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CUADERNOS MATERIALISTAS 1
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Índice
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EDITORIAL 3
ARTÍCULOS
TRADUCCIÓN
La estética de los ritmos 38
Henri Maldiney
Editorial/Colectivo Materia
Editorial
Colectivo Materia
U na p i et r a p unt o e ba st a. 1 2 . ¿C ó m o v iv e n l o s v iv o s c o n l os mu ert o s?
M e g u sta n la s pi edra s M ie nt ra s el ca pi ta l i s mo no de s hu ma n iz ó la
en l os cu erp o s so ci eda d, t od o s l os v iv os e spe ra ba n a lca nz a r la
so bre sa tura ci ó n d el s i ste ma expe rie n cia de l os mu ert o s. E ra su fu tu ro ú l ti m o.
q ue tie nd e a la cr i sta li z a ci ó n P or s í mi s m os, era n in c om pl et o s. A sí, vi vo s y
de mí mu er to s era n i nte rde pe ndi en te s. S ie m pre. S ó l o
de mi s de se c ho s una f or ma ta n p ec ul i a r de eg oí s m o co m o la de
vue lt o s h oy e n día po día ro m per esa i n terd epe nd e n cia . Y
ge ma s re si s te nte s lo s re s ul ta d os ha n sid o d esa st ro s o s pa r a lo s
a l f u eg o viv o s, q ue a h ora c r een q ue l os m uer t o s s o n
de s u s pa la bra s a q uel l o s qu e ha n que d a do e l i mi na d o s.
La sospecha nietzscheana se formula a me- ¿Cuáles sus deseos más perversos? ¿Cuáles más amplio, como la voluntad de poder que
nudo bajo la fórmula de una pregunta: sus fantasías inconfesables? La pregunta in- se pone en juego en el discurso. ¿Habla la
“¿quién habla?”. Sabemos que la pregunta cluye la sospecha marxiana, aquella que piedra? ¿Hablan los muertos? Si es posible
parece inocente pero es por demás subversi- reconduce la pregunta por las condiciones señalar una perspectiva semejante es a fuerza
va. ¿Quién habla? ¿Con qué intereses? ¿Para materiales de enunciación de un determinado de una desubjetivación radical.
qué? ¿Qué mundo sostienen sus palabras? discurso. Y también la freudiana, la que sos-
¿Qué mundos anulan? ¿Qué prácticas son allí pecha de las razones de la consciencia y que La puesta en foco sobre la enunciación, en-
desestabilizadas, recreadas? Y sobre todo, apela a un inconsciente para nombrar lo que tonces, nada tiene que ver con una
¿cuáles son sus prejuicios irrenunciables? Nietzsche a menudo comprende, de un modo reafirmación del sujeto. Más bien, por el con-
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Editorial | Colectivo Materia
trario, señala la ineficacia de tal concepto. A conceptos como piedras que pueden arrojarse demos pensar. La memoria, entonces, ha ten-
la disolución del discurso sobre el sujeto y sus para romper o asentarse para sostener. Pensar dido a desarrollarse más bajo la forma de la
fines ‒en términos generales el posthuma- qué espera la piedra y cómo se acomuna la reacción (callejera, artística, entre otras for-
nismo‒ queremos pensarla aquí como planta. Pensar desde la planta y desde la pie- mas de la perfo colectiva) que bajo la forma
apertura hacia un nuevo materialismo. Esto dra, desde el animal y desde lo muerto. de la elaboración. Repetimos sin parar los
implica el rechazo de la habitual reducción de Invertir como lo hacían los haitianos de la gritos y los piedrazos, prácticamente a las
la escritura y el pensamiento a una suerte de revolución de 1805: no buscar la igualdad mismas personas (o a sus vástagos, o a sus
superestructura que vendría a embellecer entre blancos y negros, sino dar a los blancos apoderados) desde hace casi 50 años, 500
(desde el punto de vista racional) una realidad un tratamiento negro y, entonces, forzando años. Y en la eterna reiteración contraban-
cruda y casi intolerable, o bien a nombrar a un poco el argumento, dar a los conceptos, a deamos lo indispensable para seguir
distancia un real inasible. En este punto cabe los discursos, a las subjetividades un trata- siguiendo: la música, la imagen, la escritura
repetir como un mantra: miento material. en fragmentos, la afectación colectiva.
Los cuadernos materialistas son un espacio de
Psyché es extensa Imaginamos la reivindicación de una enun- investigación y de trabajo exploratorio sobre
ciación súbdita, subalterna, subversiva, problemas vinculados a las múltiples formas
La ideología, la imaginación, la palabra, son subhumana. Enunciación desde lo bajo. Esta de pensar el materialismo hoy. A partir de las
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mineral, orgánico o inorgánico, etc.) y las que implica una necesaria revisión del ethos ductibles a la dialéctica y a los conspicuos
lógicas específicas que históricamente se les no ya únicamente humano– como prerrogati- binarismos.
han atribuido. Nos gustaría exponer en este vas de todo lo existente.
espacio las discusiones y ensayos orientados Los artículos publicados en este primer
a desestabilizar estas lógicas diversas en pos Este espacio es, además, concebido como una número fueron presentados en versiones aco-
de nuevas formas de abordar el entrelaza- serie de cuadernos: conjunto de papeles de tadas en el Simposio “Problemas para una
miento, la composición y la acción animal, los trabajo, apuntes de investigación, notas pro- nueva filosofía materialista”, en el marco de
distintos tipos de vegetalidad y la minerali- visorias, marcas bibliográficas, lugar de las II Jornadas del Departamento de Filosofía
dad. Se trata evidentemente de poner en apertura de temas y de formulación de pre- de la Universidad de Buenos Aires. A la vez,
juego nuevas nociones de lo inhumano, el guntas lanzadas a la posibilidad infinita de su forman parte de los avances de la investiga-
deseo, lo sintiente, la agencia, lo inorgánico, discusión. ción que realizan los miembros de los
lo muerto, lo que crece, lo natural, el medio- Así, coexisten en estas páginas palabras de distintos grupos colaboradores.
ambiente. formatos diversos, escritas especialmente
Por otra parte, una inquietud estético-política para la ocasión, textos inhallables, traduccio- Como apertura de la sección dedicada a las
que apuesta por una estética que vuelva in- nes de artículos y ensayos recientes: todos traducciones, ponemos a disposición la ver-
operante el dualismo subordinante ellos remueven, renuevan lo que se piensa sión en español de un artículo del filósofo del
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Artículos | Adela Busquet
Introducción ceptos de ‘escritura’ y ‘lenguaje literario’ en donde subsiste la realidad de la tierra.”1 (Blan-
Blanchot, con la nociones de ‘ritmo’ y ‘discur- chot, 2007: 291) Si las palabras son cosas,
El presente trabajo parte de los conceptos de so’ en Meschonnic. entonces existen, y si existen, subsisten como
‘materialidad’ y ‘negatividad’ en “La literatu- toda existencia, insistiendo y desistiendo en
ra y el derecho a la muerte”, donde Blanchot la nada. Nos remontamos ―tal como lo hace
Materialidad y negatividad del len- Blanchot― al carácter de apertura propio del
distingue, a su vez, dos modos del lenguaje:
el ‘lenguaje ordinario’ y el ‘lenguaje literario’. guaje dasein heideggeriano, cuya existencia se apo-
A partir de algunas ideas blanchotianas sobre ya en la nada, y es justamente por su carácter
este último, intentamos vincular la literatura ¿Qué hace el escritor cuando escribe? ¿Y por abismal (abgrund) que podemos llamarla ex–
a la noción de ‘discurso’ que Henri Meschon- qué se dedica a la tarea de negar el mundo sistencia; apertura, arrojo, posibilidad2. Las
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Artículos | Adela Busquet
salvado y resucitado. (Blanchot, 2007: incierta. En el mismo sentido en que la mate- subjetiva. Hay escritura, hay obra, hay dis-
290). ria al ex-sistir, existe inciertamente, curso que no depende ―únicamente― de su
abismalmente. Y en otro sentido también: la polo ideal, el significado. Polo que remite al
Curiosa resurrección la de volver a existir palabra flor es ―no solo desde la perspectiva uso del sujeto sobre el lenguaje, dado que el
desde la tumba. Las palabras llevan esa mate- de lo que Blanchot llama el ‘lenguaje ordina- modo comunicativo del lenguaje (el ‘lenguaje
ria incierta, nunca del todo dicha, del todo rio’―, una flor muerta (ya lo dice Hegel: “la ordinario’ en términos de Blanchot) sostenido
hecha. Pestilente, escribe Blanchot, y agrega palabra mata a la cosa”), sino que el ‘lenguaje por la garantía de la inmutabilidad del signi-
que no se trata de la salvación, se trata ―bien literario’ sabe que él mismo “está hecho de in- ficado, responde a las metafísicas de la
por el contrario―, de lo que es capaz de mo- quietud, de contradicciones también. Su posición presencia y de la subjetividad, cuyo protago-
rir, de lo que ya está perdido. ¿Qué materia, es poco estable y poco sólida.” (Blanchot, 2007: nista principal es siempre el sujeto.
qué cuerpo, qué carne es la de ese Lázaro que 284) La literatura es ese Lázaro muerto y re- En contraposición al uso privilegiado del sig-
“ya huele mal”? sucitado que existe inciertamente. Hay (Il y nificado, el significante (en sentido
a)3 escritura en el mejor sentido de la inde- saussureano, la parte material del signo) jue-
¡Digo una flor! Pero, en la ausencia en terminación de la materia.4 Lejos de una ga un papel de urgencia en el ‘lenguaje
que la cito (…), convoco apasionadamen-
concepción sustancial, el ‘hay’ que mientan literario’. Si bien Saussure entiende por signi-
te la oscuridad de esa flor, ese perfume
tanto Blanchot como Levinas ―más allá de ficante la grafía y el fonema, desde una
que me atraviesa y no respiro, ese polvo
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Artículos | Adela Busquet
chonnic advierte que la unidad mínima de la idealizante del significado, al ignorar la mate- más adelante, Blanchot se pregunta: “¿Dónde
Biblia no es ni la palabra, ni la frase, sino el rialidad constitutiva del sentido, ignora a su comienza en una obra el instante en que las palabras
versículo. Tema que aparejó, entre otras co- vez la parte de existencia concreta que supo- llegan a ser más fuertes que su sentido y el sentido
sas, graves problemas de traducción. ne un discurso. “Con todo el lenguaje corriente más material que la palabra?” (Blanchot, 2007:
(Meschonnic, 2009b). tiene momentáneamente razón en que si la palabra 296) Y en la página siguiente:
Siendo la materialidad del lenguaje no ya la excluye la existencia de lo que designa, todavía se
parte meramente gráfica y/o fónica, la noción relaciona con ella por la inexistencia convertida en ¿Dónde está, pues, la obra? Cada momento
la esencia de la cosa”. (Blanchot, 2007: 284). El tiene la claridad de un hermoso lenguaje
de sentido también pasa a ser reinterpretada.
que se habla, pero el conjunto tiene el senti-
El sentido, que también es ritmo, reside significado, en su idealidad, recobra toda la
do opaco de una cosa que se come y que
―siguiendo a Meschonnic― en lo que una certidumbre que el gato de la realidad en
come, que devora, se engulle y se reconsti-
obra le hace a su lengua y al mundo. (Mes- principio poseía, pero que ahora, en tanto tuye en el vano esfuerzo de cambiarse por
chonnic, 2009a: 34). A fin de cuentas, de esto pura idealidad, se torna incorruptible. Este nada. (Blanchot, 2007: 297).
se trata entender “el ritmo como significante privilegio del significado en la constitución
mayor” (Savino, 2015). Esta fuerza del len- del sentido, conlleva una consecuencia nada Cuando decimos que la literatura está hecha de
guaje que es el ritmo, no se totaliza ni se menor: le quita a la palabra la posibilidad de esa materia resucitada y pestilente, decimos
anticipa como pretende el trabajo ansioso del morir. Aún más, no solo ya no puede morir, primero que es contingente. El sentido (que es
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Artículos | Adela Busquet
Althusser― de la indiferencia y comienza la (Meschonnic, 2009a: 44) “Más que lo que dice general. Blanchot no escribió para la acade-
existencia del mundo. De allí entonces el lugar un texto, es lo que él hace lo que hay que tradu- mia. Tampoco se mantuvo ahí. No dio clases
central de la contingencia contra la “ley de la cir. Más que el sentido, es la fuerza, el afecto”. en sus aulas ni escribió en sus términos.
necesidad”. Hay mundo, hay materia, hay len- (Meschonnic, 2009a: 56) De este modo la mate- ¿Cómo surge, de dónde o por qué, el carácter
guaje y hay obra porque la teleología empieza a rialidad y la negatividad del lenguaje ―pero tan distinto de la escritura blanchotinana? ¿Es
contarse como fábula.6 (Althusser, 2002). La sería justo a esta altura comenzar a hablar de solo una cuestión de estilo?
contingencia es parte esencial de lo que tanto obra o discurso y no ya de mero lenguaje― im- Si nos atenemos a la crítica que Meschonnic
Althusser como Blanchot y Meschonnic entien- plican una forma de vida (ex–sistencia) detalla en el libro La poética como crítica del
den por materia. atravesada por la negatividad que torna siem- sentido, no habría algo así como “un estilo” en
Luego decimos que hay (il y a) literatura. Así lo pre contingente y en ese sentido, material, a esa cada obra, sino que se trata del discurso que
dice Meschonnic en un gesto todavía más radi- existencia que es lenguaje, discurso. “Estamos cada obra es. Es y no es que “tenga” un dis-
cal: “no hay lenguas maternas, hay obras dando las vueltas a un materialismo sensible curso. La obra es el discurso. El así llamado
maternas”. (Meschonnic, 2009a: 183) Contra la que concierne al lenguaje” (Savino, 2015). Ci- “estilo” de Blanchot no sería un estilo, sería la
tradición heleno-cristina-occidental que hizo tamos una vez más a Meschonnic, ―quien obra misma la que toda ella ―por su sintaxis,
primar la noción de signo a la hora de pensar el advierte que esta unión, para ser precisos, nun- su prosodia y su ritmo― constituye un
lenguaje, Meschonnic afirma: “la Biblia hizo al ca debió desunirse―: “el poema es una forma “máximo de subjetivación” que ―en términos
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Artículos | Adela Busquet
no es el que hace al poema, sino el poema al ciertas ideas sobre la materialidad del lengua- ‘aprehender el poema en su totalidad’.”
poeta, el estilo no es un agregado del poema, je que, a partir de la concepción de discurso y (Meschonnic, 2007: 93).
una decisión ornamental del sujeto que escri- de ritmo en Meschonnic, podemos extender. Meschonnic usa los términos “empírico inde-
be ―porque en estos términos no hay sujeto Para ello, detengámonos en el capítulo “La finido” para hablar del poema. Blanchot usa
que escribe hasta que no hay escrito―, sino apuesta de la teoría del ritmo” en el libro La la palabra “hay” (il y a), como lo neutro, lo
que el presunto “estilo” es lo que hace al poética como crítica del sentido. impersonal, pero sin embargo, siendo este
poema mismo. Pero abandonemos la palabra “hay” pura materialidad indefinida; no de-
estilo que para Meschonnic es perder el tiem- terminada, no identificable, ni identidada.7
po. Se trata del ritmo. No es cuestión de La Teoría crítica del ritmo contra la Esa materialidad primera (lógicamente pri-
agregados ornamentales al sentido. Por el Teoría del signo mera) a partir de la cual (lógicamente a partir
contrario, el modo en el que está escrito un de la cual) ocurren procesos de subjetivación.
texto hace al sentido del texto, es el texto “El ritmo no es el sentido, ni redundancia ni Contingencia de la identidad, pasajerismo.
mismo. sustituto, sino materia de sentido, incluso la Vemos entonces el paralelo entre un autor y
Como adelantamos en el apartado anterior, materia del sentido.” (Meschonnic, 2007: 91). otro. Lo empírico ―pero dejemos a un lado
Meschonnic piensa el sentido del texto dado Y una página después, agrega citando a Paul también esta palabra― la materia, el “hay”
o constituido por el ritmo, es decir, por la Valéry: “Cuando el verso es muy bello ni si- del que habla Blanchot, es lo indeterminado.
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Artículos | Adela Busquet
actividad (energeia). Nunca producto (ergon). mas, las dotes no son nada. Mientras no Pero Meschonnic habla también de unidad. El
(Meschonnic, 2007: 29). En este sentido los habiéndose sentado en la mesa, no haya poema es una unidad porque el discurso es
escrito una obra, el escritor no es escritor
límites del poema son necesariamente indefi- tan material y concreto como cualquier mate-
y no sabe si tiene capacidades para llegar
nidos, aunque sigamos hablando de una ria. Como cualquier piedra en el camino que
a serlo. Solo tiene talento después de
unidad. El poema es una unidad indefinida. haber escrito, pero lo necesita para escri-
hace tropezar cualquier pie. No cualquier pie,
Está hecha en la vida y de la vida, de la histo- bir. (Blanchot, 2007: 273). sino alguna piedra a algún pie. También
ricidad y su incidencia es histórica. “El ritmo hablamos de una ética de la contingencia que
es la inscripción de un sujeto en la historia.” No es mera retórica la cuestión paradojal. Si nada tiene que ver con la arbitrariedad ni la
(Meschonnic, 2007: 94). Es funcionamiento en así fuera, no habríamos corrido la ‘teoría del necesidad. El ritmo es la palabra que nos
vez de origen, y el funcionamiento es también signo’ del lugar de equivalente privilegiado ayuda a comprender, según Meschonnic, la
el ritmo: el modo de calzar y hacerle doler el de la ‘teoría del lenguaje’. Como se trata de incidencia del poema que hace al poema
pie a la época. Aunque no es menos cierto una teoría crítica, una ‘teoría del discurso’ mismo. No está por fuera de la materialidad
que el pie del poeta duela. Es porque siem- donde se invierte ‘origen’ por ‘funcionamien- de la obra ser lo que ella (la obra) le hace a su
pre sus zapatos tienen un talle de más o de to’, hablamos ―siguiendo a Meschonnic―, de época. En este sentido se ve claramente lo que
menos, que en realidad, el que escribe tiene la imposibilidad de demarcar clara y distin- veníamos diciendo: el funcionamiento es la
algo para decir (de más o de menos) en su tamente los límites de un discurso hecho por materia.
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Artículos | Adela Busquet
como la puntuación? ¿Alcanzaría con hablar anécdota ―citando a Hugo Savino que cita a curso como inscripción de un sujeto.
sobre el ritmo, sobre la puntuación, sobre la Néstor Sánchez: “esos libros que se pueden O el sujeto mismo. Esta unidad solo
materia? Seguimos a Meschonnic en esto: la contar por teléfono” (Savino, 2016) ― enton- puede ser fragmentada, abierta e in-
definida. (Meschonnic, 2009a: 74).
materia se hace, porque es lo que un discurso ces otra parte del trabajo filosófico que resta
le hace a la lengua. En este sentido, Meschon- es―a nuestro entender― la puntuación, el
Volvemos a recalcar que para Meschonnic el
nic trabaja un concepto de materialidad que aliento, la sintaxis, la prosodia, a fin de cuen-
sujeto es el sujeto del poema, el ‘máximo de
fronteriza el idealismo y el empirismo. Ni tas, el ritmo. Y el ritmo, como ya hemos dicho
subjetivación’ que hace a un discurso.8 Así
uno ni el otro, sino la materia pensada como que dice Meschonnic, no es la contraparte del
como escribe Blanchot: “El escritor no se halla,
un ‘hacer’, como una actividad (energeia) que contenido (para dejar de izar la bandera de
no se realiza más que por su obra; antes de su
no puede reducirse al concepto de ‘acto in- los dualismos), sino que es la indisociabilidad
obra, no sólo ignora quién es, sino que él no es
tencional’, en el sentido de ser el ejercicio de figura y fondo, de forma y contenido, y
nada. Solo existe a partir de su obra, pero enton-
consciente de un sujeto. Sino que al estar dando un salto más: de individuo y sociedad.
ces, ¿cómo puede existir su obra?” (Blanchot,
hecha de lenguaje, la obra es también lo que Ahí ocurre entonces la subjetivación máxima
2007: 273).
la lengua, la época y su circunstancia, le de un discurso ―que es el poema― lo que
Pensar estas cuestiones nos lleva a lo que
hacen a ella misma. La hacen, podríamos de- podemos llamar “la materialidad” (el algo
Meschonnic dice que hace la metafísica greco-
cir. Aunque, sin embargo, la obra no es que hace algo sobre otro algo) que invoca-
heleno-occidental: “uno más uno igual a to-
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Artículos | Adela Busquet
intransitividad del hay, ―como dijera Barthes En fin, estas son las preguntas que atraviesa cómo no se ajusta el pie al talle más pequeño
del escribir―, hay y no es problema su resolu- la obra de Henri Meschonnic y que vemos, de zapato.
ción. En la misma línea Meschonnic escribe: desde el punto de vista de la crítica a los cri-
terios, muy cercana a algunos de los
El ritmo del sentido como sentido del interrogantes que Blanchot escribe tanto por
sujeto impone no aceptar más esta la vía del “aquello que está diciendo”, como
Bibliografía:
repartición, de lo ‘sonoro’ y de la
―y seguimos siendo inevitablemente dualis-
‘imagen’, que apenas más varía con Althusser, L. (2001) Para un materialismo aleato-
tas― por la vía del ritmo, “el modo en que
respecto a la de la forma y el fondo. rio, Trad. Pedro Fernández Liria. Ed. Arena
está dicho lo que se dice”, es decir, estricta-
La crítica del ritmo es la crítica en Libros: Madrid.
primer lugar de los criterios. Hay cri-
mente, lo dicho. Lo dicho, esto es, su sentido,
el sentido que está dicho y hecho por el ritmo. Blanchot, M. (2007) La parte del fuego, “La lite-
terios de la métrica. ¿Del ritmo, hay?
ratura y el derecho a la muerte”, Trad. Isidro
El ritmo es el sentido de lo imprevisi- Y hablamos ritmo para abandonar de una vez
Herrera. Ed. Arena libros: Madrid.
ble. (Meschonnic, 2007: 94). la palabra estilo9, estilete10, lo que se estila, o
quizá, citando Espolones de Jacques Derrida, Billi, N. (2014) “La cosa escrita. Materialismo y
Criticar los criterios va de esto: así como nos para “protegerse con su espolón contra la lenguaje en Maurice Blanchot”, Actuel
Marx/Intervenciones, nº 16 “Voces, silencios y
preguntamos por el comienzo y el final de un amenaza aterradora, ciega y mortal (de lo)
escrituras del materialismo”. Universidad
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Artículos | Adela Busquet
------------------------, (2009b) Heidegger o el na-
cional-esencialismo, Trad. Hugo Savino. Ed. 1. Todas las citas del artículo “La literatura y el derecho de existencia que es pre-personal y que pertenece al
a la muerte” respetan las bastardillas del texto ámbito de lo indeterminado.)” (Billi, 2014: 70).
Arena: Madrid.
original. 4. En su tesis doctoral Modos de morir. Impersonalidad,
2. Si bien la interpretación de Blanchot respecto a la materialismo y constitución de la subjetividad en la obra
------------------------ (2007) La poética como crítica
nada no puede ser homologada tan simplemente a de Maurice Blanchot, Noelia Billi explica en relación a
del sentido, Trad. Hugo Savino. Ed. Mármol la interpretación heideggeriana de la misma, ciertos la temática del Il y a: “Aquí, como en otras partes de
Izquierdo Editores: Buenos Aires. pasajes de “La literatura y el derecho a la muerte” su obra, el hay es el vehículo de lo impersonal que
nos muestran la herencia heideggeriana en Blanchot. se diferencia tanto del ser como de la nada,
------------------------, (1982) Critique du rythme: Sabemos que la noción de “lo neutro” que atraviesa generando un doble efecto: por una parte, arruinar
anthropologie historique du langage. Lagrasse: la obra blanchotiana no es semejante a la noción de la lógica binaria que, a la vez que opone
“Nada” en Heidegger. Por el contrario, lo neutro excluyentemente ser y nada, los conjuga para que en
Verdier. intenta desmarcarse de la acepción prístina y sociedad digan la totalidad; por otra parte, muestra
sagrada que el Ser y la Nada parecen implicar en una vía distinta para eludir la positividad del
Michon, P. (2011) « A Short History of
Heidegger. Lo neutro supone el cese del penduleo fundamento sin por ello recaer en la negatividad
Rhythm Theory Since the 1970s », Rhuthmos, 6 entre el Ser y la Nada. Es más bien una diferencia o absoluta. Siendo el hay un efecto de difracción,
décembre 2011. Recuperado de: interrupción no superadora de la pureza de ambos impide que ser o nada sean idénticos a sí o puedan
términos. Sobre el tema, ver Billi, 2016: 147-150. constituirse como la negación del otro. Desde cierta
http://rhuthmos.eu/spip.php?article462
Citamos a Blanchot: “¿Dónde está el final? ¿Dónde está perspectiva, incluso podría decirse que el hay como
Savino, H. (2015) “En el lenguaje, siempre es aquella muerte que es la esperanza del lenguaje? afirmación cumple en desnaturalizar la ligazón
Pero el lenguaje es la vida que lleva consigo la (dialéctica o no) entre presencia y ausencia.”
la guerra, conversaciones con Hugo Savino”. muerte y se mantiene en ella. (…), la literatura como 5. “I define rhythm in language as the organization of
Blog: Lobo suelto. Recuperado de: el habla común, comienza con el fin, que es lo único the marks through which the signifiers, whether
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Artículos | Adela Busquet
mismo que el orden y la conexión de las ideas'. Un conceptos de la lengua (…) la estilística es la sería la mujer.” (Derrida, 1981: 32).
paralelismo sin encuentro, en suma, pero que es ya ausencia de método disfrazada de método (…). La
en sí mismo encuentro debido a la estructura misma estilística contemporánea, por el contrario, cuando
de la relación entre los diferentes elementos de cada se ocupa de la literatura, se queda en el
atributo.” (Althusser, 2002: 42). psicologisismo de la elección. Mientras que las cosas
7. En la entrevista “En el lenguaje, siempre es la guerra, serias no empiezan, en literatura como en todo, más
conversaciones con Hugo Savino” (2015), Savino – que cuando ya no se tiene elección. (…). La poética
principal traductor de Meschonnic al castellano-, ya no es estilística como tampoco lo es la crítica
explica que la puja por la definición es una puja por literaria. Su trabajo no es de interpretación ni de
la identidad. Y el afán por la identidad conlleva, juicio de gusto sobre tal o cual obra. Sino, en tal o
necesariamente, el olvido del cuerpo, de la materia. cual obra, el reconocimiento de su modo de
Dicho con sus palabras: “El cuerpo interviene significar, de su historicidad y el examen de sus
cuando vos como lector o como escritor o como propios conceptos obrando en la lectura de una
sujeto de una práctica no te dejás llevar al terreno obra. Es por eso que su pregunta no es la del
del tentador. El “tentador” siempre te quiere llevar a sentido, esa escolástica: saber si el sentido está en el
su terreno. Vamos a ponerlo como figura de texto o en el lector. Ya que el sentido es una relación.
adversario: siempre quiere que te definas. Esa No está en comprender solo, sino también y en
definición es identitaria: ¿qué sos?, ¿judío?, primer lugar en el modo de significar. Y sobre todo,
¿boliviano? Entonces te tenés que definir como en literatura, como en el lenguaje en general por otra
boliviano. Ahí ya estás en el terreno del tentador parte, no es tanto el sentido el que cuenta, como el
que te incita a tener una identidad y que no te modo de significar.” (Meschonnic, 2007: 195).
muevas más de ahí. Entonces la lectura empieza 10. “Pero también de un estilete, incluso de un puñal.
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Artículos | Andrés Padilla
En el tercer cambio de piel: totalizante que, o bien pretende construir(se) que se zarpa, ensaya, navega y también se nau-
Ya se me parte y muda la piel
una coraza inmunizada ante todo lo extraño de fraga, haciendo de las moradas y de lo
después de digerir tanta tierra,
con nuevo impulso, de tierra ya está ávida sí, o que descarnando(se) y desollando(se) bru- provisional el riesgo siempre abierto, no por
la serpiente en mí. talmente ansía el arribo definitivo a un arkhé en ello menos necesario, del pensar-vivir.
Ya me arrastro entre la piedra y la hierba
tanto Tierra Firme de la Verdad (dos movi-
hambriento sobre torcidas huellas,
para comer lo que siempre he comido, mientos quizás complementarios de un modo
¡tú, tierra, tú, alimento de serpientes! de habitar el mundo que, en su dermatopatofo- De la piel de erizo a las manos abier-
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Artículos | Andrés Padilla
La figura de la piel en el corpus del pensamiento dimentación de queratina que acaba en defen- juntos es la cortesía y las buenas cos-
nietzscheano se hace presente a lo largo de su siva punta aguda. De púas que resguardan está tumbres. En Inglaterra a quien no se
pensamiento-escritura3. El concepto piel, como revestido el erizo: figura y animal caro a Scho- mantiene a esa distancia se le grita: keep
your distance! —Debido a ella la necesi-
la piel misma, se descama y renueva incesan- penhauer, maestro y educador, al igual que
dad de calentarse mutuamente no se
temente a lo largo de la obra del filósofo Richard Wagner (aquel defensor a ultranza, a
satisface por completo, pero a cambio
alemán, dando cuenta de la plasticidad y trans- través de su proyecto metafísico-estético-ético-
no se siente el pinchazo de las púas.—
figuración que opera en los conceptos mismos político, de una originariedad germana acecha- No obstante, el que posea mucho calor
y que impide una sedimentación definitiva de da desde el exterior por la decadencia y por lo interior propio hará mejor en mante-
sentido o una univocidad que detenga, de una no-alemán), de un metafísico joven Nietzsche. nerse lejos de la sociedad para no
vez por todas, la fluidez y el carácter deviniente causar ni sufrir ninguna molestia
de toda metáfora que tan sólo, por su conti- Un grupo de puercoespines se apiñaba (Schopenhauer, 2013 [1851]: 665)
nuado uso, ha perdido su fuerza sensible y se en un frío día de invierno para evitar
ha hecho “verdad” Nietzsche, (1998 [1873]: congelarse calentándose mutuamente. Cortesía y buenas costumbres o “autárquicamen-
Sin embargo, pronto comenzaron a te” mantenerse aislado. Ser políticamente correcto
25). Palabras, pues, que no guardan ni recubren
sentir unos las púas de otros, lo cual les
algún sentido escondido al amparo de ser ara- o tal vez configurar el idiotes privilegiador de sus
hizo volver a alejarse. Cuando la nece-
ñado, desgarrado, hecho tiras: “como si este intereses privados. Sociedad de individuos
sidad de calentarse les llevó a acercarse
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Artículos | Andrés Padilla
zaciones (o, en todo caso, contagios controla- nada nos puede sacudir ni golpear tan do/alcanzando fondos últimos, tierra firme,
dos) que mantienen lo extraño a distancia, la fácilmente; por lo menos ya no se sufre esencias, fundamentos6.
penuria por fuera. El erizo. También un joven como cuando uno recibe disparos des-
de ambos lados, desde el interior y
Nietzsche, schopenhaueriano-wagneriano, que Nos hemos desembarazado de muchas
desde el exterior. — Mi vida doméstica representaciones –Dios, vida eterna, jus-
no sólo se constituye y se escribe metafísica-
(…) tendrá que convertirse en una ticia redistributiva en el más allá y en la
mente4 sino que pide perdón por aplicarse
fuerte y dura piel para mí, me hace fe- vida presente, pecado, redentor, necesi-
metáforas animales, que ofrece disculpas por liz imaginarme en mi concha de dad de redención-; una especie de
quizás traspasar y no mantener claros y distintos caracol. Sabe que por usted y por algu- enfermedad pasajera exige que se cubran
los “límites” de lo humano. Un Nietzsche de nos pocos saco las antenas siempre con los huecos, la piel tirita un poco de frío,
piel dura que anhela proteger lo propio de lo amor, perdone la metáfora animal porque antes estaba revestida en tal sitio
que externamente lo amenaza, que no ve la (Nietzsche, 2009: 110)5. (Nietzsche 2008: 349 / NF-1876, 23[110]).
curación de sí exclusivamente en su cuerpo, un
joven filólogo metafísico devenido puerco espín Humano, demasiado humano: desenmascaramien-
o caracol. La piel que descama
tos de idealismos. El filósofo acá descarna,
arriesga gestos genealógicos, contrapone el senti-
Nosotros, me refiero a usted y a mí, Nietzsche en 1876 comienza la escritura de
do histórico a desplegamientos meta-temporales.
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Artículos | Andrés Padilla
les, vísceras, todos esos bichitos que tuales ‘verdades’, por decirlo así, como La piel es producto de no se sabe qué
están sorbiendo, chupando –informes o una piel que te disimulaba y embozaba fuerzas y pulsiones, una especie de se-
monstruosos o grotescos y, además des- mucho que aún no te estaba permitido dimentación que por partes
agradables para el olfato. Así que ver. Cuando ejercemos la crítica no es constantemente se va desprendiendo y
¡olvídalo! Lo que de ahí sale produce ver- nada arbitrario ni impersonal –es, por lo reconstituyendo de nuevo. (Nietzsche,
güenza (heces, orina, saliva, semen) (…) menos muy a menudo, la prueba de 2010: 659 / NF-1880, 6 [339]).
cuanto menos sabe un hombre acerca del que en nosotros hay allí fuerzas vivas e
organismo, tanto más piensa junto carne impulsoras que expulsan una corteza. En el denominado Nietzsche maduro (ubicado
cruda, descomposición, hedor y gusanos. (Nietzsche,1985 [1882]: 179). a partir del Así habló Zaratustra en las periodiza-
El hombre, mientras no tiene forma, es
ciones tradicionales (Fink, 1996; Colli, 1983;
repugnante para sí mismo –hace cual-
Vattimo, 1996) la piel deviene un ethos que
quier cosa para no pensar en ello. Los Piel de manos abiertas
posibilita el contagio y que no constituye una
idealistas del amor son entusiastas de las
formas bellas, quieren engañarse y sue-
aversión histérica ante la posibilidad del mis-
Púa-coraza, piel que descama. Pero también mo. La piel acá da cuenta de una continua
len indignarse ante la idea del coito y del
semen. Todo lo desagradable, molesto, piel de manos abiertas. La piel ahora da cuenta desapropiación, imposibilidad de detención o
lo demasiado intenso lo ha atribuido el de la voluntad de poder en tanto fuerzas dis- de forjar una totalidad y unidad definitivas. La
hombre a ese interior del cuerpo: si- gregantes y constructivas. No es un resguardo piel revela su incapacidad de dar cuenta de
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Artículos | Andrés Padilla
no se hace látex ni configura recintos asépticos Pieles incapaces de dominación y apropiación (Nietzsche, 2010 [1967]: 215; NF-1883,
definitivos. Tampoco por ello se dan homoge- de aquel otrx, amistades en (des)encuentros 7 [195]).
nizaciones o indiferenciaciones. No se da la incesantes, moradas en (de)construcción incle-
El rechazar, el no-dejar-acercarse a las
comunidad como un encuentro entre iguales mente en medio de territorios de vida-
cosas, es un gasto –no haya engaño en
que aseguran su propia identidad (grupo de pensamiento que, como el mar, siempre se dan
esto-, una fuerza derrochada en finali-
idénticos puercoespines salvaguardando el (des)estructurantemente activos. Es pues ahora
dades negativas. Simplemente por la
espacio que les es propio), sino como esa que el perfume de la rosa espinosa schopen- continua necesidad de defenderse
(im)posible comunidad-amistad de los diferen- haueriana, de igual forma que los idílicos días puede uno llegar a volverse tan débil
tes7 que, como las naves nietzscheanas, al en la asegurada-reconfortante-reafirmadora que ya no pueda defenderse. –
mismo tiempo que se encuentran ya están en casa de Tribschen propiedad de los Wagner, Supongamos que yo saliese de casa y
inminente despedida: deviene, pues, el amargo perfume cadavérico encontrase, en vez del tranquilo y aris-
de la púa histérica de erizo, pero también per- tocrático Turín, la pequeña ciudad
LA AMISTAD DE LAS ESTRELLAS: Somos mite el paso hacia la piel siempre expuesta de alemana: mi instinto tendría que blo-
dos barcos y cada uno tiene su meta y quearse para rechazar todo lo que en él
las manos abiertas.
su rumbo; bien podemos cruzarnos y penetraría de ese mundo aplastado y
celebrar juntos una fiesta, como lo cobarde. ¿No tendría yo que conver-
El rechazo de lo extraño, no dejar al estí-
tirme en un erizo? –Pero tener púas es
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Artículos | Andrés Padilla
un modo de vida que siempre está, en su sedi- Nietzsche Philosophie de l’esprit libre. Paris, Édi- ––. Digitale Kritische Gesamtausgabe Werke und
mentación, despidiéndose. Una descamación tion Rue D’Ulm. Briefe. Edición Crítica Digital basada en el tex-
de la púa en manos-abiertas. Un mar abierto, to crítico de G. Colli y M. Montinari Berlin /
Fink, E. (1996), La filosofía de Nietzsche, Madrid,
New York, de Gruyter 1967. Editada digital-
fértil en islas, pero nunca el mar epicúreo de Alianza.
mente por Paolo D’Iorio. En:
residencia sosegada: “sólo alguien que sufre Foucault, M. (2008), Nietzsche, la genealogía, la http://www.nietzschesource.org/
continuamente ha podido inventar tal felicidad, historia, trad. J. Vázquez, Valencia, Pre-textos.
la felicidad de un ojo para el cual el mar de la Rodriguez Marciel, C. (2011) Nancytropías. To-
Nancy, J. (2003), Corpus, trad. P. Bulnes, Ma- pografías de una filosofía por venir en Jean-Luc
existencia se ha quedado en calma, y que ahora
drid, Arena Libros. Nancy, Madrid, Editorial Dykinson.
ya no puede saciarse de mirar su superficie y la
Nietzsche, F. (1998 [1873]), Sobre verdad y men- Schopenhauer, A. (2013 [1851]). Parerga y para-
multicolor, delicada y estremecida piel del
tira en sentido extramoral, trad. L. Valdés y T. lipómena, trad. P. López de Santa María,
mar” (Nietzsche, 1985 [1882]: 58-59). Si Paul
Orduña, Madrid, Tecnos. Madrid, Editorial Trotta, Volumen II.
Celan acierta en decir que ““La poésie ne s’impose
pas, elle s’expose” (“la poesía no se impone, se ––. (2000 [1881]), Aurora, trad. G. Cano, Ma- Vattimo, G. (1996), Introducción a Nietzsche,
drid, Biblioteca Nueva. Barcelona, Península.
expone”) quizás tan sólo nos resta a nosotros
por enunciar-traducir: Ni la piel ni la poesía se ––. (1985 [1882]), La ciencia jovial, trad. J. Jara,
imponen, ambas se exponen. Caracas, Monte Ávila Editores. 1. Caracterizamos como dermatopatofobia el temor
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Artículos | Andrés Padilla
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Artículos | Carlos Fisgativa
Carlos Fisgativa
Carl Einstein enfrenta las teorías estéticas y la objeto del goce o de crítica y que, además, el servicio del aseguramiento interno y del for-
historia del arte combativamente. Escribió arte es un elemento configurador de la reali- talecimiento del burgués con posesiones. Este
obras literarias, análisis de pinturas, así como dad. Las consideraciones metodológicas arte proporciona al burgués la ficción de la
reflexiones metodológicas acerca de la visión, soportan esta perspectiva de la historia del rebelión estética” (Einstein, 2008, p. 37).
de las obras, del rol del artista, de la recep- arte que crítica la temporalidad progresiva en
ción y de la crítica. Se explora a continuación los relatos y en la clasificación de las obras. En el texto “Anotaciones” de 1914 se postula
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Artículos | Carlos Fisgativa
que hacen de las condiciones del observador Existen las obras, existe el arte, en esto consis- percepción visual frente a lo biológico y a lo
lo determinante de la visión y de las obras. te el realismo de la obra y la autonomía de la psicológico. Una autonomía tal exige un mo-
Ello le permite a Einstein afirmar que: do de conocer independiente que transforma
el mundo, que ocurre en la obra y no en el
El arte se convierte en una fuerza efi- proceso de creación, de observación ni en un
caz en tanto sea capaz de ordenar la
sustrato metafísico, abstracto e ideal (Eins-
visión con arreglo a unas leyes. Con
tein, 2008, p. 30). Asimismo, se señala que el
demasiada frecuencia se confunden
el arte no se ocupa de objetos sino de las con-
las variantes psicológicas del obser-
vador del arte con las leyes figuraciones de la visión. Esto sustenta la
propiamente dichas, fusionando in- crítica a la visión automatizada u organizada
genuamente al observador con la ejemplificada claramente por esa “antítesis
obra de arte (2008, p. 29). del arte” que “se llama hoy exposición” (Eins-
tein, 2008, p. 33).
De este modo se evita que la condición del
sujeto que juzga o es afectado por la obra de El autor también se pregunta por la relación
arte sea determinante, que se extrapolen pro- entre escritura (crítica y teoría) y las obras
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Artículos | Carlos Fisgativa
personas pequeñas a menudo tratan de salvar El concepto de objeto que se expresa con ide- De la misma manera, Einstein reconsidera la
la tediosa pintura (Einstein, 2008, p. 55). as inmutables, ajenas a la dinámica de los relación entre lo religioso y el arte, sus aspec-
Tal y como indica Julia Kelly (2007) en “Dis- procesos psicológicos, pero las percepciones tos auráticos o comunitarios, cuestionando
cipline and indiscipline: the ethnographies of visuales no responden a la estabilidad de esta entonces los límites que el academicismo po-
Documents”, en estos escritos tempranos se noción de objeto, por lo cual es insuficiente ne a la imaginación religiosa. Es esta una
destaca el componente formalista de las in- para pensar las obras de arte en sus transfor- “perspectiva de la creación artística mitológi-
vestigaciones de Einstein (p. 7). Pero en el maciones. Sin embargo, no solo el objeto es ca” (Amargós, 2008 p. 89) que trasciende lo
posterior encuentro con otras perspectivas cambiante, el espacio y el tiempo también son lógico y lo individual y que tuvo en conside-
como la del bajo materialismo batailleano, esa dinámicos. Esta noción del espacio como fun- ración al ocuparse del arte africano como de
indagación por las formas debe convivir con ción psicológica dinámica cuestiona la las vanguardias.
aquello no representativo ni imitativo que es percepción visual y las representaciones con-
lo informe (Bataille, 1991). La convergencia figuradas según leyes psicológicas habituales.
de estas perspectivas tan heterogéneas en la No obstante, resulta más difícil pensar el es- El arte africano ante la historia
revista Documents es explicada por Fumio pacio de manera que no sea una base rígida y
Chiba (2007) gracias a una “dialéctica de las continua en la cual se disponen objetos u Negerplastik (1915) es un texto acompañado
formas”. obras. de 119 láminas de esculturas y máscaras afri-
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Artículos | Carlos Fisgativa
Son tres hipótesis las que guían el texto y las son considerados primitivos porque no re- ello, las obras son autónomas y trascendentes
imágenes: la resistencia del arte africano al presentan de modo naturalista ni dan cuenta incluso para quien la realiza, son objetos de
modelo de tiempo evolutivo, que se evita su de un progreso evolutivo en la representa- veneración, de adoración desde una distancia
reducción a una cultura desaparecida, ajena e ción. Los intentos de legitimar el arte africano inconmensurable que excluye al espectador,
inaccesible, y por último, no clasificarlo en un desde disciplinas como la antropología o la
estadio inicial de evolución artística (Einstein, etnografía no agotan estos hechos artísticos.
1915, p. V). Estos objetos difíciles de catalogar Puesto que la clasificación en relación al lugar
es excedida por las constantes migraciones
que mezclan los tiempos y los estilos (Eins-
tein, 1915, p. VI). Estos enfoques ponen en
detrimento la objetualidad y los aspectos
formales de las obras al abordarlas en rela-
ción con el ambiente en el que supuestamente
emergieron.
Estas obras también causan extrañeza a los
historiadores del arte europeo porque no
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Artículos | Carlos Fisgativa
sea el receptor o el teórico quien determina como construcción formal expresa modos del Según lo anterior, se debe integrar el espacio
de modo reversible el proceso creativo, des- ver y las leyes de la visión que aportan un disperso sin ser representado como algo
andando un camino que pasa por la obra conocimiento de lo inmediato y por lo tanto móvil y expresar el movimiento por una for-
no requieren de esas mediaciones (Einstein, ma inmóvil que no responde a una
1915, p. VIII). dimensión temporal en progresión, puesto
El arte africano tiene un modo tridimensional que es excluida por la simultaneidad espacial.
de ver que posibilita un análisis formal acerca La historia de la forma se ha centrado en los
de la creación del espacio y de la visión. La procesos psicológicos del creador o del ob-
visión está predeterminada por la religión, servador abyecto haciendo de la obra un
por ello no hay retratos (Einstein, 1915, p. mediador entre sujetos, por lo tanto la mate-
XIV), no es una visión bajo la voluntad de un ria era representada como una masa que
sujeto, el espectador no orienta las partes de obtiene su determinación según la visión y en
la obra desde una perspectiva frontal limpia. perspectiva y la especialidad geométrica, pe-
La obra de arte africana es forma autoconte- ro para un abordaje formal como el de
nida, tautológica por ello “no significa nada, Einstein, que evita ser abstracto o idealista,
no es un símbolo” (Einstein, 1915, p. XV), son quedan entonces preguntas por resolver:
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Artículos | Carlos Fisgativa
basa en el calendario, sino en la técnica y las
formas de las obras. Ello le permite hacer Fueron los cubistas los que quebran- Se transforman las nociones tempora-
planteamientos teóricos teniendo en cuenta la taron el objeto, siempre idéntico a sí les de movimiento en una
pintura de Braque, Picasso, Juan Gris o Fer- mismo, es decir, la memoria en la simultaneidad estática donde los
elementos primordiales de los mo-
nand Léger. Sostiene que el cubismo analítico cual las nociones se adaptan unas a
otras. Su mérito principal consiste en vimientos contrastantes están
disocia las nociones pictóricas desencade-
haber destruido las imágenes comprimidos. Dichos movimientos
nando una crisis del color y la consecuente
mnemónicas (Einstein, 2008, pp. 48- se dividen en diferentes campos de
modificación de lo visual y lo espacial: formas en los cuales se disgrega y se
49).
“Hacia 1908, comenzamos a no estar ya satis- rompe la figura. En lugar de ofrecer
fechos de las soluciones puramente como antes un grupo de diversos
pictóricas” (Einstein, 2008, p. 48). Esta es una Esto abre la posibilidad de la visión autóno- movimientos objetivos, se crea un
crisis de la figuración y de un modo de perci- ma a partir de observaciones diferenciales de grupo de movimientos ópticos subje-
bir que “tiene su origen precisamente en la perspectivas múltiples de acuerdo con una tivos. La luz y el color se utilizan en
pintura impresionista y cubista, que nos visión no focalizada en el espectador y que no un sentido tectónico, para apoyar la
abrevia de modo naturalista a partir de expe- construcción (Einstein, 2008, p. 50-
muestran lo que percibimos ópticamente co-
riencias normalizadas. Por esta razón, no 51).
mo relativo” (Einstein, 2008, p. 90-91).
28
Artículos | Carlos Fisgativa
El volumen y la masa no son lo mismo, la
masa corresponde a la profundidad en la que
se simula un objeto, mientras que el volumen
es figurado como plano según la simultanei-
dad de perspectivas y movimientos. De
manera que “el factor decisivo es el volumen,
que no es idéntico a la masa, porque el volu-
men es una totalización de movimientos
ópticos discontinuos. Así el continuo conven-
cional del cuerpo se rompe…” (Einstein,
2008, p. 47). Son los campos de forma los que
dislocan el objeto en tanto unidad determi-
nada por un sujeto:
29
Artículos | Carlos Fisgativa
rresponden a cortes precisos de su obsesión” estético y que además no se rigen por teleo- Joyce, C. (2011). Georges Braque et
(Einstein, 2008, p. 170). Lo que supone un logías o progresiones a partir de un origen, l’anthropologie de l’image onirique de Carl
registro que no es de novela, que elimina el sino que remiten a lo alucinatorio, a lo mi- Einstein. Revista Gradhiva, 14, 145-163.
drama de los personajes, de la invención y de tológico, a lo religioso y a lo trascendente; Kelly, J. (2007) Discipline and indiscipline: the
la intimidad psicológica. Algo similar está en entendiendo por esto, todo aquello que exce- ethnographies of Documents. Papers on Surrea-
juego cuando se dice de Braque que: de la subjetividad burguesa. lism, 7. Recuperado de:
http://www.surrealismcentre.ac.uk/papersof
Bibliografía surrea-
Toda alucinación provoca la destruc-
ción del yo consciente, y el hombre lism/journal7/acrobat%20files/articles/
surge al experimentar que la verda- Amargós, J. (2008). Carl Einstein: vanguardia Kellypdf.pdf
dera poesía es un proceso universal y crítica de la vanguardia. Revista de filología
incesante que tiene lugar dentro de alemana, 16, 87-110.
cada uno, más allá de la voluntad y Bataille, G. (1991) Informe. Documents: volume
del conocimiento (Einstein, 2008, p. 1, 1929. Paris: Éditions Jean-Michel Place. P
Lista de imágenes
55). 382
Lámina tomada de Negerplastik, número: 1.
Chiba, F. (2007). De la dialectique des formes
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Artículos | Juan Pablo Sabino
31
Artículos | Juan Pablo Sabino
el discurso… atravesar lo viviente con el pin- mente atravesado) por la interpretación de El dodecaedro está compuesto por doce
cel… Nombrar. otro…? pentágonos, treinta lados y sesenta ángulos.
Escribir, narrar, pintar, ¿son acaso sinónimos Las figuras simétricas y los números enteros,
de simbolizar? Vivimos buscando la huella originaria del son marcas claras y distintas de la finitud, de
Simbolizar dejando solamente el trazo, no el primer trazo. Mitologizamos la naturaleza en lo medible, lo calculable, lo configurable. Pe-
tránsito. el arte, en la religión, en la filosofía, en la ro, a la vez, la construcción misma abre al ojo
Simbolizar sin dejar rastro del significado, ciencia, en la búsqueda incansable de lo pro- la percepción infinita de perspectivas. La fini-
tampoco del significante. to-originario. Pareciera ser que necesitamos tud contiene geométricamente a la infinitud.
Acaso, ¿simbolizar no es hacer cultura?, ¿no imperiosamente creer que aconteció un trazo ¿Podríamos aventurarnos a decir que el
es atravesar lo viviente irrumpiendo sobre original, quizá esa sea la huella imborrable de número doce ha guardado en su impenetra-
todo concepto posible de “lo natural”? ¿No es un acceso imposible que no se deja represen- ble simbología el secreto inconfesable de la
el modo en que los espectros están? No exis- tar bajo ninguna forma de simbolización, comunidad? El cinco rompe las regularidades
ten, hay espectros. pero que está presente en toda creación bajo pretendidas por el dodecaedro, ya que desde
El filósofo italiano Giorgio Agamben en su el modo de la sustracción. Hay trazo. Hay la filosofía pitagórica, la sabiduría hebrea, las
libro Homo Sacer I recupera las nociones de primer trazo. metafísicas alemanas contemporáneas; los
zõé y bíos distinguiendo a zõé como la expre- sistemas ternarios están directamente conec-
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Artículos | Juan Pablo Sabino
valor simbólico social, político e histórico que otro movimiento, ni otra forma, que pensador argelino-francés se pregunta si ese
pareciera acariciar la pretendida totalidad. la forma y el movimiento de los seres discurso compete al mito. ¿Si sostenemos la
Palabra que abre nuestros sentidos; que hace que él encierra (Platón, 2013). polarización logos/mythos, accedemos al pen-
estallar nuestros cinco sentidos dejándolos a samiento de la khôra? (Derrida, 2011a).
la espera del sentido… Quizá haya sido Platón el primer pensador en Afirma –más adelante– que el pensamiento
Son doce pentágonos tentando la representa- intentar desafiar la lógica binaria del sí y del de la khôra excede la polaridad, sin duda aná-
ción imposible de la totalidad: finitud- no. Derrida sospecha que Platón designa bajo loga del mythos y el logos. Luego, nos propone
infinitud, infinitud-finitud. Dos pares bina- el nombre del khôra aquello que desafía la omitir la traducción de khôra. Entiende que es
rios simétricamente relacionados por la «lógica de no-contradicción de los filósofos». necesario dejar la palabra sin un nombre que
oposición que parecieran permitir la cons- Pues, habría allí una «lógica distinta de la nos aleje de su sentido original para liberar el
trucción dialéctica de una realidad total. Sin lógica del logos» (Derrida, 2011a). Y agrega: término griego de las redes de interpretación
embargo, el tercero permanece excluido en la “La khôra no es «sensible» ni «inteligible»: en que quedan atrapadas todas las traduccio-
relación dodecaedra. El cinco y el doce bus- pertenece a un «tercer género» («triton genos», nes: lugar, sitio, emplazamiento, región,
cando complementarse en la perfección 48e, 52a). Ni siquiera puede decirse de ella comarca; madre, nodriza, porta-matriz, re-
infinita de una geometría finita. que no es ni esto ni aquello, o que es a la vez ceptáculo (Cf.: Derrida, 2011a).
esto y aquello. No basta con recordar que no Khôra no es ni del orden del eidos ni del orden
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Artículos | Juan Pablo Sabino
das las determinaciones, pero no posee nin- o, para ser más rigurosos, del tipo on- perfección, pero que muestra y representa los
guna como propia. Las posee, las tiene; tológico. Ese tipo es a la vez desafiado pretendidos ideales de una belleza monádi-
porque las recibe, pero no las posee como y reactivado por lo mismo que parece ca…
darle lugar. Aún deberemos recordar
propiedades de su propiedad: no posee nada Hay mythos del dodecaedro, hay logos del
más adelante, con una insistencia
propio. No es, hay. No hay más que una khôra dodecaedro, pero también, hay resto, restancia.
más analítica, que si hay lugar o,
por divisible que sea. Sin embargo, el referen-
según nuestro lenguaje, lugar dado,
te de esa referencia, no existe. Hay khôra, pero dar lugar no equivale aquí a regalar
Khôra nos sucede, y nos sucede como
la khôra no existe (Cf.: Derrida, 2011a). el nombre. Y cuando un nombre vie-
un sitio. La expresión dar lugar no
ne, dice en el acto más que el
remite al gesto de un sujeto donador,
No hay en ello nada fortuito. Khôra nombre, lo otro del nombre y lo otro
soporte u origen de algo que vaya a
recibe, para darles lugar, todas las a secas, cuya irrupción, justamente,
darse a alguien. (Derrida, 2011a)
determinaciones, pero no posee nin- anuncia. Ese anuncio aún no prome-
guna propia. Las posee, las tiene, te, y tampoco amenaza. No promete
Acaso no será la noción platónica de khôra ese
porque las recibe, pero no las posee ni amenaza a nadie [personne]. To-
tercer género discursivo, creacional, que se davía ajeno a la persona, sólo nombra
como propiedades, no posee nada
resiste a ingresar en la totalidad de cualquier la inminencia, y aun así una inmi-
propio. No «es» otra cosa que la su-
lógica binaria. Pensar khôra como resto del nencia ajena al mito, al tiempo y a la
ma o el proceso de los que viene a
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Artículos | Juan Pablo Sabino
estudio a Platón trato de encontrar perando encontrar en él alguna heterogenei- método exorbitante y querer guardar los se-
alguna heterogeneidad en su propio dad: “Para ser fiel a Platón, y esta es una cretos sagrados de la filosofía bajo la
corpus, y de ver cómo, por ejemplo, señal de amor y respeto por Platón, debo ana- interpretación unívoca de la razón. Sin em-
dentro del Timeo el tema del Khôra es
lizar el funcionamiento y la disfunción de su bargo, estos caprichos muchas veces dejan
incompatible con el supuesto sistema
obra” (Derrida, 2009). En este sentido, Derri- pasar por alto algunas cuestiones que la se-
de Platón (Derrida, 2009).
da encuentra en el tema de Khôra una riedad filosófica debiera no dejar allanar en
incompatibilidad con el supuesto sistema de las verdades. En ese sentido, la tarea que em-
Derrida con su concepción sobre la decons-
Platón. Es decir, Khôra viene a ser una cate- prende Derrida en sus tres ensayos sobre la
trucción nos invita a interpretar la técnica de
goría que se hace presente en la teoría temática del nombre: Pasiones, Salvo el nombre
la lectura como un modo de observación
madura de Platón y que ofrece una diferencia y Khôra, nos ofrece desde distintas perspecti-
constante donde una y otra vez, cada vez,
que impide la totalización del sistema. Como vas una mirada a cuestiones metafísicas
retornando eternamente a lo mismo, se pro-
expresa John D. Caputo en “Kkôra: tomar en inactuales donde nuestra tarea principal pa-
duce, sucede, acontece, el surgimiento de la
serio a Platón” (Derrida, 2009), el problema reciera tener que ser mantener viva la
différance. En la totalidad de sentido que pare-
de Khôra es uno de los puntos más oscuros pregunta, el preguntar. El Timeo nombra
ciera encerrar y/o encriptar un texto, el
pero a la vez más luminosos de la teoría Khôra a esa «cosa» que no es nada de aquellos
eterno retorno de la lectura provoca y abre
platónica. Podríamos suponer que para un a lo cual parece «dar lugar». No da jamás na-
una pluralidad, una heterogeneidad, de sen-
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Artículos | Juan Pablo Sabino
improbable experiencia es también, entre Derrida provoca el pensar contemporáneo geofísica. Pareciera no ser aquello en lo cual se
otras dimensiones, política. Anuncia o mejor, poniendo en la escena de debate de la filosof- encuentran un sujeto, tampoco un objeto.
sin prometerla, una apuesta a prueba de lo ía, una vez más, el debate griego por el arkhé. Pero se encuentra en nosotros. Allí se anida
político (Cf.: Derrida, 2011a). En este sentido, nos obliga a invocar un pre- esa necesidad equívoca de reconocerlo, y a la
Acaso, ¿puede ser Khôra la palabra que viene origen olvidado que quedó estructuralmente vez, de deshacerse de él. Khôra persiste impa-
a evidenciar la imposibilidad de una metafí- perdido en su memoria. ¿Podríamos decir siblemente ajena a todo lo que ocupa su lugar
sica de la presencia que encierre todo los pensar el no-ente, pensar el no-ser? y se siente y juega en ella (Cf. Derrida, 2011b).
sentidos? Acaso, ¿puede ser Khôra la noción Khôra seguirá siendo secreto, mudo, impasi-
para nombrar el sinsentido de la pura poten- Cinco ble, ajeno a toda historia, a toda
cialidad de una materia primera que no tiene periodización, a toda epocalización. “La khôra
ningún grado de formalidad ni materialidad? -… o alguna khôra (cuerpo sin cuerpo, es anacrónica, «es» la anacronía en el ser; me-
Aquello que no se puede representar pero cuerpo ausente pero cuerpo único y jor, la anacronía del ser. Anacroniza el ser”
lugar de todo, en lugar de todo, in-
«hay». El vacío en cuanto tal. La sustracción (Derrida, 2011a). Calla, no para mantener
tervalo, sitio, espaciamiento). ¿Diría
de lo real y de lo ideal. Acaso ¿puede pensar- reservada o retirada una palabra, sino porque
usted también de khôra, como lo hac-
se que Khôra viene a ser una categoría que persiste en su ajenidad a la palabra, sin que
ía en un murmullo hace un instante,
opera como resto tanto de los idealismos co- «salvo su nombre»? Todo en secreto pueda decirse siquiera. Y allí, permanece bajo
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Artículos | Juan Pablo Sabino
Khôra permanece en el secreto, lo que se sus- Derrida, Jacques (2011c), Pasiones, trad. Hora-
trae en el nombrar, resistiendo todo cio Pons, Buenos Aires, Amorrortu, 2011.
binarismo, toda dialéctica. Derrida, Jacques (2011b), Salvo el nombre, trad.
Día y noche. Sol y Luna Horacio Pons, Buenos Aires, Amorrortu.
Materialismo, idealismo… Derrida, Jacques (2010), Seminario La bestia y el
Vida, muerte… soberano. Volumen I (2001-2002), trad. Cristina
Khôra resiste lo viviente, hay. De Peretti y Delmiro Rocha, Buenos Aires,
El ser en el «hay», Manantial.
«hay» fuera de toda dialéctica viviente.
«Hay». 1 A esta altura afrontamos la incómoda situación de
inscribir Khôra en un género del lenguaje castellano
existente sólo por una torpeza estética, ni del orden
de la lingüística ni del orden de la ontología. Dice
Derrida “ahora decimos khôra y no, como siempre lo
quiso la convención, la khôra, e incluso, como
Bibliografía
habríamos podido hacerlo por precaución, la
palabra, el concepto, la significación o el valor de
Platón (2013), Timeo, trad. Patricio de Azcára- «khôra»”, ver: Derrida, 2011a.
2 Aquí se busca poner en tensión los sentidos que
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Traducción | Henri Maldiney
* “L’Esthétique des rythmes” (1967) en Regard, parole, espace. Paris: Cerf, 2013, p. 201-230.
El destino del arte y el nacimiento vivencia suficientemente bella. ¡Pero que la luz que lo iluminará. El arte supo ser esa luz
multitud de artistas no se haga ilusiones! en la que el espíritu se conocía a sí mismo
del ritmo
Schiller nos previene contra ello: “[entre como espíritu. Fue lo más vivaz de la vida.
ellos] hay muchos buenos e inteligentes; pero Pero el arte sólo vive del espíritu mientras el
El filósofo es un perturbador. He allí su rasgo
todos cuentan por uno solo, ya que están go- espíritu vive del arte. Luego el espíritu su-
común con el artista, si es cierto, como dice G.
bernados por el concepto. Triste es el imperio peró esa forma de sí mismo, dejó de
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Traducción | Henri Maldiney
“Lo que perdura, lo fundan los poetas” tente. De poeta en poeta, de existente en exis- El artista es ese hombre. En el origen no es en
(“Andenken” comentado en Heidegger, 1962: tente, lo Abierto de Hölderlin tiene su absoluto distinto de usted, ya que “como us-
99-194). resurgimiento en R. M. Rilke en la octava ted, dice Paul Klee, fue arrojado en un
La estética es también una ética. Ethos en grie- Elegía de Duino: mundo donde debe orientarse mal que bien”
go no quiere decir solamente manera de ser (Klee, 1924); se diferencia, sin embargo, en
sino permanencia. El arte suministra al hom- Ven con todos sus ojos las criaturas que busca una salida en ese mismo origen, a la
bre una permanencia, es decir un espacio lo Abierto. Sin embargo, nuestros que accede poniéndola en obra, pero con una
donde tenemos lugar, un tiempo donde es- ojos condición: que su obra en sí misma esté en un
están como al revés y colocados
tamos presentes –y desde ellos, agenciando estado de origen perpetuo.
alrededor de se salida libre
nuestra presencia en el todo, nos comunica- De cualquier modo, el primer momento es,
como trampas. [...]
mos con las cosas, los seres y nosotros como indica Klee, el de estar perdido. El es-
Los hombres nunca, ni siquiera un
mismos en un mundo, eso que llamamos habi- día, tar-perdido es la situación del hombre en el
tar. ante sí tienen el espacio puro espacio del paisaje, primera forma del “Nin-
“Poéticamente el hombre habita…” (Hölder- donde la flor al infinito se abre. guna parte sin no”. El espacio del paisaje
lin, “En bleu adorable…”). ¿Y cuál es esa Siempre está el mundo alrededor. Y debe su significación precisa y su estatuto
permanencia? Hölderlin lo dice en las tres nunca psicológico y existencial al análisis que Erwin
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Traducción | Henri Maldiney
aquí-horizonte excluye toda sistematización estoy aquí más que a lo largo del espacio bajo la “geometría obstinada”, “medida de la tie-
del espacio que nos brindaría referencias. el horizonte respecto del cual estoy presente a rra”.
Cuando caminamos en el espacio del paisaje todo, y por todas partes fuera de mí. “Es im-
estamos siempre en el origen, en el aquí abso- posible, escribe Straus, que el espacio “[…] lentamente las placas geológi-
luto. Ninguna vista dominante, ninguna regla geográfico se despliegue alguna vez a partir cas se me aparecen […]. Todo cae con
de transformación, nos permite determinar del paisaje en el que estamos despistados aplomo […] Comienzo a separarme
del paisaje, a verlo”. (Gasquet, 1926:
los emplazamientos entre sí en un conjunto (fuera de toda ruta posible), y donde en tanto
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orientado. La idea de progresión no tiene que hombres estamos perdidos.” (Straus,
ningún sentido en el paisaje. No nos despla- 1935: 336).
Luego es la “catástrofe”. Todo el
zamos a través de él, sino que andamos en él Que esa perdición es el primer momento del equilibrio se derrumba en la irrepri-
de aquí a aquí, envuelto por el horizonte que, arte, nadie lo ha dicho mejor que Cézanne: mible irrupción del espacio. “Las
como el aquí, continuamente se transforma a tierras rojas salen de un abismo”.
sí mismo. En este encaminarse de aquí-ahora En ese momento no soy sino uno con “Veo. Por manchas. La placa geológi-
en aquí-ahora, no solo caminamos sin objeti- mi cuadro. (=No el cuadro pintado ca […] el mundo del dibujo se
vo, sino que nuestra marcha se libera de los sino el mundo por pintar) Estamos en derrumbó como en una catástrofe.
un caos irisado. Estoy ante mi moti- Un cataclismo se lo llevó.” (Gasquet,
esquemas motores mínimos que dan a nues-
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Traducción | Henri Maldiney
dereza hasta volverse inclinado y vibra con origen del mundo. ¿Dónde está la diferencia? He aquí un hombre parado en un pólder de
un movimiento de expulsión sin fin, mientras Klee la formula así: “Un punto en el caos: el Holanda. ¿Qué es de él si se pone a prueba en
que el abajo en primer lugar se cruza incluso punto gris establecido salta sobre sí mismo su entorno? –Un hombre desbordado por el
con una lejanía cada vez más profunda y que hacia el campo donde crea el orden… Desde espacio que, por doquier, lo envuelve y lo
comienza bajo los pies. El cielo bascula con la él irradia el orden, así desvelado, en todas las atraviesa, que lo asedia con toda su presencia;
tierra en un remolino sin prisa. Ni el hombre dimensiones” (Klee, 1964: 4). Entre ese haz perdido entre la inmensidad descubierta del
es el centro, ni el espacio el lugar. No hay allí. enmarañado de líneas aberrantes donde la cielo y la extensión irradiante de la tierra a lo
El vértigo es el automovimiento del caos. En una mirada está sin asidero, a través del cual Paul largo de sus pasos. Que intente acoger y re-
de sus lecciones básicas en la Bauhaus, Paul Klee ilustra el caos (Klee, 1964: 2), y la propa- coger aquí, en su conciencia de sí o en una
Klee llama al caos un “no-concepto” (Klee, gación del espacio a partir de un origen palabra significante, el espacio omnipresente
1964: 3). No está equilibrado con nada, “resta instaurado en un salto, no hay otra cosa que en cuya amplitud él tiene lugar. O que intente
eternamente sin peso ni medida”. “Siendo Ritmo. Es a través de él que se opera el pasaje sencillamente expresar con un gesto o un
nada o nada siendo”, ignorando el principio del caos al orden. “En el comienzo era el rit- grito la vivencia de la hipoteca que las lejan-
de las contradicciones, “su símbolo gráfico es mo” dice Hans von Bülow. El Ritmo es la ías del paisaje ejecutan sobre su presencia
el punto que no es propiamente un punto: el segunda respuesta al abismo. próxima; que intente en síntesis compararse
punto matemático. Su símbolo sensible es el En el Ritmo, lo Abierto no es apertura sino con el espacio donde él existe, y enfrentará su
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Traducción | Henri Maldiney
el alejamiento, podemos aquí hablar de una acontecimiento de una sensación en la
triple perspectiva, es decir de tres éxtasis del proximidad es advenimiento del fondo total ¡Respirar! ¡Oh, invisible poema!
espacio: extensión, alejamiento y altura, uni- del mundo, como cuando en una vuelta por Cambio puro y continuo de nuestro
propio ser y el espacio del mundo.
das en una única apertura del espacio en la la calle, un rostro, una voz, un baño de sol
Equilibrio
unidad de un mismo ritmo. Tierra y cielo se sobre una pared o la corriente del río, desga-
donde rítmicamente acaezco.
constituyen allí en su fibra espacial por un rran de un golpe la película de nuestro film
tejido de transparencias y opacidades, salidas cotidiano, nos dan la sorpresa de ser y de ser Única ola cuyo
de encuentros discontinuos de un gris colo- ahí. Lo Real es eso que no esperamos –y que mar progresivo soy
reado, con el doble valor de cálido y frío, y siempre, sin embargo, está ya siempre ahí.
con un matiz de fondo –encuentros articulados Por medio de una sensación cuya apariencia Así desaparece el estar-delante. El ritmo deja
en un mismo ritmo sobre la base de dos gamas no está cortocircuitada por el aparecer se rea- a lo Abierto ser. Si el arte no debe todo al
cromáticas, una cálida y otra fría, se recortan liza la Urdoxa, la creencia originaria en lo Concepto, debe todo al ritmo. Ahí se separan
sin cesar sobre la base continua de un púrpu- Real: “Hay [il y a] y ahí estoy [ j’y suis]”. la lógica y la estética. Y confundirlas en una
ra renaciente. Para eso, hace falta igualar a Así en los dos extremos de la experiencia, el doctrina del arte, es de una ignorancia tan
través de una simple mirada los dos lugares espacio (como el tiempo) solo es mi morada grave como confundir –cuando se caza a Mo-
desiguales igualmente inigualables: el espacio porque obliga a existir. ¿Cómo dar lugar a esa by Dick- la cabeza de un cachalote con la de
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Traducción | Henri Maldiney
En la segunda, donde se toma en el sentido luz consistente del láser exige el em- mento: esta línea de Piero della Francesca por
más amplio y primitivo, estética se refiere al pleo de cristales impuros, un ritmo ejemplo. Es a la vez recorrido y contorno, vía
griego (=sensación) y comprende todo el verdadero es incompatible con la y límite, cursiva y estable: “Dos en uno gra-
medida exacta de sus elementos fun-
campo de la receptividad sensible. Decir que cias a la unión”. Pero en esa unión, es la
dantes.2
todo ritmo es estético es decir que la expe- forma la que anima la imagen –que no es co-
riencia del ritmo –en la que lo encontramos pia. Los frescos de Arezzo, la Vue de Delft de
Acabamos de hablar de ritmos y de formas, y
ahí y como él “tiene lugar”- pertenece al orden Vermeer, una infanta de Velázquez no son
el lenguaje del arte los pone siempre en cues-
del sentir (y de la comunicación del sentir). fotografías, siquiera sublimadas. ¿Qué es lo
tión. Sus vínculos son ambiguos, pero el
Pero una estética del ritmo o de los ritmos se que las distingue de ellas? –El modo en que la
esclarecimiento de esa ambigüedad constitu-
relaciona únicamente con la dimensión del imagen se da, el cómo de su aparecer. En una
ye el primer acercamiento al ritmo. Dejemos
arte y de lo bello, y su campo se limita a la fotografía la imagen se produce –por su cons-
entonces al arte ser y veamos cómo formas y
sensibilidad artística. Este movimiento de lo titución- a partir del objeto del que es imagen.
ritmo se articulan en él. Así sorprenderemos
extenso a lo estrecho ¿es progresivo y conti- Requiere –y eso alcanza para su definición- la
al ritmo en obra en el funcionamiento de las
nuo? ¿O tiene por el contrario ruptura y salto intencionalidad de su modelo. Por el contrario,
formas.
–más o menos fraccionados- de un dominio a el surgimiento de la Vue de Delft, donde los
¿Qué es una forma en pintura, una forma en
otro, es decir, discontinuidad y mutación tres elementos del cielo, la tierra y el agua
un cuadro? Jean Paulhan (1962) llama infor-
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Traducción | Henri Maldiney
rativa, la imagen no tiene por función esen- moldeada de cabo a rabo por las estructuras representativa” de acuerdo con la cual es
cial imitar, sino aparecer (con lo que esa de la obra en funcionamiento, es decir, ani- imagen, y una dimensión “genética-rítmica”
palabra, tomada de modo absoluto, conlleva mada y constituida por las formas. Aquí la que realiza precisamente una forma. El ritmo
de contradictorio, en esta exigencia de aper- regla es clara: en una gran obra de arte, no se de la forma dirige y asume la movilidad de la
tura abrupta, hecha de evidencia y de trata de un elemento: punto, línea, superficie, imagen, y determina la tonalidad afectiva de
inmotivación). Este surgimiento constituye el color, que no pertenece al espacio total, antes acuerdo con la cual –antes que cualquier re-
irreprimible momento donador de la obra de y en vistas de pertenecer a una imagen local. presentación objetiva sensible- asediamos el
arte. Ese fue el sentido y el sinsentido de la Esta ley se manifiesta con evidencia ahí don- mundo de un modo significativo por medio
iconoclasia que, en Bizancio, percibió la po- de la obra está más desnuda, especialmente de la imagen. Urde el espacio (y el tiempo)
tencia de las imágenes sin reconocerles su en los tres grandes grabadores: Hercule Seg- con una significación existencial, es decir con
fundamento. Los mosaicos de Ravenne o de hers, Durero, Rembrandt. una presencia significante. Así sucede en la
Salónica no son un teatro de sombras huma- Determinada línea de Seghers, antes de defi- Batalla de Uccello que está en Londres: ten-
nas o divinas. Ahí transfiguración significa nir una imagen (un pliegue de terreno, por siones contrarias de una forma casi circular,
rigurosamente metamorfosis: cambio de for- ejemplo) –y en relación y acción recíproca con se mueven a sí mismas en el límite del esta-
ma en el nivel de la existencia sorprendida. Y todas las otras líneas (horizontales sobre to- llido, y con una vertical que es a la vez la
es la forma de la existencia, inseparable de su do) que no tienen nada que ver con aquel negación y la salida, comprometida por un
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Traducción | Henri Maldiney
“Werk is Weg” dice Paul Klee, “La obra es el Entonces entre Gestalt y Gestaltung, entre la forma es en ambos casos solo una
camino” Una obra es el camino de sí misma. forma tematizada como estructura y la forma aproximación. σχῆµμα se define como
No existe más que para franquear el camino en acto, está toda la diferencia del ritmo. Ges- una “forma” fija, realizada, postulada
de su propia formación. También Klee la lla- taltung y ritmo están ligados. Auténticos o de algún modo como un objeto. Por
ma, en alemán, no Gestalt (=forma, deficientes, sus estatutos respectivos son pa- el contrario, ῥυθµμόός en función de
los contextos en que se da, designa la
estructura) sino Gestaltung (= formación, or- ralelos. La lengua aquí nos instruye. El
forma en el instante que es asumida
ganización formadora). “La teoría de la alemán Gestaltung no tiene comúnmente el
por lo que se está moviendo, móvil,
Gestaltung se ocupa de los caminos que llevan sentido activo que le da Paul Klee. No tiene
fluida: conviene al pattern de un ele-
a la Gestalt (forma). Es la teoría de la forma generalmente el sentido de un proceso y de mento fluido, a una letra
pero de tal modo que pone el acento sobre la una “morfogénesis”, sino aquel de un corte arbitrariamente modelada, a un ves-
vía que lleva a ella” (Klee, 1964: 17). Esa vía operado en el proceso, de una vista instantá- tido que arreglamos a voluntad, a la
no es externa a la forma misma, ya que es la nea. Por un extraño pero significativo disposición particular de un carácter
de una génesis. “La génesis como movimien- encuentro, sucede lo mismo con el griego o de un humor. Es la forma improvi-
to a la vez formal y formador, dice Paul Klee, ῥυθµμόός (de donde viene ritmo). Al estudiar sada, momentánea, modificable.
es lo esencial de la obra” (ibid.). No hay en- (Benveniste, 1966, p. 333)
la noción de ritmo en su expresión lingüística,
tonces obra “hecha” sino “haciéndose”. En su É. Benveniste muestra y demuestra que, a
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Traducción | Henri Maldiney
el ritmo- todo es en Uno, y Uno todas las cosas 333). ῥυθµμόός es devuelto así a la movilidad, físico; tiene lugar más allá de los fenómenos
(Heráclito, fr. 50). Los ejemplos citados dan no de una corriente sino de una gestualidad físicos, sus elementos fundantes. Dado que es
cuenta de un sentido del ritmo que excede humana. Y he aquí que inmediatamente se “producido”, concepto y hecho forman una
cualquier tipo de percepción figural. Escritu- termina en medida. El movimiento de la unidad. La esencia del ritmo da lugar a cier-
ra y Movilidad evocan en conjunto una letra danza –aquí reglado- está articulado por un tos equívocos que son siempre también
o un caracter moviéndose en su propio traza- metro. El ritmo se sujeta al número. Platón errores de la experiencia, de los cuales el más
do. La antigua caligrafía china conocía una pitagoriza. Su estética reúne la del arcaísmo y común es la confusión entre ritmo y cadencia.
“escritura de hierba” que se movía como la la de la “ley del cristal”4. Es una estética del Clásico, casi oficial, se remonta a Aristóteles
hierba al viento. Este sentido de la forma en número y de la forma, así como su metafísica que así define el ritmo: el orden del tiempo.
formación, en transformación perpetua en el es la del εἶδοςy la de la ἰδέέα que quiere decir: Los propios músicos contemporáneos temen
retorno de lo mismo, es propiamente el senti- forma. La medida introduce el límite (πέέρας) liberarse de este sentido que creen que co-
do del ritmo. Debe ubicarse bajo el signo de en lo ilimitado (ἀπειρον). Entonces el destino rresponde a lo discontinuo –y se encargan de
Heráclito. Pero no en el “todo fluye”; está en dar explicaciones a través de él con las dos
del ritmo se juega entre estos dos extremos:
la alianza sorprendida del “tiempo como niño dimensiones opuestas de la continuidad y de
muere de inercia o por disipación.
que juega” y del “gobierno del todo por me- la discontinuidad del ritmo5. Pierre Boulez, y
dio de todo” (Heráclito, fr. 41). El ritmo está antes que él K. Stockhausen, habla de unida-
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Traducción | Henri Maldiney
primer plano el tiempo vivido (Erlebniszeit), La noción de tiempo implicado fue introdu- un discurso, no es cierta para una forma. “El
lo deriva del tiempo objetivo del universo. cida en la lingüística por Gustave Guillaume. signo significa, la forma se significa”, escribió
A decir verdad el ritmo importa al destino “El verbo es un semantema que implica y de una vez por todas H. Focillon (1947: 10).
del espacio sonoro determinado tanto por las explica el tiempo” (Guillaume, 1964a: 47). El Con otras palabras: una forma es su propio dis-
alturas como las duraciones, las intensidades tiempo implicado es el tiempo que un verbo curso. En ella génesis, aparición, expresión
como los tempi, las texturas como los timbres. carga consigo junto con su sentido lexical, un coinciden. Su constitución es inseparable de
Es sobre este conjunto que el ritmo se impo- tiempo inherente al proceso indicado por ese su manifestación y su significación es una con
ne: es la génesis de la plenitud del tiempo verbo. El tiempo implicado constituye lo que su aparecer. Entre ella y nosotros no hay nin-
incluso en el auto-movimiento de ese espacio. los gramáticos llaman el aspecto. Nosotros lo guna interpretación. El acto por medio del
Para definirlo con precisión, partiría del estu- entendemos en un sentido amplio. El tiempo cual una forma se forma es también aquel
dio de Hönigswald, el único filósofo que – implicado no es una simple extensión tempo- que nos informa. Nuestra percepción signifi-
dejando de lado el opúsculo de L. Klages- ral ni tampoco una duración; comporta eso cativa de una forma no tiene otra estructura
tomó el ritmo como tema central de una re- que Bergson llamó “tensiones de duración” y que su formación. Esto quiere decir que una
flexión esencial. presenta analogías con los antiguos tonos de forma se explica a sí misma implicándose. De
Hönigswald define el ritmo como la articula- la música. El proceso implicado por una no- allí –limitándonos a su dimensión temporal–
ción del tiempo por el tiempo, como una ción verbal y por la acción que connota, que el tiempo implicado de una forma, o de
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Traducción | Henri Maldiney
El sistema del verbo justamente lo aclara tiempo que se va, del tiempo que no tiene ritmo. Es en ese presente que tiempo impli-
(Guillaume, 1964b: 184-207). Su cronogéne- aún realizado su ser y del tiempo que, cado y tiempo explicado coinciden. Pero con
sis, la génesis en él de la imagen-tiempo, está habiéndolo realizado, lo arrastra en su de- una condición: que la forma sea forma, que el
orientada –en un derrotero de lo amplio a lo rrumbe. ritmo sea ritmo –que no sean traspuestos
estrecho– del modo cuasi-nominal (infinitivo Ahora bien, el tiempo, del tiempo, no se pue- fraudulentamente como objetos en el tiempo
y participio) hacia el presente del indicativo. de ir o venir más que en relación con un del universo. Solo el presente de una presen-
La imagen-tiempo infinitiva es la de un tiem- límite que opere un corte en el tiempo vecto- cia se explica implicándose. El tiempo del
po indefinido y escalar: el tiempo está en el rial: de ahí la posición del presente como ritmo es tiempo de presencia. “Präsenszeit”
mundo y el mundo en el tiempo. Tiempo límite. Pero ir y venir suponen un doble hori- dice Hönigswald. En él la duración y el ins-
implicado y tiempo explicado se confunden zonte de anterioridad y de posterioridad a tante, lo infinito y lo puntual son idénticos.
ahí. Tal es el tiempo mítico, aquel que los partir de un origen. Es necesario entonces que Un presente tal aporta y despliega su propio
australianos llaman el tiempo del sueño, y de el presente sea originario. Por ello, la relación tiempo – de presencia precisamente- no el
acuerdo con Jung, también el del Inconsciente del presente y el tiempo se invierte. El tiempo tiempo de una sustancia.
inmemorial. Este tiempo tiene justamente su ya no está en el fundamento del presente sino La experiencia del ritmo, en este sentido, es
punto de aplicación y de revelación actuales el presente en el fundamento del tiempo. El una experiencia monádica. El ritmo es fun-
en una singularidad consciente, cuya presen- presente no es ya el cierre instantáneo, sino dado. Reposa sobre elementos “fundadores”.
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Traducción | Henri Maldiney
gran obra, El estilo, Gottfried Semper, arqueó- Antes de responder es necesario que nos en- sión de Procope– “suspendida del cielo por
logo y arquitecto, asignaba al estilo de una tendamos respecto de la forma. La voluntad una cadena de oro”. Es a través de la materia-
obra tres componentes: el material, la técnica de arte que hace el estilo de las obras no está lidad visible de los esmaltes y los mármoles y
y destino práctico (cf. Semper, 1860-1863). Sus dirigida hacia un sistema de formas consti- del cemento que los une, que los mosaicos de
discípulos identificaron el estilo con la suma tuidas. Una forma no es nada en sí. Una la arquidiócesis de Ravenne irradian el espa-
de las componentes, que eran las resultantes forma no es, existe. No hace número con otros cio, y que pueden inspirar a un poeta del
de las condiciones de fabricación, objetiva- elementos. Es la vía de su puesta en obra. Ahí siglo VI estas justas palabras: “o bien es aquí
mente discernibles en cualquier momento donde es fórmula, modelo, elemento objetivo que ha nacido la luz, o bien es aquí que cauti-
histórico. El estilo procede de un poder que de un repertorio, no hay arte, sino danza de va reina en libertad”.
está en la base del saber y varía de época en esqueletos, no de vivientes. La forma es el Retomamos aquí la afirmación primera de
época. ritmo del material, que accede así a una exis- que el arte es la perfección de las formas in-
A esta perspectiva Alois Riegl le contrapone tencia inédita; y ese ritmo exige una cierta exactas. “La mayor perfección debe ser
hechos significativos. Un mismo estilo se técnica de encuentro (agresividad y simpatía imperfecta –dice de la pintura china un pintor
ilumina por medio de materiales diversos, superadas) con la materia a transformar. El taoísta–, entonces será infinita en su efecto”.
que implican técnicas diferentes y aplicadas a ritmo no es del orden de los elementos fun- Un círculo perfecto, una vertical absoluta son
obras que no tienen el mismo uso. El mismo dadores. Pero no es nada sin ellos. Ni ellos puras objetividades ideales que no asumen
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Traducción | Henri Maldiney
recoger la verdad de lo sensible que solo el Mundo en el Sentir no es reducible a la rela- positivo, la posibilidad de que eso no sea. Es
ritmo asegura. ción Sujeto-Objeto. “El sentir es al conocer lo el camino escéptico de la duda, de la crítica,
¿Qué tipo de realidad, qué modo de ser pose- que el grito es a la palabra“ (Straus, 1935: de la efectuación de las evidencias que pue-
en, en la experiencia rítmica, los elementos 329). Pero la palabra no es la verdad del gri- den confirmar o defraudar la certeza primera.
fundantes? –No son ni acontecimientos del to. Ni la percepción la verdad de la sensación. Es el pasaje de la certeza a la verdad.
universo ni acontecimientos de consciencia. La sensación es fundamentalmente un modo La certeza sensible ignora la puesta en duda.
Por un lado, es imposible percibir en ritmo de comunicación y, en el sentir, vivimos, bajo La relación Yo-Mundo no pasa por la prueba
una serie de sonidos, y percibirlos, al mismo un modo de patencia, nuestro ser-con-el- de la posibilidad del No. Los elementos fun-
tiempo, según las leyes de la física, o más mundo. Pero es a un mundo tal, dado en la dantes del ritmo no son propiamente
generalmente sujetarlos mediante un vínculo relación de comunicación (y no de objetiva- postulados. Son –sin tomar en cuenta la posibi-
categorial. Tampoco se dan –si son percibidos ción) al que pertenecen los elementos lidad de no ser. Hay. Es. Ese si no refuta
rítmicamente– como perfiles sucesivos de una fundantes del ritmo. No se postulan objeti- ningún no. Pero justamente son postulados en
misma cosa o de un mismo estado de la cosa, vamente como hechos o fenómenos del el ritmo. El ritmo es el medio en el que su ser
como hacen, por ejemplo, los ruidos conoci- universo. No son tampoco simples vivencias es liberado de la posibilidad de no-ser, y de
dos de un auto que frena o de una piedra que materiales de consciencia. Pertenecen a ese ser-de-otro-modo. El ritmo, porque es una
rueda. Pero, por otro lado, no son en princi- mundo primero y primordial en el que, por forma de la presencia, un existencial, es por sí
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Traducción | Henri Maldiney
“motivo”, le grita en una suerte de éxtasis, teórica e irreal del sentir, bajo la forma de un obras pintorescas o diligentemente descripti-
que penetra al otro: “¡Mire! Los azules… los “diferencial de consciencia”. Es evidente, en vas muestran de más respecto del cuadro
azules abajo… bajo los pinos” (Gasquet, 1926: cualquier caso, que el sentir procede por su- cézanniano aparece como demasiado, presa de
121), ni ese amarillo ni esos azules son colores presión en la medida en que procede por la inercia, reducido al estado de partes muer-
de objetos, sino introducción al mundo, lugar elección. Asimismo, el moverse que no solo tas.7 Ellas están muertas, en tanto que,
de encuentro con el mundo de Van Gogh y está siempre acoplado a él, sino que es su habiendo depositado sobre sí todas sus com-
de Cézanne. Forman parte de “esas sensacio- articulación misma. A velocidad siempre placencias, y captando la mirada en el juego
nes confusas que traemos al nacer”. Y de esas creciente, el paso del caballo se transforma, es de su propia definición, no conspiran ya entre
sensaciones, se trata para ellos de hacer una decir, pasa a otra forma: paso, trote, galope, ellas en la respiración de un solo y mismo
obra donde funcione el mundo. No pueden triple galope. Con cada cambio se produce espacio. Cézanne, por el contrario, no admite
ponerlas a la vez “en obra” y “en el mundo” una reorganización integral e instantánea de sino los pocos elementos que bastan (y tan
sino ritmándolas. De ahí la cuestión: de la las sinergias. pocos, en sus acuarelas) para movilizar una
sensación al ritmo ¿hay continuidad o hay El arte también procede siempre por supre- superficie como napa energética, como energ-
discontinuidad? Hemos afirmado ya que hay sión; y, a su vez, en toda cuestión equiparable ía espacializante. Esta energía es tanto más
discontinuidad y salto ya que hay pasaje de o semejante, tanto más se enaltece cuanto más grande cuanto más viva es la contradicción
una certeza a una verdad. suprime. ¿De dónde viene, de hecho, en una entre los elementos. El arte gana en agudeza
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Traducción | Henri Maldiney
dos líneas falsas entre sí, porque el desvío se En una obra de arte, la forma, incluso estruc- de una articulación viviente, de la Gestaltung
multiplica por su potencia: “un punto de par- tural, es el lugar de encuentro mismo móvil que crea una línea de universo viviente. Co-
tida un li8 de llegada” (proverbio chino). entre un aquí y un allá, focos y un medio. Y la mo ejemplo, he aquí un texto de Yu T’ang,
Así, luego de una primera limitación que es frase de von Weizäcker pude servirnos de pintor de los Song.
elección y que reduce lo sensible a algunos balanza sobre la cuerda rígida –la cuerda más
focos de energía, sobreviene la organización tensa de la lira– donde las artes mayores Para pintar un pez, es necesario que
de la plenitud. Pero plenitud irresumible. Esa hacen su camino. Dos ejemplos alcanzarán en el artista conozca la naturaleza del
plenitud opuesta a la entropía, a la ley de los este sentido. Tomo prestado el primero del pez; pero para alcanzarla, el pintor
debe, utilizando su intuición, acom-
estados más probables, es siempre imprevisi- arte chino, el segundo de Cézanne.
pañar en su nado al pez por medio
ble. Su organización consiste en una En el siglo VI, en China, Sie Ho enuncia, por
del espíritu, compartir sus reacciones
articulación temporal y espacial del espacio y orden de importancia decreciente, los seis
en las corrientes, las tempestades, al
del tiempo, cuyos momentos nodales son en principios de la pintura, de los que solo voy a sol, a los señuelos. Solo un artista que
cada caso lugares e instantes críticos, donde citar los dos primeros: comprende las alegrías y las emocio-
cada obra, cada forma, se demora en ser –o nes de un salmón franqueando un
más bien en ex–istir (más allá de toda medida 1) Reflejar el soplo vital rápido tiene derecho a tomar un
preliminar). es decir crear el movimiento salmón, si no, que lo deje tranquilo.
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Traducción | Henri Maldiney
del universo. Tenemos entonces aquí al pin- en su recorrido a través de momentos nodales espacio. Articulación de dos fases opuestas
tor chino en medio de cosas y seres: que constituyen el esqueleto. Es el principio del soplo vital, el ritmo es uno, y la contradic-
montañas, árboles, rocas, peces, nados –que de la caligrafía, arte mayor en China. En la ción se resuelve a través de él en el ser en
también pueden en francés ser nombrados en escritura china, el caracter, cuyo trazado cur- suspenso de las cosas entre el si y el no, es
singular, para restituir el sentido de las pala- sivo se anuda en una configuración cerrada, decir, en el Tao.
bras chinas, que no están sometidas a la posee la extrema potencia simbolizante de Segundo ejemplo: Cézanne. Bonnard dijo una
categoría del número. Estos “entes” son de- una singularidad (expresiva). Es el resultado vez: “Con una sola gota de óleo Tiziano pin-
signados por palabras que, en chino, no son de un movimiento de singularización, que taba un brazo de punta a punta; Cézanne
nunca conceptos. Más allá de toda distinción está en las antípodas del movimiento de uni- quiso, por el contrario, que todos sus pasos
del tipo: un pez, el pez, este pez, es su forma versalización concreta que se cumple en el fueran tonos conscientes” (Bonnard, 1942).
única lo que los particulariza. Ella es el órga- soplo vital. Porque el arte se halla en el en- Técnicas del continuo y del discontinuo. La
no de discernimiento. Por el contrario, el cuentro de dos movimientos: unifica la primera, la de Tiziano, obedece al ritmo de
soplo vital universaliza completamente lo expansión del soplo vital y el esqueleto. Es, un mundo en el que la forma humana es el
que la forma particulariza. La forma asila el en cada singularidad como así también en el centro. Ese ritmo unifica las dos dimensiones
“ente” en su particularidad. Pero el soplo todo sin límite, articulación del soplo cósmico de la forma femenina que es a la vez carne y
vital une todas las cosas, desde el interior en el único espacio-tiempo concreto univer- cuerpo. Carne resumida en sí misma, por me-
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Traducción | Henri Maldiney
La yuxtaposición de tonos coloreados autó- del pintor, Tal impulso no puede sostenerse Estilos y ritmos
nomos es característica del impresionismo. más que en el ritmo.
Pero en ninguna parte la discontinuidad de Que los “pasos” de Cézanne son –como dice Todo encuentro desea un ágora. El ágora del
tonos es, por mucho, tan viva como en la pin- Bonnard– tonos conscientes o, más exacta- arte es lo Abierto. El ritmo tiene lugar en lo
tura de Cézanne. Cada toque es allí mente, en su precisión misma, encuentros de Abierto. Atengámonos a la pintura. Tres
verdaderamente un “melisma” pictórico. No tonos, acontecimientos singulares que se ex- grandes estilos atraviesan la historia, que
se trata de toques en el sentido ordinario de cluyen mutuamente y se refuerzan por corresponden a tres ritmos fundamentales –
unidades elementales que podemos (a causa contraste, he aquí que aclara el secreto y la donde varían, entre uno y otro, el instante
incluso de su estructura) comparar con los inquietud de su “pequeña sensación”. A dife- fundador del tiempo y la patencia de lo Abierto.
“formantes”. Sino que las verdaderas unida- rencia de las notaciones impresionistas, la El encuentro de la presencia y del ser del
des pictóricas, en un cuadro de Cézanne, no sensación de Cézanne es verdaderamente un mundo en el que ésta se presenta se manifies-
son elementos, son acontecimientos –y esos “fenómeno” es decir –en el sentido heidegge- ta en primer lugar en la apertura de un
acontecimientos son encuentros: encuentro riano– un modo del encuentro. Y la Aparecer absoluto. Todas las cosas y todos los
de dos colores, de dos luces, de una luz y una discontinuidad de los encuentros, unida a seres se dan, pues, a partir del muro cósmico,
sombra. Esos acontecimientos a la vez pictó- nuestra condición de peatones moviéndonos único fondo universal, que garantiza su esen-
ricos y cósmicos son los elementos de paso a paso9, es a la vez el obstáculo y el apo- cia, asegurando la evidencia permanente de
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absoluto, “el espacio sin destino de la plásti- El tercer estilo del ser pictórico es, en general, cierre no se encuentra en relación directa con
ca” (Straus, 1935: 412-413), sobre la base del el del arte barroco. En la pintura de Rubens, o el espectador sino con el centro en torno al
plano del fondo, a partir del cual todos los en la arquitectura de Gaudí (exceptuando las cual se ordenan los elementos” (1860-1863, v.
otros surgen, aunque él mismo no está hecho insistencias fascinadoras), el instante es el de 1: XXVII) . El cierre es solidario de un marco
más que de su contrapunto, sin tener –por la aparición-desaparición de una forma en me- que define un “terreno de verdad”. El espec-
ello mismo– otro modo de presencia que el tamorfosis en el tiempo entre una y otra. Lo tador, en tal caso, se proyecta en el centro, y
ritmo. Dicho estilo de ser es, por ejemplo, el mismo en el impresionismo de Ravenne (Es- en el límite se abandona a las técnicas de la
del arte sagrado de Egipto y el del arte arcai- cenas de la vida de Cristo en Saint- fascinación (más o menos intro-proyectiva).
co griego. Así pues, en el museo de Atenas la Apollinaire-Neuf) o en el del siglo XIX en su Otras veces, el ritmo se encuentra en relación
estela de Ktesilaos y Theano, con su ritmo de primer momento, o incluso en las acuarelas directa con el espectador y lo obliga de algún
cadencia binaria desmultiplicada, es un equi- de Cézanne –donde él intenta, esta vez, abrir modo a “entrar en la danza”. Es fuera de sí
valente tópico de esta forma de declinación el gesto de la naturaleza. En dicho arte del misma que la obra tiene su origen y su térmi-
conservada por el Greco: el duelo. Asimismo, pasaje, la recepción del mundo en el instante no. Pero ambos salen a la luz del espacio y
son válidos aquí, a título de ejemplos, el arte en que funda el tiempo de la presencia es del instante en el campo de la obra, donde se
del Quattrocento florentino, y en el siglo XIX, simultáneamente abandonada y recogida. El anudan las fibras rítmicas del ser del mundo.
la pintura de Seurat y la época clásica de espacio escapa a sí mismo en diástole pero los Aquí la obra ya no es objeto sino acción.
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bre todo el campo del sentir, toda la vida en y el salto. Expuesto al espacio, el ritmo lo Guillaume, G. (1964b). “La représentation
“relación”, entendida como “existencia” del iguala al Espacio, del mismo modo en que française du verbe“. Langage et science du lan-
hombre e “in-sistencia” de las cosas (sobre hace de su presente el Tiempo. gage. Paris/Québec : Nizet/Universidad de
Laval, p. 184-207.
él). Por otra parte, el ritmo está acoplado a La experiencia de los ritmos es infinita. Es la
esta vida y no tiene otros elementos fundado- consumación de la presencia sor-prendida Hegel, G. W. F. (1951). Phänomenologie des
res más que los acontecimientos-encuentros [sur-prise]. En tanto el hombre es capaz de Geistes, [Fenomenología del Espíritu]. Sämtliche
que constituyen la fenomenalidad universal. asombrarse, el arte existe. El hombre muere Werke: Jubiläumsausgabe in zwanzig Bänden, vol.
2. Ed. H. Glockner. Stuttgart: Verlag.
No hay situación que no pueda dar lugar a con él.
una posibilidad rítmica. Del mismo modo en Hegel, G. W. F. (1953). Vorlesungen über die
que “la verdad puede caer de cualquier boca, Aesthetik [Lecciones sobre la estética]. Sämtliche
en cualquier momento” (Kafla, 1925), el ritmo Bibliografía Werke: Jubiläumsausgabe in zwanzig Bänden, vol.
12-14. Ed. H. Glockner. Stuttgart: Verlag.
puede nacer a cualquier momento dado. Pero
es él quien se da ese momento, haciéndolo su Benveniste, E. (1966). Problèmes de linguistique Heidegger, M. (1962). Approche de Hölderlin,
presente. El ritmo en ese presente es su propia général, t. 1: La Notion de rythme dans son ex- trad. fr. J. Launay, Paris, Gallimard.
pression linguistique. Paris: Gallimard.
partida. Kafka, F. (1925). Der prozess: Roman. Frankfurt
Dicha paradoja –que es la del tiempo y el Bonnard, P. (1942). « Propos de Pierre Bon- am Main: Fischer Taschenbuch Verlag, 1989.
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Riegl, A. (1901-1923). Die Spätrömische Kunst-
Industrie nach den Funden in Österreich-Ungarn. sostienen guardianes despiertos de los vivos y los de parte a parte, como un presente de otro presente.
muertos” (Heráclito) Así surgen esas formas No podría haber común medida entre instantes
Viena: Kaiserlich-königliche Hof- und
guardianas del ser que Baudelaire nombró en Los críticos. Sólo el ritmo en su génesis los pone en
Staadtsdruckerei. Faros. Pero la presencia del espectador está ella comunicación. Boulez llega a esta observación
misma condicionada por las formas en acto de la capital: “[…] en el tiempo liso se ocupa el tiempo sin
Semper, G. (1860-1863). Der Stil in den obra. Hay ahí un ciclo de la obra y del testigo. medir; en el tiempo estriado, medimos el tiempo
technischen und tektonischen Künsten, oder 4. Expresión de A. Riegl para designar la ley de las para ocuparlo. Las dos relaciones me parecen
praktische Ästhetik, 2 vol. Francfurt/Munich: estructuras tectónicas, regulares como los planos de primordiales en la evaluación teórica y práctica de
los cristales naturales. También el arte de las las estructuras temporales; son las leyes
Verlag f. Kunst u. Wissenschaft/F. pirámides y otras formas del arte sacro egipcio. fundamentales del tiempo en música” (p.102-108).
Bruckmann. 5. La extrema tensión entre las tentativas teóricas de K. Nada hay más legítimo que, para explicitar una
Stockhausen y de P. Boulez dan cuenta de la “técnica musical”, el músico proyecte la experiencia
Straus, E. (1930) Die Formen des Räumlichen en: proximidad inabordable en la que se encuentran musical en el espacio y el tiempo representados.
Psychologie der Menschlichen Welt, Gesammelte respecto del espacio y el tiempo rítmicos. Pierre Pero que no pretenda volver desde esa proyección
Boulez intenta constituir un análogo del tiempo de hacia la existencia. El postulado es aquí que “se
Schriften. Berlin: Springer, 1960.
la presencia, variando las texturas del tiempo ocupa el tiempo”. En otras palabras, el hombre y su
Straus, E. (1935) Von Sinne der Sinne en: objetivo, en tanto pone –no por fuera sino mundo están en el tiempo. Ahora bien la génesis de
simultáneamente- “el acento sobre la variabilidad las formas y el ritmo exigen lo contrario: que el
Psychologie der Menschlichen Welt, Gesammelte del espacio” (Boulez, 1963: 95). Da, a propósito del tiempo esté implicado en cada evento-advenimiento
Schriften. Berlin: Springer, 1960. espacio, una notable definición del continuum: “No musical; que la música sea génesis del presente que
se trata del trayecto continuo “efectuado” de un es tiempo de presencia inevitable para cualquier tiempo
van Gogh, V. (1889). Lettre à Theo van Gogh. punto a otro del espacio (trayecto sucesivo o suma del universo. Pero los teóricos del ritmo lo identifican
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Cuadernos materialistas, n° 1, 2016.
ISSN en trámite
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