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OTRO AMOR
Xaviera Taylor

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Resumen
Alex y Dani llevan tres felices años juntos, su relación es
todo lo que Alex siempre soñó, pero su felicidad se ve
empañada cuando Dani comienza a tener un comportamiento
extraño.
Alex descubre que Dani le ha mentido, que ha estado
deprimido y además que hay otra persona en la vida de su
esposo. Él podría esperar a que las cosas volvieran a ser
igual que antes, pero él no se va a sentar y dejar que Dani
salga de su vida. Ya lo había hecho una vez y había sido el
peor error de su vida.
Esta vez no va a dejar que nada, ni nadie se lo quite.

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Capítulo 1

Por fin en casa, suspiró cansado Alex Morelli, cuando


estacionaba su camioneta.
Le llamó la atención que las luces en su hogar no estaban
encendidas; lo que era extraño, porque sabía que Dani
estaba en casa, ya que su automóvil estaba estacionado en
su lugar habitual.
Tocó suavemente el anillo que brillaba en su dedo anular
y sonrió al pensar que ya hace tres años se había casado con
Dani, el amor de su vida.
Salió del vehículo y se dirigió a la puerta, cuando entró, la
casa estaba completamente a oscuras, así que fue
encendiendo luces a medida que entraba en las habitaciones,
llamando a Dani.
–¿Dani? –lo llamó, pero su llamado no tuvo respuesta.
De inmediato sintió un apretón en el estómago por la
preocupación. Se dirigió rápidamente a su dormitorio y soltó
un suspiro de alivio, al ver en la penumbra, el pequeño
cuerpo dormido de su esposo.
La silueta de Dani estaba solo iluminada con la luz
exterior, y se veía cansado. A Alex se le apretó el corazón.
No le gustaba verlo cansado, le recordaba demasiado a
cuando Dani estuvo enfermo. Más de una vez, Dani le había
dicho que era demasiado sobre protector con él, pero no
podía evitarlo; había estado muy cerca de perderlo, así que
solía preocuparse en exceso incluso cuando Dani solo tuviera
un pequeño resfrío.
Se acercó a su esposo y se sentó a su lado viéndolo
dormir plácidamente.

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Dios... ¡Cuánto lo amaba! Los últimos años, desde que
por fin Dani y él estaban juntos, habían sido los más felices
de su vida. Siempre supo que Dani era su otra mitad, y
después de todo lo que habían pasado juntos, pensaba que
nada podría separarlos… Excepto tal vez otra mujer.
Hasta el día anterior todo había sido perfecto. Pero la
noche pasada, Dani, en sus sueños, había dicho el nombre
de otra persona. Lo que era peor aún, el nombre de una
mujer. Alex lo había oído claramente y ahora estaba aterrado.
Confiaba en Dani, nunca había desconfiado de él, pero lo
sucedido la noche anterior solo se sumaba a otras cosas.
Después de que Dani fuera trasplantado de corazón, ambos
habían estado de acuerdo en que Dani solo trabajara medio
día, sin embargo, las últimas semanas, su esposo se
quedaba dos o tres horas extras casi a diario en el hospital
que trabajaba.
Además lo había notado triste, incluso diría que un poco
deprimido. No eran cambios de humor fuertes, pero Alex
conocía a Dani de toda la vida. Lo conocía demasiado bien
como para no notar las señales, por más sutiles que fueran.
Y ahora aquel nombre susurrado en sueños…
No había pasado un minuto del día sin pensar en el
nombre de aquella mujer, imaginándose como sería.
Sorpresivamente Dani se movió y la luz que entraba al
dormitorio desde el pasillo debió alertarlo, porque se despertó
sorprendido. Sin embargo, se tranquilizó al verlo sentado a su
lado.
–Hola, amor –le dijo Dani, con voz aún somnolienta.
–Hola, cielo. ¿Cómo estás?
–Dormido aún –dijo estirándose como un gatito–. ¿Qué
tal tu día?
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–Tranquilo… –Solo un poco preocupado por la mujer que
está ocupando tus sueños, pensó.
–¿Qué hora es?
–Pasadas las siete. ¿Tienes hambre? ¿Quieres ir a
comer afuera?
–No tengo ganas de salir –le dijo Dani con voz sexy y
llevando sus manos a la corbata de Alex–. ¿Tú quieres salir?
–No… –dijo Alex, ayudando a Dani a quitarle la corbata y
arrojarla al suelo.
Alex se acercó a Dani y lo besó ardientemente. Si algo
había aprendido de Dani en los últimos años, era que su
esposo ya no era nada tímido a la hora de mostrarle cuanto lo
deseaba.
Sus camisas fueron lo siguiente que quedó descartado y
luego los pantalones y la ropa interior. Cuando sus cuerpos
desnudos se entregaron a las caricias, ya nada más importó.
Dani conocía a la perfección su cuerpo, sabía bien como
excitarlo hasta llevarlo a la locura, y así lo hizo. Volviéndolo
loco de deseo.
Se amaron acaloradamente en la penumbra de su
dormitorio. Se volvieron uno solo, entregándose con pasión.
–Alex… –gimió Dani, corriéndose en sus brazos.
–Dani… –gimió Alex también, corriéndose dentro del
cálido cuerpo de su esposo.
Alex se dejó caer suavemente sobre Dani,
estratégicamente apoyado para no aplastarlo.
–Te amo, Alex –susurro Dani, besando su cuello
tiernamente.

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Alex levantó el rostro para ver el amado rostro de su
esposo.
–Yo también te amo, Dani.
Se quedaron el resto de la noche abrazados y haciendo
el amor. Terminaron cenando algo ligero en la cama y
finalmente se durmieron abrazados.
Antes de caer dormido Alex se pateó mentalmente por
siquiera pensar que Dani fuera capaz de serle infiel. Sabía
que Dani nunca haría algo así.
Dani jamás lo engañaría.

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Capítulo 2

Alex miraba una y otra vez la cartola de su cuenta


corriente sin poder creerlo. Dani le había mentido.
Se llevó la mano a la boca y besó su anillo de matrimonio.
Dani le había jurado fidelidad. Dani no lo engañaría… Pero su
esposo le había mentido.
Dani y Alex tenían una cuenta corriente bipersonal y el
hospital depositaba el sueldo de Dani en esa cuenta. Cuando
vio el monto con el salario de Dani, notó que no había
ninguna diferencia con el mes anterior. No había ningún
aumento por las horas extras.
¿Qué hacía Dani entonces en esas horas que le decía
que estaba trabajando?
Cogió el teléfono y llamó enseguida a Dani.
–Hola, amor –fue la respuesta instantánea de Dani.
–Hola… –dijo tratando de controlarse para no empezar a
gritar histérico.
–¿Estás bien?
Depende, Dani… ¿Me estás siendo infiel?, pensó.
–Estoy bien –dijo Alex, recuperando la compostura–. ¿Ya
terminaste en el hospital? ¿Quieres ir a almorzar?
–Oh… Yo… Me voy a quedar un par de horas más en el
hospital. ¿Podemos dejarlo para mañana?
–¿Más horas extras? –dijo apretando los dientes–. Sabes
que no necesitamos el dinero.
–No es por el dinero, Alex. Es… ¿podemos hablar esta
noche?

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–¿De qué?
–No es de qué, es de quien… Hay alguien de quien
quiero hablarte.
¡No!
Alex estaba congelado en su lugar, su corazón latía
desbocado de miedo. Sus ojos fueron a la fotografía sobre su
escritorio. Era del día de su boda. Aquel maravilloso día…
No, esto no podía estar pasando.
–¿De quién? ¿De quién quieres hablarme? –preguntó
con un hilo de voz.
–Es largo de explicar, hablemos esta noche, te diré todo
sobre ella, Alex…
¿Ella? ¿Quién diablos era ella? Alex se quedó mudo, sus
peores temores estaban siendo confirmados.
–¡Dime quien es ella! –dijo con voz dura.
–Es una paciente del hospital… –dijo Dani, confundido
con la reacción de Alex–. ¿Estás enojado?
–¡Por supuesto que sí! ¿Quieres que esté feliz de que me
estés siendo infiel con una mujer?
–¡¿Qué… qué?! –preguntó Dani, casi gritando–. ¡¿Infiel?!
¿Cómo puedes siquiera pensar que te haría algo así?
–¿Quien es ella entonces? ¿Tu amiga con ventaja?
–¡Vete a la mierda! –dijo Dani, colgándole el teléfono.
Alex marcó una y otra vez al teléfono de Dani, pero la
llamada pasaba directo al buzón de voz.
¡Ah no! ¡Esto no va a quedar así!, pensó antes de coger
sus cosas y correr a buscar su camioneta, para ir directo al
hospital donde trabajaba Dani.

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Alex no se iba a sentar y dejar que Dani saliera de su
vida. Ya lo había hecho una vez y había sido el peor error de
su vida.
No iba a dejar que ninguna maldita puta se lo quitara.

****

Dani estaba furioso con Alex.


¡Infiel! ¡Alex lo había acusado de ser infiel!
Apagó su teléfono y apretó los puños. Conocía a Alex y
sabía que en menos de media hora, estaría rasguñando las
paredes, histérico, por no poder comunicarse con él.
¡Bien! ¡Alex se lo merecía!
Dani jamás había mirado a otro hombre y jamás lo haría.
¿Qué acaso Alex no sabía que él era su vida? ¿Cómo podía
acusarlo de algo así?
¡Y encima creyendo que lo engañaba con una mujer! ¡Por
favor!
Dani había terminado con todas sus consultas de ese día,
así que salió de su oficina, aún con la sangre hirviéndole en
las venas.
Caminó a través del hospital. Aquel lugar se había
transformado casi en su segundo hogar. Se sentía cómodo
allí, saludando al pasar a las enfermeras y doctores que lo
conocían. Y lo más importante, lo aceptaban tal cual era.
Antes incluso de que lo trasplantaran, Dani decidió salir
del closet, así que todos quienes lo conocían, estaban al
tanto de que estaba casado con Alex.

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Cuando llegó a la sala de pediatría, saludo a varios de
sus pequeños pacientes que estaban internados. Le
encantaba trabajar con niños, lo hacía sentir que su trabajo
valía la pena y su mejor recompensa eran las hermosas
sonrisas que recibía día a día.
Varios de sus niños armaron un alboroto cuando entró en
la sala y eso lo hizo sonreír y olvidarse por un momento de la
horrible acusación de Alex.
Cuando la pequeña más dulce que estaba allí internada,
le sonrió y gritó su nombre, Dani fue hacia ella y no pudo
evitar que los oscuros ojos de la pequeña le recordaran a los
de Alex.
Ojos con los que nunca podía enojarse. Y supo en ese
momento que todo estaría bien.
Alex era un idiota a veces… Pero él amaba a su idiota.

****

Alex salió apresurado de su oficina y partió rápidamente


al hospital donde trabajaba Dani. Dani había apagado su
teléfono, y Alex estaba a punto del colapso al no poder
comunicarse con su esposo.
En el trayecto, su mente saltaba de un horrible
pensamiento al otro: Aquella mujer era una paciente, tal vez
Dani se había enamorado de ella, tal vez Dani había vuelto a
tener dudas sobre su sexualidad.
Pero todo eso sonaba demasiado incorrecto, Dani lo
amaba, de eso no tenía dudas. Así que comenzó a pensar
que tal vez, estaba equivocado; tal vez solo era solo una
mujer a la que Dani quería ayudar. Alex sabía que Dani tenía

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un corazón enorme y le costaba ver sufrir a la gente. Lo más
probable es que solo estuviera siendo estúpido y hubiera
insultado a su esposo gratuitamente.
Maldición, a veces podía ser un verdadero cretino.
Cuando llegó al hospital casi corrió por los pasillos hasta
la consulta de Dani, pero la oficina estaba vacía.
–¿Alex? –le dijo una suave voz femenina.
Una de las enfermeras del hospital lo reconoció y fue
hacia él.
–Hola, Rosario, ¿cómo estás? –la saludó Alex.
–Muy bien. ¿Buscas a Dani?
–Sí, ¿sabes dónde está?
–Donde se ha pasado todo el tiempo libre que ha tenido
las últimas semanas –Alex la miró confundido, así que
Rosario le hizo un gesto con la cabeza–. Sígueme, te llevaré
con Dani.
Alex la siguió y ella lo llevó a través del hospital
hablándole de muchas cosas a las que él no prestó mucha
atención.
Cuando Rosario abrió las puertas de la sala pediátrica,
Alex miró sorprendido dentro. Pero más se sorprendió al ver a
Dani con una niña dormida en sus brazos. La pequeña no
tenía más de cuatro o cinco años. Respiró profundo para
darse valor y caminó directo hacia Dani.
–Alex… –dijo Dani, cuando lo vio acercarse.
Alex llegó hasta donde estaba Dani, acercó una silla y se
sentó frente a él.
–Supongo que ella es Ema –dijo Alex, recordando el
nombre que Dani había murmurado dormido.
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–Aún estoy enojado contigo –dijo Dani, ofendido.
–Lo sé y me lo merezco.
–¿Cómo puedes creer que te haría algo así?
–Lo siento, amor. Jamás debí dudar de ti. Sé que no
harías algo así, porque yo tampoco te lo haría a ti. Jamás.
–¿Por qué entonces?
Alex le habló del susurro en sueños, de la cartola
bancaria y de que había notado sus cambios de ánimo.
–¿Es por ella? –le preguntó a Dani– ¿Lo de tus cambios
de ánimo?
–No lo sé. Solo sé que me siento feliz cuando estoy con
ella y cuando tengo que ir a casa, soy feliz porque estás
conmigo… pero la extraño.
–Háblame de ella. ¿De dónde vino?
–Llegó hace unas semanas de un hogar de menores,
necesita un trasplante de hígado. Su mamá estaba
hospitalizada aquí muy enferma por el VIH. Falleció la
semana pasada.
–Santo cielo –dijo Alex–. ¿La niña también es positiva?
–No. No es positiva.
–Gracias al cielo –dijo contemplando los hermosos rizos
que enmarcaban la cara de Ema–. Es hermosa.
–Lo es. Y es tan dulce… A pesar de todo lo que ha
sufrido y de que ha pasado mucho tiempo en aquel hogar de
niños, sigue siendo encantadora. Los niños huérfanos a
veces se vuelven ariscos y desconfiados, pero ella no.
–¿Ha estado en un hogar?

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–Prácticamente desde que nació, la pobrecita ni siquiera
recordaba bien a su mamá.
Escuchando hablar a Dani, ahora Alex entendía. Una niña
huérfana, sola en el mundo, que necesitaba un trasplante…
Dani se sentía identificado con la niña.
–Dani…
Iba a decirle: No deberías encariñarte de ella. ¿Pero no
fue lo mismo que le había dicho su papá con respecto a
Dani? Dudaba que el corazón de Dani hiciera más caso del
que él había hecho. A veces el corazón, simplemente sabía lo
que era correcto.
–Sé lo que me vas a decir y sé que no debería
encariñarme de ella, pero no puedo dejarla sola Alex. No
tiene a nadie más.
–Amor…
–Tú no entiendes, Alex, no sabes lo que es estar solo y
enfermo. Tú solo llegaste al final de mi enfermedad, pero lo
pasé muy mal y estuve muy solo y deprimido –Alex quiso
protestar, pero Dani siguió hablando–. No te estoy culpando,
Alex. Sé que hubieras estado a mi lado si lo hubieras sabido.
Pero solo quiero que entiendas porque no puedo abandonarla
a su suerte.
–Te iba a decir que te apoyo Dani.
–¿En serio?
–Si alguien me hubiera dicho que me alejara de tu lado,
no lo habría hecho… De hecho me lo dijeron, pero no lo hice,
así que te entiendo. Me asusta, pero te apoyaré en todo lo
que decidas.
–Gracias –dijo Dani, con una sonrisa.
–¿Y la familia de su madre? ¿No han venido a verla?
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–Su madre dijo que no tenía familia. Antes de morir me
dejó como guardián de la niña.
–¿Guardián?
–También se les dice guardadores. Son las personas que
quedan al cuidado de niños huérfanos. Por lo general de
niños en proceso de adopción.
–¿Ema está en proceso de adopción?
–Al parecer lo estaba, pero los padres perdieron el interés
en ella cuando supieron que estaba enferma y necesitaba un
trasplante.
–¡Qué idiotas!
Dani sonrió con tristeza.
–Si yo tuviera la oportunidad de adoptarla, jamás la
habría rechazado.
–¿Y por qué no lo intentas? ¿Por qué no intentas
adoptarla?
–Jamás me la darían…
–¿Por qué no?
Dani lo miró con sus grandes ojos grises.
–Legalmente soy soltero y además gay, no creo que
ningún juez o trabajador social crea que soy adecuado para
Ema –dijo Dani, sin poder evitar que sus ojos brillaran por las
lágrimas contenidas–. Además, prefiero no ilusionarme.
Amarla demasiado y que después no me dejen quedarme con
ella.
–Ya la amas Dani. ¿Qué puedes perder si lo intentas?
–¿Estarías de acuerdo? ¿Quieres una niña en nuestras
vidas?

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–Nunca me he planteado lo de los hijos, Dani.
Principalmente porque pensé que jamás los tendríamos. Pero
es obvio que tú si los quieres. Tú la amas y sé que yo la
amaré también.
Dani estiró su mano y Alex la cogió y se la besó.
Alex se prometió en ese momento que conseguiría que
Dani conservara a Ema. Así tuviera que mover, cielo, tierra y
mar, nadie apartaría a Ema de Dani.

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Capítulo 3

Dani estaba feliz, Ema había sido trasplantada hace unos


días y su salud estaba estabilizada. Había terminado su
horario de trabajo y caminó feliz hacia el ala de pediatría; no
le sorprendió ver a Alex, esperándolo. Su esposo iba todos
los días a ver a Ema junto a él y estaba tan encariñado con la
niña como él lo estaba.
–Hola, amor –le dijo Alex, con un beso corto y disimulado.
–Hola –dijo Dani, sonriendo.
–Hablé con la enfermera mientras te esperaba. Me dijo
que Ema está muy bien. Que deberían darla de alta pronto.
Ha estado un poco mañosa, pero supongo que es normal.
–Sí, no me imagino lo que es para una niña inquieta tener
que estar tanto tiempo en cama. Para mí era horroroso, y yo
soy un adulto.
–Creo que debería comprarle otro juguete, tal vez algo
más didáctico, que la mantenga concentrada.
–Vas a malcriarla, Alex.
–¿Por un juguete?
Dani solo sacudió la cabeza y caminó de la mano de Alex
hasta la sala donde estaba Ema. Su pequeña estaba
acurrucada en la cama, abrazada con fuerza a su muñeca
Barbie. Alex le había comprado a Ema, la Barbie más grande
y con más accesorios, que Dani jamás había visto. Y Ema
amaba a su Barbie, no se separaba de ella ni de día ni de
noche.
Dani sonrió al recordar el día en que Alex llegó con la
muñeca, Dani amó aún más a Alex, cuando lo vio sacar de
una bolsa no solo la Barbie de Ema, si no también juguetes
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para todos los niños que estaban en la sala de Ema. Su
esposo había adelantado la Navidad y había llevado regalos
para todos.
–Hola, Ema –le dijo Dani a la pequeña.
–¡Dani! ¡Alex! –gritó Ema tratando de levantarse de la
cama.
–¡No! –dijo Alex, conteniéndola y acercándose a ella.– No
debes levantarte princesa, ¿recuerdas lo que hablamos? Tu
Barbie no puede levantarse porque está enferma, debes
mantenerla en la cama contigo unos días.
–Mi Babie está abudida –dijo Ema con un puchero.
–Lo sé, princesa. Pero si Barbie es paciente y se porta
bien, tal vez, venga alguna amiga a verla, o quizas… ¿cómo
se llaman esos animalitos?… Pony…
–¿Mai lite pony?
–Ese mismo, My little Pony, ¿verdad Dani?
Dani solo entornó los ojos, Alex definitivamente iba a
malcriar a Ema.
–Estoy seguro de que si Alex te lo dice, es verdad.
Se quedaron un buen rato con Ema y luego se
marcharon, recibiendo un húmedo beso de despedida de
parte de Ema.
Cuando caminaban por el estacionamiento, Alex cogió su
mano cariñosamente y la besó.
–Dani… No hemos vuelto hablar sobre solicitar la
adopción de Ema.
Dani se detuvo abruptamente.

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–No sabía si en realidad lo querías. El día que hablamos
solo dijiste cosas como “tú la quieres” o “si es lo que quieres”.
No quiero que Ema sea una imposición para ti.
–Ella no es una imposición. Es adorable y me gustaría
que fuera parte de nuestra familia, no solo por ti… también
por mí.
–¿De verdad, Alex? ¿Lo quieres de verdad?
–Absolutamente. De hecho, he estado pensando en el
tema legal, incluso conversé con Gino. No es su especialidad,
pero me dijo que habláramos con Adrián, que si alguien
puede lograrlo es él.
–¿Crees que sea posible?
–Gino dijo que puede ser difícil, pero que podríamos
lograrlo. ¿Tú qué opinas?
Dani sonrió y le dio un ligero apretón a Alex.
–Creo que si no lo intentamos, nos arrepentiremos para
siempre.
–¿Quieres que llame a Adrian?
–Sí –dijo feliz–. Sí, quiero.

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Capítulo 4

Alex le sonrió a Dani, cuando llegaron a casa después de


pasar la tarde en la playa con Ema.
Adrián ya había iniciado los trámites para que Alex
adoptara legalmente a Ema. Aunque en un principio era Dani
quien iba a adoptarla, Adrián les había sugerido que fuera
Alex quien lo hiciera.
Alex sabía que en el fondo, a Dani le dolía no ser apto
para adoptar a Ema, pero ambos se habían aferrado a la
mejor opción, para poder tenerla con ellos.
Dani como su guardador, había podido llevar a Ema a
casa con ellos hasta que se resolvieran los términos legales;
y Adrián había logrado que se quedara con ellos una vez
vencida la autorización.
Las últimas semanas, Alex había experimentado por
primera vez lo que era ser padre, y aquella era una sensación
maravillosa.
Su pequeña dormía plácidamente en su silla, y no se
despertó ni siquiera cuando Alex la cogió en brazos y la sacó
con cuidado del automovil.
–¿Señor Morelli? –preguntó una mujer, acercándose a
ellos cuando estaban a punto de entrar en la casa.
–Sí, soy yo –dijo, intrigado.
–Soy Marisa Lara, la trabajadora social asignada para la
adopción de Ema.
–Mucho gusto –le dijo, estirando su mano libre, para
estrechar la suya–. Lamento haberla hecho esperar, pero
nadie nos avisó que vendría hoy.

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–Llegué hace solo unos minutos –dijo, mirando intrigada
a Dani.
–Él es Daniel Ducos, mi esposo.
–¿Su esposo? ¿Daniel Ducos? ¿Usted no es el
guardador de la niña?
–Sí, lo soy –dijo Dani, estrechando la mano de la
visitadora.
–Oh… ahora entiendo –dijo la señora Lara, mirando de
uno a otro.
Alex se puso nervioso en ese momento. ¿Qué era lo que
estaba entendiendo la trabajadora social?
–No sé a que se refiere con eso, pero por favor entremos
a la casa y allí aclaramos todo.
Cuando entraron a la casa, Alex fue primero a acostar a
Ema y dejó a Dani con la señora Lara. Después de darle un
beso a Ema y cubrirla con una manta, fue a enfrentar la
entrevista.
Al entrar a la sala, no vio rastros de la trabajadora social,
pero a través del ventanal, vio que estaba cómodamente
instalada en la terraza del jardín, bebiendo un refresco y
conversando con Dani.
Cuando Alex se sentó frente a ella, la trabajadora social
los miró, como evaluándolos.
–Así que ustedes son novios –dijo con tranquilidad.
–Somos un matrimonio –dijo Alex, con la misma
tranquilidad–. Dani y yo nos casamos hace tres años, fue una
ceremonia simbólica, pero eso no le quita valor, somos una
pareja enamorada, comprometida y que quiere darle lo mejor
a Ema.

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–No estoy en contra de que dos hombres estén juntos,
señor Morelli…
–Dígame Alex, por favor.
–Alex. Pero para los efectos legales, usted es soltero y
gay, lo que puede ser considerado de una manera negativa.
Quienes hacen la evaluación final, pueden pensar que Ema
estaría mejor con una pareja heterosexual.
–¿Qué pareja? –preguntó Dani–. Ema ya fue rechazada
una vez por estar enferma. Y eso no va a cambiar. Ella
necesitará cuidados por el resto de su vida. ¿Cuánto tiempo
tendrá que esperar en un hogar de menores antes de que
una pareja heterosexual quiera adoptarla?
–Lamentablemente las cosas son así. Se les da prioridad
a las parejas heterosexuales, se privilegia un ambiente
familiar tradicional, ya sabe, papá, mamá, hija.
–Y supongo que papá, papá, hija, está fuera de lugar –
dijo Alex, molesto.
–Lo está. Pero usted tiene razón en que son pocas las
parejas que aceptan niños enfermos y probablemente Ema
pasará mucho tiempo en un hogar de menores antes de que
una pareja quiera adoptarla.
Alex sintió que se le caía el alma a los pies. No podía
soportar pensar que Ema volvería a un hogar. Su pequeña
Ema no merecía estar en un hogar, sola y sin amor.
Dani pareció sentirse igual de abatido, porque estiró su
mano para tomar la mano de Alex. Siempre hacía eso,
cuando necesitaba que Alex lo confortara; así que cogió su
mano y la colocó entre las suyas para darle calor.
–Si hubiera alguna posibilidad de que le otorguen la
adopción de Ema, ¿este sería su hogar definitivo?

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–Sí. Esta casa es nuestra, la compramos antes de
casarnos.
–¿Ambos tienen empleos estables?
–Sí, Dani es psicólogo y trabaja en el hospital medio día,
así que podría estar el resto del día con Ema; yo soy
ingeniero comercial y trabajo como gerente de exportaciones
de la Viña Morelli.
–¿Viña Morelli? ¿Pertenece a su familia?
–Si, es una empresa familiar, pero bastante exitosa.
–Es bueno saber que la niña no pasará necesidades.
–Ninguna. Tenemos los medios para encargarnos de
todas sus necesidades, incluyendo las médicas.
–Daniel, necesito hablar con Alex a solas. ¿Podría
despertar a Ema? Necesito hablar con ella también.
–Por supuesto –dijo Dani, levantándose enseguida.
Cuando Dani los dejó solos, la trabajadora lo miró con
suspicacia.
–¿Por qué quiere adoptar a Ema?
–¿Cómo que por qué? Porque quiero ser su papá.
–¿Solo por eso?
–¿Por qué más?
–¿No lo hace solo por su pareja?
–¡Por supuesto que no! –Alex la miró sorprendido y
también bastante ofendido.
–¿Está seguro? Porque Dani es el guardador de Ema y él
es quien trabaja en el hospital donde ella estuvo

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hospitalizada. Es fácil adivinar, que es Dani quien tuvo la idea
de adoptarla.
–No es verdad. Fue mi idea adoptarla. Yo fui quien le
sugirió a Dani que la adoptara, y al principio solo lo sugerí
porque es lo que Dani quería… Pero cuando conocí a Ema,
eso cambió. Es una niña preciosa, dulce, adorable, y la amo,
no porque Dani la quiere, la amo por quien ella es.
–Nombró a su familia cuando hablamos de su trabajo.
¿Su familia los apoya?
–Déme un segundo –le dijo, levantándose.
Alex fue a la sala un momento, volvió con un álbum de
fotos y se lo entregó a la trabajadora social.
–Es el álbum de fotos de nuestro matrimonio. Como
puede ver, está toda mi familia allí.
–Parece ser una gran familia.
–Lo es. Y lo más importante es que estarán al lado de
Ema, tanto como lo han estado siempre para Dani y para mí.
–¿Y la familia de Dani?
–No tiene familia. Solo me tiene a mi y a mi familia. Por
eso nuestro abogado sugirió que yo fuera quien solicitara la
adopción.
–Me preocupa la falta de influencia femenina.
–Mi madre y mi hermana viven a solo una calle de aquí.
Desde que Ema está aquí, no pasa un día en el que no la
vean. La aman tanto como nosotros.
En esos momentos, Dani volvió a la terraza con una Ema
aún adormilada en sus brazos.
–Ema, ella es la señora Lara –dijo Dani–. ¿Recuerdas
que te dije que quiere hablar contigo?
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–No quiero… –dijo Ema, colocando el rostro en el cuello
de Dani y escondiéndose allí.
–Ema –dijo Dani serio–, no debes ser maleducada,
princesa. Habla con la señora Lara. ¿Está bien?
Pareció que Ema iba a decir que no, pero Alex sabía que
no le diría que no a Dani. La trabajadora social le hizo varias
preguntas a Ema, que la niña respondió de mala gana y
después les pidió que la dejaran a solas con ella.
Alex y Dani fueron a la cocina y se quedaron
nerviosamente esperando a que la trabajadora social
terminara sus preguntas. Dani estiró la mano y Alex
automáticamente la cogió. Se sintió mucho más tranquilo
entonces. Pasarían esta nueva prueba juntos, como siempre
lo habían hecho.
–Te amo –le dijo Dani–. Pase lo que pase.
–Y yo a ti. Pase lo que pase.

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Capítulo 5

Dani llevó a Ema de la mano hasta el jardín para que


regaran las plantas. A su hijita le gustaba ayudarlo en el
jardín y era una gran alumna cuando de plantas y flores se
trataba.
Era una tarde maravillosa, llena de sol y una suave brisa
de primavera. Era más maravillosa aún, porque podía
disfrutarla con su familia; mientras él y Ema se encargaban
del jardín, Alex estaba leyendo el diario en la terraza y los
miraba cada cierto tiempo y les sonreía.
De repente, Alex le dio una última sonrisa y se levantó
hacia la casa.
–Papá Dani, mira, una flor nueva.
–Es una hermosa flor, Ema –dijo sonriendo, feliz de que
Ema le dijera papá.
Ema había empezado a llamarlos papá Dani y papá Alex,
desde hace varios meses. El proceso de adopción había
tomado más tiempo del que pensaban, y ya había pasado
casi un año desde que iniciaran el papeleo. A Dani aún se le
apretaba el corazón cada vez que pensaba que si no
lograban adoptarla, apartarían a su hija de su lado; porque
Ema era su hija, de él y de Alex.
Dani sonrió y abrazó a la pequeña que le había robado el
corazón, le dio un beso en la mejilla, que la hizo reír.
—Dani, mira quienes llegaron de visita –escuchó la
potente voz de Alex, entrando al jardín junto a Adrián y Xavi.
—¡Que alegría verlos! —dijo Dani tomando a Ema de la
mano y acercándola a sus amigos—. ¿Te acuerdas del tío
Adrián y del tío Xavi, Ema?

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—Sí —dijo Ema, acercándose a saludar, Adrián se
agachó para que la niña le diera un húmedo beso en la
mejilla—. Hola tío Adrián.
—Hola hermosa —dijo Adrián, levantándola y
acercándola a Xavi.
—Tío Xavi... ¡Un perrito! —gritó Ema entusiasmada, al ver
el pequeño cachorro que Xavi llevaba en los brazos.
—Es hembra, se llama Gina —le dijo Xavi, con una
sonrisa.
Ema se estiró para acariciar a la cachorra que seguía en
los brazos de Xavi.
—¿Quieren beber algo? —ofreció Alex.
—Después, ahora quiero entregarles algo —dijo Adrián,
bajando a Ema al suelo.
Adrian abrió la carpeta que traía y le entregó un
documento a Alex.
—Felicidades Alex, ya eres oficial y legalmente el padre
de Ema.
Dani se quedó sin aliento al escuchar las palabras de
Adrián. ¿Lo habían logrado? ¿Habían adoptado a Ema?
—¿Qué? ¿Lo logramos? —preguntó Alex, tan
sorprendido como él.
—Sí, la jueza lo aprobó finalmente, le dije que Ema iría a
un hogar y que tenía necesidades médicas especiales.
Estuvo un poco preocupada cuando supo que ustedes eran
una pareja gay, pero le conté de tu gran familia italiana y dejé
deslizar que tu padre es dueño de su viña favorita, no hará
daño que envíes unas cuantas botellas de vino de regalo
Alex.

27
—Le enviaré un camión si es necesario –dijo Alex,
tomando el papel de manos de Adrián.
—No, ya no es necesario, solo como agradecimiento. Ya
eres legalmente el padre de Ema Luisa Morelli Ducos.
—¿Ducos? —preguntó Dani, asombrado.
—No eres su padre legal —le aclaró Adrián, enseguida—.
Pero la jueza autorizó el cambio de nombre de la niña. El
documento no especificaba que solo debía cambiar el primer
apellido, así que en vez de cambiarle uno, le cambié los dos.
Pensé que te gustaría.
Dani miró el documento y sus ojos se llenaron de
lágrimas al ver su apellido junto al de Alex. Eran los padres
de Ema, no importa lo que dijera la ley, Ema llevaría su
apellido y el de Alex. Ema era su hija también.
—No puedo creerlo.
Dani se abalanzó sobre Adrián para abrazarlo.
—Eres increíble Adrián. Gracias, gracias... —le dijo
besándolo en la mejilla.
—Voy a ponerme celoso si sigues besando a mi novio —
le dijo Xavi bromeando y levantándose para abrazar a Adrián.
—Deberías, si tienes un hombre como Adrián más te vale
cuidarlo —le dijo Dani.
—Eso lo sé. Es lo mejor que me ha pasado en la vida.
—Y tú a mi cielo —le dijo Adrián con un beso.
Dani, miró a Alex que miraba emocionado los papeles y
trataba de contener las lágrimas tanto como él.
–Podrían vigilar a Ema un momento, iremos a buscar algo
para celebrar –les pidió a Adrián y Xavi.

28
–No hay problema –dijo Xavi–. Ema estará un buen rato
entretenida con nuestra cachorra.
Dani tomó la mano de Alex y fueron juntos hasta la
cocina. Apenas cruzaron la puerta, Alex y él se abrazaron
dejando salir toda su emoción.
–Lo logramos, amor –dijo Alex, emocionado–, lo
logramos.
Alex lo besó y Dani se entregó a sus besos. Dio gracias al
cielo por el día en que Alex entró en su vida, dio gracias por
tener el mejor marido que cualquiera pudiera soñar y una
hermosa hija.
¿Podía alguien querer algo más?

****

Alex terminó de lavarse los dientes y se estiró dejando


salir algo de tensión. No se había dado cuenta, hasta que
Adrian le entregó los documentos de la adopción, cuan
estresado estaba, esperando la resolución del juzgado de
familia.
La tarde completa había sido una montaña rusa de
emociones. Alex había llamado a sus padres y a su hermana
para darles la buena noticia y ellos enseguida corrieron a su
lado para celebrar todos juntos como familia.
Ema había estado feliz, jugando con la cachorra y sobre
todo con la atención de toda la familia puesta en ella. Alex
hasta le había prometido a su hija, que le compraría un
cachorro; Dani no apoyaba la decisión, pero Alex estaba
seguro de que Dani finalmente cedería y tendrían un nuevo

29
integrante a su familia. Porque así era su Dani, haría
cualquier cosa para hacer feliz a quienes amaba.
Cuando, entró a su cuarto encontró a Dani, mirando
absorto la carpeta con los documentos que les había llevado
Adrián.
–¿Aún no te convences de que lo logramos? –preguntó
Alex, logrando que Dani levantara la cabeza y lo mirara.
–Aún me parece irreal, me da miedo estar soñando –dijo
emocionado.
–Amor… –dijo Alex, recostándose a su lado y
abrazándolo–. No es un sueño, todo es maravillosamente
real.
–Ella lleva mi apellido –dijo Dani, emocionado–. Nuestra
hija tiene mi apellido también. Sé que no es legal, pero
cuando Adrián sugirió que tú la adoptaras y no yo… fue muy
doloroso.
–Me di cuenta, amor. Pude leerlo en tu mirada. Pero lo
que dije ese día es cierto, este papel es solo el medio para
que ambos podamos criarla, nunca debes sentir que tienes
menos derechos, ambos somos sus padres –dijo Alex,
recalcando el ambos– y siempre será así.
–Lo sé, Alex. Mi cabeza lo sabe, pero no pude evitar
sentirme feliz hoy al ver que lleva mi apellido. No lo soné
jamás y verlo fue lo más maravilloso que me ha pasado.
–Yo tampoco creí que fuera posible. Si antes creía que tal
vez Adrián era el mejor abogado del país, ahora lo puedo
asegurar. Es el mejor.
–No hagas que me ponga celoso –dijo Dani, pinchándole
las costillas en broma.
–No hay motivos para que estés celoso.

30
–¿No? Porque aún recuerdo el día que conocimos a
Adrián. Vi como se coqueteaban…
–¿Lo viste?
–Sí… Te había visto con otros novios antes, pero nunca
te había visto coquetear de esa manera, fue muy doloroso.
–Solo me gustó, porque me recordó a ti, Dani. Pero mi
corazón estaba contigo.
–Y el mío. Me sentí tan cobarde ese día; tan encerrado
en mis miedos. Quería correr hacia ti y alejarte de Adrián,
pero no tuve el valor; empecé a híper ventilar y me alteré
tanto que el desfibrilador me dio un choque eléctrico.
–¿Eso fue lo que lo provocó? –preguntó Alex,
sobresaltado–. Santo cielo, pude matarte sin saberlo.
–No fue tu culpa –dijo Dani, tratando de tranquilizarlo–.
Tú solo me has hecho feliz, Alex. Y ahora me diste a una hija.
–Nuestra hermosa hija.
–Pensé que este día nunca llegaría –confesó por fin
Dani–. Tenía tanto miedo de perder a Ema.
–Yo también. No sé cómo podríamos volver a nuestra
vida, sin Ema en ella.
–Ya no tendremos que preocuparnos de eso, ¡somos sus
padres!
–Es extraño… –dijo Alex, sin dejar de abrazarlo–, siento
un gran alivio porque nadie podrá alejar a Ema de nuestro
lado, pero no siento que este papel nos convierte en sus
padres, somos sus padres desde hace mucho tiempo, Dani.
–Yo siento lo mismo. No necesito un papel que me diga
cuanto la amo.

31
–Sabes… la primera vez que te vi con ella, una parte de
mí, sintió miedo de que la quisieras más que a mí –confesó
Alex.
–Eso es muy tonto, Alex…
–Ahora lo sé. Amo a Ema, pero mi amor por ti, es igual y
al mismo tiempo diferente… ¿tiene eso sentido?
–Sí lo tiene, son amores diferentes. Pero que la amemos,
no ha hecho que nos amemos menos el uno al otro, al
contrario, creo que te amo más, cada vez que te veo ser tan
buen padre de Ema.
–Yo también te amo, Dani, cada día más.
Dani se quedó pensando… siempre se preguntaba que
hubiera sucedido si las cosas hubieran sido diferentes.
–¿En qué piensas? –preguntó Alex.
–Me preguntaba que hubiera sucedido si nunca hubiera
salido del closet, si nunca me hubiera atrevido a decirte que
soy gay, si tú y yo nunca hubiéramos estado juntos…
–Probablemente te hubieras casado con Isabel y quizás
yo habría vuelto con Chris.
–Y los dos habríamos sido infelices.
–Los tres; ni tú, ni Isabel, ni yo habríamos sido felices.
–Te olvidas de Gino.
–Guau, es toda una cadena. Fue un día afortunado
entonces, hiciste al menos a cuatro personas felices.
–Siempre he sabido que fue el día más afortunado de mi
vida –dijo Dani, levantando el rostro y besando a Alex.
–Te amo, Dani.
–Y yo a ti, Alex.

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Alex los giró quedando sobre Alex y le hizo el amor
dulcemente toda la noche. Cuando ambos se abrazaron para
dormir, Dani recordó la noche en la que hicieron el amor por
primera vez; Aún eran dos hombres que se amaban y querían
estar juntos, la gran diferencia, era que el futuro ahora no era
incierto.
Ahora sabían que el futuro que les esperaba era el más
feliz que pudieran construir; pensó en su pequeña hija
durmiendo bajo su techo y supo que el futuro era todo lo que
habían soñado… y más.

Fin

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