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Sintesis 1810-1820

Las invasiones inglesas demostraron que España estaba seriamente debilitada y que no podía ni abastecer
correctamente ni defender a sus colonias.   La ocupación francesa de España por Napoleón, la captura de del Rey Carlos
IV y su hijo Fernando VII y la caída de la Junta Central de Sevilla decidieron a los criollos a actuar. El 25 de mayo de 1810
se formó la Primera Junta de gobierno presidida por Cornelio Saavedra, que puso fin al período virreinal. Mariano
Moreno, secretario de la Junta, llevó adelante una política revolucionaria tendiente a fomentar el libre comercio y a
sentar las bases para una futura independencia.

Entre 1810 y 1820 se vive un clima de gran inestabilidad política. Se suceden los gobiernos (Primera Junta (1810), Junta
Grande (1811), Triunviratos (1811-1814) y el Directorio (1814-1820) que no pueden consolidar su poder y deben hacer
frente a la guerra contra España. En esta lucha se destacaron Manuel Belgrano, José de San Martín, llegado al país en
1812, y Martín Miguel de Güemes. Las campañas sanmartinianas terminaron, tras liberar a Chile, con el centro del poder
español de Lima. El 9 de julio de 1816 un congreso de diputados de las Provincias Unidas proclamó la independencia y
en 1819 dictó una constitución centralista que despertó el enojo de las provincias, celosas de su autonomía.

Era de Rivadavia

Rivadavia, durante su gobierno delegado de 1821 a 1824 y su mandato presidencial de 1826 y 1827,
había prescindido totalmente del pueblo urbano y del campesinado. Se le puede definir como el padre de
la oligarquía opresora de las clases inferiores desde los primeros días posteriores a la Revolución de Mayo,
cuando era el hombre fuerte del Primer Triunvirato en 1811 y 1812, llamado el triunvirato perpetuo. Es el
patriarca del liberalismo argentino.

Rivadavia, aristócrata y enemigo de la plebe, gobierna para la clase dirigente, impone su reforma anticlerical, suprime
conventos, se incauta de los bienes eclesiásticos, hiriendo de este modo el sentimiento religioso de la población.
Insensible a nuestras realidades, pretende implantar en Buenos Aires, lo que ha visto en Europa. La logia, desde 1821
hasta 1830, fue la expresión de la burguesía pudiente e ilustrada porteña, liberal y anglófila, cuya cabeza pensante era
Agüero. Desde 1810 todo se había hecho en nombre del pueblo, pero el pueblo nunca había contado para nada.

El desastre financiero del gobierno de Rivadavia era desconcertante y su política suicida hacía tambalear al poder
presidencial; pero la camarilla que lo rodeaba, prefirió perder los derechos inherentes a la guerra victoriosa del Brasil
con los sonados triunfos navales del almirante Guillermo Brown, coronados con la batalla del Juncal del 9 de febrero de
1827, y los militares del general Alvear, sellados pocos días después en la batalla de Ituzaingó del 20 de febrero de 1827;
antes que consentir que el poder se les escapara de las manos. Y así, el ministro Manuel José García, pactó la traición de
una paz vergonzosa, por la cual “se entregaba al Brasil la provincia argentina del Uruguay, y a Gran Bretaña el control del
Río de la Plata”; porque Rivadavia había dicho a su embajador plenipotenciario que “la paz había que firmarla a
cualquier precio”.

Vencedores en la guerra, admitimos una paz de derrota. En Buenos Aires se apedrean las casas del presidente Rivadavia
y de su ministro García y se profieren mueras a los traidores. Era incontenible el furor popular, y Rivadavia debió
renunciar el 27 de junio de 1827 y retirarse para siempre de la Argentina. El congreso nacional aceptó su renuncia “como
ventajosa a la salvación de la Patria”.

Resumen época de Rosas

Juan Manuel de Rosas, el restaurador de las Leyes, el estanciero más poderoso de Buenos Aires, y a la vez uno de los
gobernadores con más consenso en toda la historia de la provincia, nació en Buenos Aires el 30 de marzo de 1793. Cursó
sus primeros estudios en el colegio privado que dirigía Francisco Javier Argerich. Pero su vocación no iba para el lado de
las letras sino para las tareas rurales.

Durante las invasiones inglesas participó activamente de la defensa en el regimiento de Migueletes de Caballería. Tras la
reconquista volvió al campo. Se mantuvo completamente al margen de los sucesos de la revolución de mayo, de la que
dirá años más tarde: «En los tiempos anteriores a la revolución la subordinación estaba bien puesta, sobraban recursos y
había unión.»

En marzo de 1813 se casó con Encarnación Ezcurra, quien sería su compañera en la vida y en la política. Tras el
casamiento Rosas devuelve a sus padres los campos que les administraba y decide formar su propia empresa. En
noviembre de 1815 se asoció con Juan Nepomuceno Terrero y Luis Dorrego en una compañía destinada a la explotación
ganadera, saladero de pescado y exportación de productos varios en la estancia de «Los Cerrillos».

Tras la caída del Directorio, en 1820 Rosas comienza a participar activamente de la política bonaerense. Apoyó e impuso
la candidatura de Martín Rodríguez a la gobernación de Buenos Aires. Participó activamente en el Pacto de Benegas
entre Santa Fe y Buenos Aires y se hizo cargo de entregarle al caudillo santafecino, Estanislao López, 30.000 cabezas de
ganado.

El derrocamiento de Dorrego y su posterior fusilamiento a manos de Lavalle, vuelve a colocar a Rosas en el primer plano
de la política. Luego de este episodio, Lavalle marcha hacia Santa Fe para encontrarse con Paz, pero es derrotado en
Puente de Márquez por las fuerzas aliadas de López y Juan Manuel de Rosas. Lavalle firma entonces con Rosas el pacto
de Cañuelas, que nombra como gobernador interino de Buenos Aires a Viamonte y convoca a una reunión de la sala de
representantes porteña para elegir el gobernante definitivo. El 8 de Diciembre de 1829 la sala de representantes
proclamó a Juan Manuel de Rosas gobernador de Buenos Aires otorgándole las facultades extraordinarias y el título de
Restaurador de las Leyes.

Rosas llevó a cabo una administración provincial ordenada. Recortó los gastos, aumentó los impuestos, superando
lentamente el déficit fiscal heredado, y reanudó las relaciones con la Santa Sede, suspendidas desde 1810.

Fue el sector terrateniente el que sustentó el liderazgo rosista. La estructura social durante este período estuvo basada
en la tierra. La gran estancia era la que confería status y poder.

Acompañaban a Rosas en el poder los grupos dominantes porteños que no estaban dispuestos a compartir las rentas de
la aduana con el resto de las provincias. El restaurador les garantizaba el orden y la disciplina social necesarios para
desarrollar sus actividades económicas.

Rosas gozaba de un gran predicamento entre sectores populares de Buenos Aires, y, de esta forma, aparecía ante los
terratenientes de la provincia como el único capaz de contener y encauzar las demandas de las clases bajas.

En agosto de 1830 varias provincias del interior conforman la Liga Unitaria bajo el liderazgo del General Paz. En enero de
1831 Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos firmaron el Pacto Federal, una alianza político militar para terminar con los
unitarios de Paz. Finalmente Paz será derrotado y capturado por López. Rosas, López y Quiroga dominaban la
confederación. Pero el restaurador demostró ser el más poderoso y continuó aislando a Buenos Aires de las otras
provincias.

En 1832 Rosas fue reelecto como gobernador de Buenos Aires. Exigió que se le renovaran las facultades extraordinarias.
La sala de representantes se opuso y Rosas renunció. Fue electo el general Juan Ramón Balcarce, candidato de Rosas

Entre 1833 y 1834, emprendió una campaña al desierto financiada por la provincia y los estancieros bonaerenses
preocupados por la amenaza indígena sobre sus propiedades. Rosas combinó durante la campaña la conciliación con la
represión. Pactó con los Pampas y se enfrentó con los ranqueles y la Confederación liderada por Juan Manuel Calfucurá.
Según un informe que Rosas presentó al gobierno de Buenos Aires a poco de comenzar la campaña, el saldo fue de 3200
indios muertos, 1200 prisioneros y se rescataron 1000 cautivos blancos.

El éxito obtenido por el restaurador en la campaña aumentó aún más su prestigio político entre los propietarios
bonaerenses, que incrementaron su patrimonio al incorporar nuevas tierras y se sintieron más seguros con la amenaza
indígena bajo control.

Rosas se alejó de la provincia pero no de los manejos políticos. Su mujer, Encarnación Ezcurra era su fiel representante y
con el apoyo de la mazorca, conspiró contra los gobiernos de Balcarce, Viamonte y Maza que se sucedieron durante la
ausencia del restaurador. La agitación política conducida por Encarnación contribuyó de manera decisiva a crear un
clima de gran inestabilidad favorable a los intereses de Rosas.

Un hecho agravará aún más la situación. El caudillo riojano Juan Facundo Quiroga, residía por entonces en Buenos Aires
bajo el amparo de Juan Manuel de Rosas. Quiroga había manifestado al Restaurador sus inquietudes sobre la necesidad
de convocar a un congreso y organizar constitucionalmente al país. Rosas se opuso argumentando que no estaban dadas
las condiciones mínimas para dar semejante paso y consideraba que era imprescindible que, previamente, cada
provincia se organice. A Rosas no se le escapaba que la organización nacional implicaría la pérdida para Buenos Aires del
disfrute exclusivo de las rentas aduaneras, ni la posibilidad de durar en su cargo sin limitación, entre otros privilegios.

Ante un conflicto desatado entre las provincias de Salta y Tucumán, el gobernador de Buenos Aires, Manuel Vicente
Maza (quien respondía políticamente a Rosas), encomienda a Quiroga una gestión mediadora. Tras un éxito parcial,
Quiroga emprendió el regreso y fue asesinado el 16 de febrero de 1835 en Barranca Yaco, provincia de Córdoba. La
muerte de Quiroga determinó la renuncia de Maza y provocó entre los legisladores porteños que prevaleciera la idea de
la necesidad de un gobierno fuerte, de mano dura.

Por una amplia mayoría de votos, fue electo nuevamente Juan Manuel de Rosas, en marzo de 1835, esta vez con la suma
del poder público.

La hegemonía rosista se consolidó mediante la unificación ideológica del pueblo de Buenos Aires a través del uso
obligatorio de la divisa punzó, del riguroso control de la prensa; y de una dura represión a la oposición ideológica y
política realizada por la Sociedad Popular Restauradora, conocida como la «mazorca», la fuerza de choque de Rosas,
encargada de la intimidación y la eliminación de los opositores. Durante el largo período rosista, la mazorca se cobró
miles de víctimas.

En 1835, Rosas sancionó la Ley de Aduanas, que protegía a las materias primas y productos locales, prohibiendo en
algunos casos y gravando con altos aranceles en otros el ingreso de la mercadería importada que pudiera perjudicar a la
producción nacional. La Ley favoreció a las provincias pero sobre todo a Buenos Aires que aumentó notablemente sus
ingresos aduaneros.

Todo producto argentino destinado al exterior debía pagar su tributo a Buenos Aires y todo producto extranjero
destinado a cualquier parte del país debía pagar también a Buenos Aires. Mediante este procedimiento Buenos Aires
podía estimular cierta actividad económica del interior y boicotear otra, determinando qué mercadería extranjera y de
qué países de procedencia podrá consumir el interior.

Quedaban en manos de Buenos Aires las llaves para favorecer o empobrecer a determinados grupos sociales de las
provincias.

Rosas mantuvo durante gran parte de su mandato excelentes relaciones con los comerciantes británicos y su gobierno.
Francia no había obtenido de Rosas un tratado comercial como el que Inglaterra había conseguido de Rivadavia. Los
ciudadanos franceses no estaban exentos de hacer el servicio militar como los británicos. Rosas, además había
encarcelado a varios franceses acusados de espionaje. Se produce un conflicto diplomático y las naves francesas que
estaban estacionadas en el Río de la Plata, bloquearon el puerto de Buenos Aires a fines de marzo de 1838.

El bloqueo se mantuvo por dos años generando una obligada política proteccionista, más allá de la Ley de Aduana y
produjo ciertas grietas en el bloque de poder. Los ganaderos del Sur de la provincia se rebelaron contra Rosas ante la
caída de los precios de la carne y las dificultades provocadas por el cerco francés al puerto.

Durante el bloqueo se reanudó la guerra civil. Lavalle, con el apoyo francés, invadió Entre Ríos y Santa Fe pero fracasó en
su intento de tomar Buenos Aires por carecer de los apoyos necesarios y debió marchar hacia el Norte.

En octubre de 1840, finalmente por tratado Mackau – Arana, Francia pone fin al bloqueo. El gobierno de Buenos Aires se
comprometió a indemnizar a los ciudadanos franceses, les otorgó los mismos derechos que a los ingleses y decretó una
amnistía.

Concluido el conflicto con Francia, Rosas limitó la navegación de los ríos Paraná y Uruguay. Bloqueó el puerto de
Montevideo y ayudó a Oribe a invadir el Uruguay y a sitiar la capital en 1843. Estas actitudes de Rosas afectaron los
intereses de los comerciantes y financistas extranjeros. En 1845, el puerto de Buenos Aires fue bloqueado nuevamente,
esta vez por una flota anglo-francesa.

A pesar de la heroica resistencia de Lucio N. Mansilla y sus fuerzas, en la Vuelta de Obligado, una flota extranjera rompió
las cadenas colocadas de costa a costa y se adentró en el Río Paraná.

El bloqueo no sólo afectaba los intereses de los extranjeros, también perjudicaba a los estancieros del Litoral que no
podían navegar libremente por el río Paraná y debían comerciar sus productos por el puerto de Buenos Aires, entre los
afectados estaba Justo José de Urquiza, que gobernaba la provincia de Entre Ríos desde 1841

Los ingleses levantaron el bloqueo en 1847 mientras que los franceses lo hicieron un año después. La firme actitud de
Rosas durante los bloqueos le valió la felicitación del General San Martín y un apartado especial en su testamento: «El
sable que me ha acompañado en toda la guerra de la independencia de la América del Sur le será entregado al general
Juan Manuel de Rosas, como prueba de la satisfacción que, como argentino, he tenido al ver la firmeza con que ha
sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla.»

Recién en 1850 quedaron normalizadas las relaciones con Inglaterra y Francia. Los bloqueos impusieron sacrificios a los
sectores populares pero no tanto a los estancieros, financistas y grandes comerciantes. Estos grupos disponían de
importantes reservas para sobrellevar los malos tiempos y de ventajas de todo tipo, entre ellas impositivas:

Año tras año, argumentando razones de salud, Rosas presentaba su renuncia a la conducción de las relaciones exteriores
de la confederación, en la seguridad de que no le sería aceptada. Y lo hacía en términos como estos:

«La irreparable pérdida de mi amante esposa Encarnación, la prolongada lucha de mis más queridas afecciones para
subordinarlas a mis altos deberes y los principios de mi vida pública, aléjanme de una posición en que fuera desacuerdo
reproducir sacrificios ya colmados. Con intenso anhelo, muy encarecida y humildemente, os suplico que, sin pérdida de
tiempo, elijáis la persona que ha de sucederme en el mando supremo de la provincia.»

Y la Legislatura solía responderle en estos otros términos:

«No es dado a los representantes del pueblo, conceder a V.E. el descanso que tan justamente solicita. Cierto es que las
circunstancias de la República exigen un poder con suficiente fuerza, armonía y rapidez: en este convencimiento están
los Representantes, y en el de que, aun cuando no hay patriotas esclarecidos, capaces de ponerse al frente de los
negocios, sólo en la persona de V.E. pueden depositar confiadamente la plenitud de facultades que acuerda la Ley.
Sienten, pues no poder por ahora hacer innovación alguna a las resoluciones anteriores; pero en medio del pesar que les
causa su irrevocable resolución, se hacen un deber manifestar a V.E. que están dispuestos a prestarle la más activa y
decidida colaboración en todo cuanto concierna al sostén de la libertad e independencia de la República, bajo en
concepto que oportunamente facilitarán los recursos necesarios para terminar la cruel guerra promovida por el feroz
bando salvaje unitario.»

En 1851 el gobernador de Entre Ríos emitió un decreto, conocido como el pronunciamiento de Urquiza, en el cual
aceptaba la renuncia de Rosas y reasumía para Entre Ríos la conducción de las relaciones exteriores.

El conflicto era en esencia económico: Entre Ríos venía reclamando la libre navegación de los ríos, -necesaria para el
florecimiento de su economía- lo que permitiría el intercambio de su producción con el exterior sin necesidad de pasar
por Buenos Aires.

Buenos Aires y la Confederación (1852-1862)


Justo José de Urquiza era gobernador de Entre Ríos, una provincia productora de ganado como Buenos Aires que se veía
seriamente perjudicada por la política de Rosas, que no permitía la libre navegación de los ríos y frenaba el comercio y el
desarrollo provinciales. En 1851, Urquiza se pronunció contra Rosas y formó, con ayuda brasileña, el Ejercito Grande con
el que derrotó definitivamente a Rosas en Caseros el 3 de febrero de 1852. Urquiza convocó a un Congreso
Constituyente en Santa Fe que en mayo de 1853 sancionó la Constitución Nacional. Pero aunque ya no estaba Rosas, los
intereses de la clase alta porteña seguían siendo los mismos y Bartolomé Mitre y Adolfo Alsina dieron un golpe de
estado, conocido como la «Revolución del 11 de Septiembre de 1852». A partir de entonces, el país quedó por casi diez
años dividido en dos: el Estado de Buenos Aires y la Confederación (el resto de las provincias con capital en Paraná). La
separación duró casi diez años, hasta que en septiembre de 1861, el líder porteño Bartolomé Mitre derrotó a Urquiza en
Pavón y unificó al país bajo la tutela porteña.

Organización nacional (1862-1880)


Luego de la batalla de Pavón se sucedieron los gobiernos de Bartolomé Mitre (1862-68), Domingo F. Sarmiento (1868-
1874) y Nicolás Avellaneda (1874-1880), quienes concretaron la derrota de las oposiciones del interior, la ocupación del
todo el territorio nacional y la organización institucional del país fomentando la educación, la agricultura, las
comunicaciones, los transportes, la inmigración y la incorporación de la Argentina al mercado mundial como proveedora
de materias primas y compradora de manufacturas.

República liberal (1880-1916)


En 1880 llegó al poder el general Julio A. Roca, quien consolidó el modelo económico agroexportador y el modelo
político conservador basado en el fraude electoral y la exclusión de la mayoría de la población de la vida política. Se
incrementaron notablemente las inversiones inglesas en bancos, frigoríficos y ferrocarriles y creció nuestra deuda
externa. En 1890 se produjo una grave crisis financiera en la que se cristalizaron distintas oposiciones al régimen
gobernante. Por el lado político, la Unión Cívica Radical luchaba por la limpieza electoral y contra la corrupción, mientras
que, por el lado social, el movimiento obrero peleaba por la dignidad de los trabajadores desde los gremios socialistas y
anarquistas.

La lucha radical, expresada en las revoluciones de 1893 y 1905, y el creciente descontento social, expresado por
innumerables huelgas, llevaron a un sector de la clase dominante a impulsar una reforma electoral para calmar los
ánimos y trasladar la discusión política de las calles al parlamento. En 1912, el presidente Roque Sáenz Peña logró la
sanción de la ley que lleva su nombre y que estableció el voto secreto y obligatorio.

Primeros gobiernos radicales (1916-1930)


La aplicación de la Ley Sáenz Peña hizo posible la llegada del radicalismo al gobierno. Los radicales gobernaron el país
entre 1916 y 1930 bajo las presidencias de Hipólito Yrigoyen (1916-1922) (1928-1930) y Marcelo T. de Alvear (1922-
1928), e impulsaron importantes cambios tendientes a la ampliación de la participación ciudadana, la democratización
de la sociedad, la nacionalización del petróleo y la difusión de la enseñanza universitaria. El período no estuvo exento de
conflictos sociales derivados de las graves condiciones de vida de los trabajadores. Algunas de sus protestas, como la de
la Semana Trágica y la de la Patagonia, fueron duramente reprimidas con miles de trabajadores detenidos y centenares
de muertos.

Década infame (1930-1943)


El 6 de septiembre de 1930 los generales José Félix Uriburu y Agustín P. Justo encabezaron un golpe de estado, apoyado
por grupos políticos conservadores, y expulsaron del gobierno a Yrigoyen, inaugurando un período en el que volvió el
fraude electoral y la exclusión política de las mayorías. En 1933 se firmó el Pacto Roca-Runciman con Inglaterra, que
aumentó enormemente la dependencia Argentina con ese país. Se sucedieron los gobiernos conservadores (el general
Uriburu, entre 1930 y 1932; el general Justo, entre 1932 y 38; Roberto Ortiz, entre 1938 y 1942, y Ramón Castillo, entre
1942 y 1943), que se desentendieron de los padecimientos de los sectores populares y beneficiaron con sus políticas a
los grupos y familias más poderosas del país.

Ascenso y auge del peronismo (1943-1955)


En 1943 un grupo de militares nacionalistas dio un golpe de estado y derrocó al presidente Castillo. Dentro de este
grupo se destacó el coronel Juan Domingo Perón, quien, desde la secretaría de Trabajo y Previsión, llevó adelante un
política tendiente a mejorar la legislación laboral y social (vacaciones pagas, jubilaciones, tribunales de trabajo). El apoyo
popular a Perón lo condujo al gobierno en las elecciones de 1946. Durante sus dos presidencias (1946-1952 y 1952-
1955) Perón, que ejerció el poder limitando el accionar de la oposición y censurando a la prensa, impulsó una política
que combinaba el impulso de la industria, el empleo, las comunicaciones y los transportes, con la acción social
desarrollada por Eva Perón a través de la construcción de hospitales, escuelas, hogares para niños y ancianos, y ayuda
económica para los más pobres.

“Revolución libertadora” (1955-1958)


En 1955 un golpe militar con amplio apoyo político y social derrocó a Perón, quien marchó al exilio. Tras el breve
interregno de Lonardi, militar de corte nacionalista y católico, un nuevo golpe de comando puso al Ejército,
representado por Pedro Eugenio Aramburu, y a la Marina, representada por Isaac Rojas, a la cabeza de un gobierno,
cuyo objetivo medular era eliminar al peronismo de la vida nacional, apuntando fundamentalmente al movimiento
obrero. El decreto 4161 y los fusilamientos de junio de 1956, máxima expresión de la reacción, se combinaron con la
reforma de la constitución (1957) y la implementación de un proyecto económico liberal  ideado por Raúl Prebisch, que
buscaba desmontar el modelo peronista y lograr la “estabilización” económica con el respaldo del FMI. En este marco de
violenta persecución, comenzó la denominada “resistencia peronista”, que se extendió también a numerosos sectores
populares no peronistas. No sin oposición interna, el régimen militar concedió una apertura electoral que creyó
controlar y que dio paso al período de las democracias condicionadas encabezadas por gobiernos radicales.
Perón_ 1945- 1946

¨ Asume en una buena situación: Mucho Oro, Reservas y Divisas

¨ El campo era la rueda maestra de la economía: estrangulamiento en la balanza de pagos: logró un cambio de política
económica.

Características del Gobierno :

1. Hace una redistribución de los ingresos:

2. Antes los que predominaban en el poder era la alianza oligárquica Agraria y Británica. Ahora predominaba la
oligarquía media y el proletariado.

3. Transferencia de Ingresos del sector agropecuario al Sector Industrial (Sustitución de Importaciones) Pero no se crean
industrias de base.

1er Plan Quinquenal (1947-1951)

Objetivos:

1. Transformación de la estructura económica -. social.

2. Rescate de la Deuda Externa (pública y privada)

3. Nacionalización de los Servicios Público.

4. Redistribución de la Riqueza: Elevar el nivel de vida.

5. Plan de Obras y Servicios Públicos en Sanidad, Educación y Vivienda.

6. Disminuir el DTI (Deterioro de los Términos de Intercambio)

7. Acelerar la capitalización industrial.

8. Incrementar el mercado de consumo interno.

Estatización de los Servicios Públicos : El estado tiene influencia en generar empleo y distribuir el ingreso y la
orientación de la producción. Se nacionalizó el gas, los teléfonos y los ferrocarriles: en manos de GB: Basa su valor por
las rutas de Estados Unidos y Canceló una deuda.

Perón fue criticado porque se Cancelaron exportaciones pero también logró: Bajas tarifas, Incorporar Tierras, etc.

Se crearon Empresas Estatales y se expandieron Otras: YPF, Aerolineas Argentinas, Aeropuerto, La CASA. Estás generó
mucho GASTO PÚBLICO: Para lograr más ingresos se realiza una contracción del Gasto Público y Aumento de Impuestos
Progresivos (según lo que tienes) y Descenso de los Regresivos (Todos =/ IVA)

El Banco Central implementa Créditos por Bancos Especializados : (Para Aumentar el Consumo Interno)
A. Banco de Crédito Industrial: Para la Industria PYMES y Minería.

B. Banco de la Nación Argentina: Para lo Agro y el Comercio.

C. Banco Hipotecario Nacional: Para la Construcción

D. Casa Nacional de Ahorros: Al Consumo.

Redistribución de los Ingresos: Lucha entre capitalistas y asalariados. Esto logra un incremento de Salarios (salario
mínimo) Pago de Aguinaldo, Vacaciones, Políticas de Educación, Salud, Vivienda, Turismo y Recreación. Precios Máximos
y Control de Precios Internos por el IAPI.

1952 : Crisis: Disminución de Salarios: Los fondos que obtenía el IAPI eran para prestar a la industria.

IAPI (Instituto Argentino Para la Promoción del Intercambio): En la posguerra, el comercio mundial decide crear entes
estatales de compra: Monopolio de Exportaciones. Compraba al Agropecuario a Precios Fijados, separaba una parte para
el marcado interno y exportaba el Resto (Ganancia para el estado)

1949- Crisis : Estados Unidos no importó armas, petróleo, máquinas porque Argentina se sumó tarde ala Guerra.
Desequilibrios en la balanza de pagos. El DTI dio negativo, caía de reservas (por compra de equipos y materiales y
nacionalizaciones) problemas en el agro y dependencia de insumos externos. Problemas con la Demanda Externa y con
la: No hay mas tierras productivas y pocas máquinas. Se devaluó el peso: los productos importados más caros y el
beneficio a industrias que usaban materia prima nacional.

2° Plan Quinquenal: 1952-1955

1. Negociaciones petroleras con empresas extranjeras y se busca que inviertan en el país: Ley de Inversiones Extranjeras:
Ofrecimiento escaso, le dieron la espalda.

2. Devaluación.

3. Medidas Provocativas a la Iglesia Generaron una Mala Relación: Ley de Divorcio, Equiparación de Hijos Legítimos y
Extramatrimoniales, prostíbulos, no había enseñanza religiosa en las Escuelas.

4. Caída del Precio de los Granos: No había Dinero: se Recurre a la inversión Extranjera.

5. Medidas para incrementar la productividad: Mayor rendimiento por hectáreas para reducir costos. No se modificó el
precio mínimo, ni el cambio para las importaciones para el campo y subsidios a las importaciones porque el precio
internacional era bajo. Se incentivó una mecanización del Campo: Del agro no lo apoyó: No aumenta la Producción.

Plan de Estabilización : Pocas reservas, necesidad de incrementar las importaciones de maquinaria, precios bajos de los
productos del Agro: Devaluación: menos salario.

Plan Ortodoxo : Restricción del Consumo, Fomento del Ahorro y Aumento de la Productividad. Se buscó la inversión
extranjera. Se podían exportar más artículos con un buen cambio. Estímulo a importaciones con el cambio.

Caída de Perón : Conflicto con la iglesia, fracaso de la ley de inversión extranjera, la espalda de la oligarquía, gran
oposición.

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