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Tópico Elegido

La propuesta del sociólogo sobre cómo lograr modificar la situación de reproducción


de la desigualdad social en la educación.

La conferencia llevada a cabo por el sociólogo francés, especialista en educación y


docente, Christian Baudelot, su charla gira sobre todo lo que ya sabemos sobre los
problemas de la educación escolar y sobre lo que resulta necesario hacer con esos
conocimientos que tenemos para ponerlos al servicio de la construcción de una
sociedad menos desigual.

Una lucha contra la segregación social entre establecimientos, y, en el seno de los


establecimientos, entre las clases, es posible y eficaz.

En Japón, y más aún en Finlandia, se pide a los profesores un esfuerzo considerable


para favorecer la unidad de la clase más que su dispersión. Los estudiantes que tienen
más dificultades que otros para asimilar los conocimientos son inmediatamente
asistidos, ayudados, sostenidos, para evitar que se abra un foso entre ellos y los
mejores de la clase.

En Francia lo que pasa es lo contrario: un buen profesor sería el que detectara muy
temprano a los mejores dentro de la masa y los fortaleciera. Son sobre todo los
estudiantes débiles los que necesitan ser fortalecidos, alentados...

Se puede también actuar sobre los contenidos de la enseñanza, buscando dar un lugar
en esos contenidos a la experiencia social de los niños de las clases populares. Haciendo
que en materia de lengua y de lenguaje, de literatura y de filosofía, el ideal y el modelo
escolar no sean ya la lengua y las prácticas lingüísticas en uso en las clases burguesas y
urbanas.

La lucha eficaz contra las desigualdades implica una verdadera revolución cultural de
parte de los profesores, de la administración... y de los padres de los estudiantes. Es el
espíritu del sistema lo que hay que transformar completamente.

Hoy lo conocemos todo. Desde los años 60 se han multiplicado las investigaciones
sociológicas, las mediciones estadísticas y los trabajos de campo. Lejos de limitarse a
comprobar generalidades a escala macrosocial, todas estas producciones han ido
especificando cada vez mejor cada una de las dimensiones concretas de esas
desigualdades sociales ante –y en– la escuela.

Se ha medido el efecto del establecimiento, de la clase, del maestro. Se ha evaluado la


incidencia del tamaño de la clase y de la composición social de las instituciones sobre
el éxito de los estudiantes.
Los grupos de nivel no son más eficaces que las clases heterogéneas para disminuir el
porcentaje del fracaso escolar. Se ha comprendido que, a igual medio social de origen,
las niñas obtienen en todos los medios sociales mejores resultados que los varones, y
que las brechas de éxito escolar según el origen social son más estrechas entre las
niñas.

Se han estudiado en profundidad y a lo largo del tiempo poblaciones particulares:


hijos de inmigrantes, alumnos cuyos padres eran obreros de la industria automotriz,
hijos de campesinos, de ejecutivos, etc...

Se han considerado y analizado bajo todos sus aspectos las prácticas culturales de los
estudiantes fuera de la escuela: lectura, medios, salidas, museos, teatro, cine, internet,
música, actividades deportivas... Se han puesto en juego aproximaciones cada vez más
sofisticadas tanto en la investigación estadística como en la observación etnográfica y
las entrevistas.

Se han estudiado longitudinalmente las evoluciones de las carreras escolares de los


alumnos provenientes de diferentes medios. Milagro excepcional en el universo de la
sociología, esos nuevos saberes han venido siendo, además, acumulativos. Cualquiera
fuera la orientación teórica de sus autores, los resultados convergían. En síntesis, al
cabo de veinte años, se lo sabía todo.

Esos resultados y esos conocimientos son accesibles a todos, incluyendo a los políticos,
a poco que estos se dignen echar un vistazo sobre ellos. Es siempre posible crear
Observatorios de Lucha contra las Desigualdades Sociales en la Escuela, como existen
en el dominio de las instituciones de salud. Sería un escalón intermedio entre el
conocimiento especulativo acumulado y la acción política.

Lo más importante es levantar el piso y procurar que haya un control en el nivel


más bajo que garantice que los chicos más débiles reciban una educación que los
vuelva más fuertes. Hay que concebir una nueva cultura escolar, vinculada con el
ámbito social. Cuando están en la escuela, a los chicos no les debe dar la
impresión de que están en otro planeta. Tomar a los niños donde están,
motivarlos, enseñándoles y aproximándolos a su propia cultura. Con Paulo Freire
a la cabeza, en eso hay una gran tradición latinoamericana.
Capital cultural familiar significa en unas sus familias, si sus padres están formados los
hijos están mejores formados, culturalmente.

Desigualdad Pasiva.

Mientras que hoy, el precio del capital humano cultural, nos indica en todo el mundo y
demás están convencido, que cuanto mas tiempo uno va a la escuela, mas tiempo
estudia, mejor empleo va a tener, y mejor asalariado va a ser. Intentar lo más lejos
posible. Mejor calidad de su empleo.

Se crea Una nueva forma, Desigualdades activas, los chicos de clases altas, van a ser
todo lo posible para poner la mejor escuela.

Principio, Carta escolar, obligación republicada, van a la escuela dependiendo de


donde vivía. Eso funcionaba, creaba mixidad social. Todas estas escuelas valían.

Yo no es más lo casos. Porque se crea la Segmentación interna cual los alumnos que
salen de los sectores.

Baudelot dice que hoy la escuela cumple funciones que nunca habían sido
imaginadas cuando, a fines del siglo XIX, se consolidó la enseñanza laica,
pública y obligatoria. Por ejemplo, ha transformado la vida y el estatus de
la mujer, que encuentra en las aulas medios para reivindicar su
autonomía e igualdad.
Los países que tienen universidades desarrolladas, donde la gente está
muy escolarizada, son sociedades ricas, y existe un círculo virtuoso:
cuantos más estudiantes hay más rica es la sociedad, y cuanto más rica es
la sociedad, más estudiantes hay.
¿Qué logros ha tenido el desarrollo de la educación?
La escuela ha transformado la vida y el estatus de las mujeres. Les da
medios para desprenderse de la dominación masculina. Hoy en los
colegios las chicas son mejores que los varones. En rendimiento y en
logros. Más en los países ricos que en los pobres. 

¿La educación gratuita y obligatoria no equiparó las


diferencias?

No, Hay desigualdades sociales que hacen que desde la escuela primaria
los hijos de profesionales e intelectuales tengan mejores resultados en las
escuelas que los hijos de sectores populares, porque sus familias de origen
están dotadas de conocimientos, disposición y afinidades culturales.

La desigualdad social es uno de los factores que mejor explica las diferencias educativas.
Hay que tener en cuenta, además, que en América Latina las diferencias sociales son
muy profundas y su incidencia en el progreso educativo es especialmente relevante. En
consecuencia, no es posible abordar las desigualdades en la educación sin analizar la
inequidad social.
Hay muchos indicadores capaces de mostrar esta situación. Entre ellos se han elegido
dos por su especial incidencia en el ámbito educativo:

 Las diferencias en la distribución del ingreso entre los sectores más pobres y más
ricos,
 Y la tasa laboral de participación femenina por nivel de ingreso.

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