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Los virólogos creen en los virus debido a que añaden sangre supuestamente
infectada, saliva infectada, u otros fluidos supuestamente infectados a
tejidos y células- después de haberles retirado su solución de nutrientes y
después de la adición de antibióticos tóxicos.
Ellos creen que la muerte de las células y tejidos que ocurre tras esto, está
causada por los virus. Los tejidos y células mueren enteramente por sí
mismas, sin la adición de material “ infectado”. ¡Esto aún no se les ha
ocurrido a los virólogos! De acuerdo a los principios del procedimiento
científico, se tendrían que haber realizado test de control.
Las partes implicadas siguen manteniendo ésta creencia hasta el día de hoy,
debido a que los investigadores que fueron pioneros en el método, crearon
éste dogma de fé, que respaldado por un Premio Nobel, continúa sirviendo
como principio rector de éste campo.
DETALLES DECISIVOS
Antes de 1952, los virólogos creían que un virus era una proteína tóxica, o
una enzima que era directamente venenosa y que de alguna forma se
propagaba por el cuerpo y que se extendía a través de él, tanto en personas
como en animales. La medicina y la ciencia han abandonado ésta idea
desde 1951 debido a que los sospechosos virus nunca fueron vistos bajo un
microscopio electrónico y, sobre todo, a que no se habían llevado a cabo
experimentos de control.
Cuando la esposa del que luego fue laureado premio Nobel Francis Crick,
esbozó una doble hélice y éste boceto acabó siendo publicado en la famosa
revista científica Nature como un presunto modelo desarrollado
científicamente del material genético ( que en aquél tiempo aún no era más
que un concepto), fue el amanecer de un despliegue publicitario nuevo y de
largo alcance, concretamente, la así llamada genética molecular. A partir de
entonces, las causas de las enfermedades se buscaron en los genes.
La idea de lo que era un virus cambió, y virtualmente de la noche a la
mañana, el virus ya no era una toxina, sino una peligrosa secuencia de
código genético, una sustancia hereditaria peligrosa, un peligroso genoma
viral. Fueron jóvenes químicos los que fundaron la nueva disciplina de la
virología genética. Éstos químicos no tenían ni idea de biología y medicina,
pero tuvieron acceso a vastos fondos de investigación. Tampoco se dieron
cuenta de que la vieja virología había sido abandonada.
Los investigadores de bacterias y fagos, por otra parte, que trabajaban con
estructuras realmente existentes, proporcionaron el modelo al que los virus
humanos, animales y vegetales se podían parecer. Al interpretar a los fagos
como devoradores de bacterias, sin embargo, los “especialistas en fagos”
fallaron en reconocer que el fenómeno de la formación de éstas partículas,
es un efecto de la endogamia extrema en las bacterias.
Si, por otra parte, las bacterias que han sido previamente separadas de
forma artificial se están multiplicando constantemente, éstas van perdiendo
todas sus propiedades y habilidades gradualmente. Sin embargo, muchas
de ellas no son automáticamente exterminadas en éste proceso de
reproducción y en su lugar se transforman súbitamente y completamente en
partículas que son malinterpretadas como fagos devoradores de bacterias,
desde la perspectiva de ésta forma predominante de mirar el mundo como
“bueno-malo”. En realidad, sin embargo, las bacterias realmente surgen de
éstos “fagos” y vuelven a mutar a éstas formas si sus condiciones de vida
son súbita y drásticamente comprometidas. Günther Enderlein (1872-1968)
describió exactamente éstos procesos de emergencia de las bacterias a
partir de estructuras invisibles, su consiguiente desarrollo hacia formas más
complejas, y su reversión de nuevo a éstas formas.
Por éstas razones, rechazó la teoría celular que sostiene que la vida sólo se
forma y se organiza como células. Como joven estudiante, yo mismo aislé
una de éstas estructuras, un “fago” a partir de una alga marina, y creí en
aquél momento, que había descubierto el primer virus inofensivo y el primer
“sistema huésped virus” estable.
La idea de que las bacterias existen como organismos viables, aislados que
pueden existir por sí mismos sin otros seres vivos es incorrecta. En su
forma aislada, inevitablemente mueren después de cierto tiempo. Los
investigadores no se han percatado de esto, porque después del
“aislamiento” exitoso de una bacteria, parte de ella es congelada y puede
ser usada durante décadas. El concepto tipo de bacteria, la idea de que
ellas solas son organismos vivos viables e independiente, es un artefacto de
laboratorio y una malinterpretación.
La afirmación de que las bacterias son inmortales, es por lo tanto falsa. Las
bacterias son inmortales sólo en simbiosis son muchas otras bacterias,
hongos y probablemente muchas más formas de vida desconocidas que son
difíciles de clasificar, por ejemplo la ameba. Las amebas, bacterias y hongos
forman esporas tan pronto como las condiciones de vida no son las
adecuadas y reemergen de nuevo,tan pronto como las condiciones de vida
se restablecen, si comparas esto con nosotros los humanos, resulta ser lo
mismo, sin un entorno vivo, nada funciona.
Pero esto va más profundo aún. No es sólo que éste concepto extravagante
se esté disolviendo actualmente, sino también la idea y la aseveración tras
el hecho aparente de la existencia de materia inanimada o muerta. Las
observaciones y conclusiones acerca de una “materia activa” ( como le
llaman los físicos), animada, ha sido desestimada por ser considerada
vitalismo acientífico. Sin embargo hay muchos indicios que apuntan a que
todos los elementos a los que la “opinión prevalente” de la “ciencia” no
atribuye ninguna propiedad posible de vida, se desarrollan a partir de la
sustancia membranosa del agua, la sustancia original de la vida. De éstos
elementos emergen los ácidos nucleicos y de éstos a su vez, la vida
biológica en la forma de amebas, bacterias, tardígrados y organismos
crecientemente complejos. Dos comprensiones claras salen a la luz a partir
de ésta perspectiva. Una de ellas puede ser observada por todo el mundo
en ellos mismos y en los demás, concretamente, que la vida biológica en la
forma de nuestro cuerpo es una materialización de unidades de consciencia.
Éstas pueden ser nombradas específicamente, y las muy específicas
interacciones y cambios en nuestros órganos y nuestra psique, basados
incuso en pura información,, por ejemplo, un comentario hiriente o
favorable, son comprensibles, verificables en uno mismo y en otros, y
permiten la predictibilidad.
ENDERS Y LA POLIO
Hasta 1949 los “virólogos” han estado multiplicando sus cifras de proteínas
virales sospechosas colocando un trozo de materia en descomposición que
ha sido tomada de un tejido “infectado por un virus” en un disco de tejidos
“sano” del mismo tipo. La visible expansión de la descomposición, que
pasaba del tejido “enfermo” al tejido “sano”, fue malinterpretada como la
multiplicación y la propagación del virus, el veneno-patógeno. Mediante test
de control llevados a cabo por primera vez en 1951, los virólogos de la
época reconocieron que esto era un proceso totalmente normal de
descomposición y no un virus que sólo tenía lugar en tejido “enfermo”.
Por ésta razón, Enders trabajó duro en el desarrollo de otra técnica por la
que pudiese reclamar los derechos desde el principio. Se zambulló en la
segunda área más lucrativa de la teoría infecciosa, a saber, la
sintomatología que fue definida como sarampión. Enders transfirió la idea y
los métodos de la bacteriología (sobre la que hizo el doctorado) y creía que
los fagos, eran los virus de las bacterias.
Dado que Enders mezcló una muestra del niño enfermo de 11 años David
Edmonston con su cultivo de tejido en descomposición( debido a la falta de
test de control, ¡un argumento clave en la batalla contra la vacunación
forzosa del sarampión!”, el cultivo original para el “virus” del sarampión y la
correspondiente vacuna del sarampión ( la suma tóxica de todas las células
muertas y en decadencia) son hasta el día de hoy conocidos como “ La Cepa
de Edmonston”. Parte de ésta mezcla de tejido de mono y suero fetal
bovino muerto involuntariamente fue congelado con el fin de producir
continuamente “virus del sarampión” y “vacunas vivas” a través de la “
inoculación” de cultivos de células y tejidos en descomposición.
Las declaraciones, actas y dictámenes decisivos del proceso del virus del
sarampión ( 2014-2017) , al que me refiero más abajo, están a libre
disposición en Internet en www.wissenschafftplus.de. Informes adicionales
y refutaciones a las alegaciones del virus del sarampión, que el tribunal no
tomó en consideración, fueron publicados en varios números de la revista
Wissenschafftplus desde 2014 a 2017.
La motivación tras el proceso judicial del virus del Sarampión, que empezó
en 2011, tenía el propósito de hacer frente al requisito de vacunación del
sarampión que se había hecho ya obligatorio por aquella época. Un antiguo
ministro de justicia federal me llamó y me preguntó por alguna evidencia
que pudiese impedir los planes de vacunación del Sarampión. Un abogado
general mayor, me aconsejó que formulase un desafío de tal forma que
provocase un proceso judicial por la ley civil concerniente a la evidencia
científica sobre la presunta existencia de los virus y la presunta seguridad y
efectividad de las vacunas. Esto ha sido desde entonces plenamente
logrado. Seguro de la comprensión de cómo fue que la publicación de John
Franklin Enders del 1 de Junio de 1954 se convirtió en la única y exclusiva
base para la nueva teoría de los genes virales, que sigue siendo la base de
la producción de la “vacuna viva” desde que la vieja idea de virus-veneno
fuese abandonada en 1951, el resultado no fue ninguna sorpresa.
Durante el turno de preguntas por parte del juez que presidía el caso en la
vista de apelación, en la Corte Regional Superior de Stuttgart, el
demandante admitió que él ni siquiera había leído las seis publicaciones en
cuestión. Por lo tanto contaba con que yo y mi refutación de la vacunación
fuésemos eliminados a través de la “tediosa batalla legal”. Quizá él mismo
se convirtió en una víctima de las ideas equivocadas a cerca de los virus
porque él aparentemente confiaba en sus colegas de estudio, que no fueron
capaces de reconocer el desarrollo equivocado de la medicina desde 1858 y
que no quisieron profundizar en su historia a la hora de revisar sus
suposiciones. De ésta forma acabó siendo a la vez víctima y perpetuador de
la creencia fatal en las teorías de la infección viral y los programas de
vacunación.