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UNIVERSIDAD ABIERTA PARA ADULTOS

(UAPA)

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS

-CARRERA DE DERECHO-

Tema:

Trabajo Final

Participantes:

Facilitador:

FLORENCIO PEGUERO G.

Asignatura:

Introducción a la Historia Social Dominicana

Bayaguana, Rep. Dom.


Tabla de contenido

Introducción..............................................................................................3

Marco Teórico...........................................................................................4

Conclusión..............................................................................................23

Bibliografía..............................................................................................24

Anexos.....................................................................................................24
Introducción

El presente trabajo tiene como objetivo principal dar a conocer todo lo relacionado
con el monumento EL FARO COLON. Su importancia, sus edificaciones, el año
en que fue creado, donde está ubicado, quienes fueron parte de esta edificación,
porque fue credo este faro y para que fue creado.

La importa importancia de este tema radica en aprender a conocer sobre las


tradiciones y la cultura de nuestro país. Aquí también destacaremos su origen y
su situación actual.

En nuestro país han surgido diversos trabajos frecuente a este tema. La forma de
conocer las diferentes zonas turísticas de este monumento es buscar la
importancia de este.

Este trabajo se centra en estudiar y abordar las tradiciones turísticas de nuestro


país. Este imponente monumento y museo dominicano ubicado en la parte oriental
de Santo Domingo, está dedicado a la memoria de Cristóbal Colón, el explorador y
navegante italiano cuyos cuatro viajes y esfuerzos marcó el inicio la colonización
europea del Nuevo Mundo.

El Faro a Colón es una enorme estructura de hormigón en forma de cruz con una
longitud de más de 230 metros de largo. El faro proyecta rayos verticales de luz
que forma una gran cruz en el cielo que se puede ver por muchos kilómetros.

Su construcción comenzó originalmente en 1948, pero se detuvieron en sus


primeras etapas. Los trabajos fueron reiniciados en 1986 bajo la dirección del
arquitecto dominicano Teofilo Carbonell para finalizar para el 500 aniversario del
Descubrimiento de América en 1992.

Este monumento ha sido plagado por muchas polémicas desde sus inicios, dado
el gran número de familias empobrecidas que fueron desalojadas para su
construcción y el gran impacto energético que tiene en la ciudad de Santo
Domingo cuando encienden sus luces.
El Faro a Colón es uno de los principales museos de la República Dominicana.

En la entrada principal, se muestran las banderas de todos los países americanos


que simbolizan la hermandad entre las naciones y la unión de las diferentes razas
y culturas que habitan en nuestro mundo.

En su interior se encuentra el mausoleo que guarda los restos mortales de


Cristóbal Colón.
Aquí encontrarás llamativos espacios que albergan exhibiciones de diferentes
países del mundo, y también el museo cuenta con salones para exhibiciones
temporales y salas de conferencias.

El Faro a Colón está abierto al público de martes a domingo de 10:00 AM a 5:00


PM.

Fue en el 6 de octubre de 1992 que se inauguró el Faro a Colón. La República


Dominicana alzó la mirada al cielo para ver cómo se reflejaban las luces
proyectadas por el faro, aprovechando la culminación de los festejos del V
Centenario del Descubrimiento de América.

Fue en esta misma fecha que los restos de Cristóbal Colón fueron trasladados de
la Catedral Primada de América hacia el Faro a Colón.

El 11 de octubre del mismo año, el Faro a Colón se consagró gracias a la misa


ofrecida por su Santidad el Papa Juan Pablo II, quién ofreció una misa en la
explanada. Cinco días después, el 16 de octubre, el museo abrió sus puertas.
Marco Teórico

Por mucho tiempo se ha dicho que la República Dominicana es un pueblo bendecido por
Dios, que la devoción de su gente hacia el Altísimo se refleja en la insignia patria de  su
escudo, el cual lleva en el centro las sagradas escrituras como señal de adoración y
exaltación. Esta nación caribeña fue la elegida entre diversos países para albergar los
restos mortales del almirante y navegante Cristóbal Colón, en un monumento museo
construido a partir del 14 de abril de 1948 cuando el país estaba bajo la dictadura de
Rafael Leónidas Trujillo y culminado en 1992, en la gestión gubernamental de Joaquín
Balaguer, para conmemorar los 500 años del descubrimiento de América.

En 1852 el historiador Antonio del Monte y Tejada plantó la idea de elegir un monumento
en honor a Cristóbal Colón. Fue en 1931 cuando se convocó a un concurso internacional
de arquitectura, resultando ganador el arquitecto inglés Joseph Gleave. Joseph Lea
Gleave nació en 1907 hijo de una familia modesta en Inglaterra, estudió en la
Universidad de Manchester, ganó el concurso del faro a Colón en 1931 quien estudio en
la Universidad de Artes de Edinburgo. Gleave murió el 16 de Enero de 1965.

Los trabajos de construcción se iniciaron alrededor de 1932 pero pronto se detuvieron


alcanzando apenas la zapata o bases del edificio.

La construcción se reinició en 1986 bajo la dirección del arquitecto dominicano Teófilo


Carbonell y se inauguró el 6 de octubre de 1992.

Este monumento es de carácter histórico y en su interior se exhiben artículos culturales


de diferentes países de América. Su construcción tuvo la finalidad de rendirle tributo al
descubrimiento de América, llamado también el encuentro de dos mundos.

En su interior se encuentra además el Mausoleo con los restos del Almirante Cristóbal
Colón, descubridor de América.

El edificio en concreto tiene forma de Cruz visto desde el aire, debido a que Joseph
Gleave se inspiró en la frase de Colón "Poned cruces en todos los caminos para que
Dios os bendiga".

El faro está rodeado de áreas verdes y en las salas interiores tiene bibliotecas, museos y
salas de exposiciones.
En las noches, las luces del Faro a Colón forman un gran espectáculo iluminando las
nubes que lo atraviesan al proyectar una inmensa cruz. Esta fiesta de luces representa la
evangelización de América.

Su edificación en mármol, con cerámica italiana, lámparas en bronce y la sorprendente e


inusual vista que se aprecia en los componentes de su estructura física, principalmente
en el mausoleo que contiene los restos mortales del descubridor, hace del recorrido una
experiencia única y memorable para los visitantes.

Otro componente del Faro a Colón, digno de admirar, es el Gran Cañón, el cual invita a
descubrir y sumergirse en el mundo del conocimiento universal, gracias a que en el se
aprecian piezas de colección de todas las épocas y que tienen origen en una gran
diversidad de naciones de todos los continentes.

El recorrido por los diversos salones del Faro constituye una gran experiencia, por su
valor histórico y cultural.

Además de  albergar los restos mortales de Cristóbal Colón, en el monumento se 
investiga, expone, conserva y difunde la memoria histórica y el patrimonio internacional
relacionado con el descubrimiento, colonización y evangelización de América, en las tres
vertientes involucradas, Europa-Asia, África y América.

Este mausoleo es visto como el tercer monumento cultural más importante del país, el
cual remonta su historia al 12 de octubre de 1492, cuando llegaron las primeras
embarcaciones provenientes de una sociedad civilizada, dirigidas por Cristóbal Colón. El
sociólogo y columnista Mario Bonetti, actual director del Faro, indica que la obra posee
“un valor identitario, por haber sido esta isla el punto de partida de la conquista del resto
de los países de habla hispana, también por tener aquí los restos del gran almirante y por
contener el monumento de luz más grande del mundo asociado a la figura de Cristóbal
Colón”.

Ubicado en el sector El Pensador, de Villa Duarte, en Santo Domingo Este, es


considerado único en su especie, con una altura de 104 metros y siete niveles.

Bonetti enfatiza, además, que “el monumento al descubridor tiene una cualidad político-
social que no  tienen los demás monumento nacionales, y en ellos su idea original y el
proyecto de su construcción no fueron obras de Trujillo ni de Balaguer, sino que fueron 
adoptados  como resolución en una de las reuniones de los Cancilleres, o sea de los
gobiernos latinoamericanos, de los Estados Unidos y Canadá,  reunidos en Santiago de
Chile en el año 1923,  en el marco de la antigua Unión Panamericana, antecesora de la
Organización de Estados Americanos (OEA), para honrar la memoria del genial
navegante, cuyo descubrimiento de un Nuevo Mundo fue  el fundamento para el
advenimiento, siglos después, de nuevos mundos multiétnicos y poli culturales,
agrupados en el vocablo América Latina”.

Empero, ya en 1914 el norteamericano William Ellis Pulliam promovió en la prensa de su


país la construcción de un faro monumental en la primera ciudad del Nuevo Mundo.

La investigación titulada El Ultimo Monumento, fruto de más de 20 años de seguimiento


al tema que desarrolló el arquitecto José Emilio Brea García y que, en una edición de la
colección del Banco Central, acaba de ponerse a circular.

El Faro a Colón Este es el único en su especie por sus 251 faroles que adornan el cielo,
y una luminaria que da la vuelta al mundo, fruto de un diseño época en el cual el
despliegue de cortinas de luces, explica Brea García, eran una moda procurando
solemnidad y espectacularidad, para elevar la construcción en su imagen y diferenciarles
de su entorno cotidiano.

El diseño ganador fue el del arquitecto Joseph. L. Gleave, pese a lo cual la él inicio de la
construcción estuvo retrasado por una serie de factores que nunca quedaron claros y
que barajaban las tensiones e intereses entre grupos, las intrigas entre el poder civil
gubernamental y los entronques del área privada.

Durante el gobierno del Joaquín Balaguer se da comienzo a la obra, en 1986, bajo la


supervisión del arquitecto dominicano Teófilo Carbonell, y culminando la construcción del
monumento en 1992, a tiempo para la celebración de los “500 años del Descubrimiento y
Evangelización de América”.

Un libro “bomba”

La colección del Banco Central acaba de publicar este libro en que resalta la excelente
capacidad narrativa marcada por la exactitud de la información histórica, el comentario
sarcástico y la correcta conclusión al analizar los procesos que culminaron con la
construcción de la obra, el libro es un aportador rico de información desconocida, no
exactamente del aspecto constructivo sino de cuanto se movió geopolíticamente en torno
a su gestión. Increíblemente, dice el autor, el concurso no llamó poderosamente la
atención del mundo arquitectónico ni en el mismo participaron los genios de este
quehacer profesional creador de espacios para la vida cotidiana y pública de los pueblos.

Son escasos y muy críticos los ensayos y estudios que refiere Brea García en torno al
criterio de diseño y construcción. Un ejemplo de la exactitud de sus observaciones se
tiene con el dato sobre las luminarias que apuntan al cielo, cuando dice “En 484 huecos
armónicamente distribuidos en el cielo raso del cuerpo de la cruz (o gran cañón, como lo
llama el arquitecto Gleave) se colocaron luminarias McPhiven, Cat. No 3B154, tipo
cilíndrico, de 175, de aluro metálico, 277 Voltios, construidas totalmente de aluminio y
para uso en la intemperie”.

El origen

El último monumento se comenzó a concebir en 1988, con una visita del autor al
arquitecto Eugenio Pérez Montás, entonces director del Museo de Casas Reales,
acompañado del historiador José Chez Checo. Brea asistía con el también arquitecto
Omar Rancier, (ambos co-fundadores del grupo Nueva Arquitectura), en torno a una
maqueta del monumento (que no se terminaría de construir hasta 1992, por parte del
gobierno del doctor Joaquín Balaguer, como culmine de los actos de celebración del V
Centenario de la llegada de los hispanos a las tierras “descubiertas”. De ahí nació el
interés por el origen del proyecto, lo que consumió a Brea García, muchas horas de
trabajo y mucha constancia para seguir.

Una obra monumental digna de cuidar y restaurar

Aunque no se recuerda la última vez que sus luces fueron encendidas, el Faro a Colón
es considerado como el monumento de  luz más grande del mundo, por su proyección
alumbrar en forma de cruz en el cielo, una honra a Cristóbal Colón.
Pero, a pesar de haber sido objeto de robos en variadas ocasiones, no ha perdido su
esencia histórica y majestuosidad.

Diariamente al mausoleo acuden turistas de diversas nacionalidades con la finalidad de


conocer, de manera detallada, la trayectoria del almirante, de mano de los guías
turísticos.

Este espectacular lugar cuenta, en sus alrededores, con una extensa área, la cual es
utilizada por los moradores del sector para practicar diversas disciplinas recreativas en
familia o en compañía de amigos o relacionados.
Este inigualable museo cuenta además con un personal de seguridad que vela por la
protección de los visitantes, y para el cual su director Mario Bonetti afirma ha pedido un
mayor número de miembros a la institución correspondiente sin que hasta el momento
haya tenido respuestas favorables.

Planes de reestructuración

Fue a finales de febrero del presente año cuando Bonetti asumió la dirección del
mausoleo, y desde entonces se ha propuesto restaurarlo para devolverle el estado en
que Balaguer lo dejó y embellecer su entorno con la finalidad de atraer a más turistas,
tanto internacionales como nacionales.

Otra de las metas es la habilitación de espacios para una cafetería, una heladería
y un jardín, entre otras cosas.

Además de ser un centro ideal para el esparcimiento de la familia, también ha sido


escenario de importantes proyectos del cine. En el faro se rodó, hace unos años,
una película dirigida por cineastas españoles, específicamente en el área del Gran
Cañón.

A pesar de haber sido objeto de robos en varias ocasiones, la Policía Nacional 


pudo recuperar parte de las lámparas que fueron sustraídas en el último hecho de
esta índole, en el pasado mes de abril.

Este monumento ha sido plagado por mucha polémicas desde sus inicios, dado el
gran número de familias empobrecidas que fueron desalojadas para su
construcción y el gran impacto energético que tiene en la ciudad de Santo
Domingo cuando encienden sus luces.

El Faro a Colón es uno de los principales museos de la República Dominicana.

En la entrada principal, se muestran las banderas de todos los países americanos


que simbolizan la hermandad entre las naciones y la unión de las diferentes razas
y culturas que habitan en nuestro mundo.

En su interior se encuentra el mausoleo que guarda los restos mortales de


Cristóbal Colón.

Aquí encontrarás llamativos espacios que albergan exhibiciones de diferentes


países del mundo, y también el museo cuenta con salones para exhibiciones
temporales y salas de conferencias.
Enfoque actual de la situación del Faro

Las luces del Faro a Colon no han funcionado por casi una década.  Culpable es
la desidia de los gobiernos frente al impacto deletéreo que su encendido tenía
sobre el suministro de electricidad de los barrios circundantes.  Al sus reflectores
nocturnos no dibujar la cruz que están supuestos a crear en el firmamento y
puesto que las entrañas del edificio no se han llenado con los múltiples museos
contemplados por sus diseñadores, habría que concluir que el Faro es  un
monumento trunco y hasta disfuncional e irrelevante.  A la nación le convendría
visualizar otro destino para ese elefante blanco cuyo simbolismo está más que
marchito.

Se atribuye al historiador Antonio Del monte y Tejada proponer por primera vez,
en su “Historia de Santo Domingo” del 1852, la erección de un monumento a la
memoria del Gran Almirante.  Ya en 1914 el norteamericano William E. Pulliam
promovió en la prensa de su país la construcción de un faro monumental en la
Ciudad Primada de América.  La idea tomó cuerpo en 1923, cuando en la 5ta.
Conferencia Internacional Americana celebrada en Chile, se acordó que el
monumento seria construido con la contribución de todos los gobiernos y pueblos
del continente.  En 1931 se eligió, mediante un concurso internacional, el diseño
del arquitecto británico J. L. Gleave, siendo iniciada la obra en 1948 pero
suspendida luego porque no llegaban las contribuciones.

Reanudados en 1986 bajo la supervisión del arquitecto dominicano Teófilo


Carbonell, los trabajos culminaron en 1992 y sirvieron de base a la celebración de
los 500 años del descubrimiento de América. La admiración que profesaba el
Presidente Balaguer por las raíces hispánicas de nuestro pueblo y por la figura del
Gran Almirante hizo posible la inversión de US$70 millones que la obra
requirió.  Balaguer cortejaba así el favor político de la Iglesia Católica.  Mudando
ahí los restos de Colon se perseguía también glorificar su memoria y rivalizar con
la Catedral de Sevilla, donde alegan tenerlos, respecto a su autenticidad.

El edificio es una enorme cruz que simboliza la cristianización de América y,


cuando se han encendido las luces, una cruz se proyecta sobre el cielo que puede
verse a 64 kilómetros de distancia.  Con 210 metros de largo y una altura de 31, el
esperpento califica como el monumento más grande del país y del Caribe.  Dentro
del Faro hay exhibiciones de diferentes países del mundo, salas para exhibiciones
temporales y salas de conferencias.  Ni el Monumento a los Héroes de la
Restauración de Santiago, el Altar de la Patria, el Monumento de Capotillo, ni los
obeliscos del litoral de Santo Domingo pueden comparársele en tamaño.  Pero
mientras se hacen aprestos para revivir las luces, nadie se ocupa de evaluar su
relevancia actual.

Lo cierto es que el Faro es una obra fallida y ya obsoleta y no solo porque no


cumple actualmente su cometido.  Su desmitificación comienza por el hecho de
que el monumento no representa el homenaje continental al Gran Almirante que
acordaron los pueblos de América en el 1923.  Las hermanas naciones del
hemisferio se limitaron, como han hecho en varios otros casos, a apoyar la idea
por deferencia protocolar frente a nuestro país.  Pero no enviaron un centavo para
materializar el proyecto.  Eso se parece mucho a lo que pasó en 1928 con la
creación del  Instituto Panamericano de Geografía e Historia: solo un puñado de
países tiene secciones. Luego el Presidente Balaguer propuso la creación de
Centros de Altos Estudios Humanísticos y del Idioma Español y solo nuestro país
creó uno, hoy adscrito a la UNPHU.  Ambas entelequias funcionan hoy día a costa
del Estado Dominicano y sin logros trascendentes para el desarrollo nacional.

La obsolescencia del Faro, por su parte, se debe a que la época en que los faros
eran unas herramientas esenciales para la navegación por barco ha quedado muy
atrás.  Además, la luz imaginaria que se supone que imparta a la humanidad está
colapsada actualmente y es disfuncional.  Pero aun si pudiéramos gastarnos el
costo de su operación diaria, el simbolismo no alcanzaría a los visitantes
extranjeros.  Esa visitación es hoy día y seguirá siendo diurna –por provenir de
excursiones diurnas desde Punta Cana y de cruceros de 6 horas de visitación
diurna—y, por tanto, la proyección nocturna de la cruz solo la observarían los
nacionales.

La evaluación de la prosapia religiosa del Faro también es incongruente.  Si bien


la cruz de la morfología de la edificación y la cruz de los haces de luz que
conectan al firmamento están supuestos a cubrir a la obra con un velo de
divinidad, un faro no es para ganar el cielo sino para orientar a los mortales en su
faena de navegar en la Tierra.  De ahí que resulta una soberbia exageración de
sus áulicos considerar que el Faro tiene “un valor incalculable y constituye un gran
legado para los pueblos americanos y para la humanidad.”

Una mayor descalificación del significado del Faro se encuentra en la valorización


original de la hazaña del descubrimiento y de la figura de Colon. Esa valoración
responde a una concepción egocéntrica en que los europeos se creyeron el
epicentro del mundo y sus descendientes que emigraron del viejo continente hacia
otras latitudes copiaron el egocentrismo.  Tal concepción no se justifica
históricamente en términos territoriales: nunca ha habido un imperio tan grande
como el de los mongoles Genghis Kan y su nieto Kublai Kan, el cual se extendía
desde Corea hasta Polonia.  (Lo logrado por Alejandro Magno y la Unión Soviética
palidece frente al imperio mongol.)  Pero como Europa es todavía uno de los más
poderosos polos de desarrollo económico y en ella se inició la Revolución
Industrial, los descendientes europeos –incluyendo a Balaguer—se han encargado
de la propagación del mito de que era el centro del mundo.   El “descubrimiento”
de America, por tanto, se ha venido proyectando como la gran hazaña que le
quedaba por lograr a los europeos, quienes ya conocían de la existencia del
Oriente por la Ruta de la Seda y otras vías que servían al comercio de las
especias, seda y otras mercancías por ellos muy apreciadas.
Técnicamente, además, resulta que el “descubrimiento” no fue tal.  Antes de Colon
habían ya llegado a nuestro continente muchos visitantes que no divulgaron su
conocimiento del mismo entre los europeos.  Hoy día la comunidad científica
internacional cree que los habitantes de este continente provinieron originalmente
de Asia.   (Estos a su vez serian originarios del Valle de Awash en Etiopia, de
donde salieron hace unos 70,000 años los primeros Homo Sapiens a colonizar el
mundo.)  Los asiáticos cruzaron a pie desde Siberia a lo que hoy llamamos Alaska
porque ambos territorios estaban unidos hace millones de años.  De Norteamérica
fueron entonces bajando hasta llegar, hace unos 14,000 años, hasta la Patagonia
y Tierra de Fuego.  Algunos se desviaron hacia las islas del Caribe al pasar por
Centroamérica y el insigne historiador M. Veloz Maggiolo afirma, en su magistral
obra “La Cultura Dominicana”, que llegaron a las Antillas Mayores hace unos
7,000 años.  Hoy se cree que también los polinesios llegaron a la costa occidental
de Suramérica un siglo antes que Colon.

Por el lado del Atlántico Norte se ha comprobado que los vikingos visitaron el
noreste de Canadá mucho antes que llegara Colon. Recientes investigaciones
arqueológicas hechas en Newfoundland han arrojado pruebas contundentes de
que los vikingos no solo visitaron la región unos mil años antes que Colon, sino
que penetraron hacia el oeste por cientos de millas.  Por otro lado, el almirante
inglés GavinMenzies, en su monumental obra “1421: El Ano en que China
Descubrió el Mundo”, reporta los resultados de sus investigaciones en que invirtió
20 años: las estelas encontradas en la  costa norte de Suramérica y en
Centroamérica dan testimonio de que los chinos estuvieron en America unos 70
años antes que Colon.  En 1923, cuando la 5ta. Conferencia Internacional
Americana decidió rendir un tributo a Colon, no se sabían estas cosas.  Es, por
tanto, deducible que el endiosamiento de la figura del Gran Almirante entonces
estaría hoy día muy sobredimensionado. 

En cierta medida, ese sobredimensionamiento también es desmeritado por el


fenómeno contemporáneo de la “globalización”.  A medida que el comercio y las
telecomunicaciones van haciendo del mundo una pequeña aldea, las
percepciones del pasado respecto a las jurisdicciones nacionales van perdiendo
importancia.  Por eso los países, para mantenerse competitivos, buscan hoy día
que su producción exportable sea de “clase mundial”.    A medida que el mundo se
achica, las fronteras nacionales van perdiendo vigencia.

Sobre los méritos de Colon existen grandes controversias y cada vez hay más
libros que lo ensalzan o lo desprecian.  Un libro local que ayuda a juzgar a Colon
en sus dimensiones morales seria “El Oro” de Frank Moya Pons (2016), pero
siempre será controversial juzgar la moral de una época desde la óptica de
otra.  Lo que si queda claro es que la hazaña de Colon es comparable, si no
menor, a la de Marco Polo –de cuyos relatos de viaje bebió inspiración– y este
último personaje no ha merecido un homenaje de la categoría del Faro a
Colon.  Esto y los argumentos anteriores dan pie a que repensemos el Faro y su
entorno y desarrollemos allí una monumentalidad que este más a tono con los
tiempos y reconozca a aquellos personajes nuestros que verdaderamente
merecen homenaje y veneración.

El Faro a Colón está ubicado en la avenida Boulevard del Faro en Villa Duarte, Santo
Domingo Este. Los días de visita al interior de este monumento son los comprendidos
entre martes y domingo y el horario es de 10:00 a.m. a 5:00 p.m. Su teléfono de contacto
es el 809-591-1492. Cerrado los Lunes.

Las oscuridades del Faro que se visualizó como el mayor monumento de América

El museo, que se vislumbró desde el siglo XIX, sigue atrayendo a turistas que
aprecian muchas de sus exhibiciones entre penumbras

SANTO DOMINGO ESTE. Cuando el Faro a Colón apenas era una idea, en 1925
el Gobierno dominicano visualizaba que debía ser “el mayor monumento de
América y uno de los más grandiosos y bellos de la tierra”. Ya tiene 25 años de
erigido, aloja exhibiciones que hay que alumbrarlas con una linterna para
observarlas, tiene salas cerradas y en reparación que albergan bacterias, y no hay
fecha para que vuelva a ser esa fuente que despedía un espectáculo de luces.

La estructura es lugar de empleo de 76 personas. Tiene forma de una inmensa


cruz acostada y es visitada a diario por turistas. Solo el año pasado lo hicieron
24,261 extranjeros y en este ya iban 21,795 en julio. A ellos les atrae en especial
un mausoleo donde se asegura que están los restos de Cristóbal Colón
(afirmación que aún se discute), a quien la historia le atribuye haber descubierto
América.

Los visitantes también se pasean por 48 salas museográficas. Cada una exhibe
piezas de un país específico. Son tan apreciadas que se han producido robos,
como el ocurrido en 2011 cuando se sustrajo un arma de fuego antigua, conocida
como arcabuz, que posteriormente la Policía recuperó.

El guía Edwin Ramírez explica que lo que se presenta en cada sala fue donado
por la nación representada, por eso unas son más ricas en artículos que otras.
Japón, por ejemplo, cedió un sistema audiovisual para mostrar al público su
exposición, pero estos viejos artefactos se han convertido “en piezas de museo”
en sí mismos: no funcionan y ya son obsoletos.

De los seis niveles que tiene el edificio, solo el público accede al primero. En los
superiores hay salas en reparación que Ramírez explica que se han abierto con un
permiso especial para estudiantes e investigadores. Cuenta que estas guardan
riquezas históricas como originales de naufragios registrados en los siglos XV y
XVI, planos de otros diseños que se hicieron para el edificio del Faro, grilletes de
esclavos, barcos de la Era de Trujillo, vestimentas antiguas y el esqueleto de un
haitiano que luchó en las refriegas por la independencia.

¿Por qué se construyó el Faro?

La visión de un faro dedicado a Colón fue mencionada por el escritor Antonio del
Monte y Tejada a mediados del siglo XIX.

Se atribuye la idea del monumento al mismo Colón, de quien se afirma que dijo:
“Pongan cruces en todos los caminos y senderos para que Dios los bendiga; esta
tierra pertenece a los cristianos; el recuerdo de esto debe conservarse a través de
los tiempos”.

Se decidió su ubicación en la margen oriental del río Ozama por haberse


levantado allí la primitiva ciudad de Santo Domingo, en agosto de 1496.

Las oscuridades del Faro que se visualizó como el mayor monumento de América

Para el proyecto el Gobierno de la República Dominicana confió su organización a


la Junta Nacional Colombina, creada por decreto el 11 de octubre de 1892, de la
que formaban parte el presidente y vicepresidente de la República, el arzobispo
metropolitano, el secretario de Estado de Fomento y Comunicaciones y el
presidente de la Suprema Corte de Justicia, entre otros.

Además, se creó una Comisión Permanente Pro Faro a Colón, presidida por don
C. Armando Rodríguez, vicepresidente de la Junta y exministros de diversos
despachos.

El 25 de octubre de 1924, el presidente de la República, Horacio Vásquez, envió


un mensaje al Senado sugiriendo la ratificación de una resolución tomada el 24 de
abril de 1923 por la Quinta Conferencia Internacional Panamericana reunida en
Chile, que acordó “recomendar a los Gobiernos de las repúblicas de América que
honren la memoria de Cristóbal Colón, descubridor del Nuevo Mundo, con la
erección de un Faro Monumental que se denomine de Colón, en la costa de la
ciudad de Santo Domingo, capital de la República Dominicana, y el cual deberá
construirse con la cooperación de los gobiernos y pueblos de América, y también
con la de todos los gobiernos y pueblos de la tierra”.

El 14 de febrero de 1925 Vásquez hizo una proclama pública sobre la Primera


Semana Pro Faro a Colón, comprendida entre el 27 de febrero y el 5 de marzo de
ese año. Destacó que la República Dominicana tiene “la honra inmarcesible de
guardar las venerandas cenizas del inmortal navegante”.

“Además –agregó-, por haber sido su tierra predilecta, tiene, por sobre la
conveniencia imponderable de que el Faro sea levantado en las cercanías de la
ciudad de Santo Domingo, el grato e indeclinable deber de iniciar, con una suma
apropiada, la suscripción del proyecto del Faro Monumental que será un atrayente
símbolo luminoso que preconizará la fama imperecedera del Descubridor”.

Pasee por el Faro a Colón en el siguiente tour virtual:

El famoso concurso para su diseño

Para diseñar el Faro a Colón se hizo un concurso internacional entre 1928-1930.


Se inscribieron unos 1,926 arquitectos para participar en la primera etapa. De esa
cantidad de inscritos, llegaron 455 proyectos.

El británico Joseph Lea Gleave, a la edad de 23 años, fue premiado con el primer
lugar. Él indicó que la forma general de la estructura sería baja, comparada con el
terreno, de modo que pueda resistir los terremotos y huracanes.

“La fragilidad de las construcciones modernas no cabe en un edificio que, por su


naturaleza, debe ser eterno”, aseguró, según recoge una publicación de 1959 del
Comité Ejecutivo Permanente del Faro a Colón, para los visitantes de la entonces
Ciudad Trujillo.

“Bajo un cielo sombrío su silueta recuerda la de una esfinge egipcia, la de una


serpiente azteca o la de un esbozo elemental de la naturaleza”, dijo el arquitecto.

Los trabajos de construcción los comenzó el entonces dictador Rafael Trujillo el 14


de abril de 1948, Día de las Américas. En un mensaje que dirigió ese día dijo que
el monumento serviría “para honrar la memoria del descubridor, para señalar
permanentemente la ruta que siguió la civilización en su marcha a través de las
islas avanzadas del continente”.

“Realizaremos en él un acopio documental de singulares proporciones”, dijo


Trujillo. En ese entonces, después de la Segunda Guerra Mundial, el dictador
entendía que la idea de erigir el Faro resultaba “de una oportuna y promisoria
significación” en “el angustioso momento que está viviendo la humanidad”.

Fernando Arturo Garrido, entonces secretario-tesorero del Comité Ejecutivo


Permanente del Faro a Colón, explicó que el cuerpo principal del monumento, una
cruz pavimentada, de 690 metros longitudinales y 166 a lo largo de sus brazos,
“estará rodeada por un radio de 417 hectáreas de extensión”. Aspiraba a que de la
cabecera de la Gran Cruz partieran 21 avenidas, una por cada república
americana.

En la cima del monumento, de 237 metros de largo, y de una altura de 40, está el
Altar del Progreso, que lleva la luz central del Faro. De noche, desde los canales,
se observaba una fiesta de luces que muchos habitantes de la capital y la
provincia Santo Domingo podían ver en décadas pasadas, inclusive a kilómetros
de distancia, antes de que salieran de servicio. Administraciones pasadas del
museo reportaron que estas bombillas consumen muchos kilovatios hora y
terminaron encendiéndose en fechas especiales.

“De noche, desde los canales, se elevarán potentes reflejos luminosos que
proyectarán en el cielo el Símbolo de Colón, esto es, una Cruz Gigante, que
señalará a los viajeros del mar y del aire el punto central entre ambos continentes
americanos”, afirmó Garrido.

Pero todo el sentimiento de veneración a Colón tuvo que esperar. Fue en 1986,
durante el gobierno de Joaquín Balaguer, cuando se retomó la construcción de la
obra, bajo la supervisión del arquitecto dominicano Teófilo Carbonell.

Se terminó de construir en 1992; a su inauguración asistió el fallecido papa Juan


Pablo II y el evento coincidió con los 500 años de la conmemoración del
Descubrimiento de América.

Entre las razones de la postergación de su construcción se indica que no se


recaudaron los fondos prometidos por todas las repúblicas americanas. Según
publicó el periódico El Caribe, dos años antes, en 1990, el ex presidente Juan
Bosch acusó al gobierno de Balaguer de haber encarecido el costo de la vida por
la sobrecarga de impuestos a causa de “una obra tan absurda como el Faro a
Colón”.

Sobre el costo final del monumento se dan cifras distintas: RD$300 millones,
US$30 millones...

Retomar el esplendor tendrá que esperar

El gobernador del Faro a Colón, Simón Herasme, sostiene que los problemas del
Faro comenzaron cuando su administración pasó a depender del Ministerio de
Cultura y se le redujo su presupuesto, por esa razón hay dificultades en el
mantenimiento interior y exterior, asuntos eléctricos pendientes, no se ha
rehabilitado completamente el juego de luces del techo ni reabierto salas en
reparación.

A propósito, Ana María Conde, directora de Museos del Ministerio de Cultura,


indica que al crearse esa cartera (en el año 2000), se reestructuró todo el
funcionamiento de las entidades que pasaron a ser dependencias del ente estatal,
como es el caso del Museo Faro a Colón.

“El ministro Pedro Vergés y su equipo se esfuerzan por racionalizar los recursos
que permitan destinar mayores montos a las labores de rescate y remozamiento, y
trabaja en afianzar las alianzas público-privada, de modo que la sociedad
comparta la responsabilidad de preservar nuestros museos y monumentos, una
tarea que conlleva un alto costo para la capacidad de recursos con que cuenta el
Estado dominicano”.
En el Presupuesto General del Estado del presente año se asignaron
RD$296,104,030 para la conservación de documentos y exhibiciones históricas,
que incluyen RD$81,877,267 para servicios museográficos. La nómina del Faro a
Colón sumaba a julio pasado RD$991,578.66.

¿Y qué de las luces? “La actual gestión del Ministerio de Cultura se encuentra
evaluando las necesidades de los museos y monumentos de todo el país”,
responde Conde. “Sin embargo, por temas presupuestarios esto solo puedo
hacerse por orden de prioridades, pues casi todos los monumentos y museos a
cargo de Cultura requieren de alguna intervención, menor o mayor, y en muchos
casos urgente”.

Conde afirma que el Museo Faro a Colón es un importante monumento y tiene un


inconmensurable valor y potencial turístico. “Su remozamiento amerita ir más allá
del iluminado, cuyas instalaciones deben ser revisadas para adecuarlas a los
nuevos tiempos, permitiendo que los costos en energía bajen”, concluye.

No podemos hablar del faro a Colon y dejar de mencionar a Cristóbal Colón;

Cristóforo Colombo

Nació hacia el año 1451 en territorio de la República de Génova (hoy parte de


Italia), aunque la ubicación exacta sigue en disputa. Algunos historiadores
argumentan que no era de Génova, situando su origen en Aragón, España; otros
dicen que nació en Portugal.

Hijo de Doménico Colombo, tejedor de lana, y de SusannaFontanarossa. Tuvo


cuatro hermanos Bartolomé, Giacomo, Giovanni Pellegrino y Bianchinetta.

Bartolomé trabajó como cartógrafo en un taller en Lisboa y al igual que Cristóbal


tuvo siempre vocación por el mar. Cristóbal también se dedicó a la venta de
mapas y cartas siendo muy joven. Fue marinero desde los 15 años y con mando
en barco desde los 20 o 22 años. En uno de sus escritos, Colón afirma haber
salido al mar a la edad de 10 años. En 1470, la familia se mudó a Savona, donde
su padre se hizo cargo de una taberna.

Entre 1470 y 1476 recorrió todas las rutas comerciales importantes del
Mediterráneo, desde Quíos, en el Egeo, hasta la península Ibérica, al servicio de
las más importantes firmas genovesas. Participó en el enfrentamiento entre
Renato de Anjou y el rey de Aragón, Juan II, por la sucesión a la Corona de
Nápoles. En 1474, con 23 años, fue contratado como marinero en un barco con
destino a la isla de Khíos en el mar Egeo. Tras pasar un año en la isla, regresó a
Italia financieramente independiente. Parece ser que llegó a las costas del sur de
Portugal (Lagos), cerca de Sagres, tras un combate naval acaecido cerca del cabo
de San Vicente, el 13 de agosto de 1476. Incendiado su barco, salvó su vida
agarrándose a un remo y nadando hasta la costa. Residió en Portugal casi diez
años. De los portugueses aprendió a conocer el océano y a frecuentar las rutas
comerciales que iban desde Islandia a Madeira. En el año 1477 viajó hasta
Inglaterra e Islandia, y en 1478 viaja de Lisboa a el archipiélago de Madeira con
cargamentos de azúcar.

Parece ser que contrajo matrimonio en 1479 con Felipa Perestrello e Monis, hija
de una rica familia portuguesa. De este matrimonio, nació hacia 1482 en la isla de
Porto Santo, del archipiélago de Madeira, su sucesor Diego Colón. Su esposa
murió de tuberculosis solo seis años después de casarse. En 1487 tomó como
amante en España a Beatriz Enríquez de Arana, de 20 años de edad y con la que
tuvo a su hijo Hernando Colón, el 15 de agosto 1488.

Hacia 1483 o 1484 defendió su proyecto de circunnavegación ante los


portugueses, que lo rechazaron. A finales de 1484 o principios de 1485 dejó
Portugal secretamente y viaja a Castilla. Tras arribar con su hijo Diego a algún
puerto del golfo de Cádiz, quizá Palos de la Frontera, visitó el monasterio
franciscano de Santa María de La Rábida, en donde recibió ayuda material. El 20
de enero de 1486, los Reyes Católicos recibieron por primera vez a Colón en
Alcalá de Henares (Madrid) y a continuación nombraron una junta de expertos
para valorar el proyecto colombino. A pesar de que muchos no daban crédito a lo
que prometía, nunca le faltaron protectores. Algunos de los más constantes fueron
frailes con influencia ante los Reyes, como el incondicional, buen astrólogo y
entendido en navegación, fray Antonio de Marchena. Otro religioso influyente,
maestro del príncipe don Juan, y siempre favorable a Colón fue fray Diego de
Deza. Un tercer religioso, decisivo en 1491 y 1492, fue el fraile de La Rábida, Juan
Pérez. Además contó con el apoyo de algunos cortesanos distinguidos, como fue
el caso de Luis de Santángel, Juan Cabrero o Gabriel Sánchez. Para hacer frente
a sus necesidades, trabajó con sus manos pintando mapas de marear o
portulanos y comerció con libros de estampa.

Los Reyes Católicos decidieron respaldar su plan. El 17 de abril de 1492 se


firmaron las Capitulaciones de Santa Fe o documento-contrato, que estipulaba las
condiciones en que Cristóbal Colón haría el viaje descubridor. El documento tiene
dos partes, un preámbulo que dice así: "Vuestras Altezas dan e otorgan a don
Cristóbal Colón en alguna satisfacción de la que ha descubierto en las Mares
Océanas y del viaje que agora, con el ayuda de Dios ha de fazer por ellas en
servicio de Vuestras Altezas, son las que se siguen". Ese "ha descubierto" es,
para los partidarios de la teoría del Predescubrimiento, la prueba documental
decisiva, ya que Colón se atribuye, antes de 1492, descubrimientos en el océano
que ahora transfiere a los Reyes Católicos, en virtud de lo cual estos le
corresponden dándole una serie de privilegios, que forman la segunda parte del
documento:

1º) El oficio de almirante de la Mar Océana, vitalicio y hereditario, en todo lo que


descubra o gane, y según el modelo del almirante mayor de Castilla.
2º) Los oficios de virrey y gobernador en todo lo que él descubra o gane. No se
habla de hereditariedad. Para cubrir los cargos en las Indias, puede proponer
terna a los reyes para que estos escojan.

3º) La décima parte de todas las ganancias que se obtengan en su almirantazgo.

4º) Que todos los pleitos relacionados con las nuevas tierras los pueda resolver él
o sus justicias. Este punto nunca se cumplió porque estaba condicionado a los
precedentes castellanos.

5º) El derecho a participar con la octava parte de los gastos de cualquier armada,
recibiendo a cambio la octava parte de los beneficios.

Con este documento capital y otras mercedes, se dirigió a la villa de Palos a


preparar la flota descubridora. Tres embarcaciones, Pinta, Niña y Santa María; un
presupuesto de unos dos millones de maravedíes; y alrededor de 90 hombres,
reclutados con la ayuda inestimable de los hermanos Martín Alonso y Vicente
Yáñez Pinzón, formaron la flota descubridora más trascendental de la historia.

El 2 de agosto de 1492, Cristóbal Colón mandó embarcar a toda su gente, y al día


siguiente, antes de salir el sol, dejaba el puerto de Palos. La primera escala fueron
las Canarias, donde tuvieron que arreglar el timón de la Pinta. Llevó dos cuentas
sobre las distancias recorridas: una secreta o verdadera (solo para él), y otra
pública o falsa, en la que contaría de menos. El día 13 de septiembre, descubrió la
declinación magnética de la tierra; y el 16 llegaron al mar de los Sargazos. A partir
del 1 de octubre se da cuenta de que algo falla. El 6, ya han sobrepasado las 800
leguas y no hay indicios de tierra. Durante la noche del 6 al 7 de octubre, se
produjo el primer motín entre los marineros de la Santa María. Los hermanos
Pinzón apoyaron a Colón y lo sofocaron. Sin embargo, en la noche del 9 al 10 de
octubre el malestar se extendió a todos, incluidos los propios Pinzón. Acordaron
navegar tres días más y al cabo de ese tiempo si no encontraban tierra
regresarían. No hizo falta: en la noche del 11 al 12 de octubre el marinero Rodrigo
de Triana lanzó el grito de: "¡tierra!". Al día siguiente desembarcaron en la isla de
Guanahaní (que ellos bautizaron como San Salvador), actual isla de Watling, en el
archipiélago de las Bahamas, y tomaron posesión de la nueva tierra en nombre de
los Reyes Católicos. El 28 de octubre, arribaron a Cuba, y el 21 de noviembre se
apartó de la flota Martín Alonso Pinzón. El 6 de diciembre llegaron a la isla de La
Española; y el 24 encalló la Santa María, con cuyos restos y la ayuda del cacique
de la zona, Guacanagarí, construyeron el fuerte de la Navidad. Tras dejar a 39
españoles ahí, siguieron la costa, encontraron a Martín Alonso Pinzón (6 de
enero), y navegaron hasta la costa de Samaná. Desde esta zona, el 16 de enero
de 1493, el almirante dio la orden de regresar a España. El viaje fue tranquilo
hasta llegar a las Azores, donde sobrevino una fuerte tormenta (12-15 de febrero)
que forzó a la Pinta a separarse del almirante y arribar a Bayona (Pontevedra).
Otra tempestad, cerca de Lisboa (4 de marzo) obligó al descubridor a
desembarcar en Portugal. El 15 de marzo, don Cristóbal, al mando de la Niña,
entraba triunfal en Palos. Martín Alonso lo hacía con la carabela Pinta pocas horas
después. Llegaba muy enfermo, y a los pocos días murió.

Tras el éxito descubridor, Cristóbal informó a los Reyes, que estaban en


Barcelona, se dirigió a su encuentro y fue recibido por ellos con todos los honores.
El 25 de septiembre de 1493, el almirante zarpó de Cádiz al mando de 17 navíos y
unos 1.200 hombres, portando las primeras simientes y ganados. Al salir de las
Canarias, Colón puso rumbo más al sur que en el primer viaje para llegar al paraje
que denominó la entrada de las Indias, en las pequeñas Antillas. Después de
descubrir la isla de Puerto Rico, llegó hasta el fuerte de la Navidad y comprobó
que había sido destruido y los españoles estaban muertos. Fundó la primera
ciudad de América, la Isabela. Recorrió la costa sur de Cuba, llegó a Jamaica, y a
finales de 1494 descubría América del Sur (Cumaná), aunque lo ocultó hasta el
tercer viaje. El 11 de junio de 1496 arribó a Cádiz vestido con un sayal de fraile
franciscano.

Costó mucho organizar la tercera flota colombina. Las Indias ya no atraían tanto y
faltaban tripulantes. Ocho navíos y 226 tripulantes componían la flota, que dejó
Sanlúcar de Barrameda entre febrero y el 30 de mayo de 1498. Desde Canarias,
siguió a Cabo Verde y una latitud más al sur que las anteriores navegaciones, lo
que le hizo sufrir una zona de calmas. Descubrió la isla de Trinidad. Camino de La
Española divisó la isla Margarita, donde se pescaban las perlas, para llegar el 20
de agosto a la nueva capital de las Indias, Santo Domingo. La mayoría de los
españoles, encabezados por Francisco Roldán, se había rebelado contra la
autoridad de los Colón. La llegada del virrey no resolvió el problema. Las quejas
contra la familia Colón, agravadas con algún que otro proceder dudoso del
Almirante, como ocultar el criadero de perlas de Margarita y Cubagua, llegaron a
la corte y los reyes decidieron destituirlo.

El 23 de agosto de 1500, Francisco de Bobadilla entraba en el puerto de Santo


Domingo para sustituir al virrey y gobernador. Hubo cierta resistencia por parte de
los Colón, lo que explica algo la dureza de Bobadilla. A primeros de octubre de
1500, Cristóbal, Bartolomé y Diego Colón regresaban a España cargados de
cadenas acusado de protagonizar una despótica gestión en la colonia de Haití.
Los monarcas no lo repusieron en sus oficios perdidos. Prometieron que lo harían,
mientras le encargaban el cuarto viaje.

Con cuatro navíos y 150 hombres partió de Cádiz el 11 de mayo de 1502. El


objetivo era encontrar un paso que permitiera llegar a la Especiería ya que Colón
seguía creyendo que la zona antillana era la antesala de Asia. Para atravesar el
Océano, siguió una ruta parecida al segundo viaje. Llevaba orden de no detenerse
en Santo Domingo. Atravesó el Caribe hasta el cabo de Honduras; siguió hasta el
de Gracias a Dios y recorrió la costa de Panamá. No encontró ni paso, ni oro, ni
especias, sufrió la pérdida de dos barcos. El 1 de mayo de 1503 ponía rumbo a La
Española, pero se vio obligado a recalar en Jamaica, en la bahía de Santa Ana,
donde tuvo que encallar los dos barcos y esperar. La hazaña de Diego Méndez y
Bartolomé Fiesco logrando llegar en dos canoas desde Jamaica a La Española
logró salvarlos. El 28 de junio de 1504, dejaban Jamaica y el 12 de septiembre, en
dos navíos, se dirigían a España. Después de arribar a Sanlúcar de Barrameda el
7 de noviembre de 1504, fracasado y enfermo, siguió hasta la corte y reclamó
infructuosamente sus derechos. En sus últimos años se convirtió en
extremadamente religioso.

Conclusión
En esta investigación llegamos a diferentes conclusiones, el Faro a Colón es un
monumento sin lugar a dudas imponente, de vital importancia histórica y por tanto
para el turismo internacional al igual que nacional. La edificación está pensada
para proveer un espacio para la cultura, la historia y el estudio permanente. En el
ámbito turístico se considera como un gran atractivo, por lo que fue integrado a los
programas de “Turismo Cultural” que se ofrecen a los extranjeros.

Todos estos elementos integran un espacio que debería ser preservado para las
generaciones venideras, pero en cambio nos encontramos con un monumento en
el que sus exteriores son utilizados para realizar las más variadas actividades
durante el día y aun en las noches cuando al pasar solo se pueden ver los árboles,
las sombras y la ausencia de luces en la zona.

También es bueno mencionar que nos sorprendió, como grupo, cuando mientras
investigábamos a cerca del monumento descubrimos las razones por las cuales se
llevó a cabo la construcción de dicho Faro a colón, puesto que no sabíamos que la
decisión de construirlo no fue única y exclusiva del Estado Dominicano, sino que
fue una decisión colectiva de todos los países Latinoamericanos y también
estuvieron incluidos los Estados Unidos y Canadá. Esa decisión fue tomada en la
antigua Unión Panamericana, esta organización ya está extinta y en sustitución de
ésta tenemos la Organización de Estados Americanos (OEA).

Es bueno mencionar que en esa reunión la cual fue realizada en Santiago de Chile
en 1923, se acordó que todos los países iban a aportar en partes iguales, sin
embargo nunca llegaron los fondos de parte de las demás naciones. El Estado
dominicano fue quién lo realizó sólo.

Nuestro grupo tiene una recomendación con respecto a tan importante


monumento y es que actualmente se evidencia la falta de una seguridad más
reforzada y de mantenimiento de las áreas circundantes.

Bibliografía
Paginas:

http://www.educando.edu.do/sitios-recomendados/museos-y-
monumentos/museos/faro-a-coln/

http://elnacional.com.do/lo-contado-sobre-faro-colon/

https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/3060/Cristobal%20Colon

Anexos
Foto tomada en la parte externa del monumento.
Vista aérea del Faro a Colón

Interior 1
Interior 2

Interior 3
Interior 4 (Mausoleo donde se encuentran los restos de Cristóbal Colón)

Un turista tomando fotos del mausoleo


Interior 5

Exterior
Azotea

Cuando las luces funcionaban


El Faro y sus alrededores

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