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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDESTE

FACULTAD DE HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE HISTORIA
Cátedra: Historia Argentina Contemporánea.
Equipo de cátedra:
Profesora Titular: Dra. María del Mar Solís Carnicer
Auxiliar Docente: Esp. Mayra Maggio

TRABAJOS PRÁCTICOS
Ensayo Académico
“Contexto político al momento del
Golpe de 1976”
Autor: Camors, Alexis Bertran
2019
Introducción

El presente ensayo abordará el contexto político inmediatamente anterior al


proceso que desembocará en el Golpe de Estado de 1976, autodenominado “Proceso de
Reorganización Nacional”. Éste no pretende ser un análisis exhaustivo ni de las fuentes,
ni de la bibliografía, ni de los múltiples actores que participan en el Golpe, ni de sus
variadas y complejas relaciones entre ellos. Sino más bien, procura ser un avance personal
en las lecturas de las unidades que no pudieron dictarse durante el desarrollo de las clases,
debido a distintos factores.

La elección del tema responde, además, a que el mismo se constituye en un


proceso que dejó huellas permanentes y todavía visibles en la sociedad argentina, que
dejan sentir su impronta en distintos ámbitos y con distinta intensidad en los variados
sectores que componen la sociedad argentina, con sus diferentes clivajes, y las miradas
que de ellos se desprenden.

Estas miradas y reconstrucciones históricas, muchas veces están reñidas con el


proceso de la reconstrucción de la memoria colectiva y el proceso de construcción
historiográfico. En este caso considero que los procesos de construcción histórica que
abordan el período quedaron subordinados a los procesos de revalorización de la memoria
y las experiencias de algunos sectores involucrados o afectados en distintas dimensiones
por los procesos que desembocaron en la violencia política, el golpe del 76, el Terrorismo
de Estado y la violación sistemática de los derechos humanos por parte de la última
dictadura militar. Lo que convirtió al tema en, un tema muy difícil de abordar desde un
punto de vista histórico, que aborde los distintos actores, sus intenciones y su metodología
para lograr sus objetivos. Quedando buena parte de los elementos históricos oscurecidos
y subordinados al relato oficial que deja espacios en blanco y elementos sin explicar.

Sin embargo, por medio del presente no se pretende remediar el estado de


situación, sino brindar una imagen personal breve del contexto político que se constituyó
en el escenario donde se llevaría a cabo la deposición de María Estela Martínez de Perón
y su reemplazo por una junta militar que estaría al frente del “Proceso de Reorganización
Nacional”.
Contexto político de los 60 y 70. Pugna entre 5 elementos

Desde 1955 el peronismo se encontraba proscripto, como así también fueron


prohibidas toda simbología y liturgia peronista, fueron perseguidos y apartados de la
función pública gran número de funcionarios, militantes, o personalidades identificadas,
con el peronismo o con cierta afinidad hacia este. Lo mismo sucedió con gran parte de lo
mismo sucedió con sindicalistas, integrantes de las academias y de la cultura.

La política argentina durante este período estuvo signada por 5 elementos en


pugna y de muy difícil convivencia: Perón, las FFAA, los partidos políticos,
fragmentados y débiles, los sindicatos y por último un marco institucional débil.

Perón se había erigido en la figura más importante e influyente de la política argentina,


aun desde su exilio en Puerta de Hierro este continuaba y ocupando un lugar
preponderante y un liderazgo indiscutible, o al menos eso pretendía. Ejercía su liderazgo
político a través de diferentes intermediarios, que pertenecían a distintos sectores,
políticos, ideológicos, partidarios y profesiones. Lo hacía, también por medio de cartas y
grabaciones, que eran enviadas por medio de distintos interlocutores, que hacían de
intermediarios, y al mismo tiempo pretendían hacerse con la legitimidad u autoridad que
esta circunstancia y su cercanía con Perón les otorgaba. Perón, a su vez, mantenía un
tenso equilibrio entre sus interlocutores y sus bases y sectores y partidos que respondían
a el en Argentina, a fin de que la disputa y tensiones entre ellos impidiera que estos le
disputasen su liderazgo.

Las fuerzas armadas, no cabe dura de ello, fueron actor fundamental durante todo
el siglo XX, y un factor de poder insoslayable en la política argentina. Dispuesto a
convertirse en el garante de gobiernos o sus verdugos, de acuerdo a los intereses políticos,
ideológicos o económicos de sus jefes y los sectores más estrechamente ligados a ellos.
Si bien no se trató de un sector homogéneo, y exento de conflictos y divisiones, serán
dejado de lado las distintas divisiones y conflictos que atravesaron.

El ejercito después del golpe del 55 se convirtió en la mayor barrera para el regreso
de J.D. Perón en los obstáculos que sufrió el partido justicialista para su reconstrucción.
Durante la Revolución Libertadora el Ejército llevo (o intentó) llevar a cabo un proceso
de desperonización de las universidades, los sindicatos, los partidos políticos, la
burocracia estatal. Etc. Y se convirtió en el garante de la exclusión del peronismo. Durante
el Gobierno de Frondizi el Interregno de Guido, el Gobierno de Ilia y la Revolución
Argentina, el Ejército continúo desempeñando igual función. En ocasiones con una fuerte
presión detrás de marcos institucionales legítimos, como durante el gobierno de Frondizi
y de Ilia, con pantallas con apenas un atisbo de institucionalidad durante la presidencia
de Guido, o de manera explícita durante la Revolución Libertadora y la Revolución
Argentina.

Los partidos políticos se encontraban totalmente fragmentados y divididos, con


un grado de legitimidad desgastado y enormes dificultades para maniobrar en este marco
de violencia e inestabilidad económica, institucional, política y social que atravesaba el
país por esos años. Gran parte de las divisiones y las fragmentaciones que sufrían los
partidos y las distintas posiciones políticas era en torno al peronismo, respecto a qué lugar
debía tener este en el marco político-institucional. El radicalismo y el Ejército son los
ejemplos paradigmáticos obre esta cuestión. Los mismos darían lugar a Unión Cívica
radical del Pueblo, con un anti peronismo más marcado, y la Unión Cívica Radical
Intransigente con cierto grado de tolerancia y negociación con el peronismo. En el
Ejército, dio lugar a dos bandos: colorados (antiperonistas) y azules (legalistas, que
optaban por una salida que respetase las instituciones) y que acabarían enfrentándose
militarmente.

Los sindicatos, si bien eran organizaciones que tenían como objetivo principal la
defensa de los intereses de los trabajadores que representaban, se fueron convirtiendo en
los interlocutores que debían interceder entre Perón, las bases, los demás Partidos
políticos, las FFAA y el gobierno. Los que le daban un enorme poder de presión a los
distintos actores, sin embargo, también le establecían limites muy difíciles de pasar.

Fueron cobrando enorme fuerza como aparato de presión y movilización, esto fue
advertidos por ellos que estimaban que su importancia debía estar reflejada en una mayor
injerencia en las decisiones del partido y en una mayor autonomía de acción, uno de los
dirigentes más importantes, Vandor, comenzaba a disputar el liderazgo a Perón y creó la
Unión Popular con la que fue electo Gobernador en la mismísima Provincia de Buenos
Aires, hecho que motivo el envío de la esposa de Perón para apoyar a otros actores
políticos y las tensiones internas dentro del sindicalismo y su futura fragmentación, como

los mismo dentro del justicialismo que dio lugar a la aparición de distintos partidos
neoperonistas con distintos grados de autonomía respecto del líder en el exilio.
El sindicalismo logró obtener mucho poder económico y de control sobre las bases
y sindicatos locales de menor envergadura gracias a las leyes de asociaciones
profesionales, el control de las obras sociales y el unicato sindical. Esto no solo lo hacía
acreedor de un enorme poder, sino también de enormes críticas, por sectores juveniles y
de izquierda, que los acusaban de burocratizarse y colaborar con los gobiernos y los
militares y abandonar la resistencia, de luchar por el modelo de país por que habían
luchado y por el regreso de Perón, estos sectores de izquierda y de la juventud peronista,
que hace su ingresos a finales de los 60, comienzan a radicalizarse y a crear comandos
civiles (FAP, ERP, FAR, Montoneros, etc.) .

Es en este marco de constantes conflictos desgastado por los constantes golpes de


Estado, sucesión de gobiernos, crisis políticas, sociales y económicas, con múltiples
actores, que se hace más evidente que un marco institucional sumamente débil y frágil a
la presión de los actores involucrados a su vez los potencia y genera un espacio apto para
que se llegue al golpe 1976.

Hacia el Golpe de 1976

El clima político imperante de fines de los 60 y principios de los 70 estaba


impregnado de violencia, pero la violencia acotada y dispersa de la resistencia, ni tampoco
el estallido espontaneo del Cordobazo, sino de un ataque contra la vida de los enemigos,
como método sistemático y legítimo de acción política. Vandor había sido asesinado en
1969, en 1970 Pedro Eugenio Aramburu, también el sindicalista Alonso.

A comienzos de abril de 1971, con Lanusse al mando del Gobierno, se proclamó


el fin de las prohibiciones establecidas en 1966 y la normalización institucional, que
incluiría elecciones sin restricciones. Esto provocó la reacción de distintos sectores de las
FFAA, lo que dio aumento el temor a una derecha radicalizada, sumado a las fuerzas de
izquierda radicalizadas que ya venían actuando.

Se creó la ley de Represión al Terrorismo que habilitaba la creación de una


Cámara Federal específica para la intervención en esos delitos y los juicios castrenses.
Con el aumento de las actividades bélicas de los grupos civiles aumento enormemente la

intensidad de la represión del Estado, generando un enorme descontento en sectores de la


sociedad, los partidos políticos, sectores militares, debido al aumento de la inestabilidad
política-institucional.
Lanusse propuso la firma de un Gran Acuerdo Nacional, que rechazara la guerrilla
y sentara las bases de una futura organización, que incluirá a Perón, sin embargo, este dio
pasos contrarios a la dirección del GAN e incorporo a integrantes de la Tendencia
Revolucionaria al Consejo de Nacional del Justicialismo.

Entre las condiciones que Lanusse había querido imponer a Perón, aceptó
implícitamente su exclusión de su candidatura, ya que regreso después de agosto de 1972,
fecha limite impuesta por ley. Sin embargo, designo como candidato a Héctor J. Cámpora,
que tampoco cumplía esa ley, y como compañero de fórmula a Vicente Solano Lima.
Cercanos a Montoneros, quienes designarían a López Rega como ministro de bienestar
social, cercano a la tendencia de derecha y quien crearía a AAA dando lugar a cruentos
enfrentamientos entre ambas tendencias del movimiento.

Cámpora se impuso en las elecciones con el 49,5 % de los votos. Al día siguiente
de su asunción, multitudes liberaron a los presos políticos y esta acción fue legalizada por
el Congreso.

Con Perón, el país no había razón para que ejerciera el poder directamente, por lo
que el 12 de julio Cámpora y Solano Lima presentaron su renuncia, aduciendo que era lo
que la sociedad deseaba, que Perón sea electo y culminara sus planes de gobiernos que
habían sido coartados por los militares. Se llamo a elecciones y triunfo la fórmula Perón-
Perón (Juan D. Perón como presidente y María Estela Martínez de Perón como vice).

Semanas previas a su elección Perón había cambiado el juego de sus alianzas,


procuró que los gremios junto con López Rega y los sectores que respondían a este le
ayudaran a contener a las tendencias revolucionarias del movimiento. Si bien Perón había
mantenido una posición ambigua con respecto a esta tendencia y el uso de la violencia
que esta hacía, después del asesinato de Rucci, un importante sostén del sector sindical,
se habría de definir definitivamente su posición de rechazo a la tendencia revolucionaria.
Esto habría de autonomizar y radicalizar aun mas a las tendencias revolucionarias dentro
del movimiento, ya sea a ERP y Montoneros como a la AAA.

Su tercera presidencia sólo duro siete meses, durante los cuales dio a conocer su
Plan trienal, y ante el Congreso Nacional anuncio su proyecto Nacional o Modelo
Argentino compuesto por numerosos puntos que no serán abordados por escasez de
tiempo. El primero de julio de 1974 muere Perón dejando a “Isabelita” a cargo de
ejecutivo nacional.
Como fruto de la debilidad política de Isabelita, la inestabilidad política y la
violencia de las tendencias revolucionarias del movimiento, comandos civiles como
montoneros iniciaron focos guerrilleros en Tucumán, y en otras regiones del país a fin de
golpear sectores estratégicos. Con respecto a Tucumán se buscaba emular las ideas del
Che y a partir de ese foco guerrillero irradiar al resto del país a fin de tomar el poder, en
ultima instancia, y como objetivo inmediato que sea declarada zona liberada por la ONU.
Ello motivo la firma del decreto secreto N° 261 por el cual las fuerzas Armadas quedaban
facultadas para intervenir en la represión de la guerrilla a través del “Operativo
Independencia”, este dio paso a que las FFAA en conjunto con las fuerzas de seguridad
federales y provinciales comenzar un proceso de fuerte represión y de inteligencia interna,
que se enmarcaba dentro de los que es la doctrina de la Seguridad Nacional, los limites
ideológicos y el enemigo interno.

Durante este periodo, la presidente no demostró aptitudes suficientes ni la decisión


necesaria para enfrentar tamaña crisis, como así tampoco conto con los apoyos políticos
para llevar a cabo acciones políticas contundentes. A lo que cabe agregar que en debió
dejar el gobierno en varias oportunidades por motivos de salud, y distintos sectores la
presionaban para que renuncie y otros proponían su juicio político.

A fin de año, con motivo de la navidad, el General Videla pronuncia un importante


discurso desde el monte tucumano donde el ejercito liquidaba los últimos focos de
actividad guerrillera en el lugar: “es importante que el pueblo argentino tome conciencia
de la gravedad de las horas que vive la patria.” Con la muerte de Perón y la debilidad
manifiesta de la presidente, en los próximos días las fuerzas armadas irían planeando el
golpe de Estado.

Reflexiones finales

A modo de cierre y como reflexión personal, la violencia política y los abusos que
ocasionó el Estado mediante la sistemática violación de los derechos humanos se inscribe
en el marco de un contexto signado por la debilidad de las instituciones, la provisionalidad
de los gobiernos y las alianzas y coaliciones, donde las FFAA poseían un fuerte peso y
una capacidad de influencia insoslayable, donde el peso de Perón y su posterior
responsabilidad en el uso de las tendencias revolucionarias y las fuerzas gremiales
sindicales y gremiales como una forma de mantener su protagonismo y liderazgo en la
escena política.
Estos elementos combinados en distintas proporciones durante el desarrollo del
periodo adquieren si magnitud critica con la muerte de Perón y el ejercicio del ejecutivo
en manos de una Isabelita sin la capacidad de liderazgo y maniobra política entre los
actores, que ahora se hallaban libres para desarrollar sus estrategias y planes.

Como corolario de la inestabilidad y la violencia imperante, las FFAA sin un


contrapeso político, y con un enemigo interno ya instaurado tuvieron el puntapié inicial
en los decretos firmados durante el gobierno democrático y desde allí fueron capaces de
cortar las cadenas constitucionales y cualquier control legal a fin de llevar a cabo si plan
sistemático de desaparición y aniquilación de la guerrilla, y junto con ella cualquier
persona sospechosa de simpatía o acercamiento a ella.

Bibliografía
Novaro Marcos. Historia de la Argentina. 1955-2010. Siglo XXI. Buenos Aires. 2010

Nueva Historia Argentina. Tomo 9. Violencia, Proscripción y Autoritarismo. Dir tomo


James Daniel. Sudamericana. Buenos Aires. 2007

San Martino, De Dromi Laura. Historia Política Argentina. Astrea. Buenos Aires. 1988

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