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ETAPAS DEL DESARROLLO INTELECTUAL

La etapa del Pensamiento Lógico Concreto (6 a 12 años)

L a educación primaria de los niños; es decir, la enseñanza formal de

la aritmética y la lecto-escritura, se inicia en todo el mundo cuando los


niños han cumplido, como mínimo, seis años de edad; y hay muchas
buenas razones para ello. Para que los niños puedan efectuar
operaciones aritméticas, como sumar y restar, comprendiendo
realmente lo que hacen, o para que comprendan cabalmente nuestro
sistema alfabético de escritura, su pensamiento tiene que haber
alcanzado cierto nivel de desarrollo [1] nivel que por lo general,
alcanzan entre los seis y los siete años de edad. Por supuesto, el nivel
de desarrollo de un niño no depende exclusivamente de su edad
cronológica sino de la estimulación que ha recibido, combinada con su
ritmo biológico de maduración. Cuando el niño alcanza la etapa de
desarrollo llamada por Piaget "etapa operacional concreta", está listo
para la instrucción formal. Veamos en qué consiste dicha etapa.

Si a un niño preescolar (por lo general menor de seis años) se le


muestran dos "galletas marías" idénticas y una se parte a la mitad y
luego se le pregunta si hay más, menos, o igual cantidad de galletas que
antes, en la que está partida que en la que está entera, el niño dirá que
ahora hay más galleta en la partida que en la entera. Otro ejemplo: si en
un vaso alto y angosto servimos coca-cola y en otro, bajo y ancho,
servimos la misma cantidad que en el alto y luego les preguntamos a
dos niños que cuál vaso prefieren, los dos niños se pelearán por obtener
el vaso alto y lo harán ¡porque pensarán que tiene más refresco! Si las
mismas preguntas -en relación a la galleta o a la coca-cola- se las
hacemos a cualquier niño de siete u ocho años-, se nos quedará viendo
como diciendo "qué tonto eres" y nos dará cualquiera de estos tres
argumentos: "junta los pedazos de la galleta y verás que es la misma
que antes"; o, "no le has quitado ni puesto nada, así que es lo mismo";
o, en relación a los vasos de refresco nos dirá: "parece que uno tiene
más porque el vaso es alto, pero como es angosto puede que no tenga
más".
¿Qué diferencia hay entre el pensamiento de los preescolares y el
de los niños de primaria? La diferencia estriba en el hecho de que los
niños, a partir más o menos de los seis años, pueden realizar
"operaciones mentales". Una bola de plastilina hecha una gran tortilla
aparentemente tiene más plastilina y esto es lo que creerán los
preescolares; sin embargo, a los niños mayores ya no los engañan sus
sentidos, porque su pensamiento es ahora capaz de compensar las
diferencias, los niños dirán: "parece que tiene más plastilina porque se
ve más grande, pero si la haces otra vez bola verás que es la misma
cantidad que antes"; o dirán: "la tortilla está grandota, pero delgadita y
la bola está chiquita pero gordita, así que es lo mismo"; o dirán: "no le
has quitado ni puesto nada, así que es lo mismo". Todas estas no son
sino expresiones de un pensamiento que se ha organizado y que ya es
capaz de realizar mentalmente operaciones. Cuando se hace tortilla la
bola de plastilina y se le pregunta al niño preescolar si hay más plastilina
ahora en la tortilla que en la bola, este dirá que tiene más que antes, en
cambio, el niño mayor afirmará correctamente que es lo mismo que
antes: "porque la puedes volver a hacer bola otra vez", y en esta
respuesta estará la clave para entender las diferencias entre el
pensamiento de uno y otro. La clave está en que cuando los niños
mayores afirman que bastaría con volver a hacer bola la tortilla, ellos
mentalmente realizan la acción de hacerla bola valiéndose
exclusivamente de su pensamiento. A esta operación mental se le llama
"operación mental reversible". La reversibilidad es la posibilidad que
tiene el pensamiento de volver al punto de partida; es decir, de
considerar las acciones en sentido inverso; y dicha cualidad es lo que lo
hace poderoso porque permite anticipar los errores y precorregirlos.
Podemos esquematizar una operación mental de éste modo:

Hacer tortilla la bola = acción directa.

Hacer bola la tortilla = acción inversa -mental- que anula a la primera y


deja las cosas como estaban.

Los niños a partir de los seis o siete años podrán realizar


mentalmente la acción inversa -operación mental reversible- y será tan
natural esta operación que nos costará trabajo creer que los
preescolares no sean capaces de realizarla; sin embargo, no son
capaces y es precisamente esta incapacidad la que impide que los niños
preescolares comprendan las operaciones aritméticas y el sistema
numérico; aunque sean capaces de contar de memoria y de realizar,
también de memoria pequeñas sumas y restas.
El pensamiento del hombre es poderoso porque mediante el
lenguaje puede representar acciones: "voy a hacer tal cosa…mejor tal
otra", "voy a ir ahora… no, mejor mañana", etc. Pero no sólo puede
imaginar acciones, ¡también sus consecuencias!, "las consecuencias de
las imágenes serán las imágenes de las consecuencias" dijo alguien
sintetizando magistralmente el poder del pensamiento. Voy a narrar un
chiste que servirá de ejemplo: Un señor se dirige a la casa de su vecino
para pedirle prestada su podadora de pasto. En el camino va pensando:
"Le voy a decir: ¡Buenos días vecino! ¿Me prestas tu podadora? Pero… él
me va a decir que no, porque el otro día me prestó las tijeras y no se las
he devuelto, ¡ah! Pero yo le voy a decir que el otro día yo le presté mi
camioneta y me la regresó sin gasolina. Pero… me va a decir que
siempre le regreso su podadora sin filo, ¡ah! Pero yo le voy a decir que
hace un año que tiene mis raquetas de tenis", etc. Por fin llega a la casa
de su vecino, toca la puerta, abre su vecino y entonces nuestro amigo
muy enojado le dice a su asombrado vecino: "No necesito para nada tu
cochina podadora".
Anticipar las consecuencias de nuestros actos. Prever el curso de
los acontecimientos. Son expresiones de los que es capaz de hacer
nuestra inteligencia al traducir los actos en palabras. Poco a poco, la
interacción del niño con la realidad, el uso del lenguaje, y
particularmente la interacción del niño con los demás, harán posible el
desarrollo del pensamiento.

La etapa del pensamiento Abstracto o Hipotético-Deductivo (12


o 13 años en adelante)

Explican Piaget y su colaboradora B. Inhelder que la diferencia


entre el pensamiento del niño y el adolescente, es que los jóvenes "no
sólo son capaces de saber cómo son las cosas, sino también de imaginar
cómo podrían ser". Alrededor de los trece años de edad, el pensamiento
cambia radicalmente, a partir de este momento, los jóvenes empiezan a
razonar como adultos y a tener opinión propia. El pensamiento se vuelve
abstracto, ya no es necesario partir de los hechos para razonar, ahora
basta con plantear las situaciones en términos hipotéticos -"supón
que…"- para que ellos extraigan conclusiones haciendo las deducciones
necesarias, digamos que "a la Sherlock Holmes". Basta con que uno
diga: "supón que el asesino se hubiera desayunado chilaquiles ese día",
para que nuestros jóvenes deduzcan mil cosas. Es por esta razón que en
la Secundaria les empiezan a enseñar álgebra (que trata sobre las
propiedades abstractas de los números) o que se introduzcan conceptos
como el del azar o el cálculo de probabilidades. Otra de las
consecuencias importantes del pensamiento hipotético-deductivo (que
comenté en el capítulo anterior) es que surgen las preguntas referidas a
nuestra propia existencia, del tipo: "¿Quién soy yo?" Que culminarán la
búsqueda de una identidad personal. En esta etapa, si usted le pregunta
a un joven, por ejemplo, que por qué sube el agua en un vaso al
introducir un cubo de hielo, verá que el joven no se contentará con
responderle: "es que metiste un cubo de hielo"; sino que,
tranquilamente le dirá: "es que un cuerpo no puede ocupar el espacio de
otro cuerpo al mismo tiempo", generalizando la observación y
convirtiéndola en una ley o en una teoría del espacio o de las relaciones
entre masa, peso y volumen.

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