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En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, donde vive el Señor Jesucristo; y
esperamos con mucho anhelo que él regrese como nuestro Salvador. 21 Él tomará nuestro
débil cuerpo mortal y lo transformará en un cuerpo glorioso, igual al de él. Lo hará
valiéndose del mismo poder con el que pondrá todas las cosas bajo su dominio. Filipenses
3:20-21
¿Quién es un Cristiano?
Pregunta: "¿Quién es un Cristiano?"
La Biblia nos enseña que las buenas obras que hacemos no nos pueden hacer
aceptables a Dios. Tito el capítulo 3 y versículo 5 nos dice que "Dios nos salvó, no
por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia,
por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo". De
manera que, un cristiano es alguien que ha sido nacido de nuevo por Dios
(espiritualmente hablando) y ha puesto su fe y confianza en Jesucristo. Esto lo
vemos en Juan 3:3,7, y en 1 Pedro 1:23. En Efesios 2:8 leemos que "Por gracia
somos salvos por medio de la fe y esto no procede de nosotros, sino que es un
regalo, un don de Dios, no por obras, para que nadie se gloríe ni se jacte".
¿Ha hecho usted una decisión por Cristo por lo que ha leído aquí? Si es así, por
favor oprima la tecla “¡He aceptado a Cristo hoy!”
INTRODUCCIÓN
El Señor Jesucristo vino a la tierra para entregar su vida por nosotros, los pecadores.
Pero su sacrificio en la cruz no solo sirvió para perdonar nuestro pecado, sino que nos
hizo nuevas criaturas y nos dio una nueva nacionalidad, ya no somos ciudadanos del
mundo, ahora pertenecemos a la gloriosa Patria Celestial.
ESTUDIO
Cristo Jesús nos alcanzó para salvarnos, y con esa salvación que nos limpia de nuestros
pecados, y nos presenta como justos ante el Padre, también opera en nosotros un
maravilloso y misterioso milagro conocido como “regeneración”, esto es una
transformación gradual de nuestro ser, para un día ser como Jesús, en la eternidad.
El apóstol Pablo expresa que como todo ser humano, no es perfecto, y tiene muchas
cosas que arreglar en su ser, especialmente cuando observa la gloria del Hijo de Dios,
pero esta en ninguna manera esto lo desanima en su deseo de ser más como Jesús,
reconoce que para eso fue llamado por el Señor, para ser más como Jesús (v12). No
hemos sido llamados para vivir en la mediocridad espiritual, hemos sido llamados para
ser Ciudadanos de la Gloria.
Todos tenemos un pasado de pecado, que nuestro enemigo Satanás, esta dispuesto a
recordarnos todos los días, pero en ninguna manera podemos permitir que un pasado de
errores y dificultades, nos robe el glorioso futuro que nuestro Señor nos tiene preparado.
Olvidemos el pasado, no podemos hacer nada para cambiarlo, enfoquémonos en la
meta, paguemos el precio que sea necesario pagar, para vivir como redimidos; de modo
que podamos ganar premio supremo de nuestro llamamiento, la entrada en la ciudad
celestial (v13-14).
Seguramente nuestro Señor ya nos ha otorgado importantes victorias espirituales,
vivamos conforme a esas victorias. Si ya hemos conquistado un frente en nuestra guerra
contra la carne, el mundo o Satanás, bajo ninguna circunstancia podemos permitirnos
retroceder, el límite esta en el cielo. Estamos en medio de una guerra declarada, que
terminará hasta que nuestro Señor toque la trompeta, mientras tanto, nos enfrentaremos
con la autoridad delegada por nuestro Comandante, para estremecer al mismo infierno
(v15-16).
Como en todo viaje largo, es mejor dirigirnos hacia nuestra tierra, en la eternidad,
acompañados. Cierto pastor comento en una ocasión, si vamos escalando una montaña
es mejor ir acompañados de un buen amigo por el camino, que solamente recibir las
indicaciones de un alpinista experimentado en la cima. Observe con atención a su
alrededor, busque a los campeones de la fe que están a su lado, converse con ellos,
aprenda de ellos, seguramente han pasado un lugar por donde usted pasará en algún
momento, y la forma más “económica” y menos “dolorosa” de aprender, es por la
experiencia de otras personas (v17).
Por oscura que parezca su situación en este momento, desde el punto de vista humano,
su mirada siempre tiene que estar en las alturas, en nuestro destino final, en nuestro
hogar en la gloria, con nuestro Señor, Dios Todopoderoso, Rey del Universo, Magnífico
en Santidad, Hacedor de Maravillas, Justo y Eterno. Todo lo que esta en este mundo
pasará, su carrera, su trabajo, su casa, su automóvil, sus deudas, sus enfermedades,
todo pasa, solo Dios queda. Un día tomará nuestros cuerpos mortales y los transformará
en cuerpos glorificados, para que podamos emprenden juntos, un viaje de regreso a
casa, cuando el Señor Jesucristo se presente en las alturas y toque la final trompeta (20-
21).
CONCLUSIÓN
Como una nueva creación en Cristo, tenemos una ciudadanía también nueva. Ya no
somos esclavos del mundo, somos de nacionalidad divina. Mientras esperamos el
glorioso retorno se nuestro Señor Jesucristo, vivamos pareciéndonos mas a nuestro Rey,
sabiendo que pronto seremos transportados a nuestro hogar en las alturas, para morar
con Él por la eternidad.
Si usted aun no ha recibido a Jesús como su Señor y Salvador, le invito a hacerlo. Todos
hemos pecado y estamos destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Estamos
condenados a la muerte por nuestro pecado (Romanos 6:23), pero nuestro Señor nos
ofrece un regalo, la salvación. Solo debemos confesar nuestros pecados, y él nos
perdonará, y nos limpiará (1 Juan 1:9). Y nos convertirá en sus hijos (Juan 1:12),
haciéndonos una nueva criatura, una nueva creación para Su Gloria. El Señor mismo le
ofrece esta salvación hoy (Apocalipsis 3:20).
Los creyentes gentiles ya no somos extraños a los privilegios del pueblo de Dios, somos,
‘conciudadanos’ con los santos Efesios 2:19. La ciudadanía cristiana no es ‘politeuma’, no es
terrenal, sino que está en el cielo.
1. Si buscamos la voluntad de Dios nuestra calidad de vida en la tierra cambiará
significativamente.
2. La Biblia dice que lo que entrar en por ojos, los oídos y la boca van al alma. Si
nos enfocamos en lo malo, terminaremos dominando el espíritu. 2 Corintios 10:3-
5 “Pues aunque andamos en la carne no militamos según la carne porque las
armas de nuestra milicia nos son carnales sino poderosas en Dios…”. Dios nos
dice derribemos estas fortalezas.
3. Nosotros fuimos creados por Dios para ser fuertes y perseverar. Esta habilidad
fue creada y está en el espíritu humano y el cuerpo permitirlo.
III. BUSCAD LAS COSAS DE ARRIBA, EL CIELO
La Biblia dice en Colosenses 3:1-3 “Si pues habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de
arriba, donde está Cristo sentado con Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de
la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida en Dios”.
1. Enfoquemos y fijemos toda la nuestra atención en el cielo. “Pongan la mira en
las cosas de arriba donde está Cristo sentado con Dios. Pongan la mente en lo
celestial o las cosas de arriba, no en las cosas de esta tierra, porque en lo que a
este mundo concierne, ustedes han muerto y su vida real nueva, está escondida
con Cristo en Dios”. Colosenses 3:2-3 Versión Amplificada.
2. Podemos dejarnos llevar por los problemas de esta vida y centrarnos en sus
afanes, pero no tendremos éxito, así la fe no funciona como debe. Si nos
enfocamos en el cielo sin apartarnos de Dios, comenzaremos a funcionar como
en el cielo.
Cada vez que alguien se aparta del pecado y pone su fe en Cristo para salvación,
su nombre queda registrado para siempre en el cielo. Es como si el nuevo
creyente ya estuviera allí. Efesios 2.5, 6 lo dice de esta manera: Dios “nos dio
vida juntamente con Cristo… juntamente con él nos resucitó, y… nos hizo sentar
en los lugares celestiales con Cristo”. Como una garantía adicional de nuestra
posición espiritual en el cielo, hemos sido sellados con el Espíritu Santo de la
promesa como las arras de nuestra herencia (Flp 1.13, 14).
¿Espera con ansias ese día, o ha sido cautivado por los placeres fugaces y los
sueños de este mundo? Puesto que la Tierra es solo nuestro hogar temporal,
debemos tener cuidado de no apegarnos demasiado a las cosas que ella ofrece.
Una comprensión correcta de nuestra ciudadanía eterna cambia nuestra
perspectiva y prioridades en esta vida, impulsándonos a hacer tesoros en el cielo,
no en la Tierra.