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Tema IV ORIGEN Y EVOLUCION DE LA MUSICA EN VENEZUELA

En sus inicios, la música en Venezuela como elemento artístico, de aporte cultural,


de aprendizaje a través de una cátedra, música religiosa, instrumental clásica, de
ópera es traída en el siglo XVI como un aporte más de la colonia a la cultura criolla
del Venezolano.

Y con la aparición de la Iglesia, elemento de gran influencia sobre las sociedades


coloniales, comienzan a traerse músicos y maestros que empiezan a enriquecer,
enseñar y difundir este importante patrimonio.

He aquí algunos datos históricos:

SIGLO XVI
Los Inicios:
En 1528 el conquistador español Juan de Ampíes, funda la ciudad de Coro y dos
años más tarde, el 21 de julio de 1530 el Papa Clemente VII (1523-34) erige a
Coro en Obispado, hecho que implicaba la creación de una Capella catedralicia y
la designación de un Chantre o Maestro de Capilla. El primer obispo será don
Rodrigo de Bastidas, quien llega a Coro después de su visita canónica a Puerto
Rico, en 1536. Será sucedido por don Miguel Ballesteros el 22 de agosto de 1546.

En 1534 llegan a Coro el designado Edecán de la Catedral de dicha ciudad,


presbítero y buen cantor Juan Rodríguez de Robledo (¿1504-1570) y el religioso y
músico Juan Fructos de Tudela, nombrado primer Chantre del nuevo obispado,
quienes se encargan de gobernar la diócesis mientras arribaba el obispo Bastidas,
lo cual sucede en 1536.

16 de Julio de 1591: El Ayuntamiento de Caracas acuerda la contribución de 50


pesos a fin de subvencionar al Profesor Don Luis Cárdenas Saavedra para la
fundación de una Escuela, entre cuyas enseñanzas figuraría el Canto Llano.

Melchor Quinttela, organista de la iglesia de Caracas en 1592. Se le nombra en las


actas del Cabildo de Caracas del día 31 de julio del mismo año; solicita y recibe un
sueldo del Cabildo por su trabajo: pidió petición Melchor Quintella, organista, se le
nombre salario por servir a tal organista. y que en el ynter toque los órganos que
se le pagará. Este es el primer organista que se nombra en la ciudad de Caracas
(Enc.Bigott, p 488).

8 de Agosto de 1593: El mismo Ayuntamiento acuerda abonar a Don Juan


Arteaga, 30 pesos anuales como Profesor de Canto en la Escuela fundada por
Cárdenas (María Luisa Sánchez, p. 5).
SIGLO XVII
El 20 de junio de 1637, Felipe IV mandaba a erigir en Caracas la iglesia catedral;
se menciona a Juan García Moreno como organista de la nueva sede episcopal
caraqueña. Será sustituido años más tarde por Blas de León Ordóñez

José de León, designado organista de la Catedral de Caracas desde 1658 hasta


1669, cuando renunció.

En 1669 se reseña la existencia de un clave grande en Caracas, este instrumento


le es prestado a Fray Felipe Salgado del Convento de S. Jacinto.

En 1671 se crea el cargo de Maestro de Capilla en la Catedral de Caracas y se


designa al Pbro. Gonzalo Cordero (¿1620-1679) para ocupar este cargo, al cual se
le asignan 300 pesos anuales como pago.

El 21 de abril de 1687 es nombrado Maestro de Capilla de dicha Catedral, el Pbro.


Don Francisco Pérez Camacho, (1659-1724) músico nacido en El Tocuyo; a él se
confiará también en 1689, la enseñanza del Canto Llano y Música figurada en el
Colegio Seminario de Sta. Rosa .a todos los que deseen aprenderlo, para lo cual
se le asigna un sueldo de 200 pesos anuales y 25 adicionales. También en 1689,
el XIV Obispo de Venezuela, Mons. Dr. Diego de Baños y Sotomayor, dicta las
Constituciones del Colegio Seminario de Santa Rosa de Caracas; en ellas se
señala que a las diez de la mañana acudirá el maestro de música a dar lecciones
de canto llano a los seminaristas y demás que quisieren. (Ob.cit. Cap.8°).

SIGLO XVIII
El 18 de Diciembre de 1771, el Obispo Mariano Martí instala el Oratorio de los
Neristas.
El Padre Pedro Ramón Palacios Sojo Gil de Arriata (1739-99), conocido como el
Padre Sojo propone las premisas de su Congregación para el nuevo Oratorio:

1) Servir a Dios utilizando el arte y la cultura, especialmente la música.

2) Fundar una Academia de Música.

3) Promover las Veladas Musicales en las Haciendas de La Floresta, San Felipe y


Blandín, ubicadas en lo que es hoy el Municipio Chacao (Enciclopedia de la
Música en Venezuela, p. 366).

Ambrosio Carreño (1721-c. 1801) -posible primer maestro de Juan Manuel


Olivares- Primer músico de la dinatía de los Carreño, hijo de Adrián Carreño y
Antonia Quirós. Destacado como Maestro de Capilla y organista, fue alumno de
música del padre Jacobo de Miranda Cienfuegos, se desempeña como Maestro
de Capilla del Oratorio de los Neristas (Oratorio de San Felipe de Neri) y se le
asigna un pago de 10 a 15 pesos, hasta 1774.
La Escuela de Chacao
A comienzos de la Década de 1780, el Padre Pedro Palacios y Sojo hacia 1784,
designa a Juan Manuel Olivares (1760-1797) como su joven director.

Esta no será una ACADEMIA como tal, es una ETIQUETA ESTILÍSTICA que
define al grupo de compositores que por iniciativa del Padre Sojo, se congregaron
y trabajaron alrededor de Olivares en la Caracas de entonces y hasta 1799.

Merecen especial mención en este grupo como Maestros de esta Escuela:


José Francisco Velázquez El Viejo (1755-1805)
José Antonio Caro de Boesi (c.1760-1814)
José Angel Lamas, (1775-1814) el más importante compositor del período.
Nombrado Bajonista de la Catedral de Caracas en 1796, cargo que ocupó durante
18 años. Su obra más importante es el Popule Meus (1801). Además es autor de
una conocida Misa en Re M (1810) para voces y orquesta un Miserere y otras
obras religiosas.
Juan José Landaeta, en 1811 crea el Certamen de Música Vocal e Instrumental,
proyectado como Escuela de Música con una orquesta anexa. (1780-1814)
José Francisco Velásquez El Joven (1781-1822)
Cayetano Carreño (1774-1836)
Lino Gallardo, en 1819 crea una Academia de Música e incluye la formación de
una orquesta. (1773-1837)
Juan Meserón, compositor de varias Sinfonías y autor de la obra teórica
Explicación y conocimiento de los principios generales de la Música primer texto
venezolano de enseñanza musical publicado en 1824. (1779-c.1845)
Pedro Nolasco Colón, organista y compositor, autor de un conocido gradual
aleluyático Qualis est, entre otras obras. (17¿?-1813)

Otros Maestros venezolanos del Siglo XVIII:


Bernabé Montero (¿-?), nació en el siglo XVIII y murió en el XIX.
Dionisio Montero (¿?-1806) De su producción solo se conserva una breve pieza de
piano Melodía del siglo pasado. Se destacó como organista, pianista y compositor.
Mateo Villalobos (1774-¿?), Francisco y Pedro Villalobos
José Rodríguez (¿-1814), compositor, violinista y director de orquesta.
Marcos Pompa (¿-1812) y
José de la Luz Urbano (1755-1810), organista de la Catedral de Caracas.

Rasgos resaltantes en las Obras de estos maestros


El Contrapunto, la instrumentación, la armonía, las formas musicales, no tenían
misterios para ellos, y en el manejo de las voces eran maestros consumados.
(José Antonio Calcaño, Contribución al Estudio de la Música en Venezuela).
Humberto Sagredo Araya en un artículo publicado en la Revista Musical de
Venezuela en 1975, invita a los investigadores musicales a considerar la música
española y latinoamericana del siglo XVIII como una rama paralela al clasicismo
vienés, ambas descendientes de la italiana.
...Siempre hemos pensado que sería de vital importancia localizar las partituras
que supuestamente llegaron a nuestra tierra desde Europa y que sirvieron de
paradigma a nuestros compositores. (Juan Francisco Sans, 1991).

Juicio Crítico
Señala el compositor y musicólogo Juan Bautista Plaza (Revista Nacional de
Cultura, N°1, 63, p.120), citado por el especialista José Peñín, que:
...podría decirse que los músicos de la Escuela de Chacao son la expresión
intuitiva del alma colonial venezolana o por lo menos la faz religiosa de ésta, muy
diferente ya de la que nos legara la Madre Patria... La gran mayoría de las obras
conservadas son de carácter religioso.
Son obras escritas, en gran parte, para tres o cuatro voces donde el rol de la
orquesta es acompañante, lo que no impide que haya trozos instrumentales puros,
unos más desarrollados que otros, pero que muestran cómo nuestros
compositores han sabido amalgamar el tratamiento polifónico de los italianos, en
el cual prevalece la línea melódica del canto apoyada por las voces del conjunto
pero sin opacarla y por una Orquesta integrada según el modelo de Mannheim
que mantiene con las voces cantantes un sereno equilibrio.
La Escuela de Chacao es, tal vez, la expresión artística colonial de mayor validez
en Venezuela. La calidad de las obras de nuestros compositores de la época
demuestra lo bien que supieron aprovechar las enseñanzas recibidas y el talento
de quienes integraron dicha Escuela. (Cfr. Enc. Bigott, p.368).

SIGLO XIX E INICIOS DEL XX

Otros Compositores
Además de los ya mencionados en capítulos anteriores; se destaca también en
Venezuela un grupo de compositores entre los cuales cabe mencionar a:

José María Montero (1782-1869) Compositor, organista, docente y Maestro de


Capilla. De él se conservan varias obras religiosas. Formó a varios músicos de su
tiempo.

José Ignacio Burgos, fagotista y compositor (1783-182?) poco se sabe de su


actividad como compositor.

José María Isaza, destacado compositor de obras para coro y orquesta, música
religiosa, épica y obras para voz y piano.

Rafael Isaza, autor de numerosos aguinaldos, obras corales y valses.

Román Isaza, pianista, compositor y director de orquesta.

Ramón Montero Organista, compositor y profesor de música del siglo XIX.


También se conservan varias de sus obras.
José Ángel Montero (1832-1881) Hermano del anterior. Es uno de los
compositores más destacados del siglo XIX. Autor entre otras muchas obras, de la
ópera Virginia estrenada en Caracas el 26 de abril de 1873. Autor de zarzuelas,
música sacra, etc.

Felipe Larrazábal (1816-1873), uno de los compositores más importantes en la


Venezuela del siglo XIX. Autor de muchas obras para piano, de cámara y piezas
para canto.

Ramón Lozano (1780-1832)

José del Rosario Ibarra (1790-1838)

Casimiro Arias, compositor, organista y maestro de capilla.

Lúcio Alva (1787-1821), compositor y organista.


Sebastián Lozano
José María Mendible Isaza, alumno de J.M.Olivares.

José María Cordero, compositor y director de orquesta.

Francisco Javier Ustáriz (1772-1814), abogado, político, legislador, militar y


destacado compositor, autor de varias obras, entre ellas una Misa.

Narciso Lauro, músico y docente de finales del siglo XVIII.


José Antonio Páez (1790-1873) prócer de la Independencia, compositor y
mecenas musical.

Pedro Pereira, organista de San Felipe de Neri.

Manuel Peña Alba, se le considera alumno de la Escuela de Chacao. Se destacó


como instrumentista de Orquesta.

Juan Bautista Carreño, Destacado compositor de quien se conservan varias obras.


Hijo de Cayetano Carreño y maestro de capilla de la Catedral de Caracas en
sustitución de su padre.

Juan de la Cruz Carreño, autor de varias obras que aún se conservan: In Monte
Oliveti, Jaculatoria de Jesús Crucificado.

José Lorenzo Montero (¿-1857), compositor hijo de Bernabé Montero y hermano


de Dionisio José y Bernardino Montero. Se conservan varias de sus obras: Misas,
Himnos, Oberturas, etc.

Francisco de Paula Magdaleno (1852-1910), violinista, clarinetista, compositor y


director de orquesta y banda. Dirigió la Banda Marcial Caracas. Es el autor de la
conocida y popular marcha rápida Diana Carabobo.
Francisco de Paula Aguirre (1875-1939), compositor del joropo Amalia y del valse
Dama Antañona.

Paz Abreu (1848-1880) pianista y violinista caraqueño; profesor de piano en la


ciudad de Barquisimeto, donde murió.

Heráclio Fernández (1851-1886), autor del famoso valse joropeado El Diablo


Suelto y compositor de otros valses, una Misa y otras obras.

Ramón Delgado Palacios (1867-1902), destacado pianista, compositor, maestro


de capilla, organista y docente. Formado en el Conservatorio de París. Autor de
numerosas obras y hermosos valses para piano.

La Academia de Música y la Sociedad Económica de Amigos del País, en el Siglo


XIX
La aprobación de la Academia se hace pública en la Gaceta de Caracas del 27 de
enero de 1819, consistía en una sociedad de conciertos y no en un centro de
formación musical. Sus miembros y varios aficionados integraban una orquesta.

En 1829 se funda la Sociedad Económica de Amigos del País entre cuyas metas
se encontraba el fomento de la enseñanza musical que había caído en postración.
En 1831 se establece la Sociedad Filarmónica de Atanasio Bello Montero (c.1800-
1876) y José María Izaza. Se incluye una Escuela de Música con orquesta de
alumnos y una Sociedad de Conciertos.

La Academia de Bellas Artes

La Diputación de Caracas en resolución del 3 de diciembre de 1849 establece la


Academia de Bellas Artes, la cual tendrá una Escuela de Música.
Dicha Escuela se instala el 1 de enero de 1850 y su primer director será el
maestro Atanasio Bello Montero, compositor, violinista y director de orquesta.
La Escuela se abre con 29 alumnos: 12 de violín, seis de piano, cinco de flauta,
cinco de canto y uno de trompa (corno) y como profesor de clarinete, el destacado
músico Luis Jumel.

El Conservatorio de Bellas Artes

Por Decreto del 7 de mayo de 1870 se crea el Conservatorio de Bellas Artes, el


cual se encarga también, de la enseñanza de la música. Su director será el
compositor, humanista y político don Felipe Larrazábal (1816-1873).
Siete años después, en 1877, se convierte por Decreto del 3 de abril, en el
Instituto de Bellas Artes y su director será el general, músico violonchelista e
historiador, don Ramón de la Plaza Manrique (1831-1886).
En julio del mismo año, se publica el Pensum de Estudios Musicales, el cual
comprende: Melodía, Solfeo, Canto, Música Instrumental, Armonía, Contrapunto y
Fuga, Instrumentación, Composición, Historia del Arte, Estética y Filosofía Crítica
de la Música.
A fin del mismo año 1877, el Instituto cuenta con 46 alumnos y su director-
presidente es el compositor, violinista, pianista, jurisconsulto y político don
Eduardo Calcaño (1831-1904).
En este Instituto figuran también: Francisco M. Tejera (1840-1878), pianista,
compositor y docente; Carlos Páez, Juan Bautista Abreu, profesor de piano,
maestro de capilla, organista y constructor de órganos; Salvador Llamozas, (1854-
1940) pianista, docente, crítico y editor; Manuel F. Azpúrua, Pedro Ramos,
destacado violinista de Caracas; Juan B. Calcaño, compositor y pianista; Manuel
Hernández, compositor y destacado flautista; Antonio Jesús Silva, (1833-¿?)
compositor, teórico, pianista y docente; José Angel Montero, el compositor de
mayor fama en este tiempo, a quien ya nos hemos referido; Jesús María Suárez,
(1845-1922) también pianista, docente y compositor; Rafael M. Saumell, pianista,
director de orquesta y docente; y Leopoldo Sucre (1838-1902) pianista,
compositor, director de orquesta y de la Banda Marcial Caracas a partir de 1889,
como sucesor de Federico Villena.

La Escuela Politécnica

En el mes de marzo del año 1884 se crea la Escuela Politécnica, dentro de su


Plan de Estudios se contemplan las cátedras de teoría musical y de solfeo
(Decreto del 14 de marzo de 1884) pero al año siguiente se excluye a la música
del Plan de Estudios de dicho Instituto.

La Academia Nacional de Bellas Artes

Dos años más tarde, el 4 de agosto de 1887, se crea la Academia Nacional de


Bellas Artes, y entre las materias de enseñanza especializada se incluye la
música. Se establecen dos (2) años para el aprendizaje de los instrumentos de
viento metal o cobres; tres (3) años para el piano, el solfeo, el canto y los
instrumentos de viento madera y (4) cuatro años para el de los instrumentos de
cuerdas.
Dicha Academia se inauguró solemnemente, en la casa propiedad de la Nación
ubicada con el número Oeste 1 (Esquina de Sta. Capilla), el 10 de octubre de
1887.
En este Instituto impartieron la enseñanza de la música: Federico Villena (1835-
1899), el compositor más importante en Venezuela durante esta parte del siglo
XIX. Natural de Turmero, Estado Aragua, violinista reconocido, organista y
maestro de capilla, ejecutante de otros instrumentos, compositor, docente, director
de orquesta y de bandas; director de la Banda Marcial Caracas en 1882 hasta su
muerte.
Ignacio Bustamante (¿-1921), Alumno de Juan Bautista Abreu, se destacó como
pianista, compositor y docente.
Francisco de Paula Pineda (¿1850-¿?), Compositor y guitarrista, profesor de dicho
instrumento.
Rogerio Caraballo, compositor, flautista y violinista, además de director de
orquesta. Ocupó el cargo de docente en la cátedra de instrumentos de cuerdas; y
Manuel E. Hernández, también flautista, compositor y docente. Autor de varias
obras para orquesta, banda, música vocal y repertorio pianístico.
Pedro Elías Gutiérrez (1870-1954) contrabajista, compositor y director de orquesta
y de la Banda Marcial Caracas desde 1911 y hasta 1949; autor de misas, valses y
zarzuelas, entre ellas, la Zarzuela y el joropo Alma Llanera.
Jermán Ubaldo Lira (1867-1970), organista, compositor y director de bandas.

Hasta 1892 se enseñó en dicho edificio, tanto la música como las artes plásticas;
luego fue destinado a cuartel militar y en 1893 se le destinó nuevamente, a la
enseñanza de la música y de las artes plásticas pero con un nuevo nombre, se le
llamó:
Conservatorio de Música y Declamación y en 1905, se le cambió la denominación
por Instituto de Bellas Artes. En 1912, se retoma el nombre de Academia de Bellas
Artes y Conservatorio de Música y Declamación; luego, en 1915, se le llama
Escuela de Música y Declamación.
En 1941 se llamó Escuela Nacional de Música; y en 1945, Escuela Superior de
Música y más tarde, Escuela de Música José Angel Lamas.

Teresa Carreño y Reynald Hahn

Mundialmente famosos desde finales del Siglo XIX

María Teresa Carreño García de Sena

Nace en Caracas en 1853 y muere en New York, el 12 de junio de 1917. Se


destaca desde niña como prodigiosa pianista. Comienza así, una carrera llena de
éxitos que la llevan a superar su preparación y condiciones naturales en las
principales ciudades del mundo. Contó con el aprecio musical tanto de Franz Liszt
como de G. Rossini. Se relacionó con los grandes de la música de su tiempo y
realizó triunfales conciertos en varias capitales de Europa y en Estados Unidos.
Como compositora no fue poseedora del mismo talento que poseía para el piano,
sin embargo produjo una buena cantidad de obras para piano, para voz y piano,
para coro y orquesta y música de cámara. Son famosas entre otras obras, su
conocido Himno a Bolívar y su Grande Vals o Vals Gottschalk, dedicado al
virtuoso Louis Moreau Gottschalk.

Reynaldo Hanh

Nace en Caracas en 1874. Fija su residencia en Francia y muere en París, el 28


de enero de 1947. Alumno de composición de Jules Massenet, se destacó como
compositor, director de orquesta, cantante, pianista y crítico musical.

Entre sus obras destacan: Chanson grises, Études latines, Chansons vénitiennes,
las comedias musicales Mozart (1925), Brummel (1931, las operetas: Ciboulette
(1923), Malvina (1935); las óperas Nausicaa (1919), Merchand de Venise (1935),
conciertos, piezas instrumentales y música de cámara, además de muchos
escritos periodísticos sobre crítica musical. Llegó a ser Director de la Opera de
París. (Cfr.J.A.Calcaño, ob.cit. 229.233).
HISTORIA DE LA MÚSICA EN VENEZUELA

Primeros registros sobre la actividad Musical en Venezuela

La música en la América Colonial del siglo XVI

Es bien sabido que el encuentro de las Culturas, ocurre al final del año 1492 (siglo
XV). A partir de esa fecha no se han de producir en estas tierras importantes
aportes culturales, a no ser por la fundación de la denominada Primogénita del
Continente: Cumana. En tal sentido refiere la historia que la Corona Española
considera, que no existe importancia ni estratégica, ni económica como para
invertir en grandes proyectos de conquista he imposición de cultura, en lo que a la
postre ha de ser la Provincia de Venezuela, tal es el hecho que la denominada
capital de provincia será fundada luego de la segunda mitad del siglo XVI en 1567.

Como es imagen del tiempo, cada tiempo tiene su música. En lo concerniente al


tiempo que llamamos en la música "período colonial venezolano", sólo se conoce
con precisión lo que se refiere a su etapa final, correspondiente al último tercio del
siglo XVIII y primer tercio del siglo XIX, pues sólo se conservan manuscritos
musicales que datan de esta época.

En otras regiones de América sí encontramos manuscritos mucho más antiguos


que datan de mediados del siglo XVI. Esos manuscritos reposan en catedrales
que se levantaron en ciudades virreinales como Ciudad México, Guatemala,
Nueva España, Bogotá, Lima. Cada catedral poseía su capilla musical, dirigida por
un maestro de capilla que era secundado por un organista y un grupo de
cantantes e instrumentistas. La vida pública y sobre todo la actividad musical de
las ciudades americanas giraba en torno a las catedrales.

La historia musical de America mantiene con la iglesia una deuda enorme. Esto es
particularmente cierto en nuestro país que, como el resto de los países de América
Latina, fue sometido a un proceso de evangelización y conversión católica de sus
habitantes; sólo bajo esta condición eran otorgadas concesiones políticas y
económicas en los territorios conquistados. Podemos entender entonces cómo la
concepción del mundo y la moral establecida en Venezuela durante la conquista
fue simplemente aquella relativa a la religión católica. Es claro, pues, que la
historia cultural y musical venezolana se encuentra estrechamente vinculada a ese
credo religioso.

Tal como lo expresa Guido W (1978):

El proceso de la actividad musical en Venezuela se realiza con lentitud.


La sociedad colonial alejada de los esplendores de los virreinatos, la no
incidencia de manifestaciones musicales indígenas y el aporte de los esclavos
africanos hacen que la música durante el primer periodo colonial sea de escaso
valor.

A raíz de la fundación de Nueva Cádiz, conocida como Cubagua, la historia solo


refleja la actividad musical, religiosa relacionada con la veneración de la Virgen de
la Caridad del Cobre, cuya imagen se estima fue llevada desde la Isla de Cuba en
una fecha aproximada al 1530.

La venerada imagen sería solemnemente bendecida y entronizada en uno de los


templos de Cubagua por el padre Antonio Meléndez, que en aquellos años era el
beneficiario de aquel curato.

La isla de Cubagua pasó por terribles y varias destrucciones, que obligaron a sus
vecinos a pasarse para Margarita, donde su párroco, Francisco de Villacorta,
había poblado la Villa del Espíritu Santo. El 25 de diciembre de 1541, un terrible
ciclón arrasó a Nueva Cádiz, haciendo víctimas y destruyendo la totalidad de sus
casas, incluso la parroquial de Santiago.

Gracias a diversos documentos sabemos de la actividad musical en las catedrales


venezolanas. La primera de éstas comenzó a ser levantada el año 1535 en Santa
Ana de Coro, sede desde 1531 del Obispado de la Capitanía General de
Venezuela. Desde 1536, cuando se nombró al clérigo Juan Rodríguez Robledo
como 'chantre' de la catedral de Santa Ana, la música estuvo siempre presente en
las celebraciones religiosas de nuestro país. Diversos documentos nos muestran
el profundo interés que tuvieron nuestros obispos de acompañar nuestras
festividades religiosas con la mejor música, intentos que siempre encontraron
trabas de tipo económico, solventadas medianamente con las modestas
contribuciones de los fieles. Frecuentemente azotada la ciudad de Coro por
piratas, el Obispado de Venezuela fue trasladado a la ciudad de Santiago León de
Caracas hacia el año 1636.

La Música en Venezuela durante el siglo XVII

Los orígenes de la música académica o culta en Venezuela se remontan a la


segunda mitad del siglo XVII, cuando en octubre de 1673, se fundara en la ciudad
de Santiago de León de Caracas, el Colegio Seminario de Santa Rosa de Lima,
por edicto del obispo fray Antonio González de Acuña. Para ello tuvo en cuenta la
Real Cédula de Felipe II, expedida casi un siglo antes, o sea en 1592, por la que
se autorizaba la erección de este Colegio Seminario. Y por Real Cédula del 22 de
diciembre de 1721, dicho colegio se transformo en la real y pontificia Universidad
de Caracas.
Aunque se ha escrito que la primera escuela de música, en Venezuela, data de
1591, fundada por el español, Luís Cárdenas Saavedra, se ha comprobado que
nunca existió tal escuela. Lo que realmente fundo Cárdenas fue una escuela para
niños, como consta en las actas del Cabildo de Caracas, que se conservan en el
archivo del consejo Municipal. El primer órgano llego a Caracas, en ese año y fue
instalado en la Iglesia Mayor; lo tocaba Melchor Quintuela.

La enseñanza musical también era dominio de la iglesia. En 1640, el Cabildo


Metropolitano ordenó la creación de una escuela de Canto Llano1. Para dictar una
lección diaria en esta institución se contrató a un profesor con un salario de 50
pesos. Se estima que ésta fue la primera escuela de música que existió en
Caracas. Luego, en 1696, se fundó en el Colegio Seminario de Santa Rosa una
cátedra de Canto Llano para la cual se nombró maestro de capilla catedrático a
don Francisco Pérez Camacho. En 1721, el Colegio Seminario fue convertido en la
Universidad de Caracas y don Pérez Camacho pasó a retiro. Su sustituto, don
Silvestre Mediavilla, no debió haber permanecido mucho tiempo ocupando el
cargo que don Pérez Camacho había dejado vacante, ya que casi inmediatamente
la cátedra fue cerrada, y así permaneció desocupada desde entonces hasta el año
1774 cuando el presbítero Ramón Delgado, entonces sochantre de la catedral de
Caracas, la ocupó hasta 1785.

Hacia 1727 existían conjuntos instrumentales que se contrataban para figurar en el


cortejo de quienes iban a recibir el doctorado en la Universidad Real y Pontificia;
estaban formados por trompetas, chirimías (especie de clarinete), e instrumentos
de percusión, tales como atabales (especie de tambor árabe), tambores y
baquetas. Muchos de los instrumentos de fines del siglo XVII corresponden al
barroco europeo debido a la dominante influencia cultural de España. Existen
grandes lagunas en este espacio histórico a pesar de la labor de investigación
desplegada por los musicólogos Juan Bautista Plaza y el Profesor José Antonio
Calcaño.

A partir del siglo XVIII se desarrollo en el país un fecundo movimiento cultural-


humanístico gracias al crecimiento económico impulsado por la producción
agrícola, del cacao.

A comienzos de esta centuria se había fundado en Caracas una sociedad


denominada La Filarmónica. En 1759, con motivo de la proclamación del rey
Carlos III, se celebraron grandes fiestas y representaciones de comedias en San
Sebastián de los Reyes (estado Aragua), que fueron acompañadas por conjuntos
integrados por clarineros, cajeros, violineros y chirimiteros, como anota el ilustre
musicólogo José Antonio Calcaño; o sea diríamos hoy, trompetistas, tambores,
violinistas y tocadores de chirimía, que como ya se menciono anteriormente era un
instrumento bastante parecido al clarinete.

Existía pues un movimiento musical, quizás no bien organizado, pero que rendía
provechosos frutos a la comunidad esto se comprueba por un documento de 1776
que menciona una orquesta que toco algunos conciertos, para festejar, en
Caracas las Bodas del príncipe de Asturias en Madrid. El historiador Arístides
Rojas afirma que en 1750 se fundó, en Caracas, una orquesta y relata la
presentación en esta ciudad de un Auto a nuestra señora del rosario, cuya
partitura contenía trozos para los personajes y partes para coro, además de la
orquesta. En 1770 fueron traídos de la ciudad de México, 29 violines, y para las
fiestas del Corpus de 1781 el Ayuntamiento contó con una orquesta de violines,
violas, violoncelos. contrabajos, flautas, clarinetes, oboes, trompas, trompetas y
bajones (fagotes).

Este es el movimiento musical que precede a las actividades del presbítero Pedro
Palacios y Sojo (1739-1799), tío de Simón Bolívar, a quien el humanista y maestro
Andrés Bello, en un articulo publicado en 1826 en su periódico El repertorio
Americano le distingue como el fundador de la música en Venezuela. A él le tocó,
pues, orientar a la primera generación de músicos, llamada la Escuela clásica o
primera generación, formada por Juan Manuel Olivares (1760-1797), José
Francisco Velásquez (1756-1805) y José Antonio Caro de Boesi, de quien se
ignora la fecha exacta de nacimiento y muerte.

De Juan Manuel Olivares, considerado el músico más culto de este periodo, no se


ha averiguado cómo alcanzo la excelente formación técnica que se aprecia en sus
obras. Caro de Boesi fue, de este grupo, el de mayores conocimientos y su
empleo del contrapunto vocal demuestra una superior formación que sus dos
contemporáneos citados. Su misa en re, también llamada el esclavo vendido, a la
práctica de los antiguos maestros polifonistas, es una de las partituras religiosas
de mayor jerarquía de la música colonial.

Lo que llama la atención de estos músicos, así como la de los posteriores, que fue
su contemporaneidad. A la manera de los clásicos europeos del siglo XVIII, en
algunas de sus páginas se aprecia el estilo de Haydn, Gluck, Mozart, Pergolesi,
Pleyel, así como de los operistas Italianos del siglo.

No se ha podido comprobar si el padre Sojo era compositor o un simple


aficionado, pero no cabe duda que fue el alentador de este primer movimiento que
do estimulo al segundo, ya limitado por el romanticismo Beethoveniano.

Hacia esta época, último tercio del siglo XVIII, se desarrolló un sorprendente
movimiento musical en Caracas. A partir de entonces comenzamos a tener una
idea más precisa de la música del período colonial venezolano, gracias a una
significativa cantidad de manuscritos musicales que conservamos de este tiempo.
Entre esos manuscritos destaca la partitura de una Misa de Difuntos a tres voces
compuesta por José Antonio Caro de Boesi "para el uso del Oratorio del Patriarca
San Felipe Neri de Caracas". De todos los manuscritos de esta época, éste es el
más antiguo. En la primera página aparece una inscripción en tinta: "Año 1779".
Conocemos muy poco de la música que se producía en Caracas antes del
aparecimiento de esta obra.

Desde finales del siglo XVI, 'chantres', organistas y maestros de capilla de las
catedrales de Coro y Caracas, escribieron obras para el servicio religioso. Entre
estos músicos cabe nombrar a los ya mencionados Juan Rodríguez Robledo,
chantre de la catedral de Santa Ana de Coro desde 1536; Francisco Pérez
Camacho, bajonista 2 de la catedral de Caracas en 1682, maestro de capilla cinco
años más tarde, catedrático de música del Colegio Seminario de Santa Rosa
desde 1696. Habría que mencionar a Ambrosio Carreño, nacido en Caracas en
1721 y formado musicalmente por un organista de la catedral, el Padre Jacobo
Miranda. Ambrosio Carreño, maestro de capilla de la catedral de Caracas entre
1749 y 1778, dedicó su vida entera a la música, fue maestro de varios músicos de
finales de la Colonia, entre quienes destacan Pedro Nolasco Colón. y don
Bartolomé Bello, padre de Andrés Bello.

El importante movimiento musical que se consolidó en Caracas hacia la última


parte del siglo XVIII, tuvo su impulso fundamental en la figura del Padre Sojo. Don
Pedro Ramón Palacios y Sojo, hermano del abuelo materno de Simón Bolívar,
nació en Guatire, actual estado Miranda, el 17 de enero de 1739. Era un fiel y
empedernido amante de la música; fundó en Caracas una congregación
semejante a la del oratorio San Felipe Neri que ya existía en Italia desde 1564.
Este oratorio se había caracterizado desde su creación por haber tenido la música
como un valioso instrumento de propagación de la fe religiosa. El Padre Sojo viajó
a Italia y a España para obtener la aprobación del Papa Clemente IV, la cual le fue
otorgada el año 1769, quedando establecida el oratorio, en Caracas, el 18 de
diciembre de 1771. Su sede se ubicaba en la actual esquina de Cipreses, ahí
donde hoy se levanta el Teatro Nacional.

En la época cuando se fundó ese oratorio, ya había algunos jóvenes que poseían
conocimientos musicales. El Padre Sojo se dio a la tarea de agrupar estos talentos
dispersos; encargó a uno de ellos, a Juan Manuel Olivares, el adiestramiento
musical de otros jóvenes, quienes constituirían las dos generaciones de músicos
venezolanos que hemos llamado "Escuela de Chacao", pues estos músicos
pasaban temporadas en la hacienda que poseía el Padre Sojo en Chacao,
específicamente en la zona caraqueña que hoy llamamos La Floresta.
Durante estas temporadas, seguramente recibían enseñanza de Juan Manuel
Olivares. Son estos compositores los que produjeron el notable repertorio de
música escrita en estilo clásico que constituye el acervo musical de la colonia
venezolana. El grueso de la producción de la Escuela de Chacao está constituido
por música del género sacro: misas, te deum, motetes, graduales, lamentaciones,
pésames, tonos de Navidad, ofertorios, salves, entre otras formas musicales
asociadas a las festividades católicas. No se descarta que hayan escrito obras
profanas, pero de este género sólo sobrevive el Dúo de violines atribuido a Juan
Manuel Olivares.

Resurgimiento de la vida musical

En 1820, empezaron a representarse comedias y espectáculos dramáticos en la


casa del señor Ambrosio Cardozo. El año 1831, el señor Cardozo construyó un
teatro entre las esquinas caraqueñas que hoy conocemos como El Chorro y
Coliseo. Este teatro, recordado como el Coliseo de Caracas, albergaba de 800 a
1000 personas. Es en este local donde se dieron a conocer algunas obras
dramáticas que fueron representadas por compañías españolas que visitaron la
capital, así como dos óperas de Rossini, puestas en escena por músicos criollos.
El Coliseo fue desechado como teatro público hacia el año 1850, y para el año
1853, de él sólo quedaba un solar en ruinas.

Del montaje de óperas en el Coliseo se conserva una interesante crónica en el


periódico La Oliva del 1º de septiembre de 1836. En ella se menciona el montaje
de dos óperas de Gioacchino Rossini: La Urraca Ladrona, presentada dos veces,
y El Barbero de Sevilla, puesta en escena sólo una vez. El montaje fue llevado a
cabo por una compañía lírica criolla que dirigía Atanasio Bello Montero; esta
compañía recibió gratos elogios de visitantes extranjeros que asistieron a las
representaciones. En 1843 se presentó en El Coliseo una compañía lírica italiana:
la Compañía de Ópera de Alejandro Galli. Esta temporada es famosa en nuestra
historia musical por una acalorada polémica que levantó entre los críticos y
melómanos caraqueños.

Atanacio Bello, de quien hablaremos con más detalles, había organizado con otro
músico, José María Izaza, una Sociedad Filarmónica hacia 1831. Existía en la
época la costumbre de incluir tonadillas sinfónicas y bailes en las noches de
comedias, por lo que la orquesta de la Sociedad Filarmónica tuvo ocasión para
debutar con bastante frecuencia. Entre los instrumentistas que formaban la
orquesta se encontraban distinguidos músicos caraqueños como, por ejemplo,
Juan Meserón y Felipe Larrazábal. Esta orquesta tuvo oportunidades para
presentar programas de conciertos donde seguramente se interpretaban obras
creadas por nuestros compositores.
El amplio interés del sector oficial de la época por la música es patente, por
ejemplo, en la figura del General José Antonio Páez. En sus años de juventud,
Páez conoció las danzas e instrumentos de la época, los cuales dominaba a la
perfección. Muchas anécdotas se desprenden de los momentos de esparcimiento
musical que encontró entre una batalla y otra durante las luchas de
independencia. Por el año 1852, estableció relaciones amistosas en Europa con
Louis Moreau Gottshalk, quien le dedicó Marche de Nuit, su opus 17. Durante su
permanencia en Buenos Aires, dedicó a una niña dos obras en las cuales
podemos apreciar sus dotes de melodista: Escucha Bella María y La Flor del
Retiro.

Respecto a la educación musical durante esta época, encontramos la


preocupación del gobierno por consolidar una institución oficial dedicada a esa
labor. La Diputación Provincial de Caracas, en la Resolución del 3 de diciembre de
1849, y en Ejecútese del Gobierno Superior Político de la Provincia, del 7 del
mismo mes, establece la creación de una escuela de música destinando para ello
un presupuesto específico de trescientos pesos anuales. Esta escuela formaría
parte de una Academia, y se instaló el 1 de enero de 1850, siendo su director el
maestro Atanacio Bello Montero.

Influencias europeas que dieron origen al surgimiento de la Ópera y cuales eran


las condiciones existentes en el país que facilitaron su aparición por mencionar:

En latín la palabra ópera es el plural de opus, que significa 'obra'. El término


sugiere que combina los artes de canto coral y solo, declamación y baile, en un
espectáculo en escena.

La primera obra considerada una ópera, en el sentido comúnmente entendido,


data aproximadamente del año 1597. Esta fue Dafne, (obra actualmente
desaparecida) escrita por Jacopo Peri para un círculo de humanistas
letrados florentinos conocidos como la Camerata de Bardi de Dafne fue un intento
por revivir la tragedia griega clásica, como parte de la amplia reaparición de la
antigüedad que caracterizó al Renacimiento.

Un siguiente trabajo de Peri, Euridice, que data del año 1600, es la primera ópera
que haya sobrevivido hasta la actualidad. No obstante, el uso del término ópera se
inicia cincuenta años después, a mediados del siglo XVII para definir las piezas de
teatro musical, a las cuales se les refería hasta ese momento con formulaciones
universales como dramma per musica ('drama musical') o fávola in musica ('fábula
musical'). Diálogo hablado o declamado, llamado "recitativo" en la ópera,
acompañado por una orquesta o por una escueta línea de bajo, es la característica
fundamental del melodrama, en el sentido original.
Ópera barroca

La ópera no se mantuvo confinada a audiencias cortesanas. En el año 1637


en Venecia emergió la idea de una "temporada" de óperas de asistencia abierta a
todo público, financiada por la venta de entradas. Influyentes compositores de
ópera del siglo XVII incluyen a Francesco Cavalli y Claudio Monteverdi,
cuyo Orfeo (1607) es la ópera más antigua que todavía se representa hoy en día.
Una siguiente obra de Monteverdi, Il Ritorno d'Ulisse in Patria (1640), también es
conocida como una obra muy importante de los inicios de la ópera. En estas
primeras óperas barrocas, se combinaba la comedia con elementos trágicos de
una manera tal que desprendía una amplia sensibilidad, lo que inició el primero de
muchos movimientos reformistas de la ópera, el cual fue asociado con el poeta
Pietro Trapassi, conocido como Metastasio, cuyos libretos contribuyeron a
cristalizar el tono moralista de la ópera seria. La comedia en la ópera barroca
estaba reservada para la ópera bufa, en una tradición en desarrollo separado que,
en parte, se derivó de la comedia del arte.

La ópera italiana estableció el estándar. Los libretti italianos fueron la norma,


incluso para compositores alemanes como Händel que escribía para
audiencias londinenses, o Mozart en Viena, cerca de finales del siglo XVIII.

Bel canto

El bel canto era un estilo presente en la ópera italiana que se caracterizaba por
el virtuosismo y el adorno que demostraba el solista en su representación. En la
primera mitad del siglo XIX el bel canto alcanzó su nivel más alto, a través de las
óperas de Gioacchino Rossini, Vincenzo Bellini y Gaetano Donizetti.

Ópera francesa

En rivalidad con producciones importadas de ópera italiana, una tradición francesa


separada, cantada en francés, fue fundada por el compositor francés Jean-
Baptiste Lully, quien monopolizó la ópera francesa desde 1672. Las oberturas de
Lully, sus recitativos disciplinados y fluidos y sus intermezzi, establecieron un
patrón que Cristoph Willibald Gluck luchó por reformar casi un siglo después. La
ópera en Francia ha continuado incluyendo interludios de ballet y una elaborada
maquinaria escénica.

La ópera francesa estuvo influenciada por el bel canto de Rossini y otros


compositores italianos.

Ópera comique

La ópera francesa con diálogo hablado es conocida como ópera-comique,


indistintamente de su contenido. Ésta tuvo su auge entre los años 1770 y 1880, y
una de sus representantes más reconocidas fue Carmen de Bizet en 1875. La
ópera-comique sirvió como modelo para el desarrollo del singspiel alemán y puede
llegar a asemejarse a la operetta dependiendo del peso de su contenido temático.

Grand Ópera

Los elementos de la Grand Ópera francesa aparecieron por primera vez en las
obras Guillaume Tell de Rossini en 1829 y Robert le Diable de Meyerbeer en
1831. Se caracteriza por tener decoraciones lujosas y elaboradas, un gran coro,
una gran orquesta y un número elevado de personajes.

Ópera alemana

El singspiel alemán La flauta mágica de Mozart se encuentra al frente de la


tradición de la ópera alemana que fue desarrollada en el siglo XIX por Beethoven,
Weber, Heinrich Marschner y Wagner.

La primera gran ópera alemana del siglo XIX fue Fidelio (1805; revisada en 1806 y
1814), de Ludwig van Beethoven, un Singspiel dramático para el cual el
compositor escribió cuatro oberturas diferentes. Está basada en la historia del
rescate de un cautivo, trama que se había hecho popular durante la Revolución
Francesa. Carl Maria von Weber creó la ópera romántica alemana con El cazador
furtivo (1821), basada el relato homónimo de El libro los fantasmas de Johann
August Apel; y las igualmente fantásticas Euryantha (1823) y Oberón (1828).

En el año 1808 llega la primera presentación de una opera bajo la producción de


una compañía francesa, y se puede decir que es lo que da origen al estudio de la
opera en nuestro país, ya que la escuela de chacao preparo a muchos
compositores, pero todos ellos bajo la influencia de la música religiosa, después
de la muerte del padre Sojo (1799), los músicos de la época empiezan a
experimental con otras formas y estilos musicales.

Unos de los acontecimientos más nombrados para la fecha fue la inauguración del
teatro de Caracas, en el año 1854, y para tal fiesta se presento la Ópera de Verdi.

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