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UNIDAD 2 FOROS

Clase VI: CULTURA Y CIUDAD

22 DE ABRIL:

En la Unidad II abordaremos otro nivel para el análisis de la Cultura Contemporánea, esto


es, la Cultura urbana. Tomaremos como escenario privilegiado para focalizar nuestra
atención a las grandes urbes, pues como dirá un autor que leeremos, son los sitios de
avanzada de las grandes transformaciones del mundo de hoy. 

Nuestras lecturas en esta clase se han de referir a las mutaciones de los espacios
públicos, el deterioro del sentido de civilidad, el impacto en el modo que nos relacionamos
con el territorio, la proliferación de espacios desterritorializados (que Augé llama no-
lugares) y su funcionalidad con los procesos globalizadores.

La clase teórica se llama "Ciudad y cultura" y la hallarán en Contenidos – Unidad 2. La


misma ha sido escrita por el Profesor Enrique Valiente. 

Los textos de lectura obligatoria que acompañan la clase teórica son:

1) "Espacio-tiempo" de Z. Bauman. Aquí el autor explica qué ocurre cuando el espacio


público deja de ser un sitio donde se adquiere el arte de la civilidad y cuáles son los
dispositivos de su reemplazo. Les aclaramos que la lectura para esta clase debe hacerse
hasta el ítem que dice "No hables con extraños" (sin incluir este punto).

2) “Breve introducción al concepto de “no lugar” de Marc Augé” de Enrique


Valiente. A través de este breve escrito presentaremos algunas consideraciones sobre el
estudio de uno de los tipos de espacios públicos no civiles de los que habla Bauman: los
denominados por Marc Augé “no lugares”, sitios en los que se condensan algunas de las
tendencias más características de la modernidad tardía (o sobremodernidad en términos
de Augé o modernidad líquida en palabra de Bauman).

3) “La ciudad de las mercancías” de Beatriz Sarlo quién describe el contraste entre la


ciudad real, atravesada por el desorden y la imperfección, y las nuevas catedrales de la
cultura contemporánea, los shoppings, paradigma de los escenarios en los cuales el
capitalismo de consumo despliega sus estrategias. Para Sarlo, el shopping ha impuesto
su tipología a todas las formas de consumo contemporáneas.

En la sección Sitios–Unidad 2, les dejamos un fragmento de la película “Luna de


Avellaneda” (para esta clase solo tienen que ver ese primer video), en el que puede
observarse una discusión entre vecinos en torno al destino del club del barrio. Este club
es un ejemplo de lugar antropológico, es decir, de lugar de identidad, relacional e
histórico, rasgos éstos ausentes en los no-lugares.

A su vez, les adjuntamos en este foro un archivo denominado “Documento de Trabajo:


Espacios públicos no civiles” en el que les presentamos distintas imágenes fotográficas
para que ustedes las analicen una vez terminada la lectura del material designado para
esta clase.
23 DE ABRIL

Iniciaremos el análisis del texto de Bauman, que retoma el análisis de las dimensiones
que estudiamos en el primer texto de Ortiz, Espacio/Tiempo, pero ahora ya situados en el
marco de la Cultura Contemporánea.

Bien, vamos a las consignas correspondientes al texto de Bauman:

1-Defina la noción de civilidad y de espacios públicos civiles según Sennett. Una


aclaración: la noción de civilidad es definida por Bauman recurriendo a numerosas
metáforas, pero tratemos de aclarar dicha noción dilucidando concretamente  a qué
alude dicho concepto.  

2-Desarrolle las diferentes categorías de espacios públicos no civiles que considera


Bauman. En lo posible hacerlo de manera sucinta.

3-¿Por qué afirma el autor que el shopping no puede recrear la idea de comunidad?.

Una aclaración: las variedades de espacios públicos no civiles no deben confundirse con


la clasificación de la relación entre dichos espacios y las formas de procesamiento de las
diferencias (lo que el autor llama espacios émicos o fágicos).

25 DE ABRIL

En el caso del artículo que estamos analizando, Bauman recurre a una noción de Sennett
sobre la CIVILIDAD.

La misma está vinculada a los grandes cambios que provocó el impacto de la


modernidad en la cultura urbana del siglo XIX que hemos visto en el primer texto de
Renato Ortiz sobre Paris.

Esas reformas que hizo Haussmann van a constituir los principios de la espacialidad
moderna con el surgimiento de las multitudes modernas.

¿Cuál fue uno de los múltiples desafíos que tuvieron que afrontar los urbanistas que
acompañaron las reformas del XIX? Sennett dirá que fue el de lograr evitar el conflicto
cuando multitudes de extraños se enfrentaran por primera vez en un mismo
escenario y de manera cotidiana. ESE APRENDIZAJE LO DA LA CIVILIDAD Y SURGE
EN LOS ESPACIOS PUBLICOS MODERNOS COMO LA PLAZA PUBLICA, LA GRAN
ESCUELA DE LA CIVILIDAD.

Bauman caracteriza el arte de la civilidad utilizando varias metáforas, pero en lo que


ustedes escribieron, aún no queda claro el centro de la cuestión: proteger a los
demás de la carga de uno mismo, la máscara, el tema de los sentimientos, etc...
Ahora, vamos a decirlo con claridad, en el espacio público, la utilización de una
máscara supone asumir un rol (esa es la función), el rol de hombre público (en
términos genéricos): ese rol presupone que hay algo que defender o privilegiar.
Estas características fueron mutando a lo largo del siglo XX  y, para Bauman, existen hoy
espacios públicos que no tienen la finalidad del arte de la civilidad.

Además, les hago una advertencia por una confusión que he visto que se repitió en
algunos pocos casos en otra comisión: en la primera tipología de EPNC que propone el
autor (con los ejemplos de La Défense y los shoppings), los han identificado
diferencialmente a ambos como “urbanos” y “no civiles” respectivamente. Sin embargo, en
tanto que en ambos casos son espacios en que se inhibe la civilidad, lo correcto es decir
que ambos son “no civiles”; sólo que en un caso se alude al espacio abierto de la calle
y en otro a un espacio cerrado y privatizado. Pero en ambos casos hemos dicho que se
trata igualmente de EPNC.

La mayoría de ustedes han nombrado dos de los cuatros EPNC:

1) La plaza que pierde su carácter de pública (La Defense)

2) Shoppings

3)

4) 

¿Cuáles son los otros dos? ESPERO SUS RESPUESTAS!!! 

1) Ahora veremos a algunas características de las plazas públicas que han perdido el
carácter de la civilidad, pues espacios inhóspitos o interdictorios hay muchos (cuando
Bauman habla de La Plaza de la Defense, es sólo un ejemplo, no una categoría). En
el DOCUMENTO DE TRABAJO: Espacios Públicos No Civiles, les dimos algunos
ejemplos más cercanos: las plazas públicas que fueron cementadas durante la dictadura
del 76. Una emblemática en Buenos Aires por todo lo que ella implica en el corazón de la
vida universitaria y juvenil de la UBA fue la Plaza Houssay.

Esta plaza se construyó en el predio del viejo Hospital de Clínicas, la demolición empezó
en 1975 y se inauguró en 1980. Qué características sobresalían en el diseño: un espacio
frío, expulsivo, puro cemento, un lugar de paso, no para interactuar. Una estrategia
tendiente a desalentar el encuentro, las aglomeraciones estudiantiles, en un momento en
que tres personas conversando en la calle podían ser acusadas de subversión. 

Paralelamente, la dictadura construía Ciudad Universitaria un espacio planeado como de


antimotines, con una sola entrada y el Río de la Plata como fondo.

2) Los templos de consumo (shoppings) pueden ser considerados equivalentes, en


términos simbólicos, a las catedrales de la Edad Media. (Quiero que desarrollen ese
concepto que luego profundizaremos con el texto de Beatriz Sarlo).
Bien, avancemos con nuevas preguntas así podremos, a partir del día lunes, trabajar
con los compañeros que estarán interviniendo con el texto de Sarlo:

3) ¿Cuáles son las estrategias de procesamiento de las diferencias que se aplican


en cada uno de los espacios públicos no civiles? (estrategias émicas o fágicas).

4) El fragmento de "Luna de Avellaneda": ¿Con cuál de los EPNV se relaciona y por


qué?

5) Cuando Bauman habla de espacios vacíos, ¿qué ejemplos se les ocurren a Uds al
respecto? (ejemplos de la propia realidad). Aclaración: los espacios vacíos no se
limitan a los espacios de marginalidad o vulnerabilidad que utiliza como ejemplos
Bauman).

27 DE ABRIL

En primer lugar quiero hacer un comentario. Las observaciones que hago sobre las respuestas que
se formulan tienen como objetivo aclarar, ampliar puntualizar alguna temática y generalmente
destacar algunas debilidades en las intervenciones con la finalidad de corregirlas.  Por lo tanto,
dichas intervenciones forman parte ineludible del proceso de intercambio en los Foros para la
construcción de conocimientos (del mismo modo esta dinámica se lleva a cabo en las clases
presenciales).

Ahora bien, una vez que formulo dichas observaciones, ignorarlas ya forma parte del proceso de
evaluación que aplicamos a lo largo de la cursada para obtener la regularidad de la misma.  Hago
esta aclaración por algunas respuestas que se hicieron a posteriori de mi última intervención y
designan la primer variedad de EPNV o categorizan la cantidad de los mismos incurriendo en
los mismos errores que he señalado en la oportunidad que menciono.

Entonces, habiendo dispuesto cuales son los EPNC, nos restaría completar la tipología
con los no-lugares y los espacios vacíos (los templos de consumo los analizaremos
fuertemente con el texto de Beatriz Sarlo).

De lo que ustedes han manifestado, el “no-lugar”, categoría acuñada por Marc Augé,
abarca de algún modo a los dos ejemplos de la tipología inicial de EPNC, tanto a los
espacios de tránsito (Augé ejemplifica con las autopistas y aeropuertos) y de consumo (se
ejemplifica también con los shoppings).

El núcleo básico de definición del no-lugar, está en que por oposición a la idea de “lugar”
antropológico, está en que no tiene identidad, relación e historia. Es preciso además
de meramente repetir esto, poder comprender qué quiere decir el autor con cada uno de
dichos términos. Respectivamente y de modo sintético, podemos decir: no hay sentido
de pertenencia ni de diferencia cultural (identidad), no hay genuina interacción y
comunidad (relación), ni nada que conecte con la tradición singular de un pueblo u
otro (historia).

Los espacios “estandarizados” de un shopping o un aeropuerto (¡o un McDonald´s!),


funcionan de modo idéntico a nivel global propiciando en los usuarios, como bien se ha
dicho aquí, “sentirse como en su casa, pero no actuar como si estuviesen en ella”, es
decir, no permanencia y no-identidad; y la “contractualidad solitaria” de que habla
Augé, es la no-relación, equivalente a lo mismo que dice Bauman sobre los templos de
consumo: un mero “estar juntos” igualados como consumidores, “acción sin
interacción”, una falsa comunidad.

En cuanto al fragmento de Luna de Avellaneda, algnxs de Uds lo señalaron: sin dudas


que las categorías que se aplicarían son las de lugar (lugar antropológico diría Augé)/no
lugar (los parlamentos de Darín y Fanego son expresión acabada de ellas).

Por último, respecto de los espacios vacíos, es correcta la alusión planteada sobre la


idea de “mapa mental”: Los espacios urbanos, más allá de su materialidad, adquieren
subjetivamente en nosotros un simbolismo o significado, que da más relieve e importancia
a algunos, y por el contrario “invisibiliza” a otros, restándoles status e importancia para
la vida civil, para transitarlos, conocerlos o que nos importen (ni los espacios, ni sobre
todo las gentes que los habitan). Son de este modo, vacíos de “sentido” (por ej. los
guetos, las villas miseria, los suburbios populares y periferias urbanas, las cárceles)
(evidentemente, aquí prima un efecto “émico”, retomando los anteriores términos de Levi-
Strauss).

Nosotros somos civitas que nos movemos por trayectorias: de la casa al trabajo, del
trabajo a la facultad, de la facultad al club, del club a la casa. En fin, nos movemos
armando una cartografía de nuestro andar y, en el mismo, invisibilizamos lugares. No
tienen que ser estos "barrios marginales" o "villas emergencias". Como dice María
Eugenia, puede ser Barrio Parque al que categorice como "espacio vacío". 

Para graficarlo mejor, para quienes vivimos en grandes espacios  y aglomeraciones


urbanas, la mayor parte del  territorio en el que se vive se puede traducir en términos de
esta categoría, son sitios en los que uno no fue nunca y no pasará nunca en su vida
(imagínense ciudades de millones de habitantes). Esto, claro, es una experiencia de vida
radicalmente diferente al pequeño lugar, sitios en los que cada metro del espacio es bien
conocido y se almacena en la experiencia vital a lo largo de la existencia. En lo personal,
de la ciudad de Buenos Aires hay un barrio al que niego, no lo puedo incorporar en mi
imaginario urbano, cada vez que voy me pierdo, no comprendo las lógicas de su
cartografía, no me siento a gusto y lo evito: es el barrio de Chacarita. Puedo manejar más
y tardar más tiempo, sólo por evitarlo porque no lo reconozco. 

Respecto de las estrategias de negación de la otredad que Bauman cita de Levi-Strauss,


efectivamente han planteado bien la diferencia básica: lo “émico” elimina al otro (sea
por separación, expulsión o aniquilación; por ej. guetos, encarcelamiento, deportación, en
un extremo genocidio); y lo fágico” elimina la “otredad” del otro, más sutilmente,
“integrando” al otro para adaptarlo y convertirlo en un idéntico, que pierda así pues su
diferencia y singularidad, o sea su otredad (bien plantearon el ejemplo de la colonización
cultural).

27 DE ABRIL

1) ¿Cuáles son las diferencias más importantes, según Sarlo, entre las grandes
tiendas que crecieron en el contexto del capitalismo de producción o industrial y
los templos de consumo en la actualidad? (Sarlo los denomina capitalismo mercantil
local y globalmente expansivo p: 31)  
Agrego: hay infinidad de ejemplos, en la mutación paulatina que va ocurriendo con el
surgimiento de las grandes tiendas, tienen en Netflix la serie Mr. Selfridge que trata sobre
este período y la aparición de tiendas. Sólo para tener en cuenta: en la segunda mitad del
siglo XIX, en el caso de París en el contexto de las grandes reformas de Haussmann, se
empieza a construir una sutil pedagogía de la mirada, todavía de manera incipiente. La
mirada comienza a ser atrapada por las vidrieras de los lugares comerciales. Esto será
fundamental para la evolución del capitalismo que deberá despegarse del mecanismo de
que la mercancía sólo se adquiere por su valor de uso (con esta lógica el capitalismo
hubiera tenido serias limitaciones). Si tienen la oportunidad de ver la serie mencionada
hay una escena en el primer capítulo, en el cual el protagonista le pide a la vendedora de
una tienda que le muestre las variedades de guantes para poder elegir: la empleada de la
tienda le dice que eso no está permitido, no está bien visto, no puede exhibir la
mercancía, esto merecía una sanción social! ¡Esto situado a principios del siglo XX!  Esto
sólo a modo de ejemplo para poder ver en clave comparativa como exhibían /exhiben las
mercancías. 

2) Deben seleccionar dos categorías de análisis que trabaja la autora para poder
argumentar porqué los templos de consumo son los espacios emblemáticos del
capitalismo de consumo. (Ej de categoría que utiliza Sarlo "La mercancía como
celebrity", pero esto no significa que deban utilizar la que mencioné como ejemplo). 

29 de abril
Han trabajado muy bien sobre el texto de Beatriz Sarlo! Les voy a marcar un punto que tienen que
tener en cuenta de aquí hacia adelante en todas las lecturas que haremos: trabajar en clave
comparativa.

En el caso de Sarlo el tema de las grandes tiendas y los shoppings tiene de trasfondo uno de los ejes
trasversales de nuestra asignatura: el capitalismo. Y allí la autora hace una clara referencia a las
diferencias entre el capitalismo mercantil local y globalmente expansivo (nosotros lo
llamaremos capitalismo de producción y capitalismo de consumo).

Ahora bien, quiero destacar una idea que Sarlo desarrolla que es entropía para poder distinguir
cada uno de los modelos.

La entropía es el desorden, es el caos que fluye en las grandes ciudades modernas que, más allá de
la racionalización de sus estructuras, son caóticas: millones y millones diariamente nos vemos en
ellas (se acuerdan lo de civitas).

Bien, cuando la autora cita a Roberto Arlt para analizar las características de las grandes tiendas,
queda claro que las mismas formaban parte del paisaje urbano, del andar en la ciudad. Solo con ver
las imágenes que les pusimos en el DOCUMENTO DE TRABAJO para imaginarnos Harrods u
otras grandes tiendas en Buenos Aires (para los que viven en ciudades más pequeñas estas formas
de mercantilización de los objetos se observan en la proliferación de las “galerías”)

Bien, los shoppings vienen a romper con esa lógica urbana. Son antientrópicos. Sus


configuraciones están planeadas para convertirse en las “nuevas plazas” pero sin civilidad y
de gestión privada. Ahí deben relacionar estos conceptos con Bauman y Augé para poder
justificar que son “no lugares”.
Les doy un dato. Los shoppings fracturan la espacialidad urbana y fragmentan lo social y esto es
claramente visible cuando, en plena crisis del 2001 en esos fatídicos días de finales de diciembre,
los mismos permanecieron abiertos! Mientras todo se derrumbaba, los shoppings continuaban con
su calendario mercantil.

Finalmente, quiero resaltar que la UNIDAD 2 está atravesada por tres temas que se encuentran
inscriptos en cada uno de los textos que abordaremos:

1) Lugares-No lugares

2) Fragmentación espacial y fractura social

3) Procesamiento de la otredad.

Entonces, ya les he subido la segunda clase de esta unidad que tiene como texto de lectura
obligatoria un artículo de Maristella Svampa. Allí analizaremos una nueva problemática ligada a las
transformaciones de la cultura urbana: los procesos de fractura espacial y fragmentación social que
han cambiado sustancialmente el modelo urbano de inclusión social que fue un horizonte de
referencia en nuestras ciudades durante gran parte del siglo XX. Esto es la proliferación de los
barrios cerrados a partir de los años 90 convirtiéndose en enclaves privados donde históricamente se
asentaron los sectores populares.

4 de mayo
Recuerden que hemos leído –tanto en Bauman como en el artículo que les escribió el
Prof. Valiente sobre los “no lugares”- que, los shopping como los otros tipos de no lugares
son definidos por Marc Augé como espacios producto de la sobremodernidad. Son
espacios que se definen por ser carentes de historia, no relacionales y además no son
referentes identitarios.  En ellos se despliega lo que el autor denomina contractualidad
solitaria. Este nuevo tipo de soledad se experimenta a través de la mediación textual.

Entonces, a modo de resumen quiero señalarles que las grandes tiendas, los pasajes y
las galerías de mediados del siglo XIX y siglo XX formaban parte de la ciudad. De acuerdo
con Sarlo esas grandes tiendas se entretejían con la ciudad. El shopping, en cambio,
genera la ilusión de independizarse de la ciudad. De hecho, apunta a garantizar una
determinada regularidad. El modelo del shopping, según la autora, viene a asegurar
ciertos requisitos que se le exigen a la ciudad. Es decir, vienen a asegurar dimensiones
tales como orden, claridad, limpieza y seguridad, las cuales ya no pueden ser
garantizadas por la ciudad, sobre todo por las ciudades de los países pobres.

De manera sintética queremos destacar que de acuerdo con Sarlo la “hegemonía


cultural” se sostiene en la acumulación material. Pero, a la par, tan importante como la
cuestión de la acumulación material se juega otra cuestión: ella radica en la educación
del gusto de los usuarios. Ambas cuestiones, que operan de manera simultánea,
resultan relevantes para comprender el concepto de  “hegemonía cultural”.  

La idea de “comunidad de consumidores”, podemos apreciar que efectivamente la


usaba también Bauman cuando hablaba del “templo” de consumo.
En términos de Sarlo, remite a una “inclusión imaginaria”. En el shopping domina
el “nivel medio”: en la “disposición escenográfica” de las mercancías, éstas “fingen no
estar estratificadas” (el lujo puede convivir con la mercancía menor, para todos hay algo;
aunque sea para ponernos imaginariamente en el lugar de potenciales consumidores,
“aspiracionales” me atrevería a decir)

Asimismo, más avanzado el texto la autora hablará de una “sociabilidad ordenada entre


iguales”; un “paraíso de capas medias”. Esto es, que hay un presupuesto tácito, que es
nuestra común identidad de consumidores. Y que ello establece un corte social, que
definiría ese rasgo sociológico de las clases medias: se sobreentiende, que quienes
entramos al shopping, somos quienes tenemos disposición a jugar al juego del
consumismo; sea por real poder adquisitivo para hacerlo, o sea por mero carácter
“aspiracional”, por el interés en el espectáculo de las vidrieras y las marcas (ambos son
rasgos del carácter burgués, o “pequeño burgués” clasemediero: lo patrimonial y lo
“aspiracional”).

Debemos apreciar también, que esa sociabilidad entre iguales, no tiene nada que ver, o
más bien es el opuesto de la “sociabilidad pura” con que Bauman definía la civilidad;
esto es, contra la idea de estar “entre iguales”, una sociabilidad que admita la diferencia,
la interacción con la “otredad”. Por eso podemos hablar de los shoppings como EPNC.

el caso de los grandes malls y supermercados, que son una variante homóloga del


shopping. Podemos identificar allí una creciente unidad de estilo, incluso también creo
que lo podemos ver aún con el ej. de la cadena Farmacity, cómo hay un modelo que se
adopta en otros usos y tipos de espacio. ¿Se les ocurren otros ejemplos? Es interesante
aprovechar estas lecturas y reflexiones para prestar más atención a nuestro entorno
urbano, registrar sus movimientos y transformaciones.

Las grandes tiendas (les “grands magasins”, como las galerías Lafayette en París; o lo


que acá en BA fueron por ej. las tiendas Gath & Chaves, o Harrod´s) expresan la primera
gran transformación mercantil en el siglo. XIX, que pertenece a la era del capitalismo
mercantil, localizado (o sea, estamos claramente en tiempos previos a la globalización).
Se comienza a apreciar el “valor exhibitivo de la mercancía” (dirá después la autora, la
mercancía como “celebrity”: el “placer óptico” y la “relación amorosa” con los productos;
el factor de “deseabilidad”, que capta, organiza y regula nuestros deseos, aún en la
“ensoñación” con las mercancías aunque no podamos adquirirlas). Todo esto se pone en
juego en ese espectáculo de exhibición del lujo, el “arte menor” de las vidrieras.

Lo importante para destacar y distinguir en relación a esto, es que en aquel modelo de las
grandes tiendas, éstas “formaban parte de la ciudad, se entretejían con ella” (muchas
tienen de hecho la forma de un “pasaje”, como una virtual calle interior del entramado
urbano, como podemos apreciar aún hoy por ej. en muchas galerías en el centro porteño)

Ahora debemos marcar el contraste con el caso que nos ocupa luego en el texto, el de los
shoppings. El shopping pertenece “a la era del capitalismo global y expansivo”. Y hay
una diferencia clara que liga con la temática general de esta segunda Unidad, en relación
con la temática urbana y de la civilidad: lejos de formar parte o estar entretejida la ciudad,
el shopping rompe con ésta, marca una discontinuidad con lo urbano, con el espacio
público; en ello afirma su identidad y valor y su eficacia. “El shopping
busca independizarse de la ciudad y reinar sobre ella desde una diferencia
irreductible”. Es como si los shoppings conformaran parte de una trama interconectada
de no lugar global, desterritorializado; ya totalmente desanclado de los espacios locales.

Les reitero: lo fundamental aquí, en la distinción entre el modelo de las grandes tiendas
del siglo XIX, y el del shopping desde fines del siglo XX, está en la relación con la
ciudad y lo urbano, el corte o no con el espacio público.

CLASE VII: CIUDAD, SEGMENTACION SOCIAL Y FRACTURA


ESPACIAL

La presente clase lleva por título "Ciudad, segmentación social y fractura espacial".


En “Contenidos”, encontrarán la Clase Teórica homónima. En ella, el Prof. Enrique
Valiente analiza algunas de las consecuencias del modelo de acumulación de los ´90,
específicamente la consolidación de una nuevo tipo societal, caracterizado por la
globalización de la economía, la reestructuración de las relaciones sociales y una mayor
polarización social. Allí podrán estudiar el modo en que esa polarización se profundizó a
través de una fractura urbana, con la cristalización de la dinámica de segregación espacial
de los sectores más favorecidos y con un consecuente proceso de expulsión, a los
márgenes de la sociedad, de los que perdieron. 

El texto de lectura obligatoria es: 

“Fragmentación espacial y procesos de integración social hacia arriba:


socialización, sociabilidad y ciudadanía” de M. SVAMPA (2004). En este artículo
focalizaremos la atención en las formas de la sociabilidad cerrada y la privatización de lo
público que conllevan las nuevas urbanizaciones como los barrios cerrados o countries,
las que  significan un desplazamiento de un modelo de ciudad abierta basado en la noción
de integración social que caracterizó nuestra vida urbana durante gran parte del siglo XX.

La lectura y el análisis de este trabajo, les permitirá comprender de algunos de los


cambios socioculturales en los estilos de vida de las fracciones más concentradas del
capital como consecuencia de las políticas neoliberales de los ´90 y principios del 2000.

Esta vez, les adjuntamos un archivo denominado “Documento de Trabajo: Ciudad,


segregación espacial y fractura social” en el que les presentamos distintas imágenes
fotográficas, caricaturas, link de diarios para que, una vez terminada la lectura del material
obligatorio, ustedes los analicen.

30/04/2020

 Entonces, iniciaremos el análisis del texto de Maristella Svampa con las siguientes
consignas:

1) ¿Cuáles son las ocupaciones y profesiones favorecidas como resultado de los


procesos de fragmentación social de los que habla Svampa, en esta etapa del
capitalismo? ¿Qué relación encuentran entre dichas ocupaciones con lo que
destacamos en el item "La relevancia del estudio de la cultura" en el Programa de la
asignatura?

2-Caractericen la cartografía social  que describe Svampa en la Argentina como


consecuencia de los avances en las políticas neoliberales hacia la década de los 90.

3-Describan el modelo de socialización y las formas de sociabilidad que conllevan


las nuevas urbanizaciones privadas. Tener en cuenta el modelo de socialización del
tipo “autonomía protegida”. Caracterización y riesgos.

3 DE MAYO
Como ustedes lo han expresado, Maristella Svampa, afirma que el tema de las
urbanizaciones cerradas tiene antecedentes en nuestro país que vienen desde las
primeras décadas del siglo XX. Sin embargo, hay muchas diferencias entre el fenómeno
de "privatización de la vida" implicado en urbanizaciones que caracterizaron a los sectores
de clases altas en nuestro país y el fenómeno que estudia Svampa.

Por eso, el fenómeno que describe Svampa alude al proceso de crecimiento de


urbanizaciones privadas como consecuencia de la nueva cartografía social que termina
de definirse a mediados de los 90 en nuestro país, esto es, una distribución de la riqueza
más concentrada, empobrecimiento de sectores medios y una base de la pirámide social
cada vez más extendida. Todo ello resultado del proyecto neoliberal imperante por
entonces (téngase en cuenta la vigencia, hoy más que nunca, de la descripción de
Svampa). Pero no significa que estas formas privatizadas de lo que significa vivir en
sociedad sean enteramente novedosas, ya existían los viejos clubes de campo y los
countries más tradicionales de la alta burguesía argentina (pero en el caso de los clubes
de campo sólo se utilizaban como lugar de ocio y esparcimiento). Lo novedoso es que
las urbanizaciones privadas a las que se refiere la autora involucran a nuevos
sectores sociales, "los que ganaron" en la puja de la distribución de la riqueza:
ciertos profesionales de sectores medios que a través del crédito logran acceder a
estas formas de vida en fortalezas de lujo. Eso es lo novedoso en el abordaje de este
fenómeno por parte de Svampa.

En relación con las preguntas que habíamos formulado antes, en primer lugar, sobre el
“nuevo tipo societal”, ello alude a un renovado aumento de las distancias sociales, ligado
a nuevos mecanismos de (auto)regulación que dan origen a formas privatizadas de la
seguridad y de la integracion social. El ensanchamiento de la brecha social reordena
posiciones y separa a “ganadores” y “perdedores”, que respectivamente podemos
identificar, por un lado, con clases altas y clases medias ascendentes (por ello se habla
de un modelo de integración “hacia arriba”) ligadas a nuevas profesiones del capitalismo
post-industrial (élites planificadoras, sectores gerenciales, profesionales, intermediarios
estratégicos, etc.); y por otra parte con clases medias descendentes y
obreros descalificados y precarizados laboralmente.

Respecto de las formas de sociabilidad de los nuevos barrios privados, efectivamente hay
una recreación de la sociabilidad barrial, pero la autora habla de una “sociabilidad del
entre-nos”: a diferencia de la idea de “civilidad” de Bauman, supone aquí un criterio tácito
de homogeneidad social intra muros, con un rechazo de los grupos sociales que viven
extra muros y del espacio de la ciudad. Una idea de comunidad basada en
la “seguridad” y el rechazo de la otredad. En dicho marco la autora detalla la idealización
de un orden familiar con “libertad puertas adentro”, modelo de “autonomía
protegida” del que luego se describen las patologías de niños socializados dentro de una
“burbuja”.

Seguimos trabajando sobre el artículo de Svampa que encierra los tres ejes que
atraviesan la Unidad 2:

a) Lugares-No lugares

b) Procesamiento de la otredad

c) Fragmentación espacial y fractura social.

4 DE MAYO
4-Describa las diferencias entre las formas de sociabilidad clásica de las clases altas y las
de los nuevos enclaves fortificados.

Respecto a las formas de sociabilidad, los nuevos enclaves fortificados (countries y


barrios privados) buscan recrear ciertos aspectos ligados a una sociabilidad barrial,
comunitaria, que se considera perdida o de otra época, pero, como dice la autora, el
rescate de las tradiciones barriales es selectivo. Se priorizan los valores de la confianza y
de la seguridad, pero se desestiman los valores que hacen a la cultura democrática, como
el valor de la heterogeneidad. De este modo, la homogeneidad social es una de las
características principales de la sociabilidad de las urbanizaciones privadas.

Al realizar este análisis la autora encuentra cierta afinidad con la sociabilidad de las
clases altas que Monique y Michel Pincon estudian en la sociedad francesa. Estas se
caracterizan por un “colectivismo práctico”, que se vislumbra en cierto control de los
mecanismos de socialización, que incluye ciertos deportes, ciertas escuelas u otras
instituciones, lugares, y tradiciones como lo es el mercado matrimonial. Esta forma de
sociabilidad descripta por los Pincon se caracteriza sobre todo por la contigüidad de los
círculos sociales.

Una diferencia que destaca la autora entre estas formas de sociabilidad, es el aspecto
novedoso de que en estas nuevas formas de sociabilidad, propias de los enclaves
fortificados, urbanizaciones privadas, se desarrollan en un espacio común, que se
establece por encima de toda segmentación interna, vinculando a los “semejantes”. Es la
misma red socio-espacial la que va estructurando y homogeneizando los diferentes
círculos sociales de quienes se van incorporando, “ascendiendo socialmente” (algunos
recientemente “separados” de la gran masa de la clase media)

5-¿A que llama la autora “configuración psicológica binaria”? Explique la construcción de


la otredad en estos espacios.

En primer lugar, la autora explica la relación entre las estructuras emotivas y cognitivas
por un lado, y las estructuras sociales por otro lado. Al verse modificados los modos de
convivencia de las personas y la estructura de los grupos sociales, se modifican también
las funciones psíquicas cognitivas y emotivas, que repercuten en las representaciones de
la “otredad”.

Las nuevas formas de vida que se desarrollan en los enclaves cerrados, determinan
ciertas percepciones del “adentro” y el “afuera” (un adentro cerrado, protegido, seguro; y
un afuera abierto, peligroso, desprotegido). Así se interioriza un código binario, que
reestructura las relaciones con el otro de forma binaria: hay un “nosotros” (los de adentro,
los iguales) y un “otros” (los de afuera, los diferentes) En este contexto que plantea la
autora, los diferentes no son captados como personas, sino como categorías sociales.

(Se me viene como clara ejemplificación las menciones de “Betty, la mucama” –así como
si fuera una sola palabra “Bettylamucama” de los videos del comediante Ezequiel Campa,
en el que el personaje Dicky del Solar parodia a un rugbier de Nordelta)

6-Explique qué significa el concepto de  ciudadanía patrimonial.

El concepto de ciudadanía patrimonial es un modelo de ciudadanía, en oposición a la


ciudadanía política, que se basa en la figura del ciudadano contribuyente y en la
exigencia de autorregulación. Aspira así a una sociedad que se podría organizar y regir
por sus propias normas, con su propio pacto social, y que beneficiaría solo a aquellos
que la conforman (el adentro) y a la que pueden acceder sólo quienes cuentan con los
recursos económicos suficientes.

6 de mayo
Sólo les haré un ordenamiento de lo escrito y les agregaré algunas
fundamentaciones para que las piensen e incorporen. 

El “colectivismo práctico” o “urbanismo de las afinidades” alude a la recreación de


prácticas de sociabilidad tradicionales de las clases altas, como el compartir deportes o
clubes y espacios de recreación exclusivos, así como colegios privados, etc. Ello abarca
pues no sólo el espacio de residencia, sino también la conexión con otros espacios
urbanos (el colegio y universidad privada, el shopping, el boliche, los espacios de trabajo
en zonas suburbanas o nuevos enclaves de la propia ciudad), conectados en un circuito
cerrado separado y desvinculado del resto de la ciudad, que conforman en conjunto
una red socio-espacial.

El concepto de “categorización de la diferencia”, plantea un criterio de aceptación


limitada de ciertas formas o perfiles de otredad social, en la medida que psicológicamente
podamos “encasillarlos” en determinadas categorías o estereotipos sociales, a saber: el
personal de servicio; el pobre receptor de beneficencia; o la pobreza peligrosa.

Los últimos conceptos sobre los que interrogamos luego, con el punto de partida en el
estudio de caso de los barrios privados, nos permiten volver a iluminar y decir algo más
general sobre el reordenamiento general del nuevo tipo societal.

El concepto de “ciudadanía patrimonial”, es una degradación de la clásica idea de


ciudadanía política plena, que supone la igualdad de todos como parte de la sociedad civil
y portadores de derechos. Lo “patrimonial” se refiere a la riqueza, y trasunta pues la idea
de que el status de ciudadanía plena (estar integrado socialmente y portar derechos)
quedaría ahora limitado a la capacidad de “pagar” por dichos derechos y garantías de
inclusión; para los demás, a lo sumo quedaría una ciudadanía precaria, meramente formal
o “de segunda clase”. De este modo, como algunos reseñaron, se liga a una nueva figura
representativa, la del “ciudadano contribuyente”, el típico perfil de quienes por ej. suele
sostener sus reclamos en el hecho de que “paga sus impuestos”; o por la inversa, que se
queja de los “planeros” o beneficiarios de pensiones o ayudas sociales porque obtienen
algún beneficio de modo gratuito (o sea, sin “pagar”).

Esta idea se relaciona profundamente luego con el otro concepto que plantea la autora, el
de “autorregulación”. Esto está como supuesto tácito en el trasfondo profundo de todas
las políticas del neoliberalismo, y supone un reordenamiento de las relaciones entre
Estado y sociedad civil: contra la idea de un Estado interventor que regula las relaciones
sociales y la economía, aparece ahora con nueva fuerza la idea de una
sociedad mercantilizada, donde toda la distribución de servicios sociales y urbanos
(educación, salud, vivienda, seguridad, etc.) debe pasar a gestión privada, regida por
una pura lógica de mercado; es decir, por la capacidad de pago (aquello que definía
justamente las antedichas ideas de ciudadanía patrimonial y ciudadano contribuyente).

11 de mayo

Estimada profesora, me cuesta comprender el ultimo punto de la pregunta, ciudadanía


patrimonial,  que abarca o a que se refiere específicamente con la mercantilizar los
vínculos sociales, parecería ser que todo es por interés económico.

Gladys Mariela Bavaud - 11/05/2020 15:34


Exactamente. El neoliberalismo desde los 90 vació de sentido y contenidos al Estado y a
las instituciones sociales (como aquellas vinculadas a la educación, la salud, la
seguridad). Esto fue creando una ruptura entre el clásico concepto de ciudadano, en tanto
poseedor de derechos, hacia una idea de ciudadanía patrimonial, en tanto poder acceder
a las prestaciones porque se pagan. 

La fractura social implica no sólo el hecho de irse a vivir a enclaves fortificados sino,
también, la privatización de la vida. 

13 de mayo
Cuando decimos que el neoliberalismo vació de sentido (y de contenido) a las
instituciones sociales, especialmente hablamos de la escuela. 

Esa escuela pública en la que muchos nos formamos dónde la heterogeneidad social
articulaba las relaciones interna: iban el hijo del gerente del banco, de la maestra, del
obrero, del tallerista, de la modista, del mecánico, etc. TODOS EN EL MISMO ESPACIO. 

Cuando hablamos de fragmentación social nos referimos, justamente, a esta fractura que
se produce en una sociedad como la Argentina. 
19 DE MAYO
De ahí que quisiera destacar algunas consideraciones para que las tengan en cuenta en
sus lecturas y correcciones. 

Efectivamente, como ustedes vienen bien señalando, un factor de contexto clave es la


hegemonía del modelo neoliberal y el saldo de los resultados de dichas políticas en la
configuración de una sociedad polarizada y fragmentada. Y cómo esa brecha social se
traduce en una brecha urbana corporizada ejemplarmente por el fenómeno de los barrios
privados (aunque también, por el crecimiento exponencial de las villas y sobre todo los
“asentamientos” precarios en los “márgenes” de la periferia de las grandes urbes).

La mutación social va afectando nuestras formas de integración, lo que los sociólogos


llaman el “lazo social”, nuestro estar en sociedad, a través del vínculo con
las instituciones: por una parte, en relación con esa institución social fundamental de la
economía capitalista, que es el “mercado”, concretamente el mundo del empleo; y por
otra también, de modo muy significativo, los múltiples servicios sociales que debería
brindar las políticas y mediación del Estado.

En relación con las preguntas que habíamos formulado antes, en primer lugar, sobre
el “nuevo tipo societal”, ello alude a un renovado aumento de las distancias sociales,
ligado a nuevos mecanismos de (auto)regulación que dan origen a formas privatizadas
de la seguridad y de la integración social.

El “colectivismo práctico” o “urbanismo de las afinidades” alude a la recreación de


prácticas de sociabilidad tradicionales de las clases altas, como el compartir deportes o
clubes y espacios de recreación exclusivos, así como colegios privados, etc. Ello abarca
pues no sólo el espacio de residencia, sino también la conexión con otros espacios
urbanos (el colegio y universidad privada, el shopping, el boliche, los espacios de trabajo
en zonas suburbanas o nuevos enclaves de la propia ciudad), conectados en un circuito
cerrado separado y desvinculado del resto de la ciudad, que conforman en conjunto
una red socio-espacial.

Me parece interesante representarnos bien esta última idea de red socio-espacial,


porque además creo que tenemos ejemplos muy claros para representarla en el caso de
nuestro ámbito en Buenos Aires.

El concepto ya dijimos que remite al hecho de constituir una suerte de mundo paralelo
despegado de la ciudad, una trama o circuito de espacios privatizados que tiene una base
en el barrio privado y conecta también con otros espacios físicos y sociales de trabajo,
recreación y sociabilidad.

A medida que los leía y observaba algunos de sus ejemplos, pensé en el corredor norte
en la ciudad de Buenos Aires y conurbano de Buenos Aires: tenemos los countries,
barrios privados y residencias exclusivas, desde el nuevo Nordelta a Pilar o San Isidro;
luego también espacios de consumo, como pueden ser shoppings y centros comerciales
como el DOT o Unicenter; también zonas de recreación y sociabilidad, como los boliches
de Costanera norte y todo el eje de bares de los nuevos Palermos; aparte también ciertas
vías optimizadas de acceso a la ciudad, que incluyó la nueva autopista Illia que conecta
con el centro urbano, e incluso un tren específico más exclusivo, el “tren de la Costa”; y
todo ese circuito confluye en enclaves privilegiados en el mismo centro porteño, desde las
más tradicionales Recoleta y zonas de Retiro, hasta un nuevo barrio para yuppies como
fue Puerto Madero; donde no casualmente, hay un tranvía que conecta con las oficinas de
empresas financieras y de servicios gerenciales, y con universidades privadas como la
nueva sede de la UCA, etc.

Me parece interesante compartir con Uds esta concepción, para visualizar cómo las
formas de no civilidad y de rechazo del otro, y de privatización de los espacios, no sólo
dependen del ejemplo más evidente y obvio del country con sus muros; sino también una
serie de demarcaciones más o menos visibles de los espacios dentro del cuerpo de la
ciudad, y de actitudes y modalidades de organización de los encuentros, intercambios y
sociabilidad, que también tienden de modos más sutiles a esta lógica de privatización y
segregación socio-espacial.

Cuando hablamos de “categorización de la diferencia”, efectivamente hay en esa


reducción del otro a una categoría, algo deshumanizante; y sobre todo, diría que
ese “otro normalizado”, anulado en su identidad o no reconocido pues en su radical
diferencia... ¿acaso sigue siendo una figura de verdadera “otredad”?

Y está muy bien la asociación de la “autoregulación” con la idea de mercantilización.


Tengamos claro que en ésta época de los 90 es que se dieron las oleadas
de privatizaciones de servicios y bienes como educación, salud, etc. Es decir, dejaron de
ser públicos y regulados y garantizados por el Estado, para pasar a regirse por la lógica
del mercado. Esto es, una lógica de no regulación; o justamente, siguiendo la idea de los
economistas liberales clásicos, podríamos decir también de autoregulación: un espacio
social de demanda-oferta organizado por la “mano invisible” del mercado.

Volviendo a algo que decíamos al comienzo, todo esto excede la cuestión de la


economía, y tiene severo impacto en la reconfiguración de nuestra sociedad, en el lazo
social.

El concepto de “categorización de la diferencia”, plantea un criterio de aceptación


limitada de ciertas formas o perfiles de otredad social, en la medida que psicológicamente
podamos “encasillarlos” en determinadas categorías o estereotipos sociales, a saber: el
personal de servicio; el pobre receptor de beneficencia; o la pobreza peligrosa.

En cada caso, vemos que hay un provecho en la relación con esos otros: sea el provecho
material del empleado que trabaja para uno (en condiciones que aún a día de hoy
configuran formas agudas de servilismo); sea el provecho simbólico de poder afirmar
nuestra superioridad (socioeconómica y moral) frente al pobre “bueno” que acepta su
lugar y espera la ayuda benefactora o el “derrame” de algo de nuestra propia riqueza, o
de afirmar lo mismo negativamente frente a la presunta amenaza del pobre “malo” que
protesta (el cliché mediático del “piquetero”)

Los últimos conceptos sobre los que interrogamos luego, con el punto de partida en el
estudio de caso de los barrios privados, nos permiten volver a iluminar y decir algo más
general sobre el reordenamiento general del nuevo tipo societal.

El concepto de “ciudadanía patrimonial”, es una degradación de la clásica idea de


ciudadanía política plena, que supone la igualdad de todos como parte de la sociedad civil
y portadores de derechos. Lo “patrimonial” se refiere a la riqueza, y trasunta pues la idea
de que el status de ciudadanía plena (estar integrado socialmente y portar derechos)
quedaría ahora limitado a la capacidad de “pagar” por dichos derechos y garantías de
inclusión (concretamente, hablamos de los bienes y servicios propios de un estándar de
vida digno, y la capacidad o no de pagar por ellos en un mercado). Para los demás, los
“perdedores” que no pueden pagar y quedan al margen del mercado, a lo sumo quedarían
una ciudadanía precaria, meramente formal o de segunda clase.

De este modo, se liga a una nueva figura representativa, la del “ciudadano


contribuyente”, el típico perfil de quien por ej. suele sostener sus reclamos en el hecho
de que “paga sus impuestos”; o por la inversa, que se queja de los “planeros” o
beneficiarios de pensiones o ayudas sociales porque obtienen algún beneficio de modo
gratuito (o sea, sin “pagar”).

La figura del ciudadano “contribuyente”, procura imponer al Estado una virtual posición de
“cliente”(o sea, más propia de la lógica de mercado), como pagador a ser retribuido,
portador de patrimonio; por ende no realmente como “ciudadano”, es decir, como portador
de derechos (porque esta última categoría, claro está, incluiría a todas las clases sociales
en pie de igualdad; algo intolerable para la lógica competitiva y presuntamente
“meritocrática” del mercado)

CLASE VIII: PROCESAMIENTO DE LA OTREDAD

La presente clase se llama “El procesamiento de la otredad” (la clase teórica de


lectura obligatoria, ubicada en “Contenidos”, es homónima), en ella analizamos
diferentes conceptos que usualmente son utilizados de manera indiferenciada por
el sentido común, referidos al modo en que procesamos ciertas diferencias en la
cultura contemporánea. Las diferencias que abordamos son las vinculadas con lo
"racial", más allá de que dicho concepto hoy ya no tenga sustento científico, sí
presenta candente actualidad desde el punto de vista ideológico.

Los textos de lectura obligatoria son:

“La racialización de las relaciones de clase” de Mario Margulis (en la Biblioteca


figura como "La segregación negada"). En dicho texto presten particular atención a
los conceptos más relevantes, es decir, las nociones de raza, racismo,
etnocentrismo, racialismo, racialización de las relaciones de clase.

“Racismo y etnocentrismo de clase” de Claude En este texto el autor reafirma lo


que sostiene Margulis en su artículo, el sentido del modo extendido que tiene hoy
la aplicación de la noción de raza, pues en este caso se aplica a las clases
sociales.

Acompañaremos esta clase con varios materiales complementarios:


a) Un cuento del escritor Augusto Monterroso que adjuntamos en este mensaje.

b) Una encuesta realizada por el programa televisivo CQC a adolescentes (video


que se halla en Contenidos, Unidad 2).

c) Un video de un personaje del cómico Diego Capusotto llamado Micky Vainilla


(Contenidos, Unidad 2). 

Todos ellos abordan, desde distintas perspectivas, el tema que nos convoca en
esta ocasión. Esperamos sus intervenciones.

7 de mayo
CONSIGNAS SOBRE LOS TEXTOS Y DOCUMENTOS DE TRABAJO: 

1- ¿Cuál es el fenómeno que analiza Margulis en su artículo? ¿En qué contexto histórico
lo hace?

2-¿Por qué la ciudad de Buenos Aires es un escenario apropiado para estudiar los
procesos de discriminación social?.

3-¿Por qué Margulis habla de discriminación “social”?.

4-Defina, caracterice y diferencie los conceptos de raza y racismo. ¿La noción de raza
sigue teniendo vigencia? Justifique la respuesta.

5-Vincule las nociones conceptuales que estamos analizando (las del teórico y las del
texto e Margulis) a los documentos que hemos adjuntado (narraciones y videos).

11 de mayo
Efectivamente, la investigación de Margulis,  que se llevó a cabo entre principios y
mediados de la década de los 90,  se ubica en un contexto en el que  los resultados de las
políticas neoliberales ya eran  ostensibles. En contextos de crisis las sociedades
encuentran en la figura del inmigrante el chivo expiatorio ideal sobre el cual descargar las
angustias y frustraciones (la figura del inmigrante condensa numerosos factores que lo
constituyen en el blanco ideal para el odio y el menosprecio: proviene de otro país, otra
cultura, menor capital cultural, social, ubicación más desventajosa en la escala social, el
color del mestizaje, etc...).

 En los 90 las clásicas figuras de la amenaza inmigratoria (por supuesto figuras que se
repiten en todas partes del mundo) se pusieron en juego aqui: "el inmigrante económico"
(vienen a sacar trabajo a los argentinos). El inmigrante delincuente, figura recurrente.
Respecto al "inmigrante económico" trabajos rigurosos del Indec demostraban que,
aunque la población inmigrante aumentara (a fines de los 90) cinco veces, su impacto en
el mercado de trabajo seguiría siendo bajísimo. Pero los imaginarios sociales que son la
base de la discriminación social, los estereotipos no se construyen a partir de certezas
científicas, sino son construcciones sociohistóricas.
Un dato más: los diarios de la prensa hegemónica, por entonces, hablaban del aluvión
(zoológico) inmigratorio (la inmigración no deseada): las estadísticas de la Dirección
Nacional de Migraciones, la que arrojaba los siguientes datos: referido a la radicación
definitiva de extranjeros americanos ente los años 1992 y 1996, el grupo más numeroso
correspondía a bolivianos (93760), pero el grupo que le seguía de cerca, absolutamente
invisibilizado (la inmigración deseada) provenía de dónde? Estados Unidos! con 87154
inmigrantes!.

Y por las dudas que haya algún temor al aluvión: el porcentaje de población de países
limítrofes en la Argentina, desde 1869, ha variado entre un 2% a un 3 %, hasta el censo
de 2010 según el INDEC.

La problemática de la discriminación por el color de la piel, ese proceso


que Margulis llama Racialización de las relaciones de clase, no llegó a constituirse en
un problema de agenda política en nuestro país como sí lo es en muchas otras partes del
mundo.

El mito de la argentina blanca, ese largo esfuerzo desde el siglo XIX por invisibilizar a los
otros (descendientes de pueblos originarios, mestizos, afrodescendientes, etc...) ha
resultado exitoso. El mito del crisol de razas es una operación ideológica que encubre,
naturaliza la operación de que posibilitó la legitimidad de uno sólo de esos crisoles, la
argentina blanca, y el ocultamiento de la "otra Argentina", la que no aparece en los folletos
turísticos, la no tan blanca, la más pobre.

Ahora bien, entonces debemos refutar los mitos racistas que se han naturalizados, entre
los que destacamos, en primer lugar, las ideas de que “en la Argentina no hay
racismo”, y correlativamente, que “no hay negros” (ídem también un “país sin indios”),
lo que configura un fuerte imaginario racista.

Margulis admite que es cierto que no lo hay en un plano normativo y legal, advierte en
cambio que “sí hay un fuerte racismo coloquial, social e informal”.

El evidente ejemplo de la expresión “cabecita negra”, surgida a partir de las migraciones


internas en la época del peronismo, reproduce una clara lógica
de estereotipación racista: todas las posibles diferencias étnicas, culturales o de
nacionalidad, se ignoran y subsumen en una única identificación englobante de clase, con
una tácita equivalencia entre pobre=“negro”.

Aparecen disparidades entre la realidad efectiva y la percepción social. Por caso, en


instrumentos pretendidamente objetivos como los censos, por falta de registro
se “invisibilizó” la efectiva existencia de negros descendientes de africanos. Luego más
contemporáneamente se avivó en el imaginario de sentido común la idea de una presunta
nueva oleada migratoria de países limítrofes en los 90´s, cuando en realidad
estadísticamente no es cierto, y se trató tan sólo de una mayor visibilidad por traslados a
los centros urbanos, y sobre todo como necesidad ideológica de asociar la migración con
los problemas de desocupación e inseguridad generados por el crisis menemista (ello
extranjeriza y “desnacionaliza los efectos sociales del neoliberalismo”). Un último ejemplo
es la asociación mecánica de rasgos originarios con la identidad de “boliviano”, aún en
los nacidos aquí que son “legalmente argentinos, socialmente bolivianos” (“boliviano”
porque “remite a una alteridad indígena”).
El último concepto que debemos retener es la crítica a la conocida idea del “crisol de
razas”, como origen de nuestra “raza argentina”. Con dicha idea de crisol se admite la
mezcla racial, pero básicamente entre influencias blancas-europeas; lo que configura un
“crisol” oficial, que niega el otro crisol del mestizaje criollo de piel oscura. El Estado
produjo una “desetnización”, una política de formación de la Nación basada en la
invisibilización o aniquilamiento de las diferencias culturales y étnicas; como se decía en
el siglo XIX, se trataba de “poblar el desierto”, o de “civilización” versus “barbarie”.

Finalmente, algunas consideraciones sobre los videos de Capusotto. Las


caracterizaciones de Vainilla y otros personajes, tensionados al extremo de lo grotesco,
nos impactan pues le ponen voz a aquello que está hipócritamente silenciado (cuando no,
dolosamente silenciado) por gran parte de nuestra sociedad, derechosa  y que respira un
individualismo extremo. Vainilla habla de situaciones que tienen más actualidad que
nunca, en un espejo que duele mirarse, en especial en una sociedad que históricamente
se ha presentado a través del mito del "crisol de razas". La risa que provoca Vainilla, es
amarga, ácida, nos expone a y objetiva una de las dimensiones (no la única) de lo peor de
nosotros.

Para terminar el análisis del texto de Margulis, sigue el mismo grupo de alumnos
trabajando: 

-¿ A qué se denomina racialismo?

-Y el concepto más importante: ¿a qué llama el autor racialización de las relaciones


de clase? Eviten la transcripción textual, es decir, qué permite explicar dicha noción, esa
es la pregunta.

12 de mayo
1)¿Por qué Grignon distingue dos tipos de racismo? ¿Hay diferencias entre ambas
variedades?

2)La noción de racismo de clase de este autor ¿con cuál o cuáles categorías
conceptuales ya trabajadas se puede relacionar? 

13 de mayo
En el caso de Grignon, un primer aporte teórico decisivo es la distinción conceptual
entre “racismo ordinario” y “racismo de clase”. El primero, con fijación en el aspecto
físico, como el color de piel; el segundo, en los signos de una pertenencia de clase
subalterna, como los que denotan el trabajo manual, la “falta de gusto” o modos
burgueses refinados, etc. El segundo caso es el más interesante y provechoso, porque
nos permite analizar las conductas racistas aún en sociedades o épocas como las
nuestras en que la idea de “raza” y el discurso abiertamente racista parecen desterrados o
“políticamente incorrectos”.
Grignon efectivamente llama la atención que ambas formas de racismo comparten las
mismas premisas: una combinación de “estigmatización” + “apartheid”. En cuanto a lo
primero, se trata de una exclusión simbólica; el “estigma” viene a significar la “ausencia
de los signos positivos que expresan la pertenencia a las clases superiores”, y esto
interpretado no como con un origen cultural o social, sino cual si fuere una diferencia
de “naturaleza” (por ej. la “rudeza” del campesino, la “parquedad” de los descendientes
indígenas, etc.). Y el “apartheid”, remite a los mecanismos de segregación social; entre
los cuales el autor destaca dos: los “mecanismos escolares de relegación y de
eliminación” (escuelas y educación de élites; la “seguridad de casta” de ser “elegidos”), y
el “matrimonio y estrategias matrimoniales”, una lógica de endogamia social (acaso en
este aspecto del apartheid, podríamos también referir a las brechas urbanas y las
prácticas de separación espacial en el caso de los barrios cerrados que veíamos en otra
clase con Svampa)

Interesantes respuestas sobre las vinculaciones con otros materiales analizados en la


cátedra. Nombro a modo de ejemplo: Melisa me gustó su ejemplo. 

Gringon distingue para su estudio dos formas de racismo: la forma A, “racismo ordinario”,
el rechazo al otro que viene de afuera, que trae otra cultura que es menospreciada, y
propone además la forma B, “racismo de clase” para referirse a la segregación social y
rechazo que sufren aquellas personas que no pertenecen a la clase dominante, y que son
percibidas por esta clase como inferiores, siendo segregadas socialmente, y
estigmatizadas por la ausencia de ciertos signos positivos, (signos “de clase”, como
ciertas condiciones ligadas al buen gusto)

Ambas formas de racismo operan bajo los mismos mecanismos, la segregación social y la
exclusión simbólica.

Respecto a la relación con otros conceptos trabajados, me resulta interesante vincular el


racismo de clase con la configuración psicológica binaria, producto de la segregación
espacial, en la que el “nosotros” incluye a las clases altas, con ciertos rasgos compartidos
(características físicas como el color de la piel, estilos de vestimenta, marcas de ropa, de
autos, lugares de esparcimiento, o puntos turísticos, etcétera) y los “otros”, los de afuera,
carecen de estas condiciones, no son blancos, no se visten “bien”, ni siquiera huelen
“bien” porque realizan trabajos manuales, forzados, expuestos…

Siguiendo con este aporte de Svampa, también el concepto que ella toma de Améndola,
de “categorización de la diferencia”, que expone con crudeza como los otros, los
diferentes, no se conciben como personas, sino como categorías.

19 de MAYO
Como bien señalaron en algunos de ustedes, nos interesa destacar que Margulis
considera que la ciudad de Buenos Aires resulta un escenario propicio para analizar el
modo en que se producen los procesos de discriminación social ya que recibe cuantiosos
contingentes de población que a diario ingresan a la ciudad movidos por la necesidad de
trabajar, de ganarse la vida. Esto hace que esas zonas de frontera que resultan ser las
estaciones de tren de la ciudad emitan mensajes. Esos mensajes -en tanto que
observador y estudioso de la cultura- es lo que le interesa investigar a Margulis. En este
sentido observa, entre otras cuestiones, que la discriminación resulta un concepto
apropiado para comprender los modos de segregación de los tradicionales
habitantes de la ciudad hacia estos sectores trabajadores cuyos rasgos y color de
piel evidencian su ascendencia mestiza. Este fenómeno es tan importante de identificar
como complejo en sus alcances ya que, como afirma Margulis, la discriminación es
auxiliar de la pobreza.

También me resulta importa destacar que la utilización del


término HETEROGLOSÍA propuesto por Margulis resulta muy productivo ya que permite
dar cuenta de la complejidad que requiere el análisis de los fenómenos que aquí nos
ocupan. Se trata de un término que apunta a considerar la multiplicidad de factores y
elementos presentes en los fenómenos vinculados con el racismo y la
discriminación.

Demos un ejemplo para terminar de entender el concepto. Cuando utiliza desde el


lenguaje y de manera despectiva la frase "sos un negro" ¿a qué imaginarios estamos
aludiendo? No sólo a que ese otro pertenece a una raza distinta. Sino que es
inferior. Sumado a que además seguramente es pobre. Y si es pobre, y por tanto, es
villero. Entonces es también "negro de alma". Tiene gustos relacionados con
esa negritud, y seguramente también habrá delinquido alguna vez, ya que es negro,
pobre y villero. ¿Entienden? las manifestaciones racistas funcionan como los
eslabones de una pulsera o una cadena. Una está unida a otra. 

Para finalizar quiero destacar que Margulis propone la noción de racialización de las
relaciones de clase para pensar específicamente la realidad de América Latina. Según
observa nuestro autor, en nuestra región el desarrollo de la estructura de clases sociales
tuvo un eje fundamental en la cuestión racial. De allí la importancia de atender al estudio
de todos los conceptos que propone en su texto para abordar el estudio de los
fenómenos propios de la vida en nuestras urbes. 

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