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TEORÍA GENERAL DE LOS CONTRATOS

1. CONSIDERACIONES PREVIAS

En primer lugar cabe una reflexión, en el sentido de que sí es conveniente estructurar una teoría
general del contrato y hacer una referencia a ella, cuando se trata de los demás actos jurídicos o
debe estructurarse una teoría general del acto jurídico, a la cual debe remitirse la normatividad
sobre el contrato.

Lo más adecuado, parece ser, que es conveniente elaborar una teoría del acto jurídico, en la cual
se contemple no sólo la naturaleza de dicho acto, sino también, los requisitos para su validez, los
vicios que puedan afectarla, las consecuencias del incumplimiento de los requisitos y de la
ocurrencia de los vicios, su interpretación y las modalidades a que está sujeto, etc.; por lo que hay
que elogiar al codificador de 1936 y de 1984, por haber introducido una teoría general del acto
jurídico.

Expresado esto, pareciera que existiendo una teoría del acto jurídico, resulte necesaria una teoría
del contrato, lo cual es parcialmente cierto y parcialmente inexacto, como lo expresa
acertadamente el Dr. Manuel de la Puente y Lavalle.

Es cierto, en cuanto a la existencia de una teoría general del contrato. Es inexacto, por cuanto
existe una teoría singular del contrato, porque primer lugar, existen principios comunes a todos
los contratos, en cuanto a su naturaleza y estructura; luego hay reglas aplicables sólo a un
determinado grupo de contratos y, finalmente, existen normas específicas de cada contrato en
particular, que rigen para él y no para los demás.

2. DEFINICIÓN

La palabra contrato proviene del latín "Contractus" derivado de “Contrahere” que significa,
concertar, lograr. Para Capitant, es el acuerdo de voluntades entre dos o más personas con el
objeto de crear vínculos de obligaciones.

Gramaticalmente, los contratos pueden definirse como acuerdos o convenios entre personas que
se obligan en materia o cosa determinada y a cuyo cumplimiento pueden ser compelidas.

En la Enciclopedia Jurídica OMEBA, encontramos la siguiente definición: "es un acto jurídico


bilateral formado o constituido por el acuerdo de voluntades entre dos o más personas sobre un
objeto jurídico de interés común, con el fin de crear, modificar o extinguir derechos".

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Por nuestra parte, diremos con Bevilaqua, que se entiende por contrato, el acuerdo de voluntades
de una persona física o jurídica con otra, que produce consecuencias jurídicas constitutivas,
modificativo a su extinguidas.

En el Digesto, se usa esta acepción, cuando refiriéndose a convención dice: "Convienen los que de
diversos puntos se reúnen y van a un mismo lugar; así también los que por diversos movimientos
de ánimo concierten en una misma cosa, esto es, se encaminan a un lugar".

El Código Civil, define el contrato en el art. 1351º, expresando: "El contrato es el acuerdo de dos o
más partes para crear, regular, modificar o extinguir una relación jurídica patrimonial".

Esta definición es muy similar a la dada por el Dr. Manuel de la Puente y Lavalle, quien define el
contrato como "el acuerdo entre dos o más partes sobre una declaración conjunta de una
voluntad común destinada a crear, modificar o extinguir una relación jurídica patrimonial".

"La doctrina contemporánea parte de la premisa de que el contrato se extiende a todo el derecho
obligacional, y que, de consiguiente, no sólo crea obligaciones, sino que también las regulan,
modifica o extingue".

Otro aspecto saltante de la definición es el relativo al carácter estrictamente patrimonial de la


relación. Este es igualmente un aspecto muy discutido en la doctrina contemporánea y responde a
la concepción de que el contrato o tienen contenido jurídico patrimonial o se resuelve siempre en
obligación de indemnizar los daños o perjuicios. "Es en este sentido y no en otro que se ha dado a
la definición de contrato ese carácter, sin que ello equivalga, como equivocadamente se sostenido,
a que se esté deshumanizando la norma, en contradicción con la filosofía del resto del Código".

Finalmente, otros dicen que el concepto de contrato debe modificarse, porque con el avance
científico y tecnológico, se puede contratar incluso por intermedio de una máquina y en
consecuencia el contrato no sería el acuerdo de los más partes, sino "la concurrencia de las partes
para crear, regular, modificar o extinguir una relación jurídica patrimonial".

Esta definición es muy similar a la dada por el Dr. Manuel de la Puente y Lavalle, quien define el
contrato como "el acuerdo entre dos o más partes sobre una declaración conjunta de una
voluntad común destinada a crear, modificar o extinguir una relación jurídica patrimonial".

"La doctrina contemporánea parte de la premisa de que el contrato se extiende a todo el derecho
obligacional, y que, de consiguiente, no sólo crea obligaciones, sino que también las regulan,
modifica o extingue".

Otro aspecto saltante de la definición es el relativo al carácter estrictamente patrimonial de la


relación. Este es igualmente un aspecto muy discutido en la doctrina contemporánea y responde a
la concepción de que el contrato o tienen contenido jurídico patrimonial o se resuelve siempre en
obligación de indemnizar los daños o perjuicios. "Es en este sentido y no en otro que se ha dado a
la definición de contrato ese carácter, sin que ello equivalga, como equivocadamente se sostenido,
a que se esté deshumanizando la norma, en contradicción con la filosofía del resto del Código".

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Finalmente, otros dicen que el concepto de contrato debe modificarse, porque con el avance
científico y tecnológico, se puede contratar incluso por intermedio de una máquina y en
consecuencia el contrato no sería el acuerdo de los más partes, sino "la concurrencia de las partes
para crear, regular, modificar o extinguir una relación jurídica patrimonial".

3. ELEMENTOS DE LA DEFINICIÓN

Podemos señalar como elemento de esta definición los siguientes:

A) Acuerdo de dos o más partes

En el contrato hay acuerdo de las partes para voluntariamente llegar a una consecuencia. Es un
acto jurídico, en el cual no puede faltar la manifestación de la voluntad, y no un hecho jurídico, en
el que sí puede faltar este elemento.

No cabe hablar de contrato sin la noción de cópula o bilateralidad, pero bilateralidad no siempre
implica la concurrencia de dos o más personas, sino correlación de obligaciones y derechos.

En los contratos con Prestación Unilateral, también hay dos o más sujetos, pero la obligación es
sólo de uno de ellos, teniendo el otro solamente derecho, ejemplo, la donación simple. Esta
situación tiene una excepción en el auto contrato en el cual una sola persona desempeña dos
funciones, situación del mandatario, que compra para sí la cosa que el mandante le da para
vender. Es mandatario y comprador o vendedor y comprador.

La pluralidad de personas presupone pluralidad de voluntades. Esta voluntades no deben ser


mantenidas en el fuero interno de cada uno, porque entonces no podrían conocerse, sino que
debe ser expresadas y exteriorizadas.

Hay una voluntad que ofrece transmitir o adquirir un derecho, regular o modificar una situación
jurídica preexistente o extinguirla. Esta voluntad cuando reúne determinados requisitos se
denomina oferta. Hay otra voluntad receptiva de ésta que asiente con ella y se llama aceptante.

Ambas voluntades deben ser recíprocas, coincidentes y simultáneas, porque es con el


consentimiento de las partes, que se perfecciona el contrato, a tenor del artículo 1352º, que dice:
"los contratos se perfecciona por el consentimiento de las partes, excepto aquellos que, además,
deben observar la forma señalada por la ley, bajo sanción de nulidad".

En resumen, siendo el contrato de acto jurídico plurilateral, o sea que intervienen dos o más
partes en la declaración de voluntad, destinado a consistir, modificar, transmitir y extinguir una
relación jurídica patrimonial, el necesario para que exista contrato, que se cumplan los siguientes
requisitos:

a) Que se encuentran frente a frente, personalmente o debidamente representadas, las dos o


más partes que desean crear la relación jurídica.

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b) Que las partes emite una declaración de voluntad común.

c) Que la declaración que se emite pretenda crear una relación jurídica patrimonial.

d) Que en caso de los contratos reales o solemnes, se haga entrega, efectiva o jurídica, de la cosa
materia del contrato o se cumpla con la formalidad exigida para la validez del mismo.

B) Partes o personas físicas o jurídicas

La persona jurídica, llamada también colectiva, "es el hombre colectivamente considerado". Sin
ser persona física tiene personería jurídica.

La persona física natural, es el hombre individualmente considerado. Por tanto, el contrato puede
celebrarse entre las partes naturales y jurídicas o también solamente entre las primeras o las
segundas.

C) Consecuencias Jurídicas

El concierto, tiene un fin determinado que se manifiesta en cuatro modalidades: crear, regular,
modificar o extinguir una relación jurídica patrimonial.

4. DISTINCIÓN CON EL DOCUMENTO

Una cosa, es el documento y otra el contrato. El documento algunas veces le sirve de contenido,
porque hay contratos consensuales, en los cuales no se exige el documento, por ejemplo, la
compraventa de inmuebles, aunque es recomendable celebrarlo por escritura pública, para los
fines prácticos y registrales. En cambio, hay otros contratos en donde sí se requiere
necesariamente un documento, en los cuales se puede decir que el contrato está inmerso dentro
del documento, ejemplo, la donación de bienes muebles, cuyo valor sea superior al 25% de la
Unidad Impositiva Tributaria, vigente al momento en que se celebra el contrato, debe hacerse por
escrito, bajo sanción de nulidad, tal como lo prescribe el artículo 1624º del Código Civil,
modificado por el artículo 1º de la Ley Nº 26189 del 17 de Mayo de 1993 y tratándose de bienes
inmuebles, debe hacerse por escritura pública, con indicación individual del inmueble o inmuebles
donados, de su valor real y el de las cargas que ha de satisfacer el donatario, bajo sanción de
nulidad, a tenor del artículo 1625º de la misma norma legal acotada, también modificado por el
artículo 1º de la Ley 26189.

5. IMPORTANCIA

El contrato, es la razón de ser y el freno de la actividad humana. La contratación es un medio que


posibilita la circulación de la riqueza, la propiedad, la industria, etc., es como el torrente sanguíneo

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de una sociedad, cuyo progreso se mide en razón directa de su evolución contractual. Por el
contrato se adquiere derechos, pero también se sume obligaciones que eviten la violencia, la
explotación y la injusticia.

Desde el punto de vista económico, el contrato tiene mucha importancia, "puesto que casi
siempre su contenido es de este carácter al que le da forma y lo hace obligatorio".

El contrato tiene como finalidad armonizar intereses económicos inicialmente opuestos o al


menos no coincidentes, razón por la cual es fuente usual de derechos y obligaciones; es
fundamental en la vida social y, primordialmente, en la de carácter individual o privado.

En los países socialistas, se considera el contrato como un instrumento de opresión económica,


especialmente cuando uno de los contratantes es titular de un monopolio legal o de hecho, que
ataca la libertad de contratar de la otra parte, por lo que el Estado, establece disposiciones
protectoras para la parte más débil de la relación contractual.

El contrato también puede crear o transferir derechos reales y puede ser fuente para generar
derechos personales.

El contrato queda excluido del ámbito de la sucesión por causa de muerte, puesto que está
prohibida la sucesión contractual, por contravenir a las normas de orden público. Así lo establece
el artículo 1405º del Código Civil que dice: "esto no todo contrato sobre el derecho de suceder en
los bienes de una persona que no ha muerto cuya muerte se ignora".

El contrato, es una institución principalmente de carácter privado, que presupone que los que en
él intervienen, se encuentran en un mismo nivel de igualdad jurídica, aunque exista disparidad
económica. Por lo general el ordenamiento legal no se ocupa de reglamentar la paridad
económica, que sería casi imposible, sino se limita a intervenir a favor de la parte débil de la
relación contractual, en situaciones concretas y graves, a fin de establecer la equidad, un relativo
equilibrio y una relativa paz social.

6. CLASIFICACIÓN DE LOS CONTRATOS

Los contratos en general, se clasifican en:

A) Típicos.- Son los que tienen nombre y están expresamente determinados en el Código Civil,
ejemplo, la compraventa, permuta, arrendamiento, suministro, hospedaje, mutuo, comodato,
depósito, etc. nuestro Código Civil nos llaman “Nominados”.

B) Atípicos.- Son los que carecen de ubicación en el ordenamiento jurídico sustantivo, debido a
que las regulaciones económicas del hombre, intensas y variadas, crea situaciones jurídicas no
previstos por el legislador.

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