ende, e no quiso cosa hablar.
gran pieea a vuestro plazer, e de fablar con Assi que vn dia auino que Iguerna saco
ella vuestro amor». Mucho pareció derecho aparte a Ylser, e dixo: «Ylser ¿por que me
al rey lo que los sus priuados dezian, y embio queriades dar estas donas?»; e Ylser respon-
a dezir a sus ricos honbres e eaualleros que dió: «Por vuestro gran merecer, e por vues-
fuessen todos en Cardoil con el por Pascua tra gran bondad, por vuestro gran donayre.
florida, y que truxessen sus mugeres; y que E yo, señora, no vos podria dar ende cosa,
viniessen guisados de estar quinze dias con e todo el auer del reyno es vuestro para
el; e assi lo fizieron como el rey mando. fazer del toda vuestra voluntad». Y ella
dixo: «¿Como?» Y Ylser dixo: «Porque vos
aueys el coraeon de aquel cuyo el es, y el
CAP. XCY.— Como Vlser consejaua al rey su coraeon es vuestro; e por esta razón todas
sobre los amores de Iguerna. las sus cosas son en vuestra merced». E
Aquella pascua tomo el Rey corona, e dio Iguerna dixo: «¿De qual coraeon me lo dezi-
muchos dones a sus ricos honbres y eaua- * des?» E Ylser dixo: «Del rey»; e ella leuanto
38 LIBROS DE CABALLERÍAS
la mano e signóse, e cliso: «¡Ay Dios, copio torno al rey e dixo que se lo agradescia
son los reyes traidores! ca este faz sen- mucho; mas el mentia en esto, que no.le
blante de mi señor amar por me escreuir; e dixo cosa.
agora te digo que jamas te auenga que esto
minea me digas, ea bien sabe que lo diré a CAP. XCVIII.—Como el duque fallo triste
mi marido; e, si lo sabe, no ay al sino tu a Igtierna su muger.
muerte; e yo no lo encobrire mas desta Tez»;
e Vlser dixo: «Esto seria ini honrra, morir Tuuo mucho el rey que vernia gran bien
por mi señor; ea yo nunca vi muger que se porque Iguerna tomo la copa, e Vlser fue al
defendiesse ele auer rey por amigo, que mas palacio do Iguerna comia con otras dueñas,
la amasse que a ssi, ni el, mas cuyda que lo por ver el continente que hazia; e fallóla
dezides por infinta; dueña, por Dios, aued muy sañuda e pensando; e desque leuanta-
merced del rey vuestro señor e de vos mesma. ron las mesas, llamo a Vlser, y dixole; «Por
que, si assi fuesse, que quedaredes del auer gran traycion me embio vuestro señor la
gran merced; e bien vos verna ende, ca vos copa, mas sabed que no ganara ay nada, ca
ni el duque no vos podedes defender con- yo le haré caer eras en gran vergüenza ante
tra voluntad del r e y » . E Iguerna respon- que el dia salga, ca diré a mi señor la tray-
dió: «Si Dios quisiesse, yo me defenderé cion con que el e vos andades»; e Vlser res-
bien, que jamas no seré en lugar do el me pondió: «So soys vos tan sandia que tal cosa
vea». dixessedes a vuestro señor, ca vos guardare-
des ende bien». Y ella dixo: «Mal venga
ende a quien se guardare». Estonce se partió
C A P . XCVIL— Como el rey enbio vna copa
Vlser della y se fue para el rey, que se le-
de oro a Iguerna que el mucho quería. uantaua de comer, e andaua muy alegre; e
Partido Vlser de Iguerna, e fuese al rey, tomo al duque por la mano, e dixole: «Va-
e contóle quanto le dixera Iguerna; y el rey yamos a ver las dueñas»; y el dixo: «Plaze-
dixo: «Assi deue responder buena dueña, e me». Y fueron al palacio donde Iguerna co-
n o se vencer tan presto». T esto fue onze mia e las otras dueñas, e fueron alia muchos
dias después de Pentecoste, que el rey estaua caualleros por ver las dueñas; mas Iguerna
a la missa y el duque con el; y el tenia ante bien supo que no yua alia el rey sino por
si vna muy rica copa de oro e muy fer- ella, e sufrióse todo aquel dia; e a la noche
mosa, e Vlser hinco los hinojos ante el Rey, fuesse para su posada, e quando el duque
e dixo: «Señor, enbiad esta copa a Iguerna, alli fue, fallóla llorando e faziendo gran due-
e dezid al duque que le mande que la tome»; lo, e marauillose mucho por que lo hazia, e
y el R e y dixo: «Bien dixistes»; e Ylser se tomóla en los bracos como aquel que la ama-
leuanto, y el Rey fue muy alegre, e clixo al. ua mucho, y preguntóle que auia; y ella dixo
duque; «Vedes aqui vna muy hermosa copa, que queria ser muerta; y el duque se mara-
mandad a Iguerna vuestra muger que la uillo y preguntóle por que; y ella dixo: «No
tome e que beua con ella»; y. el duque res- vos lo encubriré, ca no es cosa para en-
pondió assi como aquel que no entendía cubrir».
n i n g ú n mal, e dixole: «Rey señor, grandes
mercedes»; y el la tomo muy de grado, e
CAP. XOIX.—De como Iguerna dixo al duque
llamo a vno de sus caualleros que auia non-
que el rey la amaua.
bre Bretel, e dixo: «Tomad esta copa e leuad-
la a vuestra señora de parte del rey». E Bre- «Sabed que el rey me quiere gran bien, &
tel tomo la copa, e fue a la cámara do Iguerna todas estas cortes que vos vedes que faze, no
comia, e hinco los ynojos ante ella, e dixole: las haze sino por mi, e todas estas dueñas que
«Señora, el rey vos enbia esta copa, e mi faz venir, no es sino por razón que me tra-
señor mandaros que la tomeys, e que beua- yades, que bien de la otra vez lo se; e siem-
des con ella por amor del rey». E quando pre me defendí del e de sus donas tomar, e
ella oyó esto, ouo m u y gran pesar, y ember- agora fezistesme vos tomar la copa, y em-
mejecióse, e no oso rescelar de tomar la biastesme dezir que beuiesse con ella por
copa, e tomóla, e beuio con ella por amor amor del rey, e por esto querría ser muerta,
del rey, e ouo muy gran pesar, e la copa E porque no me puedo defender del ni de
fuera llena de vino; e, desque ouo beuido, Vlser su consejero, e por ende me recelaua
dixo a Bretel que la Ueuasse al rey; e Bretel que, si vos lo dixesse. que vos no poclriades
dixo: «Mi señor vos manda que la tomedes»; del partir sino mal; e ruegovos como a mi
y el rey se lo rogo ende mucho; e quando señor que me tomedes a Tintugel, ca no
ella vio que assi era, tomo la copa, e Bretel quiero estar mas en esta villa.»
B A L A D R O D E L SABIO M E R L I N . 39
CAP. 0.—-De como el duque se fue con daua con su muger; e quando ellos lo oye-
Iguema su muger. ron, marauillaronse mucho, e dixeron: «Esto
no puede ser, e bien deuia mal recebir quien
El duque, quando esto oyó que el rey ama- tal traycion buscaua». Y el duque les dixo:
na mucho a su muger, fue tan sañudo, que «Señores, yo vos ruege por Dios e por vues-
no podia mas, y embio por sus eaualleros tra honrra, e por lo que deueys fazer, que
encubiertamente, e dixoles: «Apare jadvos en me ayudeys a defender mí tierra si el rey me
como caualguemos lo mas escondidamente quisiere hazer guerra». E todos dixeron a
que pudiéremos, e no me pregunteys por que vna que esto harían ellos muy de grado, e
fasta que yo os lo diga; e no lleuedes cosa pornian ay los cuerpos e las haziendas.
de lo vuestro sino dos cauallos e armas; y
lleuarlo han de mañana em pos de nos, e yo
quiero q\ie el rey no lo sepa como nos ymos». CAP. CIIL—Como el rey embio a desafiar
E assi como el duque lo dixo. assi fue todo al duqite, .y el duque puso su muger .en
hecho; e caualgaron lo mas encubiertamente Tituguel. •
que pudieron, e fueronse para su tierra, e a
la mañana fue grande la Suelta en la villa Aconsejóse el duque con sus vassallos, y
de los que quedaron, e aderecaronse de yr el rey, quando oyó el mandado, rogo a sus
em pos dellos. ricos honbres que le ayudassen a vengar su
gran tuerto e la desonrra de su corte, y ellos
tuuieron al duque por muy malo, que solían
CAP. CI. — Como el rey entro en consejo tener por sesudo, e dixeron que lo harían de
sobre la yda del duque. grado, mas que lo enbíasse antes a desafiar,
Otro dia, quando el rey supo que el du- y después, que fuesse sobre el; y el rey lo
que se fuera assi, fue muy sañudo, y embio hizo, e rogóles que aquel dia fuessen con el
por sus ricos honbres e dixoles la desonrra assonados; y el rey embio a desafiar al du-
que el duque le fiziera; y ellos se marauilla- que, y el duque dixo que se defendería; e
ron mucho por que fiziera tal locura; e nin- los mensajeros tornaron al rey con este men-
guno dellos no sabia por que el duque lo saje, y el duque dixo a sus vassallos como
fiziera, ni comd lo pudiesse entender. T el el rey lo mandaua desafiar, y que le ayudas-
rey les dixo que le consejassen como ouiesse sen, y ellos dixeron que lo ayudarían de
onmendamiento; e contoles quanta honra e muy buen grado; e hablo con ellos, e dixoles
quanto amor le fiziera. mas que a ninguno que no auian sino dos castillos en que se pu-
de los otros. Y ellos dixeron que se maraui- diessen muy bien defender, mas aquellos
llauan por que^lo fiziera, y el rey dixo: «Yo dos eran tales, que no podría el rey tomallos
embiare a el, si os parece, que me venga a mientra biuiesse, e guisóse, e metió la mu-
enmendar el tuerto que me fizo, y que se ger en Tituguel con dozientos eaualleros,
torne assi como se fue por me fazer derecho»; ca bien sabían que aquel castillo que no te-
e a este consejo se otorgaron todos, y enbio mía a nada, e metiosse el con su caualleria
el rey dos honbres buenos, y ellos fueron al en otro castillo que era muy grande, mas no
duque, e dixeronle el mensaje, e cuando el era tan fuerte, ca bien supo de la otra gran-
duque oyó que auia de yr como se fuera, de, que no la podría defender, e assi se gui-
luego entendió. que lo dezia porque lléuasse so el duque de se defender.
a Iguerna, e dixo a los mensajeros: «Seño-
res, decid al rey que yo no tornare a su CAE. CrV.— Como el rey fue a cercar
corte, que tanto tuerto me fizo, que yo nun- al diique en su castillo.
ca entrare en su poder, mas que pongo a
Dios por juez entre mi y el, que sabe bien Pues cuando el rei ovo el mandado, fue
que tanto mal me fizo por que ño lo deuo te- muy.sañudo, e junto sus vassallos todos en
ner jamas por señor ni amar, e yo no vos la entrada de la floresta que era en cabo de
diré agora mas». E con tal recaudo se par- la tierra del duque, entre el llano e vna gran
tieron los mensajeros del, e dixeronlo assi ribera, e contoles el orgullo del duque, e
al rey. quando supo que se metiera en vn castillo e
- la muger en otro fuerte, fue a cercar al du-
que; y el rey dixo a Ylser que podría fazer
CAP. OH.—De como el duque ouo consejo con
de Iguerna; e Ylser dixo; «Si vos pudiesse-
sus vassallos sobre el hecho de su muger.
des prender al duque, todo lo al acabariades.
Luego, embio el duque por sus vassallos e E quien os. dixo que lo cercassedes, diovos
priuados, e dixoles la razón por que partiera buen consejo, ca si cercaredes a Iguerna,
de Candoil e la deslealdad en que el rey ait- luego lo entendiera e fueran descubiertos»;
40 LÍBEOS DE CABALLERÍAS
e assi cerco al duque en su castillo y ouo que no ha mucho que fui en Tituguel, e vn
ende mucha buena remetida; y el duque se hombre bueno viejo me dixo que Vter Paclra-
defendió muy bien, y el rey estuuo gran gon vuestro rey amana a la muger del du-
tienpo sobre el castillo que no lo pudo to- que, e por ende le destruya su tierra; mas si
mar, e ouo gran pesar e gran cuyta por vos y el me quisierdes dar buen galardón,
Iguerna que no podía auer, que tanto la yo conozco vn tal hombre, que fara al rey fa-
amana. blar con Iguerna, y que íe porna consejo en
todo su amor»; e quando Vlser lo oyó, ma-
GAP. OV.— Como Vlser consejo al Rey que rauillose, e rogóle que le enseñasse qual era
mbiasse a buscar a Merlin. el honbre. Y el hombre bueno dixo: «Antes
veré yo el galardón que me queredes dar»;
Vn dia vino que el rey estaña en su tien- e Vlser dixo: «¿Donde os fallare después e
da, e comento a llorar, e quando sus ricos yre a fablar con el rey?» Y el hombre bueno
honbres i.o vieron llorar, fueronse e dexa- dixo: «Vos me hallaredes mañana en este
ronlo solo; e quando lo supo Vlser, fue a el, camino, entre aqui e la hueste»; y entonces
e fallólo llorando, e pesóle mucho; e pre- se encomendaron a Dios; y el buen honbre
guntóle por que lloraua, y el rey dixo: «Vl- se fue, e Vlser se torno al rey e contole lo
ser, tu lo deues bien saber, ca tu sabes que que le auiniera.
muero por Iguerna, y veo que no ay sino
morir, ca pierdo el comer y el beuer e todo CAP. CVII.—De como Merlin hablo con
sabor que honbre deue auer; e por Dios dame el Rey en forma de honbre viejo, e lo co-
consejo». E Vlser dixo: «Señor, vos soys de noseio.
flaco cor agón, que por vna muger pensades
morir; y este es mi consejo: Que enbiedes El rey, quando oyó lo que Arlser dixo, fue
por Merlin, y este vos dará consejo». El rey muy alegre sobejo, e dixo a Vlser: «¿Conoces
dixo: «Yo bien se que Merlin sabe toda mi tu a este honbre?»; e Vlser dixo: «Conozco
cuyta, e embiaria por el, mas he miedo que que es vn viejo e muy flaco»; y el rey le
se ensañe, ca yo bien se que esta sañudo por dixo; «Ho fables con el sin mi, y si con el
la silla de la Tabla Bedonda que fue proua- fablares, prométele de lo mió quanto el qui-
da, e cuy do que es assi, ca mucho a que no siere» . É assi dexaron el pleyto fasta en la
lo vi; e pienso que le pesa porque amo a mu- mañana, e fue el rey muy mas alegre que
ger del mi vassallo, e assi Dios me ayude no solia. E otro dia a hora de missa, después
puedo mas, ni tengo coracon, ni me puedo que el rey quiso caualgar e cabalgo Vlser, e
ende partir. E otrosí Merlin me dixo que no saliéronse ambos por medio de la hueste, e
le embiasse buscar». E Vlser dixo: «Señor, fallaron vn contrecho que no veya nada; y
de vna cosa soy cierto, que si Merlin es sano, el rey passo por ante el, y el contrecho dio
e vos ama assi como vos creedes e nos cuyda- bozes e comenco a dezir: «Rey, assi Dios te
mos, que pues el sabe vuestra cuyta, el no dexe complir lo que mas desseas, dame vna
puede tardar que no ayades nueuas del». cosa donde no te aya grado»; y el rey lo
miro, e dixo a Vlser:. «¿Harás tu lo que yo
te mandare?» E dixo Vlser: «Si, señor, sin
CAP. CVI.— Como Vlser encontró con Merlin, falta»; y dixo: «¿Oyste agora lo que aquel
e fablo con el e no lo conoseio. contrecho me pidió, e que mentó a la cosa
Conforto Vlser al rey, e dixole que andu- que yo mas desseaua? Ve, y esta cabel, e di
uiesse alegre entre sus vassallos. e que no que yo se lo doy, e que no hay cosa que yo
se apartasse, e assi se quitaría, vna pieca de ouiesse que no se lo diesse». E Vlser fue al
su cuyta, y el rey lo fizo assi como Vlser contrecho, e quando el contrecho lo vio,
dezia. E después fizo el castillo combatir, dixo: «¿Que buscades?» E Vlser le dixo: «Se-
mas no lo pudo tomar. E un dia auino que ñor, el rey me embia a vos,, e quiere que
Vlser caualgaua por la hueste, e fallo vn este con vos aqui»; y el contrecho se rio, e
honbre que no conoscía, e aquel honbre le dixo: «El rey es entendido, e conoce mejor
dixo: «Vlser, yo fablaria con vos de grado»; que vos; e sabed que el honbre bueno que ano-
e Vlser dixo: «E yo con vos»; y estonce sa- che vistes me embio a vos, mas no vos diré
lieron de la hueste, el honbre a pie e Vlser cosa de lo que me dixo; mas dezid al rey que
a cauallo; y el honbre era viejo, e Vlser le fara gran menoscabo por su voluntad con-
pregunto quien era, y el dixo: «Yo soy vn plir, e que le embio a dezir que ayna enten-
honbre viejo, y esto podeys vos bien saber; dió quien yo era». E Vlser le dixo: «Señor,
e yo fui tenido por sesudo quando era man- no vos osaría de preguntar de vuestra fa-
cebo, e quieroos dezir vna porídad, e sabed zienda»; y el contrecho le dixo: «Pregun-
PALADEO DEL SABIO MERLIN 41
tadlo al rey, y el vos lo dirá»; e Ylser caual-quel rey dize?»; y Merliu dixo: «Yerdad es
go, e fuesse em pos del rey, e (piando llego a sin falta. E tanto que entendi que a mi os
el, dixole el rey: «Ylser ¿coino veniste assi embiaua, luego vi y entendi quien era»; e
em pos de mi? ¿No te dixe que estuuiesses Ylser dixo al rey: «Señor, agora deuedes
con el contrecho?» E Ylser dixo: «El vos em- dezir vuestra fazienda a Merlin, ca no llora-
bia a dezir que mas ayna le conocistes vos rey s como soledes quando estays solo». E el
que yo, e que vos me diredes su fazienda, ca rey dixo: «Yo no se que le diga ni avn que
el no me lo quiere dezir mas. Pero el me le ruegue, ca el bien sabe mi cor acón ,e toda
dixo que vos me lo diriades»; y quando el mi fazienda, e no le podria dezir cosa que el
rey esto oyó, tornóse muy ayna para el con- no la supiese, e yo le ruego por Dios que
trecho. me ayude como pueda auer Iguerna»; y
Merlin se rio, e dixo: «Agora veré que vale
coracon de hombre». Y el xey dixo: «Merlin,
CAP. CYIII. — Como Merlin vino al rey en vos no pedireys cosa que no vos la de»; y
su forma derecha. Merlin dixo: «¿Como seré ende cierto?» Y el
Desque llegaron al lugar donde fallaron al rey dixo: «Como vos mandardes». E Merlin
contrecho, no lo fallaron ay, y el rey dixo a dixo: «Señor, jurarlo heys sobre los euange-
Ylser: «Sabe que el que aqui noche contigo lios, e faredes jurar a Ylser que vos manda-
hablo en semejanca de honbre bueno viejo, redes lo que yo pidiere mañana, después
aquel mesmo es el contrecho que ante ti que yo fiziere auer a Iguerna». Y el rey
viste»; e A7lser dixo: «Señor, ¿podria ser dixo: «Si, muy de grado»; y Merlin dixo
verdad que ninguno se podria desfigurar?»; que bien lo jurarla. Ylser dixo que le pesaua
y el rey dixo: «Merlin es este que tu ves de mucho porque no lo auia jurado.
todo en todo que se anda assi riendo de nos,
e bien te fara saber, si quisiere, quien es». CAP. CX.--De como Merlin Ueuo al rey
E assi dexaron el pleyto estar, e caualgaron adonde estático Iguerna^ e lo mando en se-
por aquellos canpos, e yendo assi, vino Mer- mejanga del dtique.
lin a la tienda del rey en semejanca dere-
cha y pregunto que do era el rey, e vn hon- E quando Merlin esto oyó, dixo: «Quando
bre bueno fue luego corriendo al rey e di- el juramento fuere fecho, estonce os diré
xole que lo buscaua Merlin. E quando el rey como podra ser»; estonce fizo el rey traer sus
lo oyó. fue tan alegre que no pudo responder reliquias e su libro, e juro el e Ylser como
al mensajero, e fuesse para su tienda, e yen- dixo Merlin; y el rey dixo: «Agora vos ruego
do dixo a Ylser: «Agora veras lo que te dixe. que pensedes de vuestra fazienda»; e Merlin
que Merlin verna quando el quisiere, e yo dixo: «Señor, conuienevos yr en fuerte maña
bien sabia que en vano lo enbiaria a buscar»; allí do es Iguerna, ca ella es muy sesuda e
e Ylser dixo: «Señor, agora veremos como muy buena, e muy amiga de Dios e de su
sabreys hazer honrra e amor, ca este es el marido, mas agora veredes qual poder aure
honbre del mundo que mas os puede ayudar yo de la engañar. Yo mudare a vos en seme-
contra Iguerna»; 3^ el rey dixo: «Yerdad es, janca del duque, tan bien, que ya della no
e yo fare quanto el mandare». seredes conocido; y el duque a dos caualle-
ros sus vassallos e sus priuados, tanto que
ningún honbre no podria ser mas de otro, y
CAP. CIX.— De como Merlin hablo con el el vno ha nombre Jordán y el otro Bretel; e
rey de sus conortes. yo tomare la semejanga del Jordán e daré a
Pablando el rey assi fasta su tienpo, fallo Ylser la semejanca de Bretel, e fazervos he
a Merlin, e recibiólo muy bien, e abracó- abrir la puerta del castillo do Iguerna es, e
lo, e dixole: «¿Que os diré? ya tan bien entrareys con ella en su cámara, e faredes
sabeys vos mi fazienda e lo que me es me- con ella como su marido; e después connerna
nester como yo, e nunca me fue tardada que nos salgamos muy de mañana eras, e
de honbre tan luenga, e ruegoos por Dios oyreinos estrañas nueuas, e diredes agora a
que vos dolades de mi»; y Merlin dixo: «Yo vuestros ricos honbres que no vaya, ninguno
no vos fablare ay cosa sin Ylser»; y eston- hazia el castillo hasta que vos tornedes. e
ces llamo el rey a Ylser, e saliéronse' [los] guardadvos que esta poridad no digades a
tres aparte; y el rey dixo a Merlin: «Yo dixe ninguno». Y estonces dixo el rey a sus ricos
a Ylser que vos erades el honbre bueno honbres lo que Merlin auia mandado; después
viejo con quien el fablo anoche y el contre- caualgaron todos tres solos, hasta que llega-
cho que oy vimos». E Ylser lo miro muy ron a Tituguel, y estonce dixo Merlin al
fieramente, e dixo: «Merlin, ¿esto es verdad. rey: «Señor, quedadvos aqui, e Ylser con
42 L Í B E O S D E C.
vos, e yo yre acá vn poco»; estonce se fue e se fuesse a su castillo, ca las gentes dezian
tomo vna yerua, e torno al rey, e dixole: que el duque era muerto, y el guisóse, e
«Pone esta yerua por vuestro rostro e por dixo: «No es marauilla que lo piensen, ca yo
las manos»; y el rey la tomo, e apretóla en sali del castillo de guisa que ninguno no lo
las manos, e puso el cumo por el rostro y en- supo ojiando yo acá vine»; estonce se partió
boluio ay bien sus manos; e tanto que lo ouo de Iguerna e se despidió della, y besóla ante
fecho, torno verdaderamente en la seinejanca ellos al partir, e después saliéronse del cas-
del duque, e Merlin dixo al rey; «Agora se tillo que no los conoscio ninguno, e desque
vos mienbre si vistes nunca a B retel»; y el fueron fuera, fueron muy alegres, e Merlin
rey dixo: «Yo lo conozco muy bien»; é torno dixo al rey: «Señor, bien vos tuue lo que os
a Ylser, e sacólo aparte, e figurólo en seme- prometí, e agora quiero que me tengades lo
janza ele Bret-1, é después tomólo por el que me prometistes». Y el rey dixo: «Yos me
freno, truxolo al rey, e Ylser, quando lo vio fezistes el mayor plazer que nunca me fizo
al rey, signóse, e dixo: «¡Dios! señor, ¿como honbre, y lo que vos prometi vos terne muy
puede ser ninguno semejanca de honbre mu- bien». «Assi quiero yo, cliso Merlin, e quiero
dada en otro?» E Merlin pregunto a Ylser: que sepades que vos auedes vn fijo en Iguer-
«¿Que os parece del rey?» E dixo: «Yo no na, y este vos pido yo que me dedes, ca vos
veo aqui sin falta sino al duque»; y el rey no lo deuedes auer, e fazed meter en escripto
dixo- a Ylser que verdaderamente parecia esta noche e vereys si os digo verdad»; y el
Bretel; y estando assi un poco, vieron a Mer- rey dixo: «Yo vos lo doy, e fare esto que me
lin que les parecia Jordán. dezides».

CAP. CXI.—Como el rey entro en el castillo CAP. CXIII.—De como torno el rey a. su real,
dé Iguerna y se acostó en[su, lecho. e fallo que era muerto el duque.
E fablaron de so vno^e a la noche vinie- Pues assi fueron hablando fasta la ribera,
ron'a la puerta del castillo, e Merlin, que y en aquella ribera se lauaron de las yeruas,
bienfparescia Jordán, llamo a la puerta del e luego tornaron en sus semejanzas, e canal -
castillo; e los ele dentro vinieron al postigo, e garon lo mas presto que pudieron e fueronse
Jordán dixo: «Abrid la puerta, que vedes aqui a su hueste,, y pregunto el rey que como
el duque», y ellos abrieron la puerta, e vie- fuera la muerte del duque, e dixeronle:
ron al duque e Jordán e Bretel, e eleváron- «Ayer de mañana, quando vos de aqui par-
los entrar; e desque lueron dentro, dixo tistes, yazia la hueste queda y en paz, y el
Jordán a los porteros que les defendia que no duque entendió cjue no erades aqui, e fizo
dixessen que el duque venia; mas bien ouo sus gentes armar, e fizo salir los ele pie por
quien lo dixo a la duquesa, y ellos anduuie- esta puerta, e los de cauallo por aquella
ron fasta que llegaron al palacio y decendie- otra, y clexaronse correr fasta la hueste, e
ron, e Merlin dixo al rey en poriclad que fizieron ay muy gran daño ante que pudies-
fuesse alegre e de buen continente como sen ser armados; y desque se armo vuestra
señor de casa, e fueron todos tres do la elu- gente, fueronlos ferir, y lleuaronlos fasta la
quesa yazia, sin otra buelta, e fizieron des- puerta, y el duque estuuo alli, e fizo mucho
calcar a su señor, e acostóse, e fueronse ellos en armas; e matáronle el cauallo vuestros
acostar. peones, e matáronlo alli, ca no lo conoscian,
e nos entramos con ellos de buelta dentro e
tomamos e l c a s t í l l o , ca mucho se defendie-
CAP. CXII.—De como el rey Vter Padragon ron mas después que el duque fue muerto»,
yugo con Iguerna e fue engendrado el rey Y el dixo que le pesaua mucho de la muerte
Artivr. del duque.
Yter Padragon e Iguerna estuuieron aque-
lla noche en vno, y en aquella noche fue en- CAP. CXIV.-— De cómo el rey Vter ouo con-
gendrado el buen rey que ouo nonbre Ar- sejo con los suyos sobre la muerte del
tur; la dueña vuo gran plazer con el rey en duque. . .-.
lugar del duque, e assi estuuieron aquella
noche, e, quando quiso amanecer, vinieron Luego que el duque fue muerto y el cas-
nuéua que era muerto el duque, e su casti- tillo tomado, el rey dixo a sus ricos hombres
llo era preso, e quando Jordán e Bretel que que le pesaua de la muerte del duque, y que
ya eran leuantados oyeron las niíeuas, fue- le mostrassen como el lo enmendaría, ca no
ron muy ayna a su señor que avn estaua desamaua al duque porque la muerte le qui-
dormiendo, e dixeronle que se leuantasse e siesse dar, y estonces dixo Ylser al rey que
B A L A D R O D E L SABIO M E R L I N 43
le parescia muy bien, pues que la cosa era tonce escriuio Ylser el concebimiento, y
hecha, que lo enmendase lo mejor que pu- Merlin dixo al rey: «Gruardadvos de Iguer-
diesse; e assi dixo a los ricos onbres: «¿Co- na que no sepa que dormistes con ella ni que
mo cuydades TOS que el rey enmendasse concibió de vos; y esto sera la cosa del mun-
esta muerte a la dueña e a sus parientes? do que mas la hará echar a vuestra merced,
consejalde ay, que assi le deuedes consejar e si le demandardes de quien es preñada y
como a señor»; y ellos dixeron que lo farian,^ ella no supiere a vuestra muy gran verguen-
y que rogauan a Arlser que les dixesse lo que ca,- y esta es la cosa del mundo por que mas
le parescia; e Ylser fablo con ellos a vna ayudaredes para ayndalla después».
parte, e dixo: «Yo diré lo que mejor me pa-
resce. e los otros digan lo que supieren»; y CAP. CXYL— De como los parientes del du-
el dixo: «Yo lo liaria que el rey embiasse
que ouieron consejo sobre la emienda.
]wr todos los amigos del duque e los fiziesse
juntar en Tintuguel,y el rey fuesse, e fiziesse Despidióse entonce Merlin del rey, e fues-
tanto a la dueña ó a ellos, que después ellos se a Blaysen a Yberlanda, e contole todas es-
no quisiessen mayor emienda». E los ricos tas cosas, e Blaysen las metió en scripto,
lumbres dixeron que se tenian [a] aquel con- por que las nos agora sabemos. Y el estando
sejo, e tornaron con este consejo al rey, mas no ante Tituguel, llamo sus ricos honbres a con-
dixeron que Ylser les áuia dicho nada, ca les sejo, e dixoles que les parecia que flziessen;
dixera el que no lo dixessen. Y el rey dixo: y ellos dixeron: «Hazed paz con la duquesa
«A este consejo atengo»; y entonce enbio de- e con los amigos del duque, e mucho vos
zir por sus lugares a todos los parientes del sera grande honra»; y el rey dixo: «Yd a la
duque que viniessen a el a Cardoil seguros, duquesa y dezilde que se no puede contra
e que les emendaría todas las cosas que del mi defender, e si quisiere comigo paz, pla-
tuuiessen en querella, y estonce fue el rey a cerme ha ende mucho»; e los mensajeros
echar ante Tíntuguel, e Merlin dixo al rey fueron alia, e dixeronlo a la duquesa e a los
en poridad: «¿Sabedes quien dio este con- amigos del duque, «e mucho vos sera gran-
sejo?» «Si, dixo el rey, mis ricos hombres». de honra»; e dixeronle que el duque murie-
ra por su locura, y que al rey pesaua ende
mucho, y que les quería emendar su muerte,
CAP. CXV.—De como Merlin fablo con el
y que bien veya que se no podrían defender
rey en poridad y le dixo de su fijo Ariur.
contra la voluntad del rey; e la dueña y
Merlin dixo: «No assi, mas el sesudo, leal ellos dixeron: «Yerdad nos dizen estos caua-
de Vlser, pensó como podiades auer paz lleros, mas veamos que emienda nos quiere
por que auiessedes a Iguerna, e diovos buen hazer. y tal puede ser que la paz sera»; e la
consejo, ca por aqui auredes quanto dessea- dueña dixo que no saldría de su castillo, y
des, e yo quierome yr, e vos preguntad a entonce tornaron a los mandaderos, e dixe-
Ylser como cuydo estar en paz»; y estonce ronles: «¿Que emienda haria el rey a la due-
llamaron a Ylsér, e vino, e dixo Merlin al ña?» E los mensa] eros les dixeron: «Nos no
rey: «Señor, YOS me prometistes que me da- sabemos la voluntad del rey; emendar vos lo
riades vuestro ñjo en galardón de lo que vos ha como su corte mandare»; e pusieron es-
flze; ca no es razón ni derecho que por ay tonce plazo que fuessen la dueña e sus ami-
viniese mal a quien lo no meresce, e seria gos, e si se con el no auiniessen, que se tor-
mi pecado si yo no ayudasse a su madre nassen a saluo. E los mandaderos tornaron
a salir de verguenca, que podria ser que el rey, e contáronle que pusieran, e al rey
ayna se veria en gran verguenca, ca maguer plugo e otorgólo, e assi quedo el pleyto; y el
que no puede auer seso en tal cosa, ni se sa- rey e Ylser hablaron mucho en aquellos
bría ende encobrir, e quiero que Ylser es- quinze dias, e, quando vino el plazo, enbio
criua la noche y el clia en que [fue] hecho, e el rey caualleros a la dueña e a sus amigos
ruegoos, como a señor, que lo creades, que que los truxessen a saluo, e quando ellos vi-
el no os consejarla cosa sino que sea vuestra nieron a la corte, llamaron al rey e sus ri-
pro e honra; e yo no fablare con vos de aqui cos hombres, y el rey dixo e preguntóles que
a seys meses; mas a los seys meses fablare le consejauan de aqueste fecho y ellos dixe-
con Ylser e con vos, e a los nueue meses, ron: «Señor, en vos es»; y el rey dixo: «Yo
quando Iguerna ouiere de auer su fijo, fa- lo dexo en vosotros, que soys mi corte, e
blare con Ylser, e lo que os embiare a dezir, assi no me pueden mas demandar, e dexolo
creeldo, e fazed lo que quisierdes que nos en vos e hablad en ello». E dixeron: «Señor,
amemos, e si quisierdes saluar vuestra vida pues vaya con vos Ylser»; e quando el vio
e vuestra lealtad de aqui adelante»; y es- que pedían a Ylser, dixole: «Ylser, yo te
44 LÍBEOS DE CABALLERÍAS
crie e te hize cauallero, e te hize rico onbre, dixo: «No dezides nada, mas otorgarvos en
e se bien que eres sesudo, ve con ellos e con- el consejo y estonce lo diré al rey, e vedes
séjales lo mejor que pudieres e supieres». E aqui al rey de Organia en quien jaz mucho
YÍser cliso que lo haría pues lo el mandaua; esta paz»; y el rey de Organia dixo: «Yo os
e assi, ydo Ylser con los ricos hombres, e prometo que yo, por cosa que a mi atenga,
hablaron en el pleyto mucho e de muchas no quiero que la paz no sea»; e quando los
guisas, e Ylser dixo: «Yos bien vedes que el otros esto oyeron, otorgaron todos en el con-
rey se dexo en vuestro juyzio, e vayamos sejo e tornaron a Iguerna, e dixeronle: «Pues
saber de la dueña y de sus amigos, si lo quie- este pleyto dexades en nos, yd con nos al rey
re assi hazer como nos mandaremos, ca el con nuestros amigos, e diremos a el e a vos
rey assi lo quiere fazer»; y ellos dixeron: como hagades; estonce se fueron a la tienda '
«Bien dexistes»; y estonces fueron a la dueña do el rey estaua, y el recibió a la dueña, e
e a los otros, e~ dixeronles: «El rey se mete assentola cabe si, e los otros se assentaron
en nuestro poder, e quiere fazer quanto nos antel, e Ylser estuuo ay e dixo lo que fabla-
mandaremos; e vos, ¿queredes assi entrar en ron, e pregunto a los otros que si otorgauan,
nuestro poder?» E la dueña y ellos dixeron: y ellos dixeron que si, e después tornóse al
«Mucho nos plaze, o no al rey, mas que nos rey e dixole: «Señor, ¿vos otorgades lo que
haga signo entrar connusco en juyzio de su estos honbres buenos tienen?». «Otorgólo»,
corte»; y esto fue bien firmado de la vna dixo el rey; e Ylser dixo: «Tienen por bien
parte y de la otra, y estonce se tiraron a la que tomeys a Iguerna por muger; y el rey
vna parte, y pues fablaron mucho en el pley- Loe que tome su hija por muger». «Señor,
to, preguntaron a Ylser que le parescia, e dixo el rey Loe, no me clixedes cosa que yo
Ylser dixo: «Yo os diré lo que me parece no faga por vuestro amor, e por vuestro pley-
guisado». to que pongades en bien»; y estonce pre-
gunto Ylser ante todos los que fablauan por
la dueña: «E vosotros, señores, ¿otorgades
CAP. CXYII. —Del consejo que se ouo sobre este consejo?» Y ellos lo dixeron a la dueña
la enmienda de la muerte del duque. e a los otros que ay eran de su parte, y pre-
Ylser dixo: «Nos sabemos que el duque guntáronles que les parecía, e ellos dixeron
es muerto por el rey, como quier que fuesse que nunca señor tan gran emienda fiziera
tuerto o derecho; pero no hizo cosa por que por su honbre; e después preguntaron a la
deuiera ele morir, e su muger no quedo pre- dueña: «¿Loays vos esta paz?» E la dueña
ñada, e vos sabedes que el rey destruyo toda callóse, e sus parientes dixeron todos a vna:
esta tierra, e sabedes que es la mejor dueña «No ay honbre que desdiga esta paz, e nos
del mundo, e la mas fermosa, e la mas sesu- loamos, e plazenos ende, ca tenemos al rey
da, e sabedes que los parientes del duque por tan buen señor e por tan leal, que nos
perdieron mucho en su muerte, e por ende lo dexamos tocio en su mano e en su cortesía».
es bien e derecho que ellos cobren sus per-
didas, e que les de algo de lo suyo por auer CAP. CXIX.— Gomo el rey Vter tomo ¡>or
su amor; y de otra parte sabedes que el rey muger a la duquesa Iguerna.
no ha muger, e bien os digo que al mi ayu-
dar que a la dueña no puede tan bien emen- La paz fue otorgada de la vna parte e de
dar su daño como tomarla por muger. E bien la otra, e assi tomo Yter Padragon por mu-
me paresce que deuia ser cosa guisada y que ger a Iguerna, e dio la hija mayor por mu-
lo deuian hazer por auer vuestro amor, e to- ger al rey de Organia, e auia nombre Ele-
dos los del rey no que esto uieren e oyeren, na; y esto fue a treze días después que con
tenerla han por muy honrrada emienda; e ella durmió primero, e casóle la menor ñja
de mas hará el rey que su fija mayor sea con el rey Orlan, e de la fija de Iguerna
casada con el rey de Organia que aqui esta». que dio al rey Loo salió (ralban, e^ Agra-
uain, e Gariete; e de la que dio al rey Orian,
CAP. CXYIIÍ.— Como fue otorgado el casa- que auia nonbre Morgair, salió Iban; mas
miento del rey con la duquesa. esse casamiento no fue ante que Artnr
fuesse conocido por fijo de Padragon, ni
«Oystes agora mi consejo, dixo Ylser, e estonce mas adelante, como Merlin dixo a
agora podedes tomar otro consejo, si vos a Iguerna, e aquella venció después a Merlin
este no otorgades»; y ellos dixeron: «Yos assi como el cuento os lo dirá, ca le enseño
dexistes el mejor consejo que honbre podia nigromancia y encantamento que fue mara-
dar, e si lo vos osades dezir al rey y el lo uilla, e porque supo tanto fue llamada Mor-
otorgase, otorgamosnos todos ay»; e Ylser gayna la fada; e todos estos niños amo el
B A L A D R O D E L SABIO M E R L I N 45
rey mucho, e criólos e dioles mucho auer, Merlin dixo: «Conuerna que vos me ayude-
assi como os yo diré adelante, y enriqueció des, e dírevos como aqui ay vn honbre bueno
los parientes del duque. e vna muger, y el es el mejor del reyno de
bondad, e a vn hijo de agora nascido; y el
CAP. CXX. — Como el rey dixo a Iguerna honbre bueno no es rico, e hazelde algo por-
que crie el niño un año e no le den otra
que no podría ser preñada del ni del du-
leche sino ele su dueña, e su hijo clara criar a
que tampoco.
otra muger»; e Ylser dixo que assi lo haria;
Assi caso el rey con Iguerna, y ella fue e despidióse del, e fuesse para su maestro
engrosando assi que parecía su preñez; assi Blaysen; e después Ylser clixo al rey lo que
que vna vez que estaua el rey con ella, puso Merlin le dixera, e Yter Padragon enbio por
la mano en el vientre y preguntóle de quien el honbre bueno, e clixo: «Amigo, conuiene
era preñada, ca no podía ser que estuuiesse que me descubra contra vos ele vna gran ma-
preñada del después que la el tomara por rauilla que me auino, e ruegovos que me ayu-
muger, que cada-vez que con ella dormía lo decles en lo que vos dixere». «Señor, dixo
ponia por escripto; y el dixo: «Ni otrosí po- el, todo lo fare a mió poder»; estonce clixo
dedes ser preñada del duque, que muy gran el rey: «Soñaua esta noche que vn honbre
pie^a ante que el muriese no durmió con venia a mi, y me dezia que vos erades el
vos»; e quando el rey esto dixo, ouo ella mejor honbre desta tierra en bondad, y que
muy gran verguenca e comenco a llorar, e vuestra muger tenia vn fijo e que buscaua-
dixo ella: «Señor, desto que vos sabedes no os des vn ama para el, e al otro niño que yo le
puedo yo fazer mentira creer, e yo vos diré haria dar della la teta e no otra», «Señor,
marauilla si me segurades que no me dexe- clixo el, yo lo liare con mi muger, mas de-
des», y el rey se lo otorgo, y ella le contó ziclme quando aure yo el niño». «Esto no se»,
como vn día vino a ella en semejanga de su dixo el rey; y el honbre bueno dixo: «No
marido e venían dos con el a semejanca de ay cosa que yo no haga por vos»; estonces le
los dos que el su marido mas amaua: «E assi dio el rey vn don que el honbre bueno se
jugo aquel honbre comigo, cuy dando que marauillo. E fuesse a su muger e dixole:
era mi marido, e quede assi preñada, e bien «Amiga, el rey nos haze ricos, e conuiene
se que estonce fue mi marido muerto, e aun que fagamos su mandado, y es que busque-
el honbre que jugo comigo. quando las nue- mos quien crie nuestro fijo, ca, quando no
uas llegaron, el fue luego»; e pues ella esto pensardes, el rey nos dará otro que criedes
dixo, el rey respondió: «Chiardadvos que a vuestra leche»; e la dueña lo otorgo, y el
ninguno no vos lo sepa, ca os vernia ende honbre bueno fue alegre, e la dueña crio su
gran mal. E quando el niño nasciere, no fijo vn tiempo, e después busco ama que lo
quedara con vos, ante lo daremos a criar a criasse.
furto do vos yo mandare»; e la dueña dixo:
«Señor, sea todo como vos quisierdes»; e des-
pués que se el rey yrguio, [contó] quanto le CAP. CXXII.—De como el rey mando a
auiniera con la xeyna a Ylser; clixo: «Agora Igioernu que diesse el hijo que pariesse al
podedes saber bien que la reyna es sesuda e primero que viniesse a la puerta.
leal, que de tan gran cosa no vos oso men- Yn poco después que la reyna ouo parido
tir, e bien fezistes lo que vos Merlin mando, vn hijo, el dia antes vino Merlin m u y escon-
ca no podia con otra guisa ser tan a pro del clidamente, e dixo a Ylser: «Mucho me plaze
niño e a su honrra de la dueña». porque el rey tan bien anduuo en lo que le
dixe, y dezid que diga a su muger que a la
media noche esta aura su hijo, y que lo faga
CAP. CXXI. —Gomo el rey encomendó a
dar al primer honbre que hallare fuera del
Autor que criasse vn niño que le el daria.
palacio»; e Ylser dixo: «¿E como no fablare-
Assi quedo el pleyto hasta seys meses que des vos con el?» «No, dixo Merlin, esta vez»;
Merlin dixo a Ylser que vernia, e vino a estonce fue Ylser al r e y , e dixole lo que
Ylser, e preguntóle las nueuas, e Ylser di- Merlin le dixera. Quando el rey lo oyó, fue
xole lo que supo, e de como fue al rey, e con- muy alegre, e dixo: «¿Como? ¿e no fablara
tole el rey como le auiniera con la reyna; e comigo antes que se faga?». E Ylser dixo:
Merlin dixo a Ylser: «Ya so quito del peca- «No, mas faced lo que os manda»; y estonce
do que hize contra Iguerna, porque aura su fue a la reyna, e dixole: «Dueña,'direos
hijo en guisa que no sabrá ninguno tan ayna vna cosa, y creedme; a esta medía noche
cuyo hijo es»; e Ylser dixo: «Yos sodes tan aureys vuestro hijo; e ruegoos que lo faga-
sesudo, que vos quitaredes ende bien». E eles dar a vna de las vuestras mas priuadas,
46 LIBROS DE CABALLERÍAS
que le de al primero que fallare a la salida paz fasta que le dio gota en las piernas y en.
del palacio, y defended a los que con vos es- las manos. E quando sus enemigos lo vieron
touieren que no digan a honbre ninguno que tal, aleáronse con la tierra en muchos luga-
ouistes hijo, ca seria gran verguenga a TOS e res, y el rey quexose a sus ricos honbres, e
a mi, ca muchos dirán que no era mío ni juntáronse todos, e lidiaron con ellos, e fue-
parescia por razón». «Señor, dixo ella, esto ron vencidos como gente sin señor; el rey
es verdad, e yo no se de quien yo lo he; e perdió la meatad de su gente, e los sansones
yo fare lo' que vos me mandardes como aque- [que] quedaron en la tierra por catiuos del
lla que su gran verguenea desta auentura, rey, e tenian villas e castillos a que obede-
mas mucho me marauillo como supistes quan- cían, e les dauan sus rentas, quando vieron
do vernia mi hijo». el rey vencido, aleáronse con los otros, e fue
el poder muy grande contra el rey; e Merlin.
CAP. CXXIII.— De como la dueña, por man- que todas las cosas sabia, vino a Yter Padra-
dado de la reyna, dio a Artur a Merlin. • gon, que era muy flaco de su dolencia, y era
ya viejo, dixo: «Rey, gran pesar teneys». E
Su fable se partió assi, e dieron los dolo- el rey, quando lo vio, plugole con el, e dixo:
res a la reyna, y estuuo hasta la ora que el «Gran derecho fago, ca mis enemigos me
dixo, e ouo su hijo, e llamo vna de las mas destruyen mi tierra e me matan mi gente en
sus amigas, e dixóle: «Tomad este niño, e lid». «Agora joodeys entender, dixo Merlin,
dalde al primero honbre que hallardes a la que ninguna gente vale cosa. en batalla sin
salida del gran palacio, e parad mientes que señor, mas yo os~ diré que fagays; hazed
hombre es»; y ella fizo lo que le mando la ayuntar toda vuestra gente, e fazedvos me-
reyna, e tomo el niño con muy ricos paños, ter en andas, e yd vos conbatir con vuestros
e fue a la puerta, e fallo ay vn honbre muy enemigos, e sabed verdaderamente que los
flaco e muy viejo a marauilla, e dixole: «¿Que venceredes, e, después que los vencierdes,
atendedes vos aqui?» T el dixo: «Esso que partid-por Dios e por vuestra alma vuestros
tu traes»; e ella lé pregunto quien era, o que tesoros, ca ninguna honrra no es sin limos-
diría a su señora a quien diera su fijo; y na; e sabed que no poderedes biuir luenga-
el dixo: «En esto no has t u que adobar, mas mente, e vuestra muger Iguerna es oy en
faz tu lo que mandaron»; y ella le dio el guisa que no puede auer otro eredero, e por
niño, e tornóse a su señora, e dixole que lo esto es menester que fagades bien por vues-
diera a vn honbre viejo, mas no sabia quien tra alma, e rogad a Ylser que me crea lo que
era; e la reyna lloro con cuyta. Y el que y o l e dixere, e me ayude a dar testimonio
tomo el niño Ueuólo al honbre bueno que lo de vuestro fijo»; y el rey dixo: «Fuerte cosa
auia de criar, que auia nonbre Antor, e ha- me dezides, que podre vencer mis enemigos
llólo que oya missa. e tomo semejanca de en andas, mas ¿como podría esto seruir a
viejo, e dixole: «Antor, yo quiero contigo fa- nuestro señor?» E Merlin dixo: «Solamente
blar». Antor lo cato e paresciole hombre bue- por buena fin, e yo me yre ay, e mienbrevos
no; e dixole: «E yo con vos muy de grado»; de la batalla que vos digo»; y el rey dixo:
y el viejo dixo: «Yo te traygo aqui vn niño, «¿Do es el niño? querría saber del». E Mer-
e consejóte que lo cries mejor que a tu hijo, lin dixo: «No me pregnntaredes ende, mas
e sabe que gran bien te verna a ti e a tus sabed que el niño es grande e fermoso y bien
parientes mayor que t u podrias creer»; e criado». El rey le pregunto: «¿Yeros he
Antor dixo: «¿Este es el niño que el rey me nunca?» «Si, clixo, vna vez e no mas». Es-
dixo?» «Si sin falla; e crialdo bien, e ayna tonce se partió, y el rey fizo ajuntar su hues-
del vos verna bien, e ayna lo amaras tanto te, e hizose auotar en andas, e fue contra
como a tu hijo e mas; e fazlo baptizar, e po- sus enemigos, e lidio con ellos e venciólos; e
nele nombré Artur»] e Antor dixo: «¿Quien desi tornóse a Londres, e tomo sus tesoros,
diré al rey que me lo dio?» "El viejo dixo: e partiólos muy bien, assi como los perlados
«De mi hazienda no puedes agora mas sa- . de sancta yglesia mandaron.
ber, mas lo que te consejo faz».

CAP. CXXIY.—De como las gentes del rey CAP. CXXY.— Gomo fino el rey Vter
Vter fueron desbaratadas de sus enemigos Padragon.
estando el rey flaco.
Desta manera partió el rey quanto auia
Estonce se partieron, e Antor hizo bapti- por su alma por consejo de Merlin; e assi se
zar el n i ñ o , e púsole nonbre A r t u r , e su fue enfermo gran pieca, tanto que su enfer-
muger lo crio, e dio su fijo a criar a otra medad creció, y que su pueblo file ayuntado
muger, e Yter Padragon touo su tierra en en Londres a su muerte, e duro tres dias
B A L A D R O D E L SABIO M E R L O 47
que no fablo, y estonce llego Merlin, que plazer»; y estonce se preguntaron vnos a
todo lo sabia, e dixeronle que muerto era el otros que si otorgauañ en este consejo, e
rey, e el dixo: «No puede morir, que buen dixeron todos que no ha honbre en el mun-
finfaze»; y ellos dixeron: «Tres días ha que do que esse no otorgasse, y estonce dixeron
no fabla». E Merlin dixo: «Yayamos a el, e a los perlados que enbiassen por todas las
yo le haré hablar»; y ellos dixeron: «Esta yglesias á los clérigos de missa que prego-
sera mayor marauilla del mundo»; y estonce nassen a los pueblos e fiziessen ayunos e
fueron con el do el rey estaua, e flzieron oraciones, e que rogassen que Dios que
abrir todas las flniestras, y el rey miro a escogiesse por ellos rey, e assi fueron todos
Merlin, e hizo semblante que lo conoscia; e de concierto en el consejo de Merlin; e Mer-
Merlin dixo a los honbres de la sancta ygle- lin despidióse dellos, y ellos le rogaron que
sia e a los otros ricos honbres: «Quien agora viniesse al día, e Merlin dixo que lo no
quiere oyr la postrera palabra que el rey faria fasta que fuesse puesto rey; y estonce
dirá, llegúese mas cerca»; y ellos dixeron: se fue Merlin para Blayssen, e dixole que
«¿Como lo pddredes. vos hazer hablar?» Y el escriuiesse estas cosas, e los honbres buenos
dixo: «Agora lo veredes»; y estonce se llego del reyno flzieron saber esto por toda la tie-
a su oreja, e dixole: «Tu has fecho muy fer- rra, e los perlados de sancta yglesia flzieron
moso fin, e yo te digo que tu hijo Artur sera hazer sus oraciones e abstinencias, e pusie-
rey después de ti por la merced de Jesu ron que todos fuessen ayuntados en Londres
Christo; y el te dará cima a la Tabla Redon- el dia del nascimiento para escoger rey.
cla que tu comencaste»; y el rey oyó quanto.
Merlin dixo, e fablo muy quedo assi como
pudo, e dixo: «¡Ay, Merlin! ¡bendito seas tu CAP. CXXYII.—Como el. arcobispo mando
que de tal placer me heziste cierto!» E Mer- ha%er ayunos e oraciones para la elecion
lin dixo: «Agora oysteslo que no cuydades, del rey.
é esta es la postrimera palabra»; e luego mu- Y ordenaron entonces fasta Pascua, e
rio el rey, e después enterráronlo bien hon- Antor, que criara el niño fasta diez y seys
rr adámente. años (era ya bien grande e muy fermosó de
su edad, e nunca ouiera otra leche sino la de
CAP. CXXYL— Gomo Merlin dio consejo su ama), e su hijo mamaua leche de vna
para la elección del rey. villana, e no sabia qual amaua mas, a el o a
su hijo; e nunca lo llamo sino hijo; e Antor
Pues dize el cuento que, de mañana, auino que hizo cauallero a su fijo en dia de
quando fue soterrado el rey, todos los altos Todos Sanctos antes de Pascua, y el dia de
honbres, e los perlados de la sancta yglesia, Pascua vino a Londres como los otros caua-
e todos los otros honbres buenos del reyno, lleros, e truxo consigo sus caualleros anbos
se juntaron en una yglesia, e tomaron con- en bispera de Pascua, e fueron todos los
sejo como manternian el reyno; e no se pu- caualleros del reyno ajuntados con ellos, e
dieron acordar en vno, e dixeron que lo clérigos., e aquellos que algo valian hizieron-
farian por consejo de Merlin, que solia ser les fazer quanto les Merlin mando, e oyeron
consejero del rey. Estonce embiaron a bus- la missa de la luz, e algunos dezian que
car a Merlin, e , quando vino, dixeron: eran locos porque pensauan que nuestro rey
«Nos sabemos bien que vos soys honbre escogesse rey para ellos, y ellos otrosi estu-
sesudo, e que sienpre amastes mucho los uieron a la missa del dia, e escogieron vno
reyes desta tierra^ e vos vedes bien que la de los mejores clérigos que la dixesse, e el'
tierra esta sin heredero, e tierra sin señor arcobispo les fizo su sermón en tal guisa, y
no vale cosa; por ende os rogamos que nos el dixo: «Yos soys aqui ayuntados por tres
ayudeys a escoger tal honbre que lo man- cosas de vuestra pro: por saluacion de vues-
tenga», E Merlin dixo: «To ame sienpre tras almas, e por honra de vuestros cuerpos,
las gentes desta tierra, e si yo os dixesse que e por ver el fermoso milagro que el señor
ñziessedes rey alguno, no seria de creer, Dios hará entre nos, que nos dará oy rey
mas vna buena ventura nos auino si la qui- para defender e guardar esta yglesia e para
sierdes creer. Sabed que viene la fiesta en mantener bien su pueblo, pues nos no so-
que el Rey señor de los reyes nació; fazed mos tan sesudos que sepamos escoger qual
pregonar por toda la tierra que uengan nos será lo mejor; mas roguemos a Nuestro
todos a esta fiesta, y que fagan oraciones, Señor que el escoga por nos assi verdadera-
ayunos, e que nieguen que assi como Dios mente como el nascio el dia ele oy, e diga
uerdadero quiso nascer en aquel dia, que cada uno por ende cinco vezes el Paier
uos de tal señor que sea a su seruicio e a su nosten.
48 LIBROS DE CABALLERÍAS
CAP. CXX VIII. —-Como aparescio vnpadrón elecion nos enbio Dios, ca el quiso que jus-
en el rio, en que estaua metida vna espada. ticia terrenal fuesse por espada, e dio a
cada cauallero en esto comieneo de las tres
Fizieronlo assi como el arzobispo lo man- ordenes para yglesia guardar, e agora quiso
do, y el honbre bueno fue cantar su missa, que por espada fuese nuestra elecion, e
e, después que offrescieron, tales youo que bendito sea el su nonbre, que el bien sabe
salieron fuera ante la yglessia [a] vna gran a quien ha de dar esta justicia, e no se
piafa llana, e vieron vn padrón quadraclo, cuy ten los altos honbres, ca el Señor no
mas nunca podieron saber de que piedra quiere que por riqueza ni por orgullo sea la
era, pero dellos dixeron que era de marmol; espada tirada, e otrosí no se ensañen los po-
e sobre aquel padrón auia vna yuele en que bres si los ricos primero tirasen o prouasen,
estaua metida una espada fasta la empuña- ca no ay tal de vos que Dios no sepa qual
dura, e, quando la vieron, espantáronse, e es el mejor»; y estonce acordaron que pro-
fueronlo a dezir al arcobispo, e dixeronselo; uassen la espada los que el arcobispo man-
e quando el arcobispo lo oyó, tomo de vna dasse, e que tomassen por señor al que la
agua bendita, e reliquias, e fue alia con espada sacase; y estonce tornaron al padrón,
todos los clérigos e con todo el pueblo, e y el arcobispo escogió dozientos e cincuenta
quando vieron el padrón e la espada fizieron de los mejores que el entendía, e aquellos
salmos e oraciones y echaron agua bendita; prouaron todos de la tirar, mas no la puclo
e miro el arcobispo la espada, e vio letras ninguno dellos tirar ni abailar, y estonce
de oro que dezian: Quien fuere tal qu,e esta mando que la prouassen todos quantos qui-
espada pudiere de aqui sacar, sera rey desta siessen, e que parassen bien mientes en el
tierra por elecion de Jesu Christo (*); e, des- que la sacasse, e assi quedo el espada e de-
que leo las letras, dixolo al pueblo, e el si fueron a la missa de tercia; y el arcobispo
padrón fue dado a guardar a diez honbres les dixo lo que entendió su pro de sus almas
buenos, donde eran los cinco legos e los y de sus cuerpos, y después dixo: «Yo os
cinco clérigos, e gradecieron mucho a Nues- dixe que este pleyto era en Dios y que no la
tro Señor lo que les mostrara; y el arcobispo podría sacar sino aquel que entendiesse que
tornóse a oyr missa, e dixo: «Amigos, Nues- seria nuestra pro, e atended fasta que vea-
tro Señor, que nos mostró este, nos mostrara des que puede ende auenir».
mas, e ninguno faga contra su voluntad»; e,
la missa dicha, fueronse al padrón, e dixe-
ron quien prouaria aquella espada; e ellos . CAP. CXXIX.— Como Árínr saco la espada
dixeron que no se prouase saluo como man- del padrón, e fue rey.
dassen los perlados; e aqui ouo gran discor- Quando la missa fue dicha, fueronse todos
dia, que los caualleros poderosos dixeron a comer a sus posadas, e después de comer
que lo prouarian primero. Y el arcobispo caualgaron los caualleros e fueron a jugar e
dixo: «No soys sabios como yo querria, que a bohordar como solían, e los mas de la villa
Nuestro Señor ya escogió, e no sabemos salieron alla! por ver, e los diez que guarda-
quien, que riqueza ni hidalguía no es me- uan el padrón de la espada fueron alia, e
nester, sino la voluntad de Dios, e tanto me pues que bohordaron dieron sus escudos a
fio yo en el, que si el que ha ele sacar el sus escuderos, y entre esto leuantose entre
espada ouiesse de nacer, que no seria sacada ellos vna gran pelea, assi que todas las gentes
fasta que naciesse e la tirasse»; y estonce de la villa fueron, e todos armados, e dellos
dixeron todos que dezia verdad, e farian desarmados; y el hijo mayor de Antor, que
todos su mandado; y el dixo: «Dios quiere era su cauallero, llamo a su hermano, e
que vos otorguedes en vno, e yo a mi poder dixole: «Yeme por mi espada a la posada». E
andaré ay a plazer de Jesu Christo e de los aquel, que era muy bueno e buen escriuien-
honbres buenos de la tierra»; y esta fabla te, dio de las espuelas al cauallo, e fue a la
fue fecha después de la missa del dia, y el posada por el espada, e no fallo essa ni otra,
acuerdo quedo sobre el arcobispo, que tuuo ca su madre de quexa la guardara en su
por bien que prouassen la espada ante de cámara, que fuera a ver la buelta; e quando
la gran missa, e dixo al pueblo: «Eermosa vio que no hallaua la suya ni otra, fuese .
para ante el padrón, e vio la espada que avn
(*) Este episodio está muy bellamente imitado en
el no prouára, e pensó que, si pudiese, que
el cap. I de las Sergas del muy es/orgado cauallero la leuaria a su hermano, e assi de cauallo,
Esplandian, hijo del excelente r-;y Amadis de Gañ- llegóse al padrón e tomóla por el mango, e
ía. Es un verdadero lugar común en los libros de sacóla e desi metióla so falda de la garna-
caballerías (c£. el cap. 14, libro II. del Amadis de
Gavia). cha, e su hermano, que lo atendía fuera de
BALADEO DEL SABIO MERLIN 49
la villa, preguntóle si traya la espada, y el ninguna cosa; ca si fuere loco o de mala res-
dixo: «Por Dios no la pude hallar, mas tray- puesta, por vos lo sera e por vos es desnatu-
povos la espada del padrón»; y el tomóla, e rado de todo derecho de hombre fidalgo, por
metióla so su manto, lleuola a su padre, e la natura de la leche, que vos mamastes de
dixo: «Yo seré rey, y vedes aqui la espada del su madre y el mamo leche de vna villana; e
padrón»; e quando el padre la vio, maraui- por ende no le pongades culpa, e sofrilde mas
llose e preguntóle como la ouiera; y el dixo: que a los otros».
«Tómela del padrón»; e Antor no lo quiso
creer, ante le diso que mentía, y entonce se CAP. CXXXL — Como fuepriuada la espada,
fueron anbos para la yglesia, y el otro niño e la no pudo sacar oír o sino Artur.
en pos dellos; e quando Antor vio el padrón
sin el espada, pregunto a su fijo como la «Ahora vos ruego que me otorguedes esto
oiiiera ende, e que le no mentiesse en nin- que vos pido». Y el dixo que le daria aquello
guna guisa, ca lo sabria el después e que lo a mas como a su hermano, y estonce le hizo
lazeraria; y el hijo dixo: «Cierto, señor, no Artur jurar sobre vn altar esta promesa; y
vos mentiré; Artur mi hermano me la leuo pues lo juro, tornóse arcobispo [a la] pelea^
quando le enbie por la mia»; e Antor dixo: e la pelea fue partida, e los ricos hombres
«Dámela, fijo, ca no auedes y derecho, e yo entraron tocios en la yglesia por oyr bispe-
quiero esto prouar como fue»; estonce se la ras; e Antor llamo a sus amigos, e dixo al
dio, e Antor la dio a Artur, e dixole: «Hijo, arcobispo: «Señor, vedes aquí vn mi hijo que
tornad la espada donde la sacastes», y el la aun no es cauallero, que me rogo que le fa-
metió e tornóse, e tam bien e tan recio como gades prouar el espada; e llamad los ricos
ante; e Antor dixo a su fijo que la prouasse, honbres e vayan con vos»; el arcobispo lo
y el dixo que ya la prouo, mas que no la pudo fizo, y estonce se fueron todos al padrón, e
sacar; y estonce abraco Antor a Artur, e Antor dixo a Artur: «Ye, toma la espada, e
dixole: «Hijo, si yo púdiesse hazer que darla has al arcobispo»; y el lo fizo; y el ar-
fuessedes rey, ¿que me dariades?». cobispo lo tomo entre sus bracos, e comenco
a cantar Te Deum laudamus, y assi lo leuo a
la yglesia.
CAP. CXXX.—De como Artur prometió a
Antor que haria a Quexa su mayordomo. CAP. CXXXII.—Como fue suspendida la
E dixo el: «Señor, este bien e otro yo no salicion fasta sancta María Candelaria.
lo podria auer onde vos no fuessedes señor Los ricos hombres, quando esto oyeron,
como mi padre»; e Antor dixo: «Yuestro pa- fueron muy sañudos, e dixeron: «Esto no
dre so yo de crianca, mas cierto en otra puede ser, que vn rapaz sea nuestro señor»;
guisa no se quien es vuestro padre». E qxian- y el arcobispo le peso, e dixo: «Nuestro Se-
do Artur esto oyó, comenco a llorar, e dixo: ñor sabe de cada vno mejor quien es que no
«¿Como podria yo auer atan gran bien, vos». E Antor, e su linage, e gran pieca de
quando-de mi padre no se?». E Antor dixo: la otra gente, tenian con Artur, e dezian to-
«Como quier que ello sea, Dios vos quiere dos a vna boz: «Si todos los del mundo con-
dar esta gracia, e yo vos ayudare a todo mi tra esta elecion quisieren yr, e Dios solo
poder»; estonce le contó todo como lo criara. quisiere, no podria ninguno ser estoruador»;
E después le dixo: «Vos me aueys de dar e dixo Antor: «Yd, fijo, e tornad la espada
buen galardón a mi e a mi hijo si derecho donde la sacastes»; y el lo hizo, e la espada
hizierdes; ca nunca fue honbre mejor criado se tuuo como antes. El arcobispo dixo: «Ago-
que vos fuestes; e agora vos ruego que, si ra, señores, ydla a sacar si pudierdes»; y
Dios vos diese este bien, que dedes ende el ellos fueron, mas no la pudieron sacar, aun-
galardón a mi hijo»: e Artur dixo: «Señor que se prouaran muchos, y el arcobispo dixo:
padre, ruegoos, por la crianca que en mi «Esta es la mas fermosa elecion que honbre
fezistes, que no me neguedes que yo so vues- nunca vio; e loco es quien quiere yr contra
tro hijo, ca no sabria do yr buscar padre, e, la voluntad de Dios»; y ellos dixeron: «Ver-
si Dios me otorga esta gracia, e vos me ayu- dad es, mas parecenos mucho estraña cosa,
dar des, yo os prometo que vos de lo que me vn rapaz ser señor de todos nosotros»; y el
supierdes pedir»; e Antor dixo: «To no os pe- arcobispo dixo: «Nuestro Señor SUJK» que es-
diré vuestra tierra, mas esto os pido, que si coger, que conosce mejor que vos»; y estonce
Dios quisiere que seades rey, que hagades le rogaron ellos que dexasse estar el espada
a Quexa vuestro mayordomo de toda vuestra en el padrón fasta el dia de sancta Maria Can-
tierra, e por cosa que haga ni siga que lo no delaria, e que muchos vernian a prouarla
pierda, e que vos no ensañedes contra el por que aun no vieron ni prouaron.
LIBROS DE CABALLERÍAS.—4
50 LÍBEOS DE CABALLERÍAS
CAP. CXXXIII.—Como el rey Artur respon- deslo por sesudo, e nos no sabemos cosa de
dió a laprueua que le hizieran, e fue eleto. su fazienda, e dexad, ante que sea sagrado,
que prouemos que honbre querrá ser».
El espada assi quedo fasta aquel dia, e to-
dos los de aquella tierra e de otra se ayun-
taron, e prouaronse en la espada, e desque CAP. CXXXIY.— Como fue dado el plazo
se prouaron todos, dixeron al argobispo: «Se- al sagramiento de Artur.
ñor, agora sera bien si quisierdes cunplir la
voluntad de Jesu Christo»; y estonoe dixo el Eespondio estonce el arcobispo: «¿Quereys
argobispo; «Artur, fijo, yd adelante, e si vos que le demos plazo a su sagramiento e
Dios quisiere que vos seays guardador deste la eleeion?» «Queremos que sea mañana, di-
pueblo, sacad la espada»; e Artur fue a ella, xeron ellos, mas el sagramiento que quede
e sacóla, e diola al arcobispo. E quando los fasta Pentecoste»; y el argobispo dixo: «E
honbres buenos de la tierra vieron esto, di- aun por esto no quedara»; e otro dia, des-
xeron a esto: «¿Ay alguno que contra esta pués de la gran missa, truxeron el niño a la
eleeion quiera?» Y los ricos hombres dixe- eleeion, e saco la espada como ante, y eston-
ron al arcobispo: «Señor, nos os rogamos que ce lo recibieron por señor, mas mandáronle
os sufrays fasta Pascua, e si fasta esto no que tornasse la espada a su lugar; e después
viene quien esta espada saque, nos obedece- tornaron a la yglesia, y recibiéronlo por se-
mos a este que la saco: e si de otra guisa ñor, y tiráronlo aparte por hablar con el e
queredes fazer, cada vno fara lo mejor que por le prouar, e dixeronle: «Señor, nosotros
pudiere»; y el arcobispo dixo: «E si yo esto bien vemos que Nuestro Señor quiere que
hago, ¿o.bedecello heys de grado?» «Si, di- seays nuestro rey. e, pues que el quiere,
xeron ellos, e aun faga entre tanto del rey- queremos nos, e queremos tener de vos nues-
no su plazer»; y el arcobispo dixo: «Artur, tras tierras assi como vassallos de señor;
torna la espada a su lugar, e tenerse ha assi, mas rogamosvos que vuestro sagramiento
que nunca mejor se terna»; e después, desde quede hasta Pentecoste, cayapor esto no se-
aquél dia fasta Pascua, se prouaron quantos redes menos señor del reyno ni de nos, y de
se quisieron prouar, e nunca ninguno la esto queremos saber vuestra voluntad sin
pudo sacar si aballar poco ni mucho. Y el ar- consejo de otro». Y el rey dixo: «Deque me
cobispo, que tomara el niño en guarda, dixo- dezis que quereys las tierras de mi, esto yo
le: «Seguramente os digo que seredes rey, e no puedo fazer ni deuo hasta que sea bien
catad: de aqui adelante escoged quales qui- señor de mi tierra. E de que dezis que sea
sierdes por priuados e por consejeros, e dad señor del reyno, esto no puede ser hasta que
e partid tierra e officios de vuestra casa assi sea sagrado e que aya la corona e la honrra
como rey, e sin falla vos lo seredes con el del reyno; mas el plazo que pedistes os otor-
ayuda de Dios»; e Artur dixo: «Señor, yo go^ ca no quiero sagramiento ni honrra sino
meto a mi e quanto bien me Dios diere en por Dios e por vos ».
guarda de sancta yglesia, e de vuestro con-
sejo; e vos escoged por mi quales honbres me CAP. CXXXY.— Como el rey Artur repartió
serán mejores, e hazed en guisa que sea a
seruicio de Dios e a su voluntad e a pro del sus dones a szes caualleros.
pueblo; e, si vos pluguiere, llamad e con Estonce dixeron los ricos honbres que, si
vos a mi señor»; y el arcobispo llamo a An- biuiesse, que seria muy sesudo y bien razo-
tor, e dixole la buena palabra que Artur le nado, y que respondería muy bien. Y assi
dixera, y entonces escogeron quales serán fue el plazo dado hasta Pentecoste, y entre
priuados e quales consejeros,, e hizieron a tanto obedescieron a Artur assi como el ar-
Queja mayordomo de su corte e de su tierra; gobispo mando, e fizieronle traer todos los
mas las otras tierras, e los otros lugares, e thesoros, e todas las cosas preciadas, por pro-
los otros oficios de casa, quedaron fasta Pas- uarlo si seria codicioso e tomador; y- el pre-
cua; y estonce se ajuntaron todos en Lon- gunto [a] aquellos que le dieran por conseje-
dres, bispera de Pascua. Y el argobispo dixo: ros por cada vno de los ricos honbres y los
«Jesu Christo quiere que este niño sea rey»; otros que honbres eran o que valian, e como
e los ricos honbres dixeron: «No queremos hallo assi hizo, ca a los buenos caualleros dio
nos a Jesu Christo desto contradezir, mas los cauallos e las armas, a los mancebos dio
auemos a marauilla de tan niño, honbre de las aues, e a los enamorados dio las dueñas,
tan baxo linage, ser rey e señor de nos; e fa- e a los sesudos dio los aueres; e tuuolos en su
zed vna cosa que plazera a Dios e a todos compañía, e a los de su tierra dio lo que en-
nosotros. Yos conoscedes este niño e tene- tendió que les seria mejor; e assi partió lo
BALADRO DEL SABIO MERLIN 51
que le dieron para prouarlo; e quando ellos con el de la yglesia, e miraron, e no vieron
esto vieron, recibiéronlo todos mucho en sus el padrón, e ouieron gran pesar; e assi fue
coracones, e dezian aparte que seria de gran Artur rey en Londres, e vuo la tierra en su
hecho, e que no veyan en el codicia ni mal- poder y en paz; e los ricos honbres no veyan
dad, que tan ayna que tomara el auer en la en el cosa por que no le deuiessen mucho
mano, luego lo empleaua bien e con razón. preciar, sino tanto que no sabían de que li-
nage era, e marauillaronse como pluguiera
CAP. CXXXYI.—De como fioe sagrado a Nuestro Señor que tan mancebo honbre y
el rey Artur. tan desconocido fuesse rey, que ouiesse a
mantener tan gran gente como la de Lon-
Prouaron assi al rey, e nunca pudieron dres, y assaz hablaron ay los ricos hombres,
en el mala maña hallar, e quando llego a dellos en poridad e dellos en consejo, mas
Pentecoste, ayuntáronse todos en Londres, e no ante eL ca muchos lo dudauan, e Ántor
prouaronse en la espada quantos se quisie- descubría ya no era su hijo, mas que se lo
ron prouar, mas ninguno no la pudo sacar, dieran a criar, e contoles como.
y el arcobispo tuuo la corona presta y el sa-
cramento en bispera de Pentecoste, y luego
todo adobo de hacer cauallero; y el dia desta CAP. CXXXYII. —• Como Merlin dixo a
fiesta por la mañana, tomo Artur la espada Blaysen que haria conoscer al rey Artur.
-
de sobre el altar, e ciñóla, y fue cauallero;
y el argobispo dixo a todos: «Yees aqui este Dize aqui el cuento que Merlin moro
hombre que Dios escogió para ser vuestro gran tienpo con Blaysen, y quando supo
rey, e si ay tal que lo quiera contradezir, que Artur era rey, dixole: «El hijo de Yter
digalo»; y todos dixeron a vna boz: «Quere- recibió la corona del rey no de Londres, mas
mos de parte de Dios que sea nuestro rey, los ricos honbres e las otras gentes hanlo
mas tanto le pedimos de merced que si al- contra coracon, porque no saben cuyo hijo
guno de nos quiere mal porque le contrade- es, e agora conuiene que vaya yo alia y que
ziamos su elecion, que nos perdone»; y es- les haga saber la verdad, y que sean ende
tonces hincaron todos los ynojos ante el. Y assi ciertos como son en duda por mi fecho.
el rey Artur lloro con piedad, e hinco los Ca en otra guisa sera a mi pecado mortal»;
ynojos ante ellos, e dixo: «Yo vos perdono; e Blaysen le dixo: «Si el no es conoscido
e aquel Señor que esta honrra me dio os per- por ti, cata como fagas que no seas ende
done»; y estonce se leuantaron todos, e to- blasfemado, ni tu alma en culpa»; e Merlin
maron a Artur en los bracos e leuaronlo al dixo: «Yo fare en guisa que, como agora
altar, y la corona e la vestimenta estaua ay son en duda de su linage por mi, que assi
con que lo auian de sagrar. E vistieronselo, sean ciertos por mi».
e, pues fue vestido, el argobispo se adereco
para cantar la missa, y estonce dixo a Artur: CAP. CXXXYHL—De como Merlin soñó
«Yd y tomad la espada y la justicia onde vn sueño.
aueys a ser señor, y defended a su yglesia,
y guardad la christiandad en todas maneras Assi dixo Merlin que yria al reyno de
a vuestro poder»; y estonce fueron todos en Londres, e la noche antes que mouiesse, vio
' procession al padrón; pues estouieron alrede- una visión: que estaua en vn gran prado
dor todos. E dixo el arcobispo: «Artur, si tu fermoso e veya vn roble alto y hermoso, e
eres atal que quieras prometer a Dios e a cabe aquel roble vna pértiga pequeña e de
sancta Maria, e a nuestros señores Sant Pe- poca pro, e no tenia ninguna cosa de fruto,
dro, e Sanct Pablo, e a todos los sanctos e e cabe aquel roble crescia vna pértiga, e
sanctas, que tu guardes e defiendas a la tomóle la corteza e las fojas, e después ma-
sancta yglesia, e mantengas paz y lealtad rauillauase mucho assi en durmiendo, hasta
en la tierra, e consejes los desaconsejados, e que despertó, y estuuo en esto pensando
tengas la boz de los pobres y de los que no toda aquella noche, y no fue atan alegre
touieren abogados, e mantengas todo derecho como ante era.
e toda lealtad, toma aquella espada por que
Nuestro Señor te escogió para ser rey desta
tierra»; y el la tomo, e otorgo todo quanto el CAP. CXXXIX.—Gomo contó la visión que
argobispo le dixo; e diole la espada, y des- viera a Blaysen.
pués santiguólo, y fizieronle todas las cosas
que deuian hacer a rey sagrado y coronado. De mañana leuantose, e Blaysen dixo la
Y después que la missa fue cantada, salieron missa, e oyóla Merlin, e tanto que Blaysen
la ouo dicho, dixo Merlin riendo: «Maestro,
52 LIBROS DE CABALLERÍAS
vna visión, vi esta noche que no es sino sig- CAP. CXLL—Gomo Merlin dixo a Blaysen
nificaba, agora veré como me direys ende la la naseiencia de Laucar ote.
verdad»; y estonce le dixo su visión assi
como la viese, e Blaysen dixo: «Merlin, Cuando Blaysen esto oyó, comenco a pen-
¿que me preguntas tu por la visión? ca tu sar fieramente, e dixo a Merlin: «¿Do pen-
eres este, y sabemos bien que eres el mas says vos que es aquella donzella, e por que
sesudo lionbre que ay en el mundo, mas tu vos auedes a tomar muerte?» «E yo os digo,
lo hazes por prouar mi seso, mas por buena dixo Merlin, que yo no puedo saber mas,
fe yo no se mucho de las cosas escondidas, y ca os digo que no plaze a Jesu Christo que
por esto no sabría ay dar consejó; mas tu yo la muerte eseuse, e por esto se verdade-
dime lo que sabes, las cosas que son e que ramente que moriré». «¿Y de las otras cosas
han ele venir». «Cierto, dixo Merlin, ya no que ende han de venir, soys ende cierto
te mar anilles ende poco, e mételo en escripto como soliades?» E Merlin dixo: «Si, de
assi como yo te dixere». todo». «¿Y quando os cuydais yr a la reyna
de Londres?» dixo Blaysen. «No hay que
tardar, dixo Merlin, ca ya muy tarde es.
CAP. CXL.— Como Merlin dixo a Blaysen Mas, ante que alia vaya, os diré vna mara-
que viera su muerte en la visión. uilla do no ay al sino verdad, ca es verdad
«Es verdad que yo en esta visión veo mi que si yo luengamente pudiesse biuir, sal-
muerte, y assi verna como yo vi, e deziros aria mucho al rey no de Londres, e ayuda-
he como el roble'alto e grande, e de muy lio ya a todo mi poder; mas porque mi ayuda
luengas ramas, deues entender a mi seso; e le fallecerá por la muerte, que ha de venir
bien assi como tienen el roble por fuerte ayna, pensó Nuestro Señor como padre de
árbol e grande, assi me tienen a mi por piedad marauillosamente de la tierra. Caen
el mas marauilloso honbre e de mejor gracia aquella hora vi yo en visión mi muerte, en
que otro honbre, por el gran seso que en mi aquella hora nació, de la inuger del rey
ay, e agora podeys conoscer que el árbol Yan, el ochauo de la muger de Nacian, e de
significa a mi; e agora os diré que significa aquel sera el que salira el buen cauallero
la pértiga que nascia cabe el árbol; significa que dará cima a las auenturas que por la
vna donzella manceba e vil. que se acompa- marauilla del sancto Grrial auernan en el
ñara e conocerá comigo, e aprenderá tanto reyno de Londres; e sera aquel buen caua-
de mi saber e de mi sciencia que Dios me llero y el noueno del linage de Nacian». «E
dio, que ella, por su saber e por su engaño, aquel cauallero, dixo Blaysen, que vos dezis
me parara en tal manera, que me meterá que esta noche nascio, ¿podra alguna cosa
biuo so la tierra, y alli me dexara morir, e valer o ayudar al reyno de Londres?» «Si,
no veo cosa que no pueda estoruar desta dixo Merlin, ca el sera atan marauilloso
auentura, sino Jesu Christo solo, que verdad honbre, e de tan gran bondad en armas,
es que hasta aqui fue cierto de las cosas, que todos los que lo vieren se marauillaran
mas agora no me auiene desto, que lo no del, e todos aquellos que lo vieren lo teme-
puedo saber por cosa que fazer pueda, ni rán mucho; tanta gracia le porna Dios e
qual es aquella donzella que me ha de ma- tanto valdrá, que [valdrá] por bondad de ar-
tar, ni en qual tierra es. Mas se que es mas en el reyno de Londres, como valgo por
grande y fermosá, e bien pienso que Dios seso yo».
me faze esto desconocer, porque por desco-
nocencia fize pecar a la buena e sancta due-
ña Iguerna; e agora vos diré la significanca CAP. CXLIL— Como Merlin dixo a Blaysen
de mi muerte; e no vos lo dixere atan que ábria cabo su libro.
abiertamente, si yo en vos tanto no me fias- Merlin dixo a Blaysen: «Agora podeys
se»; e Blaysen dixo: «Marauillas me dezis; ver que Nuestro Señor fizo nascer aquel de
¿assi que vos conoceys las fines de las otras que vos yo fable en lugar de mi; por su bon-
yentes e de la vuestra no sabeys la verdad?» dad e por su caualleria ha de conplir lo que
«Esto os diré yo muy bien, dixo Merlin; conpliere por mi seso, mas, assi como mi Se-
muchas vezes auiene que el arte aprouecha ñor me mostró que sera maltrecho y en cuyta
a muchos, e no aprouecha al que la sabe, y en verguenca por muger». Y Blaysen le
ante le nuze; y esto vos digo por mi, que pregunto: «¿Como aura nonbre?» «Lanca-
ayude fasta aqui a quantos quise, e agora no rote del Lago, dixo. Merlin, e sabed que este
puedo ayudar a mi en esta auentura, ca no sera el cauallero mas amado e de mejor gra-
plaze a Nuestro Señor, ante quiere que cia que aura en el mundo, saluo su hijo Gra-
muera como otro hombre mortal».' laz»; e todo esto que Merlin le dixo aquella
BALADRO DEL .SABIO MERLIN 53
vez, púsolo Blaysen en escrito, e dixo a Mer- assi YÍHO la dueña a la corte con sus lu-
lin: «Pues os partís de mi, fazedme entender jos, que ainaua mucho, y era tan fermosa,
si auedes de morir ayna, e otrosí me conse- que a duro la podría honbre fallar par en
jad que podre hazer. Ca vos me consejastes toda la tierra; y era vna de las mas honrra-
a fazer escreuir la historia del sancto Grrial, das que auia en todo el reyno de Londres y
e me dixistes que me diriades la verdad de en su tierra, como era hija del muy honrra-
las auenturas que auernian en el reyno de do duque de Tintuguel; e mucho rescibio
Londres; pues, ¿como podre encimar esta bien el rey a la dueña, e mandóle fazer mu-
obra quando ende no supiere la verdad? e cho seruicio. E tanto que la vio, enamoróse
comencé mi libro, e no sera aeabado, e todo mucho della, e hizola morar en su corte
sera mentira quanto ay hize, pues no ouiere quince días, e durmió con ella, e hizo con
cima». «Y esto os responderé, dixo Merlin, ella a Morderec, por que después fue fecho
no ay cosa que no ha cima,* y esta cosa que mucho mal.
vos comencastes, e de tan alto fecho, e pues,
si yo muriese, e vos moredes, no puede aler
que si algún honbre bueno fallare vuestro CAP. CXLIY.—Del fuerte sueño que soñó el
libro, que no lo encime; e bien os digo que rey Artur.
lo fallare, que si no lo hallasse seria gran
daño, e vuestro libro sera gran cosa, si Dios Y assi durmió el hermano con su herma-
quiere que aya cima». E Blaysen dixo: na, e fizo ay al que lo traxo después a muer-
«Aun no dixistes cosa si era encimado». te, assi como dirá después encima de la gran
«Mas después sera bien que en mi vida ni historia de Lancarote del Lago. Mas quando
en la vuestra no sera encimado», dixo Mer- la dueña se torno paia sü tierra, la primera
lin. ¿«Mas después sera acabado y encima- noche después el rey soñó vn sueño, que le
do?» «E yo os digo, dixo Merlin, que vos, semejaua que estaua en vna cátedra la mas
que lo encomencastes, seredes ayna bendi- rica del mundo, e auia ante el atan gran
cho de muchas gentes». E Blaysen le dixo: pueblo de todas edades, que se marauillaua
«Agora me dezid, Merlin, pues vos queredes donde tan gran pueblo viniera. E teniéndo-
yr al rey, si os veré nunca»; e Merlin dixo: los todos en derredor de si, vio que salia del
«Si vos queredes dar cima a vuestro libro y vna gran sierpe, y tan fuerte semejanca que
verme, yd empos de mi a la gran Bretaña». nunca ojo fablar deftal, que siempre andaua
«E ¿do vos podría fallar? dixo Blaysen, ca bolando sobre el reyno de Londres a cada
no me podría agora desta tierra partir». parte, e por todos los lugares que yua que-
Dixo Merlin: «Oy en ocho meses, en el pri- maua todo, assi que no quedaua ciudad, ni
mer dia de mayo, me hallareys en la entrada castillo, ni villa, que todo no quemasse y
de la mata de Yadalian, a hora de medio dia, destruyesse. E assi quemaua todo el reyno
ante la cruz auenturosa; e alli os diré vna de Londres; y después que esto fazia, venia
gran parte de las auenturas del sancto (Mal a los que estauan con el rey, e cometíalos, e
e de las sus marauillas, assi que aquí mataualos todos; e después iua al rey, e com-
podreys auer cima de vuestro libro». Assi batíase con el fieramente, mas a la cima ma-
dexo Merlin a Blaysen, e partióse luego del, tara el rey a la sierpe, y el quedaua llagado
e fuesse para la gran Bretaña. mortalmente.

CAP. CXLIIL — Como el rey Artur durmió CAP. CXLY.—De como el rey Artur, an-
con Elena su hermana, muger del rey Loe. dando a la eaga, vido la Bestia ladradora.'
Agora dize el cuento, que vn poco después El rey ouo gran pauor deste sueño desque
que Artur fue rey, vino a vna gran corte despertó, e fue muy desconortado, e ouo atan
que el tenia en Cardoil, en (xalaz. Elena, mu- gran pesar, que no se sabia dar consejo,
ger del rey Loe de Otornia, hermana del rey e pensó ay toda la noche; e de mañana,
Artur. mas no sabia el que era su hermana, quando se leuanto, oyó toda la missa, y des-
ni Elena otrosí; e la dueña vino a la corte pués fuesse a caga con gran compaña de ca-
del rey muy ricamente, con gran conpaña ualíeros y de otros honbres; y el rey yua en
de caualíeros, e dueñas, e donzellas, e truxo vn muy buen cauallo, e vestido de paños de
consigo quatro hijos que auia del rey Loe, cacador, e tanto que entraron en la monta-
que eran muy fermosos niños, e de tal edad ña, e fallaron vn gran cieruo, e dexaron los
que no auia el mayor mas de diez años, e canes ir empos del; y el rey, que andaua
aquel auia nonbre Galuan, y el otro Aganay, bien encaualgado, comenco a seguir el cier-
y el otro Grariete, y el otro Grurreches. Y uo, e tanto se acuyto de yr empos del, que
54 LIBROS DE CABALLERÍAS
en poca de hora dexo su compaña mas de • ya, e cabaria lo que demando; ca mas ha de
dos leguas, assi que no supieron del parte; vn año que ando tras ella por saber la ver-
y el rey tanto fue empos del cierno, que no dad della, mas que por al». «¿Como, dixo el
lo pudo el cauallo sofrir, e cayo con el; e rey, e tanto ha que andas en pos della?»
quando el rey se vio a pie, no supo que fizies- «Si», dixo el. «E ¿por que? dixo el rey, de-
se, ca sus honbres eran lexos, y el cieruo zidmelo si os plaze». «Cierto, dixo el ea-
yuasé tan lexos, que lo perdió de vista, pero uallero, yo os lo diré. Verdad es, e nos lo
dixo que yria en pos del a pie fasta que sus sabemos, que esta bestia ha de morir en esta
honbres llegassen, que le darían cauallo; e tierra por el mejor eauallero de mi linaje; e
tanto fue el rey a pie en pos del cieruo, que porque yo quería saber la verdad si so yo el
se canso, e posóse cabe vna fuente por fol- mejor eauallero de mí linaje, segui tan
gar; e tanto que se assento, comenco a pen- luengamente esta bestia; e no lo digo por me
sar en el sueño, e pensando oyó vn gran la- alabar, mas por saber si soy tal por qual me
drido de canes, tan grande como si fuessen tienen». «Cierto, dixo el rey, asaz me aueys
treynta o quarenta canes; y pensó que eran dicho ende, e agora os podeys yr quando a
los suyos, e leuanto la cabeca e vio venir vos plaze a pie». «Yo no me yre, dixo el
vna bestia, e no muy grande, mas era la eauallero, si puedo, antes atendere algún
mas dessemejada que nunca vio, porque de eauallero que Dios trayga por aqui que me
su figura era tan estraña e tan dessemejada quiera dar bestia»; y ellos en esto fablando,
era, como el cuento del sancto Grrial dize; e llego vn escudero en vn fuerte cauallo y
por ende no os diré aqui atan conplidamente corredor que buscaua al rey, e quando el lo
como era, pero de lo mas de las fechuras vio, dixo: «Agora descendid presto, e yre
diré: Ca ella auia la cabeca e cuello de oue- empos de vna bestia que por aquí va». «¡Ay
ja, blanco como nieue, e pies e piernas de señor! dixo el eauallero, no hagays tan gran
can, negras como carbón; e auia el cuerpo villanía que vayas empos de mi bestia, que
y el alcafar como raposo; e la bestia vino a he andado tanto tienpo tras ella, mas hazed
la fuente, e comenco de beuer, e miróla mu- como cortes e dadme aquel cauallo. Ca yo
cho, e signóse e dixo: «En buena fe, ¡agora por vos mi fallamiento por vos perdiesse
veo la mayor marauüla que nunca vi, ca aquella bestia, la verguenca seria ende vues-
bestia tan dessemejada como esta, nunca de- tra y el daño mío». Y el rey dixo: «Caua-
11a oy fablar, ca estraña de fuera y de den- llero, tanto anduuistes ya empos della, que
tro! Ca oyó bien e conozco que trae dentro bien la deuedes dexar agora, quedad, e yo
en sí hijos biuos, que ladran como canes. la seguiré ende por vos, tanto que Dios me
Y nunca en el reyno de Londres vio honbre diere ende la honrra si le pluguiere». «E
tales marauillas como estas desta bestia des- como, dixo el otro, don eauallero, ¿assi que-
semejada» . reys yr a fuerca en pos de lo que yo anduue
fasta aqui a mi gran trabajo e afán?» Y es-
tonce fue el eauallero corriendo al escudero, e
CAP. CXLYI.—De como el rey Artur desafio derribólo del cauallo, e eaualgo ante que el
al eauallero de la Bestia ladradora. rey viuasse llegar al cauallo, e dixole: «Don
Assi fablo el rey consigo mismo de la bes- mal eauallero, agora no vos he grado, e voy-
me
tia ladradora, e quando comenco a beuer, lugar dondeempos de mi bestia; e sabed que si veo
os lo agradezca, que os lo ga-
las bestias que andauan dentro en ella callá- lardonare, solamente
ronse, e, después que beuio, comenco a la- mi demanda cometer;queagora sepa que queredes
drar assi como antes, assi como [si] treynta sandio e por catiuo eauallero, eosnotengo por
canes fuessen empos della, e assi se partió la soys para
bestia de la fuente; y el rey lá miro mientra cometer tan alta cosa»; y el rey le dixo:
«Cauallero,
la vio; quedo tan espantado desta marauüla, e yo escucharte tu me dirás lo que te pluguiere,
qué no sabia si dormía ni si velaua, y ella hallo oy o mañana, he. Mas sabe que si yo te
se fue a tan grande andar, que en poca de espada, ca bien deuoque yo te mostrare mi
ora no la vio, e comenco a pensar más que tamaño fecho como tu»; por yo razón cometer
y el
antes, e mientra que assi pensaua, llego a el dixo: «No tomes ay tan gran trabajo cauallero le
vn eauallero, e dixole: «Oyes, tu, eauallero, llarme quisieres, ca yo siempre ando ensi estaha-
¿que piensas? Dime sí vistes la dessemejada montaña empos desta bestia». «Pues promé-
bestia que lleua en si los ladridos de los ca- tete, dixo el rey. que no seré alegre fasta
nes» . Y el rey dixo: «Yo la vi agora, y aun
no va media legua». «|Ay Dios, dixo el ea- que sepa por derecha prueuá, si Dios qui-
siere,
uallero, como soy tan desdichado! Ca si Y el cauallero qual de nos es el mejor cauallero».
agora no me moriera el cauallo, alcancalla dixo: «Quando lo quisieres
BALADRO DEL SABIO MERLIN 55
saber, ven a esta fuente, e sabe que si tu egran enemigo de Jesu Christo, y el mas des-
estas ay vn dia, que me fallaras; y como no leal cauallero del rey no; ca vos soys sagrado e
ay dia que ay no venga»; y el rey dixo: vngido en aquel señorío de Jesu Christo; por
«Agora tu puedes yr, ca yo quiero saber la su gracia os puso, e vos fezistes tan gran
mas de tu hazienda». traycion, que dormistes con vuestra herma-
na, e muger de vuestro vassallo; y ella es
preñada de vn tal fijo, que ayna fara mucho
CAP. CXLYII.— Como estando el rey pen- mal en esta tierra»; y estonces respondió el
sando vino a el Merlin en semejanca de niño. rey muy vergoñosamente, e dixo: «Diablo
eres tu de todo en todo, y esto no puede al
Estonce se partió el cauallero dé alli, e ser, oa yo no he hermana, ca tu ni otro pue-
fuesse empos de la bestia, y el rey dixo al de saber mas de mi fazienda que yo».
escudero que le fuesse por otro cauallo; y el
escudero fuesse contra do pensaua que falla-
ría su conpaña; y el rey quedo pensando en CAP. CXLIX.— Como Merlin dixo al rey
todas aquellas venturas que viera; e siendo Artur cuyo fijo era, e de que linaje.
assi pensando, vino Merlin a el en semejan-
ca de niño de catorze años, e conociólo bien El niño dixo: «No dezis verdad, que mas
al rey, tanto que lo vio, e saluolo assi como se yo ende que vos, que yo bien se quien
si no supiesse que era rey; y el rey leuanto fue vuestro padre, e conozco bien a vuestra
la cabeca e dixole: «Niño, Dios te bendigas». madre e a vuestras hermanas, pero que ha
E Merlin dixo: «Yo soy vn niño de tierra gran tienpo que no las vi, mas se bien que
estraña, e marauillome mucho por que pien- son biuas e sanas»; e quando el rey esto oyó,
sas tanto, ca me parece que ningún hombre fue muy confortado, pero pensó que le men-
que cosa vala no deue ende pensar en cosa do tía, ca lo tenia por adeuino, e dixole: «Si tu
puede fallar consejo»; y el rey cato el niño, rae dizes cierto de mi padre e madre, e de
e marauillose de lo que dézia, e lo que le mis hermanas, e de qual linaje vengo, no me
oya assi fablar tan sesudamente. E dixole: demandaras cosa que yo pueda auer que no
«Como ¡ yo pienso que ningún honbre fuera te la de»; y el niño dixo: «¿Prometeysmelo
de Dios no puede saber lo que yo pienso!» assi como rey? ca si me mentierdes, mayor
«Cierto, dixo el niño, no pensades en cosa mal ende os verna que piensas». «Prométe-
que yo no se, ni feziste cosa que yo no su- telo seguramente», dixo el rey; y el niño
piesse, e digoos que os espantades en dona- dixo: «Pues jo os digo de cierto^ que vos
do; que vos no vistes cosa en vuestro sueño soys de tan gran guisa como aquel que es
que assi no aya de ser; que assi plaze a fijo de rey e de rey na, e vuestro padre fue
Jesu Christo; e si vos vistes vuestra muerte muy buen honbre, e buen cauallero de ar-
ensueños, no os deuiades espantar, ca por mas». «¿Como, dixo el rey, esto es verdad
ende salimos de tierra por tornar a ella, e que yo soy de tan gran guisaV» «Si, sin falta»,
por ende recebimos vida, por recebir muerte». dixo el niño; y el rey dixo: «Si verdad fues-
se, yo no quedaría hasta que metiesse todo
el mundo so mi poder». «Por Dios, dixo el
CAP, CXLYIII. — Como Merlin dixo al rey niño, no vos quede por esto, ca si a vuestro
que su hermana era del preñada. padre parecierdes, no perdereys de lo vues-
tro, antes ganarej^s mucho»; y el rey dixos
Quando el rey esto oyó, fue mas espan- «¿Como vuo nombre mi padre?» El niño dixo:
tado que ante, y el niño dixo: «¿De que os «Yter Padragon, e fue señor deste rey no».
espantays?ca quanto mas me oyeredes fablar, «Pues, dixo el rey, no puedo yo faltar de ser
tanto mas os marauillareys. Mas direos lo honbre bueno, que tanto fue el honbre bue-
que esta noche soñastes». «Por buena fe, no, que no podría del salir mal fijo, si no
dixo el rey, si lo dezides, por muy gran ma- fuesse por marauilla. Mas a duro lo podrían
rauilla lo terne, e mayor que de quanto oy agora creer en esta tierra que yo soy su
ni vi». «Pues yo os lo diré, dixo el niño, e fijo». El niño dixo: «Yo lo haré creer ante
assi terneys con que pensar»; y estonce le que este mes passe, assi que bien sabrán por
contó todo su sueño; y el rey se signo, e dixo: verdad que fuestes fijo de Vter Padragon e
«Tu no eres honbre, mas diablo verdadero, de la reyna Iguerna», y el rey dixo: «Mara-
ca por ser de honbre no podrías tu saber tan uilla me dezis, e no te lo puedo creer. Ca si
escondidas cosas». «Por yo vos dezir esto, dixo su fijo fuesse, no me criara tal infancón
el niño, no podes vos dezir por razón que yo como me crio, ni seria mas desconocido como
soy diablo e enemigo de Jesu Christo; mas yo soy. Ca el me dixo que no sabia quien era
os prouare por derecho que vos soys diablo mi padre, e tu, que eres moyo estraño, dizes
56 LIBROS DE CABALLERÍAS
que sabes ende la verdad mejor que el, que era sesudo, e que seria bien de le dezir vna
me crio hasta aqui». Y el niño dixo: «Si ver- pieca de su fazienda. Ca el lo encobriria, y
dad no digo, no me des lo que me has de dar, el le convence a contar su sueño, e dixole lo
e sabed que no lo digo sino por gran amor que viera de la bestia ladradora y del caua-
que os he; e del pecado que aueys con vues- llero como leuara el cauallo: «Señor, dixo el
tra hermana, sabed que os terne ende tan viejo, deste sueño os diré yo la verdad: Sa-
bien poridad como vos mismo. Y porque yo bed que vos aureys mucha mala ventura é
os amo, no lo encubro tanto por vuestro mucho pesar por vn cauallero que es en-
amor, como por amor de vuestro padre, que gendrado, mas no es nascido. Y todo este
me quiso gran. bien, e yo a el, e ñze mucho rey no sera destruydo por el, e los buenos ca-
por el»; y el rey dixo: «ÍTo es verdad, e de ualleros que vos veredes en vuestro tiempo.
oy mas no te creeré cosa que me digas, que Assi quedara esta tierra yerma e desierta,
tu no eres de edad que pudiesses ver ni co- por las malas obras de aquel pecado». «Cier-
nocer a mi padre si el fue Vter Padragon, e to, dixo el rey, esto sera gran daño, e mu-
por ende te ruego que te vayas daqui, ca cho seria mejor que aquella captiua persona
pues tu mentira es tan conocida que me muriesse tanto que fuesse nasciclo, que tanto
quieres hazer creer todo esto por verdad, no mal por el viniesse; e pues vos ende tanto
quiero tu compañía, ca me pareces cosa me dixistes, vos sabcys bien de quien; por-
mala». que yo os ruego que me lo dígades, e, tanto
que nasciere, hazerlo he quemar». «Cierto,
dixo el viejo, si Dios quisiere, criatura hecha
CAP. CL. — Gomo Merlin fahlo eon el rey de nuestro señor no morirá por mi, como
y en semejanza, de honbre viejo. quiera que sea pecador contra su cima, e,
Dize el cuento que, quando el niño esto mientra que fuere niño sin pecado, sera
oyó, fizo semblante que ouo ende gran pe- deslealtad de lo matar. E sabed que yo me
sar, e partióse del rey e fuesse meter en vna ternia por muy gran pecador contra Dios.
mata muy espessa, e mudo la presencia del Ca no queria que la criatura que mal no me-
niño, e torno en semejanza de viejo de ochen- reciesse e recebiesse muerte por consejo des-
ta años, tan flaco a semejanca, que apenas to; no me roguedes, ca no liare ay cosa». E
podía andar; e fue vestido.de vn guison, e dixo el rey: «Pues a mi parece que desama-
assi fue ante el rey, e saluolo como si no lo des este rey no, y mostrároslo he. Yos dezia-
conociesse, e dixole: «Dios te salue, señor - des que por vn cauallero solo sera destruydo
cauallero, e os de buena cima de vuestro pen- este reyno, e las gentes muertas; mejor sera
sar. Ca me parece que no soysmuy alegre». que cauallero por quien tanta malauentura
El rey dixo: «Honbre bueno, Dios lo faga ha de venir, que fuesse muerto solo, que no
assi. Ca, cierto, mucho me era menester, e muriessen tantos». «Assi es verdad, dixo el
venid assentar cabe mi va poco, si os plaze, honbre bueno, que mas valdría su muerte
fasta que venga vn escudero mió»; y enton- que su vida». Y el rey dixo: «Por esso digo
ce se assento el viejo a fablar cabe el rey, e yo que dixessedes de quien nascera o quan-
comencaron a hablar de muchas cosas, y ha- do, ca por lo descubrir sera la tierra guarda-
llólo el rey tan sesudo en quanto le pregun- da, e por le encobrir lo sera perdida». «Assi
to, que fue ende marauillado; y estonce cliso es verdad, dixo Merlin, quien a la parte de
el viejo: «Señor cauallero, ¿por que pensades la tierra quisiere catar. Mas si la tierra ay
agora atan mucho? Ca assi me pareció quan- ganasse, yo ay perdería mucho. Ca perdería
do a vos allegue». El rey le dixo: «Hombre el alma, e por esso no os lo diré, ca mas quie-
bueno, nunca honbre de mi edad vio tantas ro saluar mi anima que vuestra tierra». Y
marauillas como yo vi en vn tiempo, assi en el rey dixo: «Pues tanto me puedes dezir,
sueños como en verdad. Y de lo que mas ¿quando nascera y en que lugar?» E Merlin
me marauillo fue de vn niño pequeño que se comenco a reyr, e dixo: «¿Por esto lo pen-
agora vino a mi, que me dixo cosas que yo says de fallar? por cierto no fareys, ca á
pensaua que no las sabia ninguno sino yo». Nuestro Señor no plaze». «Cierto, dixo el
«Señor, dixo el honbre bueno, no os mara- rey, yo lo hallare, si supiesse la hora de su
uilledes ende, ca no ay cosa tan encubierta nacimiento e la tierra do ha de nascer». «Yo
que no sea descubierta, e si cosa fuesse he- vos lo diré, dixo el honbre bueno, mas de
cha so tierra, la verdad ende es sabida, todo falleceredes. E agora sabed que nascera
quanto mas sobre la tierra; e por Dios señor, el primero dia de Mayo en el reyno de Lon-
no seayg triste ni penseys tanto, e deaidme dres»; y el rey dixo: «Si esto es verdad, yo
lo que aueys, e yo os sacare de todas las du- no os pregunto mas»; y el honbre bueno
das en que estays». El rey dixo al viejo que dixo: «Yerdad es sin falta».
BALADEO DEL SABIO MERLIN 57
CAP. GLI.— Como Merlin dixo al rey que con el, e que faria que la amasse su herma-
mejor honbre que el le diría verdad de la no; y ella lo fizo, e durmió con ella, ca le
bestia, pareció el en vna fuente de vna huerta de su
padre do ella yua a menudo á estar, y pa-
«Dezidme, dixo el rey, lo que vos pregun- recióle en forma de honbre fermoso, y assi
tare; dezidme de aquella bestia que vi, la durmió con ella el diablo muchas vezes, e
mas dessemejada de que nunca oy fablar, e ella fue preñada de diablos. E quando el pa-
traya dentro en si bestias que ladrauan, e dre la vio preñada, preguntóle que fuera
parecíame que era sueño. Carne parecía que aquello. Ella dixo, assi como el diablo se lo
ninguna criatura no podría boz salir fuera enseño: «Señor padre, sabed que me forco mi
del vientre de la madre»; y el lionbre bueno hermano Gralaz». El rey Idomenes prendió al
dixo: «Si vos ende marauillades, hazedes hijo, e pregunto a la fija que justicia quería
gran derecho. Ca sin falta esto es marauilla, que hiziesse del, e dixole que le diesse biuo
assi en lo ver como en lo oyr». Y el rey a comer a canes; e assi fue Gralaz echado a
dixo: «Agora me clezid que es»; y el lumbre canes por sentencia de su hermana. E fizo
bueno dixo: «Esta es vna marauilla del sancto vna oración a Dios, e dixo que diablos ladras-
Cfrial, e nos puedo mas dezir, ca mejor lum- sen en su vientre porque mentía, y que
bre que yo os lo dirá». «E ¿quien es esse?» ladrassen como canes. Y después que el fue
dixo el rey. «rTo es avn engendrado, dixo el justiciado, ella parió a su tiempo esta bestia
honbre bueno, mas ayna lo sera, y en engen- que vos aqui vistes; y fuesse por el monte,
drarlo ha aquel cauallero que vistes que yua que parescia que mas de cien canes ladrauan
en pos de la bestia»; y el rey dixo: «¿Que sa- en su vientre ( l ). E assi andará fasta que
beys vos si lo vi?» Y el dixo: «Si se; e aun venga el buen cauallero que aura nonbre
se el pleyto que ha entre vos». E el rey dixo: Gralaz, que la matara. E quando Idomenes
«Agora me dezid que cauallero es»; y el hon- vio que sil hijo matara a tuerto, entendió que
bre bueno le dixo: «Yos lo sabreys bien, si lo Dios oyera la oración que fizo por el testi-
prouarades a la justa, e no os lo diré al des- monio que su hermana dixera contra el. E
ta vez». torno entonces a la hija, e atormentóla en
manera, que le contó como el diablo la enga-
ñara. Entonces hizo el padre justicia braua
CAP. CLII. — Como Merlin dixo al rey como e cruda della porque mintiera, e assi perdió
fibera hecha la bestia ladradora. Idomenes sus hijos ambos por su mala ven-
«E mas os digo de la bestia, que no sabre- tura» . El honbre bueno dixo: «Agora os he
des ende la verdad hasta que de aquel que contado vna parte deste negocio, mas que yo
deste salira os lo fara conocer, e aura non- pense». «En nonbre de Dios, dixo el rey,
bre Perseual (') de Gfalaz, porque sera natu- pues mucho me conuerna atender si fuere
ral de Gralaz, e sera tan amigo de Nuestro verdad lo que dizes». Y el honbre bueno
Señor, que el dará su virginidad tan mara- dixo: «Assi sera». «E vos, dixo el rey, ¿soys
TÚllosa, que. qual saliere del vientre de la cierto de las cosas que han de venir?» «Si,
madre, tal entrara so la tierra; y esta verdad dixo el honbre bueno, que esta gracia me dio
aura este cauallero: que desta bestia el os Dios por su merced»; el rey dixo: «Pues que
dirá la verdad. Mas antes no podeys saber vos soys cierto de las cosas que han de venir,
tan conplidamente la verdad. Pero deziros bien deuiades vos saber las que son en vues-
he vna parte por vuestro amor. Sabed que tro tienpo». «Cierto, dixo el hombre bueno,
Idomedes, que fue frey del], rey no de Lon- no es cosa fecha en mi tiempo que yo no
dres, que agora ha nombre Inglaterra, ouo sepa»; y el rey dixo: «Pues dezidme vna
vna fija muy hermosa, que sauia mucho de cosa que yo deseo mucho saber». «Yo os lo
las siete artes, e amaua estudiar en el arte diré, dixo el hombre bueno, ca bien se lo que
de nigromancia, porque amaua el mundo, e me quereys preguntar». Dixo el rey: «Avn
amo a vn su hermano del fol amor, que era no os lo he dicho, ¿como puede ser esto?» Y
infante grande y fermoso, e prometiera a el honbre bueno dixo: «Agora vereys si lo
Dios su castidad. Y este infante auia non- que me quereys preguntar es quien fue vues-
bre Galaz, e porque no quiso fazer lo que tro padre. Ca vos creeys que ninguno lo sabe,
ella quiso, fizo al padre que lo prendiesse. pues que lo vos no sabeys, mas assi es los de
Ca le dixo que la foreara y era del preñada, la tierra, otrosí todos son en deuda». Y el
y mentía, ca todo se lo mostrara el diablo que
la engaño. Ca le dixo que durmiesse vna vez
(') En Amadis de Gavia (lib. III, cap. 11) el hijo
del gigante de la insola del Diablo y de su hija es
(') Percival, Perceval ó Tarsifal, el loco-casto. también un espantoso endriago.
58 LIBROS DE I
rey, quando esto oyó, aleo la mano, e santi- era fijo de Yter Padragon, e dixole: «Yo
guóse, e dixo al honbre bueno: «Yo me ma- quiero que enbies en derredor desta cibdad
rauillo de lo que dezis, ca yo no pensaua que tres jornadas a todos los ricos lumbres e hon-
lo sauia esto sino Dios. Ay por Dios plegaos bres buenos que están en la cibdad, que deste
que vos yo conozca, e dezidme como aueys domingo en ocho dias sean con vos en vues-
nonbre, e, si os pluguiere de quedar en mi tra corte, e traya cada vno a su muger, y en-
conpañia, no ay cosa que por TOS me deman- biad vos por Iguerna que venga ay, e que
deys, que en mi poder sea o en mi reyno, traya consigo a Morgayna, e después que
que negado os sea». T el hombre bueno dixo: aqui fueren todos, yo les fablare e les fare
«Rey, yo soy Merlin el buen adeuino, de bien saber cuyo ñjo soys». Y el rey se lo gra-
quien vos muchas vezes oystes fablar». Quan- descio mucho, e Merlin dixo: «¿Quien cuy-
do el rey esto oyó, ouo mucha alegría a ma- days que fue el niño que oy con vos fablo?»
rauilla, que no podia mas, e abracólo, e di- «No se, dixo el rey, mas por lo que le oy
xole: «Pues vos soys aquel de quien todo el dezir entiendo ser vos». Dixo Merlin: «Yo
mundo habla, yo vos creeré de aqui adelante fue; e como oy fuestes engañado, assi fue
todo lo que me dixerdes; e, por Dios, si me vuestra madre. Ca lo hize yo quando durmió
quereys hazer plazer, fazedme cierto desto con vuestro padre que le pareció su marido,
en que esto en duda». «De grado, dixo Mer- e assi fuestes vos fecho».
lin, lo haré. Yo os digo en verdad que Yter
Padragon es vuestro padre, e hizoos en Iguer-
na, mas no era avn rey na»; entonces le contó CAP. CLIII.—Gomo el rey Artur e Merlin
todo como acaeseio. E dixo Merlin: «Quando vinieron de las montañas a Cardoil, fa-
yo supe que auiades de nacer, pedios a vues- blando en que manera seria conocido por
tro padre en don, e vuestro padre os me dio hijo del rey Yter Padragon.
con el gran amor que me tenia e yo a el»; e Y llegando a Cardoil, descendió el rey en
contóle como lo diera a criar de la leche su palacio, e después desto embio por sus
donde deuia ser criado. E quando el rey oyó ricos honbres, e por Iguerna, e por Morgay-
a Merlin, dixo: «Yos amastes mucho a mi na. Quando la reyna esto oyó, pensó que le
padre, e el a vos; e fuestes muy leal, e vos querría quitar la tierra, embio por su yerno
sabeys mi fazienda mas que yo ni honbre del el rey Lot por su hija, para, si el rey algún
mundo; e aconsejadme como pueda encobrir desafuero le quissiese fazer, que la ayudasse.
el pecado de la muger,del rey Lot». E Mer- E Merlin embio por Ylser que viniesse a la
lin dixo: «Si yo os enseñasse a encobrir este corte. E quando Ylser supo que Merlin era
pecado, yo pecaría mortalmente, ca tales tres alli, fue muy alegre, e vino muy ayna. El
lo saben que la vos amays mucho, que pri- rey enbio luego por Antor, el amo que le
meramente te conuemia que muriessen, lo crío, e quando ambos vinieron, sacólos Mer-
que vos yo no consejaría; mas, porque el pue- lin aparte, e dixo a Ylser: «Yos sabeys que
blo sepa que vos soys hijo de Yter Padragon, Yter Padragon que me dio su hijo que fiziesse
desto me trabajare en esta guisa que lo sepan del mi voluntad», E Ylser dixo: «Yo se bien
todos por cierto». El rey dixo: «No vos en- que el dia en que fue naseido os fue dado».
grandeceré tanto en el mundo como esta»; y, Merlin dixo: «Antor, ¿sabeys quien vos dio
en quanto ellos estauan assi fablando, llega- a Artur?» E Antor miro a Merlin, e dixo:
ron vna pieca de hombres del rey que anda- «Cierto, vos me lo distes en tal dia»; e nom-
rían a capar, e llegaron a do el rey estaua; e bro el dia. Entonces acordáronse ambos por
no le vieron, porque estaua Merlin ay tras el dia e por la hora, e por lo que Merlin
vnas peñas muy altas que alli auia, e como dixo, entendió que Artur era hijo de Yter
auian andado todo aquel dia a buscar al rey Padragon. Grande fue el plazer que Ylser
e no le hallauan, tenian creydo que era e Antor ouieron. Ca Merlin les dixo que los
muerto. E vno de aquellos que ay venían, a ricos honbres lo creerían esto. E Merlin dixo:
quien el rey quería mucho, y el a el assi «Antor, catad como ayays con vos a vuestros
mesmo, visto que no hallauan al rey, apeóse, vezinos, aquellos que saben que Artur os fue
e hizo a Dios oración que a su rey les mos- dado por testigos». E Antor dixo: «Tales tes-
trasse que era fecho del E luego que el rey timonios vos daré, que serán bien de creer».
e Merlin la gente sintieron, salieron detras E assi estuuo Merlin con el rey fasta aquel
de vnas peñas, e grandissimo fue el plazer dia que vinieron a la corte. E aquel dia llego
que rescibieron todos; e luego el rey caual- ay muy gran gente, e Iguerna vino ay muy
go en vn buen cauallo, e hizo a Merlin subir ricamente, con gran conpaña de caualleros,
en otro y llegaron a Cardoil, y Merlin acon- e sus dueñas e donzellas; e auia muy gran
sejo e dixo como íiziesse e como sabría.que miedo del rey que le tirasse su tierra, por-
BALACEO DEL SABIO MEBLIN 59
que era muger, e no deuia tener tan gran su consejo de Iguerna, y ella con ellos, é
tierra como tenia. E quando ella vino a la dixo: «Señor, si el quisiese entrar en campo
corte, el rey recibióla muy bien. E mando para prouar esto que dize, alguno ay aqui
que todos sus ricos lionbres que le fiziessen que me defenderá con el ayuda de Dios. Ca
mucho seruicio, mas que a ninguna que ay cierto, nunca de tal me entremetí, y esto sabe
fuesse, e assi lo Mzieron; mas mucho se ma- Dios bien». E Vlser dixo: «Señor e ricos
rauillaron por que, e tal auia que sauia lo hombres del reyno de Londres: verdadera-
que el queria fazer, e de la muger del rey mente esta querella que yo do atañe a vos
Lot, que cuydauan que esta honrra hazian también como a mi, ca uedes aqui la reyna
a la madre por la hija. Aquel dia podría Iguerna, que concibió de Vter Padragon, que
honbre ver en el Palacio muchos buenos fue nuestro señor, de vn hijo la primera vez
caualleros e muy bien vestidos; e muchas que con ella durmió, mas ella, que entendía
dueñas e donzellas, e muy bien vestidas, e el destruymiento del reyno mas que al pro,
muy hermosas. E la hija de Iguerna leuo la no quisso que y quedasse, ante creo que lo
prez de la fermosura, e sin falta era ella embio a matar o no se que fizo del, de guisa
muy hermosa, hasta en aquella sazón que que nunca del sopimos». «E ¿como?, dixo el
aprendió encantamientos e caraturas. Mas rey Artur, ¿tal deslealtad, crueza, fizo esta
después que el diablo entro en ella en si buena dueña? e assi passo su coracon con
spiritu de diablo e de luxuria, e perdió todo tan gran deslealtad e no tomo manera de
su buen parescer, e ninguno no la podia mi- otras mugeres, ca toda madre ama a su hijo
rar ni tener por fermosa, sino por fea encan- naturalmente». E Vlser respondió: «Si lo
tada, si no fuesse encantado. E quando las ella quisiese negar, yo se lo euydo prouar,
mesas fueron puestas, e todos estouieron a mas cuydo que nunca por ende vestiré lo-
ellas, vino Vlser ante el rey, e dixo tan alto riga, ca bien sabe ella que digo verdad pro-
que todos lo pudieron oyr: «Rey Artur, mu- uada».
cho me marauillo de dueña tan desleal e tal
que no deuia tener cosa de su tierra ni de
otra comer a tu mesa. E quien quisiere leuar CAP, CLIV. — Como la reyna Iguerna dixo
tal pleyto e tan adelante como la verdad como Merlin auia llenado el niño.
muestra, e aun hallara verdaderamente que
ha en ella aleue e traycion. E pues, señor, Tizo el rey continente que se marauillaua
tu eres hombre a quien los honbres tienen mucho, e signóse, e cato a la reyna mucho,
por tan bueno, no deues sufrir tal cosa, e no e dixole: «¡Ay, dueña! ¿esto es verdad queste
te ternian por rey». T el rey, quando esto eauallero dize? ¡Cierto mal hezistes si assi
oyó, hizo semblante que era muy sañudo, e es!»*, y ella ouo atan gran verguenca, que
dixo brauamente: «Vlser, guárdate de dezir no supo que responder, ca bien sabia que el
cosaque tu honestamente puedes bienprouar. eauallero dezia verdad, e leuantose estonce
Ca es cierto te ternian por loco, e demás ve- en la corte vna tan gran buelta e tan gran
nirte ha mucho mal». «Señor, dixo Vlser, profacion, que fue muy grande, e todos de-
si quisiese negar su aleue e traycion, yo lo zian que dezia Vlser verdad, que la reyna
prouare con el mejor eauallero que aquí ay». deuia muerte recebir, y el rey los fizo a to-
«Cierto, dixo el rey, mucho dexistes agora, dos callar, e dixo a la reyna: «Dueña, res-
pues conuiene que ante todo digays el nom- ponded a lo que os este eauallero dize»; y
bre de esta dueña»; e Vlser dixo: «Señor, ella fue tan espantada, porque sabia quien
esso os diré yo bien; se que ni ella es tan era, que tremía toda con pauor, e dixo vna
osada que lo ose negar; esta dueña es la palabra, como muger que ha gran miedo:
reyna Iguerna, que alli esta». Entonces hizo «*Ay, Merlin, maldito seas! tu me en esta
el rey continente que se espantaua desta cuyta metiste, ca tu ouiste el niño e no se
marauilla, e dixo a la reyna: «Dueña, vos que feziste del». Estonce fablo Merlin e
veys bien lo que aquel eauallero dize. Agora dixo: «Dueña, ¿por que maldezis vos a Mer-
mirad lo que fareys en esto, que, si el prueua lin? ca muchas vezes os fue bueno a vos e-a
lo que dize, jamas no terneys tierra en mi Vter Padragon»; y ella dixo: «Si Merlin nos
poder; e si yo quisiesse sofrir deuia por ende fue bueno, caramente lo compramos, pues el
perder la tierra. Ca cierto tal daño como el primer hijo que Dios nos dio leuo de nos, e
dize no deuia quedar sin punición, mas ser nunca después lo vimos ni sopimos que se
perdida para siempre la tal henbra, o que hizo del, e bien mostró que era fijo del dia-
la soterrassen viua»; e la reyna quedo espan- blo, ca no quiso atender que fuesse chris-
tada por lo que le Vlser dixo, porque sabia tiano, e assi lo leuo por baptizar, porque no
el mucho de su.hazienda. Empero respondió queria que Dios ouiesse en el parte»; e Mer-
60 LIBROS DE CABALLERÍAS
lin dixo; «Yo diría ende la verdad mejor bed que vos no mentiré de ninguna cosa que
que vos, si quisiesse». «No es verdad, dixo os diga».
ella, ca lo no sabeys assi como yo». E Mer-
lin dixo al rey: «Señor ¿quereys que os diga GAP. CLYL—De como prono Merlin por
como Merlin lleuo el niño? Como vos dixo la testigos que el rey Artur era hijo del rey
reyna, lo leuo verdaderamente, e contarvos Vter Padragon.
he como mas, pero hazed primero a la reyna
jurar que me no desdiga la verdad que yo «Yerdad es que el niño onde hablamos me
dixere»; y el rey hizo traer los sanctos euan- fue dado desde la hora que fue en el vientre
gelíos, e la reyna dixo a Merlin: «Yo lo ju- de su madre. E, quando nascio, dieronmelo.
rare, mas quiero que me digays quien soys». E yo amaua mucho a su padre, e por ende
E jurólo luego en los sanctos euangelios que deuia amar el hijo, e assi fizo, e tanto que
no desdiría la verdad, e desi beso el libro, me lo dieron, lo meti en salua mano y en
e yrguióse, e el rey la mando estar en su buena guarda, que lo criaron con tan gran-
lugar, e dixo Merlin: «Dezid lo que comen- de amor o de mayor que a su hijo, e si aquel
bastes». «Señor, dixo el, de grado». E la a quien yo lo di lo quisiere negar, yo se lo
reyna dixo: «Ante quiero que me digays fare conocer por su boca que ouiera o no»; y
quien soys»; e Merlin se torno en su dere- estonces se torno contra aquella parte do
cha forma en que lo ella muchas vezes viera, Antor estaua, e dixo a Antor: «Yo vos de-
e respondió: «Assi, dueña, yo os diré mi mando lo que vos di, e sabed que aquel niño
nombre si lo no sabeys, mas bien cuydo que porque vos Yter Padragon rogo que crias-
me lueñe conoscedes, ca muchas vezes me sedes, que es este que me la reyna deman-
vistes»; y ella lo miro, e conoscio que era da» . É Antor respondió e dixo: «Merlin, yo
Merlin, e dixo: «¡Ay, Merlin! agora se bien no vos clare cosa, ca me no distes ninguna
que vos me fezistes acusar deste pleyto, e cosa»; e Merlin mudóse estonces en aquella
fezistes gran tuerto, ca vos bien sabeys que forma [que] lo diera, y el dixo: «Antor, ¿co-
lo que yo fiz del niño, que lo íize por mando noscedes agora si so yo aquel que vos lo dio?»
de mi señor el rey, e conuiene que vos de- «Si, sin falta, dixo el Antor; vos soys el hom-
dés el niño o que murades por el, ca si Dios bre que me lo distes, e yo guárdelo tam bien,
me ayude e se verdaderamente que a vos lo que todos los del reyno meló denian grades-
dieron, e si lo negardes, yo vos lo haré pro- cer»; e Merlin dixo: «Dádmelo assi como vos
uar, e hazer vos ha hazer tal escarnio, que lo di». «Assi, dixo Antor, como me lo distes,
todos vuestros encantamentos no vos vale- no vos lo daré yo. Ca no es comigo, antes yo
ran ay cosa». soy con el; mostíarvoslo he grande e her-
moso; e vos me lo distes pequeña criatura».
Y estonces se yrguio Antor, e fuesse al rey,
CAP. CLV.—Gomo Merlin respondió a todo e dixole: «Señor, no os pese porque allegue
lo que dezia la reyna Iguerna. a vos». Y el rey dixo que le no pesaría; y
estonce lo tomo Antor por la mano, e dixo a
«A7edes. aquí lo que me distes, guar-
Comencose entonce Merlin a sonreyr, e Merlin:
dixo al rey: «Señor, la dueña dize lo que dadlo bien si vedes que es este». E Merlin
dixo: «No deuedes ende de ser blasfemado,
quiere, e yo la escuchare porque ella es tal mas vos
dueña, mas si pluguire a vos, dezirvos he hagades no creeré si es este fijo que me lo
como lleue el niño»; y el rey dixo: «Ante vos lo prouare conoscer»;
mejor e Antor dixo: «Yo
con todos mis vezinos, que
quiero de vos saber si soys vos Merlin»; y el saben el dia que me fue dado e que lo vieron
respondió: «Yerdaderamente yo soy Mer después criar, e que lo vieron hazer rey»; y
lin»; e muchos ricos hombres, que lo ya estonce se leuantaron todos sus
vieran muchas vezes, lo eonoscian, e dixe- Antor hiziera venir a la cosa, evezinos que
dixeron en
ron: «Señor, cierto sed verdaderamente que testimonio que todo aquello que era verdad,
este es Merlin»; y ellos no cuydauan que lo e Merlin dixo: «Todos no dezides verdad,
el rey conocía, y el rey los mando a todos mas dezidme si sabes el tiempo en que le
callar; y el rey dixo a Merlin: «¿Que res-
pondedes a lo que la dueña vos demanda?»; fue dado»; y ellos dixeron: «Si, muy bien».
e Merlin dixo: «Señor, ¿de que»; «Del niño dixeron: ¿cuanto
«Pues, ha?» dixo Merlin. Y ellos
que vos fue dado assi como ella dize»; e la capellán que lo bateo,diez
«Ayna aura y siete años»; y el
que auia nombre Ar-
reyna dixo: «Señor yo le demando el niño que tur, dixo: «Yo lo batee con
le fue dado, fazedme dende derecho»; y el nombre como yo, no por mi,mimas mano, e a
porque
rey dixo: «Merlin, responded, ca a hazer vos fue assi mandado de Antor».
conuiene». «Señor, dixo el. de grado, e sa-
BALADRO DEL SABIO MERLIN 61
CAP. CLYII.— Gamo fue conocido el rey de nuestro señor natural, ca siempre por
Artur por fijo del rey Padragon. ende valdremos mas nos e la reyna».

Estonces dixo Merlin a los ricos hombres: CAP. CLIX.—De como vino a la corte del rey
«•Señores, ¿son estos testimonios de creer?» vn caíiallero llagado.
«Si, dixeron ellos, ca son hombres buenos e
leales». «Por Dios, dixo Merlin, pues de oy La fiesta era grande, según dize el cuen-
mas me quiero escusar de culpa onde me to, e bien cunplida; el rey se assento a co-
acusen en esta corte»; e dixo a la dueña: mer, e dándole el primer manjar, auino
«Vos me demandastes vuestro primero hijo que vn escudero entro a cauallo en el pala-
que me fue dado»; y estonce tomo Artur por cio, e traia ante si vn cauallero ferido a
el braco e dixo: «Artur, tu padre te me dio punto de muerte, e era ferido poco auia de
en galardón de mi seruicio, e de quanto vna lancada por medio del cuerpo, e avn
tueste mío quitóte, pero ayna te podría lla- traya las canilleras, e la loriga e el escudo; e
mar por derecho mió; mas yo te digo sobre descaualgo luego, e puso a su señor en tier-
mi anima e quanto yo tengo de Dios e de su ra, e dixo al rey Artur: «A ti vine con gran
crescencia, que la reyna Iguerna que aqui cuyta, porque he menester tu ayuda, e de-
esta es tu madre, e tu eres su hijo, e que el zirte he como uerdad es que tu eres rey desta
rey Yter Padragon te engendro la primera tierra por la gracia de Dios, e quando te fue
noche que con ella durmió; e conuiene que entregado el reyno, prometiste a tus pueblos
vays a ella e que la recibays por madre y que enmendarías los tuertos que ñziessen en
ella a vos por su hijo»; y estonce se mudo tu tierra; e agora vino ende vn cauallero, e
el en forma qual el la solia. ver, e dixo a los no se quien es, que mato a mi señor en
ricos hombres: «Señores del reyno de Lon- aquella montaña cerca de aqui, e agora
dres, vos fasta aqui despreciastes a vuestro parescera como vengaras la muerte de mi
señor, porque no conociades su linaje; yo señor». El rey ouo gran pesar destas nue-
soy Merlin, que por gracia de Dios se las uas, e comenco en ello a pensar, e tan mu-
cosas escondidas y escuras, e las que han cho, que le no respondió a ninguna cosa que
de ser muchas dellas, y esto sabedes vos el escudero le dixo; e Merlin lo miro vna
bien, e por ende me deuedes creer vos bien pieca, e después dixo al rey: «¿Espantaste
de las cosas que os dixere, e sabedes que destas nueuas? No te espantes, ca mucho
deuedes preciar e amar vuestro señor, pri-
meramente porque lo ouistes por gracia de auras de conplir e de hazer; e si te espanta-
Dios e no por otra. E después desto, porque ses cada que tales nueuas vinieren a tu cor-
el es el mas sesudo principe que agora ay te, y esta es la primera auentura que a tu
en el reyno de Londres, desi porque es de corte viene; mas pésame mucho, porque en
gran guisa como ser hijo de Yter Padragon; tal comienco la señal es muy mala, y enco-
e porque vos hasta aqui lo tuuistes por vil en jóse ('), e faz esta auentura meter en escripto,
vuestros eoracones, ca no lo conosciades, e e todas las otras que empos desta vinieren;
ruegoos que lo no ayades de aqui adelante e sabe que tu, antes que partas deste mun-
contra vuestro cor acón, mas amaldo e ser- do, serán tantos, que el escripto que ende
uildo como a derecho señor. fuere hecho se hará muy gran libro; e esto
te dixe porque quiero que no te espantes
destas auenturas que te auernan, antes quie-
ro que me mantengas muy esforzadamente
CAP. CLYIII.—Del alegría que se hizo por quando vieres que vienen». Y el respondió
eonoscer al rey Artur por hijo de Yter Pa- que nunca tales cosas en su tierra vieron
dragon. uenian, e que por tanto era mas espantado
que si vinieran a menudo; y estonce pre-
Después desto se comenco el alegría muy gunto al escudero do era el cauallero que lo
grande por toda la corte, e el rey se leuan- mato. «Por Dios, dixo el escudero, quien
to, e fue a la reyna do estaua, e besóla e alia quisiese yr, fallarlo ha a la entrada de
abracóla como a su madre, y ella otrosí a el,- la montaña en vn llano, y es cerrado de
e llorando ambos con plazer. E quando los mata, e tiene vn tendejón que esta cabe vna
ricos honbres esto vieron, loaron e bendixe- fuente, y el tendejón es el mas rico e mas
ron a Dios, e dixeron que nunca Merlin tan fermoso que jo nunca vi; y el esta ende no-
gran bien ni tan gran plazer hiziera auer al che e dia, e tiene dos escuderos, e no mas;
reyno de Londres como en aquella hora. E haze ay en vn árbol que esta cabe el tendé-
dixeron todos: «¿Bendito sea Dios que lo is Así el texto. Pero quizá deba leerse: «y eiíojosa».
aqui traxo, e que nos hizo auer conocencia
62 LIBROS DE CABALLERÍAS
jon poner langas y escudos, e conuiene a los ynojos antel, e rogoselo llorando, y el rey
cada cauallero que por ay passare de justar dixo: «Si Dios me salue, pésame; si bien no
con el» . «Por Dios, dixo el rey, de gran nía- vos fuese, pésame mucho. E agora atended
ranilla se trauaja esse cauallero, e de gran hasta mañana, e yo haré lo que me roga&es,
coracon le viene quitar ensañar quantos y estonce podreys yr a vuestro cauallero sí
caualleros por ay passaron; e agora conuiene el vuestro coracon loare»; e Grillete se lo grá-
que ayamos consejo sobre tal cosa, ea el deselo mucho.
comenoo cosa onde ninguno no se osara tra-
bajar; e vos, Merlin, que sabeys las cosas CAP. CLXI. — Como Merlin consejo al rey
que los hombres han de hazer, ruego vos que sobre el hecho de Giflete.
me consejedes». «Cierto, dixo Merlin, esto
haré yo, y en esta manera que os enseñare Assi quedo esto; y el rey hizo lleuar al ca-
agora, seré tenido en toda vuestra vida, mas uallero llagado a vna cámara, mas no biuio
después de vos no uerna ninguno tan bueno mas de tres dias; y estonce dixo Merlin al
en toda esta tierra que mantener pueda la rey: «Vos amades mucho a Griflete, y es dere-
costumbre, que no valdrán tanto; e agora cho, ca el vos ama de todo su coracon e fue
escuchad, e dezirvos he como; e vosotros, criado con vos; yo vos digo que si no auedes
caualleros que aqui soys, si os paresce que consejo que no tornara biuo de alia, ca sobe-
digo bien, retraédmelo». j amenté es buen cauallero aquel de la mon-
taña, e de gran bondad de armas. E ¿sabedes
CAP. CLX.—Del consejo que dio Merlin al quien es?»; y el dixo: «No»; e Merlin dixo:
rey sobre la muerte de aquel cauallero. «Aquel es el cauallero con que el otro dia
hablastes, que yua em pos de la bestia ladra-
«Pues es verdad que este cauallero comen- dora; e Cuñete es muy mancebo e tierno, e,
to primero las auenturas de vn cauallero con si fuere, aquel, que es muy fuerte e duro, lo
otro, y pues que las comengo en tal manera, matara si la batalla mucho durara, e si Gri-
conuiene que el tuerto que el haze que sea flete muriere en este estado, sera gran daño.
enmendado por vn cauallero»; e el rey dixo: Ca, si bien sera muy buen cauallero e tan
«Pues por caualleros desta corte conuiene bueno como aquel qnealli esta o mejor, digoos
que se enmiende, que uaya». «Verdad es», vna cosa que vos veredes que ay auerna, que
dixo Merlin. E a estas palabras vino ay vn este sera el cauallero del mundo que mas
escudero que seruia ante el rey, eauia nom- luengamente vos terna conpaña. E quando
bre Griflete, hijo de' don ('). Amaualo el vos dexare, no sera a su culpa ni a su gra-
rey mucho, porque era bueno y hermoso e do, mas al vuestro, e no sera otro cauallero
biuo, y era del tiempo del rey, assi que no que después os tenga conpaña en que vos
auia menos que el sino tres dias, e siempre vea sino en sueños; y este sera el mayor
biuio con el rey. E CUflete vino delante del daño que nunca auino en el reyno de Lon-
rey, e dixole: «Señor, yo vos serui hasta aqui dres» . ¡
lo mejor que he podido; ruegoos que me deys
armas e cauallo en galardón de mi seruicio, CAP. CLXII. — Gomo Merlin consejo al rey
y me hagades cauallero, e yre ver aquel ca-
uallero que por su orgullo comenco a matar que demandasse el primer don a Giflete.
los hombres que passan por el camino, e si Y quando el rey esto oyó, comengo a pen-
vuestra corte no fuere vengada por mi, no sar mucho, ca bien entendia le hablaua Mer-
me pongan culpa, ca por mi no menguara»; lin en su muerte, e fue todo espantado, e
y el rey dixo: «Amigo Griflete, vos soys muy Merlin dixo:. «Rey, ¿en que piensas? assi con-
niño para comengar tan gran cosa, y de mas uiene que las cosas vengan, como las Dios ha
contra cauallero escogido. Oa cierto yo se ordenado, e no te espantes. Ca esto que te
bien, que quien quiera lo puede bien enten- digo no auerna en el mi tiempo, e si tu mu-
der, que si el no fuesse bueno y escogido rieres, assi morirá cada vno, e si tu supies-
que no comencara tan gran hecho; e por ende ses quan honrradamente has de morir, bien
vos consejo que os sufrades ende, ca yo em- deuias ende ser pagado e alegre; e assi sera
biare otro que sea mas vsado en las armas ele todo en todo; mas puedes muy bien que
que vos», «Señor, dixo Griflete, este es el mi muerte es bien partida de la tuya, ca tu
primer don que os pedi después que os fizie- morirás honrradamente e yo desonrrada, de
ron rey, e si os yo nunca fize cosa, ¿como que seras tu muy ricamente soterrado, e yo
vos deuedes escusar de me lo dar?» E finco seré biuo metido so tierra, e tal muerte es
vergoncosa»; y el rey se signo quando aque-
4
( ) El nombre no consta en el texto impreso. llo oyó, e dixole: «E. ¿como, Merlin, assi
BALADRO DEL SABIO MERLIN 63
moriredes vos tan desonrradamente como mandaos dezir el emperador de Roma, a
dezides?» «Si, dixo Merlin, bien creed, e no quien todos los señores temporales deuen obe-
veo cosa me ende estorue sino: Dios tan sola- decer, que tu a Roma embies tu renta, qual
mente». «Esto es gran marauilla, dixo el esta tierra de render no la tires cuya fue co-
rey, que por tan gran seso como el vuestro gida, ca muy gran mal uerna a ti e a tus
no vos podes guardar de tan gran mala ven- hombres e a tu tierra, ea sera ende destruy-
tura» . «Agora dexemos de hablar desto, dixo da; e agora cata bien que andes tan sesuda-
Merlin, ca no digo cosa que assi no auenga, mente que por este pleyto no te uenga ende
mas de Griflete fablemos, que esta en peligro mal ni daño a la tierra; e agora te puedes
de muerte. Ca, si tu no das consejo, verdad guardar de muerte si quisieres»; e quando
te digo que lo no dexara por hombre del esto ouieron ellos dicho, respondió el rey:
mundo que no vaya a justar con aquel caua- «Amigos, yo no tengo cosa de Roma, ni quie-
llero, que es de gran fuerca, e auerna que el ro tener, y esto que yo tengo ouelo de Dios
cauaílero lo derribara en tierra de la prime- solamente, que me dio el tal gracia, e me
ra justa, e quando viniere al ferir de las es- dio este poder a destruymiento de mi alma
padas, alli perderá Griflete todo el esfuereo, y si no hiziese lo que deuo hazer e deuo, y el
el otro flere mejor de espada que hombre que saluamento es si touiese el pueblo a justicia;
sea en esta tierra ('); e agora cata lo que ay e aquel señor que me puso en esta alteza,
puedes fazer». «Cierto, dixo el rey, no se aquel daré yo renta, e todos los bienes e
yo que te diga» . Dixo Merlin: «Tu lo harás honras que el me dio daré mas que a otro
de mañana cauaílero. T desde fuere armado ninguno; ca no soy tenudo de dar a otro,
no puede ser que te no de el primer don que pues que el me puso ay. Por esto dezid a
le pidieres, e tu le pide que tanto que con el vuestro señor que no fue sesudo que tal cosa
justare, que se torne luego, e desta manera me embio a dezir, ca yo so aquel que del cosa
lo puedes guarecer de muerte»; e el rey dixo no terne, ni de aquí renta no auera, ante vos
que este era buen consejo. digo bien que si eras entrasse en mi tierra
por me la guerrear, que nunca tornaría a
Roma, si me Dios estoruar no quisiesse, e
CAP. CLXIII.—De como Giflete otorgo al rey guardadvos que otra vez no seades osados de
Artur el primer don que le demando. venir con tales nueuas. Ca mal vos podra
Fizo el rey de mañana cauaílero a Giflete, ende venir; e si mandaderos no fuessedes
e GHñete era grande e fermoso. Y el rey le mandarvos ya facer escarnio»; e aquel que
dixo: «Yo os he fecho cauaílero, e no os po- hablaua por los otros, dixo al rey: «¿No nos
deys agora escusar que me no otorgueys el daredes otra respuesta?» Y el rey dixo: «No»;
primer don que os pidiere». «Señor, dixo el, y ellos dixeron: «Agora vos desafiamos nos
uerdad es, e pedido yo os lo otorgare muy por el emperador, e por todos aquellos que
de grado». El rey le dixo: «Yo no quiero mas lo obedescen, e dezimos vos bien que nunca
sino tanto que justedes con el cauaílero, ora hezistes ni dexistes cosa onde vos tanto mal
os auenga bien, ora mal, sino que os torneys venga». «E agora vos yd de aqui, dixo el rey,
a pie o a cauallo». El le respondió: «Señor, que bien recabastes vuestro mandado». Y
pues a vos plaze, a mi tanbien, e lo fare». estonces se fueron los mandaderos, y el rey
Estonce pidió su cauallo e sus armas, e ca- se quedo con sus gentes, e comenco a hablar
ualgo, eno quiso que con el fuese cauaílero mucho del emperador. E dixo que no era
ni moco; el rey quedo en su palacio muy muy sesudo que renta le enbiaua a pedir, ca
pensatiuo, porque amaua mucho a Giflete. esto no daria el a hombre del mundo; e ago-
ra dize el cuento que quando Griflete se par-
tió de la corte que caualgo tanto assi armado
CAP. CLXrV.— De como los mensajeros del que.llego al llano do el cauaílero era, e vio
emperador demandaron el tributo al rey la fuente y el tendejón tan hermoso como le
Artur, e lo desafiaron. fue dicho.
Assi estando el rey, entraron doze hombres
uestidos de vn xamete blanco, e cada vno CAP. CLXY. — De como Giflete desafio al
traya en su mano vn ramo verde de oliua, cauaílero del tendejón.
por significanga de paz, e quando vinieron
ante el rey, saludáronlo, y el a ellos, y el Dize que a la entrada del tendejón vido es-
vno hablo por todos, e dixo: «Rey Artur, tar vn cauallo atado grande e fuerte e mas
negro que la pez, e adelante, en vn árbol pe-
(') Esto le pasa á Aogriote de Estravaus en Amadds queño, estaua el escudo del cauaílero, e
de Gaula, (lib. I, cap. 18). ' quando el vido esto, fue al escudo y echólo
64 LIBROS DE
en tierra ('), y el cauallero salió luego, e di- so por el, y después que torno, violo estar
xole: «¡Ay, señor cauallero! vos no hezistes que no se podia leuantar, e baxo a el, que bien
como cortes, ca me derribastes mi escudo, e pensó que lo matara, e vuo gran pesar, e
comigo vos deuiades tomar si vos flz enojo, dixo que fuera gran daño; ca si luengamen-
que no con mi escudo que vos no meresce te viuiera que no podiera faltar de buen ca-
cosa»; e Griflete dixo que lo fiziera con despe- uallero, ca mucho era ardid; y estonce le tiro
cho del, e que lo emendasse si pudiesse; y el yelmo y el auental de la loriga, que le
el cauallero le dixo: «Agora me dezid por cor- diesse el viento en el rostro, e después que
tesía cuyo sodes»; e Griflete dixo que era del estuuo assi vna piepa, torno como si fuesse
rey Artur. «Bien, dixo el, e agora me dezid, sano; e fue a su cauallo que vn escudero le
por la fe que le deuedes, quanto ha que fues- tenia, e subió en el, e tomo su escudo y lan-
tes cauallero». «Oy», dixo el. «¡Ay, Dios! ga, y enlazo su yelmo, e dixo: «Cierto, don
dixo el cauallero, ¿tan nouel soys e auedes cauallero, yo no puedo dezir sino que soys
vos luego a combatir comigo que so vno de buen hombre, y el mas cortes que yo nunca
los caualleros nombrados de mi tierra? e vi, e que justays mejor que jo pensaua, e
agora vos yd, que Dios vos haga honbre, e si me fuese otorgado de mas fazer contra vos,
cierto vos lo seredes, si Dios quisiere, que maguer que yo llagado quedaría, que no os
es que tan altamente comencastes caualleria enseñasse mi espada». El cauallero dixo:
como de cauallero»; dixo Griflete: «¿Assi que- «Cierto, cauallero niño, vos auedes corajon
redes que me vaya que no juste con vos? en para comencar gran hecho, e Nuestro Señor
ninguna manera esto no puede ser». «Si sera, os de tal poder como el coraeon auedes, e
dixo el cauallero, porque si justasse con vos, assi faredes de los buenos caualleros del
e vos Uagasse ya mucho, no seria alegre. mundo»; e Griflete no respondía a cosa que
Oa he esperanca que ayna seredes buen ca- el cauallero dixesse, ante se fue a tan gran-
uallero». «Todo esto no vos vale nada, dixo de yr tan mal llagado, que otro hombre que
Griflete, e conuiene que justedes comigo, e si de tan gran coraeon no se fuesse, no se po-
lo recelades, faredesme hazer cosa que me dría tener en cauallo por todo el mundo.
sera verguenca, ca yo esto ele cauallo, e
ferir vos ya assi como estados a pie».
CAP. CLXVII. — De como Giflete se fue
llagado e llego a la corle.
CAP. CLXVI.— De como Gifletejusto con
el cauallero del tendejón e fue derribado e Assi se fue yendo Griflete, y llego a la cor-
llagado. te a hora de vísperas, y entro a cauallo en el
palacio; e quando el rey lo vio assi sangrien-
Quando el cauallero esto oyó, respondió to, dixo con gran pesar: «Griflete, mejor os
riendo: «Por Dios, cauallero niño, no comen- fuera que quedasedes, ca bien os lo dezia yo
caredes a fazer villania por falta de mi»; y que no podiades durar contra aquel caualle-
estonces subió en su cauallo, e tomo su escu- ro; mas ¿que os parece del?» «Señor, dixo el,
do e su lanca, e dixole: «Señor cauallero, assi Dios me ayude nunca mejor cauallero
avn vos loaria que dexassedes esta justa»; ni mas cortes vi, ca mucho justo a miedos
e Griflete dixo que en ninguna guisa no la comigo porque me veya tan moco, e matara-
dexaria assi, y el cauallero dixo que se lo no me si quisiesse, mas no quiso, ante tomo el
rogaria ende mas, e dexose yr a el, e Griflete cauallo, e dixo que mucho le pesaua porque
otrosí, lo mas presto que pudieron; e Grifle- me llagara». «Por Dios, dixo el rey, de buen
te fizo bolar su lanca en piecas, y el caualle- cauallero me fablastes, assi de caualleria
ro lo encontró por derecho, como aquel que como de cortesía, e agora pluguiesse a Dios
era auisado de tal menester, e firiolo tan re- que le pareciesse yo». Entonces embiaron
zio, que falso el escudo e la loriga, e metióle por maestros, e pues que lo miraron, dixe-
por el costado siniestro el lancon, de guisa ron al rey que no moriría, mas que le darían
que le passo de la otra parte el hierro con presto sano.
gran pieca del asta, mas de tanto le vino
bien que la ferida no fue mortal, e puxolo
assi como aquel que era de gran fuerca, e CAP. CLXVIII. — Como el rey Artur se fue
batiólo en tierra, e al caer quebróle la langa a conbatir con el cauallero del tendejón.
y quedo el taracon en el; y el cauallero pas-
Toda aquel día e toda aquella noche pensó
0 ) Tocar el escudo con la lanza, ó derribarlo en
el rey en el cauallero de la montaña, e que
tierra, era señal de desafío (cf. A.madis de Qaula, si pudiesse yr que no lo supiesse ninguno
lib. I I I . cap. 17, y lib. I I I . cap. 14). de sus gentes, de grado lo haria; e vn poco
BALADRO DEL SABIO MERLIN 65
ante que la luz saliesse, llamo a vn repos- el cauallero a lanca y espada». E Merlin
tero, e dixole: «Ue y sácame luego armas e dixo: «Pues que a mi consejo no quereys
cauallo, e todo lo que lia menester cauallero, creer, yd alia e no me trabajare ay mas».
e sea tan encubiertamente que no lo sepa
ninguno sino tu». «¡Ay, señor!, dixo el, e CAP. CLXIX. — Gomo Merlin dixo al rey Ar-
¿que quereys liazer?» «No te cures, dixo el tur la razón por que corrían tras del los
rey, e no ayas miedo, que luego seré aqui villanos.
si Dios quisiere a hora de prima»; y el
repostero no oso al fazer, e busco quanto su Estonce dixo el rey a Merlin que por que
señor le mando, e quando torno hallo ya corrían los villanos em pos del tan braua-
vestido e calcado, e dixole: «Catad aqui todo mente, o Merlin dixo: «Corrían em pos de
lo que demandastes». El rey dixo: «Mucho mi por vna cosa de uerdad que les dixe».
me plaze»; y armóse, e fizo sacar el cauallo «¿E por que?», dixo el rey; e Merlin dixo:
por vna huerta que auia cabe la cámara, e «To yua por esta montaña solo assi como
caualgo en el, e tomo su lanca e su escudo, veys, e la ventura me leuo do aqtiellos villa-
e dixo al repostero: «Yo quiero que me nos estauan cortando robles, e cuytauanse
atiendas sobre este árbol, ca si tornasses e fieramente de los cortar; yo les dixe: «¿Por
no me viessen, preguntarían por mi»; y el que cuytades agora tanto de los cortar?» Y
repostero quedo, y el rey se fue contra do ellos dixeron: «Porque los auemos menes-
era el cauallero, e quando entro en la mon- ter» ; e yo les dixe: «En mal punto vos cuy-
taña era ya el dia, e hallo a Merlin que huya tades tanto de vuestra mala ventura, ca
por tres villanos que yuan en pos del, o cierto es locura; ca bien sabed que quanto
cada vno traya en su cuello vn gran seguron mas os cuytades de los leuar para vuestras
con que lo quería matar; e quando el rey casas, tanto mas ayna moriredes, e dos de vos
rio a Merlin, marauillose, e dio bozes a vno serán enforcados destos robles mismos, y el
de los villanos que lo yuan. alcanzando, e tercero sera muerto de vuestros segurones.
dixo: «Dexa, malo, no le toques, ca te ma- ' E quando ellos esto oyeron, fueron muy
tare por el»; e quando el villano vio el caua- sañudos, e corrieron em pos de mi por me
llero armado que lo amenacaua, comenco a matar, e fizieranme mal si pudieran». «E
huyr, e metióse en una mata alli donde agora me dezid, dixo el rey, si es verdad
pensó mejor huyr, e otrosí hizieron los otros assi como deziades». «E cierto, dixo Merlin,
dos; y el rey fue a Merlin, e dixole: «Yos assi sera de todo en todo. Ca quando de aqui
cerca erades de muerte si Dios por aqui no se partieron, se pelearon por vn roble que
me truxera esta hora». «De mi no vos espan- conpraron en la carrera, porque les pareció
teys, dixo Merlin, mas sabed que vos soys bien conprado e cada vno dellos lo quería
mas cerca de vuestra muerte que yo de la para si, y en la pelea, los dos que son her-
mía», T el rey le dixo «¿Que sabedes vos manos mataron al tercero que era su primo
ende?» «T ¿como? dixo Merlin, ¿no vos dellos; y a esto verna la justicia de la villa,
yuades conbatir con el cauallero del tende- e fallaran los robles que lleuaran de aqui,
jón?» «Si», dixo el rey. «Agora sabed, dixo porque los fallaran cerca, y enforcallos han
Merlin, que no le podeys durar, y deziros de alli»; y el rey se comenco a sonreyr, o
he: porque es cauallero fuerte y rezio, e dixo que Merlin no sabia esto por Dios, mas
vsado deste oficio, e vos soys mancebo e por el diablo. «No fableys en mi saber, dixo
tierno, e no aueys aun la meytad de la Merlin, que aun oy os valdrá mas que toda
tuerca que auedes vos. de auer de aqui a vuestra bondad»,
cinco años, ca no soys vos vsado ni aueys
armas que cosa ualan, y el tiene las mejores
de toda esta tierra, e tales que ya por lanca CAP. CLXX.—De como el rey Artur desafio
ni por espada que vos ayades no tomara al cauallero del tendejón.
daño, y el ha vna esj>ada atal, que bien
conuiene a tal cauallero como el es. Ca sin Entonce fueron fablando en tal guisa que
falta es el mejor cauallero de toda esta tie- llegaron al llano do estaua el cauallero, e
rra, e agora catad como soys guarnido otra quando el rey miro por Merlin e no lo vio
el, e yo no ueo cosa que contra el vos pueda cerca ni lexos, e comencose a sonrreyr, e
valer, sino el gran coracon y ardimiento que dixo: «Por Dios, mucho ha de fazer quien
aueys, e por ende quiero que os torneys, ca al diablo quiere guardar». E quando llego
sobejo sera daño si os quereys yr atan gran cabe la fuente, fallo al cauallero que estaua
cosa»; y el rey dixo a Merlin: «Ño me podeys posado en vna silla ante el tendejón, todo
dezir cosa por que me torne, hasta que prueue armado, fuera de escudo e de langa, e dixole
sin saluallo: «¿Quien vos mando guardar el
LIBUOs DE CABALLERÍAS.—5
66 LIBROS DE
puesto de la montaña, assi que ningún caua- el bien que en vos veo»; y el rey no respon-
llero natural ni estraño puede passar el dió a cosa que le dixo; y el cauallero le dixo:
camino sin justar contigo?» T el se leuanto, «Yo os ruego que justeys la tercera vez». El
e dixo: «Cauallero, yo mismo comente ende rey dixo que no la faltaría mientra que el se
1
el fecho por mi seso sin grado de otro». pudiesse tener en la silla; y el cauallero
«Tuerto fezistes, dixo el rey, que a lo me- tomo vna lanca, y dio al rey otra, y estonce
nos no lo hezistes por mi mandado ni por se dexaron correr muy sañudamente, que
plazer del señor de la tierra, e yo os mando cada vno se preciaua poco porque no derri-
de su parte que tireys el tendejón de aqui, uaua al otro, e tan reziamente yuan, que
e jamas no seays osado de aqui adelante que parescia que la tierra querian fender con los
no vos entremetays en tal guisa». El caua- caualios, e firieronse tan fieramente que me-
llero dixo que no faria cosa por el ni por tieron los fierros de las langas por los escudos
hombre que aqui viniesse, fasta que la ven- e cayo el cauallo del rey sobre el, y el caua-
tura traxesse por ay tal cauallero que lo llero passo por el, e torno luego, e fallo al rey
pudiesse conquerir por armas; y el rey dixo: en pie, mas el cauallo le huyera; e el cauallero
«Vno viene aqui que por armas os con- le dixo: «Bien vees que mejor me va dé la
querira aqui en este canpo, e yo seré aquel, justa que a vos, ca vos estades a pie e yo a
o seré escarnido o retraydo; e por esto quiero cauallo, mas pero, porque soys el mejor jus-
que os guardeys de mi, ca yo os desafio, e tador que nunca falle, yo os quitaría la bata-
sobid ayna en vuestro oauallo, ca en otra lla si quisiessedes, ca en ninguna guisa no
guisa fareysme fazer villania. ca os ferire querría que mal os viniesse do yo fuesse».
assi como estays a pie» . El rey dixo: «Ya, si Dios quisiere, pues
mengue en la jxista, no dexare mi batalla
que no la siga fasta la cima, e a quien Dios
CAP. CLXXI.—De como el rey Artur justo quisiere ende dar la honra, tómela». Y quan-
con el cauallero del tendejón e fue derro- do el cauallero esto oyó, dixo: «¿Como os
tado. quereys conbatir comigo que esto a cauallo
Y quando el cauallero lo oyó assi hablar e vos a pie, e vees que me va mejor que a
tan argullosamente, dixo que poco preciaua vos?» Y el rey dixo: «Como quier que sea no
su argullo, ca bien pensaua de le fazer lo dexare mi batalla, ca jamas no auria honra
que quisiesse en poca de hora; y estonce su- por ser yo sano e rezio».
bió en su cauallo, e tomo su escudo e su lan-
9a, e pregunto al rey si qixeria justar, e res- CAP. CLXXIL — De la batalla del rey Artur
pondióle que no venia ay por al; e estonce e del cauallero del tendejón.
se alargaron vno de otro quanto vn tiro de
ballesta, e dexaronse assi venir quanto mas E quando el cauallero vio que no podria
presto pudieron las lancas baxas, e hirié- ser en otra manera, pensó vna proeza de ar-
ronse tan fieramente, que anbas bolaron en mas que aun nunca fuera fecha en el rey no
piecas, e toparon los cuerpos de los caualleros de Londres, e fue gran cortesia, e después
tan fieramente, que ambos fueron atordidos; la fizieron otros muchos buenos honbres; y
mas ninguno dellos no cayo de aquella vez, el rey tenia su escudo al cuello e su espada
ante se passaron vno por otro muy mal tre- en la mano, e dexose yr a el, que estaña en
chos; e pues folgaron vn poco, y el rey metió el cauallo; e quando lo vio venir, tiróse afue-
mano a su espada, e quiso yr al cauallero, ra, e dixole: «Sofridos vn poco, cauallero,
mas el le dixo: «¡Ay, cauallero! si os plaze ca, si Dios quisiere, no me conbatire con vos
no comencemos tan ayna la batalla de las estando yo a cauallo e vos a pie, ca, si vos
espadas, mas deziros he que fagamos, e seria venciessej no auria honra»; y estonce se
gran cortesia. Nosauenios aqui muchas bue- apeo, e ato su cauallo a la entrada del ten-
nas lancas e fuertes, comencemos a justar dejón, y enbraco su escudo, e tiro su espada
fasta que vno de nos caya en tierra»; y el de la vayna, e dixo al rey: «Agora me sera
rey dixo que le plazia; y entonce tomo el mayor honra si os venciere que de me con-
cauallero dos lancas, e la vna dio al rey. e batir con vos a cauallo, mas avn vos loaría
la otra t©mo para si; estonce justaron otra si dexassedes esta batalla»; y el rey dixo
vez, e quebraron las lancas; y estonce dixo el que no lo faria en ninguna guisa, y el caua-
cauallero al rey: «Assi Dios me ayude, caua- llero se dexo yr a el e diole vn tan gran
llero, yo no se quien soys, mas digoos que golpe por encima del yelmo, que a duro lo
soys el mejor justador que yo nunca vi ni pudo sofrir; y el rey no fue perecoso, é dio
halle; mas no seays por ende mas orgulloso, tal golpe al cauallero, que el cauallero se
ca no lo digo por amor que os aya, mas por tuuo ende por bien encargado, mas el era
B A L A D R O D E L SABIO M E R L I N 67
rezio e vsado de aquel oficio, e sabia mucho muerte». «Esto no ha menester, dixo el ca-
de esgrimir, e tuuo al rey en tal cuyta, que uallero, a dezir vos conuiene, o la muerte es
ante que el primer comienco passasse, ouo [con] vos». El rey dixo: «Quando la muerte
el rey tales dos llagas en el cuerpo, onde me viniere, recebir me conuerna, mas yo
otro honbre se touiera por mal trecho de la pienso que aun no esta llegada como vos de-
menor, e perdió mucha sangre, ca la espa- zis» ; e estonce hecho en tierra quanto tenia
da del cauallero era buena; y el rey, que del escudo e del espada, e fue al cauallero, e
era de gran cora con y ardid, esforcauasse abracólo, e leuantolo quanto pudo, assi que
todavia, e sofría golpes que el otro le daua bien lo aleo vn palmo de tierra, e dexolo caer
a menudo; mas el no lo feria tan poco que no en manera que lo hecho debaxo de si, e cayo
le sacasse mucha sangre, ca le hizo muchas el cauallero tan gran cayda, que fue todo ator-
llagas; y tanto duro la batalla y en tal guisa, dido; y el rey tomólo por el yelmo tan rezio,
que ambos sofrieron gran trabajo, e ayudaua que le quebró las correas, e leuoselo de la
mucho al rey que era mas ligero e biuo que cabeca, e si echólo a lexos, e si tuuiera con
el otro, e si touiera tan buena espada como que le matar, acabada fuera la batalla.
el otro, ouiera la mejoría de ia batalla si no
ouiera perdido tanta sangre, ca esto le hizie-
CAP. CLXXIV.—Como ouo fin la batalla del
ra perder gran parte de su fuerca.
rey Artur e del cauallero del tendejón.

C A P . C L X X I I I . — - G o m o quebróla espada al rey Quando el cauallero vio que lo echaua de-


Artur en la batalla del cauallero. baxo si, e que le tirara el yelmo, ouo miedo
que le tomasse la espada que le cayera de la
Después que esto ouieron fecho, folgaron mano quando lo derribara, que cayera Cerca
vn poco, e después fueronse a la batalla, e del, e que lo mataría; con este pauor de
ferieronse, y al ferir toparon las espadas vnas muerte esforcose, e tomo al rey de toda su
en otras, e la espada del rey fue cortada fuerca, e apretóle con sus bracos a sus pe-
cabe el arias, e quedo al rey la empuñadura chos tan fuertemente, que sentía el rey que
en la mano; e quando el rey vio que auia moría e perdió el poder e la fuerca, tanto
perdido la espada vuo gran pauor quando lo apretó; e quando el cauallero vio que en-
sin ella se vio, demás que era llagado e muy flaquecía el rey, boluiolo e pasóle debaxo de
cansado, e veya que el otro era mejor caua- si. E auia tan gran pesar del trabajo que so-
* llero sobejo; no supo que hazer, ca se veya friera e del miedo, que se le oluido todo el
en peligro de muerte e de perder toda su buen talante que ante auia, e guisóse cortar
honra, e por ende nunca fue en tan gran pe- al rey la cabeca, e el le quiso cortar los lazos
ligro; e quando el cauallero lo vio sin espa- del yelmo, e en esto estando, hevos Merlin
da, pehso que lo metería en pauor de muerte, que estaua presente que veya toda la batalla,
por saber si lo metería en couardia por al- e quando vio al rey en peligro de muerte,
guna palabra, ca bien veya derechamente corrió alia, hallólo que él cauallero le tenia
que era ardid e de gran cor acón, y estonce el yelmo, e dixo al cauallero: «No lo ma-
le comenco a dar golpes muy a menudo, e a tes, ca hazes perder el rey no de Londres tan
despedecalle el yelmo y el escudo e la loriga, buen señor». «E como, dixo el cauallero,
y el rey se cobria de aquello que le quedara ¿este es el rey?» «Si, cierto», dixo Merlin;
del escudo, e sofría y enduraba los golpes del e el cauallero, que estaua sañudo, dixo: «No
cauallero; y el rey sauia tanto de esgrima, lo dexaria por ende»; e aleo la espada por lo
que pocas vezes lo podría ferir, y el caua- ferir. E quando Merlin esto oyó, fizo su en-
llero se marauillaua como el rey podia tanto cantamiento en tal guisa, que fizo luego al
sofrir, ca bien sabia que perdiera mucha cauallero dormir sobre los pechos del rey, e
sangre, e pesauale mucho si lo ouiesse de Merlin dixo: «Agora podeys ver que mas os
matar, porque lo fallaua buen cauallero, e valió mi saber que vuestra buena caualleria,
preciaualo mucho sobre todos aquellos que e oy de mañana vos dixe que assi vos auer-
el nunca hallara; y estonce dixo al rey, por nia». Y el rey se leuanto muy ayna, e vio
lo prouar: «Señor cauallero, vos vedes bien al cauallero que no se reuoluia y pensó que
como soys muerto; si vos no os otorgays por lo matara Merlin por su encantamento, y
vencido e si vos no os meteys en mi poder, dixo: «¡Ay, Merlin! mal fezistes que tal hom-
no aura ende al sino tajaros la cabeca»; e el bre matastes, e no sera jamas este daño co-
rey dixo: «Cierto, cauallero, vos soys sandio brado, ca este era al mi pensar el mejor ca-
desto que dezis; ca, si Dios quisiere, por uallero del mundo, e assi me ayude Dios
pauor de muerte no diré cosa que se torne a como ante querría perder el mejor castillo
"verguenca, ca más recelo verguenea que que he que el fuesse muerto». E Merlin dixo:
68 LIBROS DE CABALLERÍAS
«¿E pensades que es muerto?» «Assi me pa- podeys ver la espada onde yo vos hable que
rece» , dixo el rey. «No es muerto, dixo Mer- leuaredes». «Ay, Dios, dixo el rey ¿como la
lin, mas duerme, y no despertara fasta que podremos auer? Ca en este lago no podría
vos quieres»; y el rey dixo: «¡Como ouiera ninguno entrar que no moriesse»; e Merlin
de ser ante escarnido por la espada que me dixo: «Dios nos enbiara algún consejo, e
falleció!» «¿No os lo dixe yo, dixo Merlin, agora atendamos vn poco»; ellos en esto fa-
que os fallecería? E sabed que yo no se en blando, vieron vna donzella que venia en vn
toda esta tierra mas de vna buena espada, e muy buen palafrén, y, quando llego a ellos,
aquella es [en] vn lago do moran hadas, e saluolos, y ellos a ella, e dixoles: «Bien se
si vos aquella podiessedes auer, aquella os que atendeys aqui. Ca vos estays atendiendo
duraría siempre». T el rey dixo: «Ay, mi que ayades aquella espada; en ninguna gui-
amigo bueno, ¿podeysmelo hazer auer?» «Yo sa esto no puede ser sino por mi». «Cierto,
os lleuare do ella es, dixo Merlin, mas por dixo Merlin, esto se yo bien, que si no la
mi no la podedes auer, ca no he ende el pudiesse auer por vos, yo la auria. Mas vos
poder, mas pero se que la auredes en tal ma- encantastes éste lago, en guisa que mi en-
nera que vos marauillaredes ende mucho». tendimiento no puede valer ninguna cosa, e
por ende os ruego que vayays por ella, e que
la deys a mi señor el rey, ca bien sabeys
CAP. CLXXV.— De como Merlin dixo al que agora no ha hombre en quien tam bien
rey Artur que mtrie la espada. sea enpleada». «Esto se yo, dixo ella, e por
«Agora nos vayamos, dixo Merlin, a casa esto me acuyte yo tanto de caualgar e de lle-
de vn hermitaño que es cerca de aquí, e fol- gar ayna a vos, e digovos que si el me otor-
gareys ay esta noche, e pensar os han de las gase el primer don que yo le pidiere, que yo
llagas, e mañana, si quisierdes caualgar, se lo daré». Y el rey le prometió que se lo
yros he mostrar del espada do esta». El rey daría, si fuesse don que se lo pudiesse dar.
dixo que no auia llaga por que dexasse de ca- «Esto os pido». dixo ella.
ualgar; y estonce caualgo el rey en el caua-
11o del cauallero, e Merlin en el suyo, y se CAP. CLXXVIL—Como la doncella dio al
fueron ambos para la casa del hermitaño que rey Artur la espada con su vayna JEsca-
era en la montaña; y el hermitaño era hom- liboi".
bre bueno e de santa vida, e fuera muy buen
cauallero de armas, e sabia mucho de llagas. Y estonce se metió a pie por sobre el agua,
E quando el rey baxo en casa del hermitaño, en guisa que se le no mojaron, los pies ni al,
desarmáronlo, y el hermitaño le miro las e fue a la espada, e tomóla, e la mano que la
llagas, e dixo que no auia llaga peligrosa. E tenia escondióse so el agua, de guisa que no
aquel dia estouieron allí; e otrodia de maña- parescia mas de aquella vez; e la donzella
na caualgaron, tanto que llegaron a la mar, vino al rey, e dixole: «Señor, aqui la espa-
e tornaron contra vna montaña, e hallaron da, e sabed de verdad ca, según yo creo, no
vn lago, e Merlin dixo al rey: «¿Que vos pa- ha tan buenas dos espadas en el mundo; e si
resce desta agua?» «Pareceme, dixo el rey, yo no pensasse que esta espada sera bien
muy honda, y que no ay hombre que por empleada, vos no la auriades. Ca mas rico
ay entrasse que no se percliesse». «Yerdad thesoro ay en ella que vos pensays»; y el rey
es, dixo Merlin, que no hay hombre que ay tomo la espada, y agradesciolo mucho a la
entrasse sin mandado de las hadas cuyo es, donzella; y ella dixo: «Quierome yr, ca mu-
que luego no fuesse muerto. E sabed que cho he lueñe que hazer, é miembrevos lo que
alli es la buena espada que os dixe»; y el me prometistes, ca por auentura ayna os lo
rey dixo: «¿Como la podremos auer?» E Mer- diré que vos pensades»; y el rey dixo:
lin dixo: «Agora ayna la podreys auer si «Quando vos quisierdes»; y el miro la espa-
Dios quisiere». do, e vio que la vayna della era muy rica.
E precióla mucho, y después saco la espada,
e miróla, e viola tan hermosa e tan buena,
CAP. CLXXYI. — Gomo Merlin dixo a la que bien le parescio que no auia tal en todo
doncella que diesse el espada al rey Artur. el mundo. E Merlin dixo: «¿Que os paresce
E n quanto ellos esto hablauan, vieron pa- desta espada?» «Yo la precio, dixo el rey,
recer en medio del lago vn espada por sobre tanto, que no ha castillo por que la diesse, y
el agua, e vna mano, e vn braco que parecía no creo que ay arma en el mundo que le pu-
fasta el codo; y era vestido el braco de xa- diesse durar teniéndola honbre bueno en la
mete blanco, y en la mano tenia la espada mano». «Agorame dezid, dixo Merlin, ¿qual
toda fuera del agua. E"Merlin dixo: «Agora preciades mas, la vayna o el espada?» Y el
BALADBO DEL SABIO M E B U N 69
rey dixo: «Mas precio el espada que tales os juntaredes esta vez con el, ca no aureys
cinco vaynas, porque esta es la mas hermosa ay honrra ninguna, porque vos estays rezio
e la mas rica que nunca vi ni cuydo que en e folgado, y el esta lazio e cansado». Y el rey
el mundo ay». «Cierto, dixo Merlin, agora dixo: «Pues quierolo dexar esta vez»; y el
pienso que conocedes poco el bien que la don- rey pregunto a Merlin como podia ser que la
zella os ñzo. E agora sabed que la vayna donzella andaua sobre el agua que no se mo-
vale mas que tales siete espadas; ca es de va jaua, e Merlin comenco a reyr, e dixo: «Se-
cuerno que a tal virtud, que hombre que la ñor, no es assi como os paresce, mas yo os
traxere no perderá sangre ni recebira llaga diré como es, ca yo lo se bien todo».
mortal tanto que sea armado a razón»; y esto
dixo Merlin de la vayna e de la espada, e CAF. CLXXIX.—Como Artur se tomo a su
dezia verdad; mas como esta verdad fue pro- corte, y Merlin con el.
nada no lo dirá el cuento, mas cuéntalo en la
batalla del-rey Artur y del hermano del rey «Yerdad es que alli ay vn muy gran lago,
Eion, e quando contare que Morgayna su y es muy hondo, y en medio ay vna peña en
hermana la tomo e la dio a su amigo Cornion que hay cosas muy ricas e muy fermosas e
que matasse con ella al rey Artur; e por esta grandes, mas son assi encantadas, que no las
espada el rey Artur óuiera a perder la ca- puede ninguno ver acá de fuera si de dentro
beca si no fuera por la donzella del lago que no entrare ('); e por do la donzella yua, no
fizo ay venir a Merlin, e fasta alli atended el auia vn punto de agua, ante yua por vna
cuento, que os dirá de la vayna la verdad, e puente de madera que todo honbre no puede
de su virtud della (1). ver, e por alli salen y entran lo que dentro
moran, ca aquellos la ven e no otro; y assi
CAP. CLXXVIII.— De como el rey Artur lo creed, dixo Merlin, ca en otra guisa no
encontró al cauallero del tendejón. podria passar tan ayna». E assi fueron hol-
gando e hablando desto e de al, fasta que lle-
E quando el rey oyó que Merlin loaua la garon a la ciudad, e fallaron al cauallero del
vayna, pregunto si era verdad, y Merlin tendejón e no le fablaron cosa; e passaron
dixo: «No lo sabreys fasta que la proueys e vnos por otros, e fuesse el rey a la ciudad,
la perdays». «¿Como, dixo el rey, a perdella mas nunca tan gran alegria vistes como
he?» «Tomada os sera, dixo Merlin, e no me flzieron sus ricos honbres quando lo vieron,
pregunteys ende mas, ca no os lo diré». Y ca mucho auian gran pauor de lo perder.
estonce se partieron del lago, e ciñóse el rey
su espada, e fue muy alegre porque auia atan CAP. CLXXX.—De como easo Morgayna
rica cosa; e tanto anduuieron, fasta que lle- con el rey Orian.
garon do el rey se conbatiera, e vieron el
tendejón, mas no vieron el cauallero; y el Aquel dia que Artur torno con el espada
rey dixo a Merlin: «¿Sabeys vos que fue del del lago, pidió el rey Orian a Morgayna su
cauallero de aqui?» E dixo Merlin: «Si, e hermana por muger, y el rey Artur se la dio
deziroslo he; anoche, quando de aqui par- muy de grado, ca la no podria mejor casar
timos, yo lo desencante, e pensó de sus lla- con honbre de su reino, e diole vn castillo
gas e folgo, e agora enantes auino que la ven- que auia nonbre Tarugie, que estaña sobre
tura traxo por aqui vn cauallero de vuestra la mar, y era el mas fuerte que hombre vio.
corte que llaman Iglan, y es natural de Ca- Y el rey Orian de Garloc fizo grandes bodas
maloc, e tanto que se vieron, dexaronse a marauilla, e mucho fue alegre porque tan
correr assi, e tanto duro la batalla que Iglan altamente casare. E la primera noche que
huyo como aquel que auia pauor de muerte con ella durmió hizo en ella vn hijo que lla-
e que no podía ya mas durar, y el cauallero maron Yuan, hijo del rey Orian.
es ydo tras del a Cardoyl. e yo os digo que
vos lo fallareys cerca de la ciudad»; y el rey
dixo: «Yo os digo que no le puede faltar ba- CAP. CLXXXI. — Como el rey Rion embio
talla de mi parte, que si el no hallare algu- desafiar al rey Artur.
no que lo venca, que jamas no dexara passar El rey se partió de las bodas e fuesse a
a ninguno por ante su tendejón sin batalla». Cardoyl, e vn dia estaua comiendo, e vino a
«Cierto, dixo Merlin, por mi consejo nunca
(l) Este es otro lugar común de los libros de caba-
(*) Virtud extraordinaria tiene también la vaina llerías. Tiene su precedente en el famoso tesoro que
de la espada que el caballero extraño lleva a la corte guarda el enano Andvare en el interior de un to-
del rey Lisaarte, en el cap, 13, Üb. I I de Amadis do rrente. (Véase el poema de Sigurdo, en la segunda
Gavia. parte del Edda de Saemundo el Sabio.)
70 LIBROS BE C.ABALLERIAS
el TU cauallero muy bien vestido, y era | por lo que el hazla; e cierto el rey lo dezia
estraño,e dixole: «EeyArtur: mándate desa- por escusar el gran daño que Merlin le di-
fiar el rey Eion, señor de Norgales, que ya xera que auia de venir en la tierra por aquel
conquisto seys reyes, e todos son a su serüi- niño que nasciera, e aquel tienpo, e tantos le
ció, y en remembranea desta vitoria tomo a traxeran ante nasciesse Morderec, que me-
cada vno la barba, e orlo dellos vn manto- tían en vna torre quinientos e cinquenta; y
mas porque te precia mas que los otros que el mayor era de tres semanas. Y el rey Lot,
conquisto, mándate dezir que vayas a el; si que sabia que su muger era preñada y que
quisieres del tener tu tierra y fazerle orne- ayna auia de auer su fijo, pregunto muchas
naje, recíbela del; mas con el comienco en- vézes al rey que quería fazer de aquellos,
biale tu barua, y hazerla ha meter en los niños; y el rey encubriólo muy bien. E
texillos de su manto, porque te precia mas quando el rey Lot supo que su muger auia
que a los otros, y tu haz lo que te manda ca fijo, hizolo baptizar, ca assi fazian todos
en otra guisa tu no puedes escapar que no te ante que los enbiassen, e ouo nombre en el
quite la tierra, ca contra su poder tu no pue- baptismo Morderec; e dixo a su muger: «En-
des mucho durar». El rey Artur, quando biemos a nuestro fijo al rey vuestro herma-
esto oyó, comenco a reyr, e dixole: «Amigo, no, ca assi hazen todos»; y ella dixo: . «Ha-
pareceme que no soy yo a quien el rey te zeme, señor, pues que a vos plaze».
enbia. ca yo nunca vue barba, ante soy muy
niño, y si la ouiesse no se la enbiaria ante
quería dar la cabeca, y de lo que enbia CAP. CLXXXIII.— Como Morderec escapo &n
dezir, yo lo tengo por el mas loco rey que la cuna del peligro de la mar.
nunca oy fablar; y dile de mi parte que si en Y estonce hizo el rey meter el niño en vna
mi tierra entrasse por me fazer mal, que cuna muy rica e muy hermosa, cubierta con
nunca tornara a la suya»; y el cauallero ricos paños, e quando sit madre metió el
dixo que lo diria assi a su señor, y assi se niño en la cuna, firiose el niño en vn palo
fuy y el rey fablo ay muy mucho, e dixo que de la cobertura, assi que ouo una llaga en el
nunca auia oydo demanda tan sin guisa ni rostro que siempre le pareció después; y al
de tanta soberuia, e dixo a los suyos: «-Ay rey peso mucho de la llaga, e no quedo por
alguno de vosotros que conozca al rey Rion?» ende que no lo embiasse. E después metié-
«Señor, dixo vn cauallero que auia nombre ronlo en vna ñaue con gran conpáñia de ca-
Nazan, tiempo ha que lo conozco; e sabed ualleros e de dueñas, e dixoles que lo lleuas-
que es vno de los buenos caualleros del sen a su tío; y ellos dixeron que assi lo farian,
mundo, e tan venturoso en quantas guerras si Dios lo sacasse a puerto, y estonce se par-
coinienca, que a todas da cima a su honrra. tieron de la ciudad de Ortania, y el viento
B por esto he miedo que os traerá mal de la dio en las velas, en guisa que en poco de
guerra»; y el rey dixo que quier le auiniesse tiempo no vieron tierra, e ouieron buen
que quería la guerra. tiempo aquel dia y aquella noche, e la ma^
ñaña mudóse, y leuantose vna gran tempes-
CAP. OLXXXIL — Gomo el rey Artur mando tad, que todos ouieron pauor de muerte, y
pregonar que le truxessen los niños. llamauan a Jesu Christo e a los santos e san^
tas que los acorriessen e ouiessen dellos duelo
Mucho fablaron en este pleyto; y el rey y de aquella criatura tan pequeña. Mas el
dixo vn día a Merlin: «¿Llegara ay na el viento fue tan empeorado, que dio con la nao
tiempo que vos dixistes por que ha de ser este en la peña, e quebróla toda, y fueron todos
reyno destruydo?»; e dixo Merlin: «En aquel muertos sino Morderec tan solamente, que
tienpo que yo os dixe». «E agora sabed, dixo estaua en su cuna, e la cuna andaua nadando
el rey, que ya niño no nascera en aquel mes cerca la ribera, e a esto vino vn pescador en
en todo el reyno que no faga tomar e meter su barco do querría pescar, ca el viento era
en vna torre, o en dos, o en mas, si tantos ya manso, y fallo la cuna y el niño, y con
fuessen, e fazerlos he criar fasta que ava ello fue muy alegre, y tomólo en su braco, e
consejo de lo que me dezides». «Rey, dixo quando vio que el niño era assi guarnido,
Merlin, en vano lo prouareys, ca sabed que que andaua metido en paños de seda y en
no lo.fallareys, ante auerna como yo dixe»' otras riquezas, luego entendió que era de
y el rey dixo. que todauia lo prouaria; y assi gran guisa, e fue mas alegre que ante; tomo
entendió el rey^ e hizo luego apregonar que la cuna con el niño, e tornóse luego para la
quantos niños de allí adelante nasciessen villa do moraua, y fuesse para vn lugar des-
que |odos se los traxessen, e assi fue hecho' uiado para sacaílo de guisa que no lo entén-
qué pensauan todos que por bien fuera e no diessen, y mostrólo a su muger. «Cierto,
BALADRO DEL SABIO MERLIK 71
dixo ella, Dios nos quiere fazer bien, ca [de] CAP. CLXXXVI.—De eoino apareció al rey
la riqueza desta cuna podemos nos solamente en sueños vn grande honb?-e.
biuír bien veynte años; y Dios lo fizo porque
sabia que nos era menester, e agora ya no Yna noche, estando el rey assi pensando,
auremos cuyta». adormiose, y parecióle que venia a el vn
honbre el mayor que nunca vio, e que le
CAP. CLXXXIY.—De como fue criado Mor- trayan cuatro bestias, mas no pudo conocer
deree en casa del duque Ñabor, padre de que bestias eran; y el hombre dixole al rey:
Sagramor. «¿Por que te guisas de hazer tan gran mal
que quieres matar estas criaturas que son
«Dueña, dixo el pescador, este niño es de sin pecado y limpias de toda maldad del
gran guisa, e conuiene que lo criemos lo mundo? E mucho mas valdría que el Criador
mejor que pudiéremos, y si Dios quisiere del cielo e de la tierra que no te diera esta
que lo supieron aquellos donde viene, mu- tierra que te dio; y el te puso por pastor
cho nos puede ende bien uenir otra cosa». destas sus ouejas, e tu eres tornado lobo.
«¡Ha! dixo ella, que lo aria ende, este niño Y ¿que tuerto te ftzieron estas criaturas
no puede ser que no sea muy ayna conocido; sanetas que quieres matar? Cierto, si lo
lleuemoslo al señor de la tierra assi como lo fazes, el alto maestro que te puso en este
fallamos, ca si después supiessen que lo señorío en que eres tomara de ti venganca
fallamos y lo no lleuamos, destruymos ha», tal, que para sienpre ende fablaran», E el
«Por ende, si me ayude Dios, dixo el pesca- rey miro al hombre bueno, e marauillose de
dor, este es el mejor consejo que ha». Y lo que le dezia, e eomenco a pensar, y el
estonce llenaron el niño al señor de la tie- honbre bueno le dixo: «Yo te diré que harás
rra, qiie auía nonbre Nabor el radiador, e de que te ternas por bien pagado: Fazerlos
auia yn fijo, que fasta dos años auria, que meter en vna ñaue sin maestro e sin remos,
auia nombre Sagramor, y este fue después sin gouernalle, e fazeles tender la vela. Y
de la compaña de la Tabla Redonda e caua- estonce vayan por esse mar a qual parte los
llero mar anuloso, que fizo después muchas leuase el viento, e si escaparen de peligro,
buenas cauallerias; e fue amigo de Tristan bien mostrara Dios que los ama e que no
el buen cauallero, e vuo nombre Sagramor quiere su muerte, e bien te deue esto plazer
el rachador, assi como el Cuento del sánelo si no eres el mas desleal y el peor que nunca
Oriol lo cuenta y mas largamente; y mucho fue en esta tierra»; y el rey dixo: «Maraui-
fue Nabor alegre quando el niño yio, ca llosa venganca me enseñaste, e ya en otra
bien le pareció de gran guisa en los buenos guisa yo no fare sino assi como dezides»; y
guarnimientos que le vio, e dio grande auer el honbre bueno dixo: «Esto no es venganca
al pescador que lo traxera de guarnimien- que tu tomaras, ca ellos nunca lo merecie-
tos, de guisa que se tuuo ende por bien ron a ti ni a otro, mas esto es porque eun-
pagado, e fizo el niño criar con su hijo en plas tu voluntad, ca tu cuydas que por esto
vno, y dixo que si los dos llegassen a edad estoruaras el destruymiento del reyno de
de ser caualleros, que los haria ambos en Londres, mas no lo faras, ca todo assi uerna
vno caxialleros. Assi escapo Morderec de como el hijo del diablo te enseño».
peligro, y todos los otros que con el venían
se perdieron, que assi fue su ventura; y el
duque Nabor fizo guarecer al niño de la CAP. CLXXXYIL—Como el rey Artur fizo
llaga que auia en la cabeca. Y fallo vn poner los niños en vna nao por la mar.
escrito en la cuna que auia nonbre Morde- Despertó entonces el rey, e bien le pares-
rec, mas no fallo de su fazienda. cio que aun el hombre bueno estaba antel.
E quando vio que era sueño, santiguóse y
CAP. CLXXXY.— Como el rey Artur encomendóse a Dios, e dixo que haria ele los
pensaua en el hecho de los niños. niños lo que el honbre bueno le dixera. E
aquel día hizo el rey aderecar vna nave
Y dize el cuento que el rey Artur fizo grande, e no supo ninguno para que era, e
ayuntar todos los niños en sus torres quan- quando fue noche, mando meter ende todos
tos en Londres nascian, assi como el cuento los niños, que eran por cuenta setecientos e
ya nos mostró. E quando el tienpo passo diez y nueue. E después hizo tender la vela
que Merlin dixera, pensó el rey que los a la ñaue, e el viento dio en ella, assi que
mataría, ca bien pensó que aquel onde el en poca de ora dio con ella en alta mar; e assi
gran mal auia de venir que era en aquella fueron los niños en auentura de muerte, mas
compaña. no plugo a Dios, cano merescieron por que,
72 LIBROS DE I
e fizo apartar la ñaue cabe vn castillo que bueno e muy fuerte, e tan hermoso que
auia nombre Aemelín, y era fuerte e bien nunca lo hombre vio mejor, en que los me-
labrado, y era señor de aquel castillo vn rey tió, y les dio quanto ouieron menester, que
que fue gran tiempo pagano e auia poco que no les falto ninguna cosa; y después que el
se tornara cristiano, e amaua e temia mucho castillo fue fecho, púsole nombre el castillo de
a Nuestro Señor, e auia nombre Tauor; e los Desheredados, que nunca después aquel
nasciole vn fijo de su muger poco auia; mas nonbre perdió.
después le fue este nonbre quitado en casa
del rey Arfar, y este- Tauor fue después
buen cauallero e muy ardid; mas porque era CAP. CLXXXIX.—Como se ensañaron los
negro y feo como su padre, llamauanle todos ricos onbres contra el rey por los niños.
el laido ardido, e la historia fabla del mu-
chas vezes en la Demanda del santo Grial, Pues dize la historia que, quando los ricos
E quando la ñaue aporto en la ribera, cabe honbres del reyno supieron que el rey les
el castillo que os dixe, el rey estaua fuera enbiara los hijos assi, ouieron tan gran pe-
con gran conpaña de caualleros e otra gente, sar, que no pudieron mayor, e vinieron a
e vino assi por auentura que passo por ante Merlin, porque sauian que lo amana el rey,
el puerto, e quando vio la ñaue mando que e dixeron: «¿Que faremos por tan gran des-
entrassen dentro, e que viessen que andaua lealtad como este rey ha fecho, e nunca tal
ay, e los que entraron dentro dixeron que fizo hombre?» «Ay, señores, dixo Merlin, por
andauan muchos niños; y el rey entro den- Dios no vos asañedes atan mucho, ca esto
tro, e quando los vio, marauillose, e santi- que el haze, por pro del reyno lo haze, ca
guóse e dixo: «Señor Dios ¿quien pudo tan- sabed verdaderamente que en este reyno
tos niños ayuntar? jYo pienso que tantos que agora se nos nascio vn niño en esta
niños no ay en el mundo!» tierra, por cuyo hecho el reyno' de Londres
sera destruydo e todos los honbres buenos
muertos, assi sera esta tierra sin buen señor
e sin buenos caualleros; e porque el rey
C A P . CLXXXVIII.— Como aportaron los quería que esto no auiniesse a el ni a vos,
niños en saluo, e fueron bien criados. hizo esto a los niños». E quando los ricos
honbres esto oyeron, dixeron a Merlin;
Luego dixo vn cauallero: «Yo os diré que «¿Esto es verdad que lo fizo el rey por esta
sea esto: El otro dia me auino que por auen- cosa?» «Assi es, si Dios me salue, dixo Mer-
tura fue al reyno de Londres, e vi que el lin, e digo mas de los niños verdaderamen-
rey Artur hizo ajuntar todos los niños del te: que todos son biuos e sanos, ca no quiso
reyno assi como nacían, e ñzolos poner en Nuestro Señor que se perdiesse en la mar, e
sus torres, e no sabia ninguno por que lo ante que sean diez años los aureys con vos
fazia, e agora creo bien que los hizo meter sanos e alegres»; e quando ellos esto oyeron,
en la mar, porque algún mal le ha de venir fueron muy ledos, ca bien creyan a Merlin,
por elloSj por quanto los ricos honbres no e quanto les dezia, e dieron al rey por
consentían que los matassen assi entre ellos, quito e quanto ay hiziera. Assi metió Merlin
e quisieron antes que los echassen en la paz entre el rey e sus ricos honbres, e, si lo
mar a su auentura, e bien puede ver quien no fiziera, gran mal pudiera ende venir a la
quiera que si tanto amaran su vida como su tierra.
muerte, que los no metieran en la ñaue sin
gouernador e sin gouernalle». Y el rey dixo:
«Por buena fe, dezis verdad, e bien me pa- CAP. CXC.—Como supo el rey Artur que el
resce que assi es. e agora catemos que hare- rey Rion le entraua la tierra.
mos de los niños, ca, pues Dios nos los em-
bio, quería que fuessen en lugar do lo Yn dia, estaua el rey comiendo a su mesa,
supiessen pocos; y pues el rey Artur quiso e comiera ya dos manjares. E los caualleros
su muerte, e supiessen que los yo tenia, des- auian sabor de hablar, e, do estauan hablan-
amarme ya, e su desamor no lo querría yo, do, entro por el palacio vn cauallero todo
ca me vernia ende mal a mi e a mi tierra». armado, e andaua llagado de tres lancadas,
«Señor, dixo el cauallero, meted en esta ñaue e su cauallo era tan cansado del correr que
honbres que los Ueuen a vna de vuestras in- hiziera, que cayo con el tanto que entro en
solas apartadas, e alli serán que nunca el el palacio; y el cauallero era ligero y biuo,
rey Artur sabrá nada; e todo lo hizo el rey e leuantose luego e dixo al rey: «Señor, tra-
assi como el cauallero dixo, e hizolos Ueuar yovos malas nueuas, ca el rey Rioh entro
a vna insola, e fizo ay hazer vn castillo muy en vuestra tierra con la mayor gente que
BALADRO DEL SABIO MERLIN 73
nunca vistes; y quema e destruye quanto rey: «No ha menester tan gran fuerca el que a
halla, e mata a los honbres; e ya tomo e esta espada dará cima, ni tomara en ello tan
quemo no se quantos castillos, e, si no aue- grande afán»; y estonce se fue el rey assen-
des consejo, ayna os tirara quanto auedes». tar, e dixo a los otros: «Esta auentura no es
E quando el rey esto oyó, dixole: «¿Donde mia, ydvos a prouar. e a quien Dios qui-
dexastes al rey Eion?» «Señor, dixo el, yo siere dar la honra, tómela»; y estonce fueron
lo dexe sobre vn vuestro castillo que llaman todos los altos honbres, vnos en pos de otros,
Carabel, con la mayor gente que yo nunca mas no fue y tal que la pudiesse desnudar
vi». «Agora dexad, dixo el rey, que yo se lo las correas, pero que lo prouaron todos, sino
fare dexar, si Dios quisiere, a su desonra». vn pobre cauallero que era natural de Yber-
Y estonce mando pensar del cauallero, e de- landa, el qual cauallero era ayrado por un
si fizo hazer sus cartas para todas sus gentes pariente del rey de Yberlanda que matara, e
que fuessen todos con el en Calamote, e ante touieralo en prisión el rey medio año. e
que fuessen diez dias fueron todos asonados saliera de la prisión poco auia, e por esto
con el treynta mil camilleros, que el mas era pobre á marauilla, mas, avnque era pobre
couarde dellos se tenia por muy ardid. de auer, era tan rico de coracon y de fuerca
e ardimento, que no auia en el reyno de
Londres en aquel tiempo mejor cauallero que
CAP. CXCI. — Como el rey e los candileros el; mas porque parecía pobre no le hazian
prouaron la espada que traya la doncella. los otros ninguna honra, ni fablauan del al
rey, ca nunca los ricos hablan de los pobres,
Aquel dia que el rey Artur ouo de mouer, ni grande honra dellos toman, mas, como los
vino a el vna donzella que le dixo: «Rey veen, assi les liazen.
Artur, a ti me enbia vna dueña rica y her-
mosa, que es mi señora, e llamanla dueña
de la insola de Auelon, y embiame a ti por C A P . CXCII. — Gomo Baalin el saluaje
hallar ayuda e acorro en tu corte de vna acabo la auentura del espada que traya
cosa en que ando en gran cuyta, y de que la donzella.
nunca cuydo ser libre sino en tu corte»; y
entonce echo en tierra vn manto que traya Y pues todos los del palacio, pobres e ricos,
cubierto, e dixo al rev: «Señor, veys aqui prouaron la espada, el rey, que bien cuy-
vna espada que trayo ceñida, e no la puedo daua que todos fueran ay, dixo a la donze-
sacar de la vayna ni desceñilla. Ca no ha lla: «Conuieneos que os uayades alueñe si
cauallero que la pueda sacar «i no fuere ver- quisierdes ser libre, ca me paresce que no
daderamente el mejor cauallero de su tierra, ay aqui quien os libre, y pésame ende mu-
y el mas leal, que no haya en el cosa de cho, ca me fuera grande honra». «¡Ay, Dios!
engaño; e que, si tal fuere, puédeme dece- dixo ella, e ¿assi me yre desamparada desta
ñir e quitar las correas. Ca sabed que por corte de tanto honbre bueno e tanto caua-
correas se ciñe e libra a mi, e leuara la es- llero? Por cierto, agora no se do vaya, pues
pada, e librara a mi desta cuyta en que assi aqui falto. É ya fue a la corte del rey
ando, que en quanto la traxere nunca aure Eion, e tanto remedio falle como agora aqui»;
bien ni holganca sino poca». «Cierto, dixo el y el rey dixo: «Donzella, no podemos dar
rey, marauilla es la que dezides, ca me pa- remedio, pues que a Dios no piaze». «¡Ay!
rece que quien quiera os la podria deceñir». dixo ella, agora me conuerna sufrir mayor
«Sabed, dixo ella, que no es assi como vos pena e gran martyrio, e no lo merezco»'. Y
dezides, ni como vos cuydades, ca me la no estonce comenco mucho a cuytarse, e dixo
podria ninguno deceñir si no fuere tal como que se yria; y estonces fablo al rey e a su
os digo». Y el rey dixo: «Todo cauallero conpaña: «Señores, a Dios seays». E quando
deue esto prouar, ca muy gran honra puede el cauallero vio que se yua, salió dentre los
y acabar; ca se mostrara por el mejor caua- otros señores con pesar, porque no le man-
llero desta tierra, e aura tantas buenas ma- dara el rey que se prouasse, como mandara
neras como dezis; e porque yo so señor de la a los otros, e dixole: «Yos, donzella, por cor-
tierra e dellos, quiero prouar primero, no tesía, atendedme vn poco fasta que prueue
porque soy mejor cauallero, mas porque lo esta espada assi como los otros»; e como lo
prueuen ellos mas de grado»: y estonce fue vio tan pobremente, no se pudo tener que
a la donzella, e quísole desnudar las correas le no dixesse: «Cierto, por nada tengo que
del espada, mas no pudo, e comenco a tirar lo proueys, ca no podria creer tan ligera-
por ellas, assi que [si] tales fueran como las mente que vos soys el mejor cauallero deste
otras, [las] quebrara; e la donzella dixo al palacio, do ay tantos honbres buenos». Y el
74 LIBROS DE
dixo: «Donzella, no me desdeñedes por mi dixo que le pesaua mucho, ca mucho auia
pobreza, ca yo fue mas pobre que agora e no que no viera cauallero cuya compañia antes
ay [en] esta corte cananero a quien yo ueda- quisiera (i). E mucho hablauan todos de
sse mi escudo»; y estonce tomo las correas aquel cauallero que diera cima a la aueñtura
del espada, e trauo de los nudos, e desíizolos de la espada, do todos los otros faltaran, e
todos, e tomo la espada, e dixo a la donzella: dixeron que tales ay ouo que hiziera por en-
«Agora vos ppdeys yr quando os pluguiere, gaño de algún encatamento que sabia; & con
mas la espada a mi quedara, ca me paresce esto estaua mas vfano que por bondad que en
que la gane»; estonce la saco de la vayna, e el ouiesse En quanto ellos assi hablauan,
la donzella le dixo: «Señor, vos me libras- vino ay vna donzella encima de vn palafrén,
tes, gracias aya Dios, e, aueys ganado gran- y entro ante el rey, e dixole: «Rey, tu me
de honra, ca bien se muestra por este hecho deues dar vn don qual yo te pidiere»; y el
que vos soys el mejor cauallero desta corte; rey la cato, e vio que era aquella la donzella
mas, pues me librastes, no fue en este pleyto que le diera la espada del Lago. E dixole:
que vos la espada quedasse; por ende os «Cierto, donzella, verdad es, e yo vos lo daré
ruego que me la deys, assi como en vos deue a mi poder. Mas. si os pluguiere, dezidme
auer cortesía». Y el dixo que se la no daría vna cosa que vos preguntare, e ¿como ha
aunque supiesse que todos los de la corte lo nombre la espada que me distes?» E ella
tuuiessen por villano. T ella dixo: «Yo vos dixo: «Ha nombre Escaliber (*)», «E pues,
digo que, si la leuades, que os verna ende pedid, dixo el rey, lo que os pluguiere». Y
mal. E sabed que el primero que con ella ella dixo: «Yo vos pido la cabeca deste caua-
matardes que sera el honbre en el mundo llero que se va, o de la donzella que vino
que vos mas amays, que sera Balaan vuestro con el. B ¿sabeys por que os demando atan
hermano»; e el dixo que de todo en todo gran don? Porque este cauallero mato vn
leuaria la espada, aunque cuidasse que con mi hermano, vu buen cauallero. E esta don-
ella auia de morir. «Agora sea assi, dixo zella hizo matar a mi padre. E por ende
ella, pues que os plaze, mas sabed que ante me querria vengar del o della». E quando el
de dos meses vos auredes ende mal. E avn rey esto oyó, fue muy espantado. E dixo:
os diré otra cosa, e sabed que auerna assi «¡Ay, donzella! por Dios os ruego que me
como vos yo dixere, que ante que este año demandes al, ca tal don no vos podría dar
passe, vos conbatireys con vn cauallero que sin mi desonra, ca no ha hombre qué lo
ps matara con esta misma espada, e vos a el; sepa que lo no tuuiesse por muy gran mal,
e porque yo querria que tan gran mala ven- e por muy gran desafuero matar ninguno
tura no auiniesse a tan buen cauallero como destos que mal no me hizieron».
vos soys, querria leuar la espada; ca si esta E quando el cauallero vio que la donzella /
espada fuesse en lugar que hombre no la pedia su cabeca, fue contra ella, e dixole:
pudiesse auer, vos no moririades con armas; «Donzella, mas ha de tres años que vos
agora leualda pues que os plaze, ca cierto ando buscando, tanto que no sossegue jamas,
sed que leuades con ella vuestra muerte». Ca vos matastes a mi padre con poncoña. E
Y el dixo que si su muerte en ella leuaua, porque vos no podía fallar, mate a vuestro
que la no dexaria por ende, tanto la veya de hermano. E pues vos hallo aqui, yp no vos
buena e fermosa. Estonce dixo a vn su escu- iré buscar lueñe». Entonces saco la espada
dero: «Ye, e traeme mis armas e mi cauallo. de la vayna. E quando ella la vio, quiso fuyr
Ca, yo so aquel que mas no biuire en esta fuera del palacio por escapar, y el cauallero
corte, ca mucho mostraron ay que pobreza le dixo: «ÍTo es menester, ca en lugar de mi
haze tener a todo hombre en vil»; y el escu- cabeza que pediste al rey, le daré yo la vues-
dero se partió del palacio, e se fue a la po-
sada por mandado de su señor; y el rey que
esto vio, auia gran verguenca de lo que oye- (*) Una escena análoga ocurre en Ama&U de Qaula
ra dezir al eauallero, vino a el, e dixole: (lib I I . cap. 14).
«Ay, cauallero, por Dios no 09 pese porque
fue descortes contra vos, e yo os lo quiero
S Era costumbre, entre los caballeros de la Edad
¡a, poner nombres á sus espadas favoritas.

emendar a vuestra voluntad; y esto fue por iDaruos e dos espadas, a COLADA e a Tizos!
Bien lo sabedes tíos que las gane a ¡¡misa de varona.
vos no conocer, e yo vos ruego que queda-
(Poema del Cid. v. 2575 6.)
des, e prometeos que no seades pobre, e que
no me demandareys cosa que vos no de, en Y, en uno de loa romances de Roldan (Darán: Ro-
tal que seays de mi mesnada»; y el cauallero mancero general, 1.1. p. 2J0), se lee:
dixo que no quedaría con el por ruego que «Llegó el valiente Koldán ¡| de todas armas arraaiio,
le flziesse ni por cosa que le diesse; e el rey En el fuerte Briador, [j su poderoso cabadlo,
Y la fuerte 1)UHLI.ND.I.\¿ ([ hmy bien cefdda, ¿ suJado.»
BALADRO DEL SABIO M E R L I F 75
1
tra». Entonces le dio vn tal golpe, que le de mi, ca todo honbre de gran guisa se deue
echo la cabeca en tierra, e tomóla, e dixo al pagar de cauallero, e de bondad que en el
rey: «Señor, sabed que esta es la cabeca de aya». El escudero dixo: «Yos¿que haredes?»
la mas aleuosa donzella que nunca entro en El cauallero dixo: «Yo le traeré la cabeca
vuestra corte. E si mucho con vuestra mer- del mas mortal enemigo que el ha e que el
ced viniera, gran daño por vos ende viniera, mas duda; o yo se la daré muerto o biuo en
e yo vos digo que tan gran alegría nunca fue prisión». Y el escudero dixo: «¿Quien es este
fecha como sera en el reyno de Yberlanda su enemigo?» «Este es el rey Rion, dixo el, el
quando supieren que esta donzella es muer- mas poderoso honbre que agora ay en el
ta». Quando el rey esto oyó, fue sañudo, e mundo, enpero el es poderoso, e yo cuydo,
dixo: «Cauallero, cierto vos hezistes la mayor con ayuda de Dios, hazerlo venir ayna a la
villanía que yo nunca vi a tal cauallero como merced del rey Artur, e assi me perdonara».
creya qué vos erades. Que cierto es que nin- «Dios vos dende el poder», dixo el escudero.
gún cauallero estraño ni conoscido me tan «E agora te diré, dixo el cauallero, que har
gran desonrra fiziera, ca mayor desonrra no gas: vete al rey de Yberlanüa, e Ueua esta
me podia hombre hazer que matar donzella cabeca de la donzella; muéstrala a mis ami-
después que ante mi estouiesse o en mi corte; gos, e diles que me vengue del aleuosa que
aunque ouiera hecho mal, no deuiera mal me mato a mi padre, y en tal lugar do auia
recebir, que atal es la eostunbre de mi corte. muchos de los caualleros mejores del mun-
E vos fuystes el primero que la quebrantas- do»; y el escudero lazólo assi, mas pregun-
tes por vuestra soberuia, e yo digo que si mi tóle do lo hallaría quando tornásse, y él caua-
hermano fuessedes, que os mataría por ello, llero dixo: «Yo cuydo que me hallaredes en
e agora os yd de mi casa e no parezcays ante la corte del rey Artur, ea yo cuydo, si Dios
mi, que cierto no seré alegre fasta que esta quiere, que ante que tu vengas seré yo su
soberuia sea vengada». amigo». Y estonce tomo el cauallero sus ar-
mas, e subió en su cauallo, e ciño la espada
de la donzella con la otra suya que traya,
CAP. CXCIII.—Como el cauallero hinco los assi que leuo ende dos espadas ceñidas, e desi
ynojos ante el, e le pidió por Dios le per- tomo su escudo e su lanca, e fuesse contra
donarse, e el rey no quiso. do cuydo que fallaría al rey Rion con su
hueste, e quando fueron fuera de la villa, el
Quando el cauallero vio que el rey era tan escudero se despidió del, e fuesse con sus
sañudo, entendió que era tan gran mal por- dos espadas, e por estas dps espadas que traxo
que matara la donzella en su presencia. í\in- mientra que fue biuo, perdió el su primero
eo los ynojos antel rey, e dixo: «Señor, por nombre, que le llamauan Baalin el saluaje,
Dios, merced, que cierto bien conozco que e vn su hermano que era tan buen cauallero
erre malamente, e por Dios perdonadme». como el, llamauanle Baalan el saluaje, e de
El rey dixo que lo no haria. «¿No? dixo el; aquel Baalan nascio Didonax el saluaje, que
pues a lo menos, porque vine a vuestra corte, fue conpañero de la Tabla Redonda, e muy
que me guardares de los vuestros». «Cierto, nonbrado e de grandes hechos; mas aquel
dixo el rey, esto no haré en ninguna guisa., Baalin perdió su nombre por dos espadas.
antes íes ruego que venguen esta desonrra, Ca no se nombraua Baalin, mas el cauallero
ca tan desonrrados son ellos como yo. Ca por de las dos espadas, e por este nombre fue
mi ni por ellos no lo quisistes vos dexar, conoscido mientra biuio, e si mucho biuiera,
tanto nos preciastes poco, e ydvos de aqui, fuera nombrado sobre todos los que armas
que no hallaredes de mi al agora». E quando tomaron en el reyno de Londres, mas no
el cauallero vio que no hallaría merced de plugo a Dios que mucho durasse y el mesmp
su yerro, fuesse a su posada. E leuo la cabe- fue ocasión por razón de su muerte. Ca el
ca de la donzella a su casa, e mostróla á su quiso dar cima de tan grandes fechos por
escudero, e dixo: «Cata la cabeca de la don- amor del rey, que no dexo lueñe ni cerca
zella que jo tan luengamente andaua bus- que no fuesse a buscar auenturas e que se ay
cando». «¿Do la hallastes?» dixo el escudero. rio prouasse, e hizo ay tanto en el primero
El cauallero le contó todo quanto le auiniera. año, que para sienpre fablaran, porque no
Entonces comenco el escudero a llorar, e dixo recelaua a ninguno que topasse. Ca topo con
al señor: «Mal hezistes, ea por ende perdis- su hermano, con quien se conba tio, e matá-
tes la compaña de todos los de la corte y el ronse ambos porque no se conosciari, y esto
allegamiento del rey, y en mal dia fue esta fue gran daño, ea anbos eran muy buenos
donzella nacida». «lío te pese, dixo el caua- caualleros y que en todo el reyno de Londres
llero, ca si le erre, ayna fare que se pague no auia tan buenos dos hermanos.
76 L1BROS DE CABALLERÍAS
CAP. CXCIV. — De como el rey Artur se que- uallero, el mas cruel y el peor del reyno de
xaua del cauallero de las dos espadas. Londres; e aumo, no ha vn año, que se fallo
por auentura con aquel cauallero que elln
Dize agora el cuento que quando el caua- amaua, e conbatieronse ambos, e fue ansí
llero se partió del palacio del rey, quedo que el hermano le mato el amigo, v ella'ouo*
muy aquexado por la gran, desonrra que le atan gran pesar, que juro que nuñc¿ holgaría
auia hecho, e pregunto a sus ricos hombres fasta que e fiziesse matar; y ella es micho
que haria ay derecho del fuero de su corte amiga de la dueña de la insola de Yollon P
que era quebrantado; ca no cuydaua que tan rogóle que vengasse a su hermano que'le
sandio hombre en el mundo ouiesse que la mato el amigo, y ella dixo que lo faria l
osasse cometer en fazer tal cosa en su pre- emole aquella espada que era ya aqui' e
sencia, ni ante tanto hombre bueno como ay dixo: «Conuiene que aquel que esta espada
estaña, ni ha en el mundo cosa tan amada te decmiere, que sera el mejor cauallero de
por que lo deuiessen sofrir a ningún hombre. su tierra e mas leal e sin toda tacha, agora
lo demanda do quier que lo hallares, e labe
CAP. CXCV.—Como el cauallero de Irlanda que aquel que te la deciñere que matara a
dixo que vengaría la desonrra que hizo el tu hermano por fuerza de caualleria e assi
cauallero de las dos espadas. te vengaras de aqueste gran pesar que assi
has recebido»; e assi tomo esta donzella ale-
Entonces se yrguio vn cauallero de Irlan- uosa el espada, porque su hermano recibiera
da, que se tenia por vnó de los mejores de muerte; e assi sera que ayna recebira muer-
todo el mundo, e assi era, mas no era atan te. E no verna desta espada este mal solo, ca
bueno como pensaua; y este auia gran embi- morirán por ella tales dos que verdadera-
dia del cauallero de las dos espadas porque mente son los mejores dos honbres e mas
acabara la ventura e porque el faltara, e ardides del reyno. Pues ved quanta mala
cuydaua que fuera por alguna barata; e no ventura verna por su pleyto; cierto, bien es
podía creer que el otro era mejor que el, e verdad que mas merecia ella muerte que
dixo al rey: «Señor, si os pluguiere, yo ven- este que murió». «Si me vala Dios, dixo el
gare a vos e a vuestra corte de la desonrra rey, otorgóme ay», e quando la donzella vio
que aquel cauallero fizo». El rey dixo que le que el rey otorgaua con Merlin, partióse de-
plazia ende mucho, e que se lo agradescia, lante lo mas ayna que pudo (t).
e que lo fiziesse, «ca yo quiero, dixo el, que
todos ayan esta costumbre»; e el cauallero
se lo gradescio mucho, e fuesse a su posada, CAP. CXCVII..—De como Merlin dixo al rey
e armóse lo mejor que pudo, e subió en su qmen era el cauallero de las espadas, 3y que
cauallo, e tomo su escudo e su lanca, e fuesse perdtesse el enojo. ' *
lo mas ayna que pudo em pos de Baalin. El rey dixo a Merlin: «¿Que podemos fa-
zer de aquel cauallero que tan poco precio a
CAP. CXCYL—De como Merlin dixo mucho mi e a mi corte, que mato aquella donzella
mal de la donzella qtbc traxo el espada a la ante nos todos?» «Señor, dixo Marlú?nc>Z
corte. blades ay mas. Ca esto seria gran daño si el
muriesse por tal cosa; ca a marauilla es hon-
Pues cuenta la historia que después que bre bueno, e buen cauallero, y en estos diez
el cauallero de Irlanda se partió de la corte anos no morirá cauallero en esta tierra de
para yr empos de Baalin, mando el rey tomar cuya muerte tan gran pesar ayades, e por
la donzella y meterla en vna cámara, e que esto vos ruego por Dios, señor, que este yeíro
le flziessen los oficios de la sancta yglesia le perdoneys, ca tal honbre es que bien lo
que le conuenian, e aquella ora entro Merlin cierna honbre perdonar vn gran yerro si lo
en la corte, e tanto que vio la donzella que hiziesse, e si lo vos conociessedes tan bien
el espada truxera, dixo: «¡Ay, donzella!, como yo, mucho terniades que os fuera gran
¡Maldita sea aquella que ves acá embio, e mal solamente de lo que dixistes; e vos se
maldita seades vos que acá venistes, ca de ñores ricos honbres, ruegovos que lo no que-
vuestra venida empeoro mucho la corte!»; e rades mal, ca sed cierto que el io enmendara
después tornóse al rey, e dixole: «Bey Artur, tan altamente este yerro a la corte, que bien
agora sabe verdaderamente que esta donzella mostrara que deue auer la espada mas que
es la mas desleal que tienpo ha que entro
en tu corte, e mostrarte he por que; ella ouo
vn hermano mucho buen cauallero e ardid, 0 ) El texto se halla viciado en este lugar comn <»«
y es mas niño que ella, y ella amaua vn ca- otros muchos. La doncella no podía ver ni' nartíUp
porque Baalm le había cortado la cabeza '
BALADRO DEL SABIO M E R L O 11

hombre que aquí biuia»; y el rey dixo: «¡Ay tierra por cima de las ancas del cauallo; e
Merlin! por Dios, dezidme quien es, ea me al sacar de su lanca estendiose el otro con
paresce que lo no conocedes». E Merlin dixo: euyta de muerte y el salió por el, y desi
«Yo vos digo que ha nonbre Baalin el salua- torno presto, e saco la espada, ca pensó que
je, e digoos que es el mejor cauallero que era biuo; e, quando se acerco, vio que era
ay en el mundo, e por ende he pesar de su muerto, e pesóle mucho, por ser de casa del
muerte, que le verna mas ayna que seria me- rey Artur, e pensó que faria, ca de grado le
nester al reynode Londres». Quandolos ricos faria alguna honra si pudiesse; y estando
honbres esto oyeron, suffriéronse de su mal assi pensando, vio venir vna donzella quanto
talante que le ante auian, e rogaron a Dios mas podia venir, e quando llego do yazia el
que lo guardasse de mal. Y el rey no le fue cauallero dicio luego, ca no cuydo que era
de tan mal talante como le antes era. Ca muerto, e quando le vido muerto, hizo tan
bien ereya a Merlin quanto le dezia, e dixole gran duelo, que el cauallero que la cataua
que le pesaua de que le hablara tan braua- dixo que nunca tal viera, y el morescia e
mente; e Merlin dixo: «¡Ay, señor! tarde os acordaua, e quando pudo acordar, dixo a
acordastes; saber que ¡muy poco biuiera con Baalin «¡Ay señor cauallero!, dos coracones
uos»; assi fablauan los vnos e los otros del e dos cuerpos matastes en vno. e dos almas
cauallero; y el rey dixo a Merlin: «¿Que me faredes perder». Estonce tomo la espada del
dezides del rey Rion? ¿poderme ha mal fa- cauallero, e sacóla de la vayna e dixo:
zer?» «Señor, dixo Merlin, caualgad segura- «Amigo, en pos de vos me conuiene yr, e
mente, ca Nuestro Señor os fara mas honra pareceme que mucho tardo, e si la muerte
que TOS cuydais, y el que os puso en gran fuesse atan sabrosa como sera a mi, nunca
honra, no os derribara tan ayna; ca el os desmorran a tan gran sabor;» y estonce se
ayudara en todo lugar si no quedare por dio del espada por medio de los pechost e
vos», e assi lo forco Merlin al rey, e casti- Baalin, al tirar el espada, no se pudo tanto
gólo de lo del cauallero; e el rey dixo que acuytar que se della no firiesse.
mucho le pesara de lo que le dixera.
CAP. CXCIX.—Como Baalin se faHo con
CAÍ*. CXCVIII.—De como el cauallero de las Baalan su, hermano e se conoscieron.
dos esjiadas jitsto con el cauallero de Irlanda
e lo mato. Baalin, quando vio esta auentura, no supo
que dezir, ca nunca vio cosa de que tanto se
El cuento dize agora que, quando el caua- marauillasse, e dixo que lealmente lo amaua
llero de Irlanda se fue en pos de Baalin. que la donzella, e dixo que cuydaua que muger
al salir de la cibdad fallo el rastro del, mas no amaua tan verdaderamente; y en quanto
no sabia si era suyo; mas la ventura lo lleuo el estaua catando e pensando mucho en esta
por aquel mesmo camino por do el otro yua; auentura, e cuydando que podria fazer de
e anduuo tanto, fasta que lo alcance al pie ambos, cato contra la montaña, e vio salir a
de la montaña, e diole bozes de tan lueñe Baalan su hermano armado de todas armas
como entendió que le podria oyr, e dixole: e vn escudo con el; e quando lo vio venir,
«Cauallero, tornad acá esse escudo, si no salió contra el, e dixole que bien fuesse
ferirvos he como ydes, e fallarvos hedes venido; e el otro, que le conoció en las armas,
ende peor». E quando Baalin esto oyó, torno, tiro su yelmo e fue a el, e abracólo, e lloro
ca bien entendió que a justar conuenia, e con el de alegria, e dixo: «Hermano, nunca
dixole: «Cauallero, antes que conmigo jns- vos cuyde uer, e por Dios dezidme como
tedes, dezidme cuyo soys;» e el dixo: «So de salistes de la mala prisión»; y el dixo: «La
del rey Artur, que me embia por vues- hija del rey de Yberlanda, que me tenia
tro mal, e yo te desafio». «Cierto, dixo Baa- preso, me libro, e si por ella no fuera, avn
lin, mucho me pesa porque sodes de su casa; agora no seria salido; pues dezidme que
ca, si os matare, aura otro yerro sobre mi». auefitura os truxo», [dixo] Baalin. «Cierto,
Estonce endereco a el su cauallo, e junto su dixo Baalan, dixeronme en el castillo de las
escudo al pecho e abaxo su lanza, y el otro quatro pedreras que erades libre, y que os
assi mesmo, e passole el escudo e quebran- vieron en casa del rey Artur, e por esto
tóle la lanoa en el pecho, mas no le hizo uenia ay apriessa si vos pudiera fallar, mas
otro mal ni lo mouio tan solamente; e Baa- dezidme si fuestes»; e Baalin dixo: «Agora
lin lo firio tan fieramente, que le falso el me parto dende». «É ¿por que, dixo Baalan,
escudo e la loriga, e metióle la lanca en el vos partistes dende?» E Baalin le contó todo
pecho, de manera que le passo de la otra quanto passara, assi como vos ya conté, que
parte con gran pieea del asta, e púsolo en de grado quedara do tantos buenos honbres
78 LIBROS DE CABALLERÍAS
eran si esto no fuera, y que después que se oyera hablar de dueña que tan lealmente
dé alia partiera, que matara aquel cauallero, amasse, e que por lealdad della faria honrra
e como aquella donzélla sé matara por el; y a ambos.
estonce dixo Baalan que leal mente lo amaua
ella, e que, por la lealtad de aquélla, que
jamas nunca faílesciera a dueña ni a don- CAP. CCI. — Como Merlin escriuio letras
zélla qué su ayuda ouíesse menester; e Baa- sobre la batalla de Trisian e Langarote
lin dixo: «Hermano, ¿que podemos hacer sobre el monimento.
destos cuerpos?» «Cierto, dixo Baalan, no sé Estonce mando el rey Mares a sus hom-
ay dar consejo»; y ellos estando en esto bres
hablando, llego vn enano que saliera de la mento,queel le fuessen buscando vn moni-
cibdadj e ueñia quanto vn rocin lo podia llar, e que se hermosomas que pudiessen ha-
tráér, é quando ally llego e vio los cuerpos que se no partiría de alli hasta alli;
lo truxessen e dixo
e los conoseio, comenco a hazer su duelo soterrados en aquel lugar do fueron fúessen que
muer-
grande, e batir sus palmas e a tirar sus tos, e mando estonce ay armar su tienda,
cabellos, e pues vna pieca fizo su duelo, dixo e sus hombres fueron buscar vn moni-
a los caualleros: «Dezidmé, ¿qual de vos mento, e falláronlo en vna yglesia, e leua-
mato este cauallero?» e Baalin dixo: «¿Por ronlo al rey; y el rey fizo ay meter los cuer-
que lo preguntades?» Y el enano dixo: «Por-
que lo quería saber»; e Baalin dixo: «Yo lo pos del
ambos, e fizo entallar letras a los pies
monimento, que dezian: «Aqui ya%e Sal-
mate, mas esto fue en defendí miento, pues uador, hijo del rey de Irlanda, e cabel yaze
l
si Dios me ayude, pésame ende» ( ); y el Galamesa, su amiga, que por duelo del se
enano dixo: «Pues desta donzélla me dezid mato quando lo violo muerto». Y el rey hizo
la uérdad, pues la del cauallero me dexis- poner a la cabe9a del monimento vna cruz
tes». Y el le contó como se matara por amor muy hermosa e rica e que auia muchas
del cauallero. «Cierto, dixo el enano, no es dras preciosas, e pues esto fue fecho, él pie- rey
gran marauilla. Ca el cauallero era vno de se quería partir de alli, e Merlin, en figura
los preciados del mundo, y es fijo del rey de de montañero, comenco de escreuir en la
Irlanda, e sabed que en su muerte buscastes cabeca del monimento letras de oro que
la vuestra, ca es de tan buen linaje e de
tales caualleros, que, si Dios no, otre no vos dezian:
de los
«En este llano se ayuntara la pelea
dos amigos que se mas amaran en su
guardar de muerte tanto que los de su linaje tienpo, e sera
lo sepan, ca talessonque por todo el mundo que fiicnca los aquellaque
pelea estremada, mas
ante fueron que ellos ni
vos buscaran»; e Baalin dixo: «Yo no se lo después sin muerte de /umore»; e desque esto
que ende verna, mas pésame ende mucho de ouo hecho, cato bien lo que escriuiera,
su miierte, e no por miedo de su linaje, mas escriuio en medio del sepulcro dos nombres:e
por amor del rey Artur, cuyo era». el vno dezia: LAHC ARÓTE, y el otro: TKISTAN;
e, quando esto ouo fecho, cato el rey la sepul-
tura por ver lo que fiziera, e marauillose
CAP. CC—- Como el rey Mares hizo enterrar del poder fazer tal cosa; e pregunto ¿quien
los cuerpos del cauallero de Irlanda & de su seria rey? «Esto no te diré, ni lo sabrás
amiga. hasta, que Tristan el leal amador sera presó
con su amigo; estonce dirá de mi tales nue-
Quando los caualleros hablauan en esto uas que te pesara».
con aquél enano, salió dé la montaña el rey
Mares, que después caso con Yseo, la que
auia los cabellos cómo oro, assi como este CAP. CCII.—De mino Merlin dixo al caua-
cuento adelante vos dirá, ca mucho conuiene llero de las dos espadas que daría el dolo-
qne lo ayuntemos ay por vna auentura del roso golpe.
sancto Cirial, y el rey Mares auia poco que
fuera rey, e era de edad dé diez é siete años Estonce dixo [áj Baalin: «¡Ay, cauallero!
é no mas, e yua al rey Artur por le ayudar acuytate de tu dolor grande y marauilloso,
a su guerra que auia con el rey Rion, ca porque sofriste que esta dueña se matasse»;
toda su tierra obedecía al réyno de Londres; y el dixo: «Nunca ine pudo tanto acuytar,
é quando el rey Mares llego a do los cuerpos que la espada la ouiése ante a tirar de la
yaziati e que sopiera la uerdad assi coino los mano». ¿E tu no seras, dixo Merlin, tan pe-
caualleros se lo contaron, dixo que nunca recoso como aqui fuéste quando datas el do-
loroso golpe, por que los tres reynos séran
(') El texto añade: dixo Baalin. en pobrera y én cuyta veynté y dos años; é
BALADRO DEL SABIO MERLIN 79
sabe que nunca tan malo ni tan feo golpe fue CAP. CCIV.—Gomó Merlin dixo á Báalm é
dado por hon.bre, ca muchos dolores e mu- a su hermano como farian seriado al rey
chas mezquindades ende vernan, e pareceme Artur.
que cobramos en ti a Eua primera madre,
que bien assi como ^>or fazer obras vino en Partiéronse assi los vnos de los otros, e los
gran dolor e mezquindad, que nos todos con- dos caualleros fueronse a la hueste del rey
pramos e lazeramos de dia en día, e assi se- Rion, e no anduuíeron mucho [que] hallaron
rán estos reynos pobres y estregados por el a Merlin que yua por el camino, mas en otra
golpe que faras; e no auerna esta euyta por- semejanca yua que quando con ellos fablaua;
que tu seas .el mejor cauallero que agora ay e quando lo alcancaron estuuo quedo, e
en el mundo, mas porque passaras el man- dixoles: «¿A que lugar y des?» «¿Y a ti que
dado que otro hombre ninguno no passara, te haze? dixo Baalin, ¿que nos da a nos de te
ca tiraras por aquel golpe el mejor honbre lo dezir?» «Tanto os valdrá, dixo Merlin, que
del mundo ni mas amigo de Dios; e si tu su- si osaredes cometer vna cosa que yo vos
piesses quanto sera aquel dolor e tan cara- diré, nunca a dos caualleros tanta honra
mente sera eonprado, tu dirás que por vn auino como a vos verna ante que sea maña-'
honbre tan gran mal vino en la tierra e tal na, ca podeys dar cima a lo por que aitdays,
hora sera [en que] mas querias tu ser muerto • y ganaredes ende tan grande honra, que
que tal golpe auer fecho». Estonce el caua- sienpre ende hablaran». E Baalin le pre-
llero preguntóle quien era que assi contaua gunto por lo prouar: «¿E que sabes tu por lo
de las cosas por venir, e Merlin dixo: «Tu no que andamos?» «Yo se bien que andays bus-
lo sabrás esta vez, mas todo assi te vernacomo cando a todo vuestro poder daño del rey
jo digo». Y Baalin dixo: «Dios no querrá Rion; mas quanto vos pensays fazer no os
que tanto mal sea fecho ni verdad cómo esto valdrá tanto como lo que os enseñare yo, si
que tu dizes, e si jo pensasse que tan mal vos onieredes ardimiento de lo hazer; e sa-
auenturado golpe auia de venir por mi, ante bed que ligeramente lo podeys acabar por
me mataría por te hazer ende mentiroso, e vuestra buena caualleria, si los eoracones ay
gran derecho seria, qué mas vaídria mi no os fallescieren». E quando ellos esto oye-
muerte que mi vida». ron, marauillaronse, e dixeronlé: «Agora
nos enseña como podremos acabar e ganar
tan grande honra, e si viéremos que puede
CAP. CCIII.—De como Merlin hablo a Blay- ser, hazerlo hemos»; e Merlin dixo: «Yo vos
sen e le dixo lo que auia de fazer. diré como».

Después que aquello dixo Merlin, partióse CAP. CCY. —De como Merlin dixo a los
dellos, en guisa que quando el rey Mares é caihalleros nueuas del rey Rion.
los otros lo miraron e no vieron cosa, e no
anduuo mucho que fallo a Blaysen, eBlaysen «Sabed agora que el rey Rion es cerca dé
lo rescibio muy bien, e Merlin a el, e dixole: aqui, onde el albergo con toda su hueste; e
«Agora me quitaré de lo que vos prometi en ha puesto de yr esta noche a la muger del
Yiberlanda, ca después pense como podria- duque de les Baes, e sabed que se partirá
des dar cima a vuestro libro, e agora vos yd de su hueste por yr al eastillo do la dueña
a Oamaloo, é átendedme ay, e quando me es tanto que fuere noche; vernan con el
tornare de la mala andanza del rey Rion e quarenta caualleros, dellos armados, dellos
de Yter el astroso cauallero, como se pro- desarmados, y el verna por cima de aquel
uara en esta nmrauillosa batalla, estonce me otero armado de vnas armas bermejas e so-
tornare a vos»; e fuesse cada vno a su parte. bre el mejor cauallo dé su conpaña; y esto
Mas quando Merlin se partió del rey Mares os descobri, porque si vos aueys coracones e
e de los dos hermanos, los dos hermanos se ardimiento de lo acometer para desbaratallo,
tornaron en vno para se yr a la hueste del yo vos conozco a ambos por tan buenos caua-
rey Rion; y el rey Mares se fue a la ciudad, lleros de armas, que auedes ende el poder,
mas al partir pregunto mucho como auia si los coracones ouierdes, e nunca ende tan
nombre Baalin, mas Baalan no quiso que su gran honra ouístés ni auino a dos caualleros
hermano fuesse conocido, porque era ene- como a vos verna, ca lo podréys prender
mistado; dixo: «Las espadas que trae dan e dallo al rey Artur o a quien vos quisier
demostranca de su nonbre, ca el ha nombre des» (*).
el cauallero de las dos espadas»; y el rey
dixo que era derecho, pues que dos espadas
(') Merlin, como se ve, representa siempre en i¡\
traya. Baladro el papel de Deüs ex machina.
80 LIBROS DE CABALLERÍAS
CAP. CCYI. —• Como Merlin estaua con el Merlin esto diziendo, passo ante ellos vn es-
cauallero de las dos espadas e con sa her- cudero en vn gran cauallo quanto mas yr se
mano atendiendo al rey Ilion. podria, e Baalan pregunto a Merlin: «¿Sabes
tu qiúen es este que tan ayna va?» «Si, dixo
Y quando ellos esto oyeron, fueron mas . Merlin, este es mensajero del rey, que va
alegres que antes, e dixeron: «¿Como te cree- adelante por dezir a la muger del duque
remos? ca si nos supiessemos que Terciad que el rey viene»; e Merlin dixo: «Guisad-
era, no dexariamos de yr alia por este rey- vos, ca el rey agora sera aqui, e, por Dios,
no». E Merlin les dixo: «Yo os diré como si alguna sazón fuestes buenos, agora lo mos-
hareys: yo me yre con Tosotros hasta que os trad esta vez, ca agora podreys hallar honra
meta en la carrera por do el rey ha de ve- que nunca os fallecerá, e si fueres couardes,
nir, e por ende sereys mas seguros de mi, e no ha cosa que os guarezca de muerte, ca
yo os haré y estare con vos tanto fasta que los que vienen con el rey no son tan nescios
os muestre al rey e a su conpaña»; y ellos que no os conozcan si ualedes algo. Esto os
dixeron que en tal guisa yrian con el, que digo porque esta hora podeys meter paz en
si los quisiesse engañar ni meter en peligro, el reyno de Londres, e uengar al rey Artur
que el seria el primero que ende se fallaria del hombre del mundo que peor le quiere e
mal, y el primero que moriría. «No dudeys, que mas mal pueda fazer, e si fallecedes,
dixo Merlin, ca, si Dios me conseja, por mi jamas honra nunca aureys» «No ayays pa-
. no ende mal a vos ni a cauallero que ayu- uor, dixeron ellos, ca, si Dios quisiere, nos
dare al rey Artur; ca sin duda este es el lo acabaremos bien». Estonce subieron en
mejor honbre del mundo a quien yo quería sus cauallos, e tomaron sus escudos e sus
mejor andanca». E desque esto oyeron, di- lancas, y ellos estauan entre los arboles, en
xeron: «Pues que tu con nos quieres yr, nos guisa que los que passauan por el camino
yremos contigo do mandares, e seremos a no los veyan.
todo nuestro poder en lo que tu nos manda-
res e consejares. Mas si fuere assi que el rey
no viniere e que nos mientas, matarte he- CAP. CCVII. —- Como el cauallero de las dos
mos» . E Merlin dixo: «Yo no quiero que me espadas e su hermano prendieron al rey
matedes si el rey no fuere ay, mas si vos Rion e a sus caualleros.
lo perdierdes por vuestra maldad, no he yo Después que estuuieron assi vn poco, oye-
por ende que lazerar». «Agora vamos», di- ron estruendo de cauallos que sobian ya en
xeron ellos; e fueron assi los dos caualleros el otero e parescian ya en el llano de la
y el a pie, e bien le dieran cauallo si lo qui- montaña, y el llano duraua de aquella parte
siera, mas el dixo que'no lo quería aquella ocho millas en ancho e doze en luengo; y en
vez; e anduuieron tanto, fasta que entraron el llano de la montaña auia vna gran mata
en vna gran montaña y espessa de arboles, e muy fermosa e grande, e assi atendieron vn
Merlin los metió entre los arboles cerca de poco, e después que vieron los primeros que
la carrera, e dixoles: «Ay estays fasta que venían con el rey, y ellos venían pocos a
venga el rey, e folgaran vuestros cauallos e pocos, ca el camino desde la hueste hasta la
vos.» Y ellos se apearon, e clexaron pazer montaña era muy estrecho, e no podían yr
sus cauallos; mas ellos no tuuieron que co- por el dos caualleros a par; e tanto que pa-
mer ni que beuer aquella noche, e assi aten- recieron en la montaña hasta diez de caua-
dieron so aquellos arboles fasta que la noche llo, los dos caualleros hermanos quisieron
vino, e Merlin les dezia, por los confortar, yr a ellos, ca mucho desseauan de se juntar
buenas consejas de grandes fechos; y ellos con ellos. Y Merlin les dixo: «Atended "vn
le preguntaron quien era, y el les dixo: poco fasta que el rey Rion suba en la mon-
«¿Que pro vos tiene hasta que os haga ver lo taña, y estonce yredes a ellos»; y ellos dixe-
que os prometí?» Y ellos dixeron que no se lo ron que no querían mas atender. E Merlin
preguntarían mas, e Balaan dixo: «No me dixo: «Por Dios no fagays sobre mi que yo
r
parece que eres honbre bueno, pues no te os mostrare ende lo mejor». Y ellos se su-
quieres nonbrar»; e Merlin dixo: «Qualquier frieron, e a cabo de vna piega que eran ya
que yo sea, yo os digo que mas fablaran de encima de la montaña fasta veynte y dos
mi saber después de vuestras muertes e de caualleros, dixo Merlin: «Mienbrevos de lo
vuestra buena caualleria; e soys agora vno que os dixe porque conociessedes al rey,
de los mejores e mas ardidos caualleros del veeslo, aquel es. Agora parecerá lo que ay
mundo». E assi fablaron todos tres fasta que faredes, ca desde oy podedes aguisar». A
el alúa salió clara e hermosa, e Merlin dixo: esta palabra no atendieron mas los caualle-
«Agora vos guisa, ca el rey Rion llega», e ros e dexaronse yr al rey; o Baalin, que yua
BALADRO DEL SABIO MERLIN 81
delante, cliolo bozes: «Rey, ¡guárdate!»; e ningún pro venir, mas por mi vida saluar
feriólo tan fuertemente, que le falso la lori- no ay cosa que yo no faga». T ellos dixe-
ga, ca no traya escudo, e metióle la lauca ron: «Pues prometednos que hareys lo que
por el costado; y el fierro de. la lanca passo, nos vos diremos»; y el lo prometió, y ellos
assi que le parecía a la otra parte, mas no lo assegnraron que mas mal no le harían, e
fue la llaga mortal; como venia de lexos, de- después fueron a los otros, e hizieronles
rribólo tan brauamente, que fue todo que- otro tal.
brantado de la cayda, y esmoreció con gran
cuyta que sintió; e bien pensó luego morir. CAP. CCIX.—Como los dos hermanos em-
B Baalan, que seguia su alcance, fue herir biaron preso al rey Bion e a sus caualleros
do vio la mayor priessa; e auino que llego al castillo de Carabel.
primeramente vn sobrino del rey, e firiolo
tan rezio, que le metió el fierro de la langa Y en quanto en esto hablauan, vino a ellos
por medio del cuerpo, e derribólo en tierra Merlin, e dixoles: «Quiero con vos fablar vn
que no se pudo leuantar. E cada vno de los poco, e salid acá»; y ellos salieron con el, y
dos hermanos fizieron sus golpes de las lau- el les dixo: «Mucho fuestes bien andantes, e
cas, e metieron mano a las espadas, e co- Dios os fizo gran honra quando por vuestra
minearon a dar golpes de la vna parte y de buena caualleria prendistes tan alto honbre
la otra, e a derribar caualleros, e los otros como el rey Rion; agora os diré que hagades
se marauillauan de lo que les veyan hazer, si quisierdes cobrar amor del rey Artur:
assi que les parecía que eran mas de ciento, moued luego de aqui, y leuad al castillo de
e pensaron que no les podrían turar, tan Carabel estos presos y fallareys el rey Artur
muchos íes parescian, e veyan caer muchos que viene ay aluergar esta noche con gran
caualleros. E quando los otros que venían pieca de su hueste; e digoos que atiende
empos dellos subieron en la montaña assi mañana la batalla del rey Ríon e lia muy
como venían vnos empos de otros, e vieron gran pauor, ca le dixeron que es verdad que
la pelea comencada e los suyos huyr, e de- ha mucha gente, mas que el no ha tan ardid
llos estar en tierra muertos e heridos, pen- en su casa que no aya gran pauor; e por-
saron que toda la hueste del rey Artur es- que el rey e su compaña son agora tan des-
taua en celada, e comencaron a huyr cada confortados, e digoos que nunca podreys
vno lo mas que podia, e desarmauanse de la hazer mayor honra, ni a tal tiempo, ni ma-
montaña, que assi pensauan escapar de yor plazer». «Agora, dixeron ellos ¿es verdad
muerte; mas el valle por que huyan era tan que lo hallaremos ay?» «Si, sin falta, dixo
poderoso e tan hondo, que dexauan la dudosa Merlin, e si no andouieredes ayna, lo halla-
muerte por tomarlos de cerca, assi que se redes por acostar» , «¡Ay, dixeron ellos, que
dexauan caer, porque no podían escapar que bien seria si nos pudiessemos con el hablar
no moriessen. ante que viniesse la luz;» e Merlin dixo:
«Si vos acuytedes tanto como yo os digo,
vos sereys con el ante de lo que ya os digo:»
CAP. CCVIII. - Como los caualleros embica- y ellos dixeron que ante pensauan ay ser
ron preso al rey Bion al rey Artur. que no el; «Pues agora, andad, dixo Mer-
Assi fueron desbaratados los honbres del lin , que yo seré ayna». E partióse luego
rey Rion por estos dos hermanos, de guisa dellos, e los caualleros se tornaron al rey e a
que de los quarenta no quedaron mas de los otros, e dixeronles; «Nosotros os manda-
doze, y el rey e ellos eran tan maltrechos, mos, por aquel orne naje que nos fezistes,
que no auia ay tal que se pudiesse leuantar; que vos vayades al castillo de Carabel e os
e quando los dos hermanos los vieron desba- metays en poder del rey Artur de parte de
ratados, tornaron al rey, por ver si era nos amos, mas que digays del cauallero de
muerto, e tiráronle el yelmo e porque co- las dos espadas». El rey Rion dixo: «Yo vos
giesse fuelgo, e después que estuuo assi vna juro por el omenaje que os he fecho que en
pieca, dio vn gran sospiro como esmorecido ninguna manera del mundo no podría caual-
e abrió los ojos, y ellos le dixeron: «Tu eres gar e que ante no fuesse muerto que alia
muerto si no juras prisión»; e alearon las llegasse; agora, ved lo que ay haredes;» y
espadas e hizieron infinta que le querían estonce fizieron ellos ayna vnas andas, e
cortar la cabeza; e quando vio las espadas pusiéronlo sobre dos palafrenes, e pusieron
sobre si, uuo pauor de muerte, y dixoles: ay al rey, e pusieron a los otros presos en
«Ya. buenos caualleros, no me mateys. Ca sendas bestias, e descendiéronlos assi todos
mas podreys ganar en mi vida que no en mi al llano; e cuytaronse tanto de andar assi
muerte, que en la mi muerte no os puede '' que llegaron al castillo de Carabel, e llama-
LlBROí! DE CABALLERÍAS.—6
82 LIBROS DE CABALLERÍAS
ron. al portero, e dixeron: «Cata aqui presos quarenta caualleros, e los mas armados, e
que traemos al rey Artur, e legádselos, e allí los mataron fuera estos doze que aqui
cata que no pierdas ninguno dellos; ca bien vedes, e a mi; y estos mataran ellos si no
te dezimos que tu señor nunca tan gran les Asiéramos omenaje que viniessemos a
plazer vio como este». entrar en la vuestra prisión; y nos assi lo
fazemos agora, e podeys hazer de nos lo que
quisierdes». E Artur los rescibio muy bien,
CAP. CCX.—Como el rey Artur supo que era e agradecióle mucho a Nuestro Señor quanto
preso el rey Bion. bien le fiziera; y el rey Hion le dixo: • «Señor,
si vos no quereys mi muerte, hazed de mi
Dixo el portero que assi lo haría, e Merlin pensar, ca mucho soy herido, e perdi mucha
llego adelante que ellos e hallo que aun no sangre». El rey mando luego meter a e l e a
dormía, antes fablaua con el rey Mares e los doze en vn palacio, y embio por vn maes-
con otros quatro ricos honores, con. que tro que los guareciesse. E toda cosa fue
tomaua consejo de guerra, mas no sabia ay fecha por que entendieron que sanarían;
auer buen consejo, ca recelaua de se juntar estonce dixo el rey a Merlin: «¿Sabeys vos
con el rey Rion, tanto oyera dezir que traya quien es aquel que esto me fizo?» «Si, dixo
gran poder; e Merlin dixo al rey: «Señor, Merlin, e deziroslo he agora si quisierdes;»
buenas nueuas os traygo, e a todos los de tu y el rey dixo: «Mucho me tardo de lo saber,
tierra; sabe que el mas poderoso enemigo tanto lo desseo». «Agora sabed, dixo Merlin,
que tu auias es preso, e viene a tu merced; que en vuestra corte, ante vos e ante vues-
e fue preso por la mas ferniosa auentura que tros ricos honbres, os hizo la gran desonra
nunca oystes fablar;» y el rey leuanto la quando mato la donzella, e por ende lo fezis-
caheoa, e vio que era Merlin el que estas tes salir de vuestra corte». «Mucho me pesa,
nueuas traya, e preguntóle: «Dezid, mí dixo el rey, por que lo ende assi eche, ca
amigo Merlin, ¿quien es aquél enemigo?» E bien me emendo el tuerto que mefizoestonce;
Merlin dixo: «El rey Rion, que es preso e e plazeriame agora que viniesse; e si cosa le
viene a tu merced, assi que agora lo veras clixe por que le pesasse, enmendárselo ya de
en tu palacio». El rey fue todo espantado, buenamente, ca el ha fecho por mi mas que
que no lo podía creer, e dixo: «Merlin, ¿es yo pensaua qne ningún cauallero hiziesse;»
uerdad lo que dizes?» É dixo Merlin: «Verlo e Merlin dixo: «¡O rey!, dexadvos agora
has ante que vn cauallo pueda andar vna ende, ca tarde lo comedistes, ca no lo uere-
legua pequeña; e sale tu y estos señores, e des desta pieca en vuestra compaña, e por
yd bien fermosamente, que agora sera aqui ventura nunca; dexad de al, que vos es mu-
el rey Bion». E quando el rey Artur esto oyó cho menester» . El rey dixo: «¿De que? que
fue muy márauillado, e dixo: «¡Ay, Dios I no haré cosa sin vuestro consejo;» e Merlin
¡bendito seays vos, que tan gran honra fezis- dixo: «Yo os :pregunto si vos juntaredes
tes sin merecimiento!». mañana con las gentes del rey Rion». «¿Co-
mo? dixo el rey,, ¿osarme han atender pues
tengo a su señor preso?» «Si, dixo Merlin,
CAP. CCXT. — Gomo el rey Artur recibió ca no ha cosa por que puedan cresr que el
preso al rey Bion. rey Rion es preso. Y de la otra parte ha el
rey Rion vn hermano rico e poderoso, que
Estonce embio el rey a las posadas a gran llaman
priessa por los ricos honbres, e vinieron que no Tiero, ha
e aquel tiene la hueste, por-
cosa por que con vos se dexe
todos, e no tardo mucho que'entraron con el de juntar, como quier
portero doze caualleros que trayán al rey por ende deueys auer que le entreuenga; e
consejo de vuestra
Rion en andas, que assi les mando Baalin fazienda, porque no os puede mal
que lo leuassen ante el rey. E después que en- El rey dixo: «No quiero fazer cosa sintraer».
vues-
traron, pusieron sus andas en tierra lloran- tro consejo».
do e haziendo gran duelo. E quando el rey
Rion se vio ante el rey Artur, leuantosse assi
como pudo, ca era mucho herido, e pregunto CAP. CCXII. — Gomo Merlin dixo al rey
quien era el rey Artur, e mostraronselo; y Artur que el rey Loe seria contra el en la
estonce fue ante el, y hinco los ynojos, e batalla.
dixole: «Rey Artur, a vos me embia e a
vuestra prisión el cauallero de las dos espa- Merlin dixo: «Yo os quiero dezir vna cosa
das, que me prendió por la mayor marauilla que no pensades, y es cosa por que podeys
que nunca hombre vio ni oyó fablar, con ser deseredado si Dios no os pone consejo.
ayuda de otro cauallero solo; e traya yo E vos aueis maña[na] a juntar con hombres
BALADRO DEL SABIO M E R L I F 83
muy temerosos. Primeramente son gentes la mantenga a honra del reyno, assi como
del rey Rion, que es mayor que la Tuestra, leal honbre la deue. mantener e ayudar a
mas sin falta en estos no ha gran peligro, honra de su señor; e que, si vos le fezistes
ea muy pooo de ardimiento aura en ellos algún yerro, que se lo enmendaredes como
quando saben que su señor es perdido, e por vuestros ricos hombres tuuieren por bien.
esto serán desbaratados luego; mas ponga- Todo esto le mandad dezir luego; e después
mos que sea assi que los vengáis: algo os aureys consejo á lo que os embiare dezir;>.
nasoera luego que os puede tanto o mas en- El rey dixo: «¿Do pensays que lo hallaran?»
pecer. Sabed que el rey Loe de Ortania, E Merlin dixo: «A dos leguas de, aqui, con
vuestro cuñado, que es el mejor cauallero toda su hueste; e no atiende sino que vos
del reyno que rey sea, e quiéreos mal mor- ayuntedes con los honbres del rey Rion. Ca
talmente por amor de los niños que ouistes assi os piensa el desbaratar ligeramente, e
ayuntados, ca aquel tienpo os enbio vn su agora vos trabajad por embiar, que no aueys
fijo que vuo estonce en vuestra hermana, e que tardar, que ayna sera de dia».
piensa que os lo truxeron e que vos lo ma-
tastes con los otros, porque el e vuestra her-
mana os quiere gran mal; fizieron ayuntar CAP. CCXTV".—De como el rey Loe dixo a los
todos sus ricos honbres, e todos los caualle- mensajeros del rey Artur que no cmria paz
ros del rey Bion, fizólos venir a Camaloc, e con el.
los de Oramia, assi como en vuestra ayuda,
mas no es assi, que antes viene por vuestro Estonce llamo el rey dos caualléros, e di-
destoruo, ca vos veredes mañana, quando xoles como dixessen al rey Loe, e que se
fueredes a la batalla contra los del rey Rion, fuessen ayna; y ellos se fueron al rey, y sa-
que el rey Loo os ferira en las espaldas ludáronlo de parte del rey Artur e dixeronle
quando los otros os federen delante, y esto su mensaje; e quando el rey Loe lo oyó, res-
sera en vna hora. Agora catad lo que ay ha- pondió: «Dezid a uuestro señor que mi ayu-
redes, ca, assi Dios me ayude, assi sera como da no aura, ni cosa bien que yo pueda fazer,
yo digo, sí Dios ay no da otro consejo». T e mostrárselo he bien ayna, porque no le
quando el rey esto oyó, fue mucho espantado. deuo ayudar, mas estoruar quanto pudiere».
E los mensajeros dixeron: «Señor, ¿sereys
vos en su. mal?» «Si, dixo el, en tal guisa
CAP. OCXIII.—Como el rey Artur embio al que fare todo mi poder, e le tirare su tierra
rey Loe que le emendaría, qualquier tuerto e su corona de la cabeca, que bien lo merece.
qiie le aida hecho. Ca honbre tan desleal como el es, no deue
traer corona., pues fizo tan gran deslealtad
Ca (l) el rey Loco era el mejor cauallero como en matar los niños de su reyno. E si
de la tierra y el que mas dudaua, e dixo a sus ricos honbres del reyno fuessen tan bue-
Merlin: «No se que ay diga, pues que el rey nos como deuian, no lo deuian tener por
Loe me quiere mal. Ca este es el hombre de señor, ante lo deuian destruyr e matar, assi
mi tierra ele que yo mas ñaua». «Assi sera, como deuian de fazer a rey desleal e malo.
dixo Merlin, como yo os digo»; y el rey E ydvos de aqui. e dezilete que no aura co-
dixo: «Pues dezidme ¿que fare? casi ellos migo paz ni amor fasta que yo aya vengan-
vienen en las espaldas, e los otros delante, 9a de mi hijo, la pequeña criatura que el
en auentura sera el reyno de Londres de deuia dé amar como a ssi; e fizólo matar sin
parte de mi honra». Y Merlin dixo: «Agora merescimiento, por que (') yo lo destruyre
vos diré que hareys. El rey Loe es un buen si pudiere y si Dios quisiere; y esto os digo
cauallero, e deueyslo mucho de dudar por que le digays»; y ellos dixeron que lo ha-
muchas cosas, y embialde dezir que aya con rían, mas que mucho les pegaua porque no
vos amor, e que ayude al reyno de Londres fallauan en el mejor recaudo.
assi como deue, e que aya piedad de la coro-
na del reyno e de su honra, no fallezca por
fallecimiento del rey; e fazelde saber que CAP. CCXV.—De como Merlin esforcaua al
vos quereys que el mantenga la primera rey Artur en el hecho de la batalla.
haz, e que faga ay leuar la vuestra seña, e Los mensajeros se partieron del rey Loe y
tornáronse a su señor, y contáronle todo el
(*) La manera de comenzar este capítulo indica que recaudo que en el hallaran; y el rey ouo
debió formar.parte del anterior en algún estado prece-
dente. Una cosa así ocurre en los fragmentos del Iru-
tán que damos á luz í n nuestros Anales de la litera- (*) En vez de: «por lo caab. Equivale al francés:
tura española. 1 d'est pourquoi.
84 L I B R O S DE C A B A L L E R Í A S
ende gran pesar, e Merlin le dixo: «Rey, no dixeron ellos, sea Dios en ayiida del rey
te desconfortes, ea Nuestro Señor te acorrerá, Artur, ca mucho daño seria si fuese venci-
ca bien sabe que no te ha el puesto en tan do», y estonce salieron aparte y ouieron
gran señorío para te lo ende tirar tan ayna, consejo que farfan, y Baalan dixo a su her-
si tu mucho no le errares. Y agora caualga mano: «Como vos quisierdes»: e Baalin dixo:
seguramente, e faz tus hazes lo mejor que «Yo quiero que vayamos alia, e quando vié-
supieres, e yo te digo que Dios te fara la remos que el hermano del rey Rion entra en
mayor honra que dias ha hizo a pecador, e la batalla, vayamoslo ferir, e si Dios qui-
yo quiero que te manifiestes todas las cosas siere que nos con el justemos, yo pienso que
en que seas en culpa a Dios; y cree que esta no nos escapara tan ligeramente que no aya-
es vna de las cosas del mundo que mas te mos del qual pleyto quisiéremos; e si Dios
podría ayudar». nos quisiesse fazer tan bien andantes que
lo podiessemos meter en mano del rey Ar-
tur, yo pienso que me perdonasse, y que me
CAP. CCXYI. — Como el rey Artur ordeno quisiesse tan gran bien como me quería ante
sus caualleros para la batalla. que matasse la donzella». Estonce se acorda-
ron a esto, y se partieron del hermitaño. y
Assi como Merlin consejo al rey, assi lo fueronse al canpo, que estaua lleno de caua-
hizo, e tanto que fue de maña [ n a ] , contó lleros armados, e las hazes prestas, e las
sus caualleros, e fallo que auia cinquenta señas aleadas y tendidas de ambas j)artes,
mil caualleros, sin honbres de pie, e fizo e pendones ricos e fermosos de muchas colo-
ende diez hazes, e pregunto a sus caualle- res; e Ñero, hermano del rey Rion,sauia ya
ros e ricos honbres si yria a ellos o los aten- nueuas de como era preso, mas encobriolo
dería en aquel llano, e dixeronle que los tan bien de todos los de lá corte, que no lo
atendiesse ay, por no cansar los caualleros; sauia ninguno, fueras vn criado que le con-
assi hizo el rey sus hazes, e atendió a sus tase ende las nueuas. E aquella mañana que
enemigos. E rogo e castigo a sus vassallos los ricos honbres preguntaron por él rey do
que se trabajassen de fazer todo, bien, assi era, dixoles Ñero: «Caualgad seguramente,
que la honra del reyno de Londres no fuesse ca yo y el yremos en la primera y postrimera
aquel dia confundida por fallecimiento de- haz, e agora os confortad del, ca no ferireys
llos; y respondieron que a.ntes morirían que ay golpe sin el».
de recebir ninguna desonra.

CAP. CCXYIL— Como Ñero, hermano del CAP. CCXYIII. — Gomo se eomenco la batalla
rey Rion, esforcaua los caualleros para la entre el rey Artur e las gentes del rey Rion.
batalla.
E n tal guisa castigo Ñero a su conpaña,
É dize el cuento aquí que pues los dos que fizo diez hazes assi como el r e y Artur, y
hermanos dieron los presos al portero, que en cada vna dellas mucha mas gente que en
luego se partieron del curable, e anduuieron ninguna de las del Rey Artur; e después
tanto, que llegaron a vna hermita que era que las hazes vuo partidas lo mejor que supo,
de alli vna legua pequeña, y el cauallero de fizo y r tres hazes de caualleros en la delan-
las dos espadas era amigo del hermitaño, e tera, e alli podia honbre ver al j u n t a r que-
llamo a la puerta, e tanto que los conoscio, brar lancas, e correr a todas partes cauallos
abriólos luego, e recibiólos muy bien, e sin señores, ca no auia ninguno que los to-
•dioles de buenamente de lo que tuvo, pan y masse, ca mucho auian en al que liazer; mas
agua, ca no tenia otra cosa', y estouieron ay aquellos que eran de la parte del rey Artur
aquella noche, e pensaron de si, y dormie- sofrieron mucho en el comienco, e si tan
ron fasta en la mañana. E quando fue el sol buenos caualleros no fueran, ligeramente
salido, leuant'aronse e armáronse, y fizieron pedieran ser desbaratados. Mas ellos eran
armar sus escuderos, e do estauan armán- biuos, ligeros e los mas dellos mancebos y
dose llego un niño, pariente del hermitaño, de buena edad, e prestos de muerte recebir
que les dixo: <'Fueuas os traygo buenas: en o uencer ante que perder honra en la bata-
este dia sera vna batalla, la mayor que nun- lla. Esto les fizo sofrir tanto aquel dia, que
ca fue en el reyno de Londres, ca las gentes muchos dellos vuo muertos e feríelos, e des-
del rey Artur e del rey Rion han de auer pués que las lancas ouieron quebradas, me-
lid canpal». E los caualleros dixeron: «¿Sa- tieron mano a las espadas de cada parte, y
beyslo por verdad?» «Si, dixo el. ca yo vi comentaron la batalla tan peligrosa e tan
las hazes e las señas rendidas». «Agora. mortal, que en poca de hora podría honbre
B A L A D R O D E L SABIO MERLIJT 85
ver el campo lleno de muertos e de feriaos; cauallero de las dos espadas, ca aquel fazia
mas todavía, por esfuerco, ganaron los del vnas marauillas atan conoscidas do llegaiia,
rey Artur el canpo. Assi que por fuerca aui- que todos lo tenían por marauilla, e no de-
no a las primeras tres liazes de Eero boluer zian que era cauallero mortal, mas alguna
las espaldas, y los del rey Artur fueron he- fantasma o algún diablo que su mala ven-
rir a los otros que los venían ayudar, que tura ay auia traydo; y el rey Artur, quando
eran otras tres hazes; y en aquella yda fue- le vio, miro las marauillas que hazia, e dixo
ron muchos de los del rey Artur derribados que aquel que no era cauallero como otro,
e feridos e maltrechos, ca eran muy pocos mas honbre nascido sobre tierra para des-
contra los otros, y todos fueran muertos si no truyr gente, y esto diso el a Cufíete que fue
por el rey Artur, que les enbio otras quatro después en muchos lugares retraydo.
hazes; estonces estouieron igualmente, pero
que muchos eran los otros mas que los del CAP. CCXX.—Como Merlin hablaua con el
rey Artur. E n tal guisa se juntaron de am- rey Loe, deteniéndole por que no fuesse a
bas las partes, assi que si mal auian los
la batalla, •
vnos, luego los otros de su conpaña los aco-
rrían, e quando los dos hermanos vieron que E assi fue la batalla comencada e mezcla-
el rey Artur entraua en la batalla, dixeron: da de la vna parte y de la otra, e Merlin fue
«Mucho atendemos; agora vayamos ferir al rey Loe, e fallólo que se guisaua para
nuestros enemigos»; y estonce flrieron en venir sobre el rey Artur, e dixole: «¡Ay rey
la postrimera haz, en que yua Ñero, e topa- Loe! tu fueste fasta aqui muy leal contra tu
ron primeramente con dos caualleros, e me- señor; e agora eres tal como aquel que entra
tiéronles las langas por los cuerpos, que es- en la muerte si se faze a fuera de bien fazer;
cudos ni lorigas no les prestaron, e pusié- tu fueste fasta aqui muy leal, ¿e agora que
ronlos en tierra tales, que no ouieron mas eres cerca de tu muerte, quieres ser tray-
menester maestros; y al caer quebraron las dor? E agora cata como quieres fazer tan
langas en ellos, e los dos hermanos metieron gran traycion como fallecer a tu señor e a
mano a las espadas, e comencaron a dar tu cuñado e tu amigo; ha tan gran cuyta de
vnos a otros muy grandes golpes, e derribar se conbatir por ti e j>or su pueblo, e mete
yelmos de cabezas, e llagar, e matar, e tan- su cuerpo en auentura de muerte por tirar a
to fazian anbos grandes marauillas de armas, ti e a los tuyos de seruidunbre de malas
veyendolo sus enemigos, e quantos lo veyan gentes estrañas, e tu, sobre este peligro, le
eran ende espantados. É si alguno me pre- buscas otro, e quieres y r sobre el, ca alli do
guntasse con qual espada Baalin flria, yo le el es, mete el cuerpo por te defender de tus
diría que de la suya, ca no de aquella que enemigos, e tu guisas ele lo matar a tu poder
tomo a la donzella, ca ele aquella nunca lirio seyendo tu su vassallo; agora cata si es esto
hasta el dia que entro en canpo con Baalan traycion e gran crueza». El rey Loe diso:
su hermano e lo mato por desconocí miento. «Al rey sí yo lo desamo, no es marauilla, ca
E otrosí fizo Baalan en el con su misma el fizo agora de nueuo la mayor traycion,
espada, como adelante os lo contara el Se- que nunca rey ñzo tan gran daño a los ricos
gundo libro del santo Oriol. hombres de su rey no. E otrosí que a mi que
me tiro vn fijo que Dios me diera; e no me
duelo porque era el mas poderoso honbre de
CAP. CCXIX. — De las marauillas que hizo el su reyno, ni porque era su amigo y cuñado
cauallero de las dos espadas en la batalla. y fijo de su hermana; agora catad si esta
Assi fue la batalla en el canpo de Carabel; guerra fue mas que traycion». «Agora, diso
e fue ay muy buen cauallero el rey Artur, Merlin, ¿pensays que tu fijo es muerto?»
ca muchos mato e llago aquel dia por su «Si, dixo el, ca nunca aura comigo amor;
mano, e bien mostró a sus enemigos la bon- jo lo se verdaderamente que lo metió sobre
dad de su espada Escalibor, e muchos con- mar con los otros niños, e por esto nunca
praron caramente el su bien tajar, ca ante aura comigo amor ni paz, mas guerra en
que la batalla fuese partida, mato e ferio por todos los dias de mi vida»; y Merlin dixo:
su mano mas de dozientos caualleros, e Quea «Tuerto fazes, ca no sabes que tanta es tu
su mayordomo lo hizo tan bien aquel dia, vida, e no deurias dezir cosa sino toda ver-
que gano tan buena prez, que le duro tan- dad; e agora sabe verdaderamente que Mor-
bien buen tienpo; e Oruis de Reynel, que derec es biuo, y si desto te quisieres desar,
era tan buen cauallero mancebo, lo fazia yo te lo mostrare antes de dos meses». «Esto
otrosí muy bien, mas ningún bien que el ni no creería yo, dixo el rey, si yo no lo vies-
otro hiziesse no era tan loado como era el se». «¿Pues que quieres fazer?» dixo Merlin.
86 LIBROS DE CABALLERÍAS
Y el rey dixo que, «si Dios no lo parte, yo sin batalla». Y estonce pregunto al manda-
no me partiré sin batalla, e.assi me venga- dero: «Di, ¿es gran gente con el rey Artur?»
re si la muerte no me lo estoruare». «Yo te «Cierto, dixo el, no, e los mas dellos llaga-
digo, dixo Merlin, que si a la batalla vas, dos», «Pues vayamos, dixo el rey, e fazed
que seras vencido tu, e todos los mas de los todos en guisa que a las primeras feridas
tuyos muertos; e bien deuias creerme de lo ninguno quede en silla». Y ellos dixeron que
que te digo, ca tu sabes por verdad que assi lo farian, pues le tanto plazia; y estonce
nunca me fallastes en mentira de cosa que fizieron sus hazes, e fueron contra la hueste
me oyesses dezir, y tu te fallaras ende mal del rey Artur.
si no me orees». Y elrey dixo que.no dexa-
ria por ninguna cosa de.tomar venganca; e CAP. CCXXI. — Gomo el rey Loe peleo en
Merlin dixo: «Agora, pues, sabe que te falla- batalla con él rey Artur, e el rey Pelinw
ras ende mal, a tal hora que no lo podras mato en lid al rey Loe.
mejorar»; y,.en quanto el Rey hablaua con
Merlin, dize que sus hombres se otorgaron Después que fablo Merlin con el rey Loe,
ay, e dezian: «Señor, fazed lo que Merlin os tornóse para Artur, e fallólo herido en mu-
manda e vos ruega, ende su consejo no vos chos lugares de feridas grandes e pequeñas,
verna mal a vos ni a otro»; e Merlin sauia e vio que se desarmaua, e dixole: «Rey, no
que se conbatia el rey Artur aquella ora, e te desarmes, que avn tienes qué fazer, ca
que si el rey Loe viniesse aquel tienpo, que ves al rey Loe de Oromia, con sus ricos on-
el rey Artur seria vencido, e detenia al rey bres e con su hueste, viene sobre ti; e cata
Loe en palabras quanto podia, ca Merlin no las señas en aquella montaña, que vienen
queria de plazo sino que el rey Artur ven- quanto pueden». El rey dixo: «¡Ay Dios, e
ciesse a los del rey Rion, ca si esta lid ven- que cuyta tamaña! Tocio este mal nos viene
ciesse, bien sauia que consejo auria contra el por nuestro pecado, e pienso que los honbres
rey Loe, e por esto lo detuuo quanto pudo buenos compraran lo que yo fize contra
en palabras fasta hora de tercia; y estonces Nuestro Señor». E quando los ricos hombres
fázia el su encantamento, ca después que esto oyeron, ouieron del gran piedad e gran
supo que la lid era vencida, bien quiso que duelo en sus coracones, e dixeron al rey:
fuesse el rey Loe, por que muriesse ante que «Señor, no te desconfortes, e caualga segu-
el rey Artur, ca bien sabia que vno dellos ramente, que Dios te dará honra e ellos re-
auia de morir aquel dia. Y después de hora cebiran deshonra»; estonce dixo vn caualle-
de tercia ('), vino vn honbre al rey Loo, que ro de su compaña, aquel que luengamente
le dixo: «Señor, nueuas os traygo maraui- anduuo em pos de la bestia ladradora e cuyo
llosas: sabed que el rey Artur venció la ba- hijo fue Perseual, según este cuento lo dirá
talla contra el rey Rion, ca nunca vio hon- después (y este cauallero fue muy bueno en
bre tan gran mala ventura, ca muchos ay la lid, en tal manera que no fue ay otro tal,
muertos de vna parte e otra, e presos de la sino tan solamente el cauallero de las dos
parte del rey Rion muchos honbres buenos». espadas e su hermano), y el cauallero dixo
E quando el rey esto oyó, fue espantado, e al rey: «Señor, vuestra merced que nos
miro si viera a Merlin, que le tajaría la también seguredes, e sabed que mi hazienda
cabeca porque lo detuuiera. Entonces dixo es en vos e en los otros buenos caualleros; e
a sus honbres: «Merlin nos ha muerto, ca si si todos fuessen tales como vos, poco dura-
yo desde oy de mañana anduuierá, desbara- rían»; y el rey dixo: «Agora vos ruego que
tara al rey Artur y me vengara, e agora so me digades quien soys, ca vos no conozco
mas arredrado que nunca fue, e jamas en por razón de las armas». Y el cauallero dixo:
que biua no le terne assi como oy de maña- «No vos lo encobrire; sabed que yo soy aquel
na lo tomara; e agora no se que haga, ca si cauallero que vos vistes seguir la bestia dese-
a el vo, fazerme ha como a enemigo porque mejada, e por gran bondad que en vos vi,
no quise anoche cosa fazer por el, é, si me vos vine ayudar, ca no por tierra que de vos
tornare a mi tierra, yra sobre mi e des- tengo; esto sabedes vos bien»; e el rey dixo;
truyrme ha»; y estonces dixo vn 'cauallero, «Yos la ternedes quando quisierdés, ca mu-
que era su priuado e su primo: «Con el rey cho lo merecedes bien». E desi mouieron
Artur no podremos cosa fazer si nó por el sus hazes contra la hueste del rey Loe, e
espada, e agora yd seguramente, ca Dios alli podriades ver, al juntar de las hazes,
vos dará la honrra de la batalla». «E vaya- muchos caualleros derribar, ca muchos auia
mos, dixo el rey, ca no me quiero del partir de buenos honbres de la vna parte e de la
otra, que bien mil ay muertos, e esta lid fue
(') O seaí después de las nueve de la mañana.
tan dura e tan braua comencada, que desde
BALADRO DEL SABIO MEELIN 87
1
hora de teroia duro fasta hora de bisperas ( ): su señor natural; y en tal guisa mato el rey
e si el rey Loe fuera tan buen canallero como Pelinor de Galaz al rey Loe de Ortania, por
eran sus gentes, fueran desbaratados; mas que Q-akian su hijo, quando fue cauallero,
tanto era lo que el rey Loo sufría empero de desamo mortalmente al rey Pelinor. E de
la batalla, e los fazia tornar y esforzar a los aquel linaje mato sus hijos: La Morante,
suyos, assi que quantos lo veyan se mara- Dreyanes e Agraual, mas este Agraual mato
uillauan como lo podia sofrir. Y el comen- en la demanda del sancto Grial, como el
cana todas las proezas, dar los golpes tan cuento lo dirá después.
grandes, que no auia ay tal que no ouiesse
gran pauor; e quando el rey Artur TÍO las
marauillas que hazia el rey Loe, dixo: «¡Ay CAP. CCXXII.—De como el reyArtur M%o
Dios, que cuyta e que daño que tal hombre enterrar al rey Loe e a los otros que mu-
como este erro tan mal, que tanta es su bon- rieron en la lid.
dad que deuia ser enperador del mundo!»
E el rey Loo, que no miraua sino como po- Acaescio desta manera que todos los de
dría matar a Artur, puso mano a la espada, Ortania fueron muertos e presos; el rey Ar-
e fue a do lo vido estar en vna espessura, e tur mando tomar todos los sxiyos, e mandó-
el rey Artur, que estonce nO estaua en guisa j los todos echar en vna cueua muy honda, e
para lo rescebir, cobro el freno y escudóse fizo de suso vna yglesia, en que cantassen
del golpe, y él rey Loe lo erro, e ñrio al ¡ sienpre missas por sus animas; mas por to-
cauallo por el arpón tan brauamente. que lo I dos los otros cuerpos no dio cosa, mas fizo
tajo por medio de las espaldas, y el cauallo j que los soterrasen por essos llanos, e por los
cayo muerto, y el rey Artur cayo ante el; j m'ontes do se hazian en la lid del rey Eion,
el cauallero de la desemejada bestia, que j auino que los doze reyes a quel rey Blon
estaua cabe el rey Artur, quando lo vio assi ¡ conquiriera, fueron todos muertos, y el rey
caer, cuy do que era muerto, ouo gran pesar, í Artur fizo leuar todos los cuerpos dellos a
e dixo que era gran daño, ca nunca los de Camaloc, e fizólos meter en vna yglesia de
Londres cobrarían tal señor, e que lo ven- Sant Agostin, e fizo scriuir sobre cada vno de-
garía si pudiesse. Y estonce fue ferir al rei llos su nombre, e al rey Loe, porque lo
Loe, que le no recelo. Y el cauallero lo firio amara, fizólo meter en medio de la cibdad,
tan de rezio. que el yelmo ni la loriga de en vn monumento muy fermoso e muy rico,
fierro no le pudo guarescer que todo no fen- e fizo fazer por onra del en aquel lugar vna
diesse fasta en las espaldas, e cayo luego yglesia, que fue después muy honrrada, e
muerto en tierra. E quando los de Orcania sera mientra durare el mundo, e púsole
esto vieron, fueron espantados e que se no nonbre la yglesia de Sant Juan.
supieron consejar, ca veyan muerto aquel en
que toda su esperanca era ele vencer aquella
batalla, si vencida ouiesse de ser; e quando CAP. CCXXIIL— Como Galtian hazia dudo
los caualleros del rey Artur vieron aquel por el rey su padre, e de las razones que
muerto que les tanto mal hazia, esforzáron- dixo.
se correr a los de Ortania, e derribaron, e Otro dia, la rey na su mujer e sus quatro
mataron, e llagaron ende los mas; y ellos fijos, que eran muy fermosos niños, vinie-
fueron tan espantados, que dexaron el can- ron al enterramiento del rey, e fue ay fecho
po, e comenearon a fuir por guarescer si gran duelo; e el rey Vrian vino ay, e su
pudiessen, e los otros yuan em pos dellos, muger Morgayna, que andaua aun por auer
que los desamauan mortalmente; e mataron ñjo. Y esta Morgayna er% muy maliciosa, e
dellos tanto, que el campo era cubierto de sabia mucho engaño e otro mal; e quando el
muertos; e assi fueron desbaratados los de rey Loe fue sepultado, Graluan, su hijo ma-
Ortania. E aquel día recibieron vergüenza, yor, era muy fermoso niño, que no hauia
que para siempre les fue retrayda, como entonce mas de onzé años, e fizo tan gran
fueron vencidos en canpo do fueron contra duelo por su padre, que todos los que lo vian
auian del piedad, e desque fizo su duelo, que
( l ) O sea: desde las nueve de la mañana hasta po- hombre de hedad no podia mayor fazer ni
nerse el sol. mas puesto, dixo vna palabra que bien fue
La hora de prima era á las seis de la mañana; la de
tercia, á las nueve; la de sexta, á las doce; la de nona, oyda. Después no se oluido, e la palabra tal
á las tres de la tarde; las vísperas, hasta ponerse el fue: «jAy Dios, señor! ¡como me fizo gran
sol. daño de gran duelo, sabidor el rey Pelinor,
Según la costumbre canónica, después délas víspe- que vos mato, e mucho abaso vuestro linaje
ras venían las completas. El oficio divino empieza por
los maitines, que suelen cantarse á media noche. e torno en pobreza por vuestra muerte, y el
88 LIBROS DE CABALLERÍAS
rey no de Londres ende menguado, mas que CAÍ1. CCXXY.— Como Merlin dixo al rey
no fara de los mejores siete reyes que ay Artur que no morirían las candelas fasta
han, e ya no plega a Dios, señor, que yo haga que el muriesse.
caualleria que sea loada fasta que yo tome
vengan9a como es derecho, que mate rey Dixo a Merlin el rey: «¿Por esto puedo yo
por rey!»; y desta palabra se marauillaron entender vuestra muerte y el día en que ha
quantos la oyeron, ca mucho era grande de ser?»; e Merlin dixo: «Verdad es, e otrosi
para dezir tamaño niño. Muchos ouo ay que vereys el dia en que las venturas vernan
dixeron: «Avn este vengara a su padre», e primero, ca estonce morirán estas candelas,
assi fue, que después mato por ende al rey y esto sera a hora de medio dia, e verna es-
Pelinor e a tres fijos suyos. tonces vna escuridad grande por toda la
tierra, que ninguno no podra ver nada, e
aquella hora yreys a caga, e decendiredes
CAP. CCXXIV. — Como el rey Arturhi%o fa- cabe vna fuente por matar vna bestia, y es-
%er ymagines a su semejanza e de los ire%e tonce verna la escuridad tan grande, que no
reyes que el incitara en la batalla. sabredes parte de vuestra bestia, e bien vos
digo que auredes muy gran miedo»; y el rey
El rey Artur era muy alegre de aquel marauíllose, e dixole: «Merlin, ¿vos me po-
deys bien dezir
bien que les Dios hizyera, e dixo que haria buena fe, dixo Merlin, quando sera esto?» «Por
las oohauas de aquella victoria grande; e ni otro»; y estonce se dexo esto no sabredes vos
mando hazer y magines de metal, e doraron- guntar, e hablóle en al, e dixole: el rey de le pre-
las muy bien, e cada vn rey auia en su ca- do se fueron el rey Pelinor e los dos «Deaidme
beca vna corona de oro, e su nombre escrip- nos que tan buenos fueron en las batallas herma-
to en el pecho; e desi mando hazer vna yma- en los hechos; [hize] buscar lueñe y cerca, ye
gen en forma del rey Loo que le parescia; e no los han podido fallar, ca fizioron tanto por
desi hizo hazer vna ymagen, mejor que to- mi, ca nunca aure plazer fasta]que les de ende
das las otras, a su semejanca, e fizo que los
treze reyes touiessen sendos candeleros en algún galardón». «Yo vos digo, dixolWerlin,
que
las manos; y el rey Artur tenia en la mano tan ayna los dos hermanos nunca los veredes en vno
vna espada desnuda, que parecia que ame- no os plazera como pensays, e quando los vierdes
nacaua a los otros treze. Y desque esto fue desconocer»; y cosa, ca vos taran pesar por
esto dezia Merlin porque se
fecho, fizóles poner en la mayor torre de su mataran ambos por desconoscimiento.
alcaear, assi que todos los de la cibdad los
veyan bien; e cada vno de los treze reyes
tenía vna gruessa candela en la mano, y en CKV. CCXXVI.— De como Merlin dixo al
medio de todos estaua la del rey Artur, y rey Artur que guardasse la vayna del es-
ellos yrguian las cabecas assi como si le pi- pada.
diessen merced de algún yerro; y pues que
todo esto fue fecho, comentaron su fiesta, Mucho fablaron aquel dia de muchas co-
que les duro ocho días; mas en el primero sas, assi que Merlin dixo ai rey Artur: «Yo
dia dixo el rey Artur a Merlin ,t que estaua no estare aquí mucho, mas vna cosa vos
cabel: «Mucho me paresce esta obra buena, diré, y creedme, si soys sesudo: que la vay-
si estas candelas para sienpre durassen». na de vuestra espada, que la guardedes bien.
«Cierto, dixo Merlin, ¡yo os las haré durar Ca yo os digo que nunca tal hallaredes si la
mas que vos cuyd^ades!»; estonce hizo su perdedes, ni la metays en mano de ninguno
encantamento, e después dixo al rey: «Ago- sino en aquel en quien fiedes mucho, ca si vos
ra sabed que estas candelas no morirán fas- la conociere, nunca mas la aureys, e bien
ta aquel día que el alma se me partiere del vistes en las lides quanto valia la vayna, ca
cuerpo, y en aquel tiempo que ellas murie- vos tuestes en la batalla llagado de muchas
ren, auernan dos marauillas en esta tierra. llagas, e nunca per distes gota de sangre»; e
Ca yo seré muerto por engaño de muger, y el rey dixo: «Yo la guardare a mi poder».
el cauallero de las dos espadas dará el dolo-
roso golpe contra defendimiento de Nuestro CAP. CCXXVII. — Como Merlin se ena-
Señor, por que las auenturas del sancto Grial moro de Gayna ('), y ella lo desecho de si.
auernan a menudo en el reyno de Londres, y
estonce comentaran las cuytas e las tenpes- Hizo el rey Rion aquel dia omenaje al rey
tades contra la Grran Bretaña, assi que todos Artur, e fizo reyes por todas las tierras onde
serán ende espantados, e durare esto veynte eran reyes aquellos que morieran en la lid;
e dos años».
(') Morgaytia.
BALADRO DEL SABIO MERLIN 89
e aquel dia hablaron mucho los vnos e los contó la verdad de todo, y ella dixo: «Por
otros de muchas cosas, e ele las candelas que buena fe, ella ya no entrara en mano saluo
assi ardían, e guando Morgayna lo supo que de la vuestra, desde oy la guardare mejor
Merlin hiziera este encantamento, pensó de que ante»; e aquella noche vino su amigo a
lo conoscer, e que aprendería tanto del que ella, e contole todo lo que el rey le dixera de
podría fazer vnapieoa de lo que quisiesse, y la vayna. «Por Dios, dixo el, pues en ella
entonce se conoscio con Merlin, e rogóle que ay tan gran virtud, quierola yo auer»; e ella
le enseñasse de lo que sabia e quel faria dixo: «Assi quiero yo, mas esperad fasta que
pleyto que faria por el lo que quisiesse; e faga fazer otra que le parezca, ca si me la el
Merlin, que la vio muy hermosa a maraixi- rey pidiesse e se la no diesse, o otra que le
11a, comencola a querer muy bien, e dixole: pareciesse, matarme ya»; y el dixo: «Pues
«Señora, no TOS lo encobrire, e yo vos amo agora catad que hazeys, ca nunca seré ale-
tanto, que no ha cosa en el mundo que me gre fasta que la aya en mi poder». ¡
demandedes que yo por vos no haga». «Mu-
chas mercedes, dixo ella, y esto quiero yo CAP. CCXXIX. — Gomo Morgayna dio la es-
prouar luego; agora os ruego que me ense- pada a su amigo, e fue engañado con ella.
ñedes tanto de encantamiento, que no aya
muger en esta tierra que mas sepa que yo». Sabed, pues, que embio Morgayna por vno
Merlin dixo que esto faria el bien, e mostró- que era maestro de las obras, e mostróle la
le ende tanto en poco tienpo, que supo gran vayna, e dixole que le fiziesse otra tal, y el
pieea de lo que desseaua saber, ca ella era maestro dixo que la haria, en tal que touies-
muy sotíl y enseñosa, e codiciosa de apren- se la otra delante, e Morgayna lo metió en
der, e auia muy gran sabor de ciencia de su cámara, por que no se perdiesse la vayna,
nigromancia; e quando el vino el tiempo de e hizo otra tal, que tanto se parescia, que
auer su hijo, ouo un hijo varón, a quien lla- no auia hombre que la supiesse conoscer
maron en baptismo Juan, e fue después buen qual era la vna ni la otra. E quando Mor-
cauallero nombrado, e de gran bondad, e de g'ayna vio que se tan bien parescian, ouo
tantos hechos, e desque aprendió tanto de miedo que lo descobriria el maestro que la
nigromancia, quando quiso alongó a Merlin fiziera; mandóle cortar la cabeca e echarla
después, porque vio quel amaua de fol amor, en la mar; estonce embio por su amigo, y
e dixole que le haria morir si mas viniesse ellos estando ambos catando la vayna, vino
a lugar do ella fuesse, e quando Merlin esto el rey Artur de su caca, y ellos ouieron
oyó, ouo muy gran pesar, ca la quería mas miedo que si el rey assi los fallasse solos,
que a otra cosa, e por amor del rey Artur que pensaría algún mal, e fuyeron cada vno
que amana partióse presto ende. dellos a su parte, e dexaron las vaynas en
vn lecho vna sobre otra, e la espada en vn
alfamar. El rey se fue a su cámara, e fallo
CAP. CCXXVIIL—-De como Morgayna pro- a Morgayna, y estouo vn poco con el, e tor-
metió a su amigo que le daría la espada nóse a su lecho onde se partiera, e cato las
Esealibor. vaynas, e no las pudo conoscer cada vna
En el reyno auia un cauallero bien fer- qual era, ca se parescian mucho, e fue es-
moso e muy apuesto en armas, e amaua pantado, e auino como Dios quiso, e tomo la
mucho a Morgayna, e ella a el, e tanto an- vayna, e metió ay la espada, mas no eny-
duuieron en su amor, que dormieron en vno; daua ella assi, e dio la otra a su amigo y
e ella lo amaua sobre todos los hombres del pensó que era la mejor; e auinole assi que
mundo; y ella estaua en casa del rey, e pa- aquella mesma semana se conbatio con vn
raua mientes en su hazienda, e mantenía la cauallero e fue mal ferido, e la vayna en que
casa, porque el rey no tenia muger, e fiaua se fiaua no le valió cosa, que tanta sangre le
della mas que de cosa del mundo, e por gran salió que apenas se podia tener en la silla,
fluzia que en ella auia, diole guardar la es- e por ende cnydo que Morgayna se la cam-
pada, e dixole: «Guárdamela bien, e mejor biara adrede, e dixo que se vengaría della;
me guarda la vayna, ca es el guarnimento efuesse a.su posada e curo de sus feridas.
del mundo que yo mas quiero e mas precio»;
e quando ella esto oyó, espantóse, e dixolo al CAP. CCXXX.—De como el amigo de Mm--
cauallero que amaua, e el le rogo que pre- gayiia dixo al rey Artur que su hermana
guntasse al rey por que la quería tanto; ella lo desamaua.
dixo que lo haria; e vn dia pregunto al rey
que por que quería tanto aquella vayna, e el Yn dia auino que el rey fue a caga e
rey, que mucho quería a su hermana, le aquel caxiallero pensó de lo aguardar, e aui-
90 LIBROS DE CABALLERÍAS
nole assi que se desarredro de su compaña «Esto vos diré yo, dixo ella; tu quedaras
' fuera aquel cauallero, e pues cajo quanto se aquí, eyo sobire en mi palafrén, e salirme he
pago, tornóse, e vínose fablando con aquel fuera de la villa, e fare infinta que me quie-
cauallero de muchas cosas, assi que el ro yr, e quando el rey viniere e preguntare
llero le dixo: «Señor, dezirvos "he vna cosa, por mi, dile que me furtaron la vayna del
sino que he pauor, e sabed que lo no digo espada e que me fue con miedo; e si assi
sino por vuestra pro»; y el rey dixo: «Dezid. esto dizes, yo aure amor del rey, e el caua-
ca vos no verna ende mal. mas.gran bien si llero sera escarnido»; é Merlin dixo: «Yo lo
veo que es mi pro». Y el cauallero diso: «Se- haré por vuestro amor»; e Morgayna escon-
ñor, pidovos de merced de vna cosa que qui- dió la vayna que tenia que la no pudiesse
siera fazer a vuestro daño, e dezirvos he qual. hallar el rey, e después caualgo, e fuesse.
Sabed que Morgayna vos desama, e no se por A cabo de vn poco llego el rey, e pregunto
que, mas tanto mortalmente vos desama, que por su hermana, e Merlin le dixo: «Señor,
vos busca muerte, e por ende enbio el otro mal le va, ca huyo., e fuesse para su reyno».
dia por my, e hizome jurar .'que hiziesse «E ¿por que?» dixo el rey: «Señor, dixo Mer-
lo que ella me mandasse, e después que lo lin, porque le furtaron la vayna que le dis-
jure, dixo: «Quiero que me venguedes de tes a guardar, e huyo por miedo de vos».
Artur, que me mato a mi sobrino e a mi
cuñado, e quiero que lo mates por ende»; e
CAP. CCXXXII. —- De como el rey Arkir
yo dixele: «Señora, esto no podría yo hazer.
malo al amigo de Morgayna.
c a h e miedo que- me mate el»; e dixo ella:
«Desto no hayas miedo, ca yo te daré vn tal Quando el rey esto oyó, luego pensó de al
guarnimiento q u e , mientra lo truxeres, no de lo que ante pensaua, ca bien pensó que
perderás vna gota de sangre ni recibirás fe- el cauallero furtara la vayna, e que dixera
rida mortal. Estonce me dio vna vayna de aquello por algún desamor que auia a su her-
vna espada, e dixome que aquella auia tal mana; y estonce cato al cauallero muy sañu-
virtud, que me haria rico para sienpre si os damente, e dixo: «A pocas ouiera a hazer la
raatasse; mas yo no lo quise fazer, porque so mayor desmesura que nunca rey hizo, ca
vuestro natural, e porque no he derecho en ouiera de matar a mi hermana por vuestra
vuestro mal querer, e por esto-vos descobri mésela»; y estonce metió mano a la espada,
esto hecho, e ruego vos que os guardedes e dixo: «Yedes aqui el galardón de vuestra
della». mentira»; e diole tal golpe, que le echo la
cabeca a lueñe, e dixo a Merlin: «¿Do cuy-
dades, que hallare a mi hermana?» Y el dixo
CAP. CCXXXI.— Como Merlin dixo a Mor-
donde estaua, y el enbio luego por ella, e
gayna que el rey la malaria si la hallasse
falláronla en vn monesterio de dueñas, e
allí.
quando ella vino al rey, diole el la vayna,
El rey, quando esto oyó, santiguóse por e dixole: «Guardádmela mejor que la otra
la marauilla que ende oyó, e dixole que le vez guarclastes, ca por gran ventura la oue,
mpstrasse la vayna, y el cauallero se la mos- e si vos aqui fallara, caramente la compra-
tró, e el rey la touo por la suya verdadera- redes»; y el deziale esto, porque cuydaua
mente, e dixo al cauallero: «Dádmela, e yo que aquella era su vayna, la que le diera
me vengare de la gran traycion»; y el caua- con el espada. Assi hizo Morgayna paz con
llero se la dio, que. cuy do quetíziera bien su su hermano, a quien buscaua la muerte
hazienda, e el rey se torno para do dexara a quanto podia, mas el rey no entendió que le
su hermana; mas Merlin, que por ciencia quería su mal, e por ende la tenia consigo.
sabia quanto dixerá el cauallero al rey, e
porque vio que el rey yua tan sañudo, e vio CAP. CCXXXIII.—De como Merlin dixo que
que mataría a Morgayna si otro consejo no Band&magus seria muerto por Galuan.
ouiesse ay, fue a ella, e dixole todo el con-
sejo del rey e del cauallero, e esta guarda •• Yiuio mucho el rey Orian con el rey Ar-
le ñzo porque le amaua mas que a otra cosa, tur, por amor de su muger que le regia su
e no paro mientes como le partiera después casa, e porque ella era sabidora de muchas
tan abiltadamente. E quando ella esto oyó, cosas; amauala mucho el rey Artur, mas
ouo muy gran miedo, e hinco los ynojos ante después la desamo mortalmente, e con dere-
Merlin, e dixo: «Aued de mi merced e ayú- cho, ca la ouiera de fazer matar; e después
dame, si no, muerta soy, e bien sabes t u que el rey Orian auia vn sobrino muy hermoso, e
yo nunca aquello dixe al cauallero»; «E atreuido, e sesudo por ser de su edad, tanto
¿como vos podría yo ayudar?»,.dixo Merlin. que todos se marauillauan, e no auia niño en
BALADBO DEL SABIO MERLIN 91
el reyno de tan buen donayre, y era de edad cosas que dezides ante mi auernan en mi
de diez años; y el rey (Man. no amana cosa tiempo». «Si/dixo Merlin, verdaderamente,
tanto como a el, e nombrauase Bandemagus, e yo no digo cosa que vos no veades ante de
e amaua mas conpaña de Oaluan e de Gáne- vuestra muerte». «Mucho me ende plaze».
te que otro, e auia sobre Graluan seys años; dixo el rey. , '
e auino assi que seruia antel rey, e después
que ouo comido tomáronse por manos todos CAP. COXXXY.— Gomo el rey Artur rogo
tres, e yuan assi por el palacio, e Bandema- al cauallero de las dos espadas que fuesse
gus yua en medio, e tenia el braco diestro en pos del ccmallero.
sobre Graluan y el siniestro sobre Grariete, e
passaron ante Merlin, e Merlin dixo como Otro dia, a hora de medio dia, auino que
sañudo: «¡Ay, Bandemagus! a tu diestro es el rey fizo armar sus tiendas fuera del cas-
por quien te perderás, y esto sera gran tillo, en vn prado sobre el camino, e sin-
daño, ca en tu tienpo no morirá mas prin- tióse ya quanto pesado de dolor, e acostóse
cipe que tu». Esta palabra oyeron muchos en su lecho; e mando cerrar la tienda, e que
e no la entendieron, e el rey le rogo que la le no entrassen si no fuessen simientes; y
dixesse otra vez, e no quiso; e dixeron al él assi estando, comenco a pensar en vna
rey lo que dixera, mas nunca entendió aque- cosa que le mucho desplazia; y el estando
lla profecía como el dixo, ca assi fue, que assi, oyó vn gran sonido de cauallo que
mato Graluan a Bandemagus. venia por el camino, e leuantose e salió
fuera por ver que era, e hallo a sus siruien-
tes dormiendo; e vio venir de fazia el cas-
CAP. CCXXXIY.— Como Merlin dixo a Na- tillo de Camaloc vn cauallero armado, que
bor que Ilorderee lo auia de matar con fazia el mayor duelo del mundo, e dezia:
vna langa. «¡Ay Dios! ¿do te meresci lo que me con-
Todos fablaron mucho en la corte de Ban- uiene a fazer, tan gran mal e tan gran des-
demagus, y en aquel dia vino assi que Na- lealtad, ca no era yo vssado, Señor, de fazer
bor, padre de Sagramor, aquel que a Morde- tan gran traycion»; y desque esto dixo, co-
reo criaua, seya cabe el rey Orian^ e uenia menco a fazer su duelo mayor que ante,
aquel dia a la corte, e disera al rey Orian: e quando al rey junto, dixole: «Cauallero,
«Señor, mucho denedes ser alegre en tan ruegoos por mesura que me digades por que
buena crianca como hezistes en Bandema- fazeys este duelo». «Señor, dixo el, no vos
gus, e cierto yo no se agora en esta tierra lo diré, ca no soys poderoso de me poner ay
con que tanto deuiesse aplazer, e agora plu- consejo»; e después fuesse, que le no dixo
guiesse a Dios que ouiesse yo otro tal fijo, e mas, y desto ouo el rey gran pesar, e cato
si Dios me ayudare, yo lo. amare e preciare el cauallero mientra lo pudo ver; y estando
mucho». «Si Dios me uala, dixo el rey Orian, assi, vio' venir de trauiesso del camino el
yo lo amo tanto como si fuesse mi hijo, e cauallero de las dos espadas, el hombre del
amoló mas por el bien que en el veo que mundo que el mas preciaua, e venia dere-
por el linaje que comigo hay». Y ellos chamente a el, e quando lo el rey vio venir
diziendo esto, yrguiose Merlin, e dixo .al fue contra el, e dixole: «Amigo, bien ven-
padre de Sagramor: «El rey Orian puede gades»; y el dicio luego que conoció al rey,
ser mas alegre de su crianca que vos de la e fue muy humildosamente contra el, e
vuestra; ca el vera su crianca yr para bien, dixole: «Señor, todo mi coracon en vos es,
e vos veredes que la vuestra vos matara con para os hazer seruicio en todas las cosas
vna lanca, y el vno destos dos que aqui esta que en el mundo pudiere»; y el rey dixo:
matara al otro; e assi podredes bien dezir que «Yos me lo mostrastes asaz de gran bien no
metistes el lobo con el cordero, ca assi como ha mucho, mas avn vos ruego que fagades
el lobo es alegre con la muerte del cordero, por mi vna cosa que vos no sera muy gra-
assi sera alegre el vno con la muerte del ue». «Fazerla he yo sí pudiere, pues me lo
otro; y esto sera en el dia que la mortal vos rogades»; y el rey dixo: «Yo vos ruego
batalla sera en los llanos dé Salabres, quando que vayades em pos ele vn cauallero que va
la noble caualleria del reyno de Londres por aqui, e hazed que por amor o por al que
sera muerta destruyda». Desto fueron mara- venga a mi; sabed que lo no digo por su
uillados quantos lo oyeron, e hablaron ay mal, mas porque querría saber por que yua
mucho, e dixeronlo al rey, y el rey dixo: haziendo tan gran duelo». «Señor, dixo el
«Esta es de las profecías de Merlin»; e cauallero, muchas mercedes porque esto me
mandola escreuir con las otras, y estonce mandastes, e yo yre muy de grado, e traer-
dixo el rey a Merlin: «Tanto dezid si estas vos he si Dios quiere».
92 LIBROS DE GALLERÍAS
CAP. CCXXXYL—De corno el cauallero de ballesta; y estonce el cauallero que yua em
las dos espadas íraya al otro cauallero en pos del otro dio grandes bozes, e dixo: «¡Ay!
su guarda. cauallero de las dos espadas, muerto so; la
guarda e la desonrra es vuestra, y el daño
Estonce subió en su cauallo, e fuese em es mió». Estonce miro el de las espacias, e
pos del cauallero, assi que lo alcanco, e violo en tierra, do cayera del cauallo, e
traya las armas e Jas coberturas blancas; y dicio presto, e violo ferido de vna lanea por
el cauallero de las dos espadas se aquexo medio del cuerpo, assi que el ñerro parecía
tanto, que se acerco a el cabe vna montaña; de la otra parte; e ouo tan gran pesar, que
y estaua con el vna donzella, que le dezia: nunca lo ouo hombre mayor de cosa que le
«¿Por que fazeys tal duelo?» E dezíale: viniesse: «¡Ay Dios!, escarnido so en ser
«Creed que, avnque os esto digo, que lo este cauallero assi muerto en mi guarda». Y
faria yo si lo vos no fiziessedes». Y el dixo: el cauallero le dixo a grande afán: «Señor
«Yo querría passado ha diez años que fuesse cauallero, muerto so e la culpa es vuestra;
muerto, ante que seguir esta auentura»; y agora os conuerna entrar en la demanda
estonces dixo el cauallero de las dos espadas: que yo comencé. Acabalda a todo vuestro
«Dios vos salue». Y el le dixo: «Dios vos poder, e sobid en mi cauallo. que es mejor
bendiga, amigo». «Señor, dixo el de las que no el vuestro, e yd em pos de la don-
espadas, yo vos ruego, por Dios e por honra zella que estaua comigo, y ella vos mostrara
de eaualleria, que tornedes vn poco al rey donde yo auia de yr, e os mostrara aquel
Artur, que embia por vos»; y el cauallero que me mato, e agora parescera como níe
dixo: «Señor, no os pese, que no ha cosa en vengaredes». E diziendo esto fue muerto;
el inundo por que ay pucliesse tornar esta mas el rey que ay vino ante que muriesse,
vez; e por Dios vos ruego que me lo no ten- oyó gran pieca de lo que dixera, e dixole el
gays a mal, que yo lo baria si pudiesse». Y de las dos espadas: «Señor, escarnido so
el de las dos espadas dixo: «Ay, señor, no lo que tan buen hombre como vos murió en mi
digays por Dios, ca me aueys muerto e con- guarda*. «Cierto [dixo] el rey, .nunca tan
fondido; ca pronieti al rey que os no dexaria gran cosa vi, ca lo vi ferir e no vi quien».
en toda guisa»; e el dixo que no podia ende Estonce tomo el de las dos espadas la lauca
tornar, ca sí tornasse con el, que le vendría con que firíeran al cauallero, e sacóla del, e
ende muy gran mal. El de las dos espadas después dixo al rey: «Señor, yo me vo, y
le dixo: «Tornad, si no luego sereys en bata- encomiendome a vos; e bien os digo que
lla, e pesarme ya mucho, si Dios me ayude, nunca aure plazer hasta que vengue esta
carne parecedes hombre bueno; no os querría muerte y que acabe lo que el comeneo a
hazer enojo». «E ¿como? dixo el, ¿assi me buscar»; y entonce subió en el cauallo del
conuiene conbatir con vos si no tornare?» muerto, e tomo su escudo, e fuesse em pos
«Si, sin falta, dixo el de las dos espadas, e de la donzella, y el; rey quedo con el caua-
pésame mucho, mas a fazer me conuiene, ca llero muerto, tan espantado que no po-
lo prometí al rey». «Por buena fe, dixo el dia mas.
otro, mal me verna; en alguna manera con-
uerna dexar esta demanda en que entre, e
si la yo dexare ¿quien sera aquel que la CAP. CCXXXYIII. — Como Merlin dezia al
tomara?» «Yo, dixo el de las dos espadas, que rey que hiziesse enterrar al cauallero muerto.
nunca la dexare sino por muerte, si esto me
prometedes»; y estonce dixo el cauallero: Mas estando el rey assi mirando al caua-
«Yo me yre con vos, mas leuadme a saluo llero,
en vuestra guarda, assi que si me ende mal táronlevinieron sus ricos hombres, e pregun-
viniere, que la culpa sea vuestra»; y el de rey dixo que no sabia; aquel
quien matara cauallero. y el
y estando en esto ha-
las dos espadas dixo que assí lo quería. blando, vino Merlin, e dixo al rey: «rio te
espantes desta ventura, ca ayna auras mu-
chas más marauillosas. mas faz fazer aqui vn
CAP. CCXXXYII. — Como fue muerto el monimento rico e muy fermoso, e mete den-
cauallero que venia en guarda del de las tro al cauallero, e faz escrebir sobre el mo-
dos espadas. nimento: AQUÍ YAZE EL CATJAI/UERO DESCOCO-
croo; e sabed que aquel dia que sabrás su
Assi torno el cauallero de las dos espadas nombre, aura tan grande alegría en tu corte,
y el otro con el, e dixole; «Yd adelante, ca que ante ni después no la aura ay tan gran-
yo os seguiré»; e fueron assi fasta cerca de de, e ante no lo sabrás»; y el rey hizo todo
las tiendas del rey, quanto vna echadura de lo que Merlin dixo.
BALADRO DEL SABIO MERLIN 93
CAP. CCXXXIX.—De como el rey prometió su padre fue malo, e brauo, e de gran crue-
a la muger de Ebron el follón que haría za, no fue el fijo mejor, mas peor; y el rey
cauallero a Brius su hijo. Artur tornóse a Camaloc, e fallo ay al rey
Orian e Morgayna; e los de la corte eran
Pues dize el cuento que pues el rey Ar- muy desconortados porque no sabían del rey
tur tajo la cabeca a Ebron el follón porque ningunas nueuas, e muchos hombres buenos
el dixera de Morgayna su hermana, e cuy- lo fueron a buscar a muchas partes, mas
dando que se lo leuantara, e su muger de quando lo vieron venir, fueron muy conorta-
Ebron vino a el, e dixole: «Señor, ruegoos dos y alegres. Y el les contó como matara a
que la tierra que mi marido tenia de vos, Ebron el follón, e todos dixeron que bien era
que me la dexedes tener e que me defendays fecho del rey, e fizieronlo escreuir en el libro
con ella contra quien me quisiere fazer mal»; de las auenturas, que en aquel tiempo era
y el rey dixo: «Píazeme», e otorgoselo. «Se- comencado de nueuo, y los caualleros de la
ñor, dixo ella, muchas mercedes; mas aun Tabla Redonda auian puesto, por mandado de
os demando al»; e dixo el rey: «Dezid lo que Merlin, que metiessen en escrito todas las
quisierdes, que si es cosa que vos yo pueda auenturas e cauallerias que en aquel tiempo
dar, auerla heys». «Yo os pido, dixo ella, en auiniessen en la Gran Bretaña en tiempo del
galardón de todos los seruicios que vos yo rey Artur.
pudiere fazer, que vn fijo que yo he, bien
fermoso donzel, que me lo íagays cauallero CAP. CCXLI. — De como Bandemagus fue
ante que de aqui vayades, ca Dios vos dio tan preso en el castillo de su padre de Orian.
buena gracia, e tan gran bondad, ca me pa-
resee que no podria ser cauallero sino por Quenta la historia agora que Bandemagus
vuestra mano que todauia no fuesse bueno, e fue preso en el castillo del padre de Orian, y
por esto quiero que dedes a mi fijo la honra estuuo preso aquel dia que lo mato, e ningu-
de la eaualleria, ca su padre era atan buen no no miro por el, e la prisión en que estaua
cauallero, como vos sabedes, que no podría era vna cámara muy fermosa, e auia ay vna
el fijo errar en lo ser» .Y el rey dixo: «Bien donzella, hija del señor del castillo, que vuo
puede ser, e yo quiero fazer lo que me vos gran piedad de Bandemagus, porque veya
rogays». «Muchas mercedes, dixo ella, e que era mancebo y fermoso, y dixo que seria
agora emendastes ya quanto de la gran per- limosna quien tal cauallero pudiesse de peli-
dida que fezistes de mi marido»; y estonce gro librar. Y aquella donzella tenia la llaue
fizo la dueña venir a su fijo antel rey, que de la cámara donde Bandemagus estaua pre-
auia nombre Brius y era bien fermoso don- so, e tanto que vuo vagar de fablar con el,
zel, pero auia el gesto brauo como su padre. fue a el, e preguntóle quien era; y el le contó
Y el rey le pregunto: «¿Tu quieres ser caua- toda la fazienda, que no le menguo ende nada;
llero?» «Señor, dixo el, no ha cosa en todo y después dixo el: «E YO<, señora ¿quien soys
el mundo onde tan gran sabor aya». «Tu lo que me preguntas de mi fazienda?» Dixo
seras, por ruego de tu madre, dixo el rey, e ella: «Soy, señor, fija del señor deste castillo,
Dios quiera que sea en ti bien empleada la y el cauallero que vos rnatastes por defender
eaualleria». «Amen», dixo la madre. vuestra vida era mi hermano (l). Mas porque
yo se bien que lo rnatastes por defender vues-
tra vida, e no por vuestra voluntad, e por-
CAP. CCXL. — De como el rey Artur fizo que veo que so3^s niño, os tengo duelo; ca yo
cauallero a Brius sin piadad. se bien que oy o eras sera la vuestra muer-
Y aquella noche mando el rej^ al escudero te, ca mi padre y todos quantos ay vos desa-
tener vigilia en vna capilla que auia ay; e man. Catad agora lo que fareys». «Cierto,
otro dia fizólo el rey cauallero, e partióse señora, no se; en Dios pongo mi esperanca,
clende con su conpaña; y el cauallero nouel ca si Dios quiere que muera, no me puede
quedo con su madre, e tanto que el rey de ninguno guardar, e si Dios quiere que esca-
alli partió, hizo Brius vna promesa a su ma- pe, no me puede ninguno estoruar; assi van
dre, onde mucho pesar e daños vino a mu- las cosas del mundo, como Dios quiere».
chas dueñas e donzellas; y el prometió que «Assi Dios me vala, dixo la donzella, yo he
pues su padre perdió la cabeca por razón de duelo de vos e de vuestra muerte». Y el dixo:
Morgayna, que jamas nunca hallaría dueña
ni donzella a quien no fiziesse quanto mal (') Hay aquí lagunas que prueban lo corrompido
pucliesse el fazer; e esta promesa touo toda ¿leí texto del Baladro que poseemos, No se ha habla-
su vida, ca muchas buenas dueñas mato el se do de semejante batalla de Bandemagus, así como sólo
hizo antes una ligerísima referencia á la muerte de
después por sus manos, e las desonrro. Y si Ebrón el follón por el rey Artur.
94 LIBROS DE CABALLERÍAS
«Por Dios, señora, si de mi miierte tienes dixo: «Señor, el mejor consejo que se es este:
duelo, bien me lo podrías mostrar, ca se que Que corteys la cabeca, e la embieys al rey
me podeys sacar de aqui». "Y ella dixo: «Si Artur en présente, y que le enbieys dezir
yo os sacasse de aqui ¿como mé lo agradece- que por venganea de vuestro fijo, que Bande-
riacles?» «Por Dios, dixo el, como vos qui- magus mato, hazeys tal justicia de todos los
sierdes que yo hazer pueda a honra de mi, caualleros andantes que en vuestra tierra
lo al faria por ser libre, ca bien se que de vienen; y estas nueuas esjoantaran a los ca-
otra guisa no puedo yo escapar de aqui, por- ualleros andantes, que jamas no uerna nin-
que tocios me quieren mal, e Dios sabe que guno por aqui». El señor del castillo dixo:
de la muerte del cauallero me pesa como si «Esto tengo yo por bien, y esto quiero yo
fuesse mi hermano, ni yo lo matara si no lo hazer de todo en todo» .
ouiera de hazer, ca, si no lo matara, matara
el a mi».
CAP. CCXLIV.— Como la donzella libro .a
Bandemagus de la prisión a donde estaua.
CAP. CCXLII. — De como la donzella: pro-
metió a Bandemagus que le libraría. La donzella, quando esto ouo, vuo gran
pesar, e fue luego a Bandemagus, e contoselo
«Yo os librare, dixo ella, si me dieres vn todo, y el respondió espantado e dixo: «Se-
don». «Cierto, dixo el, si vos de aqui me li- ñora ¿que fare?, ca bien veo que soy muerto
brays, yo os daré lo que me pidierdes, si si vos de mi no aueys merced, e por Dios
fuere cosa que yo pueda e deua dar»; e ella pensad de me librar». «Si Dios me ayude,
dixo: «Sabed que no os pediré cosa sin ra- dixo ella, fazerlo he»; e después que la no-
zón». «Pues, dixo el, yo os lo prometo, como che vino, la donzella, que pensó mucho aquel
leal cauallero, que fare lo que me mandar- dia como libraría a Bandemagus, fue a la
des». «Y assi lo recibo, dixo ella, e quiero- cámara e abrióla, e tomo a Bandemagus por
TÓS librar, e deziros he como tanto que fue- la mano, e sacólo del castillo tan sesuda-
re noche sacaros he de aqui, y fare poner mente que no lo entendió ninguno, e lleuolo
dos cauallos cabe el castillo, e después que a vn árbol do tenia dos cauallos atados, e sus
vos fuerdes armado, caualgaremos vos e yo, armas, que no le menguo ende cosa, e dixo
e yremos a la carrera; e desque fuéremos a Bandemagus: «Agora vos armad ayna, e
fuera de la tierra de. mi padre, estonce os salgamos ayna de aqui, ca después que fue-
quiero pedir muchas gracias». Dixo el: «Si remos fuera de aqui de la tierra de mi padre,
assi lo fizierdes, yo seré para sienpre vues- no auremos miedo ninguno»; y el se armo lue-
tro cauallero». «E agora sed ende seguro, go, y ella le ayudo lo mejor que supo, e ca-
dixo ella, si Dios no me quiere estoruar» . ualgaron luego por el gran camino que falla-
ron, e anduuieron fasta media noche, e
CAP. CCXLIIL— Como fue dada sentencia paresee que dixo
Bandemagus a la donzella: «Agora me
podremos
contra Bandemagus que fuesse descabezado. fuera de la tierra de vuestrofolgar, que estamos
padre»; y ella
Acordáronse en esto ambos, e. Bandema- dixo: «Yo he miedo que mi padre venga e
gus fue conhortado mucho, y ella partióse del, que nos alcance, y si nos aleanca seriamos
e dixole que se esforcasse bien, e que se tra- en peligro de muerte, e quanto fasta aqui
bajasse mucho de lo librar; ca tanto se pagara hezimos seria perdido; e por esto tengo por
del, e tanto metiera en el su coracon, que lo bien que andemos quanto la noche durare.
amana a desmesura, e aquel dia se consejo Y quando fuere de dia, podremos fallar
el señor del castillo con sus vasallos que algún castillo do nos acojamos e do estemos
faria de aquel que matara a su fijo, que seguros». Y el dixo: «Vos dezis bien, e fagá-
queria tanto como a si, e que le dixessen moslo assi; pero esto dezía yo por vos, que '
que muerte le faria morir, «ca yo quiero, pensaua que erades cansada del camino»; e
dixo el, que los de la Tabla Redonda sepan comencaron de andar lo mas ayna que pudie-
la alta venganea que yo del tomare; assi que ron, e quando fue de dia, que el sol salia,
los que lo oyeren se castiguen por onde dixo Bandemagus a la donzella: «Amigay
anduuieren demandando auentura por el ¿sabéis donde vamos? que yo se nada desta
reyno de Londres como suelen. E quiero que tierra». «Si Dios me vala, ni hago yo, dixo
por este fecho se espanten los caualleros ella, ca nunca fuy aquí, mas tanto se bien,
andantes que andan demandando justas e ba- que auemos andado gran carrera, e que
tallas por la Gran Bretaña». E pues el este somos muy lexos del castillo de my padre».
consejo demando, leuantose vn cauallero, e «Bien lo creo», dixo el.
95
BALADEO DEL SABIO M E R L I N
auiamucho que " ^ ^ S ™
CAP. CCXLY. — Gomó Bandemagus e la o l l e r o s de casa de ioy A ur • E ^ ^
donxella llegaron cerca de la floresta de
poco ama W**»*™?^ T a b l a Redonda, e
Armantes. CTaU
r d i x ° e S n s S caualleros que era vno
que le dixeian b " & d l a T b l a Re-
• Estando ellos assi fablando, miraron a su
4 los buenos f J ^ l Z r Y elhevraí-
diestro, e vieron vna hermita muy antigua
que estaua cabe vnas matas sobre vna pena. taño d o n d a de X n ¿ a f v o s d re" no ha mucho
dixo: «Aun m a s v o , & leuaua
Bandemagus dixo: «Donzella, atendedme que passo por aquí Merlme i ,
aqui, e yre yo a aquella hermrta a saber
nueuas desta tierra do somos»; y ella dixo. consigo
e y u a s evna a l a ^ l o^ e £s U¿d e£A 5 * » ha^ holgar,
«Yd, mas venid luego». E Bandemagus
fue a la hermita. e hallo que era casa ele Estas e después ^ ^ \ ¿ ^ o n e n casa del rey
nueuas nos ^ ^ agsi e s
orden, e dixo a los frayles: «¿Ay aquí cerca aii
algún castillo o lugar do podíamos íolgar Artur». Di-o & ^ rraierelo v r a ver».
vo e vna donzella que viene comigo?» «JNo, r t ^ ^ ^ A ^ a la^donzella
dixeron ellos, mas a cinco leguas de aquí ay S r S u e y s hecho tanto por mi R .
otras casas de orden, pero si quereys aluer- deuo ser vuestro cauallero e assi ,
gar aqui con nosotros, nos vos faremos quanto
seruicio que podemos». «Mercedes», dixo el; ca librárteme *¡¿%*»¡¿ ^ ¿ tengo
es por vos Y esto vos a b 1 i d i e r d e s
y ellos assi hablando, vio Bandemagus enci- de dar vn don, qual yos m y ^
ma de vna peña vna. floresta muy espesa, v
esto podia ser a quatro leguas de ay, e dixo: yo7pueda S
dar»^ ° ^ £ 6 r e tiempo e
f ° ° P Bandemagus
«Agora dezidme, señores, ¿qual es aquella lugar»; e B ^ 2 m X : «¿Que os plaze se callo desto. E des-
que
floresta que veo acullá?» «Señor, dixeron pues dixo a la don/eiia. ^
N
ellos, es la floresta de Armantes, vna de las d
grandes florestas que ay en la Gran Bretaña, fagamos - ^ X t que t e a tiempo de pe-
e de las mas desuiadas, e que do fallan ios clare yo con v o t e s t a qu
d i r 0 S el don». «Todo ** ^ parte
hombres mas auenturas». «Por Dios, dixo el,
de la floresta de Armantes oy hartas vezea
fablar, mas agora dezidme como y n a yo^nias
derechamente contra la montana de ban-
guit». Y ellos dixeron: «De essa montana
no sabemos nos cosa, e nunca della oymos
fablar» . «¡Ay Dios! dixo el, y esto ¿que puede £ 3 - e ^ a e ^ ^ o
ser? ca yo pensaua que era ende cerca; e
agora- soy tan lueñe, que los honbres desta se acordaron-
tierra no saben della parte; agora no se que
haga». Estonce se torno a la donzella, e dixole nrvi.-VII —Como Bandemagus supo
estas nueuas. T ella dixo: «Pues nos somos CAP . C C X L V I I . ^ ^ M&rl ^
tan cerca de la floresta de Armantes, bien ^xAvnn missa. e despidie-
Y
anduuimos esta noche quatro jornadas»; y el ^ T n t r S Z . e anduuieron fasta
dixo: «¿Que os plaze que hagamos?» «Por ronse de d ia
^ J ^ f ¿ o r a a u i n o l e s que ha-
Dios, dixo ella, plazerme ya que folgasseinos medio n ; T f a ^ f " n cauallero que estaua
aqui, ca mucho soy cansada»; y el dixo. liaron so vn arooi vn escudo,
«Pues vayamos a aluerg'ar a aquella capilla, "durmiendo a n vn prado,• 3 t o n * s ^
e alli ha buen lugar do aluergan los caua- e su lan 5 a y su yelmo cabe s -
lleros andantes; e tomaremos consejo do si su cauallo a v n arbol ^ a d o ^ ^
vayamos eras». «Señor, dixo ella, mueno ^ ^ ^ S u e T S ^ d S deserto, e
dezis bien». char. ü i cauauwiu i velmo, e Ban-
ieuantose luego, y e n t o su 7 ^ ^
C a u a
demagus lexlixo: ; ^ ° e ' y m a S ¿Igad
CAP. CCXLVI. — De como Bandemagus por miedo de mi no .os armey
aluergo en la hermita e supo nueuas de en paz, que ^ / Q ^ s L el otro,
Merlin. tÍr C n
° n nuereyívos; nías verme a.mi arma-
Estonces se fueron a la hermita a aluergar puesq no ^ q7 ¡ ™ [Q m e tomeys desarma-
con el hormitaño, y el los rescibio m u y ^do». ° ' fstonc e se e X o el escudo al cuello e
Estonce bu f e atauiado,
bien, e toda aquel dia folgaron allí, que
6 cmallOT0 si os
estauan m u y cansados. E después queque
noche, pregunto Bandemagus al hermitano si S ^ '£&^ '
96 LIBROS DE CABALLERÍAS
pluguiesse, saber quien soys, e a quel lugar colgado vn escudo por el tiracol, e tenia
ys, e a que venistes a esta floresta tan solo», entallado vn león de plata, y en otro árbol
y Bandemagus dixo: «Pues vos mi fazienda estauan acostadas bien veynte lancas, e tanto
quereys saber, yo os diré vna parte. Sabed que el cauallo que estaua atado vio a los
que yo soy vn cauallero .de la corte del rey otros, comengo a relinchar, e no tardo mucho
Artur, pero no soy de los de la Tabla Re- que salió vn cauallero de ía tienda, armado
donda, e sali acá nueuamente por buscar de todas armas. E quando vio a Bandema-
auenturas; agora es assi que mi camino me gus, subió en su cauallo, e tomo su escudo e
traxo a esta floresta, no porque querría ve- langa, e fuesse parar en el camino. E quando
nir, mas por la auentura que aqui me truxo, la donzella esto vio, dixo: «Bandemagus, pa-
e pues assi auino, quería buscar a Merlin, resceme que en batalla soys, ¿que podeys ay
que me dixeron que era aqui, ca mucho he fazer?» «No vos vale, dixo Bandemagus, ca
gran necesidad de fablar con el». «Cierto, si yo me pudiere partir de la batalla, hazerlo
dixo el cauallero, agora ha vn ano o mas he, si no, conbatirme he. ca, por duda de vn
que esto aqui solo, e nunca de aqui sali ni cauallero, no haré yo sino lo que deuo».
puedo hallar lo que yo demando». «T ¿que
es lo que demandas?» Dixo el cauallero:
«Esto no es cosa que deuo encobrir de vos CAP. CCXLIX.—Gomo el cauallero dixo a
ni de otro. Yo ando buscando vn cauallero Bandemagus la ra%onpor que lo cometía.
que mato a mi padre a traycion, e si lo Y estando ellos assi fablando, dio vozes el
pudiesse fallar e no flziesse mi poder por lo cauallero de la tienda, diziendo: «Yos, caua-
vengar, yo no me deueria tener por caua- llero, ¿soys de casa del rey Artur?» «Si soy,
llero» . E dixo Bandemagus; «¿E como sabes dixo, sin falta; mas ¿por que lo preguntays
vos que es en esta floresta?» «Yo.lo se, dixo vos?» dixo Bandemagus. «Porque lo quiero
el, ca vilo muchas vezes». «Pues ¿por que saber, dixo el, y pues que soys de su casa,
no os eonbatistes con el?» dixo Bandemagus. quiero con vos justar». «¿E por que razón?»
«Mucho lo faria yo de grado si pudiesse, dixo Bandemagus. «Cierto, dixo el caua-
mas cada que lo hallo huyeme, e por mi llero, yo no he gran razón, mas auria sabor
mala ventura nunca tanto me llego a el que de quebrantar la soberuia de casa de vuestro
no escape». «Esso no es marauilla, dixo rey Artur, do ay mas que en todo el mundo».
Bandemagus, que muchas vezes suele acaes- «Y ¿que soberuia ay, dixo Bandemagus, o
cer». E assi se dexaron desta fabla, Bande- que orgullo?» E el cauallero dixo: «¿E do
magus dixo: «Dezidme si sabeys nueuas de podría auer mayor soberuia en el mundo
Merlin». «Cierto, dixo el cauallero, ha seys que en casa del rey Artur, pues que es de
dias que lo vi, e andaua con el vna donzella justa y de batalla contra la buena caualleria
muy ferinósa, e con otra conpaña grande». del mundo, e para este orgullo quebrantar,
«Si Dios me ayude, dixo Bandemagus, mu- sojuzgando muchos caualleros en esta tierra,
cho lo desseo ver». E dixo el cauallero: e jo soy vno dellos; e porque ellos andan
«Dios os lo dexe ver e a mi lo que ando bus- assi por el mundo, por ende flze yo armar
cando» . aqui esta tienda, porque si alguno de vos
por aqui viniesse, que no se partiesse sin
justa, e pues que vos por aqui venistes, en
CAP. CCXLVni.— Como Bandemagus hallo justa vendrás conmigo». E Bandemagus dixo:
otro cauallero en la tienda, que le desafio. «¿Puedo ay al fazer con vos?» «No, dixo el
Estonce se partió del cauallero Bandema- cauallero, sino tanto que si mas pudierdes
gus e su donzella, e anduuieron por el ca- que yo, yredes quito a buena ventura; si no,
mino de la floresta hasta hora de nona ('), e auer os hedes yr por otro camino, ca cierto
fueron muy cansados por el trabajo grande yo os defenderé este». E Bandemagus dixo:
que tomaron y por la gran calentura que «Cierto de la justa no he de sabor, ca tengo
fazia, e porque no comiera en todo el dia, e de yr a lueñe, mas pues assi es, comence-
miraron ante si, e vieron vn castillo pequeño mosla luego, e a quien ende Dios diere la
que estaua sobre vna peña, y era fuerte y honrra, que se la tome».
fermoso, e que estaua cerca del camino; e al
pie del castillo, en vn llano, estaua vna CAP. CCL.— Gomo el cauallero justo con
tienda muy fermosa armada. Mas no era Bandemagus, e de la batalla que ouieron.
grande, e cerca della estaua vn can alio atado
a vn árbol por la rienda, y en el árbol estaua Dexaronse estonce yr quento los cauallos
les podian leuar, e flrieronse en tal manera,
(•) Las tres de la tarde. que se derribaron de los cauallos, de tales
BALADRO DEL SABIO MERLIN 97
caydas que fueron, tan atord.id.os, que no CAP. CCLII.—Como Bandemagus e su don-
sabían si era noche ni dia; e assi se comenco zella fueron con el cauallero.
la justa de los caualleros; y el cauallero de
la tienda dexose yr a Bandemagus, e diole Y quando el cauallero esto oyó, miro a
la mayor ferida que pudo encima del yelmo; Bandemagus. e dixo: «Cauallero, vos soys
e Bandemagus le dio ayna el galardón, ca mas cortes que yo pensaua, e vuestra corte-
era muy rezio e ardid, por ser de su edad. sía me vale agora mucho, ca bien os digo que
E assi se comenco la justa de ambos que no yo auia agora lo peor de la justa. Y pues
se auergoncaron cosa, ante se mostraron que vos, por vuestra cortesía, me rogades lo que
eran mortales enemigos, e assi mantuuieron yo deuia a vos rogar, yo os lo agradezco
su justa braua y fuerte; e fue tan grande el quanto puedo, e yd a buena ventura». «Mu-
reteñir de las espadas sobre los yelmos e chas mercedes», dixo Bandemagus. Estonce
sobre los escudos, que lo oyeron los del cas- metió su espada en la vayna, e fue a buscar
tillo, e fueron alia por ver la justa, e mucbo su cauallo, y do quiso caualgar, vino el
lo mirauan de grado, porque nunca ay rie- cauallero a el e rogóle que le dixesse su nom-
ron sino otra, ca sin falta aquella sazón se bre, y el dixo: «Señor, yo he nonbre Bande-
comencaron las justas e las batallas de los magus», y el cauallero le dixo: «Seays bien
caualleros andantes, que duraron luengos venido, e mucho me plaze con vos, ca soys
tiempos, assi como la historia del santo Grrial mi primo cormano». E Bandemagus le dixo:
e otras historias muchas lo cuentan (l). Y este «E vos, ¿como aueys nonbre?» Y el caua-
Bandemagus fue de los primeros que las llero le dixo que auia nonbre Anchises de
auenturas e marauillas del reyno de Londres Magus; e tiro luego su yelmo, por su honra
comencaron, y esta vida mantuuo lo mas de e por lo abrazar e por le mostrar plazer; y
su tiempo. Anchises fizo otro tanto, e ouieron ambos
gran plazer, y Anchises dixo: «Bandemagus
amigo, ruegoos que quedes oy comigo e eras
CAP. CCLL— De como hizieron paz el ca- todo el dia». «Oy quedare con vos, dixo el,
ndilero e Bandemagus de la jusia que mas eras no puedo, ca tengo mucho de ha-
ouieron. zer» . Estonce entraron en la tienda, e a An-
Ambos los caualleros, assi como vos ya chises, por amor de Bandemagus, se le olui-
cuento, se conbatieron ante la tienda, e tanto daron las feridas, e ñzose desarmar e pensar
mantouieron el primer comienco, que fue- dellas, y el manjar fue luego fecho grande
ron tan cansados que no podieron mas y rico e comieron a muy gran sabor de si. Y
hazer, e queriendo o no ouieronse de hazer Bandemagas le contó como se partiera de la
afuera vno de otro, e assentaronse por fol- corte e como fuera preso, e como lo librara
gar, mas de tanto vino bien a Bandemagus, aquella donzella do era juzgado para que lue-
que no era ferido sino poco. Mas el cauallero go le cortassen la cabeca, e como viniera a
de la tienda auia dos grandes feridas, de que aquella floresta por buscar a Merlin; e An-
auia perdido mucha sangre, y esto lo fazia chises dixo: «No ha seys dias que passo por
auer gran miedo de recebir ay verguenca, e aqui, e fizele yo muy gran pesar». Y Bande-
después que folgaron ay ya quanto, Bandema- magus le dixo: «¿Como le podriades vos fazer
gus vio que el otro cauallero era muy feri- pesar?» «Yo os lo diré, dixo Anchises; el traya
do, ca vio toda la tierra en derredor del llena consigo vna muy hermosa donzella del lago,
de sangre, e dixo al cauallero: «Asaz nos y assi me lo dixeron después, y en su con-
conbatimos, e querría, si vos pluguiesse, que paña venían muchas dueñas e donzellas e
se partiesse nuestra justa, ca bien vees vos bien doze caualleros».
que hasta agora yo he lo mejor, e vos bien
vedes que por vuestra fuerca no me vedare- CAP. CCLIII.—Como el cauallero contó a
cles el camino, e si Dios me ayude, esto digo Bandemagus como cometiera la donzella
yo por vuestra pro, ca mejor seria que dexas- que llmaua Merlin.
sedes yr, que no que tornassemos a la justa,
e de oy mas yo e vos tomaremos daño; e por «Y quando yo vi la donzella, fize sem-
ende vos ruego que me dexes yr, e yo os per- blante de mostrar caualleria por le dar hon-
done todo mi mal talante, e quieroos hazer rra e prez; efue luego a ella e tómela por el
tanta honra: por auer con vos paz, otorgo freno, e dixele que la prendería por la cos-
que soys mejor cauallero que yo». tunbre que es en el reyno de Londres e que
los de la Tabla Redonda lo pusieran, e que
1
i ) Nótese esta referencia, que se repite en otroa la costunbre era tal que si la donzella fuesse
capítulos del Baladro. en guarda de algún cauallero o más, e otro
LIBROS DE CABALLEBIAS.—7
98 LÍBEOS DE CABALLERÍAS
cauallero la pudiesse conquerir, que la podia la donzella, ca vos fallareys mayor defensa
auer por razón, e por esto me meti en auen- en mi que pensays»; e assi se comenco el
tura contra los doze caualleros, mas no desamor entre ellos, y estonce fizieron assi
porque pensasse que me auiniesse tan bien afuera uno de otro, e dexaron los cauallos
como me auino; mas ñzelo por ganar honrra correr, e firieronse de los mejores golpes que
e loor e no por otra intención. T quando pudieron; mas Bandemagus fue herido, en
los doze caualleros esto vieron, salió vno guisa que no pudo estar mas en silla, e fue
ante los otros por me la defender, e assi co- tan mal trecho de la cay da, que estuuo ende
mencamos nuestras justas, e auinome tan como muerto, y el cauallero no atendió mas,
bien [que derribe] todos doze, ynos empos e fue a la donzella, e dixole: «Donzella. vos
de otros, e pues todos los vue derribados, soys mia por la costumbre desta tierra, pues
tome la donzella por el freno, e dixe que vuestro cauallero no os pudo defender»; e la
la leuaria comigo al castillo, pues la auia donzella comenco a llorar con cuyta, e no
conquistado, e Merlin salió contra mi e dixo sabia que hiziesse; y el cauallero le dixo:
sañudo: «Señor cauallero, dexad la donce- «Caualgad e venid comigo»; e la donzella
lla, ca la no podreys leuar»; e yo, que no comenco a temblar con miedo, y el cauallero
sauia de quien era, dixele que la leuaria, y le dixo otra vez: «Caualgad, donzella»; y
el me dixo otra vez que la dexasse, e yo ella dixo llorando: «¡No fue donzella tan as-
cálleme; e desque el vio que la Ueuaua fizo trosa como yo!» e los escuderos la tomaron
luego su encantamento, e parecióme que la por mandado de su señor, y pusiéronla en
donzella que leuara que se me tornara león, su palafrén, y ella comenco a llorar y a mal-
y era el mas brauo que nunca honbre vio, e dezir la hora en que nasciera; y el cauallero
quede tan espantado quando vi aquella ma- dixo: «¿Quien era aquel que os traya en
rauilla, que dexe luego la rienda e comencé guarda?» T ella respondió como pudo: «Se-
a fuyr por este campo quanto el cauallo me ñor, era vn cauallero de casa del rey Artur,
podia leuar, tan espantado que pense ser y es noble cauallero, y es sobrino del rey
muerto. T quando esto vio Merlin, tomo su Orian, e ha nombre Bandemagus». «Por
donzella e comenco a fuyr por su camino con Dios, dixo el, yo conozco bien a Bandema-
la donzella e su conpañera; y esto me auino gus, e si ante lo conociera no me conba-
con ellos». Y Bandemagus dixo: «Mucho os tiera con el; ca poco ha que sus parientes e
auino bien, en quanto os partistes tan sin amigos me ñzieron mucha honra, e mucho
pesar del». me pesa que lo derribe». Y quando la don-
zella esto oyó, confortóse ya quanto mas que
ante, y por saber si podia conocer al caua-
CAP. CCLIV.—Como Morloc derribo a Ban- llero, dixole: «Por Dios, dezidme como aueys
demagus 6 le tomo la donxella. nombre». Y el dixo: «Sabed que yo he non-
Assi estouieron fablando de Merlin e de bre Morloc de Irlanda».
otras cosas en solaz, e después que fue hora
de acostar, acostáronse y durmieron, e otro CAP. CCLY.—Como la donzella de Bande-
dia de mañana entraron Bandemagus e su magus fue muy cuytada desque supo que
donzella en el camino, e dixo que jamas no era en poder de Morloe.
quedaría de andar fasta que fallasse a Mer-
lin; y assi andouieronen pequeño passo basta La donzella, quando esto oyó, fue muy
hora de medio dia, e estonce fallaron vn ca- cuytada, que a duro se pudo tener en el pa-
uallero, armado de todas armas, que yua lafrén; e no era marauiÜa que fuesse mucho
muy apostadamente, assi que bien parescia espantada de Morloc de Irlanda, pero era
en su caualgar buen cauallero de armas, y el muy buen cauallero de armas a marauilla,
cauallo era grande e bien hecho; quando el no fue menos dulcado de dueñas e donzellas
vio la doníella, dixo que la queria, e llegóse que lo fue Brius sin piedad, aquel que les
a ella, e saluola, e no saluo a Bandemagus, e fizo tanto mal, como cuentan muchos libros
tomóla por el freno, e dixo: «Yo os leuare»; e historias, sino tanto que Brius las mataua
e Bandemagus dixo: «No lleuareys, ca yo la a todas con su manos, e Morloc embiaualas
defenderé si pudiere». «¿Como, dixo el ca- todas a Irlanda, e fazialas todas meter en vn
uallero, tan gran sabor vos aueys de com- castillo donde no podían salir después; y esto
batir comigo por defender esta donzella?» hazia el por su padre e por dos sus herma-
E Bandemagus dixo: «¿E como soys atan nos, que eran buenos caualleros, que fueran
loco cauallero que pensades que la tengo de muertos en vn torneo por juyzio de dueñas
dexar assi? Esto no deuria fazer el mas co- e donzellas que dieron en el reyno de Lon-
uarde cauallero del mundo; e agora dexad dres. E por este hecho fue en Londres diez
BALADRO DEL SABIO MERLIÍT 99
años, que [no] hazia otra vida sino tal. Assi CAP. COL VIL — Como los eaualleros de los
que todas.las dueñas e donzellas que podía tendejones rogaron a Morloe por la donze-
tomar, hazialas meter en prisión en Irlanda, lla, y el no quiso.
y esto le touieran por la mayor crueza del
mundo; y el era conpañero de la Tabla Re- La donzella. que esto oyó, porque enten-
donda, e flzieralo conpañero Merlin, porque diessen los eaualleros de las tiendas que ella
era buen cauallero, e sin falta en aquel yua presa en poder de Morloc, e que auerian
tiempo no auia tan buen cauallero en la Ta- della piedad, e que no sofririan que fuesse
bla Eedonda como el, e aun mas digo: que a presa, dixo al cauallero de la tienda: «¡Ay,
duro podria hombre hallar en todo el mundo. cauallero I ¡merced I yo soy vna donzella es-
Y sabed que de todas aquellas dueñas e don- traña, pobre y cuytada, e desconsejada, e
zellas que en prisión metía, nunca salia nin- menguada de amigos, e mis pecados me tra-
guna biua fasta que aquel tiempo que Tris- xeron a esta tierra, e agora me lleua este
tan el buen cauallero, hermoso e cortes, que cauallero presa, que me conquirio de otro
tantas cauallerias fizo por todo el mundo, con quien venia, e por vuestra merced dezid
que fue a Irlanda, e libro las que ende fallo aquellos eaualleros que ayan de mi piedad,
biuas; mas este cuento no dize nada del. e que me libren de la prisión de Morloc, que
es hombre de gran quexa contra mugeres,
CAP. CCLVI. — Como los eaualleros ambla- como todos sabeys». Y quando el cauallero
ron rogar a Morloc que fuesse albergar a esto oyó, dixo a Morloc: «Señor cauallero,
los tendejones. yo vos ruego, por vuestra cortesía e bondad,
que embieys esta donzella al señor del cas-
Y quando la donzella vio que era en po- tillo». E Morloc dixo: «Señor, sabed que la
der de Morloc, e que la leuaua, fue muy donzella no dexare en ninguna guisa, mien-
cuytada, mas Duorloc metió poco mientes en tra yo la pudiere defender». «Cierto, dixo el
ella, e anduuieron tanto que llegaron a vna cauallero, piega ha que no vi en cauallero
muy fermosa ribera, sobre que estaua vn mas poca cortesía que en vos ha, que por mi
castillo fuerte y fermoso en vna peña. Y ruego no queredes dar vna persona, mas aun
el castillo era grande, y fuerte, y rico, e por vuestra auentura la dariades, queriendo
auia nonbre Auelon, e cerca de la ribera o no». Y estonce se partieron, e la donzella
auia vn fermoso llano, y en aquel llano, se yua deteniendo lo mas que podia.
cerca los arboles, auia dos tiendas arma-
das, porque los del castillo e de la tierra en CAP. CCLVIIL— Como Morloc derribo seys
derredor, estauan allí ayuntados, que fazian eaualleros de los tendejones, y el fue herido.
honra e fiesta a su señor, que viniera nue-
uamente en casa del rey Artur que lo fiziera Y quando Morloc de Irlanda llego al rio,
entonces cauallero, e auia nombre aquel ca- e vio el agua tan fondo que no podia passar,
uallero Prosides, que fue después de grandes dixo a sus escuderos: «¿Que os parece, que
fechos de armas, e conpañero de la Tabla otra passada no hallamos? ¿que auremos
Eedonda; e Morloc, que venia por el camino aqui de quedar?» «Señor, dixeron ellos, ni
cerca de la ribera, e dize el cuento que Mor- por otra parte no podremos passar sino por
loc que se fue, e Bandemagus se leuanto la puente». Y estonce tomo vn escudo e su
luego, e caualgo en su cauallo, e yua em pos langa, ca bien veya cierto que sin batalla no
del quanto podia. E dixo que no leuaria assi se podia de allí partir, e fuesse por la ribera
la donzella quita si no la ganasse ante por el contra la puente, y no anduuo mucho que
espada. E Morloc, que yua delante, llego a vio vn cauallero salir del castillo, armado de
las tiendas quanto vn tiro de ballesta, tomo todas armas, e quando llego a Morloc dixo:
otro camino, e no quiso entrar entrellos, por- «Señor cauallero, yo os ruego, de parte de
que no le hiziessen ay quedar. E vn caua- los eaualleros de las tiendas, que a esta don-
llero, que lo vio desuiar, salió a el, e dixo: zella [que] leuays presa, que por amor cle-
«Señor cauallero, el señor deste castillo es llos, e por vuestra cortesía, que la solteys, e
nouel cauallero, e quantos con el son os em- la embieys do ella quisiere yr, e gradeceroslo
bian a rogar que vayades ver su fiesta, e gra- han, e si no lo quisiesedes hazer, sabed que
deceroslo han, e haredes cortesía», «Señor, no os partiredes de aqui sin vuestro daño».
dixo Morloc, dezid que se lo gradezco mucho, «Agora sabed, dixo Morloc, que no lo dexa-
y que de grado yria alia, mas que he tales re por vos ni por otro en quanto yo la pudie-
cosas de hazer lueñe, que no puedo este rue- re defender». Y el cauallero de las tiendas
go hazer; e salúdame a este cauallero e a los dixo: «Pues de oy mas en la batalla soys;
que están con el, e dezid que no les pese». agora os guardad de mi y de todos aquellos
100 LIBROS DE CABALLERÍAS
otros, oa todavía queremos que la donzella diessen allegar. E vno destos escuderos dixo
sea quita, pues a nos se encomienda». T es- que cerca de alli moraua vna su tía: «E si
tonce se dexo correr a el quanto el cauallo allí pudiesedes yr, farianvos mucho serui-
lo podia leuar, e Morloc a el otrosí, e finólo cio»; e Morloc dixo: «Pues vayamos alia, ca
tan reziamente, que.lo derribo del cauallo mucho me siento mal llagado, e se me va
en tierra muy gran cayda; e fizo contra el mucha sangre».
cauallero muy gran villanía, ca no se tuuo
por pagado del que lo derribo, e truxo el ca-
uallo sobre el dos veces, e truxolo tan mal, CAP. CCLX. — Como Bandemagus cobro su
que el cauallero esmoreció; e por esto fueron donzella, que la leuaua Morloc, e se fue
muy grandes las bozes e la buelta entre los con ella.
caballeros e las gentes de las tiendas, quan-
do vieron la braueza que Morloc fiziera al Asi hablando ellos, llego Bandemagus con
cauallero que derríbaua; armáronse diez ca- muy gran pesar de su donzella que le Mor-
ualleros, e dixeron que vengarían aquella loc lleuaua, con que el cuydaua ser alegre,
villanía si pudiessen, e fueronse derecho a ca el bien sabia que Morloc era aquel que la
el, e dixeronle: «Cierto, Morloc, bien parece lleuaua. e los escuderos dixeron a Morloc:
vuestra braueza y el mal talante que en vos «Yedes aqui el cauallero que hoy tomastes la
ha; dexad el cauallero, que asaz auedes he- donzella ¿agora que faredes, que en la bata-
cho gran villanía». Y quando Morloc esto lla soys?» «No vos temays, dixo Morloc, que
oyó, dexose yr a vno dellos, e firiolo en la yo me librare bien deste cauallero»; estonce
garganta, e dio con el en tierra gran cayda; llego Bandemagus, e dixo a Morloc: «Señor,
e fue a los otros, e derribo seys caualleros vos sabeys que yo traya esta donzella en mi
dellos, e tanto hizo de armas, que vno dellos guarda; por esto me cometistes e me derri-
lo llago en la garganta muy mal, assi que bastes; conuieneme sofrirlo, mas lo de la
no pudo fazer armas; e quando se vio tan donzella no puedo yo soffrir, no sofriria, e
mal llagado, fue a vno sus escuderos, e diole quierola tomar; ca vos sabedes bien que a
el escudo e la langa. Y quando los caualle- sin razón me la tomastes, pues me la quesis-
ros esto vieron, entendieron que no quería tes tomar a fuerga de armas, que, aunque
mas justar porque era llagado, e vno dellos me derribastes, no me vencistes, ca sin falta
dixo a Morloc: «¿Como, cauallero, no que- a tuerto la leuades, e quíerovos la yo to-
reys mas justar?» Y Morloc dixo: «¿Como, mar, e si la quisierdes defender, mucho me
no os parece que flze asaz en derribar seys plaze». E Morloc dixo: «Bandemagus, si vos
caualleros? Cierto no vinieran ay tantos que tomades esta donzella e me della forcades,
yo no los derribara, sino por este cauallero, a mi sera gran verguenga fecha, e no tarda-
que me llago tan mal, que jamas no pienso ra mucho e otra cosa vos diré. Sabed que
tomar armas»; y el cauallero [dixo]: «Pues ningún hombre no me deuia acometer se-
assi es ¿menester no es que quede aquí la yendo yo tan mal llagado como so»; e Ban-
donzella?» «No es cosa lo que dezides, dixo demagus dixo: «Yo no vos cometo, mas quie-
Morloc, ca de oy mas no la podeys auer, mas ro tomar esta donzella, que es mía, que me
yo soy tan mal herido que no puedo fazer vos leuais a gran tuerto; mas, si otra vez
mas de armas, e por razón vos nó me podeys me vencierdes, leuadmela». E Morloc dixo:
hazer fuerca, e si vos quereys conbatir co- «Bandemagus, yo suffro esta desonrra que
migo. todo el mundo os lo terna a mal si me hazedes»; e Bandemagus tomo la donze-
fuerga me flzierdes». lla, e Morloc dixo: «"Vos me desonrrades, e
mienbresevos, ca yo cuydo que seré ven-
gado do vos yo primeramente hallare, tanto
CAP. CCLIX.— Como Morloc se partió de los que yo sea sano».
caualleros^ e dixo que se sentía mal lla-
gado.
CAP. CCLXL—De como Bandemagus « su
Los caualleros, quando esto oyeron, en- donzella llegaron al valle donde posaua
tendieron que era derecho e razón lo que Merlin e su donzella.
Morloc dezia, e dixole que se fuesse con su
donzella; e quando Morloc se vio libre, dixo Dize el cuento que pues Bandemagus tomo
a sus escuderos: «Caualguemos adelante, e su donzella, que no respondió a Morloc a lo
busquemos do folguemos». E a esto llegaron que le dezia, ante se fue con la donzella por
a vna fuente, e después que passaron, hol- la montaña onde vinieron, que era muy es-
garon vn poco, e pregunto Morloc a sus es- pessa, e fue alegre porque la auia assi co-
cuderos si sabían ellos algún lugar do po- brado, e anduuieron esse día fasta bispe-
BALADBO DEL SABIO MERLIN 101
ras (*) sin comer e sin auer, e llegaron a vn quedare por fuerca ni por afán que no de
valle muy grande e fondo, y enojóse de an- cima a esta demanda, mientra fuere biuo e
dar, ca de la vna parte e de la otra era peña sano». «Plazeme», dixo ella. T después frié-
biua, y era todo enpedrado e lleno de pie- ronse luego ambos.
dras, y entraron en el, e vieron que auian
ay andado paciendo algunos cauallos, e yen-
do adelante vio de la otra parte dos chocas CAP. CCLXIII.— Del duelo grande que el
grandes e bien hechas de nueuo, e sabed cauallero de las dos espadas faxia por el
que aquellas chocas fueron de la conpaña de cauallero que murió en su guarda, e como
Merlin e de la dueña del lago que estouiera la señora de la fortaleza enbio por la don-
ay ante día, y entraran ay en vna cueua, e zella.
aquella cueua era ay en el valle, y esta donze-
11a del lago encerrara ay, en vn monumento Ninguna auentura en aquel dia que andu-
de marmol bermejo que ay estaua, a Mer- uieron ambos hallaron que de contar sea.
lin, e metióle dentro, de guisa que [por] sus E otro dia yua el cauallero de las dos espa-
encantamentos, que le el mostrara, que no das faziendo el mayor duelo del mundo, e
pudo dende salir hasta que morio, e porque aquella noche dormieron en casa de vn her-
esta ystoria no vos lo puede en otra manera mitaño, que se trabajaua mucho de lo conor-
hazer entender tan bien por esta guisa, por tar al cauallero, mas esto no lo podia el
ende vos la quiere fazer entender mas llana- hazer que el dexasse su duelo; e a la mañana
mente, e contarvos he todo el fecho de Mer- leuantaronse e fueron su camino, e tanto
lin e de la donzella del lago; enpero esto no anduuieron, que llegaron cerca de vn cas-
declara en el libro del sancto Gbtial, e assi tillo muy fuerte e muy bien labrado. E vino
no podría saber como la donzella del lago del castillo vn escudero a ellos, que dixo a
soterró biuo a Merlin en el comienco de los la donzella: «Donzella, la señora del castillo
amadores, y en que manera, e quierovos embia por vos, que quiere con vos fablar de
contar la verdad deste hecho, en qual mane- lo que vos sabedes». «De grado», dixo ella.
ra passo, e como Merlin murió, mas no agora, Estonce clixo al cauallero de las dos espadas:
porque torna a hablar del cauallero de las «Td vos e yo yre a hablar con aquella dueña,
dos espadas. e salirvos he a vna carrera, a vna cruz que
esta ay adelante que hallaredes, e si llegar-
des primero, atender vos he». «Plazeme», dixo
CAP. COLXII. — Agora dexa el euento aqui el cauallero, e luego se partió de so vno.
de hablar de Merlin e de la donzella del
lago, e habla del cauallero de las dos es-
padas. CAP. CCLXIY.—Gomo el cauallero que venia
de capa pregunto al cauallero de las dos
Dize la historia que quando el cauallero espadas por que hama tan gran duelo, y el
de las dos espadas se partió del rey Artur, no se lo quiso dezir.
caualgo con gran pesar quel auia, pesando
mucho e llorando, e anduuo tanto, que llego Assi se fue el cauallero por su parte, e la
a la donzella, e tanto que lo ella vido, dixole: donzella se fue suso a la montaña para el
«¡Ay, cauallero! mal feziste que desaste castillo, y el de las dos espadas, a la entrada
matar en vuestra guarda el mejor cauallero del monte, topo vn cauallero desarmado,
que nunca fue en el mundo; cierto, mal cam- fueras de espada, que venia de caca e traya
bio auemos por el, ni ya peor, ni bien nos sus galgos con que cacaua, e quando se topa-
verna por vos, que assi como era yo segura ron, saludáronse, y el cauallero desarmado
que el acabaría lo que comencara, bien assi vio al de las espadas hazer tal duelo; estando
lo so verdaderamente que vos no aureys quedo, dixo que se ternia por malo si no
poder de le dar cima, ante morireys como supiesse la razón del duelo que fazia, e dixo-
cauallero malo e couarde assi como a mi le: «¡Ay, cauallero señor! ruegovos, por Dios
semeja; ca mucho fuera mejor vuestra e por cortesía, que me digades por que haze-
muerte que no la suya»; y el cauallero ouo des tan gran duelo, ca me semeja que no es
gran pesar, que no supo que se dixesse, sin gran razón». «Ay por que lo haga, dixo el
fuera que dixo: «Donzella, como quier que cauallero de las dos espadas, ca so escarnido
auenga, la verguenca es mía, mas no veo para siempre, jamas nunca tan grande hon-
por la do pueda vengar, e ruegoos que vaya- rra ganare como es la desonrra que he rece-
naos en vno, que bien podeys saber que no bido, e por esto hago tan gran duelo». «¡Ay,
buen cauallero! dixo el otro, pues que la
(*) Hasta poaerse el sol. t desonrra es tamaña que la honrra no podría
102 LIBROS DE CABALLERÍAS
igualar,raegOYOSpor cortesía que me diga- fuerca, aunque no querades». «No se que me
des que desonrra es e como contecio, e pro- auerna, dixo el cauallero de las dos espadas,
metoYos como cauallero que de aqui ade- mas por fuerca no lo diré».
lante YOS seré conpañero en vengar vuestra
desonrra, de tal guisa que me de YOS no
partiré, si por muerte no fuere, a mi buen CAP. CCLXY.—De como el cauallero que
grado, fasta que esta desonrra sea vengada. venia de caca se fue armar e tomo al
E cierto mas querría morir que della ven- cauallero de las dos espadas, e dixo que
ganca no ouiessedes». Y el cauallero de las sabría del por que hazia aquel duelo.
dos espadas se marauillo de lo que aquel
cauallero prometía, ca nunca le auia el Estonce se fue el cauallero desarmado, e
fecho cosa por que esto lo prometiesse. Y el tanto anduuo que fue a vna su torre fuerte
no le quiso descobrir como le aquella mala e alta, que estaua en vn campo ancho, donde
ventura auiniera. Y el le dixo: «Cierto, esta tenia a su conpaña, e quando dentro entro,
es la cosa del mundo que vos yo no diria». «Si pidió sus armas presto, e dieronselas, e
diredes, dixo el cauallero, que yo vos lo rue- armóse ayna, e subió en su cauallo, e no
go por la cosa del mundo que vos mas amades ouo y tal que se le osasse preguntar donde
que me lo digades». «E por la fe que yo quería yr. e desque fue bien armado subió
deuo, dixo el cauallero de las dos espadas, en su cauallo, e tomo vna langa e vn escudo,
a la cosa del mundo que yo mas amo, que e defendió que no fuessen era pos del; e
vos lo no diré; cierto no soys tan cortes después fuesseem pos del cauallero, fasta
como yo cuydaua, que me preguntades lo que lo alcanco en vn prado, e tanto que lo
que me no plaze dezir»; y estonce el otro vido, diole bozes: «Don cauallero, agora
cauallero ouo tan gran pesar e fue tan sabré lo que os pregunte, o vos soys en la
sañudo, que cuydo perder el seso, e dixo: pelea». «¿E como? dixo el de las dos espa-
«Cierto yo ante querría morir que lo no das, ¿assi me conuiene pelear con vos o vos
saber»; y estonce lo prendió por el freno, e dezir de mi grado lo que no diria a hombre
dixole: «Yos sodes preso, e par Dios no del mundo?» «Assi es, dixo el otro; agora
me saldreys assi de la mano fasta que yo escoged qual quisierdes, que sin vna destas
sepa lo que os pregunto». Y estonce dixo el dos cosas no os podedes de mi partir». «Pues
cauallero de las dos espadas su duelo (l). E agora sabed, dixo el de las dos espadas, que
comencose de sonrreyr. E dixo: «¡Por DiosI vos lo no diré, ni a otro ninguno». «E pues
agora veo el mas sandio cauallero que nunca no ay al, dixo el cauallero, en la pelea soys»;
vi ni halle, que tan ligeramente me qui- e dixo el de las dos espadas: «Mas quiero
siesse prender»; y el otro cauallero le dixo yo la pelea que vos lo assi dezir».
todavía que era preso, e dixo: «Desta pri-
sión saldré yo muy ayna quando yo qui-
siere» , y estonce metió mano a su espada el CAP . CCLXYI. — Como el cauallero que
cauallero de las dos espadas, por prouar al venia de caca justo con él cauallero de las
otro, ca no porque auia voluntad de le ferir, dos espadas e fue derribado, e se quería
e dixole: «Cauallero, si no tirays dende la conbaür con el, y le dixo por que hazia el
mano,' yrvos mal dello, ca os ferire, e hazer- duelo.
me hedes fazer villania, porque soys des-
armado» ; e quando el otro esto vido, tiro la Luego, sin otra detenencia, se arredraron
mano, e dixo: «¿Que es esto, mal cauallero? el vno del otro, y metieron las lancas so los
que Dios os de mala ventura, mas de la que sobacos e pusieron los escudos ante los pe-
auedes, ¿cuydaysme matar o ferir assi des- chos, e dexaronse correr el vno contra el otro
armado?» «E si os firiesse, dixo el cauallero tan rezio, que era espanto, y el cauallero
de las dos espadas, esto no seria gran villa- quebró su langa en el de las dos espadas,
nia, ca vos soys el mas enojoso honbre que mas no lo pudo mouer de la silla, e dio con
nunca vi, que a fuerca quereys saber la el tal cayda en tierra, que por poco se no
hazienda de los bonbres»; y estonce dixo el quebró el pescueco y el braco de la cayda;
otro cauallero: «Nunca cosa dessee tanto mas el otro cauallero era muy biuo, e leuan-
saber como esta, pero pues que de grado no tose muy ayna, y metió mano a su espada
me la quereys dezir, aurelo de saber por como aquel que quería batalla, y el de las
dos espadas le dixo: «¿Como? señor cauallero,
(') Esto es una errata del texto, ó un olvido del ¿avn mas quereys?» «Si, dixo el otro, ca no
autor, porque el caballero de las dos espadas no le vos partireys assi de mi fasta que sepa lo que
cuenta ahora nada al curioso. Tal vez «dixo» esté por
ccdexo». os pregunte». «¿E como? dixo el de las dos
BALADRO BEL SABIO MEBLIN 103
espadas, ¿assi os quereys meter ea auentura el cauallero de las dos espados ge lo otorgo, e
de muerte por cosa en que no os va nada juráronse ambos que se manternian leal-
avnque lo sepades? Por buena fe, yo nunca ménte conpañia mientra fuessen de so vno ( l ).
TÍ tan gran locura»; y el otro cauallero dixo:
«Antes yo quería morir que lo no saber» ( l ). CAP. CCLXVm.— Gomo Merlin dixo al ca-
Entonces se comento el cauallero de las dos uallero de las dos espadas que partiría ayna
espadas a sonreyrse, e santiguóse de la ma- en eonpañia de ambos, e como auia non-
rauilla que ende ouo, e dixole: «Agora ca- bre el que matara al cauallero aniel r&y
ualgad, e yd comigo, e contarvos be mi mala Artur.
ventara, ca mas vos lo quiero dezir, que no
meterme en auentura de os matar, o vos a Mas estonce se fueron al camino anbos los
mi; ca vos tengo por buen cauallero e por caualleros, e no anduuieron mucho que ha-
hombre bueno»; y el se lo gradescio mucho, llaron a Merlin, que bien sabia quanto ellos
e subió en su oauallo; y el de las dos espadas dezian, e ándaua vestido de paños blancos
se lo contó assi como ya oystes, «e porque por ser desconocido, e tanto que llego a
fue assi muerto en mi guarda bago este due- ellos e saludos, y ellos a el, y el les dixo:
lo tal como vedes, que jamas mientra biua no «Esta conpañia que auedes eomencado no
seré alegre fasta que lo aya vengado, si pu- durara mucho assi como cuydades, ante sera
diere ser, que por afán que yo aya ni por mucho ayna partida». «E ¿que sabedes vos,
trabajo no me quedara». amigo?» dixo el cauallero de las dos espadas.
«Tanto vos digo, dixo Merlin, que assi sera,
e mas dende no sabredes por mi esta vez,
CAP. CCLXYII — Como el cauallero que ve- mas de vna cosa que vos mucho deseades
nia de caga prometió al cauallero de las vos quiero fazer cierto. Sabed que aquel que
dos espadas que le seria compañero en la ys vos buscar, que mato el cauallero delante
mesma demanda. de las tiendas del rey Artur, que ha nombre
G-aluan, y es hermano del rey Pelean de Lis-
«Agora vos conté la razón del mi duelo, cones». «E por Dios, dixo el cauallero de las
mas bien sabed que el cauallero no puede dos espadas, al rey Pelean de Liscones co-
ser vengado sino con el taracon de la lanea nozco yo bien, mas a G-aluan no conozco, e
con que fue ferido». «E pues ¿como vos pode- pues el nonbre le se, no puede ser que lo no
des vos vengar dixo el otro cauallero, quan- falle, si por buscar puede ser fallado». E dixo
do el taracon de la lanca no tenedes?». «Yo Merlin al cauallero de las dos espadas: «Yo
lo aure, dixo el cauallero de las dos espadas, vos consejo que dexedes esta demanda, ca
que vna donzella lo lleua». «Y ¿do es, dixo cierto, si la vos encimades, vos fareys vn
el otro cauallero, essa donzella, que no va golpe donde verna gran mal en el reyno de
aquí con vos?» «Ella se partió de mi a la en- Londres, e tan gran mala uentura, que nun-
trada dé la montaña, e mañana sera con nos ca tan grande vino por golpe que ouiessen
a vna cruz que esta acá en medio desta mon- fecho; e no ay aun mucho entre el rey Yer-
taña» . «E agora me dezid, dixo el cauallero, lan y el rey Lanbor, que auran por el golpe
¿como auedes de fallar aquel que vos esta des- de la langa vengadora, y esto no podeys des-
onrra fizo quando estonce no lo vistes ni lo pués auenir, ni otro de los que agora son,
conooistes?» «No se, dixo el, como lo he de ha- ante sera por ende echado en pobreza y en
llar, mas comencé esta demanda, e nunca la perdición y en destruymiento, e otros mu-
he de dexar fasta que le de yo cima a mi chos duraran tanto esta cuyta, fasta que ve-
honra o a mi desonrra». «E Nuestro Señor rán aquel que ha de dar cima a las auentu-
vos de ay consejo, dixo el cauallero; assi Dios ras de la Gran Bretaña, e vos mesmo que
me salue, estraña cosa auedes ay eomencado fareys, y esta mala ventura aura de uenir;
e de gran afán, e pues me dexistes la ver- que querades o no, moriredes por gran mala
dad, quiero ser vuestro compañero en esta ventura». «E cierto, dixo a Merlin el caua-
demanda, é fizo promessa a Dios, e a sancta llero de las dos espadas, si yo cuydase morir
María, e a toda caualleria, que mientra biua la mas vil muerte que nunca murió hombre,
nunca me quite desta demanda, fasta que no dexara de seguir esta demanda a todo mi
aya cima, o por mi, o por vos, o por otre; e
ruego vos, por vuestro buen talante e por (*) Esta compañía ó hermandad de armas, tan fre-
Vuestra cortesía, que me lleueys con vos»; y cuente en los libros de caballerías, tiene sus preceden-
tes en la fraternidad escandinava y en el comitatus
germánico, de que habla Tácito (Cf, nuestro artículo;
(*) XA verdad es que la curiosidad del de los galgos Gérmenes del feudalismo en España, en la Revista,
no puede ser más estupenda. Contemporánea de 15 septiembre de 1898).
104 LIBROS DE CABALLERÍAS
poder, e darla he cima, avnque sea por mi e contole quanto le acaesciera, assi del vn
muerte o mi vida; e si toda la mala ventura cauallero como del otro, e avn dixo que le
del mundo me ouiesse de venir, no dexaria faria conorte si viesse aquel que los assi ma-
yo de vengar aquel que fue muerto en mi taua, «mas pareceme que lo no puedo ver, e
guarda». «E agora sabed, dixo Merlin, que desto me desconorto muy mas». Estonce
lo vengareys, mas después querriades ser dixo el hermitaño: «Tales son las auenturas
muerto ante que no biuo»; e luego se partie- del mundo, que vnas son buenas e otras son
ron ambos caualleros de Merlin, y entraron malas; mas destos dos no me marauillo que
en su camino, e Merlin se fue em pos dellos assi son muertos, pero no me parecedes
alexado, como aquel que quería uer como hombre que assi se deuia doler de cosa que
le auenia. le auiniesse, mas conortarse y esforearse el
coracon y el ardimento, ca no deue honbre
CAP. OCLXIX.— Gomo mataron al cauallero de gran coracon, por mal que le venga, des-
compañero del cauallero de las dos espadas, conortarse ni fazer tal duelo como vos faze-
e no vieron quien lo mato^ y del duelo que des». Tanto dixo el hermitaño al cauallero,
con el hazian. que se conorto, e fizólo entrar en su casa y
desarmar; y después torno al cauallero e sa-
Tanto anduuieron de so vno, que llegaron cóle la lanoa del cuerpo, y desque le ouo
a vn hermita, e auia vn cementerio, e por fecho vn conplimiento de la yglesia, sote-
medio de aquel cementerio yua el cauallero rrólo armado assi como estaua. E sabed que
de las dos espadas delante, cuydando mucho costumbre era en aquel tienpo, que quando
en lo que Merlin dixera, mas el no cuydaua soterrauan algún cauallero, que lo soterra-
que era Merlin, e quando fue en medio del uan armado como estaua, e desque lo sote-
cementerio, el cauallero que yua em pos rraron pusieron sobre el vna gran piedra en
del dio vna boz muy dolorida como de honbre lugar de monumento; e todo aquel dia estuuo
mal llagado, e dixo: «¡ Ay cauallero! ¡muerto el cauallero de las dos espadas con el hermi-
so, e muerto me han porque tanto anduue taño que lo castigaua e lo consolaua, mas
en vuestra conpañia!» Y el cauallero de las tanto que otro dia el sol fue salido, el hermi-
dos espadas, quando esto oyó, fue muy espan- taño canto su missa al cauallero de las dos
tado, e torno la cabeca, e vidolo estar en espadas, e armóse, e subió en su cauallo, e
tierra, pero no cuydo que era muerto, e dicio fue ver el lugar do su conpañero yazia, que
luego e fue a el, e fallólo llagado de vna no lo podia oluidar; e quando allego el her-
langa por el cuerpo muy rezio, e la langa mitaño, miro la piedra e vieron letras escrip-
estaua en el entera, e tiróle el yelmo, e fa- ias en la cabecera, y el cauallero de las dos
llólo ya muerto, e cato si ueria a quien lo espadas pregunto al hermitaño: «¿Que os
mato e no vido ninguno, e fue muy mara- parece desto?» «Paresceme, dixo el honbre
uillado, e dixo: «¡Ay Dios! [que mala ventura, bueno, que de quantas letras aqui ay, que
que no puedo uer aquel que tamaña dessonra no auia aqui anoche ninguna». «Por Dios,
me faze!» y estonce comenco su duelo muy dixo el cauallero, no». «Agora sabed, dixo
mayor que no de ante, e dixo que era el mas el hermitaño, que esta es vna de las auentu-
mal auenturado cauallero y el mas catiuo ras estrañas, mas catemos que quiere dezir,
que ninguno de quantos traxeron armas, e ca sin falta no es esto sin gran señal»; y
que veya bien que la ventura le era mas estonce comenco el hombre bueno a leer las
auiesa que a otro ninguno. letras, e dezian: E N ESTE CAMINO VENGABA
GRALTTAN AL BEY LOC, E TAJABA LA CABECA. AL
BEY PELINOB; EN LOS PBIMEBOS DIEZ AÑOS
CAP. LCLXX.—Gomo el hermitaño conforto AQUEL BEY BECEBIBA OBDEN DE CAITALLEBIA.
al cauallero de las dos espadas,, e le dezia E assi dezian las letras como os digo. E quan-
que no kixiesse tanto duelo. do el cauallero de las dos espadas esto oyó
Pues estando haziendo su duelo, vino el que assi dezian, dixo: «¡Ay Dios, que daño
hermitaño que moraua en aquella hermita, si assi viene como ay dizel» E dixo al hermi-
e quando le vio tal duelo fazer comencolo de taño: «Señor, ¿sabedes vos quien es el rey
castigar, e dixole que no era aquello para Pelinor?» «No», dixo el hermitaño. E dixole
hombre bueno ni para otro fazer tal duelo, y el: «Señor, sabed quel es agora el mejor
demás a cauallero, si no fuesse por sus cauallero del mundo, e vino de los mejores
pecados; por esto deuia honbre llorar, e no honbres, porque deue ahora honbre maldezir
por al; e dixo el cauallero: «¡Ay señor! si yo la ventura que lo assi juzgo a morir por tal
lloro hago muy gran derecho, ca me veo el hombre, que al mi saber nunca el valdrá la
mas malauenturado cauallero del mundo»; meytad de lo que agora este uale; e cierto
BALADRO DEL SABIO MERLIN 105
si yo a esto no fuesse que agora vo, yo estor- muro e buenas cauas en todo enderredor; e
uaria esta muerte a mi poder, que ante como el cauallero yua delante e la donzella
querría matar en esta sazón a Graluan, que detras mas de dos astas de langa, e tanto que
matar después aquel cauallero de que verna el cauallero entro dentro, los que suso esta-
avn mayor daño que no de Graluan haría uan sobre las puertas, dexaron caer vna
agora. puerta echadiza, assi que el cauallero quedo
dentro e la donzella tuera no supo que fazer,
CAP. CCLXXI.— Como el escudero hablo ca no podia el salir ni la donzella entrar si
con el hermitaño e con el cauallero de las los de dentro no quisiessen; y estando cuy-
dos espadas de parte de Merlin. dando que podría hazer, oyó que la donzella
daua bozes, e dezia: «¡Ay, buen cauallero
Hablando estonce en esto, hevos vn escu- de las dos espadas, acórreme, que muerta
dero do vino muy ayna a ellos de parte de so, que sabed que es aqui la donzella del
Merlin, e saludos, e dixoles: «Merlin vos mundo que peor me quiere, e quiéreme fazer
embia dezir que el esoriuio estas letras de cortar la cabeoa sin merecimiento; e.si vn
noche, e no vos marauilleys de lo que dizen, poco tardades, muerta seré yo!»; e quando
ca todo assi verna como esta escrito». «E el esto oyó, no supo que fiziesse, e quisiera
cierto, dixo el cauallero de las dos espadas, ser muerto, ca no veya como de alli saliesse
cierto es gran mal, ca menos perderia lum- si no saltasse del muro ayusso, e si ella assi
bre en la muerte de Graluan que no en la- fuesse muerta, veniendo en su compañía,
muerte del rey Pelinor». «E no faran, dixo que el nunca auria honrra, y estonce dicio
el escudero, ca Merlin me dixo que vos del cauallo, e subió suso, e fallo la puerta de
dixesse que mejor cauallero sera Graluan, la torre abierta, y entro dentro, e hallo ay
quando allegare a la su derecha edad, que fasta doze villanos que guardauan la puerta,
no el rey Pelinor; e por esto no deuedes mas y estauan aquella hora todos desarmados, y
querer la muerte del vno que la del otro». el metió luego la mano a la espada e dixo
E tanto que el escudero esto dixo, partióse que muertos, eran si corriendo no le abrían
dellos, y el cauallero de las dos espadas, la puerta; e quando ellos lo vieron armado
desque lo no vido, despidióse del hermitaño, e la espada en la mano, ouieron muy gran
e rogóle que rogasse a Dios por el. Y el her- pauor, e fueronse los vnos a la vna parte e
mitaño dixo que lo faria, e finco en el los otros a la otra, e el fue a las ñniestras
cementerio, y el cauallero de las dos espa- de la torre por ver que auia la donzella, e
das entro en la montaña, e quando llego a vido cerca della estar vna donzella e dos
encruzijada, fallo a la donzella que llegara caualleros, e dezianle los caualleros: «Si vos
ya, e decendio del palafrén por folgar ay; no hazedes lo que vos dixeremos, muerta
ella le dixo: «Cauallero, mas tardastes que sodes, ca luego agora vos tajaremos la cabe-
yo; ¿hallastes alguna cosa por que vos detu- oa, que sabed que nunca donzella aqui vino
uistes e deuiessedes ser destoruado?» «Si, que lo no haga»; y ella, que se vido en tal
dixo el, e me auino después que me parti de cuyta, pregunto que que era lo que querían.
vos vna auentura donde he muy gran pesar»; «Bien vos lo diremos, dixeron ellos, si pro-
e después eontoselo todo, e quando esto oyó, metedes que lo haredes, e sabed que no es
sospiro e dixo: «¡Ay, mezquina, que en tal vuestra desonrra»; y ella, que no cuydaua
guisa fue mi amigo muerto, el mas cortes y auer acorro de ninguno, prometiogelo, y el
el mejor cauallero que ya sera en el mundo!; cauallero de las dos espadas vido que la
y estas auenturas son las peores e las mas tenían en gran cuyta, e ouo gran pesar
astrosas del mundo, por que los hombres bue- sobejo, en que vido que no podría yr a do
nos assi mueren». «E sobid, dixo el, en ella estaua si no saltasse de la torre.
vuestro palafrén, que no auedes por que tar-
dar». Estonce subió ella, e anduuieron por
la montaña fasta ora de bisperas. CAP. CCLXXni.—De como el cauallero de
las dos espadas salto del muro e fue a soco-
rrer a su donzella.
CAP, CCLXXIT.— Como la donzella prome-
tió a la donzella e a los dos caualleros que Dixo estonces el cauallero: «Mas querría
faria todo lo que ellos mandassen. la muerte que la no socorrer». E santiguóse
apriessa, y encomendóse a nuestro señor
Y a hora de bisperas llegaron a vn casti- Dios, e colgóse con las manos de la torre, e
llo, que estaua en vn valle muy fermoso e dexose caer abaxo; y el fue tan bien auen-
muy abundoso de muchas cosas, y el caua- turado, que se no fizo matar; e leuantose e
llero yua delante, y era cercado de buen fue a do la donzella estaua, e puso mano a
106 LIBROS DE CABALLERÍAS
la espada e dixo a los caualleros: «En mal e mucho nos trabajamos como guareciesse,
punto fezistes esto», y ellos, que vieron el mas no podemos ay fallar consejo, saluo que
salto que el eauallero hiziera, maquilláron- nos dixo vn honbre bueno viejo: Yo Vos
se, e dexaron la donzella, y el tomóla por la enseñare como guarescera: si vos pudierdes
mano, e dixole: «Amiga, ¿por que dauades auer vna escudilla llena de sangre de don-
bozes?» T ella diso: «Porque me querían zella virgen en fecho y en voluntad, fija de
matar si no otorgasse que hiziesse la cos- rey e de rey na, e vntardes con la sangre a
tumbre del castillo, por pleyto que mi des- vuestra señora, luego sera sana; ca assi nos
onrra [no] fuesse». «Mucho me pesa, dixo el, enseño el hombre bueno, e por guarecerla
por que lo prometistes, ca he miedo que nos juramos luego que jamas no vernia por aqui
digan que lo hagades; agora no se que me donzella que esta escudilla no hinchesse de
haga de cauallo, ca dexo el mió dentro en el la su sangre e porque vos esforcedes assi
castillo». como otras han fecho», Y estonce respondió
la donzella: «Cierto es mala costumbre e
villanía, mas pues que otras donzellas lo
CAP. CGLXXIV. — Como sailieron los dos ca- ñzieron, yo lo fare, e cuydo que por ende es
ualleros del castillo, e dieron el cauallo al llegada la mi muerte, que no ay donzella en
eauallero de las dos espadas, e dixeron a el mundo tan rezia que esta escudilla per-
la donxella qite hinchesse la escudilla de diera de sangre que no muera luego». Y el
sangre. eauallero de las dos espadas le dixo: «Don-
zella, ruegoos que lo no fagades, que no
Hablando con la donzella, oyó abrir el podreys escapar sin muerte, e si vos murier-
castillo, e salieron dos caualleros armados, e des no tendré yo quien guie para acabar lo
trayan su cauallo, e dierohgelo, e dixeronle: que comencé, e no le puedo yo dar cabo sin
«Tomad vuestro cauallo, ca no queremos vuestro consejo»; e la donzella le dixo: «Cier-
cosa de lo vuestro»; y el fue mucho alegre, to, mi coracoñ me dize que no moriré, e
e tomólo, e dixeron los caualleros a la don- quierolo ende fazer». Y el eauallero de las
zella: «Quitadvos de lo que prometistes, ca dos espadas fue ende sañudo, mas no la pudo
si lo no flzierdes, seredes desleal y perjura». dende estoruar.
«Cierto, dixo ella, de grado lo fare si es cosa
que pueda hazer»; y estonce dixeron ambos:
«Donzella, vos aued.es de hinchir esta escu- CAP. CCLXXVI.—De como las seys donze-
dilla de vuestra sangre, ca tal es la costum- llas sacaron la escudilla llena de sangre a
bre deste castillo; y en otra guisa no se la doncella que andaua don el eauallero de
puede yr de aqui donzella que por aquí las dos espadas.
passe, e si lo hizierdes del vuestro buen
talante, gradecervoslo han; e si no, hazerlo Estonce Uéuaron al eauallero e a la don-
hedes aunque os pese, ca de otra manera no zella para el castillo, e desque fueron en el
se puede de aqui partir donzella estraña». E palacio desarmaron al eauallero, pero no
quando esto oyó la donzella, fue mucho es- quisiera ay quedar; mas ella le rogo tanto,
pantada, e dixo: «Yo querría de grado saber, que lo hizo quedar por uer que podría ser
antes que me metiesse en tal auentura de della. Y estonce vinieron seys donzellas que
muerte, por qual razón queredes tanta de dixeron a la donzella: «Desuiad los bracos e
mi sangre, ca si por alguna se puede della sacarvos hemos quanto deuemos de sangre»;
tomar, mucho me plaze, e si no [no] ay cosa y ella lo fizo, y ellas tomaron vna lanceta e
por que lo no prouasse, ca veo ay mi muer- firieronla con ella en anbos los bracos, e
te» . «Yo vos lo diré, dixo la otra donzella, sacáronla quanta sangre quisieron, e la don-
e cuydo que lo haredes mas de grado». zella amortecióse, e lleuaronla a vna cámara
donde holgase, e aquella noche fue muy cuy-
tada e el eauallero de las dos espadas por la
CAP. CCLXXY.-^-Gomo dixeron a la donze- donzella, que auia gran miedo de sumuerte,
lla que andana con el eauallero de las dos e si muríesse, que no auria por do diesse
espadas, que le auiem de sacar vna escudi- cima a lo que buscaua, ca no sabia donde
lla de sangre, que tal era la costumbre del fuesse a buscar aquel eauallero que matara
castillo. a los otros que yuan en su guarda; e supiera
el tanto de la fazienda de aquel eauallero
«Sabed por verdad que la señora deste que auia el poder de se encobrir quando
castillo enfermo poco tiempo ha de vna en- querría, assi que lo no podian uer quando
fermedad muy mala e lixosa como de gafe- caualgaua, e mas ésto no podia el hazer sino
dad, y en tal cuyta biue, que es marauüla, I quando estaña armado.
BALADRO DEL SABIO MEELIN 107
CAP. CCLXXVII. — Como el cauallero de CAP. CCLXXIX.—Como el cauallero de las
las dos espadas fue ver su donzella e la dos espadas e su donzella aluergo con vn
sangre della. infancon viejo que le dixo a do fallaría el
cauallero que matara al otro cauallero ante
Mucho pensó aquella noche el cauallero de las tiendas del rey Artur1 e como fue con
las dos espadas en la donzella, ca mucho el por atter de su sangre para guarescer a
auia miedo, de su muerte. E quando vino la su fijo que lo auia llagado.
mañana, ante que fuesse oyr missa ni se
armasse, fue do estaua la donzella e pregun- Y vn dia les auino que llegaron a la en-
tóle como le yua, y ella le dixo que no sen- trada de vna floresta a casa de vn infancon,
tia ningún mal, gracias a Dios; mas luego muy buen hombre, que los rescibio muy
que caualgaron, le dixo: «Dezid, la señora bien, y ellos seyendo a la mesa, oyó el ca-
deste castillo, ¿es guarida?» «Cierto, dixo uallero en vna cámara boz de honbre que
ella, no he miedo ay mas, e ya no plega a auia gran cuyta e gran duelo, e duro aquel
Dios que emiende ni guaresca, mas que mala duelo en quanto estouieron comiendo, e mas
•ventura aya, y esto sera gran bien, ca nunca después de comer; dixo el cauallero de las
por guarimiento de dueña fue puesta tan dos espadas al huésped: «Señor, preguntar-
mala costumbre, ca mas de mil donzellas vos querría vna cosa, si vos no pesasse, que
pueden por ende morir». «|Ay, donzella, queria saber quien es aquel que faze aquel
dixo el, no (*) por que de tardar, e pensemos duelo en aquella cámara» «Sabed, dixo el,
como caualguemos», «ya agora fuésemos fue- que aquel es mi hijo, que es muy cuytado
ra, dixo ella, que nunca fue en lugar que de vna llaga que le hizieron, e no sabe quien
me tanto enojasse»; estonce se fue el caua- ge la dio, empero que era ya ora de medio
llero armar, e los otros le dixeron: «¿Como dia, e no auia ay árbol ni pared que le qui-
vos va? e ¿como vos yredes de aqui ante tasse vista, e no se que pudo esto ser, o si es
que oyades missa?» «Si, cliso el cauallero, encantamento». Y el cauallero de las dos
que tanto me enojo este castillo, que me pesa espadas dixo al huésped: «Esto no es encan-
porque y entre»; y luego caualgaron el e la tamento, antes es vn cauallero que ha tal
donzella, mas la donzella yua muy flaca e poder que ninguno no lo puede ver mientra
muy cansada a marauilla de la sangre que estuuiere armado y el quisiere; mas mucho
perdiera, e partiéronse assi del castillo e hizo a mi peor que a vuestro ñjo, que me
acomendaron el castillo e a quantos en el mato a vn cauallero que andaua en mi guar-
morauan a los diablos todos del infierno. da, do me pesa mas que a vuestro fijo»; y es-
tonce lo contó todo como fuera, assi del vn
CAP. CCLXXVIII. — Como el cauallero de cauallero como del otro que tomo por com-
las dos espadas partió del castillo con su pañero por lo yr a buscar, como lo matara
donzella. otrosi. «E sabed que aquel que lo mato ha
nonbre Grarlan, y es hermano del rey Pelean
Pues assi conpro la donzella la costumbre de Lisconis». É quando esto oyó el huésped,
del castillo, que no murió, e vinole ende me- santiguóse y dixo: «Bien lo creo, que bien
jor que no a otras que después ay vinieron, conozco aquel Gurlan, e no ay vn año que
que todas fueron ay muertas, e duro después me dixo vna palabra, porque yo se bien que
aquella astrosa costumbre muy luengo tiem- me llago mi hijo, e assi vino que fuemos a
po, que nunca la señora del castillo pudo vn torneo e derribelo yo dos vezes aquel dia
guarecer hasta que la preciada donzella, her- ante todos. E quando el vido que era honbre
mana de Perceual de Gralaz, cunplio la auen- mas alto que no yo e que no se podia ven-
tura de aquel castillo, que de su sangre gar, dixome que me faria pesar del mejor
fue la dueña vntada e garescio luego, assi amigo que yo tenia ante que passasse vn
como la historia lo mostrara en la gran De- año. E semejame que lo tuuo muy bien lo
manda del sánelo Qrial. Y el cauallero de que me prometió, que me ferio mi fijo a
las dos espadas caualgo tanto e la donzella muerte, que era el honbre del mundo que yo
con el, e anduuieron quatro dias que no mas queria». «¡Ay Dios! dixo [el] cauallero
fallaron auentura que de contar sea, y en de las dos espadas, ¿como lo podria yo fallar?
tal guisa anduuieron tanto, fasta que se alon- que no ay honbre en el mundo que yo mas
garon mucho de Camaloc, assi que ellos mu- quisiesse ver». «Cierto, dixo el huésped, yo
daron lenguaje, tanto que los no eñtendian os lo enseñare»; y el dixo que no lo dexaria
ni punto por alli por do yuan». de buscar por cosa que ouiesse, ni por tra-
bajo que el tomasse. «Agora os digo, dixo el
(') El texto no ofrece sentido en este lugar. Quizá huésped, como lo podreys fallar. Sabed que
deba leerse «no hay».
108 LIBROS DE CABALLERÍAS
el rey Pelean de Lisconis terna muy gran eónpaña de caualleros, como si todos los del
corte este domingo en ocho días en el casti- reyno de Londres ay fuessen assonados. Y
llo del palacio peligroso, e seruira ay Garlan, tanto que lo vieron entrar armado, salieron
e muchos otros honbres buenos de muchos los del palacio a el, e recibiéronlo muy bien,
reynos serán ay en aquella fiesta. E si vos e fizieronlo dezir, e leuaronlo a vna cámara,
podeys ay llegar aquel dia, se que lo falla- e. desarmáronlo, e truxeronle ricos paños
reys». Y quando el caballero de las dos es- que se vestiesse, e leuaronlo al palacio, y
padas esto oyó, fue muy ledo, e dixo: «|Ay assentaronlo con los otros caualleros, mas
huésped, bendito sea Dios que aqui me apor- nunca pudieron con el que deciñesse su es-
to! E por esto que me dezis, podre dar cima pada, e dixo que era la costunbre de su
a lo que busco, si nunca cima proue de fa- tierra, que ningún cauallero comiesse en es-
zer». Y estonce dixo la donzella al huésped: traño lugar que deciñesse su espada; e dixo,
«¿Pensays vos que vuestro hijo puede sanar?» si no le quisieren sufrir la costumbre de su
«Cierto, dixo el, no se, ca muy mal es fe- tierra, que ante se tornaría para donde vi-
rido, pero vn honbre bueno viejo, que al- niera; y por esto se lo sufrieron.
bergo comigo, me dixo que guarecería, pero
no fasta que la ferida fuesse vntada con la
sangre del cauallero que la ferio; y yo le CAP. CCLXXXI.—Como el cauallero de las
pregunte que quien le enseñara aquello que dos espadas pregunto al otro cauallero quien
el dezia, y dixo que: Merlin, el sesudo adeui- era Garlan.
nador, me mando que vos lo dixesse, que no
podria guarecer en otra guisa». Y estonce Grande fue la eaualleria que el rey Pe-
respondió el cauallero de las dos espadas, e lean vuo allegada en su corte. E quando fue
dixo: «Huésped, si vuestro hijo ha de gua- hora de yantar, las mesas fueron puestas, e
recer por sangre de aquel, sabed que el sera todos fueron assentados a ellas, sino los que
guarido si vos quisierdes yr comigo o enbiar; auian de seruir; e la costumbre de la corte
e si auiniere que lo pueda auer, nunca era tal, que cada vno comiesse con su amiga:
sangre fue tan fuertemente esparzida como y el cauallero de las dos espadas pregunto a
la suya sera do quier que yo le falle, aun- vn cauallero que era cabe el a su diestro:
que luego yo supiesse morir>; y el huésped «Dezidme ¿qual es Garlan?» Y el gelo mos-
dixo: «Yo os prometo que yo vaya con vos, tró, e dixo: «¿Uees aquel gran cauallero ru-
que no ha cosa que tanto désseo como salud bio, de aquellos cabellos amarillos? Aquel es
de mi fijo, y aun os prometo que os guie que anda siruiendo el mismo, y es el mas
ay derechamente» ; y el ge lo agradeció marauilloso cauallero del mundo». «¿E de
mucho. que es marauilloso?» dixo el cauallero de las
dos espadas, assi como el no lo supiesse. Mas
esto preguntaua el por; saber la verdad. Dixo
CAP. CCLXXX,.—Como el cauallero de las el otro cauallero: «Quando auiene que esta
dos espadas llego a la corte del rey Pelean. armado, ninguno no lo puede ver en quanto
el quisiere». «Por Dios, dixo el cauallero de
Y aquella noche fue muy vicioso el caua- las dos espadas, marauillas me dezis, e no
llero de, las dos espadas, e bien albergado; creo que es verdad». «Assi es verdadera-
e fue muy alegre de las nueuas que oyó, e mente» , dixo el cauallero. «Agora me dezid,
tanto que fue de dia oyó missa en vna ca- dixo el cauallero de las dos espadas, si el
pilla pequeña que ay estaua, e después ar- vos fiziesse tal tuerto por que muerte me-
móse y caualgo, e acogióse a su camino, e la reciesse ¿como os vengariades del? Pues que
donzella e su huésped con el. Y assi ándu- el fuesse armado, perderlo yades, y no os po-
uieron toda aquella semana, sin fallar auen- driades del vengar». «Por Dios, dixo el otro,
tura que de contar sea. Y tanto anduuieron, matarlo ya do quier que le fallasse, si quier
que llegaron al castillo del rey Pelean, donde fuesse armado o desarmado». «E no, dixo el,
el tenia su corte; y entraron ay a hora de ca no le podrías fallar sino desarmado, y el
prima, y la corte era fecha en tal manera, desarmado, e vos en el mano metiessedes,
que ningún cauallero podía entrar si no tru- todo el mundo os le temía a villanía, e a vos
xere su muger consigo o su amiga; y el ca- por mal cauallero, y en alguna manera se
uallero de las dos espadas entro dentro con deue honbre vengar del»; «mas de mi os
su dueña; y el huésped no entro porque no digo lo que haría, ca en otra guisa no puede
traya dueña ní donzella; e mucho le peso a honbre hazello» „
su conpañero; e tanto que el cauallero de
las dos espadas entro, fallo dentro tan gran
BALADRO DEL SABIO MERLIN 109
CAP. CCLXXXn. — Como Garlan dio vha CAP. CCLXXXIIL—Como el cauallero de las
palmada al cauallero de las dos espadas y dos espadas firio al rey Pelean con la lan$a
el lo mato ante el rey su hermano e ante vengadora, e de las marauülas que por
quantos estauan. aquel golpe vinieron.
Estonces comenco el cauallero de las dos Estonce fue el ruydo grande por la corte
espadas a peasar, e después que pensó vna vnos con otros, e dauan bozes, e dezian:
gran pieca, e miro a Garlan, e vuo dende «¡Tomaldo!»; y el rey fue fuera de su seso,
gran pesar, e dixo entre si que si le esca- porque perdía su hermano e lo matara de-
passe aquella vez, no lo pensaría jamas auer, lante del, e dio bozes, e dixo: «Prendeldo,
e si lo matasse ante el rey en tan grande e guarda no lo mateys!» T el cauallero de
asonada de eaualleros, no veya como el pu- las dos espadas respondió: «Rey, no man-
diesse escapar que no fiziessen del piecas, deys a essos que me tomen, mas venid vos
aunque fuesse el mejor cauallero de armas a tomarme, que bien lo podedes fazer, ca yo
que los seys mejores eaualleros del mundo, os tengo por vno de los mejores honores del
y desto no sabia el consejo que tomasse; y mundo». Y el rey era por cierto vno de los
estas dos cosas le hazian desacordar mucho, mejores honbres del mundo, e tan antiguo
e auer tan gran cuy dado, que no comia ni de días, que no sabían en aquel tiempo en
beuia, y estuuo assi fasta que todos los man- toda la Gran Bretaña ningún principe que
jares fueron dados, assi que bien podia en- tanto amado fuesse de Dios Nuestro Señor,
tender qualquier que ay le assentasse por ' e fue lleno de saña e de mal talante por la
parte de comer, que el que estaua pensando; muerte de su hermano e por las palabras
en esto comedio paro bien mientes Garlan el del cauallero; e dixo que verdaderamente lo
rubio, que seruia a las mesas, e tuuolo por vengaría si pudiesse; y estonce salió de la
gran abiltamiento, que bien pensó que lo fa- mesa e dixo a todos los otros: «Guardadlo
zia por algún despecho, e llego a el, e diole bien, que ninguno de vosotros no meta mano
vn gran golpe en la faz que se le paro ber- en el cauallero, que yo le pienso dar cima a
meja, e dixole: «Leuantad la cabeca y comed este fecho». Estonce tomo vn gran palo que
como los otros, que el mayordomo lo manda, estaua en medio del palacio, e aleólo, e fue
e mala ventura aya quien os fizo sentar a contra el cauallero de las dos espadas, que
mesa de honbre bueno, pues no fazeys al sino tenia su espada sacada, mas no era aquella
pensara. E quando el cauallero de las dos la que deciñera a la donzella, que essa
espadas vido que assi le firiera, ouo gran dexaua el en la cámara do se vestiera, que
pesar, que perdió el e toda mesura, e dixo: no le quisieron consentir que con dos espa-
«Garlan, no es este el primer pesar que me das estuuiesse a la mesa; e quando el caua-
fezistes»; y Garlan dixo: «Véngate si pu- llero vido venir contra si el palo aleado,
dieres» . «Si fare, dixo el cauallero de las dos endereco la espada, y el rey le dio a tra-
espadas, mas ayna que tu osaras pensar». E uiesso, e diole en la espada vn tan gran
metió mano a la espada, e dixo: «Garlan, golpe, que la quebró, assi que la cuchilla
vees aqui el cauallero al que tu feziste la con el arias cayo en tierra, e finco al caua-
desonrra quando le mataste el cauallero que llero la mangana en el puño. E quando el
se metió en su guarda ante las tiendas del cauallero de las dos espadas vido esta auen-
rey Artur, e jamas a honbre del mundo no tura, fue muy espantado, y fuesse a vna
faras desonra, ni mataras a traycion a caua- cámara por ver si hallaría ay alguna arma
llero ninguno»; y estonce le fino por medio con que se defendiesse, mas no fallo ay cosa,
de la cabeca con su espada, que lo hendió y estonce fue mas espantado, ca vio que el
hasta los dientes. E dio bozes a su hués- rey lo seguía todavía con su palo en la
ped, e dixo: «Agora podeys tomar de la san- mano, e fuesse a vna cámara e no fallo que
gre de Garlan, e guareceredes a vuestro cosa fuera, tanto que vido bien que las cama-
hijo»; después dixo a la donzella: «Dadme ras eran las mas fermosas e ricas que nunca
el taracon de la lanca con que el cauallero auia visto; e miro por todo e vido otra cámara
ha de ser vengado que fue con ella ferido»; abierta, y entro dentro, pensando de ay
y ella ge lo dio, que lo traya consigo; y el lo fallar alguna cosa con que se defendiesse, y
tomo e salió de la mesa, e ferio con el a el rey, que lo seguía muy ayna, quando
Garlan, que estaua en tierra, tan rezio, que quiso entrar oyó vna boz que le dixo: «Por
le passo ambos los costados, e dixo, tan re- tu mal ay entraras, que no eres tal que
zio que todos lo oyeron: «ÍTo me ay cale que deuas entrar en tan alto lugar santo», y
quier que de mi sea, pues que tam bien aca- entendió bien la boz, mas no dexo de entrar;
be lo que demandaua». e vido la cámara tan hermosa e rica, que no
110 LIBROS DE CABALLERÍAS
pensó que en el mundo no pudiesse auer su entrar en el palacio, ni entraran ay, si no
par; e la cámara era muy grande y qua- fuera por Merlin, que vino al castillo por
drada, de muy buen olor, assi como si todas ver el gran duelo e la gran cuyta que vuie-
las buenas especies del mundo ay fuessen, ron todos, los pobres e ricos; y el bien sabia
y en medio de aquella cámara auia vna que sin gran marauilla no podia ser dado el
gran mesa e de plata por razón, puesta en golpe de la langa vengadora. E quando
quatro pies de plata; e sobre aquella mesa entro en el castillo, fallólos todos muy mal-
auia vn gran bacin de oro, e dentro en aquel trechos, e tan desconhortados, que no podian
bacin estaua vna lanca derecha, la punta valer el padre al fijo, ni el fijo al padre, de
ayuso, y quien arriba la mirasse, maraui- aquellos que mas sanos eran; e no auia ay
llarse ya, ea no estaua fincada, ni acostada, ninguno tan osado que osasse entrar en el
ni assentada a ninguna parte. Y el cauallero palacio, ca bien pensaua que todos los del
de las dos espadas vido la lanca, mas no la palacio eran muertos. E quando Merlin fue
miro bien, e el fue por la tomar, e dixole entre ellos, pregunto que fazian los de la
vna boz: «¡No la tomes, peccador!», mas no cámara del alcacar. T ellos dixeron: «Señor,
dexo de tomarla por esso con anbas manos, no lo sabemos nos ninguna cosa, que no osa-
e firio con ella a Pelean, que contra el venia, mos entrar dentro, porque tenemos por
tan rezio, que le passo anbas las cuxas, y aquella cámara del alcacar nos vino este
el rey se sintió mal ferido, cayo en tierra; mal». «jAy Dios, dixo Merlin, vos soys la
y el cauallero torno la langa do la tomara, e peor gente y mas couarde que nunca vi,
tan ayna como la puso se tuno como antes. que no osays yr a la cámara por ver como
E quando todo esto vuo fecho, touose que se va a vuestro señor el rey Pellean, si es
vengaría muy bien, e quiso tornar al pala- muerto o biuo, e yd en pos de mi, e yo yre
cio muy tosté, mas ante que se pudiesse delante, e vereys como le va»; y ellos dixe-
comencar a tornar, comenoaron a tremer ron: «Nos y remos en pos de vos».
todas las cámaras, y el palacio, e los muros
todos del castillo, y de se leuantar tan fiera-
mente como si se quisiessen caer, e. los que CAP . C CLXXXIV. — Gomo Merlin fizo sacar
en el palacio estauan fueron muy espanta- de la cámara do estaua la lanca vengadora
dos de aquella marauilla. Y no ouo ay tal al rey Pellean e al cauallero de las dos es-
que se pudiesse tener, ante eomenoaron a padas.
caer los vnos de la vna parte y los otros de Estonce fue Merlin e los del alcagar a la
otra, assi como si fuessen muertos, porque cámara, e a la entrada hallaron al portero
vieron el palacio tremer assi. pensaron que muerto, e a otras gentes muertas, que mata-
el mundo se quería perecer, y que todos ra vna pieca de las almenas del alcagar que
muriessen ay luego; y estonces les dixo vna cayera sobre ellos, e Merlin dixo: «Estos po-
boz gruessa, assi como si fuesse de cuerpo: dedes soterrar, que son muertos» . E Merlin
«AGORA COMTENCAN LAS A U E N i U R A S DEL REYNO se fue al palacio', e fallo ay de caualleros,
AUENTURADO, QUE JAMAS NUNCA FALLECERÁ, dueñas, donzellas, escuderos e seruientes,
FASTA QUE SEA CARAMENTE CONPRADO EL FECHO bien dozientos muertos, que del miedo, que
DE AQUEL QUE LA SANTA LANCA TOMO CON SUS de piedras, que de maderos que cayeron so-
MANOS LIXOSAS E VILES, CON QUE LLAGO AL bre ellos; e los otros estauan amortescidos',
MEJOR H0NBRE DE LOS PRINCIPES, Y E L GRAN que bien pensauan que aquella mala ventura
MAESTRO TOMARA DENDE VENGANZA, ASSI QUE que nunca quedasse; e Merlin fizo leuantar
LACEKERAN POR ENDE DE LOS QUE LO MERES- a los que eran biuos, e confortólos mucho, e
CISREN (*)»; esta boz fue oyda por todo el dixoles que no ouiessen pauor, que ya que-
castillo, e fueron todos tan espantados, que dada era aquella mala ventura. Y estonce se
los del palacio e los del castillo se amorte- leuantaron los que se pudieron leuantar, e
cieron todos. E áiae la verdadera historia los otros leuaronlos a la villa por sanarlos.
que estuuieron a muerte dos dias e dos E Merlin se fue de cámara en cámara hasta
noches, e bien murieron de los del palacio que llego a la puerta de la cámara do la
la mitad, tanto ouíeron gran pauor, e los sancta langa estaua y el santo vaso que lla-
otros del castillo fueron muchos feridos e man el santo Grrial, e finco los ynojos luego,
muertos, e otros que no ouieron ningún mal; e dixo a los otros que cabe el estauan: «¡Ay
mas sin falta no fue tan osado en toda la Diosl ¡como fizo vil ardimiento el pecador
villa que en los primeros dos dias osasse mal auenturado, que con estas manos lixosas,
e vntadas de lixo, e de pongoña, e de luxu-
ria, tomo tan alto fuste y tan precioso como
(») Aquí se anuncia ya la demanda, del Sancto
Grial, este, y es llagado tan sancto hombre © tan
BALADRO DEL SABIO MERLIN 111
alto como lo es el rey Pelean e lo era!; ¡ay llegaron al palacio, vieron los muertos e los
Dios! ¡como sera tan caramente conprada maltrechos. E dixole Merlin: «Todo este mal
esta gran locura y este gran yerro, e como lo has hecho tu»; e dixo el cauallero: «No pue-
compraran caramente muchos que no lo me- de ser que yo no aya mala andanca por esso».
recen, e quanta cuyta e trabajo sofriran den- «Yerdad es», dixo Merlin; y estonce fueron
de los buenos caualleros e los buenos honbres a la cámara do lo desarmaron, e armóse de
del rey no de Londres, e quantas marauillas todas sus armas, fueras de la vna espada,
e auenturas peligrosas yernan dende por este que se quebró como oystes. T desque salió
doloroso zelo!» Esto dixo Merlin llorando de del castillo con Merlin, le dixo: «Yos ¿per-
sus ojos muy de coracon, e después que vuo distes vuestro cauallo?» «Si, dixo el, e con-
fecha su oración, leuantose, e dixo a los que uiene que me vaya a pie, según como me se-
estauan cabe si: «¡Ay Dios, ay Dios! ¿ay meja», «lío yreys, dixo Merlin, mas aten-
aqui ningún clérigo de missa?» «Si, dixeron ded» ; e entro en el castillo, e tomo vn caua-
ellos, aqui es vn monje blanco»; e Merlin lo llo muy bueno, e dioselo, e Merlin le dixo:
llamo, e dixo: «Señor, si soys de Jesu Chris- «¿Sabeys por que vos hago este bien? Cierto
to, reuestidvos y entrad en esta cámara, do no por vos, mas por amor del rey Artur,
ninguno no deue entrar, tanto es santo lugar, cuyo cauallero vos soys. Yo soy Merlin, dixo,
si no traxere las armas de Jesu Christo». T el adeuinador aquel donde fablan; no se si
el hombre bueno, que entendió lo que Merlin lo creystes o si oystes ende fablar»; estonce
le dezia, y fizo lo que le mando. E después se humillo mucho contra Merlin, e dixo:
que fue vestido de las armas de Jesu Christo, «Señor, no os conocia, e bien puede ser que
como para cantar missa, dixole Merlin: «Se- vos viesse algunas vezes, mas sabed que to-
ñor, agora podeys entrar en el sancto lugar, davia seré vuestro cauallero donde quier que
y entrad dentro; e sacad vn cauallero que ay yo sea». «Bien se, dixo Merlin, lo que vos
fallareys, e al rey Pelean, e sacaldos fuera por mi faredes si yo os lo rogare, mas yd con
assi como pudierdes».' Y luego fizo como Mer- Dios, que os guie e vos guarde do quier que
lin le mando, y entro dentro, e saco al caua- vos vayades», y estonce se partieron, e Mer-
llero, que avn estaua amortecido, e diolo a lin se torno al castillo, y el cauallero se fue
Merlin, e Merlin lo llamo por su derecho por su cabo fuera de la villa, e fallo su hués-
nombre, e dixole: «Baalin, leuantate»; y el ped muerto de vna almena que cayo sobrel,
recordó quando oyó nonbrar su nonbre, e y estonce ouo mayor pesar que ante, que
abrió los ojos, e dixo: «¡Ay Dios! ¿donde es- mas conocia su yerro desde entonce que ante
toy?» «Tu estas, dixo Merlin, cabe el rey Pe- no fazia, e después que lo miro vna pieca
lean, a quien tu feziste tuerto, assi que todos tornóse al camino; assi como yua por la ca-
los honbres del mundo que te conoscieron te rrera, hallaua los arboles quebrantados, e las
desamaran». T el no respondió a cosa nin- yeruas e los panes destruydos, e todas las
guna que le dixera, ca mucho se temiera de cosas assi gastadas, como si pedrisco ouiesse
lo que Merlin le dixera, mas preguntóle corrido por todo. E sin duda assi fue, que ya
como podia ay salir, pues auia fecho su ye- fiziera en muchos lugares, mas no en todos,
rro; e dixo Merlin: «Yen em pos de mi hasta e hallo por medio de las villas muchos caua-
que te saque de aqui; ca si te conociessen lleros e mercaderes muertos, e por las carre-
no ha cosa que te guaresciesse de muerte». ras labradores ¿que os diré? assi hallaua el
«E de la donzella que yo comigo traya ¿sa- reyno de Lisconis destruydo, que después
beys vos nueuas?» «Si, dixo el, alia la po- fue nombrado el reyno de la tierra foraña e
deys ver muerta en aquel palacio, e tanto de la tierra yerma, porque tornara toda la
gano en la vuestra guarda». tierra assi gastada y estregada; e assi como
passaua por las uillas, assi lo llamauan: «;Ay
cauallero! ¡tu nos metistes en pobreza e nos
CAP. CCLXXXV. — Gomo el cauallero de hechaste en confusión, donde nunca saldre-
las dos espadas se partió del castillo do fe- mos a nuestro pesar, e Dios os eche en lugar
rio al rey Pelean, e ewno Imitara la tierra donde seays confundido e destruydo de ma-
por do yua destruyda. las armas, que tu nos feziste tanto de mal,
El cauallero, quando esto oyó, ouo gran quanto el mundo no lo podría ygualar ni nos
pesar, que bien sabia que el dezia verdad, e no nos podríamos de ti vengar!; mas Dios
dixo que lo sacasse fuera de ay, que no tenia nos de ende venganca el, que es gran uen-
ay que hazer, pues la donzella era muerta. gador, que te de mala ventura, donde todos
«Cierto, dixo Merlin, yo te sacare aunque seamos ledos». E assi lo maldezian por todos
no me lo rogasses, que tan ayna no querria los lugares donde yua. E auian dende tan
yo tu muerte»; e lleuolo de ay, e, quando gran pesar, que mucho quisiera que corrisco
112 LIBROS DE CABALLERÍAS
lo flriesse assi que lo matasse, que ya tanto maldita sea la hora en que venistes»; y es-
conocía su mal, que nunca cuydaua estar en tonce eomenco el cauallero a pensar tan es-
el estado que estaua ante. E assi anduuo el trañamente como de ante. E quando el caua-
cauallero d.e las dos espadas cinco dias, que llero de las dos espadas esto vido, hizose
no fallo tierra que no fuesse gastada e des- afuera, ca mucho le pesara por que le fabla-
truyda. T el no osaua ya estar en villa nin- ra, porque mucho le fizo gran enojo; esto
guna, mas ante albergaua cada día en yer- veya bien; y estando quedo, por ver que
mo, e por los montes. E cada vno de los her- cima auria de su pensar, en que auia gran
mitaños que lo recibían, dezian: «No vos aco- sabor, e assi atendió fasta hora de nona, que
geríamos si no fuesse por amor de Dios y por nunca el otro dexo de su pesar. E quando
honrra de la caualleria, ca no por vos, que fue hora de nona, dio vn sospiro mayor que
nos hecliastes sin merecimiento en pobreca ante, e dixo: «¡Ay señora! muerto me aue-
y en cuyta, donde nunca saldremos por vos»; des, que tanto tardays, e no me vereys si
e quando los honbres buenos esto dezian, no muerto no». Y pues que esto dixo, callóse;
sabia lo que les responder, ca bien conoscia y estonce conoció el cauallero de las dos es-
que le dezian verdad, e auia dende muy gran padas que todo el su pesar era en dueña o
pesar. E assi andaua a muy grandes jorna- en donzella, e pesóle mucho, e dixo que
das, ca mucho desseaua de salir de aquella atendería fasta la noche por ver si veria
tierra donde tanto mal obrara; e quando Dios aquello por que el cauallero tenia tan gran
quiso, dende sacollo, e llego a la hermosa cuyta.
tierra, folgo ay nueue dias, y anduuo por ay
tanto, sin auentura hallar que de contar sea.
CAP. CCLXXXVII. —.Como el cauallero de
las dos-espadas no dexo al cauallero que se
CAP. CCLXXXVI. — De como el cauallero matasse, y el le prometió que le entregaría
de, las dos espadas fallo al pie de vna torre a aquella por quien tanto pmsaua.
vn cauallero quepensaua mucho, e lo saino.
Después de hora de bisperas, dixo el caua-
A los diez dias le auino que la ventura lo llero: «¡Ay señora! morir me faran vuestras
metió en vna montaña grande e muy espessa promessas falsas, e agora no puedo mas aten-
de arboles, e tanto anduuo por vn sendero der»; y luego tiro la espada de la vayna, e
que yua por la montaña, que entro en vn dixo: «Señora, vos me distes la muerte
valle, do auia vna torre; e quando fue cerca quando me distes esta espada, que yo me
la torre, vido vn gran cauallo preso a vn ár- matare luego con ella, ca no puedo mas so-
bol, y estuuo quedo por ver cuyo era, ca frir esta gran cuyta en que soy por vos no-
bien pensó que no era sin señor; e pues que che y día». Y quando el cauallero de las dos
miro al rededor de si, e vido al pie de vna espadas esto vido, leuantose de so vn árbol
torre vn cauallero grande e muy fermoso, e donde estaua, después que vido que no auia
bien hecho de cuerpo, mas que el mejor mas que tardar, ca bien vio que se mataría
nunca viera, y estaua sentado en la yerua, si la espada no; le tirasse de la mano, e fue
e pensando tanto que no podia mas. Y el luego a el, e trauole el puño del espada, e
cauallero de las dos espadas, en que lo vido dixole: «¡Ay, señor cauallero, aued duelo e
assi pensar, estuuo quedo, por ver que po- verguenca de vos, que vos quereys vuestro
dría ser, o si estaría mucho en aquel pensar; cuerpo destruyr, e perder vuestra alma!» Y
e a cabo de vna gran pieca, dio el cauallero el le miro, como hombre que auia gran pe-
vn gran sospiro, diziendo: «¡Ay Dios, mucho sar porque no fiziera lo que pensaua, assi
se me tarda mí alegría!»; y estonce pensó el que bien quisiera ser muerto, e dixole: «Si
cauallero de las dos espadas que si aquel ca- espada no me dexades de vuestro buen ta-
uallero tan luengamente pensasse, y que no lante, yo vos la tomare a vuestro mal grado,
viniesse lo que el atendia, e pues assi esta- y matare a vos primero, e después a mi. E
ua, que le podría algún mal venir, que el assi sera el daño mayor que desseo. Empero
diablo se allega a los que están solos, que no yo os ruego que me la dexedes». «Ya os la
a otros; y estonce se llego, e dixo al caualle- daré, dixo el cauallero de las dos espadas,
ro muy manso: «Dios os salue, cauallero». por pleyto que me digays, ante que mas
Y el cauallero acordó, e fue muy sañudo hagays, quien soys e quien es aquella que
porque lo tiro de su pensar, e respondió con tanto amays, e yo os prometo como caualle-
gran saña, e dixo: «Huyd de aqui, don caua- ro, que, si me lo descobris, nunca dormiré
llero^ que me matastes, porque me tirastes fasta que yo os entregue de agüella por quien
de mi pensar, que nunca ay pienso tornar tan gran duelo tienes, si yo la puedo auer
jamas tanto a mi sabor como ante estaua; e por afán o por trabajo que yo ay tome; e sa-
BALADRO DEL SABIO MERLIN 113
bed que nunca cosa fize tan de grado en tal soy todo en su merced, que ¿o he bien sino
que vos hiziesse ledo, que nunca vi caualle- por ella, e assi ha bien cinco dias que estaua
ro tan cuytado»; y quando el esto oyó, par- en vn mato pequeño, cabe casa de su padre,
tídsele vn poco de su saña que tenia, e dixo: do ella era, e yo atendi mi mensajero que a
«¿Quien soys TOS, que tan gran cosa me pro- ella enbiara, y enbiome vna donzella con
meteys? Yo os ruego que no me encubrays paños de dueña, que me vestiesse dellos, e
vuestro nombre, que tal podeys ser que de- lleuome por ante todas las dueñas a vna cá-
xare mi locura por vuestro amor, e talpo- mara do ella estaua; y folgue ay dos dias, e
deys ser que no dexare cosa, que mas que- quando della me partí, ledo e de buena ven-
rría morir que luengamente sofrir tal cuyta tura, me dixo que se partiría de su padre
como sufro, que no ay tal cuyta que a esta escondidamente, e que se yria comigo oy
se llegue». «Cierto, dixo el cauallero de las a hora de medio dia ante esta torre, por tal
dos espadas, no os encobrire cosa que me pleyto que la tomasse por muger quando lie-
pregunteys. Yo lie nombre de baptismo Baa- gassemos a vno de nuestros castillos. Y esto
lin; mas muchos me llaman el cauallero de me prometió la donzella, y es mi amiga, que
las dos espadas»; e quando el otro esto oyó, es la cosa del mundo que yo mas quiero, e
estendio su mano, y dixo: «Señor, tomad pareceme que me mentio, que yo atendí mas
esta espada, yo vos entrego della, mas no que ella conmigo puso, e aun no vino. Y
fare cosa donde pesar ayays, que yo os ten- esta es la cosa del mundo que mas me haze
go por tan buen cauallero, que podreys dar cuytar, y mas me quebranta el cor acón, e
cima a esto que me prometeys, si bondad de no aure plazer fasta que sepa por que tarda,
vn cauallero me puede valer; e sabed que e que yo se bien que ella vernia si su padre
mejor os conozco que vos pensays, e vos no la tuuiesse, que otra razón ay no puede
soys aquel que libro la donzella del espada fallar. Agora os dixe toda la verdad de mi
que traya ceñida donde otro no la pudo li- fazienda, e lo que pensaua. E agora os ruego
brar sino vos»; y el le dixo que assi era: que me tengays lo que vos prometiste», e
«Mas ruegoos que me digays vuestra fazien- que me la dedes en qualquier guisa que vos
da». «Yo os la diré, dixo el otro cauallero, pudierdes». «Cierto, dixo el cauallero de las
por el primero don que me tengays que me dos espadas, de grado poneré ay todo mi po-
prometiste»». «Y el primero don que os pro der, por vos y por ella. E pues assi es, vos
meti, dixo el cauallero de las dos espadas, haueysme de lleuar al castillo do ella es,
no temades que yo dende no me quitare, si que en otra guisa erraría, que no se la ca-
Dios quisiere, en tal guisa, donde vos seie- rrera». «Bien dezis, dixo el otro cauallero,
des ledo». Estonce comenco el cauallero a e yo os guiare alia». «E ¿quanto es de aqui?»
contar su hazienda. dixo el cauallero de las dos espadas. «Assi
Dios me ayude, dixo el otro cauallero, no es
de aqui sino seys leguas pequeñas, e ayna
CAP. CCLXXXVIII.— Gomo el cauallero que podríamos ay ser». «Pues caualgamos, que
pensaua contó al cauallero de las dos espa- ayna sera noche».
das toda su hacienda,
«Yo, señor Baalin, soy natural desta tierra CAP. CCLXXXIX (i).— Como el cauallero de
de Francia, e de baxas gentes, mas por mi las dos espadas fice con el cauallero que
bondad a la merced de Dios, después que pensaua, por le entregar aquella por quien
fui cauallero conqueri grandes tierras e se- pensaua atanto.
ñoríos, e conqueri tres castillos muy fermo-
sos e ricos, que son cerca de aqui, del duque Estonce caualgaron anbos e fueron tra-
de Ruel, que comarca con vna tierra de con- uessando la montaña, assi como el cauallero
tra Seleroys, e atanto fize, que es sonado en yua, que bien sabia la montaña, e tanto
esta tierra y en otras, por mi buena ventura anduuieron, que salieron fuera la montaña e
e caualleria; e tanto he hecho por mi buena hallaron vn valle en que estaua vna granja
caualleria, que la fija del duque que os digo, cercada de vna cana muy fuerte sin agua, e
que es la mas fermosa henbra que honbre de la otra parte vn gran muro, y estonce
sabia en ninguna tierra, me dio su amor, e decendieron e ataron los cauallos a dos arbo-
seguróme dende, assi que yo me tengo por les, que se les no fuessen, y el cauallero de
rico e por bienauenturado; ¿que os diré? que las dos espadas dixo al otro: «¿Fincaredes
no ay cosa en el mundo que tanto ame como aqui?» «No, dixo el otro; ante yre con vos
a ella. Y bien se yo verdaderamente que no
podría biuir sin ella, ca si ella quisiere, yo (') D P aquí en. adelante el estilo del Baladro es
inorire luego, e si quisiere, biuire. E assi más ameno y la narración más animada que antes.
LIBROS DE OABAI.L1SRIAS.—8
114 LIBROS DE CABALLERÍAS
e vos guiare por tal lugar por do podeys en- tan gran cuyta por ella, que yo vos mos-
trar fasta la puerta de la cámara de la don- trare su deslealtad e traycion solo que sea
zella». «¡E no demando yo mas!» dixo el; y de dia»,
estonce se fueron anbos e anduuieron tanto
por «nderredor de la caua, que llegaron a CAP. CCXC.— Gomo el ccuimlle.ro de las dos
vn madero que estaua sobre ella por puente, espadas fallo a la donzella por que el otro
por do a las vezes entraua él por allí a la cauallero pensaua, estar con vn cauallero
donzella a su huerta; e mas auia ay otro en la huerta.
madero par del, y el que auia de passar lie-
uaua en la mano vn palo luengo con que se Estonce salió de la cámara muy sañudo,
sofria, ca el madero era estrecho y el pas- e anduuo tanto por la huerta que topo con
saje peligroso si alli no juntasse; e quando la donzella so vn rosal, dormiendo so vn
ellos ay llegaron al madero, el cauallero de xamete en vn prado, y el xamete era ber-
las dos espadas pregunto si era por alli el mejo, e tenia entre sus bracos vn cauallero
passaje. «No hay otro, dixo el cauallero, muy bien llegado a si, e mucha de la yerba
sino la puerta grande»; «Por Dios, dixo el so sus cabecas en lugar de coxines. E dor-
cauallero de las dos espadas, este es vno de mían anbos tan ñeramente como si ouiera vn
los peores passajes que yo vi, pero no fin- año que no dormian, y el cauallero miro a
care por ende que yo allende no passe; mas la donzella a la luna que hazia muy buena,
dezidme: ¿donde fallare a vuestra amiga?» e vidola muy fermosa, e miro al cauallero,
«Señor, dixo el, a la primera entrada que e vido muy feo e lerdo, e dixo: «¡Ay Dios,
fallardes a siniestra es la puerta de su cáma- que desaguisado ayuntamiento a y aqui!, e
ra» ; «y ¿en que la conoscere?» dixo el. «Ella por gran desonra lo tengo de vna donzella
ha, dixo el otro cauallero, los cabellos cres- tan fermosa, tomar a tal diablo tan feo, e
pos, e no son sino oro». «Agora bien», dixo el cierto bien fazes como mujer. Dios me mal-
cauallero de las dos espadas; y echo estonce diga si no paresce muerto aquel a otro»; e
su espada al cuello y echo su lanca allende dixole al otro: «Passad e vereys marauillas»;
en la huerta, e caualgo en la viga, ca de Otra e quando el otro esto oyó, fue muy espanta-
guisa no podiá ser, y era tan bien armado do, e dixo: «¿Que me mostrareys?». «Bien lo
que no le fallecia cosa. E desque fue allende, vereys, dixo el cauallero de las dos espadas,
dixo el otro: «Atendedme alia, que yo os e venid em pos de mi muy passo, que duerme
traeré nueuas quales quérays e desseays». vuestra amiga». Estonce fuesse para do es-
«Id a Dios, dixo el otro, que mucho me es tauan los otros, e mostróle su amiga, e dixo:
tarde que dende vos viesse fuera»; y estonce «Yees aqui la señora que amays tan verda-
se fue por medio de la huerta, que era m u y deramente ; agora vees como soys sesudo
fermosa e grande, y el alúa era muy luzia e porque os queriades matar porque vos tar-
clara, assi que el vido bien la carrera, e da ua atanto, e agora sabed que mas se paga
tanto anduuo, que llego a la puerta de la de aquel que de vos. pero soys vos mas'fer-
cámara e fallóla abierta, e fue muy alegre, moso y mas guisado que aquel». Y el caua-
que bien pensó que ay fallaría a la donzella, llero, quando esto vio, fue muy sañudo, e
y entro dentro lo mas passo que ser pudo, tomo tan gran pesar, que pensó perder el
que no le oyessen las armas, e el vido bien seso, e dixo: «¡Ay mezquino' ¿que es esto
que auia dentro dos candelas encendidas que que veo?» Y después cayo en tierra tan gran
daban gran l u m b r e / e vido un lecho rico, e cayda, que la sangre se le quebranto por las
fue para ella, que bien pensaua ay fallar la narizes e por la boca y estuuo vna gran pieca
donzella durmiendo; e quando dentro entro amortecido; y el cauallero de las dos espa-
no hallo ay cosa, mas hallo a los pies clel das vuo ende tan gran pesar porque ge lo
lecho los paños de la donzella e de su hon- mostrara, que bien entendió que le pesara,
bre, e fue todo espantado, que bien pensó e quando el cauallero acordó, dixo: «¡Ay
que algún Cauallero dórmiera con ella, e cauallero!, vos me auedes muerto, que me
pensó bien sin falta que estaua en el prado, mostrastes t a n conocidamente m i mortal
e alia fuera durmian por auer ayre e por pesar; cierto si no fuessedes tan armado, el
esso fallo la puerta abierta, e dixo: «¡Ay, mundo no vos guareseeria que vos no ma-
mujer, mucho es hombre escarnido quien tasse por galardón, que cierto vos lo meres-
por ti fia!; e aquel cauallero que tanto te cedes muy bien, que hezistes la mayor villa-
ama es engañado e muy cuytado por amor nía que nunca honbre fizo, e Dios os faga
della, e mucho la ama de verdadero amor, por ende mal. E vos de tal pesar qual yo de
mas que. no ella a el, e bien se que ella aqui adelante aure, e como va a honbre que
duerme cerca. E cierto, si puedo, no aures de derecho amor tal pesar vee».
B A L A D R O D E L SABIO M E R L O 115
CAP. CCXCI.— Gomo el cauallero que pen- i preguntóle si yua alia: «Señor, dixo el, si vo
saua mato al cauallero que ya%ia con su ¿por que me lo preguntays?» «Porque, dixo
amiga, e a ella también. el, fallaredes ay vna cosa donde no la sabe
ninguno sino Dios e yo; por que sepan los de
Estonce saco la espada, y echóles las cabe- la villa la verdad, querría vos la contar como
cas lueñe de vn golpe, e fue luego vn ¡ oco fue, que ge lo digades vos». Estonce ge lo
mas alegre que no de antes; mas después que contó todo como fue. E quando el escudero
entendió que mato a su amiga, la cosa del esto oyó, signóse mas de veynte vezes, e
mundo que el mas quería, pesóle por ello, e dixo que nunca tal cosa viera: «¿Sabes tu,
dixo atan sañudo: «¡Áy catiuo! ¿que tengo dixo el cauallero, por que te lo conté? Por-
fecho? ;que mate mi coracon e mi señora, la que quiero que lo fagas escreuir, que des-
cosa del mundo que yo mas quería, que pués de nuestras muertes de grado querrá
aquella era donde todo bien e toda alegría ser oydo, que mucho es estraña cosa» . Eston-
me venia della! ¡Ay malauenturado! ¿hizo ce se partió del escudero, e fuese para la for-
nunca falso ni traydor tamaña traycion ni taleza, e quando ay llego, fallo haziendo
tan gran falsedad? Cierto no». Estonce se muy gran llanto sobrellos, e muchos, que no
comenco a maldezir e a hazer tal duelo, que sabían como fuera, fablauan de muchas gui-
era el mayor del mundo; y el cauallero de sas; y el escudero dixo ante todos como fuera,
las dos espadas comencole de couortar, y el que vn cauallero ge lo auia contado todo cómo
dixole que no trabajasse de lo eonortar, que fuera aquella auentura, y después desto fa-
consejo del mundo no auia menester, ni blaron todos en el cauallero de las dos espa-
mientra biuiesse que no auria alegría; e das por toda la tierra, de lo que fiziera en
quando el cauallero de las dos espadas esto aquella auentura.
vido, ouo dende gran pesar, que no quisiera
en ninguna guisa demostrarle su amiga en
tal manera, y después que el cauallero fizo CAP. CCXCIII. — Del buen acogimiento que
su duelo muy gran pie<?a, dixo al cauallero las donzellas e los caualleros hizieron al
de las dos espadas: «Agora podreys ver que cauallero de las dos espadas, e de las nue-
ganastes en me mostrar tan gran pesar»; e uas que le dixo la doncella de parte de
luego tomo la espada por el puño, e diose Merlin.
con ella por medio del coracon, assi que cayo Pues dize la historia que después que el
luego muerto en tierra. E quando el cauallero cauallero de las dos espadas se partió del
de las dos espadas vido esta auentura, dixo escudero, que fue acá e acullá do la ventura
que nunca mayor cosa viera, e fue muy lo guiaua, e vn dia le auino que, a hora de
espantado, assi que no supo que hiziesse ni prima ('), llego a vn castillo que estaua en
que dixesse, y el bien sabia que si el alli vna montaña, y era el castillo a diestro cerca
atendiesse fasta el dia, e lo viessen a el del mar, e a siniestro de vn agua dulce, e
armado e los otros desarmados, que dirían fuerte e rezio, y era tan bien labrado, que
verdaderamente que e l los matara, e no no auia en toda la tierra mas fermoso; e
podría ser al sino que mal le viniesse por quando llego a media legua del castillo, fallo
ello. ay vn cementerio grande, e auia ay muchos
monimentos viejos e nueuos, y encima del
CAP. CCXCII.— Gomo el cauallero de las dos cementerio, contra el castillo, auia vna cruz
espadas se partió de alli, e contó a vn escu- toda negra, y en aquella cruz auia, letras
que dezian: «OYSTE TU, CAUALLERO, ACUÉR-
dero como aquellos murieron.
DATE, E ANTES CATA DE OTRAS AÜENTUEAS,
Tornóse estonces para el madero, e passo QUE YO TE DEFIENDO QUE NO VAYAS CONTRA EL
allende, e signóse muchas vezes de la cosa CASTILLO, SI NO QUIERES PAGAR LA COSTTTXBRE
que viera, e touose por culpado e por astroso, DEL CASTILLO, E SABE QUE ES LIGERO DE PAGAR
porque aquella malauentura viniera por el, A VN CAUALLERO» . Y desque el leyó las letras,
e no por al dixo: «Yo so el mas malauentu- entendió, lo que dezian, e comenco a mirar
rado cauallero del mundo, e bien lo veo agora el castillo, e violo tan fermoso, e dixo en su
aqui y en otros lugares»; y entonces subió coracon: «No me ayude Dios, si me torno
en su cauallo, y era ya contra el alúa, e las fasta que vea el castillo de dentro, que por
aues pequeñas cantauan ya, e comencose de malo e couarde me ternia si me tornasse por
yr assi como la ventura lo guio, que el no letras»; y estonce passo las letras, e fuesse
sabia por do yua, e assi que quando salió del contra el castillo, e no anduuo mucho que
valle fallo vn escudero que se yua derecha-
mente a la floresta de donde el saliera, y (') O sea á las seis de la mañana.
116 LIBROS DE CABALLERÍAS
fallo vn infancon viejo, que le dixo: «Vos dixo el mayordomo: «Assi la pusieron nues-
passastes el muro, agora no poded.es tornar»; tros antecesores, e no se quitara en nuestro
y el cauallero- dixo: «Avn yre adelante, e tiempo, según que yo cuydo»; e assi fueron
seré mas ledo [que] de tornar». «¿Assi?» dixo hablando por medio del castillo, e las don-
el honbre bueno. «Si, cierto», dixo el caua- zellas con el haziendo tan gran alegria como
llero; e fuesse mas adelante quanto tres tre- comentaron, ca fallaron la barca guisada en
chos de ballesta, e oyó tocar vn cuerno de la que el cauallero auia de passar. «Señor,
mayor torre ('), assi como de priessa a dixo el mayordomo, el vuestro escudo no me
puerco montes o de cieruo; e quando el esto semeja bueno, e, si queredes, darvos he otro
oyó, comenco a reyr, e dixo: «¿E como? ¿tie- mejor». «Quiero», clixo el. Estonce dio su
nenme por preso que tañen de prisión?»; e escudo a vn donzel, y el donzel fue luego al
quando esto ouo fecho, vido salir del castillo castillo, e tomo otro, e truxoselo e dixo:
mas de cient donzellas, que venían haziendo «Tomad este, que me parece mejor que no
cianeas e cantando, e faziendo la mayor ale- el vuestro»; y el lo tomo, y echólo al cuello,
gría del mundo contra el cauallero estraño; y entro en la barca con su cauallo armado,
e quando llego a ellas, dixeron todas a vna que le no faltaua nada; e los marineros esta-
boz: «¡Bien venga el cauallero, que del su uan aparejados de lo passar a la otra parte,
vestir hará ayuda oy e alegres todas las due- y vino vna donzella que dixo al cauallero:
ñas e las donzellas!»; y el las saluo, e ben- «¡Que tuerto grande has fecho que canbias-
dixolas todas, y ellas fueron derredor del tes vuestro escudo, que si lo truxerades no
haziendo la mayor alegria del mundo, e assy murierades! Ca vos conosciera vuestro ami-
fue que fue tan marauillado de la alegria go, e vos a el, mas esta desauentura vos
que hazian, que no sabia que dixesse; y ellas embio Dios en lugar de venganea de lo que
fueron todavia delante del baylando e dan- aueys hecho en casa del rey Pelean; mas no
pando, e qtiando fue cerca del castillo, vido es la venganea tamaña como es el hecho; y
salir de fasta veynte caualleros, muy bien esto os embia dezir Merlin por mi».
vestidos y en buenos cauallos. e saluaronlo
a él, y el les dixo: «Bien vengays, señores»,
e agradecióles mucho aquel buen acogimien- CAP. CCXCIY.—De como el cauallero de las
to. Y el mayordomo del castillo se metió a dos espadas passo a la insola por justar
par del, e fuelo guiando contra el castillo, y con el cauallero que ay estaua.
el cauallero le dixo: «Señor, yo vos ruego Quando el cauallero de las dos espadas
que me digays por que estas donzellas fazen oyó lo que la donzella le dezia, fue muy
tan gran fiesta». «Señor, dixo el, por el pla- espantado, porque entendió que era verdad
zer que auran que vos verán justar con el vna pieca de lo que ella dezia, e mas lo
cauallero de la Torre»; e mostróle la torre espantaua lo que Merlin le embiaua dezir
que estaua en la insola; e la insola era inuy que era venganea de su yerro, e que todo el
fermosa, e la torre muy bien fecha, e mviy mundo daria si fuesse suyo que no ouiesse
bien puesta, y estaua en medio de la insola. entrado en aquel castillo, e aquella ora ouo
T el cauallero de las dos espadas dixo al pauor primeramente, que ante nunca entro
mayordomo: «Nunca cortes gente puso esta en su eoracon pauor de muerte. E mas, por
costunbre, que asaz es mala e villana, por- confortarse, confortauase mucho, que se
que si algún cauallero andante viene de al- sentia sano e arreziado, e ligero, e muy
gunas tierras lasso e cansado del trabajo de ardid en armas, e pensó que ante querría
sus grandes jornadas que fizo, o de las auen- morir que no fazer cosa que le touiessen a
turas que traxo ¿cuydades que sera guisado couardia; e aun auia gran esfuerco en que
de su conbatir luego con el cauallero de la le dezian que se no auia de guardar sino de
torre, que no faze sino holgar? Cierto si el vn cauallero solo, y el sentíase e cuydaua
que viniesse fuesse el mejor y el mas gui- bien que no auia en ninguna guisa caua-
sado honbre del mundo, se con el assi con- llero en el mundo que lo matasse ni ven-
batiesse, no seria marauilla si fuesse ven- ciesse, e aquel otro tal no le hiziese, y en
cido, y esto no digo yo por mi, ca sabed que tal pensar fue fasta que aporto la barca a la
no so tan cansado, e ante me plaze de me insola, y el pensaua avn mucho en lo que la
conbatir con el como de folgar; mas digolo donzella le dixera, mas los marineros echá-
por la costumbre, que es la peor que yo ronlo fuera de la barca, e dixeronle: «Señor
nunca vi en lugar que fuesse». Y estonce cauallero, ¿que pensades?; vuestro pensar no
vos vale cosa, que por la batalla vos con-
(.') Esta es costumbre muy citada en libros de caba- uiene de passar», y el se torno luego a ellos,
llerías, y de que se burla Cervantes al principio de
la I parte de Don Quijote. e dixoles que por la batalla no pensaua, e
BALADRO DEL SABIO MERLIN 117
luego se signo, e salió de la barca, e al salir muerte y leuantose muy ligeramente, lo qual
paro mientes si le parecía que le fallecía, otro no haria, y metió mano a la espada y
alguna cosa de sus armas o a su cauallo, e echo su escudo sobre la cabega; y el otro
tomo su escudo e su langa, e subió en su cauallero venia contra el [e] le dio vn tal
cauallo, e cato contra el castillo, e vido las golpe assi que le derribo vna pieca del es-
almenas llenas de dueñas e donzellas, que cudo en tierra, y el golpe decendio tanto que
subieron por ver la batalla, y el cauallero le tajo de la loriga e de la halda quanto le
maldixolas a todas, e quantos en el castillo alcanco; assi que derribo sobre la yerua mas
morauan, e quantos aquella costumbre pu- de la tercia parte del escudo; y el cauallero de
sieron, e quantos la mantenían, ca era la las dos espadas no le dubdo cosa, ante le dio
peor que el nunca viera ni della nunca oyera vn tal golpe por cim a del yelmo, que el yel-
hablar: «Assi Dios me ayude, e si yo desta mo no fue tan duro que le no flziesse entrar
batalla escapo e biuo, yo haré destruyr el la espada bien dos dedos, assi que fue todo
castillo e quantos en el moran»; assi fablo el estordido del golpe; e assi comentaron los
cauallero. hermanos entre si la batalla grande e mara-
uillosa, e ferianse muy a menudo, y ellos
CAP. CCXCY.—De corno él cauallero de las eran de tan gran orgullo e sentíase cada uno
dos espadas justo e se conbatio con el caua- de tan gran bondad de caualleria, que el
llero de la insola. vno no preciaua nada al otro; pero tanto se
dudauan, que era cosa de espanto, e pronto
Assy hablaua el cauallero consigo, mas por no auia tal dellos que dexasse de dar golpes,
tanto no daua cosa porque era en la batalla, antes se conbatian e se cobrian cada vno lo
e no atendió mucho que vido salir de la torre mejor que podia; pero si el cauallero de las
vn cauallero muy fermoso e armado de v'nas dos espadas se sintiera tanto sano como en
armas bermejas, e su lanca, e su pendón, primero, ayna ouiera fin su batalla, e no
e las sobreseñales bermejas; mas el cauallo dudara cosa al otro; mas porque se sentía
era mas blanco que la nieue, y el salió en ferido e maltrecho de la caída, guardauase
pequeño passo assi guisado, que le no falle- mas e sofría tanto fasta quo viniesse a otra
cía cosa que a cauallero hazia menester, e cima; y el cauallero de la torre, que era mas
quando vido el cauallero, echo el escudo al mancebo que el e mayor de cuerpo e mas
cuello muy hermosamente; e quando el ca- ligero, dauale muy grandes golpes; y el otro
uallero de las dos espadas lo vido venir tan que le no dudaua mucho de cosa que le aui-
hermosamente e de tan buen continente, niesse, dauale muy grandes cuchilladas, assi
menbrose de su hermano, que era muy her- que el otro era enojado de las recebir; tanto
moso e muy guisado de justa, y el lo sabia duro el primer comiendo, que ninguno dellos
mejor hazer que honbre del mundo, e assi le no hizo semblante de folgar para cobrar
dezia su coracon verdaderas nueuas de su huelgo. E no auia ay honbre que no viesse
hermano, e bien se conocieran si las armas su menester, ca los yelmos eran abollados e
no cambiaran, y en tal manera vinieran con- rotos, e los escudos quebrados y despeda9a-
tra si los amigos leales de coragon e herma- dos por todas partes, e las lorigas rotas y des-
nos buenos, como si fueran enemigos morta- fechas sobre los bra^s, e sobre los cuerpos,
les, tan. reziamente quanto los cauallos los e sobre las piernas, e los cuerpos de los caua-
pudo leuar, e las langas baxas, e ñrieronse llos eran maltrechos y heridos malamente, e
tan brauamente, que se despedazaron los de mayor valor que de ante; assi que la san-
escudos, mas las lorigas eran tan buenas gre les salia de los cuerpos por muchos luga-
que se las no pudieron falsar; y ellos ambos res; e tales los hazian las espadas tajadoras,
eran de muy gran fuerca, e bolaron las lan- que el mas sano dellos auia menester de
gas en piegas, e después empuxaronse tan curar de sus feridas, que auia mas de siete
brauamente de los cuerpos y de los escudos, feridas adonde otro cauallero cuydaria mo-
que se derribaron en tierra tan maltrechos rir; y el canpo do se conbatian era todo
que no auia ay tal que se leuantar pudiesse cubierto de sangre, e de las mallas de sus
por vna gran pieca, ante yazian aturdidos lorigas e de las piezas de sus escudos; e por
como si fuessen muertos; e a cabo de vna esto se auian gran desamor e grande sabor
pieca leuantaronse. E primero se leuanto el de se vencer y de se matar, que mucho
cauallero de la torré, que menos era herido auian lazeriado, queriendo o no, e mal de su
que el otro, y metió mano a la espada como grado les conuino a tomar fuelgo, e por ende
aquel que quería batalla, e guisóse de yr se tiro el vno a fuera del otro e pusieron los
a su hermano; e quando el otro lo vio venir escudos ante si, e sufriéronse encima, e nin-
no asseguro, e esforeóse con miedo de la guno no dixo cosa, antes se miraua el vno al
118 LIBROS DE CABALLERÍAS
otro espantados, y el cauallero de la torre se ro, matastesme, mas no podeys dezir que me
espantaua, e dezia que nunca viera caua- vencistes!» (*) y el cauallero de las dos espa-
llero tan bueno y que no cuydaua que en el das dixo: «Señor, otro tal vos digo, que me
reyno ouiesse tan buen cauallero que tan matastes, mas no me vencistes, e mucho ha
bien lo podiesse sofrir e tan luengamente en gran daño de las nuestras muertes; e cierto
batalla, tantos le diera de golpes grandes, y vos soys el mejor cauallero que yo nunca fa-
el otro se marauillaua otrosi, que no cuy- lle, mas bien podeys dezir que en nial punto
daua que aquel de la torre pudiesse durar vistes este loor, que vos haze que sodes
lo quel fiziera, que de los golpes que le diera muerto; e yo bien vos puedo dezir que por
cuydaua que muriesse el mayor gigante del mi mal os vi, que por vuestra bondad de ar-
mundo; por esto preciaua el vno al otro que mas me mato. Por Dios vos ruego que me
no podia mas. Después que folgaron vn poco digades antes que muera vuestro nonbre,
tomaron ya quanto de fuerca, e tomaron sus por que sepa quien me mato». «Cierto, dixo
escudos e sus espadas e comencaron en bata- el otro cauallero, yo lo diré de grado: Sabed
lla tan mortal, e tan espantosa, e tan peli- que yo he nonbre Baalan, hermano de Baa-
grosa, que no ha honbre que la viesse que no lin, el mejor cauallero que agora honbre sabe
ouiesse dellos duelo, tanto eran buenos caua- en el mundo, y es el cauallero de las dos es-
lleros, e Baalin dio vna cuchillada a Balan padas, e aura gran pesar de mi muerte quan-
por encima del yelmo con tan gran saña, que do lo sepa». B quando el entendió que aquel
le metió la meytad de la espada por los ties- era su hermano que ante el estaua, ouo tan
tos e por los sesos de la cabeca; y esta fue la gran pesar, que se amorteció por la gran
ferida que lo llago a muerte mas que quan- cuyta que ouo en su coracon, e cayo todo es-
tas otras recibiera, e s i ante se llagauan y tendido atrás. T el otro que lo vido caer,
enpeorauan sus cuerpos, mucho se flzieron cuydo que era muerto, e fuesse rastrando a
esta vez peor, e porque las lorigas eran des- el, que no auia poder de.se leuaiitar, e des-
malladas e rotas, e los yelmos hendidos, e enlazóle el yelmo, e tirogelo de la cabeca e
los escudos quebrados en tal guisa que los tiróle el almófar, e fallóle tres feridas en la
fendian, e ya no se ferian en cubierto, mas cabeca tan grandes, que no auian de menes-
en las carnes, e si tal fuerca ouieran como en ter maestro, que cierto eran mortales. E mi-
el comienco, ayna ouiera su pelea fin, mas rolo, mas no lo pudo conoscer, que tenia en
tanto auian pequeña fuerca, que se no podian el rostro tanta de sangre y de sudor, e los
ferir e que grande afán sofrian, que ya los ojos gordos e hinchados, e J a boca llena de
escudos e las espadas se les reboluian en las sangre y de spuma sangrienta; e quando lo
manos, y ellos cayeron en tierra, assi que la bien cato, dixo: «¡Ay hermano,' señor, que
espada de Balin cayo ante Balan, e la de tan gran malauentura ay aqui!» T el caua-
Balan ante Balin, e pues que holgaron vn llero de las dos espadas acordó, e dixo: «¡Ay
poco tomo cada vno la espada que era mas Dios! ¿que malauentura fue estaque nos me-
cerca después, e comencaron su batalla, e tió en desconocencia? Otrosi fue muy mala-
Balan dio a Balin tal golpe por encima de la uentura que vos me matastes e yo a vos; e
cabeca, que le metió la meytad de la espada maldita sea la costunbre de aquel castillo y
por el meollo; después flrieronse tanto anbos, de cada vno de los que la pusieron e la man-
que no auian poder destar ni de se dar golpe tienen, aunque nos conuiene por ende a mo-
que cosa fuesse. T esto no era marauilla, rir ante de nuestros dias» ; e quando el otro
que tanto flzieron con las espadas tajadoras, entendió que aquel era su hermano, el hon-
flriendose de acá e de alia, assi que auia y bre del mundo que el m.is queria, ouo tan
tal que no ouiesse tales tres golpes que en el gran pesar, que esto fue espanto, y respon-
cuerpo, que en la cabeca, que otro honbre dió, e dixole: «Señor, pues os mate por des-
ouiesse a morir luego, e por esto dexaron conocencia, ninguno me deue culpar, ni a
muy ayna la batalla. vos otrosi, que sin falta no vos podia conos-
cer, ni vos a mi, por las armas que aúiamos
trocado; e bien podeys dezir que nunca tan
CAP. CCXCVI.— Gomo el cauallero de la in- gran malauentura auino a dos hermanos
sola cuydo que era su hermano el que con como a nos, pero tan cúnortados deuemos
el se conbatia, e se llagaron jnuy mal.
Tanto duro la batalla de ambos los herma- (') «Que no es vencido áqáel que, sobre su dpfendi-
nos, como vos digo, fasta que no pudieron miento, no mostrando cobardía, face todo lo que pue-
mas sufrir, y el primero que se hizo afuera de fasta que la fuerza y el aliento le falta y cae á loa
pies de su enemigo; que el vencido es aquel que deja
tal parado, que no podia tener su espada en de obrar lo que facer podria por falta de corazón.»
la mano, e dixo al otro: «¡Ay señor caualle- (Amadiís de Gavia, I I 12.)
BALADRO DEL SABIO MERLIN 119
ser que nos conocemos cerca de nuestra • la dueña vido los caualleros tan maltrechos,
muerte, que assi como salimos de vn vaso, espantóse, e Baalandixo: «Por Dios, dueña,
assi seremos metidos en vn vaso en este lu- dadme vn don que os no sera muy graue»;
gar donde agora somos; e assi q <e después y ella le dixo que lo haria e lo daria de gra-
de nuestra muerte nos veman ver los hon- do, y el ge lo grádeselo mucho; puesdixole:
bres e los buenos caualleros, que auran due- «Dueña, vos me dexistes que en esta tierra
lo de la nuestra desauentura, por la buena do agora somos nos fariádes soterrar nues-
caualleria e por los buenos fechos que oyran tros cuerpos bien e honradamente desque
contar de nos»; y estonce comencaron de llo- fuéramos muertos, assi que ambos estemos
rar ambos muy piadosamente, e dixeron: en vn monimento, porque ambos salimos de
«¡Ay Dios! ¿por que sofristes que tan gran vn vaso, que sabed que este es mi hermano,
malauentura nos auiniésse?» e yo suyo». E quando la dueña esto oyó, ouo
muy gran pesar, que bien vido que ambos
CA,P. CGXCYII.— Gomo el cauallero de la eran buenos caualleros, e otorgogelo muy de
insola rogo a la dueña de la insola, que los grado, e lloro con gran duelo que dellos ouo;
sóterrassen en aquel lugar dó se conba- y estonce llamo su conpaña, que estaua de la
tieron. otra parte de la ribera, e dixoles que desar-
massen los caualleros e los leuassen ala torre,
En quanto ellos hablauan en sü muerte y y que les ftziessen quanto plazer pudiessen;
en su malauentura, vino a ellos vna dueña de y ellos desarmáronlos luego, e quando Baalin
buena edad, que era señora del castillo y de fue desarmado, dixo a la dueña: «Dueña, ro-
la torre y de toda la tierra en derredor, e gamosvos que nos fágades de aqui lleuar;
moraua ella en la insola dentro en la torre, mas enbiad presto por vn capellán que tray-
assi que nunca salia de la insola, e no auia ga consigo a nuestro saluador Jesu Ohristo,
en su conpañia mas de siete simientes e siete que muerto soy»; el otro hermano dixo esto
donzellas que la seruian, e -vn cauallero tan mismo. Y estonce llamo la dueña a sus hon-
solamente; y encerróla ay vn cauallero muy bres, que estauan de la otra parte de la ribera,
esforcado, que se deleytaua con ella. E quan- e dixoles que fuessen a llamar a vn capellán
do la encerró ende, preguntóle ella: «Señor, para fazer su derecho aqxiellos caualleros que
¿por que me encerrades aqui?» «¿Por que? morian; e los honbres fueron por el capellán,
dixo el, porque querría que ninguno no vos e passaron a la insola aparejado lo que los
viesse fueras yo». «E pues, ¿dudédes en mi?» caualleros demandaron; e pues les ñzo su
dixo ella. «Si», dixo el. «Pues yo haré, dixo derecho según costunbre de chrístianos, y
ella, que no dudedes, si fizierdes aquello que ellos ouieron pedido merced a su saluador de
os yo dixere». «Si fare», dixo el. «Pues pro- sus peccados e de sus yerros, dixeron a la
metedme, le dixo ella, lo que vos yo diré». dueña: »Dueña, haced lo que nos prometis-
«Si prometo», dixo el. «Que jamas, mientra tes, que nos somos muertos, e soterradno^
biuiere, que vos no partadés desta torre, e aqui, e no en otro lugar»; y ella respondió
ante me ternédes conpañia sienpre»; y el ca- que assi lo faria.
uallero, que la queria mucho, dixo que le
plazia; e assi quedo el cauallero en la torre
con la dueña; y pues moro ay vn año, eno- CAP. CCXCYIIL—De como los dos herma-
jóse, y pesóle mucho por que dexo sus armas, nos murieron, e fueron enterrados en vn
donde se solia exercitar. Y estonce hizo ve- monimento, assi como la dueña lo prome-
nir los lumbres del castillo, e hizolos jurar tió al cauallero.
sobre los sanctos euangelios que no passasse
hombre por el castillo que lo no flziessen pa- Y después desto perdieron ambos los dos
ssar a la insola, que fiiesse cauallero andan- hermanos la habla, pero biuieron fasta bis-
te, por se conbatir con el, e si fallassen algún peras, e a hora de bispéras passosse el me
cauallero qué por armas lo pudiesse conque ñor ante, el mayor después, e assi murie-
rir, o vencer, o matar, que quedasse a el la ron ambos con vna espada, assi como Merlin
dueña e la torre; y pues tal costunbre fue profetizo quando Baalin no quiso dexar la
puesta, que jamas no saliesse de la insola; y espada a la donzella que ge la deciño, e los
el cauallero ñzolo assi jurar a los dé la villa, mas de la insola passaron al castillo por los
que mantuuiessen esta costumbre después de ver, e quando supieron que eran hermanos,
su muerte, e assi duro después ( l ). E quando pesóles dende mas, e dixeron: «¡Ay Dios!
¡qué cuyta e que duelo de tan buenos dos
(') Episodio^semejante á'.éste es el combate de Don caualleros que se assi se mataron!» Estonce
Galaor y au hermano Don JTIorestan ea Amadís de
Gaula a, 41). ' demandaron el monimento el mas rico, el
120 LIBROS DE CABALLERÍAS
mas hermoso que pudieron hallar en toda la «Agora prouad si vos cabera esta espada en
tierra, e metieron anbos los dos hermanos el puño; y el la prono, e fallecióle gran
em par en aquel lugar mismo donde se ma- pieoa». É Merlin comenco a reyr, y el caua-
taron, e fizieron escreuir el nonbre del me- llero le pregunto por que reya, e Merlin
nor sobre la canpana, mas el nonbre del dixo: «Yo me rio porque cuy des que vos
cauallero de las dos espadas no lo escriuie- cupiesse en la mano». «¿Como? dixo el, ¿es
ron, ca lo no sabían, y ellos assi pregun- marauilla si en la mano me flziesse?» «Si,
tando que no sabian cosa, vino ay Merlin, dixo Merlin,, que no ha cauallero en el
que les dixo: «Dexad, que no eonuiene a mundo agora a quien pudiesse caber, ni
vos de lo hazer, pues bien hezistes lo que verna nunca a esta insola honbre a que
vos conuenia fazer». Estonce se tiraron ellos pueda caber en la mano, sino a vno solo, e
afuera, por ver lo que haria aquel que tan aura nonbre Lancarote; e lleuara de aqui
osadamente háblaua, e Merlin fue derecha- esta espada, e matara con ella al cauallero
mente a la campana, a las cabeceras, e fizo estraño que mas en el mundo amara». E
letras de oro en vna piedra, que dezian: después desto escriuio letras en la mancana
«AQUÍ YAZE BAALIN, EL CAUALLERO DE LAS de la espada, que dezian: «CON ESTA ESPADA
nos ESPADAS, QUE FIZO CON LA LANQA VENGA- MOBIRA GALUAN» ; y estas letras que el escri-
DOBA EL GOLPE DOLOROSO, POB QUE EL REYNO uio fallo después Gariete, hermano de Graluan,
DE LlSCONIS ES TORNADO EN CUYTA Y EN DES- e quando lo leyó, touolo por mentira, mas no
TEUYMIENTO »; e quando Merlin esto ouo fue assi, ca después mato Lancarote a Gal-
fecho, moro en la insola vn mes; e hizo uan, assi como la verdadera historia cuenta,
encantamentos muy estraños, e hizo cabe el e a la cima de nuestro libro; y en tal ma-
monimento vn lecho muy estraño, e que nera fizo Merlin en aquella insola gran par-
ninguno no podía yazer que no perdiesse el tida de sus encantamentos; assi, muchos
seso e la memoria, y en tal guisa, que le no caualleros que después aquel lugar vinieron,
menbraua cosa que ouiesse fecho después e quisieron ay prouar por su fuerca e por
que en el lecho se echaua, e mientra moro su bondad, e se tuuieron por escarnidos e
en la insola; e duro este monimento hasta por engañados; e quando Merlin ouo fecho
que Lancarote., fijo del rey Ban de Bonot y gran pieca de sus encantamentos e de su
que ay auino, y estonce fue el encanta- plazer en la insola, hizo vna puente de fie-
miento dessecho, no por Langarote, mas por rro, en que auia en ancho mas de medio
vn anillo que traya, que desfazia todos los pie, e tan luenga que llegaua de la ribera a
encantamentos; e aquel anillo le dio la don- la otra parte, e dixo que por alli podría
cella del Lago, assi como la historia de Lan- honbre conocer los ardimentos de los caua-
carote lo deuisa; aquella historia deue ser lleros, que ninguno, si no fuesse sobeja-
auida e partida de mi libro, no porque le no mente ardid, no osaria passar sobre aquella
pertenesca e no sea dende sacada, mas por- puente; y encima de la puente, contra el
que todas partes de mi libro sean y guales, la castillo, alli do era el passaje, fizo poner vn
vna tan grande como la otra,' e si juntassen padrón de marmol, e dentro en el padrón
aquella tan grande historia que dize de los luego metió Merlin vna espada encantada,
hechos de Lancarote, e de su nacencia, e de con encantamento, e cabe la espada puso la
los nueuos linajes de nación, assi como lo vayna, en tal guisa que vos semejaría que
deuisa la alta historia del santo Grial; e no no se tenia a cosa, e que la podría hombre
diré cosa que no deua, ante diré menos asas tirar dende muy ligeramente, mas no era
que no es escrito en la grande estoria de ello assi; y después hizo en ellas letras ber-
latin; y el libro torna en su razón. mejas, que dezian assi: «AQUEL QUE PRO-
UABE PRIMEB0 DE SACAB ESTA ESPADA, NO L A
SACARA, Y SERA CON E L L A FEKIDO» ; e aSSÍ f u e
CAP. CCXCIX.—De los encantamentos que como el dixo; ca después, el buen cauallero
Merlin fizo en esta insola do los dos her- Galaz vino a la corte del rey Artur, y el
manos murieron. primero que se prouo ay fue Graluan por
ruego de su tio. y después fue con ella
Quando Merlin ouo fecho el lecho e otras ferido, assi como la historia os lo contara
marauillas que vos aqui no puedo deuisar, adelante; y después' escriuio ay letras que
que bien vos lo puedo contar después quando assi dezian: «JAMAS ESTA ESPADA NO SEBA DE
lugar e tienpo fuesse, tomo el espada de AQUI SACADA SINO POE MANO DEL MEJOR CAUA-
Baalin, e tiro el adobo del mango, e metió LLEKO DEL MUNDO ; E NINGUNO NO TRABAJE
ay otro mejor. E después que esto ouo fecho, ENDE SI NO SE SINTIERE POR E L MEJOR CAUA-
dixo a vn cauallero que ante del estaua: LLERO DE LOS MEJORES QUE NUNCA TRUXQ
BALADRO DEL SABIO MERLIN 121
ARMAS, CA L E VERNA DENDE M A L » ; e s t o n c e CAP. CCCL — De como Merlin fue al rey
eclio el padrón en el agua, y encantólo de Leodogan a le pedir su fija por muger para
guisa, que anduuo nadando gran pieca e el rey Artur.
muy gran tienpo. assi que fue en muchas
tierras, e andando tanto de lugar en lugar, Estonce dixo Merlin: «De su hermosura
que llego a Camaloc gran tienpo después, dezirvos he verdad, que esta es la mas her-
en aquel dia que primeramente vino Galaz mosa que agora honbre sabe en todo el mun-
a la corte. do; ay mas, si la vos no amassedes tanto, yo
vos haria tomar otra, mas no es de tan gran
beldad de hermosura como ella, e bien vos
CAP. CCC.—Como Merlin llego a la corte puede nozer alguna vez. Empero vn dia sera
del rey Ártur, y el dixo que quería auer aun, que su beldad de fermosura vos ayu-
por muger a la hija del rey Leodogan. dara tanto, que cobraredes vuestra tierra,
aquella ora que 'la vos cuydareys perdella
Merlin, quando ouo fecho esto e otras toda»; y esto dezia el por Galeoter, que se
cosas muy marauillosas, e otros cuentos que torno su vassallo, e le dio su tierra que auia
aqui no podría contar, que no es tienpo ni del ganado; e todo esto hizo el por amor de
lugar, partióse dende, e dixo a los del cas- Lancarote, que es ramo de la historia del
tillo que quería que se nonbrase a aquella sancto Grial. que anda por su parte, lo dize;
insola, desde allí adelante, la insola de Mer- e Merlin dixo al rey: «Señor, pues a Gine-
lin, y desque esto dixo, anduuo tanto, que bra vos plaze tanto, no vos fallesce al syno
llego a Cardoyl, y el rey Artur era con mu- que me deys compaña, e yrvos he por Gine-
cha gente ay, que hazia estonce a Bande- bra a Tremileda»; y el rey dixo que le daria
magus cauallero, e fazian por ende mucha tanto como el quisiesse; y estonce escogió
alegría todos en la corte, que este era el el rey caualleros, e donzellas, y escuderos,
mas querido mancebo y el mas preciado de e siruientes los que el quiso, e anduuo tanto,
seso y de cortesía que auia en toda la corte; que por mar, que por tierra, [que] allego al
e quando Merlin llego a la corte, fallo ay rey Leodogan, e pidióle su fija que ge la dies-
muchos que lo recibieron muy bien, e a se al rey Artur por muger; y el rey Leodogan
todos plazia con el e por su venida. Y el fue muy alegre destas nueuas, y respondió
rey le dixo: «Merlin ¿que haré, que mis luego a Merlin pero que lo no conoscia, e
ricos onbres me afincan cada dia e me traen dixo: «Assi Dios de honra al rey Artur, que
mal porque no tomo muger? ¿que me conse- la haze a mi hija tan grande, que solo no
jays vos? que sin vuestro consejo no fare yo osaría ay hablar; e puede tomar a mi fija, e
nada, ante quiero mi fazienda traer por a mi, e a todo mi reyno, para fazer del a su
vuestro consejo, assi como mi padre». «Se- voluntad, que, si Dios me ayude, nunca oy
ñor, dixo Merlin, ellos fazen derecho, que nueuas con que tanto plazer tomasse, ni
bien es de oy mas que vos tomeys muger, tanto me pluguiesse; mi tierra le daré yo si
mas dezidme si sabeys vos alguna que os la quisiere, mas se que la no querrá ni la ha
plega; mas ay otra que tal honbre como vos menester, tanto ha de muchas, gracias a
e tan poderoso no deue tomar muger, saluo Dios; mas la cosa que mas amo le enbiare,
a su plazer». «Si se, dixo el rey, ca yo se la mi Tabla Redonda assi como esta, que es
vna, que me plaze mucho della, e la amo de ay toda, que no le falta sino cinquenta caua-
coracon; e si aquella no he, [no] aure otra lleros, que después fueron muertos que su
muger». «En el nombre de Dios, dixo Mer- padre el rey Yter Padragon murió; e yo qui-
lin, ¿que quereys que sea? Agora me dezid siera ay meter los cinquenta caualleros en
quien es e yrvos he luego por ella, mas lugar de los otros cinquenta, mas vn honbre
que me deys conpaña». «Esta es, dixo el bueno hermitaño me dixo que me no traba-
rey, Ginebra, la fija del rey Leodogan de jasse ende, que muy presto caería en manos
Tremileda, el que tiene en su casa la Tabla de vn tal honbre e tan poderoso, que la man-
Redonda, aqiiella que fezistes vos e mi ternia mejor que yo; e si no fuera por el,
padre Vter Padragon; e aquesta Ginebra es tomara yo de toda mi tierra los mejores que
aquesta sazón la mas preciada donzella, e la ay fallara, y metieralos ay; y esta palabra
mas fermosa, e la mas loada de quantas me dixo el hermitaño; por ende lo dexe en
honbres sepan en las insolas de la mar; e por tal manera, que no ay en ella mas de cient
aquesto la quiero tomar por muger, e si la caualleros, de los ciento e cinquenta que en
no he, no aure otra muger». ella auian de ser por cuenta». Entonces dixo
el sabio Merlin: «¿Tantos deuen de ser? E
ayna serán quando Dios quisiere, terna e
122 LIBROS DE
Meterá en. mano de quien la marca agora a reoebir muy prestamente e con muy gran
en mejor poder y en mayor honrra que nun- honrra. E quando el rey Artur esto oyó, que
ca fue, y en tan grand bondad que la me- los compañeros de la Mesa Redonda venian
terá antes que muera, que desde el no aura por biuir con el, fue dende muy ledo, ca no
quien la ose proüar, ni honbre atan osado auia otro desseo sino de los auer en su con-
de la mantener». «Dios ge la haga mantener, paña. Estonce salió de Londres con muy
dixo el rey Leodogan, a su pro e a su hon- gran conpaña, e fue contra ellos, e recibió-
rra». Estonce enbio por cient caualleros de la los con tan gran honra e con tan grande ale-
Tabla Redonda, e desque vinieron ante el, gria, que se tenian por bienauenturados, e
dixolés: «Amigos, de vuestra compaña men- otrosí el guisamiento de las bodas fue puesto
gua cinquenta caualleros, e pésame porque y hecho, y el cumplimiento de los caualleros
no so de tan gran poder que los ouiesse de que fallecían que se auia de conplir la Me-
poner; mas porque vos amo como a hijos, sa Redonda, fue assignado para el dia de
quiero que vuestra honrra cresea, ca vos las sus bodas, de lo hazer con muy gran
quiero enbiar a tal honbre que bien vos plazer; e assi fue la nonbrada del. E Merlin
podra mantener. E yo lo se muy bien que lo dixo al rey que eseogiesse los mejores cin-
hará muy de grado, e que vos amara atante cuenta caualleros de su corte, e si supiesse
como padre ama a hijos, e tantos honbres de cauallero de buena vida, que no lo de-
buenos ha en su casa, e tantos honbres vie- xasse de poner ay por toda su pobreza. «E
nen á su casa e a su corte., que el podra a su si algún cauallero fijo dalgo o de otra guisa
plazer meter cincuenta caualleros escogidos ay quisiere entrar, e no fuere de buena vida
en vuestra compaña, assi que el derecho de la o buen cauallero, guárdate no entre ay. Ca si
Mesa Eedonda, que deuen ser ciento e cin- después no. fuesse tal como deuia, áe confon-
cuenta caualleros, sera conplida en su casa, deria e abiltaria toda la otra conpaña». Y el
lo que yo no podría complir en toda esta' rey dixo a Merlin: «Bien dezis vos, e mas
tierra». «Señor, dixeron ellos, ¿quien es mejor conosceys vos los buenos e los malos
aquel que tanto nos loades, que es tan pode- caualleros que no yo, e vos, que los conos-
roso?» «Este es, dixo, el rey Artur»; y ellos ceys, escogeldos los que entendierdes que ay
tendieron las manos contra él cielo,'e dixe- deuen ser». «Agora, dixo Merlin, pues que
ron: «¡Ay Dios! ¡bendito seas que tal padre en mi lo dexays, yo lo acabare en tal mane-
quisiste que ouiessemos! e aquel nos sera ra que no sea culpado. E escogiólos assi que
verdaderamente buen padre, e nos manterna serán puestos el dia de vuestras bodas, y en
como a sus fijos; y de oy mas nos vos roga- tal guisa sera la honrada fiesta acabada».
mos que nos tengays en sus manos». «Agora
eiitrareys, si Dios quisiere, dixo el rey, e'
Dios le de tuerca e manera que os mantenga CAP, CCCIII. ^— Gomo Merlin puso en la Me-
a su honra e a la vuestra». sa Redonda quarenta e ocho caualleros con
el rey Artur, e se afincaron vnos a otros,
assi que fueron por todos quarenta y ocho
CAP. CCCII.—Como el rey Leodogan embio caualleros.
su hija al rey Artur, e la su Mesa Redon-
da, e cient caualleros que ay auia, e como Estonce embio el rey Artur por todos sus
dixo Merlin al rey Artur que auian de ser ricos hombres, e por quantosdel tierra y
ciento e cincuenta caualleros. aueres tenian, que viniessen el dia cierto á
Caínaloc a sus bodas. Y ellos vinieron lo
Tres días fue Merlin alli con el rey e su mejor guisados que pudieron. E quando fue-
conpaña, e quando se ouieron de partir, lloro ron ayuntados todos, dixo el rey a Merlin:
el rey mas por los caualleros de la Mesa Re- «Pensad de la Mesa Redonda». «Si fare», di-
donda que no por su hija; e vinieron luego xo el. Y estonce eomenco de escoger los ca-
ellos, e su Aja, e quantas buenas dueñas ualleros que el entendió que eran mejores..
vuo en su casa e todas las buenas dueñas E desque escogió fasta quarenta e ocho caua-
que de plazer fuessen. Sabed que todas las lleros, metiólos a vna parte, e dixo: «Con-
dueñas enbio con su hija al rey Artur; y uiene que de oy mas que vos ameys todos, e
estonce se partieron del rey los mensajeros os honreys assi como hermanos, por el sa-
del rey Artur, e lleuaron la donzella a la bor desta Mesa donde os auéys de asséntar;
Mesa Redonda, e los caualleros della; e fue- e donde vos crescera en vuestros coracones
ronse al rey no de Londres, e ouieron nueuas vna tan grande alegría e vn tan gran cora-
que el rey Artur era en Londres, e quando con, que dexareys a vuestras mugeres e a
fueron cerca, embio Merlin a dezir al rey vuestros hijos; e todo lo al vos crescera con
como aquella compaña yua, e que los saliesse sabor de vos ver vnos con otros todos de con-
BALADRO DEL SABIO MERLIN 123
suno; pero vuestra Mesa ño sera del todo Mesa desta caualleria, e por esto es gran de-
cómplida hasta que en este lugar se yerna recho que los bendigays, e tan bien el lugar,'
assentar el buen cauallerb e el mejor de to- ca Nuestro Señor por la su gracia, si los qui-
dos los buenos; e aquel dará cima a todas las siere, el los santiguara». Estonce hizo a los
auenturas peligrosas del reyno de Londres, caualleros a cada vno posar en su lugar, e,
dó todos los otros fallecerán». Y estonce vino hizo poner delante dellos la Mesa Redonda.
a las ciento e cincuenta sillas de tablas, que E el arzobispo de Concurbel hizo sobre ellos
el rey Artur ñziera hazer nueuamente, e la señal de la cruz, e dixo sobre ellos la ben-
vino a la silla que estaúa en medio, e mos- dición con mucha clerezia que ay eran, e hi-
trólo al rey e a todos aquellos caualleros zieron oración a Nuestro Señor que los man-
que ay eran, e dixoles: «¿Yees aquella silla tuuiesse en buena paz y en mucha concor-
peligrosa? Mienbrevos bien después de mi dia, assi como a buenos hermanos deuian
muerte que yo assi la llamo». Y el rey pre- ser. E quando la clerezia esto vuo fecho,
gunto a Merlin e dixo: «¿Por que la llamas- Merlin hizo leuantar a todos los caualleros,
tes peligrosa?» «Señor, dixo Merlin, porque e dixo: «Conuieneos que hagays omenaje al
ay tan gran peligro, que ya cauallero no se rey Artur, que es vuestro compañero en esta
assentara ay que no muera [o] que no sea Mesa en el cuento de los ciento e quarenta e
tollido, hasta que el cauallero muy bueno ocho caualleros; e después que vos lehizier-
venga ay, que acabara las marauillas de las des omenaje, el os jurara que vos manten-
auenturas del reyno de Londres; e aquel se drá de aqui adelante en bien y en honrra.
assentara ay, e folgara ay, e sera ante de en quanto el pudiera en toda su vida». Y
mucho tiempo». «¿Como aura nonbre? dixo ellos respondieron: «Que nos plaze mucho»;
el rey». «Esto no vos diré yo, dixo Merlin, estonce se leuantaron, e fueron contra el
que no ganays ay cosa de lo saber, mas tan- rey, por le fazer omenaje, e desque se leuan-
to os diré que aquél'donde el ha de venir no taron, las cathedras hincaron vazias, e miro
ha mas de dos años de edad». «Pues no sera Merlin de acá y de alia, e vio que en cada
desta pieoa, dixo el rey, qué el cauallero vna de aquellas sillas el nombre de cada vno
venga a esta Tabla que la ha de complir». que en ella estaua assentado, e dezian assi
«Yerdad es, dixo Merlin, e bien vos digo por las letras: «AQUÍ HA DE SER AQUEL» , e assi el
mi que me ternia por bienauenturado si pu- otro, e assi en cada vno; y en la de medio y
diesse aquel dia ver que sera conplida, que en la del cabo no dezian cosa, que estonce
en esta tierra aura estonce tan gran plazer, no auia seydo ninguno en ellas; e quando
que ante ni después no lo aura tal, y entre Merlin vido las letras, dixo a los que en la
aquel dia e otro que aura nueuas del vuestro corte eran: «Por Dios, señores, marauillas
gran pesar, auerna termino, mas después de podeys veer, que bien plaze a Nuestro Señor
aquel dia que os dixe, no bíuieredes mas, según aqui parece que assi sean estos hon-
que la gran serpiente que en vuestro sueño bres buenos en sus sillas como los possimos,
vistes, os matara en muy gran destruymien- y en cada vna de las sillas ay escrito su
to»; y estonce dixo el rey Artur: «La mi nombre de aquel que ay deue estar; e ben-
gran alegría que me comencastes de contar, dita sea la hora en que esta obra fue comen-
¿assi me la encimastes en mi gran pesar?» zada, que no nos puede de ay venir sino
«Yo lo fago, dixo Merlin, por que en todas bien». E quando los otros oyeron estas nue-
vuestras grandes alegrias vos mienbre aque- uas, corrieron de acá e de alia a las sillas,
lla dolorosa jornada, e sereys por ende a por ver si era verdad, e quando vieron que
mas tenido al vuestro saluador, que os puso era verdad, dixeron: «Que Nuestro Señor
en esta alteza en que agora soys. E mas lo era contento desta eompañia, y es muy gran
duraredes e menos pecareys». Assi di*o bien que dende verna. E bendito sea por
Merlin al rey Artur. Y despu s que vuo es- cuyo consejo fue comencada, que todo este
cogido los quarenta y ocho caualleros, lla- reyno de Londres por ende sera tenido e
mólos e a los otros ciento, e dixoles: «Vedes dudado mientra ellos quisieren ser de acuer-
aqui vuestros hermanos, que escogió nuestro do»; y esto touieron todos por gran marauilla,
señor; el meta paz e concordia entre vos e todos los honbres sesudos dixeron que si
como entre los sus apostóles». E fizólos a to- desto a Nuestro Señor no phiguiesse, tal ma-
dos besar, e fizo venir a los arzobispos e rauilla no mostrarla. Y estonces vinieron los
obispos de la tierra, e dixoles: «Agora con- conpañerós de la Mesa Redonda ante el rey
uienequelos bendigays e los santiguays, ca Artur, e hizieronle omenaje, y el los reci-
es muy gran derecho, ca muchos caualleros bió assi como a sus naturales e como a sus
e de alta guisa e de buena vida, gloria a compañeros de la Mesa Redonda, ca assi era
Dios y al mundo se acrescentara en está el compañero como los otros. Ca Merlin lo
124 LIBROS DE CABALLERÍAS
metiera ay por la gran bondad de caualleria que fagays oy, en este dia, eauallero a mi
que en el sentía, e assentolo en el somedio fijo, e le ciñades la espada ante que a vues-
de la tabla. tro sobrino Galuan»; y el rey ge lo otorgo, e
dixo: «Bien te do este don, mas ruegote que
CAP. CCCrV.—Como Galuan pidió al rey me digas quien te dio este consejo, que tu
su Ha que lofi&iesseeauallero el dia de sus me pareces que no me deues demandar tan
bodasy y el ge lo prometió. alta cosa como es caualleria, ni se deue den-
de tu fijo trabajar». «Cierto, señor, dixo
Quando esto assi fue, Galuan, que era el, assi me semeja otrosí a mi; mas mi fijo
muy fermoso donzel, vino al rey Artur su me faze fablar que quiera o que no, que por
tio, e dixo: «Señor, yo vos pido vn don que mi grado no fablaria en tan gran cosa como
me deys por Dios»; y el rey ge lo otorgo, si esta, donde deuia ser labrador como su pa-
era eosa que pudiesse fazer: «Muchas merce- dre e sus parientes; no lo quiere ser, por
des, dixo Galuan, que mucho aueys fecho gran marauilla de cosa que le diga, sino ser
de lo que a mi me plaze; e sabed que es que eauallero». Y el rey Artur lo touo por gran
me hagays eauallero el dia de vuestra ñesta, marauilla, e dixo: «Dime toda tu hazienda,
en que vos tomaredes por muger a la muy e quantos hijos has»; e el respondió, e dixo:
preciada Ginebra»; y respondió que era con- «Señor, sabed que soy vn villano labrador,
tento. E en esta noche tuuo vigilia Galuan que por labrar tierra gano por que biuan mis
en la yglesia de Sant Esteuan, que era cerca hijos e yo». «¿E quantos fijos has?» dixo el
de Camaloc, e dos donzeles con el, que el rey. «Señor, dixo el labrador, he treze, e to-
rey auia de hazer caualleros por amor de dos son labradores como yo, mas este diabro
Galuan su sobrino. Y de mañana miro que el no se quiere acordar en ninguna guisa, ante
rey se leuantasse, e los ricos honbres co- díze que no sera sino eauallero, e no se don-
mentaron a assentarse en el palacio, he vos de este coracon le puede venir». E quando
aqui vn villano sobre vn rozin magro, e can- esto oyeron los de endérredor, comencaronse
sado, e trotado, e traya consigo vn moco de a reyr. Y el rey, que era muy sesudo, e que
edad de quinze años, sobre vna yegua muy no tuuo esto en poco, dixo al moco: «Amigo
, flaca: y entro por medio de la corte assi como ¿tu quieres ser eauallero?» Y el respondió:
andaua, e metióse entre los ricos honbres, «Señor, no ay cosa en el mundo que yo
que no auia quien lo destorbasse; e comenco tanto deseo, como ser eauallero de la vuestra
de preguntar quien era el rey Artur, e vino mano, e ser compañero de la Mesa Redonda».
vn mochacho a el e mostrogelo, e fue con su «E agora te haga Dios ser honbre bueno,
hijo delante del, e dixo assi, que todos bien porque prueuas la mayor cosa que todos tus
lo podían oyr: hermanos; y cierto, no me demandaras cosa
que no te haga merced, que bien creo que si
de sangre no te viniesse de alguna parte, ya
CAP. CCGV.— Como Dates el villano pidió tu coragon no te traería a tan alta cosa como
al rey Artur que fiziesse eauallero a Tor su es caualleria; y esta quiera Dios que sea en
fijo primero que a Qaluan su sobrino. ti bien empleada, que no fare oy aqui eaua-
«Rey Artur, a ti vengo, e a tu muy alta e llero ante que a ti». Y el mogo ge lo gradecio
muy noble nonbradia, que de ti corre muy mucho.
lexos e muy cerca, assi que todos dizen co-
munmente que ninguno viene a ti tan des- CAP. CCCYI.—Como el rey Artur hÍ%o ea-
aconsejado que tu no acoges, ni ninguno no uallero a Tor, e después a Galuan, e de
es tan osado de te demandar vn don, que tu corno el rey Pelinor vino a casa del rey
no seas tan osado de ge lo dar, si es cosa que Artur, e le fizo omenaje por su tierra.
puedas auer; y por estas nueuas qiie oy con-
tar de tí, vine agora ante ti, e yo vine a ti E ellos en esto estando, llego Galuan e sus
que me des vn don que no te puede hazer compañeros, e quando el rey los vido, llamó-
mal». Y el rey Artur que vido al villano tan los e fizólos venir ante si, e hizolos vestir de
osadamente fablar, marauillose que le quería armas, e a! moco ante, y después a Galuan,
pedir. Y el villano dixo: «Rey Artur, ¿darme e después a los otros. E sabed que en aquel
has lo que a ti vine?». «Si, cierto, dixo el rey, tienpo era tal costunbre en la Gran Bretaña,
si lo pudiere auer». Y el villano descendió que quando hazian eauallero nouel, que le
del rocin, e beso el pie al rey, e su hijo otro- vestían saya de xamete blanco, e después
sí, e gradescieronlo mucho anbos en vno el loriga, e después poníanle la espada en la
don que el rey les auia otorgado, y el villa- mano, y en tal manera yua a oyr la gran
no dixo: «Señor, sabed que don os demando: missa e qualquier lugar que fuesse, e des-
BALADRO DEL SABIO MERLIN 125
pues que oyan la missa ceñíale la espada tierra». «E quien quier que sea, dixo el,
aquel que lo auia ele fazer cauallero, y en quería que vos callassedes dende esta vez,
tal guisa como estonce era costumbre; e fue- sí os pluguiesse». «Yo lo haré» dixo Merlin,
ron guisados los caualleros noueles. É aquel y estonce hizo el rey Artur a su sobrino Gfal-
dia era en que el rey Artur auia de auer las uan cauallero, e a los otros después por su
bendiciones con su muger, y el dia que los honrra.
caualleros de la Mesa Redonda se auian de E después comenco la alegría e la fiesta
afincar e de jurar que jamas se fallesciessen tan grande, que no fue sino marauilla, e al-
vnos a otros, ante se touiessen leal conpa- gunos dixeron de Galuan porque lo vieron
ñia mientra biuiessen; y el rey e la reyna fermoso e biuo: «Aun este uengara la muerte
fueron guisados, e otrosí los caualleros no- de su padre, si biue luengamente, de aquel
ueles, y fueronse a la mayor yglesia de la que lo mato»; e aquel dia estuuieron a la
ciudad con muy grande alegría e con muy Mesa Redonda aqiiellos que eran compañe-
gran fiesta, que vos no sabría hablar de ma- ros della, e las sillas eran todas llenas saluo
yor; y en aquella fiesta ouo reyes, e duques, la peligrosa e la de en cabo. E quando co-
e condes, e tantos otros, que no fue sino ma- mentaron de seruir por las mesas, el rey
rauilla. Y en aquel dia fue la reyna Ginebra dixo a Merlin: «Aun no lo aueys todo hecho,
sagraua con el rey Artur; e en aquel tienpo que aquel lugar postrimero es aun vazio».
touieron ambos a dos coronas; y en aquel «Atended, dixo Merlin, no porque aqui ay
tiempo era la mas fermosa donzella que hon- muchos e buenos caualleros, mas porque se
bre supiesse en todo el mundo. E quando la deue encimar como se comenco; ca se co-
missa fue dicha y se tornaron al palacio, el mento en rey y en rey se deue acabar; e vos
rey pregunto al villano como auia nonbre, soys rey e buen cauallero, y estays en el
y el dixo: «Dares el Barquito, y mi fijo ha comienco en el primer lugar, e yo meteré
nonbre Tor». «E agora, dixo el rey, aura en el postrimero otro tan bueno como el me-
nonbre Tor, el fijo de Dares»; y esto dixo jor, e que sea rey coronado como vos. E assi
el rey en tal hora que nunca después per- comencara en buena persona e acabara en
dio el nonbre; y estonce tomo la espada quel buena persona, assi como deue per en tan
moco traya, e diole vna palmada. E sepan alto lugar como es la Mesa Redonda»; y el
todos quantos esta estoria oyeren, que el pri- rey Artur dixo: «jMncho a gran cosa en esto
mero que dio palmada a cauallero nouel fue que Merlin deuisa!»; e assi se sofrieron todo
el rey Artur; e después diole la espada, e aquel dia de aquel lugar, e fizieron tan gran-
ciñogela, e dixo: «Nuestro Señor te haga de alegría e tan gran fiesta en la ciudad de
hombre bueno, e mucho me plazeria, assi Oamaloc, a fin que los pobres ni los ricos no
Dios me ayude». E Merlin dixo: «Señor, entendían sino de fazer grande fiesta e ale-
honbre bueno sera, e buen cauallero, que gría; e otro dia de mañana, ante vn poco de
bien lo deue ser por linaje, ca cierto es hijo la gran missa, llego a la corte el rey Pelinor,
de rey, e de tales, que es vno de los buenos e descendió en vna cámara de las cámaras
caualleros del mundo». E después dixo al del rey Artur, e después fuesse a vno de los
villano: «Mucho soys loco que piensas que palacios muy ricamente vestido, e fuesse a
es tu hijo; cierto no lo es, ca si el fuesse tu do vido el rey Artur, e finco los ynojos ante
hijo, no lo hallaría la fiáalguia mas que a el, e dixo: «Rey Artur, yo vine acá por ver
sus hermanos lo hallaron, e ante seria de- tu fiesta e tu gran alegría, y sabe verdade-
recho villano como su natura ge lo daría; mas ramente que yo te precio sobre todos los re-
si no quereys dezir al rey cuyo hijo es, yo yes christianos que agora se en el mundo; e,
ge lo diré, ca bien lo se assi como tu lo sabes». cierto, si tu no hiziesses por que fuesses loa-
E quando el villano vido a Merlin que habla- do y preciado, Nuestro Señor no te pusiera
ua tan osadamente, fuy tan espantado, que en tan grande honra como te puso; mas el
no supo que díxesse, e Merlin le aquexo, sabe bien que tu passaras a todos los reyes
e dixo: «Tu dirás cuyo hijo es». E estonce de valor y de cortesía. Y porque yo conozco
hablo Tor, hijo de Dares, e dixo: «Señor verdaderamente que tu eres el mejor y el
Merlin, si yo soy su hijo o no, ¿a vos que se mas preciado rey de todos los christianos que
os haze dende? E si lo soy plazeme desso, e en tu tiempo fueron, vine a tu corte por te
si no lo soy, ¿por que denostades a mi ma- fazer honra; e sepas por verdad que de mi
dre» . «Amigo, dixo Merlin, cierto ella no e de mi tierra te quiero fazer omenaje, y ser
puede ser denostada por lo que yo digo, que tu vassallo aqui ante estos ricos honores,
aquel donde yo hablo es rey sagrado, e con por que te fies de aqui adelante mas de mi e
todo esto es vno de los buenos caualleros sea tu priuado»; e tendió luego la alaue del
que pieca ha que armas truxo aqui en esta manto, e diogela: ca sabed que tal costumbre
,126 LIBROS DE CABALLERÍAS
era entonces en aquella tierra. Y estonces | mas a mi, que soy cauallero, dexadme tomar
vino Merlin ante ellos, e dixo al rey Artur: dende venganca, e yo os digo bien que la
«¡Ay señor! recebildo e agradecelde esta hon- tomare tan grande, como fijo de rey la deue
ra que os haze, que el no os faria si no quis- tomar de quien le mato el padre». «Y ¿como
siesse, e sabed el es de gran guisa como vos, lo quereys vos hazer?» dixo Grariete. «Yo
y es rey como vos». Y el rey Artur le rendio quiero atender aqui tanto, dixo Graluan, fas-
luego, e leuantose contra el, e agradecióle ta que sea partido desta corte, e después
quanto contra el ftziera. Estonce fablo Mer- que el de aqui se parta, yo yrme en pos del,
lin atan alto que todos lo oyeron, e dixo: e tanto que le halle solo, assi que no aya ay
«Ay, señores compañeros de la Tabla Re- otro sino el e yo; e si fuere armado, matarlo
donda, agora sed alegres, ca en este dia de he, e si no fuere armado, fazello he armar;
oy sera vuestra Mesa Redonda complida, e yo me siento tan sano, e tan ligero, e tan
saluo la silla peligrosa»; y ellos bendíxeron rezio, que no pienso que pueda dar mucho
todos el nonbre de Dios por ende. Mas no contra mi; e si pluguiesse a Dios que lo ven-
sabian aun a quien querria poner ay, ca mu- ciesse, no lo dexaria por todo el oro del mun-
chos _auia ay en la corte de reyes, e por esto do que no le cortasse la cabeca assi como el
no sabian por qual dezia. la corto a mi padre, assi como a mi dixeron».
E Grariete dixo: «Yo no lo dexare en ningu-
CAP. CCCYII. — Como el rey Palinor fue meteys na guisa que no le mate luego, sí no me pro-
puesto en la Tabla Redonda. que no y recles sin mi, assi que pue-
da yo ver la batalla de anbos»; e el ge lo pro-
A hora de yantar, quando las mesas fue- metió como a hermano. Y estonces se dexa-
ron puestas, Merlin vino al rey, e dixole: ron de hablar en ello mas.
«Yenid em pos de mi»; y el leuantose, y fue
en pos del, e Merlin lo leuo derechamente a CAP. CCCYIII.—Como dixo Merlin al rey
la postrimera silla de la Tabla Redonda, y Artur que auria alli tres auenturas, e como
dixole: «Sentaos aqui en este lugar, que es las dio a tres eaualleros que ay estauan.
vuestro;.y sabed que no lo hago por amor
que os aya, mas porque os conozco por tan Estonce fue grande el alegría e la fiesta
buen cauallero e por tan leal, como vos lo que los ricos honbres del reyno de Londres
soys». Estonce lo sentaron en la silla. E ñzieron en la ciudad de Camaloc; y él gran
quando el rey Artur lo vido. dixo a Merlin: palacio do el rey Artur tenia sus bodas era
«Yerdaderamente, amigo, sera la flor quien en tal manera obrado y assentado, que esta-
sobre'vos quisiere trabar de tan alta cosa, ua contra en medio de la ciudad contra la
que ninguno no la podría hazer tan sesuda- gran floresta, cerca de vn monte a dos tre-
mente ni tan bien como vos; e ya Dios no chos de ballesta, e sabed que floresta dezian
me ayude si aqui ay honbre ante nos que por vna gran tierra espessa de arboles sin
mas vale aqui en este lugar que el». Y en fruto de comer en que no ay cosa de monte,
esto se otorgaron todos quantos ay estauan, y por tal tierra adonde no ha monte, llamo
y a todos los plugo, saluo a Graluan, y aquel yo en mi lenguaje floresta como el francés. Y
le peso verdaderamente. E tanto que se poso el palacio era en derredor cercado de grandes
el rey Pelinor en la silla, y le menbro como huertas espessas, como si fuesse floresta. Y
matara al rey Loe su padre, dixo a Grariete estando el rey comiendo, e assi como sobre
su hermano: «Gfran pesar deueys auer quan- mesa, dixo Merlin: «Señores que aqui sodes
do vees en tan gran honra y en tan. gran al- ayuntados, no os espanteys por cosa que
teza al que nos mato a nuestro padre». E veades venir; e yo os digo que vereys aqui
Grariete dixo: «¿Que quereys que yo haga en tres cosas, las mayores que nunca vistes; e
esso, qne soy aun escudero, e no deuo aun porque ninguna dellas aqui no se acabara,
meter mano en cauallero por cosa que auen- do el don a tres eaualleros deste palacio que
ga? Pero si vos me lo loades, yo le yre a ma- las acabaran. E Galuan aya la primera, e
tar allí do esta ante todos, ca estoy ende Tor, hijo de üares, la segunda, y el rey Pe-
bien guisado, ca tengo vna espada que el linor el tercero; y sabed que cada vno bien
otro dia me traxeron de mi tierra, la mas dará cima a la suya». Y desto que Merlin
tajadora e la mas mejor que pieoa ay auia, dixo, se espantaron todos los del palacio. Y
e cierto yo lo matare con ella presto si vos estando assi fablando, vieron venir por la
aoordays, ca no ay que tanto desame como huerta vn cieruo a grandes saltos, e vn sa-
a el». «Ko lo hagays, hermano, dixo Graluan, bueso en pos del, e tras ellos vna dueña con
ca si metierdes en el mano siendo escudero, treinta canes sueltos, e yuan ladrando e co-
perderiadea por ende honra de caualleria; rriendo en pos del cieruo; y el cieruo era
BALADRO DEL SABIO MERLIN 127
todo blanco, y el sabueso blanco, e los canes cosa que bien no sea cobrada». E dixo ella:
negros. Mas de la donzella os puedo dezir «Pues mueuanse algunos caualleros, que va-
bien que era vna de las mas fermosas donze- yan en pos del sabueso e em pos del cieruo,
llas que nunca entrara en la corte del rey ca me semeja que no he por que lo de tar-
Artur, e andaua vestida de vn paño verde, dar, si alcancarla quisiere». «Ay señora, di-
e tenia vn cuerno de marfil colgado al cuello, xo Merlin, no aquexedes tanto a los caualle-
e tenia vn arco en su mano e vna saeta, e ros, que ninguna cuyta no vos puede valer
andana muy guisada como cacador, e venia ay cosa, e de oy mas tal costunbre ay en
quanto el palafrén la podia traer; tan gran esta casa, que, por auentura que ay venga,
buelta fazia, que marauilla era. E quando el si por peligro mortal no fuere, a la ora que
cieruo entro en la corte, no dexo por ningu- comieren no se puede leuantar. Mas quando
no de entrar dentro, y el sabueso en pos del, las mesas fueren aleadas, estonce siga su
y el cieruo y el metiéronse entre los caualle- auentura aquel a quien fuere juzgada; e yo
ros que estauan a las mesas; y el can fue em ruego al rey Artur que assi sea, e se tenga
pos del e tomólo por la pierna, e tiro del esta costumbre mientra que biuiere». Y el
tan de reziq, que leuo del vn pedaco. E rey Artur assi lo otorgo ante sus ricos hon-
quando el cieruo se sintió herido, salto de la bres que lo manternia; estonce dixo Merlin
otra parte por encima de las mesas. Y es- a Graluan: «La auentura deste cieruo es
tonce leuantose vn cauallero que ay comia, vuestra; tan presto que comades, tomad
e tomo el sabueso, e acogióse al cauaílo que vuestras armas e subid en vuestro cauallo, e
tenia a la puerta, e fue a tan gran yr, como seguid al cieruo, e catad que lo ayades pres-
si todo el mundo fuesse em pos del, e yua to, y traed del la cabeca, y catad que no vos
diziendo en su coracon que mucho acabara finque ninguno de los galgos e que los tra-
bien por lo que el fuera a la corte. E la don- yedes aqui si no muriesen en la caca, ca en
cella que em pos del cieruo venia, quando otra guisa no seria vuestra auentura acaba-
vio su can leuar, dixo a aquel que lo leuaua: da» ; y el respondió que mas no seria alegre
«Señor cauallero, mas os valdria de lo dexar hasta que fuesse en la carrera. Y estonce
que no de lo leuar, que presto lo dexareys dixo a Tor: «Tomad vuestras armas, e tanto
mal de vuestro grado». Y el no respondió a que las mesas sean aleadas, yd em pos del
cosa que le dixese, ante se fue quanto pudo. cauallero que el sabueso leuo. Yguardadvos
E la donzella entro dentro en el palacio en- que no vos quededes jamas fasta que ayays
tre los caualleros, que se marauillauan del el cauallero, muerto o biuo». Y el respondió
cieruo que passaua entre ellos, e de los gal- que aquel mandado fazer que era muy ledo.
gos que yuan em pos del, e como salieron E estonce dixeron todos los otros honbres:.
sobre ellos assi que yuan ya de la otra parte «Cierto, es muy gran pecado que a estos ca-
del palacio e que comencauan su caca, e quan- ualleros tan pequeños meteys tan presto en
do ella entró, e no vio su cieruo ni- sus ca- peligro de muerte». «Señores, dixo el, nun-
nes, quedo como espantada, e echo su arco e ca ayades pauor, ca mejor los conozco que
- sus saetas en tierra, e pregunto qual era el no vos, e sabed que a cada vno dellos le
rey, e mostrogelo vn cauallero, y ella des- auerna bien, e dará cima a su auentura con
cendió, y fue ante el, e dixo: «Rey, yo no la ayuda de Dios». Y ellos en esto fablando,
me quexo malamente de ti e de tu casa, por- hevos aqui vn cauallero armado de todas sus
que perdi primeramente mi sabueso que mu- armas, sobre vn cauallo blanco, y entro por
cho amaua, e soy destorbada de seguir mi medio del palacio, y donde vido la donze-
caca, e mis galgos en pos de que yua, e ago- lla, fue a ella, e no la fablo, e púsola ante
ra no se a qual parte fue; todo este daño me si, y ella defendióse quanto podia, y después
vino por tu casa. E por ende te me quexo, e que la puso ante si, fuesse del palacio. Y
agora parecerá como me lo cobraras e me lo ella que se vio assi que la leuaua, dio bozes,
í'aras cobrar». e dixo: «¡Ay rey Artur, yo soy muerta y es-
carnida por la seguranga que tenia en ti, y
en tu corte, si tu hazes tanto que yo sea fue-
ra del poder deste cauallero!» E assi se fue
CAP. CCCIX.— Gomo vn cauallero tomo a la el cauallero, y ella dando bozes al rey Artur
donzella capadora, do se estaua quejando que la acorriesse. Entonces dixo Merlin a los
al rey Artur de sus canes e de su cieruo ricos honbres: «¿Pareceos que os dixe verdad
que perdió en su, casa. de las tres auenturas que aqui auian de ve-
nir oy en este dia?» E respondieron: «Yer-
Estonce vino Merlin, e dixo: «Señora, so- dad es esto, y otras cosas que de vos ya.oy-
fridvos agora vn poco, que asaz aueys di- mos». Merlin dixo al rey Pelinor: «¿Que os
cho, e yo vos digo que aqui no perderedes
128 LIBROS DE CABALLERÍAS
parece desta postrimera auentura? Sabed mi señor guardar ¡que mal lo guarde!» Es-
que esta es vuestra; caualgad presto, e yd tonce saco su espada, e comenco a echar los
em pos de aquel cauallero y tornad la.donze- canes fuera del palacio, e mato a los que
11a, y hazed tanto que la honrra sea vuestra». pudo alcancar, y esto haziendo, vino Gral-
E agradóse mucho desto, e dixo que se me- uan e su hermano, e quandp vido al caua-
tería en el camino bien breue. Desta manera llero que andaua feriendo los canes, diole
comentaron a venir las auenturas en la corte bozes: «Ay cauallero malo, e no los firades,
del rey Artur. E quando las mesas fueron que Dios vos de mala ventura»; que el
aleadas, Graluan se partió de su tio el rey e no pensó que matara ninguno. Y el dixo
de sus hermanos, y encomendáronse a Dios que por el no los dexaria de ferir e de
todos gemiendo, y después Grariete rogo a su los matar, ca le fizieron muy gran pesar,
hermano que lo dexasse yr consigo, e que lo que mataron dentro en su casa la cosa que
seruiria como escudero, y ge lo otorgo. T el en este mundo mas amaua e mas quería.
Tor tomo sus armas, e despidióse del rey y Y dixo Graluan: «Ellos fizieron lo que deuian;
de aquel que tenia por padre, e de los otros mas vos no hazedeslo que deueys, ante fazeys
señores. E el rey Pelinor fizo otro tanto. E como cauallero vil e malo como soys». «¿E
partiéronse todos tres juntos de la corte del como, dixo el cauallero ¿tal soys vos que
rey Artur, e Graluan se fue luego em pos del con todo el pesar que yo he me dezis mal
cieruo lo mas derechamente que supo. E e descortesia en mi casa? Por la mi cabeza
Tor se fue em pos del cauallero y del sabue- sera bien conprada si yo puedo, e bien os
so, y Pelinor en pos del cauallero que la seguro que por poder que vos ayades no
donzella leuaua. leuaredes el cieruo, ante fincara aqui, e vos
con el e todos vuestros canes ay morirán».
«No se lo que ay fareys vos, dixo Graluan,
CAP. CCOX. — Como Galucm se combatió que vuestras amenazas tengo yo en poco».
con el cauallero por los canes que el mato Y descendió luego, e fue al cieruo, e tajóle
e conquirio, e lo embio preso a la reyna la cabeca, e dixo qtie aquella leuaría el a la
Ginebra, e como mato la donzella por des- corte, aunque a el pesasse. Y assi diziendo,
aicentura. entro por el palacio, e vio dos galgos muer-
tos, y estonce fue muy sañudo, e dixo: «Que
Y tanto anduuieron, que .vieron ante si bien serian aquellos vengados, si yo puedo».
los canes y el cieruo que era cansado, que Estonce salió el cauallero con quien ha-
los mas de los canes auian dexado de correr; blaua, todo armado. Mas tanto le fallescia,
pero no auia tal que no fuesse lo mejor que que no tenia cauallo. E tanto que vido a
pudiesse. Y Graluan, en que lo vido que yua Graluan, que sus canes ataua que estauan
muy cansado, comeneole a dar bozes, e arre- feridos, dixole: «Don cauallero, yo os desa-
ziar los perros; e comenco el ladrido y la fio, e guardaduos de mi, que bien sabed que
buelta muy grande, y el cieruo se arremetió nunca cauallero entro en mi casa con que
a saltar lo mas que pudo, e pensó de huyr tanto me pese como con vos». «M yo, dixo
como aquel que no era seguro, e tanto fue Galuan, tanto desame a honbre como a vos,
el cieruo fuyendo, e los canes alcancandolo, por mis canes que me matastes»; y estonces
e Graluan e Grariete feriendo de las espuelas se dexarón correr el vno al otro las espadas
a los cauallos, que salieron del monte contra sacadas, e dieronse los mayores golpes que
diestro; entonce vieron ante si vn llano, e ellos pudieron, e tajáronse los escudos de
vna fortaleza bien apostada cercada de muro todas partes, e despedacauanse los yelmos
e de carcaua; y el cieruo se fue contra la malamente, e mas luengamente no pudo
fortaleza quanto pudo, e los canes tras el, y durar la batalla, que mucho era Graluan
el cieru© vido la puerta abierta é metióse mas ligero e mas recio e bino que no el otro
dentro; e los canes, que lo aquexauan mu- cauallero, e mucho daua pesados golpes e
cho, prendiéronlo e derribarronlo en medio mas a menudo que el otro. Y de tal guisa
del palacio; e tantos vinieron ay de los traxo al cauallero, que no pudo mas sofrir,
canes, que lo mataron luego muy presto, y antes se vuo de abaxar e de reboluer contra
echáronse en derredor del como por lo guar- la espada. E Graluan, que lo desamaua mu-
dar; e mientras ellos estañan assi en el pala- cho, e lo traya de heridas en heridas, vna
cio, vino vn cauallero de dentro todo armado, hora acá, otra alia, y tuuolo en tan gran
salup el escudo e lanca. E quañdo vio el cuyta, que no podía mas. Assi que le hizo
cieruo muerto e los canes enderredor del, salir mucha sangre con la espada tajadora;
fizo gran duelo sobre ellos, e dixo: «¡Ay y el cauallero, como aquel que bien vido
señor! ¡que mala ventura! lo que me mando que era en auentura de muerte si merced
BALADRO DEL SABIO MERLIN 129
no pidiesse, que bien entendió que a la cima que matastes esta donzella. Cierto agora no
que no lo podría durar, vuo tan gran pesar, daré nada por mi muerte, fueras que moriré
que bien quisiera ser muerto ante que dezir por mano del peor cauallero e mas falso que
cosa que fuesse contra su honrra. E Galuan, nunca falle». E quando Graluan vido que
que mucho lo desamaua e lo traya de feridas cortara la cabeca a la donzella, por tan gran
en feridas, e tanto lo truxo assi, que el otro mala ventura, ouo dende gran pesar, e dixo
cauallero no lo pudo mas sufrir ni durar, al cauallero: «No te matare, pues te tienes
que cierto auia perdido mucha sangre, e ya por vencido, mas conuiene que tu me pro-
era tal tornado, que a duro podia ya estar metas que vayas a la corte del rey Artur, y
en el canpo, e por donde andaua era todo el que te metas en prisión de mi señora la
suelo cubierto de sangre, ca muchas e muy reyna Ginebra, de parte de aquel que ouo el
grandes feridas auia; e tanto sofrió el caua- don e la aventura del cierno; e por saber la
llero, que no pudo mas sofrir, e vuo de caer razón de vuestra batalla conuiene que tu
en tierra de rostros. E Galuan fue a el, e tra- lleues estos dos galgos que tu matastes el
uole del yelmo, e tirogelo tan reziamente, uno ante ti y el otro e.m pos de ti; e quiero
que le quebró las correas y echogelo muy que te cuy tes de caualgar luego, assi que
alexos, e tiróle el almófar por le cortar la mañana seas en la corte antes que el rey
cabeca. E quando el cauallero se vido en tan vaya a la yglesia». «¡Ay señor! dixo el
gran cuyta que no podia mas, quando TÍO cauallero, sabed que no he menester de
su cabeca assi estar desarmada, ouo pauor caualgar; que muy malo estoy, e lasso, e
de muerte, e pidióle merced, e dixo: «¡Ay cansado, e mucha sangre he perdido, e con-
buen cauallero! yo te pido por merced que uername quedar en el camino». «Conuiene,
me no mates, que me tengo por vencido dixo Graluan, que lo fagades assi y que me
desde aqui adelante; si en mi metes mano, lo prometays»; y el prometiogelo luego,
harás villanía y cosa que te estara mal, ca pues que vido que al no podia hazer. Y des-
todo cauallero que merced pide, la deue pués hizo su duelo sobre la donzella; y des-
fallar si la deue auer, si no fuere caso de que lo ouo fecho vna gran pieca, subió en
trayeion»; e Galuan le dixo: «Yo no aure vn cauallo que vn donzel le truxo, e tomo
de ti merced, por el gran pesar que me los galgos, e puso el vno ante si y el otro
fezistes. de mis canes que me mataste^. «E em pos de si, de tal guisa que se le no caye-
si yo en ti no fallo merced, dixo el caua- ssen. E después tomo de alli para se yr, muy
llero, pues que te la pido, sabe verdadera- cuytado e con gran dolor.
mente que todos aquellos que lo supieren
te teman por el mas aleuoso honbre, e por
el mas falso cauallero que nunca traxo CAP. CCCXI.—De como los quatro caualle-
armas». «Esto no ha menester, dixo Graluan; ros se combatieron con Galuan por la don-
e ya por cosa que me digades no escapare- zella que. mato, e lo firio el arquero en el
des, antes moriredes». «Assi, dixo el, pues brapo, e Gariete mato al arquero.
agora mátame, que no te rogare mas, pues
merced en ti no puedo fallar»; e Graluan Grariete estaua veyendo a la donzella, e
aleo la espada por le cortar la cabeca, y pregunto a su hermano: «¿Señor? ¿que hare-
heos aqui vna donzella que era amiga del mos^ que es tarde? ¿fincaremos, e quedare-
cauallero. E quando vio que lo tenia en tal mos aqui, o yrnos hemos?» «Finquemos, dixo
manera Graluan a su amigo, e que le quería Galuan, e de mañana nos y remos para la
tajar la cabeca, pensó que mas quería morir corte, que me semeja que bien acabe mi
que no librar a su amigo de muerte, y me- demanda». «Buen grado aya Dios; pues fin-
tióse ante el golpe, y clexose caer sobre su quemos, dixo Gariete, pues vos plaze; mas
amigo; e Graluan qué tenia la espada aleada mucho me pesa desta donzella que matastes»;
por dar a su amigo, alcanco a la donzella y el dixo: «Bien tanto o mas me pesa a mi,
por el cuello, e lancole la cabeca lexos. E mas mucho me marauillo que tan hermosa e
quando Gariete esto vido, dixo: «¡Ay her- tan rica es esta casa, e no fallemos aqui nin-
mano! ¿que auedes fecho, que matastes esta guna gente». «Quica son en alguna de aques-
donzella? Cierto, ya cauallero no deuiera tas torres, dixo Gariete, o de los palacios
fazer tal villanía por saña ni por desamor que son acá dentro; ca sin gente no podria
que ouiesse»; e quando el cauallero que de estar tan rica morada como esta». «E bien
yuso yazia vido que el cauallero matara a puede ser», dixo Galuan. Y en quanto esto
su amiga, dixo a Graluan: «¡Ay cauallero hablauan, e Gariete quería ya desarmar a su
malo! cierto vos me auedes agora mostrado l hermano, y entraron en el alcacar, e oyeron
vuestro fallimiento e la vuestra maldad, I sonar vn cuerno atan altamente, que bien lo
MBROS DE CABALLERÍAS.—-9
130 LIBROS DE CABALLERÍAS
podrían oyr a vna media legua; y estonce CAP. CCCXLL - Gomo los quatro caualleros
' aixo Gariete: «No me creades, si no sodes en prendieron a Galuan e a su hermano, por
la batalla por la donzella o por el cierno' que mandado de, la dueña señora de aquel lugar.
matastes; agora vos guisad de vos defender,
que bien euydo que vos es mucho menester»; Quando los caualleros oyeron aquesto de
e tan presto como esta palabra dixo, vieron la dueña, metieron las espadas en las vay-
entrar dentro en el palacio por vna puerta nas, e desarmaron a Galuan, e metiéronlo
pequeña de vna cámara quatro caualleros en la prisión en vna cámara so tierra que
armados, e dixeron a Galuan: «Gauallero era cabe vna huerta, e Gariete con el, e toda
loco y desleal, cierto por vuestro mal ma- la noche estuuieron assi anbos los hermanos,
tastes la donzella, que presto morireys por que no comieron ni beuieron ninguna cosa,
ella, e bien lo merecedes; e agora os aguar- ni Galuan lo auia talante, que mucho se
dad, que no podeys escapar de muerte». E sentía maltrecho, e nunca aquella noche
quando Galuan los 'vio venir assi, -no fue quedo de dar bozes e de fazer duelo, ni dur-
muy seguro, que era lasso e cansado y ellos mió, tanto se sentía mal; e quando vino la
venían frescos e holgados, e de mas que eran luz, vido su braco mas negro e mas hincha-
quatro, y el vno solo; mas no fue mucho do que su pierna, e vuo estonce muy gran
espantado, ca era muy esforzado, e que por pauor, e mostróle a Gariete e dixole; «Her-
esto no le podrían fazer mal. E luego puso mano, muerto soy de cuyta e de dolor, e
las espaldas en el muro, e puso el escudo agora podeys entender que la saeta con que
encima de la cabeca, e saco la espada, e fuy ferido que cierto era emponcoñada, e si
todos los quatro fueron a el, e cometiéronlo ayna no he consejo, non puedo escapar de
de todas partes; el que se podia allegar a el muerte». Estonce comenco Gariete a llorar
mas, se allegaua, mas el se defendía tan con gran pesar en que vido a su hermano en
bien, e se cubría tan sesudamente, que esto tal peligro de muerte, e dixole: «Hermano, vos
no fue sino marauilla; e ellos que lo des- ouístes mal consejo porque quedastes aqui,
amauan mortalmente e lo tenían en la mayor pues que la donzella auiades muerto». «Ya
cuyta que podían, e dieronle muy grandes fecho es, dixo Galuan, que, si Dios quisiere
golpes sobre el escudo, pero el bien se pu- que muera, no puedo escapar en ninguna gui-
diera defender contra ellos vna gran pieca, sa de andar aquella carrera que todos hemos
si no fuera por vn ballestero que vino a la de passar. Mas ya, para tan poco hazer de ca-
batalla con vn arco tendido en la mano e ualleria como fize, Dios no me ayude si querría
vna saeta puesta en la cuerda, e vio a Ga- ser cauallero». E mientras ellos assi hablan-
rúan que hazia su derecho en se defender do, heos aqui la señora del castillo que vino
contra aquellos que lo acometían, e tiro la a vna finiestra do pudo bien fablar con ellos,
saeta, e firiolo tan de rezio que la loriga no e quando ella entendió que el cauallero fazia
le presto que no le metiese por el braco dies- tal duelo, vuo muy gran piadad, porque los
tro el fierro de la saeta con toda el asta; mas vido mocos e de poca hedad, e porque se
de tanto le auino que no lo passo por los preciaua de caualleria, y que era tan moco
costados, e auinole mal, que la saeta era y era tan buen cauallero sobre aquellos que
enponcoñada, do después sufrió e recibió viera pieca auia, y estonce fablo con ellos, e
Galuan mucha cuyta e mucho dolor, e tanto dixoles: «Señores, vos soys en mi prisión, e
que se sintió ferido, dio vna boz muy dolo- bien sabeys que me errastes tanto, que si
rida, e dixo: «¡Ay! ¡muerto soy!» E dolióse mirasse a vuestro yerro, que vos faria matar
tanto del braco, que no lo pudo algar mien- por derecho, mas si vos fuestes locos e villa-
tra assi estauá, ni tener el espada, e cayóle nos, y hezistes villanía en mi casa muy so-
en tierra. E quando G-ariete esto vido, tomo berbiamente, yo ay seré mas cortes, e vos
vna lanea, e fue corriendo al ballestero, e saldreys de la prisión, y enbiarvos he si
diole vna tal lanoada por meytad de los pe- quisierdes fazer lo que vos dixere; e. sabed
chos, assi que le salió de la otra parte; y el, que vos no diré cosa que se vos a gran ver-
que se sintió llagado a muerte, cayo en tie- guenca torne, ni cosa que no podades hazer».
rra. E los otros caualleros tenían a Galuan
en tierra, e quitáronle el yelmo por le tajar
la cabeca, y heos aqui vna donzella que les CAP. CCCXIII. — Gomo Galuan afio a la
comenco a dar bozes: «No lo matedes, mas dtieña que haría todo lo mandado, Y ella
prendeldo, por que sepamos quien es, que tal lo hizo sacar de la jjrision.
puede ser, que por todo el oro del mundo no
guareeeera que no le hagamos morir mala Quando Galuan vido que la dueña fablaua
muerte, e tal que no muera». tan piadosamente, dixo: «Señora, v o s m e p a -
receys muy cortes, por ende quiero fazer
BALADBO DEL SABIO MEKLIN 1-31
vuestra voluntad, como quier que me auen- «Ay dueña, dixo el, yo vos prometo como
ga dende mal». «Cierto, dixo ella, no vos oauallero, que lo hago bien assi como vos
puede venir mal». «Pues, dixo el, prometo- mandays». Estonce dixo Grariete a Graluan:
voslo, e tiendo la mano»; y ella le tomo la «Hermano, ¿como podremos lleuar nuestros
.fianza, e ojiando Grariete vino por fazer otrosi, galgos a la corte? que sy fuessemos sin ellos,
preguntóle la dueña: «¿Soys vos oauallero?» dezirnos yan que no es vuestra demanda».
y el dixo: «No»; y ella dixo: «Señor, yo no «E yo vos lo diré, dixo la donzella; yo he
tomare vuestra flanea, pues vos soys escude- aqui muchos mogos que vos los llenaran. E
ro, ea faria villanía»; y estonce fizo abrir la sabed que no ay ninguno perdido, saluo los
puerta de la cámara, y ellos salieron, e fue- dos muertos que lleuo el oauallero a la corte».
ron contra la donzella, y ella les comenco a Y estonce hizo tomar los galgos, e ponellos
catar muy hermosamente. E pregunto a Gral- en cadenas de dos en dos. e tanto que metió
uan quantos- años auia, y el dixo: «Diez e Grariete los dos primeros, dixo a la donzella:
seys años». Y ella le dixo: «Asaz sodes man- «Donzella, no embiedes mocos ningunos, que
cebo, e, si vos podeys biuir luengamente, yo yo Ueuare estos dos, e los otros todos los se-
creo que seades vno de los caualleros del guirán muy de grado». «Esto se yo muy
mundo; mas agora me dezid quien sodes». Y bien; agora ñnque, dixo ella, ca veo que vos
el dixo: «Señora, el rey Loe de Ortania fue no plaze que vayan con vos, ca yo los em-
mi padre». «¿E' oomo? dixo ella, ¿vos sodes biaua muy bien de buenamente».
sobrino del rey Artur y este es vuestro her-
mano?» «Yerdad es», dixo el. «Cierto, dixo
ella, yo conozco atanto de vuestra fazienda, CAP. CCCXIV.—Como Gahmri vino a lá
que se verdaderamente que no podeys falle- corte de la guisa que la dueña le mando, e
cer de ser buen oauallero si beuides luenga- como fizo Merlin llamar a la reyna e a sus
mente, e mas porque errastes sobejosamente doncellas que lo viessen.
de la. donzella que matastes, que ningún
hombre de gran guisa como lo vos sodes Estonce se partió Graluan de la donzella, e
no lo deuiera fazer, e quiero que hayays torno con su hermano para Oamaloc, e nunca
dende lugar de penitencia lo que vos yo di- descaualgaron fasta que fueron en medio
xere; e mandovoslo sobre vuestra fe». «Due- del palacio; y estonce descendió Grariete, e
ña, dixo el, ¿que cosa es? que yo la haré, puso en tierra el escudo de su hermano, y
qae sea mi honrra, quier mi desonrra». Y embio la cabeca del cieruo al rey. Y el rey, •
ella mando luego a sus honbres que le tra- e Merlin, e los otros, fueron a Graluan, e
xessen sus armas; e hizole armar muy bien, mando el rey que le tomassen la donzella;
e subió en su cauallo, e fizóle dar la cabeca e dixo Merlin: «Señor, hazed ante llamar a
del cieruo. E porque muy bien querría ella la reyna Grinebra e a sus donzellas e a sus
los de la corte supiessen bien que acabar su dueñas todas, e oyran quien embio assi a
demanda, y el la dio a Grariete; y ella le pre- Graluan, e por que trae assi el cuerpo de la
gunto como auia nombre, y elle dixo: «Gral- donzella e la cabeca, como es sin razón». Y
uan». «Graluan, dixo ella, agora conuiene . el rey enbio luego por la reyna, y ella vino
que lleuedes el cuerpo desta donzella que luego, con gran conpaña de dueñas e don-
matastes ante vos sobre el cuello de vuestro zellas. E quando vieron a Graluan assi estar,
cauallo a la corte»; y el dixo que lo haria, marauillaronse; y estonce mando Merlin que
pues ella quería; e tomólo, e púsolo ante si, le tomassen el cuerpo de la donzella, e que
y ella ñzo tomar la cabeca de la donzella, e le desatassen la cabeca, que tenia colgada
Azogóla colgar al cuello, por .los cabellos que del cuello por los cabellos, e que lo desar-
traya trancados^ y el sufriólo todo de grado massen; e desque fue desarmado, e le vieron
quanto le hazian, por su fe quitar. E quando. el braco diestro tan hinchado, ouieron todos
lo ouieron guisado, dixo la donzella: «Gral- muy gran pesar. E Merlin dixo: «No vos
uan, vos yreys en tal manera e assi guisado |)ese de cosa que veades, que si Graluan es
como estades, a la corte de vuestro tio. E ferido, el guarescera, e yo vos digo que lo
quando ay íuerdes, embiareys por todas las ñzo mejor que no cuydades, y el acabo bien
dueñas e donzellas, e después que vinieren, su demanda; e sabed que esta auentura
contadles todo-quanto vos auino, e como ma- podedes vos tener por vna de las auenturas
tastes la donzella, e la crueza, que hezistes del Santo: Grrial, y desde oy mas veredes
eontra el oauallero que vos pedia merced e venir muchas auenturas a menudo, y de
vos no ge la quisistes escuchar, e la peniten- mas'de cada dia, e más braúa que esta es»;
cia que vos dieren por emienda deste yerro, - y después dixo al rey- Artur, en tal guisa-
yo vos mando so fe 'vuestra que la hagades», que todos to oyeron quarvtósr'a'y estañan:
132 LIBROS DE CABALLERÍAS
CAP. CCCXV.—De las cosas que Merlin dixo auenturas que buscastes, e a que fuystes
al rey Artur que auemian en su casa. embiado; no lo dexedes por pesar, ni por pla-
zer que dende ayades»; e Don Graluan assi
«Rey Artur auenturado, que fuyste ñas- lo juro todo como le fue mandado; e luego
cido por auentura e por marauilloso pléyto, contó sus auenturas como passo, assi como
e veniste entre tu gente tan marauillosa- el cuento lo ha deuisado, que no negó ni
mente, que te no podían eonoscer ni fazer encubrió cosa por honra ni por desonrra que
honra como deuian si supieran tu iazienda. dende le auiniesse.
E quando fuiste de hedad que podías ser
pastor, e conociste muy mejor que tus natu-
rales a Nuestro Señor, e tomóte por su gra- CAP. CCCXV I. — De la penitencia que la
cia, aseñoreote de todos como lo prometió reyna e sus don%ellas dieron a Gahian <por
e como era derecho; e como tu fuyste hecho la donzella que mato.
yo lo se bien, y se que por auentura te quiso
Dios guardar assi que acorrió a la su casa de Después que lo ouo contado, dixo Merlin:
Bretaña por muy estraña auentura. T deues «Cierto, Graluan, ay cosa no méntistes, e
muy bien saber vna cosa, que deues parar mucho fue comienco fermoso de vuestra ca-
mientes en estas marauillas e auenturas que ualleria si no errarades tan sandiamente en
quiso Dios que viniessen en tu tiempo por dos cosas: e la donzella que acá os enbio fue
muy gran demostranca, E miembresete de muy sesuda e muy cortes, e ruego primera-
las que ay vinieron e han de venir en tu casa mente a mi señora la reyna, e a las dueñas e a
y en otro lugar. ¡Ay buen rey Artur, por las donzellas que con ella son, que vos den tal
ende quiero que seas llamado rey auentura- penitencia de la donzella que matastes, qual
d o ^ al tu rey no otrosí! E sabed bien que ellas fallaren que sea guisada, e que vos la
assi como por auentura ganaste este rey no, tengays e seades tenudo de la tener. E ruego
ássi por auentura saldrás del. E agora emien- a mi señor el rey Artur, que aqui es, que
elate por que te digo esto, ca no ha en el les ruegue luego dende e que lo mande». Y
mundo honbre que tanto sepa como yo desto, el rey les rogo luego que lo hiziessen, por-
y de las auenturas que bien se que en esta que vido que Merlin dezia lo mejor. Y ellas
tierra han de venir y en otro cabo; mas como salieron luego a parte, e tornaron por recab-
quier, rey Artur, que otro cabo auenga, en do. E quando tornaron con la fabla, fablo
esta tu casa, sera por esto siempre honbracla vna de ellas ante todas, e dixo: «Graluan,
por ellos; e muchos tomaron afán e trabajo en porque metiste mano en donzella tan cruda-
las demandar. E las tierras por otros luga- mente, assi que la matastes, tenemos por
res a muchos a menudo verna mal a los que bien entre nos que juredes agora sobre los
yran a demandar., ca andarán cansados y santos euangelíos, que jamas mientra biuades
trabajados de grande afán, e plazerles ha no metades mano en donzella por cosa que
de folgar, e venirles ha a las vézes de comen- vos diga ni faga, si no auredes peligro de
car su batalla con tales, que serán frescos e muerte. E aun queremos que si donzella vos
folgados de todo afán, y serán por ende mal- demandare ayuda o acorro, que le ayudedes
trechos y vencidos. Y "pues que assi es, que e le acorrays, assi que no se de tan estraño
muchos se meterán a buscar las auenturas, lugar ni tan desaconsejado, si no fuere con-
es menester que fagades vna cosa, porque se- tra vuestra voluntad e contra vxiestra hon-
pades eonoscer a los buenos e a los malos, e rra», y el juro luego todo esto e tuuolo todo
para fazer honra a cada vno tal como la me- muy bien toda su vida, que nunca des-
reseiere; e porque no tomeys en esto yerro, pués donzella le pidió ayuda que le falle-
fazed tanto que el cauallero que -entrare a ciesse, y a tan estraña no fue ni de tan
demandar auenturas tomad del gran jura luenga vida e tierra. Assi en la corte como
que le auenga siquiera su bien, siquiera sea en otro lugar fue llamado el cauallero de
su mal, que vos la cuente, que no vos niegue las donzellas, porque las ayudaua, e nunca
dende cosa ninguna, e assi podredes saber este nonbre perdió mientra pudo traer ar-
la verdad de lo que les auiniere, que no mas. E después que esta jura ouo fecho de-
mientan por cosa ni se perjuraran». Y el rey lante Merlin y el rey Artur e sus ricos hom-
Artur dixo estonce a Merlin: «Bien es, e bres, dixo Merlin ante todos: «Galuan, yo
mucho me plaze desta costumbre»; e prome- vos diré buena cosa donde deueys ser mas
tió de la tener mientra biuiesse; e luego seguro e de mejor talante entre todos-aque-
. dixo: «Graluan, quiero que jures luego aqui, llos que conocierdes; yo vos seguro que si
ante quantos aqui son, que ninguna cosa no luengamente biuides, que seredes vno de los
negareys de quanto aña paesástes en las mejores cauall£ros del mundo e vno de los
BALADRO DEL SABIO MERLXN 133
mas nombrados; que nunea fallareys cana- trecho de ballesta, vido venir contra si vn
nero que vos pueda en batalla maltraer, que enano que traya en la mano vna vara. E
vos no lo traygades mal, fueras vno solo, y quando llego a el, diole vna tal ferida en el
esta batalla no sera en mi tiempo verdadera- rostro del cauallo, que le fizo boluer atrás
mente. Poro si vos en esta batalla vos nades mas de vna lanca, assi que a pocas no cayo
e por segurado della vos combatieredes sola- el cauallo y el cauallero, e marauillose por-
mente, bien podedes vos por ende morir ante que lo fazia e dixole muy sañudo: «Ay, ena-
de vuestros dias, que aquí no ay ninguna no, ¿que te hizo mi cauallo? ayna te de Dios
dubda que cada vno no pueda bien curar su mala uentura». «Bien, dixo el enano, don
muerte si le pluguiere. Mas por la villanía cauallero catiuo, e fallido, e retraydo, ¿e
que hezistes del cauallero que vos pedia mer- ydes os assi? ¿e como no justarades con vno
ced e vos no ge la quesistes dar, jurareys de los caualleros de los tendejones?» «Ay,
que jamas cauallero no vos pida merced que enano, dixo Tor, no me era menester de jus-
ge la no dedes, no os auiendo tanto hecho que tar, que he gran cuyta de yr em pos de vn
ge la no deuays de dar. E sabed bien que si cauallero que lleua vn sabueso». «Yo se bien,
lo assi fizierdes, que vos ternan dende por dixo el enano, quien es el cauallero, ca no ha
muy cortes e por de buen talante, e por buen mucho que lo vi, mas no y redes de aqui fasta
fidalgo, e seredes mas preciado en todo que sepamos como ferides de langa; y vedes
lugar». E Graluan finco los ynojos e juro que en aquellos dos tendejones estar dos caualle-
assi lo faria en toda su vida. E Merlin dixo ros noueles, que por ver como los de la corte
al rey Artur: «Señor, agora vos diré que del rey Artur saben justar vinieron acá;
faga des, e sabed que yo no biuire mucho con agora tornad contra ellos por vna justa, e
vos desde aqui adelante, en el tiempo que yo cierto, si vos esto recelades, no me parece
mas con vos quisiera biuir, por verlas gran- que seades cauallero para que en demanda
des marauillas e muy marauillosas auentu- deua entrar». E quando el esto oyó, no lo
ras que auerna muchas en el mundo; e por- oso recelar, y respondió, e dixo: «Pues, ena-
que vos no hallaredes tan ayna quien vos no, ellos ay vinieron por justar, por mi no
aconseje, si la gracia del Espiritu Santo no fallecerá; pero mejor me fuera de me yr mi
fuere, e también quiero que desde agora ade- camino que no de tornar, que no se do falle
lante que fagades poner en escrito todas las lo que demando». «No vos pese, dixo el ena-
auenturas que vos contaren en vuestra corte, no, que el bien no lo puede honbre perder
la verdad por esto, e porque después de las por alongamiento que aya, e mas podedes
nuestras muertes puedan los que después aqui. ganar en prouar si podedes vos valer
vinieren, pobre e ricos, contar las muy gran- alguna cosa». E quando el enano esto dixo,
des marauillas que auernan en el nuestro tomo vn cuerno que traya a su cuello, e ta-
tiempo. Assi que, señor rey muy auentu- ñólo; e no tardo mucho que vio salir vn ca-
rado, aued con vos cincuenta clérigos que no uallero todo armado de los tendejones sobre
entiendan, en otra cosa ni hagan sino esere- vn cauallo, e su yelmo enlacado y el escudo
uir las auenturas de la corte, assi como al cuello, e la lan9a en la mano, e dixo a Tor
vinieren conoscidas y estrañas». Y el rey que se guardasse del. E Tor torno a el assi
Artur otorgo que assi lo faria. como la natura del linaje ge lo enseño, ca no
porque el pensasse que venia sino de natura
de villanos, e diole vn tal golpe en los pe-
chos, assi que lo derribo en tierra del caua-
CAP. CCCXVII. — De como Tor uencio los llo tan brauamente, que a pocas no le que-
dos caualleros de los tendejones e los enbio bró el braco; passo por el, que no le dixo
presos para el rey Artur. ninguna cosa ni avn le miro, e tomo el caua-
llo por el freno e dixo al enano: «Toma,
El cuento dize que quando Tor, fijo dé enano, este cauallo, ca este comienco de
Dares, se partió de la corte, que eaualgo caualleria es»; e tanto qiie esto dixo, vido
tanto por alcangar al quelleuaua el sabueso, salir del otro tendejón otro cauallero bien
que entro en la floresta, e no anduuo media guisado de justa como el otro; no dixo cosa,
legua, que vido cabe el camino dos tendejo- fueras que se dexo correr a el, e Tor torno a
nes armados, e ante cada vno de los tende- el, y el otro le firio de rezio, assi que la langa
jones a la puerta estaua vn escudo puesto e le quebró en los pechos, mas otro mal no le
vna langa; e Tor miro los tendejones e los hizo. Y Tor, que le tomo tanto quanto baxo,
escudos, mas el no quiso alia yr, ante se fue diole tal langada, que le falso el escudo e la
por su camino, porque veya muy fresco el loriga y le metió el fierro de la langa por el
rastro del cauallero en pos de quien yua. E costado siniestro, mas no fue en tal lugar que
quando passo por los tendejones quanto vn
134 LÍBEOS D E C A B A L L E R Í A S
no pudiesse dende guarescer, e púsole, assi bre me pidió dende que fuy caüallero; agora
como aquel qué era Meno y rezió, eñ tierra, di lo que te pluguiere». «Yo te ruego, dixo
e al caer quebró la langa e quedóle el fierro el enano, que me.dexes yr contigo en lugar
en los costados del caüallero; e quando Tor de escudero, e yo te prometo que te valga
yido en tierra anbos los caualleros, metió mas en esta carrera y mejor te sirva que el
mano a la espada, porque quería que se otor- mejor escudero de la corte del rey Artur; e
gassen por vencidos, e fue al primero que ya ¿sabedes por que quiero mas biuir contigo?
se leuantaua e diole por medio del yelmo vn porque no quiero más biuir con estos caua-
tan gran golpe, assi que lo atordecio y le fizo lleros malos, que no me verna dellos honra
fincar las manos en tierra; y después diolé ninguna». E Tor dixo: «Yo te lo otorgo,
de los pechos del eauallo e derribólo en tie- pues te plaze». Y el enano subió eñ el eaua-
rra, e truxo tanto el eauallo sobre el, que se llo que le dio Tor, e dixole: «Señor, agora
esmoreció de la cuyta que sufría, e Tor se podedes yr para do quisierdes, que yo vos
apeo, que no se quiso detener, e no se tenia siguire». E Tor entro luego en su camino
por pagado fasta que le picliessen merced; e alegre e de buena ventura, qual Dios ge la
ato su eauallo a vn árbol e fuesse para aquel diere en su comienco de caualleria. E quanto
que átropellara e tiróle el yelmo, e dixole se alongaron de los tendejones vn poco, dixo
que le mataría si no se otorgasse por venci- al enano: «¿Yisté acá al otro'caüallero?;»
do; y el acordó en que se vido en peligro de dixo el: «Si». «¿E sabes como ha nombre?»
muerte, e pidióle merced, que bien vido que Y el dixo: «E ha nombre Abalin^ y es vno
en otra guisa no podia escapar: «Agora me de los mejores caualleros que hombre sepa en
aliad, dixo Tor, que te meterás en la prisión esta tierra, y es el mas soberuio que yo nun-
donde yo te embiare»; y el lo alio, e Tor lo ca vi». «Cierto, dixo Tor, no fue cortes
des» luego e corrió al otro que era todo que- quando lo tomo, e si lo yo puedo hallar, jo
brantado de la cayda^ e diole por medio del pienso que lo rendirá». Y el enano dixo: «Yo
yelmo de la espada con ambas las manos vn os llenare alia derechamente do el caüallero
tal golpe, assi que le fizo echar lagrimas de ésta». «Pues vayamos, dixo Tor, que mucho
los ojos, e cayo en tierra de rostro, assi que me es menester de llegar ay». E assi fueron
no se pudo leuantar; e Tor le tiro del yelmo, hablando^ fasta que llegaron a vna ribera,
mas no ge lo pudo quitar, que las correas donde auia muchas tiendas armadas muy
eran fuertes, e tajólas con el espada. E quan- hermosas e muy ricas; y en cada tienda auia
do él caüallero vido su cabeca desarmada vn escudo colgado, e todos los escudos eran
fueras de la cofia de fierro, ouo pauor de bermejos, saluo vno que era blanco, e aquel
muerte e pidióle merced. E Tor le dixo: «Tu escudo blanco estaua colgado ante la mas •
no fallaras en mi merced, si no me fias que •hermosa e mas rica. Entonces dixo el enano
vayas preso do yo te embiare»; e el caüallero a Tor: «Señor, en aquella tienda donde
lo aflo. E Tor dixo a aquel Caüallero e al aquel escudo blanco esta, hallaredes vos el
otro: «¿Vos soys mis presos?» «Verdad es», •vuestro sabueso, e también el caüallero que
dixeron ellos. «Agora vos mando, dixo Tor, * lo traxo con el, según que yo creo. E sabed
.que vayades a Camaloc e vos rindades por que es el señor de todos aquéllos que en las
presos al rey Artur, de parte de Tor, el fijo ; tiendas están». E Tor dixo que el no deman-
de Dares»; y ellos assi lo fizieron. daua mas sino que fallasse el sabueso. Y el
se apeo entonces, ca no podia entrar en la
tienda a eauallo, e dio la lanca y el eauallo
GAP. OCCXVIIL — Gomo Tor llego a las tien- al enano, y entro alli donde pensaua fallar
das, e tomo el sabueso que staua en la ca- lo que buscaua, e quando entro Tor en la
dena, e lo ll&uo) y fue a posar a vna ¡ter- tienda, vio estar en vna cama muy rica vna
mita. dueña sola e durmiendo, y el sabueso cabe-
lla, que ella echara ante si, e dormían am-
Estonce subió Tor en su eauallo, e pidió bos. E quando el sabueso sintió que venia el
.su escudo, e demando vna lanca al enano, y comengolecontra
caüallero
de
el, salió luego del lecho, e
ladrar muy fuertemente, cano
el enano ge la dio muy buena, dé las que lo conoscia. E la dueña
estauan en el tendejón; y después encomen- que hazia el sabueso. E despertóquando
a la buelta
vido el ca-
dó a Dios a los caualleros, e fuesse, e dixo üallero armado, fue muy espantada^ e salió
:
el enano: «Ay buen caüallero, yo te ruego, luego fuera de la tienda. Y Tor conoscio
por la fe que deues a buena caualleria, que muy bien que aquel era el sabueso que el
me des vn don, donde te .verna mayor pro buscaua, e tomólo luego, e salió con el de la
que no daño;» e Tor respondió: «Yo te lo tienda, e diolo al enano, e dixole: «Veys
otorgo j que este es el primer don que hon-
BALADBO DEL SABIO MEELIN 185
aqui el sabueso por quien yo sali de la corte; CAP. CCCXIX.—De como Tor se combatió
venga quien quisiera a demandarlo, ca yo no con el cauallero que auia Ueuado el sabueso,
lo daré a ninguno, mientra lo pudiere de- e lo mato.
fender, fasta que a la corte llegue». Y el
enano lo tomo, e Tor subió en su eauallo, e Entonces se partió Tor del hermitaño, y
queríase yr, e salía yna donzella de vna metióse en su camino, e no anduuo quanto
tienda, e dixole: «Ay, señor cauallero, no media legua, quando vio venir en pos de si
leuedes nuestro sabueso, ca fareys muy vn estruendo de caualleros, e atendió por
gran villanía, e sabed por verdad que vos ver que cosa era; e vio venir vn cauallero a
fallareys mal, y el cauallero cuyo es no gran andar, como si la muerte viniesse en
vos lo dexara assy leuar, que el yra em pos del, y venia solo e bien armado, que no
pos de vos, e vos lo tomara a mal de vues- le faltaua cosa: «Ay señor, dixo. el enano,
tro grado, ca assi lo fizo ante el rey Ai- vos no podeys yr sin batalla; e ¿sabeys quien
tur mesmo». «Donzella, dixo Tor, el sabue- es este?» «Si, dixo Tor4 ca esté es el que yo
so fue tomado por soberbia e por tuerto buscaua, el que tomo el sabueso en la corte».
que fue fecho en la corte del rey Artur mi Entonces tomo su escudo e su lanca quel
señor; e yo vine hasta aqui por su mandado, enano le traya, y endereco al cauallero en
e lleuarlo he por derecho, e si en algo al ca- medio del camino. Y el otro le dixo, a las
uallero que lo1 truxo pesare, vaya en pos de mayores bozes que pudo: «Cauallero, cierto
mi para me lo tomar». «¿Como? dixo ella, por vuestro mal tomastes a las señoras el
¿assi lo tomays a nos que somos dueñas, e sabueso, ca vos lo daredes a vuestra deson-
que no fallays defensa alguna?» Respondió rra;» e Tor no respondió cosa alguna a lo que
el: «Tomo lo que es mió». «Sea, dixo la don- dixo, antes endereco la cabeca del eauallo
zella, pues a vos plaze; mas yo no creo que contra el; y ellos vinieron el rno contra el
vos lo leuareys hasta Camaloc sin embar- otro, e no a gran priessa, avnque trayan
go» . E dixo Tor: «Yo lo leuare a pesar de buenos cauallos; mas ñrieronse tan rezia-
quien pesare». Estonce se fueron derecha- mente, que las laucas bolaron en piecas, y
mente contra Camaloc, e antes que andu- ellos encontráronse de los cauallos tan bra-
uiessen media legua, fue noche tan escura, Uamente, que ambos cayeron en tierra, e
que no supieron yr por el camino. E Tor pre- atrauessados, que ninguno no falto que los
gunto al enano a quel lugar podrían yr a yelmos no fuessen en poluo enbueltos; mas
dormir, ca era ya tarde e no podían yr a ellos eran biuos e ligeros y de gran fuerca,
Camaloc. «Cierto, dixo el enano, no se, se- leuantaronse lo mas ayna que pudieron y
ñor, si fuésemos aqui a vn hermitaño que metieron mano a ias espadas, e comencaron-
mora en esta montaña, e yo vos guiare si os se a conbatir; e veriades a los primeros gol-
pluguiere». «Pues ve delante, dixo Tor, e pes los escudos fender y despedazar, e los
yo yre en pos dé ti, ca ya querría ser alia». yelmos abollar, e las armas romper y desfa-
Estonces se fue el enano delante, e guiólo a zer, ca ambos eran de gran bondad y fuerca,
la herniita, que estaua en lugar muy estre- e biuos en gran manera; e conbatianse tan
cho, en vn valle fondo y lleno de piedras y de fecho, que se hazian menos valer las ar-
peñas, e ante que alia llegassen, salió la mas que antes, e la sangre les salía de todas
luna muy clara, que bien vian la herinita partes, que duro la batalla de ambos desde
que estaua muy cerca; e vieron que era vna hora de prima fasta hora de tercia. Y estonce
casa muy pequeña e pobre. Y el enano, que fueron lassos e cansados, ca mucho auian
ya otra vez auia aili estado, fue derecha- cada vno perdido de sangre; mas era Abalin
mente a la puerta, e llamo; y el hermitaño muy cuytado mas que Tor, porque sü espada
salió a vna flníestra pequeña, e abrióla, e no era tan buena, e la de Tor era estremada.
quando vio el cauallero armado, entendió Esta fue vna cosa que mucho le valió aquel
que quería quedar allí, e fue a la puerta, e día, que mucho mal fizo al otro. E vn poco
abrióla, e rescibiolos muy bien. Y el caua- ante de hora de tercia comenco a enflaque-
llero se desarmo, y el enano pensó de los ca- cer, que en breue perdía mucha sangre, e no
uallos lo mejor que pudo, e dioles yerua, que pudo tan grandes golpes dar como antes
venían muy cansados; y en la mañana oyó daua, ni tan a menudo como antes fazia. Y
missa que el hermitaño dixo, e armóse e Tor entendió bien como era lasso, e comen-
subió en su eauallo, e rogo al hermitaño que gole a dar muy grandes golpes del espada,
rogasse a Dios por el, y él honbre bueno ge lo que le fizo salir la sangre por mas de diez
otorgo de lo assi fazer. lugares, y el sufrió muy bien, e no pudo tan
ayna enmendar su voluntad; e Tor lo traya
de acá y de alía, vna vez fazia delante, e
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otra vez atrás, a qual parte quería; e quando pidió, e por esto no ha cosa en el mundo por-
vio que lo tenia casi suyo, dixole: «Cauallero, que vos lo no diess.e si lo pudiesse auer por
tu eres muerto si yo quisiere, ca no lias po- afán o por trabajo que yo aya». «Muchas
der de te defender; mas, porque eres buen mercedes, dixo ella, señor; agora me dad vos
cauallero, fazerte he vn buen amor que tu no la cabeea desse cauallero que debaxo vos tene-
me farias a mi si fuesses tan bien andante des». «¿Como? dixo el; ¿queredes vos que se
sobre mi como yo sobre ti». «Agora dezid, la corte?» «Si, dixo ella; que no os demando
dixo Abalin, que cosa puede ser, que vos lo al». «Mucho me pesa, dixo el, porque es el
mucho agradeceré, e tal puede ser que no». tan buen cauallero». «íTo vos duela de su
«Si te quieres tener por vencido e yr a la caualleria, que sabed por verdad que este es
prisión que yo te enbiare, sera salua tu vida, el mas desleal cauallero y el mas soberuio
e yo te daré por quito, y te yras por do qui- que vuo en la Oran Bretaña»; e quando el
sieres, mas que el sabueso quede a mi». E cauallero entendió [lo] que la donzella dezia,
Abalin lo miro en trauiesso, e dixo: «Mala dixo a Tor: «Ay buen cauallero, por Dios no
ventura aya quien lo flziere mientra biuiere lacreades ni me mateys por su ruego, que
e tuuiere el alma en el cuerpo. Ca después bien sabed que esta es la donzella mas des-
que yo conociere mi couardia, jamas no leal que nunca vistes; mas dexadme, que yo
auría honra, assi Dios me ayude querría me tengo por vencido e afiarte he que me
cient vezes morir si cient vezes pudiesse mo- rinda por preso a quien tu'quisieres». «Ay
rir, y que no vna cosa fazer que se me tor- cauallero, dixo Tor, mucho fue esso tarde,
nasse a couardia ó a retraymiento». «¿Como? que el don que di a la donzella, si no ge
dixo Tor, ¿queredes morir mas que no fazer lo diesse, poderme ya por ende reptar».
lo que vos dixe?» «Si, dixo Abalin, por la E quando el cauallero esto oyó, tendió la
buena fe». «Pues la muerte contigo es, dixo mano contra la donzella e pidióle merced, e
Tor, y dexose correr a el luego, e flriolo por dixo: «Buena señora, por Dios, aued de mi
cima del yelmo de tan gran golpe con la es- merced que me no fagades matar, que vos
pada, que le ñzo caer en tierra todo atordido; en mi muerte no ganareys cosa, mas en mi
y echóse luego sobre el, e tiróle el yelmo y vida podeys ganar vn tal cauallero como yo
echógelo a lexos, e diole con la mancana de la so, e jamas en quanto biua no seruire sino a
espada tan grandes golpes, assi que le metió vos ni fare cosa que contra vuestra voluntad
de las mallas- del almófar por la cabeea, e sea». «Ay donzella, dixo Tor, por Dios, si
diole bozes que se otorgasse por vencido, si este cauallero no vos erro tanto que merezca
no que lo mataría. E Abalin respondió con la muerte, aued del merced e faredes gran
muy gran desden, e dixo: «No me otorgare cortesía». «Ya nunca Dios me ayude e me
por vencido por poder que ayas; agora faz aya merced, dixo ella, al anima, si la yo
de mi lo que te plazera, que ya por pauor de ouiere del que me mato a vn mi hermano,
muerte no daré cosa ni clire que se me torne donde nunca me quiso escuchar mi ruego do
a verguenca;» e Tor dixo: «O tu lo dirás, o estaua llorando delante del de ynojos; e agora
yo te tajare la cabeea;» e diole tan gran gol- fazed lo que me auedes prometido, si vos
pe de la mancana del espada en el rostro, que pluguiere». Y el dixo que le plazia, pues al
le fizo correr la sangre por la faz; e ni por no podia hazer. Y el otro cauallero, que se
esto no quiso Abalin dezir cosa que le man- sintió ya quanto aliuiado, quando esto oyó,
dasse Tor. leuantose presto e comenco de fuyr, mas
Tor no le dexo, que le dio vn tal golpe en el
pescueco con el espada, que le fizo bolar la
CAP. CCCXX.— Como Tor corto la cabera al cabeea a lexos del cuerpo; e la donzella fue
cauallero con quien se conbaiiapor dalla en corriendo a la tomar con muy gran alegría
clon a vna donzella que se la pidió." e agradeciogelo mucho a Tor, e dixole: «Ami-
go, este don os sera bien galardonado, si yo
Quando Tor lo tenia de tal guisa, he vos puedo». Estonce dixo Tor al enano: «Yo me
aqui vna donzella que venia sobre vn pala- siento cansado, que mucha sangre he perdi-
fren blanco pequeño a muy grande andar, e do; si supiesse donde folgar, ya yo folgaria».
quando llego alli e vido a Tor que tenia «Cierto, dixo la donzella, si lo quiere, ay
aquel cauallero assi, descendió del palafrén aqui esta en esta floresta vna mi quintana,
e finco los ynojos ante!, e dixole: «Ay buen muy fermosa e rica; podeys ay folgar e ser
cauallero, por la fe que deues a caualleria, muy vicioso oy, é mas si mas quisierdes; e
dadme vn don, e cierto tu eres el primer cierto querría que fueseys ay, que mas val-
cauallero a quien yo minea demande ni pedi dría yo e mi casa». «Pues eaualguemos, dixo
don»; e otrosí dixo el: «Digovos que vos Tor, que ya quería ay estar, tanto me siento
sodes la primera donzella que nunca don me
BALADRO DEL SABIO MERLIN 137
de maltrecho»; y estonce caualgaron e fue- bien como comenco, e pareceme que si fuera
ronse a la quintana, que estaua sobre vn fijo de villano no comeneara assi.» «Pues
estrango, e la donzella fue a la quintana que sabed, dixo Merlin, que natura de linaje y
estaua fermosa e fuerte, e llamo, e vn donzel derecha fidalguia lo fizo assi e lo enseño en
vino a la puerta pequeña de entre las gran- tan poco tienpo como vedes». «Ay Merlin,
des, y ella le dixo: «Abre y entrará este dixo el rey Artur, vos lo conoceys mejor que
cauallero». Y el donzel abrió la puerta y el mismo se conosce». «Verdad es, dixo Mer-
ellos entraron, e nunca vistes tan gran ale- lin, que el no sabe quien es su padre, e yo
gría fecha con cauallero estraño, como flzie- selo». «¿E quien es? dixo el rey Artur, que
ron con Tor quando vieron que la cabeza esto me podeys vos bien dezir, si os pluguie-
traya la donzella; e dezian todos a vna boz: re» . Y estonce le dixo Merlin ala oreja muy .
«Bendita sea la ora en que fuestes cauallero quedo: «Qnando vos vierdes al rey Pelinor
e quien acá vos traxo, que vos nos metístes en par del, bien podeys vos bien dezir que
en paz y en alegría para sienpre, porque el vno es el padre y el otro es el hijo; e sabed
nos matastes nuestro mortal enemigo y el que el rey Pelinor lo fizo en la muger de
honbre del mundo que nos peor fazía, e que Barquito e vuo la escusa, y estonce fizo a
nos no dexaua vn día de folgar ni de bien». Tor, mas porque el villano la ouo por muger
Aquella noche fue Tor muy bien seruido e la semana que la vuo Pelinor, pensó verda-
abondado de todas aquellas cosas que los de deramente que Tor era su hijo, mas no es,
dentro podían auer, que mucho eran abon- ante es como os digo». Y el rey Artur co-
dados de todas las cosas; y en la mañana, menco a reyr, e dixo: «Cierto, yo bien creo
después que oyó missa en vna capilla que ay que assi es, pero dezidme si la dueña es
auia, tomo sus armas e cabalgo, e despidióse fijadalgo». «No, dixo el; ante es una pajosa
de la donzella e de todos los otros; y ellos villana que guardaua vn ganado en vn pra-
encomendáronle a Dios e rogáronle mucho do, mas era tan fermosa, que la cobdieio el
que, si por auentura por allí pasasse. que rey Pelinor; y estonce durmió con ella e hizo
posasse con ellos, que aquella posada era a Tor». Y estonce se santiguo el rey Artur
suya. Y el lo agradeció mucho a la donzella e se marauillo, e dixo: «Por cierto, aqui ay
y a ellos todos, e partiosse dellos, e anduuo vna fermosa auentura, e jamas no seré ale-
tanto que llego a Camaioc, e hallo a Graluan gre fasta que los tenga a todos tres delante
que llego vn dia antes que el; mas el rey de mi, al rey Pelinor, e a Tor, e a su madre,
Pelinor no llegara avn. E quando los de la e que los faga ciertos deste fecho». «Pues
Tabla Redonda vieron a Tor, fueron muy enbiad por la madre, dixo Merlin, e a Tor
alegres, que sabían nueuas del por los caua- teneys aqui, y el rey Pelinor sera oy con
lleros de los tendejones que enbiara, y el rey vos». «Mas vos, dixo el rey, enbiad por ella,
Artur lo recibió muy bien e muy alegre- que sabes della do es». E Merlin enbio luego
mente, e preguntóle como acabara su deman- por ella.
da; y el respondió: «Señor, vedes aqui», y
demostróle el sabueso que el cauallero leuara
em pos de quien el fue. «E del cauallero, dixo CAP . CCCXXI. — De como el rey Pelinor
el rey, ¿que nueuas ay, fallastelo?» «Si», dixo tomo a la donzella, e la traxo ante el rey
el; y el rey.ñzo traer los sanctos Euangelios, Artur.
e fizólo jurar que dixesse verdad de todas Dize el cuento, que el rey Pelinor caualgo
aquellas cosas que le auinieran en aquella a gran priesa, por yr en pos del cauallero
demanda, y que no lo dexasse de dezir por que Ueuaua la donzella, e pesóle mucho por-
honrrani por desoiírra; y ello juro e comenco que tanto tardara, e quando fue cerca de la
luego a contar ante-todos los de la Tabla floresta, hallo vn donzel que venia encima
Redonda quanto le auiniera, assi como eí de un rocin magro e lasso, e preguntóle si
cuento lo ha deuísado; y después que lo ouo fallara vn cauallero que leuaua vna donze-
contado, los clérigos lo metieron en escrito, lla. «Si, dixo el, mas ya va muy lexos, y
e por aquel scrito e por los otros sabemos tanto vos digo, que nunca tan gran duelo vi
nos la verdad de todo. E dixo el rey Artur: fazer a donzella porque la leuaua». «E ¿por
«Agora no nos falta saino el rey Pelinor». qual camino va?» dixo el rey. «Señor, dixo
«No se os de nada, dixo Merlin, que ante el donzel, el se va derechamente para Baac,
que sea noche sera aqui; Mas ¿que os parece, por el gran camino». Y estonce se partió el
dixo Merlin, del nuestro cauallero Tor e de rey del, e fuesse por el gran camino por
su caualleria? jE vos pensauades que era fijo donde yua, e fallo luego el rastro del caua-
de Barquito I» «Cierto, dixo el rey Artur, si 11o, e cuytose de andar, e después que andu-
el fuesse fijo de Barquito, no comeneara tan uo las dos leguas, fallo vna donzella muy
138 LÍBEOS DE CABALLERÍAS
fermosa cabe vna fuente, e tenia cabe si a su tian muy a menudo, y eran tales parados,
amigo fétido, e hazia muy gran duelo e muy que ambos tenían muchas feridas pequeñas
de coracon; e passo cabe ella, ássi como aquel e grandes; e tanta perdieron ya de la sangre,
que no auia sabor de tardar. E quando ella que el mas rezio no atendía sino su muerte,
lo vido passar, diole bozes, e dixole: «Ay ca mucho eran buenos e de buenos corazo-
buen cauallero, por Dios, tornad, e fazed vn nes. Y el rey Pelinor no cato sino a la bata-
poco de amor con. que tomeys vn poco de lla, que poco le daua, que tanto le daua que
afán»; y el entendió muy bien a la donzella, muriesse como que bíuíesse; mas fue a la
e no quiso tornar, que le semejaua que atiia donzella, e dixole: «Donzella, vos fuestes
mucho de hazer. E quando la donzella vido leuada a tuerto de la corte del rey Artur, e
que no quería tornar, comenco de fazer ma- yo os tornare ay a derecho, ca por esto me
yor duelo que antes; después dixo: «Ay caua- enbio aquí el rey Artur, en cuya casa fues-
llero malo e soberuioso; Dios te faga tanto tes tomada». Y estonce la quiso tomar por
biuir, que ayas tan gran menester ayuda los bracos, e los escuderos e las dueñas se
como yo la he menester agora, e que ruegues leuantaron, e dixeron: «Ay señor, tal villa-
quando te menester fuere, e no falles ayuda nía no fagays que nos tomades la donzella
mas de quanta yo he de ti». Y después que que tenemos en guarda, mas hazed bien;
esto dixo, cayo amortescida, mas por esto no vedes aquellos dos caualleros que nos la die-
quiso tornar, que mucho le semejaua que ron en guarda, e fazed que Vos la manden
tardaua para alcangar'al cauallero que lleua- dar, e darvosla hemos.» «Yo no demando y
ua la donzella. E quando ella acordó, e no mas, dixo el rey, a vuestro pesar no la quie-
vido sino a si e a su amigo, y que era ya ro a vos tomar». Y estonce se fue a los caua-
muerto de vna ferida que tenia en medio de lleros, e dixoles: «Señores, estad quedos fas-
los pechos, llamóse muger cuytada, e cati- ta que hable vn poco con vos»; y ellos estu-
ua, e astrosa, mas que todas las otras donze- uieron quedos luego, y el les dixo: «Señores,
Uas; e dixo que pues su amigo era muerto esta donzella fue tomada a tuerto de la corte
por mengua de ayuda, y que ella no podia de mi señor el rey Artur, e yo vine aqui em
auer socorro sino de Dios y de los hombres, pos della que la torne a derecho donde ella
que no queria mas biuir, e fallo la espada de fue tomada». Y ellos respondieron: «Esto no
su amigo, e firiose con ella por los pechos assi puede ser agora»; e dixo el rey Pelinor a vno:
que la punta le salió de la otra parte, e cayo «¿E por que razón la queredes vos auer?»
muerta. T el rey Pelinor no' paro ay mien- «Porque es mi prima cormana, dixo el, e
tes, e fuesse quanto podia, e quando vino quierola Ueuar a sus amigos e a sus parien-
hora de vísperas, el rey fallo vn villano que tes, que la dessean mucho, porque ha gran
lleuaua vn hace de leña, y preguntóle: «¿Vis- pieca que no la vieron», «E vos, dixo al
te vn cauallero que. lleuá vna donzella?» otro ¿por que la demandays?» «Porque la
«Por Dios, dixo el villano, si vi, e vínole conquerí por mí bondad, e la tome ante el
agora que passaua por vn llano, e salió vn rey Artur e ante la compaña, e la truxe fasta
cauallero de vn tendejón, e dixole que no aqui, e por esto me paresce que la deuia yo
lleuaria la donzella, que era su prima cor- auer ante que otro ninguno». Y el rey Peli-
mana, y que antes se conbatiria con el, pri- nor dixo: «Agora vos deuedes tener por lo-
mero que la lleuasse el en paz; y el caualle- cos porque vos combatistes por ella, que nin-
ro puso luego la donzella en tierra, e dixo guno de vos no la ama; bien vos asseguro
que bien queria la batalla, mas que ella fues- dende que yo la lleuare a casa del rey Artur,
se metida en tal guarda, y el que veneiesse donde ella fue tomada». «Verdad es, dixeron
aquella ouiesse; y ella se metió luego en vn ellos, si pudierdes, que ante nos daríamos
tendejón, en guarda de dos escuderos y de por quitos e conbatirnos y amos con vos».
dos dueñas, y ellos comencaron su batalla «La batalla, dixo el rey Pelinor, yo no vos
luego tan cruda, que era marauilla, y que la puedo negar ni deuo; mas la donzella yo
ninguno no la dexariá fasta que se encimas- la lleuare, como quier que vos lo digades» .-
se, e vos ay los fallaredes si vos pensades de «Assi, dixeron ellos, agora lo veredes» .Y es-
andar». Quando el rey Pelinor oyó estas tonces se dieron por quitos de ia batalla, e
nueuas, fue muy alegre, e partióse del villa- aliáronse que se ayudassen fasta la muerte,
no, e aguijo quanto el pudo, como pensaua e quando el vido que se aparejauan de lo aco-
ay llegar con tienpo. E no anduuo mucho meter, dixoles: «¿Como? ¿avn sabor aueys de
que llego al tendejón do la donzella era que la batalla?» «Bien lo veredes», dixeron ellos;
el buscaua. Y ella salió fuera sobre vnas y dexaronse venir a el las espadas en las
yeruas oon otras dueñas e con los escuderos, manos, y el vno le dio en la espalda del ca-
e lloraua mucho; e los caualleros se conba- !! uallo, as3i que lo mato, y el rey Pelinor cayo,
BALADRO DEL SABIO MERLIN 139
mas el era muy ligero, e salto de ía otra folguemos hasta hora de bisperas, bien pode-
parte e dixo a aquel: «Gran villanía aueys mos llegar con hora a Camaloc»; e tomóla y
hecho, e gran maldad, en. matar mi cauallo»: echóla so vn árbol, e tomo de la yerua e pu-
e ouo muy gran pesar, e aleo el braco, e sogela debaxo de la cabeca, e dixole que dor-
flriolo con la espada tan rezio, que lo hendió míesse vn poco, que mucho le aprouecharia,
fasta la cinta, e cayo luego muerto; y este era e después el rey desarmóse, e pensó de las
el que lleuaua la donzella. E quando el otro bestias, e tirolés los frenos e las sillas, e de-
esto vido, no fue seguro, ca estaua solo e xolas pacer y echóse a dormir cabe la don-
cansado e mal llagado, tiróse afuera del rey zella, e durmieron fasta en la noche, e quan-
e desolo solo, e dixo: «Señor cauallero, co- do la noche llego, el ayre comenco a enfriar,
mencé contra vos esta batalla por locura, ca y entonces despertaron ambos, e hallaron
bien se que vos no venistes acá por desonra que era ya noche escura, e dixo el rey Peli-
de mi cormana, mas por su honrra e por su nor: «Por Dios, mucho dormimos, ¿que ha-
pro, e por vengalla de aquel que la truxo a remos?» . «Señor, dixo ella^ conuiene que fin-
tuerca} e dexovosla, que no pienso mucho quemos fasta en la mañana, que, sinos qui-
ganar en esta batalla; mas ruegovos por siessemos yr, no sabemos la carrera, e quan-
Dios que la guardedes como a fija de rey do pensemos yr adelante, tornaríamos atrás».
deue ser guardada, que bien sabed que es «Pues quedemos, dixo el; ¿e como vos senti-
fija de rey e de reyna de gran guisa, mas des?» Y ella dixo: «Muy bien, gracias a Dios,
tanto le plaze la caja de monte, e tomo ay ¡mas el cansancio nos fizo tanto dormir!» Y
tan gran plazer, que no le plaze de amar en quanto esto fablauan, oyeron caualleros
amigo ni marido, ante quiere mal a quien le venir por el monte, que venian por el cami-
fabla delkfe. Y el rey Pelinor dixo: «Sabed no por delante dellos, y el rey dixo: «Agora
que no fallara quien le haga pesar mientra vos callad, que alguno viene aqui de quien
jo la pudiere hablar e guardar; e agradezco- oyremos nueuas». «Si haré», dixo ella. E tan
vos la batalla que me quitastes, mas de ca- presto que dixeron. esto, vieron dos caua-
uallo, si os pluguiere, me poned consejo». lleros armados: el vno venia de Camaloc, y
Y él cauallero le dixo: «Yo vos lo daré bue- el otro yua alia, e toparon en vno derecha-
no, mas conuiene que flnquedes comigo esta mente do ellos yazian. E los caualleros se
noche, que es muy tarde, e no podredes fa- conoscieron, e hablaron el vno con el otro, e
llar do albergar»; y el rey ge lo otorgo, que dixo aquel que' venia para Camaloc: «¿Que
vido que dezia verdad; aquella noche estuúo nueuas traedes?» «No vos traygo ningunas,
el rey Pelinor .en el tendejón, en conpaña dixo el, con que me plega, que el rey Artur
del cauallero; y en la mañana, después que es poderoso dé amigos y de caualleros, e assi
se vistió, tomo sus armas, y el huésped le ha consigo los coraeones de los honbres; e es
dio vn buen cauallo, e dieron a la donzella tan amado y de tan buena parte, e tan des-
vn buen palafrén, e caualgaron anbos, y el pendendor y de tan buen donayre, assi que
cauallero fue con ellos vna gran pieca y des- todos los reyes de las insolas viniessen sobre
pués tornóse. Y desque anduuieron vna pie- el, con esto no los preciaría en dos hauas. E
ca, hasta hora de prima, que entraron en vn por esto me torno a mi señor, y dezirle he
valle muy malo de caualgar y de andar a que desta habla que comenco, que la dexe,
pie, ca todo era lleno de piedras y peñas, y que no la puede acauar, e no ha en el mun-
el palafrén de la donzella, que no se supo do gente por que el rey Artur pueda ser des-
guardar, cayo sobre vna piedra, e la donzella baratado ni echado de su tierra; e mas podría
cayo vna tan gran cayda sobre el braco si- el rey Artur nozir a el, que el al rey Artur;
niestro, que bien pensó que ouiera la espal- e tales son las nueuas que yo trayo a mi se-
da fuera de su lugar, e fue tan grande la ñor el rey. E vos ¿do y des?» dixo al otro.
cayda que se amórteselo, y desque acordó «Yo voy, dixo el, alia donde vos venides: a
dixo: «¡Áy cauallero, muerta soy!» Y el rey casa del rey Artur, e pienso que esta guerra
decendio, e puso en tierra el escudo e la sera muy ayna acabada, tan presto que yo
lanca, e fue a ella, e fallóla amortecida, e ay llegue». «¿E como puede esto ser?» dixo
tomóla entre sus bracos, e quando acordó, el otro. «Esto vos diré yo muy bien. Yo
preguntóle como se sentía, y ella dixo toda traigo aqui vna redoma llena de poncoña,
tremiendo: «Nunca vue mayor euyta, que tan marauillosa, que no [hay] honbre en el
bien pienso que el braco e. la espalda tengo mundo que tan presto que la guste, que luego
quebrado», mas no era, a Dios gracias. «E no muera; e ay en la corte del rey Artur vn
¿como vos sentides?» dixo el rey. «Bien, dixo cauallero que el mucho ama y es mucho su
ella, mas no podre agora caualgar fasta que priuado, que prometió a mi señor que le da-
fuelgue vn poco»; y el rey dixo: «Avnque ría esta ponzoña tan presto que ge la yo lié-
140 LIBROS DE CABALLERÍAS
uasse, e yo lleuogela, e agora veremos que y el rey Pelinor se leuanto luego y enfreno
fara el». «Agora vos guardad, dixo el otro y ensillo las bestias, e armóse, e hizo sobir á
cauallero, que no os lo entiendan, ca pues la donzella en su palafrén, y después tomo
honbre ha de hazer traycion, eonuiene que su escudo e su lanca, e subió en su cauállo,
la faga tan sesudamente e tan encubierta, y entraron ambos en su camino; estonce an-
que ninguno no la pueda entender fuera de duuieron tanto, qué hallo a la fuente donde
aquellos que la han de fazer». «No os pese, estaua la donzella que le dixera e rogara
dixo el otro, que nos lo faremos tan sesuda- mucho que tornasse, e que fablaria con el, e .
mente, que ninguno no lo sepa fasta que sea fallo él cauallero muerto e la donzella; y es-
techo, e si Dios-Quisiere, vos oyredes dende taua comida de bestias y de aues, saluo la
tales nueuas, que toda nuestra tierra sera cabeca e los huessos. E quando el rey Peli-
dende loada». «No se, dixo, el otro, como vos nor esto vido, ouo muy gran pesar, e dixo:
dende auerna; ca si yo fuesse que vos, ende «Ay Dios, esta donzella murió por falta de
no me entremetería, ca no puede ser que vos mi ayuda, e si yo tornara quando ella me
lo no entiendan y que no seades ende escar- llamo que la acorriesse, no muriera ella assi;
nido, e por esto vos loaría mas de os tornar por Dios yo me siento por ende por pecador,
que no de yr alia». T el dixo que no tornaría, y esta malauentura me contecio por mi pe-
que el pensaua bien e ligeramente acabar lo cado, y esta donzella y este cauallero fueron
que ama eomeneado. «Agora os encomiendo muertos por mi». Estonce comenco de fazer
a yios, dixo el otro, quando no queredes por su duelo muy grande, y pesóle dende mu-
mi consejo creer; e no me pongades por ende cho, assi que bien quisiera ser muerto, y lla-
culpa si os ende mal viniere». «E no ayades móse catiuo e malauenturado mas que todos
miedo», dixo el; e partiéronse el vno del los otros caualleros, e la donzella, que esto
otro, y el que venia de Camaloe fuesse por vio, ouo dende gran pesar, que preciaua al
^ a m i n P d© la montaña, y el otro para Ca- rey de seso é de cortesía y de ensañamiento
maloe. E quando ellos fueron alongados vn y de caualleria sobre todos los caualleros que
poco, dixo la donzella al rey Pelinor: «¿Aueys nunca viera; e bien era preciado en aquel
oydp todo lo que aquellos dixeron?» Y el tienpo, que no auia en el mundo mejor ca-
dixo: «Ay donzella, ¿oystes vos éstos manda- uallero. E la donzella. en que le vio tal
deros?» «Si», dixo ella. «Bien sabed, dixo el, duelo hazer, a quien preciaua mucho, dixole:
Que Nuestro Señor Jesu Christo quiso que «¡Ay señor! ¿que es esto que fazedes, que
dormiessemos aqui para oyr estas nueuas, e nunca vi honbre de tan pequeño coracon
dezirlas hemos al xey Artur; assi que no como vos soys, que llorays"por muerte de
plaze a Dios que assi muera, demás por tan vna donzella? No lo fagays, que no es bien,
grande deslealtad; assy me ayude Dios, dixo e, cierto, honbre bueno no lo oyra que no vos
el rey Pelinor, mucho fue esta férmosa aven- tenga por malo»; y el respondió con gran
tura. Mucho me plaze que ya oy esto, que, pesar: «Cierto donzella, si yo fago duelo no
si Dios quisiere, yo lo diré al rey Artur, es gran marauilla, que yo conozco verdadera-
porque este no le pueda nozir por tan gran mente que esto me vino por mi pecado». «E
traycion». «E agora, dixo ella, no es menes- por vos matar, dixo ella, ya fecho es, e bien
ter de tardar, porque vamos, que seamos ay podedes pensar que es lo que dende hagades,
ante de la hora del yantar, que se verdade- que del duelo no vos viene sino mal». «Ver-
ramente que este es desleal cauallero e que- dad es, dixo el, mas pésame porque me
rría hazer esta traycion quando fuere guisa- siento dende por culpado: mas consejadme
do»; y el rey pensó vn poco, e después res- que ay faga». «Vos, dixo ella, lleuaredes la
pondió: <<Ta no ayays dubda ni pesar, que cabeca de la donzella fasta en la corte, que
Merlin el sesudo profeta es en la corte, e no sepan esta marauilla, do sera soterrada», e
soirira en ninguna guisa que el rey fuesse mostróle la hermita do estaua cerca de la
assi traydo, ca lo ama de coracon». «¿Como?, la peña. Y el dixo: «Este es el mejor con-
clixo la donzella, ¿el sesudo Merlin es en la sejo que yo veo», e dio la cabeca a la donze-
corte?» «Si», dixo el. «E, dixo ella, pues lla, que la lleuasse ante si colgada en el
no na el rey que temer, que sabe el quanto arzón de la silla, y el tomo el cauallero, e
se taze de dentro e de fuera del reyno, e por púsolo ante si, y lleuolo a la hermita, e fallo
esto pienso verdaderamente que fallaremos que el hermitaño no auia cantado missa; y el
este muerto y el otro que fablo con el tanto rey Pelinor decendio ante aquel pequeño
que lleguemos a la corte». «Yo lo assi pien- lugar de la capilla, e metió ay luego dentro
so», dixo el rey. Y estonces dexaronel fablar el cauallero, mas no sabían en qual guisa
e tornáronse a dormir otra vez, e durmieron fuesse muerto; e rogóle que le flziesse aque-
nasta en la mañana; y estonces despertaron, I llo que entendía que era derecho. Y el hon-
BALADRO BEL SABIO MERLIN Hl
bre bueno vino, e dixo que después que can- mas enbia a los honbres buenos e a los dere-
tasse la missa que lo soterraría en la capilla, chos señores pesar en este mundo, que non
assi que le no podría mayor honrra fazer. E a los malos; y esto vos deue confortar en esta
dixole el rey: «Mucho dezides bien»; e todo mala ventura que vos auino». «Cierto, Mer-
assi corno el hermitaño lo dixo, assi lo hizo, lin, dixo el rey Artur, dezides verdad; y este
e desque lo ouo fecho, agradeciogelo mucho consejo es bueno e leal, que sienpre assi
el rey. e partióse dende con su donzella, e auiene como vos dezides». E dixo el rey Pe-
fueron fablando en lo que les plazia, hasta linor a Merlin: «Señor, por Dios, vos, que
que llegaron a Camaloc a hora de bisperas. sabedes todas las cosas, dezidme lo que vos
E quando los.de la corte los vieron venir, el pluguiere desta auentura; e si me hazeys
sano e alegre con la donzella, recibiéronlos ende cierto, mucho me hareys el coracon
honradamente, y el rey Artur fue contra .el, mas alegre de quanto lo agora es». «Yo se,
que mucho lo amaua; e desque fue desarma- dixo Merlin, lo que me queredes preguntar;
do, tomo a la donzella por la mano, e dixo al sofridvos, que yo os lo diré; mas dezirvoslo
rey Artur: «Teys aqui mi demanda». «Cier- he tan escuramente, que lo no entenderedes
to, dixo el rey, Dios sea loado por ende, que esta vez, pero todo lo entendereys después.
nunca oy de honbres que tan bien auiniesse Yos quereys que veis diga cuya es la cabeca
como a vos todos tres que de aqui salistes, que vos truxistes; yo vos lo diré, mas no vos
que no ay tal, a Dios gracias, que no tornas diré su nonbre, ni su madre, mas dezirvos
se sano e ledo, e no acabasse su demanda a he vna palabra por que las podades conocer
su voluntad». si fuerdes.sesudo. Miembresevos que erades
agora dos años en Montor, vna vuestra cib-
dad, e teniades ay corte muy rica e mara-
CAP. CCCXXII.—De como el rey Pelinor uillosa, e vino ay gran caualleria de lexos y
llego a la corte del rey Artur, e le contó lo de cerca». «Bien me miembro, dixo el rey
que le acaescio en su auentura, e como el Pelinor; nunca fue mas alegre como aquel
cauallero traya la redoma de agua para con dia». «Bien puede ser, dixo Merlin; e vna
que muriesse. vez os diré, dixo Merlin, por lo que vos esto
Estonces truxeron los sanctos euangelios, dixe quando estañados a vuestra mesa ves-
e juro el rey Pelinor como los otros. Y el tido de vuestros ricos paños e vuestra corona
rey Artur le dixo que contasse como le aui- en la cabeca, y que vos dieron todos los man-
niera en su demanda; y el rey Pelinor lo jares, e vino ante vos vn loco que os dixo:
contó todo quanto le auiniera, e como oyó Rey, quita essa corona de la cabeca, que no
fablar de su muerte. «Por Dios, dixo el rey te esta bien, e si no la tirares, bien te la tirara
Artur, ya mas bien estamos por Merlin, que el hijo del rey muerto, e assi la perderás, e
nos lo descubrió todo, y están quemados no sera gran marauüla que por tu maldad e
aquellos que tal traycion querían fazer». E por tu pereza dexaras tu carne a los leones
assi contó al rey Artur el rey Pelinor que comer; assi que tu mismo seras metido en
passara según el cuento lo ha deuisado; e poder de otre, e por ay lo sabreys vos y el. E
mostróle la cabeca de la donzella que lo lla- assi os dixo el loco la significación, y el no
mara, e como la hallara muerta a la venida, sabia mas de lo que le venia a la boca».
y el pesar que por ella ouiera. «Cierto, dixo «Cierto, dixo el rey Pelinor, todo esso me
el rey Artur, derecho es que mucho sodes dixo, e bien conozco vna piepa de verdad de
culpado, que bien creo verdaderamente que lo que me dixo que entraría en poder de otre,
si vos entonces tornaredes, que no fuera que soy en poder y en conpañia de mi señor
muerta la donzella, que hallara algún eon- el rey Artur. mas de lo que dixo que daría
1
sejo en vos». Y el rey esto diziendo, llego mi carne a-comer a los leones, esto no se que
Merlin, e dixo al rey Pelinor: «¿Sabedes se es, si vos no lo sabeys». «Agora, dixo Mer-
vos quien es la donzella?» «Cierto, dixo el, lin, saberlo ñecles.~Eovos dixo cosa que assi
no; y es la cosa que mas de grado querría no vos auerna. E dixovos que el fijo del rey
saber, si ser pudiesse;» e Merlin comenco muerto vos quitara la corona; si no vos aui-
a pensar, e dixo: «Cierto, señor, este es gran niere mientevos; e cierto, quando esto aui-
daño, que v^s soys tan desauenturado a las niere, sera gran daño en el reyno de Lon-
vezes, que, assi Dios me ayude, no se en la dres». «A íni no me dezides, dixo el rey, lo
casa del rey Artur tan buen honbre como a que os pregunto: ¿Quien fue la donzella?»
vos, ni en quien fallassen que menester fues- «Yo vos dixe dende tanto, dixo Merlin, como
se tan gran lealtad como en vos. Esto no puedo; e bien sabed que'quando lo supierdes,
pienso que es por vuestras obras, mas sien- que nunca'tanto pesar ouistes; e avn que vos
pre Nuestro Señor es de tal Cóstuiibre, que diré mas si no vos pasare». Y el rey Pelinor
142 LIBROS DE CABALLERÍAS
auia gran sabor ele lo saber, e rogóle por cauallero»; e demostróle a Tor. Y ella res-
Dios que ge lo dixesse. «Bien sabedes TOS, pondió: «Señor, su padre conosce el bien, ca
dixo [a] Merlin, que no lia cosa por que me es vn pobre labrador de tierra, que pienso
ensañe, que bien se que no me dezides cosa que ya alguna vez lo vido quando lo truxo
por mi mal». «Cierto, verdad es, e quiero vos aqui a Tor para lo fazer cauallero». «Dueña,
lo dezir, pues tanto me lo rogays; ¿Oystesvos dixo Merlin, no vos demandamos nos de
lo que la donzella TOS dixo quando passaua- aquel que lo crio, mas del que lo engendro,
des? y ella TOS dixo: Ay cauallero malo sober- que bien sabemos nos por verdad que el no
uioso, Dios te faga tanto Muir, que ayas km salió de fijo de villano, mas de fijodalgo que
gran menester e ayioda eomo yo agora la lie; conozco yo mejor que no vos; e se bien la
e que ayas tan gran pesar como agora lo he, hora y el termino en que el fue engendrado,
e niegues quando menester te fuere, e no y dezirlo he al rey e a estos señores si vos
• falles ayuda vías de quanía yo la falle en ti; no lo quereys dezir». Y estonces fue la dueña
y esto vos dixo ella». «Cierto, verdad es», muy sañuda e muy espantada, y enberme-
dixo el rey Pelinor. «E agora sabed, dixo jeciose con verguenca, e dixo: «¿Como aue-
Merlin, que aquella era tan buena donzella, des nonbre, señor, que vos loades de dezir
e tan digna e virgen, que Nuestro Señor oyó la verdad de mi fazienda?» «Ay dueña, dixo
su ruego, e assi todo vos auerna como a ella el, yo he nonbre Merlin, e quanto mas me
fizo; y estonce conplira vna palabra que os vierdes, tanto menos me conoceredes». «Cier-
fue dicha el dia que tomastes corona, e dezir to, dixo ella, yo os creo ende bien, quel dia- .
os he qual; e se que os membrara quando blo ha tal poder de se mostrar en todas gui-
vuestros arzobispos vos coronaron, e oystes sas e formas y en tantas maneras, que no
missa, e fuystes. ante el altar, e rogastes a ha honbre tan osado que no engañe a las
Nuestro Señor con lagrimas que os defen- vezes; e yo se bien assi como me dizen que
diesse que moriessedes por fallecimiento, y vos fuestes fijo del diablo; por esto no sera
estonce vino a vos vno que os reuelo, e fue marauilla que yo no os conociesse luego,
respuesta de Dios, e dixoos assi: Bey Pelinor, quel diablo ha esta costunbre: que se encu-
a my fue dicha esta palabra». «E sienpre ay bre lo mas que el puede». Y estonce se co-
pense, cada que me membraua, que no puedo mencaron a reyr quantos ay estauan, e a ba-
entender que es, e por ende rogaría a vos, tir sus palmas. E dixo Merlin: «¿Que dezis
que lo sabeys, que me lo dixessedes». «Esto desta dueña? Yo no puedo dende cosa dezir
no os diré yo, dixo Merlin, en ninguna guisa, sino que es buena dueña, e dize verdad, mas
ca no a cosa por que descubriese la cosa que no quiere conocer lo que digo, pero yo le
el alto maestro puso a su voluntad de fazer; diré que lo oya ella;» y ella respondió, e
e sabed que ningún lumbre que en el mundo dixo: «Agora veo, Merlin, que no soys de
biua no vos lo puede dezir, saluo yo, e por natura de los otros diablos, y esto sabemos
esto no lo sabredes tan bien como yo». «Ago- nos bien, e dezirvos he por qual razón: que
ra sera, dixo el rey Pelinor, de mi vida o de el diablo quiere quel pecado de cada vno sea
mi muerte a la voluntad del que esto haze, bien encubierto, assi que no salga por boca
que si el quisiere, perdonarme ha, e si qui- del peccador si no fuere por escarnio o por
siere, escaparme ha de todo peligro». E lue- prefacio, e vos queredes que vos descubra el
go le contó, ele comencaron a salir las lagri- mió, e yo descubrirlo he. mas sabed que por
mas de los ojos, e Merlin le dixo: «Señor, no ende no vos dará Dios grado, ca lo no haze-
ha menester de os desconortar, que no puede des por amor del, ni por emendar a mi, sino
ser que la voluntad de Dios no sea compli- por mostrar vuestro saber». Y estonces dixe-
da». «Agora nos dexemos desto, dixo el rey ron los ricos honbres; «¡No nos semeja esta
Artur, e fablemos de al e no vos pese por dueña sesuda». «Si ella no fuesse tan sesuda,
muerte, que por aquella carrera nos convér- dixo Merlin, e tan buena dueña como es, no
na que passemos viejos e mancebos, que nin- le sufriria que me dixesse lo que me dize».
guno no escapara». Estonce dixo Merlin al Estonce dixo la dueña al rey Artur: «Cierto,
rey Artur: «Señor, fazed venir ante vos la señor, no mentiré, ante vos lo diré todo,
madre de Tor, vereys si es verdad lo que yo pues a dezir me conuiene. Sabed que Tor mi
digo; y el rey embio por ella, e tomóla de la fijo no es de mi marido, ante lo fizo vn ca-
mano, e metióla en su cámara; e fizo ay en- uallero aquella semana mesma que yo fui
trar consigo al rey Pelinor, e a Tor, e a dpze casada, que yugo eomigo en vn prado mal
de los mejores de su casa. Y después que se de mi grado; esto sabe Dios que nunca supe
asentaron, dixo Merlin a la dueña: «Vedes quien fue el cauallero, ni oy nueuas del, e
aqui al rey Artur, que es nuestro señor, e vos sabed que me vuo virgen, e no auia mas de
ruega que le fagades conoscer el padre deste quince años»'. A esto dixo el rey Artur;
BALADRO DEL SABIO MERLIN 143
«Dueña, por esto que vos dezides, no me pa- este es vuestro hijo, e amaldo e honraldo,
rece que vos sabedes quien fue su padre de que bien sabed que se mostrara por vuestro
Tor». «Cierto, dixo ella, no». Estonce co- fijo en caualleria, assi que, si luengamente
menco Merlin a reyr, e dixo: «Si TOS lo mos- biue, no aura en esta eása sino pocos mejores
trarse, ¿conocerlo yades?» «No, dixo ella, caualleros que el». El alegría fue muy gran-
como yo pienso que lo nunca TÍ sino vna Tez, de entre quantos ay estauan, y el rey Peli-
y esto ha gran tienpo que fue». E Merlin le nor se fue a Tor, e Tor a el, y beso el hijo
dixo: «Sabed que esta ante vos». E tomo al al padre, y el padre al hijo; e dixo Tor que
rey Pelinor por la mano, e dixole: «Vedes!o se tenia por bienauenturado en que el rey
aqui». Y ella se embermejeció, y el otrosi era su padre; y el rey dixo que se tenia por
con verguenca. E Merlin les dixo: «Nunca rico en que Tor era su fijo y que todo bien
mas dudedes que assi es; e yo TOS diré, dixo auia en su comienco, que bien sabia que no
al rey Pelinor, nueuas e señas por que co- faltaría de ser honbre bueno si luengamente
.noscereys que es assy Terciad; que vos la biuiesse; e la dueña, que esto vido que assi
fallasteys cabe TU mato pequeño, y estaua era, despidiosse del rey Artur, e después que
cabe della vn galgo e vn mastin, e vos flzie- bendixo a su fijo, dixole: «Vos fuestes naci-
rades yr a vuestra conpaña delante vos. por- do en pobreza, Nuestro Señor vos ama tanto
que fuerades a fablar de consuno con vn que os quiere poner en alteza y en buena
¿ermitaño, y esto fue a tres trechos de ba- andanca; nunca vos qluidedes a el, que bien
llesta de Tn castillo que ha nombre Amiat. sabedes que si vos a el oluidades, como el es
E quando la vistes tan feruiosa, apeasteos, e poderoso de vos alear, assi es poderoso de
distesle el eauallo a tener hasta que os desar- vos abaxar e tornar a hada. Y esto deueys
mastes, e dormistes con. ella dos vegadas, vos bien mirar; que el vos dio esta anima a
faziendo ella muy gran duelo; e después que guardar, e si ge la vos dierdes tal qual vos la
fezistes con ella vuestro plazer. dexistesle: el dio, tenervos he por bueno e por su ca-
Yo pienso que, quedays preñada; después uallero, e si la metierdes en poder de otro,
armastesvos, e subistes en vuestro eauallo, e e la dierdes al diablo, cierto mas os valdría
quesistesla con vos lleuar, mas ella no quiso, ser pobre labrador como vno de vuestros her-
antes comenco de fuyr como pudo, maldí- manos» . Y Tor respondió: «Señora, yo pen-
ziendovos mucho. E quando vistes que no sare bien della, si Dios quisiere;» y ella se
quería yr con vos, tomastesle el galgo, que partió de la corte, e fueron con ella muchos
era todo blanco, y leuastesgelo, e dexistele honbres buenos; y el rey Pelinor le fizo des-
que lo guardariades por amor della; e assi pués mucho bien. Mas agora dexa el cuento
vos auino. Agora sabed que os digo la ver- desto, e torna a la donzella, que mucho ha
dad». Cierto, dixo el rey Pelinor, no men- dende que fablar.
tistes en cosa de todo; assi contescio». Y en- Dize la historia que quando la madre de
tonces dixo Merlin a la dueña: «¿Pareceos Tor se partió de la corte, que pregunto el
que os digo verdad?» Y ella dixo: «Si vos no rey Artur a la donzella cacadora, tan presto
dixessedes verdad, mentirían los honbres que le dio los galgos y el sabueso e la cabeca
que dan testimonio que vos dezides verdad del cieruo, dixole a la doncella: «¿Somos
en todas las cosas». «¿E conosceys ya este quitos bien de vos?» «Cierto, dixo ella, no
honbre?» dixo Merlin; y ella dixo: «Si, por pienso que tan bien lo pudiessedes ser que
aquella señal que tiene en la siniestra faz, no me faltassedes cosa de quanto aqui truxe.
de que estonce sanara nueuamente». E Mer- e quierome de vos despedir, e yrme he a mi
lin dixo: «¿Creedes vos agora muy bien si tierra». «Ay donzella, dixo el rey, antes
este es el padre de Tor?» «Si, dixo ella, ver- folgaredes aqui con las dueñas e con las don-
daderamente lo se». Y estonce dixo Merlin a zellas de la reyna, y yo vos digo que seredes
Tor: «Agora podedes ver y conoscer que no seruida e honrada tanto mas que la mas alta
soys fijo de villano, mas cierto, dixo el, si dueña que aqui ay; e assi Dios me ayude
fuerades de natura de villano, no ouierades vos lo deueys ser bien». «Assi Dios me ayu-
talante de caualleria, e mas no puede ser de, dixo Merlin, que vos ay faredes derecho
que fidalguia no se demuestre ya tan ence- si vos supíessedes quien es como lo yo se»;
rrada no sera». Y estonce dixo Merlin al rey y estonce se llego Merlin al rey e dixole
Pelinor: «Agora auedes tanto ganado como como era muy buena donzella, e muy sesuda,
perdistes, ea vos cobrastes vno por otro;» y y que era fija de rey e de reyna; «e yo os
el rey Pelinor rogo a Merlin que ge lo fiziesse digo que sereys de todo el mundo loado si lo
mejor entender. «Yo no vos lo diré, dixo fizierdes bien». Y el rey Artur dixo que toda
Merlin, ni vos no ganariades nada si agora honra e todo amor le faria. E luego rogo a la
vos lo dixesse, mas tanto vos digo bien que reyna que la tomasse consigo y le fiziesse
144 LIBROS DE CABALLERÍAS
honra sobre todas las de su casa; e la rey na Merlin, mas por pleyto que nunca me des-
dixo que assi lo faria muy de grado. T tanto cubrades fasta que sea fecho». «Bien vos
le rogaron, que ella otorgo que quedaría vna lo prometo», dixo el rey; e Merlin dixo: «La
partida de tiempo. E la reyna le pregunto palabra fue tal: Assi como tu fallesceras a tu
como auia nonbre de baptismo. Y ella dixo carne, assi fallecerá tu carne a ti. A so carne
que Nemina, e que era hija de un alto hon- fallescio; esso sabedes muy bien por lo que
bre de la. pequeña Bretaña, mas no quiso yo vos conté dende, ca falleció a su fija, y
dezir que era fija de rey. Y sepan todos los verna vn dia, ante de doze años, que en-
que esta hystoria oyeren, que esta donzella trara en vna demanda e fallara en vna flo-
fue llamada la donzella del Lago, aquella resta el fijo del rey muerto, y sera aquella
que crio a Langarote gran tienpo después, y hora llagado de muchas llagas, assi que el
que por ende ouo nonbre después Lancarote fijo del rey muerto lo fallara tan mal trecho
del Lago, assi como la grande historia de e tan cansado, conbatirse ha con el, y de-
Lancarote lo deuisa; mas esta historia del xarlo ha en el camino medio muerto, e yra
sancto Grial no fabla del mucho ante según desmayado desde medio dia fasta hora de
otra carrera. bisperas. Y después que assi estuuiere tanto
desmayado, abrirá los ojos; estonce vera ve-
CAP. CCCXXIII.— Como Merlin contó al rey nir contra si dos caualleros armados, el vno
Ariur quien era la donzella que el rey Pe- Tor, yQuean,
sera vuestro mayordomo, y el otro
Quean yra seyendo ante Tor, e Tor
linor auia dexado morir. yra ém pos del. E quando el rey Pelinor
En la gran mañana, después que el rey viere su hijo, ciarle ha bozes: Tor, buelue,
hizo quedar a la donzella en casa, llamo a fijo, no vayas em pos del cauallero, mas tor-
Merlin a vna parte, e dixole: «Ruegovos que na agora, que te he menester; e Tor lo oyra
me digados quien fue la donzella donde, el muy bien, e lo entenderá, mas no pensara
rey Pelinor traxo la cabeoa». «Ay señor, que sea su padre, ante pensara que ge lo de-
dixo el, direoslo, que bien se que no me zia por escarnio, e passara por el que solo no
descubriredes». «No, dixo el rey Artur, sin lo mirara. Y el rey Pelinor quedara que no
falta».. «Agora, dixo Merlin, sabed que aque- se podra tener; e quando viniere la noche,
lla donzella era su hija, que Tenia de su tornara por ay el fijo del rey muerto, e assi
corte por fablar con el. E aquel cauallero como las malas anclaneas suelen venir a los
que ante ella estaua, era su primo cormano, honbres, e conocerá al rey Pelinor, e tajarle
e partiera de su tierra con ella por la guar- ha la cabeca, que otra merced y no aura».
dar fasta aqui, e por esto le dixe yo que auia «Cierto, dixo el rey,, esto sera gran daño, e
tanto ganado como perdido, cobrara fijo por si yo lo pudiesse estoruar, estoruarlo ya sin
fija;» y el rey Artur se santiguo desta mara- lo dezir a ninguno». «Tanto lo podeys estor-
uilla, e dixo que era gran malauentura. uar, dixo Merlin, quanto podeys estoruar
«Mas agora me dezid, dixo el rey Artur a el niño que no biuiesse e que no saliesse a
Merlin, si os plaze, ¿que quiere dezir lo que saluo del peligro de la;mar, por quien esta
le dexistes? Gomo iu fallesceras a tu carne, tierra ha de ser destruyda». «¡Como! dixo
assi tu carne falleseera a ti, y esto sera por- el rey Artur, ¿no es muerto?» «No en ver-
que morirás mas ayna». «Ay señor, si os dad, dixo Merlin, ante lo cria vn vuestro rico
dixesse quanto, dende mucho mal seria, que hombre con vn su hijo, e guárdalo muy bien,
vos soys mancebo, e no lo sabriades enco- e son los niños de vna edad, e avn vos digo
brir». «Cierto, dixo el rey, cosa no me diria- mas: sabed que aquel niño de que os fable,
des que vos descubra, e si enterdierdes que matara aquel niño con quien es criado, e
vos descubriré, no me lo digades». «No, di- agora mirad que crueza;» y el rey santiguó-
xo Merlin, mientra yo estuuiere con,vos, se, e dixo: «Maldita sea la hora en que aquel
mas quando me partiere de vos, e no me niño fue engendrado, que en toda guisa se ha
vierdes ni me conocierd.es qual amigo aue5rs de fazer malo mas. que los otros niños;» e
en mi perdido, estonces vos oluidareys muy dixo el rey: «Metidos fueron en la mar,
presto; mas después verna tiempo que vos ¿como dezis vos que son biuos?» E Merlin
querriadés áuer perdido toda la mitad de dixo que eran biuos, y que no peligraron
vuestro reyno que me touiessedes cabe vos». «ca los fallo vn rico onbre, e metiólos en
«sYerdad es, dixo el rey, esto se yo muy vna su torre, e fizólos muy bien criar e amo-
bien, que quando vos murierdes, que jamas Ios mucho;» e dixo el rey: «¿Es cerca de
no morara sesudo hombre en el mundo ni aqui?» «No,, dixo Merlin, antes es lexos».
que tanta pro faga. Mas agora me dezid Mucho fablaron en muchas cosas aquélla
esto que efe pregunto». «Yo vos lo diré, dixo tarde entre el rey e Merlin. E después fue-
BALADRO DEL SABIO MERLIN 145
ronse acostar, Merlin en vna cámara, y el gradezca, e sabed que si yo quisiera fin-
rey en otra con la rey na. E Blaysen era en car fuera de casa de mi padre, no ay casa en
Camaloc. E Merlán le dixo de las auenturas el mundo do mas de grado fincasse que en la
como auinieron, e gran piepade las que auian vuestra; e cierto, mucho ha ay gran razón
de venir. Assi que el bien ordeno su libro, por que lo faga, mas pues que mi señor e mi
assi que fue Ueuado arriba ante que Merlin padre quiere que me vaya para el, yrme he
partiesse de la Gran Bretaña. E Merlin se por cumplir su voluntad». «Esso es lo me-
llego muy de grado a la conpaña de la don- jor, dixo el rey Artur, mas mucho vos amo
zella cacadora, que llamauan Nemina, e e precio». Assi acaescio que se partió Nemi-
tanto se fue aconpañando con. ella, que la amo na de la corte del rey Artur, para yr a su
muy mtícho, que sabed que era muy fermo- tierra. E bien vos digo que peso mucho a la
sa, e no auia mas de quinze años, y era muy rey na e a las donzellas, e a todas se fazia
sesuda para ser de su hedad; y ella entendió ella amar. E aquella tarde vino Merlin a
que Merlin la amaua, e fue dende muy span- ella, e dixola: «Amiga, ¿queredes vos yr?»
tada, que ella no auia sino gran miedo que «Si, dixo ella; e vos ¿que faredes?, ¿quere-
la escarneceria por su encantamento y de des vos yr comigo?» Y esto dezia ella, por-
dormir con ella por su sueño, lo qual no auia que pensó que en ninguna guisa no querría
muy gran talante, que no auia cosa en el yr con ella. «Cierto, dixo Merlin, sin mi no
mundo por que el fiziesse cosa que'a ella pe- podedes yr que yo no vaya con vos a vues-
sasse ni ouiesse saña. T en tal guisa fue la tra tierra, y estonce, si vos pluguiere que
donzella en la corte del rey Artur bien quatro finque con vos, fincare,' si no, tornarme he,
meses. E Merlin la yua a ver cada día, como que no ha cosa en el mundo que a vos plu-
aquel que la amaua muy de coracon. E quan- guiesse que yo recelasse». E quando ella
do ella lo vio muy ouydado por si, dixole: oyó que quería yr con ella, pesóle mucho,
«No vos amare en ninguna guisa, si no me que ella lo desamaua de coracon, mas no lo
prometeys que me enseñareys, de los encan- osaua mostrar, antes fazia que le plazia, e
tamentos que vos sabeys, los que yo quisie- agradecióle mucho por. que dezia que quería
re;» e Merlin comenco a reyr, edixo: «No ha yr con ella; e otro dia de mañana la donze-
cosa en el mundo que yo supiesse que no os lla oyó misa, e caualgo con ella Merlin, mas
la enseñase, porque no ha cosa en el mundo no se despidió, que bien sabia que no lo de-
que tanto cobdiciase como a vos». «E, pues xaria yr el rey. E quando se partió de Ca-
tanto me amays, dixo ella, yo quiero que maloc, . anduuieron tanto por sus jornadas,
me juredes con la vuestra mano diestra, que que allegaron a la mar, e allegaron a la pe-
no fareys cosa por encantamento, ni por al, queña Bretaña, e salieron en tierra, e pas-
donde vos cuydays que me sea pesar ni saron por la tierra del rey Ban de Benoin,
saña». Assi acompaño la donzella coa Mer- que si no fuera por Merlin, que yua con
lin, empero no en tal guisa que ella ouiesse ella, ouiera muy gran miedo, que era eston-
cosa con el, mas el atendia que ella lo fizies- ce la guerra muy grande entre el rey Ban
se por su grado e que el ouiesse su virgini- de Benoin y el rey Claudeon de la Desierta.
dad, que el bien sabia que era virgen. E co- Assi que ninguno no osaua por ay andar se-
mencola de enseñar tanta de nigromancia e guro. E aquel dia fue la donzella e la virgen
de encantamentos tanto, que supo dende asaz. a vn castillo del rey Ban de Benoin, que es-
Y en este comedio auino quel rey de Tuber- taua en vna peña muy alta e muy niaraui-
landa, vn reyno que comarca con la pequeña llosa; y era aquel castillo vno de los mas
Bretaña, enbio al rey Artur sus cartas, que fuertes que hombre sabia en toda aquella
dezian assi: «Rey Artur, yo, assi como ami- tierra, e dezian que el rey Ban que no era
go vos ruego, e por amor, que me enbieys en el castillo, ante era en otro cerca de allí,
ha Nemina mi hija con estos caualleros donde mantenía la guerra contra el rey Clau-
que os enbio, e gradecervoslo he mucho, e des; mas la rey na su muger, que llamauan
quanto bien e quanto amor le aueys fecho». Elena, era allí, y esta era la mas fermosa due-
E quando el rey Artur vicio las cartas, fue ña y [de] mejor donayre y mejor a Dios e al
a la donzella e dixole: «Vuestro padre enbia mundo que honbre sabia en la Gran Bretaña,
por vos, ¿quereys yr o fincar?» «Ay señor, e mas leal a su marido; e no auian mas de vn
dixo ella, quiérame yr, pues que por mi hijo, que auia vn año e no mas de su edad; y
bien enbia». «Mucho dezides bien, dixo el era la mas fermosa criatura del mundo. E
rey, e si no fuesse por vuestro padre, mas llamauanlo los de la casa, por amor, Langa-
me plazeria que fincassedes que no de os rote, mas el auia [por] nonbre de baptismo
yr, que mucho me pago de vuestra com- Galaz. La reyna Elena, tanto que conoscia
pañía». «Ay señor, dixo ella, Dios vos lo a la donzella de Nontuberlanda, pingóle mu-
LIBROS DE CABALLERÍAS.—10
146 LIBROS DE CABALLEBIAS
cho coa ella y recibióla muy bien, (mas, «Si, dixo ella, e mucho me plazeria de ver
vosotros que este, cuento oydes, no ereays la casa de la dueña, porque amo toda su
que este Nontuberlanda donde vos fablo es vida el sabor del monte y de la caca como yo
la que esta aqui entre el reyno de Londres agora». «Yayamos, dixo el, que yo vos lle-
y de Grosra, mas esta Nontuberlanda esta en- uare»; y estonces se fueron por el valle,
tre Bretaña la pequeña e la otra grande); e atanto que llegaron a vn valle muy alto e
mucho plugo a la reyna Elena con la donze- bien grande, e Merlin le dixo: «Yedes aqui
11a, como vos ya dixe. T después que ouieron el lago de la dueña;» y estonces passaron
comido, hizo traer su hijo, que lo viesse la adelante, tanto que vieron vn padrón, e cabo
donzella. E quando la donzella lo vio, dixo: eí padrón auia vn monemento de marmol.
«Cierto, fermosa criatura es», e dixo: «Si tu «Donzella, dixo Merlin, en este monumento
puedes biuir tanto que vengas a edad de yace Fanos', el amigo de la dueña, la qual el
veynte años, tu seras el que no auras entre amaua de tan soberano amor; y ella fué tan
las otras hermosas»; e a esta palabra se rio villana, que lo hizo morir por la mayor des-
Merlin e los otros todos. Y Merlin se llego a lealtad del mundo, e tal galardón le dio del
la donzella, e dixole: «El biuira mas de cin- grande amor que le auia». «¿Y es verdad,
cuenta años, mas en algún tienpo no sera dixo la donzella, que assi mato la dueña a su
tan loado de hermosura como de caualleria, amigo?» «Yerdad es, dixo Merlin, sin falta».
tanto que lo no cuydades ni lo podiades «Agora me lo contad, dixo ella, como fue».
cuydar que ante del ni después fuesse atan «De grado, dixo Merlin. Bien sabedes que
buen cauallero como el sera;» y ella dixo: Diana reyno en tienpo de Yergilio, vna
«Bendito sea Dios que me dexo ver tan bue- pieoa ante que Jesu Christo viniesse a la
na criatura»; y besólo mas de oient vezes, e tierra por los pecadores saluar, y ella amo
las que lo criauan tomáronlo y leuaronlo sobre todas las cosas el sabor de la caga del
para su cámara, e la reyna dixo a la donze- monte; y desque anduuo cacando por todas
lla: «Cierto, mucho nos sera menester que mi las tierras e por las montañas de Francia y
hijo fuesse mayor de lo que es, que siempre Bretaña, no fallo en ningún lugar que tanto
. auemos guerra con vn nuestro vezino que le pluguiesse como este, y quando aqui
nos faze guerra cada que puede». «Ay due- [llego], e fizo sobre este lago fazer casas, e
ña, dixo la donzella, ¿como ha nonbre?» Y de dia yua a cacar, e de noche tornauan aqui;
ella dixo: -rClaudes de la Desierta, el mas en tal guisa biuio en esto vn grand tiempo,
desleal honbre que en el mundo aya, e Dios que no fazia al sino cacar e tomar venados, e
me de del tal venganca quel mi coracon sea assi auino que vn hijo de vn rey tenia esta
vengado e alegre; que nunca tanto desame tierra en poder, e auinole que la amo por la
a honbre». «Ay dueña, dixo Merlin, no vos gran beldad que en ella vido, e porque era
desmayedes, que vos veredes, en la hora tan buena e tan biua, e tan ligera, e tan su-
ante que Langarote muera, que Claudes no fridera de afán, que ningún honbre no po-
aura vn palmo de heredad en esta tierra, e dría tanto afán Sufrir de caca como ella; y
ante se partirá dende pobre, ca sera vencido el no era aun cauallero, mas era muy fer-
en campo fuera para otro reyno». «Ay Dios, moso e despierto, e amaualo tanto, que ella
dixo la reyna. si yo aquel dia viesse, no se otorgo a su amor, e por tal pleyto que se
querría mas bien en el mundo, que no ay partiesse de su padre, e que otra conpaña
cosa que tanto desame, e hago derecho, que no quisiesse sino la suya. Y ella ge lo pro-
ha tornado toda esta tierra pobre». «Dueña, metió, e finco alli con ella».
dixo Merlin, no vos desconortedes, que todo
esto assi verna como vos digo». «Dios lo haga
assi, dixo ella, que assi seria yo alegre». Si CAP. CCCXXIY.—Agora comienza a contar
dixo Merlin de Claudes, e todo assi auino de como Merlin acompaño con la donzella
después, e lo vido la reyna Elena. Y la reyna
nunca pregunto quien era; que no cuydaua del Lago, e de lo que del aprendido.
que jamas viniesse Merlin [aj aquel castillo
con su conpaña; e tanto anduuieron, que Yerdad es que Merlin fue fecho del dia-
llegaron a vna deuisa pequeña, mas era la blo, e bien se otorgan y todas las historias
mas fermosa cosa e la mas sabrosa que auia antiguas que el fue el mas sesudo honbre y
en toda Francia y en la Bretaña, y llama- el que mas supo en el mundo de las cosas
uanla deuisa del valle, porque en medio de- que auian de venir, saluo Dios, e ninguno
11a estaña vn valle. E quando llegaron a no sabe hombre que tan marauillosamente
la deuisa, dixo Merlin: «Yedes aqui el lago hablasse de las cosas pasadas e de las cosas
de la dueña, do muchas vezes oystes fablar» •. que auian de venir; reyes ni principes no
fueron en su tiempo, ni cosa del mundo, que
BALADRO DEL SABIO MERLIN 147
el no adeuinaua, e a cada vno qual fin auria, CAP. CCCXXY.— Gomo Merlin contó a la
mas sin falla por el gran ver que auia, fablo donzella del Lago en que manera fue fecha
tan escuramente, que le no podría hombre la cueua en que era la cámara.
entender lo que dezia, porque dixo el en el
libro del sancto Grrial que las sus profecías Dyze el cuento, que dixo Merlin a la don-
no serian sabidas fasta que fuessen passa- zella del Lago:
dos; ¿que vos diré? ¡tanto dexo de las cosas «En esta tierra ouo vn rey poderoso que
que auian de venir, que fue llamado porpheta auia vn hijo cauallero grande e hermoso^
de los yngleses! E aun agora assi lo llaman, que era de edad. de quinze años en aquel
ca mucho sapo después, e de otre, e de su tiempo, e auia en esta tierra vn cauallero
muerte, e dixo el que muger lo mataría, y el pobre que auia vna hija muy hermosa, e
guaresoio de muerte a ínuchos hombres bue- amánala tanto aquel hijo del rey, que quiso
nos e a ssi mismo no pudo guarescer, y el casar con ella e tomóla por muger. E quando
assi lo dixo; y esto auino en muchos luga- lo supo el rey, e fue muy sañudo, e dixo al
res, e acaescio que los que son maestros e hijo: «Eapaz malo, loco, ¿assi quieres des-
sabios, que dan consejo a otros e profetan onrrar e abaxar nuestro linaje? Cierto, si te
al mundo, e a ssi no saben da-r consejo ni no partes desta locura, yo te haré tal escar-
profetar lo que les aproueche a su muerte; nio que nunca seas de ver al mundo, ca ella
e assi acaescio a Merlin, que consejaua a no es para ser tu muger qual tu deues auer,
todo el mundo, y era mas sesudo, e a ssi e no ha cosa en el mundo por que querría que
mesmo no pudo consejar ni profetizar, ca el lo flziesses, ca a mi me seria muy gran
amo por su pecado a la donzella del lago, que desonra y mengua; e porque se que en ello
aquel tiempo era vna de las mas fermosas pensaste, la fare matar». T el hijo fue tan
del mundo; y era rica dueña e auia gran tie- espantado, que no supo dar consejo; por tan
rra, y era natural de la pequeña Bretaña, e gran saña que auia con su padre, pensó mas
de baptismo auia nonbre Nemina, e crio mu- de guardar la donzella, que cuydo por esto
chos hombres buenos e buenas dueñas a que que la perdería; y pensó de se esconder con
fizo mucho bien. E quando ella vio que ella, e tomo quanto auer pudo, que pensó que
a Merlin amana por su desonrra, comengo ahondaría a el e a ella, e a dos escuderos,
aprender del todos los encantamentos que e a vna donzella de quien flaua, e sus caua-
sabia, e hazíale gran infinta que lo amaua lleros, e sus canes; e viniéronse con ella para
mucho lo que ella amaua poco; ¿que vos diré? aqui, porque sabia el que aqui adelante auia
tanto hizo, que aprendió del tanto de aque- vna gran peña que dizen Alpio, y en aquesta
lla sciencia, que sabia mas que hombre ni peña auia vna gran eueua e ninguno no en-
muger que fuesse aquel tiempo, saluo Mer- traua ay sino por ventura, e no andana ay
lin, que sabia mas, e sabia profetizar lo que al sino bestias ñeras. E dixo en su coracon
Merlin no sabia mostrar a otre y el la amaua que assi se escondería con su donzella, e assi
de todo su coracon. Y ella lo desamaua como lo pensó, assi lo hizo, y después tomo
quanto podía, que nunca muger desamo a maestros de hazer casas lo mas escondida-
otro hombre tanto, e bien lo mostró en la mente que pudo, e hizo fazer vna cámara en
cima, pero con todo esto tanto le mostraua aquella cueua, tan rica e tan fermosa que no
ella de amor, que el creya que lo amaua ay tal en el reyno de Londres, e fue toda
mucho, e assi anduuieron vn gran tiempo, y fecha a picos, e a escoplos de ñerro en la
ella todavía aprendiendo del hasta que alle- peña biua; y después fizóla pintar con oro e
garon [a] aquel valle donde Bandemagus azul e otras pinturas, tan apuestamente, que
allego después a las chocas que ellos hizie-
ran
era muy hermosa cosa de ver ( l ).
O? y estando ally después, dixo la
donzella del Lago a Merlin: «¿Parescevos
este lugar bien estraño?», ¿Si, dixo Mer- CAP. CCCXXVL —• Gomo el infante e su
lin; pero no es tan estraño que vos yo ay amiga biui&ron en la peña e los vino a
no mostré la mas rica cámara e la mas her- buscar el rey su padre.
mosa que nunca vistes». «Ay Dios, dixo
ella, ¿quien podría hazer en tan estraño lu- «El cuento dize que después que aquel
gar tan hermosa cámara como vos dezides?» infante ouo fecho su cámara, metió ay su
«Cierto, dixo Merlin, yo vos diré como fue donzella, e dixo que jamas no partiría de alli
ay fecha». mientra su padre biuiesse, y que ante que^

i¿) Hay un cuento en Las mil y una noches, el del


(') Veage el capítulo CCLXI, donde quedó inte- irimer Kalenda, hijo de rey, que tiene singular ana-
írumpida la narración hasta el presante. Íogía con éste del Éaladro,
148 L I B R O S DE C i B A L L E R I A S
ria perder quanto auia, que aquella donze- fueron tan espantadas, e dixeron: «Señor, no
Ua; e assi biuieron en. aquella cueua tres ay acá otre sino nosotras;» y el rey dixo:
años, que no salieron de aquella montaña; «¿Do es el fijo del rey que aqui mora?» Y
assi, por la gran morada que allí fizo, saliendo ellas dixeron: «De mañana salió a caca;» y
a las vezes a monte que los vieron algunos, estonce se torno el rey contra aquella donze-
dixeronlo a su padre. E quando lo supo su lla, e dixole: «Mucho nial e mucho pesar me
padre, llamo tres de sus caualleros, de quien auedes fecho; de mi fijo me tirastes, mas yo
ñaua mucho, e fuelo a busear aquella mon- vos daré ende el galardón qual merecedes».
taña, e dixo [a] aquellos tres caualleros que se Estonce metió mano a la espada, e diole vn
no partiría de alli fasta que lo fallasse; e gran tal golpe a la dueña, que le corto la cabeca,
tiempo lo anduuieron buscando e no pudie- ca bien pensó que si ella fuesse muerta, que
ron del saber nada, y desto no sabia el hijo por ay cobraría a su hijo.
parte, e andauan vn dia a caca con canes e
con sus escuderos, e por ventura dixo el rey
[ a ] aquellos sus escuderos que fuessen cada CAP. CCCXXVIIL— Gomo sus honores di-
vno por su parte, que mas ayna lo podrian xeron al rey que fiziera mal en matar la
fallar que andando assi juntos. E dixo que a doncella.
la noche todos fuessen a vn castillo que ha
nonbre Arrechadera, porque estaua encima «El rey, desque mato a la donzella, por que
de vna fuente y peña, e los caualleros fizieron entendiesse su fijo que la matara el, dexo su
lo que el rey mando; y el rey se fue solo por espada con que la mato, e tomo otra que el
la montaña e atrauessola, y el assi andando diera a su fijo; y después salió de la cámara,
fallo vn sabueso en vn valle, que andaua tras e caualgo, e anduuo tanto que llego a su cas-
vn cierno que leuantara su hijo; y el can tillo, e ayuntóse con sus caualleros a la no-
conoció al rey, y el rey nonbrole, que fuera che; y después que ay fueron todos, contoles
suyo y que lo leuara su hijo, porque era muy como le acaesciera, e dixoles: «Tornemos
bueno, y el rey llamólo, y el can, que lo alia, e consolaremos a mi fijo». E a esto se
conocía de crianca, fue a el haziendo su ale- acordaron todos, pero dixeronle que fiziera
gría, y el rey entendió por el can que vio mal en matar la donzella, y que no fuera
que su hijo no era muy lueñe de alli, y que fecho de rey, mas de cauallero brauó y des-
lo podría fallar por do el can fuesse; estonce leal, e fue assaz profacado de lo que fiziera.
lo dexo yr. y el can, porque conocía al rey,
tuuo que era libre de su caca, e dexola, e CAP. CCCXXIX.—De como el infante fallo
fuesse por el camino derecho para.la posada muerta a su amiga, y del duelo que fizo
del infante y el rey em pos del.
sobrella.

CAP. CCCXXVII.— Gomo el rey mato la don- «Dize la historia, que, después desto, a
cella amiga de su hijo y se fue. hora de vísperas, que llego el infante de caca
a su posada, e tanto que el cauallo xio la po-
«Quando el rey llego, el infante no era sada, comengo a relinchar; e luego lo solia
allí, antes andaua a caca como antes os dixe, salir a recebir su amiga, e quando el llego,
e quando el vio la morada de la cueua, e la e la no vio, marauillose. E sabed que quan-
vio tan hermosa e tan rica, luego entendió do el rey la mato e se fue, que se fueron to-
que su fijo moraua ay con su amiga, y de- das las otras donzellas cada vna por su parte
cendio, e ato su cauallo a vn árbol, e paróse como locas e con gran espanto. E quando el
a la puerta con la espada ante si, ca otras infante llego e hallo a su amiga muerta, que
armas no traya, e vio vna donzella que salía amaua mas que a si, dio vna boz e cayo en
fuera por el ruydo del cauallo, ca bien cuydo tierra, y estuuo vna gran pieca amortecido,
que era el infante; tornóse a su cámara, e e quando sus escuderos entraron, vieron es-
salió luego fuera. E quando vido el rey a la tar a su señor amortecido, fizieron muy gran
donzella, que la viera muchas vezes, y ella duelo, e dieron muy grandes bozes. Y el in-
conoció a el bien; mas quando vio que no era fante acordó, e dixo: «¡Ay Dios! ¿quien me
el infante, tornóse a la cámara mucho espan- fizo tan gran perdida que me assi mato? Ami-
tada, y el rey entro tras ella muy enojado gos, ¿vedes quien me fizo esto?»; e los escude-
con pesar, porque cuydaua que por ella auia ros dixeron llorando: «No sabemos ende cosa
perdido a su hijo; y el entro dentro e no quien fue tan malo que mato esta dueña, que
fallo sino aquella donzella amiga de su hijo tal atreuimiento fizo». «E vino aqui por me
e la otra donzella que estaua con ella. T el fazer perder mi coragon, y el cuerpo, y el
rey pregunto quien estaua dentro, y ellas ' anima, e quanto auia.»
BALADRO DEL SABIO MERLIN 149
CAP. CCCXXX,— Corneo el infante se mato auia muchos años que no era abierta, e
por su amiga, e fueron ambos enterrados abriéronla, y entraron dentro, e fallaron
en la cámara. aquel lugar tan rico e tan fermoso que lo
no podría honbre contar después, fueron a
«Después quel infante esto vuo dicho, la cámara y fallaron otra puerta de fierro e
tomo la espada con. que su padre matara la abriéronla, y entraron dentro, e fallaron alli
dueña, e dixo contra los escuderos: «Ami- aquel monumento cubierto de vn xamete
gos, vos me seruistes bien e leahnente tien- bermejo, e contra los pies estauan letras que
po ha, e mi padre pensó que matando esta dezian: AQUÍ YAZEN LOS DOS AMADORES.
dueña me cobrada, e por la su muerte me
perdió; conuiene que con esta espada que CAP. CCCXXXL— Como la donzella del Lago
ella por mi murió, que con esta misma dixo a Merlin que quería folgar en la cá-
muera yo por ella, e dezid a mi padre mara de los dos amadores aquella noche.
quando viniere, que le pido por merced que
faga fazer vn monumento alli en aquella La donzella del Lago miro la cámara toda,
cámara do esta dueña e yo ouimos muchas e los cuerpos de los amadores que yazian
vezes plazer, que nos haga enterrar en vno. dentro muertos; dixo en su coracon que,
E que faga a vos bien y merced por quanto pues aquella noche era tan apartada y en
seruicio me fezistes, y esto ge lo pido en ga- tan estraño lugar, que pensaua que nunca
lardón e de quanto bien me auia de fazer». E honbre ay viniera, que era bien que que-
después que esto y otras cosas muchas dixo, dasse alli Merlin para sienpre. «Cierto, dixo
tomo la espada por la cruz, e firiose con ella [a] Merlin, muy sabrosa vida [la de] los dos
por los pechos, que pareció la punta a las amadores que se bien querían, e marauillo-
espaldas. E después que todo esto fizo, dio samente se amaron estos, que dexaron el
vna gran boz, y comen90 a dar en tierra con mundo por auer plazer de sus amores». Y
los pies y con las manos, con cuyta de muer- Merlin dixo: «Señora, como estos dexaron el
te, y a poca de hora salióle el anima del mundo todo por sus amores, assi lo dexaria
cuerpo. E quando los escuderos esto vieron, yo por vuestro amor; ca bien sabedes como
ouieron mayor pesar que ante auian e fizie- agora yo soy señor de la Gran Bretaña e de
ron toda la noche gran duelo. E otro dia de la pequeña, e señor del rey Artur y de su
mañana, el sol salido, llego el rey por con- hazienda. Quanta honra me fazian las gen-
fortar su hijo y leuarlo de alli. E quando lo tes e creyanse por lo que yo dezia, e guia-
fallo muerto y le dixeron los escuderos uanse por mi todos e por mi consejo; e todo
como se matara, dixo: «Yo mate y confnndi lo dexo por vuestro amor». E la donzella
a mi y a mi hijo. Agora soy mezquino y dixo: «Merlin, esto se yo bien, e assi fare yo
catiuo». E assi fizo su duelo muy grande, y por vos; e cierto de aquella sabrosa vida que
sus escuderos contaron al rey todas las fizieron aquellos dos amadores me toma tan
cosas que el infante dixera ante que mu- grande embidia, que quiero que yagamos
ñesse, e como les dixo que rogassen a su pa- aqui esta noche, y pensemos de vos, e aya-
dre que lo soterrasse alli con su amiga, y que mos plazer». E Merlin dixo: «Señora, aga-
hiziesse merced [a] aquellos escuderos por mos como vos quisíerdes». Y estonce mando
quanto seruizio le flzieran, y rogaron al rey ella venir sus hombres, e dixoles que le
que lo fiziesse; y el rey dixo que cumpliría truxessen alli su cama e bien de cenar. E
todo quanto su fijo dixera, y assi lo fizo, y Merlin mando traer la suya; e luego a poca
soterrólo en la cámara en vn monumento de de hora, torno Merlin triste a fazer muy mal
marmol bermejo muy ricamente obrado de continente, e la donzella le dixo que auia, y
oro e con plata y con piedras preciosas, qual el dixo: «Cierto, señora, todo el cuerpo me
agora podremos ver si alia quisiéremos yr; duele, e todos los mienbros; e falleceme la
y quando el rey esto ouo fecho, fuesse den- fuercayel coraron, e tómame tanto espanto
de, e nunca jamas ay torno», «Por Dios, que no se que pueda ser de mi»; e la donzella
dixo la donzella del lago, essa cámara quiero le dixo: «Ño ayades miedo, y esforeadvos».
yr a ver, que dezides que es bien fecha y en
tan estraño lugar». Y esto era ya tarde a la
noche, e Merlin fizo encender muchas cande- CAP. CCCXXXII.—Como Merlin fue biuo me-
las, y fueronse con ella a, la cueua, canane- tido en el monumento de los dos amadores.
ros, donzellas que yuan con ellos; y dexaron
la otra compañia en la posada do tenían sus Pues dize el cuento, que después que esto
bestias. E quando llegaron a la puerta, e dixo Merlin e ouieron cenado, que Merlin
fallaron la puerta de fierro, que parecia que se fue a acostar, e durmióse luego como
aquel que auia sueño de muerte. E quando
150 LIBROS DE CABALLERÍAS
la donzella lo vio dormiendo, fizo sobre el su el fue muy sabio e gran profeta de las cosas
encantamento que Merlin le mostrara, y en- que auian de venir, Dios, que es sabidor e
cantólo tan fuerte, que no sentía cosa que le poderoso en todas las cosas, no quiso que Mer-
fiziessen. Y después llamo de aquellos de su lin esto supiesse, ni que se supiesse guardar
conpaña de que mas se ñaua, e dixoles: «To- ende. E assi fue soterrado biuo, y engañado
mad agora a Merlin, e desnudaldo, e traeldo por muger virgen, assi como el profetizo e
por esta casa por los cabellos e por los bra- mostró por los encantamentos mismos que el
cos, y veredes si acordara;» y ellos assi lo mostró a la donzella. Y en la mañana caualgo
fizieron, mas por mal que le fiziessen nunca con su gente, e fuesse para do quiso, e al ter-
pudo recordar. Y después que esto ouo fecho, cero dia, como ya vos dixe, llego ay Bande-
dixo [a] aquellos que lo arrastrauan: «Amigos, magus, e quando hallo las chocas e las rama-
¿que os parece de mi y de mi saber? ¿parece- das, dixo a la donzella que traya consigo:
TOS si ha sido buen encantamento este que «DonzeUa, holguemos aqui en estas chocas ya
solia a todos los otros encantar? «Cierto, si», oy, si fallaremos a quien conozcamos, e si
dixeron ellos. «Amigos, dixo ella, este hom- pudiéremos saber quien las fizo en tan estra-
bre que aqui uedes, sabed que es fijo del dia- ño lugar». Y estonce se fueron alia, e no ha-
blo, e sus obras fazia. E andaua en pos de llaron honbre ni muger; e auinoles tan bien,
mi por me fazer escarnio y desonra si pudies- que hallaron en vna de las chocas quanto
se, ca elpensaua auer de mi la mi virginidad, ouíeron menester para si e para sus bestias,
la qual yo he ofrecido a Dios y otre nunca que la compaña de la donzella del Lago ay
la aura sino el que todas las cosas fizo e dexaran, porque no lo podian cargar a su
a mi, e bien escapara el hijo del diablo en plazer. Y ellos fueron alegres desta auentura,
me desonrrar si pudiera, sino por Dios, que ca lo auian mucho menester; e apeáronse, e
me quiso del defender, que sabia el la mi in- dixeron que pues les auiniera tan buena
tención e la suya; pues el assi me quería es- auentura, que querían holgar allí aquella
carnir, mejor es que escarnezca yo a el, e noche; e assi lo fizieron; otro dia de mañana
acortare su vida por lo que el pensaua de mi Bandemagus se leuanto, e armóse de la loriga
. hazer». Y estonce lo mando tomar a los sus e de las brafoneras, e la donzella dormía, ca
liombres assi como ante estaua; y después era muy cansada de las jornadas que hizie-
fizo, encima del monumento que estaua abier- ran. Y Bandemagus salió de las chocas, e
to, metello, e fizo su encantamento con letras miro de vna parte e de otra si veria caualle-
e con carateres qual le mostrara, que jamas ros andantes, que después que se leuantauan
no vernia tan arreziado hombre que pudiesse e se armauan, e yuan a oyr missa ante que
abrir ni leuantarel cobertor del monumento, entrasen en el camino, si fuesse en lugar que
ni tirarlo de sobre el, fasta que llegue Tris- pudíessen fallar clérigo de missa, e demás
tan el buen cauallero e muy fermoso, que la que los de la Tabla Redonda lo auian de fazer
leuante. Este encantamento fizo ella en esta de todo en todo por mandado de la corte e
guisa: que pues yazia sobre los dos amado- por juramento, e los otros oaualleros lo ha-
res, que se mouiesse aquella virtud sobre zian de costunbre.
Merlin que amara de todo su coracon, que no
ouiesse ni pudiesse ser aquella cobertura le-
uantada, fasta que ay viniesse aquel que CAP. CCCXXXIV.— Gomo Bandemagus fue
hauia de amar mas lealmente que todos los espantado quando oyó la bóz que saiia del
que amaron; e quando el cauallero de los monumento.
dos amadores viniesse e viesse aquel monu- Dize el cuento que estando assi Bande-
mento, e las letras que en el estauan, y el magus, parando mientes si veria alguna
nombre de Merlin, desfazer ha el encanta- yglesia do y ría a oyr missa, que vio vna
mento, e aura de abrir la canpana por ver carrera por do la donzella del Lago e su con-
los güesos de los dos amadores, e assi como paña fueron a la
ellafizoel encantamento como Merlin le mos- terrado e biuo, y cueua do Merlin quedo so-
trara, assi vino e duro después gran tiempo fue por el rastro fasta qué aquella
entro en carrera, e
fasta que Tristanvino, como adelante oyredes. e fallo la puerta de fierro que vosladixe,
entro en cueua
y
estonce entro e miro a todas partes, e dixo:
CAP. CCCXXXIII.—Como Bandemagus fue «¡Santa Maria! ¡Que buena casa e que her-
a la cámara donde estaua Merlin metido mosa es!!» Y el esto diziendo, oyó vna boz
en el monumento. tan espantosa e tan fea, como de honbre que
yaze so tierra, e miro a derredor de si, e no
En tal guisa como yo vos cuento, fue Mer- vio cosa, e marauillose mucho, fue tan es-
lin metido en aquel monumento, pero que pantado e dixo: «Ni por miedo no dexare de
BALADRO DEL !SABIO MERLIN 151
ver do vieae esta boz»; e asmo que en aque- por su seto ni por su saber no lo pudiera
lla cueua era donde la boz salia, e fue a otra ella saber; mas yo la enseñe por que ella me
puerta de fierro, e su espada en la mano, e truxo a muerte». E Bandemagus dixo: «Ago-
abrióla, e quando entro dentro e vido aque- ra me dezid como auedes nombre, ¿quien
lla cosa atan buena, e dixo en su coracon soys?» «Ay Bandemagus, dixo la boz; tu me
que era parayso aquella cámara, pero vuo viste ya muchas vezes en gran honrra e muy
miedo de ser encantado, porque vio tan fer- preciado, ca el mundo me tenia en parte por
mosa cosa en tan estraño lugar. E quando señor, e creyan todo lo que yo dezia assi como
vio el monumento marauillose mas, que nun- si Dios lo dixesse, mas a ti no me quiero
ca otro tan fermoso viera e tan rico; en la encobrir, que yo soy Merlin, el que tu mu-
cámara auia vna gran lumbre, e tenia tres chas vezes viste en casa del rey Artur, e
finiestras de suso muy buenas, e desque vido todos los que me veyan me tenian por el mas
el monumento fue contra los pies del e vio sesudo honbre del mundo; mas cierto yo fuy
en la canpana vnas letras que dezian: «AQUÍ ende el mas loco y el mas alongado honbre
YAZEN LOS DOS AMADOEES» . Y ei pensando en de seso que en el mundo nació, ca yo enseñe
esto quien podrían ser los dos amadores, oyó e mostré a mi enemiga como me pudiesse
vna boz que dezia: «jAy catino! ¿Por que matar, e por esto fuy yo el mas loco honbre
nazi?» E desta boz fue el espantado, que no del mundo, que yo mismo me mate por el
sabia que fiziesse ni que dezir, ca bien vio mal recaudo mió, e yo mostraua a los otros
que aquella boz salia del monumento, e como se guardassen y el mi mal no supe
quisose yr, pero dixo el: «Gran verguenca entender ni guardarme del. ni quiso Dios
me seria estar en tal lugar do tal cosa oyesse que lo supiesse; e cierto, bien podreys dezir
e viesse, si no supiesse donde sale esta boz al rey Artur que en la mi muerte perdió vno
e que cosa es». Estando assi pensando de lo de los mejores amigos que el auia en el
que veya, y estando espantado, oyó otra boz mundo; e cierto el reyno de Londres me
dentro en el monumento, que dezia passo: fallara mucho menos quando le seré gran
menester, ca si yo aquel tienpo llegasse, no
seria destruydo el reyno de Londres como lo
CAE. CCCXXXY. - Gomo Merlin fablo a ha de ser.»
Bandemagus, e le dixo que no ouiesse
miedo.
CAP. CCCXXXVI.— Gomo Bandemagiis fa-
«Bandemagus, no ayas miedo de mi, ca blo con Merlin, que esterna encerrado en el
no te verna ende mal.» E quando este oyó monumento, e de las muchas raxones que
esso, esforcose mas e hablo atreuidamente, foblaron.
e dixo: «¿Quien eres tu que me conoces e
sabes mi nonbre e tal duelo fazes? ¿Eres Quando Bandemagus esto oyó, fue muy
muerto o biuo? Cierto mucho me marauillo mucho espantado, e dixo: «¿Como? ¿vos soys
de ti, e por Dios dime tu nonbre e fazme aquel sesudo Merlin que teniamos por profe-
cierto de tu fazienda que cosa eres». Des- ta?» «Yo soy, dixo, Merlin, que teniades por
pués salió del monimento vna gran boz muy el mas sesudo que otro honbre, mas yo no
dolorida e mucho espantosa de oyr, e fablo tenia tanto seso como vos pensauades, ca yo
muy caramente, e dixo: «|Ay Bandemagus! diré por que ó ya vos lo dixe: Yo mismo me
Sabed que yo soy el mas desuenturado hom- truxe é me mate». Bandemagus dixo a Mer-
bre del mundo, e verdaderamente assi es, lin: «Agora no vos desconortedes, que yo
quando yo por mi seso hize que muriesse tan abriré el monumento e vos sacare dende, si
crudamente; ca yo me mate e me confundi, vos al no tiene, ca si vos assi morides, seria
que fize y enseñe a la mas mortal enemiga gran daño;» e Merlin dixo: «En vano vos
que yo auia en el mundo por que me pudiesse trabajays ende en este monumento, ca es
ella matar; pues ¿pareceos si fue esta gran cerrado por encantamento tan fuerte, e por
mala ventura? Cierto si, quando yo enseñe fuerea de palabras que son de tal natura,
maña de mi muerte e yo me mate». E des- que no ha hombre en el mundo que lo pu-
pués que esto dixo, dio otro balido doloroso; diesse abrir. E por esto me conuiene de mo-
y estonce sé aseguro mas Bandemagus, e rir aqui, ca en el mundo no ha honbre mor-
dixo assi: «Pues eres hombre, ¿como fuyste tal que me pudiesse dar vida, y esta campa-
encerrado en este monumento?» Y el dixo: na no se mouera, ansi es encantada, por ca-
«Yna donzella, fiando yo en ella, en qu© uallero que ay venga, hasta que Tristan el
nunca falleció deslealtad, a quien yo fize buen cauallero venga aqui, que me ha de
mucho bien e mucha ayuda, la que yo mas sacar de aqui». E Bandemagus le dixo:
amaua que a otra cosa, me encerró assi; ca «Agora me dezid, si vos pluguiere, quien es"
152 LIBROS DE ( GALLERÍAS
aquel Tristan, e yrlo he yo a buscar por vos hombres buenos a perder; y en aquel tiempo
librar desta muerte, si el es cerca de aquí». se llamara el rey Artur, rey catiuo luengo
E Merlin dixo: «Por agora no puede ser, tiempo, e deseara su muerte; y en aquel
que el es tan niño, que aun no ha tres años tienpo fallecerá toda la flor de la caualleria
conplidos, e juga con la teta; e desque sea de todo el mundo. E los reynos de Londres,
de edad, aquel Terna aquí por ver los mis que tu presto veras conplidos de toda buena
huessos e por ver esta mi sepoltura, e por ventura sobre todos los reynos del mundo,
llorar mi muerte; aquel abrirá este monu- tornaran estonce a gran dolor e cuyta, e a
mento, e fasta aquel tiempo que este verna, gran tristeza; e las madres lloraran los fijos,
no, sera abierto. E aquel sera tan buen caua- que morirán con gran dolor, e toda tristeza
llero, que la su buen caualleria, e sus bue- verna estonce. Mas sabe que aquel tienpo no
nos fechos, e la su fermosura, e la su corte- vera-; tu; ca aquel que no ha miedo ni ver-
sía, alegrara todo el mundo. Y esto sin falta; guenca a ninguno, enbiara por ti». «Ay
mas no lo veré yo, e pésame mucho, e por Merlin, dixo Bandemagus, e del rey Artur
bien auenturado me ternia que folgassen ¿que dezis?, ¿podra reynar luengo tienpo?»
mis ojos en ver tan buen cauallero que el «Si, dixo Merlin, e sera muy menester al
sera, e todo honbre deuia desear de lo ver». mundo de reynar mucho, ca todo este mun-
«Ay Merlin, dixo Bandemagus, pues me de- do valdrá poco sin el, ca el en su vida vsara
cides que tan buen cauallero sera aquel luego de alegría e de buena ventura, e mu-
Tristan, e por su bondad e por su caualleria chas buenas cosas y estrañas que le acaesce-
sera todo el mundo en alegría y en plazer, ran; mas encima nascera fuente de lagri-
por Dios, dezidme tanto, si os plaze, que lo mas; su termino sera en el doloroso dia en
puedo yo conocer quando fuere cauallero». que los que quedaran de la Tabla Redonda
E Merlin dixo: «Assi como se conosce el lu- auran fin; e aquel dia sera bueno de sangre,
zero entre las estrellas, que es mucho mayor e de tristeza, e de mortal pesar. Aquel dia
e de mayor lumbre que ellas, y es mas clara entrara saña e dolor, e reynara ventura
que las otras lumbres que son de noche, assi mala por sienpre. T aquel dia verna la ven-
parescera Tristan sobre todos los otros cana- tura sañuda, e aquel dia serán los ojos ata-
neros. Mas tanto sabed verdaderamente que dos con paños, que no verán. E aquel dia
el aura dos caualleros en caualleria, y el vno sera la ventura madrastra al mundo. E te dos
sera poco mayor que el e sera su par; y el en aquel tienpo serán baptizados en sangre
otro sera mejor que el. Pero Tristan, en el de honbres; allí se mataran hermanos vnos a
mundo de los caualleros estraños en bondad otros, y parientes a parientes, y el padre al
y en toda caualleria, no sera tal como el, hijo y el hijo al padre. E no se temerán ni
saluo estos dos, mas todos los passara Tris- auran verguenca el vno al otro. E allí no
tan en bondades». Bandemagus dixo a Mer- auran sino cuyta, e después que el padre
lin: «Pues vos dezis que estos tres serán tan diere el golpe al hijo malo e mal fecho, feri-
buenos caualleros que passaran toda bondad ra luego el padre; después de aquel golpe
e caualleria a todos los otros, e puesdixistes morirá la ñor de la caualleria, e todo aquel
el nonbre del vno, dezidme el nombre de los dia sera en duelo e en muy gran pesar, tanto
dos». «No fare», dixo Merlin. E después que no lo podría pensar hombre ninguno; y
que esto dixo, dio vn baladro de gran dolor e el mundo todo deuia de rogar a Dios omni-
gran cuyta; e Bandemagus vuo del gran potente que no viniesse tan triste y tan
duelo, e si lo pudiera acorrer, de grado lo amargo dia. Aquel dia serán tiniebras e no-
flziera. E Merlin fazía su duelo muy grande che escura; más todavía assi aura de ser; y
dentro. E Bandemagus le preguntó: «Ay este daño verna en las tierras por ocasión de
Merlin, buen cauallero amigo, tanto me de- la reyna Ginebra, e por la maldición de la
zid, si os plaze: La Tabla Redonda, que se maldita sierpe que al rey parecía en visión».
irze por vuestro consejo, ¿que sera della?» E después que Merlin esto e otras cosas dixo,
Merlin dixo: «Ella entro en muy gran hon- callóse. E a cabo de vna pieca torno a hazer,
ra y en gran alegría y en tal alteza, e sera su duelo muy'fuerte. E después que la dexo
de tan gran poder, que auran las gentes que de hazer, Bandemagus le dixo: «Yo me ten-
fablar para sienpre; e todos los buenos caua- go de combatir con Cliades el arreziado; ¿que
lleros del mundo que se preciaren la ver- me dezis dello? ¿poderlo he vencer?» «No,
nan a ver, y el que ende fuere conpañero, dixo Merlin, ca el es mayor e mejor caua-
se terna por bien andante. T quando fuere llero que vos, y mucho mas arreziado. E sa-
en la mayor honra y en el mayor poder, es- bed que si vos os combatís con el en esta
tonce comencara su v e r g u e t a , e verna su edad que agora estays, que vos matara»; e
abaxamiento, e comentarse han todos los Bandemagus dixo: «Pues ¿que haré? ca toda-
BALADRO DEL SABIO MERLIN 153
via me tengo de conbatír con el, queriendo o ñosa e vil, e fea, e maldita, y espantosa de
no». Merlin dixo: «Bandemagus, yo vos diré v e r é de oyr en tal auenturado e de mal son,
como fagays, e si en otra guisa lo fazeys, que ya fueste flor de beldad e fueste en la
sereys muerto. Yos andays demandando bendita silla y en la yglesia celestial con
Cliades por lidiar con el, e otrosí lo busca toda alegría e con todo bien conplidamente!
Morloc de Irlanda fasta que lo falle; e vos ¡criatura maldita, e de mala p>arte, e desco-
punad de auer amor e compaña de Morloc. e nocida e soberuia, que por tu orgullo quiso
buscaldo hasta que lo haileys; y desque to- esto ser en lugar de Dios, e por ende fueste
mardes con el conpañia e vos fallardes con derribado con catiua e mezquina conpaña! ¡e
Cliades, dexad tomar la batalla a Morloc quanto te [mudo] del lugar de alegría e de
antes que vos con el os tomeys; e sabed que plazer por tu culpa y mérito en tinieblas y en
Morloc ha de matar a Cliades. Y cuyta, que nunca le fallecerá en ningún tien-
vuestra demanda acabada, y en tanto os po- po! Y esto has tu ganado por tu orgullo e so-
deys tornar a la corte del rey Artur sin ver- beruia, cosa maldita e mala criatura, que me
guenca deste pleyto quando quisierdes. Mas feziste contra razón, pues que ves que assi
si assi no lo hizierdes, andays buscando me oluido Dios e de mi no quieres parte ele
vuestra desonrra. Por ende vos consejo que tus seruientes, e fazesme mala fin auer, ca
lo fagays, que no lo podeys hazer en otra yo soy tu carne; ven e tómame, cade'ti vine
guisa sin recebir muerte». Y Bandemagus por mi mala ventura, e a ti me quiero tor-
dixo que assi lo faria. Y Merlin dixo: «Ban- nar; e soy tuyo desdel comiendo, ca sienpre
demagus, si" te fueres a la corte del rey Ar- fiz tus obras,, ca yo no qiiiero ni amo sino a
tur. dile de mi parte que es preso su sobri- ti, e a ti ruego que nome dexes. ¡Ay infier-
no Oraluan, e que no puede ser libre sino por no, que siempre estas abierto para mi e para
su hermano Gariete. Y agora mire como otros, alégrate, que Merlin entrara en ti. e
haga presto cauallero a Grariete si quisiere a ti me vo derechamente!»
auer a Graluan»; e después que Merlin esto
dixo, callóse, e a. cabo de vna píeoa pregunto
Bandemagus: «Merlin, ¿quien fue aquella CAP. CCCXXXVIII.—Del gran baladro que
que vos aquí enterro tan fuerte, que no os dio Merlin, e de como murió.
puede hombre dar consejo?» E Merlin dixo:
«Yna donzella que yo vi en mal dia para Quando Bandemagus esto oyó, fue tan es-
mi; y ha nonbre Nemina, y es natural de la pantado, que no supo qne hazer; santiguóse
pequeña Bretaña. Mas llamanle la donzella muchas yezes de las grandes marauillas que
del Lago, que yo en mal punto conocí para oya, e dixo: «Desde oy mas, mas me quiero
mi e para muchos hombres buenos, a quien yr de aqui; con todo no quiero, sino quiero es-
hace gran mengua, y en tal (') hora vi su perar, por ver en qual guisa finara Merlin».
conpaña, ca ella me faze morir a gran dolor Y el assi estando delante del monimento,
y cuyta». E desque esta palabra dixo, calló- vino tan grande tronido e pedrisco, e tan
se, assi que ninguna cosa que Bandemagus le gran ruydo y tan espantoso, y tan gran es-
pregunto no respondió. Y Bandemagus es- curidad, que no veya ninguna cosa mas que
tuuo ay fasta medio dia; e a esta hora vino si faesse de noche escura, maguer que era
vn gran tronido con relanpagos e piedra y vn poco ante de nona. Y oyó en la casa
a
£'ua, y escuridad tan grande, que parecía buelta e alboroto tan grande, como si esto-
noche escura. Y Bandemagus cayo en tierra, uiessen ay mil honbres que diessen todos las
e perdió gran pieea de su entendimiento. mayores bozes del mundo. E auia muchas
bozes feas y espantosas, de que Bandemagus
vuo tan gran miedo, que no se pudo tener
CAP. CCCXXXYII. — De las espantosas en los pies, e paresciole que le fallecía el
palabras que dezia Merlin ante de sib eoracon. e toda la fuerca del cuerpo le men-
muerte. guaua, e pensó luego ser muerto, tan gran
miedo vuo. E assi estando en tierra, oyó vn
_ Vn poco después de hora de nona, dio Mer- baladro grande, como si mil bozes fuessen de
lin vn baladro grande e vn gemido tan es- so vno, las mayores que pudiessen ser, y
pantoso, que Bandemagus vuo muy gran auian vna boz entre ellas atan grande, que
miedo, e a cabo de vna pieca hablo muy es- parescia entre las otras que allegaua al cielo,
pantosamente, e no en boz de honbre, mas y dezia mucho abiertamente: «¡Ay mezqui-
de diablo, e dixo: «¡Ay mala criatura, enga- no! ¿por que nasci, pues mi fin fue de tal
manera e con gran dolor?; Ay mezquino Mer-
(') Quizá: «mal». lin! ¿do vas tu a perderte?» Y estas palabras
154 LIBROS DE CABALLERÍAS
e otras muchas que áixo sobre esto acabadas, CAP. CCCXXXXX.—Como Bandemagus se
callo, e alli murió assi. leuanto e salió de la cámara muy espan-
E sepan todos los que esta historia vieren, tado.
assi los ricos como las otras gentes, q\ie aquel
baladro que dio Merlin, que fue oydo sobre Quenta la hystoria que se esmoreció alli
las otras bozes, que sonó tres leguas a todas Bandemagus del gran baladro que óyo, que
partes, e oy dia están y los padrones que anduuiera tres leguas mientra el assi es-
nombres buenos ay pusieron en aquel tienpo, tuuo. E quando acordó e fue en su seso,
y estaran ay por siempre, por que sea sabido abrió los ojos, e vio toda la escuridad yda, e
por do fue la boz, e fasta do lego el sonido las bozes no sonauan, mas la cámara olía
della; ca sin falta esto fue gran marauilla, e muy mal, que no podia peor. E yrguióse, e
las candelas que el fiziera sienpre arder de salió de la cámara a gran passo muy espan-
luengo tienpo que tenían los reyes treze que tado, que nunca ouiera miedo que le a esto
mato el rey Artur quando venció a Ñero, acostasse.
hermano del rey Eion, amatáronse; otras
muchas cosas que acaecieron aquel día quel CAP. CCCXL.—De como Bandemagus fallo
murió, que tuuieron los honbres por mara- muerta a su donzella, e del grande espanto
uilla grande. E por esto llaman este libro en que, ouo,
romance: EL BALADRO DE MERLIN, que sera
de grado oydo de todos caualleros e honbres Luego que Bandemagus salió de la cáma-
buenos que del oyeron fablar, ca los buenos ra, fuesse para do dexara a su donzella. E
caualleros de aquel tienpo nunca fazian vi- quando la vio, hallo que estaua muerta, y
llanía ni la dirían si lo entendiessen, pero que muriera por miedo de los baladros; e
que todos no guardauan esto, mas mucho os Bandemagus cuydaua que estaua amorteci-
contare de grandes noblezas e de grandes da, y desque vio que era muerta, ouo dello
bondades de caualleria e ardimiento, e cosas muy gran pesar, e dixo: «¡Ay Dios, que
estrañas que flzieron los buenos caualleros de malauentura es esta! ¿Quien vio nunca tan
la Tabla Redonda e muchos otros, que hon- gran' marauilla?» E cato e vio vno de sus
bre no podría contar de quanto ellos flzieron, caualleros muertos, e dixo: «¡Dios señor,
e esto deuisa bien la hystoria del sanctó como he gran cuyta e gran pesar desta don-
Grial, que es de creer e uerdaderamente lo zella, que assi se murió por tan malauentu-
que viere que es de poner en este libro, esto ra!»; y desi partióse de alli, e fuesse para
porne, e assi como los grandes caualleros la corte del rey Artur, e contole todo lo
flzieron, e las grandes proezas de Tristan, e acaescido de la muerte de Merlin, y el man-
de Langarote, e de G-alaz, y de los otros ca- dólo poner en scripto.
ualleros de la Tabla Redonda; e los buenos
caualleros escucharan de grado este libro,
por muchas cosas y fermosas e buenas que CAP. CCCXLL- -De algunas profecías que el
oyran del palacio e de cortesía, que los bue- sabio Merlin dixo antes de su muerte (').
nos caualleros flzieron en aquel tienpo; e los Desde diez e nueue fasta en veynte vno e
buenos que se nonbrar quisieren de las proe- tres dias del mas del millar e los trezientos
zas y de las cortesías que aqueste libro habla, cínquenta años de mas de la era de Jesu
tirarse han afuera de hazer villanía, ni de Ohristo, en estos tienpos, en los canpos de
hazer cosa que le mal este; mas esto digo de Italia, en la cabana de Romulo el pastor,
los buenos, mas no de los enbidiosos e ma- sera tornado el león muy cruel, e no se far-
los, e brauos, e profacandores e maldicientes, tara, e romperá las greyes de sus ouejas por
y de mala verdad e mentirosos, e que meten quatro partes, e los sus dientes ensangren-
discordia y desamor entre los grandes seño- taran, e la su lengua emponzoñara, e con
res e los sus vasallos; onde los grandes se- cuyta el can passariño ladrara todos los
ñores se tienen por engañados mucha» vezes; montes Perineos; e allende en las basuras
e para estos caualleros tales, no fue este de los mares, en la conquista del sancto
libro fecho, ni hizo dellos mincion, ca val- (Mal, espantaran de la cabana el ganado, y
dría por ende menos, saluo a lugares que echarle ha fuera a su razón, assi estonce
dize de algunos forjadamente, mas los al- ¿que faran, que no fallaran agua en la fuente
tos y buenos lo verán e loaran lo que con- de piadad?, y en este tienpo passara la lu-
uiene, que guardaran en sus cor acones cor-
tesia_ e verdad, e mesura, e bien hazer e (4) El capítulo no puede ser más oscuro, pero creo
seruir a Dios, y meterán todas estas cosas en ver en él ciertas alusiones á la minoría de Alonso X I
obra. de Castilla, que sucedió á su padre Fernando I V
en 1312, y de quien fue tutora dofía María de Molina.
BALADBO D E L SABIO MERLIN 155
cencía menor en los bracos del cangrejo de excelencia, suplico me mande poner vna silla
la mar, y el dragón tirara su lumbre, y en en el canpo, porque alli, a manera de sermón,
estas oras las alas sin cuerpo bolaran sobre declarare a todos lo que por inspiración diuina,
las montañas de Lucencia, e vn lobo se estando en la Gran Bretaña, cerca la cibdad
leuantara, e comerá el fijo del león corona- de Londres, me auino, E aunque no os parezca
do yaziendo durmiendo, e vna mala bestia tan bien como podría, no lo tenga vuestra exce-
cruel matara el fijo de la loba rabiosa, dur- lencia por malo, que cierto se que no le pares-
miendo en la fuente de vino, e fara gran cera mal. No porque ello en si no es muy bueno,
mengua en los canpos; y en pos desto uer- mas porque nofábla de las cosas destos reynos,
nan muchas lagrimas; en la conquista del no le parescera tal, Pero fallare de España la
sancto Grrial, los lobos comerán las ouejas, y fértil, porque sera tierra en que mas conquistas
el can sera en ayuda de los lobos, mas no e variaciones de príncipes aura, e assimesmo de
durara mucho su poder; y estonce las crue- pueblos, porque las gentes de España serán
les bestias saliran de sus cueuas, e persegui- feroces y esforgados. E assimesmo fablare de
rán los ganados y el verdugo del braco no algunos otros reynos e prouincias. E todo lo
sera rayz, ca sera seco e sin fruto; la leona que dixere crea vuestra excelencia que sera assi
de molina dará lugar en la puebla, e los certissimo, que cosa mas cierta, no aura; e por-
verdugos fracines saliran sobre la tierra, el que todo lo que dixere, el justo juez vniuersal
primero con muchos ramos e con mucho sobre todos lo gouiema e ordena, como ordena
fruto, mas luego se saliran, e sera podado la recta justicia, me mando que lo notifique y
de las bestias, e fazellas ha fuyr allende los declare con vna espada en la mano, porque,
mares; estonce las ouejas fuydas tornaran a assi como con espada se fazen las justicias, assi
sus pastos, e no temerán lobo ni león; pero con espada se executara lo mas de lo que decla-
en el tienpo de veynte e vno, en la primera raren. Estas e otras cosas muchas declara
cufar, serán dos cuerpos susañes ayuntados Merlin al rey Artur e a los grandes de su corte.
en la tierra, gran pecadora de sus daños El rey, oydo lo que Merlin dixo, respondió que
decira, e no serán mostrados fasta el segun- faria todo lo que dezia, para ponei' en obra lo
do tienpo, que se morderán los canes fasta que prometía dezir, e mandólo concertar para
que la tierra cubierta de sangre, que sera otro dia; e rogo a Merlin que lo que declarasse
estonce de las cibdades, que su poder sera no fuesse oscuro, sino muy a la clara; «.que
tornado en fenbras, pueblo sin consolación, todos sientan lo que diwerdesv. Respondió Mer-
arboles sin fruto, piedras secas e duras, e lin que faria lo que mandaua. Pero que las
no creerán en las yglesias; ¡e alead vuestras cosas de profecías no podían ser sino en algo
manos al muy alto señor! ¡É conosced vues- oscuras. Assi otro dia, ante todo el pueblo que
tras durezas con fuentes de lagramas e se junto, fizo sus profecías de las cosas que
questiones malas! ¡Dad abstinencia a vues- estauan por venir,
tros cuerpos, e amargad vuestros sabores, e «En la Gran Bretaña, cerca de la cibdad
hazed vuestras oraciones a la sancta vir- de Londres, estando lauando mis manos e mi
gen, ante que ueades los tormentos destos cara en vna fuente que estaua de cara Oriente,
tiempos! pensando como por la gran sabiduría de mi
padre, e por el otorgamiento del alto señor que
Aqui se acaba el primero libro de la demanda lo derribo del cielo al profundo del abismo, yo
del 8ancto Grial. auia fablado algunas cosas de las que auian de
venir en algunas partes del mundo, señalada-
mente en España, fasta la era de mili e quatro-
cientos y sessenta y siete años ( 1 ) de la Encar-
nación de Nuestro Señor Jesuchristo.
AQUÍ COMIENCAS LAS P R O F E C Í A S (*) Menbrandome apartadamente de como era
DEL SABIO M E R L I N , PROFETA DIGÍíISSUIO. hiena tierra y nobles reynos esta España, e
partida mas abondosa, comencé a pensar e auer
Estando Merlin vn dia en el palacio del rey cuydado sobre algunas cosas que en ella auian
Artur, e muchos grandes con el, Merlin dixo al de venir. E por ende reueyendome en el alto
rey: & Señor, yo quiero descubrirles algunos señor e poderoso de todo lo que fue ay, es e ha
secretos de cosas que están por venir, e por que de ser mas que otro alguno, no podría hazer
todos ayan parte de lo que dixere a vuestra mal quel sieruo desvarado por sienpre catino.
Ga yo alcance del señor, por su merced, lo mas
(') Consideramos estas sibilíticas Profecías como
cosa interpolada posteriormente á la composición, del
Baladro. Las reproducimos, sin embargo, siguiendo (') Esta fecha de 1467 indica la modernidad de las
la edición de 1535. Profecías; el Baladro es más antiguo.
156 LIBROS DE ABALLERIAS
cierto. E los que en aquel tiempo fuesen nasci- luego reuelada a vn frayle agustino que estaua
dos e biuos, auran por ciertas las palabras de en Molina estudiando en su celda para vn ser-
mi boca, por gran sabiduría del mayor señor món que auia de fazer otro dia. Y este frayle
de todas las que me dio mas que a otro alguno. dixolo luego al infante don Manuel, y el vino
Como en medio de España es el mayor cor- luego muy presto en siete dias . a la muy noble
poral e mejor reyno e nobleza de todo lo otro, cibdad de Seuilla; como aquel que te amaua,
Vn noble rey sabidor en muchas cosas, fijo preguntóte si dixeras tal razón, e tu le dixiste
del sancto no publicado, mas en su vida y en que si dixeras. De lo que ouo don Manuel gran
sus fechos redemira al su engendrado, como pesar; e afrontóte que te quitasses dello, y que
sera ahaxado por sus pecados, y sera corrido e demandasses dello perdón a Dios, e tu no lo
apartado en la cibdad de los palos, assentada preciaste; epor que conozcas el poderío de Dios,
sobre las aguas, la qual fue poblada del gran que es muy grande, e quando el pecador se
Romano, ahondada de todos los bienes, y sera arrepiente, la su sentencia es verdadera e cun-
desconocido e cruelmente apartado y desampa- plída e acabada, e no se puede contradezir, assi
rado e robado de su forma e costilla, e carne de como es agora a ti, y sera lo que dixere o fiziere
su carne ( ' ) . E sus bramidos sonaran por forma in sécula seeulorum. A m e n .
de blasfemia. Su fama sonara dolorosa como Otrosí: sepas que la maldición que tu diste
de león llagado en las tierras de los francos y a don Sancho tu hijo, por la desonrra y desco-
de los paganos; y en las tierras llegadas al nocimiento que contra ti hizo, sepas que el alto
derredor de sus i eynos. E su gemido llegara a señor que te ha otorgado a el e a todos los que
la oreja del gran toro bermejo, que en este decendiran del, que sean echados e abaxados
tiempo sera muy apoderado en la fe católica, e del su señorío, en guisa que a tienpo uerna que
no le acorrerá ni tornara por el. y le terna fe. los que con el fueren querrán mucho que se
Pero alli morra en gran cuyta desamparado de abriesse la tierra e los acogiesse en si. Lo qual
todos los suyos, e mas del que lo mas deuia temer durara fasta la quarta generación que deseen-
e honrar. Ca esto le auino por su pecado, e por- dirá de tu fijo don Sancho; y dende adelante
que quiso reprehender el su alto criador que lo no aura del árbol derecho de la su liña quien
•fizo e lo crio. Por lo qual, sábado a hora de aya el beneficio del señorío, e sera la gente del
tercia, este rey don Alonso estara en Ja dicha en gran quexa, en gídsa que no se sabrán acon-
cibdad de los palos, que sera después dicha sejar ni que honra tomar; lo qual recebiran por
Seuilla, Jijo del sancto no publicado, rey don tus pecados. Otrosí mas conplidamente por el
Fernando, que ganara esta dicha cibdad; des- yerro y pecado que tu hijo e los del reyno hizie-
pués que ouiere oydo missa entrara en su cámara ron contra ti. E aquesto passado, Dios enbia-
a fazer oración ante vna ymagen de sancta rales saluacion de parte de Oriente, muy noble
María, segun^ que lo aura de costunbre. Y el rey Idóneo acabado, fundado en justicia en
estando en oración, venirle ha a desora vn res- todos los bienes, e bondades, e noblezas que a
plandor de muy gran claridad, que le parecerá rey pertenesce; y sera noble a si e al pueblo, e
de fuego; y en este resplandor aparecerle ha vn a los huessos de los romanos que yazen en los
ángel, muy fermoso, e luego que el rey lo viere, cimenterios rogaran a Dios por la su vida e
sera muy espantado, e dezirle ha: ^Conjuróte por la su buena uentura. Y el trabajara mucho
de mi señor Jesu Ghristo, que me digas que cosa por cumplir lo menguado, e para esto cumplir
eres, si eres spiritu bueno o malot>\ y el ángel sera acorrido e amado del alto señor, ca el lo
le dirá: <iNo temas, ca mensajero soy de Dios, merecerá mucho; en tal guisa sera, que los sus
que vengo a ti?>; e dezirle ha assi: <s.Miembrate pueblos oluidaran los trabajos passados, como
muy bien que en tal dia como oy, tu estando en quier que llegaran ante desto a muy gran men-
esta dicha cibdad ante muchos, comentaste a gua. Otrosí sepas por cierto, que por la oración
dezir blasfemando, e dexiste que si tu estuuieras que tu feziste continuamente a la virgen gloriosa
con Dios padre quando formo el mundo e todas bienauenturada santa María, madre de Dios,
las otras cosas que en el son, muchas menguas desde que ouiste diez y siete años fasta oy, ella
sefizieron que se no fizieran; de la qual cosa rogo muy afincadamente al alto señor su hijo
peso mucho a Dios padre, e ouo dello muy gran por ti, que te tirasse la vida enuergon<¡ada e
saña; por esta razón dio luego sentencia contra trabajosa en que biuias, y el alto señor, por
ti, que assi como tu desconociste a el que te crio ruego de la sienpre virgen su madre, tiene por
y te hizo de nada, y te dio honra e señorío, que bien que de oy en tréynta dias cunplidos, parta
assi tefuesse desconocido, e quefuesses cay do e la tu alma del cuerpo, que vaya al purgatorio
abaxado de la honra que tienes, e que assi aca- que es buena esperanca. Y después, quando el
bases tus dias; la qual sentencia assi dada, fue señor ouiere por bien, yra a la gloria perdura-
ble, en la qual no aura fin.»
H Alude á D. Alfonso el Sabio. Estas palabras dichas, partwse ha dende el
B A L A D R O D E L SABIO M E R L I N 157
ángel, e no le dirá mas. Y el quedara dende es- plida, e Dios pagase dellos e de todo su pueblo;
pantado gran piega, e yrse ha dende muy apries- e sabed que los reyes que vinieren en el corporal
sa; e abrirá la puerta de la cámara, e hallara mayor de España, auran contiendas con las
fuera los quatro capellanes suyos que el nunca gentes bravas.»
los desampara. E aura gran parte con ellos con Dixo el gran sabio Merlin contra maestre
todos sus trabajos, y rezara sus horas, e mandar- Antonio: «Sabed que dos reyes godos descendi-
les lia tomar tinta y papel, e hazerles ha escrivir ran en España de parte de Oriente, que de
todo lo suso dicho; y en todos los días de la se- Dios serán embiados verdaderamente, e serán
mana se confessara e comulgara de tercer en cabeca del reynado en el principadgo mayor
tercer dia; en los domingos no comerá mas de de España, y sera dicho León. E todas las
tres bocados, cada vn dia no beuera mas de vna otras conquistas serán subjecion deste poderío.
vez de agua, e fara su testamento e cabecalerós. Y estos señorearan las partidas de España, y
Y el plazo de los XXX días cumplidos, saldrá de aquellos godos descend/ran los reyes de las
deste mundo según que el ángel le dixo. partidas de España- cada vno por cuento vno
En aquel tienpo maestre Antonio, profun- empos de.otro, assi como viene la generación de
dado en la sanctafe catholica, e muy amador padre a jijo, hasta que llegaran a los cinquenta
de Dios, supo como Merlin era en la Gran años de mas de los CCGC años de Jesu Christo.
Bretaña, e fablaua en los fechos que eran por En aquel tienpo se perderá vn rey de los
venir, e fueronse para aquella tierra donde supo godos, que sera rey de España, e perderse ha
que era el sabio Merlin, por saber destos fechos en aquel tienpo el linaje de los reyes godos. Por
que dezia, si era obra de Dios y del su sancto lo qual la nobleza e gran poder e principadgo
fijo; fue disputar con el por ver y saber si estas mayor de España llegara al punto de se perder.
cosas que el dezia si eran ciertas. E otrosí era Y sera destruyela en aquel tienpo hasta los
muy profundado en la sancta fe catholica y en puertos, de la gente mala e descreyda, e ally
las obras de nuestro señor Dios y del su sancto sera fuerte e firme la cuytada de España. E
fijo. E maestre Antonio disputo con el en todas reterna ally la fe. Y por el su error, morra este
las artes, y Merlin lo venció de sabiduría muy rey abiltado, e sera comido de la sierpe rabiosa,
realmente e sin enojo. que lo sacara del mundo terenal e crianga -y en-
Dixo el sabio Merlin: «Maestre Antonio: gendramiento de si mismo ( 1 ). Y a los cincuenta
Entrémonos aparte, e fablaremos en algunas e ocho años de mas de los setecientos años de
cosas que lian de contescer en España, y escre- nuestro señor Jesu Christo, se ayuntaran las
uidlas en vuestro libro, e assi lo fallareys por gentes de las tierras de España e faran rey
verdad', e todas las conquistas de España como entre si, e no sera del linaje de los reyes godos,
han de ser partidas cada vna sobre si. Contra e con este rey (*), e con su linaje e generación,
la parte de accidente, que era llamada la selua defenderá esta conquista, e fasta que de las
de la ocerja de las aguas fondas. E de la otra montañas salga vn león ( a ) que cometerá las gen-
parte de Setentrion sera llamada Estremadura. tes branas con el ayuda del señor muy alto, e
E de la otra parte Oriente sera llamada la partirá las tierras con sus vasallos, e llamarse
montaña del dragón. E de la otra parte de ha cabega de condado. E con este conde e con su
Meñdian sera dicha la gran fwmera e baxura linaje se defenderá esta conquista de España
de los mares montes. Y en el corporal mayor de fasta que sera cabeca de reynado.
España, es el principadgo mayor de todas estas Vn rey aura en esta conquista de España que
cinco partidas. E cada vna dellas sera par- casara con la hija del emperador de Alema-
tida sobre si.y> E quando el sabio Merlin foblo nia, e sera dicha: águila de Alemania ( 4 ). Este
en los fechos de España, andaua la era de sera su numero en España. Y este tendera tres
Jesu Christo en C'CC e V años. En aquel mantos, e ganara tres cibdades. E a los treynta
tienpo departió las conquistas de España. e tres años, de mas del millar de los años de
Dixo el sabio Me?din contra maestre Antonio: Jesu Christo, sera fecho este casamiento. Y
«Sabed que todos los reyes decienden de sillas deste linaje decendira el enperio sobre el rey de
apartadas, e vienen todos por cuenta cierta, e España. Y este sera llamado escorpión. E a los
quanto ha de ser su vida de cada vno. Y estos quarenta e ocho años, de mas del millar de los
han de ser juezes puestos de Dios; e quanto años de Christo, este rey sera vencido de las sus
mengua la justicia de Dios en quanto no siruen
a Dios, que ningún pro les venga, e todos los (') Alude á Don Rodrigo.
que se atreuen a Dios a yr contra sus fechos, e I1) Se refiere á Don Pelayo, Opinan otros que era
contra las sus justicias, quítales Dios los dias de slinaje godo.
de la vida. Y todos los que serán buenos en jus- ( ) ¿Alfonso I el Católico, duque de Cantabria? ¿O
ticia y en criar todo su ueblo, e ganar las tie- Alfonso III el Magno, que dividió los Estados entre
sus4hijos?
rras en que biuian, estos tales es su vida, cun- ( ) ¿Fernando III, casado con Beatriz de Suabia?
158 LÍBEOS DE
gentes bremas, $ a cabo de los cinquenta e nueue manterna. Muy gran conqueridor sera de los
años, de mas del millar de los setecientos años puercos e jabalines.
de Ghristo, serán vencidas las gentes brauas Después desto, en aquel tienpo se leuantara
deste rey escorpión.» el muy gran jabali, caudillo de muchas gentes,
Dixo el gran sabio Merlin que cinco batallas e passara la muy grande laguna sobre madera.
serán en España. Y las dos vencerán vassallos Acompañado verna de muchos, enseñado sera en
de Mahomat. Y las tres vencerán uassallos de saber en muchas noblezas. El muy alto señor le
Ghristo, y las quatro serán reyes con reyes; e la consentirá passer por su quebranto. E fara sus
vna sera conde con rey, e vencerá el conde al enforcaduras fasta los cañaberales; y el vno de
rey. E a los trezientos e veynU e dos años, de la su costilla, el mas preciado, niebla rauiosa
mas del millar de los años de nuestro señor lo arrebatara con rabia. Amenazadora sera por
Jesu Ghristo, saldrá este rey Escorpión del el gran jabali con rabia; todo el christianismo
mundo terrenal {}); e después desto forgara el quebrantado sera tres vezes ante del su moui-
jabali a los del rey, e dezirle ha a reynar a las miento, que a los figados le calara. Y en muy
conquistas de España e de Castilla. Y el su poco tema los reyes de León, El qual sera
hijo aura nonbre lobo cerual. Este matara el mouido e quebrantado con los sus puercos. Y
canalla de los pies aluos; y el su nieto sera el su gran orgullo sera batido por siempre, y
llamado gavilán del olmo. Y el segundo nieto embadurnados en sangre de sits cuerpos.
sera llamado leoncillo de España. Y el tercero El gran León saldrá a el ayrado, e yra
nieto sera dicho león coronado de España; e acompañado de gente de tres coronas con la
con este se acabara la vida de los cinco reyes suya. Ga muchas gentes serán llegados a el por
del principadgo mayor de España. Cada vno muchas maneras. E hallarlo ha cerca de la
destos reyes entrara por cuento cierto. peña del uenado, que corre mas que liebre, ni
España, criadora de la seta de Mahomad, que cauallo. E fallara el jabali acompañado de
sera destruyda por su pecado e por su gran muchos puercos, e correrlo ha, e quemarlos ha
maldad; leuantarse han las gentes vnas contra las algarradas, E muy terriblemente los sacu-
las otras en locura. E auran mucho mal e dirá, y embardunarle ha en mucha sangre de
mucho daño. Las sus fembras serán auergonca- sus puercos, muchos dellos sin cuento. E que-
das. E.destruyrse han los no merecientes. E los daran muy destruydos e desanparados, e raydos
grandes e muy poderosos esforzarse han en robo de su lana, e la fortaleza del gran león eres-
y en mal. E muchas cuytas sufrirán, que todos cera. E la grand nonbradia de su trabajo,
veman en desesperación-; ¡que mezquina de muchos serán los despojos. Nonbrado sera en
España! ¡como seras destruyda por sostener las partes del mundo. Todas sus gentes menea-
entre los enemigos de la santa fe catholical Los ran gran orgullo con muy gran ahondamiento
sostenedores della serán engendradores de des- de soberuia con esfuerco. E quando las gentes
truyeron ( a ). Sera de sus linajes el cruel cuchi- cuydaren venir en paz y en sosiego, e ahonda-
llo del gran rabi agudo, que taja a dos cabos. miento de folgura, fallecerles ha lo mejor. Ca
Verna el gran León en el tercero grado deste de otra guisa no se podra fazer ni cunplira mi
rey corrido. E confuerga del coragon del gran dicho. É durara este fasta el cuento de mil e
signo de su nasciencia, e leuara e querrá leuar trezientos e quarenta e nueue años, que lo atra-
la nobleza de su rayz con la aecucia de la loua para muerte rauiosa, al pie de la peña alta de
parda paridera como puerca; ay comengara la la muy gran laguna pauorosa.
su rayz de aborrecimiento a los pueblos; sus El conplidor de lo dicho sera el quatro
grandes ge lo fardn fazer. Ca el remediara al pollino, asno de maldad, conplido de toda cruel-
sancto no publicado en algunos de sus fechos; dad, sus ojos e su coragon e sus entrañas ahon-
temido, e loado, e preciado sera de los que le dados de toda luxuria (*). Toda su tierra robara
rieren y oyeren. E la su gran nobleza, muchos con enemiga. Regarla ha con sangre de muchas
la cobdiciaran ver con plazer de sus fechos. gentes; su lengua sera semejante de sierpe enpon-
Noble sera la su vista, sinyra aborrescedera de
qoñada; abundanga de su coragon sera con espi-
sus gentes, muy preciadas e honrradas se gouer-
naran en todas las tierras a do fuere. Gran ( 3 ) nas veras enpongoñadas, atrauessaderas de todo
coraqon, que la su vida sera en este tienpo con
venino mortal espantoso fin; cuenta serán sus
(') Nótese que antes dijo que el rey Escorpión con- fechos aborrescibles a todos quantos lo oyran, e
trajo matrimonio en 10SJ3, y ahora fija la fecha de su mucho mas a los que lo vieren. Destruydor sera
muerte en 1322.
I*) [Que gran verdad! • de las tres setas, conparado a los malos crueles,
(3) Falta algo, aunque la mayor parte de las profe- quales ante de nos nunca fueron fasta este
cías son, por lo osearas, ininteligibles. A ratos,
recuerdan las lamentaciones de las Coplas d$ Mingo tienpo. El cabrón luxurioso lo emporna al esco-
Eevulgo, la ¿Aludirá á Don Pedro el Jwsbwi&tol
B A L A D R O D E L SABIO M E B L I N 159
miento de toda Inxaria e maldad. Arrepentirse dad durable que nunca le fallecerá, y en tal
querrá e no podra, fallecerle ha en lo mejor, e manera sera este abraqamiento destas tres coro-
honrrada sera la su sepultura; muchedunbre de nas, que quebrantara los colmillos de los gran-
espanto sera en la noble tierra. E mucho con des puercos jabalines, que malinamente U tra-
miedo e con gran necessidad atenderán el cuchi- taran, pensando de le dañar; e dellos aura que
llo del rabí cruel. E muchas mugeres ahontadas serán sacados para siempre, que nunca ay tor-
serán, e desonrradas, e gran mal, E sus aboga- naran. Esto por su gran crueza e dureza que
dos viuiran cabe el penados. Y esto durara teman en ellos; e muchos dellos ay aura que
desde el tiempo de la hera de mil e trezientos e arrancaran las sedas rubias de sus espinazos, e
setenta e ocho años de la encarnación de nues- que los embiaran con gran humildad, embueltos
tro señor Jesu Christo, fasta el onzeno año. con muy gran miedo, pensando de ser mas daña-
Vn pollino león se leuantara en este tienpo, dos de los que las sedas ranearan; e con este
perezoso, adormido, e con grandes llagas ( 1 j. temor e miedo yran, mas tarde tornaran. E Mer-
Su aguijón sera el muy gran cauallero cruzado, curio, e Cercites, e Júpiter, renouaran las sus
buen religioso, e muy esforzado, e sabidor en fazes, e fuerqas cobraran e mal procuraran con-
todo bien, e muy virtuoso en todas las cosas. E tra los no merecientes.
fazerle ha bolar sobre todas las partidas de En las estrechuras de España, de las partes
España. E su buelo no fara sombra negra, mas de Oriente, vna honca del ala nascera del
clara como cristal. E fijo vera de los cristales; mudado enbuelto della. E de la desechada onca,
y el menor de razón e mas claro que el mayoi por gran milagro e liña muy derecha de justi-
cristal y sin maldad, sera ahondado de lana. cia, e con grande sosiego e folgura reynara; ca
Y encerraimento que muy estremedamente el el león pollino no perderá por ella su prez, ante
pollino asno de gran maldad. Y el pollino león, la cobrara. E la no cobrada della traspassara
con gran esfuerzo del noble cauallero cruzado, los montes Perineos, e las alturas alabaran e
e acucia del noble cauallero religioso, con acote codiciaran su aduenimiento, e aun no se terna
cruel agotado con filos de seda, justicia de por peor el que por señor los aura. Los anti-
verdad castigara, e sacudirá el asno de gran guos renouaran las sus mexillas, e plazera a
maldad pollino, fasta que parecerá. Y echarlo los mancebillos oyr sus palabras de los fechos
ha de sus cueuás e del su pueblo raydo de su passados. Su nonbre durara por sienpre, cum-
lana. E marauillosa cosa sera si le quedara plido sera en todos sus fechos, ca aura maraui-
rabo ni orejas, e grandes ayudas e marauillosas lloso entendimiento. Biuira diez años mas que
aura al pollino león; e no sabrá por que yra ninguno de los passados; quedara su linaje
creciendo la su lana fasta la cima. Corona muy desde el tienpo de la encamación de nuestro
preciosa aura mas que los otros pasados. E señor Jesu Christo de mili y trezientos e cin-
rogaran los muertos por su vida; que Dios ge la cuenta e cinco años.
prospere con muy gran razón abondosa de Leuantarase el gauilan del olmo, e matara el
nobleza. Y verdecerán todos los arboles, e los león brauo de las montañas. Y este abrirá los
canpos, que muy gran marauilla sera a los que puertos de España, y sera muy buen rey e muy
lo vieren. Los quales el asno de gran maldad e temido de todas las gentes, e no reynara mas
lleno de toda roña, con su solo bramido vuo de treze años, e saldrá del mundo terrenal.
sacado e descortezado e del todo dañado e per- En este tienpo que reynara el león lobo cer-
dido como malo e pessimo, e sin ninguna virtud ual que matara el cauallo de los pies aluos. Su
ni bondad. E todos los que lealmente lo serui- hijo sera dicho leoncillo de España. Y este
ran con franco e limpio coracon e nobleza pura leoncillo aura vn hijo en la verga de la selua,
de justicia, estos serán muy ahondados e con- mas antes aura vna hija. Y este fijo del leon-
plidos de todos bienes, e folgaran e reposaran cillo sera dicho León coronado de España,
sin miedo ninguno. E Dios los acrescentara en porque nascera quando reynare la estrella que
todo e los amara. E nunca los desampara, e a es dicha Leonisa. Y esta estrella reynara a
sus cuytas e necessidades los acorrerá; por suyo cabo de los nouenta años. Y este nascera en el
sienpre le teman; e por la piedad e nobleza del viernes primero del tercero mes. El que nasciere
pollino león, muchos desechados, que andarán el primero dia o en el segundo o en el tercero
corridos e de todo desanparados, por la crueza dia, sera la su vida nouenta años, y este nas-
deste asno lleno de gran mal, ayna tornaran sin cera en el tercero dia en el principadgo mayor
miedo a su desechadura, e serán assentados e de España. Y este minea sera vencido en bata-
con muy grande honrra puestos en su desecha- lla, e nacerá en la villa de Toro; e los padres
dura. Las tres coronas le abracaran con gran saldrán, y el se criara en fuego y sangre; e sera
amor en vno, con el gran assosiego y herman- criado en la cueua del canpo en los pies de las
montañas; e criarle ha la malina e la Leona de
0) ¿Enrique III el JDolientel Molina, e dará lugar a la onca, E a los qua-
160 LIBROS DE CABALLERÍAS
torze años sera este rey en gran peligro y esca- de España. Este verterá mucha sangre, e ma-
para, e morirá estonce vno de su reyno muy tara, e destruyrse han estas partidas.
poderoso. E a los veynie e quatro años de mas Después desto dixo el sabio Merlin que a los
del millar de los quatrocientos años de nuestro veynte y siete años de mas del millar de los
señor Jesu Ghristo, este león sera llamado rey, quatrocientos años de nuestro señor Jesu Chris-
e andará por su reyno, e abaxara las cueuas de to, después de la primera de tufa, descenderá
los malos, e gozarse ha mucho con el todo su este león a las cueuas de Ercoles e requerirá la
pueblo e todo su reyno. Este casara en el quinto sierua de su natura, y despertara la dueña que
año con la onqa del ala de Oriente. Y este león yaze durmiendo gran tienpo auia so los cabellos
querrá que le conozcan señorío por todos sus de Telio, e ponerle ha guirnalda de boz de
reynos. E quando este conplire tres sietes, echara honra. Pero ante de aquesto muchos ayunta-
el puerco gordo de Portugal, e fara condes en mientos serán ayuntados en la parte del león
su reyno, y entonces sera gran fuego en España contra las crueles bestias, e saldrán de las sus
fasta que salga el morciegalo que correrá las cueuas, e perseguirán las gentes del león muy
moscas e tragarlas ha; e destruyra los canises cruelmente a todo sti poder, fasta que ellos
de España, y después holgara en paz, E aqui cobraran el poyo alto que ellos mucho amanan.
se comengara la conquista, e passara a Ceuta, Y este rey león, quando esto viere, aura muy
e tomarla ha, e muy gran partida de África, e grande enojo, e fara muy grandes ayuntamien-
dexaran los caualleros en dos casas ( I ) . tos, quantos el pudiere contra las crueles bes-
De parte de Oriente leuantarse ha el lobo tias por les quitar este poyo alto; e verse ha en
fediendo en el tienpo destas tres sectas, diziendo muy gran peligro el e todos sus ayuntamiento»,
que se duele de la christiandad, e verna a Es- en que serán todos los sus principes y grandes
paña con solo ramo de malignidad; sus hechos señores, para yr contra las crueles bestias; e
serán suzios y fedientes a los que los vieren, e todos juntos e con muy gran querer ayudarse
muy mas a los que los oyeren; e tirara las ' han a las batallas. Y esto sera ante las puertas
peñólas al Gallo y cercenarle ha la cresta, y el de Tarfagada; e romperse han las hazes muy
León dormirá y perderá las quatro partes del cruelmente los vnos a los otros, fasta que la tie-
reyno; e con este león serán águilas e leones de rra se yra cubriendo de sangre de cada vna de
parte de Oriente; e nuestro señor Dios lidiara las partes; e durara la batalla fasta que la
por el, Y este león despertara y sera muy buen noche los partirá,, e assi se despedirán el pri-
rey & cobrara todas sus tierras; e passara la mero día de la batalla; y el segundo dia de la
mar, e falgara España con el; e sera la su vida batalla se aparejaran de cada vna de las par-
a par del rey Datad; e volara sobre Id gran tes, e ronperan las hazes los vnos a los otros,
fumera e sobre la menor, y quebrantara las tres fasta que la tierra sea cubierta ele sangre, e las
sectas. Pero antes desto sera assombrada Es- crueles bestias ronperan los reyes del León. Y
paña del lobo que la robara con los esculcado- esto sera a la hora de medio dia; y el león brauo
res que serán en su ayuda. Para lo qual caerán bramante mouera y derramara mucha sangre
en gran error de la fe. Ca fara mu 'has contra- de las crueles bestias, fasta que llegara al rey
rias cosas contra nuestro señor Dios e contra • que se llamara rey de la fumera grande, e
los pueblos, por muchos errores que serán en su fuertemente serán afincados de los reyes del león
tienpo con muchas falsas ayudas, e aura de los las crueles bestias; e la noche los departirá, e
malos e de los falsos tray dores familiares acos- assi se despederan los dos dias de la batalla.
tados al León a lo denegar. El león dará bozes E al tercero dia enbiara a dezir el rey de la
sobre el alto pino sin rayz, e matarlo ha e fumera grande al rey de España que esta bata-
tomarlo ha todo linpio en buena obra, e con lla que este (queda, e no se derrame ay mas san-
buen loor de las gentes, porque destruyran la gre; y que le dará por tributo gran quantia de
cathedra del lobo cerual. auer por sienpre, y que le pluguiesse que el
quedasse con el reyno, y que lo ternia por el.-Y
Después dixo el sabio Merlin que a los diez,
el rey de España dirá contra aquellos que tru-
dé mas del millar de los quatrocientos años de
xessen el mensaje que avn se derramara ay mus
nuestro señor Jesu Christo, en aquel tienpo,
sangre. Mus si le pluguiese que con todas sus
ante de la segunda de tufa, las alas sin cuerpo
gentes- le libre el reyno y le desampare las tie-
bolaran sobre las montañas- de Lucena y ensan-
rras, y. que le clara treze dias de plazo e ayuda
grentara su espada, y después de la segunda de
de passaje. El rey de la fumera grande, quando
tufa, dentro de la arca del lobo, el león hará
esto oya, no querrá estar por esta postura, e
sangre, y el león cobrara las cuestas del lobo, e
aparejarse han cada vna de las partes lo mejor
los lobos auran pauor del león. Y el señor de
que puedan para la batalla, y perecerán muchas
la fumera grande enbiara su espada al rey león
gentes cruzadas. E Dios enbiara en la parte
del león su ayuda; e las crueles bestias le
(l) Alusión clara á Alfonso XI de Castilla.
BALADRO D E L SABIO MERLIN 161
espantaran, e partirse han en tres partes. La este rey L,eon señor de toda España, y sera alfé-
vna se algara a las montañas, e la otra se verna rez de la yglesia de San Pedro, e sera su de-
para morar con ellos, e la otra se yra a las fensor e guardador. Y en aquel tienpo aura
ayuas del mar. E assi se quedaran las tierras mucho amor con la yglesia ele Jesu Christo. Y
libres, e cobrarlas ha e-.te rey León de España; en aquel tienpo sera la yglesia de Sant Pedro
e la su boz sera grande por todos los reynos del mas honrada, e mas ennoblecida, e mas ensal-
mundo, e poblarse ha bien todo su, reynaclo, y de mada que en otro tienpo. Ca en este fincara y
gentes buenas. estara todo el esfuerqo de toda la Chnstiandad.
Dixo el gran sabio Merlin que a los treynta E sera mayor rey en la Christiandad con la
e dos años, de mas del millar de los quatro- cabega de Francia. E sera abatido por el fene-
cientos años de Nuestro Señor Jesu Christo, cimiento de su rey, e le verna gran poderío del
este rey león aura vna fija en la onqa del ala, e. alto señor de los señores.
nascera en las cueuas de Hercoles. Esta sera A los .xxxv. años, de mas del millar de los
llamada paloma de España; e la yglesia de .cccc. años de Christo, dixo el sabio Merlin,
Sant Pedro la criara; y esta sera casada con aura este rey de España otro hijo en la onqa
el fijo del emperador de Grecia, e la yglesia de del ala. Y este nacerá en el santo alto nombre.
señor Sant Pedro jara este casamiento por el Y este sera llamado brauo león, e rey de gran
gran amor que aura con la yglesia de Chisto. virtud; e bolara sobre las conquistas de África,
Assi que la moneda del rey León de España e e la su morada sera en la tierra santa de Jeru-
la de la y tlesia toda sera ana ley e vna señal, e salem; e aura cinco reynados en la ysla e dis-
serán ayuntados en vno. Y este rey sera alférez pornan el gran Soldán de Persia; y era, el su
de la yglesia de Sant Pedro, e lidiara contra to- nido deste apoderado partirá las tierras con el
dos aquellas que fueron contra la sancta yglesia. rey de Capadocia. Y deste rey de Ca'adocia
E durmiendo este rey, serán destruydos en este saldrán marauillosas cosas e marauillosos bie-
tienpo los falsos profetas de rayz, aquellos que nes. E casara con la fija del rey de Capadocia.
se vernan como en vestiduras de corderos. Y E tan fuerte sera en sus hechos, que no aura
en este tienpo la dueña que vos deximos que su par.
yazia durmiendo, sera esposa de la yglesia de Aqueste rey león de España, aura todos sus
Nuestro Señor Jesu Christo, e la yglesia de fijos en el principadgo mayor de España, e
señor Sant Pedro la poruña en su cátedra muy serán todos reyes aleados fasta cincuenta e cinco
honrrada, e ponerle ha corona de piedras pre- años; y serán todos casados con hijas de reyes;
ciosas. En este tiempo aura dos donzellas altas, y el menor destos quatro fijos casara con la hija
de muy gran guisa e de muy gran hermosura en del rey de Capadocia mucho a su honra.
su cámara; e la guarda destas donzellas es el Dixo el sabio Merlin, que a los . x x x v i i . a-ños.
poyo alto de Sant Miguel, para ser ensalcada de mas del millar de los quatrocientos años de
la ley, la garganta vieja dende sera guardado, Jesu Christo, aura este rey de España vn hijo
que si no, si de mano anduuiere, de la ley de en la onca del ala; e nascera en la cabega de
Christo harán en este tienpo e sera en esta tierra Castilla, e sera llamado casa de sapiencia; y
mas ennoblecido que en otro tiempo. en este quedaran los cinco reynados de España.
Dixo el sabio Merlin que este rey León de Es- Y después del finamiento deste rey león de Es-
paña aura vn fijo en la onga del ala. Y este paña, la yglesia de Sant Pedro sera honrrada,
nascera en vna ciudad cabeca deste rey no. Y fasta que tornara este rey león en sus reynos.
es'e sera llamado cierno corredor de la gran E aura vn fijo que heredara los reynos de Es-
ventura; y este sojuzgara todas las tierras de paña después del finamiento deste rey león.
África vn rey no en la y sin. Y en este tienpo Dixo el sabio Merlin eme se leuantara este
descenderá el Imperio en el reyno de España. rey León que nascio en las cueuas de Ercoles
El sabio Merlin dixo que este rey león aura que durmió, e passara el estrecho de España
otro fijo en la onca del ala. Y este nacerá en con la virtud del alto señor, e conquerira las
la fumera mayor. Y este sera llamado falcon gentes barbaras, e sojuzgara a toda A/rica, y
bolador de la gran ventura. Y este bolara sobre destruyra a Egypto, y dexara las tierras a sus
la gran fumera mayor; y este aura cinco reyna- fijos; y parejera en todos sus hechos al rey
dos en la ysla, de Asia a su mandar. E su boz Dauid en alteza y bondad, e marauillosas co-
sonara y el su gemido espantable. sas, e marauillosos fechos.
A los . x x x n i . años del su nascimiento deste El sabio Merlin dixo que a los quarenta
rey León, dixo el sabio Merlin, aura otro hijo este años de mas del millar de los quatrocientos
rey león de España en hi onqa del ala; y este años de Jesu Christo, comentaran las hanbres
nascera en la fumera grande, y este sera llamado fuertes en África, e duraran ay siete años, que
osso esforcado de gran ventura; y estos ambos serán abaxados todos los soldanes e todos los
sojuzgaran a toda África. En aquel tienpo sera reyes, e pernañ a gran bajura; e serán todos
LIBE08 DE CAgALLBKÍAS.—11
162 LIBROS DE i
deéiruydos los falsos profetas de rayz; e aquellos mundo terrenal, e Dios embiara por el, e assi
que vernan como en vestiduras de corderos; e sera la su vida .xc, años. E la su boz sera
vernan como en ayuda desde rey León para con- grande por sienpre; e la su sepoltura sera en
querir los moros de África. las cueuas de Ercoles con su linaje.
Aqueste rey de España sera señor de cinco El sabio Merlin dixo, que en estas tres sectas,
reynados en la ysla de Asia, y en aquel tiempo que en el tienpo quando las águilas e leones
partirá las tierras con sus fijos; e los dos ma- vernan al principazgo mayor de España, dentro
yores sojuzgaran todas las tierras de África. Y en la gruessa de España sera abatido el orgullo
el menor sera Rey en la tierra sancta de Jeru- de Inglaterra. E dentro, en la puente de Lon-
salem, e mandara los cinco reynados, e la ysla dres, se desdirá el yngles que no es yngles. E
de Asia a todo su mandamiento. la casa de Inglaterra no se osara llamar casa
Merlin el sabio dixo que quando passaren de Inglaterra. Y todo esto les verna por dere-
estos reyes la mar, yran los dos mayores casados cho de las partidas de España. Y todo esto sera,
con Jijas de reyes de España; y el menor sera porque la estrella que es dicha Leoniza, se le-
casado con la Jija del rey de Gapadocia. Este uantara sobre ellos por do auian ellos el es-
rey semejara al rey Dauiden sus Jechos. Y este fuerqo, e se verna a assentar sobre la gruessa de
rey de España semejara al rey Alexandre en España, e durara ay el su assentamiento. .xc.
sus fechos. años. Y en este tienpo nunca los del principazgo
Dixo el sabio Merlin que a los cincuenta mayor de España serán vencidos en batalla
años de mas del millar de los quatro cientos canpal; que sea de rey a rey.
años de Christo, se tornara este rey de Espa- Dixo el sabio Merlin, que a los quarenta e
ña para su reyno, e quedaran sus jijos en las ocho años, de mas del millar de los quatro-
conquistas, cada vno dellos en la suya cono- cientos años de Christo, la yglesia de San
cido, e cada vno bien quisto. Este rey de Espa- Pedro los algara por reyes a todos los tres
ña passara la mar, e fallara todos sus reynos Jijos deste rey León de España. En la yglesia
gozosos e con gran alegría para lo rescebir muy de San Pedro fauoresceran estos reyes; y el les
bien aparejados. E la su boz sera grande por partirá las tierras e las prouincias. Y apare-
toólos los reynos del mundo. Y JDauid, e Salo- jarse han estos tres reyes para yr con este rey
món, e Alexandre, estos tres, que fueron los mas León de España; e passara la mar por la estre-
nobles e los mas preciados del mundo, estos per- chura de España, e comenqaran las gentes con
derán sus bozes por la suya deste rey León de el. E ayudarles ha el señor muy alto, e vencerán
España; e su vida sera departida en tres mane- a las crueles Bestias, e tomarles han las tierras.
ras: Treynta años sera su afán en-las conquis- Y en aquel tienpo sera este rey León de España,
tas. Y los otros treynta años biuira en gran señor en las tres partes del mundo, e mandara
plazer. Y acabados los cient años del millar de los cinco reynos de España, y sojuzgara a todas
los quatrocientos años, saldrá este rey león del las conquistas de África.

PIN DE LAS PROFECÍAS

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