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© UNESCO 2015
ISBN 978-92-3-300033-9
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Justicia y equidad
La comprensión de la justicia siempre estuvo ligada al modo como se distribuyen los
recursos en la sociedad, pues estos siempre serán limitados, exigiendo criterios de dis-
tribución. Por eso, la defensa de una justicia distributiva. Parecería que el criterio más justo
sería la igualdad, dando a cada uno, una parte igual. Justa sería aquella madre que diese
una parte igual a cada uno de sus hijos. Justicia como igualdad puede valer para el ámbito
familiar. Cuando se pasa al nivel colectivo y público, esa visión puede llevar a in-justicias,
porque no todos están en iguales condiciones, siendo socialmente diferentes en el acceso a
los recursos. Por eso, para ser justo, es necesario tratar a los iguales de forma diferente.
Ciertos individuos y grupos son más frágiles y vulnerables que otros, necesi-tando una
intervención y atención mayores del poder público para disminuir las diferen-
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cias sociales e intentar igualar las oportunidades de
Capítulo 8
La bioética clínica
acceso a los bienes. Aquí, el foco de la justicia no es
está centrada en las igualdad, sino diversidad de situaciones, posibilitan-
cuestiones éticas de do así, a través de acciones y políticas públicas de
respeto al individuo promoción, alcanzar una disminución de las diferen-
en su relación con el cias y una mayor igualdad social de oportunidades.
Esa es la comprensión de la justicia como equidad.
profesional de salud
Las políticas públicas de asistencia social, de educa-
ción y de salud tienen como objetivo primordial cons-
truir la justicia social entendida como equidad. En este sentido, las políticas públicas de
bienestar social tienen como foco la disminución y la superación de las condiciones que
los vulneran en su sobrevivencia vital y sustentabilidad socioambiental.
vulneración, sino empoderarlos para que puedan volverse protagonistas, con el apoyo
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del Estado, de la superación de su situación de fragi-
No se comprende
lidad social. Por eso, el Estado tiene el deber de dar
resguardo o cobertura a las necesidades esenciales,
ningún derecho
aquéllas que deben ser satisfechas para que el afec- humano aisladamente
tado pueda atender otras necesidades o intereses. sin interpretarlo en
Para las sociedades asimétricas y desiguales, como relación a los demás.
las latinoamericanas no puede valer la pers-pectiva La indivisibilidad y la
política de la igualdad y la isonomía, propia de las
interdependencia de los
clases favorecidas que tienen conciencia y vigencia de
derechos humanos se
sus derechos. Para éstos la exigencia de los derechos
se reduce a la defensa de la liber-tad y las iniciativas fundamentan en los
individuales contra el poder del Estado. Donde no tres valores básicos
existe esa conciencia y vigencia plenas, las personas que constituyen el
sufren vulnerabilidades sociales específicas,
centro de la doctrina de
condiciones de vulneración, contra las cuales el Estado
los derechos: “libertad,
tiene el deber de proteger, asegu-rando los derechos.
Uno de esos derechos sociales es el derecho a la
igualdad y
salud. El sistema público de salud es la organización participación”.
por la cual el Estado asegura ese
derecho. Sus medidas sanitarias tienen el objetivo de
ofrecer cuidado y protección a grupos vulnerables con miras a la prevención de la enfer-
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“Toda persona tiene derecho a un nivel de vida
Capítulo 8
El derecho a la salud
adecuado que le asegure, así como a su fa-milia,
depende de otros la salud y el bienestar, y en especial la
derechos humanos alimentación, el vestido, la vivienda, la asisten-
como el derecho a la cia médica y los servicios sociales necesarios;
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nos, pues gozar del más alto nivel posible de salud es condición para una vida digna,
que es el objetivo primordial de la Declaración de los Derechos Humanos. Por otra parte,
el derecho a la salud depende de otros derechos humanos como el derecho a la libertad,
a la igualdad, a la privacidad, a la no discriminación; el derecho a la alimentación, a la
vivienda, al trabajo, a la educación, derecho a no ser torturado, a la asociación y reunión;
pues todo es un conjunto de componentes integrales de la salud. Así, tanto la salud es
condición para el gozo de una vida digna, que es el objetivo del conjunto de derechos
humanos, como la satisfacción de los otros derechos es condición para que se tenga
una vida saludable, pues son componentes indispensables de una visión integral de la
propia salud.
El derecho a la salud incluye elementos de justicia y de autonomía. En este sentido,
engloba diversos factores socioeconómicos como condiciones determinantes de justicia para
poder gozar de una vida saludable, incluyendo las prerrogativas de tener acceso a un
sistema de protección a la salud con igualdad de oportunidades. Por otra parte, el de-recho a
la salud abarca elementos de autonomía, englobando la libertad de gestión de su propia
salud y sexualidad y el estar libre de interferencias y tratamientos no consentidos.
En los últimos tiempos creció la conciencia de los movimientos de salud pública y de
los organismos internacionales sobre la importancia de la aplicación de los derechos hu-
manos en el área de la salud. El Comité de los Derechos Socioeconómicos y Culturales
estableció, en su 14° Comentario General de 2000, la dimensión y el contenido
normativo del derecho a la salud.
“Importante resaltar que el Comité interpretó el derecho a la salud como un
derecho inclusivo, considerando no solamente los cuidados de salud sino
también el acceso, los recursos, la aceptación de las prácticas culturales, la
calidad de los servicios de salud, y también destacó las determinantes socia-les
de salud asociándolas al acceso al agua de buena calidad y potable, al sa-
neamiento adecuado, a la educación y a la información al respecto de salud”.
En la estela de la Declaración de Alma-Ata, la salud fue siempre más entendida como
calidad de vida. La calidad de vida es una noción pluridimensional, involucrando tanto
aspectos individuales, como medios para usufructuar una vida agradable y feliz, como
colectivos; usufructuar no sólo bienes económicos, sino también políticos, culturales y
demográficos.
Esa doble dimensión de calidad de vida aparece cuando se tiene en cuenta la interde-
pendencia del derecho a la salud con los derechos aclarados por los dos pactos interna-
cionales, unos de carácter más individual identificados con los derechos políticos y civiles,
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y los otros con los derechos económicos, sociales y
Capítulo 8
Los sistemas
culturales de carácter más colectivo. Teniendo en
públicos de salud consideración la interdependencia y la indivisibilidad de
tienen como valor los diferentes derechos, no se los puede separar y
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prevención es que consideraba los procesos de enfermedad como eventos biológicos,
no tomando en cuenta los determinantes sociales de su aparecimiento.
La defensa de la idea de la promoción, llegó para corregir y completar el enfoque de la
prevención. Quien propuso primero esa idea en 1974 fue el “Informe Lalonde” del
Ministe-rio de Salud de Canadá, como una estrategia de reorganización de los servicios
de salud. El informe está basado en la constatación del gradual crecimiento de
enfermedades cró-nicas y en la consecuente necesidad de acentuar, en los servicios, la
asunción de hábitos y estilos saludables, como la superación del tabaquismo, el
alcoholismo, la alimenta-ción desordenada, la vida sedentaria etc. La propuesta tenía un
enfoque conductista, de normatización de una vida saludable, que culpaba a quien se
enfermaba pues no había adoptado comportamientos saludables. Ese punto de vista fue
asumido y diseminado por la ideología económica neoliberal que centra las soluciones
de los problemas sociales en las opciones individuales, eximiendo el estado de la
responsabilidad y defendiendo la no necesidad de transformaciones estructurales.
La propuesta Lalonde tuvo éxito, pero fue criticada por su acento exclusivo en los há-
bitos personales de salud, culpando los individuos de su enfermedad, sin considerar las
razones sociales del proceso enfermedad-salud.
Como respuesta surge la Nueva Promoción de Salud que culminó con la “Carta de Ot-
tawa” promulgada en 1986 en la Primera Conferencia Mundial de Promoción de la Salud.
Para esta carta
“la promoción de salud es el nombre dado al proceso de capacitación de la
comunidad para actuar en la mejoría de su calidad de vida y salud, incluyen-
do una mayor participación en el control de ese proceso. Para alcanzar un
estado de completo bienestar físico, mental y social, los individuos y grupos
deben saber identificar aspiraciones, satisfacer necesidades y modificar fa-
vorablemente el medio ambiente. La salud debe ser vista como un recurso
para la vida, y no como un objetivo de vivir. En ese sentido, la salud es un
concepto positivo, que enfatiza los recursos sociales y personales, así como
las capacidades físicas. De esta manera, la promoción de salud no es res-
ponsabilidad exclusiva del sector salud, y va más allá de un estilo de vida
saludable, en la dirección de un bienestar global”.
Por esa cita puede notarse la superación de la visión conductista, de promoción de sa-
lud, porque pone el énfasis en la participación comunitaria y en la modificación del medio
ambiente, creando condiciones favorables para la mejoría de la calidad de vida. En este
sentido, la promoción de la salud está más allá del sector salud y de los estilos de vida
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saludables, exigiendo medidas de carácter social político y económico. Esa nueva com-
Capítulo 8
240
tivas transversales, integradas e intersectoriales para
No existe promoción
mejorar las condiciones de salud de la población. Por
otra parte, es también una directriz moral para las de la salud sin una
prácticas sanitarias de gestores y trabajadores en el investigación y una
sentido de capacitar y empoderar a los individuos y las atención especial
colectividades a superar situaciones de vulnera-ción
para las necesidades
social, creando condiciones de asumir su salud a partir
sanitarias concretas
de su contexto sociocultural.
de la población de un
Necesidades en salud y sus determinado territorio
determinantes sociales
No existe promoción de la salud sin una investigación y una atención especial para las
necesidades sanitarias concretas de la población de un determinado territorio. Para cap-tar
integralmente esas necesidades es necesaria una visión ampliada de salud que consi-ga
englobar, en su comprensión, la subjetividad y el contexto social. Si el equipo de salud
atiende únicamente la demanda espontánea por procedimientos clínicos para resolver
problemas originados en eventos agudos de enfermedades, por ejemplo la diabetes, pero no
planea con la comunidad acciones de prevención y promoción de salud en su territorio de
alcance, entonces se limita a correr atrás de los efectos de la enfermedad y sus daños, sin
preguntarse por el contexto de su surgimiento y agravamiento.
Para llegar a una visión más integral, es necesario evitar, ante todo, la reducción de las
necesidades de salud a procesos fisiopatológicos y a la búsqueda de procedimientos
clínicos en la organización de los servicios de salud, reconociendo que existen otras
necesidades más allá de los sistemas biológicos. Como consecuencia de eso, el equipo
precisa revalorizar la búsqueda de asistencias progresivamente totalizadoras e integra-
doras del cuidado del usuario, en vez de la suma de actos especializados en
tecnologías. Por eso, se impone reconciliar el elemento técnico-científico con la
dimensión humana de la producción de los servicios, incentivando la humanización de
las prácticas médi-co-sanitarias, dando voz a los sujetos y a sus contextos y articulando
las dimensiones subjetivas y sociales a las tecnologías asistenciales.
Las necesidades de salud no pueden ser reducidas a puros procesos fisiopatológicos y sus
respectivos síntomas, pues los procesos de enfermedad dependen en gran parte del contexto
social en que habitan los pacientes y usuarios atendidos. Por eso, para que sea posible una
atención integral, los equipos de salud responsables por la atención de deter-
241
Capítulo 8
243
como un derecho que incumbe a los Estados. El artículo 14 de la declaración contempla,
Capítulo 8
Bibliografía recomendada
Angell, M. The truth about the drug companies: How they deceive us and what to do
about it. New York: Random House, 2004.
Organización de las Naciones Unidas (ONU) Declaración Universal de los Derechos Hu-
manos, 1948 http://www.cinu.mx/onu/documentos/declaracion-universal-de-los-d/
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244
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udec.cl/~promesa/doc3.htm
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mocion.salud.gob.mx/dgps/descargas1/promocion/1_declaracion_deALMA_ATA.pdf
Organización Mundial de la Salud (OMS) Carta de Ottawa. Primera Conferencia Interna-
cional sobre la Promoción de la Salud, Ottawa, 1986. http://www.promocion.salud.gob.
mx/dgps/descargas1/promocion/2_carta_de_ottawa.pdf
Organización Mundial de la Salud (OMS) Declaración Política de Río sobre Determinantes
Sociales de la Salud, Río de Janeiro, 2011. http://www.who.int/sdhconference/declaration/
Rio_political_declaration_Spanish.pdf
Organización Panamericana de la Salud (OPS) Declaración de Santa Fe de Bogotá. Con-
ferencia Internacional de la Promoción de la Salud, 1992. http://www2.udec.cl/~promesa/
doc3.htm
Caso de Debate
1 Publicado en El Mercurio 19/08/2014. Véase la noticia en: “Los más recientes factores que mejoran la
salud cardiovascular” http://impresa.elmercurio.com/Pages/NewsDetail.aspx?dt=2014-08-19&dtB=15-09-
2014%20 0:00:00&PaginaId=13&bodyid=1
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“Es interesante que estas mejorías se han producido en un período en que no
Caso de debate
Para este especialista, lo importante es que más gente tenga conciencia de esta situa-
ción.
“Hay gente que consulta por primera vez cuando tiene un problema
cardíaco, y ahí se dan cuenta de lo mal que están, con diabetes, el
colesterol elevado, etc.”, dice.
Otro aporte en la prevención de infartos es uno que beneficia a los diabéticos, sobre
todo mujeres. En ellas, se vio que al dar un fármaco llamado fenofibrato, que disminuye
el colesterol, se reduce un 30% el riesgo de infarto cardíaco. En hombres este beneficio
alcanza un 24%.
El estudio se realizó en 10 mil diabéticos tipo 2, que fueron seguidos por cinco años.
Los resultados se publicaron en la revista europea Diabetologia.
“Lo que sucede es que cuando la mujer tiene diabetes o síndrome
metabó-lico, se anula el efecto protector natural que le dan las hormonas,
estrógenos y progesterona”, afirma el doctor Pedreros.
Por esto, en la mujer diabética es muy importante reducir el colesterol, para poder dis-
minuir la mortalidad por infarto al corazón o por otros eventos cardiovasculares.
Cuando la mujer fuma también anula este efecto protector que le dan las hormonas.
Otro elemento que protege la salud del corazón es el tener buenos vecinos. Este estu-
dio, publicado en la British Medical Journal, comprobó que vivir en un vecindario amisto-
so reduce el riesgo de infarto en las personas.
La investigación se hizo con más de 5.000 adultos estadounidenses, con un promedio
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real es la mitad de aquello que la industria informa,
Caso de debate
Si el acceso al
pues las nuevas moléculas, en general, son fruto de
medicamento forma pequeñas modificaciones de otras ya existentes. La
parte, esencialmente, mayoría de esas industrias gastan apenas 10% en
del derecho a la salud investigación y entre 30 y 40 % de su presupuesto en
asegurado por el propaganda. Por eso, Angell se pregunta: ¿si el me-
Estado, el usuario dicamento fuese verdaderamente innovador habría
necesidad de hacer tanto marketing?
puede hacer cumplir
En este sentido, puede decirse que existe mucho
ese derecho, maquillaje bioquímico en la introducción de nuevos
como una exigencia medicamentos con la justificación de beneficios mi-
ética de su ciudadanía lagrosos, difundidos por la propaganda, que engaña
sanitaria a médicos y usuarios. A partir de esta constatación,
surge una primera cuestión: el Estado paga judicial-
mente el alto costo del medicamento, afectando el presupuesto estatal de la salud, con
la falta de materiales y medicamentos más básicos en la atención básica, para
responder al justo derecho de usuarios que demandan individualmente el acceso a
medicamentos, o se impone pensar en una solución colectiva que atienda de modo más
equitativo y universal el problema como, por ejemplo, quebrando la patente del
medicamento, como están haciendo algunos países para así disminuir los costos.
Un elemento que complica esa cuestión es el hecho de que las grandes empresas far-
macéuticas son las que deciden las prioridades de investigación. Siempre serán prioriza-das
aquellas enfermedades de clases abastecidas, dispuestas a pagar altos precios, en lugar de
las necesidades de la población pobre como, por ejemplo, la malaria y la enfer-medad de
Chagas. Por eso, los sistemas públicos de salud de nuestros países deberían determinar
cuáles enfermedades son de interés nacional para investigación y no, como sucede
actualmente, que nuestra población pobre sea colocada por nuestros propios investigadores,
al servicio de las experiencias clínicas de grandes multinacionales para beneficiar a los más
ricos. Otro hecho agravante son las propias industrias farmacéuticas, que actualizan los
conocimientos de los médicos, llevando a una información y formación tendenciosa que los
lleva a recetar los medicamentos de interés de la empresa, sin hablar de las ganancias que
son prometidas a los profesionales. Todo esto demuestra que esa discusión sobre el derecho
de acceso al medicamento está tremendamente atravesada por los interesas económicos de
las multinacionales farmacéuticas.
Existe otro factor de confusión en la discusión sobre el problema del acceso al medica-
mento, que no es tanto de razón económica como los anteriores, sino de razón sociocul-
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tural. El imaginario social desarrollado por la propia empresa médica y farmacéutica en
la sociedad, a través de los medios de comunicación y del marketing, lleva a los usuarios
a identificar salud con consumo de medicamentos y procedimientos. Así, las personas
son llevadas por el imaginario colectivo de su contexto sociocultural a pensar que el
valor de la salud es algo que se consume y se compra a través de medicamentos. El
excesivo én-fasis en los medicamentos hace mal a la salud, porque medicaliza la vida de
las personas, dificultando la autonomía para gobernar su bienestar. La visión aquí
presentada es que la salud depende, en gran parte, del contexto cultural y de los
determinantes sociales, que hacen posibles las condiciones ambientales para la calidad
de vida. Esa consideración no pretende defender que el medicamento no sea necesario
en muchos casos, pero relativi-za su excesiva y absoluta importancia en el imaginario
social de los usuarios, mentalidad producida y de interés de la propia industria, factor
que también atraviesa, adulterando la discusión sobre el acceso.
A continuación se presenta una información publicada en un periódico de Chile que
afir-ma que la buena salud depende más de estilos de vida saludables que del puro
consumo de medicamentos.
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