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DE VALPARAÍSO DE 1967.
UNA REORIGINACIÓN POÉTICA.
Introducción
Queda pendiente como cuestión fundamental las entrevistas a las personas que
participaron directamente de los hechos. En un comienzo los entrevistados iban a ser
solamente el profesor y arquitecto Fabio Cruz (hoy fallecido) y el profesor y arquitecto
Alberto Cruz C. Sin embargo en diversos documentos y declaraciones fueron
apareciendo nombres de otros profesores y personas que ameritaban ampliar estas
entrevistas. Nombres que hoy están encumbrados en altos cargos públicos como el de
José Miguel Insulza (presidente de la UFUCH de la época) y otros como los de los
profesores Romolo Trebbi, Claudio Díaz, Ernesto Rodríguez, Hugo Montes y otros que
aparecen firmando declaraciones y documentos y que fueron o son profesores de la
UCV o se encuentran relativamente vinculados a ella.
La relación de la que hablo implicó para este grupo de artistas un modo de vida que a
través de la docencia universitaria fue traspasado a los alumnos de la Escuela. El modo
de la Escuela para enseñar el oficio de la arquitectura (y hoy además de los diseños)
requiere de un fuerte compromiso en el trabajo, en el estudio y también en la vida. Se
enseñaba de forma más cercana a la relación maestro-discípulo que a profesor-
alumno[4]. El rol y la injerencia del poeta Godofredo Iommi en todos los ámbitos de la
Escuela fue decisivo a la hora de construir un cuerpo unido y preparado para enfrentar
el proceso de la reforma. Iommi no sólo es prácticamente el redactor del manifiesto
(aparece firmado por la totalidad de alumnos y profesores, pero fue él quien lo escribió),
sino que participó activamente en asambleas y reuniones tanto dentro como fuera de la
Escuela. Pero antes de revisar su papel o influencia como factor determinante y después
de estas breves consideraciones vamos a revisar el manifiesto mismo. Dada su extensión
he seleccionado tres partes relevantes para el desarrollo inmediato de mi proposición.
Extracto Primero.
“Desde la Independencia hasta nuestros días -unas veces más, otras menos, algunas
con fortuna, otras con reveses-, nuestra América ha sido continuamente velada por sus
propios hijos, importando sin cesar y mudando veleidosa y continuamente nociones e
ideologías puestas al servicio de quienes detentaron o aspiraron al poder.”
El obispo, el rector y sus consejeros determinan destituir de sus cargos a los consejeros
disidentes y declaran como ilegal cualquier resolución y acción que estos lleven
adelante[10]. La disputa por el poder entra en su momento más álgido y se suceden una
serie de declaraciones en la prensa en que uno y otro bando se acusan mutuamente. Las
pasiones y la intransigencia derivan en un cuadro en el que la Universidad queda
efectivamente sin gobierno mientras intervienen otros sectores de la sociedad. Por un
lado el bando conservador que tiene voz en El Mercurio de Santiago[11] y por el otro
organizaciones obreras[12] y casi la totalidad de las federaciones estudiantiles del
país[13]. Aparentemente, la mayoría de las autoridades (por cierto designadas) de las
facultades y escuelas se “bajan” del movimiento; solamente la Escuela de Arquitectura
en pleno lo sostiene, pero están también la mayor parte de los profesores de la
Universidad y prácticamente todos los estudiantes. El problema del poder se convierte
en una cuestión de principios incluso en el ámbito de la justicia, en el cual se debate por
ejemplo el derecho a la rebelión frente a una autoridad que si bien puede ser “legal”, es
a su vez “ilegítima”. El obispo no otorgará ninguna concesión mientras no se reconozca
su autoridad “legal”[14] y los estudiantes y profesores, más la Escuela de Arquitectura,
no cederán mientras no se reconozca que dicha autoridad es “ilegítima”[15] y que el
derecho inalienable a la autonomía pasa necesariamente por elecciones directas de todas
las autoridades[16].
Extracto Segundo.
Los fondos de la Universidad provenían del estado y en ese sentido se manejaban como
otras instituciones públicas. Se mantenía sobre ella la idea de la empresa-estado o
estado-empresario, concepto sostenido desde la crisis de 1929 y que va a cambiar en el
mundo precisamente en estos años. Las empresas económicas estatales y muy
especialmente ciertas instituciones públicas, como las universidades, eran pensadas no
como causa de la economía sino como su consecuencia y podían, por ejemplo, arrastrar
deudas dados sus objetivos de mediano y largo plazo. La llegada de la economía
industrial cambia estas relaciones hacia modelos en donde la empresa u organización
adquiere más protagonismo dentro de los factores que construyen al sistema económico.
El conflicto, que posee muchas otras aristas y distingos importantísimos que no caben
en esta relación, fue superado finalmente el 8 de agosto de 1967. La reforma provocó un
cambio radical en la estructura total de la Universidad Católica de Valparaíso y en
cuanto al aspecto económico, finalmente se estructuró una organización evidentemente
más moderna y eficiente[23].
c) La Situación Poética.
Extracto Tercero.
“Tenemos conciencia que damos este paso decisivo sin confiar en ningún éxito ni temer
ningún fracaso, pues estimamos que la batalla sin concesiones para reoriginar nuestra
Universidad y el llamado a la renovación que implicará para todas las Universidades,
es ya de suyo una misión suficiente.
Por lo tanto, declaramos caducas, por incapaces, las autoridades vigentes de la
Universidad Católica de Valparaíso. No reconocemos la tuición del Rector, del
representante del Gran Canciller, ni del actual Consejo Superior. Declaramos acéfala
la Dirección de nuestra casa de estudios y proponemos su reestructuración, a fin de
que, por ejemplo, la vivienda, la sociedad, la historia y el urbanismo en América Latina
puedan ser vistos con ojos propios; el desierto y los desiertos como las selvas, las
floras y las faunas y los grandes ríos americanos; las Patagonias y sus montañas, se
hagan patentes en la contemplación o libre estudio y sea en un futuro próximo, tales
como el estudio del derecho (que no las leyes) de propiedad: o el régimen agrario. etc.;
las técnicas adecuadas, materia viva de nuestras Universidades, que así, y no de otro
modo, la Universidad cumple su objeto en la sociedad de sus hombres.”