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'.vion fundada por
AlíiXAHD RE A lU .U L U ÍS y JltS tiP M . C a is ^ m ic lia

Cubierta: Raí Ferrer {"Onomalopeya")

1/ e dición : abril 1983

(E¡> (983: Mario Bunge

© 198.1: Editorial Arfe!, S. A.


Córcega, 270 - Baieeluna-S

IS B N : 84 344 M ió 3

D e p ó aiL o L e s a l : B. 12117 - !983

Im preso en España
A los m aestros de la lengua castellana,
custodios de la Comunidad HispanoAmericana,
hoy lingüística y sentim ental,
m añana total y efectiva.
S e ha d icho del filósofo que es una persona
que sabe un poco de lodo. ( Lo que equivale a afir­
m ar que et filó so fo ignora lo m ás de todo.) Nada
pued e serle del tndo ajeno toda la vida: debe
sen tir curio sid a d por las estrellas y los m anos,
p o r la política y la historia, por las ideas abs­
tractas y las palabras. De todos tos especialistas,
él es el generalista.
E sta m ú ltip le y co n sta n te curiosidad que carac­
teriza al filó so fo auténtico le lleva a veces a m e­
terse en cam isas de once varas. E n ocasiones m e­
rece el reproche que en la Edad M edia solía diri­
girse al lingüista: G ram m aticus ipsa arro g an tía
est. Pero al (ríenos no podrá acusarse al filó so fo
de indiferencia. Valga esto com o excusa por ha­
berm e m etid o con la lingüística o, por m e jo r de­
cirlo, con algunos problem as de ¡a lingüística y.
en particular, de la lingüistica generativo-trans-
fo rm a cio n a l iniciada por N oatn C hom sky.
Agradezco al p ro feso r E. F. K onrad K oerner
(D e p a rtm en t o f L inguistics, U niversity o f O ttaw a)
el h a berm e in vitado a exponer lo esencial de esta
trabajo en el X I I I Congreso Internacional de Lin­
güistas (T o kio , 1982). T am bién les estoy agradeci­
do a m i a lu m n o M tke D illm ger ( D epartm ent of
L in g u istic s} y a m is colegas H arry B racken (De*
p a rtm tn t o f P h ito so phy) y M ichei Paradis <D epart­
ment. o f L in g u islícs), así com o al P rofesor R o y
Harrts (U m versily o f O xfordJ, por su s num erosas
observaciones y criticas. F inalm ente, es un pla­
cer el dejar constancia del apoyo del S o d a ! Scien­
ces and H a m a n ities Research C ouncil o f Cañada.

M a r io B unge
Foundations and Philosophy of Science tJnit,
McCill University, M ontreal
INTRODUCCION

El lenguaje h a a tra íd o la atención de m u­


chos filósofos desde la A ntigüedad, pero nunca
de tan to s ni con tan to ap asio n am ien to com o des­
de la co n tra rre v o lu c ió n q u e p e rp e tró W ittgens-
tein (1953) en la ñlosofía y el lev an tam ien to en­
cabezado p o r C hom sky (1957) en la lingüística.
E stas conm ociones co m p arten un solo rasgo, a sa­
ber, su gloso cen trísm o: p a ra unos y otros, el hom ­
b re es h o m o to quens an tes que fa b er o sapiens.
A parte de o cu p arse ce n tralm en te del lenguaje,
las p osiciones d e W ittgenstein y de C hom sky son
m uy d iferen tes. Así, m ien tras que según W ittgens-
tein el lenguaje es esencialm ente un m edio de
com unicación, p ara C hom sky es p rin cip alm en te
el esp ejo del alm a h u m an a y sólo sec u n d ariam en ­
te un m edio de com unicación. P ara W ittgenstein,
el lenguaje es p arad ig m a del co m p o rta m ien to se­
gún reglas, en ta n to que p a ra C hom sky es un p ro ­
ceso m en tal inconsciente. P ara W ittgenstein, las
reglas g ram aticales fueron in tro d u c id a s por algu­
nos in dividuos y a d o p tad a s p o r la sociedad, m ien­
tra s que según C hom sky todos nacem os sabiendo
las reglas de la g ra m á tic a universal. W ittgenstein
c e n tra su aten ció n en el habla, m ien tras que
C hom sky ce n tra la suya en el lenguaje com o
o b jeto m en tal desligado de las circu n stan cias con­
cre ta s. P ara W ittgenstein, el an álisis preteó rico
del lenguaje es ei rem edio p a ra c u r a r la enfer­
m ed ad q u e llam am o s «filosofía», en ta n to que
p a ra C hom sky el análisis teó rico del lenguaje es
ta n to un fin en sí m ism o com o el m e jo r m edio
p a ra co m p re n d e r al hom bre. F inalm ente, m ie n tra s
q u e p ara W ittg en stein cu a lq u ie ra puede ocu p arse
d e estas cu estio n es, p a ra C hom sky Ja lingüistica
es u n s a b e r especializado. E stas diferencias expli­
c a n las q u e hay e n tre los discípulos d e cada uno
de los dos m aestro s. W ittgenstein a tra e a perso ­
n a s in teresad as p rim o rd ialm en te por, p alab ras,
p ero no p o r Ja ciencia lin g ü ística, y que ad e m á s
bu scan o b te n e r el m áxim o beneficio d e la m ínim a
in v ersió n in telectu al. En cam bio, C hom sky a tra e
m ás a las p erso n as q u e se in teresan m ás p o r las
teo ría s q u e p o r tos hechos.
En este estu d io nos o cu p arem o s p rin cip a lm en ­
te d e algunos de los p ro b lem a s m etodológicos y
filosóficos su scitad o s por ia g ra m á tic a generativo-
tran sfo rm acio n al (GGT) in tro d u c id a p o r C hom sky
(1957, i 963, 1965, 1971, 1972, 1975, 1980, 1981).
La GGT em ergió de y, en p a rte , tam bién co n tra
la escuela e s tru c tu ra iista d o m in an te en aquel en­
tonces. (N o h ay to rm e n ta s en u n cíelo azul: toda
revolución científica tiene raíces en alguna tra d i­
ción.) Cada u n a de estas escuelas está co m p ro ­
m etid a con u n a filosofía: et e stru c íu ra lism o con
el p o s itiv is m o ; y la GGT, o por lo m enos el p ro ­
p io Chom sky, con u n a m ezcla de platonism o, k an ­
tism o e intuicionism o, m ezcla q u e C hom sky lla­
m a «racionalism o». E! com prom iso filosófico de
C hom sky explica en p a rte su evolución personal
desde 1955: «en su período inicial aplicó la filoso­
fía [en p a rtic u la r la lógica m atem ática ] a la lin­
g ü istica, y en ei p eriodo m ás reciente ha aplicado
la lin g üistica a la filosofía» (H ym es 1972).
Q ueda claro entonces que la investigación lin­
g ü ística está lejos de ser filosóficam ente neutral.
E ste hecho ju s tiik a en p arte el que quien escribe
— un físico co n v ertid o en filósofo— se inm iscuya
en la lingüística. E sta intervención no es desin te­
resad a, sino que se ensaya con el fin de averiguar"
a) si la GGT resp onde satisfac to riam en te a los
p ro b lem as filosóficos fundam entales acerca del
lenguaje, com enzando p o r «¿Qué es el lenguaje?»,
y ft) si la GGT está necesariam ente a ta d a a )a
to ta lid a d de la filosofía de C hom sky, en p a rtic u la r
a su m entalism o, in n atism o y ap rio rísm o m etodo­
lógico. Sin em bargo, éstos no son los únicos p ro ­
blem as filosóficos q u e se han de a b o rd a r en la
p re sen te m onografía. Nos o cu p arem o s tam bién
de varios o íro s aspectos de la grave crisis m etodo­
lógica y filosófica p o r la q u e está pasan d o la lin­
güística. T am poco esta investigación será desin
teresad a: nos g u staría ay u d ar a d e te c ta r y elim i­
n a r algunos de los o bstáculos m etodológicos y
filosóficos que o b stru y en el avance de la investi­
gación lingüística.

It
CAPÍTULO l

LENGUAJE Y LINGÜÍSTICA

Los lin g ü istas e stá n de acu erd o en q u e su


ta re a es e s tu d ia r las lenguas, pero discrepan en
c u a n to a lo q u e es el lenguaje. E ste d esacuerdo
puede explicarse p o r el hecho de que la lingüís­
tica tiene p ro fu n d as raíces en los estu d io s h u m a­
n ístico s y m uy c o rta s en las ciencias, en p a rtic u ­
la r la an tro p o lo g ía. Al igual q u e en el caso de
o tro s co n ceptos im p o rta n te s, es dable e s p e ra r que
el co n cep to de lenguaje acabe p o r s e r definido
(im p líc ita m e n te) p o r una teoría am p lia o p o r un
sistem a de te o ría s.(E n tre ta n to , la diversidad de
concepciones del lenguaje, que refleja conflictos
filosóficos, afecta a la investigación lingüística al
a h o n d a r in n ecesariam en te las zanjas e n tre las di­
versas escuelas lin güisticas. El c u a d ro 1 m u estra
algunas de las diferencias.
La d iv ersid ad d e concepciones del lenguaje
está relacio n ad a n o sólo con la d iv ersid ad de es­
cuelas lin güisticas, sino tam b ién con la actual
frag m entación del e stu d io del lenguaje en una
m edia docena de disciplinas diferentes. E stas dis­
ciplinas, que están co nectadas sólo débilm ente
e n tre sí, son la lin g üística p u ra (ciencia de la g ra ­
m ática), ¡a psicolingüística, la socíolingüjstica, la
n eu ro lin g ü ístíca, la lingüística m édica y la lin­
g ü ística aplicada. (La lin g ü ística antropológica, o
Cuadro I
Algunas opiniones conflictivas sobre el lenguaje (L)
Psicología biológica
Cuestiones básicas Bst ructuralistno Menlaíismo y social
Un l es un conjunto un conjunto infinito un sistema de señales
de fonemas de oraciones significativas
Un L sirve de medio de espejo de la mente herramienta para pensar
comunicación y comunicar
Las gramáticas describen y generan y transforman describen y codifican
codifican lenguajes oraciones, y las explican lenguajes
y predicen
Un L está en la cultura la mente el cereb roen-sociedad
Los universales universales universales mentales rasgos evolutivos e
lingüísticos son culturales innatos históricos compartidos
La facultad del relacionada con no relacionada con relacionada con todas
lenguaje está otras facultades otras facultades las capacidades
cognoscitivas cognoscitivas sensorio-motrices
y cognoscitivas
Un L se adquiere aprendiendo por naciendo aprendiendo por
inducción imitación, asociación,
inducción, hipótesis, etc.
La teoría del innecesaria, y quizá necesaria
aprendizaje es optativa imposible
Las gramáticas se inducción a partir introspección y análisis de corpora,
descubren por de corpora conjetura así como conjetura
lingüísticos
etn o lin g ü fstica, h a sido ab so rb id a p o r la sociotín-
giiístíca.)
P a ra el lin g ü ista puro, el lenguaje es un siste­
m a de sím bolos que posee c iertas propiedades
sin tácticas, sem án ticas y Fonológicas codificadas
en g ram áticas. P a ra el psicolingüista, el lenguaje
es u n fenóm eno psicológico: ex p resa sentim ientos
y p en sam ien to s, es un a d ju n to de la acción y tam ­
b ién una h e rra m ie n ta que facilita la elaboración
del p en sam ien to . P ara el sociolingüisía, el lengua­
je es u n m edio de co m u n icació n ; com o tal, es
un asp ecto de la co n d u cta social y, p o r esto, un
in g red ien te del cem ento de la sociedad hum am i.
P ara el n eu ro lin g ü ista, el lenguaje es el co n ju n to
de p rocesos del h abla, que a su vez son procesos
fisiológicos (en p artic u la r, neurofisiológicos). Para
el lin g ü ista m édico (o afasiólogo), el lenguaje es
u n a fu n ció n cereb ral q u e puede ser afectada y
au n d e stru id a p o r heridas o enferm edades de
c iertas «áreas» o « estru ctu ras» (sistem as n eu ra­
les), Y, p a ra el lin güista aplicado, en p a rtic u la r
el pedagogo, el lenguaje es una habilidad que
p ued e enseñ arse.
No hay d u d a de que todas e sta s concepciones
del lenguaje son ú tü e s. T am poco hay d u d a de que
cad a u n a de ellas es parcial, p o rq u e el lenguaje
es un o b jeto m u ltidim ensional. P or supuesto, el
especialista tiene d erech o a lim itarse a e stu d iar
el asp ecto de su elección, pero al hacerlo queda
a u to m áticam e n te im pedido de co m p re n d er la to ­
talid ad . Y, cu an d o a b o rd am o s u n a cuestión gene-
ra li com o «¿Qué es el lenguaje?», debem os tener
en cu en ta la to talid a d . Más precisam ente, com o
aíirm a Givón (1979, pp, 3-4), el lenguaje hum ano
no puede en ten d e rse cabalm ente a m enos que se
tenga en cu en ta y se interrelacio n e los siguien­
tes «parám etro s» : a) el co n ten id o proposicional
(o sea, en n u estro s térm inos, el sen tid o y la refe­
rencia de la ex p resió n ); b) la p ra g m á tic a (o sea,
las circu n stan cias co n cretas de la com unicación
v erh al); <:) el p ro cesad o r (o sea, el cerebro y el
ap a rato v ocal); d) la e s tru c tu ra cognoscitiva del
h a b la n te ; e) la visión del m u n d o del h a b la n te ;
/ ) la o n to g e n ia ; g) el cam bio lingüístico diacrónico,
o h isto ria, y h ) la filogenia o evolución del hom bre.
H asta la fecha, ca d a uno de esto s aspectos de
la lengua h a sido e stu d ia d o p o r u n a disciplina
desligada de las dem ás ciencias de la com unica­
ción verbal. Parece obvio q u e u n a com prensión
ad ecu ad a del lenguaje sólo p o d rá re s u lta r de un
acercam ien to o, aú n m ejor, de u n a fusión o sín­
tesis de las d iversas disciplinas q u e se ocupan del
lengua je. S em ejan te fusión puede im ag in arse com o
un hexágono c e u tra d o en la filosofía, en p artic u ­
la r la filosofía del lenguaje, u n a p a rte de la onto-
logía y de la te o ría del conocim iento, y la filoso­
fía de la lin g ü ística, p a rte d e la epistem ología,
(No incluim os la filosofía lin g ü ística o filosofía
analítica ó la W ittg en stein o á ía A ustin, porque
no se ocu p a de la lin g ü ística — ni de ninguna o tra
ciencia— , es in ex ac ta y no se in teresa p o r los
g randes p ro b lem a s onfológicos y gnoseológicos
de la filosofía.) La función de la filosofía en el he­
xágono lingüístico es el d e u n a a ra ñ a sab ia (o p er­
versa, según se m ire) que m antiene unidos los
hilos de la te la ra ñ a , pone a p ru eb a sus p u n to s
débiles y ay u d a a re p a ra rlo s. (La a rañ a se alim en­
ta de esp ecialistas in cau to s incapaces de v er la
te la ra ñ a .) Q uien dude de la ce n tralid ad de la
filosofía d ebería re c o rd a r que es el p ro p io n ú ­
cleo de la actu al to rm e n ta en lingüística (véase
6g. 1).

L pura

Fio. 1. El hexágono lingüístico, o sistema de disciplinas que


estudian el lenguaje. «L» designa la lingüística. La lingüistica
pura se concibe como el estudia de las gramáticas, que a
su vez (desde Chomsky 1965) incluyen sintaxis, semántica y
fonología.

N u estra cu estió n básica: «¿Qué es el lengua­


je?», es u n a cuestión ontológica del m ism o tipo
q u e «¿Qué es la vida» y «¿Qué es la m ente?». Es
uno de esos p ro b lem a s q u e los p o sitiv istas solían
d ec la rar fa lto s d e sentido y P opper sostiene que
son in fru ctu o so s: o sea, un problem a a u té n tic a ­
m ente filosófico, p ro fu n d o y, p o r ende, difícil. Sin
em bargo, ai igual que los dem ás p ro b lem a s d e la
m ism a categoría, no puede s e r investigado p o r la
sola filosofía.
Acaso se co m p ren d erá m e jo r la n atu ra le z a del
p ro b lem a si se in te n ta re sp o n d er la cuestión re­
lacionada: «¿E xiste el lenguaje?*. Según el idea­
lism o, el lenguaje existe p o r sí m ism o, sea com o
idea p lató n ica que preexiste a las gentes y planea
p o r en cim a de éstas o com o creación h u m an a,
au n q u e in m aterial. E videntem ente, no puede ha­
b e r p ru e b a em p írica de n in g u n a de e sta s varieda­
des del idealism o, ya que sólo tenem os experien­
cia de cosas m ateriales. El idealism o lingüístico
no sólo es infundado, sino q u e Favorece el c o r ta r
los lazos de la lin g ü ística p u ra con las dem ás ra ­
m as de la lingüística.
Una Ontología n a tu ra lista (o m a te ria lista ) com o
la n u e stra (B unge 1977, 1979, 1981) niega la exis­
tencia in d ep en d ien te de o b je to s in m ateriales e in­
te n ta u n irse a la ciencia. En sem eja n te ontología,
el len g u aje no existe de la m an era com o existen
las estre lla s y los anim ales. En sem ejan te o n to lo ­
gía, lo real no es el lenguaje, sino los seres h u m a­
n os (u o tro s seres racio n ales) ocupados en p ro d u ­
cir, tra n s m itir o e n te n d e r frases. P re g u n ta r si
existe el lenguaje es com o p re g u n ta r si existen la
vida o la m ente. La re sp u esta es u n ano» incon­
dicional. No hay lenguajes au tó n o m o s, del m ism o
m o d o q u e no hay vida o m en te p o r sí m ism as.
Hay, en cam bio, anim ales p en san tes y, en p a r­
tic u la r, anim ales capaces d e h a b la r y co m p ren ­
d e r el habla. S u p o n d ré q u e este hecho, la p ro d u c­
ción y co m p ren sió n del habla, es el hecho lin­
g ü ístico prim ario. Todo lo dem ás relativo al len­
g u aje es co n stru c ció n conceptual, em pezando por
el lenguaje m ism o. B revem ente: el había es real,
el lenguaje no.
Sin em bargo, n ad a nos im pide fin g ir que hay
m en tes, ciencias o lenguajes independientes de
p rocesos cereb rales, com o nos h acem os la cuenta
de que h ay n ú m ero s y m elodías en sí m ism os.
C ream os la ficción de q u é hay lenguajes en sí
m ism os cad a vez que hacem os ab stracció n de
las id to sia cra cias de [os h ab lan te s y sus in terlo ­
c u to res, de los e sc rito re s y sus lectores, lim itán­
d on o s a c o n sid e ra r aquello que co m p arten . C uan­
d o estas gen tes co m p arten u n a g ram ática — o sea,
c ie rta m an era de c o m b in ar y co m p re n d er ciertos
so n id o s o sím bolos— , decim os que h ab lan o escri­
b en la m ism a lengua.
A nálogam ente, p o r diferen tes que sean las m a­
n eras com o d istin to s individuos piensen d eterm i­
nado o b je to m atem ático , podem os fingir que éste
p erten ece a un sistem a co n cep tu al im personal y
ex traso cial llam ad o «m atem ática». S em ejan te fic­
ción es n ecesaria p ara h ac er m atem ática e in­
clu so p a ra e s tu d ia r la psicología y la sociología de
la investigación m atem ática. La ficción se con­
v ierte en falsed ad sólo cuando se la reifica, o sea,
cu an d o se p o stu la que el m undo está h abitado
p o r o b je to s in m ateriales tales com o teo ría s m a­
tem áticas, sin fo n ías y lenguajes en sí, o sea, des­
ligados de los m atem áticos, los m úsicos y los h a ­
b lan tes resp ectiv am ente, (P ara e! sta tu s ontológi-
co de tales o b je to s cu ltu rales, véase Bunge 1981.)
El lin g ü ista pu ro, al igual que el m atem ático,
tien e d erech o a sim u la r que existe tal cosa com o
u n lenguaje desligado de procesos biológicos y
sociales co n cretos. R ecu rre a tal ficción cu an d o
centra su aten ció n en tas sim ilitudes lingüísticas
entre los m iem bros de u n a co m u n id ad de habla.
Lo hace cu an d o concibe un fonem a com o una
clase de equivalencia de sonidos, o u n a oración
com o una clase de equivalencia de cad en as signi­
ficativas de sonidos. En tal caso, se ocupa d e lo
que S au ssu re llam aba ¡angue (len g u a) a dife­
rencia de parole (habla), y de lo que Chom sky
denom ina co m p etencia a d iferencia de perfor­
m ance (desem peño). El hecho lingüístico p rim a­
rio es un hecho de parole o de perfo rm a n ce, no
de langue o de com petencia. «Lengua» (langue)
y «com petencia lingüística» son co n stru c to s: son
m odelos co n cep tu ales de pro ceso s que ocu rren
en o e n tre cereb ro s.
P o stu larem o s q u e la lin g ü ística p u ra (o cien­
cia de la g ra m á tic a) se ocupa solam ente de tal
o b jeto m odelo, en tan to q u e los dem ás lados del
hexágono lin g ü ístico (figura 1) estu d ian ciertos as­
pectos deí hecho lingüístico p rim ario , o sea, la
producción, co m p re n sió n y utilización de expre­
siones lin g ü ísticas. E n o tra s p a la b ra s, estas o tra s
ram as de la lin g ü ística estu d ian l a parole o la per­
form ance. ( Desde n u e s tro p u n to de vista, C hom sky
no y erra al d istin g u ir la co m petencia del desem ­
peño, caso p a rtic u la r de la ú til distinción aristo ­
télica e n tre p o ten cia y acto. Su e r ro r consiste en
afirm ar q u e la p rim era es el estad o inicial del
hab lan te, en lu g ar de ser un refinado co n stru cto .
V olverem os a este p u n to en el cap. 6.)
Adem ás de c o n s tru ir o b jeto s m odelo tales
com o o raciones, g ra m á tic as y lenguajes, los lin­
g üistas se o cu p an (o d e b e rían o cu p arse) de cons­
tru ir teo rías que d esc rib an tales o b jeto s m odelo.
(P o r «teoría» enten dernos un sistem a hípotético-
deductivo.) Tales teorías d eb erían d a r cu en ta, in­
d irectam en te, de algunos aspectos del hecho lin­
güístico p rim a rio . En p artic u la r, tales teorías lin­
g üísticas p o d rá n d esc rib ir procesos psícolingüís-
ticos, g ra m á tic as de lenguas p a rtic u la re s o lo que
fuere. Más aún, c u a lq u ie r o b jeto m odelo, p o r
ejem plo u n a g ram ática, p o d rá se r d esc rip to p o r
teo ría s diFerentes o, incluso, rivales. En este sen­
tido, la fingüística no se distin g u e de las dem ás
ciencias de hechos. (P o r ejem plo, tan to la m ecán i­
ca re la tiv ista com o la clásica describen cuerpos
idealizados, sea com o p u n to s m ateriales, sea com o
m edios co n tin u o s.) El c u a d ro 2 resum e lo a n te ­
rio r y p erm ite c o m p a ra r la situ ació n en lingüís­
tica con la q u e se d a en o tra s dos ciencias.
Ei c o n tra ste e n tre la lingüística p u ra y las de­
m ás ram as de la lin g ü ística (recu érd ese fig. í)
puede resu m irse com o sigue. M ientras los lin­
g üistas p u ro s se o cu p an de co n ju n to s (infinitos)
de cottstru cto s, tales com o oracio n es g ra m a tic a­
les, los d em ás lin g ü istas estu d ian sucesos y p ro ­
cesos en cosas c o n c retas tales com o h ab lan tes
y co m u n id ad es lin güisticas. Pero, desde luego, los
referen tes m ed iato s de la lin g ü ística p u ra son
(o d eb erían ser) hechos lingüísticos q u e involu­
cran h ab lan te s y com unidades lingüísticas. Y no
es posible e s tu d ia r tales hechos sin u s a r algunas
de las h e rra m ie n ta s conceptuales fo rja d as p o r
los lin g ü istas p u ro s. De aq u í que la relación e n tre
la lin g ü ística p u ra y las dem ás ra m a s de la lin­
güistica sea de co m p lem entación an tes que de
exclusión m u tu a o dom inación. (S in em bargo, se-
C uadro 2

H echos y conceptos en tres ciencias

ítem Lingüística Filíen Biología

Teorías generales Con el tiempo, teorías Mecánica relativista de Teoría general de la


generales {universales) medios continuos e v o l u c i ó n por muta*
de la producción del ción, selección natural,
había, de gramáticas, Mecánica clásica de me­ etcétera
etcétera dios continuos

Teorías especificas Teorías de la sintaxis Teorías relativistas de Teorías de la evolución


fmodelos) de objetos (o semántica, o fonolo­ la mecánica de materia­ humana [o equina, etc.}
modelo gía) del castellano {o les de ciases especiales
mandarín, náhuatl, et­
cétera) Teorías clásicas de la
mecánica de materiales
Teorías sociolingüisti- de clases especiales
cas, psicolmgiiís ticas y
neurolingíiisticas de fe­
nómenos lingüísticos
particulares
Objetos modelo Lenguaje en general
(representaciones con­ Lenguas habladas por
ceptuales de cosas o
hablantes ideales
procesos reales)
Gramáticas
Reglas gramaticales
Transformaciones de
estructuras de frases
Estructuras de frases
Categorías lexicales
Discursos
Oraciones
Frases
Morfemas
Fonemas
Hechos en el mundo Producción y compren­
real sión de frases pronun­
ciadas
Cuerpo fluido Poblaciones que coevo-
Continuo deformable lucionan en un medio
variable (o constante)
Sistema deformable de
partículas Población única en un
medio variable (o cons­
Sistema rígido de par­ tante)
tículas
G í n o m o simplificado
Partícula puntual en un medio variable
(o constante)

Cuerpos en movimien­ Especiación. extinción,


to que absorban o emi­ mutación, selección na­
ten calor, ondas elec­ tural, etc., de poblacio­
tromagnéticas, etc. nes reales en interac­
ción las unas con las
otras y con un medio
variable
ría in tere sa n te p o d er d ed u c ir las gram áticas con
ayuda de p rincipios psicolingüísticos y sociolin-
gütsticos.)
O tra m an era de e x p resar io m ism o m e ha sido
sugerida p o r Mikc D illinger y g ira en to m o al con­
cep to de sistem a. Un sistem a puede representar*
se p or una te m a ca m pos ic ió n-m edio-estructura in­
terna tnás externa (B unge 1979). En tan to que
los lin g ü istas p u ro s construyen siste m a s concep­
tuales, sus colegas en las dem ás ra m a s de la lin­
g ü istica estu d ia n sistem as reales tales com o per­
sonas en d esa rro llo y com unidades en evolución.
(Sin em b arg o , está claro que aquéllos se refieren
p resu m ib lem en te a sistem as reales o concretos,
los cuales a su vez se estu d ian a la luz de siste­
m as conceptuales.)
El con cep to de sistem a co n cep tu al se aplica a
un lenguaje /> haciendo las identificaciones si­
g u ien tes:
C om posición de I, — V ocabulario (c o n ju n to de
m o rfem as) d e L.
M edio de L = R eferentes extralingüísticos de
elem entos del v o cabulario de L.
E stru ctu ra de L :
In tern a = R eglas de form ación, tra n sfo r­
m ación y p ro n unciación de L,
E xte rn a = Reglas sem ánticas y p ra g m á ti­
cas de L.
P uesto q u e en esta concepción los com ponen­
tes de L se to m an com o si fuesen a tém pora les, el
sistem a en cu estió n es él m ism o atem p o ral y, p o r
lo tan to , im ag in ario an tes q u e concreto. (E sto vale,
con m ay o r razón, p ara el lenguaje en general.) En
cam bio, un h a b lan te real es un sistem a concreto
que vive y actú a en u n a sociedad, de m odo que
cam b ia en e] tra n s c u rso del tiem po, Y u n a com u­
nidad lin g ü ísíica es o tro sistem a co n creto y cam ­
bian te: un siste m a co m p u esto p o r los h ablantes
de cierto id iom a m etidos en algún m edio n a tu ­
ral y social y relacionados e n tre sí, así com o con
m iem b ro s de o tra s com unidades lingüísticas, m e­
d ian te vínculos (e n tre ellos, lingüísticos) co m p re n ­
didos en la e s tru c tu ra social de la com unidad.
(P ara la concepción de la sociedad com o sistem a,
véase Bunge 1980 b.)
Se puede, pues, co n ceb ir las d istin ta s ram as
de la lin g ü ística com o estu d io s de sistem as de
o tra s ta n ta s clases, algunos conceptuales, o tro s
m ateriales. Sin em bargo, to d o s ellos deben d a r
cuenta, en ú ltim a in stancia, de los m ism os hechos
lingüísticos b ásico s. (D esgraciadam ente, a m en u ­
do se p ierd en de vísta estos hechos cu an d o se
busca re g u la rid ad y g en eralid ad , b ú sq u ed a que
im plica alto s g ra d o s de ab stracció n . E sto sucede
a m en u d o en lin g üística m atem ática.)
S em ejan te v aried ad d e en fo q u es no d ará com o \
re su ltad o la riv alid ad si ninguno de ellos p retende
excluir o su b o rd in a r a los dem ás. P ero esto es p re­
cisam en te lo que está o cu rrien d o en lingüística
en estos m o m en to s: el estu d io p u ro (in te rn a lista
o a b s tra c to ) del lenguaje, que se ce n tra en la sin ­
taxis, p re te n d e q u e su cam p o de estu d io es el m ás
im p o rtan te de to d o s. De ahí la lucha. P ero esta
lucha m erece un ca p ítu lo ap a rte.
CAPÍTULO 2

EL LEVANTAMIENTO DE CHOMSKY

La lin g ü ística y su filosofía fueron alte ra d a s


p ro fu n d am en te p o r los m anifiestos de C hom sky
de 1957 y de 1965. El p rim ero culm inó en la etap a
tem p ra n a, p red o m in a n te m e n te sin táctica, de la
GGT, m ie n tra s que el segundo expúso la llam ad a
«teoría están d a r» que p re te n d ía c u b rir la lingüís­
tica general, la p sicolingüística y b a s ta n te m ás.
La tran sfo rm ació n cau sad a p o r la o b ra de
Chom sky y su escuéla h a sido salu d ad a a m en u d o
com o una revolución científica (véanse H arm an
com pil, 1981 y S m ith & W ilson 1979). O tro s han
d esañ ad o esta evaluación de la c o n trib u c ió n de
C hom sky so sten ien d o que n o fue sino u n a con­
tin u ació n de la lin g ü ística e s tru c tu ra l p o ste rio r
a Bloom field (D erw ing 1979, K o ern er 1982). No
hay duda de que esto ú ltim o es cierto , p e ro tam ­
bién es v erd ad q u e to d a revolución tiene su s p re ­
cu rso res. Lo que im p o rta es a v e rig u ar si C hom s­
ky y su s co lab o rad o re s in tro d u je ro n u n a nueva
e stru c tu ra co n cep tu al — en p a rtic u la r nuevos p ro ­
blem as, m étodos, teo rías y m etas— en la inves­
tigación lingüística. (Véase Bunge (1983 a, p a ra
u n a dilucidación del concepto de e s tru c tu ra con­
ceptual de una disciplina.)
In d ep en d ien tem en te de las raíces h istó ricas de
la GGT, está claro que ésta ftte revolucionaria
en algunos respectos, p a rtic u la rm e n te en sintaxis,
la cu al h ab ía sid o descuidada p o r los estru ctu ra-
listas. (Sin em bargo, so sten d re m o s m ás ab ajo
q u e la GGT fue c o n tra rre v o lu c io n aria en o tra s
resp ecto s.) E n p rim e r lugar, C hom sky m o stró
q u e las g ra m á tic as de e s tru c tu ra de frase son
in ad ecu ad as p ó r carecer de reglas de tra n sfo rm a ­
ción, de m odo que no d an cuenta del m apeo de
d eclarativ o s en in terro g ativ o s, de form as activas
en p asivas, etc. (U na tran sfo rm ació n sin Láctica
es un m ap ead o o función de un c o n ju n to en o tro,)
E sta deficiencia llevó a C hom sky a concebir una
g ra m á tic a de u n a m an era nueva y m ás am plia:
según él, u n a g ra m á tic a contiene no solam ente
reglas de form ación (q u e especifican estru c tu ra s
de frases), sin o tam bién reglas de tran sfo rm ació n
(q u e especifican tran sfo rm acio n es d e e stru c tu ra s
dé frases). Más aún, una g ram ática, en ten d id a en
éste sen tid o am plio, debería co n ten er tam bién
c iertas reglas m o rfofoném icas (o de « rep resen ta­
ción» fo n ética) y, a p a r tir de 1965, tam bién re­
glas sem án ticas o de significación. Tam bién era
novedosa la in sistencia de C hom sky en la nece­
sid ad de c o n s tru ir te o ría s lingüísticas exactas
(m ate m á tic as), en u n a época en q u e la m ayoría .
de las lin g ü istas d edicaban la m ay o r p arte de
su s esfuerzos a tra b a jo de cam po, com o ocurre
to davía en an tro p o lo g ía (c u n a de la lingüística
m o d ern a). En u n a p alab ra, la GGT fue revolucio­
n a ria en algunos respectos.
P ero la GGT fue tam bién contrarrevolucionaria
en la m edida en que sus cultivadores rom pieron
la trad ic ció n de investigación em pírica y propi-
ciaron un re to rn o a la especulación a la m anera
de W íihelm von H u m boldt. En efecto, la GGT pue­
de co n sid erarse com o u n a su e rte de lingüistica
h u m anista p aralela a la psicología y la sociología
h u m an istas (en oposición a las co rresp o n d ien tes
disciplinas científicas o em píricas), q u e em pezaron
a g an a r algún terren o académ ico poco después
de! p rim er m anifiesto de la GGT. (C hom sky 1972,
p. 165, afirm a claram en te que la GGT debe poco
u n ada a la ciencia y está en cam bio firm em ente
en raizad a en las h u m an id ad es, en p a rtic u la r en
Ea trad ició n filosófica ra cio n alista .) E ste aspecto
del lev an tam ien to de C hom sky ayuda a explicar
su p o p u larid a d no sólo en tre ios filósofos, sino
tam b ién e n tre los e stu d ia n te s de la generación
<!« la g u e rra de V ietnam , quienes cu e stio n ab an el
valor de la ciencia. Ello explica igualm ente la
em igración m asiva de lin g ü istas norteam ericanos,
de los d e p a rta m e n to s de an tro p o lo g ía a los de
h u m an id ad es.
T am bién está claro q u e las teorías de C hom s­
ky no h a n sid o acep tad as u n iversalm ente p o r la
profesión lin g ü ística, de m odo q u e su estilo de
investigación no puede co n sid erarse com o un p a ­
rad ig m a d o m in an te al estilo de los dechados cons­
tru id o s p o r N ew ton o D arw in (véanse P artee 1971,
en H arn ian com pil. 1981, y Percival 1976). E sto
fue evidente en el C ongreso In tern acio n al de Lin­
g üistas de 1982, en el cu al la GGT desem peñó un
papel m od esto . M ás aún, la escuela de Chom sky,
tan h om ogénea y p o d ero sa en la década de 1960,
se ha dividido en varios g ru p o s no sólo en cu an to
al p ro b lem a del significado, sino tam bién respec­
to de v ario s o tro s problem as. (Se cu en tan m ás
de cato rce enfo q u es d istin to s de la sintaxis: véase
M oravcsik & W irth com pil. 1980.) Lo que es m ás,
el p ro p io C hom sky es el principa! h eresiarca. cla­
ra p ru eb a de su h o n estid ad in telectual, así com o
del estad o in cierto de la GGT.
Con todo, la GGT es un cam po de investigación
establecido, y las ideas de C hom sky acerca de
m u ltitu d de cu estio n es siguen in sp iran d o a inves­
tigadores en to d o el m undo. Al m ism o tiem po, la
fascinan te p erso n alid ad de Chom sky, asi com o sus
francas opiniones sobre una m u ltitu d de asuntos,
ju n to con sus valientes actos, le han g ra n je ad o
una ad m iració n universal y han c o n trib u id o p o ­
d ero sam en te a p o p u lariz ar la lingüística. O tro fac­
to r que co n trib u y e a la p o p u larid a d de Chom sky
es q u e razona y escribe m ucho m ejo r que el lin­
güista m edio.
C ualesquiera q u e sean el tam añ o y la p e rd u ra ­
bilidad de la innovación de Chom sky, vivim os a su
som bra. Los filósofos, c o n tra su co stu m b re, no
han sid o ta rd o s en co m p re n d e r este h ec h o ; m ás
aún, m uchos de ellos se h an in co rp o rad o a la corte
de C hom sky. Ahora bien, un filósofo no debería
co m p ra r & ciegas el p aq u ete ín teg ro que ofrece
Chom sky, p o rq u e contiene no sólo novedades téc­
nicas en lin g ü ística — novedades q u e el filósofo
puede no se r capaz de ev alu ar co rrec ta m e n te— ,
sino tam bién un sin n ú m ero de tesis filosóficas
sobre la lin g ü ística y la psicología, a sí com o d i­
versas m áxim as m etodológicas co n cern ien tes a la
m anera de in v estig ar en lingüística. P uesto que
todas ellas son d eb atibles, el filósofo d eb erla cum ­
p lir con su d eb er p rofesional, que es exam inarlas
críticam ente. T am b ién d eb ería estab le cer si estas 1
tesis son esenciales o accidentales a la GGT. Sí
e n c o n trase que alg u nas de e sta s tesis son acciden­
tales, o sea, sep arab les de la GGT, a y u d a ría a los
lin g ü istas a ev a lu a r la GGT p o r su s m érito s in trín ­
secos. (Analogía: Al ev alu ar lá m ecánica cu án tica,
es preciso em p ezar p o r se p a ra r el gran o m a tem á­
tico y em pírico d e ta p a ja filosófica. N o sería ju s to
ju z g a r e! u no p o r la o tra .) E sto es, p recisam en te,
lo que n o s p ro p o n em o s h acer en lo que sigue.
C om enzarem os p o r h ac er u n a lista de las tesis
filosóficas y m etodológicas m ás c a rac te rístic as sos­
tenidas en algún m om ento p o r Chom sky. H elas
aquí:

T e s is l in g ü is t ic a s

LI. Tesis general: Un lenguaje es un co n ju n ­


to infinito de o racio n es en sí m ism as, o sea, sepa^
ra d as de cu alesq u iera co n tex to s o c irc u n sta n cias
biológicas, psicológicas o sociales.
L2. Tesis sintáctica: T oda oración tiene no
sólo u n a e s tru c tu ra sin táctica superficial q u e p u e­
de d escu b rirse con ayuda de la g ram ática o rd in a ­
ria (d e co n stitu y en tes o de e s tru c tu ra de frase)*
sino tam b ién u n a e s tru c tu ra sin tá c tic a p ro fu n d a
que no pued e d esc u b rirse del m ism o m odo, (É sta
solía ser «Ja idea cen tral de la g ra m á tic a transfor-
m acional»: C hom sky 1965, p. Í6. La d istin ció n nq
es clara, y el p ro p io C hom sky no hace gran uso
de ella en sus escrito s recientes, p. ej., 1980.)
L i. Tesis sem ántica ( o de K atz-P ostal): La
e s tru c tu ra p ro fu n d a d eterm in a la in terp re tació n
sem ántica, de d o n d e la sintaxis dom ina a la se­
m án tica, (É s ta era «Ja idea básica que m otivó
la teo ría d e la g ra m á tic a tran sfo rm acio n al desde
ei com ienzo*: C hom sky 1965, p. 136. Aunque
C hom sky sigue so steniendo la p rim acía y autono­
m ía de la sintaxis, ha ab a n d o n ad o la tesis de Katz-
P ostal. Hoy día afirm a que la significación es de­
term in ad a ju n ta m e n te p o r la e stru c tu ra superficial
y la p ro fu n d a: véase 1980, cap. 4, y 1981. D esgra­
ciad am en te, no ha p ro p u e sto u n a teoría del signi­
ficado, de m odo que el co n ten id o de la nueva tesis
es tan im p reciso com o el de la an te rio r.)

T e s is p sic o l ó g ic a s

P1. M e n ta lism o : El lenguaje está en 1a m en­


te, no en el cereb ro , y m enos aún en la sociedad.
P o r consiguiente, todo fenóm eno lingüístico debe
explicarse en térm in o s m en faü stas. (Sin em b ar­
go, de cu an d o en cu an d o C hom sky rinde trib u to
r&tórico a la n eu ro ciencia del fu tu ro .)

P2, Facultad lin g ü ístic a : El hom bre es único


p o r h a b e r nacido con u n a fa cu lté de langage dis­
tin ta de las dem ás capacidades m entales e inde­
p en d ien te de é s t a s ; tam poco está relacionada con
las capacid ad es sensorio-m otrices.

P3, lu n a tis m o : H eredam os no sólo la faculté


de langage, sino tam b ién lo esencial de toda len­
gua, a sab er, la g ram ática universal. A d q u irir una
lengua no es ap ren d erla desde el com ienzo, sino
élégir la g ram ática que m ejor concuerda con los
insum os lingüísticos frag m en tario s y ruidosos que
recib im o s desde que nacem os. En o tra s palabras,
todo ser h um anu nace con c ie rta «com petencia»
lingüística que va m ucho m ás allá de la m era
p osibilidad de a p re n d e r a h ab lar. Ei ejercicio de
esta co m p eten cia no hace sino perfeccio n ar el
desem peño (perform ance).

t’4. E l desarrollo (o n to g en ia ) y la evolución


( filogenia) son irrelevatites a la co m petencia lin­
güistica, la cual es in n ata, u n iversal e invariable.

P5. Ijx com unicación, un m odo de com por­


tam iento social, es igualm ente irrelevante a la
com petencia lingüística.

T e s is m e t o d ú lógicas

M I. La m eta ú ltim a de la investigación lin­


güística es c o n s lru ir teo ría s am p lias y exactas de
la co m p eten cia y del desem peño lingüísticos.

M2. P ostúlese inobservadles (estru ctu ra s y


sucesos m e n ta les) para explicar los fenóm enos
(las o ra cio n es). ÍP, ej., es p reciso su p o n er que
hay « estru ctu ras» de segundo o rd en que «subya-
cen» a «capacidades de segundo orden», las cua­
les a su vez «construyen» « estru ctu ras» m entales
de p rim e r o rd en que «subyacen» a capacidades
o facu ltad es m en tales, las cuales finalm ente, se
ejercen al h ab iar: C hom sky 1980. D esgraciada­
m ente, las nociones clave de e s tru c tu ra m ental,
co n stru cció n y subyacencia quedan sin d ilucidar.)
M Í. D escríbase y expliqúese toda dato lin­
güístico en térm in o s p u ra m en te m erttaíislas, «sin
in ten tar, p o r a h o ra , rela cio n ar las e s tru c tu ra s y
p ro cesas m en tales con cualesq u iera m ecanism os
fisiológicos, o in te rp re ta r la función m en tal en
térm in o s de "cau sas físicas”» (C hom sky 1972, p á ­
gina 14),

M4. Ig nórese la fu n ció n social o fin a lid a d del


lenguaje com o m ed io de com unicación: Chom sky
1980. (É sta es u n a consecuencia p rá c tic a d e P5.)

M5. N o se in te n te c o n stru ir teorías d el a p ren ­


dizaje. (C onsecuencia p rá ctica de P3.)

Af6. V alórese la co m p ren sió n (in sig h t) y la


explicación, m ás que la co n firm a ció n em pírica y el
á m b ito (coverage): C hom sky 1980, p , 11,
E n los ca p ítu lo s siguientes exam inarem os con
algún d etalle estas tesis. A nticipem os a h o ra algu­
nas conclusiones de n u estro estu d io , a fin de p o d e r
c o m p le ta r n u e s tra evaluación del levantam iento
de C hom sky.

A d L Í. Sin d u d a, el lenguaje puede estu d iarse


(en lin g üística p u ra y g eneral) com o u n c o n ju n to
de o racio n es en sí m ism as, esto es, independiente­
m ente de la m an era com o son p roducidas, en ten ­
didas y u tilizad as. Sin em bargo, la pro d u cció n y
co m p ren sió n de o racio n es deben e stu d ia rse ta m ­
bién com o p ro ceso s fisiológicos; y la com unica­
ción p o r vía del h ab la debe e stu d ia rse com o p ro ­
ceso social. E sto s diversos estu d io s son com ple­
m en tarlo s an tes que m u tu am en te excluyen tes (re ­
cu érd ese cap. 1).

A d L2. La distinción e n tre e s tru c tu ra su p er­


ficial y e s tru c tu ra p ro fu n d a está lejos de se r clara.
P o r consiguiente, no puede sosten erse seriam en te
q u e haya reglas precisas p ara tra n s fo rm a r (m a-
p ea r) la una en la o tra . Sin em bargo, la d istinción
se to m a c la ra y ú til a la sem án tica si la e s tru c ­
tu ra p ro fu n d a se en tiende com o e s tru c tu ra lógica
(co n cep tu al o p rep o sicio n al) (véase cap. 4).

Ad L3. No podem os decir q u é d e te rm in a la


in terp retació n sem án tica a m enos que se dilucide
ad ecu ad am en te este ú ltim o concepto, es decir,
a m enos que se suplem ente la te o ría sin táctica
p o r u n a te o ría sem ántica. H a sta ah o ra, la GGT
carece de u n a sem án tica ap ro p ia d a. Acaso valga
la pena investig ar si la sem án tica del a u to r (B un-
ge 1972, 1973, 1974a, 1974b), que asigna u n sen tid o
y una referen cia a todo concepto y a to d a p ro p o ­
sición, puede em p learse p ara d ilu cid ar el concep­
to de significación lingüística. (V olverem os a este
tem a en el cap. 4.)

Ad P t. No hay du d a de que la pro d u cció n y


co m p ren sió n de expresiones lingüísticas so n fenó­
m enos m entales. P ero no se p ierde nada y, en
cam bio, hay m ucho por g a n a r si se explican los
fenóm enos m en tales com o procesos cereb rales.
Más aún, no h ay explicación p ro p ia m e n te dicha
(a d iferen cia de ía m era su b su n ció n ) sin m eca­
nism o, ni hay m ecanism o sin m a te ria . (M ás so b re
este asu n to en el cap. 6.) De m odo que la lingíiís-
rica no pu ed e ex p licar nada a m enos que se alíe
con la psicología fisiológica y la ciencia social.
Sin éstas, la lingüística es com o la astro n o m ía sin
física, o sea, com o la astro n o m ía a n te rio r a New-
ton.

A d P2. Hay n u m ero sas p n ie b a s de que la fa­


cu lté de langa ge. está ín tim am e n te relacionada con
o tra s funciones cognoscitivas, así com o con las
sen so rio -m o trices. Algunas de e sta s pruebas son
p sico ló g icas; o tras, neuroH sioiógicas. P or esto es
in ap ro p ia d o e s tu d ia r la habilidad lingüística se­
p a ra d a m e n te de o tra s h ab ilid ad es del sistem a n er­
vioso.

A d P3. No hay la m en o r p ru e b a em pírica del


in n a tism o y, en cam bio, hay nu m ero sas pruebas
em p íricas c o n tra él. E sto no im plica q u e nos vea­
m o s forzados a a d o p ta r el em pirism o. La solución
co rre c ta es la q u e p ro p o n e la psicología fisiológi­
ca: h ered am o s un cerebro a m edio organizar, e!
cu al term in am o s de o rg an izar en el curso de nues­
tra s vidas a m ed id a q u e percibim os, pensam os,
sen tim o s, actu am o s, etc. El conocim iento no es he­
red ab le. En p artic u la r, no nacem os con un cono­
cim ien to de ía g ra m á tic a u n iv e rs a l; si la conocié­
ram o s desde el nacim iento, no seguiríam os inten
tan d o d escu b rirla.

Ad P4 & P5. Si estam os seriam en te interesa­


dos en co m p re n d e r la adquisición y el uso de una
lengua, debem os e s tu d ia r el desarro llo , la evolu­
ción y la interacció n social.
Ad M i. P uesto q u e no hay tal cosa com o una
«com petencia» lin g üística in n ata, universal y cons­
tante, no es posible re u n ir p ru e b as em píricas en
favor de u n a teo ría acerca d e ella. En cam bio, es
posible d istin g u ir teo ría s en lingüística p u ra (o sea,
teorías ac erc a de c o n stiu c to s lingüísticos tales
com o «lenguaje» y «orden de las p a lab ras» ) de
teo rías en o tra s ram as de la lingüística (o sea,
teo rías acerca de procesos reales tales com o la
lectura),
Ad M2. P o stu la r inobservables p a ra explicar
ios fenóm enos es, en efecto, necesario y caracte­
rístico de la ciencia m o d ern a . S in em bargo, esto
puede h ac erse científicam ente (com o en física)
o no (c o m o en psicoanálisis). N o podem os u sa r
inobservables a rb itra rio s p a ra explicar los fenó­
m enos lingüísticos, sino solam ente inobservables
esc ru tab les, o sea, in o b serv ab les re p resen ta d o s p o r
conceptos q u e se p re se n ta n en teorías em p írica­
m ente c o n tra sta b le s. Las « estru ctu ras» m entales
p o stu lad as p o r C hom sky no son de este tipo. Él
m ism o reconoce q u e podem os conocerlas tácita­
m ente y esp e cu lar acerca d e ellas, p ero no ap re ­
hen d erías p o r m edios o b jetiv o s (p. ej., neurofisio-
lógicos).
A d M3. N o hay n ad a m alo en p o stu la r estados
y procesos m en tales, con ta l q u e la m ente no se
conciba com o un e n te q u e existe p o r sí m ism o. La
pro h ib ició n de «neurologizar* es un obstáculo
filosófico a rb itra rio al avance científico.
Ad M4. La p ro h ib ició n de h ac er investigación
sociolingitísiica es igualm ente anticientífica, por­
que el lenguaje es, e n tre o tra s cosas, un fenóm e­
no social.

Ad M5. N ecesitam os teo rías del aprendizaje,


au n q u e no las teo rías superficiales p ro p u e sta s p o r
los psicólogos co n d u ctistas. N ecesitam os teorías
co n tra sta b les capaces d e d e sc rib ir el ap ren d izaje
y, m ás aú n , de ex p licarlo en térm in o s neurofisio-
lógicos (p. ej., teo rías que incluyan la hipótesis,
de Hebb, del uso y desuso).

A d M6. La co m p ren sió n y explicación no son


valiosas en sí m ism as, p o rq u e pueden se r p ro v is­
tas a b a jo co ste p o r teo ría s pseudocientíficas, Lo
que n ecesitam o s es la co m p ren sió n q u e sum inis­
tra la explicación científica, la cual es m ás que la
m era su b su n ció n b a jo leyes o reglas.
E n sín tesis; a) no h ay du d a de q u e la o b ra de
Chom sky y su escuela han p ro d u cid o un levan­
tam ien to en la lin g ü ístic a ; b) este levantam iento
tiene asp ecto s positivos (p ro g resistas) y o tro s
que son neg ativ o s (reg resiv o s); c) acaso sea p o ­
sible d eslig ar todos los asp ecto s negativos del pa­
quete de C hom sky de sus co n trib u cio n es p o siti­
vas, lib ran d o así a la GGT de u n a filosofía que la
esto rb a. E x p lo rem o s e sta posibilidad.
CAPÍTULO 3

SIN TA X IS

Según tos lin g ü istas clásicos, la g ram ática


coincide con la sintaxis. C hom sky (1957) am plió
el concepto de g ram ática incluyendo en ésta las
reglas m orfo fo n ém icas y, m ás ad elan te (1965), las
reglas sem án ticas o de significado. (T am bién ha
definido la g ra m á tic a com o u n a función q u e a p a ­
rea cadenas de sonidos o signos con significados.)
En este c a p ítu lo nos o cu p arem o s de este concepto
am p liad o de g ra m á tic a y, en p a rtic u la r, de su com ­
po n en te sin táctica. En definitiva, lo que distingue
a la GGT de sus p red eceso ras es p rin cip a lm en te la
p rio rid a d que asigna a la sintaxis. M ás aún, sos­
pecho que, u n a vez que se hayan d isip ad o el polvo
y el h u m o causad o s p o r la b a ta lla en cu rso , la
GGT se verá com o u n a im p o rta n te co n trib u ció n
a la teoría de Ja sintaxis.
Según C hom sky (1965, p. 4), «una g ram ática
dé u n a lengua se p ro p o n e d e sc rib ir la com p eten ­
cia in trín seca del hablante-oyente ideal». Pero,
dado que tal h ablante-oyente ideal fo rm a sola­
m ente o raciones g ram aticales (bien fo rm ad as),
las g ra m á tic as son p re scrip tiv as o no rm ativ as,
c o n tra ria m e n te a la afirm ación de C hom sky pero
co nform e a la lingüística clásica. (V olverem os a
este p u n to d en tro de un rato .) Más aún, según
C hom sky (1965), fas g ra m á tic as son teorías que
p erm iten g en e rar o d eriv a r oraciones de la m a­
n e ra corno las teo ría s m atem ática s le perm iten a
u n o d ed u c ir teo rem as. En p a rtic u la r, la gram á­
tica u n iversal, que sería in n ata, seria tam bién una
teo ría. Se sigue q u e «asignam os a la m enre, com o
p ro p ie d a d in n ata, la teo ría general del lengua­
je que hem os llam ada “g ram ática universal” »
(C hom sky 1972, p. 88), S ofrenem os los caballos
y sigam os escu ch an do al m aestro .
La fu n ció n de u n a g ram ática de una lengua
es g en e rar todas las infinitas oracio n es g ram atica­
les (b ien fo rm ad as) de la lengua, y solam enle ellas.
E s ta generación es efectu ad a p o r las reglas gra­
m aticales, en p a rtic u la r las sin tácticas. Chom sky
concihe estas reglas p o r analogía con las reglas
de fa lógica m atem ática. Hay dos ciases de reglas
sin tácticas: las de e s tru c tu ra de frase (o su p e r­
ficial) y las de tran sfo rm ació n . Las prim eras
c o rresp o n d erían a las reglas de form ación de
fó rm u las bien fo rm ad as, de la lógica m atem ática.
E jem plo: «oración —*■frase nom inal 4- frase ver­
bal». Las segundas co rresp o n d erían a las reglas
de deducción de la lógica. E jem plo: las reglas que
g o b iern an el m apeo (m a p p in g ) de oraciones (o,
m e jo r dicho, de sus e s tru c tu ra s de frase) en sus
negaciones (véase el Apéndice 1).
Adem ás, la g ram ática, en el sentido de C hom s­
ky, asigna a to d a o ració n una e stru c tu ra profunda,
o b jeto un ta n to m isterioso. En la teo ría están d a r
de 1965, la e s tru c tu ra p ro fu n d a d eterm in a el sig­
nificado, en tan to que la superficial es apareada
tíon signos escrito s o con sonidos. En este últim o
caso, las reglas de a p a rea m ie n to son las reglas
fonológicas, que tam bién fo rm an p a rte de la gra­
m ática en eí sen tid o de C hom sky.
E sta concepción de la g ra m á tic a suscita, e n tre
o tro s, los sig uientes p ro b lem a s de in te ré s filosófi­
co: a) ¿qué es una g ram ática? (en p artic u la r, ¿es
u n a teo ría, com o sostiene C hom sky?); b) ¿qué es
una regla g ram atical: prescrip ció n , convención,
ley o ten d en c ia?; e) ¿en q u é sentido puede de­
cirse que u n a g ram ática «genera» las o racio n es de
una len g u a?; t¡) ¿cóm o están « representadas» las
g ra m á tic as en la m ente (o en el cereb ro )?, y e)
¿qué son las e s tru c tu ra s p ro fu n d as y cuál es su
relación con las superficiales? P rocedam os a in­
v estig ar e sta s y o tra s cu estio n es relacionadas con
ellas.
Es bien sab id o que la p a la b ra «gram ática* es
am bigua: designa tan to la e s tru c tu ra in tern a de
una lengua com o u n m odelo co n cep tu al de dicha
e stru c tu ra . Así, lin g ü istas diferen tes pueden p ro ­
p o n er d iversas g ra m á tic as (m odelos co n ceptuales)
de u n a m ism a g ra m á tic a (e s tru c tu ra in te rn a ) de
una lengua d ad a. C hom sky tom a n o ta d e esta am ­
b igüedad p ero co n funde sistem áticam en te am bos
conceptos, al j>unto de a firm a r q u e la «com peten­
cia» lingüística incluye un conocim iento tácito de
la g ra m á tic a u n iversal, o e s tru c tu ra com ún a todas
las lenguas.
Según la GGT, una g ra m á tic a d e u n a lengua
debe «generar» todas las oraciones de esta lengua
y so lam en te ellas. El térm in o «generación» se
lom a de la m atem ática , donde u n a fó rm u la que
define un c o n ju n to dado de o b jeto s (p. ej., u na
fam ilia de funciones) se dice que los genera. Pero
ei m ism o C hom sky h a aclarad o ocasionalm ente
que el térm in o «generación» no debería in te rp re ­
tarse lite ralm en te, o sea, en sentido ontológico.
(Sólo el ce reb ro h u m an o , o algún s u b s titu to a rti­
ficial del m ism o, puede g en e rar oracio n es en el
sen tid o literal del térm ino.) H ablando con propie*
d ad, una regla g ram atical sólo puede carac te rizar,
especificar o an a liz ar las oraciones bien form adas.
Una novedad de la GGT, adem ás de que inclu­
ye reglas de tra n sfo rm ació n , es que el ú ltim o paso
en la «generación» o «derivación» de una oración
co n siste en e je c u ta r la operación q u e Chom sky
llam a lexical in sertio n (inserción lexicográfica).
E sta operació n con siste en lle n a r los blancos in­
dicados p o r las d iversas categorías con p alab ras
específicas. P or ejem plo, las «reglas* A rt —» la y
S ~ * m ñ a , ap licad as a la cadena categorial A r t # S ,
«generan» la cad en a term in al la.#niña. P ero éstas
n o son reglas p ro p iam e n te dichas, en ninguna de
las acepciones reco nocidas de la p alab ra «regla».
Son ejem p lo s d e categorías lexicográficas y, por
se r ejem plos, no p u ed en fo rm a r p a rte de u n m o­
delo co n cep tu al genera! com o es u n a g ram ática.
É sta no es u n a observación trivial, porque, si tales
«reglas» de ejem plificación no son reglas p ro p ia ­
m ente dichas, entonces no puede sosten erse que
u n a g ra m á tic a genere oraciones p a rtic u la re s: sólo
puede decirse que «genera» (d escrib e, especifica,
analiza) tip o s de oraciones.
H ay m ás: e n tre la «generación» d e oraciones
y la deducción lógica de pro p o sicio n es no hay sino
una sim ilitu d o analogía. E n efecto, fas oraciones
se «derivan» con ay uda —o, m e jo r dicho, p e rm i­
so— de reglas g ram aticales m ás ejem plificaciones
(«inserciones lexicográficas»). P ero no se deducen
al m odo de teo rem as. (P o r este m otivo, llam ar
a xiom a a la o ració n inicial n o pasa de se r una
b rom a.)
P o r lo tan to , c o n tra ria m e n te a lo q u e sostienen
C hom sky y sus d iscípulos, au n q u e las g ram áticas
se parecen a teorías, no son teorías. Sólo descri­
ben y codifican ciertos asp ecto s del lenguaje: no
explican (Foley 1977, p. 4). P o r cierto, u n a g ram á­
tica, si es ad ecu ad a, «cubre» o su b su m e to d a o ra­
ción posible d e la lengua respectiva. P ero la sub-
sunción no es u n a explicación p ro p iam e n te dicha
(véase B unge 1983 b). Sólo la n e u ro lin g ü ístic a, la
ps ico lingüística y la sociolingüística p o d rá n even­
tu alm en te exp licar cóm o p roducim os y en tende­
m os o raciones, al ex h ib ir los m ecanism os de la
p ro d u cció n y co m p ren sió n de oraciones. Análo­
g am en te, la b io q u ím ica puede ex p licar la elabo­
ració n d e alim en to s p re sc rip ta p o r los lib ro s de
cocina, y la ciencia social p o d rá explicar la con­
d u c ta social p re sc rip ta p o r los códigos ju ríd ico s.
P ara co m p re n d e r que la relación lógica de
consecuencia o d ed u c tib ilid ad no figura en ningu­
n a regla gram atical, co n sid érese las reglas que
d escrib en la tran sfo rm ació n de u n a oració n en
su negación o en la p re g u n ta co rresp o n d ien te. Evi­
den tem en te, no puede decirse q u e u n a oración
im plica su negación, y m enos aún ¡a co rresp o n ­
d ie n te in terro g ació n . 0 , p a ra se r m ás específicos,
co n sid eram o s las siguientes reglas de e stru c tu ra
de frase y ejem plilicaciones:

O FN + FV
FW A r t -f- 5
F V ^ V + FN
A r t —*■un, una
S —> m uchacho, niña, libro
V —* leyó, vio

d o n d e los sím bolos que figuran a Ja izquierda de­


sig n an categ o rías lexicográficas: O, o ra ció n ; FN,
fra se n o m in al; FK, frase v e rb a l; S, su stan tiv o ;
V , verbo, y A rt, artícu lo . E stas reglas y ejem plifi-
cacio n es «generan» oraciones tales com o im m u ­
chacho vio una nifía, una niña leyó un libro, un
m uchacho leyó una niña y un libra vio una niña.
P ero ninguna de estas oracio n es se sigue lógica­
m e n te de tales reglas y ejem plificaciones, P o r con­
siguiente, las g ra m á tic as no son teorías. Y las
teo ría s acerca de g ra m á tic as no son m eta teorías.
C hom sky h a afirm ado re p etid am en te que las
reglas g ram aticales no son n o rm as que sirven
p a ra can o n izar o excom ulgar expresiones p ro ­
n u n ciad as o e sc rita s p o r h ab ían le s reales: según
éí, tales reglas d escriben la com petencia (no el
co m p o rta m ien to real o desem peño) de un hablan
te-oyente ideal. T am bién h a p ro p u e sto una c a ra c ­
terizació n form al, aunque sibilina, de una regla,
a sab er, com o un p a r o rd en ad o < X , Y > tal que
X - + Y , que a su vez lia de leerse: «reescríbase
X com o Y* (C hom sky & M iller 1963, p. 292). Aho­
ra bien, si < X , Y > es u n a regla de form ación (o
d e e s tru c tu ra d e frase), entonces sólo afirm a que
X está co m p u esta de (y, p o r lo tan to , puede an a­
lizarse com o) Y. Y si <X , Y > es una regla de
tran sfo rm ació n , sólo afirm a q u e X se transform a
(o b lig ato ria u o p tativ am en te) en Y. C oncebidas de
esta m an era, las reglas g ram aticales no son ins­
tru ccio n es o p rescripciones p ara h acer algo, sino
q u e e s t á n e n u n pie de igualdad con las leyes
algebraicas de ia asocialividad y la d istrib u tiv id ad .
(Acaso no fue p o r descuido que C hom sky 1957,
página 49, identificó reglas con leyes.) P o r su­
puesto, tales o raciones pueden interpretarse prag­
m áticam en te, esto es, com o instrucciones, p o r
ejem plo, p a ra an a liz ar una fórm ula. P ero esto
vale para toda fó rm u la y, en p a rtic u la r, para
todo en u n ciad o de ley. (M ás precisam ente, todo
enunciado de ley sirve de base p ara dos reglas
o prescripciones: u n a p a ra h ac er algo y o tra p ara
ev itar que algo s u c e d a ; véase B unge 1969, 1983 a.)
En definitiva, u n a regla gram atical de la fo rm a
« X -^ Y» só ío afirm a que u n a expresión de tip o X
puede an alizarse com o u n a sucesión de expresio­
nes de tipo Y (C hom sky 1962, p. 539),
E sta co n cepción de tas reglas gram aticales
es muy d iferen te de Ja concepción com o entes
con p o d er g en erativo, q u e es com o Jas concibe
C hom sky c u a n d o hace psicolingüística. Así, p o r
ejem plo, nos dice que conocer u n a lengua «es
poseer c ie rta e s tru c tu ra m en tal co n sisten te en
un sistem a de reg las y prin cip io s que gen eran y
relacion an rep resen tacio n es m entales de varios
tipos» (C hom sky 1980, p. 48). Aquí las reglas ya no
son d escrip cio n es o análisis, sino entes activos,
si bien in m ateriales, que e m p u jan o guían la fo r­
m ación de p ro ceso s m entales de la m anera com o
los m íticos ego, superego, id y libido del psicoaná­
lisis nos hacen sen tir, pen sar y hacer c iertas co­
sas. E stá claro que es preciso elegir: o bien las
reglas g ram aticales son co n stru c to s que describen
o p rescrib en , o bien son com ponentes de u n a *es­
tru c tu ra m ental* que tiene el p o d er de g en erar
estados m en tales.
La elección e n tre estas dos in terp re tacio n es ri­
vales es sencilla. E n p rim e r lugar, la noción de
u n a « e stru c tu ra m ental» activa y sep a rad a de un
cereb ro activo es grotesca, au n q u e sólo sea p o r­
que las e s tru c tu ra s (c o n ju n to s de relaciones) no
pueden o b ra r so b re las cosas de las q u e son e stru c­
tu ra s. (N o hay e s tru c tu ra s en sí: to d a e s tru c tu ra
es la e s tru c tu ra de alguna c o s a ; véase B unge
1979.) En segundo lugar, la h ip ó tesis m en talista
de q u e la m en te es algo d istin to de un co n ju n to
de funciones cereb rales carece de so p o rte em p íri­
co. (V olverem os so bre este asu n to en los capítulos
siguientes.) En te rc e r lugar, tam b ién carece de
apoyo em p írico la hipótesis de C hom sky de que
la m ente tiene co m p o n en tes activos y pasivos. En
resolución, pod em o s h ac er a un lado la idea de
que las reglas g ram aticales son en tes qué poseen
un p o d er generativo. Exam inem os las dem ás po­
sibilidades.
Q uedan las siguientes posibilidades m u tu am en ­
te exctuyentes: tas reglas g ram aticales son, bien
convenciones, bien reg u larid ad es o b je tiv a s ; y, si
lo ú ltim o, son ya leyes sin excepción, ya tenden­
cias. A p rim e ra v ista, la opinión de q u e las g ram á­
ticas son convencionales es abiológica y ah istó rica.
P ero no to d as las convenciones son a d o p tad a s li­
b rem en te o im p u estas p o r la fuerza. P o r ejem plo,
llam ar, a u n a silla, silla, chai se o S tu h l constituye
o tra s ta n ta s convenciones, ninguna de las cuales
fue ad o p ta d a p o r u n a asam blea o im p u esta p o r
un désp o ta. «Convencional» no es sino el dual de
■natural» o «legal» (en co n fo rm id ad con la ley
n a tu ra l). A diferen cia de las leyes (n a tu ra le s), las
convenciones pued en ser obedecidas o violadas, y
ello de d iversas m an eras y m ás o m enos conscien­
tem ente, De m odo que, en p rin cip io , és posible que
las g ra m á tic as sean convencionales. Sin em bargo,
la investigación de universales lingüísticos, la h is­
to ria del lenguaje y la in teracció n e n tre lenguaje
y sociedad hacen concebir d u d as acerca de la ver­
dad de la h ip ó tesis de que las lenguas sean p u ra ­
m ente convencionales.
La posibilidad re sta n te es c o n sid e ra r las re­
glas g ram aticales com o proposiciones q u e repre­
sen tan reg u larid ad es lingüísticas: si n o leyes, al
m enos tendencias. En este caso debem os e n fre n ta r
el p ro b lem a d e las excepciones a las reglas g ra­
m aticales: d eb em o s sa b e r cóm o reconocer expre­
siones g ram aticalm en te in co rrectas y qué h acer
con ellas. (C om o se verá en un m om ento, éstos
no son sino dos asp ectos de un m ism o pro b lem a.)
El e m p irista co n secuente se re sis tirá a a d m itir la
existencia m ism a de expresiones g ram aticalm en te
In co rrectas: sólo accederá a c o m p ro b a r si la sos­
pechosa figura en el corpus que le es a c c e sib le ;
si no figura, la d e c la ra rá poco frecuente. En teo ría,
el e m p irista d eb ería p re d ic ar la d o c trin a a n a rq u is ­
ta dé que to d o está p erm itid o . E n cam bio, el r a ­
cio nalista co n secu ente desech ará com o in co rrecta
loda expresión que no se a ju s te a su g ram ática.
De esta m an era se ev itará el disgusto de co n tem ­
p la r cóm o su m odelo fav o rito es a rru in a d o p o r
algún m iserable c o n tra ejem plo. Y, p a ra salv ar la
tesis in n atista con la m ism a p ied ra , im p u ta rá in­
corrección a «accidentes de desem peño», jam ás
a la «com petencia», a la que considera perfecta,
in v ariab le y universal.
E s p ro b a b le q u e los gram ático s de la vida real,
los que se ocu p an de e sc rib ir gram áticas o ana­
lizarlas, no sean em p iristas estricto s ni racionalis­
tas estricto s, sino m ás bien racioem piristas que
a d m itiría n tan to reg u larid ad es gram aticales como
excepciones a éstas. (V éase B unge 1983 b para una
sín tesis de em p irism o y racionalism o.) Es proba­
ble que a d m itan que, ta n to los cor por a com o las
g ra m á tic a s q u e in ten tan d a r cu en ta de ellos, son
im p erfecto s. Y es p ro b a b le q u e em pleen algunas
excepciones p a ra re fo rm u la r algunas reglas, y al­
g u n as reglas p a ra reg u larizar a los irregulares o
incluso rechazarlos. No hay en esto círculo vi­
cioso, sino u n d a r y to m a r e n tre dato s em píricos
y m odelos conceptuales, com o en cu alq u ier otra
ciencia. La d iferen cia es que ei lin g ü ista — al igual
q u e el tecnólogo, p e ro en c o n tra ste con el cien tí­
fico n a tu ra l— puede a lte ra r el lenguaje, si bien
sólo en m uy p eq u eñ a m edida en la m ayoría de
los casos. E n efecto, los p o rtero s lingüísticos, com o
los crítico s lite rario s y los m iem b ro s de fas aca­
dem ias de lenguas, así com o los refo rm ad o res y
p lan ead o res lingüísticos, hacen precisam ente eso.
Piénsese en re fo rm ad o res de la lengua taies com o
A ndrés B ello y G eorge B ern ard Shaw , quienes
re fo rm aro n reglas fonéticas y regularizaron verbos
irreg u lares.
Q uien ad o p te esta terc era p o stu ra adm itirá
tá c ita m e n te que las reglas g ram aticales rio son
convenciones p u ra s ni leyes estricta s, sino m ás
bien tendencias que, com o tales, son corregibles
en aras de la gen eralidad, la sencillez u ía eufonía.
En o tra s p alab ras, el lenguaje no es com pleta­
m ente convencional ni co m p letam en te n atu ral.
Es, en cam bio, resultado de la invención lim itada
por leyes y circunstancias. A este respecto, e¡ len­
guaje no difiere de la ciencia, el a rte o la política:
los cu atro , y o tro s con ellos, son creaciones h um a­
nas en las que se unen la necesidad, el azar y el
artificio. (D icho sea de paso, C hom sky se c o n tra ­
dice cu an d o niega q u e las lenguas sean creaciones
hum anas al m ism o tiem po q u e in siste en la crea­
tividad lin g ü ística de cada uno d e n o so tro s.)
El próxim o p u n to de n u estro ord en del día es
éste: ¿d ó n d e resid en las g ra m á tic a s? Chom sky
(1972, 1975, 19S0) afirm a que las g ra m á tic as e stán
«rep resen tad as» en la m en te, y la g ra m á tic a uni­
versal desde el m o m en to de nacer. (M ás aún,
Chom sky im ag in a q u e e! infante es capaz de deci­
d ir qué g ra m á tic a se a ju s ta m e jo r a las m u estras
lingüísticas que le d an. V olverem os a este p u n to
en el cap. ó.) Sin em bargo, C hom sky no dilucida
lo que en tien d e p or «rep resen tació n » ni explica la
m an era com o las g ra m á tic as e sta ría n «represen­
tadas» en la m ente: ¿se tra ta de un m ap a fiel, de
u n a proyección o de q u é? La tesis es tan im p re­
cisa, que se red u ce al lu g ar com ún de que las g ra­
m áticas son co n stru c cio n es conceptuales.
Sólo los co n d u c tista s rechazarían la tesis de
que las g ra m á tic as son c o n s tru c to s; p ero el p ro ­
pio C hom sky los h a c ritic a d o eficazm ente {Choms­
ky 1959, 1972, 1975, 1980). El p ro b lem a in tere sa n te
es el de si las g ra m á tic as residen en un esp íritu
in m aterial, en el ce reb ro o en ninguno de ellos.
La p rim era p o sib ilid ad es d esc artad a p o r la psi­
cología fisiológica, q u e concibe la m ente com o una
colección de funciones (p ro ceso s) c e re b ra le s ; tam ­
bién es im p tau sib le a la luz de la neurología, que
m u e stra que el ag ram atism o (o habla telegráfica)
es u n a d isfu n ció n cerebral. Con todo, el fracaso
del m en talism o — o, p o r lo m enos, su incom pati­
bilidad con la n eu rociencia co n tem p o rán ea— no
n os obliga a a d o p ta r la hipótesis d e q u e la g ram á­
tica está en el ce reb ro , p o r ejem plo, com o circ u i­
to n eu ro n al, o asam blea de neu ro n as, o engram a,
o siq u ie ra com o m era disposición o propensión
a que se efectú en c iertas conexiones neuronales.
La razón de ello es q u e la g ra m á tic a de u n a len­
gua, en el sen tid o de e s tru c tu ra de ésta, no es
sep arab le de la lengua m ism a. La p re g u n ta co­
rrecta, en cam bio, p arece ría ser; «¿D ónde reside
la lengua?» Sin em bargo, tam bién esta nueva p re­
g u n ta está m al concebida, p o rq u e presu p o n e que
el lenguaje, com o el sol o el rey, debe e s ta r loca­
lizado en alguna p arte . Si el lenguaje se concibe
com o un c o n stru c to (recu érd ese c u a d ro I, del ca­
p ítu lo 1), en to n ce s no puede e s ta r en n in g u n a p ar­
te, p o rq u e sólo los en tes m ateria le s e stá n locali­
zados. Lo q u e si tiene localización espaciotem poral
es el proceso d e h a b la r o, m e jo r dicho, el sistem a
del h ab la: las «áreas» de W ernícke y B roca ju n to
con el ó rgano vocal. En o tra s p a la b ra s, el habla
—o, m ás b ien, la producción y co m p ren sió n de
expresiones lingüísticas—■es locaiizable e identifi-
cable con p ro ceso s fisiológicos. Lo que vale p a ra
la g ra m á tic a com o e s tru c tu ra del lenguaje vale
tam bién, m u ta tis m u tañáis, p a ra la g ram ática
com o m odelo de tal e stru c tu ra . Así, p o r ejem ­
plo, la GGT del castellan o no e stá en ninguna p a r­
te; no e s tá «rep resentada* e n la m en te ni en el
cerebro. Al igual que los dem ás cons tra c to s, la
GGT del castellan o existe sólo cónjo proceso: a se­
m ejanza del h ab la (paróte, speeck), es generada
y en ten d id a p o r alguno^ cerebros. (M ás sobre el
s ta tu s de los c o n stru c to s, en B unge 1981.)
C oncluirem os este c a p ítu lo con u n a observa­
ción so b re la p lu ralid ad de sintaxis. Üna sintaxis
es p a rte de la e s tru c tu ra in te rn a de u n a lengua
(recu érd ese cap. 1). P o r ello, u n a sintaxis carece
de existencia independiente: sólo existe realm en ­
te com o p a rte de la e s tru c tu ra in te rn a del habla
real. (Las e s tru c tu ra s son p ro p ie d a d e s ; y las p ro ­
piedades, en p a rtic u la r las relaciones y coleccio­
nes de las m ism as, carecen d e existencia a u tó n o ­
ma. Lo que existe realm en te es siem pre alguna
cosa m ateria] d o tad a de p ro p ied ad es: véase B u n ­
ge 1977.) P o r el m ism o m otivo, u n a sintaxis no
tien e p o d e r gen erador: puede se r «generativa»
sólo en sen tid o m etafórico. Y, p u esto que u na
sintaxis fo rm a p a rte de ia e stru c tu ra de u n a len­
gua, hay ta n ta s sin taxis com o lenguas, dialectos
e incluso ídíoléctos. Sin em bargo, no to d a s estas
sin tax is se incluyen en lo que los lin g ü istas teó ri­
cos llam an «la g ra m á tic a de u n a lengua». E n
efecto, ésta incluye solam ente la sintaxis d e la
v aria n te canónica; p o r ejem plo, la sin tax is del
castellan o p ero no la del arg en tin o . E n cam bio,
los lin g ü istas de cam po e stu d ia n h ab las reales
an tes que m odelos idealizados de las m ism as.
Lo q u e acab a de decirse tien e u n a consecuen­
cia m etodológica im p o rtan te e in q u ietan te: que lo
q u e cu en ta com o excepción p ara el lin g ü ista teó­
rico acaso no cu en te com o tal p a ra eí lingüista de
cam po. El p rim ero puede in te n ta r c o n sid e ra r las
d esviaciones respecto de su m odelo conceptual
com o in co rreccio n es an tes que com o co n traejem ­
plos. E sta situ ació n es inevitable en las disciplinas
que tra ta n de p au tas hechas p o r el h o m b re, pau­
tas q u e son m ezclas de ley y convención, (E s decir,
e stá s p au ta s no son p u ra m e n te convencionales,
corno tas leyes de la m atem ática, ni pu ram en te
n atu ra le s u o b jetiv as, com o las de la física.) El
fra n c o reco n o cim iento de esta situ ació n debería
c o n trib u ir a d ism in u ir la tensión e n tre los lingüis­
ta s teó rico s y los de cam po.
E sto concluye p o r el m o m en to n u e stro exam en
dé la sintaxis. El a s u n to de ta e stru c tu ra proíun-
d a versu s la e s tru c tu ra superficial, que habíam os
Incluido en n u e s tro ord en del día, será tra ta d o en
el c a p itu lo siguiente. Ahora ab an d o n am o s el do­
m in io de la te o ría exacta p a ra e n tra r en e! de la
in tu ició n y lo que en inglés se llam a hütid-wavtng.
CAPÍTULO 4

SEMANTICA

Antes J e C hom sky (1965), los lin g ü istas solían


ten er buen cu id ad o de no aven! tirarse en las b ru ­
m osas co lin as d e la se m á n tic a ; a h o ra vagan, p e r­
didos, p o r ellas. C hom sky y su escuela tuvieron la
excelente idea de su b ra y a r que, ya q u e el signifi­
cado es un asp ecto del lenguaje, la teo ría lingüís­
tica d eb ería te n e r una co m p o n en te sem ántica.
(E sta idea era un lu g ar com ún p a ra los filósofos
desde Peirce y Frege, p ero no se h ab ia d ifu n d id o
a ia lingüística.) T am bién tu v iero n la b u en a idea
de exactificar ía im precisa tesis, de los g ra m á ti­
cos de P o rt Royal, de q u e la plena com prensión
de una o ra ció n exige p o n e r a la luz las ideas que
ella expresa. E sta in tu ició n llevó a dos innova­
ciones: la d istin ció n e n tre e s tru c tu ra superficial
y e stru c tu ra p ro fu n d a , y la tesis de que esta ú ltim a
d eterm in a el significado.
La esencia del concepto de e stru c tu ra p ro fu n ­
da es que «expresa el contenido de u n a oración»
(C hom sky 1965, p, 136), P or ejem plo, un indio te
enseñó y ella apren dió de un indio tienen e s tru c ­
tu ras superficiales diferen tes pero la m ism a es­
tru c tu ra p ro fu n d a. Más aún, am bas oraciones
significan lo m ism o pese a que p re sen tan a p a rie n ­
cias d istin tas: en el fondo son iguales. E sta in tu i­
ción fue g en eralizada y un ta n tito elab o rad a en
ja llam ada tesis de K atz-Postal (K atz & Postal
1964), la cual fue in co rp o rad a a la llam ada «teo­
ría están d a r» de la GGT (C hom sky 1965).
La sem án tica p arecía h a b e r logrado finalm en­
te u n a base firm e. D u ran te un tiem po hubo entu­
siasm o en las filas de La GGT. Pero el entusiasm o
no d u ró m ucho: se em pezó a ver algunas d ificulta­
des en la tesis de K atz-Postal, y C hom sky (1971)
la reem plazó p o r la tesis de que tam b ién la e stru c­
tu ra superficial c o n trib u y e a) significado. E sta
d o ctrin a se conoce con el n o m b re de « teo ría e stán ­
d a r extendida», si bien n a es una teo ría propia*
m en te d ich a. M ás aú n , está lejo s de h a b e r g an a d a
la ap ro b ació n de la m ayoría d e los lingüistas
genera ti vis tas.
, Aquí nos o cu p arem o s de ¡os p ro b lem as siguien­
tes: a ) ¿ q u é es la e s tru c tu ra p ro fu n d a ? ; b) ¿cóm o
se d e te rm in a u n a e stru c tu ra p ro fu n d a ? ; c) ¿qué
es ei significado según la GGT?, y d) ¿de qué m a­
n era las e s tru c tu ra s y las reglas d eterm in a n el
significado según la GGT? E n co n tra rem o s que la
GGT n o da re sp u e sta s c la ra s a e sta s preguntas:
no define claram en te la noción d e e s tru c tu ra pro­
fu n d a y carece d e un concepto claro de significado.
(La GGT ni siq u iera distin g u e e n tre sentido y
referencia, d istin ció n reconocida p o r todos los
filósofos.) La cosa e stá tan difusa co m o lo estab a
p a ra los g ram ático s filosóficos d e P o rt R oyal; la
única d iferen cia re sid e en que a h o ra se dispone
de u n a jerg a técnica que sirve p a ra o c u lta r la au­
sencia d e u n a teo ría exacta. El p ro p io Chom sky,
con su fran q u ez a h ab itu al, a d m ite ,q u e «no hay
u n a “te o ría de la rep resen tació n sem án tica” que
sea suficientem ente c o n c reta o esté bien definida»
{Chom sky 1971, p. 183). El lecto r b u sca rá en vano
un sistem a h ip o tético-deductivo q u e dilucide y
sistem atice las nociones de referencia o de sentido
en el volum inoso tra ta d o de Lyons (1977), la única
exposición sistem ática de las d o ctrin a s sem án­
ticas p o r un sim p atizan te de Chom sky.
E n to d o casó, según la te o ría e s tá n d a r (1965) o
e stá n d a r extendida (1971), p a ra d e te rm in a r signifi­
cados debem os d esc u b rir e s tru c tu ra s p ro fu n d as.
D esgraciadam ente, no parece h a b e r u n a definición
clara y general de este concepto: to d o lo q u e hay
son ejem plos. M ás aún, no puede ex istir un p ro ­
cedim iento efectivo p a ra d e te rm in a r e stru c tu ra s
p ro fu n d as. En efecto, la m áxim a m etodológica M2
(cap. 2) recom ienda p o stu la r inobservables p ara
d a r cu en ta de las apariencias, en lu g ar de in ten ­
ta r in fe rir Jos p rim ero s a p a r tir d e las segun­
das. De m o d o , pues, q u e es m en este r c o n je tu ra r
las e s tru c tu ra s p ro fu n d as. E sto n o sería o b je ta ­
ble si su p iéram o s a ciencia cierta q u é son las es­
tru c tu ra s p ro fu n d as. E n ausencia de tal conoci­
m iento, su búsq u ed a se parece a la b ú sq u ed a del
sag rado grial tal com o la describ ió M ark Tw aín.
No o b sta n te , nos las arreglam os p a ra co n jetu ­
ra r e s tru c tu ra s p ro fu n d as (no cho tn sk y an as) sin
la guía de la GGT. C onsidérese, p o r ejem plo, la
oración to m ó et libro prestado, que está afectad a
de am b ig ü ed ad estru c tu ra l. Puede «derivársela»
de (o m o s tra r que es co m p atib le con) to m ó pres­
tado el libro, o to m ó el libro que había sido o bte­
nido en p résta m o (ta l ve 2 p o r u n tercero ). C uando
se le p re sen ta la oración original (o su e stru c tu ra
superficial), el o y ente o le c to r debe ad iv in ar la
p ro p o sició n designada am biguam ente p o r aquélla,
o debe h ac er u n a averiguación. La GGT no le
ay u d a rá a c o n je tu ra r ni a in q u irir, p o rq u e éstas
son cuestiones de conocim iento substantivo, no
de g ram ática. Lo que puede h ac er la GGT es a n a ­
lizar el p roceso en térm in o s de e s tru c tu ra s p ro fu n ­
d as y reglas de tran sfo rm ació n . En o tra s palab ras,
la p erso n a confu n dida p o r la oració n acerca del
lib ro p re sta d o a p re n d e rá de la CGT lo q u e ya sabe,
a sab er, la e s tru c tu ra superficial de la oración.
A p rim era v ista, esta situación parece sim ilar
a la q u e se p re se n ta en física, donde, d ad a la com ­
posición atóm ica de un m aterial, es posible d e te r­
m in a r sus m acro p ro p ied ad es, en tan to que el p ro ­
b lem a in verso carece de solución única. Sin em ­
b arg o , h ay u n a im p o rta n te d iferencia, a saber,
q u e la física co n tiene teorías generales y exactas
q u e relacio n an e s tru c tu ra s atóm icas y m olecula­
res (o sea, p ro fu n d a s) con p ro p ied ad es m acrofí-
sicas (o superficiales). M ientras que el físico po­
see un co n ocim iento exacto y a b u n d a n te de sus
e s tru c tu ra s p ro fu n d as, el lin g ü ista carece dei co­
n o cim ien to co rresp o n d ien te. P or lo ta n to , así com o
el físico puede p ro c ed er racio n alm en te, e] lingüis­
ta d ebe p ro c ed er in tu itiv am en te . O tra disanalogía
es ésta: la m icrofísica puede p re d ecir algunas
m acro p ro p ied ad es tales com o la su p erco n d u cti­
vidad y la superfluidez, desconocidas p o r la ma-
c r o fís ic a ; o sea, la p rim era puede co rreg ir y en­
riq u ec er a la segunda. En cam bio, al lingüista no
le es d ad o co rreg ir o en riq u e cer las oraciones y
s u s e s tru c tu ra s superficiales a la luz de su an á li­
sis p ro fu n d o .
E n conclusión, p arece ría que no sabem os con
ex actitu d q u é es ta e s tru c tu ra p ro fu n d a ni cóm o
d eterm in a rla. Sin em bargo, existe una solución
sencilla del p rim ero de esto s pro b lem as: puede
resolverse redefiniendo el concepto de e stru c tu ra
pro fu n d a y p rocediendo com o sigue (B unge 1972,
1973, 1974a, 1974b}, P rim ero, identifiqúese el ob­
jeto que subyace a la o ración dada con la p ro p o ­
sición (o las p ro p o sicio n es) designada(s) p o r la
oración de m arras. (R ecuérdese que las p ro p o si­
ciones, com o los co nceptos que las com ponen, son
objeto s concep tu ales, no lingüísticos, y q u e una
proposición d ad a p u ed e ex presarse de diversas
m an eras en c u a lq u ie r lengua. Más aún, las p ro ­
posiciones so n in v aria n te s resp ecto de cam bios
de lengua, al m enos d en tro de la fam ilia de len­
guas que poseen el m ism o p o d er expresivo.) Se­
gundo, identifiq ú ese la e s tru c tu ra del o b jeto p ro ­
fundo con la fo rm a lógica de la proposición (H ar-
tnan 1972), P o r ejem p lo , la fo rm a lógica de la
proposición d esig n ada p o r la o ració n la niña lee
e l libro es Lab, donde L d en o ta el acto d e leer,
a n o m b ra a la niña y b al lib ro en cuestión. La
fo rm a lógica de la p ro p o sició n que subyace a la
oración pasiv a el lib ro es leído p o r la niña es Rba,
d o n d e R es ía co n versa de R. Y la de la p ro p o si­
ción d esig n ad a p o r la niña lee ahora el libro es
R'abc, d o n d e c d en o ta el m om ento actual y R ' es
ah o ra una relación m ás com pleja (te rn a ria en lu ­
g a r de b in aria).
La a lte rn a tiv a p ro p u e sta resuelve el p roblem a
de c a ra c te riz a r e s tru c tu ra s p ro fu n d as, ai identifi­
ca rlas con fo rm as lógicas, pero no el p roblem a
de d eterm in a rlas. E fectivam ente, sigue co rresp o n ­
diendo al oyente-lector la ta re a de d ecid ir qué
p ro posición es d esignada p o r la o ración que le
in teresa. (E l an álisis sin táctico no ayuda a revelar
la fo rm a lógica. Así, p o r ejem plo, las oraciones
ella acaba de llegar, she ju s t carne y sie ist eben
g eko m m en , au n q u e e stru c tu ra l m ente diferentes,
designan la m ism a proposición.) Si la oració n es
am b ig u a, el oyente te n d rá que ad iv in ar y ensayar,
o bien h ac er alg u n a averiguación p a ra d e te rm in a r
la p ro posición q u e el h a b lan te ten ía in m en te
cuando p ro n u n ció o escrib ió ia o ración. A este res­
pecto, el in d iv id u o no e stá m e jo r p re p ara d o que
con la GGT, p ero al m enos a h o ra sab e q u é debe
b u scar.
El m éto d o p ro p u e sto no sim plifica necesaria­
m ente las cosas. P o r el c o n tra rio , es capaz de ex­
h ib ir co m p lejid ad es ocultas. P o r ejem plo, exam í­
nese la p a la b ra a b rió en las o racio n es siguientes:

1. La p u e rta se abrió.
2. M aría ab rió la p u erta .
3. M aría a b rió la p u e rta ayer.
4. M aría a b rió la p u e rta ayer con esta llave.

En 1) «abrió» designa un p red icad o u n a rio al


que po d em o s lla m a r At. La fo rm a lógica de la
proposición d esig n ada p o r 1) es, pues, Aip, donde
p designa la p u e rta . En 2) la m ism a p a la b ra de­
signa un p red icad o b in ario Ai, y la fo rm a lógica es
Aimp, donde m d en o ta a M aría. En 3) el concepto
designado p o r la p alab ra «abrió» es un predicado
te m a rio At; la fo rm a lógica co rresp o n d ien te es
Aunpa. F in alm en te, la proposición subyacente a
4) tiene la fo rm a lógica Attnpal, donde At, es un
pred icad o d e c u a rto grado. C ada uno de estos an á­
lisis c o rresp o n d e a u n a in te rp re ta c ió n diferente
de la p alab ra d ifu sa «abrió». (In v ito a l lecto r a
p ro p o n e r co n cep to s a ú n m és com plejos designados
p o r la m ism a p alab ra.) En resolución, el análisis
conceptual pued e exhibir u n a co m p lejid ad insos­
p ech ad a al nivel lingüístico superficial. En p a rtic u ­
lar, pued e ex h ib ir la dependencia d e la e s tru c tu ra
sin táctica resp ecto del significado,
E n re su m en , el p ro ced im ien to p ro p u e sto se re­
duce a d istin g u ir las p alab ras de los conceptos
que alg u n as de ellas designan, y las oraciones de
las pro p o sicio n es q u e algunas d e ellas designan.
(N o todas las p alab ras designan conceptos. P or
ejem plo, de carece de significado indep en d ien te
cuando ap arece en la ex p resió n acaba de llegar,
que en u n a lengua m e jo r c o n stru id a d eb ería es­
crib irse acabade llegar, o incluso llegaracaba, Aná­
logam ente, no toda oración designa u n a p ro p o si­
ción. P o r ejem p lo la libertad libera, digna de un
H eidegger o de un S a rtre , carece de significado.)
E n o tra s p a la b ra s, el p ro ced im ien to consiste en
exhibir (o, m ás p recisam en te, c o n jetu ra r) las capas
conceptuales que subyacen a las lingüísticas.
E ste m éto d o tiene dos v en tajas. El p rim e ro es
que existe u n a teoría, a saber, la lógica, q u e nos
ayuda a d esc u b rir la form a lógica d e cu alq u ier
proposición, y ello de m an era inequívoca. (La am ­
bigüedad es siem pre lingüística, n u n ca lógica.) Se­
gundo, existe u n a teoría, a sab er, la sem ántica
fo rm u lad a p o r el a u to r (B unge 1972, 1973, 1974a,
1974b), que asig n a u n significado a to d o concepto
y a to d a p ro p osición. Aun cu an d o esta teo ría Fue
concebida p a ra an a liz ar sistem as hipotético-deduc-
tivos fo rm u lad o s de m an era exacta (o sea, m ate-
m átícam en te), acaso sea aplicable tam bién, con
los d ebidos cam bios, a tas lenguas n aturales.
E xplorem os esta posibilidad, d ejando la investi­
gación d etallad a al lingüista.
La esencia de n u e stra sem ántica es que todo
con cep to y toda p roposición tienen tan to un sen ­
tido com o u n a referencia, y que el significado de
u n co n stru c to (concepto o p ro posición) es el par
o rd e n ad o fo rm ad o p o r su sen tid o y su re feren ­
cia. Am bos son con tex tú ales p o r dep en d er del
cu erp o de con o cim ientos en que se p re sen ta ei
co n stru c to en cuestión. Más aún, el sentido de un
co n stru c to en un co n tex to d eterm in a d o se define
com o el c o n ju n to de todos sus im plicantes (o pre­
su p u esto s) e im plicados (o consecuencias), o sea,
com o su ascendencia lógica m ás su progenie lógi­
ca. Y la (clase d e) referencia de un co n stru c to
es el c o n ju n to de lodos los o b jeto s (m ateriales
o con cep tu ales) a los que se aplica, sea verdade­
ram en te o no. (O bsérvese que ia referen cia difiere
en general de la extensión o dom inio de validez.
O bsérvese tam bién que el significado precede a la
v erd ad .) Llám ese ScícO al sentido y R,Ac) a !a refe­
rencia de un c o n stru c to (concepto o proposición)
c en un co n tex to (o cuerpo de conocim ientos)
C. El significado de c en C, entonces, está dado
p o r la definición

Afr(c) = < S c(c), /W c ) > .

V éanse la figura 2 y e! Apéndice 2.


(Ja n e t F odor 1977 y algunos o tro s lingüistas
identifican el significado con lo que, en nu estra
teo ría, no es sino una p a rte del sentido de un
S U P E R F IC IE

Con» (roclo

PROFUNDIDAD

— (p }~ - L R c (pl Significado
scnttrfü sitfoiiicado referencia

Fk., i. la d ü u rjc iu n uim [)i upijaiciuti i> que IKI:> un


significado M ,(p) e» el c o n id i o . C. La proyeccidii izquierda
S cí p ) del significado es el senlicto, y la derecha RJ_P) la refe­
rencia de (i en C.

co n sim cto , a sab e r, el c o n ju n to de los construc-


tos que im pJica. S m ith & W ilson 1979 p roponen
u n a m odificación de esa d o ctrin a del significado.
N inguno d e esto s a u to re s se ocupa de ía re feren ­
cia, n in guno de ellos usa h erram ien tas m atem áti­
cas p ara exactificar y siste m a tiz a r estas nociones,
y ninguno de ellos m enciona mí teoría.)
En caso de d u d a, n u e s tra sem án tica puede
ay u d ar a p o n e r en claro de qué se está h ab lan d o
(referen cia) y qué se está diciendo (sentido).
Tóm ese p o r ejem p lo la frase los am antes de Ve­
rana. E sta frase designa am b ig u am en te las p ro p o ­
siciones
5. Los p erso n ajes cen trales de la tragedia de
S hakespeare, R o m e o and Juliet y
6. Las p erso n as que h an v isitado V erona.

La raíz de la d iferencia e n tre 5) y 6) es la


diferencia e n tre sus clases de referencia: m ien­
tras q u e 5) se refiere a Rom eo y Ju lieta (e im plí­
citam en te tam b ién a S hak esp eare y su tragedia),
6) se refiere a u n a colección m uchísim o m ás n u ­
m erosa de p erso n as (e n tre las cuales no figura
S hak esp eare, q u ien nunca p u so el pie en V erona).
La d iferen cia de referencia ac a rre a u n a dife­
rencia de sen tid o . Así, p o r ejem plo, 5) im plica que
S hak esp eare escrib ió p o r lo m enos u n a trag ed ia,
en ta n to q u e 6) p re su p o n e q u e V erona es visitable,
(O bsérvese q u e nos h em o s lim itad o a c ita r un des­
cen diente y un an tec eso r lógico en cada caso. Esto
se debe a que, en u n co n tex to ab ierto y difuso
com o es el co n o cim iento o rd in a rio , es m uy difícil
u b icar to d o s los p re su p u esto s y las consecuencias
de u n co n stru c to . Las cosas cam b ian en el caso de
una teo ría m a te m á tic a o científica: en este caso,
los im p lican tes d e u n a p roposición son todas las
prem isas de las q u e se concluye, y los im plicados
todas las pro p o sicio nes q u e se siguen lógicam ente
de ella.)
Uno de los fam osos ejem p lo s de C hom sky es
el p a r de oraciones

7. P ersu ad í a un especialista que exam ine a


Juan.
8. P ersu ad í a J u a n que se haga ex am in ar p o r
un especialista.
C hom sky (1965, p. 23) p ro p u so que las e stru c­
tu ra s p ro fu n d as q u e subyacen a 7) y 8) son, res*
pectivam ente,

7 ’. P ersu ad í - a u n esp ecialista - un especialis­


ta exam inará a Ju an .
P ersu ad í - a Ju an - un especialista exam ina­
rá a Juan.

E n n u e stra term inología, las pro p o sicio n es que


subyacen a 7) y 8), respectivam ente, son las con­
ju n cion es

7". P ersu a d í a u n especialista & u n especia­


lista exam inará a Ju an .
8". P ersu ad í a Ju an & un especialista exam i­
n a rá a Ju an .

Sin em b arg o , esta construcción puede hacerse


m ás n a tu ra l o b serv an d o que, en el fondo, la rela­
ción d e p e rsu a d ir es te rn a ria : x p ersu ad e a y que
llaga z• P o r consiguiente, las pro p o sicio n es a n te ­
rio res no son sino diferen tes ejem plos de Pxyz:

7 '". Pabc, donde a ~ yo, b = un especialista,


c = ex am in ar a Juan.
8'". Pade, donde d = Ju an , e = ser exam ina­
do p o r un especialista.

N u estro pró x im o ejem plo es Ja p a re ja

9. J u a n se sonríe.
10. J u a n se m ueve.
E stas o raciones se analizan de la m ism a m a­
n e ra en la g ram ática de la e stru c tu ra de frases.
No es necesario co c in a r u n a e stru c tu ra lingüística
p ro fu n d a p ara a d v e rtir que hay u n a diferencia
e n tre las pro p osiciones designadas p o r las o ra­
ciones an terio res. B asta ob serv ar que, m ien tras
«sonreírse* es un predicado u n ario (o de una va­
riab le), «m overse» es b inario, ya que to d o m o­
vim iento es relativ o a algún m arc o de referencia
(p. ej., u n a caSa). E n o tra s p alab ras, m ien tras que
la fo rm a lógica dé 9) es Pa, la de 10) es «existe p o r
lo m enos un individuo x tal que x es un m arco de
referencia, y Qíi.x». De m odo que, au n cuando 9)
es sin tácticam en te sim ilar a 10), las proposiciones
c o rresp o n d ien tes son e stru c tu ra lm e n te (lógica­
m en te) d iferen tes. (Lo m ism o vale p ara el fa­
m oso p a r de C hom sky: John ¡s easy to piense y
John is eager to please.)
O tro caso fam oso, p o r no decir infam e, es:
las verdes ideas incoloras du erm en furiosam ente.
E n 1957, C hom sky declaró que esta oración es
g ra m atical, pero en Í965 m udó de opinión. Según
n u e stro crite rio , esta o ración es g ram aticalm en te
in o b jetab le y, m ás aún, tiene sentido, y es por
esto q u e la d escartam o s. La d escartam o s p o r ser
c o n tra d ic to ria , ya que n ad a puede ser a la vez
incoloro y verde. Adem ás, involucra un e rro r ca-
tegorial (category m ista ke). com o d iría A ristóte­
les, ya que el se r verde y d o rm ir no puede p redi­
ca rse de las ideas. E sta predicación es incorrecta
p o rq u e las pro p o siciones re su ltan te s, «las ideas
son verdes» y «las ideas duerm en», son falsas (no
c a ren tes de sentido), No puede esp e rarse que la
g ram ática su p lan te a ta lógica □ ¡sum inistre co­
nocim iento fáctico.
N u e stras o bservaciones finales se re fe rirá n a
algunos co n tra ejem p lo s a p a ren tes a la llam ad a
teoría im p licativ a del significado, según la cual el
significado de u n a o ración es igual al c o n ju n to de
las consecuencias lógicas de la p ro p o sició n co­
rresp on d ien te. S m ith & W ilson (1979, cap. 6) sos­
tienen que, aun cuando las oraciones I I ) y 12) que
siguen tienen las m ism as consecuencias, no son
sinónim as:

11. Juana le h abló a Alex.


12. Ju a n a le h abló a Alex.

Las o raciones esc rita s p o d rá n ser iguales, pero


las h ab lad as no lo sqn, com o lo sugieran los sub­
rayados. De hecho, designan pro p o sicio n es dife­
rentes, a sab er:

U '. « Juana, y nadie m ás, le h ab ló a Alex.»


12*. « Ju an a le h ab ló a Alex, y a nadie m ás.»

O tro p a r de o racio n es q u e re fu ta ría d icha teo­


ría sería el q u e sigue:

13. Shelley fue un poeta.


14. Shelley fue un poeta o Ibsen fue un pa­
yaso.

Puesto q u e 13) im plica a 14), el significado de


14) debería e s ta r in cluido en el de 13), lo que va
c o n tra la in tu ició n . Es verdad, p ero esto y cosas
peores pu ed en o c u rrir en contextos ab ierto s. La
teoría im plicativa del significado o, m ejo r dicho,
de p a rte de éste, fue c o n stru id a p a ra ser aplicada
estricta m e n te sólo a tos lenguajes exactos. En
ésto s no está p erm itid o in tro d u c ir nom bres y p re­
dicados u n a vez que se h an in tro d u cid o ios b á ­
sicos (p rim itiv o s); p o r consiguiente, en tales con­
textos ce rra d o s el p rin cip io lógico de adición («Si
p, entonces p o q») ija p o d rá hacer líos. Analogía:
la g eom etría elem ental se aplica exactam ente sólo
a o b je to s g eom étricos ideales, y ap ro x im ad am en te
a o b je to s reales tales com o u n a línea co stera es­
cab ro sa. La ú n ica m an era de ap lic a r la geom etría
elem ental a situ acio n es reales es d esdeñando las
irreg u larid ad es de éstas. Si uno desea re p re se n ta r
m ás fielm ente' o b jeto s reales irreg u lares, ten d rá
que serv irse de g eom etrías m ás avanzadas. Así
com o la te o ría de los fractales (que incluye di­
m ensiones fra c c io n a ria s) puede tr a ta r con líneas
co steras irreg u lares, es posible que u n a versión
refin ad a de la teo ría im plicativa del sentido dé
cu en ta de las co m p lejid ad es del lenguaje o rd in a­
rio.
P ara te rm in a r: la noción de e stru c tu ra p ro ­
fu n d a de C hom sky e, incluso, la tesis de Katz-
P ostal, co n tien en algo de valor. La intuición valio­
sa d e trá s de estas ideas es c a p tu ra d a p o r la teoría
sem án tica según la cual los conceptos y las p ro ­
posiciones, p e ro no las oraciones, son los p o rta d o ­
res de significado, y q u e éste tiene dos com ponen­
tes o proyecciones: el sen tid o y la referencia. La
reo rien tació n de la sem án tica que proponem os
tiene, en tre o tras, las consecuencias siguientes:
I. La te n ta tiv a de c o n stru ir o d e sc u b rir re- e-
glas g ram aticales que efectúan la a flo ra d ó n de
e s tru c tu ra s p ro fu n d as (o sea, el m apeado de es­
tru c tu ra s p ro fu n d as en superficiales) está conde­
n ad a al fracaso no sólo p o r la vaguedad de la n o ­
ción de e s tru c tu ra p ro fu n d a en GGT, sino tam bién
p o rq u e lo q u e «subyace» a las oracio n es son p ro ­
posiciones, no o tra s oraciones,
II. Las ta fe a s de d e s c u b rir significados y de
re in a rlo s son tare as del análisis co n cep tu al y de
la co n stru cció n de teo ría s, no de la g ram ática.
III. Dado que los significados son co n tex tú a­
les, es preciso re alizar el análisis conceptual en
co n textos cognoscitivos d eterm in ad o s, no al nivel
lingüístico, q u e es su p u estam en te n eu tra l e n tre
la v erd ad y la falsedad.
IV. El an álisis sin táctico tiene lim itaciones
que sólo el an álisis lógico o sem ántico pueden
trascen d er. En p rim e r lugar, el an álisis sin tácti­
co se aplica sólo a las o racio n es (o expresiones
g ram aticales), las q u e n o co n stitu y en sino un
su b co n ju n to de la colección de expresiones lin­
g ü isticas significativas. Piénsese en «¿Más café?»,
«¡V áyase!», o incluso «¡Ay!» y «jU ff!» (V. Ro-
binson, 1975). En segundo lugar, a veces la sin ta ­
xis ni siq u iera puede resolver el p ro b lem a de
iden tificar las categ orías lexicográficas, P or ejem ­
plo, en la o ra ció n uno es poca cosa, «uno» puede
d e n o ta r sea el n ú m ero uno, sea al h ab lan te. E n el
p rim er caso, «uno» será identificado com o un subs­
tan tiv o , y en el segundo, com o un p ro n o m b re ;
pero en c u a lq u ie r caso la sintaxis, lejos de ser
previa a c u a lq u ie r o tro conocim iento, va a la cola.
{Otro ejem plo: en el dicho te ja n o the bigger the
better, la p alab ra the no es el a rtíc u lo d eterm in a­
do n i significa lo m ism o en su s dos posiciones.)
V. M ientras q ue el análisis sintáctico es lin­
g ü ísticam en te c o n se rv ad o r (p u esto que se lim ita
a an a liz ar un corp u s lingüístico), el análisis lógico
y sem ántico p u ed e re v elar defectos que sugieran
la conveniencia de re fo rm a r la lengua. P or ejem ­
plo, la o ració n arreglam os toda clase de calzado
e s tá bien fo rm a d a y es acep tab le p ara casi todos
los h isp an o h ab lan tes, Sin em bargo, está m al con­
cebida, p o rq u e el z a p atero no puede to car clases
con su lezna: sólo toca zapatos individuales. La
expresión co rre c ta es arreglam os zapatos de todas
clases,
VI. R evelar fo rm a s lógicas ayuda a ap reh en ­
d e r aspectos lin g ü ísticam en te invariantes, o sea,
a re v elar u n iv ersales cognoscitivos p o r deb ajo de
p ecu liarid ad es y accid en tes lingüísticos. P ero el
tem a de los univ ersales m erece ca p ítu lo aparte.
UNIVERSA LES LINGÜÍSTICOS

Los lin g üistas, no m enos que o tro s científicos


y h u m an istas, desean d e sc u b rir la u n id ad en m e­
dio de la d iv ersid ad , y la p au ta b a jo el caos ap a­
rente. No es d e so rp re n d e r en to n ces que, an tes
del interreg n o em p irfsta en lingüística, vario s fi­
lósofos y lin g ü istas hayan especulado sobre ta exis­
tencia de u n iv ersales lingüísticos, en p a rtic u la r
so b re ios rasgos categoriales, sin táctico s y fono­
lógicos que pu ed an c o m p a rtir las lenguas co­
nocidas. En el caso de los filósofos, la base de
la co n jetu ra d e la existencia de tales universales
fue la tesis de la u n id ad de la especie h u m ana. (E n
aquel tiem po, esta tesis fu e rech azad a p o r los ra ­
cistas y no p a sa b a de s e r un p reju icio liberal.)
Sin em bargo, poco se hizo p o r d e sc u b rir sem ejan­
tes universales, con excepción del tra b a jo de Jfa-
kobson so b re los rasgos fonológicos c a ra c te rís­
ticos.
C hom sky no se so rp re n d ió p o r el fracaso de
íos lingüistas clásicos en su em p resa de d e sc u b rir
universales, p o rq u e se habían lim itad o a e stru c­
tu ra s superficiales, ias cuales v arían considerable­
m ente de un lenguaje a otro . En cam bio, la idea
de e s tru c tu ra p ro fu n d a y !a hipótesis del innatis-
rno conducían in evitablem ente a la búsqueda de
u n a g ra m á tic a q u e se a ju sta s e a to d a s la$ lenguas
n atu ra les. (M ás de u n a hipótesis científica tiene
u n o rig en esp úreo. El árb o l de fam ilia de una
hip ó tesis im p o rta poco co m p arad o con su verdad
y su p o ten cia explicativa.)
C uando fo rm u ló la «teoría están d a r» de la
GGT, C hom sky (1965) y a estab a firm em ente com ­
p ro m e tid o con la idea de Ja g ra m á tic a universal
(GU). Al com ienzo la definió com o «el e stu d io de
las condiciones q u e deben sa tisfa c e r ¡as g ram á­
ticas de to d as las lenguas h um anas» (1972, p. 126).
M ás ta rd e re p u d ió esta ca racterizació n , a d o p ta n ­
do en cam b io esta o tra : la GU es «el estad o ini­
cial de cu a lq u ie r a p ren d iz de c u a lq u ie r lengua»,
o sea, es la fa cu ltad in n ata d e lenguaje (1979,
p a ssim , y 1980, p. 69). Y, aun m ás recientem ente,
el «estad o inicial» es identificado con un ente, el
«dispositivo de adq uisición del lenguaje» (tangua-
ge acq u isitio n device, o LAD). É ste a c tu a ría com o
una c a ja n egra q u e recibe ínsum os em píricos y
p ro d u ce la g ra m á tic a (C hom sky 198Í, p. 35). Pa­
sem os p o r alto los e rro re s de identificar un estad o
(d e u n a cosa) co n u n a cosa y de c re e r que u n m o­
delo de c a ja n eg ra, ta l com o el LAD ( = GU), pue­
de ex p licar algo. Las ca ja s negras describen y en
ocasiones pred icen , pero no pueden explicar: sólo
las ca ja s tran slú cid a s, o m ecanism os, pueden ex­
p licar: véase R unge 1983 b.
C hom sky logró q u e el e stu d io de los un iv ersa­
les lin g ü ístico s se to m a ra un p ro b lem a resp etab le
luego de un larg o eclipse, pero las principales
investigaciones en este te rre n o h an sido hechas
fuera de su escuela. E llas se h an conducido casi
siem p re sin la ayu da de la GGT (lo q u e es una
p en a ) y sin e! auxilio de la h ip ó tesis dé que todos
los h u m an o s nacem os con un conocim iento tácito
de la GU (lo q u e es u n a su erte).
Las investigaciones em p íricas m ás notab les
de los u n iv ersales lingüísticos son las llevadas a
cabo p o r G reenberg (1966) y los lin g ü istas influi­
dos p o r éste (G reenberg et al., 1978). E stos inves­
tigadores han u tilizado u n a tipología q u e a g ru p a
las lenguas re sp ecto del ord en d e las categorías
lexicográficas básicas: ¡sujeto (S ), o b je to (O ) y ver­
bo {V). Así, el castellan o es del tip o SVO , com o
se ve p o r la o ració n Pepe patea pelotas. E n cam ­
bio, el jap o n és es del tip o S O y y el galés del tipo
TASO; los tip o s VO S y O S V tien en pocos re p re­
sen tan tes, y el tip o O V S parece no ten er ninguno.
Sin em bargo, alg u nas lenguas parecen desprovis­
tas de su je to , a s u n to éste de ac alo rad o s debates.
Además, es fácil e n c o n tra r excepciones. Y el uso
dé las ca teg o rías de la GGT (o sea. Frase nom inal,
frase verbal, etc.) llevaría a u n a tipología d iferen ­
te. (D icho sea de paso, la tipología de G reenberg
no es u n a clasificación p ro p iam e n te dicha p orq ue
no es exhaustiva. En efecto, parece que algunas
lenguas, p o r ejem plo, el latín clásico, carecen dé un
orden básico de p alab ras, ya q u é p erm iten todas
las p erm u tacio n es de las p rin cip ales categ o rías
lexicográficas.)
Se puede d istin g u ir e n tre categorías universa­
les, tales com o V y FV, y paulas universales (p rin ­
cipios, reglas o leyes), tales com o las de Facilidad
de pro n u n ciació n y percepción. En principio, am ­
bas categ o rías p o d ría n se r Fonológicas, sin tácticas
y sem án ticas, au n q u e es dudoso q u e haya un iv er­
sales sem án tico s. Pero no todos los universales
son estricto s o absolutos: algunos no son sino
tendencias o in v arian tes en ciertas fam ilias de len­
guas, au n q u e no en todas. (E stos universales re ­
gionales se den o m inan in correctam ente «estadís­
ticos#.) P o r ejem plo, el ruso carece d e artículo,
y en la m ayoría de las lenguas (n o en to d as) toda
o ració n tiene su jeto y el su jeto precede al objeto.
O tro universal regional: las lenguas cuyo ord en
básico es V SO tienen preposiciones en lugar de
posposiciones.
La noción m ism a de universal lingüístico p la n ­
tea p o r lo m enos dos pro b lem as de interés filosó­
fico: cóm o en c o n tra rlo s y cóm o explicarlos. El p ri­
m ero es un p ro b lem a m etodológico. La solución
o b via es que los u n iversales lingüísticos sólo pue­
den estab lecerse e stu d ian d o m uchas lenguas y,
m ás precisam en te, u n a m u e stra re p resen ta tiv a de
las 4.000 lenguas conocidas. É sta es ta estrateg ia
a d o p tad a p o r to d o s los investigadores serios. En
cam bio, la escuela de C hom sky ha elegido la e stra ­
tegia o p u esta: sostiene que, puesto que la g ra­
m ática u niversal es innata, un e stu d io profundo
y sin crónico de u n a sola lengua (q u e p o r casuali­
d ad re su lta se r el inglés) debería b a s ta r para
d e sc u b rir los universales. Como era de prever,
e s ta prescrip ció n m etodológica h a sido severa­
m en te critica d a com o anticientífica (véanse Givón
1979 y C om rie 1981).
T ra ta r de d esc u b rir la «esencia del lenguaje»
(o la «com petencia» lingüística) exam inando una
ú n ica lengua es com o tra ta r de e n c o n tra r la «esen­
cia de la vida* e stu d ian d o una sola b io esp ed e y,
lo q u e es peor, in vestigando una especie ex trem a­
d am en te co m p leja com o la n u estra , en lugar de
alguna m o d esta b ac te ria. El enfoque a p rio rista
y sincrónico no ha p ro d u cid o ningún universal
lingüístico. Lo poco q u e se conoce se ha averi­
guado estu d ian d o algunos centenares de lenguas.
Y este estu d io no ha exhibido h asta ah o ra una
g ram ática u niversal cabal, lo que no im pide que
lus tra n sfo n n a c io n a lista s hablen de la GU com o
si hubiesen visto su p a rtid a de nacim iento.
La explicación d e la p re su n ta existencia de
universales lin g ü ístico s no ofrece dificultades p a ra
Chom sky, p u esto q u e ha p o stu lad o que )a GU es
in n ata y, m ás aú n , q u e es el «dispositivo de ad­
quisición del lenguaje». P or este m otivo, h a re ­
chazado en érg icam en te to d a ten tativ a de explicar
los universales lingüísticos en térm in o s evoluti­
vos o histó rico s, de la m an era com o los biólogos
explican los univ ersales biológicos (ta l com o Ea
m olécula de DNA) o los h isto ria d o re s explican los
universales sociales (ta l com o eí intercam b io ).
Aunque C hom sky h a sugerido que la lingüís­
tica d ebería cu ltiv arse com o u n a ciencia n a tu ra l,
rechaza la h ip ó tesis d e que el lenguaje hu m an o
proceda de un siste m a m ás p rim itiv o de com uni­
cación y p en sa m ie n to (C hom sky 1980). La razón
que aduce p a ra este rechazo es que el lenguaje
hum ano «se b asa so b re prin cip io s en teram en te
diferentes» de los d e la com unicación anim al.
P o r esto, «esp ecu lar so b re la evolución del len­
guaje h u m an o a p a r tir de sistem as m ás sim ples»
le p arece «quizá Can a b su rd o com o esp ecu lar acer­
ca de la “ev o lu ció n ” de los átom os a p a r tir de
nubes de p a rtíc u la s elem entales» (1972, p. 70).
Sin em b arg o , tos físicos y quím icos, a p a r tir de
P ro u t, h an esp ecu lado acerca de la evolución a tó ­
m ica y m o le c u la r; hay incluso un resp etad o Jour­
nal o f M olecular E volution. Más aú n , tal investi­
gación está siendo cada vez m enos especulativa,
y p arte de ella es hoy dia co n stitu y en te de la bio­
logía evolucionista. El rechazo p o r C hom sky del
enfoque evolucionista del lenguaje, ju n to con su
in n atism o , p ro vienen de su m en talism o , así com o
de su in co m p ren sió n de la te o ría d e la evolución.
En efecto, C hom sky cree q u e ésta niega la em er­
gencia d e n ovedades radicales, qiie son p recisa­
m en te las que tra ta n de explicar los biólogos evo­
lucio nistas. (P a ra c rític a s adicionales, véase Pia-
tek 1982.)
C hom sky va m ás allá y niega explícitam ente
q u e el len g u aje sea u n a creación hu m an a que h a
evolucionado ju n to con la cu ltu ra . P regunta:
«¿H em os "h echo” el inglés u sted y yo? E sto p a re ­
ce ca re c e r de sen tid o o se r falso. No tuvim os |a p o ­
sib ilid ad de elegir el lenguaje q u e a d q u irim o s;
sim plem ente, éste se d esa rro lló en n u estra s m en­
tes en v irtu d de n u e stro esta d o in te rn o y n u e stro
am b ien te. ¿F ue el len g u aje "h ech o ” p o r n u estro s
an teceso res re m o to s? E s difícil a trib u irle sentido
a esta opin ió n . E n efecto, no h ay m ás razones p a ra
p e n sa r q u e el len g u aje ha sido “hecho’* que p a ra
c re e r que el sistem a visual h u m an o y las diversas
fo rm as q u e to m a h an sido “hechos p o r el hom bre"»
(1980, p. 11).
Al p re g u n ta r si u n a lengua es o b ra de un indi­
viduo, C hom sky se dirige a un e sp a n ta p á ja ro s: la
tesis de que el lenguaje es u n a creación h u m an a
debe en ten d e rse en un sentido social e h istórico.
A nálogam ente, la m atem ática no fue o b ra de un
solo in d ividuo, sin o de m iles de p erso n as en el
cu rso de railes de años. Sin em bargo, la m a te ­
m ática es una creación h u m a n a e incluso una
creación co m p arativ am en te reciente: ias teorías
m atem ática s no se en c u en tran en la n atu ra leza y
e ran desconocidas hace unos pocos m iles dé años.
Sin duda, «el lenguaje se d esa rro lló en nues­
tras m en tes en v irtu d de n u e stro estad o in tern o
y n u e stro am biente», p ero esto vale tam b ién p ara
el resto de n u estro eq u ip o m en tal y cu ltu ra l. (A
p ro p ó sito , obsérvese la confusión, tal vez delibe­
ra d a, en tre d esarro llo , u ontogenia, y evolución,
o filogenia. Si el d esa rro llo individual recapitulase
la evolución, com o creía H aeckel, en to n ces el es­
tudio de la m an era com o los in fan tes y ios niños
ad q u ieren ciertas d estre?as y conceptos nos en­
señ aría cóm o los ad q u irie ro n los h om ínidos y los
h o m b res p rim itiv o s, com o lo h an sugerido P a rk e r
y G íbson 1979. P ero la «ley» d e H aeckel no es
una ley. Los in fan te s no tienen un sistem a nerv io ­
so m a d u to y no se g anan la vida ni la deñ en d en de
bestias feroces y o tra s am enazas am b ien tales.)
C hom sky tiene u n a visión e stá tic a dél lengua­
je. E sta visión c o n tra sta vio len tam en te con la bio­
logía evolucionista, la a n tro p o lo g ía y la h isto ria
h u m an a, ninguna de las cuales h ab la de u n a na­
tu raleza h u m an a in v arian te, en p a rtic u la r de un
eq u ip o m en tal co n stan te . Com o solía d ec ir Dob-
zhansky, en la biología nada tien e sentido si no
es a la luz de la ev o lu ció n ; lo m ism o puede de­
cirse de la psicología y de las ciencias sociales.
D espués de todo, la com unicación es p a rte de la
c u ltu r a ; m ás aún, es un co m ponente esencial
de la e s tru c tu ra social h u m an a. Y la c u ltu ra debe
e stu d iarse no sólo sincrónicam ente, sino tam bién
d iacró n icám en te. En p artic u la r, es preciso estu ­
d ia r la evolución del lenguaje a p a r tir de m odos
m ás p rim itiv o s de com unicación, así com o los
cam b io s diacrónicos de sintaxis, sem án tica y fo­
nología, si p reten dem os co m p re n d er el estado
actu al del lenguaje.
Es verdad que hay m uy pocos d alo s em píricos
acerca del origen y la evolución del lenguaje h u ­
m a n o ; esto es de e sp e ra r tra tá n d o se de un cam po
de investigación joven y asediado p o r el ejército
m en talista. Sin em bargo, ya hay algunos re su lta ­
dos, tales com o el estu d io de la em ergencia, com ­
p arativ am en te recien te, de nuevas lenguas (creo-
les) a p a r tir de lenguas c h a p u rra d a s (pidgins)
en H aw aii y o tro s lugares (B ick erto n 1982). O tro
es la identificación del «área» de B roca en un
p a r de crán eo s de h om ínidos q u e vivieron hace
dos m illones de añ os. (Si se confirm ara, este ha­
llazgo d eb ilita ría con sid erab lem en te la curiosa
hipótesis de que el lenguaje se form ó hace tan
sólo unos pocos m iles de años, com o lo sostiene
Jaynes 1976.) E n to d o caso, todos los estudios
h istó rico s están afectad o s de pobreza de d ato s y
m uchos de ésto s son inevitablem ente c irc u n sta n ­
ciales. La reco n stru cció n h ip o tética de u n a p ro ­
tolengua, com o el p ro to ín d o eu ro p eo , es tan a rries­
gada com o la reco n stru cció n h ip o tética de la fase
inicial de la expansión del universo.
P ara im p u lsa r la investigación del origen y la
evolución de las lenguas, deberíam os e lab o rar, en­
tre o tra s, las h ip ó tesis siguientes:
P rim era, el cu erp o de los hom ínidos (en p a r­
tic u la r su ce reb ro y su a p a ra to vocal) debe h aber
estad o preadaptado p a ra la adquisición de la
facultad del le n g u a je ; o sea, la posibilidad de
a d q u irir esta ú ltim a debe h ab e r preexistido. En
o tras p alab ras, algunos h om ínidos c a ren tes de
lenguaje deben h ab e r estad o eq u ip ad o s con los
circu ito s n eu ro n ales adecuados p ara p ro d u c ir y
co m p ren d er trozos de h abla de algún tipo. (La
p read ap tació n no es m iste rio sa. La m ayoría de
las ad ap tacio n es son de este tipo: la evolución es
o p o rtu n ista, no p rin cip ista. Por ejem plo, la larin ­
ge y la lengua no fu ero n «diseñadas», sino sólo
«usadas» p ara h ab lar.)
Segunda, es posible que sólo los lenguajes
sim bólicos, o sea, capaces de e x p resar pensam ien­
tos, sean típ ic am en te h um anos.
T ercera, deb id o a la u n id a d de la especie h u ­
m ana —o sea, a su origen a p a r tir de u n a única
especie an c e stra l— , es p ro b a b le q u e to d as las
lenguas hayan evolucionado a p a r tir de un tronco
com ún. A unque esta hipótesis goza de poco favor
e n tre los lin g ü istas, esp ecialm en te los transform a-
cionalistas, es in ev itable en u n a p erspectiva evo­
lucionista.
C u arta, p u esto q u e el habla no es sólo un m e­
dio de co m u nicación, sino tam bién una h e rra ­
m ien ta p ara p en sar, debe haber evolucionado ju n ­
to con el co n o cim iento. E s pro b ab le que los len­
g u ajes sim b ó lico s se hayan to m a d o posibles so­
lam ente cu an d o se fo rm a ro n razonam ientos y ap a­
reció la necesid ad de discu tirlo s. Antes de esa épo­
ca, puede h a b e r b astad o un lenguaje m ucho m ás
p rim itiv o . La hip ó tesis de la coevolución del len­
g u aje y el co n o cim iento es refo rzad a p o r la psi­
cología del d esa rro llo , la cual m u estra que la «fa-
cu itad » del len guaje no está se p a ra d a de las dem ás
«facultades» m entales.
Q u in ta y ú ltim a, pu esto q u e el h ab la no es so­
lam en te «el esp e jo del alm a», sino tam bién una
relación social, el conocim iento de la organización
social d eb ería d ecirnos algo acerca del nivel de
evolución necesario p ara que el lenguaje desem ­
peñe c iertas funciones sociales.
En definitiva, es posible e s tu d ia r el origen y la
evolución del le n g u a je ; m ás aú n , tai estu d io ya
e stá en m a rc h a (p. ej., H a rn ad com pil. J976). P ero
esta investigación no va a av an zar ráp id am en te
a m enos que se elim inen tres o b stácu lo s filosófi­
cos. Uno es el co n sejo e m p irista de aten e rse a los
d a to s y e v ita r la c o n jetu ral Si se obedeciera esta
m áxim a, jam ás se b u scarían d a to s de nuevas cla­
ses, su g eridos p o r hipótesis. No debem os ev itar
la c o n je tu ra , sino sólo la especulación in c o n tra s­
ta b le e in fru c tu o sa ( p. ej,, la h ip ó tesis de que na­
cem os con un co n ocim iento tácito de la g ram ática
u n iversal). El segundo o b stácu lo es la tesis de que
la fa c u lté de langage (o «com petencia» lingüística,
o GU, o LAD) es in n ata e invariable. P orque, si lo
es, en to n ces no hay evolución p o r investigar. El
te rc e r o b stácu lo es concebir el lenguaje de m ane­
ra q u e sólo las lenguas m odernas se aju ste n a la
definición, sin que quede lu g ar p ara las m enos
d esa rro llad as. Debem os d a r un lugar a estas úl­
tim as au n q u e sólo sea p ara d a r cuenta de las que
ya conocem os, tales com o el balbuceo in fantil, el
h ab la telegráfica y las lenguas c h a p u rra d a s (pid-
g in s). Es p ro b ab le que las g ra m á tic as que e stu d ia
ia GGT sean ad q u isiciones relativam ente recien­
tes. Y la GU puede h a b e r sido la g ra m á tic a de la
p ro to len g u a (o lengua universal), la m ás p rim iti­
va de to d as aquellas a p a r tir de las cuales se de­
sarro lla ro n las m o d ernas. E sta h ip ó tesis no es m ás
especulativa que la c o n je tu ra de la m era existen­
cia d e la GU. (E s posible q u e la p ro to len g u a haya
tenido so lam en te dos ca teg o rías léxico-sintácticas:
su stan tiv o y verbo. D espués de to d o , en lógica
elem ental sófo n ecesitam os n o m b res y predicados.
P or ejem plo, María es m orena se concibe com o
«M aría m orenea».)
P a ra te rm in a r este ca p ítu lo , sospecho que hay
m ás universales lin güísticos que los d esc u b ie rto s
h asta ah o ra, au n q u e quizá no ta n ta s com o sospe­
cha Chom sky, M ás aún, parece claro que los u n i­
versales lin g üísticos son m anifestaciones o acom ­
p añ an tes de universales cognoscitivos (perceptua-
les y co nceptuales), los cuales a su vez tienen sus
raíces en universales neuronales, a m b ien ta les y
sociales an tes q u e en u n a m ítica m e n te h u m an a
co n stan te. T odos los seres hu m an o s, sean ab o rí­
genes au stra lia n o s, presid en tes su d am eric an o s o
p arisin o s refinados, nacen con cereb ro s sim ilares,
y to d o s ellos resp iran , com en, excretan, se m ueven,
am an, o d ian , ap ren d en , piensan y se com unican.
P or esto, al o cu p arse de sus asu n to s diarios, todos
los seres h u m an o s hacen cosas sim ilares en todas
las sociedades, tales com o aco starse, levantarse,
m over las m anos y h a b la r o u sa r algún su b stitu to ,
com o el lenguaje de los so rdom udos. Y, sean in­
telectuales o cam p esinos, todos saben algo acer­
ca dei m undo circ u n d an te y todos in te ra c tú a n con
éste. E stos u niversales an ató m ico s, co nductuales,
m en tales y am b ien tales, así com o un origen bioló­
gico com ún, son las fuentes de los universales
cognoscitivos, los cuales son a su vez )a base de
los universales lingüísticos.
Dados tales u n iversales cognoscitivos, lo sor­
p re n d en te no es que haya universales lingüísti­
cos, sino q ue h asta ah o ra se hayan descubierto
tan pocos. H ay dos explicaciones posibles de esta
p arq u ed ad , y estas explicaciones son com patibles
e n tre sí. Una es q u e sólo unos pocos universales
cognoscitivos tienen c o n tra p a rte s lingüísticas, p o r­
que el len guaje es u n a h e rra m ie n ta m uy artificio­
sa. O tra es que los universales lingüísticos han
sido afirm ados o negados an tes que objeto de in­
vestigación. C u alq u iera que sea ía razón, es d u ­
doso que se en cu en tren nuevos universales lingüís­
ticos a m enos q u e se investigue u n a m u e stra re ­
p re sen tativ a de to d as las lenguas conocidas {pese
a la opinión de C hom sky) y a m enos que se em ­
plee u n a te o ría lin g ü ística m ás refinada (com o
in siste en d ecirlo C h o m s k y , con toda razón).
E n resu m en , la h ip ó tesis de la g ram ática u n i­
v ersal es in tere sa n te y fru ctífera , p ero todavía es
difusa y está p o r confirm ar. No sabem os aún si
to d as las lenguas co m p arten una e stru c tu ra b ási­
ca ; a fo rtio ri, no sabem os cuál pueda ser esta
e s tru c tu ra (GU) ni cóm o se originó. Sin em bargo,
esa c o n je tu ra im precisa y no confirm ada está en
la raíz de la p sicolingüfsíica in sp irad a p o r Chom s­
ky. A ésta le ded icarem os el ca p ítu lo siguiente.
CAPITULO <j

ADQUISICION DE LENGUAJE

Los p sico lin g ü istas estu d ian , en tre o tro s p ro ­


blem as, el de la ad q u isició n de u n a lengua. Con
resp ecto a este p ro b lem a se dividen en dos p a rti­
dos: el de los innatísLas y el de los que sostienen
que el co n ocim iento de u n a lengua es ap ren d id o ,
com o c u a lq u ie r o tro conocim iento.
Et p rin cip al re p re se n ta n te del in n atism o en la
actu alid ad es C hom sky, qu ien sostiene que to d a
p erso n a nace sab ien d o los prin cip io s esenciales
de la g ra m á tic a u n iversal (C hom sky & M iller 1963,
C hom sky 1972, 1975 y 1980 y P iattelli-P ahnarini
com pií. 1979). Sus o p o sito res se a g ru p an en dos
facciones. Una de ellas es la escuela co n d u c tísta,
hoy en decadencia, según la cual las lenguas se
ap renden p o r co n d icio n am ien to , La o tra es la c re ­
ciente escuela neuropsicológica, según la cual las
p ersonas n o rm ales nacen con sistem as neuronales
especializados (en p a rtic u la r, las «áreas» de Wer-
nicke y de B ro ca) capaces de a p re n d e r u n a lengua,
pero no la a p re n d e rá n a m enos que el cerebro
m adure n o rm a lm e n te en u n m edio social adecua­
do. (D ejam os de lado el llam ado díspostcionalis-
ino, según el cual nacem os con u n a disposición
o dote n atu ra l p ara a p re n d e r lenguas. Lo d ejam o s
de lado p o rq u e n ad ie niega esta h ip ó tesis inofen­
siva que n ad a explica.)
C hom sky (1959) d esacred itó efectivam ente la
d o c trin a con d u e lista de la c o n d u c ta verbal y de la
ad q u isició n de u n a lengua, al s e ñ a la r q u e cual­
q u ie ra de n o so tro s puede c re a r oraciones que
ja m á s ha escu ch ad o o leído antes. Sostiene que el
se r h u m an o recién nacido, a d iferencia de cual­
q u ie r o tro p rim ate, está eq u ip ad o con u n a «com ­
p etencia» lin g üistica que es m ucho m ás q u e la
m era ca p acid ad d e a p re n d e r a h ab lar: sería n ad a
m en o s q u e un co n ocim iento (tá c ito ) de la g ram á­
tica u n iversal, o sea, la e s tru c tu ra básica de todas
las lenguas. M ás aú n , p u esto que, según Chom sky,
to d a g ra m á tic a es u n a te o ría ^ - o p in ió n q u e cree­
m os h a b e r d estro z ad o en el ca p ítu lo 3— , el infan­
te nacería sabiendo una teoría. D esde luego, esta
«teoría» es ex tre m ad am en te general: p ara que la
g ra m á tic a de u n a lengua p a rtic u la r «crezca en la
m ente» de u n n iñ o es preciso q u e éste adquiera,
en el cu rso d e su d esa rro llo , nuevas hipótesis y
nu ev o s d ato s, así com o necesita alim en to p a ra que
crezca su cu erp o .
N o rm alm en te, el niño es so m etido desde su
nacim ien to a un b o m b ard e o de frases. Según
C hom sky, el p ro b lem a del niño n o es el de com ­
p re n d erlas, sino el de « d eterm in a r cuál de los len­
g u ajes (h u m an a m en te) posibles es el de la com u­
n id ad en q u e está ubicado» (C hom sky 1965, p. 27).
«Al niño se le p re se n ta n d ato s, y debe exam inar
h ip ó tesis (g ram áticas) de u n a clase b astan te res­
trin g id a p a ra d e te rm in a r su com p atib ilid ad con
sus d ato s. Una vez que eligió u n a g ram ática de
una ciase p re d eterm in ad a , el niño dom ina la len­
gua g en erad a p o r esta gram ática» (C hom sky 1972,
pág in a 159; tam b ién C hom sky & M iller 1963, pá­
gina 277, y C hom sky 1980, p. 134). D icho m ás b re ­
vem ente, los niños a p re n d e ría n sú lengua m a te rn a
de la m an era com o los físicos teóricos duchos eli­
gen en tre teo rías rivales q u e com piten p o r u n con­
ju n to d ad o de d ato s em píricos. N unca h a s ta ah o ra
se h ab ía atrib u id o sem ejan te Com petencia a los
in fan tes hu m an o s, q u e siem pre hab ían sido ten i­
dos p o r desvalidos.
La o p in ió n de C hom sky sobre la adquisición
del lenguaje concede dem asiado a la sab id u ría
in n ata y dem asiad o poco a la creativ id ad . En efec­
to, p ara C hom sky — com o p a ra S ócrates y algún
o tro filósofo racio n alista— la experiencia no h a ­
ría sino hacer aflo rar, gá tilla r o afilar lo q u e trae*
m os al nacer: el anim al hum ano sólo p o d ría
a p re n d e r a p erfeccio n ar los detalles de lo q u e ya
está «rep resen tad o » en su genom o. S k in n e r h ab ía
estu d iad o el ap ren d izaje pero, p o r se r u n em piris-
ta ra d ical, negó q u e necesitásem os u n a teoría del
apren d izaje. C hom sky, a quien le in tere sa p rim a ­
riam e n te la teo ría, niega que necesitem os u n a teo­
ría explícita del a prendizaje, o al m enos u n a teoría
del ap ren d izaje de una lengua, pu esto que nace­
m os sab ien d o u n a teo ría im p lícita d e este Fenó­
m eno (1962, p. 528, y 1975, p. 28). F o d o r (1975) da
el p aso final, d eclaran d o q u e las teorías del a p re n ­
dizaje no son so lam ente innecesarias, sino im p o ­
sibles, p o rq u e de hecho nunca aprendem os: todas
las ideas serían in n atas. (Se seguiría entonces que
los h isto riad o re s de las ideas h an esta d o p erd ien ­
do su tiem po,)
P o d ría p en sarse que re c a le n ta r las ideas de Só­
c ra te s o de Leibniz so b re e! ap ren d izaje, hacia
fines del siglo xx, req u iere no solam ente u n a osa­
día co n sid erab le, sino tam bién po d ero sas razones
y aso m b ro so s hallazgos experim entales. N ada de
esto: C hom sky no ofrece sino dos razones, ningu­
n a de las cuales es suficiente.
Su p rim er arg u m ento procede del fracaso de!
co n d u ctism o . P uesto q u e el niño n o rm al aprende
a h a b la r «muy ligero», y pu esto que es im posible
a p re n d e r o in te rn a liz a r u n a g ram ática a p a r tir de
los «datos m agros y degenerados» accesibles al
niño, éste debe h a b e r nacido sabiendo la g ram ática
u n iversal, especie d e archivo en q u e ei niñ o puede
a rc h iv a r todos los d a to s que se le p re sen tan . El se-
g updo arg u m e n to de C hom sky se fu n d a en la
p re te n d id a rigidez funcional de todos n u estro s ó r­
ganos: incluso n u e stro cereb ro e s ta ría to talm en te
p re fo rm ad o o p ro g ra m a d o genéticam ente, al igual
que el corazón o el ojo, de m odo que la idea de
que pod am o s a p render a h a b la r es tan ab su rd a
com o la idea de q u e el corazón debe a p re n d e r a
d esem p eñ ar su función. É stas son las dos únicas
razones que C hom sky esgrim e p a ra so sten er el in­
n atism o . Como verem os en seguida, ninguna de
ellas es válida.
El arg u m e n to b asad o en el fracaso del conduc­
tism o p ara d a r cu en ta de la pro d u cció n del habla
sería válido si el co n d u ctism o fuese u n o de los
cu ern o s de un dilem a, y ef in n atism o el o tro r u e r ­
no. C hom sky no ve o tra opción q u e el conductis-
m o y el in n atism o : los conceptos deben d eterm i­
narse esencialm ente de u n a m an era in n ata, «pues
to que no tenem os ninguna o tra m an era de dar
cu en ta de su adquisición» {en P iatteíli-P alm arini
com pil. 1979, p. 257). E stá claro que éste es un
arg u m e n to que re c u rre a n u estra ignorancia y,
p o r lo tan to , es inválido. R ecuerda el viejo a rg u ­
m ento según el cual, puesto que no sabem os cóm o
surgió !a vida, debe h a b e r sido cread a p o r alguna
divinidad.
La a lte rn a tiv a conductism o-innatism o no es
exhaustiva: hay un teriittnt quid, a sab er, que so­
m os inventivos y ap ren d em o s com b in an d o la ex­
periencia (p ercep ción y acción) con la razón.
A prendem os alg u n as ideas de la experiencia (o p o r
generalización in d u ctiva de ésta), o tra s p o r im ita­
ción, y o tra s m ás p or invención: cream o s concep­
tos e hip ó tesis q u e deben poco o n ad a a la expe­
riencia. E sto no es m isterio so : el ce reb ro hu m an o
es n o tab lem en te p lástico (véase B unge 1980 a). El
fracaso del co n d u ctism o no es un buen p retex to
para a tra s a r el re lo j a la época del in n atism o de
Sócrates. La estra te g ia co rre c ta es reco n o cer el
com p o n en te cognitivo det ap ren d izaje y su n a tu ­
raleza c read o ra, com o lo hacen casi todos los
psicólogos en la actu alid ad . P or ejem plo, B a rtie tt
(1958), ite b b (1949) y B indra (1976) fueron cons-
tru ctiv istas, y así lo Fue Píaget: «una teo ría del
co n ocim iento co n fo rm e con tos d ato s de la psico-
genia no p o d ría ser e m p irista ni p refo rm ac io n ista:
no p o d ría se r sino c o n stru c tiv ista, al reconocer
la elab o ració n co n tin u a de nuevas operaciones y
e stru c tu ra s» (P iaget 1979, p. 53).
C onsidérese, p o r ejem plo, la tarea de a p re n d e r
a a p a re a r estím u lo s d e cierto tipo S con resp u es­
tas de ciase /í cada vez que el o rganism o está en
un estad o fisiológico dado. (E sta constancia del
estad o in te rn o se da p o r sen tad a en psicología
co n d u ctista, pero no es sino u n a ficción útil en
algunos caso s y nociva en o tro s.) H a b lan d o fo r­
m alm en te, la ta re a consiste en c o n stru ir la fu n ­
ción F ad ecu ad a de! c o n ju n to 5 al co n ju n to R. Un
e m p irista d iría q u e c o n stru im o s F paso a paso,
a p a rea n d o cad a m iem b ro de S con el m iem bro
ap ro p ia d o de R. P ero esto es im posible si S es
m uy gran d e, com o o c u rre con los estím ulos ver­
bales, P o r co n sig u iente, el in n atista im agina la
solución fácil: n acem os conociendo F y necesi­
tam o s la experiencia sólo p ara a c tiv a r este cono­
cim ien to laten te, P ero esta conclusión es inválida
p o rq u e, com o acab am o s de ver, la altern ativ a
e m p irism o /in n a tism o no es excluyem e: no es un
dilem a. Existe u n a salida: podem os ad iv in ar o
c o n je tu ra r F so b re la base de unos pocos casos
y, posib lem en te, con ayuda de algunos principios
generales ap ren d id o s antes. P odem os im ag in ar ya
u n a fo rm a de F, ya o tra , y som eter cada u n a de
estas c o n je tu ra s a alguna p ru e b a h a sta que Jem o s
con u n a ap ro x im ació n a F q u e sea suficientem en­
te b u e n a o ab an d o n em o s la b ú sq u ed a (véase B unge
1983 a, cap. 2).
El segundo arg u m e n to de C hom sky en favor
del in n atism o es la su p u esta rigidez funcional
del cereb ro . S ostiene q u e las investigaciones de
Hube!, W iesel y o tro s so b re la corteza visual con­
firm an el in n atism o al m o s tra r que las n eu ro n as de
aq u ella región están a ltam en te especializadas d es­
de el nacim ien to , au n q u e degeneran a m enos que
sean activ ad as p o r experiencias ad ecuadas en el
tiem po ap ro p ia d o (C hom sky 1979, passirn, y 1980,
p ág in a 39).
En mi o p in ió n , los n o tab les hallazgos neurofi-
siológicos m en cionados no su sten tan la hipótesis
de las ideas in n atas, p o rq u e se refieren a la sen­
sación visual, no a la percepción visual ni, aún
m enos, a la ideación o a Ja pro d u cció n o co m pren­
sión del h ab la (véase, p. ej., H ubel 1982, W iesel
1982).
No es excesivam ente so rp re n d e n te que las neu­
ro n a s de la corteza visual p rim a ria sean especia­
lizadas y estén o rganizadas en sistem as cuya fu n ­
ción específica sea ver. (Sin em bargo, es im p ro b a­
ble que todas las conexiones in te m e u ro n a ie s sean
in n atas, y es seguro que la in ten sid ad de dichas
conexiones depende de la experiencia.)
Lo que o cu rre en la co rteza sen so ria l no tiene
p o r q u é su ced er en la asociativa: en é sta, la plas­
ticid ad puede se r m ás co m ú n q u e las conexiones
d e term in a d as genéticam ente, o prew ired. E l hecho
de q u e hay u n p eríodo crítico p a ra a p re n d e r len­
guas sugiere que, a m enos q u e las n e u ro n a s d e las
«áreas» del len guaje $e organicen en asam bleas
n eu ro n ales p a ra la pro d u cció n y com prensión de
frases, p o d rán se r «reclutadas» p a ra d esem p eñ ar
funciones d iferen tes (o bien ninguna, ya que su
p lasticid ad declina con la edad). En resum en, si
bien p arece que el sistem a visual y o tro s sistem as
sensoriales están d eterm in ad o s genéticam ente en
gran m edida, es casi seguro que ia corteza asocia­
tiva es ex trem ad am en te p lástica, a tal p u n to que
la organizam os n o sotros m ism o s a m edida que
aprendem os. E sta p lasticid ad h a sido exhibida
am p liam en te en años recientes (B liss I9J9, God-
d ard 1980, B aranyi & F ehér 1981 y F lo h r & P recht
com pil, 1981). Sin em bargo, C hom sky la ignora
o niega.
El d escu b rim ien to m ás recien te y sensacional
acerca de la p lasticid ad n eu ro n a l se refiere a un
fenóm eno de g ran interés p ara !a psiculingüística
científica, a saber, el c a n to de los p á ja ro s. N otte-
bohm (1981) en co n tró q u e el tam añ o de los nú*
cíeos de co n tro l del canto, en el ce reb ro deí ca­
n ario , cam b ia con su re p e rto rio canoro. Los n ú ­
cleos crecen d u ra n te el ap ren d izaje y se reducen
a m edida que el anim al va d esc artan d o can to s
a tíñales del veran o y com ienzos del otoño. En
o tra s p alab ras, los subsistem as dei ce reb ro que
ap ren d en a c a n ta r cam bian an ató m icam en te de
u n a estación a la p ró x im a a m edida q u e varía el
re p e rto rio can o ro . E sto sugiere ía hipótesis de
q u e en el ce reb ro h u m an o o cu rren cam bios a n a ­
tóm icos p arecid o s a m edida que ap ren d e u olvida
lenguas. Sin em b arg o, esta h ip ó tesis no será inves­
tigada m ie n tra s el lenguaje h u m an o siga consi­
d erán d o se com o u n a dote m isterio sa y sin rela­
ción alguna con o tro s m étodos de com unicación
anim al, así com o no aprendibie, a d iferencia de
u n a canción o un teorem a.
E l in n atism o lingüístico está expuesto a Jas
dos ob jecio n es adicionales que siguen. P rim era,
los lin g ü istas aú n no h an d escu b ierto s i to d as las
lenguas co m p arten una e s tru c tu ra b ásica ni, con
m ay o r razón, cuál sea ésta (recu érd ese cap. 5). Por
ío ta n to , es ex trav ag an te a trib u ir a los recién na­
cidos el p erfec to dom inio de lo que ignoran los
pro p io s lin güistas. En todo caso, sem ejan te a tri­
bución ejem plifica la expíicatio ob scu ru m per obs-
c u riu m (d e lo o b scu ro p o r lo m ás o b scuro aún).
E n o tra s p alab ras, «explicar» la adquisición del
lenguaje en térm in o s del conocim iento innato es
com o d ecir que «som os lo que som os p o rq u e así
es cóm o som os (genéticam ente)» (Givón 1979,
página 22). S egunda, ej in n atism o carece de sus­
tento em pírico. (É sta no es una o b jeció n p a ra un
racio n alista o a p rio rista , p ero sí una sería d es­
ventaja p a ra un científico: tos científicos no debe­
rían d efen d er o b stin a d a m e n te u n a teo ría en a u ­
sencia de evidencia favorable a ella.)
Hay, en cam bio, u n a volum inosa evidencia em ­
pírica in d ire c ta (circu n stan cial), ta n to an a tó m ica
com o co n d u ctu al y cognítiva, contra ei innatism o.
La evidencia an a tó m ica es q u e la co rteza c e reb ral
del recién nacido está m uy p o b re m e n te o rganiza­
da: sus n eu ro n as son peq u eñ as y ap en as están
arb o rizad as, de m o d o que, p resu m ib lem en te, los
co n tacto s in tern e u ro n ales son escasos, lo que
p ro b ab lem en te im plica que carece de sistem as
neurona les capaces de pen sar. (V éase las reve­
ladoras ilu stracio n es de Conel 1939-1967.)
La evidencia co n d u ctu al proviene de la psicolo­
gía del d esa rro llo , la cual m u e stra q u e el niño
d esarro lla su s «facultades» g ra d u alm en te, au n q u e
p o r etap a s, y esto siem p re que se lo som eta a los
estím ulos ad ecu ad o s en los p erío d o s apropiados,
Es verd ad que los niños ap ren d en a h a b la r «pron­
to». Pero, com o p re g u n ta ría Galíleo, ¿cuán p ro n to
es « pronto»? ¿R áp id a m e n te en com p aració n con
qué?
En c u a n to a la evidencia cognitiva c o n tra el
inn atism o , con siste p rin cip a lm en te en lo siguien­
te. A unque to d av ía ignoram os el m ecanism o p re ­
ciso del a p re n d iz a je de u n a lengua, sabem os que
no es el e jercicio de u n a «facultad» única y ais­
lada, sin o só lo un asp ecto de un com plejo p ro ­
ceso sensorio-m otor-ideacional. La réplica de
C hom sky, de que incluso los id io ta s ap ren d en
a h ab lar, no viene al caso. Algunos débiles m en­
tales ap ren d en a ju g a r al ajedrez, y o tro s a h acer
cálculos m en tales que no e stá n al alcance del adul­
to m edio. La idiotez, com o la capacidad de ap ren ­
d e r lenguas, es cu estió n de grad o . En todo caso, el
hecho de q u e los re ta rd a d o s m entales aprenden
a h a b la r sólo p ru e b a q u e no es n orm al que ei len­
guaje esté d isociado de la inteligencia. N orm al­
m ente, el d esa rro llo de las h ab ilid ad es conceptua­
les m archa ju n to con el de las destrezas sensorio-
m o trices.
La psicología co n tem p o rán ea , en especial la
del d esa rro llo y la fisiológica, ofrece una a lte rn a ­
tiva viable al em p irism o y al in n atism o (H ebb et
al. 1973, W h itak er 1973 y B in d ra 1976). He aquí
alg unos de los hallazgos em píricos o teóricos ca­
paces de c o n trib u ir a u n a solución co rre c ta del
p ro b lem a de la ad q uisición de la lengua m atern a:
I. Una g ran p a rte de las neu ro n as de la co r­
teza aso ciativa, acaso la m itad de ellas, no están
c o m p ro m e tid as al nacer.
II. P arece q u e e sta s n eu ro n as no com prom e­
tid as se au to o rg an izan en el cu rso de la vida, en
p a rte esp o n tán e am en te y en p a rte b a jo el influjo
de la estim u lació n sensorial.
III. Las asam b leas n eu ro n ales que resu ltan
son de d u ració n larga, m ediana o co rta.
IV. T odos los procesos m entales (perceptua-
les e id eacionales) son procesos q u e o cu rren en
sistem as n eu ro n ales m odificables (p lástico s) o psi-
cones.
V. Es posible que el ap ren d izaje consista en
la form ació n de nuevos sistem as neuronales plás­
ticos o, lo que es equivalente, en el refuerzo de
c ie rta s conexiones in tern e u ro n ales, de acuerdo
con la hip ó tesis, de uso y desuso, defendida p o r
C ajal (1923) y am p liam en te utilizada p o r H ebb
(1949).
VI. Los cen tro s del p en sam ien to y del len­
guaje, au n q u e están estre ch am en te relacionados
en tre sí, son d iferen tes: algunos afásicos co n ti­
núan pensando, en ta n to q u e hay quienes siguen
h ab lan d o au n cuan do h an d ejad o de p en sa r n o r­
m alm ente.
V II. T odos los subsistem as p lástico s del ce­
reb ro están conectados e n tre sí, de m odo q u e se
influyen recip ro cam en te, de do n d e las diversas
«facultades» m entales son in térd ep en d ien tes.
En resum en, la corteza asociativa del cereb ro
hu m an o es en g ran p a rte plástica. Como solía
d ecir A. R. L u n a, el ce reb ro h u m an o es el órgüno
que se háce a sí m ism o. E sto es, su organización
no está to talm en te p re d eterm in ad a p o r el geno-
m o, Más b revem ente: cada uno de n o so tro s cons­
tru y e su p ro p io cerebro a m edida q u e aprende.
Las consecuencias de lo a n te rio r p a ra la psico-
lingüfstica son, o d eb erían ser, enorm es. P rim e­
ra, el cereb ro del recién nacid o es capaz de ap ren ­
d er pero no sabe n ad a : es tan am en tal com o sos­
tenía A ristóteles. Segunda, el ap ren d izaje y la
im posibilidad de a p re n d e r c iertas cosas dependen
no sólo del estím u lo sensorial, sino tam bién de
facto res intern o s, p rin cip a lm en te de la conecti-
vidad y p lasticid ad neuronales. (La p izarra viene
lim pia al n acer, p ero las inscripciones q u e van
aparecien d o en ella no son o b ra exclusiva del m e­
dio: en p a rte , son a u to in scrip tas.) T ercera, un
anim al no sabe sino lo que h a ap ren d id o , y cu an to
m ás sab e tan to m ás puede ap render. (E n cam bio,
el in n atism o p redice q u e hay lim itaciones d rá sti­
cas a lo que el h o m b re puede llegar a sab er. El
p ro p io C hom sky h a in sin u ad o que acaso estem os
y a en el q u in to ac to de fa com edia h u m an a.) Cuar­
ta, la «facultad» (c e n tro ce reb ral) del lenguaje no
es in d ependiente de las d em ás «facultades» (cen­
tro s cerebrales), sino que está ín tim am e n te rela­
cio n ad a con ellas. P o r consiguiente, la adquisición
y u tilización de u n a lengua no es sino un aspecto
de u n a sola activ id ad cognoscitiva (y social). Quin­
ta, el ap ren d izaje de u n a lengua no se d a en un
vacío social: los niños privados de atención desa­
rro lla n u n a lengua pobre.
E n sum a, no hay d u d a de que estam o s d o ta ­
d os g enéticam ente del órg an o de la m ente, a sa­
b er, el cerebro. M ás aú n , es p re su m ib le que indi­
viduos d iferen tes nazcan con predisposiciones di­
ferentes. Sin em bargo, debem os a p re n d e r a h a ­
b lar, del m ism o m odo que debem os ap ren d er a
su m ar e incluso a cam inar, P ara decirlo en o tro s
térm in o s: podem os a b ra z a r el in n atism o m o d era­
do o potencial, p ero no el radical o actual. Según
el p rim ero , cad a u n o de n o so tro s h ereda ciertas
p ro p en sio n es p eculiares, p o r ejem plo, a ap ren d er
tra b a jo s m an u ales o a realizar ta re a s ab stractas.
E n cam bio, el in n atism o radical, del tipo de Pla­
tón, Leibníz o K ant, afirm a que nacem os con
c iertas ideas. T an to el in n atism o m oderado com o
el rad ical son co m p atib les con el m onism o psico-
físico ta n to com o con el dualism o. Pero sólo el
in n atism o m o derado, o sea, la d o ctrin a según la
cual d istin ta s p erso n as heredan propensiones di­
feren tes, es co m p atib le con ta neurociencia y la
psicología co n tem p o rán eas.
(Sin em bargo, no debería olvidarse q u e este
tipo de in n atism o h a estad o «en el aire» d u ra n te
siglos, p o r e jem plo, en el viejo ad ag io Q uod natura
not dai, Sa lm a n tia non prestat. El docto Ju a n
H u arte de S an J u a n [1575] lo explicó en u n a o b ra
fam osa q u e fue trad u c id a a m uchas lenguas y reim ­
presa m uchas veces, así com o ce n su rad a p o r la In ­
quisición. H u a rte concebía las diversas fa cu ltad es
m entales — la m em oria, la im aginación y el e n ten ­
dim iento— com o funciones de sub sistem as def
«celebro» y explicaba las diferencias de d o tes inna­
tas com o d iferen cias en la com posición del cere­
bro. La n eu ro cien cia y la psicología fisiológica
co n tem p o rán eas tienden a co n c o rd a r con H u arte,
au n q u e sin a c e p ta r ías ideas p rim itiv a s so b re la
com posición del cerebro que tom ó de G aleno.)
En p a rtic u la r, la afasiología confirm a la h ip ó ­
tesis biológica de la form ación y co m prensión
del habla. P o r ejem plo, u n a lesión en el «área»
de W ernicke puede d e s tru ir la cap acid ad de una
p ersona p a ra e n te n d e r el h a b la , y u n a lesión en
la circunvolución an g u lar izquierda puede d e s tru ir
su cap acid ad de leer, au n q u e no de h ab lar.
El caso de los afásicos bilingües es aú n m ás
in teresan te. Su recuperación, cuando o cu rre, se
a ju sta a u n a m edia docena de p a u ta s. En la m a­
yoría de los casos el p acien te re cu p era am bas
lenguas al m ism o tiem po, m ie n tra s que en o tro s
¡a recu p eració n es sucesiva. Y hay casos en que
el p aciente su fre la pérd id a co m p leta de u n a de
sus lenguas, o las a ltern a, o bien las m ezcla. Lo
filosóficam ente in tere sa n te de estos hallazgos es
que (a) el lu g ar de la lesión d eterm in a el tip o de
déficit, y (£0 la p au ta de recuperación dep en d e
ta n to del lu g ar de la lesión com o de la h isto ria
lingüística del su je to (M iche) P arad is 1982, com u­
nicación p ersonal).
P arecería que el conocim iento de cada lengua
está «alm acenado» en un sistem a neuronal bien
preciso, d istin to del «alm acén» cognoscitivo aun­
que estre ch am en te vinculado con éste. D esgracia­
dam ente, todo n u estro conocim iento acerca de
esto s hechos fascin an tes proviene del estu d io de
tan sólo unos 150 casos p resen tad o s en la lite ra­
tu ra m undial. Aun asi, estos estu d io s están a rro ­
ja n d o u n a luz p o d ero sa so b re los procesos de
form ació n y co m p ren sió n dej había, así com o de
su adq u isició n y p érd id a . E n tre o tra s cosas han
co n firm ad o que los «insultos» al cerebro {derra­
m es, h erid as, tu m o res, etc.) causan déficits m en­
tales, lo q u e sería im posible si la m ente fuese un
e n te in m aterial.
No estam o s afirm an d o q u e ya se h a alcanzado
u n a explicación neurofisiológica de la adquisición
y p érd id a de u n a lengua. A firm am os, en cam bio,
q u e éste sigue siendo un p ro b lem a ab ierto , pero
tam bién sab em o s lo suficiente p a ra p o d er adop­
ta r el enfoque co rrec to a fin de investigarlo. (P o r
el co n tra rio , C hom sky cree que, al p o stu la r que
nacem os sab ien d o la m iste rio sa g ram ática u n i­
versal, h a re su elto el p ro b lem a en lo esencial.)
T am bién afirm am os q u e el enfoque ap ro p ia d o de
éste y de cu alq u ier o tro p ro b lem a fáctico no es
el de ía especulación desligada de la investigación
em pírica, sino el enfoque observacional, experi­
m en tal e in cip ien tem en te teórico que han ad o p ­
tado la psicología fisiológica, del d esa rro llo y
co m p arad a, así com o la afasiología.
E ste en fo q u e evita la noción im p recisa de
« estru c tu ra m ental», ubicua en los esdritos de
Chom sky p ero n u n ca definida en ellos, y que ha
to m ad o d e la psicología m en talista precientífica.
N o es que la ciencia deba ig n o ra r la m ente, sino
q u e d eb ería in v estigarla com o colección de fu n ­
ciones cerebrales, ya q u e pensam os con el cerebro
así com o re sp ira m o s con los pulm ones. É sta es
la tesis básica de la psicología fisiológica, la no­
vísim a y m ás veloz dé to d as las ra m a s de la psi­
cología. Según ella eí estu d io de la m en te es, en
ú ltim a in stan cia, un asp ecto de la investigación
del cereb ro , así com o el estu d io de la digestión
es un aspecto del estu d io del a p a ra to digestivo.
(V éase B unge 1980 a, 198 L) P o r cierto , no podem os
p re scin d ir de la psicología g lo b a l; p ero é sta no
hace sino s u m in is tra r dato s y re g u larid ad es que
sólo la psicología fisiológica (sincrónica y diacró-
nica) p o d rá ex p licar eventualm ente.
Es verd ad que, ocasionalm ente, C hom sky rin ­
de trib u to a la n eu rociencia. P or ejem plo, ad m ite
que el co n ocim iento está «representado», en ú l­
tim a in stan cia, en n u estro s ce reb ro s (1980, p. 5 y
passim ). Sin em bargo, no dilucida q u é en tien d e
p o r «representado» en este caso, lo que confunde
las cosas, p o rq u e tam b ién em plea las expresiones
«rep resen tació n fonológica», «representación se­
m ántica», «rep resentación m ental» y sim ilares.
Y nunca afirm a ex p lícitam en te que pensam os y
hablam os con el cerebro (a n te s q u e con la m ente).
T odo lo q ue dice es que la neurociencia n o sabe
casi n ad a acerca de to d o esto, de m odo que nos
vem os obligados a seg u ir em pleando form ulacio­
nes «ab stractas» (m en ta lístas). Com o hem os vis­
to, esto ao es estricta m e n te verdadero. I>e m odo
q u e cabe so sp ech ar q u e el m en talism o de C hom s­
ky no es m eram en te o p o rtu n ista (m etodológico),
sin o p rin c ip ista (m itológico).
C hom sky h a insistido, desde el com ienzo de
su c a rre ra y con toda razón, en la necesidad de
i r m ás aílá de la d escripción: es p reciso explicar.
D esgraciadam ente, su p ro p ia noción de explica­
ción oscila e n tre la su b su n ció n (coverage) y la
p en e tració n ( in sig h t). En ciencia, explicar un gru­
p a de hechos es d esc rib ir o c o n je tu ra r su m eca­
n ism o (m ecánico, eléctrico, quím ico, fisiológico
o lo q u e fu e re) con ay u d a de u n a teo ría confir­
m ad a em p íricam en te (B unge 1983b). E xplicam os
la p ro p ag ació n de la luz al d esc u b rir la genera­
ción de la co m p o n en te m agnética de] cam po p o r
la eléctrica y recíprocam ente. E xplicam os una
reacció n quím ica com o un choque in elástico de
áto m o s o m oléculas. E xplicam os el origen de la
vida en térm in o s de la au to asa m b le a de un id ad es
su b célü lares, las cuales a su vez se h ab ría n auto-
co m p u esto a p a rtir de m oléculas. E xplicam os la
ideación en térm in o s de la actividad, ya espon­
tán ea , ya cau sad a, de sistem as n eu ro n ales plás­
ticos. Y explicam os la fo rm ación y desintegración
de sistem as sociales en térm in o s de relaciones
sociales.
En cad a caso u n a explicación, a diferencia de
u n a m era sub su n ción, involucra un m ecanism o
que, au n q u e no sea n ecesariam ente m ecánico, es
necesariam en te m ateria l. (P ara la definición de
■m ateria», véase B unge 1981.) La ciencia no cono­
ce m ecanism os m entales p o rq u e lo m ental no es
ni m ás ni m enos que una colección de funciones
(p ro ceso s) cereb rales. Lo que la ciencia está des­
cu b riendo son los m ecanism os neurales que ex­
plican los fen ó m e n o s m entales. En cam bio, las
« estru c tu ras m entales» que «subyacen» a las «fa­
cu ltades m entales», p o stu lad as p o r C hom sky, no
d escriben nada: son m eras redescripciones de los
hechos ya conocidos, con la d esv en taja d e que los
rodean de u n a esp esa niebla q u e no puede ser
p en etrad a p o r el exp erim en to ni p o r la m odeliza-
ción m atem ática.
Echem os un vistazo a la m an era com o la p si­
cología fisiológica y, en p a rtic u la r, m i p ro p ia teo­
ría (B unge 198üa), p o d ría n ex p licar la generación
y co m p ren sió n de frases o, en form a m ás realista,
«los aco n tecim ien to s m ás am plios en que figuran
oraciones, así co m o d e te rm in a n te s (cues) no v er­
bales» (M enzel & Jo h n so n 1976). La hipótesis cen­
tra l es que la ideación, en p a rtic u la r la fo rm ació n
o co m p ren sió n de segm entos del habla, es la fu n ­
ción especifica (activ id ad o proceso p ec u lia r) de
ciertos sistem as p lástico s de neu ro n as que llam o
psicones. Un sistem a de n eu ro n as se llam a plás­
tico si su co n ectiv idad, en p a rtic u la r su conecti-
vidad sin áp tica, es v ariab le en el cu rso del tiem po
después del nacim iento. La p lasticid ad se opone
a ia rigidez c a ra c te rístic a de los sistem as n eu ro ­
nales cuya organización está p ro g ram ad a gené­
ticam ente y que son los que co n tro la n funciones
innaLas tales com o re s p ira r y c h u p a r. (P a ra d e ta ­
lles, véase el A péndice 3.)
Según e s ta teo ría, u n a idea sim ple es la ac ti­
vidad efím era de un psicón y u n a idea com pleja
es la activ id ad de dos o m ás psicones activados
sea sim u ltán eam en te, sea sucesivam ente. (C ada
p 5icón está co m p u esto p ro b ab lem en te de m ílesi
de n eu ro n as, y el q u e uno cu a lq u ie ra tenga u n
con cep to es un p roceso que, presum iblem ente,
d u ra sólo u n a fracció n de segundo.) P or ejem plo,
p en sa r la p ro p o sición expresada p o r la oración
quiero a m i m am á es tal vez idéntico a la activa­
ción sucesiva d e dos psicones, uno p a ra la frase
verbal y o tro p a ra la nom inal.
A nálogam ente, la form ación de la idea de flor
bonita pued e c o n sistir en la activación, sim u ltán ea
□ sucesiva, d e p sico n es p a ra «flor» y p a ra «boni­
ta» resp ectiv am en te. El ord en de esto s conceptos
pu ed e no im p o rta r a un nivel m ás p ro fu n d o , p ero
im p o rta rá si el p en sam ien to es expresado v erb al'
m ente. SÍ h ab lam o s castellan o , el psicón p a ra
«flor» d eb erá s e r activado a n te s q u e el psicón
p a ra « b o n ita» ; en cam b ia, si h ab lam o s ingles
o c u rrirá al revés ( b ea u tifu l flow er). Los e rro re s
del h ab la, en p a rtic u la r las p ro n u n ciacio n es invo­
lu n ta ria m e n te in co rrectas, ios fenóm enos disléc-
ticos y los tru eq u e s (sp o o n e rim s), pueden expli­
ca rse com o conexiones in adecuadas. P or ejem plo,
si digo Pepe la pelota pateó, en lu g ar de la frase
co rre c ta (en p ro sa ), ta l vez sea p o rq u e el psicón
p a ra pateó fue re ta rd a d o p o r la inhibición o p e ra ­
d a p o r algún p iro psicón. No hay d u d a de que
e sta s explicaciones neurofisiológicas de fenóm e­
nos lin g ü ístico s so n toscas y sólo tentativas: la
teo ría está aú n en pañales. P ero son explicaciones
científicas p o sib les, p o rq u e arm o n izan con la neu­
ro ciencia, a d iferen cia del m entalism o.
P ara co n cluir, sugiero que la psicalíngüísfica
d eb ería a b a n d o n a r el m en talism o , incluso el críp-
to m en talism o del cognitivism o o funcionalism o
(que se in sp ira en las co m p u tad o ras an tes que
en el cereb ro ), Los p sicolingüistas d eb erían con­
v ertirse en lin g ü istas fisiológicos (y genéticos y
evolucionistas y sociales). E! m otivo es q u e p ro ­
ducim os y en ten d em o s frases con el ce reb ro , no
con el alm a, ni m eaos a ú n con la co m p u tad o ra.
Las v en tajas de la re o rien tació n que propongo
son m últiples:
i. La psicología fisiológica (y genética y evo­
lucionista y social) m ira h acia delante, en tan to
que la m ent alista está a ta d a a la filosofía tra d i­
cional y a la teología.
ÍL Loa lingüistas fisiológicos pueden inves­
tig ar un cú m u lo de p ro b lem a s nuevos que ni si­
q u iera se puede fo rm u la r d en tro dél estrech o
m arco m en talista. E jem plos: ¿qué tip o s de co­
nexiones n eu ro n ales se estab lecen cuando el in­
fan te fo rm a su p rim e ra oración?, ¿ p o r q u é favo­
rece el bilingüism o el ap ren d izaje de cu a lq u ie r
asu n to ?, ¿cóm o afecta la d ro g a (o lesión) X a la
pro d u cció n o co m p rensión de! h a b la ?
II L Los p s lc o lin g ü is ta s fisiológicos p u e d e n
h a c e r Uso d e la p sic o lo g ía d el d e s a rro llo y d e la
p sic o lo g ía e v o lu c io n is ta ( c o m p a r a d a ) , ig n o ra d a s
p o r él m e n ta íis m o .
ÍV, Los p slco lingüistas fisiológicos in ten tan
explicar la pro d u cción y co m p ren sió n del h ab la
revelando los m ecanism os cereb rales de estos
procesos.
V. E sta m an era d e concebir la investigación
psicolingüística facilita su fusión o integración
con o tra s disciplinas, en p a rtic u la r la neurocien-
cia y la ciencia social. (V olverem os a este p u n to
en el cap. 8 .)
PUESTA A PRUEBA
DE TEORÍAS LINGÜISTICAS

A Q uienquiera que provenga de las ciencias


n atu ra les, g ran p a rte de la lingüística le parecerá
u n a ocupación de gabinete, com o la fue la a n tro ­
pología an tes de n u estro siglo. En p artic u la r, le
a s o m b ra rá o ír a un tra n s fo n m c ío n a lis ta d iscu tir
las h ip ó tesis q u e hacen in fan te s h ip o tético s cu a n ­
do sopesan los m érito s relativos de gram áticas
h ip o tética s re sp ecto de cu erp o s de dato s h ip o té­
ticos. A m en u d o los su p u esto s dato s que iiguran
en sem ejan tes especulaciones no so n sino anéc­
d o tas, al igual que las h isto ria s de lejanas tierras
q u e v iajero s y m isioneros solían n a r ra r a los c ré ­
d u lo s an tro p ó lo g o s del siglo xix. O tras veces los
d ato s son genuinos p ero co n stitu y en u n a m u estra
d em asiad o pequeña y a rb itra ria del corptts lin­
g ü ístico to tal, lo que explica p o r qué tan tas de
las hip ó tesis que fo rm u lan los transform aciona-
lista s su cu m b en a co n traejem p fo s no bien se ¡as
publica.
P or cierto , es preciso em pezar p o r alguna p ar­
te, y un p u ñ ad o d e ejem plos bien elegidos es m ás
sugestivo que u n a m u e stra al azar, (Dos ejem plos
fav o rito s de C hom sky son las siguientes oracio­
nes, q u e se d istinguen p o r su am bigüedad estruc-
ttiral, John is certain to teave, y visiting relalives
can be a nuisance, Pero es d u d o so q u e sem ejantes
am bigüedades se p resen ten con igual frecuencia
en o tra s len g u as; en todo caso, no está p robado
que el inglés sea una lengua típica y, por esto,
digna de c o n c e n tra r casi toda la atención de los
gram áticos.)
Sin em bargo, u n a vez que se ha fo rm u lad o una
hipótesis a la luz de un p u ñ ad o de ejem plos su­
gestivos, es preciso c o n fro n ta rla con a b u n d a n te s
d ato s em p írico s si se p reten d e ju stific ar su eva­
luación com o verd adera o falsa. En u n a palab ra,
m ien tras que es aconsejable seleccionar ios datos
en la e ta p a de la fo rm ulación de hipótesis, es obli­
g ato rio so m eterlo s a an álisis estad ístico en la eta­
pa de Ja pu esta a prueba. A este respecto, no de­
bería h a b e r d iferen cia alguna e n tre la lingüística
y las dem ás ciencias. S in em b arg o , la hay, y no
sólo debido a la ten d en cia especulativa de los
tran sfo rm acio n alistas, sino tam bién p o r razón
de la n atu ra leza m ism a de los d ato s lingüísticos.
Sugiero q u e es posible ag ru p a r los dato s lin­
güísticos en dos clases bien diferentes: fácticos
y fác tico-norm ativos. El esq u em a del d alo «eí
h ab lan te W, p erte n ecie n te a la com unidad lingüís­
tica X, p ro n u n ció la oración O estan d o en el estad o
Y y en la c irc u n sta n cia Z» es del tipo fáctico. En
cam bio, el esq u em a «la oració n O es gram atical
(o acep tab le) en la lengua h en el contexto X* es
de tipo fác tico-norm ativo, por excluir m uchos
d ato s fáctico s, a sab er, to d as las expresiones g ra­
m aticalm en te «incorrectas» en la lengua e stá n d a r
en cuestión.
La d istin ció n que acabam os de hacer e n tre
d ato s fác ticos y d ato s fáctico-norm ativos ayuda
a co m p re n d er ta función de las excepciones y la
n atu ra leza de la p redicción en lingüística. Como
vim os en el cap . 3, en ta n to que en las ciencias
n atu ra les el d escu b rim ien to de excepciones a una
g eneralización suele o bligar a m odificar esta úl­
tim a, en la lin g ü ística p u ra es posible d e sc a rta r
las excepciones. E n efecto , es posible d eclararlas
n o g ra m a tic a le s ; los tran sfo rrn acio n aiistas pue*
den d ecir que no están d e acu erd ó con la «intui­
ción lingüística» del «habíante-oyente ideal». Por
ejem plo, la o ració n p erfec ta m e n te lógica yo peiné
yo es co n d en ad a com o no gram atical y obligada
—en v irtu d de ciertas reglas— a tra n sfo rm a rse
en yo m e peiné. E stá claro entonces q u e los datos
fácticos tienen p o d e r p ara confirm ar o re fu tar,
m ien tras q u e los fác tico-norm ativos carecen de él.
Un p ro b lem a relacio n ad o con el a n te rio r es !a
m an era com o la escuela de C hom sky suele hacer
a un lado cierto s d ato s desfavorables a sus teorías.
P or ejem p lo , según la te o ría e stá n d a r, «el signifi­
cado in trín seco de u n a oración y sus dem ás p ro ­
piedades g ram aticales están d eterm in ad o s p o r
reglas, no p o r condiciones de uso, co n tex to lin­
güístico, frecu en cia de las p a rte s, etc.» (C hom sky
1972, p, 150). Si alguien exhibiera co n traejem p lo s
que m o strasen q u e las pro p ied ad es sem ánticas
(y fonológicas) de c ie rta oració n son sensibles al
co n tex to y al uso, un p a rtid a rio fanático de la
GGT so sten d ría q u e tales facto res externos pueden
afe c ta r al desem peño (perfo rm a n ce), no a la com ­
petencia. La d istin ció n e n tre com petencia y de­
sem p eñ o se usa así p ara b lo q u ear toda disconfir­
m ación posible. B otha (1973, 1978) ha d ad o n um e­
ro so s ejem plos de esta láctica em p lead a a m e­
n u d o p o r los tra nsfo r m acion al i stas. (L as llam o
hip ó tesis ad hoc de m ata fe p a ra d istin g u irla s de
las hip ó tesis ad h o c de buena fe, que pueden p o ­
nerse a p ru e b a in d ep en d ien tem en te y se p ro p o ­
nen p a ra re p re se n ta r grupos estrech o s d e hechos
en lu g ar d e serv ir exclusivam ente p ara p ro teg er
a o tra h ip ó tesis: véase B unge 1983.) Givón (1979)
llam a a esta m an io b ra «el d estrip am ien to de la
base de datos».
Los lin güistas, en p a rtic u la r los tran sío rm a -
cio n alistas, so stien en a m enudo que u n a teoría
lingüística, com o c u a lq u ie r o tra teo ría fáctica,
d eb ería se r capaz de p redecir. P ara to rn a r p lausi­
ble esta afirm ación, fo rm u lan algunas de sus o ra­
ciones de m an era que se parecen a predicciones
au tén tica s. P or ejem plo, en lu g ar de d ec ir «la
exoresión X es aceptable», acaso digan «la ex p re­
sión X será aceptable». (B ó th a 1981, cap. 8 , trae
u n a discusión d etallad a p ero d iferen te de la p re­
dicción lingüística.) A los o jo s de un m etodólogo,
este tru co estilístico no co n v ierte un enunciado
fáct ico-norm ativo, sea d ato o h ip ó tesis, en una
predicción. Una razón de esto es que, com o vim os
hace un m o m en to , un en u n ciad o de ese tipo no
dice lo q ue es, sino lo q u e debe ser. O tra es que
las predicciones (y tam bién las posdicciones) se
refieren a hechos, en ta n to que la afirm ación de
q u e cierta expresión pertenece a u n a g ram ática
(o, incluso, a un co rp u s) no es un hecho. Expli­
quém onos.
En las ciencias, sólo los hechos son o b jeto de
predicción o posdicción. Y los hechos son estad os
o cam bios de estad o (o sea, acontecim ientos o p ro ­
cesos) de cosas concretas, sean átom os, personas
o sociedades. P or ejem plo, el que una persona
p ro n u n c ie una frase, y su in te rlo c u to r la oiga
y entien d a, son h e c h o s; en p rin cip io , estos hechos
serían p red lctib les con ayuda de u n a psicolin-
giíística m uy avanzada. Igualm ente, podem os p re­
d ecir que, si una p a la b ra e x tra n je ra q u e contuvie­
se la sílab a va fuese in co rp o rad a al castellan o , la
sílaba se p ro n u n c ia ría / b a / . É sta, au n q u e posi­
b lem ente falsa, es u n a predicción a u tén tica p o r­
q u e se refiere a un hecho posible. En cam bio,
el que una frase d ad a sea g ram atical o aceptable
no es un hecho objetivó: no es un estad o de una
cosa co n creta ni un cam bio de estad o de un ente
m ateria l. P or lo tan to , no es p red ictib le ni impre-
dictible. A nálogam ente, el q u e u n a fórm ula m a­
tem ática d ada sea bien fo rm ad a (o tenga un sen­
tid o en u n a teo ría dada, o sea verdadera p ara u n
o b jeto p a rtic u la r) no es p red ictib le, p o rq u e no es
u n hecho. En general, la co n fo rm id ad con un
e s tá n d a r m ás o m enos convencional (y las g ra­
m áticas son en p a rte convencionales, com o vim os
en el cap. 3) es un d ato p ero no un h ec h o ; por to
tan to , no es pred ictible. En resum en, la lingüísti­
ca pura no puede hacer predicciones. Dicho en
fo rm a negativa: las predicciones que dicen hacer
los tran sfo rm acio n alistas son ilusorias.
La teo ría lin g ü istica pu ra, que se ocupa cen­
tralm en te de g ram áticas, no hace predicciones.
P ara h ac er predicciones lingüísticas hacen falta
teo rías psicoíingüisticas, n eurolingüísticas y socio-
lin g üísticas. Así, p or ejem plo, «la expresión IV
es (o p o d rá ser) u tilizada p o r los hablantes de
la co m u n id ad lin g ü ística X cuando se hallan en
d estado Y en las circu n stan cias Z» es un esque­
m a p red ictiv o genuino. En efecto, predice algo
acerca de un aco n tecim iento posible. P or ejem plo,
podem os p re d ecir q u e la expresión ese coso es
fen ó m en o es acep tab le en tos b a rrio s po p u lares
de Buenos Aires pero inaceptable p a ra los lecto­
res de la R evista de O ccidente.
O bsérvese que no estam os tra ta n d o de un d eta­
lle sin im p o rtan cia. En efecto, si las teo ría s lin­
g üísticas son p red ictivas, en to n ces deb erla po­
nérselas a p ru e b a de la m ism a m an era que las
teo rías fís ic a s ; pero, si no lo son, d eb eríam o s
ponerlas a p ru eb a de u n a m an era d iferen te. Su­
giero que se las pone a p ru e b a c o n tra stá n d o la s
con g ram áticas, no con la re alid ad lin g ü ística;
y que, a su vez, las g ra m á tic as se ponen a p ru e b a
sólo en p a rte p o r c o n tra ste con los hechos lingüís­
ticos, y esto p o r ser n o rm ativ as tan to com o des­
crip tivas, com o sostuvim os en el ca p ítu lo 3. El
propio C hom sky ha insistido en que u n a g ram á­
tica no sólo d eb ería co n c o rd ar con el corpus d is­
ponible, sino que d eb ería ser capaz de an alizar el
discurso, asig n an d o a cada oración su c la ra des­
cripción e s tru c tu ra l (o m a rc a d o r de frase).
En principio, diversas g ra m á tic as pueden d a r
cuenta de un co rp u s lingüístico d ad a. ¿C óm o ele­
g ir en tre eílas? Según C hom sky (1957), la elección
se funda en g ran m edida en la intuición y la sen ­
cillez. Más precisam ente, estip u la que, sí las g ra ­
m áticas Gi y Gj co n cu erd an igualm ente bien con
los datos, en to n ces G( es p re fe rib le a Ga si, y sólo
si, a) Gi d a m ejo r cu en ta q u e G 2 de las «intuicio­
nes lingüísticas» del h a b lan te nativo de la lengua,
y b) Gi es m ás sim ple que G 1 .
D esgraciadam ente, C hom sky no dilucida estas
nociones clave de intuición y de sim plicidad. Sin
em bargo, sabem os que no es confiable re c u rrir
a la in tu ició n , p o rq u e lo q u e es intuitivo p ara una
persona es p arad ó jico p ara o tra (B unge 1964).
Y re c u rrir a la sim plicidad es engañarse, p orque
hay m uchas clases de sim p licid ad lingüística (sin ­
táctica, fonológica, sem ántica, p ra g m á tic a ) y a l­
g u n as de ellas son m u tu am en te incom patibles
(B unge 1963). P o r consiguiente, el que Gi con-
cu erd e m ejo r q u e Gi con la intuición del lingüis­
ta no d eberla c o n ta r com o elem ento de p ru e b a ;
y el q u e G( sea m ás sencilla q u e G¡ (¿en qué
resp ecto ?) no d eb ería c o n ta r com o razón. P or
su puesto, C hom sky p o d rá replicar q u e la evalua­
ción lin g ü ística debe fu n d a rse sobré la intuición
y la percepción de sim plicidad del hablante-óyen-
te idea!. P ero ésta no es u n a co n trastació n em ­
pírica, p o rq u e no hay p erso n as ideales. En reso lu­
ción, la GGT carece de un p ro ced im ien to de eva­
luación co m p arab le con el q u e se usa en las cien­
cias.
E n lin g ü ística, com o en cu alq u ier o tra ciencia,
debem os c o n ta r con elem entos de p ru e b a (o evi­
dencias em p íricas) de dos tipos: intradisciplina-
rio e in terd iscip lin ario . (Un elem ento de pru eb a
e relevante a u n a hipótesis perten ecien te a un
cam po de investigación C se llam ará intradiscipli-
nario si, sólo si, e perten ece exclusivam ente a C ;
e interdisciptinario si, adem ás, pertenece a algún
o tro cam po de investigación.) B otha (Í973) h ab la
de evidencia in te n ta y externa respectivam ente
y o b serva que, en ta n to q u e los d ato s sincrónicos
acerca de una lengua constituyen elem entos de
p ru eb a in tern o s en fav o r o en c o n tra de una teoría
lingüística, los diacrónicos, dialectales, n eu ro lin­
güísticos y psico lingüísticos so n externos. Los
racionalistas: h acen poco casp de unos y o tro s, y
los etn p iristas tien d en a d esd eñ ar los d a to s exter­
nos (in terd iscip lin ario s).’ E n cam bio, los re alistas
d eb erían a p re c ia r tan to a unos com o a o tro s, ya
que el co n o cim ien to h u m an o es uno, y las fro n te ­
ras d iscip lin arias son algo a rb itra ria s .
A unque C hom sky no niega el valor de tos d ato s
in terd iscip lin ario s o ex tern o s p a ra la teo ría lin­
g ü ística, no h ace u so de ellos en su s tra b a jo s cien­
tíficos. E n p a rtic u la r, no u tiliza d a to s neurolin
giiístieos o socio lingüísticos, au n cu an d o éstos
son ind isp en sab les p ara co m p re n d e r el m ecanis­
m o de la p ro d u cció n y co m p ren sió n de ex p resio ­
nes lin g ü ísticas (cap. 6). Igualm en te, m uchos o tro s
lin g ü istas no se sienten in clin ad o s a e x a m in a r h i­
p ó tesis lin g ü isticas p a ra las cuales n o hay d ato s
in trad iscip lin ario s, y esto no sólo p o r p ru d en cia,
sino tam b ién p o rq u e creen en la au to n o m ía d e la
lingüística p u ra.
C onsidérese, p o r ejem plo, la h ip ó tesis de que
el h o m b re p rim itiv o h ab lab a (u n a lengua p rim iti­
va). Dado q u e la e sc ritu ra y la g rab ació n son in­
venciones m uy recientes, no puede h a b e r p ru e b a
em p írica d irecta en fav o r o en c o n tra de esta hip ó ­
tesis. P ero tam p o co hay p ru eb a em p írica d irecta en
fav o r de las hip ó tesis de que el h o m b re prim itivo
d o rm ía, pensaba o am ab a. La poca evidencia em ­
pírica d isp onible es circ u n sta n cial e in terd iscip li­
n aria , a sab er, p o r la vía de p rin cip io s generales
de la biología, la psicología y la sociología.
P or ejem plo, estam o s seguros de q u e el hom ­
b re prim itivo tenía n u e stra s m ism as necesidades
(a u n q u e no los m ism os deseos), p o rq u e la b io ­
logía nos dice que p erten eció al m ism o género
que n o so tro s; estam o s seguros de que pensaba,
p o rq u e tenía un crán eo g ran d e y p o rq u e la m a­
n u fa c tu ra de h e rra m ie n ta s — en p artic u la r, de
h e rra m ie n ta s p a ra h a c e r h e rra m ie n ta s— re q u ie­
re im aginación, p revisión, planeación y com u­
n icac ió n ; y estam o s razonablem ente seguros de
q u e h ab lab a, p o rq u e la lengua es un au x iliar del
pen sam ien to , u n a h e rra m ie n ta de com unicación
y una co m p o n en te de la e s tru c tu ra social. En
sum a, h acem os uso de p ru e b as em píricas c ir­
cu n stan ciales e in terd iscip Jin arias en v irtu d de
cierto s p rin cip io s generales tom ados de ciencias
vecinas. El lingüista au tó n o m o no puede p er­
m itirse sem ejan tes libertades. V olverem os a este
asu n to en ef ca p ítu lo siguiente.
La ligura 3 resu m e lo que precede. B otha (1981,
pág in a 437) tra e un esquem a d iferen te, m ás con­
fo rm e con las id eas de C hom sky.
F iu 3. Rasgos so b re sa lie n te s lie la relación e n tre tas teo rías
t;n lingüística |U!f a (g rain a lo lo g ia) y las te o ría s en psico-
tm süislica, y e n tre esas (corlas y los datos, a sí com o hechos
(¡tis huí; c o n stitu y en un su pe i-conjunto de los da tus). O bsér­
vese quu solo tíii stibcofijunlo de la to ta lid a d de los d ato s
(a s a b e i, los datos lingüísticos p ro p iam en te dichos) es direc­
tam ente relevante a la lingüística pura.
CARACTER DE LA INVESTIGACION
LINGÜÍSTICA

¿C óm o se investiga de hecho en lingüística,


y cóm o d eb erla in v estigarse? ¿D ebería tra b a ja rs e
de una m an era p u ra m e n te conceptual o a priori,
com o en m atem ática, o ta n to em p írica com o con­
cep tu alm en te, com o en qu ím ica? Y la lingüística
¿d eb ería co n sid erarse com o u n a ra m a de las h u ­
m an id ad es, a la p a r de la crítica lite ra ria y la his­
to ria de la lite ra tu ra , o bien u n a ciencia tal com o
la an tro p o lo g ía?
Los lin g ü istas d eb aten estas cuestiones, y o tras
relacio n ad as co n ellas, p o rq u e aú n no han alcan­
zado un co nsenso acerca del a su n to a que se refie­
re su disciplina. P o r cierto , todos los lingüistas
co n cu erd án en q u e la lingüística se ocupa de len­
guajes, p ero no e stá n de ac u erd o en q u é sea ei
lenguaje ni, p o r lo tan to , en cuál sea la m e jo r
m an era de e stu d ia rlo . E sto se debe en p a rte a la
frag m entación de los estu d io s lingüísticos y en
p a rte al h echo de q u e la cuestión de la n atu ra leza
del len g u aje no es u n a estre ch a cu estió n técnica.
E n efecto, es un problem a filosófico-científico del
tipo de los p ro b lem a s de la n atu raleza de la m ente
o de la sociedad. P o r consiguiente, no puede ser
ab o rd ad o con éxito p o r ningún especialista es­
trecho.
No h ay d u d a d e q u e el fenóm eno del habla es
m uy co m plejo. Las expresiones lin g ü ísticas son
p ro d u cid as, en ten d id a s (o m al en te n d id a s) y u tili­
zadas (p a ra bien o p a ra m al) p o r p erso n as reales
com o p a r te d e su vida m en tal y su s in teraccio n es
sociales. P o r co n siguiente, el h a b la es un fenóm e­
no ta n to m en tal (n e u ra l) com o social, y p o r este
m otivo es estu d iad o no sólo p o r g ram ático s, siiiü
tam b ién p o r neurocientíficos, psicólogos y cien tí­
ficos sociales. Adem ás d e se r estu d ia d a com o p ro ­
ceso re a l en ce reb ro s y sociedades, es d ecir, cóm o
parole, el h ab la es estu d ia d a en a b stra c to , o sea,
com o tartgue. En efecto, la lin g ü ística teó rica no
se ocu p a de hech o s lingüísticos, sino de u n m ode­
lo del h a b la real, a sab er, u n a lengua, o incluso del
lenguaje en g eneral (recu é rd ese el cap. 1). E ste
m odelo d e sc a rta las circu n stan cias co n cretas, en
p a rtic u la r fisiológicas y sociales, de los ac to s lin-
güfsticoS p a rtic u la re s, fío h ay n ad a q u e o b je ta r
a sem eja n te e stu d io a condición de que no se
olvide que tra ta de un c o n stru c to y a condición
de q u e d e vez en cu an d o se establezca algún con­
tacto con los hechos. D esgraciadam ente, ninguna
de estas p recau cio n es se observa en todos los
casos. E n p a rtic u la r, los tran sfo rm acio n alistas
tra ta n el lenguaje com o una idea p lató n ica desli­
gada de su u so (H a rris 1981).
La lin g ü ística es en to n ces un cam p o de inves­
tigación h íb rid o o m estizo, no hom ogéneo. (La
geografía, la silv icu ltu ra y la ciencia espacial son
o tro s tan to s cam p o s h íb rid o s.) No es u n a ciencia
p u ra m e n te n a tu ra l po rq u e, au n q u e el h ab la es
u n a función biológica, está fu e rte m e n te influida
p or la so cied ad . T am poco es la lingüística u n a
ciencia exclusivam ente social, p o rq u e la fo rm a­
ción y com prensión de expresiones lingüísticas
so n tam b ién fenóm enos subjetivos, Adem ás, la
lin g ü istica tam b ién estu d ia la lengua com o si
fu ese un o b jeto ex istente p o r sí m ism o, desligado
ta n to de los cereb ros com o de las sociedades. Por
consiguiente ia lin g ü ística actu al se parece a un
m o n stru o de tre s cabezas (véase fig. 4),
E l c a rá c te r h íb rid o de la lingüística, aunque
evidente, no siem pre es reconocido. P or ejem plo,

L puré

PsícnL <í lengua je Socio)

\sv\\!//x-
I/
H ABL A

Fio. 4. El m o n stru o de tre s cabezas «L» designa la lingüistica,


la psicoL se entiende u n id a a la neuroL , y la sociuL com pren­
de n o sólo la sociolingüfstica p ro p iam en te dicha, sino tam bién
las lin g ü isticas antropológica, geográfica e histórica. Las líneas
q u e b rad a s sim bolizan los vínculos (aún tenues 1 e n tre las tres
cabezas.
algunos lin güistas m atem áticos creen que la lin­
güística es una ram a de la m atem ática p o rq u e
algunos co n ceptos y teorías lingüísticos han sido
m aterna tizados (véase T hom ason com ptl. 1974). E n
cam bio, (os e s tru c tu ra lis ta s sostienen que la lin­
güistica es u n a ciencia au tó n o m a. Y los trans-
fcrm acio n alistas tam b ién se guían p o r esta creen ­
cia tácita, au n cu an do declaran q u e la lin g ü ística
es u n a ram a de la psicología del conocim iento.
P or ser en p a rte u n a ciencia n a tu ra l, la lingüís­
tica se ocu p a de e n c o n tra r y u s a r leyes n a tu ra le s.
Y, p o r se r en p a rte u n a ciencia social, la lingüís­
tica se in teresa tam bién p o r d e sc u b rir algunas
de las leyes hech as p o r los h o m b res, a sab e r, las
reglas y convenciones. P o r cierto , es posible ex­
p licar las convenciones en térm in o s de leyes y
circu n stan cias, com o sucede cuando se descu b re
que ciertas convenciones son ab a n d o n ad as p o r h a ­
b er dejado de se r valiosas. Pero esto no cam bia
el hecho de que, en ta n to q u e las leyes n a tu ra ­
les son inheren tes u cosas co n cretas y son in alte­
rables p o r la acción h u m ana, las convenciones son
o b ra h u m an a: las inventam os nosotros, a u n q u e
no s i e m p r e tengam os conciencia de ello, y nos
enseñam os a n o so tro s m ism os a obedecerlas o vio­
larlas. F inalm ente, cuando el lingüista finge la
existencia del lenguaje (o del hablante-oyente
ideal) p or encim a del h abla real (parole), se ubica
m ás allá de lo n atu ra l y lo social.
Piénsese p o r ejem plo en el fenóm eno de la in ­
novación lin g ü ística, que al p arece r es ta n to m ás
frecuente c u a n to m ay o r es la m arginación del
grupo social en que se da. P resum iblem ente to d a
innovación se o rig in a en un individuo que ha en­
ten d id o mal u n a expresión d e la lengua canónica,
o bien la h a m odificado p o r h ac er u n a b ro m a, o
b ien ha a d a p ta d o u n a p a la b ra e x tra n je ra (el «gua-
chim án» venezolano proviene de «w atch-m an»),
o bien h a in v en tad o una expresión radicalm ente
nueva. El in d ividuo em plea la nueva expresión en
sus conversaciones y, si ella es co n sid erad a útil
o cae en g racia, es a d o p tad a g rad u alm en te p o r
o tro s m iem b ro s dej grupo, h a sta in co rp o rarse al
d ialecto de la m ism a, ya p o r un tiem po, ya p e r­
m an en tem en te. La invención es un ac to indivi­
d ual, p e ro la innovación (o adopción p o r la com u­
n id ad ) es un p roceso social. El psicofingüísta po*
d rá acaso exp licar la p rim era , p ero sólo el socio-
lin g ü ista p o d rá d a r cu en ta de ía segunda. Y el
lin g ü ista p u ro , q u e tom a el lenguaje com o o b jeto
su p ra b ¡alógico y ah istó rico , no p o d rá a fro n ta r
nin g u n a de las dos: te n d rá q u e a c e p ta r la inno­
vación com o u n d a to b ru to o rech azarla p o r con­
sid e ra rla ag ram atical. En to d o caso se le esc ap ará
uno de los hechos m ás in teresan tes.
N uestro segundo p ro b lem a es el de si la lin­
g ü ística, que es un cam po de investigación fác-
tica (a u n q u e posee u n a com ponente n o rm ativ a o
p rescrip tiv a), puede se r experim ental- A p rim e ra
vista no es po sib le h ac er experim entos lingüísti­
cos. C uando los lin g ü istas p u ro s estu d ian el len­
gu aje (a d iferen cia del h ab la) d ejan de lado las
circ u n sta n cias c o n c re ta s ; y cuando estu d ian el
hab la (pa ro le) suelen lim itarse a o b serv ar. Sin
em bargo, e s ta lim itación, cuando existe, es auto-
im p u esta; no d eriv a de la n atu ra leza del o b jeto
de estu d io y, p o r lo tan to , puede levantarse. De
hecho, la lim itació n se ignora cada vez que se
enseña lenguas e x tra n jeras, se re fo rm a un sis­
tem a de e sc ritu ra o se im pone u n a lengua oficial
u n ifo rm e en u n a nación m ultilíngüe recientem en­
te co n stitu id a. E s verdad q u e ésto s no so n experi­
m entos cien (í ti eos, p o rq u e carecen de controles:
son, en cam bio, ac to s sociotécnicos. Con todo,
re fu ta n la tesis d e q u e la lin g ü ística e s tá confinada
a la observación.
Adem ás, existe un cuerpo, in cip ien te p e ro c re ­
ciente, de lin g ü istica experim ental, p a rtic u la rm e n ­
te en fonología (p . e j L e h i s t e 19S2) y psicoiingüís-
tica (p. ej,, Prideau-x com pil. 1979). Sin em bargo,
m ucho de lo que p a sa p o r exp erim en tació n no es
sino in terro g ació n de in fo rm an te s, de m odo que
es observación al. E l exp erim en to a u té n tic o invo­
lu cra la m odificación de alg u n as variab les (p o r
ejem plo, v a ria r ei tono y la velocidad del habla,
p a ra av erig u ar si la co m p ren sió n dep en d e c rític a ­
m ente de u n a de e sta s variab les) y c o m p a ra r con
gru p o s de co n tro l. D esgraciadam ente, la m ayoría
de los lingüistas no distin g u en e n tre experim ento
y observación y, p o r consiguiente, no h acen uso
de la v asta lite ra tu ra sobre diseño experim ental.
E l ú ltim o p ro b lem a q u e debem os tr a t a r es el
de si la lin g ü ística es u n a ciencia en sen tid o es­
tric to o bien en el sen tid o lato del vocablo alem án
W issetischaft. Los lin g ü istas parecen e s ta r de
acuerdo en este p u n to : creen q u e la lingüística
es una ciencia p ro p iam e n te dicha, au n q u e in m a­
d u ra com o ta an tro p o lo g ía, an tes q u e m ad u ra
com o la biología. Una razón de esta evaluación
es la pobreza en leyes lingüísticas. (R ecuérdese
que en ei cap. 3 en c o n tram o s que las reglas de la
g ram ática no son leyes n a tu ra le s o p a u ta s obje­
tivas, au n q u e sea p o r el ing red ien te convencional
q u e contienen.)
Una seg u n d a razón es que la lingüistica p u ra
no explica n ada. La crítica de C hom sky al es-
tru c tu ra Üsmo, q u e es p re d o m in a n te m e n te d escrip ­
tivo y el asi fie a to rio (C hom sky Í957), se le aplica
a su p ro p ia o b ra sobre la g ra m á tic a inglesa. En
efecto, au n q u e su m in istra una codificación y un
an á lisis d e la lengua inglesa, u n a g ra m á tic a de la
m ism a no es u n a teo ría, sino u n a descripción de
ella (cap. 3). De c u a lq u ie r m an era, lo q u e exige
explicación n o es el lenguaje (langue), q u e es un
co n stru c to , sino el h ab la (parole), q u e es un sis­
tem a de hechos. Y el h a b la sólo p u ed e se r expli­
ca d a p o r las d em ás ra m a s de la lingüística, p rin ­
cip alm en te la psicolingüfstica (con base fisioló­
gica) y la so cio lin g uística. En resolución, la lin­
g ü ística es u n a ciencia incipiente o p rotocíencía
an tes q u e una ciencia cabal. (P ara los conceptos
de ciencia, p ro to cien cia y sem iciencia. véanse B un­
ge 1969, 1983b.)
Al igual que o tra s ciencias jóvenes, !a lingüís­
tica contiene algunos trozos de pseudociencia.
A unque parezca p a rad ó jico , algunos de éstos están
v in cu lad o s — p or la vía de u n a filosofía p er i m ida—
co n teo rías lin g ü ísticas avanzadas tales com o las
p ro p u e sta s p o r los tran sfo rm acio n alistas. En efec­
to , la m etodología u sualm ente (a u n q u e no necesa­
ria m e n te ) aso ciad a con la GGT contiene los si­
g u ien tes in g redientes típicam ente pseud ocien tí fí­
eos: a) u n a co n cen tración casi exclusiva en el len­
g u aje (o m odelo del h abla) y un desinterés p o r
él h ab la y, p o r lo tan to , b) la conducción de la
investigación p rescin d ien d o de la neurociencia, la
ciencia social e incluso la psicología científica
(p u esto que las especulaciones raen tal istas de
C hom sky no pueden p a sa r p o r cien cia); c ) la li­
m itación a un c o n ju n to co m p arativ am en te pe­
queño de d ato s re fere n tes a unas pocas le n g u a s ;
d) ei d esc an tar co n tra ejem p lo s com o *m eros fe­
nóm enos de desem peño (p e rfo rm a n c e)», y e) el
c o n ta r con la in tu ició n y un sen tim ien to de sim ­
plicidad. E l p rim e r d efecto es el pecado original
de la escuela de C hom sky, del q u e derivan todos
su s dem ás pecados. E stá ín tim am e n te liado a la
filosofía de C hom sky, que es una m ezcla d e racio ­
nalism o e in tu id o n is m o , m ás cercan a a K an t que
a D escartes. E se defecto h a sido considerado
com o el m otivo del fracaso de la lin g ü ística p o r
alcanzar la e s ta tu ra de u n a ciencia cab al (D erw ing
1979).
P ara co n clu ir, au n q u e la lingüística h a avan­
zado m ucho en el cu rso d e n u estro siglo, aú n tie­
ne un largo cam ino p o r re c o rre r an tes de con­
v ertirse en u n a ciencia m ad u ra , P ero no avanzará
m ucho m ás a m enos q u e se libre de su la stre
filosófico y m etodológico y logre la integración
de sus d iv ersas ra m a s.
CODA

Al igual que cu a lq u ie r o tra ciencia, la lingüísti­


ca p lan tea un cú m ulo de p ro b lem as filosóficos.
El p rim e ro de ellos es el de e x a m in a r crític a ­
m ente y ev alu ar los p re su p u e sto s filosóficos de
la p ro p ia discip lin a. Uno de los m érito s de C hom s­
ky h a sido el de h a b e r exhibido alg u n o s vínculos
en tre la lin g ü ística y la filosofía. Su e r r o r fue, en
mi opin ió n , el h a b e r a d o p ta d o una filosofía equi­
vocada y p erim id a en iugar de p ro m o v er una
renovación de la filosofía.
Lo q u e h a b itu a lm e n te pasa p o r GGT es, de he­
cho, un g ran p aq u e te que contiene no só lo con­
trib u cio n es a la lingüística, sino tam b ién diver­
sas co m p o n en tes filosóficas y m etodológicas de
v alo r du d o so . Es preciso d istin g u ir cu id ad o sa­
m ente é sta s de las co n trib u cio n es técnicas, p o r­
que sería equivocado e in ju sto a c e p ta r o rech azar
estas ú ltim a s deb id o tan sólo a su s m otivaciones
o ju stificacio n es filosóficas. (N o im p o rta la m o­
tivación: sólo in te re sa la educación.)
H ab itu al m en te se ad m ite q u e la em ergencia de
la GGT h a c o n stitu id o un suceso revolucionario
y h a ten id o im p o rta n te s repercusiones en la p si­
cología y la in telig encia artificial. Los lingüistas
de co rte trad ic io n a l rechazan la GGT p o r consi-
d e ia r que h a ido dem asiado Jejos. Aquí la hem os
criticad o p o r no haber ido bastante tejos y, m ás
p recisam en te a) p o r no a b o rd a r el lenguaje en
toda su co m p lejid ad (com o fenóm eno fisiológico
y social), y b) p o r h a b e r d e se n te rra d o cierto n ú ­
m ero de ideas del cem enterio de la filosofía.
E n tre los co m p onentes dísvaliosos d e lo que
hem os llam ad o «el p aq u ete de Chom sky» hem os
en u m erad o y exam inado Jos siguientes: a) la con­
ducción de la investigación lin g ü ística prescin d ien ­
do to talm e n te de las realid ad es deí ce reb ro y de
la so cied ad ; b ) u n a co n cen tració n casi exclusiva
en u n a ú n ica lengua, el inglés, al p re te n d e r estu ­
d iar los univ ersales lin g ü ístico s; c) u n a p rolife­
ración d e hip ó tesis inaceptables con cern ien tes a
■e s tru c tu ra s m en tales que subyacen a habilidades
m entales» y a capacidades in n a ta s ; d ) u n a m a­
nera hetero d o x a de m a n e ja r los c o n tra e je m p lo s ;
e) un enfoque abiofógico (en p a rtic u la r, no evo­
lu cio n ista) y ah istó rico (sin cró n ic o ) del lengua­
je ; f) fa lta de in teré s p o r la investigación em ­
pírica ; g) u n a p ro fu sió n de nociones o b scu ras y
sin em bargo esenciales, tales com o las de com pe­
tencia lin g ü ística (o gram ática universal, o a p a ra ­
to de adq u isició n del lenguaje), intuición lingüís­
tica y e s tru c tu ra p ro fu n d a ; h) confianza en la
intuición o el «conocim iento tácito» — p. ej., en
el d esc u b rim ie n to de las e stru c tu ra s p ro fu n d as—
an tes que en p rincipios o reglas e x p líc ito s; r)
d iversas h erejías m etodológicas, tales com o el sos­
ten er q u e las g ra m á tic as son teorías explicativas
y p red ictiv as y que, p ara ev alu ar u n a teo ría lin­
güística, la p en etració n (in sig h t) im p o rta m ás que
el d o m in io de hechos del q u e da cu en ta, y j) refe-
re acias incesantes al significado sin p ro p o n e r vina
teo ría del m ism o.
Sugerim os que eí núcleo técnico sano de fa
GGT es co n cep tu alm ente (a u n q u e no h eu rística­
m ente) in d ep en d ien te de los rasgos negativos que
acab am o s de en u m erar, P ero com pete a los lin­
g üistas el p ro b a r esta tesis lib eran d o a la GGT de
ese lastre filosófico y m etodológico. El cum pli­
m iento de esta ta re a debería fa cilitar la integra­
ción de to d as las d iscip lin as que estu d ian el ha­
b la ; o sea, d eb ería fa c ilita r la co n stru cció n del he­
xágono de la figura 1, T odas esas disciplinas es­
tu d ian en ú ltim a in stan cia, de diversas m aneras,
exactam en te fo m ism o, a sab er, las funciones
lingüísticas del cerebro hum ano vivo sum ergido
en una sociedad real.
Concluyam os. La lingüística está en crisis. En
efecto, está frag m en tad a en m edia docena de cam ­
pos d isyuntos, y a su vez cada uno de estos cam ­
pos está d ividido en diversas escuelas (m ás de una
docena en el caso de la lingüística p u ra). La c ri­
sis es de c a rá c te r p rim aria m e n te m etodológico
y filosófico: se o rig ina en opiniones m u tu am en te
in co m p atib les so b re el c a rá c te r del lenguaje y la
m e jo r m an era de estu d iarlo . En efecto, cada u na
de las p rin cip ales escuelas de la lingüistica pre­
su p o n e una filosofía em p irista, racionalista o al­
guna com binación de am bas. Así com o en filoso­
fía es posible y deseable a d o p ta r un sistem a que
co m b in e los asp ectos positivos de todas las es­
cuelas —y u n a com binación que prom ueva el p ro ­
greso del co n ocim iento en tugar de bloquearlo— ,
en lin g ü ística es posible y deseable a d o p ta r una
ta l filosofía unificada capaz de guiar la investiga­
ción de los d iversos aspectos del habla ( parole}
y del lenguaje ilangue) con el fin de c o n s tru ir u n a
síntesis am p lia y p ro fu n d a que nos p e rm ita com ­
p ren d er cóm o h ab lam o s y p a ra qué lo hacem os.
ARBOLES Y TRANSFORM ACIONES

R ecordem os las nociones de e stru c tu ra de fra­


se y de tran sfo rm ació n sin táctica. La o ración la
niña pelirro ja escribió un poem a p u ed e analizarse
com o indica eJ á rb o l (o e s tru c tu ra de frase, o m a r­
ca d o r de frase) siguiente:

La o ra ció n d ad a c 9ntien e p a la b ra s p erte n e­


cientes a c u a tro categorías léxico-sintácticas ele-
m entaies: ¿Irf(ícuío), S (u b stan tiv o ), v4(djetivo) y
VXerbo). O tra s o raciones so n m ás sencillas, y o tra s
m ás p re sen tan u n a variedad categoría! m ayor. El
árb o l co n stitu y e un análisis de la oració n dada,
no su «derivación» o «generación» en un sentido
literal.
La oración del ejem plo puede tra n sfo rm a rse
en o tra s expresiones relacio n ad as con ella, tales
com o íás p reg u n tas ¿escribió un p oem a la niña
pelirroja?, ¿qué escribió la niña pelirroja?, ¿quién
escribió un poem a?, ¿qué hizo la niña pelirroja?
y ¿quién h izo algo? Lejos de se r sueltas, e sta s ex­
presiones fo rm an un sistem a, p o rq u e ca d a u n a de
ellas pu ed e tra n sfo rm a rse en u n a de las dem ás.
Más exactam en te, los q u e se tra n sfo rm a n son ]oS
árb o les co rresp o n d ien tes. Y, m ás p recisam en te
aún, tales «tran sfo rm aciones» son m apeos ( map-
pings} o aplicaciones de u n o s árb o les en o tro s.
E sto s m apeos expresan y codifican las relaciones
funcionales e n tre los com ponentes de un sistem a
de frases.
Las reglas de form ación (o e s tru c tu ra de fra ­
se) y las reglas de tran sfo rm ació n no son las
únicas q u e in terv ienen en u n a g ra m á tic a com ­
pleta. T am bién deben figurar las reglas de p ro ­
nunciación (o fonológicas) y las de significado
(o sem ánticas). Aun suponiendo que conozcam os
todas las « rep resentaciones fonológicas» de las
expresiones de u n a lengua y seam os capaces de
codificarlas en un co n ju n to de reglas de p ro n u n ­
ciación, q u ed a ría p o r h a lla r y siste m a tiz a r las
reglas de significado. E sto ú ltim o q u ed a p o r ha­
cer deb id o a que la lingüística aú n carece de una
teo ría del significado: sólo hay opiniones (p. ej„
las de C hom sky y sus asociados) al re sp ecto (véa­
se cap. 4). Se concluye en tonces que aú n no se
d ispone de nin g u n a g ra m á tic a (en el sentido de
C hom sky) co m pleta p a ra ninguna lengua. Este
vacío no se m enciona en la lite ra tu ra de la GGT.
Finalm ente, obsérvese que, pace C hom sky, el
conocim iento (in ex istente) de la g ra m á tic a com ­
p leta de u n a lengua no ase g u raría el dom inio de
é sta. En efecto, adem ás d e las reglas sintácticas,
fonológicas y sem ánticas, n ecesitam os reglas de
uso, o p rag m áticas, que especifiquen las circu n s­
tan cias en que es adecuado en u n c ia r oraciones de
tal o cual tipo. (P. ej., dos ingleses que no han
sid o p resen tad o s fo rm a lm e n te no pueden h ab lar
sin o del tiem po y de las condiciones del tráfico.)
Los lingüistas de la escuela de C hom sky ignoran
p o r com pleto la p ra g m á tic a p o rq u e sólo les inte­
resa el «hablante-oyente ideal» y el lenguaje (¿mi­
gue, no parole). En cam bio, los m iem b ro s de la
escuela de W ittgenstein insisten, con razón, en la
im p o rtan cia de la d im ensión p rag m ática, ya seña­
lad a p o r C. S. Peirce, p ero nunca van m ás allá de
los ejem plos: carecen de teo ría s. T am poco los
an tro p ó lo g o s sociales q u e e stu d ia n la com unica­
ción com o u n p ro ceso co n creto de co n d u cta so­
cial han p ro d u cid o teo ría s del m ism o, P ero al
m enos algunos de ellos (p. ej. G um perz 1982) han
ad v ertid o este vacío y la necesidad de llenarlo.
SIGNIFICADO

Sea c un c o n stru c to (concepto o proposición)


en un co n tex to (o cu erp o de conocim ientos) C,
p o r ejem plo, el concepto de célula en biología
(p ero no en p o lítica) o el de c re a d o r en te o ría lite­
raria (pero no en teología). Cpmo se d ijo en el
cap ítu lo 4, definim os el sen tid o de c en C com o
el co n ju n to de su s p resu p u esto s m ás el de sus
consecuencias, o sea:

5 { c )~ {jc£ C \ x t — c} U [x £ C \cí— x)

donde «i— » designa la relación de im plicación


lógica o consecuencia. P or ejem plo, la proposición
designada p o r la o ración Juan fite donde Pedro
para estudiar p resu p o n e q u e J u a n y P edro exis­
ten, que J u a n y P edro estu d ian , que J u a n tenía
el p ro p ó sito de e stu d ia r, etc. Y la m ism a p ro p o ­
sición im plica que Ju an se m ovió, q u e Ju an se
dirigió d o n d e P edro, q u e Ju an fue donde Pedro
o fue de paseo, etc. En cu a n to a la referen cia de
dicha p ro p osición, evid en tem en te co n sta de tres
objetos: Ju an , P edro y la casa de éste.
Para p o d er e n c o n tra r la clase de referencia
de un c o n stru c to conviene em p ezar p o r m o s tra r
la form a lógica de éste. En el caso de un pre-
d icad o n-ario P, que figura en un contexto C dado,
lo concebim os — u san d o indicaciones co ntenidas
en C— com o una función de n-tupias de o b jeto s
al c o n ju n to S de las pro p o sicio n es (v erd ad eras,
falsas o no decid idas) que contienen a P. Más
ex actam en te, escribirnos:

P : A X B x ... X N ~ * S

P o r ejem p lo , «veloz» se predica d e o b jeto s o


p rocesos hla te n a les, de m o d o que tiene la form a
V : M —» S. E n cam bio, «am a» se aplica a pares
de v erte b rad o s su p erio res, de m odo que es de la
fo rm a A : B x B S, donde B es la colección
de lo do s los v erte b rad o s superiores. En el p rim e r
caso, direm o s q u e la clase de referen cia de V es
M, y en el segundo q u e la clase de referencia
de A es B U B = B. En cam bio, «dar» es p o r
lo m enos te rn a rio : je da y a z. P or lo tanto, es
de la fo rm a D : B x M X B -> 5, de m odo que su
clase de referen cia e s B U M U f l = f l U M .
En g eneral, estip u lam o s que la clase de reje-
r e n d a de un p re d ic ad o «-ario P, que figura en un
co n texto C y tiene la form a

P : A X B X ... X N ^ S ,

es el c o n ju n to de los m iem b ro s de todos los fac­


to res que figuran en su dom inio. En sím bolos,

R ¿ P ) = A ü B U ... U N.

T am b ién estip u lam o s que la clase de re feren ­


cia de u n a p ro posición es igual a la unión de tas
clases de referen cia de todos los pred icad o s que
figuran en ella, in d ep en d ien tem en te de los conec­
ta re s q u e co n ten g a, P o r ejem plo, la clase de refe­
rencia d e «todos los casto res C onstruyen algunas
presas» es la m ism a q u e la de «algunas p re sas son
c o n stru id as p o r castores», a sab e r, la u n ió n de la
clase d e los ca sto res y la colección de presas.
O bsérvese que el sentido y la referen cia fue­
ron definidos p rescindiendo de la noción de ver­
dad. En cam bio, la extensión d e u n p re d ic ad o in­
volucra esa noción. P or ejem plo, la clase de refe­
rencia d e «a trae* es el c o n ju n to d e los o b je to s de
los q u e pensam os (c o rrec ta o in co rrectam e n te )
que se a tra e n e n tre sí. En cam bio, la extensión
de «atrae* es el p ro d u c to ca rtesian o del co n ju n to
de los entes físicos, que se atra e n efectivam ente
e n tre sí, p o r sí m ism o. O tro ejem p lo : la referencia
de «taquión» es el c o n ju n to de todos los entes fí­
sicos que v iajan m ás ráp id a m en te q u e la luz. Que
sepam os, no liay tales entes, de m odo que la ex­
tensión de «taquión», en el co n tex to de la física
del m o m en to , es vacía. Y el sen tid o de «taquión»
está dado p o r la to talid a d de las fó rm u las co n te­
n id as en la teoría del taquión (q u e la hay).
EXPLICACIÓN NEURGFISIOLÜGICA
DE LO M ENTAL

Suponem os q u e la form ación y com prensión


de frases son p ro cesos m entales y que a su vez
ésto s son p rocesos cerebrales. M ás precisam ente,
supo n em o s que los procesos m entales son cam ­
bios que o c u rre n en sistem as de n eu ro n as que
llam am os p sico n es. Un psicón es un siste m a de
n eu ro n as co n ectad as e n tre sf p o r vínculos (p. ej.,
co n tacto s sín áp tico s) variab les en el tiem po. Los
psicones pued en ten er localizaciones espaciales
fijas (com o su p o n ía H ebb 1949) o variab les (com o
su p o n ía B in d ra 1967).
Lo ca ra c te rístic o de un psicón, a diferencia
de los sistem as n eú ro n ales encargados d e funcio­
nes in n atas, es que tiene u n a conectividad varia­
ble en el cu rso del tiem po. La form ación de u n a
idea nueva (p a ra el an im al) se identifica con la
form ació n de un nuevo psicón (en ei cerebro del
anim al). Si la idea nueva es tra n sm itid a por estí­
m ulos Sensoriales (p. ej., im ágenes en u n a p a n ta ­
lla de televisión), h ab lam o s de aprendizaje. Si la
id ea nueva se p re sen ta esp o n tán eam en te, o sea,
en ausencia de tales estím u lo s exteriores, habla­
m os de creación o invención. (Com o es sabido, el
co n d u c tism o y, en g eneral, la psicología em p irista
niegan la p o sib ilid ad de la creación, y ello porque
no se ocupan del ce reb ro o p o rq u e creen que éste
ac tú a so lam en te cuantío está som etido a estím u ­
los externos. La n eurociencia h a d escu b ierto la
actividad esp o n tán e a de jos sistem as neuronales,
así com o el hecho de q u e ios estím u lo s van acom ­
p añados de in hibiciones.)
Ambos p rocesos, el ap ren d izaje y la creación,
son procesos de cam bio de cotiectividades neuro-
riales. Un ce reb ro funcionalm ente rígido, com o el
de un in v erteb rad o , no puede a p re n d e r sino a in­
hibir ciertas reacciones: ap ren d e a no hacer, no
a hacer, Un ce reb ro p arcialm en te plástico , com o
el de un m am ífero o un ave, puede ap ren d er, ade­
m ás, a e je c u ta r tare as no p ro g ram ad as, esto es,
no d eterm in ad as p o r el genom o. E stam o s p ro ­
gram ad o s no p ara p en sa r lo que pensam os, sino
p ara a p re n d e r (y d esa p ren d e r) a p en sar. Dicho
de o tra m anera, lo ú n ico q u e sabem os al n acer
es cóm o a p r e n d e r ; e incluso este s a b e r se m odifica
a m edida que ap rendem os.
Las nociones de conectividad v ariab le y de fun­
ción específica pueden d ilu cid arse com o sigue
(B unge 1979, 1980a). Llam em os CabU) al v a lo r de
la in ten sid ad de la conexión e n tre las n eu ro n as a
y b en el in s ta n te í ; en general, CabU) * C ba{í).
Si la conexión es ríg ida (p ro g ram ad a ), C ab(t) p er­
m anece p rá cticam en te c o n sta n te . Una conexión
variable (o p lá stic a ) es aquella p a ra la cual C ab(t)
cam bia, ya len ta, ya rá p id a m en te. P resum iblem en­
te, estos cam b io s so n lentos en el caso del in fan te
y rápidos en el del joven. Una m an era de a g ru p a r
todas las conexiones n eu ro n ales d e n tro de un psi-
cón co m p u esto p o r n n eu ro n as es fo rm a r la m a ­
triz j) C a b (t) ¡j de n Alas y n colum nas. E sta m a­
triz nos da u n a descripción in sta n tá n e a del esta ­
do del psicón. Una de las m etas de la psicología
fisiológica d eb ería se r e n c o n tra r las leyes ca rac­
te rísticas de la evolución de las conectividades de
los psicones de d istin to s tip o s. (E v en tu alm en te,
esto s tipos o especies de psicones deberían p o d er
ser ca racterizad o s p o r las leyes que satisfacen.)
Un psicón d esem peña funciones m entales y
o tra s que no lo son. E n tre e sta s ú ltim as figuran
el m etab o lism o y la sín tesis y degradación de cier­
tas p ro teín a s. Lo p ecu liar o específico de la ac­
tividad de un psicón puede ca rac te rizarse com o
sigue. Llám ese ti (4', T) ál proceso (activ id a d ) to ­
tal que o c u rre en el psicón ¥ d u ra n te el perío d o
T. (E ste p roceso o activ id ad puede definirse com o
el c o n ju n to de los v alo res que to m a la función de
estad o de '1' d u ra n te el p erío d o T, p a ra los cuales
dicha función tiene u n a tasa de variación d istin ­
ta de cero.)
Si de la activ id ad to tal ic ('?, T ) de ’P su b stra e ­
m os las activ id ad es com unes a todos los dem ás
su b siste m as del sistem a nervioso N del que 'P fo r­
m a p a rte , nos q u e d a la actividad específica de
esto es, aq u ello q u e solam ente 'P es capaz de
hacer. En sím bolos,

iU * , T ) = * (♦ , r ) — U i i x , T)
x < N

d onde u T) d en o ta la actividad del subsistem a


x de N, d iferen te de (P ara detalles sobre siste­
m as en g eneral, b io sistem as en p a rtic u la r y sus
activ id ad es específicas, véase Bunge 1979; p a ra
n u e stra teo ría de los psicones, véase B unge 1979,
1980a.)
C reo que esta teo ría de la m en te h a b ría con­
tado con la ap ro b ación del m ás grande neurocien-
tífico del siglo. En efecto, R am ón y C ajal n o sólo
d efen d ía lá tesis de q u e los pro ceso s m entales son
procesos cereb rales, sino tam b ién la hipótesis de
que el ap ren d izaje se explica « tan to p o r el ro b u s­
tecim iento de las vías nerviosas (c o n je tu ra suge­
rid a p o r Tanzi y L ugaro) excitadas p o r el paso de
la o n d a, com o p o r la creación de nuevos ap én d i­
ces celu lares (crecim ien to de nuevas d e n d rita s y
alarg am ien to y ram ificación de co laterales n er­
viosas, no co n g én itas), su scep tib les de m e jo ra r el
a ju ste y la extensión de los co n tacto s, y au n de
o rg an izar relaciones ab so lu tam en te nuevas en tre
neuronas p rim itiv am en te inconexas» (C ajal 1923,
p. 188 de la edición de 1981),
B aranyi, A. & Fehér, O. (1981), «Svnaptic facilitad o »
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ÍNDICE

P r e fa c io ..................................................................... 7
In tro d u c c ió n .............................................................. 9

1. L enguaje y l i n g ü i s t i c a ................................. 13
2. E l lev an tam ien to de C hom sky . . . . 26
Tesis lin g ü isticas...................................... 30
Tesis p s i c o l ó g i c a s ................................ 3!
Tesis m etodológicas . . . . . . 32
3. S i n t a x i s ........................................................... 38
4. S e m á n t i c a ................................................... 52
5. U niversales lin g ü ís tic o s ................................ 68
ó. Adquisición de le n g u a je ................................. 80
7. Puesta a p ru eb a de teorías lingüisticas . . 99
8. C a rá c te r de la investigación lingüistica . 109
9. C o d a ................................................................... 117

Apéndice 1. Arboles y transform aciones . . 121


Apéndice 2. S i g n i f i c a d o ................................... 124
Apéndice 3. E xplicación neurofisiológica de lo
m e n t a l ....................................................127

B ib lio g ra fía ..............................................................131

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