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Análisis de la columna de opinión “de los

delitos y las penas”, por Carlos Kunsemuller


Loebenfelder. Ministro de la Excma. Corte
Suprema.

Katherine Arias Morales.

Profesor: Reinaldo Osorio.

Curso: Teoría de la pena y


responsabilidad penal

12 de junio de 2020
INTRODUCCIÓN.

El siguiente análisis se basa en la columna escrita por el Ministro de la Excma. Corte


Suprema don Carlos Kunsemuller Loebenfelder relativa a la obra “de los delitos y
las penas”, cuyo autor es Cesare Beccaría. Dicha Obra constituye una critica al
sistema de penas imperante y refleja la situación vivida por los privados de libertad.
En ella también se dispone la prevención como fin de la pena, por lo que los
planteamientos de Beccaría relativos a principios y garantías componen las bases
para la existencia de un Derecho Penal garantista y humano.
La columna en cuestión está estrechamente relacionada con los contenidos vistos
en clases, específicamente, en la unidad “Teoría de la pena”. Y el autor de la
columna, a través de ésta critica la realidad del sistema penal de nuestro país.

1. Objetivo del Derecho Penal.

El Derecho Penal es una parte del sistema jurídico constituido por un conjunto de
normas y principios que limitan el poder punitivo del Estado, describiendo que
comportamientos son delitos, la pena que les corresponde y cuando se debe aplicar
una medida de seguridad, a fin de proteger los bienes jurídicos fundamentales de la
sociedad.1
Entonces con base en lo anterior se puede afirmar que, el fin esencial o primordial
que justifica la presencia del derecho penal dentro de una sociedad, entendiéndolo
como un instrumento del sistema de control social que tiene un Estado democrático,
es por una parte proteger y resguardar los bienes jurídicos relevantes y de esta
forma garantizar la seguridad y coexistencia en la sociedad. Y por otra parte
asegurar los derechos esenciales de las personas frente al Estado.
Si bien el derecho penal tiene como objetivo tutelar los bienes jurídicos de la
sociedad, esto no tiene un carácter absoluto puesto que no debe proteger todos los
bienes jurídicos, sino solo aquellos indispensables para la vida social, y solamente
frente a los ataques mas lesivos o dañosos; entonces el merecimiento de protección
penal deriva del significado atribuido al bien (su importancia social) y la gravedad
de sus diversas formas de ataque (intensidad de sus afecciones).2

2. Justificación de la pena.

“...el fin de las penas no es atormentar y afligir a un ser sensible, ni deshacer el


delito ya cometido. ¿Puede un cuerpo político que, bien lejos de actuar por pasión,
es el tranquilo moderador de las pasiones particulares, albergar esta inútil crueldad,
instrumento del furor y del fanatismo o de los tiranos débiles?” (Cesare Beccaría,
“De los Delitos y de las penas”- 1764)

1 Garrido Montt, Mario, “Derecho Penal: parte general. Tomo I”.


2 Villegas Paiva, Elky. “Los bienes jurídicos colectivos en el derecho penal”.
Las distintas sociedades independientes de la época han buscado respuestas a
preguntas acerca de cómo y por qué sancionar. El sistema penal es una
manifestación del poder social, en cuya virtud la violación de una norma jurídica trae
consigo una sanción, es decir, una de las formas de reacción del Estado frente al
delito es imponiendo una pena, o en su defecto una medida de seguridad.
El profesor Mario Garrido Montt sostiene que la pena constituye: “privación o
restricción de bienes jurídicos previamente determinados por la ley, que debe ser
impuesta por el órgano jurisdiccional competente en contra de quién ha sido
declarado por sentencia culpable de un hecho típico”. En consecuencia la pena
siempre importa una privación o limitación de garantías constitucionales, es por ello
que en la doctrina hay consenso en que el derecho penal interviene y afecta
derechos fundamentales.
El Ministro señala en la columna que las ideas de Beccaría son identificadas con la
necesidad de la pena, proclamada por Montesquieu: toda pena que no se deriva de
la absoluta necesidad es tiránica. Agrega que el autor veía en la necesidad de la
pena una condición de la eficacia preventiva de la misma. Entonces para Beccaria
la pena debe cumplir una función preventiva y ejemplificadora.

Cabe destacar que Becaria en su obra, objeto de la columna señaló que: “si la
geometría fuera adaptable a las infinitas y oscuras combinaciones de las acciones
humanas, debería haber una escala correspondiente de penas que se graduasen
de la mayor hasta la menos dura”. Es menester recordar que por una parte, el
Estado debe reaccionar frente a un ataque efectuado a bienes jurídicos socialmente
relevantes, en este sentido, el principio de proporcionalidad justifica la existencia de
una sanción penal. Por otra parte, la gravedad de la pena debe guardar relación con
la gravedad del hecho injusto cometido, desde otra perspectiva, este principio
determina la graduación de la pena.

La pena siempre debe tener un fin o una función útil, ya sea a la sociedad o al mismo
sujeto que ha cometido un delito.
Entonces respecto al sentido y límites de la pena estatal constituye plantearse dos
interrogantes: “¿Cómo y bajo qué presupuestos puede justificarse qué el grupo de
hombres asociados en el Estado prive de libertad alguno de sus miembros o
intervenga de otro modo, conformando su vida, en su existencia social? 3. Para
responder aparecen las teorías de la pena, tales como teorías retributivas o
utilitarias, teorías de prevención general o de prevención especial, teorías absolutas
o relativas. (Serán desarrolladas posteriormente).
Quienes sostienen las teorías de justificación de la pena mencionadas en el párrafo
anterior, incurren en la confusión entre función y fin, o bien, entre el ser y el deber
ser de la pena. Por lo tanto se sugiere la idea de qué la pena posee un efecto (antes
que un fin) retributivo o reparador, o que ella previene (antes que deba prevenir)
los delitos, o que reeduca (antes que deba reeducar) a los condenados, o que

3 Roxin, Claus. “problemas básicos del Derecho Penal”.


disuade (antes que deba disuadir) a la generalidad de los ciudadanos de cometer
delitos.4
En definitiva se justifica el derecho penal y la pena en un doble sentido: la
prevención general de los delitos que tutelan los derechos fundamentales de los
ciudadanos contra agresiones de parte de otros; y la prevención general de las
penas arbitrarias o desproporcionadas, dirigidas a proteger al infractor de la norma
penal de reacción informal y establecer un límite máximo a la actividad punitiva del
Estado. 5

En cuanto a la perspectiva en la jurisprudencia chilena, se debe partir de la base de


que tanto el sistema de sanciones, como la determinación judicial de la pena
existentes en nuestro sistema, poseen una clara orientación hacia las teorías
absolutas de la pena. Al analizar jurisprudencia reciente, se puede afirmar que la
idea de retribución jurídica, presentada bajo conceptos tales como “castigo
proporcional”, y/o “sanción con digna al hecho reprobado”, son sólo algunas de las
expresiones de las que se han valido nuestros tribunales superiores de justicia para
manifestar el carácter compensatorio y expiativo de la sanción penal.6 Por lo tanto
puede observarse el modelo compensatorio de mal por mal. En este sentido, el
máximo tribunal ha fallado que:

“el principio de igualdad en la determinación objetiva de la responsabilidad penal,


conforme al cual la sanción debe ser el resultado de la determinación de criterios
generales, evitando distorsiones y tratamientos discriminatorios e injustificados para
diversos sujetos en igualdad de condiciones (…), ha de determinar la necesidad de
un castigo proporcional y condigno con los hechos”7

3. Los límites a la acción punitiva del Estado.

El derecho penal subjetivo es la facultad que tiene el Estado, en forma exclusiva, de


castigar.8 Dicha facultad es reconocida por la propia Constitución Política de la
República. “El ius puniendi ha de ejercerse en la sola medida exigida por la
protección de la sociedad, es el llamado carácter fragmentario del derecho penal.
Significa que el derecho penal no sanciona todas las conductas lesivas de bienes
jurídicos, sino sólo las modalidades de ataques más peligrosas para ellos.”9 Cabe
destacar que el propio Beccaría definía que el soberano tenía el derecho a castigar
ante la comisión de un delito. Según el autor italiano ese derecho descansaba en
el contrato social establecido entre el Soberano y la sociedad, por lo que manifestó:
“veis aquí la base sobre que el Soberano tiene fundado su derecho para castigar
los delitos: sobre la necesidad de defender el depósito de la salud pública de las

4 Ferrajoli, Luigi, articulo de revista Poder y Control, “El Derecho penal mínimo”
5 Ferrajoli, Luigi, “El derecho penal mínimo”
6 Durán, Mario. “Justificación y legitimación político criminal de la pena”.
7 Corte Suprema. “Fallo Causa Rol Nº 5019-2006, de 2º de diciembre de 2006”
8 Garrido Montt, Mario, “Derecho penal, parte general. Tomo I”.
9 Mir Puig, “introducción a las bases del Derecho Penal”
particulares usurpaciones; y tanto más justas son las penas, cuanto es más sagrada
e inviolable la seguridad, y mayor la libertad que el Soberano conserva a sus
súbditos” 10.

Existen principios limitadores al poder punitivo del Estado, los cuales constituyen
una garantía a las personas frente a la posible arbitrariedad estatal, facilitando la
convivencia, la dignidad y seguridad de las mismas.

En la columna objeto de este trabajo, se plantea el principio de proporcionalidad,


caracterizado como limitativo del poder penal estatal, el cual obliga al legislador a
percibir la sanción en abstracto y al juez, en el caso particular. Prescribiendo que la
pena debe ser proporcional a las condiciones que la hacen necesaria y que en
ningún caso puede exceder esa necesidad. Lo anterior se sintetiza en que al
imponer la pena se deben considerar la magnitud de la lesión del bien jurídico
relevante, la intensidad del reproche de la conducta del autor y la nocividad social
del comportamiento. Sin embargo el autor de la columna afirma que dicho principio
enfrenta numerosas violaciones en nuestro Código Penal, ejemplificando que la
pena del robo con fuerza en las cosas en lugar habitado, sin violencia ni
intimidación, es igual a la del delito de lesiones gravísimas, que ocasiona resultados
catastróficos para la salud individual; es mayor que la del delito de violación de
morada con violencia o intimidación en las personas y que la de algunas figuras de
estupro y abuso sexual, que menoscaban un bien jurídico de mayor jerarquía que
la propiedad de cosas. Al respecto Politoff, Matus y Ramírez sostienen que “a pesar
de la importancia que se le asigna a esta disposición por la doctrina nacional,
nuestros tribunales tienden a hacer escasa aplicación de ella, limitándose, por regla
general, a aplicar en la mayor parte de los casos el mínimo del grado de la pena
resultante de las reglas anteriores, sin mayores fundamentos acerca del valor que
las circunstancias concurrentes se le asigna, la entidad que les atribuye o la
extensión del mal que se estima causado…”11.

Otro limite a la acción punitiva del Estado, lo constituye el principio de humanidad


de las penas, se debe entender dentro del contexto de la dignidad de las personas.
Nuestra Constitución señala que los seres humanos nacen iguales en dignidad y
derechos. Todos los seres humanos, sin excepción, delincuentes y honorables.12
Basado en un criterio moral, enunciado por Beccaría mediante la máxima que
ningún hombre debe ser tratado como un medio o una cosa, sino como un fin en sí
mismo. En definitiva, el valor de la persona humana impone una limitación
fundamental a la cantidad y calidad de la pena, lo que implica, entre otras cosas, no
sólo el rechazo a la pena de muerte, las penas corporales infamante, la privación
de libertad perpetua y las que son excesivamente largas. En este punto, en la
columna se cita que “no es la crueldad de las penas uno de los más grandes frenos

10 Beccaría, Cessare, “de los delitos y de las penas”


11 S. Politoff, J Matus y M. Ramirez, “lecciones de derecho penal chileno, parte general”.
12 Garrido Montt, obra citada.
de los delitos si no la infalibilidad de ellas…”

Existen otros principios que limitan al ius puniendi del Estado, desarrollados a
continuación:

- Principio de legalidad o reserva: la formula es “nullum crimen nulla poena


sine legem”. Es de carácter formal porque se refiere como el Estado ejerce
su facultad de castigar. Sólo si una ley anterior a la ejecución del hecho lo
describe como delito y precisa su pena. Por lo tanto requiere de una ley
previa, escrita y estricta. Aparece expresamente reconocido en al menos dos
preceptos, artículos 1 y 18 del Código Penal.
- Principio de intervención mínima (derecho fragmentario y subsidiario): el
derecho penal tiene carácter de última ratio, el Estado lo emplea sólo cuando
los demás recursos que posee resultan insuficientes, y la sanción penal
resulta un medio adecuado para esa preservación. En otras palabras, el
derecho penal debe ser el último instrumento al que la sociedad recurre para
proteger determinados bienes jurídicos.
- Principio de lesividad: proclama que las conductas tipificadas por el legislador
como delito deben efectivamente poner en peligro o lesionar un bien jurídico
socialmente relevante.
- Principio de culpabilidad: supone que el hombre es libre para actuar. En este
sentido el Estado puede sancionar a sus miembros porque siendo libres, esto
es, pudiendo determinarse a su libre albedrío, escogen realizar actos ilícitos.
Se castiga debido a que son responsables personalmente de un acto
realizado por su propia decisión.
- Principio de resocialización: las penas por su propia naturaleza constituyen
un castigo. Por lo que es necesario que se emiten las consecuencias
inherentes de la imposición de una pena, como es el aislamiento social del
condenado y la separación de su ambiente familiar y laboral. En la ejecución
de la pena debe procurarse que el condenado no pierda contacto con la
comunidad y en especial con sus cercanos.

4. Diversas teorías relacionadas con la prevención del delito.

Beccaría sostuvo que “el mayor impacto disuasivo de la pena no está en la


intensidad de su contenido afectivo, en su crueldad, sino en la certidumbre de su
imposición”. Agregando que “no es la crueldad de las penas uno de los más grandes
frenos de los delitos sino la infalibilidad de ellas”. A esta premisa se suma la doctrina
nacional y extranjera, quienes coinciden en que no hay evidencia suficiente de que
los delitos disminuyen porque aumente la pena aplicada a los mismos. 13 Por lo que

13Cavada, Juan Pablo “Efectos del agravamiento de las penas frente a la comisión de los
delitos”
se apunta a crear alternativas a la cárcel, suprimir o reemplazar las penas cortas
por otras de mayor utilidad y humanizar lo más posible el tiempo de encierro.

Podemos agregar que Beccaría es considerado el padre de la teoría de la


prevención como fin de la pena, quien al respecto señalaba: “es mejor evitar los
delitos que castigarlos. He aquí el fin principal de toda buena legislación, que es el
arte de conducir los hombres al punto mayor de felicidad o al menor de infelicidad
posible, para hablar según todos los cálculos de bienes y males de la vida… El
temor de las leyes es saludable”

El autor de la columna señala que lo anterior era uno de los pensamientos más
contundentes de Beccaría. Agregando, que el autor de la obra “de los delitos y de
las penas”, propuso reformas en las leyes, en la administración de justicia y sobre
todo, el perfeccionamiento de la educación, estimándola como el más seguro, pero
más difícil medio de evitar los delitos.

Hay diversas teorías sobre la prevención del delito:

a. Teoría absoluta: describen la evolución de la pena desde la venganza privada


y la lucha entre familias, hasta su reemplazo por una retribución, que es
traspasada a instancias públicas. Esta teoría pretende que el acto injusto y
la culpabilidad sean retribuidos a través del mal que constituye la pena.

Kant, señala que la ley penal es un imperativo categórico, es una exigencia


incondicionada de la justicia, desprovista de consideración utilitarista; la pena no
puede servir a la protección de la sociedad, pues eso conllevaría una inadmisible
instrumentalización del individuo. El individuo no puede ser castigado en
beneficio de aquella solo para servir a la prevención de los delitos; por ello, en
su obra “Metafísica de las Costumbres”, llama a valorar al hombre como un fin
en sí mismo.

Por su parte Hegel habla de una retribución jurídica, y en base a ella, justifica la
pena en la necesidad de reparar el derecho con una violencia contraria que
restablezca el orden violado. La esencia de la pena estaría en la negación de la
negación del derecho. La voluntad especial del delincuente se opone a la
voluntad general del ordenamiento jurídico. La pena entonces se impone como
una forma de anular esta voluntad especial. El adjudicar fines preventivos a la
pena, significaría denigrar al hombre, tratándolo como un ser irracional, como a
un “perro con un palo, en lugar de respetar su honor y libertas”14

b. Teorías relativas: buscan alcanzar fines externos a la pena, inhibir la


Comisión de futuros hechos delictivos, de prevenir, a diferencia de la teoría
absoluta, que mira en el pasado y que se limitan a castigar por el hecho
cometido, sin buscar en ninguna finalidad posterior a la pena. También se
les llama utilitarios, porque se entiende la pena como necesario para

14 Hegel, Georg Wilhelm Friedrich, “Filosofía del derecho”


mantener ciertos bienes sociales. La pena es útil, en tanto sirve de
instrumento para prevenir futuros hechos delictivos. Se trata que la pena
tenga alguna utilidad para la sociedad, dejando fuera las discusiones
metafísicas sobre ella. 15

Éstas teorías tienen una doble variante: una preventiva especial, que se dirige
su atención al delincuente concreto castigado con una pena esperando que ésta
tenga en él un efecto resocializador. Aquí podemos mencionar como ejemplo la
Ley 20.084 que establece un sistema de responsabilidad de los adolescentes
por infracción a la ley penal; Y una variante preventiva general, que se interesa
por la colectividad en su conjunto, esperando que la pena y su ejecución, por un
lado, sirvan para intimidar a los delincuentes potenciales y por otro, contribuyan
a robustecer la conciencia jurídica de todos.

La prevención general puede ser negativa o intimidatoria, o positiva o


estabilizadora.

- Prevención general negativa: amenaza o intimidación dirigida la comunidad.


Con la norma se trata de disuadir a los eventuales delincuentes
amenazándoles con una sanción que persigue ser el freno a su posible
tentación de delinquir.
- Prevención general positiva postula que a través de la conminación penal
contenido en la norma y de la consiguiente aplicación de la sanción el
culpable, se evita la legitimación del delito y se alienta la aversión, que se
supone normal y espontánea, contra el injusto contribuyendo con ello, a
poner coto a la predisposición delictiva latente en la colectividad.

5. Estado actual del derecho penal chileno, desde una perspectiva del
derecho comparado.

En este punto se analizará por una parte, la expansión del Derecho penal y por otra
parte, la ejecución de la pena, tanto en la normativa chilena como en la legislación
de otros países.

En la columna don Carlos Kunsemuller señala que “Beccaría utiliza falsas ideas de
utilidad. En el concepto se comprenden las leyes que llámense no preventivas sino
medrosas de los delitos; que nacen de la tumultuaria impresión de algunos hechos
particulares, no de meditación considerada de inconvenientes y provechos de un
decreto universal.” Agrega, se trata de “leyes diseñadas para crear la imagen de
una seguridad aparente, sobre todo en el tiempo cercano a la ejecución del hecho
que motiva la mirada reacción”.

A lo que se refiere el autor en el párrafo anterior, es que en los últimos años tanto

15 Bustos, Juan, “Control social y sistema penal”.


en nuestro país como en el derecho comparado existe una tendencia en la
legislación hacia la introducción de nuevos tipos penales como también una
agravación a los existentes. En otras palabras, existe una ampliación del derecho
penal respecto a proteger nuevos bienes jurídicos relevantes.

Es innegable que existe una expansión en el Derecho penal, esto se traduce en que
ha ido aumentando su ámbito de intervención, ya sea creando figuras típicas, bienes
jurídicos o ampliando el campo de aplicación de los tipos penales. Dicha expansión
encuentra su causa en el cambio social, en los avances tecnológicos y científicos
del ultimo tiempo, los cambios económicos y también los medios de comunicación.

Debido a lo anterior, la función de ultima ratio del derecho Penal, la cual hace que
el instrumento penal no sea utilizado de manera indiscriminada o arbitraria ha sido
desplazada por un abusivo uso del sistema Penal, convirtiéndose en un recurso
cada vez mas común y rápido para reglamentar diversos fines.

Al respecto el jurista Carl Ludwing Von Baer manifiesta que: “Allí donde llueven las
leyes penales continuamente, donde entre el público a la menor ocasión se eleva el
clamor general de que las cosas se remedien con nuevas leyes penales o
agravando las existentes, ahí no se viven los mejores tiempos para la libertad, pues
toda ley penal es una sensible intromisión en la libertad, cuyas consecuencias serán
perceptibles también para los que la han exigido de modo más ruidoso, allí pueden
pensarse en la frase de Tácito: pessima republicana, plurimae leges”.

Cabe preguntarse: ¿Qué piensa la sociedad sobre la expansión del derecho penal?.

Es indudable que existe una gran demanda de seguridad ciudadana frente a la


percepción de un incremento de la criminalidad clásica. Expresiones como “la
puerta giratoria de la justicia” o “la mano blanda de los jueces” han sido utilizadas
por la sociedad llevando a una sensación de inseguridad en Chile, en definitiva se
visualiza la pena privativa de libertad como el remedio para todos los males
derivados del delito. Sin embargo, Beccaría estaba en lo correcto, puesto que tanto
la doctrina como en las políticas criminales que creen ver la solución al fenómeno
delictual en el aumento de las penas y de la criminalización, ya han sido
desacreditadas. Incluso desde el mismo poder judicial se han alzado la voz para
evidenciar la situación inhumana, degradante y cruel que se vive al interior de los
penales. El ex presidente de la Corte Suprema, el señor Milton Juica, en su discurso
de inauguración del año judicial 2011 señaló lo siguiente: “la situación penitenciaria
en Chile se encuentra en un estado de colapso absoluto y de irrespeto grave a los
derechos y garantías de quienes están privados de libertad, la que requiere una
solución inmediata por quienes tienen la obligación de hacerlo, ya que estos
sucesos que fácilmente se olvidan, se producen con una frecuencia inaceptable ”

Independiente de lo anterior la sociedad chilena manifiesta una sensación de


inseguridad y sensibilidad frente a los delitos. Dicha inseguridad posee una relación
estrecha con los medios de comunicación, ya que transmiten una visión de la
realidad que al ciudadano le permite construir una percepción distorsionada
respecto a las conductas punibles y las sanciones de éstas.

Derecho penal chileno y comparado: Ejecución de la pena.

En primer lugar, podemos comparar la estructura normativa de la ejecución penal.


En países como Alemania, España y Argentina se ha establecido un cuerpo
uniformado de normas en materia de ejecución de la pena. Existiendo un solo
cuerpo coordinado y sistematizado, que permite un rápido y completo estudio de la
materia, abarcando desde los aspectos más teóricos hasta los más prácticos de la
estructura penitenciaria y de quienes se encuentran cumpliendo una condena penal.
A diferencia de nuestro país qué carece de un cuerpo orgánico que la regule.
Existiendo la normativa respecto a ejecución penal dispersa en una serie de normas
fundamentalmente de carácter reglamentario, que son producto de un acto de la
administración y no de una discusión parlamentaria como ocurre en el derecho
comparado.
En segundo lugar, otra diferencia es la existencia de un juez especializado con
competencia para decidir asuntos relativos a la ejecución de la pena. En la
legislación alemana16 y española17 se contempla. En cambio en Chile no existe una
judicatura especializada que conozca los requerimientos de los internos, sino que
es parte de las competencias de los jueces de garantía.
En tercer lugar podemos ver diferencias en cuanto a la finalidad de la pena. La
legislación alemana señala que uno de los fines de la ejecución de la pena privativa
de libertad es la resocialización del individuo. Por su parte la legislación española
señala los fines de la pena en su constitución política, dando un carácter reeducativo
a ésta. Y la legislación argentina, en su artículo primero señala que “la ejecución
de la pena privativa de libertad, en todas sus modalidades, tiene por finalidad lograr
que el condenado adquiere la capacidad de comprender y respetar la ley
procurando su adecuada reinserción social…”. En Chile no sucede lo mismo, ya
que la ley no está organizada en torno a una finalidad resocializadora, sino que sólo
plantea algunas posibilidades a los reclusos de mejor comportamiento, por ejemplo
la Ley 19.856 que crea un sistema de reinserción social de los condenados sobre la
base de buena conducta.
En cuarto y último lugar, podemos comparar en las diferentes legislaciones si
existe la posibilidad de que los reclusos puedan ejercer algún trabajo remunerado
al interior de los establecimientos penitenciarios. La legislación alemana dispone

16 Alemania. 1976. “Ley sobre la ejecución de la pena privativa de libertad y de las


medidas privativas de libertad de mejoramiento y seguridad”.
17 Titulo V de la Ley orgánica penitenciara Española.
que el establecimiento debe asignar al recluso un trabajo económicamente rentable.
En España el trabajo remunerado es considerado un derecho y un deber de los
internos, en Argentina se replica esta situación. En cuanto a nuestra legislación,
en específico en el reglamento de establecimientos penitenciarios no se señala ni
el trabajo ni el estudio como parte de los derechos o deberes de los internos. Sin
embargo en párrafos posteriores habla del derecho de los internos a la educación,
capacitación y trabajo señalando en este último que tendrán derecho a realizarlo
pero queda sujeto a los cupos laborales que existen al interior del establecimiento
penitenciario.

Entonces luego de la comparación anterior podemos percatarnos que el


cumplimiento de la pena en nuestro país se enfoca en la disciplina al interior de los
recintos penitenciarios en lugar de la resocialización del condenado. Además en
base a lo anterior, se puede sostener que la principal utilidad que cumple la cárcel
en nuestro país es únicamente un fin retributivo de venganza social o aislamiento
social.

CONCLUSIÓN.

El tratado de los delitos y las penas constituye una base del pensamiento penal
contemporáneo. Los planteamientos de Beccaría tales como la facultad de
sancionar, la legitimidad y fines de las penas y los excesos del poder absoluto de
los monarcas han influido trascendentalmente en el derecho penal occidental. Tal
como lo observa el connotado jurista italiano Calamandrei, citado por el autor de la
columna analizada, quien lo describió como un hombre de acción que por sí solo,
armado únicamente de su pequeño libro, abatió los patíbulo y arrancó las puertas
de las prisiones para hacer que entrar en ellas un rayo de humana piedad.
BIBLIOGRAFÍA.

Garrido Montt, Mario; “Derecho Penal: parte general”. Tomo I.

Villegas Paiva, Elky; “Los bienes jurídicos colectivos en el Derecho Penal”.

Roxin, Claus; “Problemas básicos del Derecho Penal”.

Ferrajoli, Luigi; artículo de revista Poder y Control; “El Derecho Penal mínimo”.

Durán, Mario; “justificación y legitimación político criminal de la pena”.

Mir Puig; “Introducción a las bases del Derecho Penal”.

Beccaría, Cessare; “de los delitos y de las penas”.

Politoff, S. Matus, J. Ramírez, M; “Lecciones de Derecho Penal”.

Hegel, Georg Wilhelm Friedrich; “Filosofía del Derecho”.

Bustos, Juan; “Control social y sistema penal”.

Cavada, Juan Pablo; “Efectos del agravamiento de las penas frente a los delitos”.

Alemania, 1976; “Ley sobre la ejecución de la pena privativa de libertad y de las medidas
privativas de libertad de mejoramiento y seguridad”.

Título V, “Ley Orgánica penitenciaria Española”

Columna de opinión, La tercera. Por Carlos Kunsemuller Loebenfelder


“https://www.latercera.com/opinion/noticia/de-los-delitos-y-las-
penas/35QP2NUW6FCEFCX4POL6CNCNCE/”

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