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estudios sociales del noa / nueva serie, nº 12, 2012:161-171

Construcciones alternativas:
Apuntes sobre las relaciones entre arqueología,
patrimonio cultural y diversidad

Lúcio Menezes Ferreira1 y Jaime Mujica Sallés2

Resumen
El objetivo de este artículo es analizar los abordajes arqueológicos contemporáneos sobre las
relaciones entre el patrimonio cultural y la diversidad. Mostraremos que tales abordajes permiten que
se entiendan los mecanismos de poder que activan el patrimonio cultural y las luchas por los usos del
pasado.

Palabras-clave: arqueología - patrimonio cultural - diversidad - usos del pasado

Abstract
The aim of this paper is to analyze the contemporary archaeological approaches on cultural
heritage and diversity. It is proposed that the archaeological approaches on cultural heritage and
diversity allow us to understand the power relationships that structured cultural heritage and the
struggles for the uses of the past.

Key-words: archaeology - cultural heritage - diversity - uses of the past

Macbeth.– (...) El mañana y el mañana y el mañana avanzan a pequeños pasos, de día


en día, hasta la última sílaba del tiempo recordable; y todos nuestros ayeres (…). Cuenta
tu historia, deprisa (...)
Mensajero.– Cuando estaba de guardia en la colina, miré hacia Birnam y, de repente,
tuve la impresión de que el bosque comenzaba a moverse.
(William Shakespeare. Macbeth)

(...) no hay nada más quieto que el rencuentro con la construcción; después, cuando hice
excavaciones experimentales, él podría haberme escuchado, aunque mi manera de excavar
produzca poco rumor (...).
(Franz Kafka. La Construcción)

1
Laboratorio Multidisciplinario de Investigación Arqueológica - Instituto de Ciencias Humanas -
Universidad Federal de Pelotas, Brasil; Investigador del CNPq.
2
Laboratorio Multidisciplinario de Investigación Arqueológica - Instituto de Ciencias Humanas -
Universidad Federal de Pelotas, Brasil.

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Lúcio Menezes Ferreira y Jaime Mujica Sallés

Diciéndolo sintéticamente, la arqueolo- y repulsa por la arqueología: rechazan el


gía aborda las relaciones entre patrimonio monopolio narrativo de la disciplina, que
cultural y diversidad de dos modos inter- controla parte de las definiciones y del ma-
relacionados: primero hilando, junto a otras nejo del patrimonio cultural; o manipulan
disciplinas, el mosaico de las líneas de in- creativamente las categorías arqueológicas
vestigación actuales sobre patrimonio cul- y la legalidad del patrimonio cultural para
tural; segundo, evidenciando cómo la diver- re-elaborar sus cosmologías e identidades,
sidad, entendida como elaboración cotidia- demarcar territorios y allanar vías de acce-
na de la diferencia y de la identidad cultu- so a la ciudadanía. De esa forma, en el mun-
ral, se plasma en artefactos y monumentos. do contemporáneo, el patrimonio cultural
En sus trayectos, esos dos movimientos fri- es objeto de constante reivindicación e in-
san una notable confluencia: en la arqueolo- dagación; es significante de la lucha por la
gía es imposible evadir el estudio de las diversidad cultural, expresándose cotidiana-
maneras por las cuales la activación institu- mente por medio de los rituales y simula-
cional del patrimonio cultural conforma las cros que lo hacen rutinario.
elecciones y negociaciones humanas en pro Nuestro propósito, aquí, es describir los
de la diversidad. Pues ella, como ciencia de dos movimientos generales del abordaje ar-
la cultura material, no puede eludir los di- queológico sobre patrimonio cultural y di-
versos significados que comunidades e ins- versidad. Mostrar que, en sus engranajes
tituciones imprimen a los artefactos y a los específicos, permiten que se entiendan los
monumentos para confirmar sus identida- mecanismos de poder que activan el patri-
des culturales. monio cultural. Para decirlo en una frase: la
Es en ese proceso de significación de la arqueología, al estudiar las relaciones entre
materialidad que las disputas sobre la diver- patrimonio cultural y diversidad, se envuel-
sidad institucionalizan el patrimonio cultu- ve, inevitablemente, en las luchas por la re-
ral. Si la diversidad es el derecho a la dife- presentación del pasado. Al lidiar con ese
rencia cultural, esto es, el derecho de mani- tema, la arqueología hierve en el caldero de
festar identidades, estilos de vivir y pensar, Macbeth: para donde quiera que mire, el
el patrimonio cultural es comúnmente acti- poder la interroga y la constituye; donde
vado como la representación política de ese quiera que pise, los conflictos la cercan.
derecho. De forma tal que, en estos días de Entretanto, en nuestra descripción, no
hipermodernidad, el patrimonio cultural es todo será tan shakesperiano. Tal vez el esce-
accionado para diluir la diversidad, para des- nario que se presente sea, en verdad, más
pojarla y cubrirla paternalmente con el man- kafkiano. Pues Kafka, en su literatura de las
to pretendidamente democrático del multi- arquitecturas cerradas, apunta las fisuras por
culturalismo (Guthrie 2010; Armstrong- donde pasar y resistir: muestra que existen,
Fumero 2009). De modo antitético, en otra también, arquitecturas de la resistencia, como
estratégica política actual, abiertamente agre- en el cuento La Construcción. Así, al final, se
siva, el patrimonio cultural es marginado, discutirá cómo la arqueología, en su trabajo
cuando no deliberadamente destruido, lan- con las comunidades, puede provocar la di-
zando en las cenizas de las políticas públi- versidad al revertir los usos oficiales del pa-
cas la diversidad y sus soportes materiales. trimonio cultural.
En medio de esas estrategias oficiales,
las comunidades locales manifiestan deseo

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Apuntes sobre las relaciones entre arqueología, patrimonio cultural y diversidad

Ajustando el mosaico: la arqueología tenedores y creadores de patrimonios (Rao


y las líneas de investigación en 2010). Entretanto, las legislaciones locales
patrimonio cultural e internacionales y los diversos grupos e ins-
tituciones partícipes de la «cruzada patrimo-
Veamos, entonces, el primer movimiento. nial», son agenciadores del patrimonio cul-
La primera línea de investigación que tural; lo activan, legitimándolo. Desde un
la arqueología ayuda a ajustar es la que se panorama arqueológico y antropológico, es
denomina políticas públicas de patrimonio preciso desnaturalizarlos, abandonándose la
cultural. En esa esfera, se diseñan dos confi- visión normativa y programática de patri-
guraciones. La primera, envuelve adminis- monio y confrontándola con prácticas patri-
tradores de la cultura, organizaciones no moniales concretas y contestatarias (Brown
gubernamentales, empresas turísticas, mo- 2005; Tornatore 2009).
vimientos civiles diversos, así como antro- La segunda línea de investigación invo-
pólogos, historiadores, arquitectos, arqueó- ca las relaciones entre patrimonio cultural,
logos, conservadores-restauradores y museó- memoria y acervos. Tales relaciones, en las
logos (para restringir la gama de los profe- sociedades contemporáneas, son cada vez
sionales relacionados con la gestión patri- más impositivas y omnipresentes. Eso por-
monial). Para muchos de esos grupos e ins- que, como afirma Dominique Poulot (2008),
tituciones, el patrimonio cultural se trans- lo imperativo de la conservación de la he-
formó, como dice David Lowenthal (1998), rencia transformó el patrimonio cultural en
en objeto de una «cruzada»: móvil para sinónimo de vínculo social. Mientras po-
movimientos simultáneamente intelectuales, blaciones y comunidades vivan en el mun-
civiles y políticos en pro de la ciudadanía; do globalizado, con sus continuas experien-
bandera del desarrollo auto-sostenido; espec- cias de diáspora y desplazamiento, ellas si-
tacularización de la cultura y alegorización guen territorializando sus memorias socia-
del pasado, esto es, la invención deliberada les y las marcas de sus diversidades en edi-
del simulacro patrimonial para fines de ex- ficios, casas, calles, artefactos y acervos con-
plotación turística. servados en museos.
La segunda configuración se refiere a la Las relaciones entre patrimonio cultu-
multiplicación de las normas legislativas de ral, memoria y acervos revierten, en las so-
protección del patrimonio cultural, promul- ciedades contemporáneas, la propia noción
gadas localmente por Estados y municipios de autenticidad. Anteriormente integrante
y, todavía, por la serie de documentos, con- de una epistemología de la mensuración, ve-
venios y convenciones emanados de orga- rificación y validación de monumentos, ar-
nismos internacionales, siendo elocuente, en tefactos y acervos, la autenticidad es vista
ese sentido, la actuación de la UNESCO. ahora, según la arqueóloga Siân Jones, como
Vistas en bloque, esas dos configuraciones categoría intermediada por las cosmologías
de las políticas públicas del patrimonio cul- y memorias sociales (Jones 2010). Así, los
tural instalaron una mutación cualitativa: acervos que constituyen determinado patri-
además de la protección y conservación de monio son siempre plurales; están perma-
objetos y monumentos, se pasó a valorizar nentemente expuestos, de acuerdo con An-
la inmaterialidad de la cultura y la diversi- drew Jones (2007), a los significados confe-
dad cultural como bienes a preservar, don- ridos por las memorias sociales, con sus rit-
de los grupos subalternos surgen como man- mos temporales, fiestas y celebraciones.

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Los acervos, como índices de significa- den hoy a recusar la «visión de la autoridad»
ción del patrimonio, son inventados por los sobre el pasado, formulando sus propias
medios que se emplean para formarlos; por políticas de representación y gestión del
los procedimientos que los reúnen como patrimonio cultural. Ese fenómeno, que pue-
conjunto de poses transmisibles para me- de ser observado a escala mundial, condujo
morias sociales, susceptibles de reconocer- a una transformación radical en las meto-
los como suyos, de organizarlos, de darles dologías de investigación y de administración
coherencia. O sea, de hacerlos vivos por la del patrimonio cultural (Smith e Waterson
pulsación de la memoria. Los acervos son 2009; Ferreira 2011). En el final de los años
incomprensibles fuera de las narrativas y pro- 1990, la arqueóloga Linda Tuhiwai Smith
cedimientos que los consubstancian y que (1999) conceptuó esa transformación como
permiten articularlos como legados; en los descolonización metodológica.
términos del tropismo patrimonial del an-
tropólogo Joel Candau (2009), los acervos La diversidad inscripta en artefactos y
se efectivizan como socio- transmisores de monumentos
lugares, paisajes y poblaciones.
Al hablar de acervos y sus imbricaciones Vamos, ahora, al segundo movimiento.
con el patrimonio cultural, es inevitable Como hemos afirmado arriba, notemos
acordarse (¡para seguir con los verbos de la que los dos movimientos del estudio arqueo-
memoria!) de los museos. Como aparatos lógico de las relaciones entre patrimonio
mnemónicos, los museos desafían, con sus cultural y diversidad confluyen. Al final, en
acervos, la finitud: prometen nueva vida a todas las líneas de investigación aquí des-
los objetos, dotándolos con el alma patri- criptas se manifiestan la diversidad y el po-
monial. Los museos, exhibiendo sus acer- der. En todas ellas vemos la diversidad sien-
vos, reinventan las memorias de los visitan- do contemplada y mecanismos de poder
tes. Así, la divulgación museológica del pa- activando el patrimonio cultural: en las po-
trimonio debe ser estudiada según las for- líticas públicas, sus variadas instituciones y
mas, políticas y científicas, de identifica- conjuntos de legislaciones locales e interna-
ción y gestión de los acervos; evaluándose cionales; en las políticas de acervos y de la
cómo los diversos públicos que frecuentan memoria; en la confrontación y uso del pa-
los museos los experimentan y disfrutan. De trimonio cultural por las comunidades; en
ese modo, en la estera del antropólogo James la proposición de descolonizar las metodo-
Clifford (1988), se puede argumentar que logías arqueológicas.
la taxonomía del «sistema arte-cultura» es Recordando a Derek Gillman (2010),
etnocéntrica, pues divide los acervos entre la idea de patrimonio cultural gravita en tor-
colecciones de arte y etnográficas, relegan- no a la órbita de la filosofía política. El pa-
do las cosmologías y anhelos identitarios de trimonio cultural es bueno para gobernar a
las comunidades. los pueblos (Ferreira 2009). Sus lides con el
Los vínculos entre patrimonio cultural y pasado suscriben nociones de gubernamen-
comunidades delinean, por fin, la tercera lí- talidad en el presente. En los términos de
nea de investigación. Las comunidades, en Deleuze y Guattari (1980), el patrimonio cul-
las últimas décadas, se volvieron influyentes tural es eje de las máquinas de guerra y de
gestores del patrimonio cultural. Como di- los aparatos de captura: él territorializa y
cen Schofield y Johnson (2006), ellas tien- desterritorializa continuamente las identida-

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des culturales planificando, así, las formas del país (Mbunwen-Samba 2001). Durante
de soberanía política. Por lo tanto, aunque una de las más cruentas fases de la guerra
el futuro pueda habitar la memoria (Martín civil en Liberia, en 2003, el Museo Nacional
2000), es siempre al presente que el patri- local fue devastado. En 2008 se iniciaron los
monio cultural se dirige. Es bueno para pen- trabajos de restauración del Museo, pues, en
sar las relaciones de poder materializadas la concepción del actual gobierno liberiano,
en una sociedad. Es por eso que la arqueo- la institución era testigo de parte de la políti-
logía, en rigor, nunca trabaja con socieda- ca cultural y de la memoria oficial que el Pre-
des muertas; como investigación hecha para sidente Ellen Johnson-Sirleaf planeó perso-
y en el presente, ella institucionaliza el pa- nalmente (Rowlands 2008).
trimonio; se refiere, pues, a nosotros mis- Se puede decir que, después de 2001,
mos, seamos o no descendientes de los pue- adquirimos una más precisa y aguda con-
blos que habitaron el sitio estudiado, pues ciencia del carácter selectivo que guía las
la disciplina siempre trabaja, para usar una políticas de representación del patrimonio.
expresión de Derrida, en medio de la «efec- Dos eventos marcaron ese año: la destruc-
tividad viva del presente» (Derrida 1994). ción de numerosos artefactos, incluyendo
El abordaje en arqueología sobre las articu- dos gigantescas estatuas budistas en Afga-
laciones entre patrimonio cultural y diversi- nistán, y el ataque al World Trade Center,
dad, por lo tanto, es entrecruzado por los ambos perpetrados por el régimen Talibán.
conflictos sociales y está siempre permeado Según la arqueóloga Lynn Meskell (2002a)
por relaciones de poder. las estatuas budistas representaban para el
Daremos algunos ejemplos de cómo el Talibán un sitio de memoria negativa —el
trabajo arqueológico requiere, necesaria- acto iconoclasta objetivaba conjurar el re-
mente, posicionarse en medio de los con- cuerdo monumental de la diferencia religiosa
flictos contemporáneos y, en los casos más en Afganistán, cuyas marcas el Talibán de-
extremos, entre los disparos de la guerra y seaba borrar de las líneas oficiales de la iden-
de la destrucción programada y sistemática tidad nacional que albergaba. Todavía, de
del patrimonio cultural. Equivale a decir: en acuerdo con Lynn Meskell, para buena par-
medio de la destrucción de la diversidad cul- te de los medios de comunicación, de los
tural que el patrimonio cultural comporta. arqueólogos y profesionales del patrimonio
En 1992, nacionalistas hindúes, apoyán- en Occidente, el acto iconoclasta represen-
dose en los resultados de excavaciones arque- tó, a su vez, una herencia negativa —una ci-
ológicas, demolieron mezquitas en India, con catriz permanente en la memoria, al recor-
la justificación de que ellas se erigieron so- dar los males del fundamentalismo y de la
bre los vestigios de sus legendarios héroes. intolerancia, las perversidades de la ortodo-
Serbios y croatas, durante la guerra de Yugos- xia política y de la violencia simbólica.
lavia, se destruyeron no sólo con armas de La herencia negativa fue invocada nue-
fuego, sino también simbólicamente, cada vamente a propósito del World Trade Center.
cual demoliendo los monumentos de sus res- Meses después del ataque, se seleccionó la
pectivos oponentes (Layton & Thomas 2001). basura y los despojos oriundos de las torres
La herencia arqueológica de la porción in- gemelas para una exposición pública en
glesa de Camerún, que incluye edificios his- Smithsonian Institution, el Museo Nacional
tóricos y sitios prehistóricos, es programáti- de los Estados Unidos, con sede en Was-
camente excluida por el gobierno francófilo hington. Se creó, por medio de los destro-

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Lúcio Menezes Ferreira y Jaime Mujica Sallés

zos —maletines de ejecutivo retorcidos, pan- en la materialidad, se puede decir que las
tallas de computadora y muebles quema- personas mueren cuando se les destruyen
dos—, una memoria oficial de la tragedia, los artefactos y monumentos que las repre-
manipulando o intentando manipular, el do- sentan y con los cuales ellas se imaginan a sí
lor de los parientes de las víctimas y del mismas y al mundo. No sorprende, por lo
público en general (Shanks et al. 2004). Más tanto, que las políticas públicas de patrimo-
recientemente todavía, se erigió, en Ground nio cultural, en sus multifacéticos juegos con
Zero del World Trade Center, un museo, para la diversidad, sean atravesadas por conflic-
aguzar la memoria del ataque y, como regla tos (Skeates 2000), recorriendo la ruta in-
en las retóricas patrimoniales contemporá- tempestiva de las «herencias disonantes», de
neas, para la explotación turística. los usos del pasado como fuente de recur-
En el mundo contemporáneo, y éste es sos económicos y simbólicos (Tunbridge y
un proceso que remonta al siglo XVIII (Pou- Ashworth 1995).
lot 2008), la gubernamentalidad presupone
la administración del pasado, aunque sea del Proyectando construcciones
pasado reciente, como en el caso del Ground alternativas: el trabajo arqueológico al
Zero del World Trade Center o, para hablar lado de las comunidades
en otros términos, el gobierno de los vivos
requiere la administración de la historia del El pasado, por lo tanto, es siempre con-
presente, o sea, del patrimonio cultural. Esto frontado. El patrimonio cultural, aún en con-
porque las naciones y comunidades se ins- textos de miseria ocasionados por la guerra
piran en el pasado para fundar significados civil, integra las deliberaciones y anhelos
culturales en el presente; rutinariamente in- públicos, como es el caso, hoy, en Sierra
corporan objetos y lugares asociados a sus Leona (Basu 2008). Y aunque salgamos de
memorias sociales y a las narrativas que los paisajes despedazados por las guerras
crean y sustentan (Bradley & William 1998). civiles, observaremos que las comunidades
De esa forma, la destrucción programática se preocupan por los resultados de las in-
de la herencia y de la diversidad del Otro es vestigaciones arqueológicas y por las subse-
perpetrada, sobre todo, pero no exclusiva- cuentes representaciones del patrimonio
mente, en contextos de guerra civil y con- cultural tejido por ellas. Los indígenas del
flicto étnico: actos «iconoclastas» que pre- territorio amazónico, en Brasil, ejercen pre-
tenden elidir la memoria social del oponen- sión creciente sobre arqueólogos e institu-
te y toda su carga de diversidad cultural. ciones públicas, manifestando ansiedad en
Guerras y conflictos devastan no sólo relación con el destino de los artefactos y
los cuerpos de las personas, sino también, los usos del conocimiento arqueológico (Ne-
según el arqueólogo Alfredo Gonzáles-Rui- ves 2006:74). En Bolivia los movimientos
bal, los soportes materiales donde se inscri- indígenas contra la explotación del gas na-
ben sus memorias. Tanto más en el mundo tural por las multinacionales se inspiran en
contemporáneo, donde los gestos de preser- visiones arqueológicas alternativas del pasa-
var o destruir el patrimonio se tornan accio- do, interpretaciones aviesas que los clasifi-
nes cotidianas que se refuerzan mutuamen- can como refractarios a la modernidad (Ko-
te (Holtorf 2006; Debary 2010). Ahora jan y Angelo 2005). Resumiendo, varios
bien, admitiendo, desde una mirada arqueo- grupos indígenas, cuyas pletóricas historias
lógica, que las relaciones sociales se entrañan fueron cubiertas por estereotipos y políti-

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Apuntes sobre las relaciones entre arqueología, patrimonio cultural y diversidad

cas coloniales, luchan por la autogestión de arqueología, en el mundo contemporáneo,


sus patrimonios culturales y por la repatria- está bajo fuego (Meskell 1998): pues ella
ción arqueológica (Stapp y Longenecker todavía sirve, en el mundo contemporáneo,
2005; Leclair 2005; Parker 2005). Como para la fabricación de discursos hegemó-
dicen los arqueólogos Cristóbal Gnecco y nicos, o sea, para la construcción de identi-
Patricia Rocabado (2010), la relación entre dades nacionalistas y colonialistas (Kohl et
la arqueología y las comunidades, en el mun- al. 2007; Liebmann y Rizvi 2008).
do contemporáneo, es un campo de batalla. La herencia colonialista de la arqueolo-
Las comunidades avanzan sobre la ar- gía y la hegemonía de los científicos y legis-
queología como el bosque de Birnam asal- ladores occidentales sobre la definición y
tando el reino de Macbeth. Cuestionan ac- administración del patrimonio cultural vie-
tivamente los fundamentos coloniales de la nen siendo, pues, desafiadas por las comu-
arqueología, llevándola a descolonizar sus nidades. Cada vez más, en las sociedades
metodologías y a reconsiderar las relacio- contemporáneas, las comunidades se envuel-
nes entre patrimonio cultural y diversidad. ven en un movimiento de descolonización
Lo que implica, para la disciplina, abdicar de las prácticas arqueológicas en sus terri-
de su monopolio narrativo sobre el pasado. torios (Smith y Wobst 2005). Emergieron,
Como mostró Robert Layton, ya hace más así, en las últimas dos décadas, campos ar-
de veinte años, en su libro Who Needs the queológicos que remodelaron el trabajo ar-
Past (1989), no son sólo los arqueólogos queológico junto a las comunidades. Grosso
quienes valorizan el conocimiento sobre el modo, son conceptuados como arqueología
pasado; las razones para registrar, preservar pública (Merriman 2004), arqueología cola-
e interpretar el pasado son múltiples, y las borativa (Colwell-Chanthaphonh y Ferguson
comunidades no son indiferentes al trabajo 2008; Macdavid 2004) y arqueología comu-
arqueológico y a la administración del pa- nitaria (Marshall 2002; Tully 2007). Y en las
trimonio cultural. capas que los constituyen, esos campos son
Como Macbeth, la arqueología, hoy, sembrados por la noción de democratización
interroga continuamente su propia historia, del conocimiento (Shackel 2001; Holtorf
sus posiciones políticas pretéritas y presen- 2006); sus paisajes son percibidos como una
tes, viéndose acogida por la red de disputas «arqueología vista de abajo» (archaeology
por el poder. En este caso, por el poder de from below) (Faulkner 2000); son descriptos,
representar el pasado y subsidiar el gobier- todavía, como una nueva teorización sobre
no del presente. Como Macbeth, la arqueo- las relaciones entre el pasado y el presente,
logía, en ese proceso de interrogación his- la investigación arqueológica y el público
tórica, cuestiona sus actos morales pasados (Simpson y William 2008).
y presentes. Dicho de otra forma: varias Esos campos arqueológicos requieren,
obras recientes, en la senda abierta por un fundamentalmente, la realización de etno-
artículo seminal de Bruce Trigger (1984), grafías arqueológicas. La etnografía arqueo-
evalúan el edificio epistemológico de la dis- lógica es entendida como un espacio inter-
ciplina, mostrando sus bases nacionalistas, cultural, con promoción de diálogos entre
colonialistas e imperialistas (Díaz-Andreu la comunidad arqueológica y la comunidad
2007; Ferreira 2010a; Voss y Casella 2011). local; por lo tanto, es comprehendida como
Como puntualiza el sugestivo título de una espacio político, de negociación de identi-
obra colectiva de fines de los años 1990, la dades y análisis de los conflictos que carac-

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Lúcio Menezes Ferreira y Jaime Mujica Sallés

terizan las comunidades (Hamilakis y Anag- para la búsqueda de sitios, o simples «peo-
nostopoulos 2009). No se trata, por lo tan- nes» en las excavaciones. La tentativa es ni-
to, de educación patrimonial, al modo como velar las relaciones de poder entre arqueó-
está siendo practicada, por ejemplo, en Bra- logos y comunidades y descentrar la autori-
sil (Ferreira 2010b). En la etnografía arqueo- dad de la institución arqueológica.
lógica, el primero a educarse es el arqueó- El arqueólogo, en esa perspectiva, es co-
logo. Se invierte, pues, el desnivel de poder laborador de la comunidad. Se va desvane-
entre la arqueología y las comunidades. No ciendo, en ese cuadro metodológico, la ima-
es el arqueólogo que educa, unilateralmente, gen tradicional del arqueólogo: el extranjero,
a la comunidad, sino es quien aprende con aliado de la administración colonial (recor-
ella: en el trabajo etnográfico, dialoga sobre demos, por ejemplo, el personaje Creighton
los anhelos de identidad de la comunidad; de Rudyard Kipling), que se apropia de los
pasa a conocer también las cosmologías lo- materiales arqueológicos locales y define, en
cales y sus significaciones de la materiali- vía de mano única, la diversidad cultural de
dad y del paisaje. Descubre (descubrir en la la humanidad. Al contrario: aquí, como en
doble acepción de inventariar e inventar) la cualquier reflexión antropológica, la cosmo-
pluralidad de significados que las comuni- logía del arqueólogo contrasta con la cosmo-
dades atribuyen a los artefactos y sitios ar- logía de la comunidad; el arqueólogo, en ese
queológicos. La etnografía arqueológica, de contrapunto, no sólo se reinventa cultural-
esta forma, tiene fundamento simultáneamen- mente, sino que descubre, en el mismo paso,
te político y epistemológico. Nos hace pen- la pluralidad de significados que reposa so-
sar la diversidad cultural como relación per- bre los artefactos, los monumentos y el pai-
manente entre pasado y presente y, también, saje.
sobre las tecnologías de gobierno promovi- Ese trabajo con las comunidades es vi-
das por la activación del patrimonio cultural. tal. Como refiere Barbara Little, la arqueo-
Otra tarea metodológica de esos cam- logía trae beneficios públicos (2002). Las
pos arqueológicos es integrar la comunidad comunidades, en el mundo, precisan, sin
en todas las etapas de la investigación ar- duda, de hospitales, escuelas y empleo. Pero
queológica: desde la formulación del pro- necesitan también del pasado y de la admi-
yecto de investigación, elaborado en conso- nistración del pasado; o sea, necesitan del
nancia con las demandas de la comunidad, patrimonio cultural, pues sus identidades,
hasta la prospección, sondaje, excavación en sus variadas manifestaciones de diversi-
de sitios arqueológicos, curaduría y análisis dad, no prescinden del pasado. Mejor sería
de la cultura material en laboratorio. Se tra- decir que no prescinden del presente, toda
ta, por lo tanto, de preparar las comunida- vez que patrimonio cultural es cultura viva.
des para manejar su patrimonio arqueoló- Es un artefacto, una pieza de la cultura ma-
gico, con sus propias manos y cerebros. Las terial contemporánea (Tilley 2006), y como
políticas de representación del patrimonio tal debe ser vivido; es constituido y forma-
arqueológico, sus formas de extroversión, do por las representaciones y cosmologías
explotación y administración son, también, de las comunidades, con todas las marcas
decididas conjuntamente entre las comuni- de la diversidad humana.
dades y los arqueólogos. Las comunidades, La arqueología puede contribuir positi-
en ese proceso, no son más «informantes»; vamente para la vivificación del patrimonio
sus miembros no son meros guías locales cultural y de la diversidad. Al final, discute

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Apuntes sobre las relaciones entre arqueología, patrimonio cultural y diversidad

los mecanismos de dominación por medio Díaz-Andreu, M. 2007. A World History of Nineteenth
de interpretaciones multifacéticas, involu- Archaeology: Nationalism, Colonialism, and the
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crando diversos factores, tales como géne-
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96.
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Recibido: julio de 2012


Aceptado: diciembre de 2012

Lúcio Menezes Ferreira


Doctor en Historia Cultural por la UNICAMP (2007). Es profesor de Arqueología del Grado
en Antropología y de los Programas de Posgrado en Antropología y Arqueología y Memoria Social y
Patrimonio Cultural de la Universidad Federal de Pelotas (Rio Grande do Sul, Brasil). Es investigador
del CNPq, Brasil. Ha trabajado con arqueología de la diáspora africana, teoría arqueológica y con las
relaciones entre arqueología y patrimonio cultural. Sobre estos temas ha publicado artículos, capítulos
de libros y libros, en Brasil y en el exterior.

Jaime Mujica Sallés


Realizó la Licenciatura en Biología en la Facultad de Ciencias, Universidad de la República,
Uruguay; Maestría en Botánica (Universidade Federal do Rio Grande do Sul, Brasil); Doctorado en
Ciencias del Suelo (Universidade Federal Rural do Rio de Janeiro). Docente del Curso de Arqueolo-
gía y de la Maestría en Antropología y Arqueología de la Universidad Federal de Pelotas, desarrolla su
actividad en el área de conservación de materiales arqueológicos.

estudios sociales del noa, n.s., nº 12, 2012 / 171

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