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camino.
La terapia ocupacional
La Terapia Ocupacional es una profesión que interviene en los ámbitos sanitario, educativo,
laboral, judicial y social-comunitario. Sus profesionales brindan servicios a personas de
diferentes grupos etarios que al presentar situaciones de estrés, enfermedad, discapacidad
y/o disfunciones ven afectado su desempeño ocupacional, su calidad de vida, y por
consiguiente su salud integral. Esas personas requieren de la atención especializada a fin de
desarrollar destrezas, habilidades y capacidades que les posibiliten reposicionarse ante
nuevas situaciones, mejorar su capacidad funcional, la calidad de vida y alcanzar el
máximo grado de autonomía personal.
El o la terapista ocupacional estudia y analiza las actividades y ocupaciones propias del ser
humano, tales como las actividades de la vida diaria, actividades instrumentales de la vida
diaria, descanso y sueño, educación, trabajo, juego, ocio y participación social, las que
conforman su instrumento de intervención con las personas y comunidades.
El propósito central de las intervenciones es favorecer la autonomía personal, la
participación social y la calidad de vida de las personas y/o grupos que lo requieran y para
ello seleccionan, planifican e implementan dichas actividades y ocupaciones. De este modo
sus prestaciones se constituyen en un servicio vital para la promoción y prevención de la
salud, como del tratamiento de enfermedades y disfunciones producto de la multicausalidad
de factores que influyen en el mantenimiento del bienestar biopsicosocial y cultural de las
personas y comunidades.
El terapeuta ocupacional, como profesional socio-sanitario, desarrolla su papel dentro de
los equipos de intervención, rehabilitación y/o reinserción social, atendiendo las
necesidades de aquellas personas que han sufrido, sufren o podrían llegar a sufrir una
disfunción o restricción en el desempeño de sus ocupaciones o en su capacidad para
participar e implicarse en actividades significativas dentro de su contexto cultural y/o
social.
La persona con trastorno mental, conoce, sabe alimentarse, beber por sí mismo, ducharse,
desplazarse fuera y dentro del hogar, realizar tareas domesticas, tomar decisiones, que
conforman el desarrollo de las actividades de la vida diaria. Su dificultad reside en la
capacidad para llevar a cabo la ejecución de cada una de las actividades que conforman sus
rutinas. Además de los síntomas propios de la enfermedad se añaden otras series de
variables: entorno, motivación, expectativas truncadas, costumbres adquiridas, medicación,
sociedad, etc, que van a entorpecer el equilibrio ocupacional y la recuperación hacia la
calidad de vida.
De la desinstitucionalización a la atención en la comunidad.
Los avances científicos-técnicos, las reformas sociales y sus correlatos legales, junto a las
transformaciones de los servicios de salud mental, posibilitan la atención de las personas
con trastorno mental en la comunidad. Si tenemos en cuenta esta transición en el
paradigma es donde la casa de medio camino se constituye como un recurso, necesario para
formar la red de atención, inclusión, sobre todo en aquellos usuarios que transitaron por
largos periodos de internación. Este recurso terapéutico permite un abordaje más
humanizado, sensible, un abordaje donde se debe contemplar al sujeto como un todo, en sus
diferentes esferas, es ahí que el rol de la terapia ocupacional se vuelve una herramienta de
gran potencial para facilitar la plena inclusión de la persona con trastorno mental, a saber:
El rescate de los recursos intrínsecos de las personas y de los grupos sociales, fundamental
para promover el autocuidado, esta red que se constituye en el hacer cotidiano de una
persona se debe potenciar para promover nuevas habilidades, que permitan el logro de
autonomía a través del desarrollo de las actividades de la vida diaria (AVD), actividades
instrumentales de la vida diaria (AVDI) incluyendo además ocupaciones productivas.
Accesibilidad: los recursos utilizados en la práctica diaria, están al alcance de todos los
usuarios, tiene en cuenta los distintos contextos donde la persona se podría desempañar
Integralidad: cada uno de los abordajes tanto individual como grupal, se tiene en cuenta
para satisfacer las necesidades de cada caso.
Efectividad: las prácticas se basan en técnicas validadas y en la formación continua del los
profesionales desarrollando nuevas técnicas y recursos científicos que validen las
intervenciones.
Respeto por los derechos humanos: ser respetuoso con los abordajes, evitando técnicas o
estrategias que le resulten a la persona nociva, o ellos no esté dispuesto a acceder.
Los recursos terapéuticos son tan variados como diversas sean las necesidades de cada uno
de los usuarios con el objetivo de facilitar su desempeño ocupacional. Este proceso se
realiza en el contexto habitual que le permita la participación social con el mayor grado de
autonomía posible.
La casa de medio camino, como recurso para facilitar la participación social de los usuarios
de los servicios de salud mental, se constituye por el impacto que tiene en la intervención
del desempeño ocupacional.
Las Casas de Medio Camino pretenden cubrir las necesidades no solo sanitarias, sino
también de vivienda, ocupación, desarrollo personal y sobre todo de integración social y
consecuentemente mejorar su calidad de vida.