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SEMINARIO Isidoro Vegh 1/06/13

LOS NOMBRES DEL OBJETO

Isidoro Vegh: ... los modos de la ciencia moderna, por ejemplo los físicos descubren
que se hace siempre el mismo tipo de investigación y hay siempre la misma diferencia
y no saben por qué ¿Qué van a hacer, van a parar la física hasta que se descubra? No,
le meten la letra “h” de Plank y dicen que es una constante y algún día se sabrá.
Cuando Lacan dijo objeto “a”, él tenía alguna idea pero no fue a lo largo de toda su
enseñanza lo mismo. Hizo exactamente igual como la constante “h” de Plank, puso
“a” y vamos a ir viendo de qué se trata. Entonces vamos primero a una cosa que ya es
una pregunta, es una incógnita, Lacan dijo “mi único invento fue el objeto “a”, si yo
lo tuviera al lado mío -dicen que puedo ser un poco confianzudo- le diría “maestro, a
ver dígame cuáles son los objetos “a” de los que Ud. habla”… discúlpeme pero yo
leí a Freud antes de leerlo a Ud. y Freud habla en los 3 ensayos de los objetos
pulsionales y Ud. mismo dijo -cuando Freud dice que el prototipo de la pulsión oral
es un labio besando otro labio- que el verdadero delirante en el sentido laudativo del
término era Freud ¿Entonces cómo Ud. va a decir que Ud. inventó los objeto “a” si
de eso se trata lo que Freud llamaba “objetos pulsionales” y pidiéndole disculpas a
la colega esa que me hizo esa pregunta en Francia, en París, y los kleinianos han
trabajado el objeto parcial de arriba, abajo y del costado y se referían también al seno,
las heces, el falo. Tenemos una incógnita duplicada -si Uds. quieren- porque Lacan
también dijo “el campo es freudiano, el inconsciente es lacaniano”, ahí uno tiene
todo el derecho a decir “a este tipo algo le falla” porque si hay algo que descubrió
Freud y se lo preguntaron casi al final de su vida “¿en suma Ud. qué descubrió? La
hipótesis del inconsciente”, cómo Lacan va a decir: “el campo es freudiano, el
inconsciente es lacaniano”. O este tipo está pirado o nos está invitando bajo sus
modos habituales que son enigmáticos -si uno se detiene son enigmáticos, si uno pasa
de largo no pasa nada- uno dice “acá hay 2 enigmas: ¿por qué dice que lo que inventa
es el objeto “a” y por qué dice que el inconsciente es lacaniano?”.
Entonces vamos despacito con los nombres, va a haber cierta progresión y por
momentos voy a hacer retrocesos, como dije no va a ser una pura cronología, va a
haber un cierto ordenamiento pero va a haber también momentos de retroacción.

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Empecemos con el primer lugar o uno de los lugares donde el objeto “a” ni
siquiera tiene nombre de objeto “a” aunque ya lo había nombrado antes. Es por
ejemplo cuando Lacan trabaja el diálogo platónico “El banquete” en su Seminario de
la Transferencia. Alcibíades enojadísimo, despechado de amor dice “jóvenes
atenienses cuidaos, este sátiro con su voz os hace creer que os ama para terminar
Uds como yo encadenados de amor hacia él ¿Sócrates por qué no me das lo que te
pido? ¿Qué me pides -dice Sócrates-? Y yo podría darte todo lo que tú precisas,
riquezas, prestigios, honores a cambio de lo que tú tienes en tu cabeza ¿Qué en mi
cabeza -dice Sócrates sorprendido-? Es como las Agálmatas, esas estatuillas que
guardan la esencia de los dioses”. Agalma, un amor que se ancla en una Agalma,
algo que tiene brillo. Y Uds. recordarán cómo le respondió Sócrates, es una
intervención lacaniana un poco brusca, yo les diría que la piensen antes de hacerla. Le
dijo “tú dices que yo tengo algo valioso en la cabeza -o sea él no lo asume- de
cualquier modo debo reconocer que tu propuesta demuestra de que eres menos necio
de lo que yo pensaba, porque quieres cambiar bronce por oro -suponiendo que el oro
está en la cabeza de Sócrates-”. Se imaginan cómo reaccionó Alcibíades. Bien, allí
este otro nombre del objeto, un objeto que sostiene como esencia ese amor, es decir
hay una relación entre amor y objeto, está situado como eso que está en la cabeza de
Sócrates y aparece como lo atractivo, la agalma, lo agalmático es lo que atrae.
Lacan dijo “yo nunca quise ser original, lo que quise es hacer una lógica”
¿Una lógica de qué? Podríamos decirlo así: de los 3 grandes mitos freudianos. La
lógica del mito de narciso que sirve para dar cuenta -en la medida en que se despliega-
de lo que llamamos el registro imaginario. El mito de Edipo que podemos leerlo para
dar cuenta de una lógica de incompletud propia del registro simbólico y el mito de
“Tótem y tabú” que Lacan en un trabajo realmente admirable lo pone a trabajar con
un texto de más de 2000 años de antigüedad, que es el texto de Aristóteles sobre la
interpretación y le sirve para desplegar lo real de los goces. Se trata entonces de una
lógica y aquí ya empiezo a plantear una pregunta ¿Será que cuando Lacan dice “es mi
único invento” dice es su estilo un poquito grandilocuente que de lo que se trata es
que él es el que dio la lógica de ese objeto y que con el inconsciente cuando dice que
es lacaniano, lo que es su mérito es que él pudo desplegar una lógica que en Freud
estaba en acto pero no estaba explicitada?
Voy a leer una cita del Seminario “el deseo y su interpretación”, me encanta
leer los primeros seminarios de Lacan porque ahí encuentro no sólo aforismos ya

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consagrados, respuestas establecidas sino la problemática que a Lacan lo lleva a
intentar elaborar esos aforismos y esas respuestas. Son lugares donde uno puede
descubrir -si los recorre con cierta tensión- cómo se fueron gestando los conceptos
porque -vuelvo a repetir- Lacan no nació siendo Lacan. En la clase del 29 de abril del
’59 dice así: “Al objeto “a” del deseo, vamos a definirlo, vamos a formularlo como
ya lo hemos hecho, y vamos a repetirlo una vez más aquí. Es este objeto el que
sostiene la relación del sujeto con eso que él no es (…) A eso que él no es, en tanto
que él no es el falo”. Bien, es una frase importante, nos está diciendo que el objeto va
a venir en el lugar de algo que ya no es: el falo ¿Cómo hacemos para que esto, además
de decirlo así, tenga para nosotros algún valor? Me refiero a lo que Uds. -me contaba
Cristina-  acostumbran a hacer los sábados antes de las charlas teóricas que es una
presentación clínica ¿Cómo podemos hacer que estas frases que van a ir avanzando en
una lógica, esa lógica sirva, tenga eficacia en la experiencia del análisis?
Entonces, voy a hacer un salto y voy a ir a uno de los seminarios más ricos
para entender el objeto “a”, que es el “Seminario de la angustia”. En ese Seminario
Lacan nos propone una escritura, una escritura que podemos decir tiene que ver con
un tiempo de engendramiento del sujeto. Para nosotros que somos psicoanalistas en el
comienzo, y este es un punto clave de lo que yo leo como estrategia lacaniana y creo
que como estrategia asumida por nosotros psicoanalistas, allí donde los profesores de
Harvard nos quieren convencer cada día que hay un genoma nuevo -vieron que sale el
genoma de la risa, el genoma de la gordura, el genoma de la amistad…- donde ellos
ponen en el origen el genoma, cosa además discutida incluso en la ciencia dura
porque se ha creado en la ciencia dura lo que se llama epigenética desde los años ’80.
La epigenética demuestra que un gen es eficaz si se dan otras causalidades
condicionantes coadyudantes, por sí mismo no actúa. Es decir, si los profesores de
Harvard leyeran la epigenética y se pusieran con eso de acuerdo, con tranquilidad y
despacio llegarían a descubrir lo que Freud ya dijo en 1895: las series
complementarias. Algunas veces que me toca compartir con alguna gente de esos
campos, yo les digo “sigan así que van bien. Ya descubrieron la crisis de angustia, lo
llaman panic attack, reconocen que la neurosis obsesiva existe y le llaman TOC”,
seamos considerados con ellos, es gente que viene desde la medicina, es otro
pensamiento. Bueno, para nosotros que somos psicoanalistas, la estrategia lacaniana y
la nuestra es que en el comienzo está siempre el Otro, esa es la clave ¿Por qué?
Porque nosotros -ahora voy a hablar en terminología moderna porque ya con mi edad

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tengo que hacer ciertas distinciones para que no me digan que soy un viejito…-
nosotros a diferencia de los profesores de Harvard entendemos que no es lo mismo el
hardware que el software. Si yo soy francés no voy a poder decir nunca “viva racing
club” -yo soy de racing desgraciadamente- y yo nunca voy a poder a hablar como
hacen ellos de “la frrrrraaannnce” a mí me sale más o menos, ni siquiera hago
esfuerzos porque ya sé que no voy a poder ¿Qué quiere decir eso? Quiere decir que el
software cambió el hardware, estamos marcando en el cuerpo, esto es lo que Lacan
llama como función de fonación: al quedar marcados corporalmente de un modo,
perdimos definitivamente otros modos.
Entonces en el comienzo para nosotros, para que emerja un sujeto tiene que
estar otro, Lacan dirá “bueno, la madre real en tanto desea tener un hijo”. Cuando
una madre desea tener un hijo ahí viene el otro bárbaro que es Freud, no dice “desea
tener un hijo porque su instinto maternal, la bondad, la procreación humana y hay que
poblar la Patagonia” no dice todo eso. Freud dice barbaridades, dice “quiere tener un
hijo en el lugar del falo” pero no la termina ahí, es peor Uds. saben: del falo que el
padre no le dio. Freud clásico, Uds. lo conocen. Es decir que en el comienzo, por eso
acá Lacan lo escribe como una S sin barrar, porque es un sujeto por venir, es un sujeto
mítico, en ese momento se trata de un tiempo necesario, lo peor que podría suceder es
que uno no pasara por ese tiempo pero es bueno antes de los 30 o 40 años salir de ese
lugar. Eso no lo voy a desarrollar, parto de la base que Uds. lo conocen, tiene que ver
en términos freudianos “prohibición del incesto”, en término lacanianos “metáfora
paterna”, va a producir 2 efectos. Voy a poner con fines didácticos estas flechitas,
Lacan no las pone. El Otro con su deseo va a pasar bajo la barra y Lacan dice que esto
es el inconsciente -voy a agregar- como lógica de incompletud. Y el sujeto en la
medida que pasa a sufrir las eficacias del lenguaje y también de las operaciones
necesarias instituyentes, deja de ser el falo del otro y pasa a constituirse en un sujeto
escindido. Un sujeto escindido que pierde un lugar de goce. Es un goce cuando no hay
sujeto. A veces hago el chiste, desde mi consultorio se ve una plaza y les cuento a mis
alumnos que a veces miro con nostalgia a las mamás con los bebés y los cochecitos,
el bebé en el cochecito y pienso “cuando yo estaba en el cochecito y mi mamá me
llevaba a la plaza, yo no me daba cuenta porque no había sujeto, y ahora que hay
sujeto no le puedo decir que me lleve a la plaza…”, no tiene solución eso, no tiene
solución. Y entonces dice Lacan que ese goce perdido míticamente porque no había

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sujeto que lo registrara, deja un resto que yo lo llamo premio consuelo que es ese
objeto “a”. Si yo les pongo acá este rombito, todo esto es la fórmula del fantasma. Es
decir que este “a” no es un objeto de deseo, es un objeto causa de deseo, es un pedazo
que se gestó en la relación con el Otro y que se gesta como tal porque fue perdido. Si
lo digo de un modo más accesible: sólo porque se pierde el pecho se puede desear el
seno. Entonces tenemos la foto de Charlotte Caniggia que se puso unas lolas enormes,
se ve que no leyó Lacan pero se avivó que por ahí pasa algo. Es interesante porque
uno puede usar también el psicoanálisis para ver también la vida cotidiana, y ella
nunca dijo “mi único invento fue el objeto “a”.
En el Seminario de la angustia nos encontramos entonces con 2 citas que
tienen algo de contradictorio. Primero, en la clase del 9 de enero del ’63 dice Lacan
“la angustia es la señal de ciertos momentos de esa relación -relación con el objeto-
nos esforzaremos hoy por mostrarlo con mayor profundidad. Quiero decir que a
dicho objeto lo designamos precisamente por “a”. Hago observar que tal notación
algebraica tiene su función -ven, notación algebraica como cuando se pone 2x y el
lugar de la x se puede llenar con distintas cosas- es como un hilo destinado a
permitirnos reconocer bajo las diversas incidencias con que se nos presenta su
identidad”. Y entonces nos dice 2 cosas contradictorias, en la clase del 16 de enero
del ’63 dice “Hoy quisiera llegar a decirles cierta cantidad de cosas acerca de los
que les enseñé a designar como objeto “a”. El objeto hacia el que nos orienta el
aforismo que promoví la vez pasada en relación con la angustia, que ella no es sin
objeto”. De la agalma que Alcibíades quería, que la pedía hasta de rodillas a Sócrates,
ahora nos encontramos con que este objeto que él lo llama “a” tiene que ver con la
angustia. Y dice más, “la angustia es su única traducción subjetiva”, es decir que
sólo te avivás que estás ante el objeto cuando tenés angustia. En realidad no te avivás
que estás ante el objeto, de eso se puede dar cuenta el analista si tiene la lógica porque
en el mundo en que vivimos esa angustia para el DSM va a ser nada más que un
trastorno, algo a suprimir, un poco de Alplax o algo parecido. Pero dice también esto
siguiente, “si “a” fue introducido sin embargo hace mucho tiempo y por el sendero
que los lleva a Uds., fue anunciado en otra parte en la fórmula del fantasma. Esta es
la fórmula del fantasma como soporte del deseo” ¿Se dan cuenta que tenemos 2 cosas
contradictorias? Salvo que pensemos que siempre que uno desea está angustiado, cosa
que no es así, la experiencia mínima de la vida cotidiana nos dice que no es así. Más
bien es al revés como decía el poeta y pintos William Blake “cuando no está el deseo,

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la vida es una desgracia”. Entonces acá tenemos algo contradictorio. Por un lado es
un objeto que está presente cuando hay angustia y por otro lado nos dice que surge
como sostén del deseo, en la fórmula del fantasma ¿Qué hacemos con eso? Dije que
iba a hacer avances y retrocesos, vuelvo al Seminario de la Transferencia, clase del 1
de marzo del ’61, dice así, “es en la medida en que algo se presenta como
revalorizando el modo de deslizamiento infinito, el elemento disolutivo que trae por
sí mismo la fragmentación significante en el sujeto, que algo toma valor de objeto
privilegiado”. Es decir, objeto “a” tiene el privilegio de detener una fragmentación
significante infinita. Bravo, algo positivo. Dice, “que detiene este deslizamiento finito
es en esta medida que un objeto “a” toma en relación al sujeto este valor esencial
que constituye al fantasma fundamental donde el sujeto se reconoce él mismo como
detenido, lo que llamamos, para decirlo en nociones más familiares, fijado, en
análisis, en relación al objeto, en esta función privilegiada, y que llamamos “a””.
Acá tenemos entonces ya que hay algo que nos invita a una distinción lógica que
quiere decir que vamos a tener que apelar a la otra escritura que Lacan nos propone en
el Seminario de la angustia para entender de qué está hablando. Tenemos una
incógnita dijimos, el objeto “a” primero se llamaba agalma, atrae, después nos dice
que viene en el lugar del falo, en el lugar donde se era el falo del Otro, en el ser.
Aparece como objeto perdido causa de deseo, propiciatorio. Luego viene y nos dice
que no, que es el objeto que produce ese efecto subjetivo llamado angustia y también
nos dice que es el objeto causa de… a ver por dónde va esta lógica. Bien, repasemos
-y me encanta que a Uds. les guste la clínica- tenemos un real que nos permite salir de
la deriva significante que nos ancla. Entonces vamos a eso. Voy a hacer un chiste, ¿les
interesa saber por qué alguien viene a nuestro consultorio a pedir análisis? Si no pasó
a otro tema.
Bueno, en el comienzo sigue estando lo mismo, ese Otro, la madre real dice
Lacan, el sujeto como falo del Otro. Si todo anduvo bien -estamos hablando de la
neurosis- este Otro pasó bajo la barra, es el inconsciente, un neurótico que acude a
nuestro consultorio está habitado por el inconsciente. La diferencia es que si alguien
viene a nuestro consultorio, vamos a tomar la distinción clásica freudiana, porque
sufre de síntomas, inhibiciones o angustias, es porque se está ofreciendo como objeto
al deseo de otro. La angustia -dice Lacan- se sustenta según su teoría, en 2 frases:
surge ante el deseo del Otro -no dijo ante la demanda del Otro ni dijo ante el goce del
Otro, cuando Lacan quiere ser riguroso, lo es- y no es sin objeto. Es decir que para

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que haya angustia tiene que haber habido un anuncio de donde el sujeto está fijado y
para que pueda haber eso, tiene que haber aunque sea un corrimiento de su
apresamiento en el goce del Otro. Porque mientras esté totalmente inmerso en la
sartén del goce del otro, no va a haber angustia. Hay un caso paradigmático –no lo
voy a desarrollar, sólo lo nombro- que lo describió muy bien Helen Deutsch -una
discípula genial de Freud- que es el de la fobia a las gallinas, donde el chiquito por
primera vez siente angustia cuando su hermano tomándolo de atrás le dice “yo seré el
galló, tú serás la gallina”, es decir “si seguís siendo el objeto del goce de mamá, vos
no llegás nunca atener el falo”, recién ahí él suspende ese goce y aparece la angustia.
Lacan lo dice muy lindo, dice “antes gozaba pero no sabía, ahora sabe pero ya no
goza” es el momento en que nuestros pacientes -esto que quede a puertas cerradas-
nos dicen “si yo hubiera sabido esto, no me analizaba” pero ya están metidos y no hay
retroceso, una vez que llegó el anuncio sólo queda seguir para adelante. No es que lo
hacemos por maldad, es que es inevitable. Y el sujeto se posterga como sujeto del
deseo.
Voy a otro Seminario, “La lógica del fantasma” clase del 19 de abril del ’67,
dice “Al objeto “a” lo hemos definido y representado como lo que cae en la
estructura a nivel del acto fundamental de la existencia del sujeto”, es esto, este es el
que cae y se constituye en tanto falta, causa de deseo. Es lo que yo llamo el
socratismo de Freud y de Lacan. Sólo se desea lo que no se tiene. Menciona la
relación del objeto “a” con el número de oro que es una manera de plantear, es un
irracional, es como pi 3,14… sigue al infinito, lo cual quiere decir que no es
localizable. Uds. saben que los números reales -son los que tienen los enteros, los
racionales y los irracionales- son equivalentes a la recta, si lo hacemos entonces en la
recta el intento de localizar el objeto “a” no lo podemos hacer, podemos localizar los
puntos vecinos más próximos, es una manera de decir que hay algo en eso que
llamamos el objeto “a” que no es ningún objeto. Y dice, acá volvemos a la clínica, la
clase del 26 de abril “Hace falta que el psicoanalista llegue a concebir la naturaleza
de lo que maneja como esta escoria del ser, esta piedra rechazada que deviene la
piedra angular que designo por el objeto “a” que es un producto”. El objeto “a” es
un producto, no es natural. Esto es la lógica del fantasma. Es un producto, se los digo
con un aforismo “así como el sujeto es efecto, el objeto es producto” y es producto de
la relación con el Otro, no es natural. Me acuerdo un día que me sorprendía leyendo
un autor kleiniano muy valioso, Meltzer, cuando él se pregunta por qué un seno es

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bello, y responde -yo no lo podía creer, me refregaba los ojos- porque es bello. Es
decir, yo encuentro en esa reiteración de su pregunta, su dificultad en avanzar sobre
eso. Por qué un seno es bello. Bueno, aunque sea lo dejo así formulado, yo diría que
siempre que Uds. trabajen la cuestión del objeto, prueben a ver si les sirve -acá pongo
“sujeto” y acá el “Otro”- si les sirve pensar siempre que le objeto “a” es un producto
del encuentro del sujeto con el Otro. Algo muy simple, la pulsión oral, sólo toma el
borde de los labios, las encías, no va más allá, todo el resto del órgano del aparato
digestivo no es lo que llamamos la zona erógena ¿por qué? por inervaciones sería
quedarnos otra vez en el hardware. Porque es el lugar del encuentro con el otro, y lo
mismo para la pulsión anal y podríamos desarrollarlo también para la mirada y la
pulsión invocante.
Entonces Lacan nos está diciendo que tenemos que hacer algo cuando un
paciente acude a nosotros en esta posición, una posición que… dibujo un anillo, otro
anillo por encima y el tercer anillo por arriba del de arriba, por abajo del de abajo, por
arriba del de arriba y por abajo del de abajo. Si le pongo letras -esto un matemático no
lo hace- RSI, Lacan pone donde se superponen los agujeros de los 3 registros: a.
Entonces en un Seminario que se llama “RSI” pone como inmicción de lo simbólico
en lo real, el síntoma. Como inmicción de lo real en lo imaginario, la angustia. Y
como inmicción de lo imaginario en lo simbólico, la inhibición. Es decir que este
objeto “a” está en la base de la persistencia del síntoma. Lacan dice “el analista tiene
que hacer algo con eso” ¿qué es lo que el analista está invitado a hacer con eso? Voy
a resumir porque sino no va a dar el tiempo y me gustaría que conversemos. El
analista es invitado a producir el acto. Si el objeto “a” en tanto fijación -y acá
volvemos a los nombres del objeto- en tanto plus de jouir, plus de gozar, funciona
como lugar de fijación, la fijación es la fijación a un goce. Un síntoma no es un sueño,
persiste, se repite porque hay un goce que lo tiene fijado. Podemos entender que se
tratará entonces de hacer algo con este “a”. Podemos decirlo de distintos modos, yo lo
voy a escribir así. Lo digo primero con una metáfora, espero que nadie se ofenda
especialmente ahora que tenemos a Francisco de Papa: si no hubiera fieles que eleven
plegarias, no habría dioses -es lo que voy a escribir-. Sólo se puede jugar a que hay
Otro gracias a que alguien se ofrece como “a” a tapar el agujero real del Otro. Esto ya
lo dijo muy bien el amigo íntimo de Michel de Montaigne, Etienne de la Boetie, allá
por el 1600. Es un texto clásico que se llama “Discursos sobre la servidumbre
voluntaria”: “si no hubiera quienes sostienen a los tiranos, no habría tiranos”. En la

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pequeña dimensión de nuestros analizantes cuando nos consultan, sufren porque han
retrotraído su deseo para ubicarse a merced del deseo del Otro, la angustia emerge
-como dije- ante el deseo del otro y no es sin objeto. Es decir, es cuando descubro que
yo estoy fijado como objeto a merced del deseo del Otro. Entonces qué será el acto, lo
escribo así, el acto es producir 2 cosas: redescubrir que el Otro es no-todo, y este “a”
que acá está como nombre del objeto, plus de jouir, pase a ser “a” como objeto causa
de deseo. Una aclaración, cuando digo “objeto causa de deseo” no quiere decir que se
quede sólo en el deseo y no haya goce, quiere decir que va a haber goce anudado al
deseo. No es lo mismo por ejemplo comer al modo de una bulimia que comer como
cuando uno hace una recepción con amigos que quiere, con los rituales
acostumbrados, los brindis que se estilan, no estamos proponiendo un ascetismo sino
un enlace del goce al deseo. Para eso -dice Lacan- el analista tiene que estar
dispuesto, para los varones es más difícil, a tener tetas como Tiresias, es decir que hay
un momento del análisis que cualquier analista lo vive, que es el momento en el cual
se termina lo que se llama la luna de miel, el idilio, y es el momento clásico cuando
todos nos preguntamos “quién me mandó a dedicarme a esto”. Paciente que de pronto
viene enfurecido a la sesión siguiente “porque lo que Ud. me dijo…” “pero qué le
dije, si yo soy buena persona no quiero joder a nadie” “uy, dios, tengo hijos
adolescentes y ahora tengo que soportar esto”, pero bueno forma parte esencial del
análisis. Pero, del análisis, no del psicodrama. No quiere decir entonces que vamos a
revisarles la cartera a todos los pacientes que vienen porque eso es hacerles presente
la mirada, no, eso es otra cosa. Lo voy a decir con frase de Lacan, dice en “Encore” el
10 de abril del ’73, “De ningún modo es necesario creer que seamos nosotros mismos
los que soportamos el semblante. Nosotros no somos el semblante, nosotros somos en
la ocasión lo que puede ocupar el lugar para ser reinar ahí el objeto “a”. El que va a
reinar es el objeto producto del discurso analizante, no lo que yo a modo de
psicodrama quiera proponer. Estamos dispuestos como las buenas putas, a responder
con la parte del cuerpo que necesita el cliente -perdonen la analogía-. Ves, esto pasa
Pablo porque me recibieron tan bien Uds., me dan confianza y…
Pablo kovalovsky: Te conocemos
I. V.: Me conocen.
Y entonces, para ir un poco cerrando y tener tiempo para hablar. En el
Seminario “Encore” dice en la clase del 20 de marzo “Lo simbólico al dirigirse hacia
lo real nos demuestra la verdadera naturaleza del objeto “a”, si antes lo califiqué se

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semblante se ser es porque semeja darnos el soporte del ser”. Si lo decimos también
en términos de nuestra vida cotidiana, diría que sin haber leído ni a Freud ni a Lacan
esto lo sabe cualquier publicista. Si el publicista, el que se dedica al márquetin por
ejemplo de Peugeot, quiere vender un auto ¿qué pone, la foto de bujías? te pone al
lado del auto una chica linda y después tenés los boludos a las 4 am dando vueltas con
el Peugeot porque la chica no aparece. Lo que pasa es que no entienden que son gente
buena los del márquetin, plantean el objeto causa de deseo como falta. No sé si eso los
va a consolar. Bueno, en este mismo Seminario “Encore” es donde Lacan empieza
con el nudo borromeo y dice así “por qué hice otrora intervenir el nudo borromeo…
era para traducir la fórmula, te pido rechazar lo que ofrezco porque no es eso”. Es
decir, está bueno podés tener el Peugeot si querés pero estaría bueno que te des cuenta
que con el Peugeot solo no vas a conseguir la dama que vos querrías para amar,
desear, gozar…
Intervención inaudible: (chiste)
I. V.: Claro, ese es el problema porque, está bueno el chiste que hizo Pablo, porque es
la razón por la cual nosotros somos requeridos porque no hay más remedio. Cuando
digo “no hay más remedio” es literal: Freud empieza el psicoanálisis cuando la
medicina clásica no tiene remedio para las parálisis histéricas, las cegueras histéricas,
y ahora es lo mismo pero la sociedad no nos quiere porque terminamos el negocio.
Imaginate que vos a tu paciente le decís antes que dé la seña “pero no va a conseguir
de ese modo la chica que quiere”, el tipo no pone la seña ¿Se entiende por qué la
sociedad no nos quiere? Hay un rechazo estructural. Bien. Y lo dice así, miren qué
lindo como lo dice Lacan, qué lógica depurada, yo la verdad que cuando leo estás
cosas lo vuelvo a amar como nunca, no dejo de criticarlo también cuando se manda
sus frases petardistas. Es decir, en realidad el error es nuestro, él nos enseñó que un
significante tiene que reenviar a otro significante y no hacer signo. Si uno se queda
con una frase aislada puede terminar diciendo cualquier cosa porque además a Lacan
le encanta decir frases petardistas. No sé si saben la broma que sucedió cuando
estando en Italia él dijo “la femme n’ existe pas”, esa fue una, y después dijo “il n’ y
a pas de rapport sexuel” y los italianos dijeron “Lacan es puto”. Vos escuchás esas 2
frases y claro.
Bueno, miren que linda frase, “el objeto “a” es lo que supone de vacío una
demanda” -frase linda bien recortada- “deseo del que ningún ser es soporte. Un deseo
sin otra sustancia que la que se asegura con los propios nudos”. Me acuerdo de un

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pícaro que lo conocí personalmente -Pablo también seguro que lo conoció, Cristina
también- ¿se acuerdan cuando vino Serge Leclaire? Era un pícaro, él decía que no
tiene sentido gastarse mucho dinero en tapados de piel, joyas y esas cosas porque no
es eso, en cambio mucho mejor es con una frase poética “te regalo el cielo infinito,
toda la arena del mundo, sus múltiples pedacitos no alcanzan para decir lo que te
amo”.
Entonces, un poco para terminar, Lacan avanza -voy a dar la última puntadita,
lo voy a decir además porque también esto está en la repetición de lo que les dije-
Lacan -es mi lectura, puedo equivocarme- creo que le pasó lo mismo que a Freud
cuando escribió “Más allá del principio del placer”. Freud escribe en el ’19 o ’20
“Más allá del principio del placer” y dice cómo es que hasta ahora no me di cuenta
que en la repetición de lo mismo -yo suelo distinguir entre la insistencia significante
que es una repetición con diferencia y que es muy interpretarle al paciente la
diferencia para no hacer análisis melancolizantes, la diferencio de la repetición de lo
mismo, del goce fijado, del lugar donde el sujeto está detenido y no avanza- Freud
recién ahí se da cuenta que en esa repetición de lo mismo estaba en juego lo que a
partir de ese momento él va a llamar pulsión de muerte, y dice que a partir de ahora ya
no puede dejar de pensar con este nuevo concepto. Hubo un cambio entonces en
Freud, muy interesante, que yo suelo decir así, cuando un analista tiene una buena
cantidad de años como analista, tiene la oportunidad como la tuvo Freud de cosechar
una buena cantidad de fracasos ¿Qué quiere decir? No quiere decir que Freud o Lacan
eran malos analistas, quiere decir que como son buenos analistas son capaces de
admitir lo que no anda y preguntarse, y al preguntarse descubren que hubo un par de
fracasos no porque eran malos analistas o no respondían a la ética, no, no, porque
habían conceptos que no estaban desplegados, porque psicoanálisis no es un dogma
que está desde el comienzo, se va construyendo en la experiencia. Creo que a Lacan le
pasó lo mismo cuando dio su Seminario ya casi al final de su vida, llamado “Le
synthome”, esta teoría del synthome es una teoría que Lacan desarrolla en el
Seminario donde trabaja la vida y obra de Joyce. Resumo. Lacan siguiendo a Jung
-Jung lo atendió a Joyce- repite lo que Jung escribió en su texto sobre El Ulises de
Joyce, que allí donde la hija Lucía -de Joyce- fracasó, se ahogó, murió esquizofrénica
en un hospital en los alrededores de París, Joyce pudo sobrevivir gracias a su arte, su
escritura. Y Lacan dice que su escritura funcionó para Joyce como cuarto anillo, como
synthome que le permitió ser uno lo que si no hubiera sido una fragmentación

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esquizofrénica. Lacan en ningún momento dice si en el neurótico es imprescindible
eso también o no pero tiene todo un capítulo desarrollado en la relación del hombre
con la mujer basado en el synthome. Inclusive ese aforismo que dijimos en broma “la
femme c’est le synthome” primero dijo que era el síntoma pero después dijo
synthome. Está diciendo que una mujer puede ser para un hombre -y en algún lugar
dice que un hombre para una mujer también- un remedio para lo real ¿Remedio en lo
real para qué? Entendámonos, el parlêtre sufre cuando está fijado a un goce, cuando
no encuentra la canalización adecuada de sus goces. No adecuada a una moral
exterior, adecuada a su deseo. Cuando Maradona equivoca el camino y en lugar de
seguir canalizando su goce en lo que para él era su deseo, que era el fútbol, y se va a
la cocaína, se quiere suicidar, equivocó el rumbo. Por supuesto que nadie lo equivoca
porque sí, hay marcas que llevan a esas cosas. Entonces yo digo que cuando Lacan
introduce el synthome, el cuarto anillo, es su manera de decirnos que lo simbólico es
imprescindible trabajarlo, llevarlo hasta el extremo pero que cualquier analista cuando
lleva un análisis suficientemente lejos puede decir “sí, este paciente ha mejorado, tales
y tales síntomas se han resuelto, tales inhibiciones también, no tiene ya las crisis de
angustia que tenía, no sufre de insomnio, ha podido armar una relación, tiene su
campo de creación pero hay estos síntomas que no ceden” y no ceden y por más que
uno interprete uno siente como cuando trabaja con pacientes psicóticos, que está
hablando con la pared. Bueno, ahí es donde el analista está invitado a propiciar que se
canalice en lo real ese goce que no puede ser resuelto con la interpretación simbólica.
Se va a jugar primero con intervenciones en lo real en el mismo análisis y también
propiciando eso en lo real. Esto yo lo vengo trabajando de hace años, el primer libro
en que traté esto se llamó “Las intervenciones del analista”, donde yo planteaba que
el analista no sólo interviene con la interpretación metafórica sino también en lo real,
en lo imaginario. Haciendo pequeñas encuestas con mis amigos “¿vos alguna vez le
hacés un chiste a tus pacientes? Sí” pero nunca lo escribían porque consideraban que
eso no era parte del análisis. “¿Vos alguna vez recibís un regalo de tus pacientes? Sí”
lo cual está muy bien pero nunca se escribía, era considerado como al margen. Yo
creo que si se reconoce cuál es la lógica, son intervenciones. Y lo mismo propiciar la
creación de eso que tiene que ver con el synthome en lo real. En la misma línea
escribí un libro que se llamó “El prójimo. Enlaces y desenlaces del goce”. A
diferencia de la caridad cristiana donde se supone que voy al prójimo para ayudarlo o
en la perspectiva judaica de Lévinas donde voy al sacrificio con el otro, yo lo planteo

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exactamente al revés. Lo planteo como lo planteaba la madre Teresa en Calcuta, una
vez fue una joven norteamericana a ayudar ahí en el leprosario y la madre Teresa dijo
“no, no, venga primero a hablar conmigo” “sí, sí y que tenemos que hablar”,
“primero tenemos que charlar lo siguiente: ¿Ud. por qué cree que está acá?, ¿por
los pobres leprosos? No se equivoque, primero tiene que tener claro que Ud. está acá
por Ud.” ¿Se entiende qué quiere decir amarás al prójimo como a ti mismo? Lo amaré
porque lo preciso. Es totalmente lo contrario de la caridad cristiana. Implica sí un
cuidado del otro pero donde estoy claramente implicado.
Bueno yo pararía acá, tenía más cosas pero creo que ya me pasé de rosca,
tenemos aunque sea un ratito para hablar.
Cristina Marrone: Ante todo muchas gracias por la amabilidad de tu exposición.
Dos cuestiones si te parece tomarlas, soy breve porque hay seguramente la gente de
Convocatoria tiene muchas para hacerte Cómo pensás Isidoro -porque marcaste muy
bien, requetebién, cierto recorrido en la obra de Lacan, con las citas- a donde llegaste,
a esta diferencia entre plus de gozar u objeto causa, que es radical para pensar los
nombres del objeto -me parece a mí- entonces digo, me parece que la obra de Lacan
muestra muchas dificultades pero este juego del objeto perdido en relación a ambos.
Pensado desde la lógica, si podés agregar algo, respecto de la pérdida en el lugar del
objeto causa y de lo que pensamos por el 16 cuando Lacan empieza a insistir, a
nombrar este término de “plus de gozar” también habla de pérdida. Entonces como
viene eso de antes -no quiero extenderme, en el 14, siempre habló de pérdida Lacan-
pero cuando habla en el sentido fuerte como vos lo pusiste en los distintos momentos
pero los marcaste como producto, marcaste ese giro en la obra creo yo en ese punto.
Yo quería plantearte eso, cómo jugar la idea de pérdida, objeto perdido desde Freud
pero para plus de gozar y para causa, si podías decirnos algo al respecto porque me
parece que ordenaste un montón de cuestiones con los nombres que nos propusiste
considerar.
I. V.: Te agradezco la pregunta. Por empezar lo que vos dijiste es así, o sea ni cuando
hablamos del objeto causa de deseo ni cuando hablamos del objeto “a” como plus de
gozar se trata de un ser consistente. Se trata de un objeto que como causa de deseo
estimula el deseo, como plus de gozar también es un señuelo que atrapa pero no sólo,
también hay un instante del goce. La diferencia es que le buen gourmet se levanta con
apetito en cambio en la bulimia no hay límite, no hay detención. Quiere decir que el
buen gourmet puede disfrutar, hay un goce en el objeto que representa ese plus de

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gozar, es decir cualquier objeto de la pulsión oral va a representar, jugada en esa
escena para el buen gourmet, un sustituto para nosotros para nosotros como
psicoanalistas, del pecho perdido. Nunca va a ser el pecho perdido y el buen gourmet
se puede levantar con apetito soportando que va a haber siempre una diferencia entre
el goce buscado y el goce logrado. En la bulimia la imposibilidad de soportar esa
diferencia lleva a continuar y continuar y continuar. En la repetición de lo mismo.
Con lo cual podemos decir que plus de jouir puede tener 2 funciones lógicas distintas:
anudado al deseo son los pequeños goces que le dan gusto a la vida, desanudado del
deseo pueden arruinar una vida. Hasta ahí podría decir algo.
P. K.: Isidoro hay una frase que tomaste acerca del objeto “a” como detención de esa
fragmentación infinita y ahí has hablado antes de la significación de anuncio.
Utilizaste el término “anuncio” y yo sé que no es gratuito en tu lenguaje. Me gustaría
saber qué pensás, Lacan destinó un Seminario, el “De otro al otro” creo acerca de la
cuestión del signo, digamos si en la dirección de la cura hay una trasmutación del
signo al significante, digo el signo como anuncio y también como algo que puede
congelarse como detención gozosa en relación al despliegue significante del deseo.
Quizás parezca muy simple la pregunta, muy banal pero para mí sería importante
saber qué pensás sobre esto.
I. V.: Hay 2 cuestiones. Una, cuando planteaba como el objeto “a” puede detener una
fragmentación significante. En la clínica esa ausencia del objeto “a” produce por
ejemplo la deriva maníaca o la llamada “errancia psicótica”. Por ejemplo todos
nosotros para estar un sábado a la mañana acá hemos renunciado a otros goces, a
pasear, a salir con nuestra familia ¿por qué lo hacemos? Quiere decir que hay una
especie del objeto “a” que está bordeada sin duda por marcas que nos llevan a eso,
que nos permiten elegir este goce y renunciar a otros, es el lado propiciatorio de lo
que llamamos el objeto “a” como anclaje. Lo que permite que Picasso sea pintor toda
su vida o que nosotros disfrutemos trabajando como analistas y nos dediquemos a eso
preferentemente. Ese sería un tema, el otro que vos me planteás es la relación de
significante y signo. Podríamos decir que cunado el neurótico invierte el fantasma y
se ubica como objeto, degrada el significante a la condición de signo entonces ese
signo es lo que determina la fijación al objeto. Es ese objeto. No puede dejar de
fumar, no puede dejar de comer, bueno dependerá de la pulsión.
Intervención anónima: una pregunta le quería a hacer. Cuando comenzó con la
exposición empezó pensando en el agalma y en ese diálogo del banquete que es un

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diálogo sobre el amor. También hacia el final con este aforismo de que el objeto “a”
es lo que hay de vacío en la demanda, y yo quería pensar si se puede hacer alguna
puntada de articulación entre objeto “a” y amor, de qué modo pensándolo en relación
a que también es dar lo que no se tiene y algo con la demanda obviamente tiene
relación, y en cuanto al amor de transferencia, si se puede pensar algún modo de
articulación entre objeto “a” y amor.
I. V.: Sí. Para hacerlo brevemente… Voy a aprovechar este nudo que tengo acá,
alguna vez escribí “amor” en el campo de lo imaginario, “deseo” en el campo de lo
simbólico y “goce” en el campo de lo real. Fíjense que todos los goces que Lacan
trabaja, el objeto “a”, el goce fálico, el goce inexistente del Otro, intersectan con lo
real. Si yo pongo “amor” en este lugar, fíjense que tiene como carozo de ese amor el
objeto “a”, con un agregado además, que el amor intersecta con lo real y además
intersecta con lo simbólico. Eso me permite plantear el amor en 3 instancias distintas.
Una es el amor en la dimensión narcisista-imaginaria, lo que decían nuestras abuelas
“de 2 hagamos 1”. Pero mencionaste algo que Lacan dice de un modo muy poético, si
pensamos el amor cuando intersecta con los simbólico, cuando dice “amar es dar lo
que no se tiene a alguien que no lo es”, ahí ya está en juego este objeto como
sustracción. Y si pensamos la dimensión del amor en la relación de lo imaginario y
real, ahí tendríamos que trabajar una frase muy enigmática de Lacan pero muy
interesante, cuando dice que “por el amor sublimación, el goce condesciende al
deseo”, que yo la traduzco de este modo “por el amor sublimación, el goce del Otro
condesciende al deseo del sujeto”.
Intervención inaudible
I. V.: Sí, sí claro. El amor de transferencia va a implicar que se van a jugar todas esas
variantes. Es importante, esto también quiero decirlo, estamos en otro tiempo por
suerte donde practicar un psicoanálisis que se reconozca deudor de la enseñanza de
Lacan no quiere decir ser malo con los pacientes. Quiere decir que hay una dimensión
del amor en su variante incluso imaginaria que es bueno también saber desplegar.
Miren lo que voy a decir, con todo lo que les mencioné con las cosas más rigurosas de
Lacan que pude traer hoy: la empatía también es importante. Ahora si yo dijera “con
la empatía vamos a conseguir que se cure” estaría diciendo una pavada. Pero digo que
también es importante, es decir que con la escritura nodal Lacan nos da de derecho lo
que cualquier analista sensible sea kleiniano, winnicottiano, lacaniano, hacía y hace
de hecho. El tema es entender que esas cosas no son banales, no son ajenas al análisis,

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pueden ser el carozo del análisis. “Me siento muy mal doctor, hace varios días que
estoy con fiebre”, puede ser una intervención en lo real extraordinaria decirle “mire,
tengo un médico para darle el teléfono”, no lo doy como receta, estoy dando un
ejemplo. Digo que ese tipo de intervención puede ser una intervención psicoanalítica.
Intervención anónima: Ud. nos dijo muchas cosas muy importantes hoy que
intentaremos desmenuzar juntándonos con otros lentamente. Quería preguntarle si
podría decir algo más en relación a lo siguiente, cuando habló del acto dijo que el
analista es llamado al acto y que allí se trata de descubrir que el Otro es no todo. Ahí
ubicó el - en el esquema, inmediatamente habló de Tiresias, que el analista tiene que
tener tetas como Tiresias lo cual en principio implica ahí una cuestión dificultosa y
quería preguntarle por esto en relación, por lo menos a mí me hace pregunta desde
ahí, en relación a estos casos en los que como mencionó al final, el objeto “a” no
consta, habló de la manía como fracaso del “a”, Lacan dice que no hay lastre ahí.
Quería preguntarle si podría arrimarnos alguna idea más sobre esto.
I. V.: Bueno, son varias, varias cuestiones. Cuando decíamos que el analista tiene que
estar dispuesto a funcionar como Tiresias me refería que en esos momentos pasionales
de la transferencia, supongamos que el analizante venga con un enojo “por qué cortó
la sesión en un momento” –lo que voy a decir es una banalidad pero es para avanzar
un poco en la cuestión- no le vamos a decir “no, mire, yo soy una buena persona, yo
no tenía ninguna intención de molestarlo”, no se trata de eso. No se trata de hablar del
inconsciente sino de hablarle al inconsciente. Y eso, no tiene sentido que me ponga a
decir recetas pero ahí será importante cómo el analista intervenga para que quede en
claro que efectivamente no se trata ni de una burla ni de un goce sádico sino que se
trata de otro tipo de intervención pero se trata de eso, de jugar esa presencia, ni
denunciarla que sería el estilo kleiniano “Ud. me está reprochando a mí como si yo
fuera la madre malvada que…”, ni denunciar la transferencia ni tampoco ignorarla. El
tema es cómo intervenir para llegar al inconsciente.
Bueno a mí me dijeron que era hasta la 1 y que yo estaba abusando ya, ¿no? Sí
sí, Uds. son los que deciden, yo no quiero abusar.
Intervención anónima: Mi pregunta es breve, es cómo se ubica y dónde se ubica el
“a” en relación al synthome.
I. V.: Voy a responder con un aforismo mío, cuando el synthome remedia el nudo en
el lugar de la falla, es decir el synthome viene a remediar un lugar donde el nudo está

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mal hecho, por ejemplo en el caso de Joyce, por lo cual lo imaginario se le despegaba.
Clínicamente eso Lacan lo recoge cuando Stephen Hero, y después en el “retrato del
artista adolescente” él cuenta cómo después de recibir una paliza de sus compañeros
de colegio, él dice “lo que me sorprende es que no puedo sentir el odio, se me va
como las capas de cebolla”, es una descripción magnífica del desprendimiento
imaginario. Bueno, la frase que propongo es esta, “cuando el synthome remedia el
nudo -es decir la estructura- en el lugar de la falla, permite que el sujeto se
reencuentre con la falta”. Entonces ahí empieza a funcionar de nuevo ese lugar de la
falta que estimula el deseo, estimula la creación, que nos salva del delirio
megalómano…
C. M inaudible (sin micrófono)
I. V.: Funciona de nuevo pero con este agregado: jamás le recomendaríamos a Joyce
que deje de escribir. Está claro.
P. K.: Tampoco que se separase de su mujer porque -yo sé que vos trabajaste mucho
Joyce y la vida de Joyce- la mujer era analfabeta y disfrutar de mostrarlo, cantaba,
exhibía y Joyce estaba desesperado porque escribía “I” en inglés con minúscula, por
ejemplo. Y Joyce trató de educarla infructuosamente hasta que optó por remediar algo
de alguna manera, hizo synthome de este analfabetismo de la mujer. No sé si lo
pensás de esta manera pero es muy llamativo esta descripción de la historia de Joyce
con la mujer.
I. V.: Bueno, en una lectura un poco humorística de esto que vos decís, hay quienes
llegan a decir que bueno que Nora lo educó a Joyce y por eso escribió “Finnegans
Wake” escribiendo con minúscula lo que tenía que escribir con mayúscula.
P. K. inaudible
I. V.: Yo pienso que sí. Cuando estuvimos en Dublin en uno de los aniversarios del
famoso Bloomsday, hubo una colega francesa que decía que Nora era nada más que
un objeto “a” abandonado como una valija que se deja. Yo creo que si uno lee las
cartas de Joyce a Nora y de Nora a Joyce uno se da claramente el synthome, que Nora
funcionó para Joyce hasta donde pudo como synthome, me parece que es
demostrable.
C. M. (sin micrófono unos minutos): … sostenía esta escritura de Dostoyevsky
porque Dostoyevsky se jugaba todo y escribía 2 días antes lo que el editor le decía
“ahora o nunca o no te pago”. O Dalí y su mujer, ese es un caso importante de cómo
este synthome no puede quedar solamente ligado al arte.

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I. V.: A veces me preguntan, me dicen “¿bueno y qué pensás, en la neurosis es
también como la psicosis imprescindible el synthome?” Lo que yo puedo decir es que
no me animaría a decir que es imprescindible pero se vive mejor. Inclusive me he
animado a plantear que Lacan dijo cuando escribió el Synthome “pensaba este año
ponerle como título, 456, me quedo en 4 porque 5 o 6 hubiese sido mucho”. Entonces
mi propuesta es esta, yo digo que en el lugar del cuarto puede ir 456 y que para
cualquier neurótico es bueno. Quiere decir que encontrar un otro como la femme
donde canalizar el goce que va al cuerpo del otro. Ese es uno. 5, podría ser encontrar
algún campo de creación, puede ser ser albañil, no tiene por qué ser artista pero
encontrar algo del gusto del sujeto, puede ser el psicoanálisis para nosotros, puede ser
ser alpinista o puede ser ser técnico en computación, lo que sea que a alguien le
signifique algún gusto como canalización de goce. Y por último, que me parece
esencial, lo que les dije del prójimo, que puede ser el mozo de la esquina donde voy a
tomar siempre el café, para algunas mujeres es su empleada doméstica y cómo se
deprimen y se llegan a ir, la amiga íntima, esa cosa que uno siempre se pregunta “pero
que pasa que con este amigo nos vemos solamente 2 veces en el año pero cuando nos
vemos es como si hubiéramos estado ayer”, supongo que es una experiencia que
podemos compartir. Es que como dice el bolero de Luís Miguel, forma parte de mi
alma, forma parte de mi ser y bien necesaria. Es lo que me ayuda -si lo decíamos así
levemente- a no delirarme, un amigo te dice “pará Isidoro, no sos Lacan, pará” y te
hace bien. Lo necesito, claro. Así es.
Bueno, yo pararía acá ¿qué les parece?

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