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Capítulo XVIII
Las 10 paradojas y las 10W’s en Salud Mental en Desastres
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Conformado por el Dr. Jorge Garzarelli, el Dr. Álvaro Lezica, el Dr. Néstor Perrone, la
Dra. María Teresa Herrera, la Lic. Inés Hercovich y el Prof. Dr. Gustavo Tafet, con la
colaboración de la Dr. Susana Jallinsky.
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1) Warning (prevención)
2) Why (por qué)
3) What (qué)
4) Who (quién)
5) Whom (a quién)
6) Whose (de quién)
7) When (cuándo)
8) Where (dónde)
9) Ways (formas)
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Desarrollé este concepto conjuntamente con Zohar Rubinstein y Boaz Tadmor en 1999 y lo hemos
aplicado a distintas situaciones y en programas de intervención y formación.
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que las dificultades con las que nos enfrentamos son problemas morales y
que los intentos para resolverlos con una política de acumulamiento de
armas nucleares o de ‘competición’ económica sirve de poco, porque corta
los caminos a unos y otros. Muchos de nosotros comprendemos que los
medios morales y mentales serían más eficaces, ya que podrían
proporcionarnos una inmunidad psíquica contra la infección siempre
creciente. Si pudiéramos ver nuestra sombra (el lado oscuro de nuestra
naturaleza) seríamos inmunes a toda afección moral y mental y a todo
insinuación.”.
Resumidamente, los pasos principales del proceso de adquisición de
la inmunidad psíquica serían los siguientes:
What (Qué)
La pregunta acerca de qué es lo que vamos a tratar en una situación
de catástrofe, surge porque las dimensiones de la existencia cotidiana que
colapsan son muchísimas y muy diversas, razón por la cual debemos tener
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Who (Quién)
Decidir quiénes pueden hacerse cargo de la salud mental en
situaciones de catástrofe, requiere la revisión de algunas creencias muy
entronizadas.
lugar en lugar para repartir golosinas o bebidas entre los soldados, como
un recurso efectivo para proveernos de información. Cuando propuse esta
posibilidad recuerdo que pensaron que estaba delirando, puesto que se
trataba de personas de muy bajo nivel cultural, a quienes se suponía
incapaces de entender la propuesta. Insté a los cantineros a que no se
remitieran sólo a entregar los productos y, en cambio, conversaran con los
soldados y, en la medida en que observaran algún tipo de problema, nos
contaran a nosotros, los profesionales.
esos recursos. Desde el ataque a las Torres Gemelas, se sabe que, por cada
damnificado físico hay por lo menos doscientas personas más que
requieren alguna asistencia psicológica. Este conocimiento puso aun más
en evidencia lo que he denominado la “paradoja de los desastres”.
Podemos formular la historia de esta paradoja en los siguientes
términos. Al principio sabíamos que por cada damnificado físico había por
lo menos cuatro afectados psíquicamente: el mismo damnificado y sus
allegados más íntimos, familiares y/o compañeros.
Whom (Cuál)
¿Cuál es la población que debe ser atendida? En los momentos de
catástrofe, y no sólo en éstos sino en general, suele pensarse que los
necesitados son aquellos que manifiestan sus necesidades y demandas
con más espectacularidad. Sin embargo, esto no es así. Se necesita una
especial sensibilidad para percibir dónde están los focos de población que
necesita ser atendida. Hay mucha gente cuya reacción consiste en
mantenerse en silencio, apartada y también hay personas a las que,
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When (Cuándo)
Muchas de las catástrofes se anuncian; otras pueden ser
anticipadas y, sin embargo, no ocurrir y otras, las menos, son
absolutamente impredecibles. A pesar de estas diferencias, en todos los
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Vale aclarar a este respecto que la importancia de este esquema no es sólo identificar lugares o
postas de atención. Es indispensable que exista continuidad y coherencia entre los tratamientos
que se le brindan a cada damnificado. Más de una vez me ha sucedido que al pedirle a una persona
que acudía a la consulta que me relatara lo que le había sucedido, me contestara: “¡Otra vez,
doctor, tengo que contar lo mismo!”, protesta a la que seguía una pregunta que en verdad era una
crítica: “Y todo esto, ¿para qué, doctor?”. Dado el desconcierto que impera en los consultantes, es
de enorme importancia asegurar una eficiente transmisión de la información de una instancia a la
otra del sistema. Ello dará a los pacientes la sensación de estabilidad y coherencia que tanto
necesitan. Igualmente importante es garantizar la relación personal entre demandante y terapeuta y
evitar que el sistema ceda ante la tendencia a burocratizarse, propia de los procesos de atención.
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Where (Dónde)
Este concepto está íntimamente ligado al when o cuándo ya que
cada momento se halla asociado a un lugar y a un escenario diferente. Por
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Ways (formas)
Los abordajes terapéuticos pueden efectuarse en el nivel individual,
familiar o con el grupo de pertenencia. No hablo de “hacer” psicoanálisis o
psicoterapia gestáltica o cualquier otro tipo de tratamiento, sino de que
cada profesional pueda tomar lo esencial del marco teórico que alimenta
su práctica y adecuarla a las circunstancias en las que le toque intervenir.
En situaciones de catástrofe, conviene que los profesionales de la salud
mental abandonen posturas rígidas y dogmáticas, pero no sus marcos
teóricos a los que, muy por el contrario, deben tener profundamente
enraizados, incorporados, para que puedan ponerse de manifiesto y
orientar la acción en los momentos en que más necesarios son.
El desafío es permanecer lo suficientemente flexibles como para
seguir siendo psicoanalista, cognitivista o sistémico, aun cuando el
encuadre sea diferente de lo estipulado por la teoría o la técnica. Opera, en
muchos casos, una tendencia defensiva frente a la complejidad de los
problemas que deben enfrentarse y que, en algunos profesionales, se
traduce en un fortalecimiento de los principios dogmáticos que los lleva a
acomodar la realidad a la teoría y no la inversa y como es ético hacer,
adaptar la teoría a la realidad.
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Wholeness (Totalidad)
En este apartado presento la visión o concepción desde la que
considero necesario abordar los problemas hasta aquí enunciados, a fin de
que las intervenciones que se planifiquen den a la atención un carácter
integral. En fin, cómo ver el problema, cómo analizarlo, cómo intervenir y
cómo organizar la intervención tomando en cuenta los ocho aspectos
anteriores.
Como sabemos, las situaciones de catástrofe nos enfrentan a los
profesionales de la salud mental a la complejidad en vivo. Esto confiere un
tinte especial al tipo de intervenciones que requiere de nosotros la
capacidad de integrar todas las dimensiones supuestamente específicas de
la psiquiatría, como la neurofisiología, los aspectos dinámicos del
psiquismo, los procesos evolutivos, las relaciones interpersonales, etc. A
estas dimensiones propias de nuestra labor, debemos sumar los aportes
de otras disciplinas en relación con los procesos sociales complejos, la
política, la organización económica, la cultura, amén de los conocimientos
acerca de las características singulares que presentan los distintos tipos
de eventos que enfrentamos.
Para hacer frente eficazmente a tan compleja problemática los
profesionales deben reunir las siguientes condiciones: