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1168.

AL ATARDECER DE LA VIDA
C. Gabaraín

/Al atardecer de la vida


me examinarán del amor. /

Si ofrecí mi pan al hambriento,


si al sediento di de beber.
Si mis manos fueron sus manos,
si en mi hogar le quise acoger.

Si ayudé a los necesitados,


si en el pobre he visto al Señor;
si los tristes y los enfermos
me encontraron en su dolor.

Aunque hablara miles de lenguas,


si no tengo amor nada soy.
Aunque realizara milagros,
si no tengo amor nada soy.

1169. AL PARAISO
A. Taulé

Al paraíso te lleven los ángeles.


a tu llegada te reciban los mártires
y te introduzcan
en la ciudad santa de Jerusalén.
El coro de los ángeles te reciba
y junto con Lázaro, pobre en esta vida,
tengas un descanso eterno.

1170. AL REY ADOREMOS


Gregoriano

Al Rey adoremos, para quien todo vive.

Tú has sido, Señor, nuestro refugio,


de generación en generación.

Reduces la humanidad al polvo diciéndole:


volved a la tierra hijos de Adán.

Mil años son ante tus ojos como el día de ayer,


que ya pasó, como una vigilia de la noche.

Enséñanos, pues a contar nuestros días,


para que adquiramos un corazón prudente.
1171. CREO QUE CRISTO VIVE
C. Erdozaín
Creo que Cristo vive
y que al final podré resucitar.
Llevo esta esperanza:
junto al Señor podré resucitar.

Veré al Señor, mis propios ojos lo verán;


contemplaré la nueva patria celestial;
en paz, en paz descansarás. (2)

Nuestro adiós, recibe nuestro adiós;


en paz, en paz descansarás,
en paz, en paz descansarás. (2)

1172. DALE EL DESCANSO, SEÑOR


C. Erdozaín
/Dale el descanso,
Señor, dale el descanso,
abre tus brazos de amor, tu salvación. /

Te reciban los ángeles en su ciudad,


te reciban los mártires en su amistad.

Que se apaguen las lágrimas en nuestro hogar,


porque existe otra vida: Dios nos la da.

Cuando llegue la tarde del acá hasta allá,


que tu llama ilumine la eternidad.

1173. DESPIDAMOS AL HERMANO


C. Erdozaín

Despidamos todos juntos al hermano,


y elevemos en su honor una oración.
Despidamos todos juntos al hermano,
y entonemos la victoria del Señor.

Entonemos, la victoria,
Cristo te dé la vida,
y te reciba en su amistad.

Tu familia y amistades hoy presentes,


te desean que descanses junto a Dios.
tu familia y amistades hoy presentes,
te despiden y te cantan el adiós.

Hasta pronto, hasta el cielo,


Cristo te dé la vida,
y te reciba en su amistad.
1174. EL CORO DE DIOS

El que todo lo puede,


un día decidió,
mirar mucho a la tierra,
y escoger un cantor.

Un cantor que le hiciera,


compañía a los suyos,
y por eso del grupo a (N) escogió.

Se fijó en muchos hombres,


observó mucha gente,
y pensó en darnos tiempo
de una vida mejor.

No miró ni al anciano,
ni al cuerdo ni al demente,
ni al que estaba en un lecho,
ni siquiera al ladrón.

Escogió a su manera,
y vio quien merecía,
compartir esa vida
que allá es la mejor.

Esa vida que todos,


del perdón esperamos,
para estar con
en el coro de Dios.

1175. EL PEREGRINO SOY

Errante voy, soy peregrino,


como un extraño voy bajo el sol.
Encuentro a Dios en mi camino,
consuelo y paz de mi dolor.

Unido a Dios en alianza,


el nuevo pueblo en marcha va,
luchando aquí por la esperanza,
de un mundo nuevo que vendrá.

Recorro el fin de mi camino,


voy a mi patria, Jerusalén.
Nada me inquieta ya mi destino,
porque el Señor guarda mi fe.

1176. EN DIOS PONGO MI ESPERANZA


J. Gelineau

En Dios pongo mi esperanza


y confío en su palabra.

Desde el abismo clamo a ti, Señor;


Señor oye mi voz; estén tus oídos atentos
a la voz de mi plegaria.

Si las culpas retienes, Señor;


¿quién subsistirá?
pero cerca de ti está el perdón
y así serás temido.

Espero al Señor, mi alma espera,


en su palabra confío; espera mi alma al Señor,
más que el centinela a la aurora.

Pues hay en el Señor misericordia


y abundante libertad,
porque Él libertará a Israel de todas sus culpas.

Gloria a Dios, Padre omnipotente,


y a su Hijo el Señor y al Espíritu
que habita en nuestras almas
por los siglos de los siglos. Amén.

1177. HE AQUÍ LA MORADA DE DIOS

He aquí la morada de Dios


entre los hombres;
ellos serán su pueblo
y «Dios con ellos» será su Dios.

Pueblo convocado por el Verbo de Dios,


pueblo reunido en torno a Cristo,
pueblo que escucha a su Dios, Iglesia del Señor.

Templo construido por profetas y apóstoles,


templo en que Cristo es la piedra angular,
Santa morada de Dios, Iglesia del Señor.

Pueblo nacido en las aguas del bautismo,


pueblo marcado por el sello del Espíritu,
pueblo portador de su Dios, Iglesia del Señor.

Pueblo injertado en Cristo, viña santa,


viña fecunda en frutos de vida,
viña que el Padre plantó, Iglesia del Señor.
1178. HERMANO DESCANSA
EN LA PAZ

Hermano descansa en la paz,


en la dicha de los bienaventurados.
Hermano descansa en la paz,
en el reino que el Señor ha preparado.

Lo dijo el Señor:
Bienaventurados los pobres,
porque de ellos es el reino de los cielos.

Lo dijo el Señor:
Bienaventurados los que sufren,
porque ellos heredarán la tierra.

Lo dijo el Señor:
Bienaventurados los sedientos de justicia,
porque ellos quedarán saciados.

Lo dijo el Señor:
Bienaventurados los misericordiosos,
porque alcanzarán la misericordia.

1179. LA MUERTE NO ES EL FINAL


C. Gabaraín
Tú nos dijiste que la muerte
no es el final del camino,
que, aunque morimos,
no somos carne de un ciego destino.
Tú nos hiciste, tuyos somos,
nuestro destino es vivir,
siendo felices contigo sin padecer ni morir.

Cuando la pena nos alcanza


por un hermano perdido,
cuando el adiós dolorido,
busca en la fe su esperanza.
En tu palabra confiamos,
con la certeza que tú,
ya le has devuelto la vida,
ya le has llevado a la luz.

Cuando, Señor, resucitaste,


todos vencimos contigo;
nos regalaste la vida,
como en Betania al amigo.
Si caminamos a tu lado,
no va a faltarnos tu amor,
porque muriendo, vivimos,
vida más clara y mejor.

1180. LAS PUERTAS


DE LA NUEVA CIUDAD

/Las puertas de la nueva ciudad


se abren para ti / y Dios amigo,
te salvará, te salvará.

Verás el nuevo día, el nuevo sol;


verás la nueva vida, resurrección.
La gran noticia, Dios es amor, Dios es amor.

Venimos en familia, junto al altar,


el pan que resucita.
Dios nos lo da, Él pan de vida,
nos mantendrá en su amistad.

1181. MÁS ALLÁ


J. Cardenoso y A. Dvorak

Más allá donde el sol tiene otro color,


siempre habrá un lugar para el que llegó.

Siempre habrá un trigal, un amanecer,


tierra y mar, una flor que puedes coger.

Más allá, donde el mar tiene otro color,


siempre habrá una canción que hable de amor.

¿Quién podrá encontrar un mundo mejor?


¿Quién sabrá escuchar la voz del Señor?

Abre tu corazón, ama a los demás,


y este mundo será un mundo de amor.

Al calor de un hogar, en el corazón,


¿Quién podrá al fin cantar a un mundo mejor?

1182. MÁS ALLÁ DEL SOL

Aunque en esta vida no tengo riquezas,


se que allá en la gloria tengo una mansión.
Cual alma perdida entre la pobreza,
se que Jesucristo tuvo compasión.

Más allá de sol, más allá de sol,


yo tengo un hogar,
hogar bello hogar, más allá del sol. /
Así por el mundo yo voy caminando,
de pruebas rodeado y de tentación.
Pero a mi lado viene caminando,
mi bendito Cristo que es mi protección.

1183. MUERTE Y VIDA


C. Gabaraín

Dicen que soy un ser para la muerte,


dicen que voy al frío y a la nada.

Pero mi fe tiene una razón:


/creo que Jesús murió y resucitó. /

Dicen que soy un barco a la deriva,


dicen que voy a tientas por la vida.

Dicen que soy un ansia sin sentido,


dicen que voy al mundo del olvido.

Dicen que soy un pájaro perdido,


dicen que estoy profundamente herido.

Lleno de amor, murió crucificado,


quiso tomar mi muerte y mi pecado.

Y en la cruz clavados los dejó,


/creo que Jesús murió y resucitó. /

1184. PUEDO CONFIAR


EN EL SEÑOR

Puedo confiar en el Señor, que me va a guiar,


puedo confiar en el Señor, que no va a fallar.

Si el sol llegara a oscurecer y no brillara más,


yo igual confío en el Señor que no va a fallar.

///Puedo descansar/// que en su mansión,


Él me acogerá. (2)

1185. QUIEN CREE EN TI SEÑOR


Gregoriano

Quien cree en ti, Señor,


no morirá para siempre.

Yo sé que mi Redentor vive


y el último día resucitaré de la tierra.
El reconstruirá mi propia carne
y veré a mi Dios con mis ojos.

La recompensa del pecado es la muerte;


pero el don de Dios
es la vida eterna en N.S. Jesucristo.

Por un hombre entró el pecado en el mundo


y con el pecado la muerte.

Así también por Cristo viene la gracia,


para la vida eterna.

Si morimos en Cristo,
también con él viviremos.

Dichosos los difuntos


que mueren en el Señor.

Descansan ya de sus fatigas,


porque sus obras los acompañan.

El Señor los guiará a las fuentes de la vida,


y enjugará toda lágrima de sus ojos.

En el Señor está la fuente de la vida


y en su luz veremos la luz.

1186. SIEMPRE HAY


POR QUIÉN VIVIR

Unos que nacen, otros morirán,


unos que ríen, otros llorarán.
Aguas sin cauce, ríos sin mar,
penas y glorias, guerras sin paz

Siempre hay por qué vivir, por qué luchar,


siempre hay por quién sufrir y a quién amar.
Al final, las obras quedan, las gentes se van,
otros que vienen las continuarán,
la vida sigue igual.

Pocos amigos que son de verdad,


muchos te alaban si triunfando estás.
Y si fracasas bien comprenderás,
los buenos quedan, los demás se van.

En cualquier parte, no importa el lugar,


hay hombres buenos que a morir se van.
Y mientras mueren en otro lugar,
los pueblos viven sin pensar en más.

1187. SI VIVIMOS
C. Erdozaín
Si vivimos, vivimos para Dios,
Si morimos, morimos para Dios,
En la vida y en la muerte somos de Dios.

Nuestras vidas son del Señor


en sus manos descansarán,
el que vive y cree en Él no morirá.

Con Cristo viviré, con Cristo moriré


llevando en el cuerpo la muerte del Señor
llevando en el alma la vida del Señor.

1188. SOMOS LOS PEREGRINOS

Nos hallamos aquí en este mundo,


este mundo que tu amor nos dio;
mas la meta no está en esta tierra,
es un cielo que está más allá.

Somos los peregrinos


que vamos hacia el cielo,
la fe nos ilumina,
nuestro destino no se haya aquí.
La meta está en lo eterno,
nuestra patria es el cielo,
la esperanza nos guía
y el amor nos lo entreabre ya.

Caravana que va por el mundo,


como el pueblo de Dios en destierro,
pero en busca a través del desierto,
de otra tierra que Dios prometió.

Confortados con el pan del cielo


y cumpliendo la ley del amor.
Aún en medio de este gran desierto,
pregustamos la gloria final.

1189. TE ROGAMOS, SEÑOR


Gregoriano
Te rogamos, Señor:
Dios omnipotente y eterno,
que creaste el alma de tu siervo(a)
que te dignes recibirla en tu seno,
como Padre misericordioso.
Concédele, Señor,
el descanso eterno.

Te rogamos, Señor:
por la gloriosa intercesión
de la bienaventurada Virgen María,
Madre de Dios y Madre de la Iglesia.
Mira compasivo el alma de quien
durante su vida se acogió
a su amparo maternal.

Te rogamos, Señor:
por la intercesión de todos los Santos del cielo,
que lleves misericordiosamente a tu siervo(a)...
a la eterna bienaventuranza.

Te rogamos, Señor:
también por las súplicas de tu Iglesia
y por todos los que seguimos luchando
en este valle de lágrimas.
Dígnate consolarnos y reunimos luego
en el esplendor de tu gloria.

1190. YO NO PUEDO SOLO

Que difícil es andar en soledad...


Que difícil es creer cuando no estás...
Comprendo que hay momentos,
en los que he sido infiel,
hoy te pido: acércate,
tenemos mucho de que hablar.

Si me faltas tú
no sabré que hacer,
sin ti mi existencia no es igual,
yo procuraré siempre caminar
de forma que aumente tu amistad

A tu lado alcanzaré antes mi afán,


yendo juntos no caeré, tú me tendrás.
Será mucho más fácil si vienes junto a mí,
paso a paso, día a día, lejos hemos de llegar.

Hay tantas cosas que hacer, tanto que dar,


que me asusta no saber como empezar.
Si tú marcas la ruta, sin miedo avanzaré,
tan seguro estoy de ti, que nada nos podrá fallar.

1191. YO SOY LA RESURRECCIÓN


A. Taulé Viñas
Yo soy la resurrección y la vida:
quien cree en mí aunque haya muerto vivirá,
y todo el que vive y cree en mí
no morirá eternamente.

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