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SIGLO XVI
Los Inicios:
En 1528 el conquistador español Juan de Ampíes, funda la ciudad de Coro y dos
años más tarde, el 21 de julio de 1530 el Papa Clemente VII (1523-34) erige a
Coro en Obispado, hecho que implicaba la creación de una Capella catedralicia y
la designación de un Chantre o Maestro de Capilla. El primer obispo será don
Rodrigo de Bastidas, quien llega a Coro después de su visita canónica a Puerto
Rico, en 1536. Será sucedido por don Miguel Ballesteros el 22 de agosto de 1546.
SIGLO XVIII
El 18 de Diciembre de 1771, el Obispo Mariano Martí instala el Oratorio de los
Neristas.
El Padre Pedro Ramón Palacios Sojo Gil de Arriata (1739-99), conocido como el
Padre Sojo propone las premisas de su Congregación para el nuevo Oratorio:
Esta no será una ACADEMIA como tal, es una ETIQUETA ESTILÍSTICA que
define al grupo de compositores que por iniciativa del Padre Sojo, se congregaron
y trabajaron alrededor de Olivares en la Caracas de entonces y hasta 1799.
Juicio Crítico
Señala el compositor y musicólogo Juan Bautista Plaza (Revista Nacional de
Cultura, N°1, 63, p.120), citado por el especialista José Peñín, que:
...podría decirse que los músicos de la Escuela de Chacao son la expresión
intuitiva del alma colonial venezolana o por lo menos la faz religiosa de ésta, muy
diferente ya de la que nos legara la Madre Patria... La gran mayoría de las obras
conservadas son de carácter religioso.
Son obras escritas, en gran parte, para tres o cuatro voces donde el rol de la
orquesta es acompañante, lo que no impide que haya trozos instrumentales puros,
unos más desarrollados que otros, pero que muestran cómo nuestros
compositores han sabido amalgamar el tratamiento polifónico de los italianos, en
el cual prevalece la línea melódica del canto apoyada por las voces del conjunto
pero sin opacarla y por una Orquesta integrada según el modelo de Mannheim
que mantiene con las voces cantantes un sereno equilibrio.
La Escuela de Chacao es, tal vez, la expresión artística colonial de mayor validez
en Venezuela. La calidad de las obras de nuestros compositores de la época
demuestra lo bien que supieron aprovechar las enseñanzas recibidas y el talento
de quienes integraron dicha Escuela. (Cfr. Enc. Bigott, p.368).
Otros Compositores
Además de los ya mencionados en capítulos anteriores; se destaca también en
Venezuela un grupo de compositores entre los cuales cabe mencionar a:
José María Isaza, destacado compositor de obras para coro y orquesta, música
religiosa, épica y obras para voz y piano.
Juan de la Cruz Carreño, autor de varias obras que aún se conservan: In Monte
Oliveti, Jaculatoria de Jesús Crucificado.
En 1829 se funda la Sociedad Económica de Amigos del País entre cuyas metas
se encontraba el fomento de la enseñanza musical que había caído en postración.
En 1831 se establece la Sociedad Filarmónica de Atanasio Bello Montero (c.1800-
1876) y José María Izaza. Se incluye una Escuela de Música con orquesta de
alumnos y una Sociedad de Conciertos.
La Escuela Politécnica
Hasta 1892 se enseñó en dicho edificio, tanto la música como las artes plásticas;
luego fue destinado a cuartel militar y en 1893 se le destinó nuevamente, a la
enseñanza de la música y de las artes plásticas pero con un nuevo nombre, se le
llamó:
Conservatorio de Música y Declamación y en 1905, se le cambió la denominación
por Instituto de Bellas Artes. En 1912, se retoma el nombre de Academia de Bellas
Artes y Conservatorio de Música y Declamación; luego, en 1915, se le llama
Escuela de Música y Declamación.
En 1941 se llamó Escuela Nacional de Música; y en 1945, Escuela Superior de
Música y más tarde, Escuela de Música José Angel Lamas.
Reynaldo Hanh
Entre sus obras destacan: Chanson grises, Études latines, Chansons vénitiennes,
las comedias musicales Mozart (1925), Brummel (1931, las operetas: Ciboulette
(1923), Malvina (1935); las óperas Nausicaa (1919), Merchand de Venise (1935),
conciertos, piezas instrumentales y música de cámara, además de muchos
escritos periodísticos sobre crítica musical. Llegó a ser Director de la Opera de
París. (Cfr.J.A.Calcaño, ob.cit. 229.233).
HISTORIA DE LA MÚSICA EN VENEZUELA
Es bien sabido que el encuentro de las Culturas, ocurre al final del año 1492 (siglo
XV). A partir de esa fecha no se han de producir en estas tierras importantes
aportes culturales, a no ser por la fundación de la denominada Primogénita del
Continente: Cumana. En tal sentido refiere la historia que la Corona Española
considera, que no existe importancia ni estratégica, ni económica como para
invertir en grandes proyectos de conquista he imposición de cultura, en lo que a la
postre ha de ser la Provincia de Venezuela, tal es el hecho que la denominada
capital de provincia será fundada luego de la segunda mitad del siglo XVI en 1567.
La historia musical de America mantiene con la iglesia una deuda enorme. Esto es
particularmente cierto en nuestro país que, como el resto de los países de América
Latina, fue sometido a un proceso de evangelización y conversión católica de sus
habitantes; sólo bajo esta condición eran otorgadas concesiones políticas y
económicas en los territorios conquistados. Podemos entender entonces cómo la
concepción del mundo y la moral establecida en Venezuela durante la conquista
fue simplemente aquella relativa a la religión católica. Es claro, pues, que la
historia cultural y musical venezolana se encuentra estrechamente vinculada a ese
credo religioso.
La isla de Cubagua pasó por terribles y varias destrucciones, que obligaron a sus
vecinos a pasarse para Margarita, donde su párroco, Francisco de Villacorta,
había poblado la Villa del Espíritu Santo. El 25 de diciembre de 1541, un terrible
ciclón arrasó a Nueva Cádiz, haciendo víctimas y destruyendo la totalidad de sus
casas, incluso la parroquial de Santiago.
Existía pues un movimiento musical, quizás no bien organizado, pero que rendía
provechosos frutos a la comunidad esto se comprueba por un documento de 1776
que menciona una orquesta que toco algunos conciertos, para festejar, en
Caracas las Bodas del príncipe de Asturias en Madrid. El historiador Arístides
Rojas afirma que en 1750 se fundó, en Caracas, una orquesta y relata la
presentación en esta ciudad de un Auto a nuestra señora del rosario, cuya
partitura contenía trozos para los personajes y partes para coro, además de la
orquesta. En 1770 fueron traídos de la ciudad de México, 29 violines, y para las
fiestas del Corpus de 1781 el Ayuntamiento contó con una orquesta de violines,
violas, violoncelos. contrabajos, flautas, clarinetes, oboes, trompas, trompetas y
bajones (fagotes).
Este es el movimiento musical que precede a las actividades del presbítero Pedro
Palacios y Sojo (1739-1799), tío de Simón Bolívar, a quien el humanista y maestro
Andrés Bello, en un articulo publicado en 1826 en su periódico El repertorio
Americano le distingue como el fundador de la música en Venezuela. A él le tocó,
pues, orientar a la primera generación de músicos, llamada la Escuela clásica o
primera generación, formada por Juan Manuel Olivares (1760-1797), José
Francisco Velásquez (1756-1805) y José Antonio Caro de Boesi, de quien se
ignora la fecha exacta de nacimiento y muerte.
Lo que llama la atención de estos músicos, así como la de los posteriores, que fue
su contemporaneidad. A la manera de los clásicos europeos del siglo XVIII, en
algunas de sus páginas se aprecia el estilo de Haydn, Gluck, Mozart, Pergolesi,
Pleyel, así como de los operistas Italianos del siglo.
Hacia esta época, último tercio del siglo XVIII, se desarrolló un sorprendente
movimiento musical en Caracas. A partir de entonces comenzamos a tener una
idea más precisa de la música del período colonial venezolano, gracias a una
significativa cantidad de manuscritos musicales que conservamos de este tiempo.
Entre esos manuscritos destaca la partitura de una Misa de Difuntos a tres voces
compuesta por José Antonio Caro de Boesi "para el uso del Oratorio del Patriarca
San Felipe Neri de Caracas". De todos los manuscritos de esta época, éste es el
más antiguo. En la primera página aparece una inscripción en tinta: "Año 1779".
Conocemos muy poco de la música que se producía en Caracas antes del
aparecimiento de esta obra.
Desde finales del siglo XVI, 'chantres', organistas y maestros de capilla de las
catedrales de Coro y Caracas, escribieron obras para el servicio religioso. Entre
estos músicos cabe nombrar a los ya mencionados Juan Rodríguez Robledo,
chantre de la catedral de Santa Ana de Coro desde 1536; Francisco Pérez
Camacho, bajonista 2 de la catedral de Caracas en 1682, maestro de capilla cinco
años más tarde, catedrático de música del Colegio Seminario de Santa Rosa
desde 1696. Habría que mencionar a Ambrosio Carreño, nacido en Caracas en
1721 y formado musicalmente por un organista de la catedral, el Padre Jacobo
Miranda. Ambrosio Carreño, maestro de capilla de la catedral de Caracas entre
1749 y 1778, dedicó su vida entera a la música, fue maestro de varios músicos de
finales de la Colonia, entre quienes destacan Pedro Nolasco Colón. y don
Bartolomé Bello, padre de Andrés Bello.
En la época cuando se fundó ese oratorio, ya había algunos jóvenes que poseían
conocimientos musicales. El Padre Sojo se dio a la tarea de agrupar estos talentos
dispersos; encargó a uno de ellos, a Juan Manuel Olivares, el adiestramiento
musical de otros jóvenes, quienes constituirían las dos generaciones de músicos
venezolanos que hemos llamado "Escuela de Chacao", pues estos músicos
pasaban temporadas en la hacienda que poseía el Padre Sojo en Chacao,
específicamente en la zona caraqueña que hoy llamamos La Floresta.
Durante estas temporadas, seguramente recibían enseñanza de Juan Manuel
Olivares. Son estos compositores los que produjeron el notable repertorio de
música escrita en estilo clásico que constituye el acervo musical de la colonia
venezolana. El grueso de la producción de la Escuela de Chacao está constituido
por música del género sacro: misas, te deum, motetes, graduales, lamentaciones,
pésames, tonos de Navidad, ofertorios, salves, entre otras formas musicales
asociadas a las festividades católicas. No se descarta que hayan escrito obras
profanas, pero de este género sólo sobrevive el Dúo de violines atribuido a Juan
Manuel Olivares.
Atanacio Bello, de quien hablaremos con más detalles, había organizado con otro
músico, José María Izaza, una Sociedad Filarmónica hacia 1831. Existía en la
época la costumbre de incluir tonadillas sinfónicas y bailes en las noches de
comedias, por lo que la orquesta de la Sociedad Filarmónica tuvo ocasión para
debutar con bastante frecuencia. Entre los instrumentistas que formaban la
orquesta se encontraban distinguidos músicos caraqueños como, por ejemplo,
Juan Meserón y Felipe Larrazábal. Esta orquesta tuvo oportunidades para
presentar programas de conciertos donde seguramente se interpretaban obras
creadas por nuestros compositores.
El amplio interés del sector oficial de la época por la música es patente, por
ejemplo, en la figura del General José Antonio Páez. En sus años de juventud,
Páez conoció las danzas e instrumentos de la época, los cuales dominaba a la
perfección. Muchas anécdotas se desprenden de los momentos de esparcimiento
musical que encontró entre una batalla y otra durante las luchas de
independencia. Por el año 1852, estableció relaciones amistosas en Europa con
Louis Moreau Gottshalk, quien le dedicó Marche de Nuit, su opus 17. Durante su
permanencia en Buenos Aires, dedicó a una niña dos obras en las cuales
podemos apreciar sus dotes de melodista: Escucha Bella María y La Flor del
Retiro.
Un siguiente trabajo de Peri, Euridice, que data del año 1600, es la primera ópera
que haya sobrevivido hasta la actualidad. No obstante, el uso del término ópera se
inicia cincuenta años después, a mediados del siglo XVII para definir las piezas de
teatro musical, a las cuales se les refería hasta ese momento con formulaciones
universales como dramma per musica ('drama musical') o fávola in musica ('fábula
musical'). Diálogo hablado o declamado, llamado "recitativo" en la ópera,
acompañado por una orquesta o por una escueta línea de bajo, es la característica
fundamental del melodrama, en el sentido original.
Ópera barroca
Bel canto
El bel canto era un estilo presente en la ópera italiana que se caracterizaba por
el virtuosismo y el adorno que demostraba el solista en su representación. En la
primera mitad del siglo XIX el bel canto alcanzó su nivel más alto, a través de las
óperas de Gioacchino Rossini, Vincenzo Bellini y Gaetano Donizetti.
Ópera francesa
Ópera comique
Grand Ópera
Los elementos de la Grand Ópera francesa aparecieron por primera vez en las
obras Guillaume Tell de Rossini en 1829 y Robert le Diable de Meyerbeer en
1831. Se caracteriza por tener decoraciones lujosas y elaboradas, un gran coro,
una gran orquesta y un número elevado de personajes.
Ópera alemana
La primera gran ópera alemana del siglo XIX fue Fidelio (1805; revisada en 1806 y
1814), de Ludwig van Beethoven, un Singspiel dramático para el cual el
compositor escribió cuatro oberturas diferentes. Está basada en la historia del
rescate de un cautivo, trama que se había hecho popular durante la Revolución
Francesa. Carl Maria von Weber creó la ópera romántica alemana con El cazador
furtivo (1821), basada el relato homónimo de El libro los fantasmas de Johann
August Apel; y las igualmente fantásticas Euryantha (1823) y Oberón (1828).
Unos de los acontecimientos más nombrados para la fecha fue la inauguración del
teatro de Caracas, en el año 1854, y para tal fiesta se presento la Ópera de Verdi.