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DOMINGO 2º DEL AÑO

Monición de entrada
Hermanas y hermanos:
Venimos a celebrar nuestra fe. Una fe que supone confiar en
que Dios viene a nuestra vida a liberarnos de lo que nos oprime.
Según la Palabra que proclamaremos, Juan, el bautista, indica
que Jesús es el Mesías esperado y que tiene el Espíritu de Dios
para llevar a cabo esta obra.
La Iglesia debe continuar esta obra de salvación
comprometiéndose a liberar del mal a todos los seres humanos.
Que nosotros en nuestra celebración, haciendo presente al
Señor Jesús, vivamos esta realidad con paz y alegría.
I lectura: Libro del Profeta Isaías 49,3;5-6
El Señor me dijo:
"Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso." Y ahora habla el
Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le
trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel -tanto me honró el
Señor, y mi Dios fue mi fuerza-: "Es poco que seas mi siervo y
restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes
de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación
alcance hasta el confín de la tierra."
SALMO 40 (39)
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Yo esperaba con ansia al Señor,
él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor,
Puso en mi boca un cántico nuevo,
de alabanza a nuestro Dios.
Muchos al verlo creerán,
y pondrán su confianza en el Señor.
Feliz el hombre que cuenta con el Señor,
que no hace caso a la maldad.
Señor, no quieres sacrificios ni ofrendas.
Por eso yo digo:
"Aquí estoy para hacer tu voluntad”.
Dios mío, lo quiero,
tu Ley está en el fondo de mi ser.
He proclamado tu salvación ante todos,
te anuncié, Señor, tú bien lo sabes.
2ª Lectura: 1ª Carta de S. Pablo a los Corintios 1,1-3
Yo, Pablo, llamado a ser apóstol de Cristo Jesús por designio de
Dios, y Sóstenes, nuestro hermano, escribimos a la Iglesia de
Dios en Corinto, a los consagrados por Cristo Jesús, a los santos
que él llamó y a todos los demás que en cualquier lugar
invocan el nombre de Jesucristo, Señor de ellos y nuestro. La
gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor
Jesucristo sean con vosotros.
Aleluya. Habla, Señor, que tu siervo escucha. Tu tienes palabras de vida eterna.
Aleluya

Lectura del Evangelio según S. Juan 1,29-34


En aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Éste es aquel de quien yo dije: Tras de mí viene un hombre
que está por delante de mí, porque existía antes que yo. Yo
no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que
sea manifestado a Israel.
Y Juan dio testimonio diciendo:
He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una
paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me
envió a bautizar con agua me dijo: Aquél sobre quien veas
bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de
bautizar con Espíritu Santo. Y yo lo he visto, y he dado
testimonio de que éste es el Hijo de Dios.
En el trasfondo de este texto está la situación de las comunidades joánicas,
expulsadas ya del judaísmo, legitimando la celebración de la memoria de Jesús.
Jesús es el nuevo cordero pascual que supera el culto antiguo. El autor usa el
género literario “de revelación”.
Y en la liturgia decimos antes de comulgar: Este es el Cordero de Dios, que
quita el pecado del mundo,
En la tradición bíblica, el que se entrega a los demás para que tengan vida
genera para sí y los demás el perdón de Dios. Cristo con su vida de entrega a los
demás y a Dios nos ayuda a ser liberados de nuestras esclavitudes.
Cada vez que comemos a Cristo en la eucaristía respondemos recíprocamente a
su entrega, dándonos a Él y a los demás y colaborando en su plan de salvación
para todos.

ORACIÓN DE LOS FIELES


1. Por la Iglesia para que llena del Espíritu santo difunda en el mundo
los valores del evangelio. Roguemos al Señor.
2. Por todos los que se esfuerzan por ser testigos de Jesús en el
mundo, que se sientan animados en su tarea y nunca abandonados.
Roguemos al Señor.
3. Por la unidad de todos los cristianos, para que sepamos comprender
nuestras diferencias, debidas a las diferentes culturas y nos
apoyemos más en Cristo que nos une a todos. Roguemos al Señor.
4. Por nosotros para que nos esforcemos en vivir nuestra vocación con
solidaridad a los más necesitados. Roguemos al Señor.

ACCIÓN DE GRACIAS
Señor, Te damos gracias por tu hijo Jesús, Él nos alimenta con
esta eucaristía y quiere que estemos unidos en la diversidad de
cada cultura y pueblo, y nos ofrece la tarea de ser testigos del
evangelio, testigos de unidad, agentes de solidaridad. Él nos
anima a una gran tarea por realizar ya que Tú eres Padre de
todos, Gracias, Señor.

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