Año 1 Nº 1, publicación mensual Grabación de casetes VHS a

correspondiente al mes de diciem- DVD.

bre de 2010.
Precios especiales por canti-
Precio de tapa: $3
Pida su suscripción a: dad.
raicesalemanas@gmail.com (0343) 154 282321

La gran puerta
a la esperanza

Lea también en esta edición:

1° Certamen Provincial de Historia y
Cultura de los Alemanes del Volga
“Conociendo nuestras raíces”
Kraut und
Kleis
En nuestro espacio de recetas gastronómicas, paso a paso cómo
se logra este riquísimo plato. Y además, en su versión dulce.

Las fiestas tradicionales y el

impacto cultural en los jóvenes

El sentido de la genealogía

Las voces del trigal

Un cuento de Horacio Agustín Walter
| 2 | Raíces Alemanas - Diciembre de 2010
 Tema de tapa
La gran puerta a la esperanza
Por Doane Hein
El sentido común por parte del
Estado Nacional ha permido
recuperar el Hotel de los
Inmigrantes (foto) como un
mudo -pero vivo- testigo de
una parte de nuestra historia,
tanto personal como nacional,
por ser la “gran puerta a la
esperanza” para millones de
mortales de todo el mundo.
Luego del viaje -eterno en algunos casos- atrás quedó el horror que, en términos generales, empujó
a nuestros antepasados a una definitiva salida de sus lugares de origen.
Esta nueva tierra trajo nuevos desafíos y sinsabores; aún así, la libertad garantizada es lo que se-
dujo a los primeros abuelos llegados desde... bueno, múltiples lugares.
El síntoma de la no pertenen-
cia solamente puede ser vi-
vido por quienes no saben de
dónde vienen, porque tampoco
saben hacia dónde se dirigen.
Pero en ese espacio hay lugar
para otra definición o, si se
quiere, agregar un dato más:
la no pertenencia solamente
puede ser contada por aque-
llos que han tenido que aban-
donar SU lugar en el mundo y
adecuarse a uno nuevo por im-
perio de las circunstancias. Tal
es el caso de los inmigrantes.
Argentina, este hermoso crisol
de razas que a pesar de los
abatares de su historia nos
cobija y permite crecer, es un
ejemplo vivo de gente que su-
frió la no pertenencia y la adap-
tación forzosa a una nueva
realidad. Italianos, españoles,
alemanes, chinos, japoneses,
árabes, franceses, ucranianos,
rusos, portugueses, suizos,
países nórdicos... Ubiquemos
un punto en el globo terráqueo
y seguramente tendremos un
representante de esa colectivi-
dad en este bendito país.
Quiero centrar la atención en
un punto histórico, un punto de
inflexión de dos culturas distin-
tas, pero a la vez algo pareci-
das. Es un punto que permitió
el cambio para los que vinieron
y que cambió a la fuerza a los
que estaban. Nos referimos
al puerto de Buenos Aires. El
continente americano fue un
inmenso refugio para millones
de personas que imaginaron
un lugar mejor para sus hijos.
Muchos lo lograron, otros que-
daron en el camino. Argentna,
junto a Brasil y Estados Unidos,
acaso sean los países que más
migrantes ha recibido dentro
de sus límites geográficos.
Hablemos de la cultura ger-
mana. El puerto referido es un
punto de inflexión para nues-
Raíces Alemanas - Diciembre de 2010 | 3 |
tros antepasados que tiene que
ver con el ingreso a una nueva
realidad, que de algún modo
permitió plasmar para siempre
los sueños, deseos o desvelos
que cada integrante de cada
familia traía consigo luego de
padecer indecibles penurias en
sus lugares de origen. Porque,
seamos sinceros, si las cosas
allá no hubiesen estado feas,
acá hoy no estaríamos leyendo
estas líneas.
Pero los contextos políticos o
económicos permitieron que
hoy seamos argentinos pero
descendientes de alemanes.
El puerto es un punto de in-
flexión también para los loca-
les. El tren de vida que traían
no siguió siendo el mismo,
porque hubo que adaptarse a
los recién llegados. En especial
la gastronomía y el idioma que
cada cultura aportó al acerbo
popular generaron una mezcla
por demás interesante, aunque
en general cada comunidad
cuidó de conservarse íntegra,
sin mixturas heterogéneas.
>> Pág. 4
| 4 | Raíces Alemanas - Diciembre de 2010
Esto se vivió muy fuerte en el
interior del país, en especial
en comunidades que decidie-
ron cerrarse a esas mezclas
con los lugareños o con otros
grupos migrantes. Esta deci-
sión, para algunos acertada en
su momento, trajo con el paso
del tiempo problemas sociales.
Uno, tal vez el más evidente, un
elevado porcentaje de compo-
nentes sociales con Síndrome
de Down, normalmente produc-
to de un matrimonio con iguales
ascendientes cercanos.
Premisas
Una de nuestras premisas es
que las culturas que se en-
contraron luego del paso por
el puerto de Buenos Aires son
distintas y a la vez similares.
Son distintas porque cada et-
nia tiene sus individualidades:
idioma, gastronomía, etc. In-
cluso algunas presentan rasgos
físicos distintivos.
Pero a la vez son similares,
porque quienes estaban en ese
momento en aquel pujante y
adolescente país, a su debido
momento también habían sido
migrantes, claro que en situa-
ciones completamente distin-
tas. Es por eso que en algún
lugar de la memoria del ADN
seguramente habrán empatiza-
do con esas pintorescas masas
de personas que por miles a
diario se bajaban de las em-
barcaciones que provenían de
atribuladas tierras en guerra,
hambrunas o intolerancias re-
ligiosas o políticas y entraban
por ese punto de inflexión, que
cambió para siempre la vida de
millones de personas, contán-
donos vos y yo entre ellos.
Pertenencia
Más arriba también hablamos
del sentido de pertenencia y
de tener un lugar en el mundo.
Una de las características del
ser humano es la necesidad de
ser parte de un grupo. Incluso
aquellos que gustan de vivir
apartados de grupos sociales
pertenecen a algo. La frase
“matar con la indiferencia” es
elocuente y sintentiza estos
párrafos: el hacerle el vacío a
una persona le quita toda posi-
bilidad de pertenencia.
Por esto es que el dejar un
espacio en alguna parte del
mundo para ir a un nuevo lugar
supone un tremendo desafío. El
costo-beneficio del desarraigo
fue altísimo. Pensemos en que
las comunicaciones por aque-
llos días eran totalmente dife-
rentes a las que vemos hoy.
Imaginemos por un momento
las semanas, los días previos
a la partida. Los pensamientos
de los viajeros y de los que se
quedaban. ¿Qué sería de su fu-
turo? ¿Qué sería de los padres,
abuelos, hijos, amigos que
quedaban? ¿Cómo habrán sido
las recorridas por esos luga-
res especiales, escenarios de
juegos durante la niñez, el río
que proveía diversión y a la vez
alimentos? O la iglesia, lugar
de bautizos, casamientos, ple-
garias y despedidas de seres
amados. ¿Qué de las tumbas
de los antepasados, familiares
que los precedieron al descan-
so eterno?
Pero los dolores del cambio
fueron mitigados por la certeza
de que lo que venia debía forzo-
samente ser mucho mejor que
lo que dejaban atrás: un nuevo
lugar en el mundo que les per-
mitiría a cada familia crecer en
paz, con trabajo y algún tipo de
remuneración que sirva para
alimentar como Dios manda a
cada miembro de la familia.
Y ya que hablamos de Él, es de
destacar que muchos vinieron a
tierras americanas para poder
adorar a su Dios de la mane-
ra que la luz de sus mentes lo
dictaba. Esta tierra les proveyó
paz, una oportunidad invalora-
ble de labor (que traía regular-
mente alimentos a la mesa),
y los dejó entender lo Divino
como estaban acostumbrados.
¿Qué mejor combinación que
estas tres perfectas situacio-
nes: paz, trabajo/pan, Dios?
Ante esta perspetiva, la no per-
tenencia debió ser breve. En
ese tiempo entre el duelo por lo
que quedó atrás y la alegría de
un futuro como el soñado debió
trastocar las mentes -en es-
pecial las más jóvenes- y for-
zarlas a acomodarse a lo que
tenían enfrente, a la realidad
diaria: o se hacía lo que debía
hacerse o se perdía todo, y el
esfuerzo no valió el sacrificio
(espiritual, moral, social, eco-
nómico, religioso) realizado.
Aún veo abuelos que recuer-
dan con nostalgia su pasado.
Como parte de ese duelo recu-
rren a herramientas que tienen
 Raíces Alemanas - Diciembre de 2010 | 5 |

Las fiestas y el impacto cultural

Esto plantea un punto de ini-
cio importante: la formación
de nuevos valores, el “semi-

en los jóvenes llero”, el futuro de cada insti-

Mes a mes solemos com-
partir gratísimos momentos
de camaradería con amigos
y parientes en alguna de las
tantas fiestas y celebracio-
nes de nuestras respectivas
colectividades.
Lamentablemente se percibe
una tendencia que no ha de-
tenido su avance: la ausen-
cia cada vez más numerosa
de jóvenes, que son los here-
deros naturales que deberían
llevar adelante el culto de la
cosa alemana, ese espíritu
que sale de lo más íntimo de
nuestro ser y nos empuja una
tución en la figura de chicos y
chicas que se metan de lleno
y otra vez a comprar la tarjeta y asistir al almuerzo o cena, baile en la organizción de eventos y
incluido, o colaborar comprando tal vez pastelitos para que los otras actividades propias de
chicos del grupo de baile salgan a representarnos en otros esce- cada institución.
narios...
En la página 8 difundimos una
¿Será que la visión de las autoridades de cada entidad es inco- actividad que podría ser una
rrecta, sin alcanzar a percibir que a los jóvenes no les interesa la de las vías para revertir este
cultura de sus ancestros? problema.
Seguramente no es la úni-
Esto abre un inmenso interrogante: este esfuerzo que todos hace- ca alternativa. Desde este
mos (dentro y fuera de las comisiones de la entidad a la que perte- humilde espacio apelamos
necemos) ¿para quién -o hacia quién- enfocamos lo que estamos a que desde el lugar que es-
haciendo? ¿Quiénes son los beneficiarios directos de todo esto? tés ocupando nos escribas
Porque sucede que dentro de algunos años los presidentes, secre- planteando sugerencias para
tarios, tesoreros y demás deberemos hacernos a un lado y dejarle convencer a los jóvenes que
el lugar a otros. Pero, ¿a quiénes? es bueno conocer su pasado,
para poder armar su futuro.

a mano. Una es el idioma: ¿quién no escuchó hablar a nuestros
mayores en dialecto, ese dulce sonido para los oídos? Algunos
sabedores dirán que es el franconio del Rin, otros que es alemán
normativo moderno. Como sea, es una manera de no soltarle la
mano al pasado y recrear una forma de comunicación que tuvieron
con los suyos, conservada y continuada como tradición.
¿Y qué decir de la gastronomía?
Para quien conoce el Museo del Inmigrante, en el Puerto Madero
de Buenos Aires, seguramente habrá conocido cuál era la rutina
de cada individuo de cada contingente arribado.
Por lo general, en menos de 15 días se contaba con un destino. En
el caso de las mujeres previamente habían aprendido reglas bási-
cas de higiene personal y de las vestimentas, además de nociones
de cocina de acuerdo a los ingredientes que se conseguían en esta
parte del mundo.
Para los hombres había un instructivo en carpintería o taller que
les diera alguna noción en esas áreas para que, cuando arribaran
al lugar designado, pudiesen desempeñarse sin inconvenientes.
En otras palabras, se les daba herramientas para que la no perte-
nencia fuera breve, hasta encontrar -esta vez definitivamente- su
lugar en el mundo.
| 6 | Raíces Alemanas - Diciembre de 2010 Literatura

Las voces
del trigal Un cuento de
Horacio Agustín Walter

- Abuelo, ¿qué historia nos contarás esta noche? – le

preguntaban en forma curiosa y atentos a sus palabras.
- Bajen un poco el volumen del televisor y les contaré algo – les
dijo con la serenidad del hombre feliz en compañía de sus peque-
ños nietos.
Cierto día de diciembre, se acercó a visitar su pequeña parcela
sembrada. Las espigas, meciéndose suavemente al ritmo de la
Sucedió unos diez años después que surgiera la Colonia Hinojo,
brisa matinal, musicalizaban con su siseo el ambiente del trigal.
en el centro de la provincia de Buenos Aires, donde llegaron los
Espigas finas y cimbreantes, reflejaban en su largo tallo y en las
primeros hombres procedentes del valle del Río Wolga. Uno de
puntas cargadas de trigo, el sol que las maduraba al punto de la
ellos, el “viejo Juan” se encontraba muy enfermo, razón por la que
trilla.
no pudo acceder a ninguna parcela de campo para su laboreo.
Con paso cuidadoso, para no lastimar las espigas, ingresó va-
Entre varios amigos le indicaron que trabajara una hectárea en los
rios metros dentro del trigal. Tomó una de ellas con sus manos
terrenos linderos a las vías de ferrocarril. No recibió mas ayuda
y frotándola entre sus palmas, desgranaba las nuevas semillas,
que esa indicación y ningún crédito para su trabajo.
observándolas con mirada penetrante. En su rostro curtido por el
Con su mujer desbrozó de malezas el terreno, le pasó un arado
sol y por el tiempo, amanecía una incipiente sonrisa.
mancera tirado por su viejo caballo, y sembró unas semillas de
- ¡Es el mejor trigo en los diez años que estamos aquí! ¡Estamos
trigo al voleo. Nadie recordaba su nombre real, aunque todos lo
listos para la cosecha!
llamaban cariñosamente el “aldie Hans”.
Los niños escuchaban con suma atención. El abuelo siguió con-
Durante varios años no pudo cosechar nada. Su esperanza se
tando:
diluía pese al esfuerzo que ponía en la labor. No había premio
Lentamente dirigió su mirada a la pequeña extensión de su cam-
posible y la suerte resultaba muy esquiva. Encontraba las razones
po sembrado. La mies dorada se reflejaba en sus ojos brillantes,
de su fracaso en el granizo que despedazaba su campo o en la
ocultos entre los canosos cabellos que con sus dedos peinaba ha-
helada tardía que lo blanqueaba, en las malas semillas o en la
cia atrás de sus orejas.
propia ignorancia de sembrar a destiempo. No obstante, la cons-
Mientras tanto, aspiraba profundamente el perfume del trigal
tancia pudo más que la derrota. Siembre volvía a trabajar sus
maduro. Miraba hacia lo alto para asegurarse que ninguna nube
pocos metros de tierra.
oscureciera su alegría. El cielo se encontraba calmo y el sol no
resultaba tan abrasador como en días anteriores. Girando sobre sì
mismo, en silencio, comenzó a escuchar las voces de las espigas.
Aguzó los oídos y percibió el mensaje que el trigal le entregaba.
Desgranó un par de espigas y, con la misma tranquilidad que in-
gresó al campo, salió de él. Subió a su caballo y se dirigió a la
Colonia.
- Mira lo que he traído – le decía a su esposa, mientras le mostra-
ba con euforia los granos fuertes y amarillos que había sacado del
bolsillo de su rústico pantalón.
- ¡Ya podemos comenzar a soñar!
- Espera hasta el momento de la trilla - le respondió con cautela
su mujer.

- ¡Quédate tranquila, mujer, sé bien lo que te digo! Tendremos una
buena cosecha. Me lo ha dicho el trigo. Sólo hay que esperar.
Todas las mañanas el “aldie Hans” volvió a conversar con sus
espigas. Estas le recordaban las difíciles decisiones que diez años
atrás debieron tomar para salir del valle del Wolga y dirigirse a la
Argentina. Recordaban cómo, con los labios apretados y llenos de
una tristeza profunda, iniciaron el largo viaje hasta establecerse
en el Hinojo; el dolor de la adaptación a distintas costumbres, la
incomprensión frente a la lengua y el acostumbrarse a una nueva
tierra, donde todo estaba por hacerse; los sueños, siempre pre-
sentes se sostenían con dificultad frente a los problemas que en-
contraban en el camino.
El abuelo seguía con su narración. Sus nietos con los ojos abier-
tos, escuchaban el desarrollo de esa fantástica historia.
- ¿Entienden lo que les digo? – les decía su abuelo, creyendo que
la historia podría ser incomprensible. Ellos lo miraban afirmando
su atención.
Otro día conversaba con ellas sobre la esperanza de crecer con
felicidad, de educar a los hijos en la fidelidad de la familia, en las
buenas costumbres adquiridas a partir del esfuerzo y la constan-
cia. Les preguntaba si sus hijos serían mejores que él en algún
tiempo lejano…
Hablaban del pasado. Del gran esfuerzo de un pueblo que cambió
de patria varias veces. De los recuerdos germanos, de las cos-
tumbres rusas y, luego, de la adaptación a la pampa argentina.
Hablaban del presente y del futuro. Hablaban de sí mismo y de
sus nietos por nacer.
Por las noches, el “aldie Hans” narraba las historias del trigal en
la cena familiar. Su esposa las transmitía al día siguiente al grupo
de mujeres reunidas alrededor del horno de barro, mientras espe-
raban que se cocinaran las hogazas del “guten Prot”.
Una mañana les preguntó a las espigas si podría volver a Rusia,
para buscar a sus padres, muy ancianos, que habían quedado en
el valle. Ellas le confirmaron la posibilidad. De modo que comenzó
a tejer un nuevo sueño. No sabía si estaban vivos, pero su espe-
ranza se multiplicó.
El día de la cosecha, toda la Colonia estaba preparada para la
trilla. El entusiasmo contenido durante el año se expresaba en las
canciones y la alegría colectiva con la que todos marcharían hacia
los campos para levantar los frutos esperados.
Mientras unos segaban las espigas otros las recogían sobre gran-
des lienzos de tela, para que las mujeres y los niños las sacudie-
ran separando los granos de la paja. Una vez terminado un campo,
se seguía con otro y así hasta terminar. El último programado era
la parcela del “viejo Juan”.
Llegó el día. Pero él no se levantó. Lo encontraron en su camastro,
con una pequeña sonrisa en sus labios y sus ojos profundamente
Raíces Alemanas - Diciembre de 2010 | 7 |
abiertos, mirando más allá de la mirada. Su esposa los cerró en
silencio conteniendo sus lágrimas. En esa misma tarde fue ente-
rrado en el trigal.
Nadie levantó la cosecha.
Al año siguiente, en el mes de diciembre, su hijo volvió al campo a
recordar a su padre. Un hermoso trigal estaba a punto de la trilla.
No lo podía creer. Ingresó a la pequeña parcela y girando sobre si
mismo seguía con su miraba el balanceo rítmico de las espigas.
Hasta que en un momento pudo escuchar sus sonidos. Le conta-
ban sobre la honradez y la constancia del “aldie Hans”. Sobre su
recuerdo de tristezas y sus sueños de esperanzas.
Así regresó durante varias mañanas antes de la siega. En cada
una de ellas, el diálogo se hacía intenso. Las espigas hablaron
de la historia del Wolga, de los primeros pasos de la instalación
en la Colonia, de la dureza del trabajo que debieron emprender.
Los mensajes hacían referencia al progresivo cumplimiento de los
deseos y cómo los sueños fueron haciéndose realidad.
Una mañana discutía con las espigas sobre si habían hecho bien
en irse del Wolga o si debieron quedarse, porque a veces las cosas
no salían como deseaban. En otra, las espigas le confirmaban que
siempre debían mirar hacia delante y seguir con la misma fuerza
y tenacidad. Cuando en otros diciembres el hijo no llegó a visitar a
las espigas, lo hicieron sus nietos y los hijos de sus nietos. Nunca
fue levantada la cosecha y durante todos los años volvía a apa-
recer el trigo.
Por las noches, los diálogos se reproducían y estas historias se
multiplicaban en los encuentros de los amigos y de los vecinos”.
- Igual que ahora, abuelo, como la estás haciendo vos.
- Sí – respondió – hay que ir al trigal y escuchar sus voces para
que las historias no se olviden. Sólo así perdurarán los trigos. Sólo
así perdurarán los pueblos.
Autor: Horacio Agustín Walter
Editorial: El Escriba
Páginas: 351
Tapa: Blanda
“Los senderos del Wolga es una
novela que describe en el desa-
rrollo de una familia todas las
historias familiares posibles.
Combina la narrativa, el diálo-
go, el carácter epistolar, el mo-
nólogo interior con las nuevas
formas mediáticas del correo
electrónico y el foro de discu-
sión.
Esta novela intenta recrear la historia de las migraciones de los Ale-
manes del Wolga en Argentina, originalmente surgidos en las colonias
de la provincia de Buenos Aires y de Entre Ríos y su dispersión a lo
ancho y a lo largo del país a través de sus múltiples descendientes.
| 8 | Raíces Alemanas - Diciembre de 2010
1° Certamen Provincial de Historia
y Cultura de los Alemanes del Volga
“Conociendo nuestras raíces”
El 29 de octubre se llevó a cabo en Paraná, Entre Ríos, el primer lle María, categoría de 10 a 12.
Certamen de preguntas y respuestas sobre Historia y Cultura de los Alumnos: Wendler Pamela, Rohr
Alemanes del Volga, organizado y realizado por el Centro Argentino David, Kranewitter Estefanía,
Cultural Wolgadeutsche (CACW). Participaron del mismo una vein- Lederhos Sebastián. Suplentes:
tena de escuelas entrerrianas con unos 120 alumnos de entre 10 y Rodríguez Daiana, Haberkon
16 años. Maricel. Docente a cargo: Los
El certamen se realizó en dos categorías (de 10 a 12 años y de 14 Cocos Andrea. Escuela N° 96
a 16 años) participando equipos de cuatro alumnos por escuela. Se “San José” de Aldea Santa Ani-
realizaron dos rondas de preguntas y una última de desempate en la ta, categoría de 14 a 16 años.
categoría de los pequeños. El orden de presentación fue por sorteo Alumnos: Scheffer Rocìo, Heit
y las series de preguntas fueron al azar dentro de los lineamientos Cintia, Laumann Facundo, Klos-
establecidos en las bases de convocatoria al certamen, sobre textos ter Juan Pablo. Docente a cargo:
distribuidos oportunamente. Schwab Paola Alejandra.
Resultaron ganadores: Escuela N° 102 “Espíritu Santo” de Aldea Va- Durante el acto José Luis Sack
tuvo una ponencia sobre la im-
portancia del idioma alemán
y sus diferencias dialectos y
la convocatoria a hablarlo sin
miedo en familias y comunida-
des. Más tarde, el Prof. Horacio
Agustín Walter disertó sobre el
camino realizado por nuestros
antepasados desde Alemania
hasta Argentina con su paso por
el valle del Volga, poniendo es-
pecial énfasis en el esfuerzo, la
Cultura
fe y la constancia para transitar,
permanecer y sobrevivir en con-
diciones adversas. Los alumnos
pudieron escuchar de las hue-
llas que dejaron los abuelos y
el compromiso de mantenerlas,
con los mismos sentimientos
hacia el futuro.
Para destacar fue la presencia
de niños acompañados por sus
docentes, quienes tuvieron la
responsabilidad de preparar a
los alumnos. Pudo apreciarse
un mínimo número de respues-
tas incorrectas, lo que muestra
la dedicación docente y la inte-
gración paulatina de los niños
y sus familias a la historia y a
la cultura de nuestra comuni-
dad. Aunque el concurso fue de
carácter competitivo, se pudo
apreciar la integración de los
equipos participantes, la con-
sulta que se realizaban ante
cada duda y una progresiva pro-
yección en el aprendizaje de la
historia y de la cultura volguen-
se por parte de la niñez.
Posteriormente alumnos y do-
centes recibieron diplomas por
su participación, con obsequios
para los grupos ganadores hasta
el tercer puesto incluido y libros
para las bibliotecas de las dos
escuelas ganadoras.
El Jurado estuvo compuesto
por: Celso Unrein, Raúl Gerst-
ner, Juan Carlos Scheigel Huck y
José Luis Sack. La formulación
de preguntas estuvo a cargo de
Horacio Walter. Conductor y lo-
cutor general Ricardo Smunck.
Colaboradores: Ofelia Riedel,
Cintia Wendler, Emanuel Rojas y
Liliana Dening.
Por este medio se agradece a
todos los participantes y a las
personas que ayudaron a que
 Gastronomía Raíces Alemanas - Diciembre de 2010 | 9 |
Hoy cocinamos:

Kraut und Kleis

Esc. Nº 102 “Espíritu Santo”, ganadora en Categoría
10 a 12 años: Pamela Wendler, David Rohr, Estefanía
Kranewitter, Sebastián Lederhos. Suplentes: Daiana
Rodríguez, Maricel Haberkon. Docente a cargo: Andrea
Los Cocos.
fuera posible, tanto en lo económico como en lo institucional. Tam-
bién se agradece a los municipios de Aldea Santa Anita, de Aldea
Valle María, de Aldea San Antonio y de Gualeguaychú por los aportes
realizados.
Como corolario, queda la satisfacción de ver el aire fresco que co-
mienza a ingresar en el conocimiento de la cultura e historia de
nuestra comunidad por parte de los niños.
La gastronomía alemana es rica (sin referencias obvias al gusto
del paladar) en variedad y contenido. Está basada mayormente
en la adecuación a lo que se tenía a mano durante las constan-
tes migraciones; por esto son fáciles de lograr en base a ingre-
dientes sencillos.
Como seguramente es del conocimiento del lector, el repollo es
una de las bases de la cocina alemana, por lo que es frecuente
encontrarla entre los ingredientes. A esto lo aclaramos en el caso
de que hubiese alguien poco conocedor de la gastronomía germa-
na. Si quiere dejar su aporte escríbanos su receta (acompañadas
en lo posible por fotografías) a raicesalamanas@gmail.com.
Nuestra receta para este número son unos exquisitos Kraut und
Kleis, es decir, repollo con ñoquis de levadura.
Ingredientes que necesitamos:
• 1 repollo
• 100 gr. de panceta, carne de cerdo o salchichas.
• Cebolla (1)
• Morrón rojo (¼)
• Sal, pimienta, ají molido, pimentón, provenzal (a gusto).
• 500 gr. de harina
• 25 gr. de levadura
• 1 pizca de azúcar
• 1 cucharadita de sal
• Agua tibia necesaria

Preparación del repollo

En nuestro caso utilizamos
salchichas, que colocamos en
una olla. Agregamos la cebolla
y el morrón picado. Añadimos
el repollo. Cocinamos hasta
que esté tierno. Condimenta-
Esc. Nº 96 “San José”, ganadora en Categoría 14 a 16 mos y agregamos pimentón
años: Rocio Scheffer, Cintia Heit, Facundo Laumann , para darle color a la prepa-
Juan Pablo Kloster. Docente a cargo: Paola Schwab .
ración. Si es necesario, se le
agrega más agua.
Raíces Alemanas es una publicación perteneciente a la
Asociación Civil “Raíces Alemanas”. Registro de propiedad
Preparación de los kleis
intelectual en trámite.
(ñoquis salados)
Editor responsable: Doane Hein
Cernir la harina con la sal
Tirada: 1.000 ejemplares.
colocándola en un bol.
“Raíces Alemanas” respeta las opiniones de los autores pero
Preparar la levadura con una pizca de azúcar y disolverla con
puede o no compartir el criterio de las notas firmadas.
agua tibia.
| 10 | Raíces Alemanas - Diciembre de 2010

Mezclar la harina con la • Dulce de membrillo

levadura agregando agua tibia • Vainilla o ralladura de limón.
hasta obtener una masa (no Preparación de los Brot Kleis
muy blanda). Cortar el pan en trozos, remo-
jarlo en leche.

Taparla y dejarla leudar en un

ambiente cálido.

Batir la yema de los huevos

con el azúcar, agregar la crema
y la ralladura del limón o la
vainilla. Batir la clara de los
Fraccionar la masa leudada en huevos a punto nieve.
pequeños bollitos. Mezclar todos los ingredientes
y agregarlos al pan humede-
cido.
Tomar pequeñas porciones de
la masa, introducir el dulce
de membrillo en el centro y
Colocarlos sobre el repollo y cocinar unos 25 minutos. terminar de moldear.

Colocarlos sobre el repollo y

dejar cocinar unos 20 minutos.

Y este es el resultado final: unos sabrosos repollo con ñoquis de

levadura a la usansa nuestra. Guten Appetit!

Variante
Es muy típico de nuestra gastronomía la mezcla de los sabores
dulces y salados. Por este motivo otra variante de este plato es el
reemplazo de los Kleis (salados) por los Brot Kleis (dulces).
La preparación del repollo y demás ingredientes es la misma.

Ingredientes de los Brot Kleis

• Pan
• Leche
• 2 huevos
• Azúcar
• Crema
 Genealogía
El sentido de la genealogía
Cada familia tiene su historia. Aquellos que nos precedieron nos gritan “¡cuenten nuestra
historia!”. Todos los amantes de la genealogía lo estamos haciendo.
Estamos redescubriendo nuestro frondoso y gigantesco “árbol familiar”, porque cuando
hacemos genealogía hablamos de personas, damos el cálido soplo de vida a todos aque-
llos que se han ido antes. Como decía un autor, “poner carne a sus huesos” es redescu-
brir sus vidas. Es contar la historia de la familia y sentir que de alguna
manera los ancestros lo saben y aprueban.
Por Cintia Wendler pasado, a desempolvar la me-
moria sobre la heroica historia
que supieron escribir los ma-
Recordarlos es decirles a
yores con esfuerzo y sudor y
nuestros abuelos que tienen
hasta con su sangre. Las arru-
en nosotros una maravillosa
gas de su frente son un signo
familia de la que pueden estar
de sus luchas. Sus ojos, pro-
orgullosos. Que sus esfuerzos
fundos y azules, nos miran con
contribuyeron a lo que somos
afecto mientras titilan como
hoy. Y… debemos ser agrade-
estrellas. Sus manos arruga-
cidos.
das buscan asirse al tiempo
que pasa. Sepamos que todo
Cuando visito un cementerio abuelo tiene una profunda
y veo las tumbas destruidas, necesidad de ser escuchado,
borrados sus nombres, hierbas para que esas historias no se
por doquier, abandono, ruinas, mueran y el olvido, la indife-
se me caen unas lágrimas y rencia, ganen la partida”.
pienso que hacemos lo mis-
mo cuando no escuchamos a
Los genealogistas hoy conta-
nuestros abuelos que algo nos
mos la historia de la familia
quieren decir. Y me revelo.
colaborando y aportando nom-
bres a nuestro árbol genealó-
Hace un tiempo atrás leí: gico.
“Cuando el sol comienza a Confiamos que en la próxima
perderse detrás del horizonte generación otros responderán
y las sombras invaden el patio, al llamado con mayor genero-
el anciano se sienta en su me- sidad y más medios, tal vez,
cedora y empieza a desgranar y tomarán el lugar en la larga
sus vivencias, a rescatar su fila de los cuentistas de la fa-
Raíces Alemanas - Diciembre de 2010 | 11 |
milia y continuarán plantando
árboles.
Esta es la razón por la que ha-
cemos la genealogía de nues-
tra familia. Porque “un pueblo
que tiene memoria también
tiene esperanza”.
Más importante que saber el
qué de un árbol genealógico
es todavía, el conocer para
qué, los motivos y los valo-
res que nos pueden inducir a
poner en práctica esta activi-
dad que ahora sugerimos. Lo
primordial es tener una mera y
noble afición. Para un genealo-
gista es sumamente formativo
coleccionar nombres, datos
personales, fotografías, escri-
tos, etc. de cada uno de sus
progenitores, y no como una
obligación, sino como entrete-
nimiento.
El conocer por conocer, saber
por saber, para poder sacar
conclusiones, es un sembrar
que tendrá su siega, no sabe-
mos cuando.
Recomendamos:
Sáb Santa Anita, espectáculo
4/12 artístico en “Plaza del
Inmigrante”, 20.30 hs.
(entrada Gratuita). Actuarán:
Artistas regionales y “Oscar
Burgardt y su conjunto”. Baile con
“Los amigos de la música”.
Dom 9.30: Fiesta Central en
5/12 campo de Flía. Buet. Trilla
de trigo con máquinas an-
tiguas y tractores de época.
Demostración con segadoras. Em-
parvada de paja y un momento para
disfrutar el tradicional mate cocido.
Cosecha de lino y trigo con trilladora
movida por motor a vapor y con co-
sechadoras automotriz de la década
del 50. Laboreo de tierra con arados,
discos, rastras y sembradoras. Tareas
con desgranadoras de maíz, herrería
antigua, hilado de lana y otras labo-
res del pasado. Stand de pan casero
y masas tradicionales, artesanías,
fotos, comida, cerveza artesanal,
recordatorios y varias atracciones
mas. Desfile del carro y sulky a motor,
herramientas en miniatura, paseos
en carro y demostración comparativa
entre sembradoras, tractores y cose-
chadoras modernas con las antiguas.
Almuerzo con asado, chorizos, pollo y
carne de cerdo (frío). Venta de ensa-
ladas y helados. Especial servicio de
cantina.
Sorteos con el número de la entrada
y elección de la Reina Provincial de
la Trilla, culminando con gran baile al
atardecer.
Actuarán: “Oscar Burgardt y su con-
junto” y música alemana con “Die
Dorfmusikanten”.
Entrada Mayores: $20. Menores: $5.
En caso de lluvia se suspende para el
fin de semana siguiente.
Informes: 03445-497212 / 497094 /
497205. www.fiestadelatrilla.com.ar
| 12 | Raíces Alemanas - Diciembre de 2010